ESOPO

 

 

 

 

Fábulas de La Liebre

 

 

Las liebres y las ranas

Se reunieron un día las liebres y se lamentaban entre sí de llevar una vida tan precaria y temerosa, pues, en efecto, ¿No eran víctimas de los hombres, de los perros, de las águilas, y otros muchos animales? ¡ Más valía morir de una vez que vivir en el terror!

Tomada esta resolución, se lanzaron todas al mismo tiempo a un estanque para morir en él ahogadas.

Pero las ranas, que estaban sentadas alrededor del estanque, en cuanto oyeron el ruido de su carrera, saltaron asustadas al agua. Entonces una de las liebres, la que parecía más inteligente que las demás, dijo:

¡ Alto compañeras! No hay que apurarse tanto, pues ya veis que aún hay otros más miedosos que nosotras!

Las liebres y los leones

Las liebres arengaban en la asamblea y argüían que todos deberían ser iguales. Los leones entonces replicaron: 

-Sus palabras, señoras liebres, son buenas, pero carecen de garras y colmillos como los que tenemos nosotros.

La liebre y la tortuga

Cierto día una liebre se burlaba de las cortas patas y lentitud al caminar de una tortuga. Pero ésta, riéndose, le replicó:

-Puede que seas veloz como el viento, pero yo te ganaría en una competencia.

Y la liebre, totalmente segura de que aquello era imposible, aceptó el reto, y propusieron a la zorra que señalara el camino y la meta.

Llegado el día de la carrera, arrancaron ambas al mismo tiempo. La tortuga nunca dejó de caminar y a su lento paso pero constante, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio, la liebre, que a ratos se echaba a descansar en el camino, se quedó dormida. Cuando despertó, y moviéndose lo más veloz que pudo, vio cómo la tortuga había llegado de primera al final y obtenido la victoria. 

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