Brandán Caraffa

 

Antología Poetica

Título: Laberintos


No estamos ni en la tierra ni en los astros perdidos.
En nuestra propia sangre caminamos perdidos.
Es un viaje hacia adentro
entre los laberintos
del gran desconocido de los espejos fríos.
Es un lento descenso crucial definitivo
pisando el corazón, los riñones y el hígado,
un resquebrajamiento de muros sumergidos
que caen por las médulas con nuestros propios gritos.


Imposible salirse de este gran espejismo
que al universo quema
en sangre y hueso hundido.


¿Quién podría sin voces hablar con sus fantasmas?
No hay latido que logre sobrepasar los plasmas,
desnudar los umbrales,
pisar otras moradas.


Nadie ha llegado nunca más allá de sus lágrimas.


Paseamos a los dioses
por nuestras propias llagas.




***
 


 

Título: Chispa Divina


Eres la juventud, la erección de los mundos.
Como una rosa inmensa bajo la Vía Láctea
perfumas el misterio bajo mi astral mirada.
Su potente expansión las nebulosas cuajan
en ti como lucientes burbujas de universos
fundidos, renacidos.


Yo soy eternidad de amor, perenne muestra
de la celeste esfera. Y tú el espejismo
lustral, la ilusa llama, el sueño tembloroso
de Dios con los planetas.
Como la enorme estrella de la tarde tu brillo
limpia de ancianidad los seres y las cosas.
El murmullo de un mar lejano transfigura
la noche en resplandor de plenilunios de oro,
y allá en el horizonte, detrás de los recuerdos
geológicos, más alta que la hoguera del tiempo
arde en su sombra viva la nada y se incorpora.
Y de la tierra salta una chispa divina.


Cómo cantan los bosques, cómo exultan los pájaros,
cómo danzan las olas, amor, con tu sonrisa.




***


 

Título: Domus aurea


Más allá del gran límite
que administran los huesos
abriendo el corazón del corazón inédito.
hay criaturas sin velos
engendros alumbrados por la verdad y el sueño
que en los cuatro horizontes sedientos
del silencio
sostienen con sus alas
la Rosa de los Vientos.
Fulgor de grandes astros
galaxias y altos reinos
que se encarnan de pronto
en bellos seres mágicos
que a la tierra regalan
sin espanto y sonriendo
todos los espejismos secretos de los cielos:
Besos que hacen hervir la historia de los muertos
miradas que entreabren
las puertas del misterio
rostros que ponen ángeles
al alcance del tiempo
y anhelos tan profundos
que nos vuelven eternos.
Hay seres que son música, caridad del silencio
suprema anunciación
más que el oro perfectos
y llevan en sus manos y en sus frentes ardiendo
el resplandor de amor
el gran conocimiento
que alguna vez los dioses
contemplaron con miedo.




***


 

Título: Nocturno


La noche asoma al mundo
la esplendorosa frente de sus presencias pálidas.


Un alto fuego blanco, una entrañable brasa
sin ardor y sin prisas, en los celestes limbos
la hez de sus misterios temblorosos inflama.


Y todo el ser del cosmos
revelando al espacio su diamantino plasma,
en un delirio extático de fulgores se aclara.


El gran silencio canta
con la voz temblorosa de las hojas insomnes
y las estrellas ávidas.
Y el alma en desnudez de amor, inmensa playa,
se abre a la gran marea que desde el universo
en fervorosa espuma lanza la Vía Láctea.


Una gran soledad dilata las pupilas extasiadas del tiempo.
Y las horas repletas de eternidad, celestes
algas en el profundo y misterioso océano
sin fin, apenas mueven el giro de sus plantas.


Gigantescas cariátides la vida y la muerte
prisioneras del sueño, en los abismos callan.
Y otro nuevo misterio,
que no es vida ni muerte,
que es presencia directa de la divina llama,
sin fragores ni normas, con las constelaciones,
en la expansión avanza.


Y es tan profundo el vértigo
que a la tierra y los astros, hacia el Gran Ser arrastra
que el corazón, ardiendo de amor, divina llama,
hondo germen que en árbol gigantesco se aclara,
abarca inmensos orbes de un golpe de su aorta
y las puertas herméticas del gran abismo toca.




***


 

Título: Requiem astral


Brotados de la esencia más leve de la carne
hechos de antiguos llantos y de fugacidades
sobre la densidad siniestra de los huesos
vienen a padecer el quemante misterio
de saborear lo eterno con las bocas del tiempo.


Llegan en procesión del fondo de la sangre
traen todos los nombres que se llevan los muertos
cargan viva la noche de los fósiles ciegos
quemando en sus aortas las grandes geografías
soñadas en su nada por los dioses sin cielo.


Se agolpan a su paso los asustados ecos
del grito que Luzbel lanzó fuera del Verbo
enfrentando en el vano connubio de los besos
a la Nada y al Todo sus rostros cenicientos.
Son vacantes herencias del Edén que se inmolan
engañando un instante a los ángeles tiernos.
En cada perdición virginal de las horas
son patrias sin cimientos de los ídolos nuevos
que en las selvas y mares ya ni los vientos lloran;
las fariseas hostias de los desencantados
que ni los mismos tigres condenados devoran.


Adentro de las lágrimas reconstruidas con mezclas
de féretros y rosas hay unos ojos cándidos
que todavía lloran la misteriosa historia
de tantos seres bellos hechos sólo de sombras.




***


 

 

Título: Raices


Las lenguas de la noche
que embriagan a los ecos


Las presencias finales
huyendo de los huesos


Anchas devastaciones de las proles del tiempo


En las piedras
la carne más rica del misterio


Bandadas intraatómicas de poderes del trueno
sobre selvas y mares planeando sus desiertos


Grandes vientos solares flameando sus espectros
sembrando en los planetas
los fósiles del fuego


Arcángeles aún bellos
exasperando al cieno
con sus ardidas alas sin paz de iones negros.


¿Cómo decir sin llanto
idiomas tan inmensos?


Cansancios muy antiguos del ser hacen crujir
los lechos de los muertos.


¡Qué pequeñas las sílabas de la sangre
qué huecos los senos del cerebro!
Para hablar los idiomas de la noche
ni pueblos por la paloma absueltos
ni bocas infinitas liberadas del cieno
ni palabras antiguas
devolviendo a las frentes subliminales cielos.


¿En qué intubadas celdas
de los pulmones pétreos de la angustia circula
tal aire de destierros?


La historia de la luz
sobrepasa a los féretros
y desgasta la espera sumisa de los templos.


No hay caracol capaz de centrar los desvelos
de esas vastas sintaxis del segundo universo


Para hablar los idiomas de la noche
los sueños
entierran sus raíces más allá de los muertos.




***


 

Título: Rotativas en marcha


El corazón de la tierra se ha puesto a latir:
es necesario pulverizar el silencio y todo ruido
también que no tenga mil años.
El pasado y los muertos
han caído desnudos en un viento de llamas.
Una gran catarata de aceros
golpea incontenible las futuras edades:


HOY
MAÑANA
DESPUÉS


los golpes aterrizan en un planeta sin sombra
bajo el cemento que trepida pectoral victorioso
pulmones gigantescos bombardean atmósferas
y la prole de émbolos da su alegría más clara
que una alegría de astros en el silencio.
Su gran rotativo conecta sus vísceras con un cable
de estrellas
y trepida el espacio
y se pone a trabajar una usina de mundos.
Y el corazón de la tierra es un motor ultrarrápido
enrojece la hélice poderosa del sol tan rápido
que la tarde,
hangar del viento
se ha puesto a temblar anunciando
el gran vuelo.




***


La publicación de los poetas que integran la Antología de la Poesía Moderna de
Córdoba ha sido posible por una atención de Martín Sosa

Faciltado por Antología de Poesía Argentina