La semilla del Cardo simbolizando la siembra de cultura

Bibliotecas Rurales Argentinas

 

Canción de Amor/Canción de Muerte

William Slaughter

 

Tú, porque
eres mi enemiga,
te amaría hasta
la muerte
si pudiera.
Te podría amar
hasta la muerte
si me lo permitieras.
¿Me lo permitirías?
Quieres una canción,
una canción tuya.
Toda mujer
debería tener
una canción propia
si lo desea.
Tú lo deseas.
Ésta es tu canción.
Es tu canción
porque tú estás
cantándola.
Yo estoy cantándola
también, porque
eres mi enemiga.
Te amaría
Hasta la muerte
si pudiera. Puedo.

Fantasmas

Tengo mis fantasmas
también, los mismos
que tú. Son
reales para mí,
llenan la noche
con sus presencias.
Les doy
nombres, rostros,
lugares donde vivir en
mi cabeza. No
tienen nada
que ver contigo,
son remotos,
inaccesibles
para ti. Voces
muertas diciendo
recuérdame
recuérdame.
Pero tú no
los recuerdas.
Me recuerdas a mí.
Lo sé,
te conozco,
sé donde encontrarte
—en la oscuridad
que oscurece
todo—
con tus poemas,
mentiras. Ojos
que no son ojos
sino mares donde ahogo
mis fantasmas
hasta que sólo mi ser
permanece. Estoy
aquí, completamente aquí.
Por tanto, ¿qué vas a
hacer
conmigo y tus
propios fantasmas ahora?

Palabras duras

Tus manos
tienen un lenguaje
propio.
Hay
palabras en ellas
palabras duras
de entender
para mí.
Palabras duras
que sólo tú
entiendes.
Palabras duras
como piedras.
Te imagino
lanzándolas
a mí,
queriendo,
necesitando
herirme
con ellas.
Pero
si lo haces,
cuando lo hagas,
te prometo
que las
cogeré
en mis manos...
tienen un lenguaje
propio
también. Las
pondré
en mi boca.
Las chuparé
las chuparé
hasta
que me amen
como yo a ellas.
Palabras duras
como piedras.
Tú, tú.

Regando el césped

Cuando pienso en mi padre
pienso en el césped,
cómo solía regarlo,
furiosamente, de pie
con la manguera todo el día
en el mismo lugar,
sin moverse nunca,
sondeando las profundidades
de sí mismo, como si
él fuera el pozo de donde el agua
había venido,
pero no lo era. Cómo
la casa tras él
estaba oscura, también el césped,
todo silvestre
todo expandiéndose,
creciendo dentro de él
al igual que la casa.
Cómo al regar el césped
solía decir,
Pienso que nunca entraré
en la casa de nuevo
ahora que mi esposa, tu madre
ha muerto. No había
soledad
como la suya en el mundo.

Fulbrighteando en Egipto

1.
La razón de que
yo esté aquí es
que estoy enseñando
poesía.
Walt Whitman
Mr. America.
Edad 37,
en perfecto estado de salud,
recién comenzando
a celebrar
y a cantarme a mí mismo.
Tengo 37...
pero mis alumnos
no saben eso,
ni muchas otras cosas
sobre mí.
"Mi bárbaro cotorreo"
es jeroglífico
para ellos...
como lo era la piedra
de Rosetta
para Champollion,
antes de que aprendiera
a leerla.

2.

Mis alumnos piensan que
Carter tiene que irse
al exilio,
ahora que está Reagan.
Farouk lo hizo
así como el Shah.
En América la Iglesia
tiene su cartel:
VENTA POR
CIERRE DEL NEGOCIO.
No hay religión allí.
Sino que sexo.
Se puede
ver
en los drive-ins
sin entrar.
Y cualquiera
en Nueva York
tiene una pistola...
excepto John Lennon.

Mi poema de Cavafy

1.
Sin duda este pequeño dibujo
a lápiz se parece a él.
"un caballero griego
con sombrero de paja,
parado en un tenue ángulo
respecto del universo"
--viéndolo
a través de grandes anteojos redondos
con marcos de caparazón de tortuga.
Y hablando consigo mismo.
¿Pero qué decía?

2.
Todos solos aquí
héroe y víctima.
Incluso Cavafy
debía tener una dirección
si quería que lo
encontraran, y la tenía.
10 Rue Lepsius,
Alejandría, Egipto,
fue la última.
Piso superior.
Las prostitutas
que se mudaron
bajo su piso
dieron a la casa
la respetabilidad que
tenía. Más
de la que un poeta podía tener.
Daban voces
desde las ventanas
llamando a los pasantes.
De vez en cuando
lograban que un ángel
entrara.
Así lo hizo Cavafy.

3.
Mañana, el día siguiente o años más tarde,
dará voz a los poderosos versos
que tuvieron su comienzo aquí.
Devolverle a un muerto
sus propias palabras, usadas,
como si fueran propias.
Ésa es la manera,
la única manera.
Cavafy,
eres
un ciudadano modelo
en la ciudad madre
de poetas. Y poemas.
Sin embargo
difícil es,
y extraño, ser
naturalizado allí,
tú lo estás.
Te entregastes
por completo, y te
adentraste en la noche indolente,
donde el placer
era tu único principio...
real, desrealizante.
Cavafy,
conozco tus poemas.
Están conmigo.
Los recito.
Si no a otros,
bueno, entonces a mí mismo.
Tus fantasías pasan
en mi vivaz boca.

4.
Despídete de ella,
de la Alejandría que estás perdiendo.
No quería
una caja artificial,
un pájaro
mecánico, cantando
la palabra griega
_____ muerte,
en su garganta.
Quería
su propia, real
y musical voz.
Pero no lográndolo,
quiso
sólo un lápiz
para tomar notas--
de las cuales
quería hacer
su más dura pérdida
en su último
y más grande de sus poemas.

El hombre que enterró sus libros

sabía latín.
Realmente le gustaban
las desinencias femeninas,
cómo su boca
las saboreaba,
como Catulo
saboreaba a Lesbia.
Pero su enemigo,
cuyo nombre
era Gravedad,
lo derrotó.
No se asentó
prestamente.
"Sólo una vida
para vivir"
dijo.
"Tal pobreza"
y siguió
leyendo...
Cuando hubo
finalizado,
envolvió
sus libros
(sin ceremonia)
y los enterró.
Quería más
de una mujer.
En la tierra
queda la cicatriz
de su excavación.

No un poema, sino una autopsia...

realizada en el cuerpo de alguien que una vez fue amado
Generalmente hay un corazón.
Generalmente hay una parte que falta.
Generalmente el corazón es la parte faltante.

Cómo obtuve mi nombre

Mi padre
me lo dio
cuando...
se estaba muriendo.
Estaba viejo.
Su voz
no era su
voz. Venía
de alguna otra
parte. Yo no
supe
de dónde
venía. De otra manera
yo habría confiado en
su blanco cabello.
Me habría
aproximado a él
en forma diferente...
sin mi orgullo
sin mi temor.
No sabía
qué pedirle,
o cómo
hacer de su nombre
el mío.

Elegías Tardías

1.
para William Carlos Williams
La nieve es igual que la lluvia
(las cosas no son
lo que parecen)
sólo que blanca,
y más aun
porque es la primera
del año.
Williams amaba el invierno,
la nieve
"blanca como la muerte"
cayendo suavemente sobre todo,
igual que amaba
todas las estaciones.
Pensé en él
esta mañana
cuando comenzó la nieve,
cómo le habría
gustado irse—
poniéndose
un viejo abrigo tal vez
y caminar
en la blanca
y resplandeciente lluvia, volviéndose
por último
para dar un adiós
a Floss (Regresaré
en la primavera.)
Sí, el invierno
habría sido
el tiempo apropiado para él.

2.
para Theodore Roethke
Si retrocedes lo suficiente
descubrirás
que realmente eres un árbol
cuyas raíces se han expandido
en muchas direcciones.
Y descubrirás,
si retrocedes lo suficiente,
que un pajarillo está cantando
en tus ramas—
está cantando, a pesar de él.

Partida

para un viejo amigo
Tu propio oriente,
aquel pequeño cuarto
en el que vives
con su usual desorden
de poemas
de la dinastía T'ang.
En la gran tradición
partimos el pan
juntos
(por última vez)
y bebemos el mejor
y el más rojo
de tu vino. Nos
acordamos
de los poetas chinos,
Tu Fu
y Li Po que se ahogaron
"tratando de abrazar
una luna
en el Río Amarillo".
Mil años
los separan de nosotros
y de cada uno.
Muerte heroica
que ya no es posible.
Los únicos ríos que tenemos,
las únicas lunas
son aquellas
que brillan dentro de nosotros
como ríos y lunas
ahora y entonces
lo hacen. Nos ahogamos en ellos
pero volvemos de nuevo
como poetas chinos
o aves mitológicas,
poniéndonos
plumas
o pálidos, frágiles y
delgados cuerpos de poemas.
¿Y cómo
el mundo
nos sirve en la flor de nuestra edad?
¿Con qué
recompensas nos encontramos?
Traemos nuestros poemas
otra vez con nosostros
por falta de aliento
en la muerte y nos consolamos
nosotros mismos con vino.
"Al menos tendremos
descendientes",
decimos.
Al menos tendremos
nuestros propios hijitos.

Nota para un antiguo vecino

Le robaron madera de su cobertizo
le envenenaron a su perro, etc., etc.
--Stendahl
Quiero dejarle en claro
desde un principio
que lo que voy a hacer
no es tras una larga consideración.
Cuando llegué aquí hace algún tiempo
--sí, Ud. fue el primero
aquí-- no había nada
tan obvio como una cerca
entre nosotros para separarnos.
El caso en cuestión: nuestro manzano.
Digo nuestro manzano
porque siempre he estado deseoso
de compartir cualquier cosa que tenga con Ud.--
o con cualquiera, dado el caso.
Es un principio mío,
algo sin lo cual no puedo vivir.
De todos modos, Ud. me dejó
en claro desde el comienzo
que las manzanas que caían
en su lado de la cerca eran suyas,
pero no existía. No quise
cuestionar su juicio--
otro principio mío,
no ser interpretado
como cualquier otra cosa. Luego
Ud. trató de decirme
que el árbol era suyo,
porque lo eran las manzanas.
Después de todo, las manzanas provenían
del árbol. Fue entonces que
hice la excepción. Corté el árbol.
En tales casos, lo sé, la
acción rápida es lo principal.
Corté el árbol
y apilé la madera en el cobertizo--
suficiente como para pasar el invierno,
si Ud. no hubiese comenzado a robarla.
(Advierta, por favor, cuánta amabilidad hay
en mí. No he resuelto todavía
llamarlo con nombres.)
No de noche como el ladrón acostumbrado,
sino a plena luz del día,
Ud. se llevaba la leña,
brazadas de ella, como lo hacía
con las manzanas antes. Ud. sabía
que yo lo observaba, lo cual le daba
más placer aún.
Me armé de valor. Era mi turno.
En tales casos, lo sé,
un perro grande es lo principal.
Así es que compré un perro, un perro grande,
para proteger mis intereses--
la madera, el árbol,
las manzanas, el principio.
(Advierta, por favor, cuánta amabilidad hay
en mí. No he resuelto todavía
llamarlo con nombres.)
Le doy la bienvenida.
Es un principio mío.
Vecino, hermano, amigo--
salud y adiós. Yo pierdo. Ud. gana.
Cuando reciba esto, me habré ido.

Tres Ciegos

1.
Alguien, un ángel tal vez
o un amigo desconocido,
escribió en un muro
cerca de mi hotel, Del Ángel,
en Ciudad de México:
Cada idioma es un modo
de sentir el mundo,
un mensaje dejado para mí
en un país extraño.
Pero el español
es la lengua de Borges,
no la mía, Borges,
1899 hasta...
no vivo ya
en Buenos Aires
y ciego, luchando
guerras privadas
tras sus ojos.
Originalmente, las palabras
le pertenecían.

2.
En San Miguel, Mauricio,
que perdió o dio
sus ojos a la diabetes
o a Ciencia Cristiana,
tantea
su camino
por la Calle del Reloj
con su bastón
de ciego
hacia el jardín,
donde se sienta todo el día
y lee con los dedos
enormes libros en Braille,
olvidando las historias
que se contó a sí mismo...
cómo llegó allí,
vendió la camisería
en Queens a sus hijos,
emigró, y agregó
i-o a su nombre.
La oscuridad
no le falla.

3.
Borges y Mauricio,
escritor y lector.
Dos ciegos.
Los amo a ambos
por lo que no puedo ver.
Me recuerdan
mi propia ceguera,
arrebatos y vacilaciones.
Cada idioma
es un modo de sentir
el mundo. Y conocernos
en él,
más allá de la súplica
y sin disculpa.

De Chagall

1.
Poeta yaciente
En busca de un poema
debe haberse
tropezado
con la campiña,
volcando
rocas,
estrujando
el vino de una
bolsa de piel de cabra. Ahora,
en un campo,
vacío como la bolsa
o las rocas,
yace tendido
en el suelo, tarareando
una canción para dormir.
Repentinamente, una granja
sale de su cabeza
--azul, verde.
Incluso los animales,
mascando hierba
junto al pajar
en el trasfondo,
ignoran
al poeta que yace.

2.
Bebedor
Yo también he bebido
y visto al pollo
con sus dos cabezas
el color del vino
salió de la botella
para tomar el lugar
de los peces muertos
sobre mi mesa de escribir.
Y he puesto
el cuchillo en mi mano
(con el que iba
a limpiar el pescado)
para un buen uso. Me he
cortado la cabeza
con él, para que pudiera
tener algo
que ofrecerte --en vez del
pollo, así es.

3.
Rabino con limón
El Rabino con un limón en su mano,
de Chagall,
ha venido al templo
a celebrar un día festivo.
Todo eso es obvio.
Puedes distinguirlo
por la manera que camina y
sin saber nada
de su religión,
que es la judía.
Se ha vestido para la ocasión
como podría esperarse--
con un traje negro y una capa blanca,
ropas que le vienen
a un hombre de tal posición.
Encima de su
gorro, caminando
(Dios sabe cómo llegó allí)
hay un hombre como él,
sólo que sin un limón
en la mano...
para lo que no hay explicación.

El único lujo

1.
Sin ceremonia
a las tres y media,
el poeta
toma su té.
Una pequeña herencia
de su tío abuelo
tal vez,
que nunca escribió
o leyó una línea,
le permite
el único lujo
que se permite.
La poesía.

2.
Ha dormido
hasta más tarde y mejor
que lo acostumbrado,
este día en
particular. Miércoles.
(Sin Freud,
diría Chagall.)
Y ha despertado
inocentemente, sin
una idea en su cabeza.
Lo que explica
su curiosa
separación, el extraño
ángulo desde el que mira
al mundo.

3.
Al mismo tiempo
(las tres y media)
la otra mano del poeta
--la derecha,
la que
no está bebiendo té--
escribe un poema
en su cuaderno.
Es así:
Mi corazón
se atraganta con palabras.
Mi boca se atraganta
en mi corazón.
La vida es extraña,
un tartamudeo.
Prefiero mejor
el silencio al habla.

4.
Pero incluso a medida que el poeta
escribe, sus versos
comienzan a desvanecerse...
Son tentativos,
desaparecen...
Finalizan.
Sólo el color,
puro y simple,
permanece.
Un verde sin nombre,
sin rostro.
Como el gato del poeta
es mi testigo,
su amigo,
lamiéndole el codo.
Que lo merece,
que nunca haría
otra suposición.

5.
No sé
qué hacer con:
la botella
de vino, lanzada
a la cabeza del poeta.
--¿Ha tenido su
cuota de té?--
Cuchillo y tenedor
y cuchara faltante,
pedazos de fruta.
Flores.
El anillo del poeta,
la misteriosa
carta en su bocamanga.
Su ambiguo
dedo índice.
Su reputación,
su carrera.

Por qué escribo poemas
acerca de las pinturas de Chagall

"Para mí, una pintura es una gran superficie con objetos representados en un
cierto orden... por ejemplo, la mujer sin cabeza con un balde de leche que
aparece en uno de mis lienzos ejecutados en 1910-11; si tuve la idea de separar
su cabeza del cuerpo, fue porque necesitaba un espacio vacío justo en ese
punto". Chagall dijo eso acerca de su cuadro A Rusia, Asnos y Otros. Pero
podría haberlo dicho acerca de cualquiera de sus otras pinturas, incluyendo El
Poeta, o Las Tres y Media. Lo que me interesa de la explicación de Chagall es
su frase "un espacio vacío" y su necesidad de él.
Apollinaire —"ese gentil Zeus", como lo llamó Chagall, a quien le gustaban
los poetas— al ver las pinturas de Chagall en la misma época, 1910-11, en
París, exclamó la palabra mágica surnaturel que, traducida, significaba que
Chagall tenía "una visión del mundo", su propia y peculiar manera de verlo.
Pero el mismo Chagall admitió que sólo fue para resolver un problema de
composición que separó la cabeza de la mujer del cuerpo. Necesitaba un
espacio vacío.
Yo también, como hombre que escribe poemas acerca de las pinturas de
Chagall. La necesidad que tengo de un espacio vacío es ésta: Sin él, me siento
impotente frente a una pintura. No puedo encontrar mi camino hacia el interior
de ella—como si el primer y último mensaje de la pintura fuera para mí NO
ENTRAR, como si intencional y agresivamente me excluyeran de la acción de
la pintura. Y hay tantas cosas que suceden en las pinturas de Chagall. Por eso
es que me gustan... porque Chagall puso espacios vacíos en ellas para mí. Me
invitan. A entrar.
En la misma época, 1910-11, Chagall estaba preocupado de exponerse "a la
acusación de caer en 'la literatura'. "Confieso", confesó, "que cuando escuché
esta palabra expresada por pintores jóvenes vanguardistas y poetas, me puse un
poco pálido". La palabra literature era mortal para él, en tanto que sugería
"todo" en la pintura, "que pudiera ser explicado y dicho de comienzo a fin".
Comprensiblemente, Chagall reunió en sí mismo toda su capacidad de
resistencia a significados de ese tipo (literario). Le negarían a sus pinturas el
misterio, lo que le importaba mucho. "Tal vez, me parecía, existen otras
dimensiones -una cuarta, una quinta dimensión, que no sería simplemente la
del ojo, y que, insisto, no me parecía que tuviera algo que ver con la 'literatura',
con el 'simbolismo', o con lo que es llamado poesía en arte". Dijo. Sus pinturas
de 1910-11 eran acerca de la "sorprendente libertad de la luz" de París. Eso es
todo. No significaban nada más. Estaba (solamente) resolviendo problemas de
composición... separando cuerpos de cabezas. Su realidad estaba "en otra
parte".
Mi relación con las pinturas de Chagall es diferente. Una vez admitido a ellas,
a través de los espacios vacíos que me dejó, puedo hacer con ellas lo que me
plazca. Soy libre, en la luz de Chagall, para colaborar con él, para recrear sus
pinturas en mi propio ojo (de la mente). La línea, para mí, no es "una marca
delgada, continua, como la que hace una pluma, lápiz o pincel". Es una línea
de historia; es narrativa. Eso es con lo que yo llenaría los espacios vacíos de
Chagall: poemas que cuentan historias. La historia de El Poeta Yaciente, la
historia de El Borracho, la historia de El Rabino con un Limón, la historia de
El Poeta o Las Tres y Media...

Si el Sueño Fuera una Mujer

Si el sueño
fuera una mujer,
la cortejaría
con todos
mis encantos,
le traería canastos
de flores de
dulce perfume,
recién cortadas
de mi propio
patio trasero.
Se las entregaría,
anhelante,
esperando ganar
-con ello-
su aprobación.
Si el sueño
fuera una mujer,
me concedería,
entonces, entre
sus muchos favores,
uno de mi propia
elección:
tú.

Historias No Contadas

Él rara vez habla, pero cuando lo hace...
es todo adivinación y conjura.
Privilegia las palabras exactas sólamente.
Dice agua y el agua está allí.
O el nombre de su esposa muerta,
y su presencia
llena el tembloroso aire.
Sus pequeños esfuerzos espantan.
Qué historias tiene que contar,
no lo dirá. Nunca.

Lechos Seguros

son lechos
en que duermen los viejos
que han perdido
sus recuerdos
y sus esposas.
La noche,
para ellos,
es un vacío,
indecible
y absoluto.
Nadie a quien culpar
nadie de quien dudar.

Firmando mi nombre

Tal vez estoy escribiendo esto,
tal vez no. ¿Cómo sabe Ud.
al leer esto,
cuál es verdad?
Invente una historia por mí.
¿Por qué no? Podría tener razón.
Dígase a sí mismo,
es un anciano sentado
solo, en su cuarto
avanzada la noche, bebiendo
y escribiendo. Eso.
Si alguna vez tuvo esposa,
hace tiempo que murió
o lo abandonó. No puede recordar
cuál de las dos. Sus libros
son todo lo que tiene acerca de él.
He aquí mi versión.
Yo solía escribir mis propias cosas.
Cuando era joven,
oh, tenía poemas en mí entonces.
Obtenía todo lo que deseaba:
cierta reputación,
una casa en los suburbios.
Las mujeres me decían
que era bueno. Lo era.
Pero todo eso cambió.
¿Qué sabía?
Me cansé, sentí hambre,
y el lenguaje
se rehusó darme entrada.
Mis hijos concuerdan conmigo.
Ellos escriben por mí
ahora. La lógica de mi hijo
no es sorprendente.
Me habla de sus poemas.
Tienen cosas predecibles
en ellos. Pájaros volando
flores muriendo, piedras cayendo.
Pero los manejo
bien, dice.
Sin pedir disculpas.
Mi hija vive en algún lado
por ahí. ¿Dónde?
El timbre de correos siempre cambia.
Ella llama sus cartas
poemas. El amor está en ellas.
Y también la muerte. Me llegan
en el sueño, dice,
que es apacible y profundo.
Le creo,
pero no le creo a ellas.
De alguna manera están equivocadas.
Las hago correr.
Me da lo mismo.
No me importa firmar
mi nombre por los dos.
Ud. decide.

Instrucciones Funerarias

Cuando muera
por favor que no me
vistan con
chaqueta y corbata
o pongan cera
en mi boca.
Nunca usé
lápiz labial
en la vida real,
¿para qué comenzar ahora?
Cuando muera
por favor que no
abran el ataúd—
todos mis dolidos amigos
desfilando,
diciéndome
que me veo
igual.
Cuando muera
por favor que no
me lean versículos de la Biblia.
Porque Dios
amó tanto al mundo
regaló...
todos sus valores
preferidos.
Cuando muera
por favor que no
me entierren
en un jardín del recuerdo
con un nombre
como Prado del Bosque
o Base de la Tranquilidad
sino en cualquier otro
lugar sin nombre
y en seguida.
Cuando muera
por favor que no
digan nada
sobre mí,
ni siquiera:
fue un hombre bueno.
Lo fui
y no lo fui.
Palabras solamente...
el lenguaje
es la postrera
mentira cosmética.

Coartadas

O bien
la noche está cayendo
en todas partes,
apagando todas
mis imágines,
o no veo
tan bien como solía.
"Cualquier cosa está bien".
Mi hermano George
dijo eso.
Escribir se hace más difícil
todos los años.
He alcanzado
cierta distancia
de mí mismo,
pero los pronombres
todavía me aprobleman.
Mucho. Mi tema
siempre ha sido
la historia
vs. mis propios asuntos.
Algunas personas mueren,
otras
no. Llámenme con
mi nombre equivocado—
Bill, Bill...
No responderé a él,
él lo hará. La vida
es una pequeña decepción.
Estoy practicando.

Poema con Pájaros y Relojes

La anciana
que vive
en un callejón trasero
en Haidian
no es mi madre.
No nos podemos hablar
porque
ella no tiene
mi lengua
así como yo
no tengo la suya.
Cría pájaros.
Cerca
hay una fábrica de relojes
que he visitado.
Los obreros allí
son amables
me dejan observarlos
me dejan tomar té
con ellos.
Crían tiempo
no pájaros.
La anciana
conoce muy bien
con sus pichones
y palomas
que el tiempo
no se puede criar.
Me invita
con sus manos
silenciosa
elocuentemente
a sentarme con ella
pasar el tiempo con ella.
No puedo hablar
con los obreros
tampoco
que tienen manos
como relojes
y no
crían pájaros.

Remedios chinos

Temprano por la mañana
en Shanhaiguan,
el sol saliendo
de la bahía Bohai.
Ya
el Doctor Descalzo
está fuera y en acción
no caminando
sino montado...
en una nueva bicicleta.
Paloma Voladora,
color gris.
El negocio
debe ser bueno.
Sus alforjas
con cruces rojas,
atada con correas
a la espalda, contienen
de todo:
desde hueso de tigre
y cuerno de rinoceronte
hasta raíz de ginseng
y polen de abeja,
vino de serpiente.
Necesidades de la aldea.
Sus pacientes
creen en él,
se sienten
mejor.
Yo también me
encuentro creyendo,
al observarlo
pedaleando al trabajo,
haciendo visitas domiciliarias.
El peso
de la noche
se desvanece.
Un nuevo día
como ninguno otro,
extendiéndonos a todos.

Fantasmas Hambrientos

Todos los hombres que he sido
todavía los soy. Fantasmas hambrientos
están en mí, cada uno
con su propio nombre,
fracaso, disculpa, sueño.
Todas las noches sus bocas
se abren anchas y yo los alimento.
Siempre los alimento.

Vida en la calle, muerte en la calle

Las calles de Beijing no son como las calles de cualquier otra ciudad en que he
estado. Los peatones y los ciclistas chinos, cuando los observo en incontable
número -todos los días, todas las noches- en las calles de Beijing, viven y
mueren de una manera que sólo puede ser llamada irónica. Un teatro del
absurdo.
Acto Uno
Estoy en un taxi, la versión china de Mercedes sedán, camino a Wangfujing, la
calle comercial principal de Beijing. Un chino, de mi edad, camina -ciega y
orgullosamente- frente al auto. ¿En qué piensa? Pienso yo. Cuando el
conductor frena, da un giro... lo pierde, le echa maldiciones. "No tiene miedo
de morir". La actitud del peatón -su porte, su autoridad- sugiere que él también
ha perdido... punto. Pero no es así. Él sabe exactamente lo que está haciendo.
Por ahora, ha cruzado la calle y ha llegado a la siguiente parte de su vida.
Acto Dos
Estoy en un bus, el bus 332, en camino a visitar un amigo en la Universidad de
Beijing. Una mujer china, mucho más joven que yo, montada en su Paloma
Voladora, rehusa, rehusa tercamente, ponerse a la derecha de la vía, que es
legalmente la suya, cuando el bus gira hacia ella, va hacia ella. No se apura; no
disminuye la velocidad.
Por el contrario, se comporta como si el bus no existiera. Y para ella no está
allí. El bus se detiene. Ella lo detiene. Y los 80 pasajeros, más o menos,
incluyéndome, esperan que pase. Ella pasa.
Acto Tres
Los Actos Uno y Dos se repiten, se repiten. Sin fin. Sólo algunas veces hay
accidentes. Muertes. Mis ojos los han visto. No son bonitos.
¿Por qué? ¿Por qué los peatones y los ciclistas de Beijing, con
limitaciones tan grandes y físicas, las emprenden contra autos y buses, de
cabeza? Me he estado haciendo esa pregunta, viviendo aquí, y creo que tengo
la respuesta.
¿Dónde, si es que hay alguna parte, en la China post-maoista, los
chinos se sienten libres? En las calles... a pie y en bicicleta. El peatón y ciclista
chino tienen legalmente el lado derecho y no lo van a abandonar. Desafiar a los
conductores es un deporte y un pasatiempo para ellos, como lo fueron las
corridas de toros para Hemingway. Muerte en la tarde. Poner el anónimo ser en
riesgo en estas calles, es ganarse el derecho al nombre de uno. Después de todo
el temor y la ocultación, tras todas aquellas campañas.
"Yo soy Nadie. ¿Quién eres tú? ¿Eres tú Nadie también?
¡Bueno! Entonces hay un billón de nosotros. No me digas". Pero
caminando al mercado libre o yendo en bicicleta a casa desde el trabajo, un
hombre o mujer chinos puden ser Alguien... pueden detener un auto o un bus,
pueden hacer que la gente espere. Se les debe prestar atención.
Algo así como un equivalente psicológico del imperativo territorial se expresa
en las calles de Beijing. Tennessee Wiliams definióa "deseo", palabra favorita
suya, como la pretención de un hombre de tener más espacio que el que le ha
dado el mundo para que ocupe. El peatón o ciclista chino anónimo, siendo el
billonésimo de la Nueva China, quiere más espacio. Y está arriesgando su
pretensión en la calle. Como agente libre. Con estilo, con gracia bajo presión.
Cada movida, una movida de poder.
Más allá de todo ese lenguaje pesado, está el claro y simple hecho de la prisa
que uno adquiere de vivir cercano a la muerte. Lo sé, habiendo comprado
recién un Fénix -me gusta el símbolo; me gusta el nombre- y habiéndome
lanzado a las calles de Beijing. Cuando no ando en bicicleta, camino por las
calles de la Nueva China, sintiéndome libre, con mis zapatos Nuevo Equilibrio.
Me los traje a casa. No dejé nada tras mí.

Sobre lo que cantan los hombres chinos

Los hombres chinos
cuando están solos
cantan. Queda, suavemente,
cantan. Como si las palabras
fueran secretos en sus bocas,
como si fueran inocentes,
como niños cuyas voces
no han cambiado todavía.
Yo, que he leído
lo que han vivido
y conozco su historia
de memoria, sé
que Mao los liberó dos veces.
Una en 1949 en la Liberación
y otra en 1976 cuando
misericordiosamente, murió.
Yo, que no sé
sobre lo que tienen que cantar
a menos que sea sólo eso.

Reporteando desde Beijing

China Daily, el "periódico en lengua inglesa" aquí, reseña —en su edición del
10 de marzo de 1988- una exposición del joven escultor chino —tiene 31 años-
Wu Shaoxiang, en la Galería de Arte China, "la más prestigiosa galería de arte
del país". La reseña fue positiva, apoyadora; incluso alababa la obra de Wu,
refiriéndose a él como "uno de los pioneros de la escultura moderna china" y
hacía notar que "no es sorprendente ahora" que la Galería de Arte China esté
abierta al "arte abstracto moderno extranjero". Parece que la "apertura" de Wu
incluye el uso de "cuerpos femeninos deformados y exagerados como lenguaje
básico", usando el color, que es "casi inexistente en la escultura
contemporánea china", y utilizando "objetos cotidianos tales como cuerdas,
relojes y zapatos" en su obra. Ustedes pueden captar el cuadro, o mejor dicho,
la escultura.
Vi la exposición de Wu, con mis ojos "extranjeros", antes y no después de leer
la reseña de China Daily. Y lo que vi, una de sus piezas, todavía está conmigo,
y siempre lo estará, en mi mente. Permítanme describirla -irónicamente con
palabras- de abajo arriba. Digo "la pieza" porque no tiene nombre,
apropiadamente sin título, en mi mente. En el suelo, una pila de revistas chinas,
atadas apretadamente con una cuerda y pintadas de rojo. Encima de las
revistas, una pila de libros chinos, atados apretadamente con una cuerda y
pintados de rojo. Encima de los libros, una cabeza, una cabeza de madera,
cabeza de maniquí, perfectamente redonda y pintada de blanco... con enormes
labios pintados de rojo, cosidos con hilo blanco.
Esa es "la pieza". Estoy pensando en lo que significaba la pintura roja durante
la Revolución Cultural, y qué es lo que cubría. Los libros de China. Sus poetas
y eruditos arruinados, sus labios cerrados con una sutura.
Fay Zwicky, escritora de poemas y cuentos australiana, tuvo un sueño en su
primera noche en Beijing. La razón de su presencia aquí: una Conferencia
sobre Estudios Australianos en China. Ella era un "huésped" invitado, así,
supongo para distinguirla de los huéspedes "no invitados" —de los cuales
hasta donde yo sé, no había ninguno. La conferencia tuvo lugar -en marzo de
este año, 1988— en el campus de "mi" universidad, Universidad de Beijing de
Estudios Extranjeros, donde enseño. Yo no tenía nada que ver,
personalemente, con la conferencia, pero los escritores australianos, que sí
tenían que ver con ella, alojaban en "mi" casa de huéspedes, la llamada Casa de
Huéspedes para Expertos Extranjeros, donde yo vivo.
Así es que conocí a Fay Zwicky, un feliz encuentro. Y ella me contó, al
desayuno, la mañana siguiente de haberlo tenido, su sueño. Según recuerdo su
versión, hela aquí:
Alguien —no sé quién— me presenta a mí misma. Pero no soy yo misma. Soy
un bebé. Y estoy sosteniendo este bebé y lo estoy mirando. Es bello... no igual
a mí. Y tiene una garganta larga, como la de un lagarto, verde y transparente. Y
cuando estoy mirando en su boca, súbitamente advierto que no tiene lengua.
Un bebé que no llorará, un bebé que no puede llorar. Fay, según dijo, ya se
estaba sintiendo "desubicada" y "restringida" en China. Sus palabras, no las
mías. Hay muros alrededor de todas las cosas en China. Algunos los puedes
ver, otros no. Pero están allí... igual.
Jeanie, mi esposa, ha estado escuchando mucho últimamente una cinta de la
canción de Philip Bailey "Muralla China". Hay un verso en ella, "labios que
queman pero no hablan", me deja en silencio cada vez que la escucho. En
clase, mis alumnos "no hablan". Cada día tengo menos que decir. He estado en
China siete meses.

Hombres que se lavaban los oídos

1.
El Viejo Chao
El viejo Chao nunca tuvo grandes ideas,
sólo pequeñas. Tal vez ésa fue la razón por
la cual a su Emperador, Yao, le gustaba.
El viejo Chao no ganó su reputación
como hombre sabio estudiando a Confucio
y pasando sus exámenes,
ni por estar despierto en la noche preocupado,
o enseñando bajo un durazno
brillantemente. El viejo Chao
ganó su reputación de manera diferente.
Por trepar a un durazno
y establecer su residencia allí,
por rehusar resueltamente
a decir o hacer alguna otra cosa,
por respirar el conocimiento como aire.
El Emperador Yao, se cansó pronto de gobernar,
habiéndose adelgazado su poder como su pelo.
Y gustándole el viejo Chao,
lo mandó llamar, le hizo ofertas,
trabajando con todas sus lenguas.
'El trono del dragón, el trono del dragón.
Te lo daré todo. Mis hijas'.
Las palabras del Emperador Yao
volaron a través del árbol del viejo Chao
no del todo como viento, y con un tazón
de agua pura de primavera, ritualmente,
el viejo Chao se lavó los oídos, no escuchó nada.

2.
para Shen Congwen, 1902-1988,
uno de los más grandes escritores de China,
y su pueblo...
Shen Congwen, el mismo hombre
que escribió libros en China toda su vida
sin importar lo que hubiera en ellos
en tanto lo creyera.
Que dijo: 'Nunca creí en el poder.
La sabiduría es más importante'.
Que fue hecho sufrir
durante la Revolución Cultural.
Que fue castigado por sus libros.
Shen Congwen, el mismo hombre
que fue "rehabilitado" por el Jefe Mao
que tenía un plan diferente para él,
que lo llamó y lo 'invitó'
a escribir para el pueblo.
Shen Congwen, el mismo hombre
que dio su vida completamente en China
para escribir libros para el pueblo.
Que escuchó al Jefe Mao
y dijo: 'No es grato tener demanda'.
El mismo hombre que lavó sus oídos
y no escribió nunca más.
Poder, sabiduría. Shen Congwen.

La Mujer en el Puente

cerca de donde vivo en Beijing
está loca. Sé que lo está.
¿Cuántas veces que he pasado junto a ella,
preguntándome quién le dijo que permaneciera allí
y por qué?
Como si tuviera instrucciones
y las estuviera siguiendo al pie de la letra,
como si fuera oficial. Y lo es.
Su oficio es olvidar.
Ya ha olvidado todo
lo que le ha sucedido, y a China,
desde 1968 cuando...
No puede recordar.
Sus ojos ven pero no ven
el exterior o el interior. Sólo superficies.
La historia vaciándose de su cabeza.
La mujer del puente está loca.
Incluso ni siquiera conoce sus propios secretos.

Leyendo Plaza Tiananmen

El texto de la Plaza Tiananmen, que todavía está siendo leído, fue escrito
comunalmente. Re-presentando una pequeña parte de él aquí, he puesto
traducciones de poemas chinos -escritos por estudiantes, por ciudadanos, que
estuvieron involucrados en el Movimiento Pro-Democracia durante la
Primavera de Beijing en 1989- como joyas, sin embargo rudas en su corte, en
un conjunto narrativo de mi propia prosa. Los poemas de Tiananmen fueron
escritos como dazi bao: "posters de grandes caracteres", expresiones del gran
corazón del pueblo chino. Fueron colocados dentro y alrededor de la Plaza -
sobre muros, en túneles- pero no tenían firma. Después del Domingo
Sangriento, el 4 de junio, cuando el Ejército de Liberación del Pueblo se
movilizó contra la gente, fueron coleccionados, enviados por fax a partidarios
en Hong Kong, y de allí aTaiwan, donde encontraron al poeta estadounidense
Mike O'Connor, quien los tradujo.
Los poemas de Tiananmen son lo que su traductor ha llamado poemas
documentales, o "docu-poemas". Más allá del monitoreo de la CNN y otras
redes de televisión, la Plaza fue cableada en la Primavera de 1989. "Pequeñas
Preguntas", "Ayuno", "Mujer Loca", "China" y otros docu-poemas salieron de
Beijing por el cable. Cualquier otra cosa que sean, son además poemas
eléctricos, tanto literaria como figurativamente. Registran en un lenguaje
cargado por el mom,ento histórico de su concepción, lo que se sentía estar allí,
chinos y vivos. "El cuerpo eléctrico" que cantaba Walt Whitman a mediados de
su siglo ha adquirido un significado diferente al final de nuestro siglo. La
pequeña parte del texto de la Plaza Tiananmen que estoy re-presentando aquí
canta el cuerpo y alma eléctricos del pueblo chino. Contra las balas del Ejército
de Liberación del Pueblo, estos poemas fueron, y son, arrojados como votos.

Pequeñas Preguntas

Niño: Mamá, mamá, estas jóvenes tía y tíos,
¿por qué no comen nada?
Madre: Quieren recibir un bello regalo.
Niño: ¿Qué regalo?
Madre: Libertad.
Niño: ¿Quién les dará este bello regalo?
Madre: Ellos mismos.
Niño: Mamá, mamá, en la Plaza,
¿por qué hay tanta gente?
Madre: Es día festivo.
Niño: ¿Qué festividad?
Madre: La festividad del encendido de la antorcha.
Niño: ¿Dónde está la antorcha?
Madre: Dentro del corazón de todos nosotros.
Niño: Mamá, mamá, ¿Quién va en la ambulancia?
Madre: Un héroe.
Niño: ¿Por qué está acostado el héroe?
Madre: Para dejar ver mejor al niño que está detrás de él.
Niño: ¿Soy yo ese niño?
Madre: Sí.
Niño: ¿Para ver qué?
Madre: La flor con pétalos de todos los colores
del arcoiris.

Ayuno

1.
Carteles - Banderas - Volando - Extendiéndose
Dentro de la esperanza vive la semilla de la desesperación, y dentro de la desesperación
vive la esperanza.
Ayuno Ayuno Ayuno
Nunca ha habido palabra tan fuerte como esa palabra
hoy.
2.
El ayuno es un grito de desesperación,
y la protesta más sólida
El ayuno es el poder más frágil, y la lucha más terca
El ayuno es la luz que rompe la oscuridad, rompe la noche
El ayuno es el calor el calor del suelo,
el calor del brote de arroz
El ayuno es fuego que enciende slogans, quema letreros
El ayuno es el relámpago que corta la apatía y la parálisis
El ayuno es el trueno que sacude la corriente sanguínea,
agitando el corazón
El ayuno es el viento que esparce las nubes oscuras,
despertando a nuestro pueblo
El ayuno es el amor de nuestro país, de nuestro pueblo
El ayuno es el odio de nuestro empobrecimiento
y atraso
El ayuno es la ansiedad cuando se eleva
cuando surge abruptamente
El ayuno es la mala voluntad siempre lleno de desastre
y calamidad

3.
Detrás de mí están los huesos de los héroes del pueblo
Piedra conmemorativa que guía el barco del estado
Desde los comienzos del ser desde el comienzo
del coraje
Desde el comienzo del sacrificio a los diosees
desde el comienzo de la muerte
El monumento ha estado aquí en silencio.
El monumento ha estado vigilantemente a espaldas
de la gente
Recordándoles estar en calma y ser firmes de propósitos
Cada vez que hay una fluctuación
El barco del estado se pone más confundido
Cada vez que hay una fluctuación
El barco del estado cabecea y gira.

Zhong y Guo

Zhong y guo son los caracteres que, juntos, significan China: Zhong/Guo, el
Reino Medio. Los chinos son un pueblo maravillosamente supersticioso,
grandes creyentes del antiguo y superior arte de la geomancia: adivinar el
futuro mediante el desentierro y trazado de líneas de fuerza. Y todas las líneas
de fuerza en la "Nueva China" se intersectan en la Plaza Tiananmen -la mitad,
por así decirlo, del Reino Medio. Para los chinos, un lugar poderoso, cargado,
magnético, una especie de campo de fuerza psico-cultural.
Se dice que la Plaza de Tiananmen es la plaza pública más grande del mundo -
más grande, por ejemplo, que la Plaza Roja de Moscú o la de San Pedro de
Roma. Y en el medio de ella, por supuesto, está la tumba del Jefe Mao, su
monolítico mausoleo. Le hice, le hice a él, una visita ritual -¿por
curiosidad o perversidad?- durante mi propia Primavera de Beijing de 1988. El
cuerpo de Mayo yace allí, en el medio del medio del Reino Medio, por así
decirlo, en un ataúd de vidrio herméticamente sellado, para que se vea. Mis
ojos lo han visto, todavía cargado de significado por el futuro de China.

Mujer Loca

Todo el día oculta en la caja llamada China
lavando pañales por miles de años
Ahora esparso mis propios huesos y carne
Los moldeo en un cuchillo de metal cerceno los rostros desagradables
de este mundo
Los rostros desagradables de estos hombres.
China un padre que mató a sus propios hijos
Y esta noche, acosó a sus hijas China China
Un ataúd viviente en el cual he estado enterrada
por mil años
Mis pechos se han convertido en mi propia tumba
Toda la extensión de mi cuerpo poblada de líquenes
y musgo.
Los cadáveres rebosan esta nación Mi cuerpo desnudo empapado de
Pus y sangre fluyendo espesa en los ríos Amarillo
y Yangze por miles de años
Ellos no pueden blanquear mi piel
Yazgo en cama llorando y acariciándome a mí misma,
abusando de mí misma
China Estos hombres propios y respetables
siempre me decepcionan.
En miles de años sólo yo, una persona, me he encaramado
fuera de este ataúd viviente
Abandonando el difundido aburrimiento y muerte aplastando
la oscuridad
Mis ojos negros pelo negro falda y blusa teñidas de negro
Pies negros y alma negra, negra
Sólo mis guantes son blancos
Este único par de guantes blancos puede ser suficiente para matar
a nuestro padre.
Soy una mujer china histérica
La primera mujer loca pero y qué
En la hora de medianoche huyo de casa
Abandonando a mi propio esposo
Pero y qué.
En toda la tierra los campesinos de la nación
La gente de las pequeñas ciudades de la nación
Y los burócratas
Han llegado de innumerables guerras
De miles de años de historia, y en tanto tiempo
no han sido rescatados
En la intersección de la muerte en la anatomía de la Tierra
Han ido de esclavitud en esclavitud
Sus brazos, una vez doblados contrarios a los minuteros del reloj,
finalmente caen
como cortinas enrolables
Y se transforman en plantas.
Periódicos sobre cimientos de mentiras
Y la Gran Muralla sobre cimientos de cenizas es lo mismo
Eruditos refinados y gentiles ancianos renuentes
a ser enterrados
Y los despreocupados jóvenes los de me importa un bledo
son lo mismo
Poetas famosos acuclillados en baños públicos
y los chicos computacionales son lo mismo
Casas de té, expandidas y numerosas como las estrellas,
y las oficinas de institutos de investigación son lo mismo
Odio todo Confucio Zhuangzi
Stalin Marx
Me enferman quiero tragarme toda la falsedad
y el crimen
Morí volé y no pude correr la carrera
hacia la luna de la inmortalidad
La inmunda noche China cuerpo tatuado de estrellas
Como un hombre adúltero yace boca abajo
sobre mis hombros
Humillando a mi amante te quiero matar
Da ahora en adelante no puedes ensuciar mi cuerpo
No soy una mujer loca soy un ser humano
y estoy dispuesta a sufrir mi castigo.

China

Su mano comienza a prepararse para el ataque
amputando mis piernas hasta la ingle arrojando mi cabeza
a los patios de ejecución
Los niños todavía respiran en las salas de clases
Innumerables puertas de oficinas se abren y se cierran
Aquellos que tienen voto comparten un consenso charlan,
leen periódicos, beben té
Estos esclavos estaban ya modernizados, tempranamente
Mi libertad ha sido robada encerrada con llave en un closet de ropa
con moho y ropa interior
Y el poeta clásico ha sido muerto por la luna
y no se atreve a salir de nuevo.
El sol de súbito enloquece ya no hay camino
para mi escapatoria
La gente se agrupa apretadamente las autopistas fluyen
en cuatro direcciones
Directamente, soy forzado a entrar en un cuarto de hotel MIEDO
Me ponen en la noche negra donde gritan los héroes de la historia
Me doy oxígeno, atado en una camisa de fuerza
Las persianas venecianas reculan se confortan con mi maligno
aprieto.
Mis cuatro extremidades se convierten en tubos de acero inoxidable
limpiados
tan bien por ellos
Mis ojos son enceguecidos sacados como corchos a flote
con el papel usado
Capa sobre capa de vacío este es mi cotidiano
golpeteo del tazón de arroz con los palillos
Sin duda la noche negra ha llegado
No puedo construir las estrellas o entenderme a la ligera
con mi cuerpo,
Esa herida y el amanecer que no puede ser curada
Mi cara no es la cara de un campesino,
pero tiene el mismo parecido a la tierra
La Plaza cayó al enemigo en el sur yo pasé
toda la noche en un hotel barato
El olor a mariscos en las calles me enfermaba
Realmente habría deseado morir con los ciudadanos.

 

 

 

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