( FRAGMENTOS)
XXII
PERFUME EXOTICO
Cuando, con los ojos cerrados,
en tibia noche de otoño,
Respiro
el olor de tu pecho caluroso,
Veo
desenrollarse las orillas feliz
Que encandilan
los fuegos de un monótono sol;
Una isla
perezosa donde la naturaleza
Da árboles
singulares y frutos sabrosos;
Hombres con
un cuerpo delgado y vigoroso,
Y mujeres
cuya franqueza en los ojos admira.
Guiado por tu
aroma hacia encantadores climas,
Veo un puerto
lleno de mástiles y velas
Todavía
cansados por las olas marinas,
Mientras que
el perfume de verdes tamarindos
Que en el
aire circula e infla mis narinas*
En mi alma
se mezcla al canto de los marinos.
XXIII
LA CABELLERA
Oh mata, ovejera hasta la
coyuntura!
Oh rizos! Oh
perfume cargado de abandono!
Extasis!
Para poblar esta noche la alcoba oscura
De recuerdos
durmiendo en esta cabellera,
Quiero en el
aire agitarla como un pañuelo!
La lánguida
Asia y la quemante Africa,
Todo un
mundo lejano, ausente, casi difunto,
Vive en tus
profundidades selva aromática!
Como otros
espíritus reman en la música,
El mío, oh
amor mío! nada en tu perfume.
Iré allá
donde el árbol y el hombre, llenos de savia,
Se pasmen
largamente bajo el ardor de los climas;
Fuertes
trenzas, sed vosotras la ola que me levante!
Tu
contienes mar de ébano, un sueño encandilante
De velas,
de remeros, de gallardos y de mástiles:
Un puerto
repiqueteante donde mi alma puede beber
A grandes
sorbos el perfume, el sonido y el color;
Donde barcos deslizándose en el oro y
el moro,
Abren sus
vastos brazos paara abrazar la gloria
De un cielo
puro donde vibra el eterno calor.
Hundiré mi
cabeza amorosa de ebriedad
En ese
negro océano donde otro está encerrado;
Y mi
espíritu sutil que el vaivén acaricia
Sabrá
rencontraros, oh fecunda pereza!
Infinitas
hamacas de ocio embalsamado!
Cabellos
azules, carpa de tinieblas tensas,
Me
devuelven el azul de un cielo inmeso y redondo;
En los
bordes florecidos de mechas desparejas
Me embriago
ardientemente de aromas confundidos
De aceites
de coco, de musc** y de brea.
Largo
tiempo! Siempre! Mi mano en tus pesadas crines
Sembrará el
rubí, la perla, y el zafiro,
Para que a
mi deseo no seas nunca sorda!
No eres tu
el oasis donde sueño, y la cantimplora
Donde sorbo
a largos tragos, el vino del
recuerdo?
* El autor le
da el nombre de narinas, a los orificios nasales, usando una voz española.
** Antiguamente, se usaba se daba el nombre de
"musc" a una esencia
con la cual
se fabricaba un perfume muy persistente, y que se obtenía de
los genitales de algunos animales.
TRADUCIDO Y
DIGITALIZADO POR LA VOLUNTARIA AZUCENA MARINO