JUAN CARLOS GOMEZ


IDA Y VUELTA


Hija del campo, la luna
hace en su noche de plata
vagar las melancolías
como visiones de nácar;
¡al unisón de la noche
templa la dulce guitarra,
y cántame unas endechas
que salgan tristes del alma!

Yo posé aquí, cuando, niña,
en estos sitios jugabas,
ligera como la brisa,
risueña como la infancia;
la primavera de flores
todo el camino alfombraba,
acariciando mi frente
ebrias de aromas sus auras.

El pobre hogar de mis padres
dejando solo a la espalda,
iba a pasear por el mundo
mis pesadumbres sin causa.
Aquí te encuentro de vuelta
cual genio de esta morada;
no ya como antes risueña,
sí como nunca gallarda;
y miro tus pensamientos,
en tus inquietas miradas,
volar hasta el horizonte
de algún suspiro en las alas.

Después de tantos inviernos
nada ha cambiado aquí, nada,
verde está el campo, y el cielo
como hoy entonces brillaba;
¿por qué te encuentro más triste
y voy más triste a la patria?
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¡Hija gentil del desierto,
pulsa la tierna guitarra,
y en sus cadencias el viento
lleve el dolor de dos almas!