ANTONIO D LUSSICH
CANTALICIO QUIRÓS Y MITERIO CASTRO EN UN
BAILE DEL CLUB URUGUAY
Índice
* Cantalicio
Quirós y Miterio Castro en un baile del Club Uruguay
o Diálogo
entre los paisanos
Tratando de
un concierto musical y baile que tuvo lugar en Montevideo
* - I -
¿Deaónde
sale gaucho Castro
* - II -
Hace dos o
tres semanas
* - III -
Dentrando,
al costao derecho
* - IV -
Al igual que
como el potro
* - V -
Ni entre
sueños jamás creí
* - VI -
Tuitito
aquel cancherío
* - VII -
Colaos entre
las palomas
* - VIII -
Ya muy
dentrada la noche
* - IX -
Tocó la
güelta a un nación
* - X -
Lo mesmo que
un cañonaso
* - XI -
Y diay
rompieron el fuego
* - XII -
Créaló amigo
Quirós
Al Señor Don
Washington Bermúdez
Diálogo
entre los paisanos
Tratando de
un concierto musical y baile que tuvo lugar en Montevideo.
PERSONAJES
CANTALICIO
QUIRÓS.
MITERIO
CASTRO.
- I -
CANTALICIO
QUIRÓS
¿Deaónde sale gaucho Castro
dispués de
tan larga ausencia?...
En el pago,
su presencia
ya no había
dejao ni rastro.
MITERIO
CASTRO
Viviendo de brinco en brinco
5
por esos
mugidos de Dios,
y aquí me
tiene Quirós...
CANTALICIO
QUIRÓS
¡Vaya alargando esos cinco!
MITERIO
CASTRO
La mano quiero apretar
del viejo
amigo querido,
10
porque el
soplo del olvido
nunca mi
pecho hizo helar.
CANTALICIO
QUIRÓS
¡Ya me largó un preludeo!
Si el rollo
suelta del canto,
hasta puede
darle un tanto
15
al sorsal
con su gorgeo.
Y apéese de
una vez,
no ande
orqueteao a lo gringo,
Sino desloma
ese pingo
porque usté
pesa por diez.
20
MITERIO
CASTRO
Pero su cuerpo... es en bruto
mucho más
pesao que el mío,
que lo tengo
tan vacío
como el
güeco de un cañuto.
CANTALICIO
QUIRÓS
Mi peso es cuñao, de ley,
25
soy retacón
y maciso,
y á usté su
madre lo hizo
ternerito
cuerpo e güey.
MITERIO
CASTRO
Las comparancias no pierde
cuando puede
echar un taco;
30
mientras mi
zaino, de flaco
sólo compara
lo verde.
CANTALICIO
QUIRÓS
Le sacó al pobre la chicha
sigún lo
aplastao que viene;
suéltelo pa
que se enllene
35
pues si
ayuna más, espicha.
MITERIO
CASTRO
Mire amigo Cantalicio,
cuando usté
ha sido muchacho,
dicen por
ahí que era amacho,
y hoy ni
sirve pa... un servicio.
40
CANTALICIO
QUIRÓS
Paresé, no facilite,
que aunque
tenga el pelo blanco,
no me creo
nada manco
ni
endesponido pa un quite.
MITERIO
CASTRO
Eso sí, mas no es el de ante
45
en lo
liviano y juersudo,
que en el
trance más peludo
como toro
era de aguante.
Y ansina es el animal,
hasta que
puede, trabaja,
50
mas cuando
afloja la caja
se entume en
cualquier barrial.
Véalo junto al palenque,
ya ni puede
con las carchas...
CANTALICIO
QUIRÓS
Es que de juro en las marchas
55
lo habrá
curtido a rebenque.
MITERIO
CASTRO
Nunca con él fi corsario
y lo monto
de potrillo.
Porque el
zaino doradillo
siempre ha
sido voluntario.
60
CANTALICIO
QUIRÓS
Lárguelo ahí por esa orilla
que está muy
tiernito el pasto,
sino allá,
pa darle abasto
tengo un
tendal de gramilla.
Apúrese y del tirón
65
rumbiaremos
pa las casas,
pues a sacar
por sus trasas
tamién viene
delgadón.
MITERIO
CASTRO
¡Siempre trucha mi aparcero!..
CANTALICIO
QUIRÓS
Por su mujer, amigaso
70
vaya el
golpe de rechaso...
MITERIO
CASTRO
¡Pucha gaucho terutero!
Al vuelo tuito lo atrapa
nunca lo
agarran sentao...
CANTALICIO
QUIRÓS
Si al que ha sido güen soldao
75
ni un
resuello se le escapa.
MITERIO
CASTRO
Como es tan escarbador,
ya me caló
por encima
que traía
floja la prima
y el buche
como tambor.
80
CANTALICIO
QUIRÓS
Algo hallaremos por áhi
con que
entonar la barriga;
hay pronto
un guiso de hormiga
y hachuras
de bacaray.
MITERIO
CASTRO
Es de mi flor la merienda
85
pa que usté
le haga un amago,
pero antes
alumbre un trago
que hasta el
mondongo me encienda.
CANTALICIO
QUIRÓS
Lo que es aquí, por chupanza...
el garguero
no asujete,
90
tengo lleno
hasta el gollete
un porrón...
pura esperanza...
MITERIO
CASTRO
Cuando alimenta, su voz
no es de
juro desabrida,
pero en
barriga vacida
95
esperar es
cosa atroz.
CANTALICIO
QUIRÓS
En el cuidao del umbligo
es usté
gaucho afanoso;
Su vientre
ha de ser un poso
de la
vaciedá enemigo.
100
MITERIO
CASTRO
Ya que se toma interés
por este
pobre cristiano,
vámonos
derecho al grano
y a
calentarnos los pies.
CANTALICIO
QUIRÓS
Belay viejo la cocina,
105
vaya
empinando este frasco,
mientras
preparo un churrasco
de ternera
papa-fina.
Y córrase pa el fogón
porque la
tarde está fría,
110
y suelte
alguna armonía
de su fina
ispiración.
Que gusto tendré en oirlo.
Tiemple
hermano la guitarra,
que si en
sus manos la agarra
115
saca más
notas que un mirlo.
MITERIO
CASTRO
Como quiere que me lusca
si mi canto
es muy sencillo,
no le pida
al candil brillo
ni brasa a
la charamusca.
120
La voz de un pobre cantor
nunca da
sonido dulce...
CANTALICIO
QUIRÓS
Dispués que la viola pulce
brotará algo
superior.
MITERIO
CASTRO
Pues largaré sin rodeo
125
de mi pecho
los sonidos,
entre una
fiesta nacidos
de la gran
Montebideo.
- II -
MITERIO
CASTRO
Hace dos o tres semanas
que en este
pago me encuentro,
130
habiendo
andao por adentro
en el trajín
de unas lanas,
donde perdí
hasta las ganas...
de comer, de
atribulao,
pues le di
plata a un letrao
135
pa arranchar
cierto negocio,
y era una
liendre el tal socio
que me largó
trasquilao.
Lo conocí a ese ladino
en una fonda
mentada
140
ande va la
paisanada,
junto al
Paso del Molino;
frente a
frente y de vecino
lo tuve en
la mesma mesa,
y mi fortuna
traviesa
145
quiso que a
él me ayuntara,
viniendo a
costarme cara
la unión con
tan güena piesa.
Comensó a meterme prosa
ponderando
su gran sencia,
150
su vaquía,
su esperencia
y qué sé yo
cuánta cosa,
mentando su
marcha honrosa
en tuito lo
que empredió;
Y tanto me
engatusó
155
con el poder
de su labia,
que aunque
decirlo da rabia
el pueblero
me bolió.
Como mancha de tiñoso
al cuerpo se
me pegaba,
160
mientras la
cacha arreglaba
pa
sambullirme en el poso.
¡Nunca creí
que juera el moso
de tan mala
encarnadura!
Pues era tal
su dolsura
165
que al
gaucho más abispao,
de juro le
habría pegao
en medio a
la matadura.
CANTALICIO
QUIRÓS
¿Cuál hay d'ellos que no se abra
al
compromiso más fiel?
170
Largan
veneno entre miel
pa engañar
con su palabra.
Al monte
tira la cabra,
y ellos,
tiran... pa el bolsillo,
porque amigo
hay cada pillo
175
entre esa
gente escrebida,
que en
cuanto usté se descuida
lo dejan sin
un cuartillo.
MITERIO
CASTRO
Yo pasé por tal ebento,
a la otra
tarde el criollaso
180
se me vino
apuradaso,
cargao con
un ducumento
de ganarnos
mil por ciento
sin mucho
sacrificar,
pudiéndole
yo aflojar
185
algún unto
de manteca,
pa darlo
sobre poteca
de un
chiquero junto al mar.
Pa más seña, en galantía
cierto
tinterillo trujo,
190
aperao con
mucho lujo
de pura
chafalonía.
Dije, que pa
mí no había
tal necesidá
estremosa,
porque una
persona honrosa
195
basta y
sobra pa cumplir,
y al punto
lo iba a servir
con gusto en
cualesquier cosa.
Ahí nomás me descargó
una
embestida a lo toro,
200
que de mil
pesos en oro
esta chuspa
rabonió.
Su vista
relampaguió
cuando los
tuvo en la mano...
¡Pucha, lo
que es el cristiano
205
en
tratándose de plata!
Como pa el
queso la rata
y la
osamenta el gusano.
Ya comenzó a voraciar,
y aquella
mesmita noche
210
me acorraló
contra un coche
pa dir al
pueblo a bailar;
Diay me hizo
desnudar
todito mi
gaucho apero,
por un traje
de pueblero
215
pa que
anduviera aligante,
y abiao
quedó en un istante...
Se entiende,
con mi dinero.
Dende el sombrero a la bota,
de la
sortija al relós,
220
quedé
nuevito, ¡Quirós!
Y no lo digo en chacota
las patas le
vi a la sota,
porque de
tan paquetaso
daba
andequiera gataso...
225
¡Lo que va
de ayer a hoy!
Pues de
desplurnao que estoy
tengo que
dormir al raso.
Ese es el triste barato
que yo le
debo a ese laucha.
230
¡Lindo me
peló la laucha
embrollándome
en el trato!...
Pero, amigo,
a ser ingrato
jamás mi
pecho se priesta.
Con él, gocé
en una fiesta,
235
por él, le cuento
esa historia
y no olvida
la memoria
¡lo que tan
caro nos cuesta!...
Diay salimos en collera
con rumbos a
la riunión,
240
ande había
una procesión
de coches en
la tranquera.
Caía al
batuque en chorrera
el gentío
entreverao,
de la puerta
apeñuscao
245
correrse al
patio quería,
pero un
nación le pedía
el dentre a
cada embitao.
Viejas, mosas, gordas, flacas,
ahí lucían
sus petates.
250
Letraos,
estrangias, manates,
mamporras y
currutacas,
como rodeo
de vacas
se dentraban
al corral.
Y había cada bagual
255
con su
piscoira del braso,
que más de
una vez mi laso
codicié...
pa echarle un pial.
Cuando el momento llegó
de meter el
cuerpo adentro,
260
nos salió un
moso al encuentro,
po el boleto
preguntó.
De soslayo
miré yo
y vide a mi
compañero
haciendo
seña al puertero,
265
y qué sé yo
qué le dijo,
que del modo
más prolijo
nos dio
cancha salamero.
Yo colejí de seguida
al ver tal
comedimiento,
270
que le había
aflojao ingüento
pa ganarle
la partida.
¡Ansí
amigaso es la vida!
Por más que
el hombre bien obre
no teniendo
unto de cobre
275
vive en el
mundo maldito,
porque no
hay mayor delito
que el andar
jediendo a pobre.
Dicen que el tal chafalote
corsario es
como carancho.
280
Le dan por
mal nombre, Sancho.
Tiene ojos
peidos, bigote,
muy recargao
de cogote
y con patas
de avestruz,
que es más
ligero que luz
285
oí decir...
pa los diudores,
¡Que juyen de sus amores
como el
diablo de la cruz!
De juro que al verme allí
aquel
gallego soquete,
290
habrá dicho
a este paquete
"No es
criollo de por aquí
"y
viene a ver si se mete
"de
arriba en el camuatí.
"con sólo reconocer
295
"la
facha de ese lagaña,
"se
saca sin mucha maña
"ni
pretensión de saber,
"que
esa nube debe ser
"del
cielo de la campaña."
300
Por eso que
de soslayo
con
desprecio me miró,
pues claro,
no se animó
a
enderesarme el caballo.
Y diría,
"éste es mal gallo
305
"pa que
lo desplume yo."
Pero el día que lo encuentre
cortao, en
cualquiera punto,
trataré de
hacerle un dentre
pa arreglar
tan fiero asunto,
310
sino el
espinaso al vientre
en esa
ocasión le junto.
Si hasta el compinche del trato
se alsó de
mi compañía.
Quién sabe
donde andaría...
315
Tal vez
echando responsos,
pa engatusar a otros sonsos
con su libia
y picardía.
No tiene suerte ninguna
el gaucho de
nuestra tierra,
320
por demás su
suerte es perra,
como perra
es su fortuna.
Es mártil
dende la cuna
hasta que el
oyo lo encierra.
CANTALICIO
QUIRÓS
No se aflija pues cuñao,
325
ya es cosa
vieja y resuelta
que el mundo
da mucha güelta,
y el día
menos pensao
con la dicha
se ha topao
y entonces
ya no lo suelta.
330
Cierta vez cuasi la muerte
me larga al
sol pansa arriba.
Ya había
quedao sin saliva
de un
atracón lo más fuerte.
Y el que en
tuavía yo viva
335
lo debo a mi
güena suerte.
Pero sería muy durable
la relación
de ese cuento
y prefiero
que usté hable,
pa que no se
corte el tiento
340
de tan
machaco bailable
que ha
olvidao hace un momento.
MITERIO
CASTRO
Corriente amigo Quirós,
vaya parando
la oreja
que de mi no
tendrá queja...
345
CANTALICIO
QUIRÓS
¡Nunca lo permita Dios!
Siempre
hemos de ser los dos
panal de la
mesma abeja.
MITERIO
CASTRO
Pues ya que su pecho brama
ganoso de
este barato,
350
no puedo yo
ser ingrato
siendo amigo
el que me llama,
y allí va un
gajo de la rama
del árbol de
mi relato.
- III -
Dentrando, al costao derecho
355
un cuarto
cuajao había
de ropa y
sombrerería.
El mostrador
del despacho,
un getón muy
vivaracho
a su cargo
lo tenía.
360
Los combidaos le entregaban
lo que era
estorbo pa el frito,
en cambio de
un boletito
pa al dirse
cobrar la prenda,
aflojando al
de la tienda
365
po el cuidao
un regalito.
Mi capacho que era blando
lo sambullí
contra el seno,
recelando
que al sereno
mi mate
juera quedar,
370
que el
bagual que muerde el freno
es malo de
hacer parar.
Volví a acomodar la barba,
me eché pa
tras la melena,
y con mirada
serena
375
le tendí al
campo un vistaso,
por si caía
en algún laso
abrirme
cancha sin pena.
Diay subí un escalerón,
¡cosa
hermano nunca vista!
380
Mas ¿cómo
pasar revista
a tanto
mesclao recuerdo?
Que al
querer seguir su pista
en un
merenjel me pierdo.
Llegué por fin a la raya
385
de mi
anhelo, con orgullo,
¡viera
colarse este grullo!
Ande ni
cabía una mosca,
pero
dentraba al barullo
del cuerpo
haciendo una rosca.
390
Y cuasi pierdo el resuello
al formar en
el montón.
Me dieron
tal rempujón
que a un
gringo cuasi lo estrello
en la puerta
de un galpón...
395
¡Pucha digo!
¡qué atropello!
Y a otro costao me largué
por librarme
de esa gente,
pues vale
más ser prudente
en algunas
ocasiones,
400
que con la
marca caliente
andar en
tribulaciones.
Más como allí de gentío
estaba tuito
relleno,
ni una
cuarta de terreno
405
había pa
retosar,
sólo logré
campo güeno
dispués de
mucho sudar.
- IV -
Al igual que como el potro
que en el
campo lo bolea,
410
tiembla,
bufa, corcobea,
trastrabilla
y se abalansa,
hasta que
por fin se cansa
y de
aplastao ni cocea.
Ansí al verme entre aquel lujo
415
me quedé
medio abombao,
como sonso
encandilao
trompesando
a lo borracho,
y andaba de
lao a lao
lo mesmo que
perro guacho.
420
Pa más pior calamidá,
con las
tantas caminatas
las botas se
me achicaron
agrandándose
las patas,
y tan
despiao me dejaron
425
que iba
arrastrándome agatas.
Si las mesmas chiquisuelas
se me
hincharon del ardor,
¡viera
hermano! a lo mejor
sentía cada
calambre
430
que hasta el
cuero del matambre
me crujía
del dolor.
Y al cuete es que el hombre clame
si la suerte
no le liga,
cuando se
muestra enemiga
435
hay que
dejarla correr,
que al
cansarse de... moler
suele
venirse de amiga.
En ese apuro machaso
yo creía ver
las estrellas,
440
pero amigo,
esas querellas
son muy
fieras de contar,
vale más
hacer borrar
hasta el
rastro de sus güellas.
Al
sentir chillar mis callos
445
una tarimba
pesqué,
sobre ella
me acomodé
refalándome
las botas,
y pa oriarse
las colgué
porque
sudaban a gotas.
450
Ya dende acuellas alturas
agüaitar
podía a mi antojo,
y como tengo
güen ojo
no se me
escapaba nada.
Ansina es
que no me encojo
455
al largarle
esta plumada.
Estando en esa tarea
un moso se
me aparió,
y sólo la
boca abrió
pa decirme
con voz ruda:
460
"Ya que
descalso quedó,
¿a ver pues
si se desnuda?"
Le retruqué de seguida
sin meniarme
del asiento,
usté es
hombre de talento
465
por
supuesto... entre las uñas,
como el mío
es del cimiento
le doy aire
a las pesuñas.
Diay se quiso retobar
y cuasi
suenan las latas.
470
Yo que juyo
a esas fogatas
en campo de
los puebleros,
metí en las
botas mis patas,
llenas de
respiraderos.
Rumbió el hombre pa otro lao,
475
yo seguí
viendo la fiesta,
que en lo
intrincao de la cuesta
la dejamos
hace un rato.
Belay de
nuevo el relato
ya que su
atención me priesta.
480
- V -
Ni entre sueños jamás creí
ver ese
mundo tan raro,
y a usté
cuñao le reclaro
que de
haberme en él metido,
aunque me
haiga costao caro
485
no estoy
nada arrepentido.
Entre mil luces brillantes
había un
cielo recamao.
¡Nunca he
visto más primores!
¡Nunca igual
suelo he pisao!
490
¡Ni más
sahumerio de flores
en la vida
he respirao!
Allí las plantas más raras
en lindas
tasas lucían.
Allí los
pieses se hundían
495
sobre flores
olorosas
y vide allí
¡tantas cosas!
que nunca
crei susistían.
¡Juna amante! ¡qué riquesa!...
Hágase cargo
amigaso
500
que todo era
puro raso
dende el
techao hasta el suelo.
¡Si cuando
oigo hablar del cielo
creo que
aquello era un pedaso!
Y llenos de bordaduras
505
cada espejo
era un portón
y no me
apode embustero,
ni le cause
almiración
si digo, que
en uno, entero
se retrataba
el salón.
510
¡Y qué cuadros! ¡virgen santa!
Pegaos
contra la paré.
¡Boca
abierta me quedé
mirándolos
frente a frente!
Pues de
pintura había gente
515
que crei más
viva que usté!
El sillerío y cortinaje
estaba
embolbido en oro,
y aunque el
uñateo inoro
le juro sin
tutubiar,
520
que al más
santo aquel tesoro
era capaz de
tentar.
Y unos asientos tamaños
que sufrís
los o llamarse,
tenían como
pa echare
525
espaldar de
punta a punta,
y en ellos
podía acostarse
de cuerpo
entero una yunta.
Y redondeles de fuego
ciertos
cañutos largaban
530
que colgaos
del techo estaban.
Y tanto su
brillo era
que ni un
chiquito mermaban
al de un sol
de primavera.
La soledá y las tinieblas
535
habían juido
de aquel pago,
pues nunca
encuentran halago
en donde
reina la luz,
ansí es que
a su solo amago
diay se
hicieron repeluz.
540
- VI -
Tuitito aquel cancherío
estaba
cuajao de mosas,
lindas,
fieras y graciosas,
¡Pero bien
encacharpadas!
Si algunas
parecían rosas
545
del tallo
ricién cortadas.
Era un enjambre en mistura
de rubias y
de morenas,
unas sin
gracia, otras llenas...
unas gordas
y otras flacas,
550
y una punta
de casacas
como pa
alivio de penas.
Muchísimo me almiró
ver en sus
cantores trajes
unas nubes
de colgajes
555
de distintos
pareceres.
¡Si esa
noche, las mujeres
traían
tuitos sus herrajes!
Cabesa, brasos y orejas
eran puros
rilumbrones.
560
Tamién los
ricos cinchones
que
estreñían sus cinturas.
¡Pucha! daba
comesones
mirar tan
lindas figuras!
Si le hablo de sus vestidos
565
va de juro a
hacer cabriolas,
y crea, no
son mamolas
pues yo al
verlas me almiré,
eran tan
largas sus colas
como de aquí
a la paré.
570
Y al contrario de adelante
estaban
raboneaditos,
pa que sus
pieses bonitos
se pudiesen
almirar,
y algunos de
tan chiquitos
575
al cuerpo lo
hacían cimbrar.
Hágase cargo del resto,
vi cada
hombro y cada braso
tan
redondiao y gordaso
que hasta el
tino hacían perder.
580
¡Si eran
tuitas al barrer
como pa
cerrarles laso!
Yo me lambía al mirar
medio entre
cribo escondidos,
sus blancos
pechos fornidos
585
en un
costante latir.
¡Dichoso el
que en tales nidos
pueda
tranquilo vivir!
No hay guitarra ni cantor
que acierte
a dar con su acento
590
el justo
merecimiento
a tal jardín
de primores.
Sólo Dios
con su talento
puede cantar
a esas flores.
- VII -
Colaos entre las palomas
595
llenos de
apuros y afanes
andaban los
gavilanes
desentumiendo
la geta,
y eran en lo
charlatanes
como usté pa
la limeta.
600
CANTALICIO
QUIRÓS
¡Ya me largó un chaguaraso
pa no perder
la costumbre!...
Que hombre
habrá que no se alumbre
en la
escuridá de la vida,
por que la
santa bebida
605
mata
cualquier pesadumbre.
MITERIO
CASTRO
Largue al diantre sus retruques
y prieste
mucha atención,
va usté a
oír la rilación
de su
trafalario apero,
610
comensando
po el sombrero,
rematando en
el talón.
Medio arisquiando, entre ellos
campo
adentro me colé,
y este
cuerpo acuquiné
615
contra un
rincón de aquel cielo,
ande había
entrao con recelo
y pronto me
aquerencié.
Pero al creerme ya en la gloria
tal
retumbaso sentí
620
que por
cuasi me tendí.
Y la causa
de ese pango
el farol jué
de un chimango
que estaba
en frente de mí.
Era un redondel lustroso,
625
muy
renegrido y muy chato,
como de puro
aparato
se daba
viento con él...
Quién diría
que aquel pastel
¡adentro
encerraba gato!
630
¡Le hiso alguna brujería!
Pues sin dar
la voz de asomo
hinchó
aquella plasta el lomo
pegando
tamaño salto,
¡y ahí nomás
sin saber cómo
635
se cambió en
sombrero alto!
Cuasi reviento de risa
al mirarle
las chaquetas
que esos
plumarios sotretas
allí traiban
pa lucir,
640
las que
tenían, sin mentir
más colas
que tijeretas.
Por el frente, hasta el umbligo
a más tirar
llegarían,
y del
cuadril les salían
645
tapando el
anca y bien junta,
dos anchas y
largas puntas
que cóleras
parecían.
El chaleco muy abierto,
arquetao en
las orillas.
650
Pantalón
ancho en los fondos
y estrecho
en las pantorrillas,
pa hacer
resaltar, orondos
sus
teruteras canillas.
El botín bien charoliao,
655
las camisas
estiradas
y corbatitas
blanquiadas,
manos
sujetas en guantes,
y unos
cuellones tirantes
pegaos
contra las quijadas.
660
Si le hablara de sus prendas
sería nunca
acabar.
Paremos pues
de contar
y mañana
tempranito
seguiré
pegando al frito
665
que tanto me
dio que hablar.
QUIRÓS
Su lengua ha de estar muy seca
vuelva a
empinar el porrón.
Nunca es
larga relasión
la de una
historia que enllena,
670
y es la suya
más que güena
porque
encanta el corasón.
MITERIO
CASTRO
Le doy las gracias Quirós
por tan
delicao cumplido,
y aunque el
canto pobre ha sido
675
téngalo por
verdadero.
Es un abrojo
nacido
entre aquel
jardín pueblero.
- VIII -
Ya muy dentrada la noche
el fandango
principió.
680
Diay una
rubia salió
apadrinándola
un viejo,
y en un
sitio se paró
dando
espaldas al espejo.
¡Si era la mira un pimpollo!
685
Tan humilde
y sencillita,
como
graciosa y bonita
diaonde
quiera la mirara,
porque de
cuerpo y de cara
era lo más
parejita.
690
De una gran imprenturia
dicen que el
padre es el dueño.
Criollo que
pa un empeño
nunca ha
fruncido el hocico...
No tocándole
el bolsico
695
que es de
difícil ordeño.
Pues como le iba contando,
la rubia en
aquel momento
se allegó a
cierto istrumento
y lo comensó
a tantiar,
700
hasta que le
hiso largar
el más
primoroso acento.
Tendido de boca arriba
un palomar
parecía.
Y en cada
aujero tenía
705
linda copa
de cristal,
que daba más
armonía
que el canto
de un cardinal.
Le juro, del intusiasmo
se hinchó
hasta mi última vena,
710
al mirarla
tan serena
arrancándole
sonidos
que parecían
los quejidos
de un alma
que vive en pena.
Y ella muy suelta de cuerpo
715
a su
albitrio se floriaba.
¡Juna
airiante! si asombraba
ver que sus
ligeros dedos
de un lao al
otro, sin miedos
con prontitú
los cambiaba.
720
Cuando acabó de tocar,
hubo de
manos tal ruido
que yo me
quedé aturdido.
Y ella llena
de sonrojos
al suelo
bajó los ojos
725
por el
triunfo conseguido.
Luego otra ninfa llegó
dando la
mano a un letrao,
hombre muy
espabilao
oí decir...
pa cualquier farra,
730
pues nunca
hay junción bisarra
que él no
sea el encargao.
Como toro era morrudo,
entrepelao
de color.
Dicen que es
rematador...
735
de
meriendas, por supuesto.
¡Si en
buche, da luz y resto
al nandú más
tragador!
Siguiendo pues mi relato,
la mosa se
jué a sentar
740
frente a una
laya de altar
de
relumbrante negrura,
¡que hasta
tenía bordadura
en el mesuro
respaldar!
Y estaba anchamente abierta
745
media tapa
delantera,
formando muy
blanca hilera
de un teclao
fino y parejo,
que lustroso
como espejo
aguardaba a
la pueblera.
750
Ansi jué: la deidá aquella
una pregunta
le hiso,
y él que
estaba sobre aviso,
al sentir
sus tiernas manos
le respondió
muy sumiso
755
¡con
relinchos soberanos!
Ya se le orquetó de firme
comensando
el preludeo.
¡Pero al
llegar al punteo!...
La calandria
más cantora
760
no lo iguala
en el gorgeo
¡cuando
saluda a la aurora!
¡Pucha! ¡oyera cada nota!
¡Si daba
calor aquello!
Yo aguantaba
hasta el resuello
765
por no
perder ni un sonido,
y aunque
tocasen degüello
allí me
habría sostenido.
Y ahi supe por un ladiao,
que esa
pueblera donosa,
770
venía a ser
de la otra mosa
muy allegada
parienta.
Que en el
piano tenía menta
de tocadora
famosa.
Cuando la última queja
775
quedó de
pronto apagada,
como
descarga cerrada
un palmoteo
sonó,
y ella toda
colorada
pa su
asiento se volvió.
780
Diay se vino otra muchacha
que pegaba
su gataso
con un apero
a machaco.
¡Viera que
aire retrechero!...
La traía un
nación del braco
785
con facha de
terutero.
el piano la
soltó,
a ese
istrumento
tomó asiento
a tentar;
790
movimiento
a cantar.
No anduve errao: abrió un libro
y al oír del
piano el rasqueo,
largó un
divino floreo
795
de su boca
color guinda.
¡Sin
desajerar, no creo
haber oído
voz más linda!
¡Y qué cambios tan distintos!
Aura era
alegre su canto,
800
dispués
lleno de quebranto.
Ya redamando
ternura,
ya cubierto
de amargura.
¡Mas siempre
cuajao de encanto!
Yo le asiguro Quirós
805
que me quedé
disvariando.
Los oídos
tenía sumbando
al mucho
tiempo dispués.
¡Si hasta
soñé alguna ves
que estaba a
mi lao cantando!
810
Al morir l'último acento
de tan
lucida canción,
en verdá,
tuito el galpón
creí que se
viniera abajo,
si era
apludir al destajo
815
¡con las
manos y el talón!
Enseguida les trujeron
unos ramos
macumbeses
sostenidos
en tres pieses.
De juro se
los mandaron
820
los que
hacían allí de jueces,
por lo bien
que se portaron.
CANTALICIO
QUIRÓS
¿Serían esas canciones
en criollo
verdadero?...
MITERIO
CASTRO
¡Se equivoca compañero!...
825
Tuito lo que
allí han cantao,
jué en un
aidomia estrangero
de lo más
arrebesao.
Yo procuraba entenderlo
haciendo
juersa de oreja,
830
pero era
fiera madeja
pa poder
desenredar.
Y al igual
que comadreja
solo traté
de agüaitar.
- IX -
Tocó la güelta a un nación
835
con facha de
apolitano.
Traía un
violín en la mano
lustroso y
bien templaíto,
pa estar
pronto al primer grito
que le diera
el veterano.
840
Nunca creí que tal botija
con cuerpo y
cara de pucho
habiera sido
tan lucho
en manejar
el violín...
¡Pero amigo,
pa el serrucho
845
era un rayo
ese flauchín!
Viene aquí bien el reflán,
que un
matungo sin presensia,
suele a
veces ser más diestro
que un pingo
de resolbensia.
850
Ansí aquel,
era gran maestro
bajo su
triste aparensia.
¡Tocó y tocó de lo lindo!
Si hasta el
aire parecía
que a
escucharlo se tendía.
855
O que algún
ángel del cielo
a la tierra
bajaría
pa
alumbrarlo con su anhelo.
Diay se allegó a las carreras
un
tinterillo pansón,
860
echao pa
atrás, retacón,
con tamañaso
cogote,
de melena y
de bigote,
y en ancas
muy compadrón.
En cuanto pisó la raya
865
jué
preparando su rollo.
Y al partir,
ya mostró el pollo
tener púas
atiladas.
¡Ah terne
cumpa ese criollo!
¡Daban hipo
sus floriadas!
870
Por, oirlo mejor, las jentes
asujetaron
los frenos.
¡Créalo no
era pa menos!
Y a más, me
costa cuñao
que era el
tal cantor, mentao
875
como güeno
entre los güenos.
Dentro luego una morocha
comensándose
a quebrar.
Yo le vide centellear
sus ojasos
color tinta,
880
y que era
muy rigular
se conocía
por la pinta.
Siempre poca mi palabra
será, hay
que yo la alabe.
Si hasta
creo que ni el ave
885
de más
templada garganta,
la aventaja
cuando canta
a su voz tan
dulce y suave.
Hubo una larga parada,
que asigun
yo lo malicio,
890
jué pa
despuntar el vicio
y echar
algunas humadas,
mientras las
hembras, sentadas,
prosiaban y
hacían bullicio.
Más tamién pa ellas llegó
895
el momento
del rescate.
Via usté a
tanto manate
abrir cancha
a duras penas,
llevándoles
tasas llenas
de un
traitibo chucolate.
900
Quise del gusto dar fe,
y aunque
medio embaretao
de estar
tanto acuquinao,
las tabas
desentumí,
me desperesé
y salí
905
con rumbos a
otro costao.
¡Bien aiga el haber salido!
Si al crerme
ya en la cocina,
fi a dar
contra una cortina
tras la cual
viché a una mosa
910
sentada...
en no sé qué cosa...
de música...
muy divina.
¡Jué pucha! la china al verme
pegó una
espantada tal
que creí que
le diera el mal.
915
¡No era pa
menos el tarro!
Si al
destaparse, hasta el tarro
largó del
susto el cordial.
Juyendo de tal sahumerio
pa otro lao
me abalansé,
920
pero ahí
nomás refalé
al meter mi
cuerpo adentro,
y del
tobillo al encuentro
tuitito me
rajuñé.
Y maldiciendo mi suerte
925
por andar
tan en la mala,
sumbando
entré como bala
pa el rincón
diaonde salí,
diay vía
tuito el camuatí
que se
apiñaba en la sala.
930
A poco rato nomás,
se largó
garifo y crudo
un petiso
bigotudo
de melón
medio alumbrao,
pero muy
bien enfachao
935
con trasas
de copetudo.
Y ya abrió su boquerón
como un
horno de tamaño,
¡viera usté
chorriar el caño
de aquel
getón tan rebusto!
940
Que el mirarlo
me hacía daño
y escucharlo
daba gusto.
¡Tenía el bárbaro una voz!...
Igual a la
de un sereno
que en el
pueblo solía oír.
945
¡Si era
aquello como trueno!...
Pero debía
ser muy güeno,
¡pues lo
hicieron repetir!
Otras hembras y varones
lucieron
allí su hechiso,
950
y al decir
¡ya entubo el guiso!
Aquel gran
cajetillaje
sacó del
medio el sillaje
y pa el
baile cancha hiso.
- X -
Lo mesmo que un cañonaso
955
de pronto
allí retumbó
que el
cotorro alborotó,
si jué como
disparada
de tropa que
está encerrada
y entre la
noche se alsó.
960
Y ya enrabaos cabrestiando
tronaron
distintos sones
de cajas y
guitarrones,
y otros
muchos istrumentos,
que hasta
rayaban los vientos
965
con sus
lindas tonaciones.
Estaban los musiqueros
entre un
cerco acorralaos,
del gentío
separaos,
teniendo al
frente en hilera
970
largas mesas
de madera
con sus
libros preparaos.
¡Bien aiga! cómo seguían
tan
lindamente el compás
que marcaba
un capatás
975
con su
cañita en la mano,
que cortes
de punta y plano
daba... al
aire, en un sas-tras.
Entre ellos había un jastial
de cachetes
refornidos,
980
que daba
tales soplidos
como pa
desgañitarse.
Si en uno de
esos bufidos,
¡creí que
juera a reventarse!
Y otros cuantos mariquitas
985
de fachas lo
más urañas,
con unas
flautas de cañas
se floriaban
compadrones,
queriendo
hacerse los liones
con
figuritas de arañas.
990
- XI -
Y diay rompieron el fuego
unos caras
mal lambidas;
Personas muy
conocidas...
¡En alguna
banca al fiao!
Que andaban
de lao a lao
995
rastriando a
sus consentidas.
Talvez muchos de esos quiebras
que allí
sacudían las latas,
andarían...
como ratas,
apuesto a
que del bolsillo
1000
colgándolos
de las patas,
no les caía
ni un cuartillo.
Al crer que dían a bailar
me llevé
tamaño chasco...
alcance
cuñao el frasco
1005
que voy
dentrando en calor...
CANTALICIO
QUIRÓS
-Belay,
cópelo sin asco
que es un
guindao superior.
MITERIO
CASTRO
¡Hasta verte vida mía!...
¡Si en mis
brasos la tuviera!...
1010
CANTALICIO QUIRÓS
Destape pues la hechicera
que lo tiene
tan blandito...
de juro
alguna pueblera
lo ha pialao
en aquel frito.
MITERIO
CASTRO
¡Me dio usté en la matadura!...
1015
CANTALICIO
QUIRÓS
¿Cuándo diantre he sido lerdo?...
MITERIO
CASTRO
Es verdá, cuasi me pierdo
pastoriando
a una deidá,
que dende
esa noche está
ayuntada a
mi recuerdo.
1020
CANTALICIO
QUIRÓS
Quién es la favorecida
pa ofertarlo
una corona?...
MITERIO
CASTRO
Jué una criolla comadrona
hasta en el
modo e pisar...
CANTALICIO
QUIRÓS
¡Qué cuero pa una carona
1025
con ella
pudiera armar!
MITERIO
CASTRO
Pa cuero no hay como el suyo
que está
pior que chicharrón...
Y oiga pues
la rilasión
de aquella
traidora china,
1030
que me largó
con la espina
clavada en
el corasón.
Con el fuego de sus ojos
más grandes
que patacones,
me encendió
hasta los riñones.
1035
¿Y a quién
no lo habrían ardido?...
Si parecían
dos tisones
¡de ñandubay
bien prendido!
Como el forro de este poncho
tenía labios
coloraos,
1040
y unos
cachetes rosaos
a cual más
gordo y masiso,
igual en lo
redondeaos
al anca de
ese petiso.
Ni canilla de bagual
1045
aventajaba
en blancura
a la de
aquella hermosura.
¡Ni el sauce
que cimbra el viento
tiene mejor
movimiento
que su
graciosa cintura!
1050
Yo por sólo una esperansa
de aquella
mujer querida,
hubiera dao
media vida.
Felis la
pulga, que al menos
por su
sangre sostenida,
1055
vive y muere
entre sus senos.
Si era esa criolla más rica
mirándola po
ande quiera,
que
costillar de ternera
para un
pobre muerto de hambre.
1060
¡Ay hermano!
quién pudiera
meterle
diente a ese fiambre.
CANTALICIO
QUIRÓS
Dejesé de
tanta prosa
y vaya
derecho al grano...
¡Pucha con
el cristiano
1065
cuando el
amor lo calienta!
Del
chaparrón más liviano
suele hacer
una tormenta.
MITERIO
CASTRO
No tuvo aquello de baile
ni siquiera
el preludeo.
1070
Se volvió
puro paseo
cada cual
con su pareja,
pa menudiar
lengüeteo
pico a pico
y a la oreja.
No quedrían hacer sudar
1075
sus
delicadas masetas,
mientras que
sus largas getas
chichoniaban
al botón,
porque de
aquellos lambetas
a cual era
más chichón.
1080
Sólo un moso achinaíto
de patas
medias carribadas
y muy
charcón de quijadas,
corría po
esos salones
con las
riendas aflojadas,
1085
sacudiendo
los garrones.
Asigún avirigüé
pastoriaba a
una ricacha,
que le
conoció en la hilacha
que traíba
mala intensión,
1090
pues largó a
ese cucaracha
como a
trapo, en un rincón.
Al ñudo se reditía,
de balde se
le apariaba
y al cuete
la enamoraba.
1095
Ella en vez
de su ternura,
al infelís
lo trataba
pior que si
juera basura.
Ansina es siempre el amor
cuando no
hay correspondensia.
1100
Sólo puede
la pasensia
calmar sus
fieros rigores,
porque ni la
mesma ausensia
sabe templar
sus ardores.
Pueda ser que aquella ingrata
1105
que hoy lo
tiene a mal traer,
llegue un
día a comprender
lo que ha
sufrido ese criollo
y al fin, le
dé por querer...
¡Sambullirlo
entre algún oyo!
1110
Al nudo el musiquerío
redoblaba
las sonatas,
¡pero qué! a
esos papanatas
en el baile
chapetones,
se le
empacaban las patas,
1115
o eran
flojos de tendones.
Yo me reíba compañero
sin poderlo
remediar,
viéndolos
aparentar
dándose
aires de muy luchos,
1120
siendo sólo
unos matuchos
que ni
sirven... pa puntiar.
Ande no se muestran lerdos
es cuando
siguen la pista
campiando
alguna conquista
1125
de riñones
bien forraos...
¡Pa eso sí!
los condenaos
nunca son
cortos de vista.
Y de tan escarbadores
parecen
muertos de antojo,
1130
se pegan
como el abrojo
siendo güena
la parada,
porque pa
sacar tajada,
¡saben lindo
echar el ojo!...
Siguiendo pues mi relato,
1135
al ver tanta
endiferiensia
se me escapó
la pasensia.
¡Si esa
gente es pura labia!
Créame, que
de la rubia
andaba...
como la ausensia.
1140
En vez, el estrangerage
sin andarse
con floreo,
le prendía
al macaneo
sin
mesquinarle canillas,
llevando en
el pataleo
1145
por delante
hasta las sillas.
Me gustan esos nasiones
que sin
meniar la sin güesos,
le pegan
firme a los quesos...
haciéndole
al techo señas,
1150
porque andan
como cigüeñas
estirando
los pescuesos.
En desentumir la geta
no pierden
tiempo al botón,
sólo dan
combersasión
1155
y es lo que
más les encanta...
Al gollete
del porrón
sin
pijotiarle garganta.
Yo que presumo de listo
tamién
dentré al entrevero,
1160
y fi derecho
al lucero
que dende
hoy le vine hablando...
La que me
largó sumbando:
"En
baile estoy caballero."
¡En ese istante! la vida
1165
vendo por
una bicoca.
Si hasta
creí que por la boca
me saltara
el corasón
y ñublada,
inquieta y loca,
¡sentí mi
clara rasón!
1170
En cuanto mi hube calmao
del proceder
de la ingrata,
salí de
allí... como rata,
yendo a
embitar a otra china,
y me retrucó
la endina:
1175
"Me
duele mucho la pata."
Por cuasi deshago el baile
de tan
caliente que estaba.
Si hasta el
pelo me sudaba...
CANTALICIO
QUIRÓS
Son los golpes de la suerte,
1180
y al
cristiano que le acierte
le hace dar
güelta la taba.
Siguro que las puebleras
le sacaron
por la falla
que usté no
era de su laya.
1185
Y al verlo
medio despiao
habrán dicho
"este ladiao
no pasa de
un gran morralla."
MITERIO
CASTRO
Vi que por carta de más
me miraban
en la cancha,
1190
pero amigo,
hice pata-ancha,
y dije
"si he de vivir,
antes que
llegue a morir
tomaré güena
revancha."
Y en menos que canta un gallo
1195
fi a clavar
derecho el pico
contra una
cara de cuïco
que estaba
sobre un sufás,
lo más
echada pa atrás
bailando...
con su abanico.
1200
¡Jué pucha! se le abrió el cielo
al ver que
me le apariaba,
tamién la
infeliz estaba
dentro de
aquella riunión,
más clavada
que mojón
1205
porque mides
la sacaba.
Le gané el lao de las casas,
y la pobre
me echó un tiento
ofertándome
el asiento.
Pero al
dirme a acomodar
1210
largó tal
jedor su aliento
que tuve que
disparar.
Si parecía hecho adrede
pa clavarme
en la estacada,
ya con Palma
sobajiada
1215
por
desengaño tan rudo,
volví pa mi
arrinconada
corrido como
peludo.
Al juir de aquella tarasca
formó en dos
filas la gente,
1220
y aliniaos
de frente a frente
se pusieron
en batalla,
pa ver cual
era el valiente
que mejor
cáia a la raya.
Diay vino un desbarajuste
1225
de topadas y
meneos,
sacudidas,
sapateos,
saludos y
morisquetas,
remilgues, partes, piruetas,
atajes y
culebreos.
1230
Allí estaban las fierambras
mesturadas
con pimpollos.
Gallos
viejos entre pollos,
milicos y
cajetillas.
En fin son
puros embrollos
1235
las tan
mentadas cuadrillas.
Entre aquel tendal de estrellas
que
alumbraban el salón,
causó grande
almirasión
cierta
orientala de ley,
1240
que aunque
de cuerpo de güey
tenía blando
el corasón.
Le galopiaba al costao
un gaucho de
facha rara.
Muy largo y
fiero de cara,
1245
lampiño,
pelo encrespao,
pa más señas
tan delgao
como caña de
tacuara.
Redepente paró el baile,
el clarín
tocó a merienda.
1250
Y ya salió
como hacienda
la gente, de
aquel corral,
largándose a
la tras-tienda
pa echare al
buche un cordial.
- XII -
Créaló amigo Quirós
1255
que a tiempo
jué la llamada
pa tan fina
combidada.
Tenía
rialmente un hambre
que tragao
habría un matambre
de una sola
bocanada.
1260
Calculo que los demás
el buche lo
traíban seco,
y en
asigurar no peco
que habla
entre-ellos más de uno
que iba
allí... a llenar el güeco
1265
¡quién sabe
de cuánto ayuno!
Diay, a la gata parida
adelanté
hasta un saguán,
y al igual
que gavilán
me le prendí
fiero a un gringo,
1270
hasta sentar
justo el pingo
en la raya
de mi afán.
............................................
............................................
Si el baile era de lo lindo,
la música de
mi flor
y el canto
resuperior...
1275
¿Qué le diré
compañero
de aquel
paráíso hechicero
que se llama
comedor?
Entre ramos soberanos
cuajaos de
olorosas flores
1280
de tuita
laya y colores:
jarrones,
copas y juentes
con adornos
diferentes
y otro mundo
de primores:
De
meriendas muy cuajada
1285
había
tremenda mesa
de
estrordinaria limpiesa:
creo que el
gaucho más templao
allí quedára
abombao
almirando
tal grandesa.
1290
¡Y era tanta la comida!
Que al
pensarlo me redito,
y se me abre
el apetito.
Sería nunca
acabar
si comensára
a charlar
1295
de aquel
manantial bendito.
¿Bebida? ¡había más que peste!
Viera cuñao
¡cada frasco
como pa
esgolletar sin asco!...
Si tuve la
tentasión
1300
de
atropellar al montón
aunque me
hicieran churrasco.
Mirar aquello mareaba:
Mis ojos
saltar querían
y las sienes
se me hundían.
1305
La geta se
me agrandaba,
las narices
se me abrían,
¡y el
corasón me saltaba!
Y ya al cerco atropellé
encegao por
la codicia,
1310
le hice a un
viejo tal caricia
que a
retaguardia quedó,
y campo
libre dejó
pa abrir
paco a la justicia.
Ya con el garguero pronto
1315
al dentre me
preparé,
un acomodo
busqué
pa templar
un poco el frío
de mi
estómago vacío,
y no
quedarme de apié.
1320
¡Pero esa noche! la suerte
en todo me
reculaba.
Cuando ya
tan créído estaba
de atarascar
la barriga,
se me dio
güelta la taba...
1325
¡Ni había
sitio pa una hormiga!
Es que el primer escuadrón
se apoderó
por solpresa
de la
codiciada mesa.
Lo formaban
los casorios,
1330
muchachas y
vejastorios
que
embuchaban sin peresa.
¡Puclra! y cargaban de firme
a las presas
más sabrosas,
por igual
viejas y mosas
1335
plumarios y
tinterillos.
Con miradas
afanosas
tragaban a
dos carrillos.
Y una camada de mosos
de aperos
muy paquetones,
1340
eran los que
hacían de piones
pa tráír y
llevar los platos,
y destapar
los porrones...
Cobrándoles
el barato.
Conocí que esos linternas
1345
entendían el
oficio,
pues entre
aquel estrupicio,
eran listos
por demás,
sin nunca
quedare atrás
pa cumplir
su güen servicio.
1350
Los tomé mucho cariño
por su modo
y agasajo.
Me di con
uno al destajo,
el cual me
sirvió de mucho...
Sin él,
talvez nada embucho
1355
entre tanto
malandrajo.
A retaguardia quedaban
los
cajetillas, paraos;
Y lo más
desimulaos
cuando a las
hembras servían,
1360
también sus
hornos enchían
con
tremebundos bocaos.
Y entre jarana y chacota,
entonaban
bien la pansa
con
comestible y chupansa.
1365
Mientras yo
esperaba ansioso
como ternero
goloso
que a la
vaca se abalansa.
¡Y qué bocas! ¡madre mía!
Créí que me
iba a quedar
1370
con las
ganas de mascar,
al ver
aquellos tragones
que parecían
cimarrones
po el modo
de voraciar.
Los remilgues delicaos
1375
quedaron puertas
ajuera
de aquella
riunión pueblera.
Si esos
finos pelagatos
sólo a los
frascos y platos
su atención
tenían entera.
1380
Por fin se jueron al diantre
hartos de
fiambre y bebida...
Yo diay me
colé enseguida
contra una silla
que al frente
tenía ¡cada
comida!
1385
como pa dar
gusto al diente.
Ansí calmó la ansiedá
que tanta
angustia me dio;
Más pegao
que saguaipé
mi cuerpo
clavao quedó
1390
en el sitio
que agarré
¡y que tanto
me costó!
Lo mesmito que su pingo
al sacarle
usté hoy el freno
se agachó
como hijo ajeno
1395
a voraciar
entre el pasto.
Ansí a mí se
me hiso güeno
aquel campo
pa hacer gasto.
Y ya sin más preludeo
comencé a
pegarle al frito,
1400
sin mermarle
ni un chiquito
en merienda
y chupandina,
se entiende,
de la más fina
pa templar
bien mi apetito.
Estando ya medio en chiche
1405
y cuasi del
todo hartao,
ricién bide
a mi costao
que algunos
me señalaban,
se réían y
me miraban
como a
macaco enjaulao.
1410
Y estaba entre dos piscoiras
como cristo
entre judíos.
Pero siempre
tengo abios
cuando se
presenta el caso,
y áhi más
listo que bolaso
1415
cargué con
tuitos mis bríos.
Yo malicié que las criollas
me guiñaban
de soslayo,
y dije:
"si me les callo
voy a salir
como... cuete".
1420
Pa no servir
de juguete
áhi no más
les canté el fallo.
En lo mejor de mi prosa
soltaron la
carcajada...
Y jué por
menos de nada...
1425
un regüeldo,
que mi pecho
de tan lleno
y sastifecho
le dio fácil
escapada.
Diay se alborotó el cotorro:
la broma fue
general,
1430
y me vide
medio mal
pues
gritaban esos brutos:
"¡Que
salga el de los erutos!...
¡Vayasé
gaucho animal!
Medioapretao por tal carga,
1435
maliciando
un fiero tumbo
de resultas
de algún chumbo,
gané la
puerta de un brinco,
y áhi no más
me puse a rumbo
como tres y
dos son cinco.
1440
Habiera hecho pata ancha
pero
¿afigúrese cómo,
sin embenao
y sin plomo?
Tomé como
güen partido
salir de
allí... aunque corrido,
1445
por salvar
mi pobre lomo.
Al dirme ya se acababa
tan
delicioso pandero,
donde cuasi
pierdo el cuero
y los
morlacos dejé,
1450
pero a él
debo el darle fe
de un gran
festival pueblero.
FIN