GUIDDENS
A
ELCAPITALISMO
Y LA MODERNA TEORIA SOCIAL
CAPITULO
IV
TEORIA
DEL DESARROLLO
CAPITALISTA
LA
TEORIA DE LA PLUSVALÍA
Aunque
dedica gran parte de El Capital al análisis económico, el interés
predominante de Marx en su obra es siempre la dinámica de la sociedad
burguesa: el objetivo primario de El Capital consiste en descubrir
de
esta sociedad, a través de un examen de la dinámica del fundamento productivo
sobre el que se apoya. (1)
El
capitalismo, como Marx pone de relieve en la primera página del El
Capital, es un sistema de producción de mercancías. En él los
productores no se limitan a producir para sus propias necesidades, o para las
necesidades de los individuos con quienes están en contacto personal; el
capitalismo implica un mercado de intercambio de dimensiones nacionales, y
frecuentemente internacionales. Toda mercancía, afirma Marx, tiene :
la del ,
por un lado, y la del ,
por el otro. El valor de uso, que ,
hace referencia a las necesidades que puede satisfacer el empleo de las
propiedades de una mercancía como artefacto físico. 2 Un objeto puede
tener valor de uso tanto si es una mercancía como si no; en cambio, ningún
producto puede ser mercancía si no es a la vez un objeto útil. El se
refiere al valor que tiene un producto cuando se ofrece en intercambio por otros
productos. (3) En contraste con el valor de uso, el valor de cambio
presupone ,
y es inseparable de un mercado donde se intercambian los artículos; sólo
significa algo en relación con mercancías.
Ahora
bien, cualquier objeto, sea o no mercancía, sólo puede tener valor en la medida
en que se desempeñado cierta fuerza de trabajo humano para producirlo: ésta es
la afirmación substancial de la teoría del valor-trabajo que Marx toma de Adam
Smith y Ricardo. (4) Se sigue de esto que, tanto el valor de cambio
como el valor de uso, deben relacionarse directamente con la cantidad de trabajo
materializado en la producción de una mercancía. Es evidente, dice Marx, que el
valor de cambio no puede deducirse del valor de uso. Esto puede verse con el
ejemplo del valor de cambio de dos mercancías como trigo y hierro. Una cantidad
dada de trigo vale una cantidad de hierro que se puede precisar. El hecho de que
podamos expresar el valor de estos dos productos en términos recíprocos, y de
una manera cuantitativa, muestra que usamos una medida común aplicable a ambos.
Esta medida común de su valor no tiene nada que ver con las propiedades físicas
del trigo o del hierro, que no tienen proporción común. El valor de cambio debe
apoyarse, por tanto, en alguna característica del trabajo que se pueda expresar
cuantitativamente. Es obvio que muchas diferencias entre los distintos tipos de
trabajo: las tareas concretas que implica el trabajo de cultivar trigo son muy
diferentes de las de la naturaleza del hierro. Del mismo modo que el valor de
cambio hace abstracción de las características específicas de las mercancías, y
las considera en una proporción cuantitativa abstracta, en la deducción del
valor de cambio tenemos que considerar sólo el ,
que puede medirse con la magnitud del tiempo empleado por el trabajador en la
producción de la mercancía.
El
trabajo abstracto es la base del valor de cambio, mientras que el es
la base del valor de uso. Los dos aspectos de la mercancía no son más que una
expresión del carácter dualista del
mismo trabajo. Como fuerza de trabajo: el desgaste de energía física del
organismo humano, algo común a todas las formas de actividad productiva. Y como
tipo determinado de trabajo: un conjunto específico de operaciones en que se
canaliza esta energía, algo propio de la producción de cada mercancía para un
uso concreto.
Todo
trabajo es, de una parte, gasto de la fuerza humana de trabajo en el sentido
fisiológico, y, como tal, como trabajo humano igual o trabajo humano abstracto,
forma el valor de la mercancía. Pero todo trabajo es, de otra parte, gasto de la
fuerza humana de trabajo bajo una forma especial y encaminada a un fin y, como
tal, como trabajo concreto y útil, produce los valores de uso.
(5)
El
es
una categoría histórica, puesto que
solamente es aplicable a la producción de mercancías. Se afirma su existencia a
base de lo que son, para Marx, algunas de las características intrínsecas del
capitalismo. Éste es un sistema mucho más flexible que cualquiera de los que le
precedieron, y exige que la fuerza de trabajo sea sumamente movible y adaptable
a diferentes tipos de trabajo; como indica Marx, .
(6)
Hay
un problema que se nos presenta a primera vista si queremos medir el trabajo
abstracto con unidades de tiempo como procedimiento para calcular el valor de
cambio. Parecería deducirse de esto que un trabajador holgazán, que se demora
mucho en producir un objeto dado, produciría un objeto de más valor que un
hombre diligente, que completa la misma tarea en menos tiempo. (7)
Marx recalca al respecto que el concepto no se aplica a cualquier trabajo
individual concreto, sino al tiempo de trabajo .
Tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir una
mercancía en las condiciones normales de producción y con el imperantes
en una especialidad concreta en un época dada. Según Marx, el tiempo de trabajo
socialmente necesario puede determinarse con bastante facilidad por medio de un
estudio empírico. Un rápido adelanto tecnológico puede reducir el tiempo de
trabajo socialmente necesario que se requiere para producir cierta mercancía, y
traerá como consecuencia la correspondiente disminución de su valor.
(8)
Todo
este análisis, incluyendo el estudio que hace Marx de la plusvalía al que nos
referiremos más adelante, se expone en el primer volumen de El Capital.
(9) Debería recalcarse que aquí Marx trata deliberadamente del valor
y de la plusvalía expresándose en un nivel sumamente abstracto. Marx se propone
de
los del
capitalismo. Por no haber tenido en cuenta, muchos lo han interpretado
erróneamente, entre ellos los que dicen que Marx no reconoce en absoluto al
función de la demanda. A lo largo de su estudio en el volumen primero, Marx
supone una situación en que la oferta y la demanda están equilibradas. Marx no
ignora la importancia de la demanda; pero de la teoría del valor-trabajo se
desprende que la demanda no determina el valor, aunque puede afectar a los
precios. (10) Para Marx la demanda es significativa sobre todo por lo
que se refiere a la asignación de fuerza de trabajo a los distintos sectores de
la economía. Si sube en forma notable la demanda de cierta mercancía, los
productores de otros artículos se sentirán estimulados a dedicarse a la
producción de aquélla. La subida del precio consecuencia del aumento de demanda
se reducirá entonces con tendencia a acomodarse a su valor. (11) Pero
la demanda no es la variable independiente que algunos economistas imaginan:
.
(12)
Del
análisis del valor de cambio que acabamos de tratar se desprende que los valores
de los productos cambian; esto es, varían según la magnitud de trabajo
socialmente necesario materializado en ellos. (13) Marx rechaza la
idea de que el capitalista saca sus beneficios a causa de una indiscriminada
falta de honradez o de una deliberada mala fe en sus tratos. Aunque en las
transacciones de compra o venta un capitalista determinado pueda ganar dinero
aprovechándose de las oscilaciones del mercado, como sería por ejemplo un súbito
aumento de la demanda de su producto, la existencia de beneficios en el conjunto
de la economía no puede explicarse de esta manera. En general, sostiene Marx, el
capitalista compra trabajo, y vende mercancías, por lo que valen realmente. El
capitalista, prosigue Marx, .
(14)
Marx
resuelve esta aparente paradoja refiriéndose a la condición histórica que es la
base necesaria para el capitalismo: el hecho de que los obreros estén para
vender su trabajo ………es también una mercancía, que se compra y se vende en el
mercado; hasta el punto que su valor viene determinado, lo mismo que el de
cualquier otra mercancía, por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su
producción. La fuerza de trabajo humano implica un desgaste de energía que debe
ser recuperado. Para renovar las energías gastadas en el trabajo, debe
proporcionarse al trabajador lo que se requiera para su subsistencia como organismo en activo:
alimento, vestido y techo para él y su familia. El valor de la fuerza de trabajo
del obrero es el tiempo de trabajo socialmente necesario para producir lo que necesita para vivir. Por
consiguiente, el valor de la fuerza de trabajo se puede reducir a una cantidad
determinada de mercancías: las que el obrero necesita para poder subsistir y
reproducirse. (15)
Las
condiciones de la producción industrial y de la manufactura moderna permiten al
trabajador producir por término medio en un día de trabajo mucho más de lo
necesario para cubrir el coste de sus subsistencia. Esto es, para producir lo
que corresponde al valor del mismo
trabajador se necesita solamente una parte del día de trabajo. Todo lo que,
además de esta parte, produce el trabajador es plusvalía. Pongamos que la
duración del día de trabajo sea de diez horas y que el trabajador produce lo que
corresponde a su propio valor en la mitad de este tiempo; entonces, las cinco
horas restantes de trabajo son producción excedente que puede apropiarse el
capitalista. Marx denomina o
a
la proporción entre el trabajo necesario y el trabajo excedente. La cuota de
plusvalía, como todos los conceptos de Marx, tiene un significado más social que
biológico. El tiempo de trabajo necesario para no
puede definirse en términos puramente físicos, sino que tiene que averiguarse a
partir de los niveles de vida con que se cuenta dentro de una sociedad o cultura
determinadas. influyen,
pero sólo en conexión con (16)
La
plusvalía es la fuente de la ganancia. La ganancia es, por decirlo así, la
manifestación y
visible de la plusvalía; es .
(17) El análisis que ofrece Marx en el primer volumen del El
Capital se propone quitar este disfraz, y no trata de la relación efectiva
entre plusvalía y ganancia, relación bastante complicada en el mundo empírico.
La cantidad que el capitalista tiene que gastar en salarios es solamente una
parte del desembolso de capital que tiene que hacer en el proceso productivo. La
otra parte consiste en maquinaria, materias primas, mantenimiento del utillaje
de la fábrica, y otros elementos necesarios para la producción . La parte de
capital desembolsada en todo esto es mientras
que la parte gastada en salarios es .
Solamente el capital variable crea valor; el capital constante .
(18) En contraste con la cuota de plusvalía, que es la razón de la
plusvalía con el capital variable /p / v), la cuota de ganancia sólo puede calcularse
haciendo referencia tanto al capital variable como al capital constante. La
proporción entre el capital constante y el variable constituye la del
capital; puesto que la cuota de ganancia depende de la composición orgánica del
capital, es inferior a la cuota de plusvalía. La cuota de ganancia viene dada
por la fórmula g = p / c + v. La cuota de ganancia es tanto mayor cuanto
menor es la proporción de lo desembolsado en capital constante respecto de lo
desembolsado en capital variable. (19)
En
el tercer volumen de El Capital, Marx relaciona con los precios reales la
teoría simplificada de la plusvalía que presentó en el primer volumen. Es
evidente que, en el mundo real, la composición orgánica del capital varía mucho
de una industria a otra. En algunos sectores productivos, la cantidad implicada
de capital constante en relación con el capital variable es muy superior al de
otros sectores: por ejemplo, el desembolso de capital en maquinaria y
equipamiento de planta en la industria del hierro y el acero, anualmente, es
mucho mayor que en la industria
textil. Siguiendo el esquema simplificado que adelantó en el primer volumen de
El Capital, esto llevaría a
unas cuotas de plusvalía sumamente divergentes; y si la ganancia fuera
directamente correlativa a la plusvalía, llevaría a unas variaciones
características entre las ganancias de diferentes sectores de la economía. Ahora
bien, tal estado de cosas, excepto sobre una base a corto plazo, sería
incompatible con la organización de la economía capitalista, ya que en ella el
capital siempre tiende a afluir hacia los canales que le ofrecen niveles de
ganancia más elevados.
Por
tanto, dejando a un lado los supuestos mantenidos en el volumen I para facilitar
el análisis, Marx concluye que las mercancías no se venden generalmente por lo
que valen, sino según lo que él denomina sus .
(20) La cantidad total de ganancia viene determinada,
en la economía, por la cantidad de plusvalía creada dentro de ella, pero la
participación que cada capitalista particular recibe de este total no está en
proporción con la cuota de plusvalía que se realiza dentro de su propia empresa.
Los capitalistas participan de la plusvalía total en proporción al capital que
han invertido, no a la composición orgánica de este capital. En otras palabras,
los ,
los precios reales de las mercancías, pueden calcularse sobre la base de una
división de todo el capital social por la plusvalía total. El precio de
producción es igual al ,
o suma de desembolsos efectuados realmente en la producción (la magnitud del
capital constante empleado en producir un artículo, junto con el capital
consumido en salarios), más la cuota media de ganancia sobre el capital
empleado.
¿A
qué se debe que las mercancías se vendan a sus precios de producción y no por lo
que valen? Marx dedica una buena parte del volumen III de El Capital a
tratar este problema. Antes del advenimiento del capitalismo, las mercancías
tienden a venderse por lo que valen, pero la estructura competitiva del
capitalismo hace mella en esto. La se
desarrolla históricamente junto con el desarrollo del mismo capitalismo. Si un
sector productivo, con una cuota superior de capital variable en relación al
capital constante, crea una cuota muy alta de plusvalía y ganancia, entonces
sucede lo siguiente:
[...]
los capitales se retiran de las esferas de producción en que la cuota de
ganancia es baja, para lanzarse a otras que arrojan una ganancia más alta. Este
movimiento constante de emigración e inmigración del capital, en una palabra,
esta distribución del capital entre las diversas esferas de producción
atendiendo al alza o a la baja de la cuota de ganancia, determina una relación
entre la oferta y la demanda, de tal naturaleza, que la ganancia media es la
misma en las diversas esferas de producción, con lo cual los valores se
convierten en medios de producción. El capital logra imponer en mayor o menor
medida esta nivelación, tanto más, cuanto más desarrollado se halle el
capitalismo en una sociedad nacional dada, es decir, cuanto más se adapten al
régimen de producción capitalista las realidades del país de que se trate.
(21)
Hay
dos condiciones que facilitan este proceso: la fluidez del capital y la
movilidad del trabajo. La primera requiere ,
y la extirpación del privilegio monopolístico feudal. Es estimulada, además, por
el desarrollo del sistema crediticio, que sirve para concentrar el capital en
lugar de dejar que permanezca en manos de capitalistas individuales. la segunda
condición, la movilidad del trabajo, se apoya en un conjunto de circunstancias
familiares ente sí: la del
trabajo respecto a la localización de los medios productivos y de cierta
propiedad sobre ellos, y la reducción de las especialidades artesanales a
trabajo no especializado, lo que permite a los trabajadores trasladarse sin
dificultad de un empleo a otro. El desarrollo de la cuota media de ganancia está
así vinculado intrínsecamente a la estructura económica de la producción
capitalista.
Marx
continúa recalcando que la teoría de la plusvalía que presentó en el primer
volumen de El Capital sigue siendo el fundamento del análisis que ofrece
en el volumen tercero. Por complicada que sea la relación entre los precios y el
valor, los primeros no dejan de apoyarse en el segundo, cualquier aumento o
disminución de la plusvalía total afectará a los precios de producción. Gran
parte de la crítica de la posición de Marx por parte de los economistas
posteriores se ha centrado en el hecho de que es extremadamente difícil la
predicción de los precios empleando la teoría de Marx, puesto que queda tan
complicada la relación entre los valores y precios. Pero debe ponerse en relieve
que, desde el punto de vista de Marx, la predicción de los precios tiene
importancia secundaria: el grueso de su teoría pretende poner de manifiesto los
principios que están en la base del funcionamiento de la economía capitalista.
El análisis de Marx se mueve al nivel de un intento de socavar la influencia que
tienen en la teoría de la economía categorías físicas como las de precios,
rentas o tipos de interés, con el fin de poner al descubierto las relaciones
sociales que están en la raíz de tales categorías. Lo expresa como
sigue:
El
carácter social de la actividad, la forma social del producto y de la
participación de los individuos en la producción, aparece como alienada,
cosificada (sachlich) en relación con los individuos [...]. El
intercambio universal de actividades y productos, que se ha convertido en la
condición de existencia de los individuos concretos, y la conexión mutua entre
ellos, toma la forma de una cosa, alienada e independiente de los mismos.
(22)
La
teoría de Marx sobre el desarrollo capitalista se funda en la naturaleza de la
expropiación capitalista como queda expuesta en la teoría de la plusvalía. La
tónica general del razonamiento de Marx es que, si bien el capitalismo se
estructura originariamente en torno a un sistema de libre mercado en el cual las
mercancías pueden sobre
la base de la iniciativa de los hombres de empresa, la misma tendencia inmanente
de la producción capitalista socava las condiciones empíricas en que se basa la
economía capitalista.
LAS
ECONÓMICAS
DE LA PRODUCCION CAPITALISTA
En
la perspectiva de Marx, la búsqueda de ganancia es intrínseca al capitalismo;
(23)
Pero, al mismo tiempo, en la raíz de la economía capitalista se halla una
tendencia estructural a la disminución de la cuota de ganancia. La mayoría de
los economistas clásicos admitieron esta idea; la aportación de Marx, expresada
en su formulación de la ,
proviene de la integración de esta teoría con sus análisis de la composición
orgánica del capital, y la relación de esta última con la plusvalía. La ganancia
total en la economía capitalista depende de la plusvalía creada dentro de ella:
la proporción entre el capital constante y el capital variable en el conjunto de
la economía determina la cuota media de ganancia. De este modo la cuota de
ganancia se encuentra en proporción inversa a la composición orgánica del
capital.
Puesto
que el capitalismo se basa en la búsqueda competitiva de la ganancia, el avance
tecnológico, incluyendo sobre todo la mecanización creciente de la producción,
en la batalla que libran los capitalistas por conservar el mercado, es un
arma de gran importancia, por medio
de la cual un empresario puede aumentar su participación de la ganancia
disponible, produciendo más barato que sus competidores. Pero este éxito en
obtener más ganancias mueve a los demás capitalistas a seguir su ejemplo
introduciendo avances tecnológicos similares, que producen un nuevo equilibrio
(aunque igualmente temporal) en el que, sin embargo, cada capitalista tiene que
desembolsar en capital constante una proporción mayor que antes de su capital.
De todo esto se sigue, como consecuencia, un aumento de la composición orgánica
del capital y un descenso de la cuota media de ganancia.
Claro
que esto no ocasiona necesariamente una disminución del total absoluto de
ganancia en la economía; ésta puede incluso aumentar, aun cuando la cuota
de reflujo disminuya. Más aún, Marx distingue varios factores que contrarrestan
la tendencia a venir a menos de la cuota de ganancia. Son los que, o bien
retardan el aumento relativo del capital constante o bien, lo que es la otra
cara de la moneda, aumentan la cuota de plusvalía. Un aumento de lo que se gasta
en capital constante frecuentemente va junto con un aumento de la productividad
del trabajo, lo que, por tanto, reduce efectivamente la proporción del capital
constante dentro del conjunto, y con ello puede mantener estable, o incluso
elevar, la cuota de ganancia: .
(24) Otro modo de compensar la cuota decreciente de ganancia es por
medio del suministro de materiales baratos a través del comercio exterior, los
cuales, si se usan para proveer a las necesidades de subsistencia de los obreros
y para rebajar el valor del capital constante, dan como resultado un aumento de
la cuota de plusvalía. Pero, entre las fuerzas que contrarrestan el descenso de
la cuota de ganancia, Marx acentúa mucho más aquellas que intensifican de algún
modo la explotación del trabajo, las cuales incluyen la prolongación de la
jornada de trabajo y la depresión de los salarios por debajo de su valor.
Permaneciendo igual todo lo demás, la prolongación de la jornada laboral, que
fue un fenómeno empírico concreto durante los primeros años del siglo XIX, eleva
la cuota de plusvalía. También puede aumentarse la productividad del trabajo en
relación con el capital constante, y aumentarse así la cuota de plusvalía,
usando más intensamente la maquinaria disponible: por ejemplo, acelerando su
funcionamiento o utilizándola durante las veinticuatro horas del día por medio
de algún sistema de trabajo por turnos. Imponer por la fuerza una depreciación
de salarios, normalmente no es más que un recurso pasajero, y no produce efectos
a largo plazo sobre la cuota de beneficio. Si bien la patronal considera los
salarios como parte de los costes, y tenderá a recortarlos siempre que pueda,
del análisis general de Marx se sigue que los salarios vienen determinados
básicamente por fuerza precisas, no por restricciones coercitivas de parte de
los capitalistas.
Las
crisis periódicas que ocurren regularmente en el capitalismo son, para Marx, la
manifestación más evidente de las internas
del sistema capitalista. Sin embargo, Marx no escribió ningún tratado
sistemático de la naturaleza de la crisis, pues pensó que son el resultado final
de diversas posibilidades de combinación de factores, y que ningún proceso
causal simple puede dar razón de ellas. No intenta seguir los eslabones de las
múltiples cadenas de causas que precipitan efectivamente la crisis: una tarea
así solamente podría realizarse teniendo presentes los antecedentes del
movimiento general de la producción capitalista, (25) de modo que el
análisis de Marx se limita a una relación de los factores básicos de la economía
capitalista que fundamentan su propensión a las crisis
regulares.
En
las formas de sociedad anteriores al capitalismo, especialmente antes de la
difusión del uso de la moneda, la producción de mercancías implica un
intercambio directo entre individuos o grupos generalmente conscientes de sus
mutuas necesidades, para satisfacer las cuales producían, en otras palabras, en
las formas primitivas de producción de mercancías, el cambio viene controlado
por el interés del valor de uso, y el conocimiento de las necesidades actúa como
principio regulador entre la oferta y la demanda. Pero, al extenderse más y más
la producción de mercancías, esto es, al desarrollarse el capitalismo, se rompe
este vínculo regulador. En esto desempeña un importante papel el uso de la
moneda, al permitir a las partes que negocian la transacción actuar con un grado
de autonomía mucho mayor de lo que era posible en el intercambio directo. El
capitalismo es, por tanto, en grado muy significativo, un sistema ,
(26) porque en él el mercado no está regulado por ninguna mediación
determinada que relacione la producción con el consumo. Es también un sistema
que, en su expansión intrínseca, tiene por motor fundamental la búsqueda
incansable de ganancia. Y precisamente por el predominio de tal motivación,
cualquier estado de cosas que implique un desequilibrio pronunciado entre el
volumen de mercancías producidas y la posibilidad de venderlas con su cuota
media de ganancia, constituye una crisis para el sistema. El capitalismo es el
primer sistema de la historia humana que posibilita un gran volumen de
sobreproducción. Naturalmente, en lo que se refiere a los requisitos de la
economía capitalista, sólo es sobreproducción en términos de valor de cambio, y
no de valor de uso: las mercancías en
forma rentable, podrían usarse en forma normal. Pero, donde no se da un grado
suficiente de rendimiento de las inversiones, queda minado el modus
operandi del capitalismo. La producción queda restringida a una parte de su
potencial, a pesar de que .
(27)
Una
crisis no es más que una expansión de la producción más allá de lo que puede
absorber el mercado sin dejar de rendir una cuota adecuada de ganancias. Cuando
aparece la sobreproducción, aunque solamente en un sector de la economía, puede
poner en marcha un círculo vicioso de acciones. Al caer la cuota de ganancia,
disminuye la inversión, tiene que despedirse de la fuerza de trabajo, lo que a
su vez disminuye la capacidad adquisitiva del comprador y produce otro descenso
de la cuota de ganancia, y así sucesivamente. La espiral continúa hasta que el
desempleo ha aumentado hasta tal grado, y los salarios de los que todavía
trabajan han tenido que descender hasta tal nivel, que ya se dan nuevas
condiciones para el aumento de la cuota de plusvalía, y con ello un estímulo
para la reanudación de las inversiones. Durante la crisis, habrán quebrado
algunas de las empresas menos eficientes, y la parte de mercado que dejaron
pueden cubrirla las restantes, de modo que están en condiciones de empezar un
nuevo período de expansión. Así se renueva el ciclo, y se pone en marcha otro
período ascendente.
Las
crisis, por tanto, no representan un del
sistema capitalista, sino que, al contrario, forman el mecanismo regulador que
permite al sistema sobrevivir a las fluctuaciones periódicas a que está
sometido. El efecto de una crisis es restaurar el equilibrio, y posibilitar el
crecimiento ulterior. En frase de Marx, las crisis son (28)
Puesto que siempre se da la tendencia decreciente de la cuota de ganancia, no
deja de haber un apremio por la misma ganancia en todas las etapas del
desarrollo capitalista. El efecto de una crisis es fomentar la centralización
del capital, consolidando temporalmente el sistema. (29) Las crisis
son endémicas en el capitalismo porque, si bien todo el ímpetu de la producción
capitalista se dirige hacia ,
las relaciones de producción, fundadas en una relación de clases explotadoras,
están organizadas en torno a la expansión solamente del capital. De este modo
llega Marx a su famosa conclusión:
El
verdadero límite de la producción es el mismo capital; es el hecho
de que, en ella, son el capital y su propia valorización lo que constituye el
punto de partida y la meta, el motivo y el fin de la producción; el hecho de que
aquí la producción sólo es producción para el capital y no, a la inversa,
los medios de producción simples medios para ampliar cada vez más la estructura
del proceso de vida de la sociedad de los productores.
(30)
NOTAS
CAPITULO
IV
1.
En la vida de Marx sólo se publicó el primer volumen de El Capital, pero
Marx trabajó simultáneamente en los tres volúmenes. Engels preparó la edición y
publicó los volúmenes II y III, en 1885 y 1894 respectivamente. En el prólogo a
la primera edición Marx promete un cuarto libro en el que expondrá .
Kautsky, entre 1905 y 1917, publicó los materiales reunidos por Marx para esta
obra con el título Theorien über den Mehrwert. Partes de ella se
tradujeron al inglés en el libro cuyas páginas citamos: Theories of surplus
value, ed. Bonner an Burns.
Londres,
1961. Existen traducciones completas en inglés y castellano: Historia de la
teoría de la plusvalía, Fondo de Cultura Económica. México 1945; Teoría
dela Plusvalía, Alberto Corazón editor, Madrid, 1976.
2.
Contribución a la crítica de la economía política, p.
45.
3.
Siempre que Marx habla de sin
más, quiere decir .
4.
Para una exposición del desarrollo de la teoría del valor-trabajo, véase RONALD
L. MIXK: Estudies in the Labour
Theory of Value, Londres, 1956.
5. Cap, vol I pp.
13-14. We, vol. 23, p. 61.
6.
Contribución a la crítica de la economía política, p.
274.
7.
El trabajo cualificado también da pie a una objeción. De todos modos, Marx
sostiene que todo trabajo especializado puede reducirse a unidades de tiempo de
trabajo y
no cualificado. Una especialización representa normalmente el resultado de
cierto período de adiestramiento; para convertir el trabajo cualificado en
trabajo simple, es necesario contabilizar el trabajo que se incluye en el
proceso de adiestramiento (por su parte y por parte de los que le han
preparado). Pero, al parecer de Marx, el capitalismo tiende a poner fin un día a
todo trabajo cualificado, por medio de la mecanización progresiva. Cf. PAUL M.
SWEEZY: The Theory of Capitalist Development, Nueva York, 1954, pp.
42-4.
8.
Como ejemplo de la repercusión del cambio tecnológico en este sentido, Marx cita
el caso de la industria textil inglesa. En ella la introducción del telar de
vapor redujo aproximadamente en un cincuenta por ciento el tiempo de trabajo
necesario para convertir en tela una determinada cantidad de hilado. Un tejedor
manual necesitaría naturalmente el mismo tiempo que antes, .
Cap, vol I, p. 7;
We, vol 23, p. 53.
9. Cap, vol I, p.
425 ss.
10. OE, vol I, pp. 76 ss
11. Cap, vol III,
pp. 187-201. Cf. Meek, p. 178.
12.
Cap, vol III, p. 197.
13.
Esta afirmación sólo es válida dado el modelo simplificado que emplea Marx en el
vol. I de El Capital; en el mundo real se dan a menudo considerables
divergencias entre valores y precios.
14. Cap, vol I,
p. 120.
15. Gru, pp.
270-1
16. Cap, vol I,
p. 124.
17. Cap, vol III,
p. 63.
18. Cap, vol I,
p. 158.
19.
Marx supone que el capital no paga arriendo a ningún propietario. Como Marx
indica: Marx
procede a tratar del problema de la renta de la tierra en el vol. III de El
Capital.
20.
La mayor parte de las críticas de la teoría económica de Marx se han centrado
precisamente en la relación entre valores y precios. Cf. PAUL SWEEZY:
Böhm-Bawerk’s Criticism of Marx, Nueva York, 1949. Dos
estudios recientes de la economía de Marx: MURRAY WOLFDON: A Reappraisal of
Marxian Economics, Nueva York, 1964; y FRED. M. GOTTHEIL: Marx’s Economic
Predictions, Evanston. 1966.
21. Cap, vol III,
p. 198. We, vol. 25, p. 206.
22.
Gru, p. 75. Véase más adelante pp. 368-369.
23. Cap, vol III,
p. 254.
24. Cap, vol III,
p. 35. Cf. también SWEEZY: Theory of Capitalist Development, pp. 98
ss.
25. Theories of
Surplus Value, ed. Bonner and Burns, pp. 376-91.
26.
Esto no quiere decir que no haya un en
las operaciones del mercado, sino sencillamente que los principios que rigen el
mercado funcionan al margen del control consciente humano, como si fuera quien
los regula, según la famosa expresión de Adam Smith.
27.
Cap, vol III, p. 255; véase también la nota de Marx sobre las entre
la posición del obrero productor y su posición como consumidor. Cap, vol
II, 9. 289 (nota). Marx rechaza las más ingenuas teorías del propias
de su tiempo. Véanse sus observaciones sobre ROBBERTUS, Cap. vol I, p.
445.
28. Cap, vol III,
p. 247.
29. Cap, vol II,
pp. 68-70.
30. Cap, vol III,
p. 248. We, vol. 25, p. 260.
Se agradece la
donación de la presente obra a la Cátedra de Informática y Relaciones Sociales
de la Facultad de Ciencias
Sociales, de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina.
http://www.hipersociologia.org.ar/base.html