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Material compilado y revisado por la
educadora argentina Nidia Cobiella (NidiaCobiella@Educar.Org)
- ketré
witrú lafquén
- LEYENDA ARAUCANA
- (La Laguna del Caldén Solitario)
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VOCABULARIO |
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TRANAHUÉ:
Martillo. |
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KETRE WITRÚ: Caldén aislado, solitario. |
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CHO-CHA:
Víbora. |
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PEUÑÉN:
Primavera. |
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UZI:
Veloz. |
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NGEN-PIN: Dueño de 1a palabra. |
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KETRE WITRV LAFQUEN: Laguna del Caldén
Solitario. |
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MACHI: Hechicera,
curandera. | |
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- Los
componentes de la tribu del cacique Tranahué, montados en
sus caballos,
cruzaban la extensión arenosa.
- Corrían en tropel manejando a
las bestias con
habilidad consumada, montados en pelo y formando, jinete
y cabalgadura un todo
indivisible.
- Volvían luego
de haber realizado un malón a las estancias próximas
y transportaban el botín,
conquistado entre gritos destemplados y carreras locas.
-
- Como de costumbre,
los hombres,
montados en sus caballos, habían atacado a los pobladores
con sus lanzas y
boleadoras, mientras las mujeres y los
muchachos indios, que siempre
marchaban detrás,
en el momento del asalto, habían entrado a
las habitaciones, apoderándose de
todo cuanto encontraron a
mano. Confiados y
contentos cruzaban el
arenal cuando tuvieron una sorpresa por demás
desagradable.
- Conocedores del
lugar y de las costumbres, y poseedores de una gran agudeza visual, no
pasó inadvertida para ellos una nube de polvo que se levantaba en la
lejanía y que se dirigía a su encuentro.
- Era un tropel de jinetes
que se acercaban. Debían ser, sin duda, de la tribu de Cho-Chá, el
temido cacique que venía a atacarlos.
- Tranahué dio las
órdenes necesarias para ponerse en guardia. Sus acompañantes se
dispusieron a la defensa.
- Los indígenas de pronto
estuvieron sobre ellos con la fuerza de sus lanzas de caña tacuara y
la ferocidad de sus instintos.
- Su propósito era
apoderarse del botín logrado en el malón por sus tradicionales
enemigos.
- Se trabaron en lucha
feroz. Los atacantes, más fuertes y numerosos, consiguieron vencer,
huyendo con los animales robados a la tribu enemiga.
- En el campo había quedado el cacique Tranahué malherido y
desangrándose. Con él, devorados por la fiebre, muchos heridos a los
que era necesario socorrer.
- El sitio en que se hallaban, inhóspito y solitario, los
obligaba a salir cuanto antes de él.
- Anduvieron en busca de un lugar propicio, reparado; pero ni un
árbol, ni un asilo donde cobijarse.
- Tranahué se quejaba y sus labios resecos se abrían para
pedir:
- - ¡A...gua...!
¡A...gua...!
- Pero el agua no existía en los alrededores. Ni un riacho, ni
una vertiente, nada que les proporcionara el líquido anhelado.
- Siguieron andando. El paisaje era desolador como antes.
Continuaban sin encontrar agua, ni reparo, ni sombra.
- Peuñén, la esposa del cacique, que marchaba a su lado enjugando
su frente y restañando sus heridas, viendo desfallecer a su esposo,
propuso a los guerreros detenerse e invocar al Gran Espíritu para que
los guiará a un lugar propicio.
-
- Los heridos,
mientras tanto, vencidos por la fiebre y la sed, pedían sin
cesar:
- - ¡A...gua..:!
¡A..
.guá...!
- Conforme a los deseos de Peuñén que todos juzgaron acertados,
se llamó a la machi para que preparara las rogativas.
- El sacerdote indígena, el Ngen-pin, presidió la ceremonia. Todos
quedaron bajo sus órdenes.
- Los que estaban en condiciones de hacerla, danzaron alrededor
del fuego sagrado, mientras los heridos, en pedido angustioso, no
cesaban de clamar:
- - ¡A...gua...!
¡A...gua...! La luna y las estrellas, desde lo alto
, eran mudos testigos de tanta desesperanza y de tanta
angustia.
- La ceremonia tuvo fin cuando el sol, apareciendo por oriente,
envió sus rayos a las arenas calcinadas.
- Extendieron su vista en derredor y allá, en la lejanía, como en
una bruma gris, creyeron vislumbrar una esperanza.
- Volvieron a mirar usando sus manos a modo de pantallas para
defenderse del fuerte resplandor del sol que les impedía ver con
claridad, y ya no hubo duda para ellos.
- Un grito de júbilo acompañó el descubrimiento: a lo lejos, como
una señal de que sus súplicas habían sido oídas. distinguieron una
cadena de médanos.
-
- La machi confirmó la suposición: -¡Médanos... a lo lejos! Eso
indica que en el lugar hay agua dulce donde saciar la sed. ¡Marchemos
hacia allá!
- Obedecieron impulsados por la desesperación y alentados por la
esperanza y hacia allí dirigieron la marcha con la rapidez que el
estado de los heridos requería. Tranahué había caído en un sopor del
que sólo salía para pedir suplicante:
- - ¡A...gua...!
¡A...gua...!
- Llegaron hasta los médanos pero, contra toda suposición, allí
no había agua. Sólo crecía un enorme caldén, un ketré witrú que les
dio esperanzas, pues todos conocían la virtud de este árbol cuyo
tronco hueco retiene el agua de las lluvias, y desde el primer momento
los cobijó bajo sus ramas defendiéndolos del fuerte sol de la
pampa.
- Allí y con cuidado acostaron al cacique y a los heridos
que, bajo el follaje acogedor, descansaron tranquilos, atendidos por
las mujeres que no dejaron de prodigarles los cuidados que les fue
posible.
- Esta vez las esperanzas no fueron vanas. Uno de los guerreros
de Tranahué, con su lanza de tacuara abrió un tajo en el troncó del
caldén, del que comenzó a brotar agua pura y fresca.
- Gritos de alegría saludaron al líquido tan deseado y después de
dar de beber al cacique y a los heridos , todos se abalanzaron a
beber... a beber con avidez. El agua seguía manando de la herida
abierta en el tronco del árbol solitario y quedaba depositada al pie,
acumulándose en una depresión del terreno.
- Volvieron a reunirse en ceremonia los vasallos de Tranahué;
pero esta vez fue el agradecimiento al Gran Espíritu, que había
escuchado sus ruegos, el motivo de la celebración.
- Por fin el cansancio los venció, se echaron bajo las ramas del
gran árbol solitario, y mecidos por el ruido del agua que continuaba
cayendo, quedaron profundamente dormidos. A la mañana siguiente, él
sol llegó a despertarlos. Uzi fue el primero en ponerse de pie y el
primero en lanzar una exclamación de sorpresa.
- Un espejo de plata, entre los médanos, donde se reflejaba todo
el oro del sol, hirió su vista
- El agua que guardara el caldén durante tanto tiempo había
continuado cayendo toda la noche cubriendo una gran extensión de
terreno y formando una laguna de agua clara y potable, que aparecía
ante todos como una bendición. Uzi, impresionado aun ante la
maravillosa visión , exclamó: -¡Ketré Witrú Lafquén! (¡La Laguna del
Caldén Solitario!) Así la llamaron desde entonces. El caldén seguía
erguido, ofreciendo el asilo de sus ramas generosas. La herida del
tronco se había cerrado ya, una vez cumplida con creces la misión que
le encomendara el Gran Espíritu. Merced al líquido providencial y a
los cuidados prodigados, Tranahué curó de sus heridas y recobró la
salud perdida. Reinó sobre sus súbditos como lo hiciera hasta
entonces. Vueltos a la normalidad, el cacique decidió retornar con la
tribu a sus dominios abandonados durante tanto tiempo, pero los
principales jefes, interpretando el sentir de los vasallos de
Tranahué, agradecidos al kétré witrú, pidieron al cacique que se
levantaran allí los toldos, en el lugar donde habían salvado sus vidas
juntos a la Ketré Witrú lafquén que les prometía campos fértiles y
abundante alimento.
-
- Convencido Tranahué
de la razón invocada por su pueblo y agradecido él mismo al solitario
caldén, accedió al pedido que se le hacía y allí, al amparo de los
médanos, junto a la Ketré Witrú Lafquén, levantaron su toldería que
ocuparon desde entonces.
- Esa fue, según los
araucanos de La Pampa, el origen de la Laguna del Caldén
Solitario.
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- REFERENCIAS
- Dice el señor
Lindolfo Dozo Lebeaud con respecto a la Laguna del Caldén
Solitario:
- Ketré Witrú era el
nombre de un paraje donde el coronel Manuel J. Campos, al mando de las
fuerzas expedicionarias procedentes del fortín Kar-We, fundó el pueblo
de General Acha - 12 de agosto de 1862-, primitiva capital de la
entonces Gobernación de La Pampa.
- La cadena de médanos
a que se hace referencia en la leyenda y junto a la cual crecía el
solitario caldén, fue arborizada tiempo después por iniciativa del
mismo militar, formando el Valle Argentino.
- La Laguna del Caldén
Solitario es conocida hoy en día con los nombres de Laguna de General
Acha o Laguna del Valle Argentino.
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