JORGE VOCOS LEZCANO

 

 

 

ANTOLOGÍA

 

 

 

( Selección de María Esther

                                                                           Mezzini de Irigoyen)

 

A UNA ROSA

 

 

PUES que naciste para ser hermosa

y que en naciendo a tal afán te diste,

bien fue que en la hermosura de ser rosa

fueras hermosa, rosa, como fuiste.

 

Pues que desde el instante en que naciste

de toda luz viviste codiciosa,

bien fue que en luz la vida viviste

desde que fuiste fuera milagrosa.

 

Pues que así fue, bien fue, rosa, que fuera,

como el amor, como la primavera,

corto tu aliento, breve tu hermosura.

 

Que si por puro ser fuiste tan pura

por ser fugaz fue que tuviste hondura:

la eternidad te quiso pasajera.

 

 

 

BELLAS SON LAS PALABRAS

 

BELLAS son las palabras que convoca

para el decir, la voz que está diciendo.

Pero el silencio que las va siguiendo

Es más hermoso aún, por que evoca.

 

Ola tras ola  en música creciendo

Lleva el decir muy alto lo que toca.

Pero es altura todavía es poca

y el silencio la excede, sugiriendo.

 

Dices y, mientras dices, lo que dices

vuelve las cosas claras y felices

y adonde llega el júbilo provoca.

 

Pero callas después y lo que callas

Inclina el cielo al sitio donde te hallas

Y se te llena de ángeles la boca.

 

 

ERES, VAS SIENDO

 

 

Es  que ya no eres lo que apenas eras

hace un instante, apenas un instante.

Por más que seas casi semejante,

otro es tu ser, son otras  tus maneras.

 

Es que ahora no más, si te volvieras,

de ti estarías otra vez distante.

Siempre eres nueva y eres incesante

como es la luz y son las primaveras.

 

Como es el río, en fin, que ola tras ola

cambia y comienza y por cambiar perdura,

no eres una, eres mil en una sola.

 

Recién hecha y fragante, de repente

de puro ser el ser se te inaugura.

Eres, vas siendo indefinidamente.

 

 

QUERERTE, AMOR, QUERERTE, ...

 

 

QUERERTE, amor, quererte es como  un viento

que me llevase el alma noche y día.

Quererte es como todo el sentimiento

y como toda la melancolía.

 

Te quiero tanto y tanto en el momento

cambias, que nunca llegas a ser mía.

Siempre eres otra y sigo yo sediento

y sigo solo y en la lejanía.

 

 

Queriéndote, queriendo me desvivo

por cercar y fijar y hacer cautivo

tu ser, tu nuevo ser, tu último aliento.

 

 

Más una vez y siempre y muchas veces

llego y no estás, te vas, desapareces,

y todo, todo, todo es como un viento.

 

 

 

 ¿ DONDE FUE

 

 

­-   ¿ DONDE fue – se pregunta la mirada.

-         ¿ Donde fue – sin cesar clama el oído.

-          Pero la luz, el aire y el sonido

A sus preguntas no responden nada.

 

¿ Dónde fue, dónde fue ¿ Por qué borrada

senda de qué jardín dulce o perdido –

La memoria se inclina hacia el olvido

Pero el recuerdo no recuerda nada.

 

Ni tú ni yo, ninguno ha conseguido

saber, en fin, si la unidad soñada

fue alguna vez, si ha sido o si no ha sido.

 

Pero a pesar de estar sin saber nada,

tú sabes bien que me has reconocido

y yo sé que te siento recobrada. 

 

 

 

 

 

Y SIN EMBARGO, SIN EMBARGO…

 

 

 

Y SIN EMBARGO, sin embargo, a veces

cómo y cómo te das, en que medida.

Desnuda, limpia, plena, decidida,

vienes, arribas, surges, apareces.

 

Y cómo, cómo, cuando así te ofreces

la vida entera queda detenida.

Qué bien se ve el extremo de la vida.

Qué hermoso es todo y cuanto lo enalteces.

 

Alguna vez, así, yo te he encontrado.

Súbitamente, inesperadamente,

me has nacido, te he visto, te me has dado.

 

¡ Oh resplandor, oh milagrosa fuente ¡

Con que una vez te des, tan solamente,

la vida, el ser y todo está salvado.

 

 

 

 

SI DE SABER QUE SABES...

 

 

SI  de saber que sabes se me llena

el corazón de luz y de alegría,

imagínate, amor, lo que sería

si te supiera mía en vez de ajena.

 

Si de pensar que piensas se me ordena

la mirada en la noche y en el día,

presume, amor, lo que se ordenaría

si te pensara sin pensarte ajena.

 

Si sintiendo que no me pertenece

tu vida, siento que desaparece

todo anhelar de tiempo y lejanía,

 

Si la sintiera mía y te tuviera,

deduce, amor, que hermosa primavera,

que eternidad me condecoraría.

 

 

¿  Y SIEMPRE, SIEMPRE...

 

 

¿ Y SIEMPRE, siempre he de mirar, Dios mío

pese a todos los años que han pasado,

desnudo el campo que elegí por prado,

desierto el cauce que debió ser río.

 

¿ Y lo que tanto quiero y tanto ansío

no habrá de ser, me habrá de ser negado.

¿ Y el corazón que entero he dedicado

por siempre y siempre he de sentir vacío.

 

Muchos los años son que en esto llevo,

mucho el amor que he puesto y la esperanza,

pero ya ves, ya ves, nada ha valido.

 

Sin fin me obligo a comenzar de nuevo

Y es inútil, lo nuevo nunca alcanza.

¿ Siempre he de ser, Dios Mío, el que no ha sido.