La semilla del Cardo simbolizando la siembra de cultura

Bibliotecas Rurales Argentinas

 

 

La dama del Rey
Francisco Navarro Villoslada

La dama del Rey
Francisco Navarro de Villoslada

PERSONAS

LUCINDA
LA CONDESA DE LARREA
UNA DUEÑA
D. MARTÍN DE MUNGUÍA
PANCRACIO
ANDRÉS
EL FIEL REGIDOR
Vendedoras, Ancianos, Mancebos, Aldeanos, Damas y
Caballeros, Tamborileros, Emisarios
PERSONAJES QUE NO HABLAN
LA REINA.
Acompañamiento.

Acto Único
Romería de Ntra. Sra. de Begoña, a la inmediación de Bilbao. -A
la derecha, en primer término, el santuario: en segundo término una
casa pobre con escalera a la fachada. -A la izquierda puestos de
vendedoras. -Arboleda. -Al fondo montañas practicables, y en último
término otras gigantes, pobladas de bosques y caseríos.

Escena I
VENDEDORAS, ANCIANOS Y MANCEBOS, dos TAMBORILEROS, PUEBLO. Al
levantarse el telón óyese el repique de campanas del santuario. Dos
tamborileros recorren la escena tocando un zorcico. El Pueblo los
acompaña. Las Vendedoras arreglan sus tiendas.

CORO DE VENDEDORAS
En la fiesta de Begoña
nadie excusa la merienda.
Arreglemos nuestra tienda,
que la gente va a venir.
Si anhelante de fatiga
sale el pecho de la danza,
se recobra sin tardanza
con limón y chacolí.
Vino, ¿quién bebe,
frío cual nieve?
¡Vivas sardinas!
¡Gordas lubinas!
¡Fresco bonítalo
véndese aquí!
(Por la derecha descienden de las montañas los Mancebos
que vienen a la romería.)
CORO DE MANCEBOS
En la fiesta de Begoña
bailaremos a porfía...
¡Qué soberbia romería!
¡Qué donoso tamboril!
Se levanta de las tiendas
un humillo que conforta.
¡Cuánto vino, cuánta torta!
¡Cuánta danza se ve allí!
La gente moza
brinca y retoza.
Hoy juega y trisca
la niña arisca.
Hoy todo es trápala,
todo bullir.
(Asoman los Ancianos por la izquierda, a la mayor
distancia posible. Al divisar el santuario saludan a la
Virgen.)
CORO DE ANCIANOS
¡Salve, Virgen de Begoña,
dulce imán del vizcaíno!
A ti acude el peregrino
desde el último confín.
Los enfermos en el lecho,
los que surcan otros mares,
recordando tus altares,
¡cuál suspiran hoy por ti!
Dáles al menos
días serenos:
calma al ausente,
sueño al doliente.
Tiempo más próspero
vean al fin.
(Vendedoras, Ancianos y Mancebos repiten juntos lo que
han cantado separadamente.)

Escena II
PANCRACIO, EMISARIOS, DICHOS.
PANC.(Entrando con cautela, seguido de los Emisarios.)
Bien. Dispersaos.
¡Silencio! ¡Chit!
No les asuste
tanto alguacil. (Desaparecen).

Escena III
VENDEDORAS, ANCIANOS, MANCEBOS.
MANC.¿Del Mediodía
quizá venís?
¿Qué nuevas corren
hoy por allí?
ANC.Gratas son todas.
MANC.¿Gratas? Decid.
ANC.Más que la lluvia
por el abril.
MANC.¿Nuestra señora
piensa venir?
ANC.Quizá esta tarde.
VEND.(Abandonando las tiendas.)
¡La reina! ¿Oís?
MANC. y VEND.¿Jura los fueros?
ANC.Dicen que sí.
ANC. y VEND.¿Dónde?
ANC. En Guernica.
TODOS¡Día feliz! (Entusiasmo general.)
CORO Árbol santo de Guernica,
de los cántabros solaz,
a tu sombra se guarece
nuestra dulce libertad.
¡Oh!, ¡bien hayan los monarcas
que a tu tronco secular
la potente mano tienden
con munífico ademán!
Se ve entonces tu ramaje
de alborozo retemblar.
¡Corazón eres de un pueblo:
lo que él viva, vivirás!
(Unos entran al templo. Se van otros a las tiendas con
las Vendedoras. En todo el acto, cuando no perjudique al
efecto dramático, cruzarán por la escena grupos varios.)

Escena IV
D. MARTÍN, ANDRÉS. Salen a un tiempo, el primero por la
izquierda, el segundo por la derecha.
MARTÍN¿Estaba aquí?
ANDRÉS ¿Quién?
MARTÍN Lucinda.
ANDRÉSNo... ¿qué tienes?
MARTÍN ¡Dónde hallarla!
ANDRÉS¿Se te ha perdido?
MARTÍN ¡Estoy loco
de contento!
ANDRÉS ¿Pues qué pasa?
MARTÍNTe quiero dar un abrazo.
ANDRÉSAbrenuncio.
MARTÍN ¡Andrés! (Abriendo los
brazos.)
ANDRÉS Aguarda.
¿No puedes darme un doblón?
MARTÍNY ciento. (Echando mano al bolsillo.)
ANDRÉS Bien. (Recibiendo una moneda.)
Cuentas claras.
Me debes noventa y nueve.
MARTÍNLos regidores me encargan
que ponga el zorcico. Puedo,
entre todas las muchachas,
elegir la que me agrade.
ANDRÉSY bailarás...
MARTÍN ¡Excusada
pregunta! Con mi Lucinda;
con la que hace un mes abrasa
peñascos y corazones
al fuego de sus miradas.
ANDRÉS¿Y qué dirán en la villa?
Pues no saldrá poco vana
la forastera.
MARTÍN ¡Es mi cielo!
La idolatro.
ANDRÉS Eso me agrada,
que a la faz de todo el mundo
prefieras a una aldeana.
Mas la Condesa...
MARTÍN ¿Qué importa?
ANDRÉSPondrá un hocico de avara.
MARTÍN¿Dónde estará mi Lucinda?
ANDRÉSNo hace mucho, a la ventana
de su casa...
MARTÍN ¡Mentecato,
que tanto en decirlo tardas!
(Se dirige al santuario.)
ANDRÉS(Se disparó.) ¡Ese es el templo!
MARTÍN¡Si estoy loco!
ANDRÉS Dos palabras. (Con
misterio.)
Tú la adoras; tú estás loco;
tú estás ciego...
MARTÍN Ya me cansas.
ANDRÉSCuida al subir la escalera...
MARTÍN¿Qué?
ANDRÉS De no romperte el alma.
(Entra D. Martín en casa de Lucinda.)

Escena V
La CONDESA, la DUEÑA, tapadas. ANDRÉS.
CONDESA(Saliendo por la izquierda.)
Toma. (Da una bolsa a Andrés.)
ANDRÉS Tomo.
CONDESA Escucha.
ANDRÉS Escucho.
CONDESA¿Me conoces?
ANDRÉS No hace falta,
que quien enseña la bolsa
bien puede esconder la cara.
CONDESA¿Quieres mucho a D. Martín?
ANDRÉSMás que le quiere una dama
de Bilbao, tan hechicera...
que con brujas se acompaña.
DUEÑA¡Bergante! (Dándole un pellizco.)
ANDRÉS (La descubrí.)
CONDESAConfío en ti. Tu amo trata (Alzando el manto.)
de perderse.
ANDRÉS ¡Oiga!
CONDESA Una astuta
aventurera le engaña.
ANDRÉS¿Lucinda?
CONDESA Si le aconsejas,
si de sus redes le sacas,
cien ducados te prometo.
ANDRÉS¿Ciento? La pondré más faltas
que tienen treinta pelotas,
treinta y cinco mulas falsas,
cien mellados y una dueña
quintañona... verbi gracia.
DUEÑABribón. (Dále otro pellizco.)
ANDRÉS ¡Ay!
CONDESA No has de decirle
sino la verdad. (A la dueña.) Aparta.
DUEÑA(Secretos, y anda en Begoña
la gente escandalizada
de verla con esa niña).
CONDESA(A Andrés.) Damas de mis circunstancias
jamás con una mentira su puro blasón empañan.
ANDRÉSDescuidad.
CONDESA(A la Dueña.) Vamos al templo.
El sepulcro de mi hermana
quiero visitar. (Fuere).
DUEÑA (¡Eso es!...
Siempre ha sido aficionada
a los muertos... y a los vivos.)
ANDRÉS(A la Dueña.) Y ella, ¿no me ofrece nada?
DUEÑAYo, cien palos, si no cumples
lo que mi señora manda;
y aunque lo cumplas, bellaco,
nos hemos de ver las caras.
ANDRÉS¡Jesús!, ¿qué culpas tan feas
cometí para purgarlas
con el castigo de veros?
Prefiero los palos.
DUEÑA Anda. (Entrase.)

Escena VI
ANDRÉS, PANCRACIO.
ANDRÉSTiene razón. Bien mirado,
la Lucinda es una maula...
(Reparando en Pancracio, que sale por la derecha.)
¡Qué estantigua!... ¡Vaya un talle
de alguacil!... ¡Calle!, ¡y me llama!
PANC.Atos, mutil.
ANDRÉS ¿Eh? No entiendo
castellano.
PANC. Hablando... en plata,
(Saca una moneda.)
los hombres de bien se entienden
donde quiera.
ANDRÉS Esa no pasa.
PANC.Dices bien. Cuando va sola,
es sospechosa una dama.
(Le enseña dos monedas, una en cada mano.)
¿Y ahora?...
ANDRÉS Muy de recibo,
si otra fuese su prosapia.
Huelen a corchetería.
PANC.No tienen, ni hogar, ni patria.
Son peregrinas.
ANDRÉS Pues duerman
una noche en mi posada.
(Recoge las monedas.)
Pero, os lo advierto, saldrán
a la taberna mañana.
(Cero y van tres.)
PANC. Es muy justo.
¿Sois vizcaíno?
ANDRÉS Bay, jauna.
PANC.Cuando vino el rey Fernando,
¿estabais aquí?
ANDRÉS Aquí estaba.
PANC.Prendado fue de los mozos.
ANDRÉSY algo más de las muchachas,
según cuentan.
PANC. (Este sabe.)
De una sobre todo.
ANDRÉS ¡Vaya!
PANC.¿La conoces?
ANDRÉS Fue un misterio.
PANC.No obstante, tú tienes trazas
de saber...
ANDRÉS Yo...
PANC. Tú.
ANDRÉS Esas cosas...
(Le diré cualquier patraña.)
¿Su nombre queréis saber?
PANC.Justamente.
ANDRÉS Doña Blasa...
ANC.¡Blasa!
ANDRÉS Iturreberrigorri-
gogeascogoe...
PANC. Basta.
Tenéis por aquí apellidos
que pueden medirse a varas.
(Mejor será...) Tú conoces
la gente de estas montañas.
ANDRÉSLo mismo que si la hubiera
parido.
PANC. (El mozo es alhaja.)
Si tú vieses un retrato
tan fiel, que parece que habla...
ANDRÉS¿Dónde está?
PANC. ¿Conocerías
la persona retratada?
ANDRÉSSi fuese de aquí...
PANC. Lo ignoro;
pero si tu me ayudaras...
ANDRÉSHoy viene a la romería,
sin mentir, media Vizcaya.
PANC.Y acaso la misma Reina.
Si obtener quieres su gracia,
promete...
ANDRÉS Con mil amores.
Mostradme el retrato.
PANC. Aguarda. (Fuere.)

Escena VII
ANDRÉS, D. MARTÍN.
ANDRÉS¡Qué diluvio de ducados,
de promesas, de esperanzas.
A ver, ¿no queda ninguno
que dé algo más? (Alargando las manos.)
MARTÍN(Que ha salido de casa de Lucinda, se acerca y le
da un pescozón.)
Toma.
ANDRÉS ¡Cáscaras!
No es eso lo que yo pido.
MARTÍN.¿No has dicho que estaba en casa?
ANDRÉS¿Y no está? ¡Me alegro mucho!
Don Martín las cosas santas...
Las hembras... El hombre honrado...
MARTÍN¿Qué ocurre?
ANDRÉS El diablo las carga.
Y en fin, desde Adán acá
si bien la historia reparas,
de doce mujeres salen
once infames y una mala.
MARTÍN.Eso no va con Lucinda.
ANDRÉSEstos ducados de plata
me prueban...
MARTÍN ¿Estás beodo?
ANDRÉSQue debes abandonarla.
Cásate con la Condesa:
vive como Dios te manda.
MARTÍN¡Casarme! ¿Pues de qué trato?
Sólo amor junta las almas.
ANDRÉS¡Eso más! Capaz serías
de ofrecer a esa villana...
MARTÍNEl polvo que barre el viento
es noble en estas montañas.
ANDRÉSPues bien; allá va lo gordo.
Mas no... no me atrevo...
MARTÍN Habla.
ANDRÉS¡Ciego! No has visto a su lado
cierto diablillo con faldas,
listo, juguetón, travieso...
MARTÍNEsa niña tan galana,
tan linda, tan hechicera...
dices bien: diablillo...
ANDRÉS Y vaya;
bonito o feo, ¿ese apéndice
sienta bien a una muchacha?
MARTÍN.Silencio... sobre ese punto,
tranquilo cual yo descansa.
La madre del bien que adoro
(que a sus pechos la criaba)
murió, dejando esa niña
huérfana y abandonada:
y mi Lucinda, olvidando
por la ajena su desgracia,
nueva y cariñosa madre,
la sustenta y la regala.
ANDRÉS¡Si yo lo dije! ¡Si es buena,
si es un ángel!
LUCINDA(Dentro.) ¿Quién quiere agua?
MARTÍNEs ella: déjanos solos.
ANDRÉS¡Adiós, ducados del alma! (Vase)

Escena VIII
LUCINDA, D. MARTÍN. Baja Lucinda de la montaña con un
cántaro al brazo.
CANCIÓN
LUCINDA ¡Agua fría!
¿Quién la bebe?
La llevo como la nieve,
para mi niña María.
__
Cuando al margen me inclino,
de clara fuente
blanca, pura, y serena,
veo mi frente.
Pura y en calma,
si a la conciencia miro,
veo mi alma.
__
¡Agua fría! etc.
__
Dicen que es de la fuente
grato el murmullo,
que al pastor en la siesta
sirve de arrullo.
¡Pobres pastores!
no han oído a mi amante
cantando amores.
__
¡Agua fría!
__
¿Quién la bebe?
La llevo como la nieve,
para mi niña María.
__
MARTÍNDame de beber, Lucinda,
porque me abrasa la sed.
LUCINDAAcérquese su merced.
MARTÍN¡Oh qué donosa! ¡Qué linda!
LUCINDAVos lo decís.
MARTÍN Y el remanso
de la fuente.
LUCINDA(Presentándole el cántaro.) Beba luego.
MARTÍNMalo es beber sin sosiego,
y a tu lado no hay descanso.
LUCINDA(Retira el cántaro.)
¿Cómo ha de poner la boca
en mi cántaro de barro
galán tan noble y bizarro?
Si lo imaginé, fui loca.
El agua pura y sencilla
que brota en rústica fuente,
no satisface a la gente
remilgada de la villa.
Al fondo del manantial
ver no quiere limpia arena,
que no encuentra el agua buena
sino en vaso de metal.
Bébala en copas de cobre,
o de plata, el caballero,
y quede el raudal rastrero
para los labios del pobre.
MARTÍN¿Broncos labios de aldeano
a mi fuente han de tocar?
Yo me la sabré guardar.
LUCINDA¿Perro sois del hortelano?
MARTÍNNo, que te amo.
LUCINDA ¡Buena es esa!,
¿de amores me habláis ahora?
De fuentes con la aguadora:
de amores... con la condesa.
MARTÍNCelosa estás...
(Queriendo tomarle una mano.)
LUCINDA(Levantando el cántaro.) Si se arrima...
MARTÍNCorazón y fe te guardo.
Sólo en tus amores ardo.
LUCINDA¡Que le echo el cántaro encima!
MARTÍNNo me quieres.
LUCINDA Soy muy pobre
para vuestra señoría.
MARTÍN¿Por ventura es culpa mía
el que la hacienda me sobre?
Aunque al brillo de su fama
mi padre me sacrifica,
yo te adoro.
LUCINDA Soy muy rica
para serviros de dama.
MARTÍNMe agravias. Quiero tu mano.
LUCINDA¿Vos la queréis? Os la niego.
MARTÍN¡Y vendrás hablando luego
del perro del hortelano!
LUCINDAAdvertid que sois hidalgo,
que os mira toda Vizcaya;
y que yo, aunque humilde... ¡vaya!
yo, señor, también soy algo.
Y siendo vuestros deseos,
imposibles, como son,
manda mi reputación
que os dejéis de galanteos.
MARTÍNNací en Vizcaya: vencer
imposibles es mi afán.
Pero, ¿dónde, dónde están
que no los alcanzo a ver?
LUCINDACiego estaréis.
MARTÍN Habla claro.
LUCINDAPensad, señor, en María.
¿Yo abandonarla podría?
Jamás.
MARTÍN ¿Y ése es tu reparo?
Tu ventura y juventud
a María sacrificas.
Mujeres habrá más ricas;
ninguna con más virtud.
Ya el destino no te aflija
de esa niña a quien prefieres.
¿Cual hija tuya la quieres?
Yo la adoptaré por hija.
LUCINDADon Martín...
MARTÍN ¡Tuyo es mi amor!
Tuyo cuanto tengo y valgo.
LUCINDA¡Si supierais, buen hidalgo!...
Pero callar es mejor.
MARTÍN¿Serás mía?
LUCINDA Eso jamás.
MARTÍN¿Por qué?
LUCINDA Por vuestro respeto:
mas siempre amaros prometo.
MARTÍN¿Como a María?
LUCINDA Y aún más.
MARTÍNY yo que te miro ufano
colmar toda mi ambición,
pues gané tu corazón,
dueño seré de tu mano.
Haciendo de amor alarde,
pese a tu tosco pellico,
te elegiré en el zorcico
que he de bailar esta tarde.
LUCINDAGracias. ¿No bebéis, señor?
MARTÍNUn beso apague mi sed.
(Tomándole la mano que besa con afán.)
LUCINDAMucho bebe su merced.
¿Es hidrópico?
MARTÍN De amor.
LUCINDACuide que no tendrá cura
si con el mal se encariña.
Soltad, que aguarda mi niña.
(Entra en su casa a dejar el cántaro.)
MARTÍN¡Bien haya tu donosura!
(Vuelve a salir Lucinda.)
¿Te vas?
LUCINDA De mi amor en pos;
que espera en la romería.
MARTÍN¡Falsa!, ¿qué amor?
LUCINDA Mi María.
¿Todo ha de ser para vos? (Vase.)

Escena IX
MARTÍN.
¡Aguadora de los cielos,
no te tardes, vuelve aquí,
que si te aleja de mí,
tendré de tu niña celos!
ROMANCE
De mi Lucinda al lado,
veo la luz más pura;
el aire embalsamado
me orea con frescura:
baña mi pecho férvido
rocío matinal.
Es que en su frente brilla
la cándida inocencia
que su virtud sencilla
desparce rica esencia;
es que destila bálsamo
su aliento virginal.

Escena X
La CONDESA, la Dueña saliendo del santuario, D. MARTÍN.
DUEÑAYa está el hidalgo en campaña.
CONDESADéjame a solas con él. (Fuere la Dueña.)
MARTÍN(La Condesa.)
(Se acercan y hacen cortesías.)
CONDESA Recibid
mi sincero parabién.
MARTÍN¿De hallaros aquí? Lo admito.
CONDESANo; de que vais a poner
el zorcico. Por supuesto
que escogida ya tendréis
vuestra pareja...
MARTÍN ¿Quién sabe?
CONDESA(Con ironía.) ¡Qué incertidumbre cruel!
Como de damas se trata
tiemblo ya... no sé por qué.
¿Será la reina del baile
digna de tan alta prez?
MARTÍNEspero en Dios que así sea.
CONDESAEntonces... me equivoqué.
Perdonad, amigo mío,
si de vos pude temer
un olvido... más aún...
MARTÍN¿Más?...
CONDESA Una ridiculez.
MARTÍNPor eso, dejando el templo,
llena de unción y de fe
venís a salvarme... Gracias,
gracias por tanto interés.
CONDESASintiera que se riesen
de vos
MARTÍN ¿De mí?
CONDESA Os quiero bien.
MARTÍNEso no puedo dudarlo.
Mas la elección que he de hacer
no dará risa.
CONDESA ¿Dará
asombro?
MARTÍN Envidia tal vez.
CONDESA¿A los hombres?
MARTÍN Por supuesto.
¿A quién había de ser?
CONDESAVer ya anhelo ese prodigio.
Describrídmelo.
MARTÍN Sí haré.
Es, señora, mi elegida
(reparad si escojo bien)
la perla de nuestros mares,
la flor de nuestro vergel.
Su pureza es la pureza
de la aurora en el Edén...
CONDESABasta. Todo eso, y aun...
algo que vos ignoráis, yo sé.
MARTÍN¿Que yo ignoro?
CONDESA Vos tan sólo;
vos, que ciego parecéis.
Leed esa carta. (Dale un papel.)
MARTÍN ¡Cielos! (Lee.)
«A la Condesa de Larrea. -Os voy a confiar un secreto de
estado. Siete años hace que el rey D. Fernando trató en
Vizcaya de amores con una desconocida.»
(Interrumpiéndose.)
Pero ¿qué tiene que ver
Lucinda con esa historia?
CONDESA(Con fingida sorpresa.)
¿Cómo? ¿A Lucinda escogéis?
¡Pobre hidalgo! Sois muy poco
para hembras de ese jaez.
Debe en los regios pensiles
vuestra azucena crecer.
MARTÍN¿Qué decís?
CONDESA Remonta el vuelo
con soberana altivez
la casta paloma. Aspira
a brillar bajo el dosel
la perla de nuestros mares.
¡Cuán poco favor la hacéis!
MARTÍNPues qué... ¿Lucinda?...
CONDESA ¡Insensato!
Ella es la dama del rey.
__
DÚO
MARTÍNEs calumnia, vil mentira
de la infame muchedumbre.
Ella es pura cual la aurora,
cual la nieve de la cumbre.
Vil calumnia mancha pérfida
su virtud angelical.
CONDESA¡Pobre hidalgo! ¡Cuál delira!
Creyó el humo viva lumbre.
Será mofa desde ahora
de la ociosa muchedumbre.
¡Pobre hidalgo! Con fe cándida
la soñaba una vestal.
MARTÍN Quiero una prueba.
CONDESA Ciento tenéis.
MARTÍN ¡Pronto!
CONDESA María
vale por cien.
MARTÍN Amor de madre
la tiene a fe.
CONDESA Madre es Lucinda
MARTÍN¡Mentís!
CONDESA Leed.
(Señalándole el papel. D. Martín concluye de recorrerlo
con la vista y queda abismado.)
MARTÍN ¡Cuando mi alma
te dio la palma,
tú me engañaste,
traidora, así!
¡Castigue el mundo
tu fingimiento,
y el mal que siento
se doble en ti!
CONDESA (Pura mi alma
te da la palma.
Vuelve los ojos,
vuelve hacia mí.
Yo no te engaño,
yo no te miento;
digna me siento, digna de ti.)
MARTÍN¡Yo tan pura la juzgaba
cual la nieve de la cumbre,
y la pérfida manchaba
su virtud angelical!
Cuando mi alma, etc.
CONDESA Pura mi alma, etc.
__
MARTÍN¡Es imposible, imposible!
Quiero leerlo otra vez. (Lee.)
«...Trató en Vizcaya de amores con una desconocida,
la cual dio a luz, hace seis años, en el caserío de
Aizmendi, una niña, a quien puso por nombre María. S. A.
ignora este suceso. La reina doña Isabel, a cuya noticia
ha llegado, quiere atender a madre e hija, casando a la
primera según su clase, y dando la crianza debida a la
segunda. He mandado algunos emisarios para buscarlas, y
así que parezcan, casad a la dama, y enviadnos a la niña
con una aya virtuosa. -GUILLÉN DE CÁRDENAS.»
CONDESA¿La niña de Esa Lucinda
no tiene seis años?
MARTÍN(Con abatimiento) Seis.
CONDESANo es Aizmendi el caserío
que habitaban hace un mes?
¿No es voz general del pueblo?...
MARTÍNBasta, no me atormentéis.
CONDESASu amor maternal la vende.
MARTÍNCierto.
CONDESA Os juro en fin... ¿por quién?
por la tumba de mi hermana,
-que yace ahí dentro a los pies
de la Virgen-, que la creo
culpable, que esta es mi fe.
MARTÍNBasta... Y esos emisarios...
CONDESASilencio: aquí los tenéis.
(Se ocultan los dos entre los árboles.)

Escena XI
PANCRACIO, EMISARIOS.
CANTADO
EMIS.¿Queréis decirnos, señor Pancracio,
a qué venimos en pelotón
desde la corte?
PANC. Vamos despacio:
sabréis, amigos, cuanto sé yo.
EMIS.¿Qué miedo infunden estas comarcas,
siempre leales a su señor?
¿Qué se recelan nuestros monarcas?
PANC.Es de otra especie mi comisión.
A vuestras manos hábiles
confío, ilustres fámulos,
encargos honoríficos.
EMIS.Ya basta de preámbulos.
PANC.Busquemos una tórtola
cuyos arrullos cándidos
en el augusto tímpano
resuenen... (¡Soy un bárbaro!
De aquesta hazaña el mérito
me roban estos zánganos
si descubrieren... Integras
quiero las glorias... ¡Animo!)
EMIS.Su nombre.
PANC. Es dama... anónima.
EMIS.Sus señas.
PANC. ¡Voto al chápiro!
Llegad aquí. (Embrollémoslos.
Son todavía párvulos.)
(Divide el coro en dos grupos, uno a la izquierda, otro
a la derecha, y se dirige a cada uno de ellos
alternativamente.)
Quince abriles, -muy jamona,
tez morena, -blanca y rubia,
pie donoso, -pie disforme,
pelinegra, -pelibruja.
Lindo talle, -como un saco,
macarena, -mofletuda,
dulce, afable, -fosca, huraña,
son las señas, -¡qué figura!
EMIS. DE LA DER.Quince abriles,
tez morena,
pie donoso,
pelinegra.
Lindo talle,
macarena,
dulce, afable,
son las señas .
EMIS. DE LA IZQ.Muy jamona,
blanca y rubia,
pie disforme,
pelibruja.
Como un saco,
mofletuda,
fosca, huraña,
¡qué figura!
PANC.(A los de la derecha.)
¿Estuve bien explícito?
EMIS.¡Muy claro; sí, señor!
PANC.(A los de la izquierda.)
¿Dudar os será lícito?
EMIS.¿Con tales señas?... No.
(Retiránse los dos coros, cada cual por su lado, y
Pancracio llama por señas a los de la derecha.)
PANC.(A la reina de Castilla
gran servicio prestará
quien espíe cuantos pasos
esos tunos van a dar.
CORO DE LA DER.¡Ya!
Espiemos cuantos pasos
esos tunos van a dar.)
(Retíranse hacia la derecha. Pancracio llama por señas a
los de la izquierda.)
PANC.(¡Ojo, alerta con aquéllos
que vendidos son quizás!
Don Fernando lo previene.
Id, sus pasos espiad.
CORO DE LA IZQ.¡Ah!...
¡Ojo alerta con aquéllos
que vendidos son quizás!)
(Los dos coros repiten a una su estribillo.)
PANC.Ya se alejan recelosos.
¡Buen fregado se armará!

Escena XII
PANCRACIO.¡Que en la frente me la claven
si dan ellos con la dama!
Ya traigo el retrato aquí.
Pero ese mutil ¿dónde anda?
Se afufó. Quizá bebiendo
en esas tiendas... (Sale de la escena.)

Escena XIII
D. MARTÍN, la CONDESA, deteniéndole.
MARTÍN Ya basta.
CONDESAAdvertid...
MARTÍN Dejadme. Quiero
confundir a la villana.
(Éntrase en casa de Lucinda. En el semblante de la
Condesa se pinta la satisfacción. Sale la dueña por
donde se fue.)

Escena XIV
La CONDESA, la DUEÑA.
DUEÑA¿Estorbo aún?
CONDESA ¿A qué vuelves?
DUEÑA¿Pues no sabéis lo que pasa?
La dama del rey...
CONDESA ¿Te han dicho?
DUEÑATrae la aldea alborotada.
Gentes hay que a vos os cuelgan
ese milagro.
CONDESA ¡Qué infamia!
¿Y tú no habrás contestado?...
DUEÑAQue con la reina os hallabais
en Castilla; que ha diez años
que salisteis de Vizcaya...
que volvisteis ha dos meses...
Mas cuentan tales patrañas
de viajes y de aventuras,
de salidas y de entradas
en vuestro palacio...
CONDESA ¡Infames!
¡Esto en desacato raya!
Antes que todo es mi honra.
Descubriré a la culpada.
(Dice este último verso al ver salir a Pancracio, y se
tapa con el manto.)

Escena XV
DICHAS, PANCRACIO.
CONDESA¡Ce! ¿Hidalgo?
PANC. Princesa mía...
¿Úsanse aquí las tapadas
como en Castilla?
CONDESA Os conozco.
PANC.No tengo yo dicha tanta.
(Queriendo apartar el manto.)
CONDESASois curioso.
PANC.Soy galán.
CONDESASois... alguacil.
PANC. (Me dio caza.)
CONDESANo entre damas principales
busquéis la que al rey agrada.
PANC.¿Sabéis?...
CONDESA Todo acá se sabe.
PANC.Con que...
CONDESA En la aldea buscadla.
PANC.¿Se ha disfrazado?
CONDESA De honesta.
PANC.¿Rústica?
CONDESA Como unas zarzas.
PANC.¿Y vive?...
CONDESA En este lugar.
PANC.¿Dónde?
CONDESA Cerca es la posada.
PANC.¿Y la niña?
CONDESA Anda con ella.
PANC.Pero su nombre...
CONDESA Se llama
Lucinda.
PANC. Y decidme...
CONDESA(Viendo venir a Andrés.) (¡Andrés!)
Si sois buen lebrel, cazadla.
(Fuere con la Dueña.)

Escena XVI
PANCRACIO, ANDRÉS.
PANC.Se va sin darme las señas...
¡Hola! ¿Aquí estás, buena alhaja?
(Viendo a Andrés)
¿Dónde vive... este retrato? (Muéstraselo.)
ANDRÉS¡Calle! ¿El retrato de marras?
¡Buen lejos tiene!
PANC. Está hablando.
ANDRÉS¿Sí? Pues él dirá su casa.
Abur.
PANC.(Deteniéndole.) Míralo y responde.
ANDRÉSYo he visto ese rostro... ¡Calla!
(Examinando el retrato.)
¿La dama del rey es esa?
PANC.La misma que viste y calza.
ANDRÉS¡La inocente, la...! ¡Imposible!
PANC.Del rey en la propia estancia
hallóle la reina. Es ella;
Lucinda.
ANDRÉS ¿Lucinda? ¡Infamia!
Venid; corre de mi cuenta
descubrir a la taimada. (Vanse.)

Escena XVII
D. MARTÍN, LUCINDA.
MARTÍN(Saliendo de casa de Lucinda.)
¡Ah! ¡tanto esperar me aburre!
(Aparece Lucinda por el lado opuesto.)
Al fin os llego a encontrar.
Tenemos los dos que hablar
sin testigos.
LUCINDA Pues ¿qué ocurre?
Parece que alguna mosca
ponzoñosa os ha picado.
¡Vaya un gesto avinagrado!
¡Jesús, que cara tan hosca!
MARTÍNLucinda...
LUCINDA ¡Tomad el aire
grave, muy grave, cual yo!
¡Lucinda! (Remedándole.)
MARTÍN (¡Pérfida! No;
es gracia, ese donaire...)
LUCINDAVamos que ya estoy en ascuas
y hará al fin que llore y pene.
Y por cierto que me tiene
más contenta que unas pascuas.
¡Con un humor tan extraño
la tarde de romería!
¿Y erais vos el que quería
ser hoy mi galán? ¡Mal año!
MARTÍNLa duda con que batalla
mi corazón, es horrenda.
LUCINDASi quiere que se le entienda
hable claro.
MARTÍN ¡Calla, calla!
tu buen humor no me explico.
LUCINDAPues, señor, es fuerte empeño.
¿Con que, cuando él tiene ceño
todos los demás, de hocico?
MARTÍNAlgunas veces la historia
de María me has contado.
Dímela.-Se me ha olvidado.
LUCINDA(Resentida.) ¡Qué flaco sois de memoria!
Quince años tendría yo,
cuando, en noche borrascosa,
una señora llorosa
a mi cabaña llegó.
Acongojada pedía
remedio a su deshonor.
Con el secreto mayor,
allí dio a luz a María.
MARTÍN(¡Dios mío! ¿Será eso cierto?)
LUCINDAFuese: un día pregunté
por ella a mi madre...
MARTÍN ¿Y qué?
LUCINDAMi madre dijo... «Ha muerto».
MARTÍNSu nombre...
LUCINDA ¿Podéis dudar?
MARTÍNDilo y te creo.
LUCINDA Eso no.
Mi madre me lo exigió...
MARTÍN¡Su nombre!
LUCINDA Juré callar.
MARTÍNCon mucho artificio labras
ese patético invento.
Voy a contarte otro cuento.
LUCINDA¡Te burlas!
MARTÍN En dos palabras:
Con cierta humilde doncella
el rey de amores trató;
de su esposa se olvidó
algunos días por ella.
LUCINDA(¡Ah!)
MARTÍN (La vende el corazón).
LUCINDA¿Con que el rey...
MARTÍN Franca contesta
si debo darte en la fiesta
pruebas de mi estimación.
LUCINDA¡No me las deis, caballero,
aunque mi fama padezca;
no por que no las merezca,
sino por que no las quiero.
Pues aunque pobre, sencilla,
y sola en esta comarca,
no me humillo ni al monarca!
MARTÍNEs que el rey a ti se humilla.
LUCINDA¿Cómo?
MARTÍN Huiste de Fernando
por vergüenza o por despecho.
Tu orgullo está satisfecho:
ya el rey te viene buscando.
__
DÚO
LUCINDA¡No es cierto!, ¡tú me engañas!
MARTÍNTe digo la verdad.
Llegaron a Begoña
sus emisarios ya.
LUCINDA¡Dios mío!
MARTÍN ¿Por qué tiemblas?
LUCINDA¡Me marcho!
MARTÍN ¿Adónde vas?
LUCINDA¡Mi encanto, mi tesoro
me vienen a robar!
MARTÍNNo hay duda; todo es cierto;
confiesa la verdad.
LUCINDA¡Hija del alma mía!
¡Sin ti voy a quedar!
MARTÍNConfiesa...
LUCINDA ¡Desdichada!
MARTÍNDime...
LUCINDA No apures más.
De un alma que te adora
siquiera ten piedad.
MARTÍNMil veces más digno de lástima y duelo
quien pone sus ojos en cándida flor;
la coge, la besa, y un rayo del cielo
le muestra que abrojos besaba en su ardor.
LUCINDACorriendo tranquila mi vida entre flores,
al ósculo blando de niña sin par,
reía, jugaba... mas hoy tus rigores
mi honor, mi ventura me quieren robar.

Escena XVIII
DICHOS, ALDEANAS.
ALD.(Cruzando la escena.)
La dama misteriosa
Se alberga en el lugar,
La buscan de la corte.
¡Dios mío! ¿Quién será?
(Desaparecen.)

Escena XIX
LUCINDA, D. MARTÍN.
MARTÍN¿Lo oíste?
LUCINDA ¡Desdichada!
MARTÍNDime...
LUCINDA No apures más:
de un alma que te adora
siquiera ten piedad.
MARTÍNCreerte es ya ridículo;
amarte fuera necio.
Si me engañaste pérfida,
me vengará el desprecio.
Rotos están los vínculos
de mi fatal pasión:
mi amor será la víctima,
mi pobre corazón.
LUCINDASi juro ante el empíreo
mi amor y mi inocencia,
sin escucharme, bárbaro,
fulminas mi sentencia.
Rotos están los vínculos
de mi fatal pasión.
¡Mi honor será la víctima,
mi pobre corazón!

LUCINDA¡Adiós para siempre!
MARTÍN No.
Detente.
LUCINDA ¡Por caridad
dejadme, señor hidalgo!
No me atormentéis ya más.
MARTÍN¡Sí! vete, mujer perjura,
corre a dejarte robar
por los viles mensajeros
que hasta el rey te llevarán.
(Empieza a salir gente)
La gente aquí se reúne,
la danza ya va a empezar.
Vete: propicia es la hora;
ninguno te espiará.
LUCINDA¿Qué dices?
MARTÍN Vete.
LUCINDA ¡Me quedo...
y tú me defenderás!

Escena XX
La CONDESA, la DUEÑA, DAMAS y ALDEANAS, el FIEL REGIDOR,
CABALLEROS, TAMBORILEROS, COMPARSAS, DON MARTÍN,
LUCINDA. Precedido de los tamborileros y comparsas que
ejecutan algunas mudanzas, sale el Fiel regidor: le
acompañan aldeanos. Al final de la escena anterior, han
empezado a salir de todas partes damas y caballeros, y
entre aquéllas la Condesa y la Dueña, todos de gala. -La
Condesa permanece a un lado como en observación. El Fiel
regidor se adelanta, dirgiéndose a D. Martín.
REGIDOR¡Cuando os plazca, don Martín,
el zorcizo empezará!
MARTÍNCuando gustéis.
REGIDOR A Lucinda
de compañera os darán.
Vuestra elección respetamos.
MARTÍNLucinda... (¡Eso no!) Esperad.
CONDESA(Me designa.)
LUCINDA (Titubea.)
MARTÍN(Yo deshonrarla, ¡jamás!)
(Al regidor en voz alta)
Sí, bailaré con Lucinda
LUCINDA(Adelantándose y asiendo la mano de Martín)
Soy vuestra esclava.
CONDESA(Adelantándose también.) Apartad.
LUCINDA(Mirando fijamente a la Condesa.)
¡Jesús!
CONDESA No puede en la danza
parte esta mujer tomar.
Emisarios de la corte
se han apoderado ya
de su hija.
LUCINDA ¿De María?
¡Hija del alma!
CONDESA(Al pueblo.) ¿Escucháis?
La dama del rey es ésta.
TODOS¡La dama del rey!
LUCINDA ¡Piedad!
__
ANDRÉSCORO GEN.
Así termina tanta reyerta.
La dama incógnita ya pareció.
¡Qué linda maula! ¡Qué mosca muerta!
Del agua mansa me libre Dios.
LUCINDA(Dirigiendo los ojos al santuario.)
Tú que del cielo, santa patrona,
ves mi inocencia, ves mi dolor,
mi honor ampara, mi causa abona,
muera olvidada, sin honra no.
MARTÍNYo te adoraba, dulce paloma,
por tu inocencia, por tu candor.
Vidrio empañado, flor sin aroma,
hoy te desecha mi corazón.
CONDESA(A Martín.)
Se te enroscaba sierpe atrevida,
pero mi mano te la arrancó;
si al pecho sientes profunda herida
tengo de amores bálsamo yo.

Escena XXI
ANDRÉS, PANCRACIO, DICHOS.
ANDRÉSVenid, amigo mío:
llegó el momento.
Tanta superchería
yo no consiento.
La dama es ésa.
(Señalando a la Condesa.)
CONDESALucinda.
ANDRÉS No es Lucinda
CORO¿Quién?
ANDRÉS La Condesa.
CONDESA(A Pancracio.)
¡Tal calumnia en el pecho
de un castellano!
COROMirad que el rey le envía.
CONDESA ¡Miente el villano!
PANC. ¿No os hace mella?
(Al pueblo.) Ved aquí su retrato.
TODOS(Menos la Condesa.)
¡Cielos! ¡Es ella!
AND. y COROS¡La Condesa! ¿Quién diría?
¿Quién lo había de pensar?
¡Y acusaba a la aldeana!
¡Qué villana! ¡Qué maldad!
CONDESA(A Pancracio.)
Infamasteis a una dama.
Tosca trama preparáis.
Tal calumnia, tal vileza
hoy su alteza vengará.
PANC.Al retrato yo me atengo:
dama tengo que llevar.
¡Oh, señora, no se aflija!
¿Vuestra hija, dónde está.
LUCINDA¡No era muerta! ¡Madre mía,
Dios la envía a reparar
los agravios que me ha hecho!
Su despecho siento ya.
MARTÍN(A la Condesa)
¡Todo falso, todo intriga!
Dios castiga tu maldad.
Sabrá siempre mi desprecio
tu amor necio rechazar.
__
CONDESADescanso en el testimonio
de mi conciencia leal.
Destrúyese la impostura
tan solo con recordar
que cuando el rey vino aquí
yo me hallaba en Madrigal
con la reina.
MARTÍN ¿Es cierto?
TODOS Cierto.
CONDESAQuiero, con todo, dejar
como el firmamento pura
mi fama. Venid acá. (A Lucinda.)
¿Soy la dama de su alteza?
LUCINDANo intentéis...
ANDRÉS(A Lucinda.)
(Desembuchad.
¿Ella se mordió la lengua
por ventura?)
CONDESA Presto ya,
que la dilación me ofende.
¿Soy la dama?
LUCINDA(Después de haber mirado a D. Martín)
Sí.
ANDRÉS ¿Qué tal.
CONDESADejadnos solos.
(Retíranse todos menos la Condesa y Lucinda.)

Escena XXII
La CONDESA, LUCINDA.
CONDESA Y ahora
que sólo Dios nos escucha,
¿osáis repetir...
LUCINDA Que es mucha
vuestra imprudencia, señora.
CONDESA¡Oh, la tuya es insolente!
¿Los ojos alzas a mí?
LUCINDABajar una noche os vi
ante mis ojos la frente.
CONDESA¡Deliras!...
LUCINDA Cuando María
vio la luz en mi cabaña.
CONDESATu pertinacia me extraña.
LUCINDA¡Bien se os parece, a fe mía!
¡Qué agradecida mujer
parecíais al salir!
Ojos que os vieron partir
nunca os han visto volver!
CONDESA¡Yo un día en tu caserío!
¡Yo haberte hablado jamás!
¡Yo madre! ¿Yo? Loca estás:
de tus insultos me río.
LUCINDANo encuentro nombre que cuadre
a tan duro proceder.
¿Su madre no queréis ser?
Yo la serviré de madre.
Le daré el amor profundo
que impía la negáis vos.
Seré honrada para Dios,
y sedlo vos para el mundo.
CONDESA¿Sabéis quién soy, por ventura?
LUCINDAMi madre os llamó
en la aldea la Condesa de Larrea.
CONDESA¿Cuándo?
LUCINDA Cuando la aventura.
CONDESA¿Mientes?...
LUCINDA(Con solemnidad.)
Dios nos juzga.
CONDESA(Procurando atajar sus palabras.)
¡Oh, no!
¡Calla! (¡Recelos extraños!...)
¿Cuánto hace de eso?
LUCINDA Seis años.
CONDESAAún no era condesa yo.
¿Dijo su nombre?
LUCINDA No atino...
CONDESA¿Cuál era su nombre?... ¡Acaba!
LUCINDADoña Juana se llamaba.
CONDESA¡Mi hermana! ¡Poder divino!
Cuando en ciego frenesí
quise inmolarte a mis celos,
¡esto es lo que encuentro, cielos!
LUCINDASeñora...
CONDESA(Abrazándola.)
¡Y yo te ofendí!
Guardaste limpio el honor
del nombre ilustre que llevo:
poco es sincerarte, debo
sacrificarte mi amor.

Escena XXIII
DICHAS, PANCRACIO, MARTÍN, ANDRÉS, DUEÑA, Comparsas de
toda especie.
PANC.No más dilación, Condesa
Por arte... de los infiernos
pescaron mis subalternos
a la niña. Daos presa.
Vamos.
CONDESA Téngase el hidalgo.
ANDRÉSMuerda la dama el anzuelo.
CONDESALa dama está ya en el cielo.
PANC.¿En el cielo?
ANDRÉS(A Pancracio) Échala un galgo.
MARTÍN¡Qué escucho!
CONDESA Aclame Vizcaya
tu virtud, Lucinda hermosa.
Serás de Martín la esposa,
serás de María el aya.
(Llevando a Martín y Lucinda al proscenio.)
Doña Juana de Larrea
fue gemela hermana mía
y murió en el mismo día
que salió de vuestra aldea.
Así salvó su memoria
a costa de su existencia.
Hay con mi loca imprudencia
hice pública su historia.
MARTÍN(A Lucinda.) ¡Bien del alma idolatrado!
¿Cómo borraré mi ofensa?
LUCINDA(A Andrés.) Toma, Andrés, en recompensa
de que mi honor has salvado.
(Dale una sortija.)
ANDRÉSEs piedra de buena lumbre;
mas me sobra con tu afecto.
MARTÍNTómalo, Andrés.
ANDRÉS En efecto.
por no perder la costumbre.
DUEÑA(A Andrés.) ¡Bellaco!
ANDRÉS Joyas o pesos
recibo de todos hoy.
Vos sola faltáis. (A la Dueña.)
DUEÑA Yo doy
lo que tengo. (Dale un bofetón.)
ANDRÉS Es decir... huesos.
(Gritos repetidos primero afuera y luego adentro.
¡La reina! ¡viva la reina! Repique de campanas,
disparos, músicas, etc.)

Escena última
Al fondo de la montaña aparece la REINA, que al divisar
el santuario ha descendido de una litera. Saluda a la
Virgen y al pueblo que la aclama. Acompáñanla DAMAS,
CABALLEROS, PAJES y ALDEANOS. El FIEL REGIDOR le rinde
la vara. La CONDESA se dirige hacia Su Alteza, llevando
de la mano a LUCINDA y MARTÍN, que se arrodillan a sus
pies. La REINA, con mucha dignidad y dulzura, une las
manos de los desposados y se dirige a la ermita. Apenas
ha dado algunos pasos, sin descender a las tablas, cae
el telón.
ZORCICO
CORO
La reina bienhechora
los santos fueros
viene a jurar.
Saluda a tu señora,
la buena madre,
feliz solar.
Trono un peñasco pobre:
copudo roble
será el dosel.
Latidos las entrañas
de las montañas
den a Isabel.
FIN DE LA ZARZUELA

La dama del Rey
Francisco Navarro Villoslada

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Central Hispano 1999-2000

 

 

 

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