ARTHUR EDDINGTON

 

 

 

LA NATURALEZA DEL MUNDO ( FRAGMENTOS )

 

 

 

ÍNDICE

 

Prefacio.

Introducción.

Capítulo I. El derrumbe de la física clásica.

Capítulo II. La relatividad.

Capítulo III. El tiempo

Capítulo IV. La declinación del universo.

Capítulo V. El devenir.

Capítulo VI. La gravitación. La ley.

Capítulo VII. La gravitación. Su explicación.

Capítulo VIII. El lugar del hombre en el universo.

Capítulo IX. La teoría de los cuantos.

Capítulo X. La nueva teoría de los cuantos.

Capítulo XI. La construcción del mundo.

Capítulo XII. Indicaciones métricas.

Capítulo XIII. La realidad.

Capítulo XIV. Causación.

Capítulo XV. Ciencia y misticismo.

Conclusión.

 

 

 

Prefacio.

 

            El contenido del libro contiene  el curso que dictara de enero a marzo de 1937, en la Universidad de Edimburgo.

 

Introducción.

 

Capítulo I. El derrumbe de la física clásica.

 

Pág. 23/ 27:

            "La contracción de Fitz Gerald.— Conviene partir del hecho siguiente: vamos a imaginar una varilla rígida que se mueve a gran velocidad. Supondremos primeramente que está colocada transversalmente a la dirección de su movimiento. Luego la hacemos girar en ángulo recto, de manera que quede paralela a la dirección en que se mueve. La varilla se contrae entonces. Es más corta cuando está colocada paralelamente a la dirección en que se mueve, que cuando su dirección y la de su movimiento forman ángulo recto. [...] Mas espere un momento. ¿Acaso es cosa segura que habitamos un planeta que se mueve lentamente? [...]"

 

Capítulo II. La relatividad.

 

Pág. 41:

            Una carga eléctrica inmóvil en la Tierra no genera campo magnético, pero sí lo hará con respecto a un observador interestelar que se mueve con respecto a nosotros. "[...] ¿Cómo puede, pues, el mismo cuerpo, originar y no originar un campo magnético? [...]"

 

Pág. 42:

            "[...] Es un error que a menudo se comete suponer que la teoría de la relatividad de Einstein afirma que todo es relativo. Lo que en realidad afirma es: ´Hay cosas absolutas en el mundo, pero es difícil encontrarlas.´ [...] Intentaré aclarar el distingo entre magnitudes relativas y magnitudes absolutas. El número de objetos tomados por separado es absoluto. Es el resultado que arroja una cuenta, y contar es una operación absoluta. Si dos hombres cuentan a las personas que hay en este cuarto y obtienen cifras distintas, quiere decir que uno de ellos se ha equivocado. En cambio, no es una operación absoluta medir distancias. Puede ocurrir que dos hombres, al medir la misma distancia, lleguen a resultados diferentes sin que esto implique que uno de ellos está equivocado."

 

Pág. 45:

            "[...] existe una diferencia de detalle; la dirección relativa [...] es relativa con respecto a una posición particular del observador, mientras que la distancia relativa es relativa con respecto a una velocidad particular del observador. [...]"

 

Pág. 49/ 50:

            "[...] Tan carente de sentido resulta decir: ´Velocidad a través del éter´ como ´al noroeste del Polo Norte´. no significa esto que el éter queda abolido. Necesitamos un éter. [...] Postulamos la existencia del éter como sostén de las características del interespacio, [...]"

 

Capítulo III. El tiempo

 

Pág. 57:

            "[...] La representación común del mundo como un espacio de tres dimensiones, saltando de un instante a otro instante a través del tiempo, es en realidad una tentativa fracasada para separarlos. [...]"

 

Pág. 58:

            "[...] Así, pues, en lo que atañe a los procesos corporales, el hombre que viaja a gran velocidad vive más despacio que aquél que permanece en reposo. [...] por otra parte, los procesos materiales en su cerebro deben guardar relación con el paso de las ideas y emociones. [...]"

 

Pág. 59:

            "[...] El tiempo de la física, lo mismo que el espacio, es algo así como un marco en el cual colocamos los sucesos del mundo exterior. [...]"

 

Pág. 61/ 62:

            "[...] Mi ´yo instantáneo´; quiero decir, mi yo en este instante, coincide con el suceso Aquí Ahora. Escudriñando el mundo desde ese punto, puedo ver muchos otros sucesos ocurriendo en este instante. Esto me hace suponer que el instante del cual tengo ahora conciencia aquí, debe extenderse hasta abarcarlos a todos, y llego a la conclusión de que Ahora no queda confinado a Aquí-Ahora. [...] Por eso la experiencia no puede dar indicación de un Ahora que no está Aquí. [...]"

 

Pág. 70:

            "[...] Cuando cierro mis ojos y me repliego en lo más íntimo de mi conciencia, siento que duro en el tiempo y en cambio no siento que tenga extensión. [...] Por el contrario, el espacio siempre es percibido como algo externo."

 

Pág. 75:

            "[...] No puede decirse que no hay velocidad superior a la de 299.796 kilómetros por segundo. Imaginemos, por ejemplo, un reflector capaz de enviar un haz de rayos luminosos y paralelos hasta Neptuno. Si se hace girar el reflector una vez por minuto, el extremo del rayo luminoso que llega hasta Neptuno se moverá alrededor de un círculo con una velocidad mucho más grande que el límite mencionado. Constituye esto un ejemplo que ilustra la inveterada costumbre que tenemos de crear velocidades, asociándolas mentalmente a estados que no están en conexión causal directa. [...]"

 

Capítulo IV. La declinación del universo.

 

Pág. 85:

            "[...] Si se mira el espacio reflejado en un espejo, el mundo sigue teniendo sentido, mas si consiguiéramos llevar a cabo idéntica operación con el tiempo, el drama universal se convertiría en descabellada farsa."

 

Pág. 86/ 87:

            "[...] Tracemos arbitrariamente una flecha. Si al seguir la flecha encontramos que la proporción del elemento azar va en aumento en el estado del mundo, entonces la flecha apunta hacia el futuro; en cambio, cuando esta proporción disminuye, la flecha apunta hacia el pasado. [...] Designaré con la frase ´Flecha del tiempo´ esta característica del tiempo sin correlativo espacial, que consiste en tener una dirección en determinado sentido. En el espacio no se encuentra característica análoga. [...]"

 

Pág. 90:

            "Cuando las cifras son elevadas, el azar es la mejor garantía de certidumbre. [...]"

 

Pág. 91/ 92 y 96:

            "Llámase entropía a la medida práctica del elemento azar, que puede aumentar, pero jamás disminuir, en el universo. Se mide por entropía lo mismo que se mide por probabilidad, [...] La entropía aumenta constantemente. [2º principio de la termodinámica] Cuando este elemento ha alcanzado su límite y se estabiliza, la flecha no sabe ya hacia qué punto dirigirse. No corresponde, sin embargo, decir que en esa región el tiempo ha desaparecido; los átomos, como de costumbre, siguen vibrando cual si fueran diminutos cascabeles. [...] el tiempo sigue allí y conserva sus propiedades conocidas, pero ha perdido su ´flecha´. Igual que el espacio tiene extensión pero ya no ´corre´. Esto plantea una cuestión importante. ¿Acaso el elemento azar [...] es la única característica del mundo físico que pueda imprimir una dirección al tiempo? [...] Daré un ejemplo sobre el particular [...]: ¿No podría un agrupamiento ganar cada vez más en belleza (de acuerdo con algún canon estético conocido) a medida que el tiempo avanza? 1 A esta cuestión, otra ley de la Naturaleza da la respuesta en los siguientes términos: Nada en la estadística de un agrupamiento permite distinguir una dirección del tiempo, cuando la entropía tampoco la discierne. [1.— En un calidoscopio pronto se llega a la mezcla completa, y todas las combinaciones son equivalentes con respecto al elemento azar, mas difieren considerablemente en belleza]"

 

Pág. 98 y 101:

            "La teoría de Einstein nos brinda una oportunidad para salir de este dilema. A la pregunta de si el espacio es infinito, o si tiene un fin, la teoría mencionada contesta: Ni una cosa ni la otra; el espacio tiene término mas no tiene fin. ´Finito pero sin límites´, es la expresión generalmente empleada. [...] Mediante una curvatura, el este se convierte en oeste, mas no existe la curvatura capaz de convertir el Antes en Después."

 

Pág. 101:

            "Si retrocedemos en el pasado topamos con un mundo cuyo grado de organización aumenta más y más. Si no encontramos barrera que nos detenga, llegará un momento en que podemos comprobar que la energía del mundo estaba completamente organizada sin que interviniera en ella el elemento azar. [...]"

 

Capítulo V. El devenir.

 

Pág. 116:

            " Otra razón que nos sorprende es el divorcio que observamos, en la física, entre el tiempo y la flecha del tiempo. Si un ser desde otro planeta desea conocer la relación temporal de dos sucesos acaecidos en este mundo, tiene que recurrir a dos aparatos indicadores diferentes: debe servirse de un reloj para averiguar la diferencia de tiempo que existe entre dos sucesos y, por otra parte, tendrá que recurrir a algún dispositivo apropiado (un termómetro) que le permita medir la desorganización de la energía y así establecer cuál de los sucesos ha ocurrido posteriormente. [...]"

 

Pág. 120:

            "[...] La energía de la piedra se distribuye entre las moléculas y la suma de la energía de las moléculas constituye la energía de la piedra. Mas no podemos distribuir del mismo modo la organización del elemento azar en los movimientos. No tendría sentido decir que cierta fracción de la organización está ubicada en determinada molécula."

 

Pág. 124:

            La entropía es considerada como algo extraño en el mundo microscópico.

 

Capítulo VI. La gravitación. La ley.

 

Pág. 131:

            "Cuando estamos parados, las moléculas del suelo nos sostienen golpeando las suelas de nuestros zapatos con una fuerza equivalente a más o menos 70 kilos. [De hecho] no habría que sorprenderse si nuestros sentidos se resintieran de semejante [comprensión] y nos dieran del mundo una idea equivocada. Debemos considerar nuestros cuerpos como instrumentos científicos para examinar el mundo. [...]"

 

Pág. 132:

            Si dejamos caer dos objetos verticalmente, su trayectoria "paralela" terminará en la convergencia en el centro de la Tierra.

 

Pág. 141, 143 y 151:

            "[...] Cuando las ondas luminosas pasan cerca de un cuerpo de gran masa, como por ejemplo el sol, se desvían un pequeño ángulo; esto demuestra una vez más que la representación newtoniana bajo la forma de atracción no es adecuada. Es imposible desviar las ondas atrayéndolas, y en consecuencia hay que buscar y encontrar otra representación del agente que las obliga a desviarse. [Así, ejemplificando con el sistema planetario, el] sistema newtoniano dice que el planeta tiende a moverse en línea recta pero que la gravitación del sol lo desvía. Einstein dice que el planeta tiende a seguir el camino más corto y que lo consigue. [...] La ley de gravitación de Einstein rige una cantidad geométrica, la curvatura; en cambio, la ley de Newton rige una cantidad mecánica, la fuerza. [...]"

 

Pág. 148/ 149:

            "[La aceleración también es relativa.] Vamos a suponer ahora, como algunas veces ocurre en los accidentes de ferrocarril, que el movimiento es reducido a cero en pocos segundos. Esto determina un cambio de velocidad, es decir, una aceleración. Si la aceleración es relativa, ésta puede describirse igualmente como una aceleración del tren (relativa a la estación) o como una aceleración de la estación (relativa al tren). Cabe preguntarse entonces porqué las víctimas de accidente resultan ser aquellos pasajeros que viajaban dentro del tren y no las personas que estaban en la estación. [...] He aquí la respuesta: [los pasajeros del tren se accidentan porque han sido sacudidos.] El movimiento no [accidenta] a nadie. [...] Fácil resulta averiguar qué es lo que causa las víctimas en un accidente de ferrocarril. algo chocó con el tren, es decir, que el tren ha sido bombardeado con un enjambre de moléculas y que ese bombardeo se ha extendido a lo largo de todo el tren. La causa es evidente, material, absoluta [...]; depende del tren y no de la estación. [...]"

 

Pág. 153:

            "[...] Todos nosotros somos relojes y nuestros rostros denotan, a las claras, los años que pasan. [...]"

 

Capítulo VII. La gravitación. Su explicación.

 

Pág. 174:

            "[...] La luz es la vibración misma; la masa es la curvatura misma. [...]"

 

Pág. 175/ 176:

            "[...] En la práctica, los términos ´espacio curvo´ y ´espacio no-euclidiano´ se emplean como sinónimos; no obstante, sugieren puntos de vista en cierto modo  diferentes. [...] Olvidar o ignorar una dimensión, implica adoptar una geometría diferente. [Hay, por ejemplo,] geometría euclidiana de tres dimensiones, [y] geometría no-euclidiana de dos dimensiones. [...]"

 

Capítulo VIII. El lugar del hombre en el universo.

Capítulo IX. La teoría de los cuantos.

 

Pág. 200/ 201:

            "[Hablando del cuanto h = 6,55.10-27 erg.seg] A esta cantidad, que en el mundo tetradimensional es lo análogo o la adaptación de la energía en el mundo tridimensional, la designamos con el nombre técnico de acción. el término no parece ser el más apropiado, mas tenemos que aceptarlo. Los erg-segundos, o sea la acción, pertenecen al mundo de Minkowsky, que es un mundo común a todos los observadores y que, por lo tanto, es absoluto. [...]"

 

Pág. 206:

            "[Hablando de los cuantos de luz] Así como el átomo emisor, sin reparar en ninguna de las leyes de la física clásica, ha decidido que cualquier cosa que salga fuera de él será exactamente h, el átomo receptor, por su parte, ha decidido que cualquier cosa que entre en él será exactamente h. [...]"

 

Pág. 215:

            "Las leyes clásicas marcan el límite hacia el cual tienden las leyes de los cuantos cuando se trata de estados correspondientes a números cuánticos muy elevados."

 

Capítulo X. La nueva teoría de los cuantos.

 

Pág. 222:

            "[...] De Broglie nos ha mostrado cómo deben calcularse las longitudes de las ondas (si es que existen) asociadas con un electrón, es decir, considerando a éste no ya como un corpúsculo puro sino como una ´ondícula´. [...]"

 

Pág. 226/ 227:

            La "Nueva Teoría de los Cuantos" de Heisenberg:    q p — p q   =   i h / 2 p

siendo q las coordenadas y p los momentos, y donde p

                        - para Schrödinger: es un operador

                        - para Born y Jordan: es una matriz

- para Dirac: es un símbolo desprovisto de  todo significado numérico

 

Pág. 236:

            " 1 [...] de cómo considera usted la probabilidad; esto es, si la considera después que usted sabe lo que ha ocurrido o si la considera teniendo en cuenta únicamente las necesidades de la previsión. [...]"

 

Pág. 238:

            "[...] La mecánica ondulatoria de Schrödinger no es una teoría física; es una prueba de escamoteo, muy bien ejecutada por cierto."

 

Pág. 239:

"[...] Fue, otra vez, Heisenberg quien inició este movimiento, en el verano de 1927, y Bohr dedujo las consecuencias que de él se desprendían. [...] Lo llamaré aquí el ´principio de la indetermincaión´. Sustancialmente puede expresarse como sigue: puede una partícula tener colocación o tener velocidad, mas de ninguna manera puede tener simultáneamente la una y la otra."

 

Pág. 244:

            "El principio de indeterminación es epistemológico. Nos recuerda que el mundo de la física es un mundo contemplado desde adentro, medido por los aparatos que forman parte de ese mundo y que están sometidos a sus leyes. [...]"

 

Capítulo XI. La construcción del mundo.

 

Pág. 263/264:

            "Hasta donde nos es dado juzgar, las leyes de la Naturaleza se dividen en tres clases: 1º, Las leyes de identidad; 2º, las leyes estadísticas; 3º, las leyes trascendentales. [Las primeras son las ] identidades matemáticas [y] no se las puede considerar como auténticas leyes que rigen los materiales básicos del mundo. Las leyes estadísticas se refieren al comportamiento de los grupos y se refieren [ a promedios de sus individuales. Las trascendentales tienen] que ver con el comportamiento particular de los átomos, electrones y cuantos, esto es, con las leyes de la atomicidad de la materia, de la electricidad y de la acción. [...]"

 

Capítulo XII. Indicaciones métricas.

 

Pág. 270 y 273:

            "[...] he identificado el dominio de la física con el de la ciencia exacta. Sin embargo, conviene establecer que esos dos términos no son sinónimos. [...] El punto esencial es éste: aun cuando parece que tuviéramos conceptos perfectamente definidos de los objetos situados en el mundo exterior, esos conceptos no forman parte del dominio de la ciencia exacta y de ninguna manera están confirmados por ella. [...]"

 

Pág. 282:

            "[...] Si nos limitamos a la mecánica, que es el dominio en el cual aparece la ley de gravitación, la materia puede definirse como la incorporación de tres magnitudes físicas ligadas entre sí: la masa (o energía), el momento y la presión. ¿Qué son la ´masa´, el ´momento´ y la ´presión´? El que la teoría de Einstein haya podido dar una respuesta exacta a esta cuestión constituye uno de sus más grandes éxitos. Son expresiones que contienen potenciales [...]."

 

Capítulo XIII. La realidad.

 

Pág. 301:

            "[...] No es posible que las leyes que rigen el substrato espiritual, que resulta esencialmente no métrico en cuanto es conocido por la conciencia, sean análogas a las ecuaciones diferenciales y otras ecuaciones matemáticas de la física, que no tienen significado a menos que se las alimente con cantidades métricas. [...]"

 

Pág. 304:

            "[...] Se dice muy comúnmente que las teorías científicas acerca del mundo no son ciertas ni falsas, sino apenas convenientes o inconvenientes. Una frase favorita es que la medida del valor de una teoría científica es que economiza el pensamiento. [...]"

 

Capítulo XIV. Causación.

 

Pág. 313/ 314:

            "La causa y el efecto están íntimamente ligados a la flecha del tiempo; la causa no debe preceder al efecto. La relatividad del tiempo no ha anulado ese orden. [Por otra parte] la distinción de causa y efecto no tiene significado en el sistema cerrado de las leyes primarias de la física; para llegar a ella debemos romper con el plan, introduciendo consideraciones de volición o de probabilidad que le son ajenas. [...] Por razones de conveniencia, llamaré causación a la relación de efecto a causa, y causalidad a la relación simétrica que no distingue entre causa y efecto. [...]"

 

Pág. 318:

            "[...] El eclipse en 1999 es tan seguro como el balance de la compañía de seguros de vida; el próximo salto de un cuanto en un átomo es tan incierto como su vida o la mía."

 

Pág. 319/ 320:

            "[...] en ninguna parte del mundo hay todavía rastro alguno de un factor decisivo en cuanto a si voy a levantar la mano derecha o la izquierda. [...]"

 

Pág. 325:

            "[...] Pareciera como que la Naturaleza procura así que el conocimiento de una mitad del mundo asegure el desconocimiento de la otra mitad; [...]."

 

Pág. 328:

            "[...] el mundo físico, vale decir el mundo de las indicaciones métricas, [...]"

 

Pág. 329:

            "[...] volición, es decir, como algo que es totalmente ajeno a la causalidad."

 

Capítulo XV. Ciencia y misticismo.

 

Pág. 338:

            "[...] Tenemos dos clases de conocimiento a las cuales llamo conocimiento simbólico y conocimiento íntimo. Ignoro si sería acertado decir que el razonamiento sólo puede aplicarse al conocimiento simbólico, pero no cabe duda que las formas corrientes del razonamiento se han desarrollado en función de un saber simbólico únicamente. El conocimiento íntimo no se somete ni a la codificación ni al análisis; o, mejor dicho, cuando intentamos analizarlo se desvanece y el simbolismo lo reemplaza.[...]"

 

Pág. 357:

            "[...] El materialista, que está convencido de que todos los fenómenos surgen de los electrones, los cuantos y otras entidades parecidas, gobernados por fórmulas matemáticas, probablemente abrigará la creencia de que su esposa es una ecuación diferencial harto cumplida; pero no hay duda que tendrá suficiente tino como para no exteriorizar esta opinión en la vida doméstica. [..]"

 

Conclusión.

 

Pág. 365:

            "[...] En cuanto a que lo sobrenatural está asociado con la negación de la estricta causalidad (capítulo XIV), sólo puedo contestar que esto es lo que nos conduce al desarrollo científico moderno de la teoría de los cuantos. [...]"

EDDINGTON, Arthur S.: La naturaleza del mundo físico (1937), trad. por Carlos María Reyles, 2a ed., Bs. As., Sudamericana, 1952, fragmentos.

 

 

 

Compendia: Eugenio Tait

 

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