ESTRUCTURA SOCIAL Y FAMILIAR EN EL MEDIO RURAL

Carlos Gómez Bahillo

Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Zaragoza


 

INTRODUCCION

 

Hasta hace unos años, cuando se estudiaba la sociedad rural, se delimitaba, en primer lugar, su espacio, y dentro del mismo se señalaban los elementos característicos de su estructura política, social, económica, cultural y familiar, que la diferenciaban del hábitat urbano. Se analizaban los comportamientos de sus habitantes, sus creencias, sus formas de relación y de comunicación, su sistema peculiar de estratificación social, la organización de la actividad económica y de la vida familiar, sin olvidar las pautas demográficas y los desplazamientos de su población, entre otros muchos aspectos. Se partía de una concepción de lo rural como diferente a la ciudad, a lo urbano, con sistemas productivos y estilos de vida diferentes entre sí, debido en parte, al aislamiento geográfico-espacial, y en muchas ocasiones también cultural, en el que vivían la gente de los pueblos.

 

La realidad actual es muy distinta. No es posible estudiar la comunidad rural sin hacerlo desde la perspectiva de la sociedad global en la que se encuentra integrada. El aislamiento de tiempos pasados está siendo superado. La penetración de los medios de comunicación social en el ámbito personal y familiar, las nuevas funciones del espacio rural de carácter de ocio, lúdico, recreativo, industrial..., la movilidad de población, el aumento de las relaciones interpersonales, el crecimiento de los intercambio comerciales y mercantiles y la posibilidad de acceso, a partir de la última década, a redes de información, está modificando las costumbres y expectativas de las gentes del campo. ¿Cómo será la comunidad rural en los próximos años?. Cualquier prospectiva tiene que partir de los cambios y transformaciones que está experimentado el conjunto de la sociedad en los países desarrollados, y que están afectando a las formas y niveles de conocimiento, a la economía y a las relaciones de intercambio y, de una manera peculiar, a la estructura social y familiar.

 

La globalización económica ha contribuido al crecimiento del comercio mundial, favoreciendo el aumento de la producción, lo que ha provocado, a su vez, un incremento de la competitividad. El reparto de áreas de influencias y la fijación de nuevos espacios comerciales, ha llevado a los grandes bloques ecoómicos del planeta al establecimiento de Acuerdos internacionales -el G.A.T. en 1947 y la Ronda de Uruguay, en su reunión más reciente- es un ejemplo. La globalización nos está llevando hacia un mercado financiero único, en el que el movimiento de capitales no tiene fronteras, ni límites. Las economías de los países desarrollados se han ido adaptando a estos cambios a través de la integración en áreas económicas transnacionales, Unión Europea, Nafta, Mercosur... Todo ello está contribuyendo a que el contraste y las diferencias que antaño existía entre la sociedad urbana y la sociedad rural, fundamentalmente por el aislamiento en que se encontraba esta últimas, ahora se produzca por la capacidad para poder afrontar e integrar los cambios económicos, culturales y sociales que se están produciendo en el contexto mundial. En los próximos años, las diferencias y contrastes se producirán fundamentalmente por esta causa.

 

La tecnología está contribuyendo al aumento de la producción, a la mejora de los procesos de comercialización y distribución, lo que ha producido un incremento y mantenimiento de la competitividad y, aunque al principio haya supuesto la destrucción de puestos de trabajo, a corto plazo está produciendo otros nuevos, y está favoreciendo al aumento de la calidad de vida de los ciudadanos y de las comunidades en las que ellos residen.

 

La información se ha convertido en el eje promotor de cambios sociales, económicos y culturales. El desarrollo de las tecnologías de la comunicación están afectando a la actividad económica, que está adquiriendo una dimensión mundial, y al conjunto de la vida social. Como señala Castells, "Una revolución tecnológica, centrada en torno a las tecnologías de la información, está modificando la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. Las economías de todo el mundo se han hecho interdependientes a escala global, introduciendo una nueva forma de relación entre economía, Estado y sociedad en un sistema de geometría variable". La expansión de redes informáticas está posibilitando la universalización de intercambios y relaciones, al poner en contacto a amplios sectores de ciudadanos residentes en países muy distantes entre sí. Los espacios nacionales se han visto desbordados por las tecnologías de las información que no tienen fronteras: informaciones políticas, militares, económicas -especialmente financieras-, sociales... se intercambian y se transmiten cada día por todo el mundo, de manera que nuestra vida está condicionada en cada momento por lo que sucede a miles de kms. de distancia. La información ha contribuido a que los acontecimientos que ocurren a escala mundial, continental o nacional nos resulten más cercanos, y que la idea de la "aldea global" se vaya haciendo realidad. Nuestra visión del mundo está adquiriendo una dimensión planetaria. Estamos ante un nuevo modelo social, la "sociedad de la información", en la que las fronteras desaparecen en beneficio de los intercambios de ideas, mensajes, productos, servicios, personas...

 

La sociedad rural no ha quedado ajena a todo este proceso, y los cambios y transformaciones que ha experimentado, en los últimos años, han afectado tanto a la actividad productiva como a la vida social, por lo que cada vez resultan menores las diferencias y expectativas entre los residentes de la ciudad y los del campo, especialmente en lo referente a comportamientos sociales y familiares, estilos de vida, formas de canalzación del ocio, disfrute del tiempo libre, intereses socioculturales... El continuum rural-urbano se ha convertido en realidad a partir de la expansión de la sociedad del conocimiento y de la información y del establecimiento de redes de comunicación e intercambios.

 

 

 

 

 

1. HACIA UN NUEVO MODELO DE SOCIEDAD GLOBAL

 

La sociedad actual no puede concebirse más que a partir del desarrollo que el conocimiento ha tenido durante estas últimas décadas. En palabras de Carlota Solé, "El crecimiento y el desarrollo de una sociedad postindustrial, avanzada o tecnológica, es resultado de un conjunto complejo de factores sociales y no sólo de la acumulación de capital. La innovación, la creatividad, el cambio dependen mucho más directamente que antes del nivel de conocimientos. Información, educación, investigación científica y técnica, formación profesional, capacidad de programar y regular el cambio en las relaciones sociales de una empresa, las formas de management y organización, entre otros, forman parte de los factores de producción"

 

Las tecnologías están rompiendo no sólo barreras políticas y económicas sino que están incidiendo, de una manera directa, en los comportamientos personales y en las formas de integración social. Los efectos que se derivan de esta nueva fase de desarrollo son imprevisibles y están afectando más directamente a:

 

 

1º) Estructura laboral y ocupacional

 

La introducción de tecnología avanzada en la actividad productiva está repercutiendo no sólo en la fabricación de productos, y en su diseño, sino también en el proceso de producción, con la sustitución de la mano de obra y el esfuerzo físico por la automatización, y la integración de las diferentes fases del proceso en sistemas y diseños informáticos, obteniendo con ello un aumento de calidad y eficiencia. En la sociedad industrial, el nivel óptimo de productividad y rentabilidad se conseguía a través de lograr un mayor volumen de producción al menor coste posible. En la sociedad postindustrial hay que añadir también la calidad y originalidad del diseño del producto, como requisito de competitividad. La tecnología permite la elaboración de distintos diseños de un mismo producto, de una manera rápida y barata.

 

La primera consecuencia que resulta de todo ello es la modificación de las características del mercado laboral. La tecnología ha supuesto no sólo la reducción de puestos de trabajo sino también la desaparición de multitud de oficios y profesiones, muchas de los cuales se corresponden con viejas ocupaciones artesanales que se ejercían en los pueblos, cuya actividad es realizada ahora, con mayor precisión y menor coste, por máquinas y robots. Pero junto al declive de las viejas ocupaciones, estables y socialmente definidas, están apareciendo otras nuevas como respuesta a las necesidades socioeconómicas del momento, y concretamente relacionadas con los nuevos productos, servicios y áreas de producción. Muchas de estas nuevas cualificaciones se valoran en función de su flexibilidad, capacidad de cambio y adaptación a diversidad de tareas. La industria del descanso, ocio y tiempo libre, se desarrolla en gran parte en áreas rurales, que han experimentado una transformación en su morfología espacial y en su actividad económica, lo que ha originado cambios significativos en su sistema de estratificación social y familiar.

 

Los cambios tecnológicos también están afectando a la organización de trabajo, como consecuencia de las nuevas formas de relación laboral y modelos de empleo -trabajo en casa, teletrabajo...- y a la cohesión e integración social, ya que las tecnologías pueden llegar a producir un nuevo sistema de estratificación social, a causa de la desigualdad de oportunidades que se está produciendo entre aquellos que disponen de información y saben utilizarla, y los que no pueden acceder a ella, o aun pudiendo no saben cómo hacerlo, por lo que "la nueva tecnología de la información está redefiniendo los procesos laborales y a los trabajadores y, por lo tanto, el empleo y la estructura ocupacional. Mientras está mejorando la preparación para una cantidad considerable de puestos de trabajo y a veces los salarios y las condiciones laborales en los sectores más dinámicos, otra gran cantidad está desapareciendo por la automatización tanto en la fabricación como en los servicios... El aumento de preparación educativa, ya sea general o especializada, requerido en los puestos recualificados de la estructura ocupacional segrega aún más a la mano de obra en virtud de la educación... El trabajo degradado.., se concentra en actividades poco cualificadas y mal remuneradas, así como en el trabajo temporal o los servicios diversos". Esta diferenciación social, en función de los conocimientos tecnológicos, afecta no sólo a colectivos de personas, sino a comunidades, regiones y países.

 

En los próximos años se va a ir produciendo un auge de aquellas nuevas ocupaciones, que estén en consonancia con el desarrollo económico y tecnológico; concretamente, los profesionales de la informática y de las telecomunicaciones, comerciales especializados en áreas expansivas, técnicos en gestión de recursos humanos, especialistas en diseño de sistemas electrónicos y de circuitos integrados, de programación e inteligencia artificial.., y los dedicados al sector electrónico. Ocupaciones que requieren unos conocimientos específicos, que generalmente se adquieren en el medio urbano. Son profesiones, consideradas socialmente con futuro, y que habitualmente se van a desempeñar en complejos productivos especializados, localizados en parques tecnológicos y centros financieros y de actividades económicas situados en las áreas de expansión de las grandes ciudades.

 

Las repercusiones sociales de estos cambios en la estructura ocupacional se traduce, en primer lugar, en un trasvase de activos del sector secundario hacia el de servicios especializados, que ha pasado a convertirse en dinamizador de la economía, ocupando el puesto que anteriormente tenía aquél en la sociedad industrial. En segundo lugar, en el incremento del desempleo entre aquellos activos cuya cualificación profesional no es demandada en el sistema productivo, y sus conocimientos y habilidades han quedado desfasados como resultado de los procesos de reconversión y adecuación tecnológica del mundo empresarial. En tercer lugar, en la dificultad para acceder a un primer empleo por parte de los jóvenes que no han conseguido una especialización durante el período de educación formal. En cuarto lugar, en las dificultades de consecución de empleo, a corto y largo plazo, de colectivos de población que no asumen la necesidad de formación polivalente y de actualización de conocimientos de una manera permanente, o no disponen de medios o de posibilidades para hacerlo, lo que ocurre de una manera más generalizada entre la población del medio rural, y concretamente entre la población joven que tiene mayores dificultades para incorporarse a estos nuevas ramas de productividad, por carecer de conocimientos específicos, y tienen que dirigirse a sectores productivos tradicionales, algunos de los cuales se encuentran en proceso de regresión y reconversión: agricultura tradicional, minería, pesca...

 

 

2º) Estructura económico productiva.

 

Tecnología para el mundo económico significa riqueza, eficacia, rentabilidad..., y se identifica con la actividad productiva, mercantil, comercial, financiera... Las relaciones de intercambio y comerciales se realizan a través de medios informáticos, que permiten una mayor rapidez en la emisión y recepción de órdenes. A nivel de consumo privado, la expansión del comercio electrónico está produciendo cambios importantes en los usos y costumbres de los consumidores, que serán todavía mucho más importantes en los próximos años, en los que se espera que una proporción elevada de compras y ventas se ralice a través de la red, como ya sucede en otras sociedades avanzadas. En Europa, y concretamente en España, nos encontramos en el inicio de una transformación importante de los hábitos de compra.

 

La tecnología de la información no sólo ha incrementado las relaciones humanas sino que han generado una compleja actividad económica, al haber revolucionado el sistema productivo en los últimos años, como lo muestra el crecimiento de las telecomunicaciones y su utilización en los intercambios comerciales y financieros. Su evolución y desarrollo ha estado condicionada por la internacionalización de la actividad económica y, por la misma evolución tecnológica. Su implantación está afectando, en primer lugar, al espacio privado-familiar, al crear posibilidades de información, ocio y trabajo desde la misma vivienda; en segundo lugar, al espacio laboral, ya que las telecomunicaciones y los servicios de radio, transmisión de datos, correo electrónico, fax... están permitiendo mayores posibilidades organizativas y de gestión; y, en tercer lugar, al entorno social, ya que permiten resolver más fácil y rápidamente multitud de necesidades que afectan al quehacer de cada día. Un ejemplo de ello ha sido, durante la década de los años ochenta, la implantación generalizada de cajeros en toda la red bancaria española, y en la década siguiente, la expansión de máquinas de información y de prestación de determinados servicios: adquisición de billetes, localidades de actividades lúdicas, recreativas y de ocio... Durante esta década se irá generalizando la utilización de la red, por amplios sectores de la población, para realizar multitud de actividades con instituciones financieras, administraciones públicas...

 

La posibilidad de participar y utilizar los cambios e innovaciones que se van introduciendo en la vidsa social, dependerá cada vez más de los conocimientos y posibilidades personales de la población, y menos del entorno espacial en la que está se encuentra residiendo,

 

 

3º) Tecnología, calidad de vida e igualdad de oportunidades

 

La tecnología ha permitido que la actividad laboral se desarrolle en unas condiciones más óptimas, lo que está contribuyendo a la disminución de aquellas tareas que requieren un mayor esfuerzo y riesgo para salud, que son realizadas por robots y máquinas especializadas, produciéndose un descenso significativo del índice de accidentalidad laboral. A nivel doméstico, la tecnificación del hogar está permitiendo, especialmente a la mujer, disponer de tiempo para la realización de actividades remuneradas, u otras de carácter cultural, recreativo, de ocio ...

 

La integración en este nuevo modelo de sociedad, se presenta como un reto a asumir y para el que hay que estar preparado. El progreso tecnológico, a pesar de contribuir a aumentar el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos, puede llegar a constituir una forma de separación y de diferenciación social entre los que disponen habitualmente de mayores medios y posibilidades de adquisición y actualización de conocimientos, y el resto de la población. Dado que el conocimiento constituye un requisito indispensable para una plena integración en la sociedad actual, resulta necesario disponer de recursos suficientes para asimilar los cambios que se están produciendo en nuestro entorno y aprovechar los avances y adelantos que nos proporcionan. El nivel de conocimientos de la población española está experimentado un paulatino aumento, como lo demuestra que cada vez sea mayor la proporción de población que ha realizado estudios de educación secundaria y superior

NIVEL INSTRUCCIÓN DE LA POBLACION

 

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

Analfabetos

5,6

5,2

5,2

4,8

4,3

4,2

3,9

3,7

Sin estudios

16,5

16,2

15,7

15,2

14,8

14,5

13,8

13,4

Ed. primaria

38,6

38,0

36,8

35,6

34,6

33,5

32,0

31,1

Ed. secundaria

31,7

32,8

31,6

33,0

34,1

35,0

36,3

37,1

Ed. superior

7,6

7,8

10,7

11,4

12,1

12,9

14,0

14,6

 

Fuente.- INE, Indicadores sociales de España, 1999

 

 

El 28% de la población española, tenía en 1991, una edad comprendida entre los 25-44 años. Se trata de un colectivo que ha tenido un educación primaria con carácter obligatorio y, por tanto, dispone de un nivel de conocimientos básicos. El grupo de 45 a 64 años tiene mayores carencias formativas y presenta más problemas en su inserción sociolaboral en el campo de las nuevas tecnologías. Este grupo representa el 21,9% de la población del país. Este vacío formativo y falta de actualización de un sector importante de personas mayores de 44 años, los posiciona en una situación de inferioridad, ya que tienen mayores dificultades para adaptarse a los cambios que se están produciendo. Esta necesidad de formación y reciclaje se produce también en el grupo de personas comprendidas entre 16 y 25 años, que no han superado con éxito los estudios de nivel primario o secundario. Dentro de estos grupos las mayores deficiencias formativas y de conocimientos se producen entre los residentes no urbanos.

 

Las mujeres mayores de 45 años, han tenido escasas oportunidades, durante las décadas pasadas, especialmente en el medio rural, para cursar estudios superiores a los primarios. También entre la población residente en la sociedad rural aparecen las mayores proporciones de analfabetismo, que afectan a los grupos de mayor de edad, siendo estas más elavadas entre las mujeres.

 

Si el conocimiento es un elemento determinante del status social de la población en las sociedades desarrolladas, ¿en qué posición se encuentran, o se pueden llegar a encontrar, todos aquellos sectores de población que no tuvieron la oportunidad de adquirirlo, y su nivel formativo es tan reducido que le resulta difícil comprender y asimilar los cambios que se están produciendo en el ámbito laboral, económico, social, cultural...? ¿Qué oportunidades tienen de poder usar y aprovecharse de las posibilidades de comunicación e intercambio que ofrecen los medios informáticos?. El hábitat puede llegar a ser un elemento diferenciador.

 

La expansión de las telecomunicaciones ha revolucionado las sociedades desarrolladas a través de la aparición de amplias redes de información e intercambio. En la actualidad, la forma más extendida, a través de la cual los ciudadanos acceden a las redes de información es Internet, que está teniendo una amplia irrupción no sólo a nivel económico y laboral, sino también dentro del hogar. Su nivel de utilización está condicionado a la posibilidad de disponer de un ordenador personal, conexión telefónica y poseer los conocimientos básicos necesarios para su correcta utilización. El coste económico del equipo y la conexión constituye cada vez un obstáculo menor, dado el descenso de precios que se está produciendo por el aumento de la competencia, por lo que la dificultad mayor para determinados sectores de población, es la carencia de conocimientos informáticos.

 

El perfil sociológico del usuario de internet, a nivel nacional nos muestra una desigualdad en cuanto a su posible utilización, en función de:

 

? Género, dado que hay una relación entre los usuarios, de 1 a 3 a favor de los varones.

? Edad. La mitad de los usuarios tienen una edad intermedia, comprendida entre 25 a 44 y 14 a 24 años, experimentado una reducción muy significativa a partir de los 45 años.

? Clase social. Está siendo un producto para la clase alta y media alta (casi el 60% de los usuarios), y apenas extendido entre los grupos sociales inferiores.

? Nivel de estudios. Prácticamente todos los usuarios tienen estudios secundarios o universitarios, dado que no llega al 1% la proporción de aquellos que utilizan internet y no han alcanzado este nivel de instrucción.

? Estado civil. Destaca su utilización por parte de los solteros en una proporción muy significativa.

? Rol familiar. Las ‘amas de casa’ se encuentra en una situación de desigualdad frente al padre de familia.

? Hábitat. El nivel de utilización de internet está en relación directa con el hábitat, siendo superior en la ciudad, lo que hace suponer que su nivel de implantación en el medio rural es muy reducido.

 

Acerca de su grado de utilización, dentro de cada segmento de población, los indicadores nos muestran, que su nivel es reducido, produciéndose nuevamente unos indicios de diferenciación social en relación con:

 

? Género. Su uso está mucho más extendido entre los varones.

? Edad. Es de destacar, que dentro de cada grupo de edad, resulta levemente superior la utilización de la red, en el comprendido entre 14 a 24 años, lo que es indicativo de la incidencia que está teniendo entre los más jóvenes, aunque continúa siendo escasa, ya que ligeramente supera el 7%, lo mismo que sucede para el siguiente grupo de edad "25 a 44 años.

? Clase social. Está extendida entre la clase alta y media alta, siendo su utilización reducida entre los demás grupos sociales.

? Nivel de estudios. Se produce un nuevo contraste, ya que la red es utilizada fundamentalmente por universitarios, pero su proporción sigue siendo muy pequeña, lo que indica que muy posiblemente la edad, y no sólo los medios económicos, condiciona la utilización de las tecnologías de la información y comunicación.

? Hábitat. Su utilización vuelve a estar condicionada al medio, a pesar de ser todavía muy reducida, ya que las mayores proporciones de usuarios se encuentran en capitales y ciudades.

 

Nos encontramos, por tanto, ante una nueva causa de desigualdad de oportunidades, que está condicionando y lo hará todavía más en el futuro, las posibilidades de integración en la ‘sociedad de la información’, pudiendo llegar a producir diferentes niveles de bienestar y de calidad de vida, siendo el hábitat un elemento claramente discriminador. Si en la sociedad industrial las diferencias se producían en función de los niveles de alfabetización, y no saber ‘leer y escribir’ era un determinante para la igualdad de oportunidades, en la ‘sociedad de la información y de la comunicación’ la situación e inferioridad se está produciendo por la falta de conocimientos informáticos y la no utilización de los medios tecnológicos, a través de los cuales se realizan los intercambios sociales, culturales, económicos, comerciales... La población rural se encuentra en su inmensa mayoría, en inferioridad de condiciones para asumir esta nueva realidad.

 

Los cambios que se están produciendo en la sociedad, requieren un replanteamiento sobre cuáles son las necesidades de la población para poder afrontar los nuevos retos que se avecinan. Algunos países de la Unión Europea, y también algunas comunidades autónomas de nuestro país, han sido conscientes de este problema y han aprobado leyes de educación de adultos, que incluyen programas culturales y formativos, que aportan no sólo conocimientos sino que están orientados al fomento y adquisición de aquellas habilidades que resultan necesarias para vivir en la sociedad actual. La Unión Europea insiste en la conveniencia de establecer sistemas de formación, dirigidos a la población que se encuentra fuera del sistema educativo, con el objetivo de ir preparándola para las transformaciones que se están produciendo. Las estrategias de formación no pueden quedar reducidas al estrato de población en edad escolar o laboral sino que debe ser extensible a todos los ciudadanos, qué deben aprender a usar la información y los conocimientos de los que dispone la sociedad en la que viven. Se trata de un cambio cultural que afecta a la misma concepción de la sociedad, a los valores, a la ideología, y que está determinando las formas de vida de los ciudadanos y sus niveles de relación y de intercambio.

 

Los programas de educación permanente deberian dirigirse principalmente hacia aquellos grupos, que habiendo rebasado la edad de escolarización obligatoria, tienen pocas posibilidades de integración dentro de la enseñanza reglada. Se trata de grupos desfavorecidos, y que tuvieron menos posibilidades de formación, entre los que se incluyen los jóvenes que han superado la edad de escolarización obligatoria, los adultos con reducidos conocimientos básicos, especialmente mujeres, residentes en una proporción cuantitativamente importante en el medio rural, los inmigrantes, y entre ellos, aquellos que presentan mayores problemas de integración a causa de su religión, cultura y costumbres.

 

Estos programas deberían tener tres ámbitos de actuación:

1. Personal, con la finalidad de proporcionar habilidades básicas y capacidad crítica para interpretar la realidad política, social, económica, cultural... en la que vivimos, además de posibilitar la adquisición de conocimientos que faciliten la participación social y la formación ocupacional.

2. Laboral, para ayudar a la adaptación de los trabajadores a las nuevas exigencias de la tecnología y de la organización laboral, y a las nuevas ocupaciones y profesiones.

3. Social. A fin de evitar que el progreso produzca situaciones de desigualdad y diferenciación, fomentando acciones encaminadas a disminuir la distancia social entre los grupos competitivos y aquellos que han dejado de serlo.

 

La educación permanente de adultos debe tener como objetivo prioritario evitar las nuevas formas de exclusión social que se están produciendo en las sociedades desarrolladas, como consecuencia de la crisis de identidad sociocultural que experimentan determinados grupos sociales -menos competitivos- ante los cambios que se están introduciendo, y por los contrastes que se han creado entre los distintos niveles de bienestar y calidad de vida, existentes según la clase social, la edad, sexo, hábitat.... y las posibilidades de información y conocimiento que se dispongan.

 

 

 

2. LA SOCIEDAD RURAL

 

2.1. ¿Hacia dónde vamos?

 

 

El éxodo de población procedente del medio rural hacia las ciudades ha sido constante. La emigración lleva consigo un cambio de población de lugar de residencia, y casi siempre de trabajo e incluso de actividad, producido por dos fuerzas: una de expulsión y otra de atracción. La fuerza de expulsión actúa sobre la población de aquellas áreas rurales, en las que se dan unas condiciones de vida y de trabajo más precarias, orientándola hacia las zonas urbanas e industriales. Este proceso tuvo, durante el período comprendido entre 1950 a 1975, un efecto positivo al disminuir la oferta de trabajo en el campo, lo que posibilitó un incremento de salarios y de mecanización agraria, que permitió la transformación de los cultivos y el aumento de la productividad, y consiguientemente de la rentabilidad; pero, también tuvo un efecto negativo, en el sentido que contribuyó al despoblamiento de los pueblos y al envejecimiento de la población. Las consecuencias de este proceso demográfico, a pesar de haber descendido en intensidad, y de haber cambiado las características de la población emigrante, ha supuesto que en 1991, únicamente el 52 % de la población española reside en su municipio de nacimiento.

 

 

 

La ciudad ha sido vista por la gente del campo hasta hace unos años, como un lugar de progreso, donde se producen mayores posibilidades de promoción y de movilidad social. En 1998, el 75,7 % de la población española reside en municipios superiores a 10.000 habitantes, experimentando un paultino y prolongado descenso la que reside en zonas rurales -menores de 2.000 habitantes-, que en los próximos años continuará disminuyendo, como consecuencia de la caída de la natalidad y el aumento de la mortalidad, que seguirá creciendo a causa de la media de edad elevada de la población. Este proceso regresivo irá posiblemente en aumento, a no ser que se produzcan efectos exógenos que modifiquen la tendencia.

 

 

MUNICIPIOS SEGUN ESTRATOS DE POBLACION

1981

1991

1998

Habitantes

Saldo *

%

Saldo

%

Saldo

%

0-100

42,7

0,11

56,3

0,14

55,8

0,14

101-500

756,7

2,00

738,3

1,87

733,7

1,84

501-1000

932,9

2,47

827,2

2,10

792,6

1,99

1001-2000

1513,8

4,01

1457,3

3,70

1430,5

3,59

2001-5000

3344,6

8,86

3187,6

8,08

3126,9

7,85

5001-10000

3524,1

9,34

3394,2

8,61

3543,8

8,89

10001-20000

3954,7

10,48

4102,3

10,40

4542,6

11,40

20001-50000

4292

11,37

4979,7

12,63

5243,9

13,16

50001-100000

3521,5

9,33

3773,8

9,57

4252,3

10,67

100001-500000

8420,5

22,31

9512

24,12

9170,6

23,01

Más de 500000

7442,8

19,72

7405,1

18,78

6959,9

17,46

37746,3

100,00

39433,8

100,00

39852,6

100,00

 

* Cifras expresadas en miles de habitantes

Fuente.- Censo de Población 1981 y 1991 y Rectificación Padrón Municipal de Habitantes para 1998.

 

 

 

 

 

 

 

Pero este proceso regresivo se ha paralizado en algunos espacios rurales, durante los últimos años, al producirse un cambio de tendencia como consecuencia de su recuperación económica y social, derivada del aumento de la actividad industrial y comercial y el desarrollo en determinadas zonas de un sector turístico, en pleno proceso de crecimiento, lo que ha contribuido a la transformación del ‘habitat’, especialmente en aquellos municipios en los que existe unos recursos naturales para la realización de actividades de descanso, deporte y ocio, y poseen una buena red de infraestructuras y de transporte. La necesidad de expansión de la ciudad ha requerido nuevos espacios para urbanizaciones y lugares de ocio, en los que han fijado su residencia definitiva, de temporada o ocasional y de fines de semana los residentes en la ciudad, lo que está contribuyendo a la revitalización de la geografía rural.

 

El espacio rural ha adquirido una nueva significación para los residentes urbanos, por su función social y por ser el lugar de canalización del ocio y del descanso de amplios sectores de población. Este cambio ha sido descrito por García Sanz: "Hasta los años ochenta los pueblos miraron a las ciudades como centros de vida y de realización personal, pero hoy las gentes de la ciudad vuelven hacia los pueblos como lugares en los que es posible encontrar ciertos valores perdidos". Las comunidades rurales se encuentran ante el reto de responder a estas nuevas expectativas, lo que conlleva en muchas ocasiones una transformación importante de la estructura productiva, y cambio en las formas de organización social y familiar.

 

Y entre los cambios que ha experimentado la morfología de la sociedad rural hay que señalar la progresiva desaparición y distanciamiento entre la casa como lugar de residencia y la actividad productiva, principalmente la agrícola y ganadera. Por otra parte, la misma actividad agraria, hacia mercado exteriores se ha ido desvinculando del espacio rural, ya que cada vez es más dependiente de factores externos: servicios especializados, infraestructuras, canales de comercialización para los productos,..

 

 

La globalización del mercado agrario ha supuesto la caída de la agricultura tradicional, dedicada ahora al autoabastecimiento familiar, o a lo sumo orientada a un mercado local, y el auge de una agricultura industrial basada en productos más especializados y de mayor calidad, con denominación de origen,y con destino a un mercado más amplio y competitivo, lo que ha contribuido a la conversión de los medianos agricultores autónomos en empresarios y técnicos agrarios, que gestionan explotaciones de mayor superficie y con elevados niveles de mecanización, y están en contacto con canales especializados de comercialización y distribución de productos.

 

El hábitat rural ha ido adquiriendo características urbanas "a causa de la necesidad de nuevos espacios que requiere la actividad industrial y comercial y un sector de servicios en pleno proceso de expansión. Antiguas zonas rurales, bien situadas y con buenas infraestructuras de comunicación y transporte, han desarrollado un importante sector secundario y de servicios. A ello hay que añadir, el crecimiento de urbanizaciones, con características tipicamente urbanas, que se han convertido en lugar de residencia definitiva, ocasional de temporada o de fines de semana para los residentes de la ciudad". Esta nueva función de la sociedad rural lleva consigo la pérdida paulatina de su función productiva agrícola y ganadera y su sustitución por actividades dirigidas al ocio, disfrute del tiempo libre y descanso de los habitantes de la ciudad.

 

La comunidad rural que durante la década de los noventa aparece cada vez más "desvinculada de su actividad secular, la agricultura, se transforma al dictado de los grandes macroprocesos que actúan y conforman las sociedades globales actuales.... La principal característica de la nueva ruralidad es su heterogeniedad. El mundo rural ha perdido su unicidad de antaño, convirtiéndose en un espacio social y cultural profundamente dispar. Nuevos y viejos procesos se mezclan. Y no es de extrañar que al lado de unos pueblos que continúan despoblándose y en los que la crisis, o mejor dicho la desaparición de la actividad agraria, supone un duro golpe para su mantenimiento, existan otros que manifiestan los primeros síntomas de un crecimientro demográfico y de mutación y diversificación de su panorama económico... Es evidente que esta ‘reconversión’ silenciosa del medio rural es conflictiva. Dos grandes factores convergen en esta mutación del mundo rural: el cambio de actividad y la polarización social que se genera entre viejos y nuevos pobladores... El carácter radicalmente diferente en estilos de vida y características sociales y económicas entre nuevos y viejos residentes produce una fuerte fragmentación de la población local"

 

 

2.2. La vejez como condicionante social

 

La edad constituye un elemento crucial para determinar las posibilidades demográficas y socioeconómicas de un espacio territorial. La pirámide de edad de la población española, como ya se ha indicado anteriormente, muestra una tendencia al envejecimiento en la mayor parte del país, siendo las proporciones superiores en la zona rural, salvo excepciones muy localizadas. Esta situación no sólo no tiene indicios de modificarse sino, al contrario, las proyecciones demográficas indican un aumento en sus índices para los próximos años,

 

ESTRUCTURA DEMOGRAFICA POBLACION ESPAÑOLA, 1994 Y 2004
COMUNIDADES

Pob. 65 y +. Año 1994

Pob. 65 y +. Año 2004

ESPAÑA

14,7

17,1

Andalucía

12,4

14,4

Aragón

19,3

21,4

Asturias

18,2

21,4

Baleares

14,2

15,4

Canarias

9,8

12,7

Cantabria

16,5

18,6

Castilla-La Mancha

17,3

19,2

Castilla-León

19,3

21,8

Cataluña

15,3

18

Extremadura

16,4

18,5

Galicia

17,2

19,8

Madrid

12,6

15,5

Murcia

12,7

14,7

Navarra

16,2

18

La Rioja

18,4

19,8

País Vasco

14

18,1

Valencia

14,1

16,1

 

Fuente. Instituto Demografía, C.S.I.C., Proyección de la Población Española, Madrid, 1994

 

 

La razón del envejecimiento de la población española es consecuencia de la caída que la natalidad ha experimentado durante las dos últimas décadas, resultando superior en el medio rural, y al aumento de la esperanza de vida al nacer por haber aumentado la edad media de la mortalidad. Esta situación demográfica ha contribuido a que en la actualidad, en el medio rural, el reemplazo generacional no esté garantizado y, por tanto, una generación no puede ser sustituida por otra. A estas causas de carácter endógeno hay que añadir otras exógenas, como el ‘exodo rural’ en épocas pasadas, formado en gran parte por grupos de población jóvenes, con mayor capacidad reproductora, lo que ha provocado el despoblamiento de amplios espacios de la geografía española.

 

 

VARIABLES DEMOGRAFICAS DE LA POBLACION ESPAÑOLA

Años

Edad media

Esperanza vida

Natalidad

Mortalidad

1975

33,17

70,4 - 76,19

18,85

8,4

1980

34,06

72,52 - 78,61

15,21

7,77

1985

35,62

73,27 - 79,69

11,85

8,12

1990

37,05

73,4 - 80,49

10,3

8,55

1995

74,29-81,57

9,27

8,83

 

Fuente.- I.N.E. Anuario Estadístico de España 1997

 

El envejecimiento de la población tiene un doble efecto en el medio rural: 1º) demográfico, ya que contribuye al despoblamiento de amplios espacios geográficos, lo que produce una distribución desigual de la población. 2º) socioeconómicos ya que la población mayor se encuentra en una situación no productiva, con un descenso generalizado de sus niveles de ingresos, y consiguientemente de bienestar y calidad de vida. Por otra parte, las comunidades formadas por personas mayores disponen de menores recursos inversores y constituyen, por el contrario, un grupo generador de gastos de protección social: pensiones. sanitarios, y asistenciales, entre los que hay que incluir la asistencia domiciliaria, residencias, club de jubilados, comedores para la tercera edad... Pero esta situación de dependencia es distinta según la edad, el estado de salud y las condiciones vitales que se tengan.

 

 

La sociedad rural tiene unas tasas de envejecimiento más elevadas que en la ciudad, por lo que los ingresos anuales medios por hogar y por persona resultan inferiores, ya que en muchas ocasiones se trata de hogares compuestos por personas no activas desde el punto de vista productivo, y cuyos recursos económicos proceden principalmente de una pensión pública. Por el contrario, el indice de cobertura, que expresa la relación gasto/ingreso es superior, lo que indica que la población residente en municipios rurales tiene una proporción media de gasto menor, y una mayor capacidad de ahorro.

 

 

 

INGRESOS ANUALES POR TAMAÑO DE MUNICIPIO

Tamaño de municipio

Por hogar

Por persona

Por perceptor

Cobertura

Hasta 10.000

2442666

770110

1387426

101,11

10.001 a 50.000

2717601

821304

1547831

101,96

50001 a 500.000 y capitales

3044214

935994

1791217

99,45

Más de 500.000

3464964

1120721

2048718

98,63

 

( Cobertura = Gasto/ingreso*100)

Fuente.- I.N.E. Encuesta Continúa de presupuestos familiares, 1996

 

 

 

 

2.3. Vejez y la búsqueda de identidad social

 

 

Las personas mayores se encuentran en una situación desigual para asumir y participar en los valores vigentes en la sociedad actual. El concepto de lo ‘útil’, ‘productivo’ aparece asociado a actitudes como iniciativa, competitividad, capacidad de cambio y adaptación, predisposición a asumir riesgos..., valores que se asocian principalmente a la ‘juventud’ y a la ‘madurez’, y que se presupone que carecen la mayor parte de las personas que han superado el umbral de edad a partir del cual la sociedad los considera no productivos. La cultura de ‘éxito’, de lo ‘novedoso’, de lo ‘cambiante’ aparece vinculada a grupos de edad inferiores a 45 años, residentes en su mayoría en hábitats urbanos, o en rurales que se encuentran dentro del área de influencia socieconómica de la ciudad.

 

El empleo constituye el medio más habitual y generalizado para la adquisición de status y reconocimiento social, y permite participar más plenamente de estos valores. El conocimiento y la capacidad de adaptación ayudan a la flexibilidad, por lo que son muy valorados en el ámbito laboral. En una sociedad en la que la tecnología de la información y comunicación están transformando el espectro social, la asunción de determinados valores sociales constituye una garantía de éxito, ayudando a ello determinadas ocupaciones y compartir un estilo y condiciones de vida peculiares.

 

La integración social implica, de alguna manera, asumir estereotipos y participar en los valores sociales vigentes. El conocimiento de la sociedad, y la asimilación de los cambios que se están produciendo en sus estructuras políticas, económicas, sociales, culturales, religiosas resultan imprescindibles para participar en los logros sociales. La población mayor, y la que se encuentra localizada en el medio rural, disfruta de menos posibilidades para poder asumir las transformaciones que se van produciendo.

 

El significado social que tiene el envejecimiento en la sociedad actual, hay que considerarlo desde una doble perspectiva:

 

1º) Desde la perspectiva de la propia sociedad. En la sociedad tradicional, rural y preindustrial, la vejez era signo de experiencia y, por tanto, de sabiduría. ya que el anciano disponía de conocimientos, de los que el joven carecía, y que resultaban imprescindibles para asumir las tareas cotidianas y comprender los acontecimientos sociales. El ‘quehacer social’ se basaba en la tradición histórica, la cual era conocida y transmitida por el grupo de ancianos, generalmente reducido por la elevada mortalidad existente. Por otra parte, la posibilidad de ‘hacer patrimonio’, aunque fuera reducida, especialmente en el medio rural, requería tiempo y, por tanto, a más edad era mayor la posibilidad de acumular bienes.

 

En la sociedad actual, el anciano se encuentra sometido a un ‘desajuste social’ ante la necesidad de ir adaptándose a los cambios que se están produciendo en su entorno. La experiencia resulta con mucha frecuencia insuficiente para poder afrontar los retos de los nuevos conocimientos tecnológicos y la comprensión de los cambios ideológicos, culturales y sociales. Por eso, la vejez significa ‘el pasado’, y se identifica con una etapa de la vida no productiva y, por el contrario, generadora de enormes gastos en protección y asistencia social. A ello habría que añadir el hecho generalizado de que cuando una persona deja de trabajar, su patrimonio personal, en el caso de que lo tuviera, y su nivel de renta comienza a experimentar un paulatino descenso, como consecuencia de los procesos inflacionistas, las políticas redistributivas de carácter fiscal y el descenso de la capacidad adquisitiva de las pensiones, frente a unos gastos que, conforme avanza la edad, experimentan un continúo crecimiento.

 

Por otra parte, la vejez se identifica socialmente con la pérdida de capacidad física, psicológica, y de movilidad espacial, lo que contrasta con los valores de capacidad, productividad, competitividad, flexibilidad... La vejez también supone una pérdida paulatina de relaciones sociales, que en la ciudad resulta mayor como consecuencia del abandono del espacio laboral y del contexto espacial en el que se ha desarrollado la actividad.. En el medio rural, el abandono de actividad no implica necesariamente ni ruptura espacial ni social, ya que los jubilados suelen seguir frecuentando los lugares y manteniendo el mismo nivel de relaciones personales anteriores. La vejez puede suponer, por tanto, la pérdida no sólo de ingresos y rentas sino también del status y relaciones, que proporciona la ocupación o profesión, sobre todo en la ciudad.

 

2º) Desde la perspectiva individual. La vejez se vive como una pérdida de ‘identidad social’ y la necesidad de búsqueda de un nuevo espacio social en función de la edad, sexo y status individual que se haya tenido anteriormente. La búsqueda de identidad social está determinada, por el hábitat residencial, urbano o rural, y por las expectativas que se tengan respecto a esta nueva etapa de la vida. El cambio que se produce en la concepción del tiempo personal influye claramente en ello.

 

La problemática que viven las personas mayores hay que considerarla también desde una doble perspectiva: 1º) Incertidumbre ante los cambios contextuales que se van produciendo y la sensación de inseguridad que les produce el no poder controlar y asumir con rapidez las transformaciones sociales, económicas, políticas, culturales... y el temor ante los cambios que éstas producen. 2º) Incertidumbre personal, cuando surgen situaciones que crean dependencia, y por la variabilidad del estado de ánimo que se produce por la dificultad para asumir el presente y el temor ante el futuro. Esta sensación de inseguridad contribuye al incremento de la capacidad de ahorro en las personas de mayor edad, como se refleja en el pasivo de bancos y cajas de ahorro, especialmente en el medio rural.

 

 

2.4. La necesidad de reemplazo laboral

 

El reemplazo generacional se ha convertido en un problema acuciante para la sociedad campesina, ya que en el mismo se basa la continuidad de la actividad agraria. La escasez de jóvenes en el medio rural constituye en la actualidad un problema no sólo de carácter demográfico sino también económico y social. La continuidad de la explotación agraria suele ser un objetivo prioritario entre las familias campesinas. "La familia campesina actual sigue siendo la responsable de la supervivencia del grupo; de hecho, la explotación familiar sobrevive si la familia sobrevive. No ha variado su objetivo y busca reproducir o mejorar sus condiciones de vida y trabajo. Pero las familias campesinas modernas pasan por dificultades para lograr su reproducción ya que el entorno, en constante cambio, no le es favorable". Por eso, el proceso de adecuación de la explotación y actividad agraria a las condiciones y circunstancias del contexto económico es determinante, lo que requiere una actitud de adaptación de la familia a las exigencias y necesidades de la sociedad en la que está inmersa.

 

 

 

3. ESTRUCTURA FAMILIAR

 

3.1. La familia desde la perspectiva social

 

3.1.1. Los procesos de cambio en la institución familiar

 

La Constitución introduce unos cambios ideológicos y formales en la institución familiar que se concretan en la igualdad de derechos en la pareja, independientemente del género, y entre todos los hijos. Esta equiparación de derechos y obligaciones se hace extensiva a ambos cónyuges de forma recíproca, lo que supone la anulación de la autoridad masculina, y la dependencia femenina, que ha existido históricamente, y de una manera más generalizada en la sociedad rural, y que aparecía regulada por las compilaciones legislativas anteriores, concretamente en el Código Civil. A ello hay que añadir el reconocimiento jurídico de la ruptura matrimonial, con la figura del divorcio, y la posibilidad de formas alternativas a la institución familiar: homosexuales, madres solteras...

 

Pero los cambios que se han producido en la institución familiar, durante las dos últimas décadas, no ha sido consecuencia exclusivamente de la consolidación de la sociedad democrática, sino de las transformaciones socioculturales que han modificado la distribución de roles y asunción de tareas en el ámbito familiar y que, junto a una economía expansiva, ha permitido la incorporación femenina al mundo laboral, en muchas ocasiones, especialmente en el medio rural, en sectores de economía sumergida, sin garantías sociales ni laborales, lo que ha contribuido a modificar su posición no sólo en la sociedad, sino también dentro del ámbito de la familia, como señala Iglesias de Ussel, "La creciente incorporación de la mujer al trabajo extradoméstico tiene profundos efectos en el sistema familiar. Favorece la consolidación real -no sólo legal- del equilibrio de poderes y en la división de tareas dentro del hogar. Pero convierte en una opción real tanto la formalización, como la finalización de una relación de pareja por vía de la separación o divorcio. El escensario total de la relación familiar se altera por completo con el acceso de la mujer al trabajo, en situaciones análogas a las del varón. En sí mismo pues se trata de uno de los cambios más radicales que afectan a los protagonistas de la vida familiar y a la totalidad de su vida cotidiana"

 

Esta nueva situación ha contribuido a modificar las funciones de la familia. Como grupo social, la familia continúa siendo el primer espacio de relación social en el que el niño/joven aprende las actitudes y normas de comportamientos que van a orientar y condicionar su integración social futura. La familia es el lugar de ubicación social en el que sus miembros van aprendiendo y asimilando los valores sociales y se identifican con ellos, por eso, la posición familiar continúa siendo determinante para establecer la estructura social. Con el desarrollo de la sociedad postindustrial, la familia ha dejado de ejercer la función formativa de oficios y ocupaciones, que cada vez requieren conocimientos más complejos, que son proporcionados por instituciones especializadas. Pero continúa siendo el lugar a través del cual se canalizan las necesidades de consumo y ocio.., y sigue siendo la de protección y solidaridad, especialmente en situaciones de dependencia y necesidad.

 

La consolidación del sistema democrático, el aumento de las posibilidades educativas, especialmente entre las mujeres, y la incorporación de éstas al mundo laboral, han afectado a la distribución de roles dentro del ámbito familiar, siendo ésta más igualitaria, principalmente entre las generaciones más jóvenes, con nivel educativo superior, ideología de centro izquierdas, con hijos, y teniendo la mujer tiene una ocupación cualificada. No obstante, se sigue manteniendo todavía, en la mayoría de los casos, una serie de actividades que habitualmente son desarrolladas en función del género, lo que es debido a los procesos de socialización familiar y escolar, durante la infancia y niñez, a través de los cuales se ha aprendido la distribución de roles sociales, siendo esta diferenciación mayor en la familia rural.

 

 

 

3.1.2. Hacia una ética de igualdad dentro del ámbito familiar

 

Las relaciones familiares o de pareja se rigen por el principio de igualdad y de libertad. Igualdad, respecto a ambos cónyuges o miembros de la pareja, y de éstos con sus hijos; y, libertad y tolerancia frente a dependencia y sometimiento. La aceptación, por parte de la comunidad, de la ruptura de una relación estable, cuando deja de funcionar, y la permisividad social de establecer otras formas de convivencia, cada vez más extendidas y aceptadas socialmente, han contribuido a ello.

 

Pero frente a estos cambios estructurales, los valores tradicionales de la familia, como el sentido de pertenencia y de lealtad, así como el de solidaridad intergeneracional, recobran su fuerza, tanto en la sociedad urbana como rural, lo que contrasta con la situación que se produce en países de nuestro entorno, en los que la ayuda familiar resulta menor, y las situaciones de dependencia y necesidad, de gran parte de las personas mayores, son asumidas por las instituciones públicas y privadas.

 

La pareja es la unidad básica de convivencia e identidad social. Las relaciones entre sus miembros se rigen por la afectividad, el compromiso emocional, la sinceridad y el respeto mutuo, por ello, cuando esto desaparece la ruptura se presenta como una alternativa. Las relaciones entre iguales, son mucho más satisfactorias que las dependientes de tiempos pasados, aunque también resultan más difíciles de mantener. Esta concepción familiar, más igualitaria y hedonista, supone un ajuste mutuo, y la empatía aparece como elemento de unión. La paternidad se ha convertido en una opción libre y personal, al margen de la sexualidad, y supone un aumento del nivel de responsabilidad de los padres respecto a sus hijos, que son un fin en sí mismos, al haber dejado de ser considerados como seguro de vida, lo que sucedía en la sociedad preindustrial.

 

Este cambio ideológico y cultural supone la prevalencia de la pareja frente al matrimonio como institución social. La desistitucionalización ha contribuido a la privatización de la vida familiar, a la despenalización jurídica y social de otras formas estables de relación, siendo la cohabitación una alternativa, más extendida en la ciudad y escasa en el medio rural, que en muchas ocasiones precede al matrimonio, así como a la aceptación generalizada del divorcio y a la consolidación de nuevos valores consensualistas, a través de los cuales se regulan las relaciones intrafamiliares.

 

 

3.1.3. Relaciones intergeneracionales

 

La familia nuclear se ha extendido entre la población española, especialmente en el medio urbano, en donde también se están produciéndo un aumento de los hogares monoparentales, si bien su composición se ha modificado respecto a hace unos años, ya que entonces estaban formados principalmente por viudos/as con hijos, mientras que actualmente están compuestos por divorciados, separados o madres solteras. Los hogares monoparentales está formados principalmente por mujeres "Incluso sí se incluyen los núcleos con hijos de cualquier edad, la proporción de mujeres sigue siendo prácticamente la misma (83 por 100). Se trata de una característica propia de este tipo de situación, que se da con intensidad comparable en todos los países de nuestro entorno".

 

La vida familiar, en la mayor parte de los hogares, transcurre en un clima de convivencia y coexistencia, basado en la libertad y tolerancia, lo que ha contribuido a que los jóvenes españoles tengan el índice más elevado de permanencia en el hogar del progenitor. El 65% de los jóvenes comprendidos entre los 25 y 30 años, continúa viviendo con sus padres. Esta prolongación de la estancia en el hogar paterno se debe también al incremento de duración del periodo de escolarización y formación, a la dificultad de integración laboral, al precio de la vivienda que impide la autonomía residencial, y a las elevadas expectativas de calidad vida y bienestar existentes entre los jóvenes españoles, y que difícilmente pueden satisfacer por sí mismos a la edad en la que sus padres se independizaron.

 

El crecimiento de hogares unipersonales, compuestos por personas de edad avanzada, que mantienen su independencia y únicamente requieren la ayuda y apoyo de la solidaridad familiar en situaciones puntuales, es cada vez mayor, lo que es debido al aumento de la esperanza de vida, a un mayor nivel de salud entre la población y a la expansión de los sistemas de protección social, que permite que el período de autonomía de las personas de edad avanzada sea más largo, y que la necesidad de asistencia se produzca a una edad más tardía.

 

La red familiar y vecinal está muy extendida en la sociedad española, tanto en la ciudad como en los pueblos. La atención a los ancianos sigue correspondiendo a hijos y nietos, especialmente mujeres, y en su defecto a la red vecinal. El cuidado de niños pequeños es asumido también por la red familiar y vecinal, especialmente si la mujer realiza una actividad remunerada fuera del ambito familiar.

 

POBLACION ADULTA SEGUN FRECUENCIA CONTACTO AMIGOS Y FAMILIARES

Tamaño de municipio

Mayoría de los dias

Un o dos veces por semana

Una o dos veces por mes

Menos de una vez al mes

Nunca

Hasta 10.000

75,9

17,5

3,9

1,9

0,7

10.001 a 50.000

69,8

22,8

4,5

2,1

0,6

50001 A 100001

63,3

27,7

5,7

2,8

0,3

100001 a 500.000

62,8

27,5

5,8

3,2

0,5

Más de 500.000

53,0

35,1

8,4

3,0

0,5

 

Fuente.- I.N.E., Panel de hogares de la Unión Europea 1997

 

En el medio rural, las relaciones de solidaridad se producen de una forma más continúa, tanto a nivel de asunción de funciones como de ayuda material, por lo que la tendencia a la cercanía espacial respecto a los progenitores constituye un objetivo de los hijos a la hora de fijar un nuevo hogar, especialmente entre parejas jóvenes de los núcleos más reducidos de población.

 

La forma de solidaridad varía en función del status social, de manera que entre las clases media-alta urbanas tiende a ser más puntual, mientras que entre las clases con menor capacidad económica la ayuda se produce de una forma más continuada. También son los varones, comprendidos entre los 16 a 29 años y los de 65 y más años, los que mantienen un mayor nivel de relación y necesidad del apoyo familiar. En general, los españoles tienden a mantener una frecuencia de relaciones habituales con amigos y familiares que resulta superior al del resto de los países europeos.

 

 

POBLACION ADULTA SEGUN FRECUENCIA CONTACTO AMIGOS Y FAMILIARES

Nivel de ingresos

Mayoría de los dias

Un o dos veces por semana

Con menor frecuencia

hasta 65.000

70,9

20,4

8,7

de 65.001 a 125.000

68,5

23

8,5

de 125.001 a 185.000

66,5

25,1

8,4

de 185.001 a 245.000

65,2

25,8

9,0

de 245.001 a 365.000

61,5

28,3

10,2

más de 365.000

58,2

33,4

8,4

Grupos de edad

Varones

66,4

25,2

8,4

de 16 a 29 años

77,3

18,8

3,9

de 30 a 44 años

59,8

30,6

9,6

de 45 a 64 años

61,0

28,0

11,0

65 y más años

68,1

22,4

9,5

Mujeres

64,6

26,1

9,3

de 16 a 29 años

75,6

20,1

4,3

de 30 a 44 años

60,3

30,7

9,0

de 45 a 64 años

61,3

27,6

11,1

65 y más años

61,1

26,0

12,9

 

Fuente.- I.N.E., Panel de hogares de la Unión Europea

 

 

3.2. La familia desde la perspectiva demográfica

 

3.2.1. El descenso de la natalidad como hecho demográfico

 

La natalidad experimenta un proceso regresivo a partir de la década de los setenta produciéndose, como consecuencia de ello, un envejecimiento de la población y el despoblamiento de amplias zonas rurales.

 

 

 

Las causas explicativas de este proceso son de carácter:

- laboral, por la incorporación de la mujer al trabajo remunerado

- cultural, al ser considerados los hijos como un fin en sí mismo y no como seguridad para la vejez.

- informativas, al extenderse entre la población femenina las técnicas de planificación familiar

- económicas, por el coste que supone el mantenimiento y formación de los hijos hasta su autonomía.

- ideológicas, como consecuencia de la secularización de la sociedad civil y la libertad de pensamiento

- urbanísticas, dado que el tamaño habitual de las viviendas son para familias reducidas.

 

Todos estos cambios socioculturales y económicos han afectado al ciclo vital femenino, habiéndose producido una reducción en su período reproductivo, a la vez que ha aumentado la edad media en la que la mujer tiene su primer y último hijo, lo que depende de su nivel de instrucción, situación laboral, ideología, creencias religiosas, hábitat residencial... de manera que, la mujer universitaria, que desarrolla una actividad cualificada, de ideología de centro izquierda y residente en zonas urbanas tiende a reducir su período de reproductor.

 

 

 

 

El cambio que se ha producido en la forma y condiciones de vida de las mujeres ha repercutido en el ámbito familiar, al aumentar el saldo de familias con un número reducido de miembros por hogar, lo que conlleva una disminución de las posibilidades de socialización infantil y juvenil por ser menor el número de hermanos, o a una soledad cuando se trata de hijos únicos. Todo esto está conduciendo a un descenso del tamaño medio del hogar en las familias españolas, especialmente entre las residentes en el medio rural, como consecuencia de la reducción de la natalidad

 

 

 El control tan exhaustivo que se ha producido en la natalidad en estas dos últimas décadas, como resultado de la generalización de la planificación familiar, ha contribuiodo a que España sea el país con un porcentaje inferior de hijos por mujer, entre los países de la Unión Europea, lo que ha provocado el envejecimiento de la población.

 

 

 

 

 

 

  

Los hogares sin núcleo y unipersonales han experimentado un crecimiento importante a partir de la década de los años setenta y están formados, en su mayor parte, por personas mayores de 65 años, siendo muy superior la proporción de mujeres viudas y solteras que viven solas, y de menos de 35 años, entre los que predominan varones. La edad, el género y las circunstancias económicas son determinantes: "El 63% de los hogares unipersonales lo conforman mayores de 65 años, siendo el 44% de ellos ocupados por mujeres. La crisis económicas y el desempleo impiden la emancipación de los jóvenes encontrándose con que el 40% de los hogares ayudan a los hijos en edad de independencia. Como consecuencia éstos retrasan la edad del matrimonio o de formar su propia familia hasta después de los treinta años"

 

Los hogares extensos son cada vez más reducidos, dado que, como ya se ha indicado anteriormente se ha prolongado el tiempo en que las personas mayores mantienen su situación de independencia respecto a sus hijos, y está únicamente se produce al final de la vida. Cuando esta situación se produce, corresponde generalmente a la mujer, asumir el apoyo y ayuda a las personas dependientes,

 

 

CONCLUSION

 

La sociedad rural está experimentando una transformación en su estructura social y familiar como consecuencia de las transformaciones políticas y económicas que se están produciendo en la sociedad. El aislamiento del espacio rural desaparece conforme la tecnología y las comunicaciones se están introduciendo en ella. Ya no es el estilo de vida y pautas de comportamiento de la sociedad urbana lo que se intenta imitar sino las formas de comportamiento, actitudes, valores, necesidades... que se perciben a través de los medios de comunicación y de los intercambios personales.

 

La información, la ocupación y actividad en sectores productivos competitivos, los recursos económicos en cuanto facilitan las oportunidades para ampliar el conocimiento y adquirir el saber específico necesario en cada situación, es lo que va a diferenciar en el futuro a los grupos sociales. Por eso, la capacidad intelectual, la flexibilidad personal y laboral para adaptarse a los cambios que se van produciendo en el entorno, son requisitos para una mayor integración social. la edad, género, cultura, formación... facilitan el ascenso social.

 

La sociedad rural se encuentra en peores condiciones para asumir las transformaciones que la globalización está produciendo en los países desarrollados. El envejecimiento de la población y la falta de conocimientos es en estos momentos un condicionante para asumir nuevos retos.

 

 

 

 

 

FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFICAS

 

ASOCIACION PARA LA INVESTIGACION DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION (1998), Estudio General de Medios. AIMC.

CAMARERO RIOJA, L.A. (1992) - "El mundo rural español en la d;ecada de los noventa: ¿renacimiento o reconversión" en Documentación Social, 87, 9-28.

CASTELLS, M. (1999) - La era de la información. Economía, sociedad y cultura, Vol. 1.La sociedad red, Madrid, Alianza Editorial.

DIAZ MENDEZ, C. (1999) - "Estrategias familiares para al tránsito a la vida activa de la juventud rural", REIS. 85, 47-65

EUROSTAT (1997) - Estadísticas demográficas

FERNANDEZ CORDON, J.A. y TOBIO SOLER,C. (1998) - "Las familias monoparentales en España" REIS, 83, 51-85

FERNANDEZ ESCALANTE, M (1996) - "Mujeres en el umbral del siglo XXI" en Documentación Social, 105, 33-48

GARCIA SANZ, B. (1994) - "Nuevas claves para entender la recuperación de la sociedad rural" en Papeles de Economía Española, 60-61, 217.

GOMEZ BAHILLO, C. (1999) - "Bienestar y calidad de vida en el medio rural" en Actas del XII Simposio de Cooperativismo y Desarrollo rural ‘La calidad en el espacio rural", Universidad de Zaragoza-Asociación Estudios Cooperativos, 45-64.

IGLESIAS DE USSEL, J. ( 1996) - "Cambios recientes de la familia española" en Sociedad y Utopía, 7, 33-48

I.N.E (1999) - Indicadores Sociales 1999 (CD-ROM)

I.N.E. (1992) - Censo de Población 1991

I.N.E. (1998) Anuario Estadístico de España 1997

I.N.E. (1997) Encuesta Continúa de presupuestos familiares, 1996

I.N.E. Encuesta de fecundidad

I.N.E. Movimiento Natural de la Población Española. Diversos años

I.N.E. (1997), Panel de hogares de la Unión Europea 1997

I.N.E., Censo de Población 1981 y 1991 y Rectificación Padrón Municipal de Habitantes para 1998.

I.,N.E., Encuesta de fecundida

Instituto Demografía, C.S.I.C. (1994) , Proyección de la Población Española, Madrid.

SOLE, C. (1987) - Ensayos de Teoría Sociológica, Madrid, Paraninfo


FACILITADO POR CEDERUL (Centro de Documentación de Desarrolo Rural - Zaragoza - España)