JOSÉ MARTÍ

 

 

AMOR CON AMOR SE PAGA

 

 

 

PERSONAJES.................ACTORES

 

 

ELLA................................Srta. Concepción Padilla

ÉL.....................................Sr. Enrique Guasp de Peris

 

 

La escena pasa en nuestros días.

 

 

ACTO ÚNICO

Salón elegantemente amueblado; puerta al fondo.

ELLA esperaba; ÉL entra.

ELLA.

Vino el caballero a punto.

 

ÉL.

Venir a punto era fuerza.

 

 

A caballeros las damas

 

 

Nos obligan, cuando ruegan.

 

ELLA.

Envidiáraos por cortés

 

 

La vieja corte francesa;

 

 

Pero ésa es prenda del hombre,

 

 

Y aunque es necesaria prenda,

 

 

En el asunto a que os llamo

 

 

He menester al poeta.

 

ÉL.

Pues qué, ¿poeta y hombre acaso

 

 

Serán dos cosas diversas?

 

 

¡Con nacer y con amar

 

 

Cuánta poesía está hecha!

 

ELLA.

(Con interés mal disimulado.) ¡Qué, amáis!

 

ÉL.

(Con intención.) ¡Sí, amo!

 

ELLA.

(Abandonando precipitadamente la idea.) Dejad

 

 

Inoportunas querellas

 

 

Que os distraerían

 

ÉL.

                            Y ¿a vos

 

 

No?

 

ELLA.

Tal vez me distrajeran.

 

 

Es ello que necesito

 

 

Para hoy mismo una comedia.

 

ÉL.

Comedia, ¿y para hoy?... ¿Qué, acaso

 

Fénix renace el gran Vega,

 

 

O de los dos Calderones

 

 

Ha vuelto alguno a la tierra?

 

 

¿Y el enredo? ¿Y la enseñanza?

 

 

¿Y aquellas galas poéticas,

 

 

Blonda sutil del lenguaje

 

 

Que lo borda y hermosea?

 

ELLA.

No os pido cosa tan alta:

 

 

Quiero una obrilla modesta,

 

 

Juguete, ensayo, proverbio...

 

ÉL.

¡Facilidad como ella!

 

ELLA.

Sabéis que en casa, el teatro,

 

 

Por cierto, no es cosa nueva:

 

 

De moda han puesto mi casa

 

 

Para tertulias y fiestas,

 

 

Y yo amenizo las noches

 

 

Representando comedias.

 

 

Así las horas distraigo,

 

 

Y tal vez sencillas penas.

 

 

(Con malicia.) Y dolores de viudez

 

 

Que ya en mis años aquejan.

 

ÉL.

(Con calor.) ¿De viudez? Pues ¿cuándo sola

 

 

Pudo estar vuestra alma bella?

 

 

Alma habría que su encanto

 

 

Cifrara todo en la vuestra

 

 

¡Y para amaros en ellos

 

 

Más largos los días quisiera!

 

ELLA.

Dijérase que empezáis

 

 

A representar la pieza.

 

ÉL.

¡Tan buena y tan cruel!

 

ELLA.

                                   Mirad,

 

 

Pensemos en la manera

 

 

De salir del caso grave.

 

ÉL.

Mas ¿cómo?

 

ELLA.

                    Un proverbio sea:

 

 

Sencillo.

 

ÉL.

             La sencillez

 

 

La dificultad aumenta.

 

 

Ved que el talento de ser

 

 

Sencillo, es el que más cuesta.

 

 

Remedio no tiene el caso.

 

ELLA.

Este caso se remedia

 

 

Buscando título pronto

 

 

Al refrancillo, que apremia.

 

 

No la hagas...

 

ÉL.

                      A fe que es viejo.

 

 

No la hagas, y no la temas.

 

 

¡Cuán bien la Cayron reía

 

 

Con Reig en la escena aquella

 

 

en que de tonto y retonto

 

 

Con gracia tal le moteja,

 

 

Que ni el público la olvida,

 

 

Ni se repara la escena!

 

ELLA. 

Del dicho...

 

ÉL.

                  Al hecho. No ha un mes

 

 

Hicimos la hermosa pieza,

 

 

Y lo que escribe Tamayo.

 

 

Ni rival sufre, ni enmienda.

 

ELLA.

A fe que tiene mi amigo

 

 

Imperdonable modestia.

 

ÉL.

Virtud es ella egoísta,

 

 

Y taimada como ella.

 

 

Han dado ya en olvidarla

 

 

De tan ingrata manera,

 

 

Que viene a ser vanidoso,

 

 

Sinónimo de poeta.

 

 

Así, quien se ve, y se mira,

 

 

Que en el mérito escasea,

 

 

Para valer algo, acoge

 

 

Lo que los demás desechan.

 

ELLA.

Yo necesito un proverbio.

 

ÉL.

Un proverbio da respuesta

 

 

A mi temor: Quien mucho habla...

 

ELLA.

Sé lo demás: mucho yerra.

 

 

Mas, ¿quién por cortés se tiene,

 

 

Y de galante se precia,

 

 

Y de una dama la súplica

 

 

Terco y airado desdeña?

 

ÉL.

¿Hidalgo yo y descortés,

 

 

Y vos mujer y no reina?

 

 

Sílbenme a coro en buen hora,

 

 

Y haya la crítica fiesta,

 

 

Y pasto de los cencerros

 

 

Mi pobre proverbio sea;

 

 

Que es harto buena mi obrilla

 

 

Con que una mujer la quiera.

 

ELLA.

¿Palabra?

 

ÉL.

               Honrada y segura.

 

 

Ya son mis labios colmena

 

 

De refranes: ¡quién en ellos

 

 

Pusiera picante abeja,

 

 

Que en el público zumbase

 

 

Con enseñanzas amenas!

 

ELLA.

¿Ambiciosillo el modesto?

 

ÉL.

¿Quién de ambiciones no sueña,

 

 

Si las anima y las quiere

 

 

Niña gallarda y airosa,

 

 

Que el domingo en la Alameda

 

 

Galas de México luce,

 

 

Color prestada pasea,

 

 

Oyérame aquí la niña

 

 

Decir que Naturaleza

 

 

En las flores rojo puso,

 

 

Y en la faz la color fresca?

 

 

Y ¡cómo el novio pulido

 

 

De ella tuviera vergüenza,

 

 

Si al darla el beso primero

 

 

Que toda ventura encierra

 

 

En capa vil de pintura

 

 

Su beso de amores diera!

 

 

Doncellita primorosa

 

 

Que, colgando al cuello, ostentas

 

 

Perlas, que en vano pretenden

 

 

Copiar de tu boca perlas;

 

 

Guarda, guarda, doncellita,

 

 

Que el que de amor te querella,

 

 

Con prontos besos te robe

 

 

Del alma la color fresca...

 

 

(De prisa.) Y diera así a los galanes

 

 

Consejos para las bellas,

 

 

Y sátira al envidioso,

 

 

Y golpes a la pereza,

 

 

Y enseñanzas a mí mismo,

 

 

Y a todos plática diestra,

 

 

Blanda en la forma y prudente,

 

 

Y en el fondo, grave y recta.

 

ELLA.

Mas mi proverbio...

 

ÉL.

                             Ya apunta:

 

 

¡Dificultad sin clemencia!

 

ELLA.

Pensemos título: Antes

 

 

Que te cases mira...

 

ÉL.

                              ¡Necia

 

 

Prevención del refrancillo!

 

 

Pues ¿hay ventura como esa

 

 

De haber amparo del llanto

 

 

En la noble esposa tierna;

 

 

Y haber dos almas, sin ser

 

 

Más que una, y sentir cuán bellas

 

 

Palabras nos fortalecen,

 

 

Y caricias nos consuelan?

 

ELLA.

¿De veras pensáis así?

 

ÉL.

Así lo pienso de veras.

 

 

Hombre incompleto es el hombre

 

 

Que en su estrecho ser se pliega

 

 

Y sobre la tierra madre

 

 

Su estéril vida pasea,

 

 

Sin besos que lo calienten

 

 

Ni brazos que lo protejan.

 

 

Ábrese el árbol en frutos

 

 

En plantas se abre la tierra;

 

 

Brotan del ramo las hojas;

 

 

Todo se ensancha y aumenta.

 

 

Y el hombre no es hombre, en tanto

 

 

Que en las entrañas inquietas

 

 

De la madre, el primer hijo

 

 

Palpitar de amor no sienta.

 

 

¡Proverbio necio a fe mía!

 

 

Otro refrán.

 

ELLA.

                  (Su nobleza,

 

 

El ánimo me cautiva,

 

 

Y la voluntad me prenda.)

 

EL

Otro refrán.

 

ELLA.

                  ¿Otro? Mira

 

 

Con quién andas...

 

ÉL.

                             Es conseja

 

 

Harto vulgar.

 

ELLA.

                   El que a hierro

 

 

Mata

 

ÉL.

Por el hierro muera.

 

 

Vengativo es el proverbio,

 

 

Aunque bíblico: no sean

 

 

Mis palabras, mientras viva,

 

 

De venganza pregoneras.

 

 

Otro más.

 

ELLA.

              El que con lobos

 

 

Anda

 

ÉL.

         Se ha escrito.

 

ELLA.

                              El que espera

 

ÉL.

Desespera, según dicen.

 

ELLA.

(Con intención.) Mas si aguarda con nobleza

 

 

Amor que tarda en venir,

 

 

En bien de sí mismo espera... (Movimiento de él.)

 

ÉL.

Otro más cierto.

 

ELLA

                                                          ¿De amores?

 

ÉL.

¿Quién diera cosa más bella?

 

ELLA.

Amor con amor se paga...

 

ÉL.

Pues ese proverbio sea.

 

 

Ingratas hay que lo olvidan,

 

 

Y torpes que lo desdeñan.

 

ELLA.

La probanza es menester:

 

 

Ánimos, pues, y a la empresa.

 

ÉL.

(¡Si me amara!)

 

ELLA.

                       (¡Si me amara!)

 

ÉL.

(¡Si entendiese!)

 

ELLA.

                        (¡Si entendiera!)

 

ÉL.

Presto, manos a la obra.

 

ELLA. 

Al punto. ¿Cómo comienza?

 

ÉL

A fe que no doy con ello;

 

 

Mas no será cosa extrema:

 

 

Con esquiveces de dama

 

 

Y en el galán insistencias;

 

 

En él, valor y ternura,

 

 

En ella, gracia discreta;

 

 

Paréceme que el proverbio

 

 

Hacerse bien se pudiera.

 

 

¿En qué pensáis?

 

ELLA.

                          En el tiempo,

 

 

Que va de prisa, y apremia.

 

 

¿Decís que amor con amor...?

 

ÉL.

Se paga: ¡si es cosa hecha!

 

ELLA.

(Con intención.)

 

 

¿Tal es de cierto el proverbio?

 

ÉL.

¡Tal fuera la dicha cierta!

 

 

Mirad: pues que el tiempo apura,

 

 

Danme las mientes idea

 

 

Original y curiosa:

 

 

Habrá en la amante contienda

 

 

Galán que de amor requiebre,

 

 

Y dama esquiva y zahareña.

 

 

Haced vos lo de la dama,

 

 

Que os ha de cuadrar de veras:

 

 

Yo haré el galán: vos reñís,

 

 

Cosa para vos no nueva:

 

 

Insisto yo, os defendéis:

 

 

Vuelvo empeñoso a la tema,

 

 

Volvéis a las esquiveces,

 

 

Refuerzo yo la insistencia,

 

 

Y entre no quiero y sí quiero,

 

 

Vos donaire, yo destreza,

 

 

Haced que el amor despierte

 

 

Y ¡dejadme que yo os venza!

 

ELLA,

¡Que vais haciendo el proverbio!

 

ÉL.

Por hacerlo el alma diera:

 

 

¿Aceptáis?

 

ELLA.

                 Es cosa extraña...

 

ÉL.

Perdónese por lo nueva:

 

 

¿Os decidís?

 

ELLA.

                    Decidida.

 

 

¿Edades?

 

ÉL.

              La mía y la vuestra

 

ELLA.

¿Época?

 

ÉL.

             Hoy: los amores

 

 

No tienen más que una época.

 

ELLA.

¿Y nombres?

 

ÉL.

De dama, el vuestro:

 

 

Leonor, ¿qué cosa más bella?

 

ELLA.

Pensad que andamos de burlas.

 

ÉL.

Pues tanto valen las veras,

 

 

Dejad que de burla os llame,

 

 

Como sin burla os dijera.

 

ELLA.

Cortés estáis y discreto,

 

 

Mas no me place. Teresa

 

 

Llámese la ingrata altiva:

 

 

Julián vuestro nombre sea.

 

ÉL.

Ved que notaréis frialdades

 

 

Llamándoos a vos Teresa.

 

ELLA.

Es nombre de santa ilustre:

 

 

¿Aceptáis?

 

ÉL.

                 No haya querella.

 

ELLA.

Vos, Julián; Teresa, yo;

 

 

Princípiese aquí la escena.

 

(Arreglan los muebles, como preparando un escenario.)

ÉL.

Vos sentada; yo sentado.

 

ELLA.

Sube el telón: ya comienza.

 

ÉL.

Ved que os dejéis convencer.

 

ELLA.

Ved que me llamo Teresa.

 

JULIÁN.

(Afectando tono dramático.)

 

 

Con ser tanta la verdad

 

 

De vuestra rara hermosura,

 

 

Mayor es mi desventura,

 

 

Y mayor mi soledad.

 

 

De roca os hizo en verdad

 

 

Vuestra buena madre el pecho:

 

 

¿Qué ley os dará derecho

 

 

para prendar hombre así?

 

 

Con amaros, ¡ay de mí!

 

 

¿Qué mal, señora, os he hecho?

 

ELLA.

(Interrumpiendo la escena, y volviendo a hurtadillas a lo natural. Bajo.)

 

A fe que os ponéis muy grave.

 

ÉL.

Ved que ha empezado la escena.

 

ELLA.

(¡Jesús con el don Julián!)

 

ÉL.

Tócale hablar a Teresa.

 

TERESA.

(Recobrando su tono de ficción.)

 

 

Triste os ponéis de repente:

 

 

Hacéis -¡soberbio papel!-

 

 

A maravilla el doncel

 

 

De don Enrique el Doliente.

 

 

Ved que no ha estado prudente

 

 

Vuestro triste corazón:

 

 

Yo sé que amar es razón,

 

 

A quien se ama, y ley muy justa:

 

 

Mas, si el galán no nos gusta,

 

 

¿Es amar obligación?

 

JUL.

No es de dama tan cortés

 

 

Respuesta tan enojosa:

 

 

Gala hacéis de donairosa,

 

 

Mas lujo de crueldad es.

 

 

Ved, señora, que después

 

 

De haber abierto la herida,

 

 

Tiene la mano homicida

 

 

Deber con la caridad,

 

 

Y es más bella la beldad

 

 

Cuando da a un muerto la vida.

 

 

Ved que en el viento las aves

 

 

Volando pasan a par:

 

 

Ved a las ondas cruzar

 

 

Rumorosas y suaves.

 

 

Ved que hasta las penas graves

 

 

Jamás, Teresa, andan solos:

 

 

Ved cuál se juntan las olas

 

 

En el correr de los ríos:

 

 

Ved, junto a troncos umbríos,

 

 

Amarse las amapolas.

 

TER.

A fe que de mi amador

 

 

Sospechar nunca pudiera

 

 

Que tan presto convirtiera

 

 

A Cupido en orador.

 

 

Mas faltan al trovador,

 

 

Para cautivarme, galas.

 

 

No son las endechas malas;

 

 

Pero yo nunca he podido

 

 

Imaginarme un Cupido

 

 

Con levi-sac y sin alas.

 

JUL.

A fe, señora, que tengo

 

 

Algo tan duro en los labios,

 

 

Que por no haceros agravios,

 

 

En el hablar me contengo.

 

 

Ved que a trovaros no vengo,

 

 

Ridículo trovador:

 

 

Ved que si vivo amador,

 

 

Y si os ensalzo poeta,

 

 

Quien se respeta, respeta

 

 

Un digno y honrado amor.

 

 

Alas me niega el gracejo

 

 

Que vuestros encantos roben;

 

 

Mas en cambio de amor joven,

 

 

Amor os tengo tan viejo,

 

 

Y tan probado y añejo,

 

 

Y tan recio en la porfía,

 

 

Que acaba, Teresa, el día

 

 

Para empezar uno nuevo,

 

 

Y ¡en el alma siempre llevo

 

 

Encendida el ansia mía!

 

 

Y es amor fuego tenaz

 

 

Y ansia y congoja tan fiera,

 

 

Que no hay, Teresa, manera

 

 

De que yo goce de paz.

 

 

Es pensamiento que audaz

 

 

Todo el pensar me domina,

 

 

Y sueño que me fascina,

 

 

Y encanto que me seduce,

 

 

Y estrella que me conduce,

 

 

Y ¡hasta sol que me ilumina!

 

TER.

Por sueño...

 

JUL.

                ¡El alma enamora!

 

TER.

Por encanto

 

JUL.

                 ¡Azul parece!

 

TER.

Por estrella

 

JUL.

                 ¡No anochece!

 

TER.

Y por sol

 

JUL.

              ¡Alumbra y dora!

 

 

Y tanto os amo, señora,

 

 

Por lo gallarda y lo bella,

 

 

Que hasta en la mísera huella

 

 

Que imprimís a vuestro paso,

 

 

Ve este amor en que me abraso

 

 

Sueño, encanto, sol y estrella.

 

 

Es que en el pecho han nacido,

 

 

Con pensamientos de amores,

 

 

Tantos sueños, tantas flores,

 

 

Tanto vigor comprimido,

 

 

Que al cabo en paz he vivido

 

 

Con la vida que me arredra:

 

 

Es que creciendo la yedra

 

 

Al tronco y muro se prende,

 

 

Y ¡en luz de amores enciende

 

 

Tronco, arbusto, sol y piedra!

 

TER.

Incendio vivo y fugaz

 

 

Pinta aquí vuestro amor ciego:

 

 

Si os lo extingue todo el fuego

 

 

Abrasador y voraz,

 

 

Restos para amarme en paz

 

 

Del fuego no habrán quedado,

 

 

Y ¿qué he de hacer, malhadado,

 

 

Si el fuego arrecia y atiza,

 

 

Con un galán Don Ceniza

 

 

Consumido y chamuscado?

 

JUL.

Verdad es ella, que el fuego

 

 

De vuestros ojos me abrasa,

 

 

Y todo prende y arrasa

 

 

La antorcha del amor ciego;

 

 

Pero es lo cierto que luego,

 

 

Fénix, renace el amor,

 

 

Y de un campo sin verdor

 

 

Hace un raudal de fortuna,

 

 

Y de un sepulcro, una cuna,

 

 

Y ¡de una piedra, una flor!

 

 

Es fama que a un cementerio

 

 

Llegó un sabio cierto día,

 

 

Afirmando que no había

 

 

Tras de la tumba, misterio.

 

 

Un ser blanco, vago y serio,

 

 

A la tumba se acercó:

 

 

"Amor, amor" pronunció

 

 

Con triste voz quejumbrosa,

 

 

Y al punto alzóse la losa,

 

 

Y el muerto resucitó.

 

TER.

Quedar debió el sabio inquieto,

 

 

Porque así yo me quedara,

 

 

Si me hubiera cara a cara

 

 

Con un galán esqueleto.

 

 

Vuestras historias respeto;

 

 

Pero pensad, Don Julián,

 

 

Que si tan tétricas van,

 

 

De buscar habré un conjuro,

 

 

Porque ya pone en apuro

 

 

Tanto hueso por galán.

 

 

Amador como el doncel,

 

 

Prendado de su misterio,

 

 

Trae consigo un cementerio

 

 

Para prendarme con él.

 

 

Y no le basta al cruel:

 

 

Para decir que me ama,

 

 

Fuego doquiera derrama

 

 

Por donde el paso detiene,

 

 

Y cuando a verme se viene,

 

 

Viene convertido en llama.

 

JUL.

(Toda esta décima, avanzando él y retrocediendo ella.)

 

¡Ved que es instante supremo

 

 

Este, en que de mí os burláis!

 

TER.

¡Ved que ardéis, y me quemáis!

 

JUL.

¡Ved morir!

 

TER.

                  ¡Ved que me quemo!

 

JUL.

¡Morir de desdichas temo!

 

TER.

¡Pensara yo que de arder!

 

JUL.

¡Miradme ya estremecer!

 

TER.

¡Miradme casi quemando!

 

JUL.

¡Vedme de amor expirando!

 

TER.

¡Vedme de miedo correr!

 

ÉL.

(Cambiando bruscamente de tono.)

 

¡No más, Leonor!

 

ELLA.

(Como no queriendo entender.)

 

                            ¿Qué Leonor?

 

 

Vos Julián, y yo Teresa.

 

ÉL.

La comedia el fuego aviva:

 

 

Acabe aquí la comedia:

 

 

Yo os amo: en vano es que calle

 

 

Lo que ni a vos avergüenza,

 

 

Ni a mí me da más que honra,

 

 

Ni a vos más que dichas diera.

 

 

Mirad: con ser vos quien sois,

 

 

Y con ser, Leonor, tan bella,

 

 

Lo que de vos amo menos

 

 

Es vuestra altiva belleza.

 

 

¡Hay algo en vos que os envuelve,

 

 

Algo extraño que os rodea,

 

 

Algo puro que os bendice,

 

 

Y de vos hasta mí llega,

 

 

Y en el alma se me esconde

 

 

Y en frente y labios me besa!

 

(Ella hace movimientos para hablar.)

 

Callad: porque os tengo en tanto,

 

 

Leonor amada, que es fuerza

 

 

Que penséis lo que digáis

 

 

Porque yo en menos no os tenga.

 

 

Antes me enojan que vencen

 

 

Ridículas resistencias,

 

 

En quien de amores se abrasa

 

 

Y sus amores nos niega.

 

 

Decidme lo que pensáis

 

 

Presto; ¡Mas, por Dios, no sea

 

 

Nada, Leonor, que lastime

 

 

El corazón que os venera,

 

 

Y que con cada latido

 

 

En frente y labios os besa!

 

ELLA.

(Adelantándose sola hacia un lado del proscenio.)

 

Público: suceso grave.

 

 

¿Cómo negarle podré

 

 

Todo mi amor, cuando sé

 

 

Que lo conoce y lo sabe?

 

 

Mándame aquí la costumbre,

 

 

Con las mujeres impía,

 

 

Que el amor del alma mía

 

 

Ni conozca, ni vislumbre;

 

 

Pero si está el corazón

 

 

Saltándoseme a los labios,

 

 

¿Cómo puede haber agravios

 

 

En las que verdades son?

 

 

Yo sé que el pecho amoroso

 

 

Lugar para este hombre guarda,

 

 

Y sé que mi amor lo aguarda

 

 

Por noble y por generoso.

 

 

¿Por qué si un amor honrado

 

 

Estoy sintiendo en el pecho,

 

 

No he de tener yo derecho

 

 

A decir que lo he engendrado?

 

 

¿Por qué, con tanto rigor,

 

 

Cuando a un casto bien se aspira,

 

 

Ha de ser la vil mentira

 

 

Forma fatal del pudor?

 

ÉL.

(En el otro extremo de la escena.)

 

¡Leonor, Leonor de mi vida,

 

 

Cómo más presto me hablaras,

 

 

Si mis angustias miraras

 

 

en el alma estremecida!

 

 

No es un vago devaneo

 

 

Ni pasajero amorío:

 

 

¡Es que este pobre ser mío

 

 

Prendido en tus labios veo!

 

 

Viví: con decir que vivo

 

 

Muchos recuerdos se dicen,

 

 

Que en el cobarde maldicen

 

 

Y esperan en el altivo.

 

 

Amé: con decir que llevo

 

 

En el corazón amores,

 

 

Digo que el ser de dolores

 

 

Se ha trocado en un ser nuevo.

 

 

¡Nada es azul en la vida,

 

 

Oh mortal, de lo que ves,

 

 

Si no miras al través

 

 

De una mujer bien querida!

 

 

Nada ¡oh mortal! es el hombre

 

 

Que sin mujer va en la tierra,

 

 

Y sin el hijo que encierra

 

 

Orgullo y germen de un nombre.

 

 

¡Leonor, mi amada Leonor,

 

 

Cómo más presto me hablaras,

 

 

Si en el alma me miraras

 

 

El lago azul de tu amor!

 

(Cada uno conserva su puesto en un lado de la escena.)

ELLA.

¿Cómo decirlo y callarlo?

 

ÉL.

(Tendiendo a ella las manos.) ¡Leonor, Leonor!

 

ELLA.

(Siempre al público.) Si es honesta

 

 

Afición la que me mueve,

 

 

Si me cautivan sus prendas,

 

 

Si es en la forma cortés

 

 

Y anida en su alma grandezas

 

 

Y lo amo, porque lo estimo,

 

 

Que sólo alcanza completas

 

 

Venturanzas el amor

 

 

Que en la estimación comienza,

 

 

¿A qué mi temor, y el fuego

 

 

Que en las mejillas me quema,

 

 

Si tengo, al par que en el alma,

 

 

Claridad en la conciencia?

 

ÉL.

Luchan amor y pudor

 

 

En esa alma limpia y bella,

 

 

En quien los años no extinguen

 

 

Las blancas flores primeras.

 

 

¡Aguarda, aguarda, amor mío:

 

 

Que detienen sus promesas

 

 

Timideces de mujer

 

 

Que el valor de amor aumentan!

 

(Los dos adelantándose a un tiempo.)

ELLA.

¡Julián!...

 

ÉL.

            ¡Leonor!

 

ELLA.

       Yo no sé

 

ÉL.

¡Palabra que tanto cuestas,

 

 

Si honrada en el alma naces,

 

 

Presto, presto al labio vengas!

 

ELLA.

¡Te amo, te amo!

 

ÉL.

(Con transporte.) No tienen

 

 

Todas las humanas lenguas,

 

 

Ni las aves en los bosques,

 

 

Ni las brisas en las selvas,

 

 

Ni la tórtola nocturna

 

 

De quejumbrosas cadencias,

 

 

Conjunto tal de armonías,

 

 

De espacios divinos prenda:

 

 

Que luego de haber oído

 

 

"¡Te amo!" de tu boca bella,

 

 

Hay más azul en el cielo,

 

 

hay más calor en la tierra,

 

 

Y el aire un beso, otro beso,

 

 

Onda tras onda se lleva.

 

ELLA.

(Como dudando.) ¿Amor firme?

 

ÉL.

                                                 Nunca mueren

 

 

Estos cariños que empiezan

 

 

Con suave calma, que luego

 

 

Respeto y tiempo alimentan,

 

 

Y son del cuerpo sostén,

 

 

Más que deleitosa presa.

 

 

Estima, calma, respeto,

 

 

Unión en lo que se piensa,

 

 

Confusión de vida y vida,

 

 

¿Cómo es posible que mueran

 

 

Si uno en el otro se apoyan

 

 

Y con dos vidas alientan?

 

ELLA.

¿Y el proverbio?

 

ÉL

                         No de burlas

 

 

Lo digas: antes de veras

 

 

Afirma que lo hemos hecho.

 

 

Pues ¿dónde hay mejor comedia

 

 

Que el corazón de los hombres

 

 

Y de mujer las ternezas?

 

ELLA.

La noche llega.

 

ÉL

                       En el teatro

 

 

Repetiremos la escena.

 

ELLA.

Y ¿quién de silbarte habrá

 

 

Que ame, espere, sufra y sienta?

 

 

Mas, ¿qué papel en tu pecho

 

 

Muestra la frente indiscreta?

 

 

¿Papel de amor?

 

ÉL.

De congoja

 

 

Es muy probable que sea.

 

 

Míralo tú.

 

ELLA.

              ¡Del autor!...

 

ÉL.

(Como quitándoselo.) ¡Osadía como ésta!

 

 

Pero no habrá de leerse.

 

 

Dame.

 

 

          No. Cumplir es fuerza

 

 

Su voluntad: "Al buen público."

 

 

Dice así: "Carta modesta:

 

 

Juguete es éste sencillo

 

 

Hecho al correr de la pluma

 

 

En un instante de suma

 

 

Pereza. El alma sin brillo

 

 

Está de quien lo escribió:

 

 

Cuando sin patria se vive,

 

 

Ni luz del sol se recibe,

 

 

Ni vida el alma gozó.

 

 

Vino Guas: quiso tener

 

 

Piececilla baladí,

 

 

Por darte, público, a ti

 

 

Algo agradable que ver.

 

 

Por la mañana encargó,

 

 

Y ¿se pensó en la mañana;

 

 

Más frívola que galana,

 

 

Por la tarde se acabó.

 

 

Hízose así, tan de prisa,

 

 

Y apenas solicitada,

 

 

De tal manera, que nada

 

 

Puede excitar más que risa.

 

 

Mas piensa, público amigo,

 

 

Que cuando el alma se espanta

 

 

Y se tiene en la garganta

 

 

Fiero dogal por testigo,

 

 

La inteligencia se abrasa

 

 

Y el alma se empequeñece,

 

 

Y cuanto escribe parece

 

 

Obra mezquina y escasa.

 

 

En este juguete mira

 

 

Caprichosa distracción

 

 

De un mísero corazón,

 

 

Que por hallarse suspira.

 

 

Siente, ama, estima, perdona

 

 

Con tu natural bondad:

 

 

Si es malo, la voluntad

 

 

De actor y poeta lo abona.

 

 

Nada mejor puede dar

 

 

Quien sin patria en que vivir,

 

 

Ni mujer por quien morir,

 

 

Ni soberbia que tentar,

 

 

Sufre, y vacila, y se halaga

 

 

Imaginando que al menos

 

 

Entre los públicos buenos

 

 

Amor con amor se paga."

 

TELÓN