de Félix María Samaniego

 

Es voz común que a más del mediodía,

en ayunas la zorra iba cazando;

halla una parra; quédase mirando

de la alta vid el fruto que pendía.

 

Causábale mil ansias y congojas

no alcanzar a las uvas con la garra,

al mostrar a sus dientes la alta parra

negros racimos entre verdes hojas.

 

Miró, saltó y anduvo en probaturas;

pero vio el imposible ya de fijo.

Entonces fue cuando la zorra dijo:

--No las quiero comer. No están maduras.

 

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