Historia del Partido Comunista de España 1960

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Capítulo segundo
La República

El desarrollo del partido

Después del triunfo del Frente Popular creció el prestigio y la fuerza del partido. Este hizo progresos notables en el desarrollo de su organización, fruto del acierto de su política, confirmada por los hechos, y del esfuerzo abnegado de los comunistas por consolidar y ampliar las filas del Partido. A finales de 1934, en un período de gran represión, el Partido había lanzado la consigna: «¡Organizar, organizar y organizar! [111] ¡Esa es nuestra tarea de hoy! ¡Ni una fábrica, ni una mina, ni un cortijo o hacienda sin su comité!»

La organización del Partido se extendió y desarrolló. En los lugares de trabajo, en las barriadas, en las aldeas, los comunistas se preocupaban de plantear y defender las reivindicaciones concretas de los obreros, de los campesinos, de las mujeres, de las amplias masas populares.

En el mes de junio de 1935 se celebró el Congreso constitutivo del Partido Comunista de Euzkadi, parte integrante del Partido Comunista de España. Se trataba de facilitar el fortalecimiento del Partido en Euzkadi y de ayudar a la clase obrera a ponerse al frente del movimiento nacional vasco. El Congreso reflejó serios progresos del Partido Comunista de Euzkadi, que estaba firmemente enraizado en la clase obrera; el 55 % de sus efectivos estaba en las empresas.

En 1935 el Partido intensificó su propaganda, combinando las ediciones clandestinas con la publicación de periódicos legales que, sin aparecer como órganos comunistas, reflejaban su política. En el verano de 1935, publicaba 9 periódicos legales y 15 ilegales. Había además 18 periódicos de empresa, editados por organizaciones del Partido. La tirada del órgano ilegal del Comité Central, «Bandera Roja», pasó de 5.000 ejemplares a finales de 1934 a 17.000 en el verano de 1935.

A medida que la presión del movimiento de masas conseguía arrancar ciertas libertades, que el Partido podía celebrar mítines y hablar directamente a las masas, sus efectivos y su influencia fueron creciendo a ritmo acelerado.

Después del 16 de febrero de 1936, el Partido Comunista dio un gran salto adelante: de febrero a marzo de 1936 sus efectivos pasaron de unos 30.000 a unos 50.000 militantes. En abril contaba ya con 60.000 militantes. En junio, con 84.000. Y en vísperas de la sublevación fascista del 18 de julio, tenia en sus filas a 100.000 militantes.

El Partido se había convertido en una de las principales fuerzas políticas de España, e, indiscutiblemente, en el partido más importante del campo republicano; en la fuerza orientadora del movimiento democrático de nuestro país.

En el seno del PSOE, las divergencias se habían enconado. A finales de 1935, Caballero había dimitido de la presidencia [112] del Partido Socialista y la Ejecutiva había quedado en manos de los centristas. En el grupo parlamentario, Caballero tenía la mayoría. El pleito estaba pendiente de dirimirse ante un Congreso, el cual no se celebró jamás.

Los esfuerzos del PCE por llegar a una unidad más estrecha con el PSOE y por marchar hacia el Partido único del proletariado, tenían mucha resonancia entre las masas obreras del PSOE.

Una prueba de la fuerza de los sentimientos unitarios en el seno del PSOE es que, tanto los caballeristas como la Ejecutiva centrista, mantenían relaciones con el Partido Comunista y se pronunciaban por la unidad de acción entre ambos partidos obreros.

La izquierda, y concretamente Largo Caballero, defendía una posición unitaria más resuelta, y su influencia era cada vez mayor. Sin embargo, se resistía a dar pasos concretos en pro de la unidad. Su apoyo a la unidad, lo mismo que su izquierdismo, era principalmente verbal.

La resistencia de los dirigentes socialistas no pudo impedir que, en ese período, se llevasen a cabo dos realizaciones unitarias de trascendencia histórica:

La primera fue la unificación de la Juventud Socialista y de la Juventud Comunista en una sola organización, acto que tuvo lugar el primero de abril de 1936 y del que nació la Juventud Socialista Unificada.

La nueva entidad juvenil encabezada por Santiago Carrillo (Secretario General), Trifón Medrano, Fernando Claudín y otros camaradas, proclamó que su objetivo era organizar y educar a la joven generación «en el espíritu de los principios del «marxismo-leninismo».

La segunda realización unitaria fue la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), que tuvo lugar el 23 de julio de 1936, como resultado de la fusión de cuatro partidos obreros: el Partido Comunista de Cataluña, la Sección Catalana del PSOE, la Unión Socialista y el Partido Proletario. Al constituirse, el PSUC dio su adhesión a la Internacional Comunista.

El Partido Comunista de España contribuyó con todas sus fuerzas a la creación de la JSU y del PSUC. La aparición [113] de ambas organizaciones en la escena política representaba una gran victoria de la política de unidad obrera que, desde su fundación, venía propugnando nuestro Partido.

En ningún país la política trazada por el VII Congreso de la Internacional Comunista se había plasmado en realizaciones unitarias tan decisivas como la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña y de la Juventud Socialista Unificada. Ello demostraba, no sólo el largo camino recorrido por el Partido en la superación de antiguos defectos sectarios, sino la elevación de la conciencia de las masas, y su radicalización.

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  Historia del Partido Comunista de España
París 1960, páginas 110-113