JULIÁN DEL CASAL

 

 

ANTOLOGÍA POÉTICA

 

 

 

PAISAJE DEL TRÓPICO

 

 

Polvo y moscas. Atmósfera plomiza

donde retumba el tabletear del trueno

y, como cisnes entre inmundo cieno,

nubes blancas en cielo de ceniza.

 

El mar sus hondas glaucas paraliza,

y el relámpago, encima de su seno,

del horizonte en el confín sereno

traza su rauda exhalación rojiza.

 

El árbol soñoliento cabecea,

honda calma se cierne largo instante,

hienden el aire rápidas gaviotas,

 

el rayo en el espacio centellea,

y sobre el dorso de la tierra humeante

baja la lluvia en crepitantes gotas.

            

 

NEUROSIS

 

 

Noemí, la pálida pecadora

de los cabellos color de aurora

y las pupilas de verde mar,

entre cojines de raso lila,

con el espíritu de Dalila,

deshoja el cáliz de un azahar.

 

Arde a sus plantas la chimenea

donde la leña chisporrotea

lanzando en torno seco rumor

y alza tiene su tapa el piano

en que vagaba su blanca mano

cual mariposa de flor en flor.

 

Un biombo rojo de seda china

abra sus hojas en una esquina

con grullas de oro volando en cruz,

y en curva mesa de fina laca

ardiente lámpara se destaca

de la que surge rosada luz.

 

Blanco abanico y azul sombrilla,

con unos guantes del canapé,

mientras en taza de porcelana,

hecha con tintes de la mañana,

humea el alma verde del té.

 

¿Pero qué piensa la hermosa dama?

¿Es que su príncipe ya no la ama

como en los días de amor feliz,

o que en los cofres del gabinete,

ya no conserva ningún billete

de los que obtuvo por un desliz?

 

 

 

 

 

 

NOSTALGIAS

 

I

 

Suspiro por las regiones

donde vuelan los alciones 1

sobre el mar,

y el soplo helado del viento

parece en su movimiento

sollozar;

 

donde la nieve que baja

del firmamento, amortaja

el verdor

de los campos olorosos

y de los ríos caudalosos

el rumor;

 

donde ostenta siempre el cielo,

color gris;

es más hermosa la luna

y cada estrella más que una

flor de lis

 

II

 

Otras veces sólo ansío

bogar en firme navío

a existir

en algún país remoto,

sin pensar en el ignoto

porvenir.

 

Ver otro cielo, otro monto,

otra playa, otro horizonte,

otro mar,

otros pueblos, otras gentes

de maneras diferentes

de pensar.

 

¡Ah!, si yo un día pudiera,

con qué júbilo partiera

para Argel,

donde tiene la hermosura

el color y la frescura

de un clavel.

 

Después fuera en caravana

por la llanura africana

bajo el sol

que, con sus vivos destellos,

pone un tinte a los camellos

tornasol.

 

Y cuando el día expirara

mi árabe tienda plantara

en mitad

de la llanura ardorosa

inundada de radiosa

claridad.

 

Cambiando de rumbo luego,

dejara el país del fuego

para ir

hasta el imperio florido

en que el opio da el olvido

del vivir.

 

Vegetara allí contento

de alto bambú corpulento

junto al pie,

o aspirando en rica estancia

la embriagadora fragancia

que da el té.

 

De la luna al claro brillo

iría al Río Amarillo

a esperar

la hora en que, el botón roto,

comienza la flor del loto

a brillar.

 

O mi vista deslumbrara

tanta maravilla rara

que el buril

de artista, ignorado y pobre

graba en sándalo o en cobre

o en marfil.

 

Cuando tornara el hastío

en el espíritu mío

a reinar,

cruzando el inmenso piélago

fuera a taitiano archipiélago

a encallar.

 

A aquél en mi vieja historia

asegura a mi memoria

que se ve,

el lago en que un hada peina

los cabellos de la reina

Pomaré.

 

Así errabundo viviera

sintiendo toda quimera

rauda huir,

y hasta olvidando la hora

incierta y aterradora

de morir.

 

III

 

Mas no parto. Si partiera,

al instante yo quisiera

regresar.

¡Ah! ¿Cuándo querrá el destino

que yo pueda en mi camino

reposar?

 

 

 

TRISTISSIMA NOX 3

 

Noche de soledad. Rumor confuso

hacer el viento surgir de la arboleda,

donde su red de transparente seda

grisácea araña entre las hojas puso.

Del horizonte hasta el confín difuso

la onda marina sollozando rueda

y, con su forma insólita, remeda

tritón cansado ante el cerebro iluso.

Mientras del sueño baja el firme amparo

todo yace dormido en la penumbra,

sólo mi pensamiento vela en calma,

como la llama de escondido faro

que con sus rayos fúlgidos alumbra

el vacío profundo de mi alma.