Polack, L.

 

 

Una problemática para preocuparse
La Agricultura Intensiva y la Contaminación

 

 

La actividad agrícola, es potencial generadora de contaminación. La Argentina todavía se destaca por un bajo nivel de utilización de agroquímicos. Esta situación no es pareja en todas las actividades agrícolas y es preocupante en la horticultura y fruticultura. Si se maneja adecuadamente, la utilización intensiva de insumos no sólo repercutirá en beneficio de la salud humana y el medio ambiente sino también dará ventajas comparativas a nuestro país en los más exigentes mercados.

En noviembre se llevó a cabo en Buenos Aires un Seminario - Taller sobre "Prevención de Riesgo de Contaminación Agrícola", organizado por el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola del INTA Castelar y la Estación Experimental Agropecuaria INTA Pergamino.
Con el lema "El Desafío de Intensificar la Producción Agrícola con Mínimo Impacto Ambiental" este Seminario fue un ámbito de reflexión donde convergieron todos los sectores involucrados con esta problemática, productores, empresas de insumos agrícolas y maquinarias, técnicos del INTA y otras entidades de investigación y transferencia de tecnología, del SENASA, del Mercado Central de Buenos Aires, profesionales de la salud y representaciones sindicales.
Cuando se habla de uso de agroquímicos, básicamente plaguicidas y fertilizantes, la Argentina se encuentra en niveles de utilización significativamente por debajo de la media mundial. Este valor global enmascara casos particulares como el del sector frutihortícola. La intensificación de la producción en este sector con la incorporación de nueva tecnología como la producción bajo invernáculos o la fertirrigación ha llevado a un nivel de utilización de agroquímicos tal que lo hace uno de los sectores productivos más críticos en cuanto a los riesgos de contaminación.
Al hablar de contaminación agrícola nos estamos refiriendo a una serie de procesos que afectan directa o indirectamente al hombre y su medio ambiente. Desde la salud del tractorista en una pulverización a campo hasta la de la población en general que puede beber agua contaminada con nitratos y plaguicidas o comer un tomate con residuos de plaguicidas, desde las abejas del vecino hasta las aves y el ecosistema que rodea a las quintas, son muchos y diversos los potenciales destinatarios de la contaminación.
Existen diferentes planos desde donde atacar el problema de la contaminación. El rol del INTA como organismo de investigación y transferencia de tecnología es importante en el sentido de diseñar y desarrollar tecnologías que logren, mediante un manejo racional de insumos, el mínimo impacto ambiental. Existe hoy tecnología generada o adaptada por el INTA ya disponible para reducir sensiblemente el riesgo de contaminación agrícola. Como ejemplo, algunas de las tecnologías desarrolladas en la Estación Experimental del INTA San Pedro, el sistema de alarma para el control de grafolita o el manejo integrado de la cancrosis.
El compromiso del productor con la reducción del riesgo de contaminación no debería terminar en la adopción de una determinada tecnología sino en la adopción o profundización de una filosofía en donde cada decisión que involucre el uso de un agroquímico debería estar mediada por una clara justificación, tanto desde el punto de vista del producto químico en cuestión como desde el del contexto económico y productivo. La razón para decidir una aplicación no debe ser un "por las dudas". En lugar de un "voy a aplicar el producto X porque mata todo tipo de bichos y, si alguna plaga está atacando, seguro la mato", la idea debería ser "Voy a usar el producto tal porque, de acuerdo a las observaciones hechas, si esta plaga no se controla ahora, va a provocar daño económico; además, el producto tal es probadamente efectivo y poco tóxico para enemigos naturales que están manteniendo controladas a otras plagas".
El rol que juegan productores y el técnicos asesores los hace verdaderos protagonistas en el logro de una agricultura ambientalmente más sana. Ellos son los que deciden qué agroquímico comprar, dónde almacenarlo, cuándo y cómo aplicarlo y qué hacer con los envases vacíos. Para que en cada caso se tome la decisión más acertada el productor y el técnico deben contar con lNFORMACIÓN. ¿Qué se debe tener en cuenta para elegir un agroquímico? ¿Cómo conozco la toxicidad de un plaguicida? ¿Cuál es la indumentaria adecuada para aplicar un determinado plaguicida? ¿Está bien regulada la máquina pulverizadora? ¿Qué es el triple lavado de envases y para qué sirve?.
De la calidad y cantidad de información que manejen productores y asesores depende el éxito de programas tendientes a disminuir el riesgo de contaminación agrícola.
El camino por recorrer es seguramente largo pero si todos los sectores involucrados en esta problemática (los diferentes participantes del seminario taller) brindan su aporte, el resultado podrá ser no solo el del beneficio de la reducción de la contaminación sino también la perspectiva de ingresar a nuevos mercados cada vez más exigentes en la inocuidad de los alimentos y el cuidado del medio ambiente.