Scott Seaman

 

Cómo diseñar un mostrador de circulación
ergonómico: Un caso de estudio

Scott Seaman
Norlin Library
Universidad de Colorado, Boulder
seaman@spot.colorado.edu


Introducción

El trabajo bibliotecario implica cada vez más el uso prolongado de computadoras, y tanto el personal de una biblioteca como quienes la administran están tomando conciencia de los riesgos que significan para las manos y los brazos el mal uso de los teclados y las posturas ibrazos el mal uso de los teclados y las posturas incorrectas. A este tipo de lesiones se las conoce como “lesión por esfuerzo repetitivo” (RSI), y provoca dolencias tales como síndrome de túnel carpiano, tendinitis, epicondilitis, tendosinovitis, quiste ganglionar y síndrome de Raynaud [Marshall, 1996]. Cada una de ellas es eventualmente grave y, según un artículo reciente del New York Times, son cada vez más los que descartan las carreras orientadas al uso de computadoras como resultado de la RSI [Brody, 1992]. Si bien los empleados de mayor edad parecen ser los más susceptibles, la  RSI se puede presentar hasta en personas jóvenes en buen estado físico. Las publicaciones bibliotecarias muestran un despertar del tema, con importantes artículos de reciente aparición en Computers in Libraries, Library Resources and Technical Services y College & Research Libraries News [Thornton, 1995; Summer, 1996; Switzer, 1995].

El propósito de este artículo es narrar cómo reaccionó la Universidad de Colorado ante la aparición de casos de RSI en su departamento de circulación. El artículo se centrará en el diseñse centrará en el diseño de un escritorio ergonómico que fue instalado a comienzos de 1996, con un costo total aproximado de U$S30.000.

Entorno

Boulder es la principal institución de investigación del sistema de la Universidad de Colorado. Son 27.000 los estudiantes inscriptos y 6.000 los graduados. Además, el cuerpo de profesores incluye 1.200 profesionales. La Biblioteca Universitaria es miembro de la Asociación de Bibliotecas de Investigación y posee un total de 2.600.000 volúmenes,  distribuidos en una biblioteca principal y 5 bibliotecas sucursales especializadas. La circulación total, sin incluir reservas y renovaciones, es de alrededor de 850.000 piezas anuales. Más del 75% tiene lugar en el mostrador de circulación de la biblioteca principal. El resto de la actividad se distribuye entre las 5 bibliotecas sucursales. El personal del mostrador principal de circulación está compuesto por 4,5 bibliotecarios de tiempo completo  y tiene un presupuesto laboral anual aproximado de U$S42.500.

La RSI y el personal del mostrador de circulación

En 1994, el departamento de circulación de la biblioteca principal tenía 4 empleados a los que se les habían leados a los que se les habían diagnosticado varias etapas de la lesión por esfuerzo repetitivo. Dos de ellos aceptaron un retiro prematuro por discapacidad médica. Los otros dos, que eran más jóvenes, tuvieron una leve mejoría. Todos ellos padecían del síndrome de túnel carpiano. Esta es la clásica lesión por esfuerzo repetitivo, que consiste en un esfuerzo excesivo del nervio que atraviesa un canal -el túnel carpiano- de la muñeca. Los empleados de la biblioteca que constantemente doblan y tuercen sus muñecas al levantar libros o manejar teclados están expuestos, en particular, a sufrir esta lesión. Los síntomas del síndrome de túnel carpiano incluyen hormigueo, ardor, dolor y entumecimiento, y el tratamiento varía desde la colocación de una férula en la muñeca a la cirugía [Chadbourne, 1995].

El departamento de circulación reaccionó de varias maneras. En primer lugar, comenzó un programa de educación para estudiar las causas y las consecuencias del esfuerzo repetitivo. Todos trataron de cambiar sus hábitos de trabajo para minimizar el estrés sobre brazos y  espalda. En segundo lugar, el jefe de la unidad rediseñó las tareas para que fueraó las tareas para que fueran más variadas. Por ejemplo, en vez de trabajar una misma persona dos horas en la devolución de libros, se limitó el horario a 30 minutos y se estableció que otro empleado pase a desempeñar esa labor. Esto minimizó el número de repeticiones que los músculos tenían que soportar. El departamento también redujo la cantidad de veces que se manipula un libro. Se concluyó, por ejemplo, que un libro se manipulaba 8 veces desde el mostrador hasta el estante. Este número se bajó a 4.

El departamento también examinó el equipo utilizado -sillas, carritos para libros, lápices lectores de códigos de barras, teclados y mostradores-, analizando cómo contribuia cada uno a ocasionar lesiones por esfuerzo repetitivo. Nuestra conclusión fue que si bien los hábitos laborales constituian la única gran causa de esta lesión, los equipos mal diseñados colaboraban en gran medida.

Mostrador de circulación

Los milagros ocurren, en ocasiones, y uno tuvo lugar en las Bibliotecas Universitarias. No se trató de curaciones repentinas, sino de que la promoción de graduados de 1994 donó U$S35.000 a la biblioteca, y el decano entreg&000 a la biblioteca, y el decano entregó el dinero al departamento de circulación para reemplazar el mostrador de circulación de la biblioteca principal.

El mostrador era un desastre desde el punto de vista ergonómico y estaba identificado como una fuente de RSI. Había sido construido 40 años atrás, mucho antes de que existieran las computadoras o los desensibilizadores. Debido a su tamaño inusual -1,10  mt de alto por 85 cm de ancho-, el personal de baja estatura no alcanzaba a entregar los libros a los usuarios. Tanto los teclados como los monitores estaban fijos sobre el mostrador, a 1,20 mt de altura. No era de extrañarse, entonces, que tuviéramos problemas de RSI, considerando las 680.000 operaciones diarias en ese mostrador.

Los mostradores de circulación disponibles comercialmente sólo introducían una leve mejoría comparados con los que teníamos instalados. Los mostradores nuevos tenían ranuras para ocultar los cables de las computadoras, y en algunos hasta se podían esconder los monitores debajo. Pero no había nada que se pudiera considerar “ergonómico”. Ningún escritorio permitía adaptar las estaciones de trabajo al físico del operador. En lugar de continuar con un mal diseño, decidimos dise& un mal diseño, decidimos diseñar y construir un mostrador basado en los principios ergonómicos.

Identificación de requisitos

Nuestro primer paso fue llamar a un consultor. La oficina de administración de riesgo de  Boulder cuenta, entre su personal, con un especialista en ergonomía. El nos guió a través del proceso de identificar nuestras necesidades y seleccionar los productos apropiados para el uso que les íbamos a dar. Analizó el trabajo que realizaba el personal en el mostrador de circulación. Lo que descubrió no fue ninguna sorpresa para nadie en el departamento:

- El mostrador de circulación experimentaba una interacción casi constante de usuarios. 
- Gran parte de la actividad tenía un único propósito; casi un 70% de la actividad total consistía en la entrega de libros (las recepciones se procesaban en otro lugar).

- Varios operadores utilizaban cada estación de trabajo durante el día.

- Como los materiales de las colecciones reservadas cerradas circulan desde el mostrador de circulación, había mucho movimiento entre los estantes reservados y los archivadore estantes reservados y los archivadores.

- El equipo utilizado consistía en un monitor y un teclado, un lápiz lector de códigos de barras y un desensibilizador.

Teniendo en cuenta estas observaciones, comenzamos a diseñar el nuevo mostrador. Nuestro objetivo era crear un mostrador con estaciones de trabajo que se pudieran adaptar fácil y rápidamente a una estatura de entre 1,60 y 1,90 mt. El equipo periférico, como  lápices lectores de códigos de barras, desensibilizadores y sellos de propiedad, tenía que estar dentro del alcance del operador. La necesidad de doblar o torcer la muñeca tenía que ser minimizada; en particular, al manejar libros, pero también al retirar el papel de las impresoras. En el escritorio viejo, el equipo de computación estaba sobre el mostrador, formando una barrera entre el operador y el lector. El operador tenía que asomarse por los costados del equipo para conversar con el usuario. Por lo tanto, era conveniente configurar el equipo, en el nuevo escritorio, para tener un mejor contacto visual con los lectores. Por último, era decisivo realizar los ajustes de una manera fácil y rápida, ya que sabíamos que, de no ser así, el operador nunca los iba a realizar.

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Descripción general del mostrador

El mostrador de circulación es de roble y fórmica. La parte superior es en gris mate para reducir el efecto de la luz intensa [Wilkinson, 1993]. Hay 9 estaciones de trabajo en una longitud total de 9,75 metros. El mostrador tiene 1 mt de alto por 75 cm de ancho. Hay una estación ADA en uno de los extremos. Cada estación de trabajo soporta un teclado, monitor, CPU, lápiz lector de códigos de barras, desensibilizador y varios sellos y suministros [Ilustración 1].

Asientos

La disposición de los asientos se convirtió en un aspecto relevante de las estaciones de trabajo ergonómicas. Finalmente, decidimos no utilizar ni sillas ni banquetas en el mostrador de circulación. Como la actividad es constante, las sillas iban a molestar en vez de ayudar. Además, como a los empleados se les asignaron turnos de no más de 2 horas, no sentían la necesidad de sentarse. En lugar de sillas, se colocó en el piso de las áreas de alto tráfico un felpudo de vinilo de textura acolchada. Similar a un almohadón grueso, reduce la fatiga de pies, piernas y espalda. Los ptiga de pies, piernas y espalda. Los proveedores de equipos ergonómicos disponen de diferentes variaciones de este producto, y todas son relativamente poco costosas; su valor aproximado es de U$S17 el metro cuadrado. Esto resultó ser efectivo para reducir la fatiga, pero es un obstáculo para los carritos que transportan libros.

Posición del monitor

Luego de analizar la disposición de las sillas, continuamos con la distribución de las computadoras. Consideramos, principalmente, la capacidad para hacerles ajustes. En primer lugar, examinamos el monitor. En el primer prototipo, el monitor quedaba dentro del mostrador, inclinado hacia arriba, con la pantalla visible a través de un plexiglás claro. Una ventaja importante de esta disposición era que el equipo de computación no ocupaba lugar en el mostrador. Se construyó una maqueta en tamaño natural de la estación de trabajo pero, lamentablemente, la configuración no funcionó. Cualquiera fuera la posición en la que  colocábamos el monitor, había tanto brillo que no se podía leer la pantalla. Además, con el monitor debajo del mostrador, se hacía muy difícil realizar ajustes. El operador se tenía que agachar e inclinar el monitor hacia adelante o hacinar el monitor hacia adelante o hacia atrás. No sólo era una tarea difícil y que damandaba tiempo, sino que el operador se podía lastimar al hacer los ajustes.

La idea siguiente funcionó mucho mejor. Encontramos un soporte para monitores fabricado por una empresa llamada Monitor Mate y distribuido por Saunders Ergo (800/375-1119). Si bien es costoso -alrededor de U$S275-, el soporte se ajusta verticalmente casi 20,32 cm. Además, está contrabalanceado. Por lo tanto, con el soporte ajustado según el peso del monitor, un operador puede levantar o bajar el monitor rápidamente y sin esfuerzo alguno. Ubicado sobre un mostrador de 1 mt de alto, el monitor puede bajarse, para que el centro esté a casi 1,50 mt, o levantarse, para que esté a alrededor de 1,55 mt. Asimismo, el ajuste en la inclinación del monitor se puede utilizar para ubicar la pantalla de manera que no moleste el brillo. Esta configuración se adapta a todo aquel que mida entre 1,60 y 1,90 mt.

Para que el operador tuviera un mejor contacto visual con el lector, se montó el monitor con un ángulo de 20 grados. Así, es fácil leer la pantalla y el monitor no queda directamente entre el usuario y el operador. Para dar una apariencia ordenada, la base del soporte del monitor se colocó del soporte del monitor se colocó debajo del mostrador [Ilustración 2].

Bandeja para teclados

El siguiente elemento importante analizado fue la bandeja para los teclados. Inesperadamente, resultó difícil identificar una solución viable. Un teclado plano o con una inclinación hacia atrás causa un gran estrés en las muñecas ya que, entre otras cosas, interrumpe el flujo sanguíneo [Hedge, 1995]. La postura ideal para tipear es posar las manos en un teclado con inclinación negativa. Para lograr esto, la bandeja del teclado debe estar inclinada hacia adelante. De esta manera, la primera fila de teclas está más alta que la fila de atrás. Además, se debe poder ajustar la bandeja en forma vertical, para que el teclado esté ubicado justo debajo de los codos del operador [Tessler, 1994]. 

Era evidente que se necesitaba una bandeja ajustable. Si bien encontramos docenas de bandejas ajustables para teclados, la mayoría estaba diseñada para una estación de trabajo de un único usuario. Estaban fabricadas para ser ajustadas una o dos veces por día y no tocarlas más. En cambio, necesit&carlas más. En cambio, necesitábamos una bandeja que fuera fácil de ajustar y resistente, como para poder adaptarla cada 15 minutos. Además, debía ser ajustable verticalmente dentro de un alcance aproximado de 20 cm y tener una inclinación negativa.

Por último, encontramos una bandeja fabricada por Ergo Kare (800/927-5273), que se ajusta 17 cm verticalmente y tiene una inclinación negativa adaptable de 25 grados [Ilustración 3]. Afortunadamente, de las bandejas que hallamos, ésta también resultó ser una de las más fáciles de adaptar. Mientras que muchas tienen 2 ó 3 palancas de ajuste (garantizando así que nadie jamás las ajuste), ésta tiene una palanca que baja o sube el teclado. La bandeja queda trabada en el lugar apropiado soltando la palanca. También se desliza hacia atrás y hacia adelante; por lo tanto, se la puede guardar cuando no hay nadie trabajando en esa estación. Cada una costaba alrededor de U$S125, un precio muy razonable considerando que era una de las bandejas mejor diseñadas que encontramos.

Lectores de códigos de barras

En cuanto a los escáners de códigos de barras, los que estános de barras, los que están de moda por su diseño ergonómico son los lectores grandes con forma de revólver, que están montados permanentemente en un soporte. La idea es que el operador pase el artículo debajo del lector para escanearlo, lo cual es posible que ocasione menos lesiones por esfuerzo repetitivo.

Por consejo de nuestro especialista en ergonomía, probamos uno durante varios días. Lo odiaba todo el mundo. El resultado fue que en lugar de levantar un lápiz de 112 gramos, levantábamos un libro de 2 kgs. Por consiguiente, en nuestra situación, los lectores montados no funcionaron tan bien como los lápices lectores de poco peso.

Desensibilizadores

Un método práctico es que un equipo utilizado con frecuencia debe estar dentro de los 40 cm del alcance de las manos del operador [Dyer, 1992]. Así que, al instalar los desensibilizadores, éstos quedaron muy cerca del operador del lado izquierdo. Para que el mostrador esté ordenado, se utilizó el desensibilizador de 3M para mostrador, que tiene la forma de un plato de metal plano. Si bien funciona bien y mantiene más ordenado el escritorio, tiene que estar fijo en un lugar y no es adaptable.

Un equipo que está montado en forma permanente en un lugar -en especial, uno de uso frecuente- es ergonómicamente peligroso. No es posible conseguir que una posición se adapte al físico y a la forma de trabajo de todos, lo cual se pudo comprobar con la ubicación de estos desensibilizadores. Tal vez una mejor elección habría sido el modelo 930 de 3M. Su transportabilidad permite ubicarlo en ambos costados del operador o en cualquier otra posición.

Impresora y CPU

Cada estación de trabajo está equipada con una impresora, que se utiliza para imprimir los recibos de los libros devueltos y los estados de cuenta. Está colocada en un estante retractable montado a 70 cm a la izquierda del operador. A esa altura, la mayoría de la gente no se tiene que inclinar demasiado para alcanzarla.

El fabricante que construyó el mostrador de circulación diseñó un estante retractable, que también levantaba la impresora en forma vertical una vez desplegado. Sin embargo, el mecanismo era costoso, lento y difícil de manejar. Como son relativamente pocas las veces que imprimimos por día, se resolvió que un estante retractable a una altura fija sería lo m&aacua altura fija sería lo más adecuado para la ubicación de la impresora.

Si bien la CPU de la computadora está constantemente en uso, el operador jamás la toca. Por ende, se la colocó en la parte inferior de la estación de trabajo [Ilustración 4]. El objetivo era tenerla lejos del lugar de trabajo del operador. El departamento de computación de las bibliotecas se opuso a esta ubicación, que presentaba varios problemas válidos. Al estar tan cerca del piso, la CPU corría el riesgo de que la patearan. Además, los ventiladores se podían llenar de tierra y presentar fallas prematuras. Debido a la distancia entre la CPU, el lápiz lector, el teclado y el monitor, cada estación de trabajo requería de varias prolongaciones, las cuales, nos explicaron, son poco confiables. Por último, al estar la CPU tan cerca del piso, su reparación iba a ser muy difícil. Pese a esto, la otra ubicación alternativa, directamente debajo del monitor, no se adaptaba al diseño del resto del mostrador. Llegamos a la conclusión de que la salud del personal era más importante que el equipo, y colocamos la CPU cerca del piso.

Colección reservada

La colección reservada de la biblioteca principal se encuentra en el departamento de circulación, y los artículos se dan en préstamo en el mostrador de circulación. Con más de 125.000 operaciones anuales, esta actividad suma una gran cantidad de trabajo al mostrador. En los días pico del semestre, se prestan casi 8.000 artículos. La mayoría son fotocopias que se guardan en carpetas. Tradicionalmente, las carpetas se almacenan en archivadores y, durante muchos años, el departamento de circulación conservó 20 archivadores llenos de carpetas. Por lo tanto, el personal abría un cajón de 15 kgs unas 400 ó 500 veces por día, se agachaba o estiraba para alcanzar una carpeta, y después otras 400 ó 500 veces abría el cajón otra vez para volver a guardarla. Obviamente, no es una actividad muy buena para la salud.

Un empleado propuso archivar las carpetas en gavetas abiertas, similares a aquellas en las que se guardaban los discos de larga duración [Ilustración 5]. Si bien ocupan mucho lugar,  cada una mide 1,52 por 1 metro y no es necesario inclinarse o estirarse demasiado para tomar una carpeta. Con los archivadores, se podía abrir un cajón podía abrir un cajón por vez. Pero las gavetas  abiertas permiten acceder a todas las carpetas al mismo tiempo. Por lo tanto, la recuperación es mucho más rápida.

Iluminación

La iluminación presentó un desafío difícil. La altura del techo del área del mostrador de circulación de la biblioteca principal es extraordinariamente baja, sólo un poco más alta que 2,40 mt. Además, como el área de circulación está ubicada en el sótano, no llega la luz natural al departamento. Los típicos artefactos fluorescentes resultaron ser demasiado brillantes y producían mucho brillo en las pantallas de las computadoras. Un fuente típica de brillo es el panel de vidrio en las luces fluorescentes [Anshel, 1994, p. 21]. Los electricistas colocaron rejillas para reducir la dispersión de la luz y suavizar el brillo de la pantalla.

Se analizó el uso de lámparas de espectro completo para el área del mostrador de circulación. Los fabricantes y algunos investigadores sostienen que estas lámparas, que simulan la luz solar, causan menos fatiga que las luces blancas fluorescentes [Hughes, 1980]. Sin eughes, P. C.">Hughes, 1980]. Sin embargo, pruebas recientes indican que es probable que estas afirmaciones sean exageradas [Veitch, 1991; Boray, 1989]. Los estudios revelaron que las lámparas de espectro completo no provocan ningún efecto en el rendimiento o el estado de ánimo de los empleados, en comparación con las lámparas fluorescentes tradicionales. Asimismo, las lámparas de espectro completo son mucho más caras que los tubos fluorescentes. Descubrimos que el departamento de administración de las instalaciones de la Universidad no compra lámparas de espectro completo, de modo que, de ser instaladas, las quemadas  iban a ser reemplazadas por tubos fluorescentes blancos, a menos que la biblioteca tomara medidas especiales para comprarlas y reemplazarlas. Ante la duda sobre su efectividad, el enorme gasto y la dificultad de reemplazarlas, se decidió utilizar las lámparas fluorescentes blancas tradicionales en el departamento de circulación y en las áreas públicas.

Conclusión

El costo total del proyecto fue aproximadamente de U$S36.000. El trabajo de iluminación costó U$S2.400, el de alfombrado U$S3.700 y el eléctrico U$S1.100. El costo del hardware ergonómico, como ll hardware ergonómico, como los soportes para monitores y las bandejas para teclados, fue de U$S4.100. Cada gaveta para la colección reservada costó U$S3.000. La construcción del mostrador totalizó los U$S18.500. El costo total no es inferior al precio de compra de un mostrador de circulación prefabricado.

Los casos de RSI antes descriptos no se repitieron en el departamento de circulación de la Universidad de Colorado. Es probable que las características ergonómicas del mostrador de circulación hayan ayudado a lograr esta disminución. No obstante, el equipo solo no evitará la RSI. Cambiar los malos hábitos de trabajo es crucial -pero el aspecto más difícil- para minimizar las lesiones. Si bien contar con el equipo correcto es un elemento importante en un lugar de trabajo seguro, se lo debe complementar con una capacitación continua para ser efectivo.

Referencias

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Boray, P., Gifford, R. & Rosenblood, L. (1989). Effects of warm white, cool white and full-spectrum fluorescent lighthite and full-spectrum fluorescent lighting on simple cognitive performance, mood, and ratings of others. Journal of Environmental Psychology 9, 297-308.

Brody, J. (1992, March 3). Epidemic at the computer: Hand and arm injuries. New York Times, pp. C1, 10.

Chadbourne, R. (1995, January). Ergonomics and the electronic workplace. Wilson Library Bulletin , pp. 24-26.

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Hedge, A., McCrobie, D., Land, B., Morimoto, S. y Rodriguex, S. (1995). Healthy keyboarding: Effects of wrist rests, keyboard trays and a preset tiltdown keyboard on wrist posture, seated posture, and musculoskeletal discomfort. Proceedings of the Human Factors and Ergonomics Society 39th Annual Meeting, 1, 630-634.

Hughes, P. C. (1980). The use of light and color in health. In A. C. Hastings, J. Fadiman & J. S. Gordon, Eds., The Complete Guide to Holistic Medicine: Health for the whole person. Boulder, CO: Westview Press, pp. 294-308.

Marshall, P. (1996). Ergonomics: More than a curve in a car s. Ergonomics: More than a curve in a car seat. Colorado Libraries 22(1), 12-15.

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Este artículo apareció originalmente en LIBRES: Library and Information Science Electronic Journal (ISSN 1058-6768). 31 de marzo 1997. Vol. 7, Núm. 1. 31 de marzo 1997. Vol. 7, Núm. 1.

Traducido con la correspondiente autorización del autor.
Departamento de Informática y Sistemas.
 

Facilitado por la Biblioteca Nacional de la República Argentina