PROYECTOS AGRÍCOLAS
EL TRIGO Y LAS
ENFERMEDADES FOLIARES
La zona centro-este de la provincia de Entre Ríos,
igual que toda la Provincia, es un área de moderado a alto riesgo sanitario
debido a la ocurrencia de temperaturas benignas y frecuentes precipitaciones a
partir de fines del invierno.
Las enfermedades de más amplia difusión son las
que afectan las hojas y las espigas.
Hoy nos ocuparemos de las enfermedades
foliares, entre ellas se destacan la roya de la hoja, la mancha amarilla y la
septoriosis de la hoja. Como dice el Ing. Juan Annone (INTA Pergamino), las
enfermedades foliares afectan principalmente el llenado de los granos
ocasionando pérdidas superiores al 10%, y en el caso de la roya de la hoja
pueden alcanzar niveles de hasta el 50%.
En esta campaña, recorriendo lotes
de trigo desde principio de macollaje, observamos las hojas basales con manchas,
lo que en muchos casos nos alarmó por presentar un total amarillamiento. Sin
embargo, las plantas resistieron, continuaron con su crecimiento normal, tal vez
algo más lento. Según los cultivares sembrados, generalmente los más afectados
en etapas tempranas fueron los cultivares de ciclo largo, que poseen un mayor
tiempo para su recuperación, aunque indefectiblemente algún porcentaje de
pérdida ya comienzan a sumar. Los cultivares de ciclo corto también fueron
afectados pero están menos tiempo expuestos al ataque (Ing. Norma Formento, INTA
Paraná).
En este momento los trigos se encuentran entre principio y fin de
encañazón. Para el caso de manchas foliares, es el momento de realizar el
monitoreo del cultivo a fin de cuantificar el nivel de las enfermedades
foliares, establecer el umbral de daño económico (a partir de las pérdidas de
rendimiento en función del nivel de enfermedad alcanzado) y decidir, de ser
necesario, la aplicación de fungicidas.
El monitoreo de enfermedades en el
cultivo de trigo consiste en evaluar el nivel de incidencia y severidad de las
manchas foliares, royas y/o oídio en los estados de desarrollo en que el cultivo
es más susceptible. El evaluador debe estar capacitado para distinguir las
enfermedades y reconocer los estadíos fenológicos del trigo.
¿Qué criterio
emplear para decidir la aplicación de un fungicida?
La decisión debe basarse
en el análisis de:
Condiciones
ambientales: para manchas foliares,
mancha amarilla, (Drechslera) se ve favorecida con temperaturas de 19 a 22øC y
un período de mojado de las hojas de 18 horas. Septoriosis de la hoja: se ve
favorecida por lluvias intensas, temperaturas de 20 a 25øC y período de mojado
de las hojas de 48 horas. Roya de la hoja: se favorece con temperaturas entre 15
a 22øC y período de mojado de las hojas de 6 a 8 horas (rocío).
Estado de
desarrollo crítico: para enfermedades foliares desde aparición de hoja
bandera hasta fin de floración. En este período se define el nivel de
rendimiento y la calidad de los granos.
Comportamiento sanitario: es
lo primero que debemos saber cuando elegimos el cultivar a sembrar, constituye
la primera opción, la más económica, segura y eficaz para el control de oídio,
royas, carbones y virosis.
Nivel de desarrollo de los síntomas: para
manchas foliares, de encañazón en adelante, cuando se alcance 70 a 80% de
incidencia en hojas se debería aplicar tratamiento. Entre los fungicidas a
utilizar figuran epoxiconazole + carbendazim, difenoconazole + propiconazole,
tebuconazole y azoxistrobina. Para roya de la hoja, cuando la enfermedad
alcance, a partir de encañazón, de 15 a 20% de incidencia en hojas se debería
pulverizar. Los fungicidas a utilizar serían difenoconazole + propiconazole,
ciproconazole, epoxiconazole + carbendazim, tebuconazole y
azoxistrobina.
Tecnología de aplicación
para funguicidas
Tipo de pastilla: cono hueco, para
facilitar la penetración del fungicida en el cultivo por el desplazamiento de
las gotas en forma de turbulencia.
Número de gotas/cm2: 50 a 70
gotas/cm2.
Condiciones ambientales: la temperatura ambiente no debe
ser superior a 25øC y la humedad relativa no inferior al 60%. Evitar las horas
de mayor insolación y los vientos superiores a 12 km/h.
Recordemos
que: la máxima efectividad de los tratamientos con fungicidas se obtienen
cuando se realizan en el momento oportuno.
El tratamiento con fungicidas debe
ser usado racionalmente para poder asegurar el retorno económico de la
aplicación y evitar contaminaciones del ambiente innecesarias.
Para
enfermedades foliares, los fungicidas no deben aplicarse en forma preventiva y
solamente cuando los niveles de enfermedad alcancen el umbral de daño
económico.
Fuente: Proyectos Agrícola Concepción del Uruguay y
Manejo del Arrozal.
INTA EEA C. del Uruguay. 1 de octubre de 2001.
FACILITADO POR DIARIO LA
OPINIÓN
RAFAELA,
ARGENTINA