DANIEL
CANOVA
SIEMBRA
DIRECTA, CAMINO QUE EL AGRICULTOR DEBE SEGUIR PARA APROVECHAR SU
SUELO
Con
la siembra directa, la tasa de mineralización de la materia orgánica es más
gradual que en la siembra convencional.
El
cultivo de gramíneas como el sorgo tiene buena respuesta a la fertilización
con los macronutrientes del suelo como el nitrógeno y el fósforo.
Con
la siembra directa, la tasa de mineralización de la materia orgánica es más
gradual, que en la siembra convencional.
En
siembra directa se reduce al mínimo la oxidación de la materia orgánica.
El
utilizar alternadamente distintos cultivos amplía el espectro de herbicidas que
se pueden usar y así controlar eficazmente distintas malezas.
Las
situaciones que se pueden presentar para iniciar un cultivo en siembra directa
son diversas y variadas, dependiendo del área o región en que uno se encuentre.
Pero hay que tener en cuenta que este sistema permite la recapitalización de la
empresa agropecuaria a través de la recuperación de la fertilidad del suelo.
Es
importante que todo aquel que trabaje en siembra directa conozca a profundidad
los caminos de este método, solo así se mantendrá en el sistema todo el tiempo
que sea necesario hasta recuperar la fertilidad de su suelo.
De
acuerdo a estudios de suelos realizados, la labranza intensiva mineraliza la
materia orgánica a una tasa que ronda entre el 2% y el 5% anual, dependiendo de
la intensidad de las labranzas, de la textura del suelo y del sitio de cultivo
en cuestión con sus peculiares condiciones ambientales.
El
valor de la tasa de mineralización es muy alto si se compara con el aporte que
representan los residuos de cosecha humificados. La tasa de humificación, esta
es el porcentaje de residuos que pasan a formar parte de la materia orgánica
estable del suelo en un sistema de labranza convencional, se encuentra entre 15%
y 20%. El resto se descompone en sustancias más simples (incluyendo cationes y
aniones) que pueden ser asimiladas o no por las plantas y en dióxido de carbono
que se pierde en la atmósfera.
Supongamos
que un suelo posee en su horizonte superficial de 20 cm. una densidad aparente
de 1,3 y un 3% de materia orgánica. Tiene entonces en ese horizonte 78 toneladas
de materia orgánica. Si la mineralización es del 3%, pierde 2,34 Ton./Ha. Si se
incorporan 10 toneladas de residuos con un 20% de humificación, se están
incorporando 2 Ton./Ha. de materia orgánica y el balance final es negativo.
Con
la siembra directa, la tasa de mineralización de la materia orgánica es más
gradual y probablemente esto ocurre más activamente en los sitios explorados por
las raíces (o en la red de macropores continuos, verdaderas autopistas para las
raíces) y entonces la eficiencia de asimilación de los productos de esa
mineralización por parte de los cultivos es mayor y las pérdidas son menores.
Humificación
La
tasa de humificación es ligeramente más alta en siembra directa, ya que el
ataque que se hace del residuo es más gradual. Además, al dejar los residuos en
superficies no ocurre el "ensilaje" de rastrojo con fermentación anaeróbica como
a veces se da cuando se lo entierra en forma profunda con la labranza
convencional.
Si
a la mayor tasa de humificación se une un gran aporte de residuos por las altas
producciones de grano y rastrojo, se concluye por qué en siembra directa aumenta
el contenido de materia orgánica.
Sin
embargo, lo verdaderamente determinante es la menor tasa de mineralización. En
siembra directa se reduce al mínimo la oxidación de la materia orgánica. Esto
puede comprobarse al observar los suelos de las praderas naturales o los
alambrados de los campos donde la producción de biomasa vegetal o de vegetación
espontánea es muy baja y sin embargo el contenido de materia orgánica es muy
alto.
El
factor humano
La
siembra directa implica tener un conocimiento pleno de lo que significa e
implica un cambio de actitud mental muy importante.
En
el sistema de siembra directa las soluciones se buscan "dentro" del sistema y no
"fuera". Esto significa que si existen determinados problemas: insectos,
enfermedad o compactación, se debe buscar la solución en el sistema y no fuera
de él.
En
un año puede haber un fracaso, pero, permaneciendo en el sistema, tarde o
temprano se ven los frutos luego de que el suelo comienza a recuperar su
fertilidad.
La
práctica circunstancial de la siembra directa en un ciclo agrícola determinado
puede dar buenos o malos resultados. Siempre es un avance y no se debe
minusvalorar. Sin embargo, los efectos principales que vienen aparejados con la
remoción del suelo no se verán: el aumento de la materia orgánica, la mayor
actividad biológica, la formación de una red de macroporos continuos por las
raíces en descomposición y los insectos, etc.
El
sistema de siembra directa implica tener la capacidad de analizar ideas
conceptuales y, lo que es muy importante, planificar a corto y mediano plazo
algunos aspectos que hacen al éxito: por ejemplo, qué rotación de cultivo hacer,
cuál será la distancia entre surcos de los cultivos y por ende de las
sembradoras y cabezales de cosecha.
La
siembra directa posee un alto componente de experiencia personal, a veces no
fácilmente transmisible y esto en ningún caso conviene soslayarlo. Igualmente
implica algunas acciones no contempladas a veces en siembra convencional, cuales
son controlar las malezas hasta el final del período de cultivo y por supuesto
después durante todo el barbecho para evitar el consumo innecesario de agua y
nutrientes, controlar algunas malezas perennes o duros inmediatamente después de
la cosecha de un cultivo porque seguramente es el momento más propicio.
Requerimientos
-
Asumir los objetivos teóricos del sistema.
-
Adoptar una rotación adecuada.
-
Analizar los requerimientos nutricionales.
-
El control de malezas y de plagas animales debería ser con el menor impacto
sobre el medio ambiente.
Planteamiento
Uno
de los principales requisitos de la siembra directa es la necesidad de una mayor
capacidad gerencial y una capacitación en lo que hace al manejo de cultivo
mayor. Como toda actividad, el planteamiento permite disminuir los riesgos, ya
que se evitan las soluciones de coyuntura.
Los
establecimientos que más éxito han logrado en siembra directa son aquellos que
poseen una rotación previamente configurada o "imaginada", ya que ha ido
mostrando sus ventajas en el "periodo de aprendizaje del empresario y de la
empresa".
El
planteamiento está relacionado con la elección correcta de las condiciones para
hacer siembra directa. Se debe tener en cuenta la frase: "no es lo mismo hacer
siembra directa que sembrar directamente". Si la siembra directa se hace mal, si
no se controlan bien las malezas, si no se siembra bien, si no se fertiliza
adecuadamente, por ejemplo no se coloca el fertilizante enterrado por debajo de
la superficie del suelo, si en la rotación no se utilizan los cultivos más
adaptados a la zona, estos se "extrapolan" ; si se compacta excesivamente el
suelo por el tránsito de las maquinarias, etc., las posibilidades de "la
naturaleza de salir en nuestra defensa" serán mínimas y estaremos más cerca del
fracaso que del éxito.
Rotación
de cultivos
La
rotación de cultivo es esencial en el sistema de siembra directa. Las razones de
esto podrían agruparse de la siguiente forma:
-
La comprobación empírica del mayor rendimiento de los cultivos cuando estos se
alternan en una rotación. La alternancia de gramíneas con leguminosas es
generalmente muy positiva. Rolf Derpsch (1993) encontró un 50% más de
rendimiento en cultivo de maíz siguiendo a lupino o a vicia, comparado con
aquellos maíces que seguían a trigo.
-
Muchos hongos causantes de enfermedades de distintos cultivos son saprófitos, es
decir, persisten en los residuos de estos cultivos. Mediante la rotación
disminuye la cantidad de rastrojo y la fuente de inóculo. Por el contrario, en
la siembra directa, si no se hace rotación apenas nace el cultivo y se dan las
condiciones ambientales propicias, el ataque es indefectible.
-
Gran número de plagas permanece en el suelo o entre el rastrojo año a año. Puede
citarse el caso de nematodos (Derpsch, 1993) como plaga de la soja y el caso de
la Diatraea spp en el caso del maíz, dos plagas donde el control por otro medio
que no sea la rotación de cultivo es sumamente ineficaz.
-
El utilizar alternadamente distintos cultivos amplía el espectro de herbicidas
que se pueden usar y así controlar eficazmente distintas malezas y
paulatinamente agotar la "cama de semillas" que se encuentra en el primer
horizonte del suelo. Conduce también necesariamente a rotar herbicidas y así
evitar la introducción y proliferación de malezas resistentes.
-
Los cultivos de gramíneas como el trigo, el sorgo y el maíz tienen buenas
respuestas a la fertilización con los macronutrientes del suelo como el
nitrógeno y el fósforo (en pocos años más en Argentina será el potasio también).
Otros cultivos como la canola, el girasol y la soja, donde el diagnóstico de las
necesidades de fertilización hasta el presente no está demasiado ajustado,
tienen una gran respuesta a la fertilidad residual dejada por las gramíneas.
-
La rotación de cultivos conduce en una empresa agropecuaria a utilizar mejor la
mano de obra y el capital maquinario, a aumentar los periodos de siembra y
cosecha y demás trabajos agrícolas, evitando las superposiciones y contribuyendo
así a disminuir el riesgo empresarial.
-
La rotación de cultivo mejora la actividad biológica del suelo.
-
Con la rotación se evita la acumulación de sustancias tóxicas específicas o
inhibidoras del crecimiento (Derpsch, 1993).
-
La inclusión de cultivos de leguminosas permite aumentar la fijación biológica
simbiótica de nitrógeno y así disminuir el uso de fertilizantes nitrogenados.
Entre los cultivos de verano, la soja y las distintas especies de poroto ocupan
un lugar principal, y entre los de invierno, el lupino, la vicia, la arveja y la
lenteja serían los más importantes.
La
mala elección de los cultivos en una rotación puede llevar a extrapolaciones
erróneas en cuanto a las bondades de la siembra directa como sistema de trabajo.
Conclusión
Los
resultados obtenidos hasta el presente nos muestran que los rendimientos son
crecientes en un sistema continuado de siembra directa.
Sin
embargo, la siembra directa no es mágica. Da excelentes resultados solo cuando
se la practica y se la implementa correctamente y cuando se la utiliza en un
planteo permanente que es donde muestra su mayor aporte, cual es la mejora del
ambiente para los cultivos.
Con
los conocimientos actuales debemos asumir que la agricultura supermecanizada de
fin del siglo XX, que ha destruido y continúa destruyendo los recursos, está
casi superada. Debemos considerarla dentro de un análisis histórico, una
transmisión hacia una agricultura sustentable en los tiempos venideros, donde la
siembra directa como sistema deberá ser nuestro máximo exponente.
Autor: Ing. Agr. Daniel Canova
Coordinador técnico de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa
(Aapresid)
Fuente: ABC Color - Paraguay
EL PRESENTE ARTICULO
HA SIDO FACILITADO POR: e-campo