EL COLMENERO DIVINO

Tréllez, Gabriel (seud: Tirso de Molina)

Auto Sacramental
(Representóle Pinedo, año de 1621)

Personas que hablan en él:

  • El COLMENERO
  • La ABEJA
  • El OSO
  • El PLACER
  • El CUERPO
  • El MUNDO
  • PASTORES
  • MÚSICA
  • Un MANCEBO

Salen tres SERRANAS y cinco PASTORES y cantan lo
siguiente




                  Contaros quiero las bodas        
               de Cristóbal Salvador
               con Olalla de la Igreja,
               hija de Pedro, pastor.
               Lleva el novio en casamiento            
               sus naturalezas dos,
               y en un paramento branco
               una cruz con la pasión.
               Lleva en pratos de accidente,
               un cordero, que asó amor,             
               y sobre él, para cobrille,
               un frutero de primor;
               un majuelo, en que la dota
               la tierra de promisión,
               vino de treinta y tres años,               
               y una eterna y fértil troj.
               La novia también le lleva
               un humilde corazón,
               y en las niñas de sus ojos
               dos huentes de colación;                   
               lleva pensamientos castos,
               y en moneda de dolor
               mil escudos de firmeza,
               de oro sí, que cobre no.
               Polidos van novia y novia               
               a las puertas del perdón,
               do la rosca los espera,
               cuando el sacristán canto:


                  "Come la rosca, novia bella,
               come la rosca y danos de ella;          
               come la rosca, novia hermosa,
               porque te dure el pan de la boda;
               que aunque te la comas toda,
               toda se te queda entera.
               Como la rosca novia bella,              
               come la rosca y danos de ella."

            
                  Aunque le repartió el cura,
               como de antes se quedó,
               y en comiéndola la gente,
               bailaron esta canción:                


                  "Coman y gusten y estimen las almas
               este pan, mazapán de amor,
               que pues salva, es de Salvador
               con ser todo pan de fror."


                  Holgáronse los serranos,           
               y echólos la bendición,
               desde las gradas, el cura,
               contando de dos en dos:


                  "Pues a Olalla vella
               a Cristóbal dan,                      
               coman y gocen del pan de la boda
               cuanto en la villa están,
               pues en un bocado
               para todos hay,
               y comido en gracia,                     
               vida eterna da.
               Al convite inmenso
               de Asuero real,
               Mardoqueo se siente,
               mas no llegue Amán.                        
               Para todos es,
               pus la puerta está
               convidando a todos
               a la caridad.
               Pues a Olalla bella                     
               a Cristóbal dan,
               coman y gocen el pan de la boda
               cuantos en la villa están."



[Sale un gallardo MANCEBO quien dice la] 
LOA




MANCEBO:          Estábase recreando,
               antes del tiempo y los siglos,          
               incomunicable Dios,
               sin lugar, sólo en sí mismo.
               Contemplábase ab eterno,
               cuyo pensamiento vivo,
               substancia en él, si accidente        
               en lo humano intelectivo,
               fecundo siempre engendraba,
               siendo origen y principio
               de aquella especia, que expresa
               es su imagen, por ser su hijo.          
               Enamorado de verse
               en su retrato Narciso,
               y al concipiente el concepto
               correspondiendo recíproco,
               producían un amor,                         
               como los dos, infinito,
               inagotable, perenne,
               que saliendo del abismo
               de la eterna voluntad,
               fuente siempre, siempre río,               
               siempre se está produciendo,
               y siempre se queda el mismo.
               Así aquel acto absoluto,
               puro, esencial, indiviso,
               sólo se comunicaba                         
               al trisagio relativo
               de sí mismo comprehensión,
               deleitándose consigo,
               todo amor, deleite todo,
               todo gloria, todo alivio,               
               hasta que llegó el decreto,
               que determinó ab inicio
               la voluntaria creación
               de este admirable prodigio.
               Entonces con un fiat solo            
               produciendo lo finito,
               cielos, elementos, plantas,
               aves, brutos, mares, ríos,
               ángeles y hombres, cesó
               el sábado, que bendijo                
               por día de su descanso,
               de su amoroso ejercicio.
               Vio las obras de sus dedos,
               comenzadas en domingo,
               y en el viernes consumadas;             
               y en fe que se satisfizo
               de su fábrica curiosa,
               firmar de su mano quiso
               el Deus me fecit, en muestra
               de que era Dios quien las hizo.         
               Viendo su sabiduría
               el ingenioso artificio
               de esta máquina universa,
               tanto a deleitarse vino
               con ella, que en fe de ser              
               baraja, cuyos distinos
               manjares forman sus cartas,
               según el Rey Sabio, dijo,
               juega delante de Dios
               todo el tiempo sucesivo                 
               de su duración mudable,
               porque el estar con los hijos
               de los hombres le entretiene.
               ¡Oh, amor de Dios excesivo,
               cómo sabéis obligarnos              
               a seros agradecidos!
               Comenzó el fuego aquel ángel,
               que en su primero principio
               fue viador, y en otro instante
               ocasionó su castigo.                  
               La carta de más valor,
               sin dar naipes, robar quiso,
               y mejorando de asiento,
               quitar de él a quien le hizo.
               Entráronle puntos tales,                   
               que soberbio y presumido
               imaginó dar un todo.
               ¡Qué bárbaro desatino!
               Entrar pretendió por rey
               triunfando; pero entendido              
               que jugaba tretas falsas,
               Miguel, del cielo caudillo,
               la espada le atravesó,
               ganóle la baza y dijo:
               "¿Quién como Dios, rey de reyes?      
               ¿Y tú, traidor, su ministro?
               Dióle un todo la humildad
               y al primer lance perdido,
               con cuantos a él se atuvieron
               bajó eterno a los abismos.            
               Bien quisieran desquitarse,
               mas su natural maligno
               es incapaz de ganancia;
               y así intentan atrevidos,
               que el hombre pierda también,              
               porque en el asiento rico,
               que su soberbia perdió,
               no suceda engrandecido.
               Para esto con tretas falsas,
               tahur aleve y fingido,                  
               a todos convida al juego,
               y envida restos de vicios.
               Hizo Dios que Adán fuese hombre,
               y vióle tan prevenido
               el tahur de buenas cartas               
               que no quedó en el circuito
               de la baraja, figura
               que debajo su dominio
               no le ofreciese la polla,
               la original gracia digo.                
               Sólo un manjar le faltaba
               que por decreto y edicto
               de Dios, dueño del tablero,
               quedó Dios exento en el paraíso.
               "Por ése he de derribarle,            
               --el tahur rebelde dijo--,
               ganaréle si acometo
               por el más flaco portillo."
               Vio a la mujer, convidóla
               a jugar, cuando el marido               
               estaba ausente, y perdió;
               pero no me maravillo,
               que mujeres que se emplean
               en juegos siempre nocivos
               a su sexo, de ordinario                 
               pierden gracia y ganan vicios.
               Prometiéronse ayudar
               uno a otro; y cuando vino
               Adán, a su persuasión
               jugó del palo prohibido.                   
               Perdióse la polla; y él
               de suerte quedó fallido,
               que no paró el desgraciado
               hasta perder los vestidos.
               Picado y desnudo Adán,                
               los ojos abrió al sentido,
               el bien y el mal conociendo;
               éste presente, aquél ido.
               Sintió a la justicia en casa,
               y, acusándole el delito,                   
               buscó en la culpa sagrado
               y escondióle el árbol mismo
               en que pecó.  En la opinión
               que afirman fueron los higos
               el manjar que le vedaron,               
               causa de tanto castigo.
               Averiguó el juez la causa,
               y, verificando indicios,
               con la baraja en las manos
               le cogió.  ¿Qué más testigos?           
               Respondieron a los cargos
               uno y otro, mas tan tibios
               que cuando el juez no los viera,
               bastara sólo el oírlos.
               Sentenciólos a destierro                   
               perpetuo del paraíso,
               pena común en la corte
               contra los juegos prohibidos.
               Y no contento con esto,
               ropas de pieles les dio,                
               con que cubiertos sacaron
               los primeros sambenitos.
               ¡Qué de daños causa el juego!
               Primero el hombre servido,
               reverenciado de todos,                  
               general su señorío,
               ya rústico, ya pechero,
               al tosco azadón asido,
               comiendo pan de sudor,
               bebiendo llanto en suspiros.            
               Ninguno desde aquel tiempo,
               osó ser hombre atrevido,
               que la gracia no perdiese,
               cuando menos, al principio.
               Verdad es que restauraban               
               su pérdida los antiguos,
               cuando la circuncisión
               atravesaba el cuchillo;
               pero costábales sangre,
               penitencias, sacrificios,               
               y, cuando mucho, ganaban
               la seguridad del limbo.
               Perdió Caín envidioso
               el alma, con el martirio
               del santo proto-inocente,               
               perdióse el mundo en abismos
               de inundaciones mortales,
               reservando en el asilo
               del arca, nave primera,
               limitados individuos.                   
               Perdió Esaú el mayorazgo,
               perdióse en el mar Egipto,
               perdió, idólatra Israel
               el reino en sus doce tribus.
               Con tanta pérdida estaba                   
               triste el mundo y oprimido,
               ufano el tahur blasfemo,
               lejos el bien, no el peligro.
               Tuvo lástima el Amor
               de que a su hermano adoptivo            
               tan mal el fuego tratase;
               volver por entrambos quiso;
               salió del padre, quedando
               en él, y quien  in principio
               erat verbum, ya siendo hombre,       
               a ser Verbum caro vino.
               Hecho hombre, Dios en efecto,
               creyó el común enemigo,
               como a los demás ganarle;
               tretas y engaños previno.             
               Pero no salió con ellas,
               pues casi recién nacido,
               tres reyes juntos le entraron,
               a pesar del cuarto impío.
               Tantos hace para el juego               
               Herodes vil, y deshizo
               tantos tantos en pedazos,
               que es su número infinito;
               mas no salió con ganancia,
               porque huyendo Dios a Egipto,           
               él por grande se perdió
               y ellos ganaron por chicos.
               Ganó Simeón dichoso
               tanto, aunque en años prolijos,
               que dio a la iglesia en barato          
               el nunc dimitis, que dijo.
               De pérdida vi que andaban
               María y José benditos,
               si puede perder a Dios
               quien siempre le trae consigo,          
               mas desquitáronse presto,
               restaurando regocijos,
               cuando maestro le hallaron
               de viejos, puesto que niño.   
               Desafióle a jugar                     
               al desierto el fementido
               tahur, tanteando piedras,
               y, aceptando el desafío,
               en tres envites de falso,
               que se atrevió a hacer, vencido       
               y rematado se fue
               a su oscuro domicilio.
               Vendió un jugador tramposo,
               que se atrevió como amigo
               a entrar también en docena            
               un agnus dei de oro fino
               todo esmaltado de blanco
               y encarnado, de artificio
               tan excelente, que en él
               puso el aurífice primo                
               divina iluminación
               entre viriles de vidrio
               humanos, que transparentes,
               mostraban que era divino.
               Vendióle por treinta reales           
               al usurero judío,
               --que fue cargo de conciencia--
               y después, de arrepentido
               aunque mal, perdió de modo
               que a despedazarse vino                 
               para daño suyo eterno
               y bien de los peregrinos.
               Mateo, que tablajero
               barajaba humanos libros
               y, jugando siempre mal,                 
               de asiento estaba en el vicio
               a una voz de la justicia
               el juego puso en olvido,
               llegando a ser secretario
               de quien antes fue enemigo.             
               Rematada Magdalena,
               vino a ganar apellido
               de pública pecadora;
               mas volviendo en su jüicio,
               supo que estaba en la mesa              
               del leproso Simón, Cristo,
               donde alcanzó de barato
               perdón y amor excesivo;
               lo que perdió por los oros,
               que en él se pierden los ricos,       
               supo ganar por la copa
               del ungüento, que a Dios vivo
               pronosticó injusta muerte,
               y en fe de tanto prodigio
               con la copa, fino bote,                 
               quedar retratada quiso.
               Pedro de puro confiado,
               entre bárbaros ministros,
               jugando se perjuró,
               que el jurar siempre fue amigo          
               del juego, y perdió la polla,
               por otra polla, que vino
               a tentarle la paciencia;
               pero cantóle al oído
               el gallo y enmendó el juego           
               a puro llanto y suspiro,
               ganando hasta la tiara
               del imperio pontificio.
               Así andaba el juego entonces,
               cuando el humano divino                 
               reponiendo por el hombre
               cuanto perdió su delito,
               en la mesa de la cruz
               compró con precio infinito
               las cartas de su ganancia;              
               tripuló al pueblo rabino, 
               y al gentílico, admitiendo
               con la copa del bautismo,
               y el basto bastó a ganar
               cuanto el hombre había perdido.       
               Triunfó entonces de la muerte
               y el demonio, y luego dijo:
               "Yo me gano.  Sirvan todos,
               que puesto que yo redimo
               sin otra ayuda, decreto                 
               que ayudándose a sí mismo
               el hombre, con buenas cartas
               coopere también conmigo.
               Vale infinito mi sangre;
               pero aunque no necesito                 
               de compañeros, intento
               que se ayuden mis amigos."
               En prueba de esta verdad
               dijo el célebre Agustino:
               "Quien sin ti te redimió                   
               omnipotente y benigno,
               no te salvará sin ti."
               Cirineo sea testigo
               que ayudándolo a la cruz
               fue de este misterio tipo.              
               Perdido Dimas estaba,
               pero en un momento vino,
               conociendo a Dios el juego,
               a ganarle el paraíso.
               Jugaba a su diestro lado,               
               vio en las cartas que era Cristo
               su gracia, el envite o polla,
               llevósela de codillo.
               Tras el consumatum est
               quedó el juego conclüido,             
               porque anocheciendo el sol
               de día asombró a Dionisio.
               Barato dio su ganancia,
               a su Padre dio su espíritu
               por madre a Juan a su Madre,            
               perdón a sus enemigos,
               sacramentos a su iglesia,
               libertad a los del limbo,
               su cuerpo al sepulcro santo,
               tesoro a muertos y vivos.               
               Y para que si viere
               el hombre otra vez perdido,
               tenga resto con que torne
               sobre sí, quedarse quiso
               sobre la tabla del juego                
               sacrosanto e infinito
               de aquel incrüento altar,
               donde oculto y escondido
               nuestras pérdidas restaure.
               Allí es hombre aunque es divino,      
               carta blanca en accidentes.
               Si fue figura lo antiguo,
               allí está lo figurado.
               Llega, hombre, al resto excesivo,
               triunfen virtudes y amor,               
               descarta cartas de vicios.
               Aquí el bueno ganará,
               quedando el malo perdido,
               que aquí malillas no valen,
               antes aumentan peligros.                
               Pues Dios por ti se hizo hombre,
               procura reconocido
               ganar con su sangre el juego.
               Quedarás dichoso y rico.

            

Canta la MÚSICA




                  "Que llamaba la tórtola madre      
               al esposo dulcísimo suyo
               con el pico, las alas, las plumas
               y con arrullos, y con arrullos.


                  Dulce esposo mío,
               que entre copos puros                   
               de nieve y de plata,
               con la fe te escucho;
               tu tórtola ausente,
               sin deleites tuyos,
               ni estima contentos,                    
               ni alivia disgustos.
               Ven, esposo caro,
               do de rayos puros,
               regalo del cielo
               remedio del mundo.                      


                  Que llamaba la tórtola madre
               al esposo dulcísimo suyo
               con el pico, las alas, las plumas
               y con arrullos, y con arrullos.    


                  En los accidentes                    
               de es pan oscuro,
               que está sin sustancia
               gozarte procuro.
               No me desampares
               que, si amor es yugo,                   
               quiero, amado dueño,
               que nos ate un nudo.
               Muérome sin verte,
               vivo si te gusto,
               lloro si te pierdo,                     
               canto si te escucho.


                  Que llamaba la tórtola madre
               al esposo dulcísimo suyo
               con el pico, las alas, las plumas
               y con arrullos, y con arrullos.         

            

[FIN DE LA LOA]





EL COLMENERO DIVINO

 
Salen el PLACER, de villano, y el Verbo Eterno, de
labrador COLMENERO




PLACER:           Mil veces en hora buena
               a nueso valle bajéis,
               donde sois tan deseado,
               el polido montañés.
               Pardiobre, que me regüila,                   
               desque mis ojos vos ven,
               de pracer el corazón,
               por eso soy el Pracer.
               Más ha de cinco mil años,
               que no permite que esté               
               el primer hombre en el mundo,
               Dios se lo perdone, amén.
               Otros tantos ha que os llaman
               para que los rescatéis,
               los hidalgos de la cárcel                  
               que tien cautivos Argel.
               El garrido labrador,
               mancilla os dará de ver
               que están hechas vuestras hazas
               salitre por no llover.                       
               Procesión hacen por agua
               hasta Joaquín desde Abel
               los de vuesa parentela
               mas ya regáis a Israel.
               Huentes tienen nuesos ojos                   
               que no dejan de correr
               pero son de agua salada
               y así no apagan la sed.
               El valle donde vivimos
               valle de lágrimas hué,              
               pero con vuesa venida
               valle de contentos es.
               No quepo de regocijo;
               galán venís, a la hé,
               ¡qué justo que lo vestís       
               de la cabeza a los pies!
               Tanto os metéis en pretina,
               que en el saco no cabéis,
               y se os rompe por el lado
               el vestido sayagués.                       
               Aunque es grosera la lana,
               de una oveja virgen fue,
               que Dios y ella la tejieron
               soldamente en Nazaret.
               El vestido de las fiestas                    
               bajo de esotro os ponéis,
               que diz que éste es de trabajo;
               sois labrador, hacéis bien.
               Mas pues traéis dos vestidos,
               yo, zagal, apostaré                        
               que os venís de vueso padre,
               quedándoos allá con él.
               Quillotrado estáis de amores.
               En el pergeños se os ve;
               que el fuego, amor y dinero,                 
               mal se pueden esconder.
               El amor comunicado
               suele ser menos crüel;
               decidme a mí a quién amáis,
               que el tercero quiero ser.                   
               Con ella me iré a vivir,
               que amándola vos, pardiez,
               que es fuerza si el Pracer soy,
               que no quepa de pracer.
COLMENERO:     ¡Ay, Contento!  Como sabes                   
               el que traigo en padecer
               por la ausente ingrata mía,
               leal me sales a ver.
               De las sierras de mi padre
               me vengo al mundo a romper;                  
               pues no ha de haber parte en mí
               que no se rompa después.
               Al valle me traen amores
               de la manera que ves;
               y por gozarme con Lía,                     
               traigo oculta a mi Raquel.
               Sus colores me he vestido,
               aunque en ella sea buriel     
               lo que en mí blanco sayal,
               que no hay mancha o mota en él.            
               La villa de Montealegre,
               donde alcalde mi padre es,
               dejo, por bajar al valle
               para darla de comer.
PLACER:        Decidme, pues, ¿cómo quedan           
               los de allá, Pascual, Manuel?
               ¿Hay salud?  ¿Viven en paz?
COLMENERO:     ¡Oh, es otra Jerusalén!
               Visión de paz es mi patria
               que aunque hubo guerra una vez,              
               sosegóse, echando al remo
               los revoltosos Miguel.
               Unos ángeles de Dios
               son todos; y en parecer,
               unos serafines de oro.                       
               Ni hay más que pedir, ni ver.
PLACER:        ¿Cómo queda vueso padre?
COLMENERO:     Triunfa, y vive como un rey.
               Tan entero, fuerte y sano
               que no pasa día por él.             
               Tan mozo está como yo.
PLACER:        Tal es la vida que tién
               no ha menester a nenguno
               que enfraquece el menester.
               ¿Y el que tercia en vueso amor?              
COLMENERO:     Ésa es persona de bien.
               Una cosa somos todos,
               que es mucho para ser tres.
               Cuantos le han visto le llaman
               una paloma sin hiel.                         
               Quiere mucho a los del valle.
PLACER:        ¿A fe que mos quiere bien?
COLMENERO:     Hácese lenguas de todos;
               díceme que os vendrá a ver
               para pascua.
PLACER:                    ¿La de Flores?                   
COLMENERO:     No, la de Pentecostés.
PLACER:        ¿Y a qué os venís vos al valle?
COLMENERO:     Vengo acá a buscar qué hacer,
               porque allá todo es holgar.
               Como Jacob serviré                         
               al Labán de aqueste mundo
               por Lía que es mi interés.
PLACER:        ¿Que le serviréis siete años?
COLMENERO:     ¿Qué son siete?  Treinta y tres.
PLACER:        ¿En qué oficio?
COLMENERO:                      Pastor soy.                 
               Viñas y árboles planté,
               huertos cultivo cerrados.
PLACER:        Muchos oficios tenéis.
COLMENERO:     Posee mi padre en el valle
               recién plantado un vergel                  
               que se llama Valdeiglesias,
               porque de la iglesia es.
               Quiero hacer un colmenar
               donde puedan labrar miel
               las almas, que son abejas,                   
               con las flores que nos dé.
               A ser colmenero bajo.
PLACER:        Oficio dulce escogéis;
               hacéos miel de puro bueno,
               que a fe, que os han de comer.               
               Mas, Colmenero polido,
               miradlo primero bien,
               que anda aquí un diabro de un oso.
COLMENERO:     ¿Es fiero?
PLACER:                  Es un Locifer;
               y siendo oso colmenero,                      
               echarávos a perder
               cuantas colmenas topare.
COLMENERO:     No importa; yo le pondré
               una trampa de dos palos
               en cruz, que en llegado el pie,              
               tropiece y caiga en la hoya,
               donde ya cayó otra vez.
PLACER:        ¡Ah, del valle!  Labradores,
               salí a dar el parabién,
               y bien venido al zagal                       
               que nos anunció Gabriel.
               Pero ya vienen cantando;      
               el Pracer soy, bailaré,
               que ha enfenito que no saben
               los hombre lo que es pracer.                 



Sale la ABEJA, vestida de felpa de diversos colores
y coronada de rosas, con alas.  MÚSICOS y PASTORES cantando




UNOS:             "Nora buena venga, venga
               el colmenero a la tierra.
OTROS:         Venga en horas buenas mil
               como mayo y como abril.
UNO:           El zagal polido.                             
TODOS:         ¡Qué galán venís!
UNO:           De cuerpo garrido.
TODOS:         ¡Qué galán venís!
UNO:           El capote y sayo.
TODOS:         ¡Qué galán venís!       
UNO:           Branco y encarnado.
TODOS:         ¡Qué galán venís!
UNO:           Pues con él cobrís
               el brocado y seda.
TODOS:         Norabuena venga, venga,                      
               el colmenero a la tierra.
               Venga en horas buenas mil,
               como mayo y como abril."


ABEJA:            Encubierto zagal, que de los cielos
               bajéis a nuestro valle de dolores          
               a padecer trabajos y desvelos,
               cosecha más común de labradores,
               ¿esperanzas sembráis?  Cogeréis celos,
               renta que siempre pagan los amores.
               Seáis, mi labrador, muy bien venido,       
               que ya sé que mi amor os ha traído.
                  Éste, que siempre ha sido invencionero,
               os ocupa en humildes ejercicios,
               y transforma en Divino Colmenero,
               porque de dulce y recto dais indicios.       
               Ya sé que, como amante verdadero,
               después que por canceles y resquicios
               me habéis desde los cielos acechado,
               bajáis, al fin, a verme disfrazado.
                  El colmenar de vuestra Iglesia tierno     
               comenzad a labrar, divino amante;
               plantad flores en él, sin que el invierno
               de la envidia a secarlas sea bastante;
               que, porque dure su edificio eterno,
               los santos de la Iglesia militante           
               las abejas serán, que en sus colmenas
               os labran miel mejor que la de Atenas.
COLMENERO:        Esposa mía, los desiertos deja
               de Cedar, que aunque hermosa estás morena.
               Baja a mi huerto, si mi amor te aqueja       
               que soy la flor del campo y la azucena,
               tu Colmenero soy, serás mi Abeja,
               porque me labres, alma, la colmena
               cuyo panal de amor, dulce y sabroso,
               a la mesa se sirva de tu esposo.             
ABEJA:            Si vos el Colmenero sois, amores,
               el ser yo vuestra Abeja, es dicha mía;
               disponedle, empezad, cérqueme flores,
               que aunque enferma de amor, alientos cría.
               Volando seguiré vuestros olores,           
               de donde os labre miel, si al mediodía
               me advertís dónde estáis para que, cuerda,
               por panales del mundo no me pierda.
COLMENERO:        No harás, si a la república imitares,
               que fundan las abejas de la tierra.          
ABEJA:         Si tú, labrador diestro, me industriares,
               sabré lo que en sus fábricas se encierra,
               y el orden guardaré que me dejares;
               que quien tus leyes sigue jamás yerra.
COLMENERO:     Escucha, pues conmigo te aconsejas,               
               los efectos sabrás de las abejas.
                  Primeramente, cada enjambre elige
               de tres reyes que nacen uno sólo,
               y a los demás, matándolos, erige
               de flor y yerba un Cario Mauseolo;           
               porque así como un Dios el mundo rige,
               un alma a un cuerpo, y una luz a Apolo,
               así que hay no más de un rey conviene,
               que sólo el monstruo dos cabezas tiene.
                  Abeja mía, de la suerte misma           
               el enjambre de la Iglesia, y su belleza
               señalada entre todos con mi crisma,
               sólo tendrá un pastor y una cabeza;
               que puesto que la inquiete tanto cisma,
               la monarquía de mayor firmeza              
               gobierno la dará de eterno espacio,
               que del Democracio no, ni Aristocracio. 
                  Vive sin aguijón su rey, que aspira
               a regir con piedad su real presencia,
               que muchos cetros derribó la ira,          
               mas ninguno el amor y la clemencia;
               armas traen las demás, y al que conspira
               contra su rey y plebe, la experiencia
               prueba de su rigor dando la vida,
               que por su ley y rey es bien perdida.        
                  Labran su mil, con abundancia tanta,
               en el tronco de un árbol, por el modo
               que las abejas de mi Iglesia santa
               cuyos ejemplos hasta aquí acomodo,
               pues por virtud de la preciosa planta        
               de mi cruz, que es quien da valor a todo,
               salutífera miel de obras fabrica
               el alma, con mi sangre y amor rica.
                  El propio instinto y experiencia larga
               --que nunca s jubila el experiencia--        
               a su defensa la colmena encarga,
               contra el común peligro y la violencia.
               Mojan n zumo de una yerba amarga
               el vaso y su exterior circunferencia,
               dando con esto a su enemigo espanto          
               que, aunque amargo, defiende al alma el llanto.
                  Edifican sus casas, lo que importa,
               para vivir vacando de su oficio,
               en cera frágil, cuyo ejemplo exhorta
               a la soberbia humana sin jüicio;             
               que en decrépita edad y vida corta,
               no fabrique Babeles de edificio
               casi inmortal; porque si mucho dura
               dure la fama más de su locura.
                  Vuelan por los jardines, donde hacen      
               tercios de flores, cuyas frescas galas,
               sus casas y dispensas satisfacen,
               prefiriendo las buenas a las malas;
               no andan por el suelo; porque nacen
               las abejas sin pies, pero con alas;          
               símbolo que quien labra para el cielo,
               gustos de tierra ha de pasar de vuelo.
                  Y mientras de jazmines y violetas
               labran panales tiernos y sabrosos,
               o ya en sus celdas se recogen quietas,       
               la miel les comen zánganos ociosos;
               enjambres hay de hipócritas profetas,
               con piel de ovejas, colmeneros osos,
               perezosos al bien, al vicio listos,
               zánganos de mi Iglesia y pseudo Cristos.   
                  De aquesta suerte entre virtudes tantas,
               esposa mía, labran mis abejas;
               alas tienes, con ellas te levantas
               hasta los cielos, cuando el mundo dejas.
               Contemplaciones y oraciones santas           
               las plumas son, con que de ti te alejas,
               y a los jardines de mi patria acudes.
               Labra panales, pues te doy virtudes.
ABEJA:            Símbolos son misteriosos y extraños
               los que me habéis propuesto, tierno amante,        
               ya no me espanto, que en cincuenta años
               no se canse Aristómaco constante
               en la contemplación y desengaños
               con que un animalejo semejante
               enseña a las repúblicas y reyes,    
               unas a obedecer, otros dar leyes.
                  Abeja quiero ser, desde hoy pretendo
               comenzar a labrar, esposo mío;
               pero del Oso vil estoy temiendo,
               que es infernal su furia y desvarío.       
COLMENERO:     A mi temor divino te encomiendo,
               y de su guarda tu remedio fío;
               en el temor de Dios los tuyos deja,
               porque, apartada de él, muere la abeja.
                  También mi amor sabe labrar panales,    
               dulce y sabrosa es, alma, mi palabra;
               salutífera miel contra tus males
               en panales de pan mi fe te labra.
               Si con el fin de tu colmena sales,
               obligarásme a que las puertas abra         
               de mi poder.
ABEJA:                         Cantadle el bien venido,
               al Colmenero de mi amor pulido.

               

Cantan [dentro]




                  "Pastorcico nuevo,
               de color de azor,
               bueno sois, vida mía,                      
               para labrador.
               Pastor de la oveja,
               que buscáis perdida,
               y ya reducida
               viles pastos deja;                           
               aunque vuestra abeja
               pace vuestras flores,
               si sembráis amores
               y cogéis dolor,
               bueno sois, vida mía                       
               para labrador."



Vanse cantando y lleva el COLMENERO de la mano a la
ABEJA y salen el OSO y el MUNDO




OSO:              ¿Qué nueva música y canto
               es, Mundo, el de aqueste día?
               ¿En el valle hay alegría,
               donde se avecina el llanto?                  
MUNDO:         Del modo que tú, me espanto.
OSO:           Mi envidia su mal sospecha
               Mas, ¿si el Alma satisfecha
               recibiese al labrador,
               que sembrando con dolor,                     
               viene a lograr su cosecha?
MUNDO:            Presumo que de la sierra
               bajó un mayoral al valle
               cantando a su hermoso talle
               gloria el cielo y paz la tierra.             
OSO:           Ése nos viene a hacer guerra
               y el reino, Mundo, nos quita.
MUNDO:         Oye la música y grita
               con que aumenta mi temor.



Cantan de dentro




                  "Pastorcico nuevo                         
               de color de azor,
               bueno sois, vida mía,
               para labrador."



Sale el PLACER




PLACER:           En regocijos y fiestas
               se entretiene el valle entero,               
               soldemente al Colmenero
               le echan el trabajo a cuestas.
                  Los tristes vengo a llamar;
               que pues al Pracer asiste
               aquí, nadie ha de haber triste,            
               váyase al rollo el pesar.
                  Mas aquí hay gente.
OSO:                                ¿Quién eres
               tú, que tan regocijado,
               señales de loco has dado?
PLACER:        Y tú, que saberlo quieres,                 
                  ¿Quién serás?  Que la fiereza
               de tu brutal parecer,
               si yo no huera el Pracer,
               me provocara a tristeza.
OSO:              El oso a quien los Proverbios             
               llaman hambriento y rabioso.
PLACER:        ¡Oxte, puto!  ¡Guarda el oso!
OSO:           Soy el rey de los soberbios.
                  La bestia que Daniel
               vio, porque el temor aumentes,               
               con tres órdenes de dientes
               en figura de oso crüel.
                  El que pudo hacerle a Dios
               guerra y competirle el cielo.
PLACER:        ¡Ya, ya!  En el bellaco pelo                 
               se os echa de ver quién sos.
                  ¿Qué oficio tenéis?
OSO:                                   El de oso,
               que es destruir las colmenas
               y panales de obras buenas.
PLACER:        ¿Pues no sois de ellas goloso?               
OSO:              No las como; pero quiero
               quemarlas como a enemigas.
PLACER:        Ya sé que coméis hormigas,
               porque sois oso hormiguero.
                  Mas no seáis atrevido,                  
               ni al colmenar de la Igreja
               toquéis, do el alma es abeja,
               que un Colmenero ha venido
                  del Cielo; mira si escampa.
OSO:           Pues eso, ¿qué me ha de hacer?        
PLACER:        Allá lo echaréis de ver
               cuando caigáis en la trampa.
                  ¿Quién es el que está con vos?
OSO:           El Mundo.
PLACER:                  ¡Oh, casa de locos!
               Manda potros, y da pocos.                    
               Para en uno sois los dos.
                  Voyme a ver la miel divina
               que me heis detenido mucho.
               Quédate, negro avechucho,
               cascos lucios, trementina.                   



Vase




MUNDO:            ¡Que así nos trate un grosero!
OSO:           Déjale, Mundo, a atiende
               que nos agravia y ofende
               este nuevo Colmenero.
                  Que yo, que en el Monte Santo             
               la tercer parte de estrellas
               derribé, dando con ellas
               en el reino del espanto,
                  y al vice-Dios engañé
               con el bocado costoso,                       
               pues soy tigre, león y oso,
               el colmenar destruiré
                  que labra el Alma.
MUNDO:                               Pues él
               es Colmenero, yo quiero
               ser fingido colmenero.                       
               Mis deleites serán de miel.
                  De mí mismo haré colmena,
               siete pecados mortales
               tengo, que serán panales.
OSO:           La miel de la carne es buena.                
MUNDO:            Con ella engañar podremos
               el alma Abeja los dos.
OSO:           Guárdala el temor de Dios.
MUNDO:         Al Cuerpo convidaremos,
                  que es un zángano glotón,        
               y puede tanto con ella,
               que será fácil traella
               a comer su perdición.
OSO:              Oso soy, y así me fundo
               en quemarla el colmenar.                     
MUNDO:         Al alma pienso cazar,
               que es liga la miel del Mundo.



Vanse y salen el CUERPO, de villano muy tosco, y la
ABEJA




ABEJA:            ¡Alto, Cuerpo!  ¡A trabajar!
               Que habemos de hacer los dos
               una miel para alabar                         
               y dar mil gracias a Dios.
CUERPO:        Siempre me hacéis reventar.
                  Dejadmos dormir.
ABEJA:                             Quien deja
               la labor, luego se queja,
               no dándole de comer.                       
CUERPO:        ¿Por qué tengo yo de ser
               el zángano y vos la abeja?
                  ¿Por qué, con comida escasa
               he de trabajar yo tanto,
               que después que el día se pasa,     
               sólo me dais pan de llanto,
               y sois la mandona en casa?
                  Vos la curiosa y polida,
               en el estrado asentada,
               la regalada y servida,                       
               del Colmenero estimada,
               en su amor embebecida,
                  y yo cubierto de andrajos,
               siempre con oficios bajos,
               cargado de tierra y lodo,                    
               cayendo sobre mí todo
               el peso de los trabajos?
                  Dejaos de tantos respetos
               y no andéis tan engreída,
               formando siempre conceptos,                  
               porque esta vida no es vida
               para llegar, Alma, a nietos.
                  Trabajad, pues yo trabajo,
               que no sois más noble.
ABEJA:                                ¿No?
CUERPO:        No pues, aunque Dios os trajo.               
ABEJA:         ¿Soy hija del lodo yo
               como tú, grosero bajo?
CUERPO:           ¡Oh!  Luego saca una hestoria
               de Calainos.  ¿Memoria
               mos queréis agora her                      
               de que sois una mujer
               de carta de ejecutoria?
                  Pues sabe, doña Entonada,
               si queréis ser la señora,
               que no sois más que criada;                
               y que el que os estima agora,
               vos hizo...
ABEJA:                   ¿De qué?
CUERPO:                           De nada.
ABEJA:            Y del polvo de la tierra
               a ti.
CUERPO:               ¡Verá qué engreída
               está de que en mí se encierra!      
               ¡Por Dios, que mos dais la vida!
ABEJA:         ¿Pues no te la doy?  Destierra,
                  Cuerpo, esos humos villanos,
               pues ser y valor te doy,
               sentidos y actos humanos.                    
CUERPO:        ¿Qué valéis sin mí, que soy,
               Alma, vuestros pies y manos?
ABEJA:            Y prisión donde me encierra
               el mismo que ser me ha dado.
               ¿Siempre hemos de estar de guerra?           
               Acaba, que eres pesado.
CUERPO:        ¿Qué mucho, si so de tierra?
ABEJA:            Cuerpo, Dios en su vergel
               y sagrado colmenar
               nos puso para que en él                    
               vengamos a trabajar
               y labremos dulce miel.
CUERPO:           Pues el trabajo reparta,
               si a trabajar mos envía;
               que nunca os veis, Alma, harta               
               de contemplar con María,
               reventando yo con Marta.
ABEJA:            Yo satisfaré tu queja;
               el colmenar, que es de Dios,
               en nuestra custodia deja                     
               y en él nos llama de los dos...
CUERPO:        Zángano a mí.
ABEJA:                      Y a mi Abeja.
                  Entre tanto que yo vuelo,
               elevándome hasta el cielo,
               y en sus prados celestiales                  
               flores espirituales
               cojo, con el mismo celo
                  tú, mi compañero fiel,
               has de acarrear despojos
               al colmenar, porque en él                  
               con el agua de tus ojos
               se labre sabrosa miel.
                  La cera, con la piedad
               de tu corazón, que tierno,
               cera será de humildad,                     
               que derrita el fuego eterno
               de la inmensa caridad.
                  Y pues el ser de mí cobras,
               mientras que conmigo labras,
               por más que en las quejas sobras,          
               con flor de buenas palabras
               harás miel de buenas obras.
                  Mis si fueres descuidado,
               el castigo te ha de hacer
               diligente y avisado.                         
CUERPO:        Y cuando a Dios vais a ver,
               ¿os dará el mijor bocado
                  a vos, pasando los males
               yo que veis, por los panales
               que labramos en el suelo?                    
ABEJA:         Gloria tienen en el cielo
               los sentidos corporales
                  también.  ¡Alto, a trabajar!
CUERPO:        Si el Oso viene, ida vos,
               ¿quién le tiene de esperar?           
ABEJA:         El temor santo de Dios
               es guarda del colmenar.
                  No temas lo que te encarga.
               Mi conseja haz al momento.



Vase




CUERPO:        ¿Vuesa bestia soy de carga?                  
               Pues si me llamáis jumento,
               quiero echarme con la carga.
                  ¿Todo ha de ser trabajar?



Siéntase




               ¿Piensa que soy de guijarro?
               Pudiera considerar                           
               que soy un vaso de barro
               y que me puedo quebrar.
                  ¿El zángano no me han hecho?
               Pues si los zánganos son
               perezosos, aquí me echo.         
               trabaje ella, que es razón;
               pues que se lleva el provecho.



Échase y duerme




                  Y no viva con ventaja,
               pues que desfruta el enjambre,
               sino sepa, pues me ultraja,                  
               que matándome de hambre,
               quien no come, no trabaja.



Salen el MUNDO, de colmenero, [y] el OSO, y
cantan




MÚSICA:           "A la miel de los deleites,
               que el Mundo da n su vergel!
               A la miel, a la miel!"                       


OSO:              El Cuerpo dormido está,
               la razón y el alma ausente;
               su sueño ocasión nos da
               a que el colmenar presente
               se abrase.  Acábese ya.                    
                  Cantad, mientras las colmenas
               destruyo del Alma, llenas
               de sus propósitos santos.
               Piérdanla vuestros encantos,
               sed de este golfo sirenas.                   
MUNDO:            Si al Cuerpo hechizas así,
               al Alma traerás tras ti.
OSO:           Engaño, vuelve a cantar.
MUNDO:         Hoy al alma he de gozar
               pues que durmiendo al Cuerpo vi.             


MÚSICA:           "A la miel de los deleites,
               que el Mundo da en su vergel!
               ¡A la miel, a la miel!"



Despierta




CUERPO:           ¿Quién pregona miel aquí?
MUNDO:         El Mundo.
CUERPO:                  Su mosca soy.                      
               Hambre tengo; a comer voy.
               ¿Sois vos quien la vende?
MUNDO:                                  Sí.
CUERPO:           ¿A cómo la dais?
MUNDO:                             A precio
               del alma.
CUERPO:                  Caro vendéis.
               El Cuerpo soy.  ¿No queréis           
               
               mis sentidos?
MUNDO:                        Quita necio.
                  Es la miel por excelencia.
CUERPO:        Por eso la había de dar.
               Si el Alma me ha de costar,
               será cargo de conciencia.                  
                  ¿Tién buen sabor?
MUNDO:                              Exquisito.
CUERPO:        El deseo me estimula,
               cosquillas me hace la gula,
               brindis dice el apetito.
                  Sacadme una cucharada.                    



De un vaso de miel le saca una cucharada, y
come




MUNDO:         ¿Qué te dice?
CUERPO:                        Me quillotra
               el paladar.  Dadme otra.
MUNDO:         Mas no nada.
CUERPO:                       Todo es nada.
                  Paladeado me dejas;
               el Alma te pienso dar                        
               porque me venga a costar
               lo que a Esaú las lentejas.
                  Otra miel el Alma come,
               que dice que es como almíbar,
               siendo para mí de acíbar.           
               Mijor es que de éste tome
                  y el hambre dejaré en calma;
               que no es lo que como yo,
               ni al Cuerpo hizo buena pro
               el manjar que engorda al Alma.               
                  Mas héisla, que viene aquí,
               y sin el temor de Dios.
OSO:           Cantad, pues.  Cantad los dos.
MUNDO:         ¿Gusta de música?
CUERPO:                          Sí.


MÚSICA:           "El mundo, huerto pensil,                 
               as labrar colmenas llama,
               y por el viento sutil
               abejitas de mil en mil,
               saltando y volando de rama en rama,
               pican las flores de la retama                
               y las hojas del toronjil."



Sale la ABEJA




ABEJA:            El temor de Dios perdí.
               Guióme mi desconcierto
               por un áspero desierto.
               ¿Dónde iré, triste de mí?               
               De los límites salí,
               que mi Colmenero santo
               me puso; todo es espanto,
               todo miedo torpe y vil.
CUERPO:        Alma, tu cuerpo gentil                       
               para darte miel te llama.


MÚSICA:        "Y por el viento sutil
               abejitas de mil en mil,
               saltando y volando de rama en rama
               pican las flores de la retama                
               y las hojas del torongil."


ABEJA:            Cuerpo, ¿es éste el colmenar
               donde te dejé?
CUERPO:                       ¿Pues no?
ABEJA:         El temor se me perdió
               de Dios, hallóme el pesar.                 
CUERPO:        Aquí te puedes holgar.
ABEJA:         ¿Y mi amante Colmenero?
MUNDO:         Soy yo, mi Abeja, que quiero
               darte miel de vanagloria.
ABEJA:         Perdí también la memoria            
               de mi labrador primero.
                  No sé si eres tú.
CUERPO:                            ¿No basta
               que yo te diga que sí?
ABEJA:         Siempre me llevas tras ti.
CUERPO:        ¿Pues no somos de una casta?                 
ABEJA:         La tristeza me contrasta,
               aflígeme un miedo vil.
CUERPO:        Ten ánimo varonil.
               Goza el Mundo que te llama.
MÚSICA:        "Y por el viento sutil                       
               abejitas de mil en mil,
               saltando y volando de rama en rama
               pican las flores de la retama
               y las hojas del torongil."



Vanse cantando y sale el PLACER




PLACER:           El Oso ha bajado al valle.                
               Labradores, ganaderos,
               guardáos del Oso infernal
               que cerca vuesos aperos.
               Las colmenas que labraba
               el Alma, engañando al Cuerpo,              
               todas las ha derribado.
               Propósitos y deseos
               que brotaron tan floridos,
               flores han sido de almendro
               que sin llegar a las obras                   
               las ha marchitado el cierzo.
               Robado está el colmenar,
               las colmenas por el suelo,
               los jardines arrancados,
               que el Oso los puso fuego.                   



Dentro




VOZ:           ¡Guarda el Oso!  ¡Guarda el Oso!
PLACER:        ¡Ah, divino Colmenero,
               salid a caza, matadle,
               pues la Abeja vos ha muerto!



Sale la ABEJA, vestida de luto y sin alas




ABEJA:         Hechizos me ha dado el Mundo.                
               ¡Aquí de Dios, que me enciendo!  
               ¿Ésta es miel?  Ésta es ponzoña.
               ¡Agua, que me abraso, cielos!
               Miel es esta de retama,
               de adelfas, panal que han hecho              
               en vez de abejas, avispas.
               ¡Agua, que me abraso, cielos!
               Perdí el camino.  Engañóme
               el apetito del Cuerpo.
               Llegué al colmenar del Mundo.              
               Colmenas vi del infierno,
               cayéronseme las alas
               porque no volase al cielo.
               Hambrienta estoy porque el Mundo
               no satisface deseos.                         
               ¡Que me abraso, divino Colmenero!
               ¡Dadme agua de gracia que perezco!

            
PLACER:           ¿Qué tenéis, buena mujer?
ABEJA:         Rabia, pena, rejalgar.                       
PLACER:        Llena os vi yo de pracer.                    
ABEJA:         Después que admití el pesar,
               no le puedo conocer.
                  Yo soy la misma ignorancia,
               siendo el alma.
PLACER:                       ¿El alma?  Negra              
               estáis.  Ésa es la ganancia         
               del Mundo, con quien se alegra
               la ambición y la arrogancia.
                  ¡Qué fraca estáis y roín!
               El zángano os ha vendido                   
               y está como un paladín,             
               gordo, que no le ha venido
               como a vos su San Martín.
                  ¿No érades la Abeja hermosa
               del colmenar de la gracia?                   
ABEJA:         Ya soy avispa enfadosa,                      
               araña, toda desgracia,
               víbora soy ponzoñosa.
                  Una mortal golosina,
               desterrándome de Dios,                     
               mis potencias desatina.                      
PLACER:        No lo comiérades vos;
               mijor huera una gallina.
                  Dios de balde os dio en la venta
               cuanto su poder crió,                      
               pero hendo con vos la cuenta,                
               más la manzana os costó
               que al corito la pimienta.
                  El zángano, con moscones
               triunfa.
ABEJA:                   En su cárcel me encierra;
               oprímeme en sus prisiones.                 
PLACER:        Mal andáis.  ¿Qué coméis?
ABEJA:                                  Tierra.
PLACER:        Pues tendréis opilaciones.
                  Vos estáis bien mal casada.
ABEJA:         A un villano me dio Dios,
               que cuanto estimo le enfada.                 
PLACER:        Luego diremos por vos,
               "la bella malmaridada."
                  Mas quien con villano se casa,
               si es noble, busca contienda,
               que es lo que en el mundo pasa.              
               ¿Trajo el Cuerpo mucha hacienda?
ABEJA:         Sólo el casco de la casa.
PLACER:           ¿Y vos?
ABEJA:                    En dote le di
               todo su ser y riqueza.
PLACER:        ¿Que tan rica érades?  
ABEJA:                                Sí.                 
               No alzara el Cuerpo cabeza
               jamás, a no ser por mí;
                  porque él es un hospital
               en donde me humilla Dios.
PLACER:        Fegura tiene él de tal,                    
               porque en dejándole vos,
               luego huele el Cuerpo mal.
                  Pero pues enferma estáis,
               abeja descaminada,
               aquí os darán miel rosada,          
               con que en vueso ser volváis
               si con dolor os purgáis.
                  El divino Colmenero
               que tanto os amó primero,
               miel saludable fabrica                       
               que su colmena es botica.
ABEJA:         ¡Ay Dios, que por él me muero!
PLACER:           En el jardín del amor
               ha labrado un colmenar
               cuya miel basta a sanar                      
               la lepra del pecador.
               Su divino labrador
                  curará vuesos dolores.
ABEJA:         ¡Ay, que olvidé sus amores;
               de mí tendrá justa queja!           



Llora




PLACER:        Llorad, llorad más, mi Abeja,
               que estos llantos son sus flores.
ABEJA:            Jardinero, tú que labras
               con industria celestial
               tu cuerpo mismo en panal                     
               con solas cuatro palabras,
               la puerta te pido que abras
                  del colmenar peregrino
               donde es el amor divino
               la abeja que almíbar saca,                 
               para mis culpas triaca.
PLACER:        Él canta, a tu llanto vino.



Canta de dentro




COLMENERO:        "Que besóme en el colmenaruelo,
               y yo confieso,
               que mi paz le dio su beso."                  


ABEJA:            ¡Ay, voz dulce y amorosa!
               Ese beso en los Cantares,
               para aliviar mis pesares,
               le está pidiendo la esposa.
               La encarnación misteriosa                  
                  fue el beso que tu grandeza
               dio a nuestra naturaleza.
               vistiendo mi mortal velo.



Dentro




COLMENERO:        "Que besóme en el colmenaruelo,    
               y yo confieso,                               
               que mi paz le dio su beso."


ABEJA:            Abre el colmenar divino,
               que ya por verle me muero.
               Amoroso Colmenero,                           
               remedia mi desatino.                         



Sale el COLMENERO




COLMENERO:        ¿Qué es esto, Abeja perdida?
               ¿Cómo vienes de esta suerte?



De rodillas




ABEJA:         Escapéme de la muerte
               viéndoos a vos que sois vida.              
COLMENERO:        Despreciaste mi temor,                    
               y el Oso infernal y ciego
               puso a tus colmenas fuego,
               mas téngote tanto amor
                  que, pues vuelves, no hago cuenta         
               de que me hayas ofendido.                    
               Daréte, pues has venido,
               pan y miel; que estás hambrienta.
                  Ese llanto me provoca.
ABEJA:         ¡Oh, qué dulces en mis labios    
               son esos requiebros sabios!                  
               ¡Más que miel son en mi boca!



Salen el MUNDO, el OSO, el CUERPO, y músicos
diversos que se pondrán unos al lado del COLMENERO [1], y
otros al lado del MUNDO [2], y la ABEJA  se queda en medio sin
saber a quién seguir




MUNDO:            Cantad deleites profanos,
               que el alma se nos retira.
OSO:           Cante el engaño y mentira                  
               que se nos va de las manos.                  
COLMENERO:        Cantad, deleites divinos,
               porque el cielo gozo siente
               cuando un alma se arrepiente
               y llora sus desatinos.                       


MÚSICOS 1:        "Para el colmenar eterno                  
               que miel y manteca da,
               por aquí van allá.
MÚSICOS 2:        Para el colmenar del Mundo,     
               que se enamora de ti,                        
               ven por aquí.                              

               
MÚSICOS 1:        Ésta sí que es miel del justo;
               ésta sí que es miel.
MÚSICOS 2:        Aquí está la miel del Mundo;
               ésta sí que es miel.                
MÚSICOS 1:        Aquí Dios su cuerpo puso;     
               ésta sí que es miel.
MÚSICOS 2:        Aquí el vicio ofrece gustos;
               ésta sí que es miel.
MÚSICOS 1:        Para el divino vergel                     
               donde Dios oculto está                     
               por aquí van allá.
MÚSICOS 2:        Para el colmenar del Mundo,
               donde mil gustos comí,
               van por aquí."                             


CUERPO:           Alma, el Mundo es colmenero.              
               Con sus gustos me va bien,
               para ti son todos, ven.



Descúbrese un jardín al lado
izquierdo con tres colmenas cerradas




MUNDO:         Regalarte, Abeja, quiero.
                  En aquestas tres colmenas                 
               hallarás dulces panales,              
               que satisfagan tus males,
               y den alivio a tus penas.
                  Ésta es de la carne.  Aquí
               la miel del deleite ves,                     
               del amor y el interés,                     
               que hay honra y provecho en mí.
                  De almíbar sus vasos llenos
               tiene el panal, come de él.
PLACER:        Si es de la carne esa miel                   
               no es miel virgen a lo menos.                
OSO:              Del Príncipe de Aquilón
               es la colmena siguiente.
PLACER:        Príncipe será de ungüente
               quien se llame Diaquilón.                  
                  ¿Vos príncipe?  ¡Doos al diablo!           
OSO:           La miel de la idolatría
               para ti mi panal cría,
               y en ella tu gusto entablo.
PLACER:           No es miel, sino trementina               
               la que el diablo puede dar;                  
               que en su amargo colmenar
               no hay más que pez y resina.
MUNDO:            Esta colmena es del Mundo
               dedicada para ti;                            
               llégate y triunfa que aquí          
               tus felicidades fundo.
                  Aquí está el panal sabroso
               de los reinos, los estados,
               honras, coronas, ducados,                    
               con el laurel victorioso.                    
                  Aquí el juego, aquí el favor,
               la privanza, la hermosura,
               la mocedad, la ventura,
               la gentileza y valor;                        
                  el panal dulce en que fundo               
               las medras del lisonjero
               y aquí el panal del dinero,
               que es el que gobierna el mundo.
PLACER:           Toda esa miel empalaga.                   
COLMENERO:     No lo es más que en la apariencia.         
               Llega y verás la experiencia
               para que te satisfaga,
                  su fingida ostentación,
               llena de engaños y penas.                  
               Haz abrir esas colmenas                      
               santa consideración.



Ábrese la primera y descubre una
muerte




MUNDO:            Llego a abrirlas.  Ésta es
               de la carne.
PLACER:                      ¿Carne es eso?
               Ahí no hay carne, todo es hueso.
ABEJA:         ¡Ay de mí!
CUERPO:                     ¿Qué es lo que ves?      
ABEJA:            Veo un cadáver inmundo
               que me causa asco y horror.
COLMENERO:     La miel del lascivo amor
               es ésta que ofrece el Mundo.
                  Aquí los deleites vanos                 
               paran de la carne infiel.
CUERPO:        Bueno es convidar a miel
               y dar huesos y gusanos.
PLACER:           No voy yo a vueso pesebre.



Ábrese la segunda y sale mucho heno y paja




CUERPO:        ¿Los panales eran esos?                      
               ¿pregonáis carne y dais huesos?
               El gato vendéis por liebre.
                  ¡Huego en vos!
MUNDO:                             Este segundo
               es donde mis honras tengo;
               aquí la ambición mantengo      
               de los príncipes del mundo.
CUERPO:           Decí, habrador de ventaja,
               ¿son vuesos panales ricos
               ésos?  ¿O pensáis borricos
               que mos convidáis con paja?                
PLACER:           Mal vos haga Dios.  ¡Qué lleno,
               Mundo, andáis de vanagloria!
COLMENERO:     Paja es del Mundo la gloria.
               Alma, toda carne es heno.
                  ¿Por prendas que son tan bajas            
               mis dichas quieres perder?
CUERPO:        Albarda debéis de ser
               que tién las tripas de pajas.



Ábrese la tercera y salen muchos cohetes y fuego




COLMENERO:        Abre esotro corcho luego,
               verás qué se encierra en él. 
ABEJA:         ¡Ay, cielo!
CUERPO:                   ¡Huego en tal miel!
PLACER:        ¿Fuego dices?  ¿Qué más fuego?
CUERPO:           ¡Miren qué gentil convite
               nos hizo el Oso bestial!                     
               ¿De miel es ese panal?                       
               Llámole yo de alcribite.
PLACER:           Colmena que es del infierno,
               ¿qué puede dar sino chispas
               siendo diabros las avispas                   
               y la miel su fuego eterno?                   
CUERPO:           No más miel que amarga tanto.
               Ya mis pasos reducidos
               vos traen presos los sentidos.
               ¡Perdón, Colmenero santo!             
COLMENERO:        Huid de mi acatamiento                    
               bienes que en males resumo;
               huid, pues todos sois humo,
               heno todos, todos viento.
TODOS:            ¡Huyamos!
CUERPO:                       ¡Verá se escampa!      
               



Húndese el MUNDO, el OSO y sus
MÚSICOS, y salen muchas llamas




               Cayó el Mundo lisonjero,              
               y el Oso torpe hormiguero,
               como lobos en la trampa.



En otro jardín frontero muy curioso
esté una colmena dorada grande, y abierta, y dentro un
cáliz, y sobre él una hostia




COLMENERO:        Otra colmena mejor
               he labrado para ti.                          
               Ven, Alma, acércate aquí.           
               Prueba de mi amor la miel.


MÚSICOS 2:        "Vengan a comer
               los hijos de Adán
               este pan de azúcar                         
               que es panal y es pan."                      


CUERPO:           Todo me duermo, Pracer.



Vase




PLACER:        Haces bien, que los sentidos
               y el Cuerpo han de estar dormidos
               cuando el Alma ha de comer.                  
COLMENERO:        Éste es el maná mejor            
               que el que en los campos desiertos
               comieron los padres muertos,
               que es inmortal su sabor.
                  Come, porque te aproveche,                
               será la paz de tu guerra.                  
               Siéntate, que ésta es la tierra
               que produce miel y leche.
                  Soy león de Judá real.
               Come, imitando a Sansón,                   
               que en la boca del león                    
               halló el místico panal.
ABEJA:            Soberano Colmenero,
               tu Abeja llega rendida
               a esa miel que es pan de vida,               
               a ese pan, tierno Cordero.                   
                  Que, aunque el llegarme sea mengua
               por ser yo tan pecadora,
               tu dulzura me enamora
               porque es leche y miel tu lengua.            
                  Enigmas de la Escritura                   
               por ti, mi Dios, he sabido,
               pues que miel has producido,
               del fuerte salió dulzura.
                  Sólo en esta miel espero,               
               por ser deleitoso abismo,                    
               miel que es pan, pan que es Dios mismo,
               miel sabrosa de romero,
                  miel que por ser medicina,
               y de romero, es de Dios,                     
               y porque acerca de vos                       
               soy romera y peregrina.
                  Es de romero divino,
               pues sois, dulce Colmenero,
               un peregrino y romero                        
               que haciendo vuestro camino                  
                  peregrinasteis un día
               a una ermita y devoción
               en que hicisteis estación
               llamada Santa María.                       
                  Cual peregrino venisteis,                 
               pues cubriendo la grandeza
               de vuestra naturaleza,
               nuestra esclavina vestisteis.
                  Y peregrináis tan bien,                 
               que del uno al otro polo                     
               sois vos peregrino solo,
               mi Dios, en Jerusalén.
                  Pues siendo humano y divino
               la vida disteis por mí,                    
               mostrando, mi Dios, así,                   
               ser vuestro amor peregrino.
                  Y así, dulce Colmenero,
               con humildad llegaré
               y este panal comeré                        
               por ser de miel de romero.                   
COLMENERO:        Llega, Abeja, en hora buena,
               que para fin de tu mal,
               miel virgen es el panal
               y virgen en la colmena.                      
                  Cifra es de mis gracias todas.            
               Llega a sus delicias sumas.
               Renueva otra vez las plumas.



Desnúdase el luto y pónela las alas y
queda como el principio




               Vístete, Abeja, de bodas.
                  La penitencia te dé                     
               nueva vida, nuevas alas.                     
               Mi amor te vuelva las galas.
               Aliméntete mi fe.
                  Deja ese ropaje negro,
               librea vil del pecado.                       
ABEJA:         ¡Ay, Colmenero sagrado,                      
               lo que en serviros me alegro!
                  Vuestra gracia y mesa franca
               ha de eternizar mi vida.
COLMENERO:     Denla a mi Abeja querida                     
               de mi gracia pluma blanca;                   
                  que mi cuerpo darla quiero
               en la miel del pan süave.
PLACER:        Y la metáfora acabe
               aquí de Dios Colmenero.



Éntranse con música




                                                             FIN