SÉNECA

 


DE LA PROVIDENCIA

 


A LUCILIO

Por qué, aunque hay Providencia, acaecen algunas
desgracias a los hombres buenos

I. Me has preguntado, Lucilio, por qué, si el mundo es regido por una providencia, acaecen muchos males a hombres buenos. Más cómodamente se dará la respuesta en el contexto de la obra, cuando probemos que la providencia preside a todas las cosas y que Al presente es superfluo demostrar que obra tan grande no estaría en pie, si alguien no la conservase, y que la reunión y el curso de los astros no es un movimiento fortuito, pues las cosas que mueve el azar con frecuencia se perturban y con facilidad ch ¿Amistad digo? Más aun, cierta familiaridad y semejanza, porque sólo por la duración se diferencia de Dios el hombre bueno, que es su discípulo, su imitador y su verdadera progenie, a quien este padre magnífico, exigente (y no con blandura) de las virtu

II. "¿Por qué suceden muchas cosas adversas a los hombres buenos? "Ningún mal puede acaecer al hombre bueno, porque no se mezclan los contrarios. Así como tantos ríos, tantas lluvias caídas de lo alto, la fuerza de tantas fuente medicinales no cambian e ¿No ves de cuán diferente modo tratan los padres que las madres? Los padres mandan a sus hijos levantarse temprano para estudiar, no consienten que estén ociosos, ni siquiera los días de fiesta, y les hacen sudar y algunas veces llorar: en cambio, las m

III. Pero a medida que la discusión progrese, probaré cómo no son males los que lo parecen. Esto digo ahora: que estas cosas, que tú llamas asperezas, adversidades y abominaciones, son para bien, en primer lugar, de aquellos a quienes acaecen, después Me parece que la más difícil de las cuestiones que he propuesto es la primera, a saber, que estas cosas de que nos horrorizamos y por las que temblamos son para bien de aquellos mismo a quienes suceden. "¿Es en provecho suyo, dices, ser arrojado al dest ¿Es un desgraciado Mucio porque apretó con su diestra el fuego del enemigo y se exigió a sí mismo el castigo de su error? ¿Porque hizo huir con su mano quemada al rey que no pudo ahuyentar con su mano armada? Pues ¿qué? ¿Hubiera sido más feliz si la h ¿Es un desgraciado Fabricio porque tan pronto como cesó en sus cargos públicos, se puso a cavar su campo? ¿Porque hace la guerra tanto a Pirro como a las riquezas? ¿Porque junto al hogar cena aquellas mismas raíces y hierbas que arrancó limpiando su ca ¿Es desgraciado Rutilio porque los que le condenaron tendrán que responder de su sentencia en todos los tiempos? ¿Porque sufrió con mejor ánimo que le quitaran la patria que no le levantaran el destierro? ¿Porque fué el único que negó algo a Sila, el d Vean la mucha sangre que hay en el foro y las cabezas de los senadores en el lago Serviliano (porque éste es el espoliario de los proscritos por Sila) y las hordas de asesinos vagando por todas partes de la ciudad y los muchos miles de ciudadanos romanos Vengamos a Régulo: ¿en qué le dañó la fortuna, que lo hizo dechado de fidelidad y de paciencia? Traspasan su piel los clavos y dondequiera que reclina el cuerpo fatigado, se acuesta sobre una herida; están abiertos sus ojos en una vigilia perpetua. Cua ¿Juzgas mal tratado a Sócrates porque bebió la poción mezclada con veneno por el verdugo como bebida de inmortalidad y disputó hasta la muerte de la muerte? ¿Se obró mal con él porque se le heló la sangre y, poco a poco, entrándole el frío, se le paró e Por lo que se refiere a Catón, bastante se ha dicho y todos los hombres convienen en que le cupo la suprema felicidad, pues lo escogió para que luchara con ella la naturaleza, que tanto es de temer. "Pesadas son las enemistades de los poderosos; opóngas

IV. Las cosas prósperas suceden también a la plebe y a las almas viles; en cambio dominar las calamidades y las cosas que son el terror de los mortales, es propio del hombre grande. Pero ser siempre feliz y pasar la vida sin ninguna mordedura en el al La virtud es codiciosa de peligros y piensa en aquello a que ha de tender y no en lo que ha de padecer, pues lo que ha de padecer es también parte de la gloria. Los soldados se glorían de sus heridas y alegres enseñan, como la mejor fortuna, la sangre q Huíd de las delicias, huíd de la enervadora felicidad, en la que los ánimos se ablandan y, como no sobrevenga algo que les advierta cuál es la condición humana, permanecen aletargados como por una perpetua embriaguez. Quien se guardó siempre del aire, t Los Dioses siguen con los hombres buenos la misma conducta que con sus alumnos los preceptores, que exigen más de los que ofrecen ciertas esperanzas. ¿Acaso crees tú que odiaban los lacedemonios a sus hijos, cuando los azotaban públicamente para experim

V. Añade ahora que para todos es bueno que quien es el mejor, por así decirlo, luche y haga grandes obras. Se propone Dios, como el sabio, manifestar que las cosas que el vulgo apetece como las que teme, ni son buenas, ni son malas, pero parecerá que s No soy coaccionado, nada sufro a la fuerza, ni Dios ha de mandarme, sino que me conformo con su voluntad, tanto más cuanto que sé que todas las cosas transcurren conforme a una ley cierta y dictada eternamente. Nos conducen los hados y el tiempo que ha ¿Qué es lo propio del hombre bueno? Ofrecerse al destino. Gran consuelo es ser arrebatado con todo el universo; sea lo que fuere lo que nos manda vivir así y morir así, la misma necesidad liga a los Dioses. Un curso irrevocable lleva igualmente las co

Ardua es la primera parte del camino y tal que apenas por la mañana
los caballos frescos osan emprenderlo; llega a la cumbre del cielo,
de donde al contemplar el mar y las tierras, tengo miedo
yo mismo y mi pecho tiembla con pavoroso terror.
La última parte está inclinada y necesita de un freno seguro;
entonces la misma Tetis, que me acogió en sus aguas sometidas,
suele temer que sea arrastrado al precipicio.

Al oír esto aquel mancebo generoso dijo: "Me agrada el camino, subo. Tan grato es ir por él, aunque haya de caer". No deja de aterrorizar de miedo al alma fuerte:

Para que te mantengas en el camino y no caigas en ningún error
andarás por los cuernos del fiero Toro,
por el arco del Sagitario y por la boca del violento León.

Después de lo cual dijo: "Unce los carros ofrecidos. Me estimula lo mismo que piensas que me ha de asustar. Me agrada estar donde el mismo Sol tiembla". El bajo y cobarde va por lo seguro; la virtud por las alturas.

VI. "¿Por qué, sin embargo, Dios tolera que se haga algo malo a los buenos?" Dios no lo tolera. Aparta de ellos todos los males: los crímenes, las fechorías, los malos pensamientos, los propósitos ambiciosos, la ciega libídine y la avaricia ansiosa de exija también a Dios que lleve las cargas de los hombres buenos? Ahorren a Dios este cuidado; desprecien las cosas externas. Demócrito abandonó las riquezas pensando que eran una carga para la buena mente. ¿Por qué te maravillas de que Dios permita que s "Pero ocurren muchas cosas triste, horrorosas, duras de tolerar". Porque no podía sustraeros a ellas, armé vuestros ánimos contra todas; llevadlas con fortaleza. En esto aventajáis al mismo Dios: él está fuera del padecimiento de los males, y vosotros

FIN