APINET
UTILIZACIÓN
DE ABEJAS PARA POLINIZACIÓN
En
el sistema natural los mecanismos de interacción son tan variados como
especies a polinizar y polinizadores existen en la naturaleza, pero
a los efectos de simplificar se pueden considerar dos grandes grupos
de abejas:
Abejas solitarias y Abejas sociales.
Cuando
un ecosistema se encuentra en equilibrio, cada flor dispone de un polinizador
y cada insecto polinizador de la flor que le provee sus alimentos. Así,
tanto la fenología de las especies con flor como la dinámica poblacional
de los insectos polinizadores, la densidad y diversidad, los hábitos
de pecoreo, etc., se encuentran ajustados con precisión de relojería
para asegurar la supervivencia de ambos. Así
en el sistema natural los mecanismos de interacción son tan variados
como especies a polinizar y polinizadores existen en la naturaleza,
pero a los efectos de simplificar se pueden considerar dos grandes grupos
de abejas: I) Abejas solitarias, cuyos patrones de forrajeo se
rigen fundamentalmente por predictores de tipo proteico (polen). II)
Abejas sociales, cuyo comportamiento de forrajeo responde principalmente
al balance energético (néctar). La
importancia de las especies sociales radica principalmente en que éstas
tienen colonias perennes, con superposición de generaciones, que impone
un hábito alimenticio generalista pues precisan de mucho alimento casi
todo el año. Mientras que las especies solitarias poseen nidos pequeños,
tienen ciclo de vida anual y una dieta especializada, estando la actividad
del adulto sincronizada con la fenología de las plantas por ellos utilizadas. |
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Cuando
en el ecosistema introducimos un cultivo, cualquiera que sea, estamos
introduciendo un factor de desequilibrio para el que el sistema no está
preparado, o en otras palabras, aparecen simultáneamente una cantidad
de flores que no disponen en forma natural de sus polinizadores. Esto
suele verse agravado cuando la introducción del cultivo en cuestión
tiende a reducir la población de entomofauna polinizadora natural. En
este caso resulta indispensable incluir los insectos polinizadores como
parte de la tecnología de producción y el sistema aparentemente simple
que vimos anteriormente adquiere un mayor grado de complejidad. Polinización
de especies cultivadas
Cultivos
para producción de aceite
El
girasol es una planta alógama debido a la discordancia morfofisiológica
de maduración de estambres y pistilos (PROTANDRIA) y al sistema genético
de autoincompatibilidad. Como se explica precedentemente, sólo los granos
de polen "compatibles" pueden crecer a través del tejido estigmático
(AUTOCOMPATIBILIDAD). Ultimamente se ha dado una gran importancia a
la autocompatibilidad pese a que ésta sólo explica el 41 % de la autogamia
y no significa de antemano mejores rendimientos en condiciones de adecuada
polinización. La
autogamia se explica como la aptitud de la planta para producir semilla
a partir de su propio polen. De hecho existe una marcada diferencia
entre autocompatibilidad genética y autogamia ya que el grano de polen
debe sortear barreras morfológicas y ambientales para germinar y alcanzar
el óvulo, expresando allí su compatibilidad genética. Pese
a los altos valores de autogamia enunciados en cultivares comerciales
existen circunstancias, en las que se producen considerables porcentajes
de vaneo y se ha visto que existe una interacción significativa de la
autogamia con el ambiente. Así, por ejemplo, condiciones de alta temperatura
durante la floración provocan un porcentaje de semilla vana, aún tratándose
de genotipos de gran autocompatibilidad. Si bien la interacción autogamia-ambiente
está escasamente explicada, existe información que permite esperar un
efecto ambiental sobre la aptitud germinativa del polen. Si
bien, como vimos anteriormente los niveles de autogamia de determinado
material genético estarán fuertemente influenciados por el ambiente,
es reconocido que en general los híbridos modernos tienen niveles de
autocompatibilidad medios o altos por cuanto si el ambiente les es propicio
pueden producir aceptablemente por autofecundación. El
girasol es una especie de polinización eminentemente entomófila, por
lo que requiere de un vector que transporte al polen para lograr altos
rendimientos. Experiencia realizadas en polinización han detectado un
aumento en la cantidad de semillas producidas por hectárea utilizando
abejas melíferas. Según determinados autores utilizando 2 colmenas por
hectárea se obtienen buenos rindes de semilla. Así,
es importante recordar que el rol de los insectos en la producción de
girasol no solo juega a favor de la cantidad de semilla producida sino
también del contenido de aceite y fundamentalmente de la ESTABILIDAD
DE RENDIMIENTO evitando el efecto de factores ambientales adversos sobre
la autogamia. Para
que se produzca autofecundación en girasol, los híbridos deben tener
altos niveles de autocompatibilidad genética y altos niveles de autogamia.
Para que ésta se exprese, las condiciones ambientales deben ser propicias.
La abeja melífera cumple un rol importante evitando el efecto de factores
ambientales adversos sobre la autogamia Polinización
de frutales de pepita
La
mayoría de las especies y variedades de frutales necesitan ser polinizados
para producir una buena cosecha. Algunos producen una buena cantidad
de fruta al ser polinizados por su propio polen (autopolinización) y
éstas variedades se denominan autofructíferas. Otras variedades son
parcialmente autofructíferas y tienen un rendimiento mucho mayor y mejor
calidad del fruto cuando se las somete a polinización cruzada. Otras
especies necesitan ser polinizadas con polen de otras variedades (peras,
manzanas, ciruelas) y solo bajo éstas circunstancias producen frutos.
En
la literatura científica referente al tema se encuentran numerosos trabajos
que resaltan la importancia de la componente polinización en la productividad
cuali y cuantitativa de peras y manzanas, que van desde el trabajo pionero
de Waite (1895, 1899), donde se demuestra la necesidad de polinización
cruzadas entre cultivares, hasta los trabajos de Robinson y colaboradores;
que calculan el impacto económico de la polinización entomófila de varios
cultivos para los EE.UU., asignando un 90 % y un 70 % de dependencia
de lo producido en manzanas y peras respectivamente a la acción de Apis
mellifera como polinizador. Efecto
de la densidad de abejas
El
número de colonias de Apis mellifera por hectárea de cultivo,
es quizás el primer interrogante que se plantea el fruticultor al momento
de planificar la polinización de sus frutales. Uno
de los aspectos en donde existe uniformidad de criterios entre los distintos
autores es la conveniencia de agrupar las colmenas para producir un
efecto de solapamiento de las áreas de forrajeo. Esto maximiza las posibilidades
de polinización cruzada a través de la inducción de un mayor "vagar"
de las abejas. Son
muy variadas las recomendaciones acerca del número adecuado de colonias/superficie.
En manzanas algunos autores recomiendan desde una una colonia/1-2 has.
hasta cuatro o mas colonias/ha. En
cuanto a las peras, determinados autores recomiendan desde una colonia
fuerte por hectárea hasta cuatro colonias por ha. No
existen trabajos que evalúen el efecto de las distintas densidades de
abejas sobre la productividad de peras y manzanas en las condiciones
ecológicas imperantes tanto en el Alto Valle como en el Valle Medio
de Río Negro. Este aspecto toma más relieve si se tiene en cuenta que
el 60 % y el 42 % de las superficies implantadas con manzanos y perales
respectivamente son plantas de más de 20 años, y que el esfuerzo de
polinización debe aumentarse con la edad de la misma. En
el caso de las peras, el cálculo de la densidad óptima es más critico
teniendo en cuenta la ya ampliamente demostrada falta de atractividad
del néctar secretado por sus flores. A propósito de éste aspecto, en
Sudáfrica se recomienda la doble entrada para suplir este efecto y lograr
una presión adecuada de polinizadores durante todo el período de floración.
Efecto
del origen genético y estado de la colonia de abejas melíferas
Como
mencionamos anteriormente, las colectoras de polen son más eficientes
polinizadoras cuando se las compara con las colectoras de néctar. Por
tal motivo se debe intentar aumentar el número de colectoras de polen.
El
polen que recogen las abejas es utilizado para alimentar la cría en
desarrollo y la cantidad que recolectan está relacionada con la cantidad
de cría abierta presente. Por este motivo, los factores de la colmena
que debemos tener en cuenta para lograr una polinización eficiente son:
Reina
joven, con buena capacidad de postura. Colonias
en etapa de desarrollo, con una buena relación cría/nodrizas. Las
colonias utilizadas deben tener como mínimo 5 marcos de cría. Colocar
marcos de no más de dos años de antigüedad. Utilizar
colonias con buena sanidad. Varios
investigadores han comprobado que colonias de 5 marcos de cría en pleno
desarrollo tienen una frecuencia promedio de 16 2,3 abejas colectoras
de polen por minuto, mientras que colonias de 10 marcos de cría tienen
una frecuencia de 7,3 4,2 abejas colectoras de polen por minuto. Abejas
más pequeñas tienen menor capacidad de forrajeo que abejas más grandes,
nacidas de celdas más grandes. Por esto, es importante utilizar marcos
de no más de dos años de antigüedad. El
comportamiento de recolección de polen no sólo está regido por factores
ambientales sino también por factores genéticos. En nuestro país, experiencias
realizadas en polinización de girasol y en polinización de trébol rojo
han comprobado que ciertas colonias tienden a recolectar más polen de
estas especies que otras. Esta es una herramienta de gran valor que
nos permite mejorar la eficiencia polinizadora de las abejas, a través
de la selección de dichas colonias. Por
otra parte se ha demostrado que existen diferencias en la eficiencia
polinizadora de diferentes tipos (ecotipos) de abejas. Así, los ecotipos
de abejas existentes en el Alto Valle y Valle Medio de Río Negro pueden
presentar una mejor adaptación al ambiente ampliando su intervalo de
pecoreo, mayor tendencia a la recolección de polen, mayor velocidad
de desarrollo, etc. Fuente: Apinet (Servicio de Monitoreo e información Apícola) – INTA
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