José Zorrilla

 

Cada cual con su razón


 


PERSONAJESACTORES
El Rey Don Felipe IV.................................D.
José García Luna.
El Marqués de Vélez..................................D.
Pedro López.
Don
Pedro.................................................D.
Juan Lombía.
Doña
Elvira................................................Doña
Bárbara Lamadrid.
Inés............................................................Doña
Jerónima Llorente.
El Conde Don Guillén.................................D.
N. Lumbreras.
Un Alcalde de Corte, ronda y soldados.

La escena en Madrid. El acto primero en el jardín de Doña Elvira; el
segundo y tercero en la antesala de su habitación. La acción empieza
el 21 de Septiembre de1..., á las once de la noche, y concluye al
día siguiente á la misma hora.

Acto primero
Noche, y jardín de D.ª Elvira.-Á un lado un asiento de piedra.-En el
fondo la casa de D.ª Elvira con rejas y balcones, y más á la derecha
una puertecilla que da del jardín á la calle.

ESCENA PRIMERA
DOÑA ELVIRA y DON PEDRO.

PEDRO Decidme al menos su nombre.
ELVIRANo le debéis conocer.
PEDROY eso, ¿no es darme á entender
que amáis, Elvira, á ese hombre?
ELVIRAYa dije que es un secreto.
PEDROMas si el secreto no sé,
¿cómo de él me fiaré?
ELVIRAPor mi palabra sujeto.
Yo os amo, don Pedro, á vos;
mas creedme, y no os asombre,
os juro á Dios que de ese hombre
necesitamos los dos.
PEDRONo lo comprendo, señora;
quién soy yo, dónde he nacido,
quiénes mis padres han sido,
estoy ignorando ahora.
Vivo desde que nací
acaso á merced ajena,
sin que pudiera mi pena
llegar á costumbre en mí.
Siempre (¡inocente quizás!),
tan negro destino lloro,
mas cuando sé que os adoro
no necesito yo más.
ELVIRADon Pedro, sin freno vais
buscando mi perdición.
PEDROMe haréis perder la razón.
ELVIRANada de ese hombre temáis.
PEDRO¿Que nada tema decís
de un hombre que os enamora,
cuando estoy viendo, señora,
que favores le admitís?
ELVIRA¡Hay, don Pedro, tal afán!
Pues ¿yo misma no os lo digo?
Puede ese hombre ser mi amigo;
pero nunca mi galán.
PEDROY ¿cómo creeros puedo
si sé que os habla de amor?
No dudo de vuestro honor,
mas tengo á su audacia miedo.
Cuando os contemplo con él,
Elvira, en conversación,
me rebosa el corazón
en lugar de sangre, hiel.
Vos me lo habéis suplicado
ante mí puesta de hinojos,
y aunque es para darme enojos,
con causa os habréis hallado.
Pues tan liviana no os creo
que para mentir mejor
hicierais mi propio amor
segundo con tal devaneo.
Obedezco, lloro, y callo
sentencias de vuestra boca,
porque al fin sólo le toca
obedecer al vasallo.
Mas en causa tan sagrada,
aun isiendo mi propio hermano,
echara menos la mano
el gavilán de mi espada.
ELVIRAPor medio, don Pedro, estoy
en tan espinoso asunto,
y os ruego que en él, ni un punto
os olvidéis de quién soy.
PEDROEso solo me contiene,
y si es fuerza que os lo diga,
eso tan sólo me obliga
á respetar al que viene.
Que os juro que de otro modo,
si en mi razón me fiara,
en la calle le esperara
atropellando por todo.
ELVIRABien; pues os vuelvo á advertir
que en paz á ese hombre dejéis,
y no más me preguntéis,
que no os puedo más decir.
PEDRONo más os preguntaré
pues tal es vuestra sentencia,
mas si podrá mi paciencia
tener á raya, no sé.
ELVIRACómo la tenéis mirad,
que porque me importa mucho,
al preveníroslo lucho
con mi propia voluntad.
Mandároslo no quisiera,
mas á faltarme él ó vos,
don Pedro, de entre los dos
yo no sé á cuál eligiera.
PEDRO¡Loco me habéis de volver!
¡No es, decís, vuestro galán,
y evitáis con tanto afán
cuanto le puede ofender!
Que me adoráis me decís,
y á vuestro amor siendo fiel,
comparándome con él,
que dudáis me prevenís.
Decidme si podéis, pues,
¿es vuestro padre, señora?
ELVIRANo, por cierto.
PEDRO ¿Es en mal hora
hermano?
ELVIRA No.
PEDRO Pues ¿quién es?
¿Debéisle tantos favores,
vida, hacienda, honor quizás?...
ELVIRANo le debo á ese hombre más
que penas y sinsabores.
PEDRO¿Y le amáis?
ELVIRA No, le respeto.
PEDRO¿Y el respeto solamente
puede en vos...
ELVIRA Andad prudente,
que tocáis en mi secreto.
PEDRO¡Oh! Por cuanto sois y amáis,
fiad el secreto en mí,
que al depositarlo aquí,
en un pozo lo enterráis.
ELVIRADíjeos, don Pedro, que no.
PEDRO¡Morir de celos me haréis!
ELVIRADe celos no os acordéis
mientras os los guarde yo.
PEDROMas ved que es duro castigo
para un amante, señora,
ser, por secretos que ignora,
de ajenas dichas testigo.
Pensad lo cruel del tormento
de esperar puesto en un potro,
sabiendo que tiene otro
entrada en vuestro aposento.
ELVIRA¿En mi aposento? Eso no;
reparad que jardín es.
PEDROPara estar á vuestros pies
por igual lo tengo yo.
Y aun es peor, en verdad,
que un techo de roble ó piedra,
un banco de verde hiedra
y un techo de obscuridad.
ELVIRACallad ya, que me ofendéis;
pues ¿con sospecha tan ruin
á solas en mi jardín,
que estáis conmigo no veis?
Y si soy quien soy con vos,
con quien á casarme voy,
¿dejaré de ser quien soy
con quien odiamos los dos?
Don Pedro, pensadlo bien,
y no así, de celos loco,
tengáis á una dama en poco
sin razón y sin por quién.
PEDRO¿Sin por quién? Pues ¿y ese hombre
a quien vais á recibir?
ELVIRANecio andáis en insistir,
que nunca os dirá su nombre.
Y escuchadme en conclusión,
don Pedro, porque á fe mía
que es ya larga esta porfía
tenga ó no tenga razón.
Yo os amo. ¿Qué más queréis?
No hubo jamás hombre alguno
que no me fuera importuno
desque vos me conocéis.
Si cansado de mi amor
me dejarais inconstante,
no fuera un claustro bastante
para enterrar mi dolor.
Por ello en el alma herida,
olvidando al mismo cielo,
osara en mi desconsuelo
atentar contra mi vida.
Mas es, don Pedro, preciso
que á ese hombre reciba aquí,
y ha de ser, don Pedro, así
aunque importe el Paraíso.
Mirad si causa tendré
cuando así ante vos me humillo.
PEDROAsombrado estoy de oillo,
y aun no lo comprendo, á fe.
¿Que murierais me decís
si yo os dejara de amar;
eso debéis esperar,
y sin embargo, insistís?
ELVIRAEso esperar no debía;
mas ya que desde hoy lo espero,
espero en Dios, caballero,
que os arrepintáis un día.
PEDRO¡Mas lloráis!... Decidme al fin
el secreto, y concluyamos.
ELVIRAMirad, don Pedro, que estamos
á solas en el jardín.
PEDRO¡Oh, tanto dudar me ofende!
¿No puedo ayudaros yo
en ese secreto?
ELVIRA No,
que si se aclara se vende.
PEDRO¡Señora!
ELVIRA Que desconfío
de vos nunca imaginéis;
quien le venda no seréis,
seré yo, porque no es mío.
PEDROUna palabra no más,
y perdonádmela, Elvira:
¿desconfianza os inspira
mi nacimiento quizás?
ELVIRADon Pedro, yo en vos no amé
la cuna en que habéis nacido;
hidalgo os he conocido,
siempre hidalgo os amaré.
Cuando en mi antigua aflicción
me hallasteis, de amor ajena,
vos consolabais mi pena
sin preguntar la razón.
Nada vos sabéis de mí,
ni de vos nada sé yo;
puesto que no nos pesó,
sigamos, don Pedro, así
y retiraos.
PEDRO Adiós,
señora, y ved lo que hacéis.
ELVIRALo que he resuelto sabéis.
REDRODios os guarde.
ELVIRA Va con vos.
Inés, á don Pedro guía
y cierra luego el portal.
(Secreto triste y fatal
que me pone en la agonía.)
(Siéntase en el banco ocultando el rostro con sus manos
con profunda agitación, mientras en el lado opuesto pasa
aparte la segunda escena.)

ESCENA II
DOÑA ELVIRA. DON PEDRO. Después INÉS.

PEDRO ¡Tan rara contradicción
no es posible comprender!
Razón deberá tener,
y muy grande, en mi opinión.
Mas yo sabré la razón
antes de salir de aquí,
y ambos cumplimos así,
pues tengo que en tal aprieto
no vende Elvira un secreto
que sólo yo sorprendí.
INÉS(Con luz.)
Cuando gustéis.
PEDRO Bien está.
(El osado siempre acierta.)
(Á Inés aparte, tomándola por la mano.)
Oye, en llegando á la puerta
con brío un portazo da.
Despídeme en voz tan alta
que se oiga aquí.
INÉS ¿Para qué?
PEDRODe esta casa no saldré.
INÉS¿Eso más?
PEDRO Aun hago falta.
INÉSEs imposible, por Dios.
PEDRO(Mostrando la daga, llevándola aparte.)
Dos recompensas, Inés,
de oro y hierro; elige, pues,
la que quieras de las dos.
INÉSMás...
PEDRO ¡Silencio!
INÉS Luego...
PEDRO Elige.
Si salgo, volveré á entrar.
INÉSPues mirad que, á mi pesar,
la necesidad lo exige.
PEDRONo temas: desde esa reja
quiero escuchar solamente.
INÉS¿No más?
PEDRO No.
INÉS ¿Seréis prudente?
PEDROMi razón me lo aconseja.
INÉSPues vamos.
PEDRO Salgamos, pues,
que es á mi impaciencia tarde.
(Vanse.)
INÉS(Dentro y alto.)
Buenas noches. Dios os guarde.
PEDRO(Dentro y alto.)
Buenas las tengas, Inés.
(Óyese un portazo.)

ESCENA III
Vuelve INÉS al jardín, y al mismo, tiempo asoma DON
PEDRO por la ventana del fondo.

INÉS(Aparte.)
(Grande empeño acometí;
con bien me saquen los cielos.)
PEDRO(En la reja.)
(De mi honor y de mis celos
pongo la atalaya aquí.)
ELVIRA¿Le seguiste?
INÉS Sí, señora.
ELVIRA¿Le conociste?
INÉS No sé.
Mas lo que he visto diré,
que más no puedo.
ELVIRA En buen hora.
INÉSYa de Santiago á la puerta
os aguardaba, á mi ver,
con el otro.
ELVIRA Puede ser.
INÉSSiempre la cara encubierta.
Paréme como esperando,
vióme, miréle, miró,
y al punto me conoció,
Mas siguió disimulando.
Vínose á poco hacia mí,
gané la vuelta á una esquina,
y él porfiado, y yo ladina,
rogó, negué, dió y cedí.
Díjele que en vuestra casa
yo no estoy, pero que en ella
tengo amiga la doncella,
quien me cuenta lo que pasa.
Que atropellando por todo,
si aquí esta noche venía,
que os hablara dispondría,
tomando á mi cuenta el modo.
ELVIRAY ¿le esperas?
INÉS Sí, en verdad.
PEDRO(En la reja.)
(¿Á qué ya aguardar el resto?
¡Voto á Dios, que más es esto
que inconstancia, liviandad!)
ELVIRAY ¿estás segura que es él?
INÉSGran respeto le mostraba
su compañero, y llevaba
lacayo, paje y doncel.
¡Oh! Rico y gallardo mozo
es á fe, que se le vía
una cruz de pedrería
por debajo del embozo.
ELVIRA(Aparte.)
(¡El paje..., el doncel..., la cruz!...
Leales son mis recelos;
prestadme esta noche, cielos,
tiento al labio, al alma luz.)
¿Dístele la llave, Inés?
INÉSSí, señora.
ELVIRA Y ¿no vendrá
solo?
INÉS A fe que tal no hará
si es hidalgo.
ELVIRA Vete, pues.
INÉS(Aparte y marchándose.)
(Al miedo en esta ocasión
debe el tener un testigo.)
PEDRO(Aparte.)
(Lo que no oí como amigo,
oiré como ladrón.)

ESCENA IV
DON PEDRO, en la reja. DOÑA ELVIRA, en el jardín.

ELVIRA Mi don Pedro, perdón si misteriosa
dando á un santo deber rostro liviano,
amiga infiel y amante mentirosa,
tu limpio amor al parecer profano.
Si ora verme pudieras y escucharme,
¡oh! con harta razón me detestaras;
mas cuanta más hallaras para odiarme,
mayor razón para quererme hallaras.
Tú me creyeras á tu amor perjura,
y nunca en tu cariño más constante,
en las tinieblas de la noche obscura
cuanto muestro liviana, guardo amante.
No lo alcanzas, lo sé; mas siempre ignora
este secreto que mi honor no infama,
siempre mi firme corazón te adora,
segura amante ó sospechosa dama.
PEDRO(En la reja.)
¿A qué para venderme, misteriosa,
dar á esotra pasión rostro liviano?
¿Por qué si no me amas, mentirosa,
tu amor me velas á mi amor profano?
¡Oh, si pudieras verme y escucharme,
cómo mi atrevimiento detestaras!
¡Mas si razón tenías para odiarme,
medio mejor de despedirme hallaras!
No así liviana y á tu amor perjura,
acudiendo á misterios de constante,
en el isilencio de la noche obscura
vendieras al galán con el amante.
¡Ése el secreto fué, que ya no ignora
mi alma ofendida y que tu honor infama!
Perdióte al fin mi amor pero aun te adora
segura amante ó sospechosa dama.
ELVIRASiento pasos.
PEDRO Sin duda de esa puerta
dióle las llaves.
ELVIRA ¡Ayudadme, cielos,
que mi inocencia veis!
PEDRO ¡Celos, alerta,
que pues sueños no son, ya no sois celos!

ESCENA V
DON PEDRO, en la reja; D.ª ELVIRA, en el jardín; EL REY
y el conde D. GUILLÉN, por la puertecilla del fondo. El
Rey se adelanta, y el Conde queda guardándole la espalda
casi en el centro del teatro.

REY(Á D. Guillén)
¿Es aquí?
GUILLÉN(Al Rey.)
Sin duda alguna.
REY(Á D. Guillén.)
Llamaremos.
ELVIRA(Aparte.)
Ellos son.
REY(Á D. Guillén.)
Tantas venturas adunas,
que aun no creo en mi fortuna.
PEDRO(Aparte.)
Dios me alumbre la razón.
ELVIRA(Al Rey.)
¿Quién va allá?
REY(Á D.ª Elvira.)
¿Sois vos, señora?
ELVIRAY el de Santiago, ¿sois vos?
REY¿Llego, tal vez, en mal hora?
ELVIRANo, por cierto.; ésta es la hora.
REYObscura noche, ¡por Dios!
ELVIRA¿Qué le hace la obscuridad?
(Se sienta en el banco.)
REYPara sentiros y hablaros,
nada; mas hace, en verdad,
para veros y adoraros.
ELVIRAEsquiva tengo la faz.
REYHermosa como un lucero
os la he visto.
ELVIRA ¿Dónde?
REY En misa.
Y con más espacio infiero
que he de verla.
(Acercándose con audacia.)
ELVIRA ¡Caballero!
REY¿Qué?
ELVIRA Que amáis con mucha prisa.
REY¿Cómo?
ELVIRA Aun no sabéis quién soy,
ni yo vos, y ya queréis
exigir...
REY(Reportándose.)
No; sólo voy
á pediros que os nombréis
por conoceros desde hoy.
ELVIRA(Con indiferencia.)
Llámome Rita Aguilera.
PEDRO(Aparte en la reja.)
¿Habrá desvergüenza tal?
REYPues, Rita, ¡sois hechicera!
ELVIRAYo vuestro nombre os pidiera
si no lo hubiérais á mal.
REY(Con indiferencia.)
Llámanme Juan Benavente,
hijo de opulento hidalgo
de Segovia.
ELVIRA(Aparte)
¡Bien lo miente!
REYHay quien me llama el valiente,
mas poco en el mundo valgo.
ELVIRA¡Oh! No he pensado yo así
al veros.
REYY ¿dónde?
ELVIRA En misa;
noble y valiente os creí,
que por eso os elegí...
REY(Interrumpiéndola.)
También vos amáis de prisa.
ELVIRAHablé con el corazón,
algo indiscreta tal vez;
perdonad...
REY No hallo razón;
palabras sencillas son,
y es la virtud sencillez.
Por una mujer sencilla
anduve loco poco ha.
Lo sabe toda Castilla...
ELVIRA(Interrumpiéndole.)
¿Qué habéis hecho en vuestra villa
que tanto os conocen ya?
REY(Aparte.)
¡Tiene la memoria fiel!
(Alto)
¡Qué queréiís! ¡Era mi novia!
PEDRO(Aparte.)
¡No estudió mal su papel!
ELVIRAConque ¿fuisteis en Segovia
los amantes de Teruel?
Y ¿es muy antigua esa historia?
REYNo tengo exacta memoria.
ELVIRA¡Hermosa sería ella!
REYNo os igualaba en lo bella.
ELVIRADios os la tenga en la gloria.
REYMas ¿qué nos importa ya?
Eso, á más, os probará
que sé amar.
ELVIRA Y eso, igualmente,
prenda para mí será,
señor don Juan Benavente.
(Doña Elvira deja caer un guante. El Rey se baja á
recogerle y la da un beso en la mano.)
REY¿Qué fué?
ELVIRA Dejadlo, es el guante.
REYPermitid que le levante,
y en vuestra mano primero
dulce señal...
(La besa.)
ELVIRA¡Caballero!
REY(Con autoridad.)
Tended la mano adelante.
ELVIRANo será.
REY Os le he de poner,
ó con él me he de quedar.
ELVIRAVos veréis lo que ha de ser,
mas mucho os vais á obligar
si eso os atrevéis á hacer.
REYNo hay obligación penosa
que yo no emprenda por vos,
ELVIRAVedlo bien.
REY Sois muy hermosa,
y negaros cualquier cosa
me fuera en mengua, ¡por Dios!
ELVIRA¿Lo prometéis?
REY Lo prometo.
Ved que es muy noble el sujeto.
REYPues ¿qué habrá que hacer con él?
ELVIRANada; firmar un papel
y guardar ambos secreto.
REYMas ¿á qué mi firma aquí?
Si es que os estorba un galán,
¿no basta, Rita, que así
me lo encomendéis á mí?
ELVIRANo me basta.
REY ¡Hay tal afán!
Si es que os importa que muera
nombradle, que morirá.
ELVIRA¡Morir! ¡Oh! ¡Dios no lo quiera!
¡Por la suya el alma diera!
REY¿Sólo un destierro será?
ELVIRAMientras sepa que está aquí,
ni respiro ni sosiego.
REY¿Le teméis?
ELVIRA No.
REY ¿Le amáis?
ELVIRA Sí.
REYY ¿queréis que á vuestro ruego...
ELVIRASu amor no os estorba en mí.
REY¿A dos amáis? Es traición.
ELVIRANo os dé pena esa pasión,
que al nacer ya la tenía.
PEDRO(Aparte en la reja.)
¡Que tan negra alevosía
cupiera en su corazón!
REYMas mi firma, ¿de qué os vale?
ELVIRASi la ponéis toda entera,
sé que á mi deseo iguale;
con ella de Madrid sale,
y ésa nuestra dicha fuera.
PEDRO(Aparte.)
¡Oh! Sí, de Madrid saldré,
mas de tu amor satisfecho,
vengado á la par me iré.
¡Tanta cólera no sé
cómo me cabe en el pecho!
REYMas tal porfía en firmar
es inútil.
ELVIRA Pues el guante
volvedme, ó voy á llamar,
y podéis, don Juan, temblar
que mi gente se levante.
Prenda por prenda en buen hora:
por ese guante, un papel.
REY(Aparte.)
(Sin duda que la traidora
me conoce...) Mas, señora,
¿qué queréis hacer con él?
ELVIRAY ¿qué queréis hacer vos
del guante?
REY Llevar conmigo
una prenda por testigo
de nuestro amor.
ELVIRA ¿De los dos?
Ved que yo á nada me obligo.
REYMas ¿pagaréis igualmente
con el vuestro mi favor?
ELVIRAViviréis eternamente
en mi memoria, señor.
REYSois, como bella, indulgente.
Conmigo le llevaré;
recuerdo de mi fortuna,
estará donde yo esté.
ELVIRAYo el papel reclamaré
en hora más oportuna.
REYDoquier que le reclaméis,
os juro que le obtendréis,
mas ved que á cambio de amor.
ELVIRANo habéis cumplido, señor,
¿y ya que cumpla queréis?
Sois injusto.
REY Amante soy,
y los favores que os pido,
en devolveros estoy;
que lo que os exijo mido
tan sólo por lo que os doy.
Noble nací, y os adoro;
cuanto soy, Rita, os ofrezco;
cuanto tengo, espada y oro,
que aunque tanto no merezco,
desde mi nada os imploro.
ELVIRA¡Galán estáis por demás!
REYNo es, á fe, galantería,
sino amor, Rita.
ELVIRA ¿Eso más?
REY¿Esto os ofende quizás?
¡Por Dios, que lo sentiría!
Mas ya que tanto me honráis,
un favor, además, Rita,
es fuerza me concedáis.
ELVIRADecid lo que deseáis.
REYRepetiros la visita.
ELVIRAPara firmar el papel,
cuando gustareis venid,
mas no cual galán infiel
que teme que den tras él
las hablillas de Madrid.
Venid con la luz del sol,
sin reserva, en claro día,
y no á la luz de un farol,
que eso no arguye hidalguía
en un galán español.
REYAsí lo haré, descuidad.
GUILLÉN(Aparte.)
Tan poca dificultad...
Pronto rindió su albedrío.
PEDRO(Aparte en la reja.)
Nunca creyera, Dios mío,
tan torpe infidelidad.
REYDel guante...
ELVIRA Dejadlo así,
que prenda al cabo será
del papel; mas ¡ay de mí!
(Ruido en la puerta del jardín.)
REY¿Qué tenéis?
ELVIRASi mal no oí...
REYPesárame asaz...
(El Marqués entra embozado por la puerta falsa. El
Conde, al sentirle, dice:)
GUILLÉN ¿Quién va?

ESCENA VI
DICHOS y el MARQUÉS, que al entrar, da con D. GUILLÉN y
se detiene á su voz.

MARQUÉS(Aparte)
¡Dios me valga! Traición es.
¿Habránme visto salir?
PEDRO(Aparte, quitándose de la ventana.)
(¡Por Cristo, que ya son tres,
y tanto no he de sufrir!)
GUILLÉN(Al Marqués.)
¿Quién va?
MARQUÉS(Volviéndose.)
Volveréme, pues.
(Don Pedro, al salir á la escena, gana la puerta del
jardín, interponiéndose al Marqués.)
ELVIRA(Al Rey.)
Sin duda os han descubierto.
REY(Á D.ª Elvira.)
Retiraos vos.
(Vase D.ª Elvira.)
PEDRO(Al Marqués.)
¿Quién va?
MARQUÉS(Aparte.)
(¡Por Dios, que el jardín abierto
á nuestra deshonra está!)
PEDRO(Al Marqués.)
Responda quién va ó es muerto.
MARQUÉS(Á D. Pedro.)
Tened, que sólo sois vos
quien aquí ha de responder.
PEDROOs tengo de conocer
mas que os pese, ¡voto á Dios!
REY(Llegando.)
Ved de qué manera, pues,
que si no, yo estoy de más.
PEDRO(Poniendo mano á la espada.)
Echaos todos atrás,
ú os acuchillo á los tres.
REY(Adelantándose.)
Pues que, estoy de sobra dije
á mi vez, ¡atrás, amigo!
PEDRO(Con ironía)
Que sois peor enemigo
que galán, bien se colige.
No hay otro medio, señores,
(Sacando la espada.)
en las manos los aceros.
Reñid como caballeros
ó morís como traidores.
(Viénese D. Pedro á ellos, y el Rey se pone en guardia.)
REY¡Adelante!
PEDRO Hais de decir
quién sois y á qué habéis entrado,
ó ¡por Dios crucificado,
que no volvéis á salir!
REYCaballeros como yo
no ceden á ningún hombre.
PEDROQuien no dió á mi voz su nombre,
el alma á mi estoque dió.
(Riñen.)
MARQUÉS(Aparte.)
Terrible apuro, por cierto:
si les descubro quién soy,
mi vida al verdugo doy;
si callo, acaso soy muerto...
Riñamos, que es lo mejor.
(Se mete á estocadas.)

ESCENA VII
EL REY, EL MARQUÉS, D. PEDRO y D. GUILLÉN, riñendo. DOÑA
ELVIRA y CRIADOS, con luces. Todos recatan el rostro.

PEDRO(Furioso.)
¡Aquí luces!
REY(Á D. Pedro.)
¡Mentecato!
¿Vais con tan necio arrebato
á atropellar por su honor?
ELVIRA(Llegando.)
¿Tanto tumulto en mi casa?
PEDROAquí...
REY(Á D. Pedro.)
¡Callaos ahora!
(Á D.ª Elvira.)
Vos perdonadnos, señora,
si esto sin disculpa pasa.
Por caso afuera reñimos
mal pensando unos de otros,
la ronda dió con nosotros
y en el jardín nos metimos.
La puerta estaba entornada,
y aquí cada cual resuelto
á recatarse, hemos vuelto
á la pendencia empezada.
GUILLÉN(Aparte.)
¡Bien las urde el Benavente!
ELVIRA(Aparte.)
¡Esa mentira me salva!
PEDRO(Aparte.)
Razón tiene; ya es el alba,
y aun en la calle no hay gente.
REY(Á D. Pedro.)
Luego podremos reñir.
ELVIRASi no era más, id con Dios.
REY(Á D.ª Elvira.)
Perdonad la ofensa vos,
y que la faz descubrir
ninguno hayamos osado,
puesto que el rostro enseñar,
satisfacción era dar
á quien lo hemos recatado.
ELVIRAVais con perdón y salid.
MARQUÉS(Que se ha mantenido siempre tras de todos.)
¡Bien con la sombra libré!
REY(Á D.ª Elvira.)
Quién la puerta abrió y á qué
no sabrá nadie en Madrid.

ESCENA VIII
Decoración de calle figurando el exterior de la puerta
del jardín de D.ª Elvira, y amanece.
EL REY, EL MARQUÉS, D. PEDRO y D. GUILLÉN, saliendo.

PEDRO En la calle estamos ya,
y ó quiénes sois me decís,
ó aquí conmigo reñís.
REYMirad vos cómo será.
PEDROEspada y daga conmigo,
(Desenvaina ambas.)
campo con los tres haré.
MARQUÉS(Poniéndose al lado de D. Pedro.)
Dos á dos, con vos seré,
y después vuestro enemigo.
REY(Desenvainando.)
Sea, y partida la calle,
la espada una vez desnuda,
brazo audaz y lengua muda,
por sí cada cual batalle.
(Sacan las espadas y riñen, el Rey y D. Guillén de un
lado, el Marqués y D. Pedro de otro.)

ESCENA IX
DICHOS. UN ALCALDE DE CORTE con RONDA y SOLDADOS.

ALCALDE Ténganse al Rey, caballeros.
PEDROEn mal hora habéis llegado.
ALCALDEDense al Rey.
REY(Á D. Pedro.)
Dese el menguado,
que al Rey no llegan aceros.
(Al Alcalde.)
Ésa es mi espada, tomad.
PEDRO(Al Rey.)
Entregáisla de cobarde.
REY(Á D. Pedro.)
Volveremos, que no es tarde.
PEDRO¡Sí, por Dios!
REY No en la ciudad.
PEDROHoy mismo.
ALCALDE(Mirando la espada del Rey.)
Mas este sello...
¿Quién sois?
REY(Desembozándose.)
Un hidalgo aquí.
ALCALDE¡El Rey!
TODOS(De rodillas menos el Marqués y D. Pedro.)
¡El Rey!
(El Marqués, que se ha mantenido embozado, al oir
nombrar al Rey vuelve la espalda; algunos alguaciles le
siguen.)
MARQUÉS ¡Ay de mí!
(Vase.)
ALCALDE¡Perdonad, señor!
REY En ello
cumplís vuestra obligación.
PEDRO¡Vive Dios!
REY(Á D. Pedro.)
¿Qué murmuráis?
PEDROMe pesa que el Rey seáis,
que reñía con razón.
ALGUACIL(Trayendo al Marqués, siempre embozado.)
Este hombre riñó con vos,
al conoceros dió á huir.
REY(Con nobleza.)
Dejadle, señores, ir,
que pues no pudo ¡por Dios!
desembozarle mi espada,
que muestre la faz no es ley
quien riñó contra su rey
por conservarla tapada.
(Vase el Marqués.)
Decid que acerquen mi coche:
(Á unos:)
y yo os aconsejaría
(Á todos:)
que no contarais de día
lo que habéis visto de noche.
(Vase el Rey, y todos le siguen con el sombrero en la
mano.)

ESCENA X
DON GUILLÉN. DON PEDRO.
(Don Guillén lleva á D. Pedro á un lado, y le dice con
aire triunfante.)

GUILLÉN Nadie á su rey puede osar
á quien su altura no asombre.
(Vase D. Guillén, y antes que salga de la escena le toma
del brazo D. Pedro, y llevándole aparte le dice con
desprecio.)
PEDROComo él bajara á ser hombre,
yo le saliera á esperar.

Cada cual con su razón
José Zorrilla

Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central Hispano 1999-2000

Cada cual con su razón
José Zorrilla

Acto segundo
Antesala del cuarto de D.ª Elvira, que estará á la izquierda.-Á la
derecha una puerta que da al exterior, y otra enfrente que da al
interior de la casa.-En el fondo un balcón, á cuyo lado derecho se
ve otra puerta de celosías que da á un pasadizo cubierto, y al
izquierdo una puertecilla secreta por donde está entrando el Marqués
en el momento de alzarse el telón.

ESCENA PRIMERA
EL MARQUÉS.

La puerta vuelvo á cerrar.
Santo Dios, ¡que entre hoy así
como un ladrón, quien aquí
como dueño puede entrar!
En mis seis años de ausencia,
con ella estuve soñando...
Y estoy, ¡vive Dios! temblando
de ponerme en su presencia!
¡Si ciega tras el placer
corriendo, de mí olvidada,
me tuviera avergonzada
que salir á responder!
¡Si á los halagos de ese hombre
al fin su virtud rendida,
la encontrara envilecida
indigna ya de su nombre!...
¡Oh, que vileza tamaña
quepa en un alma Real!
¡Que obre villano tan mal
todo un Monarca de España!
¿No debiera estar contento
¿quien me ha robado mi amor,
que aun llega á mi propio honor
con tan torpe atrevimiento?
Mas es fuerza que me oculte
si al cabo de obrar con tino,
no sea que errando el camino,
más luego le dificulte.
(Párase delante del gabinete de D.ª Elvira.)
No, que el Rey puede tardar
y acudir antes Elvira.
(Delante de las celosías.)
A salvo de aquí se mira,
pero no sé cómo entrar.
Este pasadizo cierto,
corresponde al corredor...
mas el peligro es mayor
si el corredor no está abierto.
(Delante de la puerta que da al exterior.)
Da esta escalerá al jardín...
Mas desde un balcón pudiera
verme en el jardín cualquiera,
y es vano el secreto al fin...
¡Pobre Elvira! ¡Elvira mía!
¡Cómo podrás suponer!
que te venga á sorprender
quien á abrazarte venía!
Pobre niña encantadora,
mitad de mi corazón,
secretos del cielo son
que el hombre imbécil ignora.
¡Oh cuántos años sin verte,
hermosa luz de mis ojos,
llamé, al son de los cerrojos,
desesperado, á la muerte!
Colmó mi temor por ti
mis penas y mis desvelos,
pero al fin, ¡viven los cielos,
que de vuelta estoy aquí!
Y ¡ay del que pudo á tu honor
osar, niña abandonada!
No me tendrá ya la espada
el respeto ni el temor;
ni me ha de arredrar la ley,
que de ira y de celos loco,
tendré, por mi honor, en poco
á la justicia y al Rey.
Mas ¡qué digo! ¡Loco estoy!
¿Yo á mi rey? Mas, si es preciso...
No, que injuriarme no quiso,
pues aun ignora quién soy.
(Mirando.)
Alguno viene...; es Inés.
¡Dueña constante y leal,
que tan amiga en el mal
como en la fortuna es!
De ella asegurarme quiero,
que pues fiel aun la hallo aquí,
que ha de hacer tanto por mí
como por Elvira, infiero.
(Se retira á un lado.)

ESCENA II
EL MARQUÉS é INÉS.

INÉS ¡Jesús! ¡Aun no me ha salido
del cuerpo el susto de ayer!
Razón tenía en temer
de don Pedro lo atrevido.
Necia de mí, á quien el miedo
la voluntad maniató...
Pero ¿qué pude hacer yo,
Virgen Santa, en tal enredo?
Él sólo quería oir:
¿quién se había de figurar
que pudiera otro llegar
con intención de reñir?
(Pausa.)
Yo que á don Pedro encerré,
motivando la querella,
¿cómo ahora delante de ella
sin vergüenza me pondré?...
«¿Conque así Inés en mi casa
la lealtad de tantos años,
hoy con tan torpes amaños
desacredita y traspasa?»
Eso dirá, sí por cierto,
y con razón, doña Elvira...
Antes de aquella mentira,
valiera más haber muerto.
MARQUÉS(Llegando á ella.)
Quien se arrepiente pecando,
no está lejos del perdón.
INÉS(Dando un grito.)
¡Ay!
MARQUÉS ¡Tente!
INÉS ¡Aparta, visión!
MARQUÉSInés, ¿estás delirando?
INÉS(De rodillas)
¿Dejaste, sombra fatal,
el sepulcro que te encierra,
ó estás purgando en la tierra
tus delitos de mortal?
MARQUÉSAlza, Inés.
INÉS Perdón os pido,
alma de don Juan Cisneros.
MARQUÉS¡Inés!
INÉS Malos caballeros,
ya sé que vos han vendido;
que vivisteis encerrado,
que os ahorcaron...
MARQUÉS ¡Calla, Inés!
INÉSY confieso á vuestros pies
que contra vos he pecado.
MARQUÉSInés, vivo estoy, á fe;
alza, que jamás he muerto,
que es un cuento.
INÉS ¡Será cierto,
mas no me levantaré!
MARQUÉSAlza, Inés, ó ¡vive Dios,
(La coge por el brazo.)
que si apuras mi paciencia,
te muestre con evidencia
que estoy vivo!
INÉS ¡Vivo vos!
MARQUÉSVivo, sí; veme, yo soy:
ese azoramiento calma;
yo soy en cuerpo y en alma
Juan Cisneros.
INÉS ¡Sin mí estoy!
¡Vos el Marqués y vivís!
Por muerto os hemos llorado.
MARQUÉSEn vida estuve enterrado.
INÉS(Retrocediendo.)
¿Resucitado venís?
MARQUÉSNo temas. En una torre
me encerró mi mala suerte,
y por eso de mi muerte
falsa la noticia corre.
Celos de un hombre que pudo,
pusiéronme, Inés, allí;
anoche libre me vi,
y aunque lo veo, lo dudo.
INÉS¿Conque vivís, mi señor?
MARQUÉS¿Y tu ama?
INÉS Por vos suspira
día y noche... Doña Elvira...
(Llamando.)
MARQUÉSNo la llames, es mejor.
INÉS¡Cómo, señor! ¿No querríais
ver vuestro amor, vuestra perla,
vuestra vida?
MARQUÉS Es sorprenderla,
asustarla.
INÉS ¿Dudaríais?
Creyera que vuestro gesto
retrata una desazón
que os destroza el corazón.
¿Podréis no amarla? ¿Qué es esto,
señor?
MARQUÉS Anoche soñé
celoso con una afrenta...
Ese afán que me atormenta,
¿puedes calmarme?
INÉS No sé.
MARQUÉSInés, apenas cayeron
ayer las luces del día
y en la neblina sombría
los objetos se envolvieron,
por la puerta del jardín
ansioso á veros entraba,
cuando un hidalgo que estaba
apostado en un confín,
me recibió con su acero;
quíseme de él recatar,
y al huirle vine á dar
con el de otro caballero.
Uno por la puerta entró
de la calle; sé quién es;
á los otros dos, Inés,
alguno al jardín llamó.
¿Por ti entraron?
INÉS No, señor.
MARQUÉSLuego entraron por Elvira.
INÉSYo..., señor...
MARQUÉS Una mentira
no ha de salvarte mejor.
Conque, Inés, lo cierto di:
¿Elvira citó á aquel hombre?
INÉSSí, señor.
MARQUÉS ¿Sabe su nombre?
¡Responde!
INÉS Pienso que sí.
MARQUÉS(Con autoridad.)
Pues no hay dentro de esta casa
con Elvira otra mujer,
que sepas es menester,
Inés, cuanto en ella pasa.
Conque lo que sabes di,
y lo que piensas excusa,
porque si luego te acusa
una mentira, ¡ay de ti!
¿Sabe quién es?
INÉS Sí lo sabe.
MARQUÉS¿Y ella al jardín le citó?
INÉSSí, señor.
MARQUÉS ¿Ella le abrió?
INÉSNo, que le di yo la llave.
MARQUÉS¿Por orden suya?
INÉS Así fué.
MARQUÉSClaro está, ¡viven los cielos!
¡Don Pedro entonces, con celos
se ocultó!... Todo lo sé.
(Pausa)
¿Para esto en una prisión
lloraba yo tantos años?
Tan amargos desengaños
no esperó mi corazón.
¡Necio, miserable viejo,
que allí por su honor callaba
mientras su honor le infamaba
una mujer sin consejo!
Y ahora, ¡Dios mío! ¿qué hacer?
¿Cómo vivir sin honor,
sin...
INÉS ¡Eso decís, señor,
y de Elvira!
MARQUÉS ¿No es mujer?
¿Corazón no tiene, di?
¿No puede á ciegas amar?
Quien duerme junto al hogar,
al cabo se abrasa allí.
¿Tú sabes lo que las quejas
alcanzan de un galanteo
cuando avivan el deseo
imposibles de unas rejas?
¿No sabes tú cómo abrasan
los requiebros de un galán,
que al corazón siempre van
si por los oídos pasan?
¿No sabes á una mujer
cuánto tientan, en verdad,
la noche, la soledad,
las palabras de placer
que un labio audaz la prodiga,
cuando al jurar que la adora
la está llamando señora
y á ser su dama la obliga?
¿No sabes, Inés, por fin,
en quien con amor delira
el fuego infernal que inspira
la frescura de un jardín?
Tú lo ignoras, mas yo no;
que mi juventud recuerdo,
porque el tiempo me hizo cuerdo
por loco que anduve yo.
INÉSSi no lo hubierais á mal,
á acordaros me atreviera
que nunca Elvira quisiera
sino á un hombre principal.
MARQUÉS(Con ira.)
¿Principal? ¡Por vida mía,
demasiado principal!
Un galán de sangre Real:
¿más principal le quería?
INÉS¡Cómo! ¡El Rey!
MARQUÉS Eso le apona.
INÉS¡Perdón! No supe...
MARQUÉS ¿Ignorabas
que era á quien la llave dabas
el mismo Rey en persona?
INÉSSí; lo juro...
MARQUÉS Bien está.
Yo sé, Inés, que esta mañana
por esa mujer liviana
segunda vez volverá.
Quiero saber lo que á Elvira
dice... ¿Me entiendes, Inés?
INÉS¡Oh!
MARQUÉS Lo mando.
INÉS Y ¿cómo, pues,
ha de ser?
MARQUÉS El modo mira.
La visita será aquí;
todo lo quiero escuchar,
sin que puedan sospechar
que están delante de mí.
INÉSPero si no os ha de ver
no podéis aquí quedaros,
pues por fuerza ha de encontraros
Elvira, que ha de volver.
MARQUÉSYo entré por aquella puerta;
mas si la tengo cerrada,
no alcanzo, Inés, á oir nada,
y quedar no puede abierta.
INÉSOcultaros no sé cómo.
MARQUÉSDe dos elige un castigo,
ó guardas mi honor conmigo,
(Mete mano á la daga.)
ó...
INÉS(Aterrada.)
¡Cielo santo!
MARQUÉS Hasta el pomo.
INÉS(De rodillas.)
¡Perdón, señor!
MARQUÉS Obedece.
INÉSNo supe, ese hombre al llamar,
cuánto os podía injuriar.
MARQUÉSTanta indulgencia agradece,
Inés, que á quien torpe abrió
á la deshonra mi puerta,
no advertida, sino muerta
debiera dejarla yo.
INÉSMas...
MARQUÉS ¡Despacha!
INÉS Perdonad.
Sólo tengo un aposento
en que ocultaros, y siento...
MARQUÉS¿Cuál es?
INÉS El mío.
MARQUÉS Guiad.
INÉSHasta que al salón volver
podáis, estaréis allí,
y...
MARQUÉS Adelante, Inés, que aquí
consejos no he menester.

ESCENA III
DOÑA ELVIRA. Después INÉS.

ELVIRA ¡Qué noche tan triste! Cual lúgubre sueño
que rueda en tinieblas, medrosa pasó.
En vano á la reja por verles me empeño,
la sombra callada mis ojos cegó.
Ni un paso, ni un bulto, ni un ¡ay! ni un gemido
llegué en las tinieblas á ver ni escuchar.
Si al duelo volvieron, alguno ha caído...;
cualquiera que caiga tendré que llorar.
¿Por qué ese don Pedro se afana imprudente
mi triste secreto tenaz en saber?
Sin duda hará un crimen de un hecho inocente,
que herir en la honra podrá á una mujer
Mas ¡ay! Se lo dije, tal es mi secreto.
¿Por qué si es que me ama de mí no fiar?
¿No puede haber nunca sagrado un objeto
que obligue á una dama á mentir ó á callar?
¿No ve cuánto sufro? ¿No ve cuánto duelo
me cuestan de ese hombre las citas de amor?
¿No ve que si á medios indignos apelo,
serán mis razones de mucho valor?
Mas ¡ah! que si al cabo descubre su nombre,
¡por más que inconstante tal vez me tendrá!
¡Conséjele el cielo, que á mí sólo ese hombre
la paz y la vida volverme podrá!
Mas ¿cómo tan tarde ninguno parece?
(Llamando.)
Inés tal vez teme mi enojo excitar;
mas yo la perdono, que no lo merece;
mandando don Pedro, no hay más que callar.
(Llamando.)
¡Inés..., dueña!
INÉS ¿Qué mandáis?
ELVIRA¿Cómo despiertas tan tarde?
¿No ves que es ya día claro?
INÉSDispensad...
ELVIRA Las rejas abre,
que entre el aire.
(Inés abre el balcón, y va hacia la puerta con intento
de volver á salir.)
¿Dónde vas?
¿Tan presto quieres marcharte?
Acábame de vestir,
aquestos corchetes dame,
prende bien estos cabellos...
torpe estás; no sé qué canse
tanto desamaño en ti;
cerca de dos horas hace
que andando estoy por la casa:
¿no me sentistes enantes?
INÉSSeñora...
ELVIRA El jardín anduve
,registrando.
INÉS(Aparte.)
¡Cristo, valme!
ELVIRA¿Qué hablas?
INÉS Nada.
ELVIRA Me parece
que una exclamación soltaste.
INÉSYo, señora...
ELVIRA Inés, despacha,
y tanto afán no te pases.
por culpa que en ti no estuvo.
INÉS¡Cómo, señora! Del lance
de ayer noche...
ELVIRA No hay que hablar.
Supongo, Inés, á qué artes
acudiría don Pedro.
INÉS¡Es tan violento!
ELVIRA Adelante.
Ya sé bien que cuando manda
no es el resistirle fácil.
INÉSConque al fin perdonaréis...
ELVIRAYa dije que más no se hable
de ello; aunque tu indiscreción
me puso en extremo trance,
sé que eres fiel servidora
y que de necia pecaste.
A otra cosa. Esta mañana
vendrá...
INÉS ¿Quién?
ELVIRA Pues ¿no lo sabes?
El Rey.
INÉS ¿Conque vos sabíais
quién era?
ELVIRA Sí.
INÉS ¿Y liviandades
de tal peso no os espantan?
Quien al Rey sus puertas abre
cuando se muestra embozado
por una calle adelante,
no por el Rey, por el hombre...
ELVIRA(Interrumpiéndola.)
Esa torpe lengua calle,
y acuérdese que á mi casa
para obedecer la traje.
INÉSSeñora...
ELVIRA ¿Con él de amores
piensa la necia que trate?
INÉSPues ¿de qué sino de amor
pueden tratar los galanes?
¿No le llamáis al jardín?
¿Requiebros no le escuchasteis?
¿No os dijo que erais hermosa?
¿No se llevó vuestro guante?
ELVIRA¡Cómo!
INÉS Perdonad, mas ya
no pretendo disculparme;
desde ese balcón velaba
vuestra honra.
ELVIRA(Con indiferencia.)
Muy bien hace
servidor que tanto cura
de sus amos... Á esta parte
siento ruido, ve quién entra.
INÉSEs don Pedro.
ELVIRA Bien; que pase.
INÉSPues ¿y el Rey?
ELVIRA ¿Qué se la importa?
Obedezca á quien la mande.
INÉS(Aparte.)
¡De tanta cita y visita
con bien el Señor nos saque!
¡Buena se arma si otra vez
vuelven todos á encontrarse!

ESCENA IV
DOÑA ELVIRA. DON PEDRO.

PEDROPerdonad si aun una vez
os soy molesto, señora;
con mi amor no vengo ahora,
que vengo con mi altivez.
No hay ya medio entre los dos;
con las razones que tengo,
no me toca ni á más vengo
que á despedirme de vos.
Permitidme concluir,
que no he de ser muy prolijo;
me dais á elegir, y elijo
entre huiros y sufrir.
Fuera inconstancia, en verdad,
posponerme á cualquier hombre;
pero al Rey..., dadla otro nombre
que no sea liviandad.
Vos me habéis puesto esa ley;
yo, consultando á mi honor,
no quiero partir mi amor
ni con hombre, ni con rey.
ELVIRA(Con dignidad.)
¡Con vuestro amor no venís
y sí con vuestra altivez!
Bien: os recibo á mi vez
con la altivez que exigís.
Yo no sé si contestar
á vuestro amor; bien pudiera,
mas mengua, don Pedro, fuera
cuenta á vuestro orgullo dar.
Inconstante me llamáis
si amara tan sólo á otro hombre;
es el Rey, y con el nombre
de liviana me injuriáis.
Que le amo osado decís,
que no hay medio entre los dos;
que os engaño decís vos,
y yo os digo que mentís.
Vos resistís á mi ley,
y yo no parto mi amor
con quien duda de mi honor,
ni por hombre, ni por Rey.
PEDROEfugios son de mujer,
pues razón tiene en dudar
quien pudo ver y escuchar
en vuestro jardín ayer.
ELVIRADon Pedro, es empeño vano
que disculpas demandéis;
si obré liviana creéis,
creo que obrasteis villano.
Tiempo bastante os pedí
á poder satisfaceros,
no debisteis esconderos
para indagar más de mí.
Y en fin, si culpada estoy,
disculpas diera tal vez
al amor, no á la altivez,
que altiva por demás soy.
PEDROPues dadme, señora, alguna,
cualesquiera que tengáis;
que si al fin os disculpáis,
será disculpa oportuna.
ELVIRAY ¿quién me la pide ahora,
el orgullo ó el amor?
PEDROEl despecho y el dolor
si habéis disculpa, señora.
ELVIRAPues bien, don Pedro, os adoro,
todo fué farsa, mentira.
PEDRO¿Ésa es la disculpa, Elvira?
ELVIRA¿No veis, don Pedro, que lloro?
Y ¿por quién sino por vos?
PEDRO(Con indiferencia.)
Toda mi existencia diera
por una gota siquiera
de ese llanto, ¡vive Dios!
Mas si no me acuerdo mal,
también anoche llorabais,
y en falso, Elvira, jurabais
por una disculpa igual.
ELVIRA¡Y os juro que no mentí!
PEDRO¿Eso más?
ELVIRA Es mi secreto.
PEDRO¿De burla me hacéis objeto?
ELVIRA¡Don Pedro, os mofáis de mí!
PEDRO¡Yo mofaros!
ELVIRA ¿No me amáis?
PEDROHoy no sé qué responder.
ELVIRAPero ¿me amabais ayer?
PEDRO¡Oh! Sí.
ELVIRA ¿Y de mí no os fiáis?
¿Un secreto haber no puede
que siendo, don Pedro, ajeno
baste á hacer que un hombre bueno
como sospechoso quede?
Enojaros fuera ley
si amara á un hombre cualquiera;
mas ¿tan tenaz con vos fuera
por ser querida del Rey?
PEDROMas no fingisteis el nombre
hablando anoche con él?
¿No pedisteis un papel
con el destierro de un hombre?
ELVIRAY eso, ¿no es prueba evidente
de que á vergüenza tenía
tal galán?
PEDRO Es que él fingía
que era don Juan Benavente.
ELVIRAY es que no ignoraba yo
que era el Rey, antes de entrar.
PEDRO¿Y él no se pudo informar
de vuestra persona?
ELVIRA No.
Darle noticias no pudo
ni pariente ni vecino,
que es, don Pedro, mi destino
un misterio ciego y mudo.
En esta casa escondida
ha seis años me veis vos,
y un solo hombre, Inés y Dios
saben á medias mi vida.
PEDRONo lo alcanzo á comprender.
ELVIRAEsperad un día más,
y no os pesará quizás
lo que os dice una mujer.
PEDROMas el rey...
ELVIRA Nada temáis;
hoy tan sólo ha de venir.
PEDRO¿Y le pensáis recibir?
ELVIRA¿Eso, don Pedro, dudáis?
PEDRO¡Esto es por demás, señora!
ELVIRAEn que otra vez le reciba,
todo nuestro amor estriba;
creed á quien os adora.
PEDRO(Aparte.)
Ó estoy loco, ¡vive Dios!
ó loca se ha vuelto ella...
Á no ser que esta querella
locos nos vuelva á los dos.
ELVIRADon Pedro, en ello me va
más que existencia y honor,
y os juro que no es amor,
que aquí mi secreto está.
PEDROA lo mismo hemos tornado
que ayer decíais, señora,
y, sin embargo, hasta ahora
aun no os habéis disculpado.
ELVIRA¿Más satisfacción queréis?
Pues bien; al Rey esperad,
y que os ponga tolerad
donde veáis y escuchéis.
PEDROAnoche le escuché y vi;
y eso, ¿qué hace á nuestro amor?
ELVIRAHace, don Pedro, á mi honor,
y mi honor me importa á mí.
Anoche, por vez primera,
al Rey osé recibir;
hoy que le vuelvo á admitir,
será por la vez postrera.
Testigo fuisteis en una,
sedlo, don Pedro, en las dos,
y haced paciencia, ¡por Dios!
que es un golpe de fortuna.
Dejad que firme el papel,
que después que le obtengamos,
todos sin trabas quedamos,
vos conmigo y yo con él.
PEDRO(Con enfado.)
Y el papel, ¿qué importa aquí?
ELVIRAMás que á mí os importa á vos,
á otro hombre más que á los dos,
y más que la vida á mí.
Conque si habéis de esconderos,
seguidme, y sí no ha de ser,
no puedo, don Pedro, hacer
ya más por satisfaceros.
PEDRONo os entiendo, ¡por vida mía!
Mas ya que así os empeñáis...
fuerza es que darme podáis,
satisfacción bien cumplida.
Vamos.
ELVIRA Tened un momento,
y ved que os vuelvo á advertir
que cuanto aquí vais á oir
es mentira y fingimiento.
Palabras serán de amor,
excesivas si queréis,
pero nunca os olvidéis
que os amo y que tengo honor.

ESCENA V
INÉS.

¡Válgame el Cristo de Burgos!
¡Yo puesta en tan duro trance!
Escondido mi señor
en mi propio cuarto, pase;
pero escondido don Pedro
por mi señora... Dios hace
milagros, y tal vez uno
de este peligro nos salva.
Voy por don Juan, y Dios quiera
ayudarnos y ayudarle.

ESCENA VI
DON PEDRO y D.ª ELVIRA, abriendo por dentro las
celosías, asoman á la escena.

ELVIRA Este escondite, don Pedro,
sólo por dentro se abre.
Desde aquí ved y escuchad,
y mirad si os satisface
quien os llama por testigo
en la causa que acusasteis.
PEDROBasta que vos lo digáis,
que puesto que yo no baste
tal misterio á comprender,
vuestra palabra es bastante.
ELVIRACon Dios quedad, que el Rey viene.
PEDROPermitid que os acompañe
por la escalera.
ELVIRA Bajad
hasta el corredor, si os place.
PEDROCierro aquí, y dadme la mano.
ELVIRATomadla, y bajad delante.
(Cierran las celosías.)

ESCENA VII
Al momento que D. PEDRO cierra las celosías, salen EL
MARQUÉS é INÉS por el mismo lado por donde entraron al
retirarse en la escena II, y que se supone dar al
interior de la casa.

INÉS Pronto, entrad, que doña Elvira
puede volver al instante,
y desde un balcón he visto
cruzar al Rey por la calle.
MARQUÉSBien está, Inés; tú, silencio.
¡Por Dios, señor!
MARQUÉS Calla y salte;
y como adviertas á Elvira
que estoy aquí, encomendarte
puedes al cielo.
INÉS ¡Qué vuelve!
(El Marqués entra en el gabinete de D.ª Elvira. Inés se
queda de espaldas á la puerta en el momento en que
vuelve D.ª Elvira.)
Cerrad bien. (¡San Pedro, valme!)

ESCENA VIII
DOÑA ELVIRA é INÉS en la escena, D. PEDRO en las
celosías, EL MARQUÉS en el gabinete.

ELVIRAInés...
INÉS Señora...
ELVIRA Que llaman.
INÉS(Mirando por el balcón.)
El mismo.
ELVIRA ¿El Rey?
INÉS Sí.
ELVIRA Pues abre.
INÉSSeñora, ved lo que hacéis.
ELVIRAObedezca, dueña, y calle.
(Vase Inés.)
¡Dios mío, veis mi inocencia;
santa es mi causa, ayudadme!
(Ruido en las celosías; D.ª Elvira se acerca.)
¿Don Pedro?
PEDRO(Dentro de las celosías)
Aquí estoy, señora.
INÉS(Anunciando)
Don Juan Benavente.
ELVIRA Pase.

ESCENA IX
EL MARQUÉS y D. PEDRO, ocultos; EL REY y DOÑA ELVIRA en
la escena.

REYGuárdeos Dios, la de Aguilera.
ELVIRASeñor don Juan, bien venido.
REY¿Me esperabais?
ELVIRA Siempre espera
quien bien quiere.
REY Antes viniera,
mas...
ELVIRA Tarde, don Juan, no ha sido.
Sentaos.
REY Cansado estoy.
ELVIRAReposad.
REY(Sentándose.)
¡Oh, nunca así
tan bien hallado me vi!
ELVIRA¿Cuántas damas habéis hoy
visitado antes que á mí?
REY¿No tenéis espejo, Rita?
ELVIRA¿Por qué me lo preguntáis?
REYPorque así me lo acredita
el que con otra creáis
que parto vuestra visita.
Dentro del pecho, al amaros,
mueren afectos añejos,
y daisme indicios bien claros
de que ó no sabéis miraros,
o no usáis vuestros espejos.
ELVIRA¡Galantería extremada,
don Juan!
REY No, ¡por Dios, que no!
ELVIRA¿Qué sois en la corte?
REY Nada.
ELVIRAPor lisonja tan sobrada,
cortesano os juzgué yo.
REYY al ver tanta indiscreción,
yo os juzgara una condesa.
¿Os reís?
ELVIRA(Riendo.)
¡Linda invención!
¿Una humilde montañesa
de los montes de León?
Mucho, don Juan, me queréis,
ó ignoráis mucho de España,
pues tan discreta me hacéis
cuando Aguileras sabéis
que es familia de montaña.
REYNo os extrañe eso, señora,
pues que ignore extraño no es
vuestro ser y estado agora,
quien ve en vos, y en vos adora,
un prodigio montañés.
ELVIRA¿Por tan bella me juzgáis?
REYMás no alcanzara el pincel
de Murillo.
ELVIRA ¡Ponderáis!
Mas si amáisme...
REY ¿Eso dudáis?
ELVIRAPues firmadme este papel.
REY(Aparte.)
(¡Linda flema, por mi vida,
tras de tanto desbarrar!)
Pronto queréis ser servida.
ELVIRAFué condición prometida:
no volver sino á firmar.
REY(Aparte.)
(¡Oh, pues me apura, por Dios,
qué responderla no sé!)
Mas sin ver qué queréis vos
que firme, no firmaré.
ELVIRAEs un pacto entre los dos.
REYMas ¿qué nos obliga en él?
ELVIRAA vos, perdonar á un hombre,
y á mí, seros siempre fiel
por respeto á vuestro nombre,
escrito en este papel.
REY(Aparte.)
¡Situación más apurada...
Mas... ¡ocurrencia excelente!
ELVIRA¿Firmáis?
REY Estáis empeñada...
(Firmaré Juan Benavente,
con lo cual no firmo nada.)
Dadme una pluma.
ELVIRA(Con coquetería.)
¡Ay de mí!
REY¿Qué?
ELVIRA Que no hay plumas aquí.
REYQue las busquen.
ELVIRA Es el caso...
Mas ya está.
REY ¿Disteis acaso
con ellas?
ELVIRA Mucho que sí.
Con ese anillo es igual.
(El que el Rey lleva en el dedo)
REY(Aparte.)
(¡Qué diabólica invención!)
Reparad...
ELVIRA Vuestro blasón,
¿no es ése?
REY(Aparte.)
¡Lance fatal!
ELVIRATanto vale, en conclusión.
Tomad, no le negaréis;
sobre esta oblea...
(Toma el papel, le pone una oblea y se le da al Rey, de
manera que no le quede otro remedio.)
REY Advertid...
ELVIRAVamos, ¿en qué os detenéis?
REYMas...
ELVIRA Fuerza es que eso selléis,
ó de mi casa salid.
Pues habéis, don Juan, venido
con condición de firmar,
cumplidme lo prometido,
que el precio habéis admitido
de amor por papel trocar.
REYPues prometí, cumpliré,
que al fin caballero soy.
Mas ¿me juráis...
ELVIRA ¡Sí, á mi fe!
Nada innoble os propondré,
REYPues tomad.
(Sella y dale el papel.)
ELVIRA Gracias os doy.
REY(Con satisfacción.)
Y ahora, pues que yo cumplí,
Rita, que cumplas es ley.
¿Me amas?
ELVIRA Sin duda que sí.
REY¿Mucho?
ELVIRA Mucho.
REY '¿Cuánto? di.
ELVIRACuanto amar pudiera al Rey.
REY¿Os burláis?
ELVIRA Por qué, no acierto.
REYMás esperaba de vos.
ELVIRA¿Díjeos algún desacierto?
El Rey, don Juan, es, de cierto,
primero después de Dios.
Y si os amo como al Rey,
no alcanzo de qué os quejáis.
REY(Aparte)
(¡Ya respiro!) ¿Eso extrañáis?
No admite igualdad en ley
con nadie el que vos amáis.
ELVIRA¡Venís, don Juan, lisonjero!
REY(Con osadía.)
Eres bella como el sol,
tu mirar es hechicero;
te amo, Rita.
ELVIRA Caballero,
sois audaz.
REY Soy español.
Dadme que esa linda mano
acaricie, hermosa Rita.
ELVIRANo será. (¡Dios soberano!)
PEDRO(Aparte, entreabriendo las celosías.)
¡Que sea un Rey tan villano!
¡Por los cielos, que me irrita!
REY(Á D.ª Elvira.)
Qué, ¿tu palabra me niegas?
¿Ser mía no prometiste?
ELVIRA(Con orgullo.)
Noble soy.
REY(Con audacia.)
Mal voto alegas.
PEDRO(Sacando el melio cuerpo por las celosías.)
¡Oh, león regio, te perdiste
si así con el tigre juegas!
MARQUÉS(Asomando por el gabinete de D.ª Elvira)
¡Oh! ¡Por Cristo, que me infama!
PEDRO(Viendo al Marqués)
Mas ¿qué veo?
MARQUÉS(Viendo á D. Pedro.)
¡Voto á Dios!
¡Tantos hoy contra mi fama!
PEDRO(Saliendo.)
¿Conque tres para una dama?
(Al Marqués.)
Salid, viejo.
MARQUÉS(Con ira.)
Soy con vos.

ESCENA X
EL REY, D.ª ELVIRA, D. PEDRO y EL MARQUÉS.
El Rey recobra la majestad de su persona, aparentando su
afectada galantería. Doña Elvira muestra temor; Don
Pedro, celos; y el Marqués sigue recatando el rostro
como en el acto primero.

REY(Con arrogancia)
¿Quién sois vosotros, que doquier tenaces
seguís á vuestro Rey? ¿Dais al olvido
que ahuyenta las salvajes alimañas
del soberbio león ronco el rugido?
¿Me entendéis? Despejad.
PEDRO(Adelantándose con orgullo.)
Mucho te
engañas
si piensas aterrarme con tus voces.
Si imbéciles reptiles de repente
á la voz del león huyen veloces,
atrevida le aguarda la serpiente.
Bajo tu ley nací, nací vasallo,
mas también á su dueño se somete
el orgulloso y lidiador caballo,
y tira, sin embargo, á su jinete.
Óyeme ¡oh Rey! y mi cuestión decide.
(El Rey se cala su sombrero, que habrá dejado sobre el
velador en la anterior escena, y sentándose en el sillón
dice con la altivez y majestad que requiere la
situación:)
REYValiente me pareces; ya te escucho;
habla, y con tiento tus palabras mide,
que hablando con tu Rey te importa mucho.
PEDRONo sé quién soy; el nombre con que firmo,
no sé, Felipe cuarto, á quién le debo;
mas ó villano ó real, me lo confirmo,
y con audacia y altivez le llevo.
Ignoro todavía por qué mano,
de oro y consejos mi porción recibo;
mas buenos son, de noble y castellano,
y humilde yo los obedezco y vivo.
No conocí ni padres ni parientes,
que me esquivó el placer desde la cuna;
solo he vagado entre diversas gentes
esto es mi porvenir y mi fortuna.
(Mostrando la espada.)
Llegué un día de Flandes á esta casa,
que en anónima carta me mostraron
como un asilo en mi orfandad, y pasa
de años seis que sus puertas me franquearon.
Aquí á Elvira encontré, y aquí amé á Elvira.
La adoro ¡oh Rey! y voto al firmamento
que si no ha sido su pasión mentira,
su amor con nadie en dividir consiento.
Yo no tengo más padres, más hermanos,
más ilusión que Elvira, y más fortuna:
robármela es ahogar con necias manos
al tigre sus cachorros en la cuna.
Ahora bien, pues no tengo otra esperanza,
ni otra ventura en mi existencia quiero,
tigre seré que por la selva avanza,
vengador de sus hijos, carnicero.
No transijo con rey ni con villano,
y meditadlo bien, que yo, altanero,
si noble no nací ni caballero,
me siento con aliento soberano.
MARQUÉSBasta, mancebo, basta; tu nobleza
bien la audacia atestigua de tu boca;
tu causa acaba do la mía empieza;
cédeme tu lugar, que á mí me toca.
(Pónese delante del Rey, recatando el rostro como hasta
aquí.)
(Al Rey)
Yo amaba á una mujer más que á mi vida,
era el único bien que me quedaba;
luz de mis ojos, para mí perdida,
presa de la vejez, ¿qué me restaba?
Un mancebo, señor, fué sin consejo
el bien á hurtarme que perdido lloro;
la sedujo, le amó, y el pobre viejo
quedó en su soledad sin su tesoro.
REY¿Sin espada os dejó? ¿Qué hicisteis de ella?
MARQUÉSNo me atreví con él.
REY Cobarde fuisteis.
MARQUÉSNo era esquivar por eso la querella.
REYEntonces, ¿por qué, pues, lo consentisteis?
MARQUÉSPorque noble nací.
REY Y ¿eso es nobleza?
MARQUÉSYo ni ultrajado con mi rey me atrevo.
REY¡Mentís, anciano!
MARQUÉS(Desembozándose.)
Por mejor certeza,
doña Ana era mi amor, vos el mancebo.
(El Rey se levanta y le mira. Don Pedro pone mano á la
daga, y D.ª Elvira exclama:)
ELVIRA¡Padre mío!
PEDRO ¡Su padre!
MARQUÉS(Á D.ª Elvira.)
(Aparta.)
(Á D. Pedro.)

(Tente.)
(Al Rey.)
Perdonar pude al Príncipe, debía;
mas al futuro Rey mengua sería
igualar con don Juan de Benavente.
REY¿Me amenazáis?
MARQUÉS No sé, mas escuchadme.
El Rey gozó mi amor, y por cubrillo...
(¿que lo diga teméis? mas perdonadme),
me encerrasteis, señor, en un castillo.
REYBasta, Marqués; si en el castillo os tuve,
fué por traidor no más, que vuestra gente
alzasteis contra mí; mas presto anduve
y sofoqué la hoguera de repente.
¿Calláis? Vos el rebelde fuisteis, sólo
lo sabemos los dos bien á conciencia;
pagarnos fué no más dolo por dolo,
por eso fué prisión vuestra sentencia.
MARQUÉSMal lo entendéis; no os pido de doña Ana
cuentas aquí, que de mi honor las pido.
REY(Con desprecio.)
Si hija hubierais á fe menos liviana,
jamás hubiera por su amor venido.
MARQUÉS(Avergonzado.)
¡Oh, que tenéis razón!
PEDRO Yo no soy
padre.
Yo también de su amor os pido cuenta;
mirad si me la dais.
REY ¡Tal vez te cuadre
que olvide que soy rey! ¿No te contenta?
PEDROPláceme, ¡vive Dios! y defendeos.
REY(Sin hacer caso de D. Pedro.)
Marqués, por el balcón llamad mi gente
y que os prenda otra vez.
ELVIRA(Dando el papel á su padre.)
Señor,
teneos,
que perdonado estáis, si no inocente.
REY¿Qué es eso?
ELVIRA Su perdón; lo habéis
sellado.
MARQUÉS¡Hija mía!
ELVIRA Mirad si obré liviana;
tanto á vos por mi padre me he humillado.
REY(Después de un momento de silencio.)
Dos partess tiene esa promesa insana;
os perdono, Marqués, cumplo la mía.
(Don Pedro se adelanta hacia el Rey. El Rey sin hacerle
caso se dirige primero á D.ª Elvira)
PEDROQue falta ved la de quien no perdona.
REY(Á D.ª Elvira.)
Para cumplir la vuestra os doy un día;
(Á D. Pedro, con desprecio.)
y á vos..., ved quién os presta una corona.
(El Rey sale apartando á D. Pedro y cae el telón.)

Cada cual con su razón
José Zorrilla

Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central Hispano 1999-2000

Cada cual con su razón
José Zorrilla

Acto tercero
La misina decoración del acto segundo.

ESCENA PRIMERA
DOÑA ELVIRA y DON PEDRO.

PEDRO ¿Yo, Elvira, quedarme aquí?
No, imposible; iré con vos.
ELVIRA¿Y eso podemos los dos?
PEDRO¿Conque al cabo huís de mí?
Nada os importa mi amor,
ó al Rey teméis, según veo.
ELVIRAY ¿qué hacer cuando el deseo
es contrario del honor?
De ese amor no hago querella,
que sin vos no sé vivir;
mas ¿cómo podéis seguir
sin disfama á tina doncella?
No soy vuestra esposa yo,
y va mi padre conmigo...
por galán ó por amigo,
¿creéis que os consienta? No.
Igual ha de ser la ley
de mi honor para los dos,
y nunca ha de huir con vos
quien huyendo va del Rey.
PEDROBien, Elvira; ya os comprendo,
que con el Rey compararme
es con decoro anunciarme
que vais de don Pedro huyendo.
Y si es así, hablad, Elvira,
decídmelo de una vez,
que hiere más mi altivez
que un desaire, una mentira.
ELVIRADemente estáis, y os perdono
vuestro insulto.
PEDRO ¿Lo es quizás?
ELVIRA¿No os dijo que tengo en más
vuestro cariño que un trono?
Mas ya oísteis que tachó
mi conducta de liviana,
y fuera mengua mañana
que lo acreditara yo.
PEDRO¿Y porque él no crea tal,
yo sin vos me quedaré?
Nunca, Elvira; os seguiré,
que la ley es desigual.
Él dudó de vuestra fama,
robaros quiso el honor,
y tratáis con más rigor
que al que os ofende, al que os ama.
Si no me quiere admitir
vuestro padre como amigo,
como importuno testigo
doquiera os he de seguir.
Y nada por vos me abate;
iré como vuestro esclavo,
y si á vuestro padre al cabo
lo ofendo así, que me mate.
ELVIRADon Pedro, ¿estáis delirando?
¿Qué desafueros son éstos?
Para tan torpes denuestos
¿os he dado causa? ¿Cuándo?
¿No os amé como á mi vida?
¿No os dije que al exponerla,
de perderos ó perderla
la daba por bien perdida?
Mi padre, ¿en qué os injurió?
Del Rey temiendo el ultraje,
prepara esta noche el viaje;
¿puedo impedírselo yo?
¿Contra el Rey ha de ponerse?
A quien tan de alto pelea,
no es ceder acción tan fea,
que el huir es defenderse.
Si vuestra suerte importuna
de por medio se metió,
no tengo la culpa yo,
sino la mala fortuna.
PEDROPues bien: de hinojos, tenaz
por esposa os pediré.
ELVIRAY os lo negarán.
PEDRO ¿Por qué?
ELVIRALa conversación mudad.
PEDRO¿Escucharla no queréis?
ELVIRADejadla, yo os lo aconsejo.
PEDROPues que os ofende, la dejo;
mas la razón me diréis.
Dadme al fin un desengaño;
¿no me amáis ya? Hablad, Elvira.
Sois mujer... Si al aire gira
la veleta, ¡no es extraño!
Pero ¡lloráis, vive Dios!
De misterios concluid,
y quién estorba decid
la ventura de los dos.
ELVIRANo lo preguntéis, don Pedro,
¡que habrá de pesaros mucho!
PEDRONo temáis, sereno escucho;
de mi suerte no me arredro:
decidlo.
ELVIRA Fuera un baldón.
PEDROAcabad.
ELVIRA Vais á ofenderos.
PEDRO¡Pronto!
ELVIRA(Con dignidad, pero sin altanería.)
Elvira de Cisneros
me llamo.
PEDRO Tenéis razón.
Por mucho amaros quizás,
que os llamabais olvidé
Cisneros y Santa-Fe,
y yo don Pedro no más.
¡Tenéis razón! ¿Cómo osara
alzarse hasta vos, señora,
un vagabundo que ignora
el padre que le engendrara?
Nacida en hidalga cuna,
¿cómo pudierais tomar
marido que os ha de dar
amor en vez de fortuna?
¡Oh, no faltaría alguno
de vuestra raza altanera,
que os casabais os dijera
con el hijo de ninguno!
¡Por Dios, que tenéis razón!
¡Qué importa al tomar marido,
si os le dan con apellido,
que os le den sin corazón!
ELVIRAY ¿pensáis que yo le tome?
¿Pensasteis que hablé por mí?
No; vuestro amor está aquí,
y las entrañas me come.
¿Me juzgáis tan altanera
que os negara mi pasión
por un inútil blasón
que le dan hoy á cualquiera?
Mal lo entendisteis, ¡por Dios!
Si corre ya el mundo así,
¿por qué me culpáis á mí?
¿Podéis remediarlo vos?
PEDROPerdón, señora, perdón;
lo que os he dicho no sé,
pero es muy amargo, á fe,
que tengáis tanta razón.
Perdonad; tanto tiempo ha
que no pienso en otra cosa,
que una idea tan odiosa
no cabe en mi mente ya.
Cuando de Flandes volví
(Con ternura.)
mal curado de mi herida,
sólo por vos esta vida
en conservar consentí.
Cuando acudir á mi Dios
los médicos me mandaban,
mis potencias se elevaban
no á los cielos, sino á vos.
Al porvenir me decían
mirase, y en aquel punto
á vuestro bello trasunto
mis sentidos atendían.
Si clavados en el cielo
mis ojos, por un instante
se inundaba mi semblante
de esperanza y de consuelo,
no era que blanca visión
en su azul me sonreía,
erais vos, que yo os veía,
señora, en mi corazón.
¿Os acordáis?
ELVIRA ¡Sí me acuerdo!...
Fuera olvidarlo morir;
mas pienso en el porvenir,
y en su inmensidad me pierdo.
Con tan hermosas visiones
doré mi vida, y en tanto
que fué para vos mi llanto,
para vos mis oraciones.
Mi vida ofrecía á Dios
en inspiración cristiana,
mas nunca llegó profana
hasta los cielos, por vos;
que hasta el cariño filial
con el vuestro dividía,
pues de otro modo creía
que era emplearle muy mal.
Mas ¿quién creyera que ese hombre
que nos debía salvar,
nos viniera á condenar
ante la ley de su nombre?
PEDROTenéis razón, ¡vive Dios!
Mas pues no soy criminal,
yo solo en su tribunal
responderé por los dos.
ELVIRA¿Qué estáis diciendo?
PEDRO Hombre soy
sin derecho y sin fortuna;
puede que el Rey tenga alguna,
y á que me la preste voy.
ELVIRA¿Eso pensáis?
PEDRO Eso pienso.
ELVIRA¡Por Dios, don Pedro!...
PEDRO Quitad.
ELVIRASi es que me amáis...
PEDRO Sí, en verdad,
con amor insano, inmenso.
No sé ya sin él vivir;
mi alma el vuestro necesita,
por eso á quien me le quita
se le he pensado pedir.
ELVIRAVais á perderos; la ley,
por quien la hace ha de fallar.
PEDROPues para reñir y amar
soy tan hombre como el Rey.
Á su alcázar llegaré.
(El Marqués asoma á escuchar.)
ELVIRAY subir no os dejarán.
PEDROHaré frente.
ELVIRA Y os la harán.
PEDRO¿Á mí?
ELVIRA Á vos.
PEDRO Le esperaré,
y una vez ha de salir,
y sea de día ó de noche,
salga á pie, á caballo, en coche,
¡voto á Dios que me ha de oir!
ELVIRAOs apartarán.
PEDRO ¿Por qué?
ELVIRAPorque al Rey cedáis el paso.
PEDRO¡Dios de Dios! En ese caso,
como vil le mataré.

ESCENA II
EL MARQUÉS sale de repente, dirigiéndose á D. PEDRO.
Éste contesta como hombre resuelto á no ceder un punto
de su opinión.

MARQUÉS¡Regicida!
PEDRO Bien está:
mi único bien es Elvira;
quien contra mi bien conspira,
vasallo ó Rey, morirá.
MARQUÉS¡Qué estás diciendo, insensato!
El labio insolente cierra;
quien al Rey osa en la tierra,
hace á Dios un desacato;
y ni es noble ni español
quien la vida le consiente.
PEDRO(Con ira.)
Ved que habláis...
MARQUÉS(Interrumpiéndole.)
Con un demente
que escupe sin juicio al sol.
Don Pedro, si á tal ultraje
fuereis capaz de atreveros,
mientras viva Juan Cisneros
hallaréis quien os atajo.
Tal vez me tiembla la mano
para defender mi honor,
mas darála harto vigor
el honor del Soberano.
Lo dije: si os atrevéis
crimen tamaño á intentar,
por aquí habéis de pasar
primero que al Rey lleguéis.
PEDROMi espada no tiene punta
contra vuestro corazón,
mas guardad vuestra opinión
cuando nadie os la pregunta.
Y permitidine advertir
que no sé con qué derecho
tutor mío os habéis hecho
y me osáis reconvenir.
MARQUÉSDerecho tengo.
PEDRO No le hallo.
MARQUÉS¿No halláis derecho en la ley
que defender á su rey
manda á todo buen vasallo?
PEDRO¿Cómo, si sois tan leal,
el Rey os llamó traidor?
MARQUÉSA informarse el Rey mejor,
no me lo llamara tal.
PEDRO¡Mas callasteis!
MARQUÉS Es quien es,
y era fuerza consentillo.
PEDROOs acordáis del castillo,
y al león besáis los pies.
MARQUÉSBien, don Pedro; en conclusión,
al Rey os mando olvidar;
ved que os lo puedo mandar
con razón y sin razón.
PEDROYa os toleré demasiado,
que tengo sangre española;
con una condición sola
me daré por obligado.
MARQUÉSDecid.
PEDRO Amo á vuestra hija,
y pues hay quien la deshonra,
que fíe en alguien su honra
y entro el Rey y yo que elija.
MARQUÉS¡Tanta osadía me extraña!
¿Entre él y vos escoger?
¿Desde cuándo queréis ser
igual con el Rey de España?
PEDROComo ladrón de su honor,
de noche el Rey ha venido;
y más vale un mal marido
que el mejor galanteador.
MARQUÉSDon Pedro, mientras yo viva,
del Rey no ha de ser la dama;
mas ya que su honra y su fama
en la de su esposo estriba,
aconséjoos que miréis,
pues la pretendéis tan vano,
al ofrecerla la mano
el nombre que la ofrecéis.
PEDRO¿Me insultáis?
MARQUÉS Una verdad
no es un insulto, ¡por Dios!
PEDROY ¿quién sois, que tanto vos
jugáis con mi vanidad?
Cuando á la corte al venir
aquí mi pie dirigieron,
sin duda que bien supieron
á quién ibais á admitir.
Si eso fué por amistad,
mi nombre no es un borrón;
y si fué por compasión,
nada os debo en realidad.
Si soy noble ó soy villano
no lo sé; mas, caballero,
tanto acosáis al cordero,
que os ha de morder la mano.
Yo no me igualo á mi Rey;
mas Dios al crear los hombres
no hizo distinción de nombres
en la igualdad de su ley.
MARQUÉSPues entendedlo mejor:
si el Rey tan tirano fuera
que á sus pueblos se atreviera
en conciencia y en honor;
si para su osada huella
en el rincón mas obscuro
no hubiera un honor seguro
en casada ni en doncella;
si por odio á sus vasallos
tanto en ellos se ensañase,
que á su coche les atase
á la par con sus caballos,
pudieran, sí, todos ellos
toda su sangre agotar...,
y vos no podéis tocar
al menor de sus cabellos.
PEDROLuego ¿vos sabéis quién soy?
Decídmelo, pues, al punto.
MARQUÉSNo.
PEDRO(Conteniéndose.)
De modo os lo pregunto,
que pruebas de humilde os doy.
MARQUÉSDon Pedro, no os lo diré.
PEDROMirad que si así el camino
me cerráis de mi destino,
cuando pueda tentaré.
MARQUÉSTodos los podéis tentar.
PEDROPues adiós.
MARQUÉS Quedad aquí.
PEDRO¿Es mandar?
MARQUÉS Lo mando, sí.
PEDROY ¿quién sois para mandar?
MARQUÉSEscúchame, pues lo quieres,
y después de mis razones
desprecia mis opiniones,
insensato, si pudieres.
¿Unas cartas no recibes
en que consejos te dan?
PEDROSí.
MARQUÉS Y con ellos, di, ¿no van
los dineros con que vives?
PEDROSí.
MARQUÉS Y en ocasión alguna,
¿oro ó carta te faltó?
PEDRONunca.
MARQUÉS Y á quien tal te dió,
¿pesarále tu fortuna?
PEDRONo, ¡por Dios!
MARQUÉS ¿Tendrá derecho
á exigir, por la existencia
que te aguarda, tu obediencia?
PEDROY ¿quién por mí tanto ha hecho?
¿Quién de mí tanto curó?
MARQUÉS¿Merece respeto?
PEDRO Sí;
mas ¿Quién es? ¿Dónde está?
MARQUÉS
Aquí.
Don Pedro, ese hombre soy yo.
PEDRO¡Vos...! Quién soy decidme pues.
MARQUÉS¡Imposible!
PEDRO Pues mirad
que secreto por mitad
callado, secreto es.
MARQUÉS¡Imposible!

ESCENA III
DICHOS. INÉS, que entra apresurada. EL MARQUÉS la dice
con aspereza:

MARQUÉS ¿Qué queréis?
INÉSSeñor, un hombre embozado
esta carta me ha entregado.
(Dale la carta.)
MARQUÉS¿Para mí?
INÉS Vos lo veréis.
MARQUÉS(Mirando el sobre.)
(Aparte.)
(Á Doña Elvira Cisneros...)
(La abre.)
El sello y firma Real...
(Lee, y dice volviendo á doblar la carta:)
¡Que un hombre tan principal
cometa estos desafueros!
ELVIRA¿Qué dice aquese papel,
que os ha faltado el color?
Decid lo que trae, señor.
MARQUÉSLa muerte viene con él.
PEDRO(Con inteligencia.)
¿Dice el Rey?...
MARQUÉS(Con sequedad.)
Que volverá.
PEDRO¿Esta noche?
MARQUÉS Sí por cierto.
PEDROAntes que entre será muerto.
MARQUÉSNo, ¡por Dios!
PEDRO ¡Cómo!
MARQUÉS(Con brío.)
Entrará.
PEDRO¿Entrará?
MARQUÉS Sí; ¿por qué no?
¿No es el Rey?
PEDRO(Con aire sombrío, saludando y volviendo la
espalda.)
El cielo os guarde.
MARQUÉS¿Dónde...?
PEDRO Lo sabréis más tarde.
MARQUÉSTened, que os lo mando yo.
(El Marqués va á detenerle. Don Pedro se adelanta á la
puerta)
PEDROHaceos, buen viejo, atrás:
¿qué tengo que agradeceros?
Vos sois don Juan de Cisneros,
y yo don Pedro no más.
(Vase, y cierra.)
ELVIRA(Aparte.)
(¡Dadle prudencia, Señor!)
INÉSVed que va desesperado.
MARQUÉSDejadle; va enamorado,
y harále volver su amor.
Vos, dueña, despejad.

ESCENA IV
EL MARQUÉS y DOÑA ELVIRA.

MARQUÉS Y tú,
hija mía,
á salir de esta casa te apercibe;
yo lidiaré con mi desdicha impía.
ELVIRAPadre, jamás.
MARQUÉS Mi bendición recibe:
si oyes que presa de fatal fortuna
por ti perdí la vida...
ELVIRA Padre mío.
vos me arrullasteis en hidalga cuna,
no temo el porvenir, le desafío.
Si al Rey le pesa que el perdón astuta
yo le arrancara, y por vengarse infame
me iguala con la torpe prostituta,
que llame sus verdugos, que los llame.
Por vos expuse mi virtud al vicio,
por vos tal vez me llamarán liviana;
iré, padre, con vos al sacrificio,
y por entrambos doblarán mañana.
Abrid, señor, las puertas y balcones,
á afrontar su insolencia basto sola;
que manche no temáis vuestros blasones;
hija vuestra nací, nací española.
MARQUÉSSí, ¡vive Dios! nacistes hija mía,
bien lo muestran tu intento y tus palabras;
pero joven aun, tu fantasía
mengua el peligro, y tu peligro labras.
¡Ah! Tú eres una mísera ovejuela
sin más armas que intentos inocentes:
¿qué ha de valerte tu infantil cautela
contra el león que trae garras y dientes?
ELVIRAPues huyamos los dos.
MARQUÉS Es imposible.
Tigre sin presa, cuanto ve devora.
Se creyera el audaz irresistible...,
¡oh! y contará con lengua mofadora
que en sus lazos caistes, que una noche,
ciega de amor te recibió en sus brazos,
que el suyo ansiando, te prestó su coche,
donde tu limpio honor llevó en pedazos,
que eres suya, y le aguardas amorosa
en escondida quinta... ¡No, hija mía!
Que encuentre presa, y que su sed impía
sacie si quiere en sangre generosa.
ELVIRAPues bien, padre, los dos nos quedaremos;
duda no ha de dejar mi torpe fuga,
porque el cendal en que el honor tenemos
no admite mancha, ni vapor, ni arruga.
MARQUÉSA entrambos alcanzará su venganza.
ELVIRAEntonces, padre, en tan extrema hora
matadme, sí, y acabe su esperanza,
que sangre que liberta no desdora.
MARQUÉS¡Tú, hija, morir! ¡Oh, no; partamos!
ELVIRAAl punto.
MARQUÉS Sí, dispón nuestra partida.
ELVIRAPronto, padre, estará.
MARQUÉS Ve que
arriesgamos
en cada instante nuestra pobre vida.

ESCENA V
EL MARQUÉS.

Sí, partiremos en la noche obscura,
y escondiendo al huir nuestras facciones,
iremos como va por la espesura
cuadrilla de rebeldes ó ladrones.
Acaso al verse en su ilusión burlado,
empañando la fe de los que huyeron,
«¡Seguidles por doquier, dirá irritado,
que á su patria y su Rey traidores fueron!»
(Pausa.)
¡Tal mancha sobre mí! ¡Oh! Y los que queden,
oyéndole ignorantes cortesanos
crédito dar á su despecho pueden,
y dirán sin razón: «Fueron villanos.»
No partiremos, ¡vive Dios!... ¡Elvira!...
(Llamando.)
Tente, viejo infeliz: ¿cómo dejarla
por el necio temor de una mentira
en poder del que así podrá ultrajarla?
¡Oh! Partiremos. ¿Para tanta mengua,
en injusta prisión por tantos años,
su honor velando encadenó mi lengua?
¡Me excusara á matarle tantos daños!
¿No pude hacerlo con razón bastante?
¿No le encontré en los brazos de doña Ana?
¿Y no era, á fe, la ofensa del amante
igual con la vileza soberana?
(Reportándose.)
Miento: ¡jamás! Si en honra había nacido,
necia razón en mis blasones hallo.
Robó mi amor, dejóme envilecido;
mas obré cual debí, que era el vasallo.
Partiremos, sí, ¡por Dios!

ESCENA VI
EL MARQUÉS é INÉS.

INÉS¡Señor! ¡Señor!
MARQUÉS ¿Qué traéis,
que ni hablar, dueña, podéis?
INÉSAhí están.
MARQUÉS ¿Quiénes?
INÉS Los dos.
MARQUÉS¿Quién son los dos?
INÉS Por la puerta
del jardín entrando están;
ved que son ellos, don Juan.
MARQUÉSMas ¿quién son?
INÉS Estoy muy cierta
que es el Rey.
MARQUÉS ¡El Rey!
INÉS(Señalando al balcón.)
Miradle.
MARQUÉS(Azorado.)
Guardad las puertas, Inés;
detenedle.
INÉS Inútil es,
que entra ya.
MARQUÉS(Poniendo mano á la daga, y mirando al cielo.)
¡Señor, salvadle!
Bien; á Elvira me llamad.
(Vase Inés.)
Pronto, dueña. ¡Santo Dios,
libres saldremos los dos,
ó muertos, de la ciudad!
(Con profunda agitación.)
Mataré al Rey; es su estrella...
No, ¡por Cristo! Noble soy;
matarla prefiero á ella.
Mas ¿cómo, siendo tan bella,
tan sin culpa? ¡Loco estoy!
Venceré tal enemigo
muriendo yo seré cruel
tan solamente conmigo.
Más dejándola con él,
en mi muerte, qué consigo?
¿A ella?... Nunca, que es mi amor.
¿A él?... No puedo, que es mi rey.
¿A mí?... En peligro mayor
la dejo... ¡Maldita ley
del orgullo y del honor!
¿Conque valerme no puedo
contra un hombre que me ultraja?
¿Conque habré de estarme quedo
cual si me infundiera miedo
quien mis puertas descerraja?
Mas ¿no viene contra mí?
¿Y no es defenderme ley
de quien va á ofenderme? Sí.
Mas ¿cómo puedo ¡ay de mí!
defenderme contra el Rey?
Pasos allá abajo siento;
miraré por el balcón.
Mas... ¡cielos qué pensamiento!
Dios me da en este momento
tan osada inspiración.
(Se sienta en el velador, escribe una carta, la cierra,
la pone junto á la lámpara, pone el velador junto al
sofá y llama.)
¡Oh, sí!..., escribo...; bien está:
dejo á la luz el papel...
cerca de ella...; á hablarla irá,
verá el papel, le leerá,
y en sí volverá con él.
¡Elvira! ¡Inés!
(Llamando.)
INÉS Y ELVIRA(Saliendo.)
¿Qué mandáis?
MARQUÉSUna copa.
INÉS ¿En vos estáis
MARQUÉS(Á Inés, que sale.)
¡Calle!...
(Á D.ª Elvira, señalando el sofá.)
Reclínate aquí,
y haz que duermes.
ELVIRA Mas ¿miráis
que á solas...
MARQUÉS Yo estaré allí.
(Al interior.)
(La dueña trae las copas: el Marqués las deja sobre el
velador, quita la luz de los ojos de D.ª Elvira, que se
habrá reclinado en el sofá, mira por el balcón,
etcétera, etc., todo con el cuidado más prolijo, como
quien pone á riesgo en ello cuanto puede tener de más
interés el corazón de un buen padre)
(Á D.ª Elvira.)
Por más que intente apurar
no despiertes, ¡por tu vida!
Por el balcón ha de entrar.
Le abro.
(Abre el balcón, va á salir, y vuelve para decir á D.ª
Elvira:)
ELVIRA Ve que eres perdida
si no sabes despertar.

ESCENA VII
DOÑA ELVIRA en el sofá fingiendo profundo y letárgico
sueño. EL REY entrando por el balcón.

REY(Hacia fuera.)
¡Alerta estad, don Guillén!
El papel me sorprendió,
mas á mi vez vengo yo
á sorprenderles también.
(Viendo á D.ª Elvira.)
¡Qué veo! ¿Me engaño?... ¡Oh, no!
Duerme: ¡cuán hermosa está!
(Vuelve la luz de modo que le dé en los ojos.)
No manchan tintas extrañas
su tez, y el fulgor que da
la luz, prolongando va
la sombra de sus pestañas.
¡Nunca vi rostro como él!
Sublime á par que sencillo,
dióle con dócil pincel
sus contornos Rafael
y su misterio Murillo.
Al contemplarla tan bella
en su imprudente descuido,
mi audacia en su faz se estrella,
y estoy, ¡vive Dios! corrido
al verme delante de ella.
¡Cuál se agita mansamente
con la igual respiración!
¡Qué sueño tan inocente!
El blando compás se siente
con que late el corazón.
Á interrumpírsele voy
y á sus pies me arrojaré.
(Dudando.)
No, que duerma... Necio estoy.
¿Su fe no ha empeñado hoy?
Sí; pues que su amor me dé.
(Llamándola.)
¿Elvira? No me responde.
¿Elvira? ¡Sueño tenaz!
¡Si lo fingiera falaz!...
No, que su pecho no esconde
tan villana liviandad.
Elvira..., mi bien..., mi dueño...
Calla: qué piense no sé.
Bastara si fuera empeño,
mas en mujer no vi, á fe,
jamás tan profundo sueño.
Túrbase más mi deseo
cuanto dudo en su virtud.
(Ve la carta.)
Mas ¡cielos! ¿Qué es lo que veo?
Aquí hay una carta, creo
puesta de intento á la luz.
(Mirándola.)
¿Mi necia ilusión me engaña?
Es el sobre para mí.
Sí claro está: ¡cosa extraña!
Felipe cuarto de España...;
entero está el nombre, sí.
Ábrola y leo.
(Lee.)
«Señor
morir así fué su estrella;
yo, mirando por mi honor,
matéla tan sólo á ella,
que ó vos no tuve valor.
El sueño en que la encontráis,
sueño es de mortal veneno:
vos muerte, señor, la dais;
que despierte no temáis,
que no hay ya vida en su seno.»
¡El alma á creer no acierta
tan extrema bizarría!
¡Elvira!... No, no despierta.
¿Conque es verdad que está muerta...,
y pensaba que dormía?
¿Conque por mí te mataron,
casta y celestial belleza?
¿Por mí al mundo te robaron?
¿Por mí tu cristal quebraron,
vaso de limpia pureza?
Aun que respira parece,
aun tenue calor conserva,
cual seca y estéril crece
en muralla que envejece,
recia é inútil la hierba.
(Ruido de espadas dentro.)
Mas ¡qué rumorl ¡Por quien soy,
que es de acero contra acero!
¿Hay más desventuras hoy?
De mí mismo huyendo voy.
(Va á salir por el balcón, y al mismo tiempo salta por
él D. Pedro en la escena, diciendo:)
PEDROBuenas noches, caballero.

ESCENA VIII
EL REY. DON PEDRO. DOÑA ELVIRA, en el sofá.

REY¡Esto más!
PEDRO(Resuelto.)
En el jardín
dejo á un hombre...
REY(Con asombro.)
¿Cómo?
PEDRO
Muerto;
y estando el balcón abierto,
nos encontramos por fin.
ELVIRA(Aparte.)
(¡Dios mío!)
PEDRO Cojo la escala,
la doblo, y el balcón cierro.
(Lo hace.)
El que salga, hará el entierro
del que muera en esta sala.
REYAlguno hace falta ya;
mirad.
(Mostrando á D.ª Elvira.)
PEDRO ¿La matasteis vos?
REYMatóla, ultrajando á Dios...
PEDRO¿Quién?
REY Su padre.
PEDRO Bien está.
Si ella á su fatal fortuna
dió su vida, ¿qué me importa?
La nuestra será bien corta,
que es por demás importuna.
No vine esta noche aquí
menguado á llorar por ella,
que vine porque mi estrella
lo quiso esta noche así.
REY(Con calma.)
¿Su vida os importa poco,
y la amabais, según creo?
Mancebo, por lo que veo,
os estáis volviendo loco.
PEDROLoco debiera de estar
según de amarga es mi vida,
mas todo en ella se olvida
si hay injurias que vengar.
Por ese balcón trepé
tras de vos, por encontraros.
REYY ¿vinisteis...
PEDRO A mataros.
REY¿La razón?
PEDRO Yo me la sé.
REY(Con altivez.)
Vasallo, ¿á quién la razón
contra su rey no le falta?
PEDROMentís; no es rey quien asalta
las casas por el balcón.
REYY ¿quién pudo haceros juez
en causa tan soberana?
PEDROVuestra injuria esta mañana,
y esta noche mi altivez.
(Con brío.)
Para darme una razón,
corona me habéis pedido;
la vuestra se os ha caído
al subir por el balcón.
REY¡Mirad, mozo, que os perdéís!
PEDROIguales estamos ya:
que yo la traiga, eso da
como que vos la dejéis.
REYQue me conocéis mirad.
PEDROHaré que no os conocí,
que es de noche.
REY Hay luz aquí.
PEDROLa apagaré, descuidad.
(La tira una cuchillada y la mata.)
¡Ea, reñid!
REY Miradlo, á fe.
PEDROLo miro; por los balcones
no entran más que los ladrones;
que os tuve por tal diré.
ELVIRA(Levantándose.)
No puedo más, ¡ay de mí!
PEDRO(Al Rey.)
Teneos, ¡viven los cielos!
que han despertado mis celos
unos lamentos que oí.
ELVIRA¡Sí, teneos, que es razón!
REY¿No es esa la voz de Elvira?
PEDRO¿Muerta no sois?
ELVIRA Fué mentira.
REY¡Tal engaño!
PEDRO ¡Tal traición!
¿Conque vos, quien erais siendo,
mentís con tal villanía,
que os hace el Rey compañía
y estáis para mí durmiendo?
(Al Rey.)
Reñid.
REY Reñid, que ¡por Dios,
que sólo cuando venís
está despierta!
PEDRO ¡Mentís!
REY¿Al Rey un mentís?
PEDRO Á vos.
(Se buscan en la obscuridad, cruzan las espadas, y D.ª
Elvira da con D. Pedro.)
REYAcercaos.
PEDRO Defendeos.
ELVIRA(Á D. Pedro.)
¿Qué vais á hacer, insensato?
PEDRO¡Quitad, señora, ó vos mato...
sin más respetos!

ESCENA IX
DICHOS. EL MARQUÉS, con una luz.

MARQUÉS Teneos!
PEDRO(Al Marqués.)
¡Echaos fuera!
REY ¡Apartad!
MARQUÉS(Á D. Pedro.)
¡Es tu padre!
PEDRO ¿Acabas hoy,
suerte cruel?
REY ¡Soñando estoy!
¿Qué habéis dicho?
MARQUÉS La verdad.
PEDRO(Cayendo de rodillas á los pies del Rey.)
¡Padre!..., perdón si villano
tanto con vos me atreví,
que hervía, señor, en mí
vuestro valor soberano.
MARQUÉS(Inclinándose con el mayor respeto.)
Vos me quitasteis mi amor,
y yo con afán prolijo
me he vengado en vuestro hijo
como quien era, señor.
REY(Con nobleza.)
Todos sois nobles aquí:
dadme los brazos, don Juan;
vuestras virtudes están
avergonzándome á mí.
(Á D. Pedro.)
Alzaos, Duque de Olmedo.
(Le echa el Toisón de oro.)
Llegad: vuestra esposa es ésa;
ése es mi hijo, Duquesa,
mirad qué más daros puedo.
En palacio viviréis,
será real vuestro apellido...
MARQUÉSSeñor, que miréis os pido
el que ser quien sois tenéis.
Atad al vulgo la lengua;
pues que hijo mío á ser va,
dejadlo estar como está,
que os es pregonarlo mengua.
(Á D. Pedro.)
Mi hijo sois; llevad mi nombre,
que no os ha de avergonzar,
pues bien le puede llevar,
incluso el Rey, cualquier hombre.
PEDROSí, le admito.
REY En conclusión,
Marqués, la razón es sobra.
MARQUÉSEn palacio, señor, obra
cada cual con su razón.