GUTIERRE DE CETINA
1520-1560


Horas alegres que pasáis volando
porque a vueltas del bien mayor mal sienta;
sabrosa noche que en tan dulce afrenta
el triste despedir me vas mostrando;
importuno reloj, que apresurando
tu curso, mi dolor te representa;
estrellas con quien nunca tuve cuenta,
que mi partida vais acelerando;
gallo que mi pesar has denunciado;
lucero que mi luz va obscureciendo;
y tú, mal sosegada y moza aurora;
si en vos cabe dolor de mi cuidado,
id poco a poco el paso deteniendo,
si no puede ser más, siquiera un hora.




Es lo blanco castísima pureza;
amores significa lo morado;
crüeza o sujeción es lo encarnado;
negro obscuro es dolor, claro es tristeza;
naranjado se entiende que es firmeza;
rojo claro es venganza, y colorado
alegría; y si obscuro es lo leonado,
congoja, claro es señoril alteza;
es lo pardo trabajo; azul es celo;
turquesado es soberbia; y lo amarillo
es desesperación; verde, esperanza.
Y desta suerte, aquél que niega el cielo
licencia en su dolor para decillo,
lo muestra sin hablar por semejanza.




Amor mueve mis alas, y tan alto
las lleva el amoroso pensamiento,
que de hora en hora así subiendo siento
quedar mi parecer más corto y falto.
Temo tal vez mientras mi vuelo exalto;
mas luego llega a mí el conocimiento
y pruébase que es poco en tal tormento
por inmortal honor mi mortal salto.
Que si otro puso al mar perpetuo nombre
do el soberbio valor le dio la muerte,
presumiento de sí más que podía,
de mí dirán: "Aquí fue muerto un hombre
que si al cielo llegar negó la suerte,
la vida le faltó, no la osadía".




¡Ay, sabrosa ilusión, sueño suave!,
¿quién te ha enviado a mí?, ¿cómo viniste?
¿Por dónde entraste al alma o qué le diste
a mi secreto por guardar la llave?
¿Quién pudo a mi dolor fiero, tan grave,
el remedio poner que tú pusiste?
Si el ramo tinto en Lete en mí esparciste,
ten la mano al velar que no se acabe.
Bien conozco que duermo y que me engaño,
mientra envuelto en un bien falso, dudoso,
manifiesto mi mal se muestra cierto;
pero, pues excusar no puedo un daño,
hazme sentir, ¡oh, sueño pïadoso!,
antes durmiendo el bien, que el mal despierto.