SEGADE, G.

 

 

 

 

El Minador de la Hoja de los Cítricos

 

 

A las numerosas plagas que atacan a los cítricos en nuestro país se ha agregado recientemente el minador de la hoja de los cítricos (Phyllocnistis citrella Stainton). Se trata de una pequeña polilla de la familia Gracillaridae. Es originaria de Asia y hasta los años ochenta solo se hallaba en su zona de origen, en Japón y en Australia. Durante los años 90 y luego de una rápida dispersión colonizó América del Norte y Central, Europa y Africa, encontrándose actualmente en todo el mundo. En nuestro país se detectó a principios de 1996 y en San Pedro en 1997.


Aunque puede hallárselo sobre numerosas especies de plantas, sus hospederas principales son los cítricos (limón, limas, pomelo, mandarina y naranja). Los daños son ocasionados por las larvas, que realizan galerías en las hojas tiernas y en los brotes en crecimiento, alimentándose del contenido de las células de la epidermis.
Las hojas atacadas se curvan o enrollan produciendo necrosamiento y pérdida de superficie foliar. Si las hojas son pequeñas o el número de larvas es muy alto puede producirse defoliación. El ataque del minador, además de afectar el desarrollo de las plantas jóvenes, puede aumentar la incidencia de otras plagas y es la puerta de entrada para enfermedades como la cancrosis.

Manejo de plaga
Debido a que la plaga ingresó en nuestro país en forma reciente, la información respecto del minador y de su manejo proviene en gran parte de países en los que hizo su aparición hace ya algunos años. Actualmente, en INTA San Pedro se están efectuando estudios para conocer el comportamiento de la plaga en esta zona (número de generaciones por año, momento de aparición de picos poblacionales, etc.) lo cual permitirá efectuar un manejo más efectivo. A grandes rasgos puede decirse que la práctica más recomendable es el manejo integrado, empleando en forma conjunta control cultural, biológico y químico.
Con respecto al control cultural, se recomienda observar con frecuencia las plantas de vivero y efectuar podas en las plantas jóvenes infestadas. Las plantas de más de tres años no deben podarse con frecuencia ya que esto induce una mayor brotación y aumenta la probabilidad de ataque del minador. El riego y los fertilizantes deben aplicarse de forma tal que la brotación se concentre en una determinada época del año, lo cual facilita el control químico.
El control biológico ha mostrado ser de gran importancia en EE.UU. y países de Europa, ejerciendo un efecto muy notable sobre el minador. Al igual que en otras zonas, en San Pedro se ha verificado la existencia de enemigos naturales, tanto parasitoides (Cirrospilus y Elasmus) como predadores (Crysopa) que pueden contribuir para disminuir la densidad de esta plaga.
En EE.UU. y España se ha observado que si se protege la fauna benéfica (empleando, por ejemplo, agroquímicos que no la dañen) con el correr del tiempo y en forma natural, se va produciendo una disminución sostenida en la población del minador.
Con respecto al control químico, el uso de insecticidas está especialmente recomendado en plantas de vivero y en huertas recién implantadas, donde un ataque importante del minador puede afectar el crecimiento del árbol. En plantas de tres años ó mayores, la tendencia a nivel mundial es efectuar un manejo primeramente en base al control biológico y cultural y sólo como última alternativa recurrir al control químico.
Al momento de efectuar las aplicaciones, es necesario tener en cuenta que las hembras depositan sus huevos principalmente en la parte terminal de los brotes, sobre hojitas de menos de 3 cm de longitud. Por esta razón, los productos deben aplicarse cuando los brotes son pequeños y puesto que están destinados a combatir larvas, deben ser aplicados cuando al menos el 50% de las plantas presenten brotes y estos contengan minas con larvas vivas.
Con respecto a qué productos utilizar en el control químico, actualmente hay algunos ya registrados para el control del minador que presentan gran efectividad y son relativamente seguros para la fauna benéfica (abamectín e imidacloprid, entre otros), recomendándose su uso junto aceite de verano de ruptura rápida en la dosis de 0.5 litros de aceite cada 100 litros de agua.

 

FUENTE

INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA AGROPECUARIA

ARGENTINA