ANTONIO
DE ULLOA
LA
CAMPAÑA DE LAS TERCERAS
Mui Señor mío: Participo a V.S. cómo el Señor Don Martín de
Ulloa ha puesto en mi poder una colección de documentos
pertenecientes al examen de la conducta de su hermano el Excmo.
Señor Don Antonio de Ulloa, hecho por diferentes Juntas, por un
Consejo de Guerra de Generales de la Armada, y por el Supremo de
Guerra, cuio dictamen consultado con su Magestad se declaró absuelto
dicho Excmo. de todo cargo. Y considerando que en los Archivos
particulares estarían expuestos los citados documentos a perderse,
ha tomado el arbitrio de poner dicha colección en esta Biblioteca de
Sevilla, su Patria, para que archivada se conserve, y a fin de que
ni se substraya alguna parte de ella, ni puedan mudarse, sus ojas,
están numeradas desde la primera hasta 149 y firmadas de dicho
Excmo., componiendo todas ellas un tomo en folio enquadernado en
vitela con la rotulata siguiente: Ulloa. Campaña de las
Terceras.
Embio a VS. la carta de dicho Excmo. con que me previene que se
archiven dichos documentos en el catálogo de los manuscritos, y
mediante a que este aumento ha sido posterior a la formación de los
tres Indices que presenté a la Ciudad, y por su acuerdo en el
cabildo Lunes 17 de Maio pasado, pasó uno de ellos al Archivo de la
Ciudad, otro a V.S. y el otro para el uso de esta Biblioteca. Me
parece será conveniente que se anote la mencionada colección en
dicho Indices, y de este modo quedará cumplido el deseo de dicho
Excmo.
Señor Ulloa, y también cumplida mi obligación de hacerla todo
presente a V.S. a fin de que como Diputado de esta Biblioteca se
sirva de ponerlo en consideración de la Ciudad. Dios guarde a V.S.
muchos años. De esta Biblioteca Pública de la Ciudad, 22 de Junio de
1784.
Si no es fácil en los hombres evitar los contratiempos de la
suerte cuando inesperadamente sobrevienen, lo es el valerse de
aquellos medios razonables y proporcionados que les suministra su
justicia para desimpresionar al Mundo de los siniestros juicios con
que la falta de conocimiento o la mutación intenta desayrarlos. No
es posible
contener con la más reflexiba conducta los efectos de un
concepto mal fundado, principalmente quando encuentra apoyo en el
poder; porque entonces las operaciones más bien dirigidas, y más
conformes a lo que exigen los casos, se interpretan con sentido
contrario al que les corresponde, desfigurándose el mérito con
apariencias siniestras, suponiendo delitos, o faltas graves, los
aciertos. Pero esta errada consecuencia la repara la justicia
demonstrando con echos constantes, y con explicaciones naturales,
sencillas y convincentes la realidad de lo mismo que se interpreta
mal, siendo este desengaño la recompensa del que padecía sin culpa;
sirviéndole de satisfacción ver disipadas y destruidas las adversas
imputaciones; que este es el término de la persecución donde con la
verdad adquiere nuevo y maior lustre la opinión.
Después de
haberme empleado por espacio de 49 años en el
servicio de Rey, por la Carrera de la Marina, con particulares
estimaciones dentro y fuera de España, y de haberme ocupado en
tiempo de Paz, como en el de Guerra, en distintas comisiones y
encargos de la mayor importancia, desempeñándolos a satisfacción de
los tres f. 1 n /soberanos que me an favorecido, distinguiéndome con
su Real confianza el Señor Don Felipe 5, el Señor Don Fernando
Sexto, y el que actualmente venera en el solio de la Justicia
Nuestra Lealtad, el Señor Don Carlos Tercero, que Dios prospere; no
menos que con estimación y concepto de sus Ministros, de los
Generales de la misma Armada y del Exército, y de las personas de
mayor carácter y concepto en todos estados; se me comisionó en el
año de 1779, al empezar la Guerra contra la Ynglaterra, para mandar
una esquadra de corso en las Yslas Terceras. Cumplí este destino en
todas sus partes completamente, sin embargo de varios contratiempos
que sobrevinieron a la esquadra, y regresado con ella a Cádiz en
primero de Octubre, a los 100 días de navegación, bolví a salir el 8
del mismo mes con la esquadra para el Estrecho de Gibraltar a tomar
el mando de la que allí estaba destinada a hacer el Bloqueo de Mar
de aquella Plaza. Y en los días de intermedio hasta esta segunda
salida dí quenta a S.M. por medio de Ministro de la Marina, el
Marqués González de Castejón, de quanto había practicado y acaecido
en aquella campaña, con los extractos en que se explicaban los
vientos que habían reynado, las averías que habían causado en el
esquadra, los temporales, las separaciones de las dos Fragatas que
componían parte de ella, los descubrimientos de tierras,
particularmente de la Ysla Tercera; los encuentros y descubrimientos
de embarcaciones, y las cazas que se habían dado a las que
estubieron en proporción para ello; no dudando, por el conjunto de
circunstancias que concurrieron, que merecería la Real aprobación,
sin poderme figurar otra cosa en fuerza de la felicidad con que
había conducido f. 1 v./ a Puerto la esquadra sin embargo de sus
muchos descalabros y del peligroso estado en que se hallaba uno de
sus principales buques.
Contra estas fundadas esperanzas, me hallé el 23 de aquel
propio mes con una orden de S.M. mandándome que entregase el mando
de la esquadra al Brigadier Don Juan de Langara Huarte, y que me
transfiriese a la Ysla de León para dar las aclaraciones que fuesen
necesarias a la junta de Departamento en las dudas que se le
ofreciesen sobre el examen que S.M. había ordenado que se hiciese de
lo que contenían mis cartas y los Diarios, por haber encontrado
algunos reparos sobre lo contenido en ellos. Dexándome entender que
estos reparos serían de consideración quando daban lugar a
separárseme de aquel mando, y ponerlo al cuidado de un Brigadier,
porque de no ser así bastaría que se me hubiese preguntado lo
correspondiente a ellos, y hubieran quedado desbanecidos con las
correspondientes explicaciones, sin pasar por el bochorno de la
separación del mando en aquella crítica circunstancia, dando a
ententer al público con esta providencia haber faltado gravemente a
lo que me estaba encargado.
Don Juan de Lángara Huarte había tenido al mismo tiempo que yo
el mando de otra esquadra con el propio destino de las Yslas
Terceras, yendo en derechura desde Cádiz para allá al mismo tiempo
que yo, y le había sido preciso abandonar el Navío el Poderoso en
que estaba embarcado, y quemarlo por la mucha agua que hacía, no
siendo posible contenerla. Y así este comandante, que por el motivo
dicho se restituyó
trayendo de me f. 2. r./nos el principal Navío de
su esquadra, fue a sucederme en el mando de la del Estrecho; y yo
que tube la felicidad de conducir a Puerto el Gallardo, de 70
cañones, que se halló en el mismo peligroso estado que el Poderoso,
fui separado del mando y empezado a juzgar como si hubiese faltado
del cumplimiento de mi comisión.
Este ruidoso suceso me constituye en la precisión de instruir a
mi posteridad de quanto conduce al perfecto conocimiento de mi
conducta, pues aunque la última Real Resolución me declara solvente
de todo cargo después de haberse examinado mi conducta por
diferentes Juntas, por un Consejo de Guerra de Generales de la
Armada y por el Supremo de la Guerra; conociéndose por el celo, la
aplicación y la regularidad con que procedí en
todo, el herror del concepto que se hizo contra mí, pudieran en lo
venidero desfigurarse estas importantes circunstancias, y para que
no suceda que siempre parezca (sic) la realidad, y que los justos
reparos de S.M. quedaron plenamente satisfechos con las soluciones
que dí y pruebas que se hicieron, he formado una colección de
documentos por donde se ven los puntos que dieron lugar a este
examen, los distintos modos en que se han practicado la
averiguación, y mis respuestas a las Juntas, a quienes primero fue
cometido, y después al Consejo de Guerra de Generales de la Armada;
y considerando que en los archivos particulares están expuestos
estos documentos a perderse con el transcurso del tiempo, o por los
accidentes que suelen acaecer, he tomado el arbitrio de ponerla en
la Biblioteca de San Acasio de Sevilla, mi Patria, en donde mis
sucesores podrán verla quando lo f. 2 v./ deseen, y sacar de ella
las copias que necesiten, sin extraerla de allí, donde deverá
conservarse archivada. Y a fin de que ni se substraya alguna parte
de ella, ni puedan mudarse sus ojas, están numeradas desde 1 hasta
149 y firmadas de mí; habiéndose copiado de los originales y
borradores y corregido con la mayor precisión. Ysla de León, y
Noviembre 16 de 1782.
Antonio Ulloa f. 3 r./
Justa
vindicación de mi honor y noticia circunstanciada de mi
conducta para la inteligencia de mi posteridad, explicando con los
documentos originales la que observé en la Campaña que hice a las
Yslas Terceras en el año de 1779, quando se principió la Guerra con
la Ynglaterra, mandando una esquadra de 4 Navíos y 2 Fragatas, y
todo lo que de ello resultó en desayre de mi concepto y opinión; de
las diversas Juntas en que se examinaron escrupulosamente mis
operaciones y conductas, del Consejo de Guerra de Oficiales
Generales de la Armada, y últimamente del examen que se practicó por
el Supremo de la Guerra y de la Real resolución de S.M. consequente
a la consulta que éste pasó a sus Reales manos. Todo practicado
desde Octubre de aquel mismo año hasta Marzo del de
1782.
Nunca se puede contar con las felicidades presentes de la vida
por más que se esfuerce el cuidado en prevenir las desgracias, y no
pocas veces acontece que por aquel mismo camino que se toma para
evitarlas se preparan con disimulados aspectos los medios que las
fomentan. En ningún tiempo
ni ocasión pudiera mi juicio desconfiar
menos de su conducta y acierto que en la Campaña de las Yslas
Terceras al principiarse la Guerra con la Ynglaterra en el año de
1779, porque en ninguno ha travajado tanto mi cuidado y aplicación
como en ella para completarla. En ninguno mi travajo de espíritu ha
tenido tanta contrariedad de accidentes que vencer para sostener el
empeño con el maior fervor. De una parte los tiempos, y de otra los
incidentes que de ellos resultavan, parecía que empeñados contra mis
providiencias, unos y otros se comprometían a embarazar que tubiese
efecto la Campaña. Sin embargo de esta f. 1r./contrariedad, vencidos
los obstáculos a esfuerzos de la diligencia, se berificó el designio
en toda la parte posible. Se restituyó la Esquadra a España en el
estado deplorable por todos términos que es notorio: uno de sus
Buques yéndose a pique por instantes, otros desarvolados en parte,
todos con las velas destrozadas de los tiempos; quasi sin víveres,
ni aguada, y con mucha parte de las tripulaciones inutilizadas por
el escorbuto, que hacía rápidos progresos en ellas. En esta
disposición, y haviendo hecho quantos esfuerzos eran imaginables
para completar el destino de la expedición, era regular que se
reconocería el mérito de lo que se havía conseguido a esfuerzos de
la diligencia, y que S.M. manifestase su Real gratitud en
consideración a la felicidad que en ello havía tenido; a lo que
havía travajado mi aplicación para lograrlo, principalmente por
haver salvado de una total pérdida el Buque, que desde los
principios de la Campaña descubrió su devilidad en términos tan
fatales que sólo a esfuerzos de mis repetidas providencias y
incesante cuidado pudo subsistir. Mui distinto de suceder así, he
sido correspondido de un modo tan contrario que ni Yo debía
esperarlo, ni presumirlo ninguno de quantos experimentaron los
sucesos extraordinarios de la Campaña. Esto fue en el notorio
desayre de separarme del mando de la Esquadra que hacía el Bloqueo
del Estrecho, en que me hallaba empleado desde que llegué de las
Terceras, y mandárseme restituirme a la Ysla de León no con algún
justo motivo para ser juzgado de falta o delito conocido, sino para
dar ciertas aclaraciones a la Junta de Departamento en donde el Rey
havía mandado que se reconociesen las Cartas y Diarios que pasé a
las Reales manos quando me restituí de aquella Campaña, dando cuenta
de lo acaecido en ella en vientos y tiempos, accidentes
experimentados y en descubierta de embarcaciones; cuio asumpto,
aunque se graduase de la maior gravedad, no correspondía a ello
princi f. 1 v/piar la diligencia de aclarar algunos reparos,
desacreditándome sin pruevas ni fundamentos de haver incurrido en
falta, y egecutarlo a la vista de toda la Europa, haciendo
sospechosa con ello mi conducta en asumptos graves, como lo
indicaron los papeles públicos entonces; pues para satisfacer a
aquellos justos reparos que S.M. hubiese hecho sobre mis Cartas y
Diarios no havía más dificultad en evacuarlo desde el Estrecho, o
desde otro qualquier parage donde me hallase con la Esquadra, que
desde la Ysla de León; además que el examen que se cometía a la
Junta de Departamento no era el que correspondía para aclarar la
regularidad de mis providencias, no concurriendo en ella
conocimientos suficientes para deliverar sobre la exigencia de los
casos, a causa de que sobre lo que Yo mismo exponía en mis Cartas y
Diarios ningún otro podía adelantar ni dar interpretaciones
decisivas, habiéndolo Yo dispuesto en el acto de la necesidad;
siendo lo mas reparable de esta providencia que procediendo los
reparos de S.M. del contenido en mis Cartas y Diarios, se intentase
formar delito, o causa, por el dictamen advitrario de unas personas
que carecen de todo conocimiento en el asumpto por no haverse
hallado en los lances, que es en los que se conoce la necesidad de
las disposiciones prontas. Por el curso que ha seguido este asumpto,
y por la serie de lo que se practicó en él, se reconocerá quál fue
mi conducta durante la Campaña, quáles mis operaciones y
providencias, hasta a dónde llegó mi tesón y empeño; y si a este
conjunto de circunstancias correspondía lo que se practicó conmigo,
no me atrevería io a proferirlo en este modo si el curso de las
disposiciones dadas en distintos tiempos, mis propias Cartas y
Diarios, la Real instrucción de S.M., las que Yo di a la esquadra de
mi mando, mis órdenes y providiencias tomadas con tiempo, y f. 2
r/sobre todo, las resultas de dos Consejos de Guerra, no lo
persuadiesen. En este concepto olvidaré enteramente mi justo
resentimiento, ciñéndome a trasuntarlas para que mi posteridad no
carezca de tan importantes noticias, y sepa por ellas quál fue mi
conducta, y que nunca se apartó de los más fervorosos sentimientos
que aconseja el honor, con aquella inteligencia y actitud que tengo
acreditada en infinitas ocasiones de la maior importancia. Por estos
mismos documentos, y por los sucesos que hacen relación, se
reconocerá quán extrañas han sido las mortificaciones padecidas por
espacio de 2
años y 5 meses, el avatimiento en que se intentó poner
mi concepto y la reputación adquiridos desde muchos años, y el feo
borrón con que se intentó obscurecer mi opinión; siendo todo ello
mui disonante al celo, a la actividad, a la constancia con que me
governé, hasta el término de rayar en temeridad, el empeño de no
desistir de la empresa antes de completarla, como se
berificó.
Regresado con la Flota de mi mando a España en Junio de 1778,
que fue la más rica que havía venido a nuestra España, la más feliz
que se hauía visto por no haver experimentado contratiempo alguno, y
la más crítica y dificultosa de conducir de quantas han surcado el
Océano por las circunstancias de las diversas derrotas que hizo para
regresarse, me destinó el Rey ha servir en la esquadra del mando de
Teniente General Don Luis de Córdova, y consequente a mi antiguedad
hera el 2º General de ellas. Esta esquadra salió a navegar de la
Bahía de Cádiz el 22 de junio de 1779, antes de haverse declarado la
Guerra con la Ynglaterra, y haviéndose quedado en ella el Navío San
Juaquín por haver varado, y la urca Santa Ritta me mantubo [sic]
hasta el siguiente día, que haviéndolo auxiliado se puso a flote
aquél y salieron en compañía del Fénix f. 2 v./que Yo montava,
incorporándose con el todo de la esquadra. La navegación que se hizo
para la Ysla de Sisarga, en el cavo de Finisterre, fue regular y se
concluyó en 30 días. La esquadra francesa mandada por el Teniente
General Conde de Orvilier [sic] se hallava a la vista de aquella
Ysla esperando a la nuestra para incorporarse con ella, lo que se
efectuó el 23 de julio.
El mismo día de la incorporación de las dos esquadras, en la
tarde,
Don Luis de Córdova me pasó un pliego del Ministerio
previniéndome que procurase ponerme en derrota para el destino que
en él me prevenía, porque hasta estar separado con los Navíos que se
me destinavan no podía ponerse en la que havía de hacer unido con la
francesa; inmediatamente lo ejecuté, aunque el viento estava calmoso
y no era posible hacer mucha diligencia; además de esta
circunstancia, la Fragata Santa Magdalena, que era de las 2 que
debían formar mi esquadra, no se separó del total ni se le havía
encontrado para darle la orden de que estubiese a las mías, y en
esta conformidad la separación no se hizo hasta el día
siguiente.
Los Navíos que componían la Esquadra de mi mando eran el Fénix,
que lo montava de 80 cañones, su capitán de vandera es de Navío, Don
Francisco Melgarejo; el Gallardo, de 70, su Comandante Don Alverto
Olaondo; el Diligente, de 70, su Comandante Don Antonio Alvornos
[sic]; el San Julián, mandado por el Marqués de Medina, todos 4
Capitanes de Navío; y las Fragatas Santa Magdalena, de 28 cañones,
mandada por Don Pedro de
Leyba, y Santa Mónica, igual, por Don
Manuel Núñez Gaona, Capitanes de Fragata. La primera disposición de
S.M. era que esta esquadra se compusiese de 6 Navíos y 2 Fragatas,
pero últimamente se havía reducido a los que quedan nombrados. El
destino era dirigirse a las Yslas del Cuervo y Flores. Por ser en la
estación f. 3. r./ que se estava de Berano la recalada de las más
embarcaciones que buelven de Yndias, sus encargos [eran] proteger
nuestro comercio y perseguir el de los Yngleses, atacando y vatiendo
sus embarcaciones de guerra y mercantiles que encontrase, y asimismo
solicitar 4 ó 5 Navíos de 60 y 50 canones y tal qual Fragata que,
por las últimas noticias que se habían tenido en Londres, tenían
allí los Yngleses para proteger su comercio con aquellas Yslas
Portuguesas; siendo esto lo que explicaba la Real Orden instructiva
de 23 de Mayo de aquel propio año, como lo manifiesta la Copia que
acompaña a la exposición que se verá adelante. La fuerza de los 4
Navíos de la esquadra de mi mando en artillería eran 290 cañones en
todo, de a 24 en las primeras baterías; y la de los 5 Navíos
ingleses supuestos, 4 de 60 y uno de 50, lo mismo, no difiriendo en
calibre, por poner ellos artillería maior que la nuestra en los
Buques de igual porte, y por esto la de los Navíos de 60 es igual a
los de 70 nuestros, sucediendo lo mismo en los demás; en tripulación
no debían ser inferiores, poniendo también más gente que la que acá
se acostumbra en todos sus Buques de Guerra. Con que una de las
principales comisiones de mi encargo era buscar esta esquadra para
atacarla y vatirla.
Este destino y comisión no debía Yo saverlo hasta depués de
estar separado de la esquadra del mando de Don Luis de Córdova, como
lo presenta la 1ª Real Orden, y así, aunque se me ofreciesen dudas
en la que abrazava no me quedava advitrio para consultarlas a la
Corte, ni tampoco para conferirlas reservadamente con aquel General,
determinando de acuerdo con los dos lo que pareciere más ventajoso
al cumplimiento de las Reales intenciones de S.M. y más glorioso
para el desempeño de las Armas. Tampoco me quedava el advitrio de
conferenciarlo con los Comandantes de los Buques f. 3 v / de la
Esquadra a causa de que una de las órdenes principales era que
mantuviese reservado en mí el contenido de la Real Ynstrucción, y
para esforzar más esta reserva se repetía en la inscripción del
Pliego que la encerrava, de modo que era preciso estar a lo literal
en todo, sin advitrar en caso alguno, aunque no faltasen de aquellos
en que por no estar vastante claros, o por no hallarse
comprehendidos en ella, pedían algún género de livertad para operar,
egecutando lo que pareciese más conveniente sin correr el riesgo de
que hubiese resultas contra mí. Tales eran el atacar los 4 ó 5
Navíos de 60 y 50 cañones si se encontravan, y el no exponer las
Armas del Rey al peligro de ser vatidas, porque con fuerzas iguales
será poco experto el que fiado de su valor se persuada que la
superioridad se ha de declarar a su favor; el género de protección
que se debía dar al comercio español, sin dejar de perseguir las
embarcaciones enemigas para atacarlas y vatirlas; el parage en que
se debía empezar a hacerse el corso, sin dilatar, y aun sin
imposivilitar el viaje a las Yslas del Cuervo y Flores; pues si
hubiese de entenderse desde la separación de la esquadra de Don Luis
de Córdova, como después se ha pretendido, sin embargo de no estar
prevenido así en la Ynstrucción, sería vastante para consumir los
víveres que quedavan sin berificar la ida a aquellas Yslas; la
separación de los Buques de la Esquadra con algún motivo,
devilitándose al tiempo mismo, que iba en solicitud de una esquadra
de igual fuerza para atacarla y vatirla, y otras varias dificultades
que ni se explicavan en la Ynstrucción ni se me daba la facultad en
ella para suplirlas como lo aconsejase la razón, ni menos para
advitrar en ello oidos los dictamenes de los comandantes
particulares de los Buques.
Con estas dudas puse en práctica el viaje, ciñéndome f. 4 r/ a
lo literal de la Real Orden, persuadido a que el modo de no errar
era no apartándome de lo que en ella se comprehendía, suponiendo que
en este modo no dejava cavimiento para que se me hiciese cargo
alguno, y viendo que el tiempo se hallava ya adelantado, que en los
víveres y en la aguada havía todo el consumo que estava hecho desde
la salida de la Bahía hasta allí, que si los tiempos no acertavan a
ser favorables necesitaría de otro tanto para conducir la esquadra
al parage que se le señalaba, dispuse que desde 1º de Agosto se
acortasen las raciones, para que en este modo permitiesen permanecer
en él todo el mes de Septiembre y quedasen los convenientes para
volver a España, haciendo el corso en Octubre, como me estava
prevenido. Los víveres con que se había salido del Puerto
correspondían
a 4 meses, y la aguada era para 5, pero éstos se
havían empezado a consumir en 22 de Junio; havía 4 meses que estavan
embarcados antes de la salida y era de recelar que alguna parte
estubiese podrida y mermada, como se berificó; de suerte que a no
haver tomado aquella providencia tan de antemano, las necesidades
hubieran sido extremas, sin que quedase medio de poderse socorrer
unos a otros en la más urgente, como sucedió; y mi gran felicidad
consistió en lo favorable que estubieron los vientos para hacer el
regreso a España, pues no sólo se mantubieron por el sudoeste con
constancia sino que fueron recios para navegar en cortos días las
300 leguas de distancia desde las Yslas del Cuervo hasta las costas
de Lisvoa; de lo contrario, hubiera experimentado en estrechez de
víveres y aguada, y en la epidemia del escorbuto, las calamidades
más sensibles.
Fueron mui raros los vientos favorables que hubo para ir f. 4
v./ a la comisión en cuio modo puede asegurarse, porque siendo por
lo común por el 3º y 4º quadrante y flojos a veces, era el camino
que se hacía correspondiente a su contrariedad y falta de tesón; la
sóla vez que dejaron de ser en este modo fue para descomponer la
esquadra y interrumpir su navegación, que hasta entonces havía sido
arreglada; esto sucedió desde la tarde del 15 de Agosto hasta la
mañana del 16. Estando como en la mitad de la travesía el viento era
por el Noroeste, favorable para el rumbo que iba haciendo, pero tomó
tanta fuerza y levantó mares tan gruesas que no pudiendo aguantarlas
la Fragata Santa Mónica amolló y se separó de la esquadra, de lo que
resultó después su pérdida. El Navío el Gallardo descubrió el Agua
por Proa, que
aumentándose después con mucho exceso lo puso en
términos de naufragar. El Fénix rompió las dos vergas maiores, con
otras varias averías en el velamen y en las maniobras. El Diligente
rompió las vergas de Gavia, una de las mayores; y el San Julián tubo
quebranto en la de Trinquete, siendo general en todas las averías en
velas y en maniobras. La esquadra estubo separada toda, pues con las
averías, que cada Buque experimentó, unos andubieron más que otros
en el discurso de la noche, y a el amanecer el 16 el Fénix se
hallaba solo. Haviendo acaecido esto, como ha dicho, en la mitad de
la travesía, me pareció conveniente antes de seguir el viaje solo y
que lo hiciese toda la esquadra desperdigada, expuesta a perderse si
encontraba la que Yo iba a buscar, que se restituise a Ynglaterra o
alguna otra de las que se indicavan en la Real Ynstrucción, hacer
diligencia de incorporarlos, y en efecto, en las primeras dos oras
de haver retrocedido, lo logré con los 3 Navíos y Fragata Santa
Magdalena, faltando sólo la Santa Mónica. f 5 r./Esta determinación
tan conveniente y acertada es una de las que se critican, y
pretenden reprovar en la reconvención al cargo que se me hace sobre
la separación y pérdida de la Santa Mónica, debiendo suponerse que
quando mi juicio no
huviese tenido todo el efecto, ni tan prompto
como sucedió, nunca por ello se debía hacer obgeción, por ser lo que
correspondía en aquellas circunstancias, evitando navegar una
esquadra dispersa la distancia de 750 leguas por mares donde a cada
paso podía encontrar fuerzas superiores, como lo prevenía la misma
Ynstrucción; en ello se formará juicio de la poca regularidad con
que formaron los cargos, y haverse dispuesto sin la debida reflexión
a lo que en cada circunstancia convenía.
Desde este primer temporal fueron repitiéndose otros, los
vientos se declararon contrarios, y las averías de los Navíos se
hicieron
maiores, de modo que la navegación se halló mui
interrumpida, sin poderse seguir con regularidad; de todo se dá
razón en los Diarios que dirigí al Rey, y en las Cartas con que los
acompañé, y también en la confesión que hice al Consejo de Guerra de
Generales, y en la exposición dispuesta con vista del Proceso, por
lo qual es escusado detenerme en repetirlo.
Restituido a Cádiz con los 4 Navíos de la Esquadra, sin las dos
Fragatas, que se havían separado, la una en la noche del 15 al 16 de
Agosto, y la otra, Santa Magdalena, en el día 13 de Septiembre en la
caza que se dio a una Fragata enemiga, encontré esta última en la
Bahía, por haverse venido luego que se vio sola. Havía la orden para
que según fuesen llegando los Buques de Guerra de mi esquadra, los
de la de Don Juan de Lángara Huarte, y los que cruzavan sobre el
cabo
de la Roca, pasasen sin la menor detención al f. 5 v./Estrecho,
donde debían juntarse las fuerzas posibles para hacer oposición a
una esquadra Ynglesa que se disponía a venir a socorrer la Plaza de
Gibraltar, que desde que se declaró la Guerra en fines de Junio se
hallava bloqueada por Tierra y por mar, como es notorio. Con este
motivo, desde el instante que dí fondo con la esquadra, reciví la
orden del Director General de la Armada, Don Andrés Reggio, para
volver a salir. Esto fue el día 2 de Octubre. La esquadra estava
incapaz de navegar: con más de 400 hombres enfermos escorbúticos y
otros tantos no tan postrados tocados de este mal; sin víveres,
aguada ni dietas; las arvoladuras mui maltratadas, las velas y las
maniobras lo mismo. Pero la urgencia era tal, que se intentava hacer
salir la esquadra sin reparo en estas esenciales necesidades, y
reparárselas allí, inviándole después lo necesario desde Cádiz en
embarcaciones pequeñas, por ser la orden tan urgente que sin
permitirles entrar en la Bahía se les mandase pasar a aquel destino.
Desde luego se toca la imposivilidad de hacerlo así con una esquadra
tan desmantelada, y destrozada, como la de mi mando, sobrando en
ella gente enferma, que sólo servía de estorvo y embarazo, faltando
la sana y robusta que havía de hacer la función quando se presentase
el enemigo. El Navío el Gallardo haciendo tanta Agua, y tan
maltratado por su Proa, que causó admiración en el Arsenal a los que
practicaron el reconocimiento que hubiese navegado, y podido llegar
al Puerto en aquel estado. El Fénix sin vergas maiores, ni velas,
para poder subsistir en el mar. El Diligente sin alguna de las de
Gavia, y la del Trinquete rendida; y éste y el San Julián, sin velas
y con mucha falta de jarcia de lavor; todos sin víveres, sin aguada,
sin dietas y sin muchas de las cosas precisas para estar en el mar;
de conformidad que haviendo tomado el Puerto con las maiores
urgencias f. 6 r./que pueden ofrecerse en el mar para livertar al
uno del naufragio, al todo de las tripulaciones del estrago del
escorbuto; la esquadra entera del lance de vatirse, falta de gente
para hacerlo con el empeño y vigor que era conveniente, pues estava
inservible la Quinta parte de sus tripulaciones, se pretendía que
volviese a salir sin remediarlos, para que en el nuevo destino
experimentase
los últimos desastres de que se acavava de livertar;
porque urgía más juntar fuerzas en el Estreho que la consideración
de la necesidades gravísimas de los Buques de esta Esquadra. Yo
practiqué sobre ello las representaciones y informes que eran
debidos. El Comandante del Gallardo, por su parte, viendo que las
mías no havían sido suficientes, lo hizo por lo respectivo al Navío
de su mando, y sin embargo de las órdenes estrechas de la Corte, la
Junta de Departamento tomó la deliveración de que quedase este
Buque, y se dio providencia para que se desembarcasen los Enfermos,
y se avilitase a la Esquadra en un todo con la maior promptitud. La
actividad de mis disposiciones fue tal, que el día 8, de mañana,
volví a salir de la Bahía con los restantes Buques de mi esquadra,
el San Leandro, de la de Don Juan de Lángara Huarte, y algunas
embarcaciones menores que se habían juntado.
El Brigadier de la Armada, Don Juan de Lángara Huarte, mandava
una esquadra quando la de Don Luis de Cordova salió de la Bahía de
Cádiz en el mes de junio, y con ella salió a navegar al siguiente
día que lo hizo ésta llevando plieglos para entregarle, ignorándose
el destino de la de Lángara hasta que una de las embarcaciones que
reconocí con mi esquadra me dio noticia de haver sido reconocida por
ella, y que la dejaba cruzando entre los cavos de Santa María y de
San Vicente; componíase esta esquadra de los Navíos Poderoso, el San
Leandro, y de una Fragata. Después parece que se le dio orden f. 6
v./ para que fuese a cruzar acia el Cuervo y Flores con la
disposición de que me solicitase allí, y luego que se asegurase de
estar allá la de mi mando, se restituiese a su primer destino,
haviéndolo dispuesto así con consideración al viaje que la mía debía
hacer antes de emprenderlo al cavo de Finisterre, y que en este
tiempo peligrasen en aquella recalada las embarcaciones nacionales
que viniesen de
América. Su llegada allá fue algunos días antes que
Yo lo hiciese, en parte por la anticipación de la salida, y en parte
por no haver experimentado en la Derrota que llevó los temporales y
las averías que hubo en la de mi mando; bien que después de llegar
los tubo, y el Navío el Poderoso se maltrató con ellos al modo que
el Gallardo, y se vio el Comandante en la precisión, por el mucho
agua que hacía y no haverla podido contener, de abandonarlo y
quemarlo; el San Leandro, que se le havía separado desde el
principio del viaje, se le incorporó allá; y sin embargo de la
anticipación de su llegada, y de haver reconocido las Yslas, no pudo
encontrar embarcación alguna de las del comercio de España; ni tuvo
conocimiento del Navío el Buen Consejo del mar del Sur, que se
hallava en el surgidero de la Ysla del Fayal, pero tubo conocimiento
de hallarse la esquadra de mi mando en su destino y de ir dando caza
para el Oeste a una Fragata enemiga. Esta esquadra de Lángara se
retiró de aquellas Yslas cortos días antes de que Yo lo hiciese con
la
mía, y el día 29 de Septiembre, estando en 37 grados 30 minutos
de latitud, la encontré sin antecedentes algunos de que fuese ella
ni de que huviese estado en las Terceras; y entró en la Bahía el
siguiente que la mía. Ha sido conveniente hacer esta narrativa para
que se vea la causa de haver salido el San Leandro al mismo tiempo
que los otros Buques para el Estrecho; que el Poderoso havía quedado
quemado en las Yslas; f. 7 r./ y para el conocimiento de lo que se
irá diciendo.
La orden que había en el Estrecho era, como queda dicho, que el
Comandante o Gefe de más graduación y antigüedad mandase allí; por
esta razón se hallaba mandando el Brigadier Don Vicente Doz con el
Navío el San Agustín, y lo acompañavan el San Genaro, mandado por
Don Félix de Tejada con varias embarcaciones menores como son los
Javeques y alguna Fragata.
Los Navíos Santo Domingo y San Lorenzo, que cruzavan el cavo de
la Roca mandados por Don Ignacio Mendizaval y Don Juan de Arauz,
havían tenido orden para venir al mismo parage, y la noche del día
13
los havía encontrado Yo immediatos al crucero del Estrecho y
incorporados todos el día 15. Se componía aquella esquadra de 8
Navíos, 6 Fragatas, 3 Javeques y un Paquebote.
La comisión era sumamente ardua y difícil de desempeñar. Lo
primero por la precisión de mantener un Bloque perfecto sin que
entrasen embarcaciones que introdugesen socorro en la Plaza, que era
difícil de conseguir. Lo 2º por la precisión de conservar el crucero
entre los Cavos de Espartel y de Trafalgar, que en el Otoño y
Ynviemo no es fácil. Lo 3º por la circunstancia de no deber
desembocar el mediterraneo, aunque forzasen los vientos vendavales,
porque de hacerse quedaría libre la entrada para Gibraltar, y en
tales urgentísimas ocasiones devería tomar el Puerto de Algeciras, o
el de Zeuta, siendo expresa la orden para hacerlo así. Lo 4º por la
precisión de guardar los dos
cavos, para que ninguno de ellos
entrase en el Estrecho embarcaciones que no fuesen reconocidas, y
interceptadas si hubiese indicio de conducir socorro a la Plaza. Lo
5º por el empeño de que estando allí verse sorprehendido de fuerzas
superiores en la precisión de vatirse con desigualdad, sin arvitrio
para evitarlo, cuias consecuencias por lo natural f. 7 v / podían
ser favorables [sic], y mui dolorosas y sensibles en el último grado
para el que mandava la Esquadra, aun quando hiciese prodigios de
valor y se manejase con quanto acierto cave en el Arte, a causa de
que en aquel tiempo que se empezava la Guerra no havía quien no
estubiese persuadido a que manteniendo el Bloqueo con empeño era
preciso que la Plaza se entregase y se quitase este Borrón en la
Monarquía. En medio de mis quebrantos y de lo mucho que mi opinión
ha padecido desde que se me separó con sonrrojo de aquel mando,
tengo el consuelo de no haver sucedido, estando encargado de él,
quando se berificaron estos juicios, y que todo sucedió en el modo
que Yo havía sospechado mui
a poco tiempo de mi separación con mui
errados conceptos sobre la regularidad de mi conducta. La Esquadra
no pudo permanecer en el parage señalado para el crucero; quando los
vendavales ventaron y la forzaron a entran en el estrecho, en él no
le fue posible fondear en Algeciras, ni en Zeuta, y se vio precisada
a pasar al Mediterráneo, y entrar en Cartagena, donde permaneció
algunos meses reparándose de lo que padeció y por la contrariedad de
los vientos; y últimamente la misma esquadra fue atacada y rendida
por la del Admirante Rodney, que era lo que más me llegava a el
Alma.
Conocidos con anticipación por mí estos graves peligros,
después de estar posesionado en aquel mando, no pude dejar de hacer
presentes al ministerio con aquella moderación que es inseparable
del respeto, para que lo pasase a noticia de S.M., como parece por
la copia de carta escrita en fecha 16 del mismo mes de Octubre, y
para que este juicio que formé se viese estar fundado, acompañé los
pareceres de los Comandantes de los Buques que componían la Esquadra
y de los Pilotos prácticos de ella, siendo sólo por lo perteneciente
a la posivilidad de fondear con f. 8 r./ la Esquadra en Ceuta, o en
Algeciras, quando forzasen los vendavales a dejar el crucero; pues
sobre los demás asumptos me ceñí a exponer lo que me pareció
correspondiente a mi obligación. No fuerza de lo que havía
experimentado en aquellos días para que no se extrañase después nada
de quanto pudiese sobrevenir, movido en ello del sincero deseo que
si S.M. conociese que otro General podía desempeñar mejor este
importante encargo se le diese desde luego la Comisión y quedase io
relevado de un asumpto en que considerava mi concepto y reputación
expuestos al peligro de desacreditarme. No tube contestación a este
oficio, como tampoco a los partes y noticias que pasé desde Cádiz
antes de salir para aquella Campaña, sobre lo acaecido en la
antecedente, ni a los que hice desde el Estrecho.
La esquadra del Theniente General de la Armada Don Luis de
Córdova, reducida a 11 Navíos, se restituió de Brest, quedando allá
la del Theniente General Don Miguel Gastón, y otros 4 Navíos en el
Ferrol al mando de Don Ignacio Ponce. Esta venida fue con el motivo
de embarazar el paso por el estrecho a la Ynglesa. Su llegada, que
se supo en Cádiz el 20 de
Noviembre de aquel año, fue en tiempo en
que Don Juan de Lángara Huarte aún permanecía con la suia en el
Mediterráneo, y con el egemplar de no haver podido tomar los
fondeaderos, que a mi se me havían ordenado, y por esta razón
haverse visto en la precisión de pasar al Mediterráneo. Se le
ampliaron las facultades a este General, dejando a su advitrio que
tubiese el crucero donde pudiese mantener la esquadra con seguridad
contra los temporales, y en disposición de estorvar al enemigo el
paso del Estrecho. Con este fundamento lo dispuso entre el cavo de
Santa María y el de San Vicente, haciendo las vordadas f. 8 v./ para
el Sur acia la costa de Bervería. Estando en esta disposición
consiguió Don Juan de Lángara Huarte, después de varias tentativas
que hizo en el discurso de dos meses, pasar al oceáno; y Don Luis de
Córdova,
que en el viaje desde Brest havía experimentado algunos
malos tiempos con su esquadra y se le havían repetido, estando en el
Crucero de los cavos, determinó entrar en Cádiz con los Navíos
Trinidad, y otros 2 el 28 de Diciembre, haviéndole precedido otros 4
en los días 25 y 27 con el fin de repararse; y dejó a Don Juan de
Lángara Huarte en aquel crucero con una esquadra de 11 naves para
que defendiese el paso a los enemigos si lo intentaban. Como el
encargo del que mandava era no permitir que Gibraltar fuese
socorrido por embarcación alguna, según queda dicho, se hacía
preciso dar cara sin limitación a quantas se avistavan, y por esta
causa, las que se destacavan a perseguir algunas, llegavan a
separarse de la vista de la esquadra. En esta forma se hallaba
quando repentinamente se apareció la Esquadra del Admirante Rodney
el
día 16 de henero de 1780 y estava reducida la de Lángara a 9
Navíos que eran el Fénix, el Diligente y San Julián, de los 4 que
compusieron la esquadra de mi mando en las Terceras; el Santo
Domingo, el San Agustín y San Lorenzo, de los demás que le havía
entregado en el estrecho; del Monarca, Princesa, y San Eugenio, de
los que le havía dejado Don Luis de Córdova; y se hallavan
separados, siguiendo varias embarcaciones, el San Genaro y el San
Justo.
La esquadra Ynglesa se componía de 21 navíos y en éstos, tres
de tres puentes; el día antes de descubrir a la nuestra havía tenido
su comandante noticia individual por una Urca olandesa, que havía
sido reconocida por la de Lángara, del parage en donde ésta se
hallaba, y del número de Buques que la componían. f. 9 r./Con este
anticipado aviso venía segura de lograr el golpe, que consiguió
completamente, favoreciéndole también para ello el ser sus Navíos, o
mucha parte de ellos, más veleros que los nuestros, y así aunque
luego que fueron reconocidos por Lángara a las 12 del día, y su
superioridad de fuerzas, puso señal para fuerza de vela y escapar el
que pudiese, soló lo consiguieron el San Lorenzo, por ser de más
andar, y el San Agustín, que se hallava algo adelantado; sobre los
restantes
7 cargó toda la esquadra enemiga a 2 a 3 y a uno 4 contra
cada uno, y a pocas horas de vatirlos, los obligaron a rendirse,
después de haberlos destrozado y de haver hecho en ellos
considerable mortandad, como era preciso, pues cada uno de los
nuestros experimentava los estragos que causavan en ellos tres de
los enemigos, y algunos de éstos de 3 puentes, y el que cada uno de
los nuestros hacía se repartía en 3 de los suios con la gran
desproporción, además de atacarlos los Yngleses como Dueños de la
vela por donde podían hacerles el maior daño, y recivirlos de los
nuestros el menos que era posible; y así los3 Navíos de la Esquadra
que el Rey havía puesto a mis órdenes para la Campaña de las
Terceras, a excepción del Gallardo, y parte de la que después se me
agregó en el Estrecho fue tomada por los Yngleses, permitiendo la
divina
providiencia que esta dolorosa pérdida, y con ella el socorro
de la Plaza bloqueada, no sucediese estando la esquadra a mis
órdenes para que no quedase tan desgraciada memoria sellada con mi
nombre a la posteridad. Esta circunstancia mitigó en algún modo el
sensible golpe de separarseme del mando de la misma esquadra
suponiéndose para ello faltas, y defectos, que nunca hubo en mi
conducta, ni aun remotamente se pudieran sospechar. f. 9
v./
Haviéndome transferido a la Ysla de León, según me lo ordenava
la Real orden, supe que la Junta a quien estava encargado el examen
de los puntos en que el Rey havía encontrado motivo de reparo era la
de Departamento compuesta del Director General de la Armada, que
entonces era Don Andrés Reggio; del Theniente General Don Juan de
Lángara Arismendy; del Yntendente del Departamento Don Francisco
Rances, Brigadieres de la Armada; del Subinspector de los Almacenes
del Arsenal Don Antonio Valdés; del interino Yngeniero en Gefe de
Marina Don Antonio Ansuáteguy; y que además de éstos se havían
mandado agregar para el examen de este negocio al Gefe de esquadra
Don Jossef Blanco Fisón, Comisario general de Artillería de Marina,
y el Brigadier Don Juan de Soto, comandante del cuerpo de Pilotos.
Según lo prevenido en las Ordenanzas Generales de la Armada, parte
1ª tratado 2º título 1º Artículo 26 y 29 folio 12, siempre que haia
motivo para examinar la conducta de algún General, Comandante
particular de Esquadra o de Navío suelto, se debe hacer por el
Director General, o por el Comandante General del Departamento en
falta de aquel, y tres oficiales de experiencia y conocida
integridad nombrados por S.M. a propuesta del mismo Director
General, considerándose suficientes éstos para formar dictamen de la
conducta que se pretende examinar. En el de la mía no parece que se
tubo por suficiente el méthodo observado hasta entonces, y se
dispuso en el modo que
queda dicho. A esta Junta se entregaron los
Diarios de todos los Comandantes Oficiales y Pilotos de la Esquadra
igualmente que el mío, y empezó desde luego a tener las sesiones
correspondientes al asunto una vez cada semana.
A últimos de Diciembre, según se me dijo, concluió su f. 10
r./encargo, procediendo en él por un modo tan particular que en el
discurso de este tiempo ni se me dio noticia de quáles fuesen los
puntos mandados examinar; quáles los reparos que el Rey havía
encontrado en los Diarios y Cartas en que io havía dado cuenta de
los acaecimientos de la Campaña, derrota que havía hecho, vientos,
temporales y accidentos experimentados; ni tampoco de havérseles
ofrecido dificultad, o duda, sobre qué preguntarme; mediante lo qual
se hizo un juicio contra toda práctica y Ley, opinando por lo que
relacionavan los Diarios, sin conocimiento mío ni tampoco en muchas
casos de los mismos que juzgavan de mi conducta sobre la precisión,
motivos y urgencias de lo practicado por mí, a causa de que sobre
ello no eran los Diarios los que podían aclararlo, siendo reservado
a mí sólo el hacerlo, porque siendo el que mandava sin dependencia
de mis subalternos, era el único que podía dar todas las legítimas
explicaciones sobre lo que contenían mis Diarios y Cartas en la
parte que, por estar diminutos, huviesen dado lugar a los reparos
que el Rey había hecho sobre algunos de sus puntos. El Juicio o
dictamen de esta Junta se hizo con la misma reserva que el examen,
dándose a entender en ello que si al fin resultava haver sido mi
conducta arreglada y regular no se quería que se conociese en el
público, pero que si, por el contrario, se encontrase alguna cosa
que al sentir falible de aquellos sugetos no lo pareciese, quedase
este concepto sin aclararse, ni desvaneciese el error procedido de
la siniestra inteligencia que se les huviese dado. Así lo da a
entender la serie de
quanto después fue praticándose, no siendo
persuadible que los meros reparos hechos por S.M., según se explica
en la orden, necesitasen del largo tiempo de 2 años y medio, con
corta diferencia, para concluirse, ni tampoco de los varios exámenes
que se han repetido y de los f. 10 v./Consejos de Guerra en donde se
ha buelto a examinar; porque ya fuese que me pidiesen, desde luego,
las explicaciones de que se carecía, o que se mandase que las
expusiese en un Consejo de Guerra, si los puntos se estimasen
suficientes para ello, era asumpto que en dos meses sobrava para
evacuarlo, no contribuiendo en modo alguno al convencimiento de la
verdad, ni aquel escrupuloso sigilo jamás practicado en materias de
esta especie, ni las providencias expedidas subcesivamente por donde
se ha dilatado; pues bien fuese que se berificase la culpa que se
intentaba atribuirme, o que se conociese la regularidad en el modo
con que procedí en la Campaña, el demasiado tiempo, la repetición de
juicios, y el méthodo particular de éstos, no podía mudar la entidad
de los hechos, debiendo aparecer siempre lo mismo. La dilación, no
obstante, causava un efecto perjudicial a mi opinión,
desconceptuándome y dificultando mi justificación, maiormente quando
afligido, y consternado de verme sindicado injustamente para con la
nación, y desacreditado en la Europa entera, resultaba de ello
perder la salud y la vida antes de conseguir una justificación
completa; pero Dios, que a todo acude con su mano omnipotente, se ha
servido conservarmela, permitiendo triunfe de todo, y logre ser
afianzado con los pruevas más authorizadas el esplendor antiguo de
mi familia y la exactitud de mi conducta, haciendo notorio que
quanto se pretendió atribuirme ha sido infundado, pues de lo
contrario, la rectitud de los tribunales no me huvieran declarado
libre de todo cargo. Era regular que recivido el dictamen de la
Junta
de Departamento, y estando informado de él S.M., se sirviese
de declararme libre de aquellos reparos, dándose por satisfecho de
mi conducta y por bien servido, porque en su consequencia quedase mi
concepto y opinión restablecidos f. 11 r./al lugar que le
correspondía, y en que havía estado antes de experimentar este
inesperado desayre, sin deberlo esperarlo yo en otra forma. Mediante
que la Junta en nada podía tacharla no haviéndome preguntado sobre
asumpto alguno, como queda dicho, siendo expresa orden del Rey que
se me preguntase en los casos de duda o de dificultades que se le
ofreciesen, ni menos haberme dado conocimiento de que en la
inteligencia de sus yndividuos subsistían en todo o en parte los
mismos reparos que S.M. havía encontrado, dándoseme a entender, y lo
mismo al público, que en los puntos principales no havía encontrado
cosa que reparar; pero no vino esta declaración y pasado el término
de un mes sin ver la resulta, me fue preciso practicar alguna
diligencia dirigiendo a S.M. representación por el Ministro de
Marina, pidiendo que se
dignase hacerlo, lo que repetí varias veces
por no haber tenido contestación hasta fines de Marzo del año de 80;
esto es, después de tres meses de estar concluido el examen no hubo
resultas de estas instrucciones. Entonces se recivió una mui diversa
de lo que se esperava, mandándose que por la misma Junta de
Departamento se volviese de nuevo a practicar el examen, y que de
aquellos puntos en que pareciese no haber cumplido Yo con lo que
correspondía se me diese noticia para que digese en ellos lo
correspondiente. Y para entonces havía muerto Don Andrés Reggio, y
la Dirección General havía pasado alTeniente General Don Luis de
Córdova, que subsistía siempre con el mando de la esquadra, la orden
explicava que este examen se continuase por la misma Junta presidida
del Comandante General del Departamento, que quedase interino en él
después que la Esquadra saliese a navegar.
A la Junta de Departamento se havían f.11 v / aumentado para
entonces otros 2 vocales, que eran Don Juan de Lángara y Huarte, que
se hallava ya de Theniente General de la Armada, y Don Antonio
Alvornós, que havía ascendido a Brigadier; ambos estavan vajo la
palabra de honor de prisioneros de guerra. El 1º havía sido
ascendido a Gefe de Esquadra a poco tiempo de haver tomado el mando
de la esquadra del estrecho y de resultas de haver sido atacado por
la esquadra Ynglesa, superior a la que mandava, y de la defensa que
havía hecho fue ascendido a Theniente General estando en Gibraltar.
El 2º era Comandante del Diligente, uno de los comandantes
subalternos que tube en la esquadra de las Terceras y en la esquadra
del estrecho los pocos días que la mandé y havía sido ascendido con
el mismo motivo que aquél a Brigadier. En este modo la Junta se
componía para este 2º examen de los mismos sugetos que la primera a
eceptación [sic] del Director General que havía cambiado con el
aumento de estos dos, cuia circunstancia sólo era suficiente para
que fuese preciso volver a reconocerlo todo, como si no se huviese
adelantado por la primera cosa alguna. Aquí se notarán dos cosas
bien particulares: la 1ª, la repetición del examen por la misma
Junta, cosa jamás vista, y esto sin darse causales [sic] para ello.
La 2ª, que mi conducta y operación de General venían a ser juzgadas
en parte por unos sugetos que no se hallavan empleados en la carrera
militar sino en otras distintas ocupaciones y destinos, como el
Yntendente, el subinspector de los Arsenales y en las ausencias de
éste por su Ayudante, un capitán de Fragata mui moderno, Don Fermín
de Sexma, el Yngeniero en Gefe; Don Francisco Autrán, que había
sustituido a Don Antonio Ansuátegui y nunca havía seguido otra
carrera que la de los Arsenales; y en parte por uno de mis propios
subalternos. Pero parece que para ello no se mirava a las
proporciones de los f. 12 r./que havían de entender en él y a la
regularidad que pedía la Ordenanza General de la Armada, no menos
que a la importancia del asumpto sobre que se tratava; ygualmente a
la desensia [sic] del carácter de que me hallava condecorado, pues a
ninguno de estos recomendables respetos correspondían las
graduaciones y otras circunstancias de algunos de los vocales que la
componían, faltándoles la experiencia de mandos y el conocimiento
propio que en asumptos tan serios era lo principal; además, les
faltava la de hallarse desembarcados de otros cuidados particulares
y libres de toda preocupación. Así, no dejaron estos mismos sugetos
de repararlos, viéndose constituidos Jueces de un General quando el
uno acavaba de ser súbdito suio y otros lo havían sido desde que
empezaron a servir, en cuio modo hicieron presente a la Junta,
adelantando en maior crédito mío uno de estos que con qué seguridad
podía juzgar de las operaciones de un General acreditado y conocido
en
todo el mundo quando se considerava en el caso de aprehender de
él. El otro dijo que haviendo servido de mi subalterno en la misma
Campaña y habiendo recivido las órdenes que Yo havía dado a la
Esquadra con aprecio y beneración, teniéndolas por las más
puntuales, acertadas y conformes al destino que havía tenido ¿cómo
podía, arreglándose al sentido de los puntos que se habían de
examinar, juzgar de un General propio, que le havía mandado, sobre
la conducta que havía tenido?. Olvidando aquel concepto, que la
propia experiencia le havía enseñado, y de los otros vocales más
antiguos y capaces, no dejaré de hacer reflexiones mui prudentes y
ajustadas con consideración al general concepto en que estava dentro
y fuera de España, con todas las Naciones de Europa, y a los
fundamentos f. 12 v./con que lo havía adquirido. Pero estas
consideraciones
no mudaron lo dispuesto, siendo indispensable
arreglarse al Real Orden en todo su thenor, sin detenerse en el
incoveniente de que los que tenían otras ocupaciones de que cuidar
era preciso que se hallasen ocupados de ellos, y no prestar toda la
atención que merecía este otro, como lo acreditó la experiencia en
varias sesiones que se interrumpían por esta causa.
Empezaron éstas precididas por el Theniente General, y Director
General, Don Luis de Córdova, en 29 de Marzo de 1780, pero no
encontrando materia sobre qué fundar dificultad, ni en qué reparar,
y mucho menos hacer cargos, se acusavan en ir examinando y
confrontando los Diarios unos con otros, y en comparar lo que en
ellos se reconocía con los puntos que se havían remitido por el
ministerio. Al cavo de algún tiempo, el Director General, viendo que
la obra se adelantava poco por no tratarse de ella más que el día
Miércoles de cada semana, y tampoco tenía cavimiento en todos por
excluirse los de fiesta y también los que ocurría algún otro asumpto
egecutivo de los varios que estavan recomendados por S.M. y eran del
conocimiento de la misma Junta o de los particulares de sus
Yndividuos, propuso que para evacuarlo con brevedad sería
conveniente hacerlo presente al Rey y que se cometiese este asumpto
a una Junta particular de oficiales que no entendiesen en otra cosa,
para que sin interrumpción pudiese tratar de ello; y haviéndose
consultado en este modo vino resuelto por Real Orden de 16 de Junio,
que se recivió el 22, aunque no se puso en práctica hasta el 30, que
se formase esta Junta avordo del Navío la Concepción, compuesta por
el Theniente General Don Miguel Gastón, del Gefe de Esquadra Don
Antonio Posadas y de los Capitanes de Navío Don f. 13 r./Athanasio
Baranda, Don Carlos de Thorres, Don Francisco Gil de Lemos, Don
Fernando Daois y Don Antonio de Ansuáteguy. Esta nueva providencia
variava enteramente la forma y el sentido de la diligencia por que a
mí se me comunicó con fecha de 12 de Octubre de 1779, y lo mismo al
Director General Don Andrés Reggio, igualmente que a su sucesor Don
Luis de Córdova, de 12 de Marzo, se decía haver resuelto S.M. que
por la Junta se haga examen de las Cartas y Diarios en que dí cuenta
de lo acaecido en la Campaña anterior, con el destino a las Yslas
Terceras, y con particularidad a varios puntos que S.M. ha reparado
en ellos, mandándome dejar el mando de la Esquadra del Estrecho y
venir a la Ysla de León para dar las aclaraciones a las dudas que
puedan ofrecerse a la Junta en que ha resuelto S.M. que se haga este
examen; de modo que el asumpto en sí no pasava, según esta Real
Declaración, de un examen sobre aquellos puntos en que S.M. dice la
Real Orden que había reparado; pero en ésta posterior no se dice que
sean meros reparos, hallándose transformados en cargos, pues dice la
aclaración de los cargos a que debe satisfacer el Theniente General
Don Antonio de Ulloa, relativos a la comisión del corso que tubo el
año último sobre las Yslas Terceras, de suerte que sin que la
primera Junta, precedida [sic] por Don Andrés Reggio, me diese
noticia alguna de havérseles ofrecido duda o dificultad sobre lo
contenido en mis Cartas y
Diarios, sin dármela de los puntos en que
S.M. havía hallado reparos, sin noticiarme haver hallado
discrepancias entre lo que explicavan los demás Diarios de la
Esquadra con lo que io decía en los míos, y sin darme a entender el
modo en que comprehendían lo que se relacionava, en éstos se ven,
sin saverse cómo ni por qué, los que fueron solo reparos f. 13 v.
/mudados, ya, con el nombre de cargos, para el conocimiento que
havía de tomar esta tercera Junta; pero la transformación pasó más
adelante. Lo prevenido por la 1ª y la 2ª disposición era que las
Juntas, haviendo practicado el examen, informasen a S.M. lo que
tuvieren por conveniente según el juicio que formasen de todo,
arreglado a Ordenanza que es, vajo un solo concepto, quando no
huviese discrepancia, exponer el dictámen; para esta tercera no fue
así, mandándose que cada uno de los vocales entendiese su parecer
sobre cada uno de los mencionados cargos con arreglo a ordenanza, y
nombrándose al Capitán de Navío Don Juan Landecho para que
concurriese a las Juntas en calidad de Fiscal, de modo que, según
esta providencia, ya venía a ser un Consejo de Guerra con nombre de
Junta, pues además se mandava que se tomasen las noticias o
declaraciones que fuesen conducentes para la perfecta aclaración, y
que se me formasen los cargos que resultasen del examen,
practicándose esto por el Oficial que hacía de Fiscal, dándoseme
noticia de ello para que respondiese; y en este modo, sin más motivo
que la propuesta que havía sido hecha por la Junta que precidía Don
Luis de Cordova, con el fin de abreviar la conclusión, vastó para
mudar toda la forma de examen y transformar en cargos los que hasta
entonces
havían sido sólo reparos. Pero esta nueva disposición hace
más visible la falta de reflexión con que se procedió, y que no
había más cargos en realidad que los que una siniestra inteligencia
se figuraba, siendo el mismo hecho el que lo califica, porque en
esta última Real Orden se dan por supuestos cargos a que debía
satisfacer y en ella misma se dice que me formen por el Fiscal los
que resulten del examen, con que en esta complicación se declara f.
14 r. / que de aquellos aparentes cargos se esperava que resultarían
algunos verdaderos, que es lo que parece se pretendía. En ellos
mismos se reconocerá el poco o ningún fundamento que tenían,
considerando al mismo tiempo que con semejantes procederes ningún
General se halla libre de experimentar de iguales desaires y
Tropelías; no siendo posible que las disposiciones de uno conformen
con el dictamen de muchos, aun en las cosas sencillas. Parece que en
fuerza de esta nueva disposición el asumpto debía terminarse con más
brevedad, quedándolo completamente, pues no faltava requisito para
la
más completa Justificación, pero no sucedió así porque de esta
misma providencia resultavan otras demoras y dilaciones, y los
juicios que formaron las Juntas del Navío la Concepción y la de
Departamento, después del más prolijo examen y de haber justificado
hasta los puntos más despreciables por declaraciones que recivieron
para mayor comprobacion de los hechos, mandó S.M. que se examinase
de nuevo por un Consejo de Guerra en toda forma después de concluido
por éste, no pareciendo suficiente la resolución que pasase al
Supremo de la Guerra, donde de nuevo se vio y examinó lo actuado por
el de los Generales y los fundamentos con que havía sentenciado a mi
favor. La repetición de exámenes ya por las Juntas, ya por el
Consejo de Guerra y ya por el Supremo, no pudieron dejar de causar
novedad y de persuadir a que S.M. no estava suficientemente
satisfecho con los pareceres que havían dado unos y otros y a que
con algún fundamento sospechase Yo que no eran las faltas que
suponían contra mí conducta las que dilatavan la conclusión y que
esta repetición de diligencias, los diversos juicios que se havían
formado, las distintas Personas que havían intervenido en ellos f.
14 v. / y los modos con que se havía procedido en cada uno, se
dirigían a buscar materia, como llevo dicho, que pudiese producir
algún cargo formal, dirigiéndose asimismo a esto el haver de dar los
votos separados los Yndividuos entre sí sobre cada uno de los puntos
con las demás circunstancias que se verán en el discurso de este
asumpto, por ser mui difícil que varias personas se encuentren
enteramente conformes en el juicio que forman sobre varios asumptos,
pues de haver resultado alguno de la primera Junta era consequente
proceder a examinarlo en Consejo de Guerra; y esto es lo que
previenen las Ordenanzas Generales de la Armada en el artículo 29
citado, siendo al mismo tiempo el medio pronto y legítimo de conocer
si Yo havía procedido con conducta arreglado a las órdenes y
instrucción de S.M. El haverlo omitido entonces para egecutarlo
después de la repetición de Juntas, y de la distinta forma en que
éstas se celebraron, fue dilatarlo y dar campo a que se creiese que
en mí havía unas faltas graves por la misma razón, que no se
encontravan en estas Juntas privadas.
El Director General, Don Luis de Córdova, recivió orden de
estar pronto a salir con la esquadra y se embarcó en su Navío el
Trinidad el 11 de Junio, ordenándose asimismo que el Theniente
General Don Juan de Lángara Arismendy tomase el mando interino del
Departamento,
y en este modo venía a presidir la Junta, siendo su
hijo, Don Juan de Lángara Huarte, uno de los vocales de ella. En el
discurso de los dos meses y medio que havían pasado presidiéndola
Don Luis de Córdova no se me havía preguntado sobre asumpto alguno,
pero desde la 1ª Junta de Don Juan de Lángara determinaron por más
acertado, para que la Junta quedase cubierta en su dictamen, y para
concluir muy f. 15 r. / breve, pasarme originales las noticias de
los puntos sobre que estrivan los reparos que S.M. havía encontrado
en mis Cartas y Diarios, y que esto se hiciese subcesivamente para
que la Junta se pudiese imponer mejor en los fundamentos con que Yo
havía procedido en mis resoluciones. Con fecha de 14 de aquel propio
mes me pasó la de algunos puntos, y hasta el 22 me havía continuado
la de los siguientes hasta el 6º, porque, deseando evacuar con la
posible brevedad, este Comandante havía determinado que se
duplicasen las sesiones en cada semana, destinando además el día
Jueves para ello. Mis respuestas fueron tan puntuales que no tuvo la
Junta que detenerse, y tan concluyentes que leídas por primera vez,
y bueltas a leer, y discurrir sobre ellas, quedaron convencidos de
la regularidad y de los fundamentos con que me havía governado, sin
ofrecerseles
cosa que reproducir, y mucho menos sobre que tubiese
cavimiento el más escrupuloso reparo de mi
conducta.
En este estado se hallava, y siendo 9 los puntos en que debían
tener conocimiento estavan evacuados 6, que eran los más
principales, quando se recivió la orden que queda dicha de la
posterior disposición, sin prevenirse en ella circunstancia alguna
para que en caso de hallarse adelantado se continuase sin
interrupción, ni tampoco que la de el Navío el Concepción se ciñese
a evacuar sólo los puntos que no lo estuviesen por la de
Departamento. La de Don Juan de Lángara Arismendy, por el méthodo
que tomó, pudo adelantar
mucho en pocas sesiones, lo que no sucedió
en las que celebró Don Luis de Córdova porque faltava en ellas la
luz viva que manifestase de pronto las razones que havía tenido cada
cosa. Esta providencia así dada fue causa de nueva y maior dilación
porque la Junta de Departamento, sin embargo de lo que tenía
adelantado f. 15 v. / y de lo poco que restaba que hacer para
evacuar los 3 puntos últimos que faltavan, no tubo por conveniente
continuar y pasó a Don Miguel Gastón los documentos con mis
respuestas a los 6 puntos que se hallavan determinados, sin ser esta
ocasión la sola en que se retrocedió de lo que ya estava hecho, para
principiar de nuevo aquello mismo.
El 2 de Julio, con el intervalo de sólo 17 días, salió a
navegar la esquadra del cargo de Don Luis de Córdova, y con ella Don
Miguel Gastón la Junta que presidía no havía hecho más que imponerse
en los puntos sobre que havía de tomar conocimiento y en mis
respuestas dadas a los 6 de ellos, y todo ello se devolvió a la de
Departamento con las nuevas órdenes que se le havían comunicado a
aquélla, en que alterava el orden que antes se havía seguido; sobre
lo qual se ofrecieron algunas conferencias y dificultades, y
últimamente convinieron en que se procedise vajo el mismo méthodo
que se havía principiado, pero como los puntos de los reparos y el
thenor de las últimas órdenes indicavan haver havido falta en la
observancia de las que se me havían comunicado para la Campaña y de
exactitud en las cosas que eran concernientes a mi obligación, la
Junta no se determinaba a deliverar, teniendo, por una parte, que
atender al respecto [sic] que infunden los preceptos del Rey en unos
reparos hecho por S.M., y, por otra, a la sinceridad de las
soluciones que dava io en mis respuestas, con las que quedavan
plenamente desvanecidos. Por esta razón determinó volver a examinar
desde el principio, punto por punto y hacer comparación de mis
Diarios y Cartas con las respuestas que tenía dadas y el todo de los
Diarios de los Yndividuos de la Esquadra, Comandante oficiales y
Pilotos, para que de este modo el parecer fuese más afianzado, sin
que quedase sobre él ningún f. 16 r. / género de confianza. Esta
Junta me pasó noticia de los 3 puntos últimos que quedavan que
evacuar, recivió mis respuestas con la misma puntualidad que las
primeras, las reconoció y examinó, y teniéndolo todo concluido en
este modo determinó en 30 de Agosto formar recapitulación de lo
actuado sobre cada punto de los que por 1ª y 2ª vez se tenían visto,
examinados y
conferidos para extender en su consequencia el parecer;
esta obra la tenía concluida, faltando en ella sólo la resolución
sobre el último, quando el 2 de Octubre recivió 2ª orden para pasar
todos los documentos a la Junta, que precedía [sic] Don Miguel
Gastón, en el modo que explicaré.
La esquadra del mando de Don Luis de Córdova havía buelto a
entrar en Cádiz el 29 de Agosto, haviendo embiado el 19 el comboy
Ynglés que apresó en la medianía entre cavo de San Vicente y la Ysla
de la Madera, pero como para este tiempo la Junta tenía concluido el
examen, y sólo por dar más peso a su resolución, afianzándola con
quantas reflexiones fueren posibles, se ocupava en formar la
recopilación que queda dicha, no juzgó estar ya la materia en el
caso de volver los documentos a la otra, porque sobre ser contrario
a toda regularidad lo era también a su prompta conclusión, que se
hallava tan recomendada por varias órdenes de S.M. dirigidas a la
misma Junta y últimamente por una de 17 del mismo mes de Agosto en
que le prevenía a Don Juan de Lángara Arismendy, que el Rey lo tenía
mandado y que lo havía repetido en 16 de Junio, que no se perdiese
instante de tiempo en la aclaración de los cargos hechos contra mí,
y que quería S.M. que se evacuase con la maior circunspección y
actividad, con que estándolo ya, por estar dadas mis respuestas,
examinadas y aprovadas, sería, como ha dicho, contrario f. 16 v. / a
estas órdenes, pasar de nuevo todo el expediente a la que precedía
[sic] Don Miguel Gastón para que se repitiese por esta otra. Con la
llegada de la Esquadra y Comboy apresado, la del conde Staing el 26
de Septiembre, que se condujo por Tierra desde Madrid y vino a tomar
el mando de los Navíos que havían llegado en distintos tiempos: 8 al
mando del Monsieur de Brufflet en 18 de Junio, otros 5 de Guerra y
un comboy de 29 que vinieron de Tolón y entraron el 12 de Junio,
otro
más de Guerra que el propio día llegó de Brest, y un comboy del
Guarico llegado el 6 de Agosto, se ofrecieron varias ocurrencias a
la Junta y no pudo ésta evacuar tan prontamente la recopilación que
estaba formando, pero la tenía ya en su conclusión, y estendidos los
pareceres de los 8 puntos para pasarlos con el 9º a S.M. en el
siguiente correo.Quando en 2 de Octubre recivió la nueva orden que
queda dicha, y no previniéndose cosa alguna que indicase deberse
entender esto, sólo en el caso de que faltase que hacer trabajo
maior, como tampoco si la una Junta debía ocuparse en practicar el
suio de sóla aquella parte que no hubiese quedado evacuado por la
otra, como se ha dicho antes, le pareció ser lo más acertado, para
no faltar en cosa alguna a lo dispuesto por S.M., volver por 2ª vez
a pasar los documentos con el parecer que tenía extendido de los 8
puntos, y aunque el 9º lo tenía visto y examinado por 3 repetidas
veces faltava sólo que extenderlo arreglado a lo que tenían
determinado. El 16 del mismo mes de Octubre empezó de nuevo la de
Don Miguel Gastón su conocimiento; en 21 del propio mes se me
preguntó la causa de no haver dado caza con la Esquadra a algunas de
las embarcaciones que se habían avistado de ella durante la Campaña,
en que reconocí no hallarse impuestos, los que la componían, f. 17
r. / en el principal obgeto de la Comisión en los inconvenientes que
se ofrecían para practicarse las cazas, sin reflexión a las horas y
tiempos, y en las demás circunstancias a que era preciso mirar, que
es lo que sucede quando se juzga por personas que no se hallan
suficientemente instruidas en asumptos que no han presenciado, o que
carecen de toda la extensión de luces que es precisa para conocer
las razones con que se han determinado las resoluciones. En 20 del
mismo mes respondí a estas dudas, que son a la verdad bien futiles,
para detener en ellas la consideración y comprometer el crédito y la
opinión de un General acreditado; supe también que se havían
recivido declaraciones de varios oficiales sobre iguales
despreciables motivos, de modo que el examen venía ya a ser no sólo
de aquellos puntos en que el Rey havía reparado, sino de quanto se
havía ofrecido durante la Campaña, buscando materia en otros casos
por no haverla encontrado en los que venían señalados. El 31 del
propio mes volvió a salir la
Esquadra y Don Miguel Gastón remitió a
S.M. el expediente, haviendo terminado por su parte el punto 9º. La
esquadra francesa y el comboy del Guarico salieron el 30, y no havía
en el Departamento, ni fuera de él, empezando por los vocales de
ambas Juntas, quien no creise estar concluido enteramente y que en
su consequencia devía venir aprovada por S.M. mi conducta. Ya se ha
visto cómo se fue dilatando por tiempo de un año este negocio y las
varias novedades y disposiciones que experimentó, pasando de meros
reparos a graduarse de cargos, al mismo tiempo que las Juntas
quedavan convencidas con mis respuestas y sin encontrar ni aun leve
motivo por donde concluir haver faltado a cosa alguna de lo que se
me havía mandado y era de mi obligación. f. 17 v. /
No se habrá visto asumpto tan expurgado y reconocido, por lo
mismo que no se encontrava en él materia que fuese contra mí, ni que
se haia hecho por un modo tan extraño como éste; primero por una
Junta de Departamento reservadamente, sin dárseme conocimiento ni
luz de los puntos sobre que debía examinarse mi conducta, tratando
de deliverar sobre mis providencias y resoluciones sin tomar
conocimiento de los fundamentos, causas y razones que hubo para cada
cosa de ello, dirigiéndose sólo por lo que encontravan en los
Diarios donde sus Autores escrivieron lo que les parecía, sin
conocimiento de las que el General tenía para lo que egecutava, y
propiamente era formar un juicio a ciegas; y siendo el fin aclarar
los puntos en que S.M. havía reparado, este medio era el más
adecuado para obscurecerlo de nuevo, mediante que la inteligencia
que tienen en los asumptos de marina, los que hacen esta carrera, no
se entiende a comprehender las miras y fines con que el General
procede en sus determinaciones. Después de esta primera diligencia,
la repetición por la misma Junta de Departamento compuesta de los
sugetos que la
primera, aumentada de dos más, y precedida [sic] por
otro Director; en tercer lugar, por la misma Junta precedida [sic]
por distinto Comandante General; en quarto, por la Junta del Navío
la Concepción, precedida [sic] y compuesta de otros sugetos
distintos que los de la de Departamento; después, volver de ésta a
aquélla, y quando estava concluido, repetirse el volver a ella,
puesto que mis respuestas a los últimos puntos, como queda dicho,
las havía dado en 26 de Julio, y que en 11 de Agosto las dí al 1º y
2º a causa de estar determinados éstos por la precidida por Don Luis
de Córdova, sin havérseme preguntado cosa alguna, motivado de no
haver encontrado sobre qué hacerlo, pero f. 18 r. / evacuados
después los otros 7 puntos por la que precidía Don Juan de Lángara
Arismendy en el modo que queda dicho, pareció a éste que sería
acertado que el dictamen de la Junta fuese completo, y que se
fundase con mis respuestas, y así, desde aquella fecha hasta el 2 de
Octubre, en que intervinieron semanas, se vee [sic] si tendría bien
reconocida todas mis
respuestas y examinadas las circunstancias y
las razones que exponía en ellas, para deberlo tener Yo por
concluso. A mi no me pertenece decir cosa sobre este modo de juzgar
de mi conducta por ser la parte paciente en ello, pero júzguese por
todo lo que queda dicho, y reflexiónese sobre las dilaciones
contrarias a lo mismo que se encargava de la brevedad, sobre la
distinta forma que se dio a ésta, convirtiéndola en las formalidades
como un Consejo de Guerra, y la particularidad de hacer una pesquisa
secreta, reciviendo declaraciones del Comandante del Fénix, y de
otros individuos de la Esquadra, sin dárseme traslado de ellas, ni
conocimiento de lo que deponían, fuese favorable o adverso, juzgando
de mi conducta y de mis operaciones al arvitrio despótico de cada
Yndividuo, o según concevían las cosas, y no deja de decir que según
la amplitud o limitación de sus luces, inteligencia y capacidad,
pues todo esto tiene cavimiento en un modo tan inhusitado como el
que llevo referido, y se conocerá si me sobran motivos para
sospechar que el fin ha sido buscar materia para hacer causa, y,
entre tanto que se encontraba, desconceptuarme con el Rey y en el
público, para que quedasen disculpados a costa de mi honor los
desgraciados accidentes de Guerra experimentados en aquellos
principios.
Las dos Juntas expusieron sus dictámenes dando por f. 18 v. /
buena mi conducta, en cuio modo me lo hicieron comprehender los
vocales, y se dibulgó en el público, el qual tomaba ya particular
interés en ello, así por la noticia, que desde luego se esparció de
los puntos principales en que se pretendía atribuirme haver faltado,
como por lo que se havía dilatado la conclusión; y lo que en él
hacía más eco era la pérdida de las Embarcaciones que venían de las
Yndias, la de la urca Santa Ygnes viniendo de Manila, la del
registro el Buen Consejo del mar del Sur, que había estado en la
Ysla del Fayal, y el haber dejado de tomar un comboy de los enemigos
que se me presentó y no practiqué lo que correspondía para ello;
pero con los dictámenes de las Juntas conocieron que ni uno ni otro
era como se suponía, sucediendo lo mismo en los otros puntos en que
no tenían tanto interés, y no se dudava que S.M. aprovaría mi
conducta, conformándose con lo que le informaron estas Juntas, a
quienes havía cometido el examen en el modo que queda explicado.
Pero las resultas no fueron correspondientes a estas esperanzas,
fundadas en aquellos regulares principios de la equidad, pues en
donde no se encontrava delito por modo alguno no havía motivo para
dilatar la declaración de mi ignociencia [sic], y habiendo procedido
en los principios, en lo que se havía informado a S.M. sin el
conocimiento que era preciso, no havía otro modo de reparar el
agravio que me havía hecho en ello que declarando conforme a los
Ynformes de las Juntas la exactitud de mi conducta en quanto havía
estado a mi cargo, pero no se hizo así, y por el contrario fue nuevo
motivo de admiración quando se supo el 7 de Diciembre haver recivido
orden el Director General Don Luis de Córdova con fecha de 1º para
que se examinase de nuevo en Consejo de f. 19 r. / Guerra, cuia
providencia era opuesta al Concepto que se havía formado, dándose a
entender en ella que las Juntas havían informado al Rey distinto de
lo que sus Yndividuos havían manifestado con demostración de
complaciencia, o que S.M. no se hallava satisfecho con su parecer,
sin embargo de haver sido authorizadas, de estar compuestas del
crecido número de sugetos que quedan dichos, ni de las razones que
Yo exponía en mis respuestas arregladas puntualísimamente a lo que
se expresava en mi Diario, y desde luego se volvió a empezar al cavo
de 13 meses el nuevo juicio como si fuese asumpto nuevo, y sobre
causa conocida. Concluido el proceso por el Maior General de la
Armada, el Capitán de Navío Don BuenaVentura Moreno, que el 1 de
Abril se había desembarcado de la Esquadra por orden de S.M., que
recivió el Director General con el motivo de finalizar los procesos
contra el Theniente General Marqués de Casa Tilly sobre el mando de
la esquadra y expedición a la Ysla de Santa Cathalina en la costa
del Brasil, y el de el Brigadier Don Jossef de la Somaglia, que
desde la salida de la Esquadra en Junio del año presente se hallavan
suspensos, se me entregó en 10 de Marzo de 1781 para que reconocidas
por mí las deposiciones de los Testigos que se havían recibido,
nombrase Defensor que hiciese mis veces, según se acostumbra y
previenen las ordenanzas; pero no me pareció ni preciso, ni
correspondiente al decoro de mi conducta, ni al maior lucimiento,
que una persona extraña hablase sobre los cargos que se me
intentavan formar, y fuese quien represente lo conveniente haciendo
patente la regularidad con que me havía governado, mucho menos
teniendolo practicado anteriormente en las Juntas, sin poderme
quedar duda de su convencimiento a causa que para no tenerla en una
materia que tanto interesava al f. 19 v. /concepto de mi conducta, y
en que debía estar suficientemente comprehendida por los vocales; la
fuerza de mis razones, havía solicitado que se me permitiese parecer
en ellas para explicar quando se leiesen mis respuestas aquellas
circunstancias en que se ofreciese algún reparo, y la misma Junta me
havía
respondido que no lo tenía por necesario ni conveniente a
causa de que no se havía ofrecido alguna en quanto se havía visto de
ellas, y que estuviese seguro de que no se procedería a resolver, si
en adelante ocurriese, sin apurar la materia, reproduciéndome lo
necesario sobre las que se ofreciesen, y no habiéndome hecho
pregunta alguna hasta la conclusión era concluiente que no havían
hallado reparo, y que mis respuestas havían sido convincentes. Con
este cierto antecedente juzgué no serme ayroso que otro pusiese la
Pluma e mi propia defensa, ni necesario valerme de agenos auxilios
para vindicar mi conducta, teniéndolo ya practicado en aquéllas, y
con las mismas razones que allí tenía expuestas, formé una
exposición en que recapitulé quanto tenía dicho a las mismas Juntas
y en la confesión del Proceso, repitiendo el oficio de solicitar la
asistencia en el Consejo al tiempo de hacerse la lectura, según se
permite por las Ordenanzas Generales de la Armada a los Defensores
para que expongan lo que convenga al derecho de las partes que
representan
en su debido tiempo, pero el Consejo de Guerra no lo
juzgó tampoco conveniente ni necesario como lo manifiesta mi oficio,
y la respuesta dada por el Presidente Don Luis de Córdova.
Consequente a esto pasé al Consejo un Papel de reflexiones sobre uno
de los puntos del Ynterrogatorio, que tratava de la Urca Santa
Ignes, por no haverla retenido en conserva de la Esquadra, a causa
de ser sobre el que más se insistía sin embargo de estar bien claras
las órdenes que se me havían dado en la Ynstrucción y bien patente y
f. 20 r / demostrado de haverlas observado puntualmente sin
apartarme de ellas.
Ratificados los testigos, y estando enteramente concluido el
Proceso, se recivió orden en 22 de Marzo para que el Maior General
de la Armada, Don BuenaVentura Moreno, pasase a Algeciras con el
mismo carácter en compañía del Theniente General y Comandante
General interino del Departamento, Don Antonio Valcárcel, quedando
en la interinidad de éste el Gefe de Esquadra Don Antonio Osorno y
de Mayor interino el Capitán de Navío Don Jossef Miranda. La
esquadra del mando de Don Luis de Córdova entró en la Bahía el 27
del mismo mes, y Yo no havía omitido practicar las representaciones
convenientes solicitando que S.M. se sirviese expedir la orden
necesaria para que se formase el Consejo de Guerra, pues aunque la
Ordenanza de la Armada lo previene, y no deve detenerse quando están
concluidos los Procesos, para este caso, al tiempo que se mandó
formar el mío, se havía ordenado que se diese cuenta, quando se
hallase en este estado, para que S.M. nombrase los vocales,
restriñéndole por esta vez la facultad de hacerlo al Director
General, y así no podía tener efecto hasta que S.M. lo resolviese.
La Esquadra volvió a ponerse a la vela el 12 de Mayo, sin que en
este intermedio de 33 días se celebrase ni fuesen atendidas mis
representaciones y con motivo de esta dilación las repetí,
exforzándolas quanto alcanzavan mis expresiones, por los perjuicios
que sobre la repetizión de juicios que se havían formado se
aumentavan con las demoras experimentadas de unos a otros, sin
conocerse causa para
ello.
El 8 de Junio apareció la Esquadra entrando en la Bahía; con
este motivo volví a repetir la diligencia de solicitar la orden de
S.M. para que se celebrase el Consejo de Guerra, y el 25 llegó f. 20
v. / disponiendo que el Director General nombrase los vocales con
arreglo a ordenanza. El día 2 de Julio se dio principio a la lectura
del Proceso; componían el Consejo el Director General Don Luis de
Córdova, el Theniente General Don Miguel Gastón, los Gefes de
Esquadra Don Antonio Posadas, Don Ignacio Ponze, Don Antonio Osorno,
Don Vicende Doz y los Brigadieres Don Juan de Soto, Don Francisco
Gil y Don Juan Araos. Don Luis de Córdova, Don Miguel Gastón, Don
Antonio Posadas y Don Juan de Soto havían sido vocales de las Juntas
y se hallavan impuestos en todo el asumpto y en las soluciones dadas
por mí. De este Proceso no sólo no resultava cargo alguno contra mí,
sino mui por el contrario los deponentes hacían elogio de mis
providencias, dadas con acierto, y del tesón con que seguí el empeño
de la Comisión sin embargo de la contrariedad de los tiempos, de las
críticas circunstancias a que quedo reducida la Esquadra por los
descalabros padecidos, y de los peligros que la amenazavan,
confirmando por sus deposiciones quanto io tenía confirmado al Rey y
havía expuesto a las Juntas, y así no huvo otros cargos para mi
confesión que los mismos que havían sido reparos quando la primer
[sic] Junta entendió en su examen, y el Ynterrogatorio fue dispuesto
por las mismas preguntas que me havían hecho por la 2ª Junta
precedida [sic] por Don Juan de Lángara Arismendy, acrecentadas en
algunas cosas con reconveniencias que se havían formado
posteriormente fundadas en mis respuestas dadas a las Juntas, con el
fin, a lo que parece, de dar vigor a los cargos, suponiéndose culpas
en aquello mismo que no se havían encontrado faltas. Este modo de
procederse, haciéndose preguntas con título de nuevos cargos para
buscar materia en las respuestas y darles vigor, es lo que jamás se
ha visto en los Tribunales, ni puede tener egemplar porque el
Juzgado, a quien estava cometido el examen por S.M., se f. 21 r. /
hallava authorizado para ello, siéndolo las Juntas; y quedaron
satisfechos y convencidos con mis respuestas sin ofrecérseles qué
reproducir después de los repetidos escrupulosos exámenes que se
havían hecho; y sin embargo de todo, se veen [sic] después para el
Consejo de Guerra aumentados los cargos, y en cierto modo
acriminados con las nuevas reconveniencias, comprovándose por ellas
que
reconocida la devilidad con que se havían dispuesto aquéllos, se
buscaba el modo de darles algún género de regularidad que disculpase
el que se havía tenido en los principios para hacerme parecer
delinquente sin tener delito. Este méthodo tan inhusitado me privava
de facultades para la justificación porque formando nuevos cargos de
las respuestas más propias, sinceras y naturales venía a ponerse el
asumpto en términos de no concluirse, cerrando los recursos
regulares para sincerarme completamente de las primeras imputaciones
dispuestas sin la solidez que convenía, y tal vez sin todo el
conocimiento necesario de la rectitud y fundamentos de mi
conducta.
El Consejo de Guerra quedó convencido por mi confesión de la
regularidad con que me havía gobernado y de que no havía practicado
cosa que no fuese conforme a la Real Ynstrucción y a lo que pedía
las circunstancias en que la Esquadra se halló, y haviéndolo juzgado
en este modo, el 10 de aquel mes me declaró libre de todo cargo, en
cuia consequencia los vocales pasaron a anunciármelo con
demonstraciones
particulares de jubilo, y de desatisfación con
particularidad, por haver visto la solidez y la facilidad con que en
la confesión y en la exposición destruía el aparato de los cargos
que a primera vista parecían ser de la maior gravedad y difíciles de
desvanecer.
Por el correo de aquel día se pasó a S.M. el Consejo de Guerra
con el Proceso y todos los documentos que se havían remitido f. 21
v. /
por el ministerio para formar este juicio, y haviendo sido
público con esta determinación el convencimiento de mi justicia, no
se dudaba que a consequencia bendría la Real aprovación declarándome
esento [sic] de los cargos que indevidamente se me pretendían
formar, pero aún parece que faltava otro requisito para que se
conociese más plenamente el méthodo con que se havía procedido,
buscando medios por donde encontrar algún motivo, aunque fuese mui
leve, capaz de sostener aquellos primeros Ynformes que se havían
echo al Soverano contra mi conducta y concepto. Este delito se havía
indagado prolíficamente en la primera Junta, y no haviéndolo
hallado, o no siendo suficiente, si acaso con poco conocimiento y
reflexión, havían propuesto alguno para salvar con él aquel sumiso
respeto y beneración profunda que es inseparable de los preceptos
del Soverano; se havía ocurrido a la 2ª y 3ª, no encontrándolo
tampoco, en éstas se havía resuelto el Consejo de Guerra, que era un
Tribunal público con todas las authoridades y requisitos que pueden
autorizarlo, por lo
cual no debía quedar duda alguna a causa de
suponerse en él la inteligencia, rectitud, lealtad y celo que
afianzan la seguridad de los juicios.
Pasados aquellos días que son regulares, dando lugar a que
pudiese reconocerse lo esencial del Proceso y la determinación,
volví a repetir los oficios, solicitando la declaración de Rey, que
debía ser el sello de mi justificación en un negocio promovido
contra
el decoro. La Esquadra havía buelto a hacerse a la vela el 20
del propio mes, y los vocales del Consejo de Guerra iban mui
persuadidos a quedar enteramente este asumpto terminado, pero a su
regreso, el 20 de Septiembre, reconocieron no ser así, saviendo que
por Real Resolución de 31 de Agosto havía mandado S.M. que se
examinase de nuevo por el Consejo Supremo de la Guerra, y f. 22 r. /
que se hallava entendiendo en ello. Los Consejos del Marqués de Casa
Tilly y de Don Jossef de la Somaglia havían seguido en curso, siendo
en la marina los primeros en que se ha visto practicado aun haviendo
discordancia en los pareceres, como aconteció en el de Don Andrés
Reggio en el año de 1748, pero entre aquéllos y el mío variavan las
circunstancias por no haver pasado antes de celebrarse el Consejo de
Guerra por los rigurosos exámenes que se havían practicado por las
tres Juntas authorizadas, como sucedió con éste; y el ser todos los
asuntos de él sobre que se fundavan, los que se suponían cargos
facultativos de Náutica, maniobra y mecanismo de Marina, que para
discernirlos, y conocer si las determinaciones tomadas y las
provisiones dispuestas havían sido las que convenían y las más
conformes a lo que se me estava ordenado por la Ynstrucción, se
requería ser bien expertos, en quanto abraza esta facultad, y el
conjunto de circunstancias que se requieren para mandar Esquadras
que tienen distintos obgetos, haciéndolo con acierto. Mi proceso
siguió, no obstante estas particularidades, los términos que son
precisos en aquel superior Tribunal; fue primero al examen de los 2
Fyscales, militar y togado, después pasó al Relator, y conocido por
éste el extracto, se hizo la relación y en su consequencia la
votación y la consulta que se pasó a S.M.; todo esto, a lo que tengo
entendido, se evacuó reservadamente por haver sido la orden en este
modo. Por conclusión de todo, el 11 de Marzo de 1782, a los 2 años y
poco menos de 5 meses de haverse principiado, me notició por oficio
el Director General de la Armada que con fecha de 2 del mismo le
avisava el Señor Marqués González de Castejón que conformándose S.M.
con el dictamen del Consejo Supremo de la Guerra me declarava f. 22
v. / absuelto en esta causa. A estas sucintas palabras está reducida
la satisfación de los desayres experimentados, de las
mortificaciones padecidas y
del descredito en que injustamente se
intentó poner mi conducta; pero son las suficientes para la completa
que Yo solicitava de que S.M. se cerciorase de haverle servido bien,
sin faltar a cosa alguna a lo que era de mi obligación como lo tenía
participado por mis Cartas y Diarios. Como el Consejo Supremo de la
Guerra procedió en el examen, que hizo con la reserva que estava
ordenado, no es posible saver el modo en que formó la Consulta con
que S.M. se dignó conformarse, pero no queda duda que si huviese
hallado en ello algún punto en que Yo hubiese faltado al
cumplimiento de las Reales Ordenes, o al más perfecto desempeño de
mi obligación, lo habría informado así, y en este caso la resolución
de S.M. lo hubiera expresado, aun quando su benigna Real piedad,
husando de la clemencia que le es tan propia, se hubiese dignado
dispensármelo como falta involuntaria que no son extrañas en los
Hombres, por lo que es de suponer que aquel Supremo Tribunal,
procediendo con su acostumbrada rectitud y justificación, no halló
materia sobre qué formarme cargo, ni en que tuviese cavimiento algún
género de Dispensa, o de disimulación, sin embargo de lo que
aparentavan los puntos del Ynterrogatorio, y que mis razones
hicieron fuerza, conociendo por ellas la regularidad de mi conducta
y el acierto con que procedí en el mando de la Esquadra que S.M.
puso a mi cuidado.
Este último examen califica más, y más el conocimiento de que
en mi causa no hubo más falta, ni delito, que el que figuró en
equivocado concepto, o el poco conocimiento de la materia f. 23 r /
quando se hizo el Ynforme a S.M. y así lo manifiestan el juicio que
hicieron las Juntas, el del Consejo de Guerra de Generales, y para
más authoridad, si no se tubieren por suficientes éstas, el Supremo
de la Guerra. Mis respuestas a las Juntas están fundadas en lo mismo
que contienen los extractos del Diario y las Cartas en que di cuenta
al Rey al fin de la Campaña de lo acaecido en ella; mi confesión y
mi exposición al Consejo de Guerra de Generales no dicen otra cosa
que lo que contienen aquellas respuestas sin variar en la sustancia.
Las Juntas y el Consejo de Guerra de Generales compusieron el número
de 28 sugetos y el Supremo fue pleno con asistencia de los Ministros
natos. Todo este crecido número de sugetos juzgaron mis respuestas
concluientes y exactas. Las deposiciones de los testigos que
declararon en el Proceso, siendo conformes a lo que expresavan mi
Diario y Cartas corrovoraban los fundamentos de mi conducta con que
haviéndose dispuesto los cargos sobre los reparos que S.M. hizo de
lo que contenían mis Diarios y Cartas por el Ynforme que se le pasó,
no era conducente para satisfacerlos completamente, ni la reserva y
secreto
que se observó en la 1ª Junta, ocultando a mi conocimiento
con particular ciudado el de los mismos reparos, ni las repeticiones
de Juntas, ni menos el mudarse el nombre de reparos en cargos
formales sin justificación suficiente para ello, con todo lo demás
que fue siguiendo; pues, desde luego, si me huviesen preguntado
sobre ellos huviera dado las mismas explicaciones que produge, y se
hubieran desvanecido enteramente, pero no haviéndose hecho se
estimaron por faltas de mi conducta los que a la 1ª Junta y a mí se
nos dijo ser reparos que S.M. havía hecho. Hubiera sido el camino
más corto, y más propio, mandarse que se examinase en Consejo de
Guerra, vastando para ello que fuese f. 23 v. / ésta la voluntad de
S.M. y así se huviera evacuado con brevedad, el Rey tendría el pleno
conocimiento que deseava en tiempo corto, y mi opinión no huviera
padecido los desayres que ha experimentado en este largo intervalo.
Nunca me persuadiré a que si la Soverana justificación de S.M.
huviese llegado a comprehender desde el principio la conducta
regular que havía
tenido y los varios acontecimientos de la Campaña
como ellos fueron, huviese dejado de aprovarla, y conocer que le
havía servido con el maior celo y acierto.
Sin embargo de que mi confesión y exposición dicen en sustancia
lo mismo que en las respuestas que di a las Juntas, me ha parecio
para que esta colección sea completa, y se vea la conformación que
guardan, ponerlas por principio con los documentos que en ellos se
citan, pues siendo el fin que me mueve a ello para que mi posteridad
encuentre un documento completo que te instruia en lo sucedido en
este particular es mui conforme al intento que pueda lograrlo de los
primeros pasages que se ofrecieron, de las soluciones que di a
aquellos puntos en que se me preguntó y que no hubo más materia para
los dos Consejos de Guerra que aquellos mismos reparos en que se
fundó la
providencia para el examen que fue cometido a las Juntas,
conociendo al mismo tiempo la precisión de que éstas quedasen
convencidas con mis respuestas, por no dejar advitrio para otra cosa
la naturalidad con que se exponen las soluciones que contienen; y
como los Archivos particulares de las familias están expuestos a
varios incidentes de extravío de Papeles, quemas, polillas, y otros
por donde en el transcurso del tiempo se pierden, he determinado
destinar esta Copia para la Biblioteca de San Acasio de Sevilla,
donde mis sucesores podrán verla, enterarse en su contenido, y sacar
de ella f. 24 r. / las copias que quisieren, con tal de que para
ello, ni con otro algún motivo, pueda sacarse de allí ésta, que
firmo, y sus ojas ban numeradas y firmadas para que en este modo no
se puedan mudar ni substraer.
Real Ysla de León y Noviembre 16 de 1782.
Antonio de Ulloa f. 24 v. /
La campaña de las Terceras
Antonio de Ulloa
Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central Hispano 1999-2000
La campaña de las
Terceras
Antonio de Ulloa
Puntos que se me comunicaron por la Junta de Departamento y mis
respuestas.
Muy Señor mío: Con fecha de oy me noticia V.E. que no pudiendo
deducirse de los Diarios respectivos las razones que tube para
cruzar fuera de la
vista del Cuervo y Flores, al O. de estas Yslas,
ni todos los motivos que tube para sólo cruzar el tiempo de 9 días,
necesita la Junta que le informe sobre estos dos
puntos.
Al 1º correspondo diciendo que los motivos que tube para cruzar
fuera de la vista del Cuervo y Flores a la parte del O. de ellas,
fueron que iendo en su demanda desde el 6 de Septiembre, quando la
grave avería del Gallardo pudo en lo aparente contenerse, los
vientos estubieron por la parte del S. rodando entre el SSE. y el
SSO. y no dieron lugar para hacer la recalada sobre estas Yslas,
como lo intentaba, sino algo más al O.; iendo en demanda de estas
Yslas, el 11 se apareció una Fragata enemiga que fue preciso
seguirla al rumbo que tomo al O. y después al S.
Haviendo dejado la caza el día 12 y estando en 32 grados 36
minutos, tube por conveniente ganar a los 32 grados 55 minutos por
ser el Paralelo que trahen las Embarcaciones que vienen de América
en Berano y el que frecuentan los corsarios que cruzan contra ellas,
como lo acreditó la Fragata a quien di caza, y para conseguirlo se
aprovecharon los vientos en quanto lo permitieron; puesto en aquel
Paralelo, el día 14 volví a governar en demanda de las referidas
Yslas, conservándolo con corta diferiencia de minutos en la forma
que lo tenía dispuesto en el parage de reunión de 17 de
Agosto.
Del 16 al 17, con viento NNE. y ESE. flojo, navegó hasta f. 1
r. / los 40 grados 19 minutos y medio por no descaecer para el S. y
para reconocer si la Fragata Magdalena, después de su separación del
San Julián, se hallava por allí. En aquel día 16 me considerava 18
leguas al O. del Cuervo por su Paralelo.
El 18, al anochecer, estando mui inmediato a la Ysla del
Cuervo, aunque no se avistó por estar ofuscado el orizonte, resolví
dejar el Crucero y volver a España por los motivos que explicaré en
el punto 2º, y en este modo no hubo proporción para cruzar en las
inmediacione de aquellas Yslas, ni para repetir desde ellas el ir al
O. por su Paralelo.
Al 2º punto digo que el 3 de Septiembre, haviendo tenido el
Navío el Gallardo dos acrecentamientos de Agua extraordinarios sobre
la que descubrió la noche del 15 al 16 de Agosto siendo ya de 11 a
12 pulgadas por ora, fue forzoso suspender el viaje en el parage que
ocurrió esta novedad para examinar la causa de ella y lo que
convenía practicar, y aunque hecho el reconocimiento con todas las
formalidades y la prolijidad que convenía, se vio que el daño era
irremediable por depender del juego y pudrición de sus principales
maderas de la Proa; hice practicar aquellas diligencias que me
parecían convenientes para contenerla en algún modo, y conseguido
esto por medio de las cevaderas estopeadas que se le aplicavan
subcesivamente por la Proa, de havérsela aligerado quitándole
algunos cañones de ambas vaterias y también los correspondiente de
Popa, de haverlo atortorado de Popa a Proa, se logró lo que se
deseava en parte, y haviéndole ministrado [sic] 100 Hombres más de
Tripulación que se sacaron de los otros 3 Buques, 2 Bombas de las
suias con algunas otras cosas, resolví continuar al destino para dar
cumplimiento en el modo posible a la Real Orden de S.M. y para
solicitar la Fragata Santa Mónica, que debía estar a la vista f. 1
v. / del Cuervo en el parage que tenía señalado para
reunión.
La noche del 10 al 11 de Septiembre el Gallardo se halló en el
maior peligro por el extraordinario aumento de Agua que le sobrevino
con el 3er temporal del NO., siendo tanto que consentí que no
amaneciese. Este nuevo incidente me hizo conocer la necesidad
urgente de no postergar más tiempo la resolución de dejar aquellos
parages, y Mares tormentosos, para conducir a España el Navío, si
fuese posible que llegase, pues aún se dudava, y que ésto fuese con
la maior brevedad.
El 18, al concluir la tarde, se llamó el viento al SO. y fue
tomando fuerza; el exponer aquel Buque ha hacer capa en la noche, o
a permanecer trincado en vordos con viento y mar recio, era
demasiada imprudencia, y aun tocava en temeridad exponiéndolo al
peligro en que havía estado 8 días antes, y aun maior por el más
juego que sus maderas havían tomado desde aquella noche, y juntas a
ésta
sería consideración otras varias sobre el estado en que la
Esquadra se hallava, faltándole la verga maior al Fénix, y por
consequencia no tener aparejo en medio aun con vientos moderados
para sostenerse a varlovento; estar el Diligente sin vergas de
Gavia, con copia crecida de Enfermos escorbúticos, mui escasos de
víveres y dietas, sucediendo a corta diferencia otro tanto en los
otros dos, Fénix y Gallardo. No havía advitrio para subsistir más
tiempo en aquel parage, no siendo tampoco proporcionado remediar
estos grandes daños, y sobre todo el del Gallardo, en alguno de los
Puertos de aquellas Yslas, como me lo prevenía la Ynstrucción, a
causa de no ser Puertos sino surgideros en costas aviertas, donde es
preciso estar con las maniobras en la mano para ponerse a la vela al
instante que el viento rodea por la travesía; después de haverlo f.
2 r. /intentado con menos reflexión el Gallardo nunca huviera podido
volver.
Estos son los motivos que tube para no permanecer más tiempo en
aquel Crucero, y creo que fueron mui vastantes, pues la prueva que
hice con aquel Navío después de lo reconocido el día 3 me dio
vastantes motivos de arrepentimiento de haverle expuesto al peligro
que estuvo por efecto de mi buen celo y de desempeñar completamente
el encargo que S.M. se sirvió poner a mi cuidado. Dios guarde a V.E.
muchos años. Ysla de León y Junio 14 de 1780. Señor Don Juan de
Lángara.
2º Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con fecha de 15 me dice V.E. que la
Junta de Departamento encargada de aclarar varios puntos en razón al
último mando que tube, desea que le informe la causa por que iendo
arrivado desde el amanecer de la singladura del 11 al 12 de
Septiembre,
para incorporar los Buques separados en la caza, hice
ceñir el viento antes de haverla conseguido y más haviendose
advertido fogonazos aquella noche, que indicavan el alcance de la
Fragata perseguida.
Brevemente responderé a esta pregunta o cargo, que devería
hacérsele al subalterno que ovedecía y no al Comandante que mandava.
El 12 al mediodía, estando en 39 grados 36 minutos, 20 minutos ó 7
leguas
al S. del Paralelo del Crucero, hice ceñir el viento con el
fin de restituirme a él, por estar señalado en el Paralelo de 40
grados, 15 minutos más N. o más S., egecutándolo así para no
desampararlo ni ir más S., cuio caso sería más dilatado volverlo a
tomar, y en este intermedio peligravan las Embarcaciones que
pudiesen llegar de América, no haviendo en él quien persiguiese a
los contrarios ni, f. 2 v. / quien auxiliase aquéllos en caso de ser
acometidas por alguno.
Con esta mira limité el corso por la parte del S. a 8 leguas y
al mediodía del 12 [el] San Julián se hallava en 39 ó 22 que son de
13 a 14 leguas al S. y la Magdalena, que correspondía al SO. de él,
debía estar algo más distante.
Por esta razón, y por la de haverme visto y reconocido mi
maniobra, debí suponer que los Buques separados volviesen a
incorporárseme, con más promptitud la Magdalena que el San Julián y
Diligente por ser de más vela y más varlovento sin comparación, pues
lo mismo que le favoreció para alejarse hasta perderse de vista del
Fénix, debía
serle ventajoso para adelantarse a los otros, siendo
este juicio tan fundado que, haviéndose incorporado el Diligente,
que es Navío zorrero, y el San Julián, de corta vela, no havía razón
para dudar que lo hiciese una Fragata que tenía acreditada su
ligereza en la misma caza. El Fénix andava poco a volina y descaecía
bastante, no pudiendo husar del aparejo del medio; con este
conocimiento empezó a ceñir el viento a las 12, persuadido a que la
Fragata debiera ser la primera que se me incorporase, y esto antes
de llegar al Paralelo del Crucero, pero no haviendo succedido así,
debe atribuirse a mala maniobra de su Comandante, que no sólo no se
incorporó conmigo, pero se separó del Navío San Julián, con quien
estubo incorporada todo el día 12 y 13, y por esto digo que este
cargo a quien se lo debe hacer es a su Comandante, que no practicó
lo que los dos Navíos ni observó las órdenes que tenía en la
Ynstrucción de no seguir la caza para el S. más que la distancia de
8 leguas, pues si lo hizo llevado del ardor de vatir la que
perseguía, debía premeditar si era posible conseguirlo en término f.
3 r. / que el Navío San Julián, en caso de verse apurada, la
auxiliase, y en este modo era preciso haverla rendido y
tomado.
Yo practiqué en esta ocasión, como en todas, lo que me pareció
más propio para el desempeño de mi encargo, aprovechando los
instantes como era debido. Dios guarde a VE. muchos años, su más
seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de
Lángara.
3º Muy Señor mío: Con fecha de 19 me avisa VE. que necesitando la
Junta de Departamento más clara noticia de los motivos que tube para
no dar vista a las Yslas del Cuervo y Flores, siendo así que por
Real Orden estava mandado reconocer el intermedio de ellas a las
Terceras, me lo avisa VE. para que le pase la expresada noticia para
inteligencia y govierno de la misma Junta.
A
esta pregunta satisfacen por mí por los hechos, tales son la
Derrota que di para conducirse la Esquadra a las Yslas del Cuervo y
Flores, los parages de reunión al N. y a la vista de la Tercera y al
O. del Cuervo y Flores de 7 a 8 leguas distante de ella, la
descuvierta de la Tercera el día 26 de Agosto y el haver buelto al
Paralelo de los 40 grados el 30 y 31, y si en los días 1º y 2º y 3º
de Septiembre subió alguna más latitud fue con el fin de reconocer
aquel espacio de Mar para asegurarme si en él estavan los 4 ó 5
Navíos y las Fragatas que se me indicaron por la Real Orden, pues
del que media entre los 40 grados para el S. y 20 leguas al O. del
meridiano de la Tercera estaba ya reconocido no hallarse. f. 3 v.
/
Evacuada esta diligencia el día 3 a las 5 y media de la mañana,
volví del vordo del S con viento ONO. para continuar después
corriendo el Paralelo de los 40 grados al O. en demanda del Cuervo,
pero a las 9 y media sobrevino el accidente extraordinario de los
aumentos de Agua del Gallardo, que interrumpieron la navegación que
hacía,
y esto duró hasta el día 6 a causa de los reconocimientos y
de las distintas providencias que fue preciso dar para disminuir el
peligro que amenazava a aquel Buque, siendo necesario mantener la
Esquadra al Payro lo más del tiempo. Quando esto se evacuó el día 6,
los vientos estavan por el 2º quadrante, y con ellos,
aprovechándolos todo lo posible, volvió a viajar la Esquadra a los
40 grados pero esto fue al O. de las Yslas donde debía estar el
Crucero.
Sobrevino el 2º peligro del Gallardo la noche del 10 al 11, y
siendo de tanta gravedad que se consideró perdido; y a éste la caza
de una Embarcación enemiga el 12, fue forzoso retroceder de la
Derrota que se hacía en demanda de la Ysla para darle caza;
últimamente, el 18, estando mui inmediatos a ellas por todas las
señales y por hallarse cumplidos todos los puntos en la corta
distancia que ay de la Tercera a las del Cuervo y Flores, al
terminar la tarde se llamó el viento al SO. con vastante fuerza y
levantó mar, lo que me obligó a ceder en el empeño de ver las Yslas,
atendiendo principalmente a evitar el riesgo de aquel Navío, que no
se hallaba en estado de hacer capa en la noche, ni de vordear
ciñendo el viento siendo éste de fuerza.
No juzgué de la maior necesidad la vista de aquellas Yslas,
haviendo reconocido la Tercera, mediante lo qual estava mui seguro
de cruzar en el verdadero parage del crucero en la avenida de las
Embarcaciones que llegan de América, y por consiguiente donde debían
estar los corsarios enemigos y los Navíos f. 4 r. /de Guerra que la
Real Orden me prevenía; caso de subsistir por allí, pero siempre que
lo huviera podido conseguir sin exponer aquel Navío, lo huviera
egecutado, y esto sin embargo de estar en la inteligencia de no
prevenirme en la Real Orden como circunstancia esencial, siendo
conveniencia propia para saver con toda puntualidad la distancia que
la
Esquadra quedava de ellas en la noche, pero como por los motivos
dichos era preciso restituirme a España, era ya menos importante
esta diligencia.
Nunca debí esperar que sobre este particular, como sobre ningún
otro de lo contenido en el Diario de operaciones de la Campaña,
pudiera dudarse de haver hecho quanto correspondía al desempeño más
completo de mi comisión, mucho menos que se intensase formarme
cargo, pues si
alguno pudiera tener cavimiento debía serlo el
haverme empeñado en cumplirla después de haver experimentado los
descalabros que tubo la Esquadra con el primer temporal: el Fénix
sin vergas maiores, teniendo rendidas las dos, sin poder husar [sic]
del aparejo del medio; el Gallardo amenazado de irse a pique a cada
momento con la caveza del timón maltratada; el Diligente sin vergas
de gavia, haviéndosele roto todas, con copia de enfermos y a media
ración de vizcocho desde el 8 de Septiembre, que en qualquier
tiempo, y mucho más en las críticas circunstancias de la Guerra son
de la maior gravedad, y pedían pronto recurso, para ponerse en salvo
uno, avilitar los otros, y poner el todo de la Esquadra a
disposición de desempeñarse. Por el contrario de practicarlo así,
seguí con empeño la comisión, solapadas las distintas vías de Agua
de aquel Buque con cevaderas estopeadas, que desfiguravan su Proa,
porque a la verdad la tenía emplastada, desentendiéndome del mucho
juego que se havía reconocido en sus maderas principales, y de la
pudrición de quasi
toda su Proa y Sobrequilla. f. 4 v. / Enrruecadas
las vergas maiores del Fénix quasi de peñol a peñol, empalmadas la
de Gavia del Diligente de los trozos que se recogieron de las rotas,
y en este modo, por efecto de mi celo y de mis deseos de desempeñar
el encargo, quando devía llevarla a Puerto, la conduge a buscar los
enemigos por todos los parages donde era regular que estubiesen;
crucé por aquellos mares tormentosos, y finalmente, después de
haverlo concluido, le conduge al Rey al Puerto un Navío que estava
más dispuesto para irse a pique que para navegar. Ysla de León y
Junio 27 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de VE. su más seguro
servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de
Lángara.
4º Muy Señor mío: Con fecha de 22 me previene VE. lo siguiente:
«Entre los puntos que de orden del Rey debe aclarar la Junta de
Departamento en razón al último mando de V.E., se halla vajo el nº
5º el del thenor siguiente:»
«La Fragata Santa Mónica se separó de la Esquadra el 15 de
Agosto, y según Carta de su Comandante, Don Manuel Núñez Gaona,
previniéndosele en la Ynstrucción dada por Don Antonio de Ulloa, que
en tal caso se fuese a las 24 horas de separación a reconocer la
Ysla Tercera, se mantubiese sobre ella a vordos cortos otras 24
horas, y seguidamente pasase al Paralelo de 39 grados 30 minutos, de
7 a 8 leguas al O. del Cuervo y Flores, a cuio parage se devía
recalar. Respecto a ser el de su destino, se dirigió dicha Fragata,
en
su cumplimiento, a la Tercera, que logró avistar el 20 del mismo
mes a unas 10 leguas, donde se mantuvo cerca de 3 días, hasta que
los vientos la permitieron el 24 ir al Cuervo, avistando el 26 la
Graciosa, y el 28 el Fayal a distancia de 8 a 9 leguas persiguiendo
a f. 5 r. / un corsario enemigo que daba caza a una Embarcación
española; y el día 14 de Septiembre, 13 leguas al E. de Cuervo y
Flores, fue apresada esta Fragata por otra enemiga sin haver logrado
en el discurso de un mes menos un día de su separación encontrar la
Esquadra, ni podido adquirir noticia de ella, pues tampoco la havían
visto la Saetia Cathalana San Pedro y San Antonio procedente de
Buenos Ayres, que recaló el 23 de Agosto sobre el Cuervo, ni un
Paquevote Portugués que venía del Brasil, y en el propio día 23 pasó
por el S. de la Ysla de Santa María, a los quales reconoció la
Fragata; bajo estos antecedentes, ¿qué diligencias hizo Don Antonio
de Ulloa para la incorporación de ella en tanto tiempo, si la
Esquadra no la halló en el parage de su separación, y por qué no se
dirigió, como lo hizo la Fragata, a la Ysla Tercera, que era el
primer punto de reunión, y seguidamente al O. del Cuervo, de 7 a 8
leguas, a cuio parage expresava la misma Ynstrucción se devía
recalar; y pudo practicarlo, pues lo hizo la Fragata el día 24, con
lo que no sólo habría evitado su pérdida sino, acaso logrado,
encontrar también al corsario enemigo que persiguió la Fragata y a
la otra Ynglesa que la vatió, y proporcionándole tomar ambos Buques;
a cuio cargo deberá responder este General, y explicar el uso de
dicha Ynstrucción y prevenciones, y cotejarlo todo la Junta con los
Diarios y quanto conciva propio para que este asumpto quede
aclarado?»
«Y resultando del mismo punto la precisión de que VE. responda
a su contexto, y explique el huso de su Ynstrucción y prevenciones,
espera la Junta se sirva V.E. practicarlo con la brevedad posible.»
Esta pregunta contiene varios puntos, pero todos fundamentado en el
supuesto de haver acudido la Fragata Santa Mónica a los parages de
reunión que tenía señalados para los Buques de la Esquadra que se
separasen, y no haverla f. 5 v. / encontrado, como tampoco la vieron
las otras 2 Embarcaciones de que hace mención el Comandante de la
Fragata en su Carta. Esto es muy de acaecer quando no concurren en
un mismo tiempo en el parage señalado, interviniendo causas que lo
embaracen. Los extractos que pasé al ministerio para que se diese
cuenta a S.M. de los acaecimientos de la Campaña, vientos y tiempos
que reinaron, y de la descuvierta de la Ysla Tercera lo explican
todo, pero atento a no haver sido suficiente para que se
comprehenda, extenderé aquellas mismas noticias a fin de que la
Junta se entere mejor y reconozca que las medidas más premeditadas
de los que mandan se inutilizan por muchos modos, y entre ellos,
quando se falta a alguna de lo que contienen por los que deben
ovedecerlas.
La Fragata Santa Mónica, separada de la Esquadra de mi mando la
noche del 15 al 16 de Agosto, pasó a la Ysla Tercera y le dio vista
el 20 a la distancia de unas 10 leguas, hasta que los vientos le
permitieron el 24 ir al Cuervo, avistando el 26 la
Graciosa.
La Esquadra de mi mando avistó el 26, a la 1 y media del día,
la Tercera a la distancia de 8 a 10 leguas, y así, quando la Santa
Mónica se hallava a la vista de la Graciosa, la Esquadra estava a la
de la Tercera, dividiéndolos sólo un espacio de Mar de 8 leguas,
esta corta distancia vastó para que no se incorporasen entonces. La
Fragata avistó el día 20 la Tercera y la Esquadra no pudo hacerlo,
aquélla era Fragata ligera respecto a la Esquadra, y navegava sola,
sin otro cuidado ni atención que el de su propio Buque; por el
contrario, la Esquadra se componía de 5 Buques entonces, unos de
menos velas que otros, siendo a éstos a los que se havía de medir el
andar del resto, y los incidentes sobrevenidos a cada uno de rotura
de vergas, rifadura de velas, que no f. 6 r. / dejavan de ser
vastante frequentes, la detenían toda; así, los motivos de detención
que la Fragata tenía, como una, la Esquadra los experimentava como
5, pero no fue esto sólo lo que la postergó aquellos 6 días, sino la
diligencia de irla a solicitar a ella al parage donde se havía
quedado la noche del 15, y la necesidad de hacer Pairo todo el día
17 y parte del 18 para componer las dos vergas maiores del Fénix,
que estavan rendidas por varias partes, por esto hasta el 19 al
mediodía no volvió a ponerse en la longitud que estubo el 15 a las 8
de la noche, que era 4 grados y medio al E. de la Tercera, el 21 fue
calma quasi todo él, el 22 flojo de volina, y vastantes oras por la
Proa para adelantar al O., por cuia parte permaneció hasta el 25 al
amanecer; con que la Esquadra no tuvo proporciones para hacer más
diligencias de la que practicó, y aprovechó los vientos quanto fue
posible, tanto con el fin de solicitar la Fragata en aquel primer
parage de reunión como con el de llegar con la maior brevedad al
destino del Crucero, para que no se incorporase en el 2º parage de
reunión; el mismo Cargo, diciendo que fue apresada el 14 de
Septiembre 13 leguas al E. del Cuervo y Flores explica la razón y
hace mi apología, porque siendo aquél al O. de estas dos Yslas de 7
a 8 leguas, nunca podía encontrar la Esquadra por la parte del E. de
ellas, que era la opuesta.
El Cargo dice que el 20 de Agosto avistó la Ysla Tercera a unas
10 leguas, donde se mantuvo cerca de 3 días, hasta que los vientos
le permitieron el 24 ir al Cuervo, avistando el 26 la Graciosa, y el
28 el Fayal a distancia de 8 a 9 leguas, persiguiendo a un corsario
enemigo que daba caza a una Embarcación española, y que el 14 de
Septiembre fue apresado 13 leguas al E. del Cuervo y
Flores.
En esta relación se ofrecen f. 6 v. / reparos de consideración.
Hasta el 23 de Agosto estuvo a la vista de la Tercera, el 24 fue al
Cuervo y Flores, que dista de aquélla por lo menos 50 leguas, pudo
hacerlo, pero era preciso que el viento fuese muy bueno, cosa que la
Esquadra no logró mas que la noche en que se le separó; pero
haciendo esta Derrota ¿cómo el mismo 23 no dio vista a la Graciosa,
que sólo dista de la Tercera de 8 a 9 leguas?, ¿cómo estando el 24 a
la vista del Cuervo no pasó a la parte del O. de aquella Ysla, según
le estava prevenido en la orden del parage de reunión para ponerse
al O. entre las 2 en los 39 grados y medio, señalándose esta latitud
por la variedad que tienen las cartas en la situciación de las 2
Yslas?, ¿cómo del Cuervo y Flores el 24 retrocedió acia el E. para
dar vista a la Graciosa el 26, en cuia mediación havía estado desde
el 20 al 23? Ultimamente, desde el 28 de Agosto hasta el 14 de
Septiembre, que fue apresada, ¿dónde estuvo que no pasó al parage de
reunión, pues se hallava 13 leguas al E. de Cuervo y Flores?. De
todo lo qual se concluie que nunca era posible la incorporación, no
explicando la relación del Comandante de aquella Fragata haver
estado en el
parage que le tenia prevenido, y, por tanto, a quien
corresponde responder a esta duda será al Comandante de la Fragata,
no al de la Esquadra, que le dio Ynstrucciones suficientes para que
procurase no separarse y para incorporarse quando no lo pudiese
evitar.
La Esquadra, después de reparados en el modo posible los graves
quebrantos que experimentó, y con particularidad el del Navío
Gallardo el 3 de Septiembre, se puso en el Crucero desde el 10, y
empeñada en la caza de una Fragata enemiga quando iba en demanda del
2º parage de reunión de la Santa Mónica, estando mui cerca dél, le
fue preciso seguirla primero al Oeste, y después al S. Concluida la
caza el 12, volvió a hacer f. 7 r. / diligencia de ganar el Paralelo
del Crucero con vientos contrarios, que no se lo permitieron con la
brevedad que lo apetecía, y era regular los días del 14 al 18, que
fueron los más favorables, corrió 2ª vez en demanda del Cuervo y
Flores, y el último hizo 50 millas ó 17 leguas por el Paralelo 39
grados 43 minutos seguido [sic], haviéndolo determinado así porque
faltando para entonces también la Magdalena, que se separó en la
caza, desde este Paralelo descubría al S. de 5 a 6 leguas y se
avistava otras 5 al N., dentro de cuios términos estavan los dos
parages de reunión señalados para las 2 Fragatas, y algo más, por
ser éstos en los 39 grados 30 minutos el uno, y en los 39 grados 55
minutos el otro, de suerte que la línea que iba formando distava 4
leguas de los 2
señalados Paralelos, y 7 y media más por ambas
partes; en esta forma llegó la Esquadra hasta la cercanía de las 2
Yslas aquella tarde, sin descubrir ni las Embarcaciones propias que
solicitava, ni alguna otra extraña. Las propias no podía hallarlas
porque la Santa Mónica, según lo expresa el Cargo, no estuvo al O.
del Cuervo y Flores, puesto que fue apresada el 14 al E. de ellas,
lo que no hubiera acaecido si, efectivamente, huviese estado y
mantenídose allí, porque se huviera incorporado sin peligrar
mediante que desde el 10 al 18, que crucé en aquellos mares, no
encontré más Embarcaciones enemigas que la que di caza. Tampoco
podía avistar a la Magdalena por las razones que tengo expuestas en
el punto donde se trata de esta Fragata.
Mediante estar declarado por la relación del Comandante de la
Santa Mónica el parage donde estuvo mui diverso del que le señalé
para reunión, y que allí fue apresada, no haviendo estado, o
permanecido, en el otro, la causa de su pérdida está en él, siendo a
quien pertenece dar la explicación sobre el huso de la Ynstrucción,
y precauciones, que di a toda la Esquadra. f. 7 v.
/
Es digno de reparo que esta Fragata estuviese en un propio día,
que fue el 23 de Agosto, a la vista de la Tercera, a la del Cuervo y
a la de Santa María, en cuios 2 últimos parages habló con un
Paquevot Portugués que venía del Brasil, y con la Saetia Cathalana
San Pedro y San Antonio procedente de Buenos Ayres; ésta recaló
sobre
el Cuervo, y aquélla al S. de Santa María, a los quales
reconoció. Por la contradición que ay en ellos debe suponer que en
las fechas se padecerá alguna equivocación, y sólo diré de paso ser
extraño que solicitase la Esquadra al S. de Santa María, pues para
que hablase con el Pacabot [sic] Portugués era preciso que fuese
allá, teniendo dada Derrota conforme a la Real Orden para ir en
derechura al Cuervo y Flores, que es mui distinta de la de aquella
Ysla.
En el Cargo se tiene por extraño que en el término de un mes
menos un día de la separación de la Fragata no huviese dejádose ver
la Esquadra al N. del Cuervo, al S. de la Ysla Santa María, pero si
se repara en los tiempos, y en los accidentes sobrevenidos, se verá
haverse detenido 4 días en buscarla y en remediar las averías del
Fénix, igual número en la gravísima del Gallardo, sin otras
detenciones inevitables en la generalidad de los vientos por la
Proa, o ventolinas los más de los días, cuios accidentes nada
extraños en la navegación son otros tantos motivos de retardación,
que en las Esquadras se multiplican a proporción de maior número de
los Buques.
Por todo lo que dejo expuesto, y principalmente por la relación
del Comandante de la Fragata se convence no poder deducirse Cargo
alguno contra mí, mediante que no observó las órdenes que le tenía
dadas, ni para evitar la separación, cuia copia acompaño con ésta,
ni para incorporarse después de haver sucedido, pues los Comandantes
Generales de las Esquadras responden del govierno de ellas y de la
observancia f. 8 r. / de las órdenes que distribuien para este fin
los subalternos, como también de sus faltas. Dios guarde a V.E.
muchos
años. Ysla de León y Junio 27 de 1780. Excmo. Señor. Beso la
Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo Señor.
Don Juan de Lángara.
7º Excelentísimo Señor. Muy Señor mío: Con fecha de 19 me dice V.E.
«que la Junta de Departamento, en continuación del examen en que
está encargada sobre la Comisión del Corso que tube últimamente
sobre las Yslas Terceras, necesita le exponga quanto le ocurra en
razón a los 3 puntos que contiene el oficio.»
Para la maior claridad lo practicaré con separación. El primero
es en esta forma:
«Era el obgeto de su Comisión perseguir a los Enemigos y
proteger
al Comercio. Avistó el día 22 de Agosto una Fragata de 28
cañones que dice tubo por la Astrea, pero no hizo la diligencia que
era de su obligación para reconocerla con certeza si era la Astrea,
como formó concepto, para protegerla, agregarla a la Esquadra o
llevarla a uno de los puertos de las Yslas, si por su largo camino
necesitava de víveres u otra cosa, y volver por ella, para cuias
causalidades y urgencias es dicho tenía orden del Rey, y si no para
vatirla, y apresarla, pues ya conocía era era Buque de Guerra, y es
contra toda regla, y conducta de corso no haverla hecho dar caza
para asegurarse que Embarcación era, maiormente quando se infiere de
los Diarios no era la Astrea y que dejó ir esta Embarcación sin
cumplir el obgeto de su Comisión.»
En respuesta a este cargo o pregunta digo, con el respecto y
beneración que es tan debida, no corresponder al honor con que
siempre f. 8 v. / he servido y tengo acreditado en muchos servicios
señalados antiguos y modernos que he hecho a S.M., suponerse que
degé ir aquella Embarcación sin darle caza y reconocerla, pudiéndolo
hacer, no teniéndose presentes, para juzgarlo así, las
circunstancias que concurrieron, y se hallan expresadas en el
extracto de la descubierta de las Embarcaciones hechas por la
Esquadra durante la Campaña, que pasé a manos de S.M., en el qual
explico que a las 5 y 15 minutos de la tarde se descubrió una vela
en el tercer quadrante, esto es, a varlovento de la Esquadra, por lo
qual, y por estar mui adelantada la tarde, no se destacó uno de los
Buques a seguirla a causa del riesgo de que quedase separado en la
Noche; no estubo tampoco en proporción de poderle hacer señales de
reconocimiento por la mucha
distancia, sin embargo, se hizo juicio
que podía ser la Astrea.
Estas circunstancias, consideradas con la atención que
corresponde, explican sobradamente que tube deseo de darle caza,
pero que al hallarse mui a varlovento y el estar la tarde tan
adelantada, que iba a terminar el día, fueron impedimentos que
graduó de más consequencias, que el dejarla de practicar destacando
alguno de los Buques de la Esquadra para hacerlo, y también dan a
entender haver impedimento para practicarlo de pronto con toda la
Esquadra.
Siempre debe suponerse que el que obra en qualquier asunto que
tiene a su cargo
con regulares luces y conocida conducta, reflexiona
con presencia de las circunstancias que concurren en los asumptos
que le ocurren, las consecuencias a donde deban ir a terminar sus
resoluciones; y que al que discurre sin tener presentes los lances,
por no hallarse en ellos, no se le ofrecen fácilmente las
dificultades y inconvenientes que a aquél por el mismo hecho de
mirarlos de distancia, donde no se perciven los perjuicios con la
fuerza que tienen en sí.
La Embarcación se descubrió, f. 9 r. / como está dicho en el
extracto, a las 5 y quarto de la tarde, el viento era por O. de 3
millas, la Esquadra se hallava en la latitud de 41 grados y 10
minutos, bolvía a la parte del E. de la Ysla Tercera, que no se
descubrió hasta el 26; la Embarcación descubierta acía Rumbo acia la
parte del E. pero sin poderse determinar el que seguía. En aquel día
se completavan dos meses de la salida de la Esquadra de Cádiz, y aún
no havía llegado al parage de su destino, donde debía tener el
crucero y hacer el Corso en las inmediaciones de las Yslas del
Cuervo y Flores, en la avenida de las Embarcaciones que regresan de
América, y en donde por esta razón es regular esperar las
Embarcaciones enemigas para apresarlas. En aquella hora se hallava
al Payro, haviendo acavado de dar alcance a la Urca Santa Ygnes, que
aún no se havía reconocido, ni asegurádose todavía que fuese ella.
El vote del Fénix acavava de ponerse en el Agua, se estava armando y
esquifando
con toda diligencia para que pasase el oficial de órdenes
de la Esquadra a su vordo, y que pudiese regresarse lo más breve que
fuera posible. Este conjunto de circunstancias fue el que embarazó
que diese caza a aquella vela, pues no era posible practicarlo sin
exponerse a alguno de los inconvenientes de separarse la Esquadra y
que con este accidente se dilatase el viaje al parage del destino, o
de dejar sin reconocer la Embarcación que se acavava de darle
alcance, si para estar aquél intentava seguir la otra con toda la
Esquadra.
La vela avistada distava de la Esquadra como 6 leguas a aquella
hora, pues se descubría sólo el tope, y las más de esta distancia la
tenía a varlovento; sólo faltava como una hora de Sol para terminar
el día, tiempo mui corto para poderle entrar competentemente de modo
que se llevase a la vista en la noche, como que en una hora es
savido, lo que se le podía adelantar a una Embarcación de regular
andar en varlovento que con viento de 3 millas f. 9 v. / no llegaría
a una, y sería ir mui a tientas intentar seguirla en la noche sin
verla ni conocer el rumbo que hacía, como que a poco rato de haverse
puesto el Sol no se vio más, con que era emprehender una cosa con
ciencia fija de no ser asequible, que es lo que determinó con juicio
marinero por el viento, la distancia, el rumbo que hace la
Embarcación que se intenta perseguir y la hora del
día.
Por esta causa, atendiendo siempre a cumplir la orden del Rey
de pasar al
parage donde debía ser el crucero con la brevedad
posible, practiqué lo mismo el día 24 con otra Embarcación
descubierta a las 5 y media de la tarde, la qual haviéndose seguido
por toda la Esquadra con el viento ONO. flojo de sólo una milla, y
estando ella al SSO. a las 6, hice que se retirase la Fragata
Magdalena, que se hallava la más adelantada, para que se
incorporase, evitando el peligro de que en la noche se separase. La
Esquadra siguió el mismo rumbo que llevava acia la vela, pero al
siguiente día no la descubrió.
Semejantes diligencias pueden practicarse en la noche quando
los Buques avistados se pueden poner en el día en distancia de
llevarlos a la vista, o quando se está en algún parage determinado
haciendo el corso, que no ay inconveniente en emplear el tiempo en
ello, ni sotaventarse de la Derrota que se lleva, por no hacer rumbo
determinado a donde se deba ir, lo que no sucedía en este caso
porque el asumpto principal era hacer rumbo a las Yslas del Cuervo y
Flores, como queda dicho.
La orden, sin duda con consideración a estos atrasos, y al
maior que podía ocasionar la separación de alguno de los Buques,
como ya se havía experimentado con la Santa Mónica la noche del 15
al 16, no me ordenava que en el viaje de ida fuese haciendo el corso
en toda forma y extraviando camino f. 10 r. / quando fuese preciso
con este motivo, así como me lo ordenó expresamente para el de
regreso hasta Cádiz, pues de no ser así el viage no huviera tenido
fin, a causa de que en el parage por donde transitavan las
Embarcaciones que del Mediterráneo y costas de España y Portugal ban
para el N. o al contrario, subcesivamente se avistan algunas, y de
haver de dar caza a todas, y de reconocerlas, difícilmente huviera
podido salir la Esquadra de aquellos parages, ofreciéndosele a cada
instante nuevos motivos de detención que le impidiesen ir a su
destino,
siendo esto lo que me obligó a suspenderlo en las que
aparecían extraviadas de la Derrota.
En prueva de ello no escusaré decir lo que sucedió en dos
embarcaciones que se siguieron, entre otras, que se avistaron el 31
de Julio a la 1 y media de la noche. Con la claridad de la Luna se
descubrieron 2 velas por el 2º quadrante, se les dio caza, se
alcanzaron a las 4 de la mañana, se reconocieron que después de
haver perdido la media noche y parte de la mañana en esta diligencia
se hallaron ser dos Embarcaciones de Nisa [sic]. Con mucho más
motivo huviera seguido la del 22 de Agosto, ya fuese en el concepto
de que se berificase ser la Astrea, o ya alguna otra de las que
regresan de América, si huviese juzgado proporcionado poderle dar
alcance en la noche o amanecer a su vista, sin reparo de perder
alguna cosa de la distancia adelantada para el O. pero no havía
esperanza de ello a causa, como ba dicho, de la mucha distancia a
que se descubrió a varlovento, de estar mui próximo a ponerse el Sol
y de juzgar cosa imposible seguirla, no pudiendo hacer rumbo toda la
Esquadra acia ella sin dejar de practicar la diligencia de reconocer
la Embarcación a que se acavaba de dar alcance. f 10 v.
/
Es necesario tener también presente el estado en que se hallava
toda la Esquadra en quanto a víveres y Aguada para no deber hacer
maiores demoras en el viaje; los que havía sacado de Cádiz
correspondientes a 4 meses se havían empezado a consumir el 22 de
Junio, y en aquel
mismo día 22 de Agosto tenía gastados 63 días,
venían a quedarse para menos de dos meses, y de éstos se havían de
revajar los podridos y consumidos por ratas y cucarachas, que era
vastante porción, era necesario considerar por lo menos lo
correspondiente a 26 días o un mes para regresar a España en aquella
estación haciendo el corso, según lo prevenía la orden de S.M. La
Esquadra distava todavía más de 50 leguas al E. del parage donde
debía tener el Crucero. Los vientos estavan por el 3º y 4º quadrante
y quando apuntavan por los otros dos fueron ventolina, o tan endeble
que se adelantava poco, con que si dejando estas justas
consideraciones me huviera ocupado en seguir aquella embarcación
para el E., y lo mismo la del día 24, sin llevarlas a la vista ni
conocer su rumbo, sino meramente por el juicio que hiciese, se me
podría con algún más fundamento hacer el cargo de haver empleado mal
el tiempo, dilatando el viage y poniéndolo en términos que no
alcanzasen los víveres para llegar al Crucero, sin havérseme
prevenido en la Real Orden que fuese haciendo el corso en toda
forma, siendo lo más sensible el ningún provecho que huviera
resultado de ello, ya fuese porque en aquella latitud y parage
haciendo derrota acia la parte del E. no era regular que fuesen
corsarios, o ya por no darles alcance ni tenerlos a la vista al
siguiente día, o por encontrarse ser neutrales.
Ygnoro como pudiese conocerse ser aquella embarcación Fragata
de 28
cañones, pues el Navío el Fénix no estubo en proporción de
hacerse este juicio, ni el San Julián, que fue el 1º que f. 11. r. /
la avistó, explicó en la señal si era de Guerra o marchanta,
teniendo la partícular para distinguir unas de otras y para expresar
sus fuerzas, pareciéndome mui difícil determinarla en la mucha
distancia que estava de la Esquadra. El juicio de que podía ser la
Astrea, en cuio modo lo pensaron los más de la Esquadra, se fundó en
la señal de Embarcación del Rey que havía hecho la Urca, saviéndose
que debían venir juntas de Manila en la latitud, parage y rumbo que
hacía, y esta misma consideración hizo que fuese más sensible en el
conjunto de circunstancias que quedan referidas para no poder ir a
su encuentro, así como se practicó con la Urca, que se avistó dos
oras antes.
Todo lo restante que se dice en este Cargo está satisfecho en
el punto 6º, mediante lo qual sería repetir aquello mismo, volver a
practicarlo aquí.
Muy distante de haver dejado de cumplir el obgeto de la
Comisión que se me encargó, estoy en la inteligencia de que este
Cargo, y el antecedente 6º, no pueden tener cavimiento por lo
prevenido en la Real Ynstrucción, haviéndome ceñido a ésta en todas
sus partes con consideración al obgeto de mi cargo, a evitar motivos
que lo retardasen y pusiesen en términos de imposivilitar su
cumplimiento, y por eso, lejos de hacérseme cargo, se debe reconocer
que procedí con la reflexión y conocimiento que pedían las
circunstancias, como lo haría todo buen servidor del Rey que se
hubiese hallado en mi lugar, sugetando mis providiencias y
determinaciones a lo que me estava prevenido y ordenado en la Real
Orden, que es la obligación
del que ovedece. Dios guarde a V.E.
muchos años. Ysla de León y Julio 26 de 1780. Excmo. Señor. Besa la
Mano de VE, su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor.
Don Juan de Lángara. f 11 v. /
8º Muy señor mío: Continuando el 2º punto contenido en el de V.E. de
19 es su thenor el siguiente:
«Presentósele a la Esquadra el día 29 de Julio una tan oportuna
ocasión como la de descubrir un comboy que se iba acercando por la
Popa, teniendo atrasada a media distancia de él por la misma la
Fragata Santa Magdalena entre la Esquadra y Comboy, y no sólo no
viró como debía de vordo sobre él, como que estava a su varlovento y
era Dueño de reconocerlo, y de toda acción, ni señal de irlo a
reconocer y avisarle de sus fuerzas, sino es que mui al contrario la
mandó se le incorporase, con lo que alargó la distancia del Comboy,
se hizo sospechoso, y más difícil su caza, que debió dar con
esfuerzo desde los principios, sin haver aguardado a ver virar el
vordo el comboy para emprehenderla.»
Este cargo o punto contiene dos partes: la 1ª, haver avistado
un comboy por la Popa de la Esquadra que se le iba acercando y no
haver virado de vordo sobre él inmediatamente estando la Esquadra a
varlovento y siendo Dueña de reconocerlo y de toda acción; el 2º,
que teniendo atrasada la Fragata Magdalena a media distancia entre
la Esquadra y el Comboy no sólo no le hize señal para que lo fuese a
reconocer sino que es que, mui al contrario, le mandé que se
incorporase con la Esquadra. A ambos puntos satisfaré y en mucha
parte será con las mismas expresiones del Cargo.
El principal cuidado de los Generales, y el grande Arte de la
Guerra, consiste en saver operar con ventaja sobre el enemigo,
formar juicio por las señales y circunstancias de lo que f. 12 r. /
se ofrece a la vista de lo que puede ser, para deliverar con acierto
y no dejarse sorprehender por falta de precaución o por engaño en el
juicio que forma. Para prevenir tales errores, y con ello las
fatales resultas que son inevitables, se eligen, tanto en los
egércitos de Tierra como para las Esquadras de Mar, los Generales
que las mandan, en quienes deben suponerse los talentos convenientes
a la importancia de las grandes empresas que se fían vajo de su
dirección, dependiendo de ellas la suerte de las Monarquías; en esto
se distingue de los demás oficiales subalternos, que menos
advertidos, menos experimentados, instruidos, o menos cautos, no
guardan todas aquellas medidas que son esenciales, necesitando de
una
mano superior que las dirija y les prevenga lo que deben
egecutar para no errar los lances, ni caer inadvertidamente en los
lazos dispuestos con disimulo y artificio por el
enemigo.
Las velas avistadas el 29 de Julio, desde su primera
descubierta, dieron señales mui claras, y en nada equívocas, de no
ser comboy, y Yo no deví juzgarle tal atendidas las circunstancias
con que se presentaron. El mismo hecho de haverse aparecido por la
Popa de la Esquadra y el de venirse acercando a ella, como lo dice
el Cargo, era señal segura de no ser comboy, porque con el poco
viento que hacía, estando mareando unos y otros con igual aparejo,
no era regular que Embarcaciones marchantas de todas clases, que
deben suponerse cargadas, aundubiesen [sic] más que una Esquadra de
Guerra, por poco que andubiese, maiormente hallándose ésta a
varlovento y
teniendo el viento antes que él.
No era ésta la sola señal por donde se reconocía no ser comboy,
concurriendo las particularidades del parage en donde f. 12 v. / se
hallavan, el rumbo que hacían y el número de velas que la componían,
igualmente que la especie de éstas. La descubierta hecha por la
Santa Mónica fue a las 8 y media de 4 velas en el 2º quadrante, pero
a la primer descubierta se havía avistado otra. En el 3º el viento
era entonces SO., haviendo estado antes por el ONO de una milla o
poco más; el rumbo que se hacía era el SO., éste mismo seguían
ellas. A las 9 se viró de vordo, poniendo la Proa al ONO, y esto
mismo egecutaron ellas, continuando en seguimiento de la Esquadra
del Rey. A las 10 y 10 minutos el San Julián puso señal de 9 velas
por el 2º quadrante, de las que eran 4 las descubiertas a las 8 y
media, y un poco
antes que el San Julián hiciese su señal se havían
avistado del Fénix, cuias señales se iban a poner al tiempo que
aquel Navío las indicó. El viento era sólo de 2 millas, ellas se
acercavan a la Esquadra, con cuia circunstancia no tube por
conveniente virar de vordo sobre ellas, considerando que siendo su
andar más que el de la Esquadra, si se consideravan inferiores en
fuerzas a ésta sería darles motivo para que se pusieran en huida,
desde luego, y, por el contrario, si a correspondencia con el maior
número eran superiores en fuerzas continuarían su vordada y con
qualquier accidente de Nieblas y mudanza de viento, como se havían
experimentado los días antecedentes, podía encontrarme con ellos sin
ser advitro de evitarlos. Por esta causa mi ánimo era dar tiempo a
que los 4 atrasados se adelantasen acia sus avanzados para
reconocerlos, y después de conseguido, deliverar lo que conviniese
según sus fuerzas y las proporciones en que Yo me
hallase.
La situación en que se hallava la Esquadra era a la parte del
O. del Cavo de Turiana en el de Finisterre, distante de él de 20 a
22 leguas, desde cuio parage, con los vientos que quedan dichos, f.
13 r. / eran advitros (sic) de hacer Derrota para el S. y para el
N., bien fuese que su viaje se dirigiese acia las costas de
Portugal, o el Mediterráneo, o para la Canal de Ynglaterra, no
siendo regular que un comboy, si fuese tal, se entretuviese allí en
dar vordos del O. para el E., mucho menos en seguir una Esquadra que
se le presentava a la vista repentinamente, exponiéndose a perder,
si no el todo, parte de las Embarcaciones que lo compusiesen, por la
misma Esquadra o por los Corsarios que regularmente cruzan en aquel
parage. Con que en ningún modo debí suponerlo tal, ni formé
semejante juicio desde que conocí la ventaja de la
vela.
El número de las descubiertas por la Popa fueron 9, con la del
3º eran 10, y sin embargo de que se adelantaron hasta el término de
reconocerse ésta y las 3 más avanzadas de las 9 y las 2 que le
seguían en el tiempo que medió desde las 10 del día hasta la 1ª de
la tarde, en que sólo se andubieron 8 millas por la Esquadra del
Rey, no se avistaron otras más; de éstas estavan reconocido [sic] el
del 3er quadrante, que pareció ser el mismo que el del día antes,
faltando que reconocer los 4 más distantes; con que el comboy se
componía del corto número de estos 4, y para él se emplearían dos
Navíos grandes, 2 Fragatas y 2 Valandras, lo que es contra toda
regularidad, siendo más natural que fuese Esquadra, y así lo
conceptué por ser lo que se conformava con las circunstancias que se
observava en ellas.
Estos Buques, con la confianza de su andar, se adelantaron lo
conveniente para reconocer la Esquadra, así como de ésta se
reconocieron los que se hallavan adelantados de ellos, y a poco más
de la una, quando estubieron en la maior inmediación, hicieron entre
sí una señal, se atravesaron el Navío y las Fragatas adelantadas y
dentro de un corto rato viraron de f. 13 v. / vordo poniéndose al S.
El del 2º quadrante desde las 11, que el viento se afirmó, arrivó y
fue a incorporarse con los 4 más distantes de los 9. Inmediatamente
que ellos viraron lo practiqué con la Esquadra y empecé a seguirles
con fuerza de vela; a las 2 se pusieron al E. y egecuté lo mismo,
observando que en vez de entrarles se iban alargando; así permanecí
hasta
las 5 y quarto, que reconociendo que cada vez se alargavan más
y que el más atrasado de ellos, sin hacer fuerza de velas, pues iba
con Trinquete, Gavia y Juanetes, se havía puesto en términos de no
descubrírsele desde el Portalón del Fénix cosa alguna de su Casco,
siendo así que a las 3 de la tarde se le veía desde el mismo parage
del coronamiento de Popa. Quando la Esquadra les havía seguido con
toda fuerza de vela la distancia de 13 millas y media determiné no
continuar, con reflexión, en primer lugar, aparecerme inútil maior
diligencia pues no pudiendo entrarles de día no podría entrarles de
noche, y esta misma ventaja, experimentada de todos modos con
vientos endebles a volina aun largo, y a Popa, era maior
convencimiento de no ser comboy y de tener la ventaja de poder
evitar una acción o empeñar a ella, según les
conviniese.
El viento volvió a retroceder a las 5 de la tarde al O. y de
allí hasta las 7 siguió al NO., cuia variedad se havía notado en los
días antecedentes, con calmas, ventolinas y Nieblas densas, lo qual
me dio motivo a
recelar que de continuar más tiempo el Rumbo del E.
exponía la Esquadra a nuevas dilaciones, con perjuicio del viaje que
tenía que hacer al destino que se le havía señalado, mirando siempre
de más importancia el ir a éste que el permanecer allí sin f. 14 r.
/ provavilidad de lograr alguna acción ventajosa.
En no haver virado sobre estas velas, luego que se
descubrieron, nada se aventuró ni nada perdieron las Armas del Rey,
y en haverlo practicado sin reflexión a las circunstancias que se
havían observado se aventurava el todo de una función, porque mas
regular era encontrar Esquadra fuerte enemiga en aquel parage y
ocasión, que fuerzas inferiores a las de mi mando; para lo primero
havía suficientes motivos, como explicaré, y para lo 2º no los
havía, o no eran de igual valor. Yo procedí conforme a los
antecedentes que tenía y a lo que reconocía, con el buen fin y celo
de no exponer las fuerzas del Rey en los principios de una Guerra al
desagradable suceso de que fuesen vatidas. La Esquadra de mi mando
fue la primera que se destacó; la sola luz y noticia que tenía de
aquellos Buques era la que presentava su vista, con todas las
señales de ser Esquadra y apariencias de más fuerte que la de mi
mando, mediante lo qual devía proceder con toda precaución, y esto
es lo que siempre se ha practicado por los Generales acreditados, y
lo que se está practicando por los Comandantes de las esquadras
aliadas y enemigas en la actual Guerra, según lo anuncian las
noticias periódicas. Si Yo huviese reconocido que la ventaja de la
vela estubiese en la Esquadra del Rey, entonces desde la primer
descubierta hubiera virado de vordo sobre ella, sin reparo las
hubiera perseguido sin
recelo alguno, y después de reconocida de mui
cerca, o las hubiera empeñado al combate o las hubiera evitado,
según lo que conviniese a la gloria de las Armas del Rey, que era el
principal asunto de mi cuidado.
He dicho que tenía suficientes motivos para juzgar f. 14 v. /
la Esquadra enemiga, y que fuese fuerte, uno de ellos era la noticia
que el día 26 de mañana havía dado un Queche olandés que encontré,
cuio capitán, haviendo estado a vordo del Fénix para presentar sus
Pasaportes, dijo que en Cavo de Ortegal havía visto 2 Navíos grandes
ingleses de Guerra, y otros Buques con ellos, que no reconoció éstos
por haver pasado distantes de ellos; suficientes noticias con los
antecedentes de lo reconocido el día anterior, y de lo que estava a
la vista, para proceder con toda precaución, pues estando tan
inmediato aquel Cavo era mui posible que fuese la misma que tenía a
la vista, y así lo noté en mi Diario, no haviendo hecho igual
advertencia en la Relación de descubierta de velas, donde está la
del encuentro del Queche, por no considerarlo de importancia para la
Esquadra quanto se habló, mediante ser la Derrota alargarse de
aquellas costas para el O.
El número de Buques, su mucho andar y el hecho de seguir a la
Esquadra
del Rey dándole caza, sirvió de corrovorar el juicio que
formé de ser Esquadra de Guerra, sin verse señal alguna, como dejo
dicho, por donde conceptuar que fuese comboy. En tales
circunstancias, la elección del modo más oportuno para reconocerla
fue el que elegí de dejarlas venir, pudiendo al fin originar su
división si continuava por su parte el empeño de la caza, y entonces
con el varlovento eran ventajas conocidas para mí.
Este encuentro es idénticamente igual al de la Esquadra inglesa
del mando del Comandante Pedro Parker con la francesa mandada por
Monsieur de la Mote Piquet. El General francés tenía 4 Navíos y una
Fragata; el Ynglés, 3 Navíos y el uno de éstos de 50 cañones. Aquel
General, que se havía dividido de los otros durante la caza que les
dio, sobreviniendo una calma, se halló empeñado y en la precisión de
vatirse
con desigualdad. El de 50 f. 15 r. / cañones, que tenía
remos, se le acercó y vatió con ventaja, maltratándole mucho, y
entre todos lo pusieron en el maior peligro de rendirse, no pudiendo
ser sostenido de los suios; en este aprieto fue su fortuna haver
empezado a entablarse el viento, los Yngleses, entonces
considerándose inferiores en fuerzas, se pusieron en huida, y el
General francés les dio caza con su Esquadra; estando en este empeño
avistó 3 Buques más en distancia, y conceptuando que fuesen Navíos
de la misma Esquadra enemiga y que ya sus fuerzas eran inferiores a
las de los Yngleses, se puso en huida; éstos, juzgándose con el
mismo hecho superiores a los que les havían perseguido antes,
volvieron sobre ellos y también les dieron caza, hasta que el
General francés tomó el Puerto de Guarico; estas 3 velas avistadas
se
berificó después ser Fragatas, pero en la incertidumbre del
peligro a que se exponía si por el contrario acertavan a ser Navíos,
como aparentavan, tomó su resolución viéndose en una misma ocasión
las dos Esquadras dudosas y erradas en el concepto de sus fuerzas
respecto de las de sus enemigos.
Tal ha sido la conducta de estos dos Comandantes, que se ha
visto celebrada en toda Europa, y siendo la mía tan idéntica, que no
discrepa de ella, se pretende culparme, haciendo delito el mismo
hecho que en aquéllos merece aplauso.
No es este caso el solo que ay de la especie o que se le
semejan en la presente Guerra, viéndose algunos otros por el mismo
thenor. Otra noticia de la maior authoridad me daba suficiente
motivo para proceder con precaución y tiento en este encuentro. Era
ésta la Orden de S.M. comunicada al Theniente General Don Luis de
Córdova con fecha 19 de Junio, y este General a mí con la de 28 del
año próximo pasado, en que f. 15 v. / se le previno que fuese con
conocimiento de que una Esquadra de 15 Navíos de Guerra havía salido
del Puerto de Torvay escoltando un comboy Ynglés para las Yndias los
días 23 y 24 de Mayo, y que debiendo restituirse la Esquadra a sus
Puertos después de dejarlo revasado de las Yslas Azores, si por
vientos contrarios se viese precisado extender sus vordos al O. y
NO. y tubiese proporción de encontrarla, la atacase para rendirla.
Con este aviso y el antecedente, apoiados de lo que havía reconocido
en los Buques, y de
las demás circunstancias que quedan explicadas,
no podía menos que observarlos hasta reconocerlos todos para
proceder con acierto.
A la 2ª parte de este punto digo que para que el Comandante de
la Fragata Magdalena hiciese su deber no necesitava que Yo le
hiciese señal de ir a reconocer las velas para dar parte de su
número y especies. Este Cargo, que es gravísimo, a quien corresponde
hacérsele es al Comandante de la misma Fragata, al modo que el de su
separación de la Esquadra, siendo notable que se le haga al General
de las faltas graves en que incurre el subalterno.
Esta Fragata, hallándose en la media distancia entre la
Esquadra y las velas que venían por la Popa, según dice el Cargo,
debió avistarlas antes que aquélla, debió reconocer más que ella y
debió haver hecho las correspondientes señales antes que ninguno de
los otros Buques, para que Yo me impusiese en su número y especies.
Nada de esto se practicó sin embargo de haver visto que la Santa
Mónica, que era la última de las 5 que se hallaban en el Cuerpo de
la Esquadra del Rey, hizo señales a las 8 y media la señal de 4
velas en el 2º quadrante, y el San Julián de 9 velas a las 10 y 10
minutos, con cuias advertencias debió haverla hecho de maior número
si las
descubría, o de las que viese y de sus especies como que la
maior f. 16 r. / inmediación le proporcionava para distinguir mejor,
pero nada practicó, ni en el tiempo que devía, ni después, siendo
más reparable que en otro, en su Comandante, esta omisión por haver
ido sirviendo de Batidor en la Esquadra del Theniente General Don
Luis de Córdova desde que salió de Cádiz hasta que se agregó a la de
mi mando, con que debía saver las obligaciones de los Batidores por
experiencia, y por las Ynstrucciones que se le tenían
dadas.
Hallávase esta Fragata de 1 y media a 2 leguas atrasada a
sotavento de la Esquadra en la dirección de ésta a las 9 velas, de
modo que era Batidora por la Popa, así como lo hubiera sido en igual
distancia por la Proa. Si hallándose adelantada la descubierta de
las velas hubiese sido por la Proa, en tal caso huviera sido mui
estraño, como lo es en el presente, que los Buques de la Esquadra
hubiesen avistado las embarcaciones que estuviesen por delante de
ella, hubiesen señalado su número y que la Batidora no se huviese
dado por entendida de nada; ¿qué juicio se devería formar del
Comandante de una Batidora de esta especie?, no podría hacerse otro
si no es el de que dormía o de que tenía abandonada su obligación en
cosas tan esenciales, no debiendo ignorar que el gobierno de las
Esquadras y el acierto de las resoluciones de los Generales dependen
en mucha parte de las noticias que les pasan las Batidoras por medio
de las señales, cuio egercicio havía practicado ésta, como queda
dicho. Lo mismo que sucede iendo de Batidora por la Proa es
hallándose por la Popa, sin serle disculpa el no havérsele destacado
para reconocer expresamente, haviéndola situado la casualidad, en
donde huviera llegado siendo destacada. Tampoco debía ignorar que
todos los Buques que componen la f. 16 v. / Esquadra tienen igual
obligación de avisar lo que descubren, y que según lo que va dicho,
hallándose ella de 1 y media a 2 leguas más inmediata que la
Esquadra, era a quien pertenecía dar todos los avisos, pues debía
distinguir los Cascos de los Buques, puesto que del Fénix, que se
hallava
el más adelantado de ella, se descubrieron 3 Buques
avanzados, hasta llegar a conocer ser uno Navío, las 2 que te
acompañavan Fragatas y las 2 que se te seguían
Balandras.
No sólo faltó gravemente el Comandante de esta Fragata, Don
Pedro de Leyba, al cumplimiento de su obligación en esta parte tan
esencial, sino a todo lo demás que correspondía, pues lejos de hacer
diligencia de incorporarse con la Esquadra quando se lo mandé, en
vez de ceñir el viento para conseguirlo, se le veía que iba menos
orzado que la Esquadra, y es lo que practicó en otras ocasiones,
después de aquel día quando se le mandava que se adelantase a hacer
la descubierta por la Proa, no faltando ocasión en que se sotaventó
tanto que correspondía por el Portalón de Sotaventó sin mudar el
viento, y quando se le reconvenía sobre ello daba por disculpa que
le escaseava el viento, y fue lo que respondió en aquella tarde,
quando por segunda vez se le llamó a la voz, después de haver dejado
la caza, y en este modo navegava sin sugeción a las órdenes que se
le davan ni regularidad en sus operaciones, y en vez de hutilidad
para la Esquadra fue siempre de pensión, cuidado, y aun en ocasiones
de perjuicio en ellas, como se berificó hasta lo último; ni fue
tampoco nuevo este modo de manejo que tubo en la de mi mando,
haviéndolo tenido igual en la del Theniente General Don Luis de
Córdova, como lo podrán comprovar los Papeles originales del Maior
General de la Esquadra, Don Juan Tomasco, y el Comandante del
Gallardo, a cuias órdenes estubo destacado toda la Campaña, f. 17 r.
/ y el parte del Marqués de Medina, que acompaña el Punto de que se
trata de su separación de la Esquadra, y dos oficios que se le
pasaron por el Oficial de Ordenes de mi Esquadra después de
repetidas reconveniencias que se le hicieron sin fruto
alguno.
El motivo de haver mandado incorporar a la Esquadra esta
Fragata fue con reflexión a las Nieblas densas que se havían
experimentado el día antecedente y en los que precedieron, pues de
sobrevenir tan repentinamente como en aquéllos quedaría separa
totalmente de la Esquadra, expuesta a ser cortada y perdida, y otro
tanto podía suceder calmando el viento, como havía estado desde la
medianoche antecedente hasta las 6 de la mañana, no haviendo
seguridad de que subsistiese a causa de la facilidad con que variaba
y de la poca fuerza que tubo hasta la una de la tarde, que refrescó.
Esta providencia me pareció tan precisa y indispensable en mi
obligación que de haverla omitido incurría en falta notable por ser
de los principales cuidados de los que mandan Esquadra preveer con
anticipación, según las circunstancias de los tiempos que han
experimentado, los accidentes que pueden sobrevenirles, para evitar
el peligro
que corren sus Buques quando llegan a separarse, y es
asimismo de los maiores en los Comandantes particulares, de ellos
evitarlos; pero el de la Magdalena de nada cuidó, menos que
observarlos, como se convence por los citados oficios a que dio
lugar su falta de enmienda y de las ocasiones en que voluntariamente
se separó de la Esquadra del Theniente General Don Luis de Córdova.
Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 26 de Julio de 1780.
Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su más seguro servidor. Excmo.
Señor. Don Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de Lángara, f.
17 v. /
9. Excmo. Señor. Muy Señor mío: El 3er punto contenido en el oficio
de V.E. fecha 19 de éste dice así.
«Y porque no reconoció quantas Embarcaciones avistó durante su
Comisión, siendo así que en todo corso es de conducta y precisa esta
diligencia para perseguir a enemigos y proteger a su comercio
tomando noticias de unos y otros, cuia circuntancias está además
prevenida en la citada Real Orden de 23 de Mayo, con las expresiones
que procediese, según las noticias que adquiriese, para vatir a los
enemigos y llevarse avanzadas las Fragatas para descubridoras y
precaverse con tiempo si avistase fuerzas superiores enemigas que
podían retirarse de América; haviendo hecho tan al contrario que
hasta con la Urca Santa Ygnes husó de disimulo, y aun la abandonó
con la que dice creió ser la Astrea, y según los Diarios no lo era,
pues ni la reconoció, para protegerla si lo era, ni para apresarla
si no; resultando además haver avisado Don Antonio de Ulloa en Carta
de Oficio escrita con fecha de1º de Octubre no creía que huviese en
aquellos mares más Enemigos que un Corsario a que dio caza, y acaso,
que avistó, y por entrar la noche no hizo diligencia por él, cuio
inconveniente según los vientos, tiempos y Embarcaciones lo precave
un juicio marinero, navegando de modo que se amanezca con la
avistada; pero nada procuró hacer, siendo así que consta hubo y se
mantuvieron en aquellos mares y Cruceros varios Buques enemigos,
pues Don Juan de Lángara y Huarte dio caza a algunos; apresó una
Fragata corsaria
la Fragata Santa Magdalena a los 3 días de su
separación de la Esquadra, se vio perseguida de los Buques de Guerra
que se ha dicho en el mismo parage a donde a Don Antonio de Ulloa se
le havían f. 18 r. / prevenido estavan. En el mismo parage de
reunión que él havía dado a dicha Fragata Santa Mónica fue apresada
por otra de Guerra enemiga. Y también la Urca Santa Ygnes a los 3
días de haverla indebidamente despedido Don Antonio de
Ulloa.»
Según comprehendo, se recopilan en este punto los Cargos o
reparos que se hallan comprehendidos en los puntos anteriores, con
la adición de algunas circunstancias más, y aunque he respondido lo
correspondiente a ellos con vastantes fundamentos para persuadirme
haver satisfecho a todo plenamente, la circunstancia de repetirse
aquí me da motivo para volver a tocarlos, estendiéndome en lo que
havía omitido, no pareciéndome tan preciso, con el fin de no hacer
demasiado prolijas y difusas estas explicaciones.
Sobre no haver dado caza a quantas Embarcaciones se
descubrieron, desde que me separé de la Esquadra del Theniente
General Don Luis de Córdova hasta que llegué al parage del crucero
en las inmediaciones de las Yslas del Cuervo y Flores, lo explica en
una nota la relación de la descubierta de velas hecha por la
Esquadra en el día 1º de Agosto, y en el punto donde se trata de la
vela avistada el 22 del mismo mes se hace con la extensión que
corresponde; sin embargo, añadiré sobre ello que en el espacio de
Mar que ay desde el Cavo de Finisterre hasta 40 ó 50 leguas al O. es
el parage por donde transitan las Embarcaciones de comercio que van
del N. para el S. y al contrario, con cuio motivo rara vez deja de
haver algunas siendo paso forzoso; mediante esto, si se huviese de
perseguir quantas se avistasen, y reconocerlas, sería necesario
olvidar el encargo de ir a las Yslas Terceras, por ser vastante
ocupación esta otra, y para su convencimiento f. 18 v. / reconózcase
las que se descubrieron el día 3 de julio por distintos quadrantes y
se verá haver sido 9, y el 1º de Agosto otras tantas, esto sin
embargo de irme apartándome para el O. de aquel lugar, con que si me
hubiese mantenido allí con la Esquadra, con razón se me podía
reconvenir haber imbertido el tiempo en lo que no se me ordenaba,
dejando de acudir a lo que estava prevenido de hacer Derrota a las
Yslas del Cuervo y Flores, que están de allí como 360
leguas.
Supuesto que emplease en hacer allí el corso para tomar
noticias de las Embarcaciones que reconociese, ¿de qué provecho o
hutilidad podían ser éstas para el fin de mi crucero, y de proteger
nuestro comercio en las Mares contiguos a aquellas Yslas, siendo las
que me darían de las partes donde ellas venían, que eran Costas de
Portugal,
de España y del Mediterráneo, y Costas del N., pero no de
lo que se pasava en el parage a donde Yo me dirigía?; y si la mente
de la Real Orden no obstante era que fuese haciendo el corso de toda
forma, sin reparo de que pudiese llegar o no con la Esquadra al
parage del Crucero, era preciso que se me huviese prevenido así en
la Ynstrucción, y entonces, si Yo hubiese faltado a su cumplimiento,
tendría cavimiento el Cargo.
Después que la Esquadra se separó de aquel Crucero fueron raras
las velas que se descubrieron, y se procuró darles caza quando se
hallavan en proporción de alcanzarlas según el viento y los parages
donde se hallava la Esquadra, atendiendo a ganar todo lo posible
para el O. y no perder al E. a fin de llegar al Crucero con la
brevedad posible.
El día 8 de Septiembre a las 10 y 40 minutos de la mañana,
estando la Esquadra a 41 grados 16 minutos, se descubrió una vela de
3 f. 19 r. / palos al S. 1/4 SO., el viento era S., sólo se veía el
tope, y permaneció el viento en la misma forma hasta el día 9 en la
tarde; para seguirla era necesario hacer camino al E., retrocediendo
del que se llevava y dificultando en ello la llegada al Crucero, sin
apariencia de poderle ganar la distancia que tenía a varlovento por
ceñir
el viento ella, y en esta concurrencia de circunstancias me
pareció ser lo más regular seguir la buelta al OSO., que era la que
llevava en demanda del Crucero, a donde no havía
llegado.
Las Fragatas fueron avanzadas a la Esquadra haciendo la
descubierta durante toda la Campaña, a excepción de los días de mal
tiempo, o de vientos calmosos, en que havía peligro de que se
separasen, por quedar mui apartados de ellas en la noche o por otro
accidente; pero después que la Santa Mónica se separó, y quedó sólo
la Magdalena, me fue preciso guardar en esto algún tiento, por las
irregularidades que advertí en su Comandante, unas veces
adelantándose a distancias donde no distiguía las señales que se
hacían ni egecutava lo que se le mandava, sin cuidar de volverse a
incorporar en los tiempos regulares, y otras dejándose ir a
sotavento sin seguir el rumbo que llevava la Esquadra, como lo digo
en el punto que trata de las velas avistadas el 29 de Julio, pero
sin dejar por esto de destacarla quando el viento estava afirmado y
no reconocía peligro.
El disimulo que husé con la Urca Santa Ygnes, de no declarar mi
nombre como Comandante de la Esquadra, fue consequente a lo que
comprehendí de las prevenciones que se me hicieron en la Real Orden
de
23 de Mayo sobre mantener reservado su destino. La 1ª con ésta
fecha me decía «que quando me hallase de 4 a 5 leguas separado de la
Esquadra del mando de Don Luis de Córdova abriría el f. 19 v. / el
Pliego adjunto reservado, y practicara lo que se me prevenía.» Este
Pliego reservado contiene en su Cubierta una [Inscripzión] que ya he
citado en el 6º punto, tratando de la Urca Santa Ygnes, por la que
se me previene ser reservado sólo para mí lo contenido en el que
encerraba, y que avise su recivo también reservado en primera
ocasión. Según estas recomendadas prevenciones para reservar el
destino de la Esquadra, no podía menos que entender ser la voluntad
de S.M. que tubiese reservado para con la Esquadra de donde me
separava, y para con los Buques por cuio medio avisase el recivo del
Pliego; mediante deberlo hacer reservado en esta suposición, para
conseguirlo con aquellas Embarcaciones que se hablase, me pareció no
haver otro medio que no decirles el nombre de quien la mandava, pues
así ni sabrían ser la misma que se havía desmembrado de la Esquadra
del Theniente General Don Luis de Córdova, ni comprehenderían con
certeza quál fuese su destino. Conforme a esto, en la prevención 26
de las que hice a los Comandantes de los Buques lo advierto así.
Fuera
de este principal fundamento, a nada contribuía que las
embarcaciones que debían seguir a su destino supiesen quién mandava
la Esquadra, ni les perjudicava ignorarlo.
Sobre la Urca Santa Ygnes, en que se dice que la avandoné,
aunque con razones del maior convencimiento, tengo hecho ver que me
ceñí a lo que me estava prevenido por la Real Orden, dejándola
seguir el viaje que hacía, que es mui distinto de avandonarla,
porque nunca la tube para agregarla a la Esquadra antes del
encuentro; añadiré que no sólo no se previene en aquélla que agregue
a la Esquadra las embarcaciones que encuentre, fuesen de Guerra o de
comercio,
pero ni aun por incidencia se toca en ello, ni se da a
entender fuese ésta la mente de S.M., no faltanto parages en donde
naturalmente correspondía hacerse sobre ello alguna f. 20 r. /
expresión: uno es donde la Real Orden dice «con cuia noticia, y la
que V.E. adquiera, procederá en su corso para vatir los enemigos en
aquellos Mares, esto es, en los mares acia el Cuervo y Flores, a
donde hacen la recalada las Embarcaciones del Comercio de Yndias en
tiempo de Berano»; y no se mientan [sic] en este lugar éstas,
previniéndoseme, como era regular, que forme comboy con ellas o que
las conduzga [sic] a los Puertos de aquellas Yslas, ni otra cosa que
lo indique, reduciéndose sólo a que haga el corso y a vatir los
Enemigos en aquellos Mares.
Más adelante la misma Real Orden me previene «que pueda entrar
en algunos de los Puertos de aquellas Yslas Portuguesas para
remediar la Esquadra de alguna necesidad que le ocurra; y dice que
sea con la maior presteza, y volver a la mar a apostarse en su
señalado crucero el tiempo que le permitan los víveres», sin tocarse
en las necesidades de las Embarcaciones que se restituían de
América, ni indicarse en manera alguna que me pudiese servir de luz
y de competente resguardo en los incidentes que pudiesen sobrevenir,
lo que deba practicar con ellas; de suerte que la Real Orden, lejos
de ordenármelo, me da a entender, con el silencio que guarda en este
particular, consistir mi comisión en facilitarles el tránsito por
aquellos mares, ¿será posible que con estar esto tan claro se me
intente formarme Cargo sin que preceda precepto? Yo suponía, fundado
en este mismo silencio, que la mente de S.M. sería no embarazar la
Esquadra
con la sugeción de comboiar Embarcaciones, dejándola libre
para hacer el corso y para buscar a los Buques enemigos que estavan
anunciados, y vatirse con ellos, y que para la seguridad de los de
comercio estavan tomadas otras medidas, confirmándomelo el saver que
en el Cavo de San Vicente cruzava la Esquadra mandada por f. 20 v. /
el Brigadier Don Juan de Lángara, para recivir las que llegasen de
las Terceras, haviéndomelo asegurado así los 2 Buques que reconocí
la mañana del día 31 de Agosto, y por esto mandé prevenir al
Comandante de la Urca que en aquel Cavo encontraría esta Esquadra, a
lo que respondió que no intentava avistarlo, pasando algo distante
de él, así como lo havía hecho con las Ysla del Cuervo, del que pasó
apartado, sin descubrirlo.
Hállase la Real Orden concevida en preceptos tan precisos en
quanto abraza, que ni aun me confiere facultades, como es regular
hacerse en otras, para deliverar según lo tubiese por conveniente en
los casos no prevenidos, o que no se hallasen suficientemente
explicados, y en los extraordinarios que pudiesen sobrevenir, en
cuio modo quedase Yo cubierto en qualquiera determinación que tomase
por parecerme conveniente al servicio del Rey, y sin responsavilidad
caso que las resultas no fuesen favorables y correspondientes al
buen celo con que las determinase; y así, la resolución que havía
hecho y expliqué en el punto 6º,sobre comboiar las Embarcaciones que
condugesen Thesoro de consideración y la de tomar en mi Conseva las
que llegasen en los últimos días del Crucero, no estavan esentas de
Cargo, ya fuese por suspender el Corso en aquel parage, si sucedía
lo primero, o ya por los riesgos que corrían las que agregase hasta
llegar a Puerto seguro, por no estarme prevenido ni conferidas las
correspondientes facultades para deliverar por mí en cosas no
explicadas en la Real Orden.
En la Carta de 1º de Octubre, sobre cuio contesto [sic] parece
que se intenta formárseme otro Cargo, avisé no haver encontrado los
Navíos enemigos que me estaban prevenidos al O. de la Ysla del
Cuervo, y al E. de ella entre los meridianos de f. 21 r. / la
Tercera y la Graciosa, y la del Cuervo y Flores, por donde la
Esquadra atravesó y donde estuvo cruzando; que sólo se encontró al
O. del Cuervo un corsario, a quien se dio caza por toda la Esquadra
por espacio de 24 horas, sobre cuio particular he dicho lo
conveniente en el Cargo que trata de la separación de la Fragata
Santa Magdalena; y, efectivamente, Yo no descubrí alguno más con la
Esquadra, pues las 3 embarcaciones avistadas a Varlovento de ella en
los días 22 y 24 de Agosto y 8 de Septiembre, que no se reconocieron
en la altura de 41 grados y medio, haciendo la Derrota para el E.,
no les tube por tales por no ser regular hacer semejante camino los
corsarios, quando, por el contrario, lo natural es cruzar o salir al
encuentro a las que vienen de América.
Un Buque solo puede, por juicio marinero, perseguir a
qualquiera Embarcación durante la noche y amanecer a su vista, como
se dice en los Cargos; pero no es tan fácil practicarlo con una
Esquadra, la qual ha de proporcionar la vela al de menos andar, y
como el que huie hace toda
la diligencia que puede para escapar, es
regular que le gane mucha distancia a aquélla, y que hurtándole el
Rumbo, amanezca fuera de su vista; esto es sin consideración a las
contingencias de la mudanza del viento y de los distintos Rumbos que
en tales circunstancias es necesario hacer, pero, sobre todo, para
seguir con alguna seguridad durante la noche, sea por Buque suelto,
o por Esquadra, es necesario haver tenido tiempo de observar el
Rumbo que hace en el día y llevarla a la vista.
La Esquadra de mi mando, con atención a lo prevenido en la Real
Orden, hizo su Derrota por la vanda del N. de las Islas Terceras,
hasta llegar, según los vientos lo permitieron, al parage donde
havía de tener el Crucero, a la del O. del del Cuervo y Flores, como
está explicado tratando de la Derrota. Ynterin f. 21 v. / que lo
practicó
y que cruzó por allí, pudo haver corsarios por otras partes
de aquellas Yslas, como que del E. al O. corren una distancia de 80
leguas y quasi otro tanto de N. a S., por lo qual no es estraño que
Don Juan de Lángara y Huarte diese caza a algunos, y que apresase a
uno; que la Santa Mónica hubiese sido apresada por otra enemiga de
Guerra, y la Urca Santa Ygnes dos días después de haver hablado a la
Esquadra; todo lo qual, según tengo noticia, sucedió en parages bien
distintos del Crucero donde Yo estava entonces, porque la que apresó
Don Juan de Lángara fue en las inmediaciones de la Ysla de Santa
María, que es de extremo a extremo de aquellas Yslas; la que apresó
a la Santa Mónica, según la noticia que el Comandante de la Perla,
Monsieur Jorge Montagur pasó al secretario del Admirantazgo de
Londres, fue a la parte del NO. de Puerto del Fayal, de donde havía
salido el día antes; y la que apresó a la Santa Ygnes fue al E. de
las Yslas Terceras, por la latitud de 39 grados y algunos minutos;
con que en estos diversos parages podía haver corsarios y no haver
en el Crucero donde Yo me hallava con la Esquadra más que el que
perseguí, siendo bien distantes unos parages de otros; y la Santa
Mónica, según tengo dicho en el punto que trata de ella, fue
apresada
al lado contrario de las Yslas del Cuervo y Flores, de
donde tenía señalado el parage de reunión.
Por lo perteneciente al encuentro que se dice haver tenido la
Fragata Magdalena, a los 3 días de su separación de la Esquadra, con
los Buques de Guerra enemigos que se me havían anunciado en la Real
Orden se padece mucho engaño, pues lo Buques que la persiguieron
fueron la Esquadra de Don Juan de Lángara, hallándose comprovado por
las señales que la Fragata le hizo; y para esclarecer este asumpto,
y que se conozca la ligereza de su Comandante, f 22 r. / Don Pedro
de Leyba, y su poca formalidad en estos asumptos, será conveniente
que se pida al dicho Comandante de aquella Esquadra que exponga lo
correspondiente a este particular, para cuio efecto acompaño las
señales de reconocimiento que tenía dadas a la Esquadra y la
prevención
sobre la vandera que havían de husar quando no fuesen
correspondidas por las generales españolas y por las que husan la
Armada francesa. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y
Julio 26 de 1780. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa. Excmo. Señor.
Don Juan de Lángara.
Muy Señor mío: Con fecha 22del presente me dice V.E. lo
siguiente.
La Junta de Departamento desea se sirva V.E. informarla y
responder al punto 6 de los remitidos a ella para su aclaración, de
Orden del Rey, el qual a la letra es el siguiente.
«Yncorporósele a la Esquadra la Urca SantaYgnes, que regresava
de Manila, el día 22 de Agosto y no sólo no la mantuvo en su
conserva, o la llevó a algún Puerto de las Yslas donde esperase para
tomarla a su regreso en su conserva, previniéndosele en la Real
Orden de 23 de Mayo de 1779 que si por algún golpe de viento, u otra
casualidad o urgencia, tuviese precisión de entrar en algún Puerto
de aquellas Yslas Portuguesas, podría egecutarlo, para remediarse
con la maior presteza y volver a la mar a aportarse en su señalado
crucero, siendo ésta una de las urgencias y casualidades que por
conducta y cumplimiento de las órdenes del Rey le precisava y debía
entrar en algún Puerto f. 22 v. / de los referidos para dejar la
urca, vastimentarla si lo necesitase respecto a su largo viaje, y
volver por ella a su regreso a Cádiz, sino es que faltó, además, a
los tan expresos Artículos de las Ordenanzas Generales de la Armada
17 y 18, folio 51, parte 1ª, contentándose, contra toda regularidad
y conducta, con advertir a Don Fernando Reynoso la novedad de la
Guerra para que continuase su navegación con cuidado y procurase
(una urca) [sic] evitar
encuentros con todas Embarcaciones, lo que
es mui difícil a qualesquiera pues no consiste en ella sola,
habiendo otras que anden más, e imposible a una urca, de que resultó
su encuentro con Enemigos a los 2 días y su pérdida, que ocasionó
Don Antonio Ulloa.»
Consta de 2 partes este Cargo: la 1ª, no haver incorporado la
Urca Santa Ygnes a la Esquadra después que la encontré. La 2ª, no
haverla llevado a
algún Puerto de las Yslas portuguesas donde
esperase para tomarla a mi regreso, estándome prevenido en la Real
Orden de 23 de Mayo de 1779 que si por algún golpe de viento u otra
casualidad o urgencias tubiese precisión de entrar en algún Puerto
de aquellas Yslas Portuguesas, podría egecutarlo, para remediarme
con la maior presteza y volver a la mar a apostarme en el señalado
crucero.
A la 1ª parte digo que después de leída y reflexionada la Real
Orden con el maior cuidado una y otra vez, nunca halló en ella mi
comprehensión la suficiente luz para conocer que la expresión única
de proteger nuestro comercio de Yndias, interceptar el de los
Yngleses atacando y vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y
mercantes, suponía que las agregase a la Esquadra formando comboy
con ellas, y mucho menos que las condugese a los Puertos de aquellas
Yslas; porque siendo estas f. 23 r. / disposiciones de toda
consideración y de graves consequencias, me persuadí a que siendo
tal la mente de S.M. no se hubiera omitido expresarla en la Real
Orden como partes principales de la Comisión, aunque no fuese más
que para desvanecer los motivos de duda que se me pudiesen ofrecer,
y que conociese ser uno de los principales obgetos de la Comisión.
La Real Orden me prevenía lo
que devía egecutar, que era hacer el
corso en aquellos mares, interceptando el Comercio Ynglés y
protegiendo el nuestro, y explica el modo, que es atacando y
vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y particulares. Esta comisión,
a mi modo de entender, no abraza la otra mui distinta de agregar a
la Esquadra las embarcaciones de comercio de América, ni la Urca,
que por su corto andar y varlovento embarazaría el cumplimiento del
verdadero encargo, y entre recivirla en conserva sin expresa Orden
que lo declarase, inhavilitando en mucha parte la Esquadra para el
corso, o dejarlas de recivir, quedando en disposición de
desempeñarlo en todo su vigor, no tube que dudar mediante que esto
último me lo mandava expresamente la Real Orden, y para lo primero
era forzoso que le buscase interpretación advitraria que no me
livertase de
Cargos graves, siempre que sobreviniese algún accidente
contra su seguridad.
Estas Embarcaciones así agregadas estavan expuestas a separarse
de la Conserva, mucho más en aquellos mares tormentosos que en
otros, ya fuese de noche por falta de inteligencia de las señales,
ya de día dando caza, y en aquellos parages quedavan expuestas, más
que en otro alguno, de ser atacadas y tomadas por los Corsarios que
cruzan en ellos, en cuio caso serían cargos bien fundados los que se
me harían por haverlo f 23 v. / egecutado de advitrio propio sin
expreso orden que me lo mandase. Con la Urca Santa Ygnes aún sería
el Cargo más grave y fundado por hallarse revasada a la parte del E.
de aquellas Yslas, con 50 leguas o más distancia del Cuervo y de los
peligros de su Crucero, 40 al Norte de la Ysla Tercera, cuio
meridiano tenía revasado, y en esta postura podría con razón tomarse
por absurdo inconsiderado hacerla retroceder de la Derrota que havía
hecho hasta allí sin peligro para volverla a conducir al parage, más
expuesto y arriesgado, que havía pasado sola con
felicidad.
Los artículos 17 y 18 del tratado 2º, título 4º, folio 51 de
las Ordenanzas de la Armada, citados en el Cargo con el fin de
apoiarlos, son precisamente los que lo desvanecen, porque el 17
trata particularmente de que se tomen vajo de la protección de los
vasallos de S.M. defendiéndolos de todo insulto o violencia, y el 18
de recivir en Conserva las Embarcaciones de vasallos o alidados que
encuentren en los Puertos o navegaciones; en que se vee [sic] que
entre proteger y dar comboy la Ordenanza hace una gran distinción,
en fuerza de lo qual ordena en Artículos separados lo que se ha de
hacer sobre
cada cosa, por considerarlas distintas, y en este mismo
orden lo comprehendí yo de la Instrucción, donde se dice ser su
destino para proteger nuestro comercio de Yndias, pues si se hubiese
de extender a comboiar se explicaría igualmente, así como lo hace la
Ordenanza.
Arreglado a la Real Orden en toda la fuerza de su sentido
literal corriente, y a lo que previene el artículo 17 citado, fueron
mis
deliveraciones, comprehendiendo ser mi encargo proteger nuestro
comercio en aquellos mares, atacando y vatiendo quantas
Embarcaciones de Guerra, corsarias o de comercio encontrase para f.
24 r. / limpiarlos de Enemigos y que con seguridad llegasen a ellos
las nuéstras que viniesen de las Yndias, continuando desde allí su
viaje sin peligro, por ser el distrito que me estava encargado; y
para maior seguridad tenía dispuesto comboiarlas hasta pasar el
meridiano del Cuervo, cuios contornos suponía ser donde habría
Corsarios, por ser parages frecuentados por ellos.
Siguiendo el mismo espíritu de protección tenía premeditado que
de conducir Thesoro de consideración la Embarcación, retenerla,
reducir el corso a los términos que conviniese para mantenerla
siempre inmediata, hacer transvordo de su Thesoro si fuese marchanta
a los Navíos de Guerra, o dividirlos en todos si fuese de Guerra,
permanecer allí 6 ó 8 días en este modo para ver si se incorporavan
otras, y venirme con ellas a España. Con este fin, en la Orden que
di en las Ynstrucciones, de que incluio copia, no digo que se
comboien, sino que se retenga en el parage de reunión por el Buque
que las encuentre para que llegando io determine el Comboy que se
les haia de dar, cuia circunstancia mirava igualmente a retener los
que llegasen en los 10 ó l2 días antes de retirarme, para
conducirlos, porque ya para entonces se ofrecerían raras ocasiones
de dar caza, teniendo aquellos Mares cruzados por varias partes y
apresados y perseguidos los Corsarios de todas clases que hubiese en
ellos.
El artículo 18 ordena que se recivan en la conserva todas las
Embarcaciones de vasallos o de Aliados, y explica que esto sea
quando pueda lograrse sin conocido atraso de su Expedición; que de
agregar la Urca a la Esquadra se havía de seguir algún atraso no
admite duda, porque no hallándose todavía en el f 24 v. / parage de
su destino, y debiéndolo grangear lo más del tiempo a volina, era
consequente haverse de atrasar, y aún más que esto el impedimento
para dar las Cazas a las Embarcaciones que se avistasen, de que
debía resultar uno de dos inconvenientes: o el de avandonarla con
peligro de que caiese en poder de Enemigos, o el de limitar la vela
a su andar, sin poder seguir a los que se destacase, de lo que se
originaban otros inconvenientes graves, que no explico por no hacer
más larga esta respuesta.
Con esta misma consideración, sin duda la Ordenanza de la
Armada, en el artículo 30, título 4º, tratado 6º, prohive a los
Comandantes de
Esquadra encargados de Comboys, que atiendan más a
solicitar las ocasiones de combatir que a la conservación de los
Combois y de su seguridad.
El artículo 29, título 5º, tratado 5º, aún esfuerza más esta
prohivición de los Comandantes de Combois, diciendo que aunque sea
por algún motivo de conveniencia, o hutilidad del servicio de S.M.,
no se debe hacer fuerza de vela dejando alguna Embarcación del
Comboy
etc.
Mediante estas expresas declaraciones de la Ordenanza se
establecen por imcompatibles hacer corso y estar encargado de
Comboy, y por lo qual es indispensable que para egecutar uno y otro
lo ordene S.M. expresamente al modo de la Ordenanza, en cuio modo se
salvaban todos los inconvenientes, y el Comandante, poniendo de su
parte los medios correspondientes para cumplirlo, no queda
rresponsable a las consequencias que se pueden
seguir.
Por esta misma incompativilidad de los Comandantes de Esquadra
de Corso, o de Buques sueltos, y los corsarios particulares, quando
hacen presas las conservan si le conviene, esto es, que no les
perjudique al corso, o las conducen al Puerto más inmediato, f. 25
r. / donde estén con seguridad; las indultan dejándolas ir, y las
queman o las echan a pique quando son de poca monta y no de gran
perjuicio recoger sus Tripulaciones, para no privarse de la livertad
de dar las cazas, ni exponerlas a que sean represadas, y sin
embargo, se veen [sic] sobrados ejemplares de esto último,
procedidos
de inviarlas [sic] a los Puertos para quedar libres de
conservarlas, con perjuicio de las cazas.
En la Real Orden se me dice que en caso de alguna urgencia o
necesidad en los Buques de la Esquadra podré tomar alguno de los
Puertos de aquellas Yslas para remediarme; éste es un permiso
condicional y no una orden, que habla sólo con la Esquadra y en
ningún modo con las Embarcaciones que vengan de América, porque no
haviéndoseme prevenido antes que detenga a las que encontrase, ni lo
que deba hacer con ellas, no podía Yo por determinación propia
deliverarlo, a causa de los riesgos que corrían en aquellos
fondeaderos, que son costas
aviertas, sin seguridad con los vientos
de travesía; pero si se me hubiese ordenado cesavan en mí estos
reparos, y lo hubiera practicado con la Urca, sin tenerlo tampoco en
lo que esta diligencia alargaría la llegada al Crucero, ni en la
precisión de desampararlo para conducir las demas Embarcaciones que
encontrase, a causa que la Orden que me lo prevenía me ponía a
cubierto de ambas cosas.
A
la circunstancia de no encontrar en la Real Orden la
correspondiente expresión para comboiar las Embarcaciones de Yndias,
se fundó otra que la corrovoró, siéndolo la Ynstrucción del Pliego
reservado que la encerrava, ésta dice: «Ynstrucción reservada a sólo
el Theniente General Don Antonio de Ulloa, para que desde luego se
entere de ellas y acuse el recibo también f. 25 v. / reservado en
primera ocasión; para cumplirlo, supuesto no deberá abrir el Pliego
hasta estar apartado de la Esquadra del Theniente General Don Luis
de Córdova de 4 a 5 leguas». Entendí que durante el viaje, y después
de estar en el Crucero, se me proporcionarían no una, sino varias
ocasiones seguras para acusar el recivo en la primera, no pudiendo
tenerse por seguras las Banderas neutrales, a quienes no ay advitrio
para hacerlas responsables, y no podía persuadirme a que esto debía
entenderse por sólo los Correos, no habiendo seguridad de que
avistasen siempre aquellas Yslas, tomando alguna más altura en
tiempo de Berano para abreviar los viajes, y en este modo todo
concurrió a persuadirme que la mente del Rey no era que reciviese
las Embarcaciones como queda dicho.
Por lo que no dejo expuesto deberá conocer la Junta que ni el
encuentro que la Urca Santa Ygnes tubo con los Enemigos a los 2 días
después de haver hablado conmigo, ni su pérdida la ocasioné Yo, que
habiéndome ceñido en todo a lo que se me ordenó por la Real Orden, y
está prevenido en las Reales Ordenanzas de la Armada, no ay sobre
qué pueda fundarse Cargo contra mí. Dios guarde a V.E. muchos años.
Ysla de León, y Junio 27 de 1780 años.
10. Muy Señor mío: Con fecha de 9 del presente me previene V.E. lo
siguiente.
«La Junta de Departamento, encargada de Orden del Rey de
aclarar varios puntos sobre la Comisión que últimamente tubo V.E.
con la Esquadra que estava a su mando sobre las Yslas Terceras, f.
26 r. / desea se sirva
V.E. manifestar quanto le ocurra en razón a
los puntos 1º y 2º siguientes.»
«En la Real Orden de 23 de Mayo de 1779, comunidada a Don
Antonio de Ulloa para su Comisión de Corso, se expresó debía hacer
rumbo con la Esquadra de su mando a las Yslas del Cuervo y Flores,
cuio parage en la estación era la recalada de las embarcaciones de
Yndias, a fin de proteger nuestro comercio, interceptando el de los
Yngleses, atacando y vatiendo sus embarcaciones de Guerra y
mercantes que encontrase, y advirtiéndole para su gobierno que sobre
dichas Yslas, y en el intermedio a las Terceras, tenían los Yngleses
4 ó 5 Navíos de 60 a
50 cañones y algunas Fragatas. ¿Por qué no
buscó a los enemigos recalando desde luego sobre dichas Yslas donde
se le dijo estaban, que era lo primero que debía haver ejecutado
para cumplir con la Orden del Rey de buscarlos sobre ellas; ni las
vio, como consta de sus mismos Partes y Diarios, siendo Tierra que
se avistan desde lexos y por consecuencia no podía ver a los
Enemigos que se le dijo en la Real Ynstrución estavan en aquel
parage, ni se proporcionó a proteger la Embarcaciones de Comercio de
Yndias, cuio parage, se le previno, era en la estación la recalada
de las más Embarcaciones dichas, a fin de que protegiese nuestro
Comercio, siendo así que en su misma Ynstrución dada a los
Comandantes de los Buques de su Esquadra les previno, como resulta
del Parte que ha dado de la Fragata Santa Mónica sobre su
separación, que en caso de [que] ésta se fuese a reconocer la Ysla
Tercera dirigiéndose, a las 24 horas, de este apostadero al Paraleno
39 grados 30 minutos, de 7 a 8 leguas del Cuervo y Flores, cuias
Yslas nunca reconoció, como resulta de sus mismos Partes y Diarios
citados?
«Aun después de no haver cumplido tan principal punto f. 26 v.
/ de la Real Orden, ni adquirido noticias para buscar los Enemigos,
obgetos de toda Esquadra de Guerra que hace el Corso; aun quando no
se le huviera prevenido como expresamente se le mandó por S.M., que
hiciese rumbo a las Yslas del Cuervo y Flores, parage en aquella
estación de la recalada de las más Embarcaciones de Yndias, como se
berificó, debiera, como General de Marina, haverlo así practicado;
pero no fue jamás a reconocerlas, apostarse en dicha recalada, que
es donde toda Esquadra o Navíos que hacen Cruceros se apostan y
donde estavan los enemigos, abandonó aquella recalada de las
Embarcaciones de Yndias y, por consequencia, todo el comercio
nacional al principio de una Guerra, con tan visibles perjuicios
como ha ocasionado esta falta, haviendo tenido tiempos oportunos
para haverlo practicado como debía pues Don Juan de Lángara y
Huarte, que fue en su busca en 23 de Agosto, reconoció las Yslas del
Cuervo
y Flores, y después de lo acaecido con el Navío Poderoso
volvió, reconoció con las 2 Fragatas el Fayal y su surgidero, costeó
la Ysla del Pico y no haviendo embarcación alguna en todas estas
inmediaciones hizo rumbo a la de San Miguel y Santa María, apresó en
su costa la Fragata corsaria el Winchon, volvió el 7 de Septiembre a
reconocer las costas de la Tercera, halló allí el Navío San Leandro,
reconoció la costa de las Yslas Graciosa, Fayal y San Jorge,
atravesó el Crucero de las de Cuervo y Flores en busca de la
Esquadra de Don Antonio de Ulloa, volvió a ver hasta el día 11 la
Graciosa, San Gorge, el Pico y el Fayal, el 13 las de Cuervo y
Flores, donde se mantubo hasta el 15, y no encontró ni vio dicha
Esquadra siendo los parages donde a su General se le previno tenían
los Enemigos 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones y alguna Fragata, y
también recalaron sobre dichas Yslas Terceras las Fragatas Magdalena
y Santa Mónica f. 27 r. / de resulta de sus separaciones, como
adelante se dirá, prueba bien clara de que Don Antonio de Ulloa tubo
tiempos
para haver cumplido con lo que se le mandó, y no lo
practicó.»
Estos 2 puntos abrazan distintos asumptos: el 1º es por qué no
busqué los 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones y algunas Fragatas que
los
Yngleses tenían, según avisos, sobre las Yslas del Cuervo y
Flores y en el intermedio de ellas a las Terceras, estándome
prevenido que los buscase y los atacase, recalando desde luego con
este fin sobre dichas Yslas; segundo, que no las vi, como consta de
mis Partes y Diarios, siendo tierras que se avistan desde lejos y
por consequencia no podía ver a los enemigos, que debían estar en
aquel parage.
Tercero,
que no me proporcioné a proteger las Embarcaciones del
comercio de Yndias, cuio parage me estava prevenido ser en la
Estación la recalada de las más Embarcaciones dichas, para proteger
nuestro comercio, siendo así que en mi misma Ynstrucción dada a los
Comandantes de los Buques de mi Esquadra les previne que en caso de
separación se fuesen a reconocer la Ysla Tercera, dirigiendose, a
las 24 horas, de este apostadero al Paralelo 39 grados 30 minutos,
de 7 ó 8 leguas al O. del Cuervo y Flores.
Quarto, que avandoné la recalada de las Embarcaciones de Yndias
a la vista de aquellas Yslas y donde estavan los Enemigos, y por
consequencia todo el Comercio nacional al principio de una Guerra,
con tan visibles perjuicios como ha ocasionado esta falta, habiendo
tenido tiempos oportunos para haverlo practicado como
debía.
Quinto, que Don
Juan de Lángara y Huarte, que fue en mi busca
en 23 de Agosto, reconoció las Yslas del Cuervo y Flores, y después
de lo acaecido con el Navío Poderoso volvió, reconoció con las 2
Fragatas el Fayal y su surgidero, costeó la f. 27 v. / Ysla del Pico
y, no haviendo Embarcación alguna en todas estas inmediaciones, hizo
rumbo a las de San Miguel y Santa María, apresó en su Costa la
Fragata corsaria el Vinchon, volvió el 7 de Septiembre a reconocer
la costa de la Tercera, halló allí el Navío San Leandro, reconoció
la costa de las Yslas Graciosa, Fayal y San Jorge, atravesó el
Crucero de las del Cuervo y Flores en busca de la Esquadra de mi
mando, volvió a ver hasta el día 11 la Graciosa, San Jorge, el Pico
y el Fayal, el 13 las del Cuervo y Flores, donde se mantubo hasta el
15, y no encontró ni vio la Esquadra de mi mando, siendo los parages
donde se me havía prevenido tenían los enemigos 4 ó 5 Navíos de 60 a
50 cañones y algunas Fragatas.
Sesto, que también recalaron sobre dichas Yslas Terceras las
Fragatas Magdalena y Santa Mónica de resulta de la separación; es
prueva bien clara de haver tenido tiempo para cumplir lo que se me
mandó, y no lo practiqué.
Los 6 puntos que quedan referidos pudieran serme sensibles por
desacreditar mi
conducta si en ésta hubiese el mui leve escrúpulo de
no haver practicado con el más notorio celo quantas diligencias
fueron imaginables para desempeñar las obligaciones de mi encargo
completamente, egecutándolo así en quanto lo permitieron los
tiempos, los accidentes sobrevenidos y lo que de ellos resultó. Para
que esta evidencia se conozca, y se desvanezcan enteramente estos
cargos, explicaré lo correspondiente a cada uno en aquella parte que
no tubiere evacuado en los puntos antecedentes, y será con los
mismos acaecimientos que constan de los Diarios, mediante lo qual se
tendrá en pleno conocimiento de que mis diligencias y operaciones
fueron arregladas y conformes a lo que me estava prevenido f. 28 r.
/ por la Real Orden.
La Real Orden me manda que haga Derrota a las Yslas del Cuervo
y Flores, cuio parage en esta estación es la recalada de las más
Envarcaciones del Comercio de Yndias, que lo proteja con la Esquadra
y intercepte el de los Yngleses, atacando y vatiendo sus
embarcaciones de Guerra y mercantes que encuentre, debiendo ir en la
inteligencia de que sobre dichas Yslas y en el intermedio a las
Terceras, para proteger su comercio con los Portugueses, tienen los
Yngleses, según las noticias que últimamente se han tenido, 4 ó 5
Navíos de 60 a 50 cañones y tal qual Fragata, que igualmente
atacaré.
Esta orden tiene 2 partes; la una, proteger nuestro comercio
haciendo corso en el parage a donde las embarcaciones de Yndias
vienen a hacer su recalada en las Yslas del Cuervo y Flores; la
otra, atacar los 4 ó 5 Navíos Yngleses, que debían estar sobre
aquellas Yslas o en el intermedio de ellas a las
Terceras.
La Ynstrución no me prefixa distancias ni rumbos por donde deba
establecer el Crucero, pero me da vastante luz para determinarlo,
porque siendo el primer fin proteger nuestro comercio de Yndias, y
las Yslas del Cuervo y Flores la recalada de las embarcaciones que
vienen de allí, está claro que el apostadero debía ser en la avenida
de estas Embarcaciones, a la parte del O. de las Yslas y por la
misma latitud que traen.
Es
cosa mui savida en la navegación que quando se hacen
travesías de Mares dilatados y se intenta descubrir alguna Ysla, el
medio único de conseguirlo es poniéndose por su paralelo alguna
distancia antes de cumplir el punto, para no cometer el atentado de
ir a dar sobre ellas de noche o de propasarse f. 28 v. / sin verla,
iendo por maior o menor latitud. Para evitar estos peligros, quando
no se consigue avistarla en el primer día, se hace Payro en la
noche, continuando la diligencia en los siguientes hasta dar con
ellas.
Las embarcaciones que vienen de las Yndias se ponen por aquel
Paralelo 40 ó 50 leguas antes de cumplir el punto y lo siguen
durante el día; las que absolutamente quieren dar vista a las Yslas
hacen Payro en la noche, pero otras no se detienen en ello,
vastándoles las señales que reconocen en las Aguas y en los Pájaros
de las mismas Yslas, que descubren para enmendar sus puntos a mui
corta diferencia de leguas, y éstas navegan de noche, apartándose
alguna cosa del Paralelo para el N. a fin de no dar contra ellas,
pero al siguiente día lo buelven a tomar.
Los corsarios enemigos, que no ignoran esto, pues siendo regla
general lo practican ellos en la misma forma, no se limitan en sus
corsos a esperar las Embarcaciones sobre las mismas Yslas,
alargándose de ellas alguna distancia para salirles al encuentro, y
así se berificó en el que di caza el 11 y 12 de Septiembre. Por esta
razón, en la orden que di sobre el parage de reunión, fecha 8 de
Septiembre, señalo el Paralelo de 40 grados, con diferencia de 15
minutos más N. o más S., y desde la distancia de ocho leguas al O.
del Cuervo y Flores hasta la de 40 para Crucero, con el fin de
limpiar de corsarios de todas especies el Paralelo de la avenida en
aquel espacio, y de comboiar las Embarcaciones nacionales que
encontrase en él hasta dejarlas fuera del meridiano del Cuervo y
Flores a la parte del
O. de él, como tengo explicado en la respuesta
al punto 3º, fecha 27 de Junio, de suerte que el Crucero iente y
viniente era por la avenida f 29 r. / de nuestras Embarcaciones y
donde salen a esperarlas las Enemigas, porque de no hacerlo así y de
permanecer con la Esquadra sin apartarme de la vista del Cuervo y
Flores, los corsarios las apresarían 19, 20 ó más leguas al O. de
ellas, y ni Yo podría defenderlas, ni aun tener noticia, y entonces
se me haría cargo de ello, por no estar prefixado el espacio donde
havía de hacer el Crucero en la Real Orden.
Luego que las Embarcaciones de América reconocen la Ysla del
Cuervo, dirigen su derrota por maior latitud desde los 41 grados
hasta los 42, con el fin de separare de las Yslas, de las
ventolinas, calmas, nieblas y corrientes que son ordinarias cerca de
ellas, igualmente que para tener más seguros los vientos de parte
del N. y NO., y así se berificó en las Embarcaciones que vinieron el
año pasado, pues la Concepción, que vino de Veracruz, hizo su
Derrota por los 42 ó 43 grados y llegó con felicidad; la Fragata
Astrea lo mismo; la Juno, que llegó este año, aun vino por más
latitud, bien que no estoy cierto que avistasen las Yslas del Cuervo
y por consequencia sino [sic] lo hicieron seguirían su
Paralelo.
Entre los 2 encargos que contiene la Real Orden de proteger
nuestro comercio, livertando de corsarios la avenida a las Yslas del
Cuervo y Flores, y asegurando con este tránsito nuestras
Embarcaciones, o ir a solicitar los 4 ó 5 Navíos Yngleses en el
intermedio del Cuervo y Flores y las Terceras, era conveniente
determinar quál de las dos se havía de efectuar primero, y
comprehendiendo que lo más urgente era la protección de nuestro
comercio y seguridad de las embarcaciones que vienen de Yndias, fue
mi principal diligencia ver si al paso, sin perder mucho tiempo, era
posible ir corriendo las Yslas desde la Tercera hasta el Cuervo con
cuia mira f. 29 v. / el 26 de Agosto, estando a la vista de la
Tercera y llamándose el viento al SO. con fuerza, no me puse la
buelta del ONO. porque entonces, corregido el rumbo, venía a hacer
camino del NO. 1/4 0. y no lograva el intento, y así elegí el ir
para el N. con el fin de volver después para el S. quando el tiempo
lo permitiese, como lo egecuté el día 29, luego que se aplacó el 2º
temporal del NO. que se siguió al SO.
El 30 estubo la Esquadra en los 40 grados y en el mismo
meridiano que havía estado el 26, navegando para el O. con viento
mui flojo y vario. Había tenido una corriente violenta para el S. de
37 minutos y medio, cuia novedad me obligó a no ir por entonces más
al S., temeroso de que continuase y con la flogedad y variación de
los vientos me obligase a desembocar pasando la parte del S. de las
Yslas, lo que de suceder dilataría la llegada al Crucero y me
privava de seguir el reconocimiento de aquellos Mares. El 31 siguió
por el mismo Paralelo y desde aquel día el viento permaneció calmoso
y vario; no me pareció conveniente con una Esquadra de Navíos de
porte como la mía exponerla a que se empeñase entre las Yslas,
maiormente hallándose el Fénix sin aparejo maior para poder
forcegear
en algún aprieto si de rrepente el viento volvía a ventar
por el NO., como ya tenía experimentado en dos ocasiones, y juzgué
oportuno aprovechar aquellas ventolinas en reconocer el espacio de
Mar que medía desde los 40 grados, en el meridiano de la Graciosa,
hasta los 41 grados y medio, porque siendo el Paralelo que toman las
embarcaciones de América después que avistan el Cuervo, podían estar
en él los 4 ó 5 Navíos Yngleses con el fin de interceptarlas, pues
para entonces estavan impuestos en la declaración de la Guerra y era
más natural que estubiesen donde pudiesen sacar provecho y hacernos
daño que en donde f. 30 r. / esto era remoto, como sucedía entre las
Yslas, donde sólo por rara casualidad podría encontrarse alguna. Y
mediante esta diligencia, quando llegase al Crucero, llevava la
seguridad de que podrían transitar por allí más Embarcaciones,
tomando alguna más latitud sin peligro de encontrarse con ellos,
como lo expuse con fecha 21 de Junio respondiendo al punto que trata
de la Derrota que hice con la Esquadra a aquellas
Yslas.
Por todo lo antecedente, y por lo explicado en el punto de la
Derrota, está demonstrado plenamente que solicité los 4 ó 5 Navíos
enemigos desde el meridiano de la Ysla Tercera para el O. acia las M
Cuervo y
Flores por el Paralelo de 40 grados la distancia de quasi
20 leguas, y hacia el N. por 41 grados y medio hasta el meridiano el
Fayal; que al tiempo de volver de allí para el S., el 3 de
Septiembre, para continuar por el Paralelo de los 40 grados para el
S., reconociendo aquellas Yslas, sobrevino la grande avería del
Gallardo, que interrumpió el curso de esta diligencia; que contenido
en algún modo el peligro de aquel Buque continué, según lo
permitieron los vientos de la parte del S., a ganar el Crucero en
donde permanecí el tiempo que permitieron las circunstancias, como
lo tengo explicado con fecha de 14 de Junio, cuias razones omito
aquí por no duplicarlas, y que en aquel 2º parage del Crucero no se
hallavan tales Navíos, no haviéndolo sido los que con ligereza ha
supuesto Don Pedro de Leyba, Comandante de la Fragata Magdalena,
serlo, como tengo explicado en el punto 9º con fecha del 26 de
Julio.
Al 2º punto de no haber avistado las Yslas Cuervo y Flores,
tengo satisfecho en la citada respuesta de 21 Junio, persuadiéndome
a ser de vastante fuerza para convencimiento de no haver estado en
mi advitrio a menos de haver querido exponer de nuevo el Navío el
Gallardo al último f 30 v. / peligro, atropellando en ello las Leyes
de la
razón y de humanidad, pues después del grande conflicto en que
se vio y nos puso a toda la Esquadra la noche del 10 al 11 de
Septiembre y de lo experimentado del 2 a 3 del mismo, sería de las
más inauditas temeridades insistir en permanecer en aquellos mares
tempestuosos para dar vista a las Yslas del Cuervo y Flores después
de haver surcado sus mares, y de no dejar duda las señales de su
proximidad.
Al 3º digo
haverme proporcionado tanto a proteger las
Embarcaciones del comercio de Yndias quanto lo permitieron las
circunstancias en que se hallava aquel Navío el Fénix y el resto de
la Esquadra, según tengo explicado en las citadas respuestas, y esto
mismo lo acredita la Ynstrucción dada a los Buques de la Esquadra,
las Derrotas y los parages señalados para reunión en los que estube,
y si no se encontraron en ellos las dos Fragatas que se separaron
fue por no haver ido éstas a ellos, como tengo explicado en sus
respectivos puntos.
A lo 4º digo que mui distante de haver abandonado la recalada
de las embarcaciones de Yndias a la vista de aquellas Yslas, y por
consecuencia todo el comercio nacional, mantube el Paralelo por
donde vienen a ellas, como queda explicado, hasta su inmediación; di
caza al corsario que se presentó, mediante lo qual, en el tiempo que
pude permanecer allí con las Esquadra, hasta el día diez y ocho de
Septiembre en la noche, no tengo noticia de que haia sido apresada
ninguna Embarcación de comercio nuestra desde aquellas Yslas para el
O., pues la Santa Mónica lo fue a la parte del E. de ellas, según lo
tengo explicado en la respuesta del punto 5º con fecha de 27 de
Junio, y la Urca Santa Ygnes a la parte del E. de la Ysla Tercera y
a vastante distancia f. 31 r. / de ella, siendo como se vee [sic]
caso imposible que la Esquadra pudiese hallarse a un tiempo a la
parte del O. del Cuervo y Flores en el Crucero y avenida de las
Embarcaciones
que llegan de Yndias, según la expresa Orden de S.M.,
y en los demás parages de aquellas Yslas, que ocupan un espacio de
más de 80 leguas del O. al E. y otro tanto de N. al S., donde no es
regular que nuestras embarcaciones trafiquen, a no ser por alguna
rara casualidad.
Al 5º digo que el 23 de Agosto, en que Don Juan de Lángara se
hallava a la vista del Cuervo Y Flores, aún no la havía Yo dado a la
Ysla Tercera, iendo en su demanda con viento por el O. y OSO., que
en la distancia que media, ba de una Esquadra a otra pudo haver
mucha variedad en los vientos, siendo favorables al uno, y al otro
contrarios, según la Derrota que cada uno hacía, que éste, después
de haver experimentado el maior peligro en su Navío el Poderoso
quedó desembarazado de tanto cuidado para lo sucesivo y pudo con las
2 Fragatas practicar quanto hizo, lo que no me sucedió a mí, que
cada instante crecían los cuidados y los Embarazos del Navío el
Gallardo y la situación del Fénix nunca mejoraba, no pudiendo husar
el aparejo maior, pero que aún sin estas circunstancias, una vez
llegado al Crucero con la Esquadra no lo hubiera avandonado por el
peligro de que las Embarcaciones de América que llegasen durante mi
ausencia fuesen apresadas, en cuio caso sería justo el Cargo, por no
prevenir la Ynstrucción que reconozca todas aquellas Yslas y las
costas, sino es meramente lo que queda dicho al principio sobre la
protección de nuestro Comercio, pues para practicar aquéllo
necesitava otro tanto tiempo como aquel Comandante empleó en ello,
que a lo que parece f. 31 v. / fue desde el 23 de Agosto hasta el 7
de Septiembre en ir del Cuervo y Flores a San Miguel y Santa María,
y volver
de allá a la Tercera y del 7 al 13 en pasar de la Tercera
al Cuervo, que son 6 días, esto prueva vastante de que los vientos
no le eran mui favorables; con que durante los 21 días que tardó en
volver al Cuervo, si Yo lo hubiera egecutado, teniendo el particular
encargo de proteger nuestro comercio de Yndias en aquellos Mares y
avenida al Cuervo y Flores, quántos accidentes desgraciados huvieran
acaecido. En este intermedio se hubieran atribuido con vastante
fundamento a haverme separado del Paralelo y parage que trahen las
Embarcaciones que vienen de Yndias, que era mi expresa Comisión. El
7 de Septiembre fue el día que Yo con la Esquadra navegava en
demanda de aquellas Yslas, después de moderado el grave cuidado del
Agua del Gallardo. El 11 iba dando Caza a la Fragata Corsaria, que
perseguí aquel día y el siguiente. El 13, con viento por el NNE.,
hacía diligencia de recuperar el Paralelo del Crucero, y el 15,
estando ya en él, volvía para las Yslas del Cuervo y Flores, con
viento vario del E. por el S. al O., con que no era posible que Don
Juan de Lángara me encontrase, ni Yo a él, hallándonos en parages
distantes.
A lo 6º, y último, sobre la recalada en aquellas Yslas de las
Fragatas Santa Magdalena y Santa Mónica después de su separación de
la Esquadra, digo que la primera por la latitud que lo hizo, de
menos de 39 grados y medio, no lo huviera conseguido tan breve si
como debía hubiera procurado desde luego que concluió la Caza hacer
diligencia
de ganar al N. a los 40 grados para restituirse al
Crucero, porque interin que estava en menos latitud que ésta no
podía ver si llegavan o no embarcaciones de América f. 32 r. / y si
havía corsarios que las persiguiesen o apresasen, que era todo mi
cuidado y el que les tenía ordenado por la Ynstrución a los
Comandantes de los demás Buques de mi Esquadra, como se explica en
el parage de reunión de fecha 17 de Agosto la addición [sic] a éste
con la de 8 de Septiembre y las órdenes dadas en la Ynstrucción que
acompañé con el punto 6º, y así, lejos de ser aprovable la conducta
en haver descubierto las Yslas por aquella latitud, es su Comandante
digno de severa corrección por no haver practicado lo que le estava
mandado y era de tanta importancia, originándose de ello su
separación de la Esquadra; y por lo tocante a la Santa Mónica, como
que no tuvo, desde que se separó de la Esquadra el 15 de Agosto,
otro cuidado ni atención a que atender más que el de ir a los
parages que le estavan señalados para reunión, tubo sobrado tiempo
para
conseguirlo, pero no permaneció en el segundo, si es que llegó
a él, pues como queda dicho en la respuesta al punto 5, fue a la
parte del E. del Cuervo y Flores, donde la apresaron, opuesta al que
tenía señalado para reunión, lo que no hubiera sucedido si iéndose a
éste en derechura hubiera permanecido en él.
Me parece que con lo que llevo explicado quedan desvanecidos
enteramente los Cargos, y demostrado que desempeñé el encargo de la
Real Orden en quanto lo permitieron los tiempos, los accidentes
sobrevenidos en la Esquadra y sus resultas, y que si después que
degé aquel Crucero han sobrevenido desgracias en el Comercio, no
tiene parte en ellas mi conducta, pues mirada la cosa con equidad y
Justicia que corresponde, quanto practiqué desde la gran avería del
Gallardo, el 3 de Septiembre, desde la rotura de las dos vergas f.
32.
v. / maiores del Fénix, el 16 de Agosto, quedando del todo sin
huso [sic] la maior, en desempeño de la Comisión, sin temor de
maiores males en aquellos Mares recios y tempestuosos, se debe
reconocer por puro efecto de mi particular celo, de actividad y
eficacia en el servicio del Rey, y de deseos de un completo
depempeño en el encargo que la Real confianza de S.M. se dignó poner
a mi cuidado; pues lo que Yo huviera apetecido era una Esquadra sin
los quebrantos que la que tenía a mis órdenes, con víveres y Agua
competentes para permanecer en aquel Crucero, sin desampararlo hasta
que la necesidad me precisase a ello, siendo ésta convatida por
muchos lados, según tengo explicado en los otros puntos, la que me
precisó a hacerlo quando lo determiné. Dios guarde a V.E. muchos
años. Ysla de León, y Agosto 11 de 1780.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Haviendo informado a V.E. y a la
Junta el modo en que havía determinado hacer el reconocimiento de
las Yslas desde el Fayal hasta la del Cuervo y Flores sin atraso del
principal asumpto en la llegada a la avenida de las Embarcaciones
que regresan de Yndias, para evitar que fuesen encontradas en ella
por embarcaciones enemigas que las apresasen, resta informar
igualmente de lo que tenía dispuesto para continuar el
reconocimiento por la parte del S. al tiempo de regresar con la
Esquadra.
Deseando el acierto en todo, y el más exacto cumplimiento de
las órdenes de S.M. en la Comisión que se dignó poner a mi cuidado,
consulté a los Comandantes de los Buques de la Esquadra y a f. 33 r.
/ los Pilotos para que me informasen sobre los tiempos en que es
regular seguir la Derrota por la parte de N. de las Yslas terceras
las Embarcaciones que vienen de Yndias, y en quáles la del S.
dirigiéndose a la Ysla de Santa María, cuios pareceres conservo, y
no inserto aquí copia de ellos por no considerarlo esencial. Esto lo
practiqué con el
fin de arreglar a ellos el Crucero. Con fecha de 17
de Agosto lo egecutaron, diciendo, los que se hallavan con
experiencia de estos viajes, que desde mediados de Septiembre en
adelante era la Derrota por ésta última, arreglándose también según
los tiempos que experimentavan en la travesía del Golfo, pero que
era raro que desde aquel término en adelante la hiciesen por el N.
de la Ysla del Cuervo.
En
consecuencia de estos pareceres havía determinado que quando
llegase el término de regresarme, que debía ser concluido el mes de
Septiembre, en el Crucero del Cuervo pasar por la parte del S. de
las Yslas, reconocer en el tránsito la del Fayal, el Pico, Santa
María, y de ésta continuar el viaje a España, tomando la altura que
permitiesen los vientos para hacer el Corso desde el Cavo de la
Roca, si fuese posible en adelante, y cumplir así lo que la Real
Orden me prevenía sobre este particular; consequente a ello señalé
el parage de reunión en caso de accidente grave sobrevenido de
resulta de combate, con fecha de 22 de Agosto, al S. de las Yslas
Terceras, cuia copia acompaño con ésta, en que se reconocerá haver
sido mi ánimo ir corrigiéndolas a la ida acia allá por la parte del
N. y al tiempo regresar por la del S.
Sobrevino el
accidente grave del Gallardo, a que me fue preciso
prestar la maior atención y cuidado, y además de f. 33 v. / esto la
escasez de víveres y de Aguada en la Esquadra que se fue
reconociendo después con maiores excesos, y la epidemia de escorbuto
que con particularidad el Diligente iba haciendo los maiores
progresos. Fue preciso variar esta resolución atendiendo a lo que
más llamava el cuidado, y por esto acorté algunos días la detención
en aquel crucero, reduciéndolo hasta el 20 de Septiembre, quando por
mi primera determinación debía durar hasta fin del mes, y con
consideración a que los viajes por la parte del S. es regular que se
alargen con exceso por las calmas que se experimentan hasta pasado
el mes de Octubre, y aun Noviembre, en la inmediación de las Yslas
de Santa María, y vientos de la parte del E. y NE. de que ay
repetidos
egemplares, no hallándose la Esquadra en disposición de
exponerse a semejantes demoras, me pareció lo más proporcionado, y
conforme al buen servicio del Rey, mudar la Derrota, disponiéndola
por la parte más segura y breve para de ese modo lograr el principal
fin de conducir aquel Buque a Puerto de España; y sin embargo que la
Derrota por el N. era la que lo proporcionaría así, me pareció
consultar antes al Comandante del Gallardo, como lo hice en 18 de
Diciembre, quien en su respuesta, que también acompaño en copia con
éste, fue de parecer que se hiciese el viaje por la parte del N.,
buscando los vientos largos, a causa de que su Navío no podía
navegar en menos de 8 quartos, y que convenía abreviar el viaje
quanto fuese posible. Mediante esto V.E. y la Junta reconocerán que
el Gefe principal, que manda, no es advitro de hacer todo lo que le
inspira su buen celo quando las circunstancias en que se encuentra
no se lo permiten, y que en las que Yo estava no podían ser más
críticas, teniendo, por una parte, el cuidado y inquietudes que
debía causarme aquel Buque, por otra el f. 34 r. / Navío Diligente a
media ración de víveres desde el 8 de Septiembre y con copia de
escorbúticos, que se acrecentavan diariamente, sin dietas para
alimentarlos, pues sólo se ministravan [sic] a los que estavan más
agravados, y a éstos se les daba sólo media ración, haviendo pérdido
mucha parte de las vivas en los temporales que se havían
experimentado; los otros Buques, con escased de víveres y de Agua,
haviendo acortado en todos las raciones, y por lo tanto sin
facultades para poderle ministrar al otro a proporcion de su
escased, sin embargo de que se le dieron algunas, así de los comunes
como de Dietas; y la Epidemia de Escorbuto haciendo demasiados
progresos en ellos. En esta situación no era regular insistir en la
primera resolución de venir reconociendo las Yslas por la parte del
S., haviéndome excedido, si bien repara a lo que pedían estas
críticas circunstancias, en dirigirme con la Esquadra al Cavo de la
Roca para cumplir el Real Orden de S.M. en esta parte, no haciéndolo
en derechura al Puerto de España fuera más fácil de tomar, como era
regular y lo pedían las circunstancias. También se debe considerar
que a proporción de la gravedad con que varían las circunstancias,
por los incidentes que sobrevienen, es forzoso que muden las
soluciones, proporcionándolas a lo que piden aquéllas. El 22 de
Agosto el Agua del Gallardo, aunque era de 3 a 4 pulgadas, por lo
que no daba cuidado, no haviéndose experimentado aumento desde la
noche del 15 al 16 en que havía comenzado, por lo que no era con
exceso, y en los otros Buques sólo se notava en uno o otro algunos
tocados del propio mal, y reducir a los más precisos las segundas,
me persuadí a que podrían recompensarse la pudrición y mermas que se
reconocían en el vacío de la vasigería, pero estos f. 34 v. / males
fueron aumentándose diariamente hasta hacerse de consideración; sin
embargo de ello, mi resolución primera hubiera subsistido a no
impedirlo el cuidado maior del Gallardo. Este Navío para conducirlo
a Puerto havía de ser a fuerza de travajo de Bombas, y para que su
Tripulación y la que le
puso de los otros Buques por vía de ausilio
lo pudieran resistir era preciso alimentarlos competentemente y
ministrarles Agua a proporción de la Fatiga que tenían, mediante lo
qual no podía practicarse en él la orden de acortar las raciones,
como se hizo en los otros. Su daño debía aumentar más bien que ir a
menos, por proceder, como tengo dicho en otro punto, de la
pudrición, desunión y juego de sus principales maderas de Proa,
desde la Quilla para arriva, con que cualquier motivo que prolongase
el viaje dificultava el éxito de conducirlo, poniéndolo en términos
de ser forzoso avandonarlo, o de que fuese a pique sin poderle dar
auxilio; tal era su situación que en cualquiera de estos dos casos
quedava mi conducta desacreditada por haverle expuesto sin
consideración a los peligros en que ya havía estado con conocimiento
de su mala situación, y que ésta se hacía más grave quanto más
detenía el viaje. Estas consideraciones, que sólo las hace en los
lances forzosos el que con la responsavilidad tiene el mando, fueron
las que me obligaron,
como llevo dicho, a disminuir el tiempo del
crucero y a restituirlo, persuadiéndome a que cualquier otro General
que se hubiese hallado en mi lugar no habría practicado otra cosa.
Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Agosto 11 de 1780.
f. 35 r /
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Aunque debo persuadirme tener
satisfecho completamente a los puntos de cargos que se me han pasado
por V.E. y por la Junta sobre el último mando que tube de la
Esquadra destinanda a hacer el Corso en las Yslas Terceras en el
próximo año pasado, y que mis respuestas deben haver convencido,
conociendo que practiqué quanto estubo en mi advitrio para el más
exacto cumplimiento de las órdenes del Rey, en lo que comprehendía
la Real Ynstrución, sin apartarme de ella. Como estos asumptos
interesan mi honor y reputación en sumo grado, por hallarse
indevidamente sindicado de ser Autor o causa de las pérdidas
experimentadas en el Comercio, atribuiéndose a defecto de mi
conducta, no se extrañará que repita nuevas reflexiones sobre lo que
en este particular tengo dicho en el punto 1º y 2º, sirviendo de
mayor convencimiento que no procedieron estas pérdidas de falta de
diligencia de mi parte, ni por defecto de mi conducta, sino es por
haverlo dispuesto así la casualidad, en no haver llegado ellas a las
Yslas del Cuervo y Flores en el tiempo que la Esquadra estubo en su
Paralelo y en su inmediación cruzando, en cuio modo era imposible
que la Esquadra de mi mando pudiese livertarlas de
peligro.
Esto se comprueva con lo sucedido en la Esquadra dada por el
Brigadier entonces, Don Juan de Lángara Huarte, y aunque ignoro las
órdenes
que este Comandante tenía, debo suponer que si hubiera
encontrado alguna Embarcación de nuestro comercio de Yndias la
hubiera protejido y procurado libertar de f. 35 v. / que caiese en
manos de Enemigos. No ha llegado a mí noticia que descubriese
alguna, haviendo estado a la vista del Cuervo y Flores desde antes
que Yo llegase a mi crucero, con que es evidente que, o no llegaron
entonces, o que si fueron apresadas algunas en aquel tiempo sería
por hallarse distantes de donde estava con su Esquadra, que es lo
mismo que pudo haver acaecido respecto de la de mi
mando.
Este Comandante dio vista a las Yslas del Cuervo y Flores el 23
de Agosto, reconoció después el Fayal, el Pico, la de San Miguel y
Santa María, apresó en su costa la Fragata el Winchon, volvió el 7
de Septiembre a reconocer la costa de la Tercera, tiempo en que
todavía
la Esquadra de mi mando no havía podido llegar al Paralelo
del Cuervo, como tengo explicado en los puntos que tratan de la
Derrota; reconoció la Graciosa, el Fayal y San Jorge, que son
contiguas, volvió a ver el Cuervo y Flores el 13, quando Yo me
restituía al parage del Crucero después de haver dado caza el 11 y
12 a la Fragata corsaria enemiga; y el 15 parece que dejó aquel
crucero, haviéndolo Yo mantenido hasta el 18 en la noche, y esto sin
embargo de la peligrosa situación en que estaba el
Gallardo.
Ynterin que este Comandante se regresava de Santa María al
Cuervo y Flores, Yo desde el 9 hice la recalada en el Crucero, como
lo comprueva el encuentro del Bergantín Portugués que iba en demanda
de aquellas Yslas; esta recalada, por causa de estar los vientos por
el SE. y SSO., fue a 45 leguas al O. del Cuervo. Del 10 al 11 anduvo
mi Esquadra al E. 27 leguas en demanda de ellas, en cuio espacio
sólo encontró la Fragata corsaria; desde entonces hasta el 18 en la
noche no desamparó el Paralelo que siguen las Embarcaciones que
vienen de
América siendo f. 36 r. / siendo [sic] el mismo que se da
en la Derrota donde sólo previene que cosa de 100 leguas antes de
cumplir los puntos se pongan por los 40 grados escasos, y que
procuren no separarse de él, para dar vista a las dichas Yslas. El
de mi crucero, teniéndolo Yo señalado en 39 grados 55 minutos, era
precisamente en el que me havían de encontrar y Yo descubrirlas;
esto no sucedió, ni Don Juan de Lángara las vio, pues ni aun tubo
luz de la llegada del Buen Consejo al Fayal, cuio surgidero
reconoció después del 23 de Agosto; de que se concluie que las
Embarcaciones de este Comercio que han tenido la desgracia de caer
en manos de los enemigos, o la experimentaron en parages distantes
del Crucero, o en tiempo que ni la Esquadra de mi mando ni la de Don
Juan de Lángara se hallavan allí, por lo qual el Cargo y culpa que
se intenta atribuirseme no tienen sobre qué fundarse, y es contra
toda razón, pues de lo contrario sería comprehendido en la misma
falta este otro Comandante, que andava con su Esquadra en aquellos
Mares, y no las vio, ni le vieron. Don Juan de Lángara estubo a la
vista de Santa María, apresó allí un corsario, y no pudo evitar que
un Bergantín y otra Fragata de 14 cañones, y pudo ser la misma de
que le dio noticia la que apresó, tomasen en aquel parage una
Embarcación cargada de cueros que venía de Buenos Ayres, cuia
noticia dio el 26 de Septiembre un Bergantín Portugués que hacía
viaje de San Miguel a Lisboa, lo qual convence que, sin embargo de
las maiores diligencias que se practiquen, las desgracias de esta
naturaleza son inevitables en alguna parte, por no ser posible que
las Esquadras estén en todos los parages donde pueden sobrevenir, y
que no pueden responder de ellas los Hombres quando dependen de la
concurrencia de varias f 36 v. / casualidades, mediante lo qual no
es regular formarles cargos, pues estas mismas casualidades son las
que en otras ocasiones proporcionan los encuentros y lances felices,
donde suelen esperarse menos, y los que lo son para unos, son
desgraciados para los contrarios.
Sería posible que si la Esquadra de mi mando huviera podido
permanecer en su Crucero hasta fin de Septiembre o primeros días de
Octubre, algunas o tal vez todas las Embarcaciones que fueron
tomadas por los Enemigos desde que lo dejé en adelante, no se
huvieran pérdido, pero téngase presente lo que se dice en la Junta
de Guerra de 3 de Septiembre sobre el Navío el Gallardo, y las
precauciones que debía tener con el grave peligro en que estubo la
noche
del 10 al 11, y júzguese si debía exponerlo más tiempo, a que
se repitiesen, y si havía advitrio en mí para evitar los daños que
se podían originar después de separarme de aquel Crucero, como
tampoco de los que sobreviniesen fuera de la vista de mi Esquadra,
pues podían acaecer éstas en los mismos parages por donde acavase de
cruzar y a no mucha distancia de la Esquadra, sin poderlo evitar;
todo lo qual es digno de la maior consideración para no darme por
Autor de las pérdidas que no ha estado en mi advitrio remediarlas.
Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Septiembre 9 de 1780
años.
Oficio. Excmo Señor. Muy Señor mío: Aunque tengo respondido a los
puntos de cargo que se me ha pasado por la Junta, de orden de S.M.,
dando las explicaciones que correspondan a cada f. 37 r. / uno,
interesándose mi honor en ellos, no menos que en el concepto y
opinión que formarán las Gentes, me estimulan estas graves
circunstancias, para evitar que se incurra en alguna falta de
inteligencia o equivocación sobre las razones que tengo expuestas, y
para ello solicitar que V.E. y la Junta me permitan que comparezca
en ella para explicar las dificultades o dudas que se ofrezcan sobre
la inteligencia de lo contenido en dichas respuestas, y que
proporcionándoseme por los Señores Bocales las que les ocurrieran,
pueda dar solución a ellas en un modo que queden desvanecidas, al
modo que se practica en todos los Tribunales militares y civiles,
pues aunque la Junta no determina en la forma que aquéllos, su
dictamen, siendo contrario a la verdadera inteligencia de mis
exposiciones, será de gravísimas consequencias contra mi estimación
y concepto, por lo qual, y en consideración a ser equitativo lo que
solicito, espero que V.E. y la Junta se sirvan concedérmelo,
mediante que esta diligencia no debe interrumpir sus reservadas
conferencias. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y
Septiembre 5 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más
seguro servidor. Don Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de
Lángara.
Contextación Excmo. Señor. En la Junta de Departamento de este día
se ha visto la solicitud, que V.E. hace con fecha de ayer, de
concurrir a ella para dar más y más clara inteligencia a lo que V.E.
tiene expuesto en sus escritos, y satisfacer mejor a las dudas que
se le propongan por la misma Junta. Está acordado se conteste f. 37
v. / a V.E., como lo hago, que si ocurriere sobre sus Papeles algún
reparo, se le
preguntará sobre él hasta su plena aclaración, porque
la personal presencia de V.E. a estas secciones [sic] no la cree
necesaria por no ser éste Consejo de Guerra. Dios guarde a V.E.
muchos años. Ysla de León, 6 de Septiembre de 1780. Juan de Lángara
y Arismendy. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Quando llegué a esta Bahía en
principio de Octubre del año pasado con la Esquadra que mandé a las
Yslas Terceras con la noticia, que di al Señor Director de la
Armada, de lo acaecido en la Campaña, le pasé una copia certificada
de la Junta de Guerra que convoqué en 3 de Septiembre para
determinar el partido que debía tomar con el Navío el Gallardo, por
causa de la gravísima nobedad que havía tenido en la noche
antecedente, y se repetió en el mismo día, de aumentos de Agua,
sobre la que empezó a hacer la noche del 15 al 16 de Agosto, y otra
igual Copia de reconocimiento que mandé practicar con las maiores
formalidades el siguiente día 4 de dicho Buque, por donde consta el
Estado deplorable y peligroso en que se hallava, cuios originales
pasé, luego que llegué, al Señor Marqués Gonzalez de Castejón. Me
parece conveniente que V.E. mande que se busquen estos documentos en
la secretaría de
la Dirección, y que se inserten con el punto 1º de
Cargos, en mi respuesta y con el que trata de no haver dado vista a
las Yslas del Cuervo y Flores, fecha 24 de Junio, teniéndose
presente en la Junta para f. 38 r. / maior comprovación de lo que
digo en ellos sobre el estado peligroso de este Buque y que contra
lo resuelto por aquella Junta, por puro efecto de mi buen celo y el
deseo de cumplir las Reales órdenes de S.M., atropellando
inconvenientes y peligros, continué con la Esquadra al Crucero hasta
exponerlo al maior de quanto se experimentava en el Mar, porque
mediante este egemplar conocerá la Junta que en todo lo demás deseé
desempeñar mi encargo con el maior celo, actividad y honor. Dios
guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Septiembre 5 de
1780.
Excmo. Señor. He hecho buscar en la secretaría de la Dirección
y Comandancia General la Copia certificada de la Junta de Guerra
combocada en 3 de Septiembre del año último que V.E. cita en su
oficio de 5 del presente mes, y sólo se deduce de lo representado a
S.M. con fecha 8 de Octubre último, en carta nº 925, acompañando un
acuerdo de la Junta de Departamento del día anterior, celebrado
sobre el estado del Gallardo, para salir al nuevo Crucero que se
señalava a la Esquadra, que se remitió a la Corte con este mismo
acuerdo la copia certificada de la Junta de Guerra, como uno de los
documentos que (vajo de esta voz genéricos) atava la propia Carta nº
925, para hacer constar el Agua que hacía en la Mar este Buque, y
que no obstante su mal estado podría volver a salir en atención a la
proximidad del expresado nuevo Crucero. Dios guarde a V.E. muchos
años. Ysla de León, 7 de Septiembre de 1780. f. 38 v. / Juan de
Lángara y Arismendy. Excmo Señor Don Antonio de
Ulloa.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: En vista de lo que V.E. me avisa,
con fecha de ayer, sobre la copia certificada de la Junta de Guerra
combocada el 3 de Septiembre del año pasado por mí a vordo del Navío
Fénix, que por mi oficio de 5 del presente pedí a V.E. que se
solicitase en la secretaría de esta Dirección General, y que se
insertase con el punto lº, en mi respuesta, y con el que trata de no
haver avistado las Yslas del Cuervo y Flores, su fecha 21 de Junio
del presente, y que la Junta lo tubiese presente para maior
comprovación de lo que digo en ambos puntos; y avisándome V.E. que
este documento se remitió a la Corte con la Carta nº 925, paso a
V.E. otra igual Copia certificada, que reservé en mi poder,
suplicando que se sirva mandar que se saque copia de ella, y se me
debuelva, bien sea ésta certificada por el secretario de la
Dirección, o la que exivo, insertando una de las dos en los citados
puntos.
La Junta reconocerá en
este documento la certidumbre de la
contrariedad de los vientos que tengo manifestada en mis respuestas
y consta de los Diarios; la precisión de llevar el Gallardo con el
maior descanso posible, y que sin embargo de lo acordado por la
Junta, en vez de avandonar la Comisión, para conducirlo a España, la
llevé adelante por puro efecto de mí solo, y del deseo de cumplir en
el modo posible lo mandado por S.M., sin dejar por esto de atender a
no f. 39 r. / exponer aquel Buque, que fue la causa de no haver
permanecido la noche del 18 de Septiembre, quando se llamó al SO.
con fuerza a la Capa, o dando vordos para avistar el Cuervo en la
mañana siguiente, no haviéndose proporcionado antes darle vista,
según tengo explicado ya, por la contrariedad de los vientos quando
la Esquadra estubo a la parte del E. de aquella Ysla, ya por lo que
entretubo la misma avería, ya por lo que extravió de su Derrota la
caza del día 11 y 12 a la Fragata enemiga, de modo que desde el día
6 de Septiembre en adelante mi diligencia de ir al Crucero fue
sugeta a lo
que permitiese la situación peligrosa de aquel Buque,
sin exponerlo. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y
Septiembre 8 de 1780.
Contextación Excmo. Señor. Queda en la secretaría de la Junta de
Departamento la Copia certificada de la de Guerra que V.E. celebró
sobre el exceso de Agua que hacía el Navío Gallardo, uno de los
Buques de la Esquadra que últimamente estubo al mando de V.E., y
adjunta dirijo a sus manos una Copia certificada por el secretario
de la propia Junta de Departamento, a los fines que V.E. indica en
su Papel de 5 del corriente. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de
León, 13 de Septiembre de 1780. Juan de Lángara y Arismendy. Exmo.
Señor. Don Antonio de Ulloa.
La campaña de las Terceras
Antonio de Ulloa
Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central Hispano 1999-2000
La campaña de las
Terceras
Antonio de Ulloa
Copia de la Junta de Guerra celebrada a bordo del Fénix para
deliberar sobre el Navío el Gallardo.
Excmo Señor. Muy Señor mío: Desde ayer a las 8 de la noche, que
se achicó el Agua
que hace este Navío y quedó en sólo tres pulgadas,
f. 39 v. / ha aumentado, hasta las 4 de la mañana de oy, que median
8 oras, 41, causándose algún cuidado que en semejante día, que todo
él fue bonancible y nada trabajó el Navío hubiese tenido aumento tan
considerable; y sólo atribuio parte de esta novedad a haverle tesado
con consideración, en el mismo día, la Jarcia de Proa, por haverle
notado algún juego al Palo, siendo por éste parage por donde se ha
pensado se le introduce el Agua, y me lo han hecho presente los
primeros calafate y carpinteros con quienes he echo hacer el más
prolijo examen en varias ocasiones, los mismos que informarán a V.E.
por menor para su inteligencia. Dios guarde a V.E. muchos años como
deseo. A vordo del Navío Gallardo, a la vela, a 3 de Septiembre de
1779. Excmo Señor. Besa la Mano a V.E. Don Alverto Alaondo. Excmo.
Señor. Don Antonio de Ulloa. En 3 de Septiembre de 1779, de resultas
del Parte que va por caveza, dado por el Comandante del Navío
Gallardo, Don Alverto Olaondo, al Excmo. Señor Don Antonio de Ulloa,
Theniente General de la Real Armada y Comandante General de la
presente Esquadra, sobre el aumento de Agua que se reconoce en aquel
Navío desde el día de ayer en la noche, S.E. mandó que se combocase
al Comandante de dicho Navío, a los del Diligente, Don Antonio
Alvornós, el San Julián, el Marqués de Medina, y a los dos
Comandantes de este Buque el Fénix, Don Francisco Melgarejo y Don
Francisco Xavier Bermúdez, todos 5 Capitanes de Navío de la Real
Armada, y con asistencia del Mayor de Ordenes de la Esquadra, para
tratar y conferir sobre el estado de dicho Navío Gallardo, y
haviéndolo egecutado, comparecieron juntos dichos Señores con su
Excelencia en la Cámara del referido Navío Fénix, se leió el Parte
dado por Don Alverto Olaondo y S.E. mandó que compareciesen el
calafate y carpintero f. 40 r. / maior del Navío Gallardo, y que
expusiesen lo que havían observado sobre la causa del Agua que dicho
Navío hace, y si en ello consideran poderse practicar alguna
diligencia para contenerla o disminuirla, y digeron que desde el día
17,
en cuia noche precedente empezó a conocerse el Agua, de resultas
del temporal que se experimentó, haciendo 3 pulgadas por ora; habían
practicado por sí y acompañados con la Maestranza de este Navío,
Comandante y asistencia del mayor de órdenes, todas las diligencias
que les ha sido posible (según su inteligencia) y que no han podido
encontrar indicio por donde determinadamente venga, porque sospechan
con vastante fundamento ser de las costuras de la Proa, en la qual
han reconocido tener el Navío mucho movimiento, pues en el dicho
temporal despidió los Batidores, quedó desaforrado enteramente el
Tajamar en toda la parte que se puede descubrir, y con movimiento en
sus columnas haver aventado las Estopas de los Topes en la parte que
han podido reconocer, lo que han remediado según les ha sido
posible. Creen que este mismo daño que ay en la parte visible es la
que causa el Agua en la que está desde los Cosederos para avajo, por
lo qual no hallan advitrio para remediarlo, necesitando que el Navío
entre en Carena para poder remediar sus daños, y asimismo que
consideran, por lo que han reconocido, tener podridas muchas
maderras de Proa, lo que también puede contribuir a el Agua que
hace, y haviéndolos hecho retirar después de concluido el Ynforme,
S.E. dijo a los
referidos Señores Comandantes de los Buques que
expongan su parecer sobre lo que hallen por conveniente y se deba
egecutar en las circunstancias actuales, y respecto al dicho Navío y
teniendo presente lo importante del destino de esta Esquadra, que no
se halla enteramente cumplido, según las órdenes f. 40 v. / que S.M.
le tiene comunicadas, debiendo permanecer en el Crucero de estas
Yslas inmediatas todo el tiempo que lo permitan los víveres, y
juntamente hallarse separada de la Esquadra la Fragata Santa Mónica
desde la noche del 15 al 16, la que tiene señalado el lugar de
reunión al O. de la Ysla del Cuervo, por los 39 grados y medio, a la
distancia de 7 a 8 leguas, donde los vientos que hasta aquí han
reinado por el Oeste, Oesnorueste y Sudeste no han permitido llegar
hasta el presente, sin embargo de estar la Esquadra vatallando desde
el 22 de Agosto con poca diferencia en sus meridianos, sin poder
conseguir 24 horas favorables para ponerse al O. de dicha Ysla, y
que mediante a ser la parte que padece el Comandante de dicho Navío
Gallardo, sea éste el que dé su primer dictamen, proponiendo lo que
juzgue conveniente, así para la seguridad de su Navío, como para
desempeñar las órdenes de S.M. en la Comisión de las Esquadra, y que
después sigan los
demás Señores por el orden regular, y así lo
egecutó.
Dictamen del comandante del navío el Gallardo, don Alberto
Olaondo.
Dijo el referido Comandante del expresado Navío Gallardo que
siempre que su Navío no hiciese más Agua que la de presente, está
pronto a seguir su destino con los demás Buques de esta Esquadra, y
que de su maior aumento, puesto quantos medios sean posibles al más
pronto remedio, con el que no se berifique atajar el Agua, juzga
covendrá ir a tomar el Puerto que más acomode para poner con la
seguridad que corresponde a dicho Navío, y reconviniendo dicho Señor
Comandante General al expresado del Navío Gallardo digese que Puerto
era el que pudiera tomarse en urgente necesidad, respondió que en
este caso halla por conveniente arrivar a la Costa de España, al
Puerto que
los vientos faciliten su entrada, para remediar el daño,
y lo firmó a vordo del citado Navío f. 41 r. / en dicho día, mes y
año. Don Alverto Olaondo.
Dictamen del Capitán de Navío y 2º Comandante del navío Fenix, don
Francisco Javier Bermúdez.
Atendiendo a la exposición que el Comandante del Navío el
Gallardo ha hecho verval, y por escrito, del considerable aumento de
Agua que desde anoche asta esta mañana ha advertido en el Buque de
su mando, en términos de duplicar la cantidad que hacía diariamente,
y siendo tanto más extraordinario este evento para su ocurrencia el
travajo
del Navío, pues ha insidido en ocasión de experimentarse un
benigno tiempo, tanto en el viento como en el Mar, y por el único
motivo en que congetura haia producido el aumento de Agua, que fue
el de haver tesado ayer la Jarcia del Palo de Trinquete, no siendo
causal absoluta, sino respectiva presunción del daño (que en mi
conceptuo, no graduo de suficiente origen del aumento del Agua)
hecho cargo de no sólo estas razones, sino también de los pareceres
de los primeros Carpitero y Calafate del citado Navío Gallardo
acerca del estado del prevenido Buque, y comprehendiendo de sus
exposiciones la mala disposición del Navío en su Proa, tanto por la
falta de Batideros, y juego de su Baupres por defecto de sus
columnas, como de la falta de Estopas en que se hallan sus Costuras
en las Maderas de Tope de la misma Proa, y que en igual concepto se
podrán tener las de sus alefrises, y que este aumento de daños no
puede ofrecer para los éxitos eventicios ninguna favorable Ydea,
sino al contrario, disminuir las más adelantada confianza, lo
avanzada que se halla
la estación del Berano, y que en la entrada
del Otoño pueden ocurrir temporales de vientos fuertes y gruesas
mares, que acrezcan el aumento de Agua en el citado Navío; soy de
dictamen mirando este obgeto como principal, y teniendo por asesoria
f. 41 v. / respecto de él la reunión en la Ysla del Cuervo de la
Fragata Santa Mónica, que se nos ha separado, el que conciliando la
una y la otra atención continuemos hasta el día 10 del corriente en
la diligencia de dirigimos a la Ysla del Cuervo, con precaución de
conservarnos 8 leguas a el Norte de ella a fin de berificar la
incorporación de la Fragata, y que este dictamen es sobre el
concepto de que los vientos que experimentemos no sean contrarios,
ni fuertes, ni que el expresado Navío Gallardo tenga aumento en el
Agua que hace, y si al cavo de dicho término no está logrado el
presupuesto intento, se hagan las posibles diligencias de tomar de
las Costas de España alguno de los Departamentos o Puertos en que se
remedie el daño del Navío (que concivo de suficiente tamaño si se
demora
más) para esperar funestas consecuencias en él la que se
insidieren en tales términos que obliguen a deliverar el último
recurso, sin otro advitrio en las inmediaciones de esta Yslas,
imagino más a propósito el Puerto del Fayal en la Ysla de este
nombre que otro alguno de ellas, para buscar el solo remedio de
salvar la gente del Buque en el estrecho caso que exija esta
determinación, y lo firmó a vordo del expresado Navío, en dicho día,
mes y año. Don Francisco Xavier Bermúdez.
Dictamen del comandante del Navío Fénix, don Francisco
Melgarejo.
Atendiendo al oficio que con fecha de oy ha comunicado el
Comandante del Navío el Gallardo al Excmo. Señor Comandante General
de la presente Esquadra, y quanto vervalmente a expuesto al citado
Comandante y su primer Carpintero y Calafate del aumento de Agua que
de improvisamente hizo el
Buque de su mando en la noche del día 2, soy del dictamen que
atendiendo a lo avanzado del tiempo a los fuertes temporales y Mares
que se experimentan en esta altura, de arrivar a algún Puerto de la
Costa de España f. 42 r. / para remediar este daño y no exponer a
este Buque a unas funestas consequencias; y atendiendo a que la
Fragata Santa Mónica debe estar en la Ysla del Cuervo (a no haver
tenido alguna avería de consequencia) soy de parecer de ir en su
busca, bien entendido de que los tiempos no sean duros, y que el
Navío no experimente más Agua que la que al presente hace, y lo
firmó a vordo de dicho Navío, en dicho día, mes y año. Don Francisco
Melgarejo.
Dictamen del Comandante del navío San Julián, Marqués de
Medina.
En consideración a la exposición hecha por el Comandante del
Navío el Gallardo, por escrito y de palabra, sobre el aumento del
Agua que ha notado desde la noche de ayer en el expresado Buque e
igualmente han referido el primer Carpintero y primer Calafate en el
particular, de que se deduce provenir el hacerla por los cosederos,
y el mal estado de su Proa, y atendiendo igualmente a la necesidad
de solicitar la incorporación en el parage de reunión de la Fragata
Santa Mónica, por no exponerla a algún desgraciado acontecimiento,
soy de opinión de que se solicite primeramente la unión de la
referida Fragata y berificado a no haver sido dable contener dicha
averia del citado Navío, o que ésta aumentase por los tiempos que
sobrevengan, el que arrivemos al Departamento a que nos fuese más
favorables los vientos, y lo firmó a vordo del dicho Navío en el
expresado día,
mes y año. El Marqués de Medina.
Dictamen del Comandante del Navío Diligente, don Antonio
Albornoz.
Con consideración al parte dado en esta fecha por el Comandante
del Navío Gallardo al Excmo. Señor Comandante General de la presente
Esquadra y a la exposición hecha vervalmente y por escrito por el
citado Comandante de las 8 pulgadas y media de Agua que hace por ora
el referido su
Navío desde la noche anterior a esta fecha, me parece
que atendiendo a este declarado daño que manifiesta este Comandante
f. 42 v. / con la demostración de su avería que hacen los primeros
carpintero y calafate del propio Buque se ha preferido y más digno
de atención el de remediar tan notable daño, siempre que en el
término de 2 ó 3 días no berificásemos el reconocimiento de la Ysla
del Cuervo y reunión de la Fragata Santa Mónica, arrivar al Puerto o
Departamento de España que más proporcionen los tiempos, y
aprovechar los vientos que con más descanso proporcionen la
navegación de estas Embarcaciones, pero acaeciendo en la actualidad,
que estoy dando este mi dictamen, haver buelto este Navío a poner
señal de hacer hasta 11 pulgadas de Agua, soy de sentir se atienda a
este asunto, como más urgente, y lo firmó a vordo del expresado
Buque, en dicho día, mes y año. Don Antonio Alvornoz. Hallándose la
Junta en este estado, sin haver concluido los Señores que la
componen sus dictámenes, siendo 3 de la tarde, volvió a poner el
Navío Gallardo señal de Agua repitiéndola con la numeral en que dio
noticia de haverse acrecentado hasta 11 pulgadas, y haviéndose dado
principio a la Junta a las 11 se reconoce haver tenido de aumento en
estas quatros oras, tres pulgadas por ora, con cuia intempestiva
novedad dichos Señores que havían dado sus pareceres, buelven a
reproducirlo, añadiendo que haviéndose berificado en tan corto
término el aumento, es de temer que continúe, por lo que juzgan no
ser posible diferir la arrivada con toda la diligencia al primer
Puerto de España que se pueda tomar, sin embargo de ser preciso
avandonar el otro asunto de solicitar la reunión de la Fragata Santa
Mónica, por ser más urgente el poner a salvo el Navío y no
considerar oportuno tomar alguno de los Puertos de las Yslas
Terceras, así por no haver Práctico, ni Piloto alguno f. 43 r. / en
toda
la Esquadra que los conozcan, quanto por no ser seguros para
Navíos grandes, según las noticias que dan los Derroteros y quando
se lograse no poder encontrar en ellos providencia para remediarse,
ni aun tal vez vez para subsistir con sus Tripulaciones por lo que
lo firmaron dichos Señores en el mencionado Bordo, fecho ut supra.
Don Alverto Olaondo, Don Antonio Alvornoz, El Marqués de Medina, Don
Francisco Melgarejo, Don Francisco Xavier Bermúdez. El Excmo. Señor
Comandante General de la presente Esquadra dijo que con el aumento
de Agua que ha tenido el Navío Gallardo desde el día de ayer hasta
las 9 y media del día de oy en que puso la señal de necesitar
hablar, y el 2º aumento desde las 11 en que los Comandantes de los
Buques vinieron a tener Junta sobre este particular hasta las 3 de
la tarde, siendo el 1º de 4 pulgadas y el 2º de tres más que sobre
las primeras que hacía componen 11, tiene por conveniente que de
pronto se dé descanso al Navío governando según lo permita el viento
en el discurso de la noche, interin en el día de mañana se repiten
nuevos exámenes y diligencias por las Maestranzas de este Navío
Comandante por el Capitán de Navío Don Francisco Bermúdez, con
presencia del mayor de órdenes, para después de efectuado, resolver
aquello que parezca a
S.E. más conforme al mejor servicio de S.M. A
vordo del propio Buque, fecho ut supra. Don Antonio de Ulloa. Como
Contador de este Navío certifico que el día 3 del mes de la fecha
fui llamado a la Cámara alta de este Buque de orden del Excmo. Señor
Don Antonio de Ulloa, Theniente General de la Real Armada, y
Comandante General de la presente Esquadra, donde estavan
congregados con S.E. los Comandantes de los Navíos del Gallardo, Don
Alverto Olaondo, del Diligente, Don Antonio Alvornoz, del San
Julián, el Marqués de f. 43 v. / Medina, y de este Buque, Don
Francisco Melgarejo y Don Francisco Bermúdez, se propuso por el
mismo Señor Comandante General la situación en que se hallava la
Esquadra de su mando con la novedad del Agua que hacía, y
aumentando, el Navío Gallardo, y la separación de la Fragata Santa
Mónica, que debe esperar su reunión sobre la Ysla del Cuervo,
preguntando S.E. su dictamen a los referidos Comandantes acerca de
la resolución que debería tomarse en vista de estas circunstancias,
y atendida la particular de haver hecho el citado Navío Gallardo en
el acto de la Junta de hacer 3 pulgadas más por ora, fueron de
parecer todos los Señores de ella, como contra de sus antecedentes
votos que firmaron separadamente, de que se debía comboiar al Navío
el Gallardo por la Esquadra al Puerto de España que mejor preparasen
los vientos a fin de que así pudiese asegurarse el Buque y toda su
dotación. Y para que conste donde convenga a los correspondientes
efectos, doy ésta a vordo del precitado Buque en dicho días, mes y
año. Don Juan Jiménez Camacho.
Es copia de la original para que en poder del Excmo. Señor Don
Antonio de Ulloa, Theniente General de la Real Armada y Comandante
General de la presente Esquadra, de que certifico a vordo del
mencionado Navío, navegando a operaciones del Real Servicio, en
dicho días, mes y año. Don Juan Jiménez Camacho.
Es Copia a la letra de la Certificada por el Contador que era
del Navío Fénix Don Juan Ximénez Camacho, que queda en la secretaría
de mi cargo de la Dirección General y Junta de Departamento, de que
certifico. Ysla de León, trece de Septiembre de mil setecientos y
ochenta. Alejandro de Therán. f. 44 r. /
Oficio
Excmo Señor. Muy Señor mío: Haviendo S.M. cometido por
segunda vez a V.E. con la Junta de este Departamento el examen de
los puntos del Diario y Cartas en que dí Cuenta de lo acaecido en la
Campaña que practiqué a la Yslas Terceras, cuia Real Resolución vino
en Marzo, tengo
entendido que ocupada la Junta en otros negocios
importantes, o que por otras particulares ocupaciones de los sugetos
que deben componerla, no se ha berificado que tenga curso este
asumpto, y pendiendo de ello el esclarecimiento de mi conducta en la
referida Campaña, de mi exactitud y desvelo al cumplimiento de las
órdenes de S.M. que se me comunicaron, igualmente que el celo y
esmero que procuré para su mejor desempeño, me es sumamente doloroso
el perjuicio de que tanta demora me resulta, por interesarse en ello
el honor, el concepto y la buena opinión que entre tanto padecen
indebidamente. Recaiendo sobre lo antecedente, que tubo principio el
23 de Octubre último, en que se me mandó entregar el mando de la
Esquadra del Estrecho, todo lo qual hago presente a V.E. a fin de
que hecho Cargos de los graves perjuicios que en tan dilatada demora
resultan, se sirva señalar horas para que se evacue este asunto sin
reparo de las incomodidades que se sigan de ello a los vocales que
componen la Junta, con atención a los que Yo estoy experimentando
entre tanto en la estimación. Son acreedores a ello, pidiéndolo así
la equidad, la justicia y las particulares circunstancias de la
graduación. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Mayo 4
de 1780.
f. 44 v. /
Contextación
Excmo Señor. Efectivamente, ha cometido S.M. a la
Junta de Departamento el examen de varios puntos correspondientes al
último mando de V.E. y a su berificación. Se ha empezado a tratar de
la materia, y se hubiera seguido ayer si después de haver combocado
la Junta no se hubiesen interpuesto otras egecutivas atenciones del
servicio, que obligaron a avisar a sus vocales, que no
concurrieran.
Por Real Orden de 5 de Noviembre último está mandado que los
miércoles se tenga Junta en que se evacue aquel examen, y aunque
parece suficiente a su berificación sin maior retardo, no ha dejado
de tratarse de destinar a esto mismo algún otro día más en la
semana, pero a pesar de mi deseo de la conclusión de este asunto, y
de adherir a ello todos los vocales, hemos reconocido y tocado que
las atenciones peculiares del empleo de cada uno, las del
Departamento, que son muchas, y las de prisas, que consequente a
repetidas mui extrechas Reales órdenes se han preferido a todo
últimamente y están dando mucho que travajar, dejan sin advitrio
alguno a la Junta para otra cosa que ceñirse al día prescripto por
la Corte, que es quanto puedo exponer a V.E. en contextación a su
Papel de aier. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 5 de
Mayo de 1780. Luis de Córdova. Excmo. Señor. Don Antonio de
Ulloa.
Oficio
Excmo Señor. Muy Señor mío: Yncluio a V.E. para su
noticia f.
45 r. / y fines a que pueda conducir Copia de la Real
Orden del Rey que me ha pasado el Señor Director General, y en su
Cumplimiento se principiaron ante aier las Juntas, que se
continuarán diariamente como previene la citada Real Orden a fin de
lograr quanto antes su más pronta conclusión. Nuestro Señor guarde a
V.E. muchos años. A vordo del Navío Primera Concepción a 30 de Junio
de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más afecto seguro
servidor. Miguel Jossef Gastón. Excmo Señor. Don Antonio de
Ulloa.
Copia
Excmo Señor. Con fecha de 16 del presente mes me previene
de orden del Rey el Señor Marqués González de Castejón lo
siguiente.
Haviendo dado cuenta al Rey del acuerdo de esta Junta, que
incluie V.E. en carta de 30 último, en que exponiendo lo
sobrecargada que está, no obstante las repetidas sesiones
semanarias, en el cúmulo de asumptos que ocurren en las actuales
circunstancias, además de las particulares obligaciones de sus
Vocales, no es posible evacuar con la brevedad que S.M. mandó en
Real Orden de 14 de Marzo próximo, y ha repetido en 23 de Mayo la
aclaración de los Cargos a que debe satisfacer el Theniente General
Don Antonio de Ulloa, relativos a la Comisión del corso que tubo el
año último sobre Yslas Terceras. Y proponiendo la misma Junta se
forme otra que entienda únicamente en este asunto, se ha conformado
S.M. en ello, y en consecuencia manda se forme una Junta compuesta
del Theniente General Don Miguel Gastón, el Gefe de Esquadra Don
Antonio Posada, y los Capitanes de Navío f. 45 v. / Don Athanasio
Baranda, Don Carlos de Thorres, Don Francisco Gil de Lemos, Don
Fernando Daoiz y Don Antonio Ansoátegui, la qual deberá juntarse en
el Navío la Primera Concepción todos los días de travajo a las horas
que determine, y tenga por más oportunas, el Presidente de ella,
para aclarar dichos Cargos con la puntualidad que conviene, oiendo
para ello al citado General Don Antonio Ulloa, y tomando la noticias
o Declaraciones que halle conducentes para su perfecta aclaración,
extendiendo de resultas cada uno su voto sobre cada uno de los
mencionados cargos con arreglo a Ordenanza, y remitiéndolo
seguidamente todo a esta vía reservada para la determinación que
fuere del Real agrado, debiendo entregarse de todos los documentos
de este expediente el Capitán de Navío Don Juan Landecho, quien debe
concurrir a la Junta en calidad de Fiscal; lo que de orden del Rey
prevengo a V.E., para que disponga su más puntual cumplimiento y que
también, si saliese la
Esquadra en que se hallan embarcados dichos
Vocales y Fiscal, debe volver todo a esa Junta para su conclusión,
pues quiere S.M. que no se pierda instante en ella.
Traslado a V.E. esta Real resolución para su noticia y
cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años. A vordo del Navío la
Santísima Trinidad, 21 de Junio de 1780. Luis de Córdova. Excmo.
Señor. Don Miguel Gastón. Es copia del original. Miguel Jossef
Gastón.
Contextación
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con el de V.E. de oy
f. 46 r. / recivo la Copia de la Real Orden que el Señor Director
General le pasó para la nueva Junta que debe entender en los asuntos
del último mando que tube con la Esquadra destinada a las Yslas
Terceras y me prometo mediante esta nueva providiencia de la piedad
de S.M. que se evacuará este asunto con brevedad, como lo tengo
suplicado después de las dilatadas demoras que ha sufrido hasta
aquí. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 30 de Junio de
1780. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor.
Antonio de Ulloa. Excmo Señor. Don Miguel Gastón.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Los Señores Presidente yVocales de
la Junta nombrada por el Rey para entender en el asunto pendiente de
V.E., necesitan para continuar la sesión del día de mañana el Diario
de V.E., que han dejado de entregarme con los demás documentos, por
haverlo remitido a V.E. la Junta de Departamento para responder a
uno de los Cargos que últimamente se le ha hecho, e igualmente la
respuesta de V.E. a ésta, si la ha finalizado, y las Cartas de
marear por las que V.E. se dirigió en el año pasado. Nuestro Señor
guarde a V.E. muchos años. Navío Setemptrión, 30 de Junio de 1780.
Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más atento seguro servidor.
Juan de Landecho. Excmo Señor. Don Antonio de
Ulloa.
Excmo Señor. Muy
Señor mío: Al oficio de V.E. de oy respondo
incluyendo f. 46 v. / el Diario que se me entregó por la Junta de
Departamento para responder a los Cargos o preguntas que por dicha
Junta se me han ido haciendo, y será preciso que quando seofrezca
motivo igual, V.E. se sirva pasármelo para poder arreglar a él mis
respuestas.
Las Cartas de marcar de que me serví las entregué a la
Dirección General desde el primer examen que se practicó, y éstas
permanecen allá, donde deben estar.
Remito igualmente a V.E. mi respuesta al primer oficio de 14
del presente, que desde aquel mismo día evacué, y a la cuenta fue
equivocación incluirlo entre los documentos que pedí para
insertarlos en sus respectivos lugares. Dios guarde a V.E. muchos
años. Ysla de León, y Junio 30 de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano de
V.E. su más seguro servidor.Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don
Miguel Gastón.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: La Esquadra del mando del
Theniente General Don Luis de Córdova se ha puesto oy a la vela y
está fondeada parte fuera de la Bahía, haviéndolo hecho como 2º
Comandante de ella el Theniente General Don Miguel Gastón. A manos
de éste pasaron de órdenes de S.M. todos los Papeles concernientes
al examen de los asumptos ocurridos en la Campaña que hice a las
Yslas Terceras; y ordenando S.M. que si saliese la Esquadra en que
se hallan embarcados dicho General, Vocales y Fiscal, debe volver
todo a la Junta de este Departamento para su conclusión, pues quiere
S.M. no se pierda instante para ello. Debo suponer que se habrá
practicado así, pero si por algún accidente no hubiere efectuado el
desembarco de dichos documentos, se ha de servir S.E. dar la más
pronta f. 47 r. / providencia para que se berifique, por ser esta la
voluntad de S.M., mediante lo qual se precaverán las contigencias de
Mar que puedan sobrevenir. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de
León, 8 de Julio de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más
seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de
Lángara.
Excmo. Señor. Haviendo debuelto a mis manos el Theniente
General Don Miguel Gastón los Papeles y Diarios concernientes a la
Campaña de V.E. a Yslas Terceras, lo aviso a V.E. en contestación a
su Carta de ayer. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 9 de
Julio de 1780. Juan de Lángara y Arismendy. Excmo Señor. Don Antonio
de Ulloa.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: En el 9º y último Cargo, que se
examina en esta Junta, de los Diarios contra V.E., es su primer
punto el reconocimiento de toda Embarcación que avistase, y
pareciendo por las noticias de descubierta de Embarcaciones que dio
V.E. a la superioridad con fecha de 1º de Octubre del año próximo
pasado, avistada y señalada por la Fragata Magdalena una el 24 de
Agosto a las 5 y media de la tarde, con todas las señales de ser la
misma de que hablan varios Diarios, y el de V.E. en la singladura
del 25 al 26 a la propia ora, y demoraba al SSO., en que ya estava
la Esquadra en su apostadero notándose también que el viento O.
señalado por V.E. en la citada f. 47 v. / noticia, no conforma con
el de las Tablillas de los expresados Diarios, que dicen ser el NNE
y resultando de todo la posición ventajosa de la Esquadra de su
mando a
varlovento, desea la Junta saver los motivos que tubo V.E.
para no procurar el reconocimiento de esta embarcación. Ygualmente
nota en la singladura del 26 al 27 de Septiembre una Embarcacion
señalada por el Diligente a las 2 y 26 minutos de la tarde, que
demoraba al O., cuía caza no consta en ninguno de los Diarios, y lo
mismo de la que señaló el San Julián a las 9 y media de la propia
noche, ni tampoco la persecución de las avistadas por el 1º y 2º
quadrante al salir el sol el 27, como asimismo, de las que se
avistaron en las subcesivas singladuras del 27 al 28 y del 29 al 30,
por lo que de orden de la Junta lo hago presente a V.E. solicitando
la respuesta del citado punto, y para este fin le dirijo su Diario.
Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años que deseo. A vordo de la
Primera Concepción en la Bahía de Cádiz a 21 de Octubre de 1780.
Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más atento seguro servidor.
Juan de Landecho. Excmo. Señor. Don Antonio de
Ulloa.
Muy Señor mío: Por el de V.S. que con fecha de 21 se me entregó
aier noche, reconozco los puntos de dudas que se han ofrecido a la
Junta que está atendiendo en el examen del Cargo 9º, y último, sobre
la Campaña que hice a las Yslas Terceras, y no puede dejar de serme
reparable que este oficio no venga directamente del Presidente de la
Junta, como parece que correspondedía, haviéndose así por la de
Departamento. Pero sin detenerme en ello, y atendiendo ante todo al
más puntual f. 48 r. / cumplimiento del servicio del Rey, y a que se
concluia un asunto que contra toda esperanza se ha dilatado el largo
tiempo de un año, responderé a las dudas lo que
corresponde.
Sobre la vela
avistada el día 25 de Agosto a las 5 y media de
la tarde, debe repararse que en lo esencial se hizo lo que
correspondía y permitían las circunstancias, y el Quaderno de mi
Diario, como los demás de la Esquadra, manifiestan por el rumbo a
que apareció, por que la Esquadra hacía, siendo el mismo al SSO.;
por la vela que ésta llevava, y era todo aparejo de Juanetes, por la
diligencia de mandar retirar la Fragata Magdalena, que iba por la
Proa a las 6 y 10 minutos, para que se incorporase, está patente y
demostrado que la Esquadra le dio Caza el tiempo que permitió el
día, que lo suspendió a la entrada de la noche, no siendo posible
seguirla sin verla en la obscuridad, pues la Fragata al retirarse no
le hizo señal del reconocimiento por la mucha distancia a que la
tenía, como lo dijo quando llegó a la voz y se puso al Payro a las 6
y media, porque no le convenía seguir en la noche el vordo de la
parte S., confimándolo el acierto de esta maniobra la descubierta de
la Ysla Tercera al siguiente día, a las 12 de él, a que no se
hallaba todavía en su debido apostadero o crucero, distando del más
de 50 leguas, siendo éste a la parte del O. del Cuervo y Flores, y
que el intentar seguirla durante la noche para cortarle por el rumbo
que parecía hacer acia el E. sería un absurdo de los maiores, como
tengo explicado a la Junta de este Departamento en el punto que
trata de la vela avistada el día 22 del mismo mes, y allí hago
mención de esta otra con respecto a la hora adelantada de la
descubierta y a los atrasos que se originarían f.48 v. / a la
principal Comisión de haver intentado seguirlos por congetura
durante la noche. Lo restante de este asunto sobre haverla puesto en
el extracto del Diario que pasé al ministerio, el día 24 debiendo
ser el 25, suponiendo estar el viento por el ONO. no estando sino
por el N desde las 5 de la tarde, es una equivocación cometida al
tiempo de formar
el extracto de la descubierta de las velas,
procedida de hallarse la página de los acontecimientos del día 25 en
mi Diario frente de la tablilla de distancia del día 24 y haver
tomado ésta por la otra, que corresponde 2 ojas después, lo que es
disimulable mediante no variar por esta razón lo esencial de la
diligencia y atendiendo a lo mucho que ocurrió quando se formó, pero
suponiendo el viento por el ONO. se iba haciendo el rumbo de la
parte del SO., pudiendo ir al SSO. y así el impedimento principal
era el que queda dicho.
El Bergantín Portugués a quien se le dio caza y se le habló el
26 de Septiembre dio noticia de venir detrás de él, y mui inmediata,
una Galera Portuguesa conduciendo 12 Prisioneros españoles. Con el
fin de esperar a ésta, luego que se avistó, se acortó de vela,
siendo el viento ONO. y estando ella al O. a lo que se siguió
ponerse la Esquadra al Payro para esperarla desde las 6 de la tarde
hasta las 9 de la noche, en cuia ora pasó tan cerca de los Navíos
que se reconoció distintamente ser la misma que havía avisado el
Bergantín, por lo que no me pareció necesario detenerla para inviar
el vote. Estas dos Embarcaciones, haciendo su Derrota para Lisboa,
la misma que llevaba la Esquadra, fueron las que continuaron a su
vista los días 27 y 28, y las que señalaron algunos de los Buques, y
no haviendo dudas en ello me f. 49 r. / pareció escusado volver a
repetir su reconocimiento.
Viniendo las 4 velas del día 29 en la tarde de buelta
encontrada acia la Esquadra, y teniendo ellas el varlovento, ninguna
otra diligencia más pronta podía hacerse para que nos encontrásemos
que ésta, y así, haviéndose avistado a la 1 y media de la tarde, a
las 5 y quarto estubieron en proporción de hacer la señal de
reconocimiento, y con toda advertencia, por si fuese Esquadra
enemiga, como lo presumí, no quise ceñir el viento para no quitar el
andar a la de mi mando, manteniéndose en 8 quartas, a fin de que el
encuentro fuese más pronto para el combate, y pudiese empezar antes
de anochecer, teniendo para ello en orden y disposición conveniente
para recivir a
la otra.
Me persuado a que la Junta se persuadirá por lo llevo explicado
que en la descubierta de unas y otras velas practiqué lo que
correspondía según la situación en que se hallava la Esquadra de mi
mando, las horas y parages en que fueron
descubiertas.
Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Octubre 23 de
1780. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa.
Señor Don Juan de Landecho.
Nota En
25, con fecha de 24, hice prevención a Landecho que lo
dicho en esta respuesta es en el supuesto que la Junta esté impuesta
por las que preceden al punto 9º del estado de la Esquadra, y con
particularidad del Navío Fénix, que io montava, y por sino [sic] lo
estubiese, le prevenía que se hallaba sin aparejo maior para poder
navegar a volina, necesitando 6 ó 7 quartas para el ló f. 49 v. / y
que así andava poco y arrivaba mucho, en lo que se fundó mi
determinación, la tarde del 29 de Septiembre, por mantenerme en 8
quartas con el fin que está explicado en la respuesta que
precede.
Que no pudo ir el Mayor en el vote a reconocer la otra Esquadra
porque havía mucha mar y viento, estando la mía a sotavento, lo que
no militava con la otra, que invió el suio, y luego arribó sobre él
para recogerlo, etc.
Oficio
Excmo Señor. Haviendo resuelto el Rey, según de su Real
Orden me previene el Señor Marqués González de Castejón, con fecha
de 1º de este mes, que se examine en Consejo de Guerra la conducta
de V.E. en el cumplimiento y resultas de la Comisión a que fue V.E.
destinado por Real Orden de 23 de Mayo de 1779 con los Navíos Fénix,
Gallardo, Diligente, San
Julián, y Fragatas Santa Magdalena y Santa
Mónica, a las Yslas Terceras, y teniendo Yo expedido con esta fecha
el decreto correspondiente para que el Mayor General de la Armada
Don Buenaventura Moreno proceda, como por dicha soberana Real
resolución se me ordena, a la formación del Proceso, lo noticio a
V.E. para su inteligencia y govierno. Dios guarde a V.E. muchos
años. Navío Santísima Trinidad, en la Bahía de Cádiz, a 7 de
Diciembre de 1780. Luis de Córdova. Excmo Señor. Don Antonio de
Ulloa.
Contextación
Excmo Señor. Muy Señor mío: Por el de V.E. de esta
fecha
quedo / f. 50 r. inteligenciado en que por Real Orden de S.M.,
que el Marqués González de Castejón participa a V.E. con fecha 1º de
este mes, ha resuelto S.M. que se examine en Consejo de Guerra la
conducta que tube en el Cumplimiento de la Comisión a que fuy
destinado por Real Orden de 23 de Mayo de 1779 con los Navíos Fénix,
Gallardo, Diligente, San Julián, y Fragatas Santa Magdalena y Santa
Mónica, a las Yslas terceras, y que V.E. tiene expedido con esta
fecha el decreto correspondiente para que el Mayor General de la
Armada Don Buenaventura Moreno proceda, como dicha soberana Real
resolución lo ordena a V.E., a la formación del Proceso, cuia
noticia me pasa V.E. para mi inteligencia y govierno, de todo lo
qual quedo prevenido y mui conforme en que se cumplan puntualmente
los preceptos soberanos de S.M., pues ninguno más sumiso, ovediente
y resignado a la Real Voluntad que Yo. Dios guarde a V.E. muchos
años. Ysla de León, y Diciembre 7 de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano
de V.E. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don
Luis de Córdova. f. 50 v. /
La campaña de las Terceras
Antonio de Ulloa
Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central
Hispano 1999-2000
La campaña de las
Terceras
Antonio de Ulloa
Copia de las Cartas en que di cuenta a S.M. de todo lo acaecido en
la Campaña a las Yslas Terceras
y de los extractos que acompañé con ellas, en que se explican con
arreglo al Diario los tiempos experimentados, los accidentes y
averías sobrevenidos, las Embarcaciones descubiertas por la Esquadra
y las descubiertas de la Tierra, con todo lo demás anexo a estos
asumptos.
N 1º
Excmo, Señor. Muy Señor mío: con vientos contrarios por el
O., con calmas, y sin faltar en los intermedios algún recio temporal
del N., como sucedió la noche del 15 al 16, he llegado oy con esta
Esquadra a los 347 grados 6 minutos de longitud y 41 de latitud sin
haver podido vajar a los 40, como debía ser por la mucha cerrazon de
Nieblas y ventarrones del N quando deja de haver
calmas.
Hasta el presente se han experimentado sobrados contratiempos:
la noche del 15 al 16 se separó la Santa Mónica, que havía
anochecido el costado de este navío con más inmediacion que ninguno
de los otros; se rindió por 2ª vez la Verga maior de este Navío por
distintas partes, y Jimelga de la del Trinquete; el Diligente ha
rendido todas las 4 Vergas de Gavia; el Gallardo tiene bien
maltratada la caveza del Timón, juego en la Verga maior y ha
descubierto un Agua de 3 pulgadas por hora desde la noche del 16; la
Magdalena trahía rendido el Mastelero de Velacho y oy ha rendido el
de Gavía; en las Aguadas ay considerable disminución, encontrándose
diariamente vasijas vacías, cuio número es crecido; el Vizcocho se
ha encontrado podrido y lleno de gusanos. Sin embargo de todos estos
contratiempos, el más sensible es el de los f. 51 r. / vientos
contrarios, que dilatan la llegada al Crucero. No digo a V.E. nada
sobre el encuentro de esta embarcación, persuadido a que ella dará
Cuenta de su llegada. A vordo del Navío Fénix, 22 de Agosto de 1779.
Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.
Nº 2º
Excmo. Señor. Muy Señor mío: En cumplimiento del Real
Orden de S.M., que con fecha d 23 de Mayo me pasó S.E. y se me
entregó por el Theniente General y Comandante General de la
Esquadra, Don Luis de Córdova, el 24 de Julio, hallándose en las
immediaciones de la Ysla de Cisarga [sic], me separé de aquélla con
los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente, San Julián y Fragatas Santa
Mónica y Magdalena; y practicado quanto V.E. me previno en sus dos
órdenes me puse en Derrota parra las Yslas Terceras y la del Cuervo,
en cuio viaje se han experimentado varios incidentes, unos
ocasionados por los tiempos que han reinado, y otros por los que no
son extraños en las navegaciones, de todo lo qual por ser demasiado
dilatado para comprehenderlo en el Contesto de las Cartas, doy a
V.E. individual noticia con separación en relaciones particulares, a
fin de que pueda mejor enterarse y ponerlo en la Real
Comprehensión.
Hasta el 18 de Septiembre en la noche permanecí en las
inmediaciones del Cuervo por la latitud de 39 grados 43 minutos y
medio, y en aquélla, haviéndose llamado el viento al 3º quadrante,
determiné el regreso, obligado a anticiparlo de algunos días por la
escased de víveres y de Agua del Diligente, por el peligroso estado
del Gallardo, por el progreso que hacia el escorbuto en las
Tripulaciones y porque no pudiendo f. 51 v. / husar el Fénix de la
maior, a causa detener rendida la Verga, no se hallaba en estado de
poder permanecer donde necesita valerse de ella para salir de algún
empeño. Los vientos han favorecido a proporción de la necesidad,
pues de lo contrario huvieran sido mui sensibles las consequencias,
a causa de los progresos rápidos que el escorbuto ha hecho en estos
últimos días, pero
gracias a Dios he llegado al Puerto felizmente, y
mediante las acertadas providiencias de V.E. prodrá repararse
todo.
Ofrézcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios le guarde la vida
muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de Cádiz y Octubre 1º de 1779.
Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio
de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Nº
3º Excmo. Señor.
Muy Señor mío: Acompaño a V.E. una relación
de los vientos que han reinado, tiempos que se han experimentado y
parages por donde ha cruzado esta Esquadra de mi Cargo en el corso
entre las Yslas Terceras y la del Cuervo, y a la parte del Oeste de
ésta, conforme a lo dispuesto por S.M. en su Real Orden de 23 de
Mayo, por la que verá V.E. que el 26 de Agosto se avistó la Ysla
Tercera y hasta el 1º de Septiembre corrí el Paralelo entre los 39
grados y medio y los 40 y medio por la parte del E. del Cuervo, y
que desde el 9 de Septiembre hasta el 18 lo corrí acia el O., y
después volviendo al E., y que los vientos no me dieron lugar a
descubrir la Ysla por la inconstancia que han tenido, pero que f. 52
r. / por una y otra parte llegué a la distancia de 10 a 11 leguas de
ella, no quedando duda en esto, así por las 2 longitudes entre cuio
medio debía estar oriental y occidental, quanto por que haviendo
seguido aquel mismo punto, se ha encontrado el aterrage exasto en el
Cavo de San Vicente, a diferiencia de 4 a 5 leguas que se halló
adelantado.
En estos espacios al O. de la Ysla del Cuervo, entre ésta y el
Fayal, y entre la Tercera y la Graciosa, no se ha encontrado la
Esquadra Ynglesa que V.E. me avisó, siendo a mi juicio los parages
en donde podría estar, tanto para favorecer su comercio, como para
interceptar e nuestro viniendo de las Yndias. Sólo se encontró al O.
del Cuervo un Corsario, a quien se dio caza y su mayor andar
livertó, después de haverle seguido toda la Esquadra y con
particularidad la Fragata Magdalena el tiempo de 24 horas. El 19
empecé a hacer Derrota para el Cavo de la Roca; el 28 llegué a estar
a 23 leguas de él, pero haviendo pasado 24 horas en aquel parage con
Calmas y Ventolinas, sin poder adelantar, me fue preciso al primer
viento que empezó el 24 seguir para el de San Vicente, en fuerza de
la situación en que está la Esquadra, principalmente por lo que se
ha reconocido en el aumento del Escorbuto. En esta travesía no he
encontrado Embarcaciones, a excepción de una Portuguesa que me dio
noticia de otra Esquadra española con quien havía hablado el día
antecedente, que se contava 24. Las que encontré el 29, con la
latitud de 37 grados y 30 minutos, y haviéndole hablado, la he
conservado en mi Compañía hasta estar montado el Cavo de San
Vicente, pero en la noche de este día se me separó sin embargo de
que le ysé Farol.
Quedó a la disposición de V.E. y pido a Dios f. 52 v. / que le
guarde la vida muchos años. Navío el Fénix, Octubre 10 de 1779.
Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de
Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.
Vientos y tiempos experimentados desde el día 24 de Julio en
adelante en el viaje dede la Ysla de Sisarga hasta las Yslas
Terceras por la Esquadra de mi mando, compuesta de los Navíos Fénix,
Gallardo, Diligente, San Julián, y Fragatas Santa Mónica y
Magdalena.
Lo ordinario de los vientos en los últimos días de Julio, y
hasta 14 de Agosto, fue por el 3º y 4º quadrante, rodeando entre el
N. y el Sudoeste, con intermisiones de días de Calmas y Nieblas
densas, acompañadas de llubia menuda y ventolinas.
El 12, en latitud de 42 grados 27 minutos y longitud del
meridiano de Tenerife 354 grados 47 minutos, después de una Calma
empezó el viento por el Sueste, en pocas oras rodeó por el Sudueste
hasta el Oesnorueste recio con mucha mar y
cerrazón.
El 13 estubo calma desde medio día; a las 6 de la mañana el 14
empezó por el Essueste, a las 9 del día pasó al Sudoeste, y las 2 de
la noche del 15 sobrevino un recio viento por el Sursudoeste con
llubia que rifó la Gavía del Fénix, este viento con menos fuerza que
empezó duró hasta las 5 de la tarde del 16 y calmó.
El 15 a las 6 de la tarde empezó un golpe de viento mui recio
por el Norte, estando en 41 grados 6 minutos de latitud y 351 grados
47 de longitud, rumbo Oeste quarto de Sudoeste, se aguantó con la
Gavía
tomados todos los rizos, arriada sobre el Tamborete f. 53 r. /
y el Trinquete, lo mismo los demás Navíos; a las 3 de la tarde
empezó a ceder.
A las 5 de la mañana del 16, haviendo echado menos los demás
Buques de la Esquadra, se governó entre el Este un quarto al
Nordeste y un quarto al Sueste, y a las 6 se descubrieron los 2
primeros, y los dos segundos a las 7 y 30, pero faltava la Fragata
Santa Mónica y para solicitarla se siguió navegando hasta las 2 de
la tarde al mismo rumbo, y estando en el parage donde la tarde antes
havía empezado el viento se paireó desde las 3 de la del 16 hasta
las 5 de la mañana del 17, por ver si volvía a aquel lugar, pero no
succedió.
Del 18 al 20 los vientos estubieron por el Essueste, floxos; a
las 8 de la noche del último calmó, a la 1ª de la tarde del 21
empezó a ventar por el Sudoeste, latitud 41 grados 4 minutos,
longitud 347 grados 6 minutos.
El 22 se llamó al Oeste, o Esnoroeste, y Oessudoeste hasta el 3
de Septiembre, interviniendo calmas, ventolinas y
aguaceros.
El 26 estubo la Esquadra en 39 grados 34 minutos y 34 grados 59
minutos. La Fragata Magdalena,que iba 2 leguas por la Proa, hizo
señal de Tierra a la 1ª de la tarde, y dijo haverle parecido la
Tercera, por el mogote que tiene al Oeste. El día cubierto, el
viento estuvo por el Norte horas y pasó a el Oesnoroeste,
permaneciendo por esta parte el 27 con vastante
fuerza.
El 28 volvió a llamarse al Norte, floxo con ventolinas, y en
poco rato rodeó hasta el Sudoeste; en la noche retrocedio al Norte,
pero el 29 repitió el mismo giro al Sudoeste. El 31 calmó; latitud
40 grados 9 minutos, longitud 346 grados 17
minutos.
El 1º y 2º de Septiembre fueron calmas y ventolinas; el 3
apuntó por el Oeste en la latitud de 41 grados 44 minutos, longitud
345 grados 22 minutos. f. 53 v. / En este día ocurrió el aumento de
Agua del Gallardo, y determiné hacer arrivada para llevarlo a
Puerto; lo más del día estubo al Payro, sucediendo lo mismo el 4 y
el 5, para hacer reconocimiento del Navío y darle varios auxilios.
El viento apuntó al Este el 4 de mañana, permaneciendo por aquí el 6
y el 7.
El 6, disminuida el Agua del Gallardo, bien fuese con la vela
que se le puso por la Proa, o por alguna otra causa, determiné
volver al Crucero, aprovechando el viento favorable del Sueste y
Essueste, que no se ha tenido desde 15 días, estando entonces en 42
grados 33 minutos de latitud y 345 grados 56 minutos de
longitud.
Hasta el 10 permaneció el viento por el Sur y Sursueste; aquel
día fue la latitud 40 grados 7 minutos y la longitud 341 grados 16
minutos, estando ya al Oeste de la Ysla del Cuervo.
El viento se llamó al Noroeste, tomo Cuerpo en la noche,
levantó mucha mar. A las 8 y media el Gallardo hizo señal de
incomodidad y de necesitar auxilio, que no era posible dárselo por
la mucha mar y viento; a las 9 de la noche volvió a repetirla
disparando 2 cañonazos y coronándose de Faroles; procuré acercarme
acia él y se hizo juicio que iba de arrivada. El parage era
peligroso para esta maniobra por las inmediaciones al Cuervo y
Flores, y por ignorarse la distancia que se podía estar de ellas;
sin embargo, se le hizo señal de arrivar a los demás Buques después
de repetida la suia; a las 10 y tres quartos, para poner la Proa a
el Esnordeste con viento Noroeste; y a las 12 de la noche, para
virar Proa al Noroeste; el viento Nornordeste se cargó el Trinquete
quedando con las dos Gavías tomados todos los
rizos.
No haviendo hecho el Gallardo señal de maniobra, quando hizo f.
54
r. / las de necesitar auxilio, no pudo comprehenderse la que
practicaría; en su inmediación se vieron luces de otros 2 Navíos, y
aunque éstos se perdieron después de la virada, se conceptuó que
sería por venir de la misma buelta, porque correspondían por la Popa
de este Navío, y así se vieron antes de la virada.
Al mediodía el 11, el viento rodeó al Nordeste con moderación;
hasta el 14 en la tarde fue dando la buelta por el Sur, y
calmó.
Hasta el 15 estubo separado el San Julián, desde la noche del
11; en éste se incorporó, a las 3 de la tarde, pero la Fragata
Magdalena, que debía estar en su compañía, no se governó al Este por
el Paralelo, desde 39 grados 36 minutos hasta el 40 grados 19
minutos, que era la latitud del día 17 de Septiembre, y desde 341
grados hasta 343 y 32.
El 17 y 18 fue en parte calma; en la tarde del último empezó el
viento por el Sueste y Sur, estando en 39 grados 43 minutos, se
corrió al Este hasta 344 grados 17 minutos; no pudo avistarse la
Ysla del Cuervo por haver faltado día, pero no podía estar a más
distancia que de 10 a 11 leguas, mediante que el 31 de Agosto,
estando en 346 grados 17 minutos, no se vio por la parte del
Este.
El viento se llamó al Sudoeste a las 6 de la tarde del mismo
día
18, y conviniendo aprovecharlo para tomar alguna altura,
alejándose de las Yslas antes que pasase al Norte, se navegó al
Norte corregido.
Permaneció desde el Sudoeste hasta el Oeste bien recio con
turvonadas a tiempos hasta el 26, que rodeó al Noroeste y disminuió
de fuerza; el 27 empezó a Calmar, hallándose la Esquadra en 38
grados 57 minutos de latitud, 4 grados 23 minutos al Oriente de
Tenerife, distante de Cavo de la Roca como 30
leguas.
El 28 continuó la ventolina, retrocediendo al Oeste hasta el
Ossudueste; en la tarde empezó a entablarse por f. 54 v. / esta
parte; el 29 rodeó al Noroeste y siguió al Norte. A vordo del Fénix.
Bahía de Cádiz, 12 de Octubre de 1779.
Nº 4
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Paso a manos de V.E. con ésta
una relación de las embarcaciones que se han avistado por esta
Esquadra de mi Cargo desde el día 25 de Julio hasta la llegada a
esta Bahía, con expresión de lo que con cada una se ha practicado, y
las noticias que han dado aquéllas con quienes se ha hablado; por
las que se confirma que en Agosto no estubo en las inmediaciones del
Cuervo la Esquadra inglesa de que V.E. me dio aviso, según lo
notició una Embarcación Portuguesa que venía del Brasil, y havía
seguido
aquel Paralelo, y según sus noticias no había corsario
alguno quando pasó, ni parece que después haia havido otro que el
que se persiguió, pues ni aquélla las avistó, ni en esta se
reconoció, a no serlo también una Embarcación que el 12 de
Septiembre en la latitud de 39 grados 36 minutos y 341 y 53 de
longitud, se descubrió mui a varlovento, de parte de tarde, por cuia
razón no se pudo hacer diligencia de ir a ella; siendo quanto en
este particular puedo informar a V.E., para que se sirva, si
gustase, pasarlo a noticia de S.M.
Deseo muchas órdenes del agrado de V.E., pido a Dios que le
guarde la vida muchos años. A vordo de Fénix. Bahía de Cádiz, y
Octubre 1º de 1779. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro
servidor. Antonio de Ulloa. Excmo Señor. Marqués González de
Castejón. f. 55 r. /
Noticia de la descubierta de Embarcaciones por la Esquadra de mi
mando compuesta por los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente, San
Julíán, y Fragatas Santa Mónica y Magdalena, destinada por S.M. para
cruzar en las inmediaciones del Cuervo, entre esta Ysla y las
Terceras
Lunes, 26 de Julio de 1779
5 horas y 54 minutos. Fragata Magdalena. Se destinó a dar caza a una
Embarcación en el 3º quadrante. Señal para navegar por la Proa a
descubrir.
8 y 12. Se reconoció un Queche olandés que salió el Puerto de Riga y
pasa al de Oporto en Portugal, su carga, fardo, al parecer de
mercancías.
9 y 20. Al San Julián se le mandó dar caza en el 3º quadrante una
Embarcación.
Martes 27
Al salir el Sol la Magdalena señal de 3 Embarcaciones en el 4º
quadrante. El tiempo estava calma, por lo que no se puede beríficar
la caza.
Miércoles 28
Amaneció cerrado de Niebla densa sin descubrir Buque alguno de
la Esquadra; poco menos que en calma.
8 y 20. En algunos mui cortos intervalos, que en espacio reducido de
Mar se disipó la niebla, se descubrieron 4 de los Buques de la
Esquadra al Oessudueste, correspondiendo 3 por la Proa de este
Buque; los 2 a vastante distancia, y el 4º por la
Popa.
9. Se avistó el 4º Buque por otro corto espacio de
claridad.
9 y 20. Se largó la cometa de distinción para que a su vista
procurasen incorporase los Buques y con particularidad las Fragatas,
que estavan más distantes. f. 55 v. /
9 y 30. Uno de los Navíos de la Esquadra, que se hallava a sotavento
por el costado, hizo señal de 3 velas, y aunque de éste no se
descubrieron por entonces, por causa de la Niebla, se le
correspondió y se hizo señal de unión para la
Esquadra.
10. Se hizo señal de ceñir el viento Mura a vavor con el fin de ir a
cortar el camino camino a las Embarcaciones extrañas, que se
hallavan a sotavento por la Popa.
El San Julián hizo señal de una Embarcación en el 1º quadrante,
se arrió la señal
de ceñir el viento Mura vavor, se governó al
Sodoeste quarto al Sur, para incorporarse este Navío con los otros
dos que estavan a Sotavento.
10 y 36. Se hizo señal de ceñir el viento Mura a vavor, se amuró la
Mayor, se puso Proa al Sur con viento Oeste, caiendo siempre sobre
las 3 velas estrañas. 10 y 45. Se Cargó la Mayor.
Se le hizo señal al San Julián para que diera caza a la vela
del 3º quadrante; interin que este Navío seguía al Sur con la Proa a
la Embarcación maior de las 3 descubiertas, que demoraba al mismo
rumbo.
Se mareó el Puño de sotavento de la maior.
11. Se volvió a cargar el Puño; se hizo señal de ceñir el viento
Mura Estrivor, por ir en esta forma las Embarcaciones estrañas. Se
repitió la señal de unión para los Buques de la
Esquadra.
11 y 9. Se hizo señal para que formen la Línea de Combate Mura
estrivor a los 3 Navíos, Gallardo, Diligente y San Julián, a causa
que las 2 Fragatas no se volvieron a ver desde las 10, estando
ocultas con la Niebla; Proa Norte quarta Noroeste, viento Esnordeste
mui floxo, continuando la Niebla densa. f. 56 r. /
11 y 30. Se amuró la Mayor; Proa Noroeste; viento el mismo. La
Niebla no se disipó; al contrario, cerró tanto que desde esta hora
se dejaron de ver los Buques de la Esquadra y los estraños. Continuó
en la misma conformidad todo el resto del día, sin descubrirse. A
las 10 se había hecho la señal de preparación de reconocimiento, a
la que no correspondieron los Buques estraños, se observó en aquel
corto intervalo que se pudo governar hacia ellos que havía largado
en el Asta una Bandera blanca, haviendo precedido antes un cañonazo,
que estava preparado para combate; que era Navío de 2 Puentes, y que
hizo algunas señales con una Vandera Olandesa en la pena de Mesana,
y otra que no se pudo distinguir de avajo de ésta.
Los otros 2 Buques no se distinguió si eran Navíos o Fragatas.
El uno de ellos se le vio virar de vordo y atravesar por donde
estava el otro; esto se percivió por intervalos, sin poderse formar
juicio, por no permitirlo la Niebla, que cubría
todo.
6. Se descubrieron por la Proa, mui cerca por entre la Niebla, dos
bultos de Embarcaciones, estando bien inmediatas.
6 y 20. Se reconoció las Fragatas de la Esquadra.
Sigue el día 28
7 y 3O. De la tarde. El Navío San Julián se halló de rrepente entre
la Niebla por la Popa de éste, y haviéndole hablado su Comandante,
el Marqués de Medina, dijo que a la una de la tarde, y a las 4,
havía visto las Embarcaciones citadas, y que la grande le havía
parecido ser un Urcón, que no le havía descubierto Bateria, como aca
se vio.
Jueves 29 de Julio
Al salir
el Sol se descubrió una Embarcación en el 3º
quadrante. El tiempo era Calma muerta, por lo que no se pudo f. 56
v. / hacer diligencia para reconocerla; como de 3 a 3 leguas y media
a varlovento.
7 y
25. El Gallardo hizo señal de 2 Embarcaciones en el 2º quadrante
y repitió la del 3º quadrante; permanecía en calma, pero antes de
las 9 se contaron del Tope de este Navío 9 embarcaciones unidas en
el 2º quadrante que con la ventolina del Sudueste navegavan por la
Popa de esta Esquadra, haciendo el mismo rumbo del
Oesnorueste.
10 y 10. El San Julián hizo señal de las 9 velas en el 2º quadrante;
a esta hora se hizo en este Buque una señal de reconocimiento a la
que no correspondió, pero 3 de las 9, que se hallaban adelantadas de
las otras, largaron una Bandera roja en el Tope maior y una Olandesa
en el de Trinquete.
11. Se
descubrió una vela en el 4º quadrante, cuia señal hizo el
Gallardo.
11 y 30. Haviendo empezado el viento a entablar mui floxo a las 9
por el Sudueste, se cargó la mayor, se aferraron los Juanetes y
velas
de Estay para dar lugar se incorporar la Magdalena, que veía
mui distante por la Popa y a sotavento.
11 y 41. Se hizo señal para formarla Línea de
Combate.
1 y 18. Se reconoció que las Embarcaciones que hasta entonces se
venían acercando por la retaguardia de esta Esquadra viraron de
vordo.
1 y 24. Se egecutó en ésta virando en redondo todos a un tiempo Proa
Sur 27 grados y medio Este, con el viento por el Sudueste, siguiendo
a cortar las 3 últimas Embarcaciones de las 9, y se forzó de velas
largando Juanetes, Alas y Rastreras. En esta forma era el andar del
Navío 3 millas. f 57 r. /
2 y 30. Se arrivó al Este por reconocerse haverlo hecho las dichas
Embarcaciones como una quarta, o poco más, hacia el
Sur.
5 y 15. Reconociendo que no sólo no se les entrava nada, sino que se
alejavan, porque al tiempo de la virada se le descubría parte de la
Popa al Buque más grande y a esta hora estava totalmente anegado,
sin embargo de no haver largado él ni las otras más velas que los
Juanetes, las 3 Gavias y el Trinquete, se dejó contemplando, que en
lo que faltava de día aun se alejarían más; que en la noche mudarían
de rumbo. (Sigue el jueves) Se andubieron en seguimiento de ellas 4
leguas y media, y a la ora que se dejó la caza sólo se descubrían de
la Cofa 8 de los 9 Buques. Lo que se conceptuó es que el que pareció
en el 3º quadrante y se incorporó con los 9, luego que el viento
empezó era uno de los 3 que se havían visto el día antes; de los
restantes sólo se pudo distinguir que 2 eran
Balandras.
Viernes 30 de Julio de 1779
2. De la tarde. Se descubrió una vela en el 4º
quadrante.
3. La Santa Mónica hizo señal de otra en el 3º quadrante. Se le hizo
seña para darle caza.
5 y 54. Haviendo reconocido la vela, se halló ser Portuguesa,
nombrada Nuestra Señora de la Gloria, su Capitán, Miguel Arnauz,
hace 8 días que salió de Oporto con Carga de Sulaque para Eproba de
Ave de Gracia; dijo que 20 días hace entraron en Lisvoa 3 Buques de
Guerra Yngleses con 40 Embarcaciones de Comboy que salieron de
Gibraltar.
1 y 30. En
la noche. La Santa Mónica hizo señal de velas; lo repitió
el Diligente, y este Navío se vieron en el 2º quadrante. Se viró a
vordo para ir en su seguimiento.
3 y 54. Hallándose la Esquadra en su inmediación se atravesó; f. 57
v. / la una era Fragatilla pequeña, la otra, un Pacavotillo, de Nisa
ambas. Capitán de la Fragata, Fernando Escofiero; nómbrase la
Victoria, salió de Nisa el 4 de Junio cargada de vinos, Aceyte y
otras mercancías, entró en Málaga el 24, salió el 10 del presente al
tiempo que lo hicieron 2 Navíos de Guerra nuestros, 2 Fragatas, 8
Javeques y 4 Galeotas; el 29, estando en 40 grados y 20 minutos, le
visitó un Pacavot Ynglés de 18 cañones que juzga Corsario; ba a
Londres. Dijo que en el Estrecho 4 Pacavotes Yngleses de 22, 18, 16
cañones tomaron 2 Pingues Españoles el día 15. El otro es el Pacavot
o Bergantín nombrado el Villafranca, también de Nisa; ba a Ostende
con Carga de Ygos, Pasas y Tártaro. Salió de Nisa el 28 de Mayo; te
reconocieron sobre la Fangerola el San Genaro con otro Navío de
Guerra de España. Su Capitán, Jacome Christino. Sobre el Cabo de San
Vicente avistó 6 Navíos de Guerra Españoles.
Sábado 31 de Julio
5 y 30. De la mañana. El Navío el Gallardo hizo señal de una vela en
el 2º quadrante.
5 y 50. De este Navío se descubrieron 2 velas en el 4º
quadrante.
8 y 30. San Julián, señal de 2 velas, una en el 1º y otra en el 4º
quadrante. La Magdalena, señal de una vela en el 4º
quadrante.
1 y 15. De la tarde. El Diligente, señal de una vela en el 3º
quadrante.
Domingo 1º de Agosto
4 y 30. De la mañana. Las 2 Fragatas hicieron señal de velas en el
3º quadrante. 5. La Magdalena, señal de 3 velas en el 3º quadrante.
Los gavieros de este Navío en la descubierta contaron 10 velas por
distintos parages, fuera las de la Esquadra f. 58 r.
/
6 y 45. Una de las Fragatas hizo señal de 5 Embarcaciones en el 4º
quadrante. 9 y 45. La repitió el día de San Julián.
Nota
Después del reconocimiento de la Embarcación Portuguesa el día
30, de las 2 de Nisa del día
31, y de lo mucho que extravía el viaje
esta diligencia, que no tendría fin si se hubiesen de reconocer
todas, por estar en el tránsito de las que vienen del Mediterráneo,
o van para él, hallándose muchas, o algunas, a varlovento, determiné
no hacer detención con las que estubiesen estraviadas, contemplando
ser la Comisión que tiene la Esquadra más urgente, a menos que haia
apariencia de ser Embarcación de Guerra o Corsarias
Enemigas.
4 y 30. De la tarde. Hizo señal uno de los Buques de una vela en el
4º quadrante.
Lunes 2
Al amanecer hizo señal uno de los Buques de una vela en el 1º
quadrante. Se le hizo seña a la Magdalena de seguirla, pero no pudo
llegar a ella porque se atrasó y sotaventó mucho, y haviendo mudado
el viento alguna cosa se le mandó cesar en la caza. La Embarcación,
que era pequeña, puso vandera veneciana.
5 y 24. Se descubrió del Tope una vela en el 2º
quadrante.
6 y 15. Se contaron del Tope seis velas fuera de las de la Esquadra
que demoraban por distintos rumbos. f. 58 v. /
Martes 3
7 y 15. De la tarde. La Batidora Santa Mónica, que iba por
varlovento a distancia de una milla, hizo señal de una vela al
Noroeste, que navegaba al Les Nordeste; el viento era
Norte.
Miércoles 4 de Agosto de 79
5. De la mañana. Uno de los Buques hizo señal de una vela en el 1º
quadrante; el viento, Noroeste; el Rumbo de la Esquadra a Es
sudoeste.
Martes 10 de Agosto de 79
9 y 45. De la mañana. Se avistó una vela al Noroeste; el viento era
Nornoroeste tan floxo que a ratos quedaba calma. La Proa iba al
Nordeste; la latitud de aquel día, 41 grados y 47 minutos. Se hizo
señal a las 2 Fragatas para darle caza, pero reconociendo que la
vela venía directa a la Esquadra haviendo aferrado sus Juanetes se
dejó comprehender no se Enemiga.
11 y 20. Se les hizo 2ª señal para que se retirasen y se pusiesen en
sus lugares con el fin de dejarla llegar. Se reconoció ser un
Pacavotillo
Portugués nombrado Santísimo Sacramento, viene de la
Bahía de Todos Santos en el Brasil, de donde salió en 12 de Junio;
el nombre del Capitán, Don Jossef Díaz Rango. El 31 de Julio estubo
a la vista del Cuervo, donde no encontró Embarcación alguna. Que en
el día de ayer, 9, a las 5 de la tarde, atravesó por un Comboy
Yngles de 47 Embarcaciones, y en ésta 17 Fragatas, sin asegurar si
todas eran de Guerra; que le pareció que el Comboy no llevaba Tropa
de Transporte, y que en el número total havía muchas de 2 palos;
navegava con viento Sudoeste, la mura a Bavor a el Oesnoroeste; que
un Pacavote del Comboy lo reconoció y fondeó, y que desde la ora del
encuentro hasta la en que daba esta f. 59 r. / noticia havía
navegado 82 millas al ángulo corregido de 82 grados en el 2º
quadrante, por lo que el Comboy debía estar de 130 a 140 minutos al
Oeste de esta Esquadra a aquella hora.
Domingo 22 de Agosto de 1779
A las 3 y media de la tarde se descubrió del Tope una vela en
el 4º quadrante, el viento era Oeste. Se hizo diligencia de irla a
encontrar siguiendo la misma buelta que se llevaba, por navegar ella
para el Este y la Esquadra para el Norte en la latitud de 41
grados.
4 y 30. Hizo ella señal de reconocimiento por las de Guerra antiguas
y se le correspondió.
5 y 30. Estando en inmediación y al Payro la Esquadra, pasó a su
vordo el Ofical de Órdenes y supo ser la Urca Santa Ygnes, mandada
por el Capitán de Fragata Don Fernando Reynoso, que biene de Manila,
de donde salió el 13 de Diciembre; que estubo en Bahía de Tablas 8
días y salió el 19 Mayo, que pasó a Anovan, de donde salió el 23 de
Junio en compañía de la Fragata la Astrea, mandada por Don Antonio
Montes, de la que se separó a poco de haver salido; dijo que tenía
víveres hasta mediados de Septiembre; no tenía noticia de la
declaración de la Guerra, y se le previno que navegase con este
conocimiento, procurando evitar los encuentros con Embarcaciones, y
que era regular que en el Cavo de San Vicente encontrase alguna
Esquadra nuestra, según las noticias que se tenían.
8. Siguió su viaje.
(2ª vela.) 5 y 15. Se descubrió 2ª vela en el 3º quadrante, esto es,
a varlovento de la Esquadra, por lo qual, y por estar mui adelantada
la tarde, no se destacó uno de los Buques a seguirla f. 59 v. / por
el riesgo de que quedase separado en la noche; no estubo tampoco en
proporción de poderle hacer señales de reconocimiento por la mucha
distancia; sin embargo, se hizo juicio que podría ser la
Astrea.
Martes 24 de Agosto
5 y 30. De la tarde. La Fragata Magdalena, que se hallava cosa de
dos leguas por la Proa de la Esquadra, hizo señal de una vela al
SSO.; el viento
era Oeste, la latitud, 40 grados y 45 minutos. No se
le siguió por estar a varlovento y próxima a entrar la noche; su
rumbo parecía ser al Este.
Miércoles 8 de Septiembre de 1779
A las 10 y 40 de la mañana, estando en la latitud de 41 grados
16 minutos y en 343 grados y 16 minutos de longitud, se descubrió
una vela de 3 palos al Sur quarta al Sodoeste; el viento era Sur y
por esto no se le pudo dar caza.
Viernes 10 de Septiembre de 1779
A las 11 y 45 de la mañana se descubrió una vela a el Sudoeste
que navegava a el Nordeste; el viento era Oessudueste, la latitud 40
grados 7 minutos, la longitud 341 grados 16 minutos. Haviendo
seguido su Derrota sin novedad, se le pidió la Bandera y la largó
Portuguesa; no pudo reconocérsele por la mucha Mar y viento, pero la
Magdalena pasó a hablarle a la voz.
Sábado 11 de Septiembre
A las 8 de la mañana se descubrió una vela cuasi al Norte; el
viento era
Nordeste, la latitud de aquel día fue 39 grados
50minutos, la longitud 342 grados 58 minutos. Siguió su rumbo acia
este Navío y reparando que quando estubo más inmediata viró de
vordo. Se le empezó a car caza,que se siguió toda la tarde; la
Fragata Magdalena se alargó de este Buque como a la distancia de 2
leguas y media, y los otros 3 Navíos se adelantaron también,
quedando éste por la Popa de todos a buena distancia, a causa de no
poder marear la f. 60 r. / maior desde que se rindió la Verga. El
siguiente, 12, amaneció solo este Buque; desde los topes se
descubrieron 3, el uno, que era el Gallardo,vino a incorporarse a la
señal que se hizo de unión, los otros dos, que apenas se distinguían
del Tope, no se reconoció que se acercaran. Se siguió acia ellos
hasta el mediodía, y viendo que iban la buelta del Sur perdiendo
mucho de
latitud, que era 39 grados 36 minutos, se empezó a ceñir el
viento. El día 14 amaneció incorporados el Diligente y el San Julián
a distancia de 4 leguas al Sur, pero la Fragata no se descubría de
estos Topes, y por la noticia del Diligente debía estar a la vista
del San Julián.El día 15 a la una se incorporó éste, y dio noticia
de haver estado a su vista, y como a la distancia de legua y media a
sotavento, La Magdalena hasta el anochecer del día 13, haviéndosele
separado en la noche de éste.
Domingo 26 de Septiembre
5 y 45. De la mañana. Se dio vista a una Embarcación al O. y
haviéndosele
dado caza se halló ser Portuguesa. Salió de la Ysla de
San Miguel en las Terceras el día 19; navegava para Lisvoa. Dijo que
un Bergantín y una Fragata de 14 cañones corsarias Ynglesas havían
conducido a la Ysla de Santa María una Embarcación que venía cargada
de Cueros de Buenos Ayres al Ferrol, cuia gente, que eran 12
Hombres, navegaban en una Galera Portuguesa para el mismo Lisvoa, y
que éstos eran los únicos Corsarios que havía en aquel parage. Que
el 2 de Agosto salió de Puerto de Secán junto a Ave de Gracia, y el
4 de Septiembre havía llegado a la Ysla de San Miguel. Que el 6 de
Agosto encontró la Esquadra Ynglesa compuesta de 20 Buques de 3
palos, que governaba al NO. para montar f. 60 v. / el Cabo Lozar.
Que el 7 descubrió la Española y Francesa a la vista de la Ysla de
Ovesán, goverriando al E. y empezando a entrar en el Canal. Que
estubo a vordo de una Fragata Española, donde dio noticia de haver
avistado a la Ynglesa.
Que el 24 del presente en la tarde avistó 4 Embarcaciones que
le dieron caza hasta las 8 de la noche, y una Fragata de ellas se
llegó a hablarle, lo que egecutó en Español, de que infiere que lo
serían; que governavan al Sueste quarto al Este, siendo la latitud
de aquel día 39 grados y la longitud 1 y 10 meridiano del Ferro
[sic].
Miércoles 29 de Septiembre
1 y 30. Se descubrieron 4 velas al Sudoeste, viento
Oeste.
5 y 15. Hicieron señal de reconocimiento y se reconoció ser
Españolas, las mismas de que havía dado noticia el
Portugués.
8. De la noche. Vino a este vordo un oficial y avisó ser la Esquadra
del Brigader Don Juan de Lángara, noticiando que venía de las Yslas
Terceras, donde havía hecho el corso y apresado junto a la Ysla de
Santa María la Fragata corsaria de 26 cañones que tomó la Saetia
española que venía de Buenos Ayres cargada de Cueros. Que al Sur de
la Ysla de Flores, de
resultas del temporal sobrevenido el día 26 de
Agosto, se havía visto precisado a avandonar el Navío Poderoso por
la mucha Agua que hacía sin poderla achicar con 6 Bombas. Que en las
inmediaciones de dicha Ysla havía dado caza a una Fragata que
discurría ser de esta Esquadra y por la señal que la dicha Fragata
le hizo es sin duda una de las dos. A vordo del Fénix. Bahía de f.
61 r. / Cádiz, Octubre 1º de 1779.
Nº 5
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con el temporal del Norte
experimentado la noche del 15 al 16 de Agosto se separó de esta
Esquadra la Fragata Santa Mónica, y, aunque practiqué todas las
diligencias que eran regulares en su solicitud, no he buelto a
verla. El 16, hallándome sin ella, retrocedí con la Esquadra por el
Camino que havía hecho en la noche con el fin de ver si se havía
quedado atrasada por causa de alguna avería o si volvía a aquel
parage, en donde se havía separado, a buscar la incorporación. El 17
permanecí allí al payro, haciendo ruecas a las 2 Vergas del
Trinquete y de
Mayor del Fénix, y dando tiempo a que los otros
Buques se reparasen de las Averías que havían experimentado en la
noche.
El rumbo y aparejo con que havía de navegar lo tenía la
Esquadra desde el anochecer, porque el viento havía tomado fuerza
desde las 6 de la tarde, haviendo calmado a las 5 el Sudueste, y
pasado una hora después al Norte. La Fragata estava a el anochecer
por el Costado de Bavor del Fénix; se hicieron Faroles durante la
noche, con que debo inferir que experimentaría alguna grave Avería
que le obligó a separarse.
Los lugares de reunión primeros que di a la Esquadra fueron a
la
vista de la Ysla Tercera, y pasadas 24 horas sin encontrar la
Esquadra, al Oeste de la Ysla del Cuervo f. 61 v. / en 39 grados y
medio, de 7 a 8 leguas. Ni en el primero ni en el segundo la
encontré, pues haviendo estado a la vista de la primera, y de 10 a
11 leguas de la segunda por la misma latitud a mui corta diferencia,
era preciso que la huviese visto si se huviera hallado allí, a menos
de estar en menos latitud de los 39 grados y 30 minutos o más
aterradas que las 7 u 8 leguas al Oeste en la ocasión. Que el 18 de
éste corrí el Paralelo por los 39 grados y 43 minutos, que son 4
leguas más al norte que el que tenía dado, no haviendo podido
practicarlo en otro modo porque en la constitución que se hallava la
Esquadra no me era posible detenerme, exponiéndola a muchos
peligros. Faltávanme en la ocasión las 2 Fragatas, y los lugares de
reunión eran distintos, porque visto lo mucho que el viaje se havía
dilatadado en la Yda, la inconstancia de los vientos, el venir en
ocasiones borrascosos por el Sudueste, unas veces, y otras por el
Norte, las
corrientes que havía experimentado con exceso para el Sur
en las inmediaciones de las Yslas, y más que todo, la circunstancia
de ser la recalada de los Navíos que vienen de Yndias a la Ysla del
Cuervo, navegando por el Paralelo de 40 grados con poca diferencia
de minutos al Este, había señalado el lugar de reunión para la
Esquadra en el mismo Paralelo de los 40 grados con corta diferencia
de minutos, 20 leguas más al Oeste y 10 ó 12 leguas acia el Cuervo;
mediante lo qual, la Magdalena, que desde el día 11 se me separó
dando caza a un corsarrio, debía estar en este 2º lugar de reunión.
Y para ver una u otra corrí del f. 62 r. / Oeste para el Este por
los 39 grados y 43 minutos, en la suposición de que de los Topes
descubriría 5 leguas para el Sur y 5 para el Norte, y podría
encontrar una u otra. Tengo entendido que la Esquadra del Brigadier
Don Juan de Lángara avistó una Fragata y aun la persiguió el día 16,
que fue dos antes de lo que llevo dicho, y por la señal que ésta le
hizo fue precisamente una de las 2 de esta Esquadra, pues fue la
particular para los Buques que la componen, y me inclino a que sería
la Magdalena, porque siendo 4 los Buques de la Esquadra de Don Juan
de Lángara, como los de ésta, se persuadiría a que aquéllos eran
éstos, y no
presumiéndose a que huviese otros 4 Buques Españoles de
Guerra por allí, no practicó las señales de reconocimiento
generales, ni las francesas, recelando que los 4 Buques que la
perseguían fuese la Esquadra Ynglesa que Yo iba
buscando.
En las prevenciones del lugar de reunión que llevó la Mónica,
era una que la Embarcación que se viese perseguida de Enemigos con
fuerzas superiores procurase refugiarse en la Ysla del Fayal, y
permaneciese allí hasta que Yo imbiase uno de los Buques a
solicitarla; esto era en el concepto de que el viaje hubiese sido
regular en el tiempo, dando lugar a permanecer en aquella Ysla mes y
medio por lo menos; pero no haviendo sucedido así, suprimí esta
circunstancia en las órdenes posteriores con el fundamento de no
hallarse en la Esquadra Piloto, Pilotín, ni Persona alguna que haia
estado en aquellas Yslas, y que se determine a entrar con Navíos de
este Porte en sus Puertos, que son peligrosos para quien no los
conoce por causa de las corrientes y en f. 62 v. / los contrastes
del viento, por lo qual hago juicio que esta Fragata, si no huviese
experimentado en aquel temporal quebranto maior, se restituiría de
allí o avisara el estado en que se halle. Lo que tengo en noticia de
V.E. como propio de mi obligación, y apeteciendo muchas órdenes de
su agrado, pido a Dios que le guarde la vida muchos años. A vordo
del Fénix, Bahía de Cádiz, y Octubre 1º de 1779. Excmo Señor. Beso
la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo.
Señor. Marqués González de Castejón.
Nº 6 Excmo
Señor. Muy Señor mío: De resultas de una caza que se
dio el día 11 de Septiembre a una Fragata, al parecer corsaria,
estando en 39 grados 50 minutos de latitud, al Oeste de la Ysla del
Cuervo 22 leguas, resultó separarse toda la Esquadra y quedar este
Navío solo por no tener mayor, o no poderla husar, desde que se
rindió la Verga. El día 12 se restituió el Gallardo, que era el que
estava más inmediato. El 14, el Diligente, y el 15, el San Julián,
pero debiendo venir la Fragata Magdalena con éste, no sucedió así, y
por
la Copia del Parte que me dio su Comandante, el Marqués de
Medina, se impondrá V.E. en lo acaecido sobre este
particular.
Es mui expuesto y embarazoso con Esquadra de Navíos y Fragatas
hacer el Corso en mar ancha, porque al punto que se descubre una o
varias Embarcaciones y se empieza a darles caza, se divide la
Esquadra según los rumbos que toman las perseguidas corriendo f. 63
r. / corriendo [sic] distancias sin límite cuasi hasta perderse de
vista, como sucedió en esta ocasión.
A las 6 de la tarde del día 11, que la Fragata Magdalena
destacava como legua y media ó 2 de este Navío, y la perseguida
cerca de 3, mandé poner señal para que se siguiese la caza en la
noche, proporcionando la vela, de modo que todos los Buques
amanecieron a la vista de la Esquadra para poderse incorporar en el
siguiente día. El 12 de mañana sólo se vio el Gallardo en
proporcionada distancia, y otros 2 tan apartados que apenas se
divisavan de los topes; hice diligencia de ir a ellos, navegando al
Sur la distancia de 6 leguas hasta medio día, y reconociendo que
cada vez se alejavan más, que parecía huir de éstos, contrario a las
prevenciones que les tenías hechas en las Ynstrucciones del Corso,
me hicieron entrar en desconfianza y persuadirme a que no eran de la
Esquadra, no siendo regular que dejasen de hacer diligencia para
volverse a incorporar, por lo qual volví a las 12 del día a ceñir el
viento, grangeando la latitud perdida, para volver a ganar el
Paralelo
del lugar de reunión, y esperarlos allí el tiempo preciso,
pues todos estavan prevenidos de que el día 20, por lo más tarde, en
el primer viento favorable que hubiese, empezaría a navegan para
España. El caso fue que la Magdalena, continuando la Caza, se alejó
otro tanto del San Julián como éste lo estava del Fénix, y por no
avandonarla le seguía, pero en este modo era preciso quedar todos
separados por el distinto andar de los Buques, por la diversidad de
rumbos que la variación del viento obligaba a hacer, y por lo que se
muda en la noche, según el juicio que cada uno forma, siendo mucha
causalidad que se buelvan a encontrar, no siendo posible determinar
el camino que cada uno ha seguido. f. 63 v. /
Esta Fragata es preciso que se restituia, pues lo más que se
detendría allí sería, según llevo dicho a V.E., hasta el día 20, y
no podría pasar de este término porque los víveres, las dietas y las
Enfermedades la estrechavan.
Con esta diligencia que se practicó con el Corsario es poco lo
que se ha adelantado, porque él, con conocimiento de su andar,
temerá menos ser cogido en adelante, y aunque por el pronto se
auientó del Crucero que tenía, bajando hasta cerca de los 39 grados,
no ay seguridad de que no buelva a él, y queda el mal en su punto. A
mi parecer, el modo de hacer aquel corso sería con 4 Fragatas mui
ligeras y bien equipadas, apareadas de 2 en 2 ó sueltas, sin
sugeción unas a otras, distribuidas en los parages de recalada, con
prevención
de que luego que hiciesen presa la condugesen a Puerto de
España, y fuesen remudándose con otras; y si hubiese de destinarse
Esquadra de Navíos, fuese determinadamente para hacer frente a otra
de Enemigos, pues es caso mui remoto que los Buques grandes puedan
dar alcance a las Embarcaciones ligeras, como lo son todas, o las
más, de las que se destinan para Corsarias, y si éstas fuesen
Balandras, tampoco adelantarían nada con ellas las Fragatas, como
V.E. conoce mui bien.
Apreciaré tener muchas órdenes del agrado de V.E. y pido a Dios
le guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de Cádiz,
Octubre 1º de
1779. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro
servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Nº 7 Señor
mío: Por la relación que acompaña a ésta f. 64 r. /
se impondrá V.E. de las Averías que han padecido todos los Buques de
que se compone esta Esquadra de mi mando, y por los documentos que
igualmente le inserto, de las más sensible en el Navío el Gallardo,
el qual llegué a consentir la noche del 10 al 11 de Septiembre que
no quedase ni aun memoria de él, según lo indicaron las señales que
hizo de resultas de un golpe de viento del Norte y Nornoroeste, con
lo qual se le aumentó el Agua en tanto punto que a las 8 y media
puso la primera señal de incomodidad, y a las 9 la de necesitar un
pronto auxilio; en ocasión que era imposible favorecerle, por ser
mucha la mar y el viento, Dios quiso sacarle de este peligro
felizmente, y que pudiese achicar el Agua mediante los 99 Hombres de
aumento que se le havían dado anticipadamente de los otros Buques,
vombas y quantas otras cosas havía pedido. Sin embargo de este mal
estado, permanecí en aquel parage hasta el 18 en la noche, esperando
en que los tiempos fuesen menos crudos en adelante que en lo que
havían sido hasta entonces, o a lo menos poder tomarlos de modo que
el Navío no travajase con ellos. Esta fue una de las razones grandes
que tuve para dirigirme al Norte; luego que rodearon del Sur para el
Sudoeste, y pasando del Sudoeste al Oeste al Este, seguí el viaje
para acá, desistiendo de continuar las diligencias por las 2
Fragatas, de avistar la Ysla del Cuervo, no considerando esto último
conducente a el asunto de Corso, y porque los Documentos instruirán
mejor a V.E. el estado en que se halla el Navío, no me dilato en
hacer prolija relación de ello.
Ofrézcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios le guarde la vida
muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de Cádiz, E 64 v. / Octubre 12
de 1779. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor.
Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Noticia de las novedades que han ocurrido en los Buques de la
Esquadra de mi mando, Fénix, Gallardo, Diligente, San Julián, y
Fragatas Santa Mónica y Magdalena, en el Corso de las Yslas Terceras
ha que he sido destinado por S.M.
24 de Junio de 1779
Se rindió la Jimelga de vavor de la maior y se le puso una
Rueca.
Agosto
2. Sucedió lo mismo con la de San Julián a 2 pies de la Cruz de
Estrivor.
13. La Verga de Gavia de San Julián se partió con el
Temporal.
15. En la noche. Con temporal se rindió la Jimelga de la Verga de
Trinquete del Fénix por la vanda de Estrivor.
16. La Verga y Jimelga maior se rindieron con una cavezada por 4
partes, el maior daño fue por Vavor. El viento havía calmado,
quedando la mar, que era mui gruesa.
17. El Gallardo hizo señal de tener mala caveza del Timón. Otra de
hacer 4 pulgadas de Agua por hora, de resultas del temporal de la
noche de 15.
18. El Diligente hizo señal de tener rendidas las 4 Vergas de Gavia,
haviendo
empezado éstos desde que estava en la Esquadra grande del
mando de Luis de Córdova.
26. El Diligente hizo señal de tener avería en la Verga de
Trinquete, que recivió con viento recio, y se reconoció que la
Jimelga se havía tronchado.
Septiembre
3. El Gallardo aumentó de Agua a 8 pulgadas por hora f. 65 r. / con
tiempo bonancible. A las 3 de la tarde, señal de 2º aumento de Agua
a 11 pulgadas por ora con el mismo tiempo
vonancible.
4. Se empleó en hacer prolijo reconocimiento del Gallardo y en ver
si se descubría alguna Vía de Agua.
5. Se le dieron 33 Hombres de cada uno de los otros 3 Navíos al
Gallardo para el travajo de las Bombas, aunque pidió 200, y lo
menos, 150.
10. A las 8 y media de la noche el Gallardo hizo señal de
incomodidad y de necesitar auxilio; havía mucha mar y viento; la
repitió a las 9. En el día havía hecho señal de hacer sólo 3
pulgadas por ora, tanto en la mañana como en la
tarde.
Esta propia noche del 10 se dividió la Esquadra con el
temporal, quedando sólo con el Fénix el Diligente, pero el día 11 se
volvió a incorporar.
18. El Diligente rindió la Verga de Gavia que tenía empalmada; puso
en su lugar una de Velacho, que igualmente tenía empalmada por
precaución.
Fragata Santa Mónica
Se separó de la Esquadra la noche del 15 al 16 de Agosto con el
temporal del Norte, que duró desde las 6 de la tarde a las 4 de la
madrugada, y aunque se hizo diligencia de ella en los 2 días
siguientes no se le encontró. El rumbo que se havía dado era al O.
quarto SO. navegando en 9 quartas; el Aparejo, Trinquete y Gavia,
tomados todos los rizos y arriada sobre el
Tamborete.
Fragata Magdalena
Se separó de la Esquadra hallándose a las órdenes del Navío f. 65 v.
/ San Julián la noche del día 13 de Septiembre, de resultas de una
caza que se principió el día 11 al mediodía.
Octubre 1º de 79
Estando a la vista de Cádiz el Gallardo rompió la Verga maior.
A vordo del Navío Fénix, al Ancla en la Bahía de Cádiz, Octubre 12
de 1779.
Nº 12
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Paso a V.E. los estados de
entrada de los 4 Buques de la Esquadra de mi mando, Fénix, Gallardo,
Diligente y San Julián. Y ofreciéndome a las órdenes de V.E. pido a
Dios le guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de
Cádiz, 1º de Octubre de 1779. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su
más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués
González de Castejón.
Nº 8
Excmo. Señor. Muy Señor mío: El viaje desde la Ysla de
Sisarga hasta las Terceras fue tan dilatado como V.E. habrá
reconocido por las relaciones y noticias que con fecha de 1º de
Octubre remití, pues hasta el día 26 de Agosto no se descubrió la
Ysla Tercera, que está en la medianía de las que tienen este
nombre.
Haviendo cumplido un mes y dos días de la separación de la
Esquadra grande, y dos meses y 4 días de la salida de esta Bahía,
los víveres que la Esquadra sacó eran correspondientes a 4 meses, y
debiendo considerar 20 o 25 días para regresar desde el meridiano de
la Ysla del Cuervo a esta Bahía, haciendo el Corso, completan a mui
corta diferencia 3 meses. Por esta f. 66 r. / razón, y por la grande
disminución que se ha experimentado en los víveres, y con exceso en
las Aguadas, fixé el término de la venida antes de sobrevenir el
motivo grandísimo del Agua del Gallardo para el día 20 de Septiembre
con el primer viento favorable que hubiese.
Sin embargo de haver tomado las medidas en este modo de haver
adelantado la salida 2 días, el Diligente viene a media ración de
víveres y de Agua desde el día 8 de Septiembre, y para que no le
faltase en caso de que el viaje se dilatase ha sido necesario darle
del Fénix socorro de Dietas, y de el San Julián de víveres, para 4
días a ración
entera, que hacen 8 a media ración, sucediendo lo
mismo con las dietas, cuia distribución ha sido preciso reducirla en
todos los Buques a este término, porque en otro modo huviera faltado
en el tiempo más importante.
Los otros Buques han venido a dos tercios de ración, mediante
lo qual la brevedad del viaje por lo favorable que han sido los
vientos y otra providencia que puse en práctica desde el principio,
han llegado con felicidad y con aquella cantidad de víveres
proporcionada al número de días que han tardado de menos en el
regreso.
La providiencia que desde el principio de Agosto tomé, con
conocimiento de la mucha disminución de Agua que se encontrava, y
del estado en que se reconocía el Vizcocho, hallándose algunas
porciones podrido, como también la consideración de que habría
disminución por lo que consume el crecido número de Ratas y de
Cucarachas que tienen los Navíos, fue proponer a las Tripulaciones
que voluntariamente se conviniesen en dejar en la Despensa todos los
días un número de Raciones, f. 66 v. / ofreciéndoles que después de
llegados a el Puerto, o se les devolverían si sobrasen, siendo de
buena calidad, o se les satisfaría su importe en dinero. Convinieron
en ello, y mediante esto vino a hacerse un respuesto suficiente para
12 ó 15 días más o menos con proporción a las que en cada Navío
dejaron, no haviendo havido igualdad en ello, lo que corrió en este
modo hasta que fue preciso acortarlas en general, pues desde
entonces cesó este respuesto.
En el Vizcocho se ha encontrado sucesivamente vastante
pudrición fuera de las mermas que naturalmente ha havido y de el
mayor número de Plazas que fueron en alguno de los Buques, sin
haverse reemplazado aquél, todo lo qual ha causado una disminución
considerable.
Las de las Aguadas ha sido maior, y aunque se sacó para cinco
meses apenas hubiera alcanzado los 4, haviendo disminuido las
medidas por providiencia desde principio de Agosto, y desde
principio de Septiembre de un quartillo por ración, esto sobre la
disminución anterior de medida que era equivalente a otro medio. Se
han encontrado Toneles, Toneletes y Pipas enteramente vacios, otros
disminuidos de la mitad, y por este thenor más o menos procedido,
como se deja entender de la mala Basigería, resultando de ellos dos
perjuicios: el uno, la falta que este Agua que se encuentra de menos
debía causar, para que se beneficiase el destino de la Esquadra en
el tiempo que debía permanecer; el otro, la Enfermedad del
Escorbuto,
que en mucha parte procede de darse el Agua con escased,
y en otra, como aquí se ha visto, de mala calidad de el Agua,
corrompida por defecto de la vasigería; y así, en una campaña de
ciento y un f. 67 r. / día, que son los que he estado fuera de
Puerto, han llegado las Tripulaciones en un estado tan decadente
como si huviera durado 6 meses, incapaces de desempeñarse si se
hubiese ofrecido algún combate, como V.E. podrá berificar por los
estados de Entrada, donde también reconocerá V.E. el número de
Enfermos que se han desembarazado. Debo asimismo prevenir que en el
de los víveres se comprehende el Vizcocho podrido, totalmente
inservible y reducido a Mazamorra por ratas y cucarachas, que
revajado del total es una disminución sensible y de malísimas
consecuencias en unas ocasiones como las actuales, en que se cuenta
a las Esquadra por aquel tiempo que salen
provisionadas.
La Vasigería es un obgeto principalísimo por las razones que
llevo expuestas a V.E. pues si se considera un Navío como el
Diligente reducido a 411 Plazas el día 1º de Octubre, que 8 días
antes tenía 468, y que con 8 días más estar fuera se hubiera
reducido a 300, no podría desempeñarse si se huviese visto en la
precisión de hacerlo; y mismo toda la Esquadra, pues el Fénix, que
aora 8 días tenía 20 ó 22 conocidos escorbúticos, envió al Hospital
el día 8, 81, y todo esto no hubiera sucedido si el Agua que se
embarcó para 5 meses no huviese tenido tan notable disminución y no
huviese estado en parte corrompida.
En lo acaecido sobre este particular se hace manifiesta la
necesidad de que se procure para lo sucesibo la buena calidad de la
Basigería, lo que tengo hecho presente al Director General de la
Armada, para que por su parte pase los Oficios que tenga por
convenientes, y en los Navíos que están a mis órdenes he mandado a
sus Comandantes que hagan f. 67 v. / examinar con el maior esmero la
que reciviesen, y que no admitan la que no se encuentre en buena
disposición, lo que me persuado que merecerá la aprovación de V.E.
por conducir al mejor servicio de S.M.
Deseo muchas órdenes del agrado de V.E. y pido a Dios que le
guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Octubre 5 de 1779.
Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio
de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Nº 9
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Por los estados de entrada y
relaciones de obras que con esta fecha remito a V.E. se impondrá en
las que necesitan los Buques de mi mando para volver a salir a la
mar, siendo todas las precisas, pues de lo contrario es regular que
vaian en aumento y que se expongan al peligro, por lo menos, de
tomar Puerto antes de tiempo, tanto más que desde ahora en adelante
son los vientos recios.
El Navío el Gallardo, como V.E. habrá reconocido, necesita un
Examen mui prolijo, y no será poco si se halla el modo de que quede
estanco, pues no se consiguió con la diligencia de haver entrado en
Dique, ni con la de haverle dado de Quilla después, sin más causa
que la del Agua que quedó haciendo. Los otros 3 tienen las obras que
sus Comandantes han pedido por lo que han experimentado, sobre que
V.E. resolverá lo que fuese más conveniente, pues haviendo dado
cuenta al Director General y tratado este punto con asistencia del
Interino Mayor General y del Yngeniero en Gefe de la Carraca, f. 68
r. / no se determinan a resolver, juzgando indispensable que
enterado S.M. ordene lo que sea de su Real agrado.
Yo estoy siempre a las órdenes de V.E. y pido a Dios que le
guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, y Octubre 5 de 1779.
Excmo. Señor. Besa la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio
de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Nº 10
Excmo Señor. Muy Señor mío: Ha sido tan frecuente en la
Esquadra de mi mando el accidente de rifarse las velas sin viento
excesivo, ni accidente particular que lo ocasione, que no puedo
dejar
de ponerlo en consideración de V.E. por las malas resultados
que esto puede ocasionar, no haviendo seguridad quando la Esquadra
se halle en algún empeño de poderlo seguir, por ser, como V.E.
conoce, contrario a ello, bien sea empeñados con tiempo recio en
alguna Tierra, bien disputando el varlovento, manteniéndolo o
persiguiendo al Enemigo. El Maestro de Velas del Fénix, que es donde
esto ha sucedido con más frecuencia, opina que procede de estar las
lonas pasadas por el mucho tiempo que han estado encerrada en los
Almacenes, y en los Pañoles. Este punto, que le considero de los más
esempciales, lo he tratado con el Director General y con el
Subinspector, pero poniéndoles que se cambien, pues las que ya están
reconocidas por malas no podrán dejar de serlo por más que se
compongan, como sucedió el día que entré aquí f. 68 v. / con la de
Gavia, que siendo vela nueva y el viento de Juanetes, se rifó por 2
veces desde las 5 a las 6 de la mañana, haviendo estado arriada para
componerla lo más de este tiempo, y se embergó la última que
quedava; y
en destinos como los que los Navíos tienen en la actual
circunstancia son de la maior gravedad, por lo que no puedo dejar de
ponerlo en noticia de V.E. para que se halle enterado en ello y
ordene lo que tubiese por conveniente.
Dios guarde la vida de V.E. muchos años. A vordo del Fénix, y
Octubre 5 de 1779. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro
servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Nº 11
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Nada de quanto contiene las
10 Cartas que desde 1º del presente hasta esta fecha he dirijido a
V.E. dilatará un instante la salida de la Esquadra de mi mando que
se halla en esta Bahía, y sin embargo del estado en que llegó,
huviera pasado en derechura al Crucero entre los Cavos de Trafalgar
y de Espartel, donde S.M. la tiene destinada, ha haver Yo podido
penetrar ser aquél el lugar donde importa que esté, pues desde allí
se huviera podido dar providiencia a lo más urgente, que era
desembarazarme de Enfermos y cortar el curso rápido del Escorbuto
refrescando las Tripulaciones con víveres adecuados, que es lo que
se ha hecho aquí en estos 4 días. Ayer noche me pasó el Director
General f. 69 r. / la última Real disposición que acava de recivir
para la prontísima salida de la Esquadra, y inmediatamente di las
disposiciones de ponerla en franquicia, con el fin de hacerme a la
vela en el instante que el viento que está por el Sudoeste lo
permita,
con la mira de que lo que faltare de todas especies podrá
inviarse de aquí y para que en esto no haia peligro, si llegare tal
caso, dejaré una Fragata para que lleve lo que cupiere y comboye las
Barcas que condugeren lo restante, cuia resolución me persuado que
no dejará de ser del agrado de S.M. y aprovación de
V.E.
Esta mañana di orden para que los Javeques salgan vordeando
aprovechando las vaciantes de la marea puesto el tiempo no indica
malicia sin embargo de estar el viento como llevo
dicho.
Dios guarde a V.E. muchos años. A vordo del Fénix, y Octubre 5
de 1779. Excmo. Señor. Besa la Mano de V.E. su más seguro servidor.
Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de
Castejón.
Nº 12
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Yncluio a V.E. la noticia de
las descubiertas de Tierras que se han hecho en la Esquadra de mi
mando. Y ofreciéndome a las órdenes de V.E. pido a Dios que le
guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Octubre 5 de 1779.
Excmo Señor. Besa la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de
Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón. f. 69 v.
/
Descubierta de Tierras por la Esquadra de mi mando
26 de Agosto de 1779
En la latitud de 39 grados y
34 minutos, y longitud del
meridiano de Tenerife, 347 grados, el 26 de Agosto de 1779 a la 1 y
30 minutos de la tarde la Fragata Magdalena, que iba corno 2 leguas
de la Proa de este Navío, governando al Sur, hizo señal de Tierra,
la que no llegó a descubrirse de aquí por estar el orizonte vastante
cargado por aquella parte. Hasta el día 29 no pudo llegar a la voz
por haver intervenido un temporal del Noroeste en los días
intermedios, pero en el citado dijo parecerle la Ysla Tercera, por
haver distinguido bien el Mogote que tiene a la parte del O.,
separado de ella.
30 de Septiembre
A las 11 y media del día se dio vista al Cavo de San Vicente;
por el punto me hallava a las 12 del día a 3 leguas de distancia de
él, demorando al Nordeste un quarto al Este.
1º de Octubre
A las 4 de la tarde entró en Cádiz la Esquadra compuesta de los
4 Navíos y faltando las 2 Fragatas.
A vordo del Fénix, y Octubre 4 de 1779. f. 70 r. /
Documentos que están citados en las respuestas dadas a la Junta
donde se examinó este asunto.
Parages de reunión señalados para la Esquadra
Parages de reunión en caso de separación.
En caso de separación por algún accidente inevitable será el
primer parage de reunión a la parte del Norte de la Ysla Tercera y a
su vista. Si por las circunstancias se considerare deber estar
adelantado el Buque separado, se detendrá allí vordando 24 horas; si
en este tiempo no descubriese la Esquadra, seguirá hasta ponerse a
los 39 grados y medio, entre las Yslas del Cuervo y Flores, a
distancia de 7 a 8 leguas del Oeste de ellas, precaviéndose al
tiempo que estuviese solo de no empeñarse con fuerzas superiores
enemigas, porque se tiene noticia de haver allí una Esquadra de 4 ó
5 Navíos ingleses de 60 y 50 cañones y algunas Fragatas, además de
que pudiera venir alguna Esquadra, o Navíos sueltos destacados, de
las que tienen en América, y no sería bien que por falta de tomar
con tiempo sus providiencias se viese en la precisión de vatirse con
fuerzas superiores, pero si tal sucede, se espera del distinguido
honor de cada uno de los comandantes que se desempeñará sosteniendo
el combate hasta el último extremo con la mayor Gloria de las Armas
del Rey.
Si estando en el parage de reunión descubriese fuerzas
superiores que reconozca enemigas, podrá retirarse al Puerto del
Fayal, y permanecer allí hasta que pase alguna Fragata a darle
noticia de estar la Esquadra en su crucero. A vordo del Navío Fénix
a 1º f. 71 r. / de Agosto de 1779. Antonio de
Ulloa.
Parage de reunión para el crucero.
A el llegar al meridiano de la Ysla Tercera se procurará estar
en la latitud 39 grados y 59 minutos ó 40 grados, sin embargo de lo
que está prevenido en la Derrota, a causa de los recios vientos del
N. y el NO. que se han experimentado, hasta descubrir la Ysla del
Cuervo; conseguido esto se procurará pasarla por la parte del N., y
puestos en 40 grados de latitud, será el parage del reunión, 20
leguas al
O. del Cuervo en el mismo Paralelo. Qualesquiera de los
Navíos que se separe de ella procurará restituirse allí para
volverse a incorporar.
Si estando en el lugar de reunión algunos Buques, esperando a
que la Esquadra se restituia a él para incorporarse, avistan
Embarcación, irá en su seguimiento hasta reconocerla; si reconociese
ser Enemiga, y que sus fuerzas fueren superiores, procurará
evitarla, y, en este caso, practicará lo que juzguen conveniente
hasta conseguirlo. Después se restituirá al mismo parage, de donde
si no encontrare la Esquadra navegará entre el Paralelo de 39 grados
45 minutos y 40 grados otras 20 leguas al O. que serán 40 distantes
del Cuervo, que será el crucero que hará la
Esquadra.
Si la Embarcación que encontrase fuese de fuerzas iguales o
inferiores procurará vatirla y apresarla, sea de Guerra, Corsaria o
mercante, y la conducirá al parage de reunión, o más adelante si la
Esquadra no se hallase allí.
Si fuere Embarcación española de Comercio le dará todas
aquellas noticias que puedan conducir a su seguridad, observando mui
exactamente todo lo que está prevenido en las órdenes e
Ynstrucciones para tales casos con encuentros, o reconocimiento, de
Embarcaciones propias o neutrales. f. 71 v. /
Como en la separación de la Esquadra pueden ofrecerse
inconvenientes graves, y el Buque separado queda sin auxilio alguno,
se ha de evitar por todos los medios posibles, suspendiendo la caza,
para volverse a incorporar
en el parage de reunión antes de las 24
horas de haver empezado a dar la Caza, y sólo se pone lo que precede
para el Caso en que empeñado el Buque en un Combate no pueda
retirarse hasta concluido, con todas las ventajas que son
inseparables del honor.
Se ha prevenido que no se vage a los 40 grados hasta estar con
el meridiano de la tercera a causa del Vajo de la Ballena, de que
hace mención el Derrotero Portugués, y lo pinta la Carta francesa
del año 42 en 40 grados a la distancia de 32 leguas al NE. un quarto
E., y dicho meridiano se ha de entender por la Carta moderna
francesa del año de 1775, por ser la que sitúa dichas Yslas más a el
0.
A vordo del Navío Fénix a 17 de Agosto de 1779. Antonio de
Ulloa.
Parage de reunión en caso de accidente grave.
Si de resultas de algún Combate sucediere quedar alguno de los
Navíos derrotado en su Arvoladura, será su primer diligencia
avilitarse con Vandolas, y si estubiere separado de la vista de la
Esquadra y no
pudiere volver a juntarse con ella, irá a los 37
grados de latitud a ponerse al N.S. con la Ysla Tercera, donde
estará en proporción para salir con qualquier viento recio que le
sobrevenga, tanto de la parte del Sur como de la del N. Allí
permanecerá dando vordos cortos, o como le esté mejor, 3 días; si al
cavo de ellos no pareciere la Esquadra, si se hallare en disposición
de seguir el viaje, lo hará a España a el Puerto que pueda tomar con
más brevedad, f. 72 r. / pero si el daño recivido fuere tal, a causa
de [conventir] en Agua, que no pueda contener en el mar, tomará
Puerto en la misma Ysla Tercera para remediarse, y de ella
despachará aviso a España en la primera Embarcación que se
proporcione, dando cuenta de lo que necesite para avilitarse, y
esperará las órdenes que se le remitan para la salida de allí; esto
es si la
Esquadra no pasase por el mismo puerto para incorporársele
antes de restituirse.
El Puerto está en la parte del S. de la Ysla de la de la Ciudad
de Angra. A el NE. un quarto E. de este Puerto hestá [sic] la Villa
de la Parya, que tiene una Bahía grande, buen fondo, y abrigada de
todos los vientos, lo que no sucede en Angra, que está descubierta
al SE., que levanta mucha mar y con estos vientos no pueden
permanecer allí los Navíos.
A vordo del Navío Fénix, a 22 de Agosto de 1779. Antonio de
Ulloa.
Adición al parage de reunión de 17 de Agosto de
1779
Hallándose
ya la Esquadra en el meridiano del Cuervo, en cuias
inmediaciones debe hacer el Crucero, será éste por el Paralelo de 40
grados con 19 minutos, a 20 minutos más a el N. y otros tantos más
al S.; esto es, desde los 39 grados 45 minutos hasta los 40 grados
19 minutos de latitud, y desde la distancia de 8 leguas al O. de la
Ysla del Cuervo hasta 40.
Este Crucero debía mantenerse hasta fin del presente mes, pero
atendiendo a el estado en que se halla el Navío Gallardo se hace
forzoso reducirlo a menos tiempo, y por esta razón, a que se agrega
también la notable disminución en las Aguadas y en lo que ay en el
Pan,
por lo que se ha encontrado podrido y mermado, se reducirá el
tiempo a el día 20, en el qual se dejará para tomar la Derrota a las
costas de España subiendo hasta f. 72 v. / los 42 grados de latitud,
o más, si los vientos obligan a ello.
La Derrota se ha de dirigir al Cavo de la Roca, para
reconocerlo, haciendo el corso en este tránsito contra las
Embarcaciones corsarias, de Guerra y mercantiles que se encuentren.
En el Paralelo de aquel Cavo, y de 12 a 20 leguas distante de él a
el 0., se permanecerá hasta hablar con algunas Embarcaciones que
aian pasado por los Cavos de San Vicente, y otras por el de
Finisterre, a fin de tomar noticias del estado en que se hallan los
asuntos de la Guerra, y si en dichos Cavos ay fuerzas enemigas de
superioridad, y en este caso se dirigirá el viaje a el Puerto donde
hubiere menos peligro de encontrarse con ellos, y en todo lo demás
se observará lo que previene el parage de reunión.
Aunque la salida del crucero ha de ser el día 20, faltando
seguridad quándo será la llegada a el Puerto, conviene proporcionar
los víveres y Aguadas de modo que alcancen para todo el mes de
Octubre, y esto lo practicará cada Comandante según los que al
presente tubiere.
A vordo del Navío Fénix, a 8 de Septiembre de 1779. Antonio de
Ulloa. f. 73 r /
Copia de las Primeras Reales Órdenes para la esquadra destinada a
las Yslas Terceras.
Luego que reciva V.E. esta orden, con la que le dará el
Comandante General de la Esquadra, Don Luis de Córdova, poniendo al
mando de V.E. una de las 2 Esquadras que expresa la adjunta lista,
se separará V.E. con ella, previniendo a los Comandantes de los
Buques de su Cargo sigan las señales de V.E. y su rumbo, que ha de
ser al Sudoeste de la Esquadra del mando de Don Luis de Córdova,
abrirá V.E. el adjunto Pliego reservado y practicará lo que en él se
le previene. Dios guarde a V.E. muchos años. Aranjuez, 23 de Mayo de
1779. El Marqués González de Castejón. Señor Don Antonio de
Ulloa.
Lista de la Esquadra que en caso de haverse unido la de Ferrol
a la Francesa ha determinado el Rey se destaque de la del mando del
Theniente General Don Luis de Córdova al del Oficial General de
igual clase Don Antonio de Ulloa.
NavíosEl Fénix
El Oriente
San Juaquín
El Gallardo
El Diligente
El Astuto
FragatasSanta
Magdalena
Santa Mónica
En el caso de no haverse unido a la Esquadra francesa la de
Ferrol, y por consiguiente esté ésta agregada a la del mando de Don
f. 74 r. / Luis de Córdova, deverá componerse la que ha de mandar
Don Antonio de Ulloa de los Buques siguientes.
NavíosEl Fénix
El Monarca
El Arrogante
El Guerrero
El Astuto
San Rafael
FragatasLa Asumpción
La Graña
Aranjuez, 23 de Mayo de 1779. Castejón.
Oficio
Excmo. Señor. Aunque por los adjuntos Pliegos se enterará
V.E. de que devía separarse de la Esquadra de mi mando con 6 Navíos,
según las últimas órdenes del Rey con que me hallo, debe berificarlo
solamente desde este parage con los nombrados Fénix, Gallardo, San
Julián y Diligente, y las Fragatas Santa Mónica y Magdalena, y a sus
Comandantes se da la correspondiente orden para que sigan, desde
luego, las de V.E., cuias Ynstrucciones me parece sería mui
conveniente se les comunicasen en el día, para que sin pérdida de
tiempo pueda V.E. emprehender su Derrota, y quede esta Esquadra más
desembarazada para sus movimientos.
Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. A vordo del Navío
Trinidad, 24 de Julio de 1779. P.D.: Doy la orden a los Comandantes
para que desde luego se separen con V.E. a sotavento o Barlovento o
a donde disponga. Luis de Córdova. Excmo. Señor. Don Antonio de
Ulloa. f. 74 v. /
Oficio
Excmo. Señor: En Real Orden me previene el Señor Marqués
González de Castejón con fecha 19 del corriente lo
siguiente.
Respecto a que se habrá retirado ya de la Corte de Londres
nuestro Embajador, quiere el Rey que desde luego que reciva V.E.
esta Real Orden empiece las hostilidades vatiendo y apresando toda
Embarcación de Guerra, Corsaria o mercante inglesa que encuentre,
sea una sola o más. Lo que
prevengo a V.E. para su más celoso
Cumplimiento, como también que entre los días 23 y 24 de Mayo último
salió de la Vahía de Torvay un Comboy inglés con destino a Yndias
escoltado por 15 Navíos de Guerra de la misma Nación, los que luego
que lo degen revasado de las Yslas Azores deven regresar a sus
Puertos de Ynglaterra, cuia noticia me manda S.M. comunicar a V.E.
para que navegue en este concepto, por si precisándole vientos
contrarios a extender sus vordos acia el O. y NO.tubiere la
proporción de encontrar esta Esquadra, en cuio caso la atacará V.E.
para rendirla.
Traslado a V.E. esta resolución de S.M. para su inteligencia y
cumplimiento.
Dios guarde a V.E. muchos años. A vordo del Navío Santísima
Trinidad, 28 de Junio de 1779. Luis de Córdova. Excmo. Señor. Don
Antonio de Ulloa. f. 75 r. /
La campaña de las Terceras
Antonio de Ulloa
Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central Hispano 1999-2000
La campaña de las
Terceras
Antonio de Ulloa
Confesión hecha por el Theniente General de la Real Armada Don
Antonio de Ulloa al Ynterrogatorio
de preguntas que le fue presentado por el Maior General de la misma
Armada, Don Buenaventura Moreno, en el Proceso que éste formó para
juzgar la Conducta que tubo en el mando de la Esquadra de quatro
Navíos y dos Fragatas con destino a hacer el Corso en las Yslas
Terceras, en Consejo de Guerra, en virtud de Real Orden de
S.M.
1ª Pregunta
Por qué no se dirigió con la Esquadra de su mando,
desde que se separó de la convinada, al destino que la orden con
fecha de 23 de Mayo de 79 le ordenaba, que era proteger el Comercio
nacional, exterminar al Enemigo, con la advertencia de los 4 ó 5
Navíos de 60 a 50 Cañones, y algunas Fragatas, Yngleses que en aquel
parage, y entre Yslas, podrían estar para auxilio de su Comercio e
impedir el nuestro. Respuesta. Que no se dirigió a otro parage que
al destino de la Real Orden con fecha de 23 de Mayo de 79 le
ordenaba; esto es, a la recalada de las Embarcaciones españolas que
buelven de Yndias a dar vista a las Yslas del Cuervo y Flores en la
estación de Berano, que es lo que la Real Orden le prevenía
diciendo: «para que haciendo Rumbo a las Yslas del Cuervo y Flores,
cuio parage en esta Estación es la recalada de las más Embarcaciones
del comercio de Yndias, proteja V.E. con dicha Esquadra el nuestro e
intercepte el de los Yngleses, atacando y batiendo sus embarcaciones
de Guerra, y mercantes, que encuentre.» Comprovándolo el haver
cruzado en dicha Recalada a la parte del O de dichas Yslas desde el
día 9 de Septiembre hasta el 18 al anochecer, en que la dexó, entre
los paralelos de 39 grados 36 minutos y 40 grados 14 minutos, y en
longitud desde 36 leguas y media a la parte del O. del Cuerbo y
Flores hasta
tener cumplido el punto en estas Yslas, que es según el
de la derrota francesa del año de 1766. Con atención a la
descubierta de la Ysla Tercera el día 26 de Agosto corresponden a
los 342 grados 24 minutos y 344 grados 48 minutos y medio, cuia
diferiencia es 2 grados 24 minutos y medio que hacen las longitudes
dichas, por ser la Derrota que traen, y la que se les da por la
Comandancia de f. 76 r. / Pilotos de la Armada para que la observen;
y es lo mismo que explicó en las respuestas que dio a la Junta de
Departamento con fecha 14 y 21 de Junio del próximo año pasado a el
Cargo o pregunta que se le hizo sobre este particular. Que en dicho
Crucero, entre los referidos paralelos y meridianos, solicitó las 4
ó 5 Navíos de 60 a 50 Cañones, y algunas Fragatas, Yngleses, y no
las descubrió, ni tubo indicio de que estubiesen por allí, como
tampoco desde el Meridiano de la Ysla Tercera por el Paralelo de 40
grados la distancia de 20 leguas al O. acia las Yslas del Cuervo y
Flores, ni desde este segundo meridiano la distancia de otro grado
más
a el O. y acia el Norte hasta la latitud de 41 grados 44
minutos, que es el ámbito por donde las Embarcaciones que vienen de
Yndias hacen su Derrota, haviéndolo Corrido todo con la Esquadra de
su Mando sin otro fin que el de solicitarlo y el de encontrar las
Embarcaciones del comercio de Yndias que viniesen para
España.
2ª Pregunta
Por qué no buscó a los Enemigos en el parage en
donde el Rey le ordenaba, y reconoció éste hasta no quedarle duda de
haver estado en él para proteger las embarcaciones de nuestro
Comercio, e interceptar, batir y apresar las Enemigas. Respuesta.
Que estubo en el parage que el Rey le ordenó con los motivos que
expresa la pregunta, como tiene dicho y demostrado en la Respuesta
anterior. Y que si no dio vista a las Yslas del Cuervo y Flores fue
porque los vientos no eran proporcionados para ello, como sucedió en
varios intervalos; que hubo impedimento de maior consideración que
lo embarazaron, como hizo presente a la Junta de Departamento en la
respuesta que dio sobre este particular, y queda citada: tales
fueron el Accidente sobrevenido al Navío el Gallardo el día 3 de
Septiembre, y repetido con maior gravedad la noche del 10 al 11; la
caza a una Embarcación enemiga los días 11 y 12, que iba en demanda
de las Yslas, y estaba sólo a la distancia de 17 leguas de ellas con
viento f. 76 v. / favorable, para descubrirlas en el día 12 o en el
siguiente de mañana, y por haver tomado aquella Embarcación la huida
para el O. y después para el S., volvió a alejarse la Esquadra de
ellas 20 leguas más; los vientos vorrascosos, siendo esto, desde el
día 26 de Agosto hasta el 28, losque impidieron que se continuase la
Derrota hacia al O., siendo asimismo contrario para ello los que,
con más consideración al estado peligroso del Gallardo, obligaron a
dejar aquel parage quando estava su punto cumplido por la Carta
francesa del año de 66. El día 18 a las 6 de la tarde, y por la de
75, propasado de la Ysla del Cuervo y a la parte del E. de ella 15
leguas. Que no le quedó duda en haver estado en el parage que S.M.
te señaló del Crucero, ni puede haverla, mediante haver dado vista a
la Ysla Tercera, desde la qual hasta la del Cuerbo y Flores, por la
Carta del año de 66, ay de destancia del E. al O. 38 leguas, y por
la de 75, 55 leguas, de suerte que quando por causa de corrientes
hubiese havido alguna diferencia, sería de pocas leguas, fuera de
que el 18 de Septiembre desde el mediodía se vieron todas las
señales que indican la mucha inmediación en que se estaba deellas,
así por la abundancia de Pajarillos pequeños de tierra que se vieron
en los Navíos, y son sólo de aquellas Yslas y no pueden apartarse
mucho de ellas, como por las Aguas que se reconocen en sus
inmediaciones. Que desde el Meridiano de la Tercera, que está en 347
grados 30 minutos Meridiano de Tenerife, hasta el parage donde los
vientos permitieron hacer la recalada, 5 grados 43 minutos al O. del
Cuerbo
el día 10, en 347 grados 46 minutos y 40 grados y minutos de
latitud, se corrió un espacio de Mar del E. al O. de los dichos
grados que hacen 87 leguas entre los referidos paralelos de 39
grados 36 minutos y 40 grados 14 minutos, sin quedar en este espacio
de Mar más que la distancia de 18 a 20 leguas que no se reconoció, y
es el que mediaba entre el Parage en donde la Esquadra se hallaba f.
77 r. / el 31 de Agosto a la parte del E. del Cuerbo, y en donde
llegó el 18 de Septiembre a las 6 de la tarde a la del O. de aquella
Ysla, cuias longitudes son por la Carta de 75, 348 y 20 y medio, y
346 y 27, de cuia diferencia, revajando la distancia de 6 leguas por
cada parte, que la vista alcanzaba a descubrir distintamente de los
topes, quedan las 28 ó 20 lleguas antedichas, procediendo esta
diferencia en las longitudes de la diversa situación que dan las
Cartas a estas Yslas, no guardando conformidad entre unas y otras,
ni saviéndose quál es su verdadera situación respecto de las Costas
de Europa, como tampoco de las mismas Yslas entre sí. Que además de
lo referido, desde el día 31 de Agosto hasta el 3 de Septiembre, que
la Esquadra experimentó calmas y navegó con las Bentolinas que se
experimentaron del NO. y O. para el N., adelantó acia el O. yendo en
demanda del Cuerbo un grado menos 6 minutos, llegando hasta 41
grados 44 minutos de latitud, de modo que estubo en el medio freo
entre los Meridianos de las Yslas Graciosa y Cuerbo, haviendo sido
forzoso hacer aquel Rumbo, como lleva dicho, por causa de los
Vientos del NO., O. y OSO. que reinaron, no conviniéndole la vordada
de los que le apartaba del Paralelo por donde era lo regular
encontrar las Embarcaciones Españolas que vienen de América; y así
buscó a los Enemigos por los parages donde era regular encontrarlos,
y la Real Orden le prevenía en el intermedio de las Yslas del Cuerbo
y Flores a las terceras, que son las palabras expresas de dicha Real
Orden, cuio espacio de Mar está bien reconocido en las Cartas. Que
si no continuó el reconocimiento por la parte del E., desde el punto
en donde lo dejó el 31 de Agosto, quando los vientos f. 77 v. / no
fueron proporcionados para ello, fue porque yendo con la vordada del
S. con el viento ONO. para volver a seguirlo, sobrevino el 3 de
Septiembre de mañana el accidente peligroso del Gallardo, que
embarazó aquel día y los siguientes hacer navegación en Derrota, de
suerte que por la parte del E. del Cuervo siguió el Paralelo de los
40 grados todo lo que le permitieron los vientos, quando no fueron
contrarios
o tormentosos, y el acaecimiento peligroso del Gallardo;
y por la del O., desde la distancia de 26 leguas, según la Carta del
año de 75, ó 40, según la del año 66, a que hizo la recalada hasta
las inmediacionnes del Cuerbo y Flores por la parte del O. y entre
los Paralelos que lleva referidos.
3ª Pregunta
Si no se verificó el reconocimiento de las Yslas,
para qué se dio la instrucción a los Comandantes, según se deduce
del Parte del Comandante de la Mónica, para que en caso de
separación fuesen a reconocer la Ysla Tercera dirigiéndose a las 24
horas de este apostadero al Paralelo de 39 grados 30 minutos, de 7 a
8 leguas al O. del Cuervo. Respuesta. Que consequente a la
instrucción que dio a los Comandantes de los Buques de su Esquadra,
fue a reconocer la Ysla Tercera, que descubrió la Fragata Magdalena
yendo por la Proa de la Esquadra el 26 de Agosto, y haviendo hecho
la señal, se repitió a los restantes Buques de ella por el Navío
Comandante, a la que correspondieron. Que quando dio las órdenes no
podía prever los impedimentos que después se podían ofrecer para
continuar sin detenimiento al segundo parage, y particularmente el
del accidente acaecido al Navío Gallardo el día 3 de Septiembre,
habiendo
sido de tanta magnitud y cuidado que obligó a suspender la
navegacion por varios días, como deja dicho, y aun a resolver en
Junta de Comandantes suspender la Comisión importante de la Esquadra
para salvar el Navío, conduciéndolo inmediatamente con el cuidado y
precauciones que pedía su crítica situación al primer Puerto de f.
78 r. / España que se pudiese tomar, cuio documento, en original y
en copias certificadas, pasó al Excmo. Señor Ministro de Marina, al
Director General de la Armada que era quando llegó a Puerto, y a la
Junta de Departamento, inserto con la respuesta que dio a este
Cargo, acompañándolo con oficio de 8 de Septiembre, contestado por
su Presidente. Que sin embargo de todo, contenida en lo aparte el
Agua del Gallardo, continuó la derrota según lo proporcionaron los
vientos para completar la Comisión en la parte que fuese posible,
atendiendo con preferencia a todo, salvar el Navío sin exponerlo al
peligro de que naufragase, y que con este cuidado y atención, por
puro efecto del buen Celo, pasó a el Crucero de la parte del O. del
Cuerbo y Flores, manteniendo su Paralelo hasta llegar cuasi a la
vista de estas Yslas, según se tiene explicado en los puntos
antecedentes, no berificándola por haver empezado aquella tarde del
18 el viento SO. recio con mucha mar, lo que le obligó a dejar
aquellos Mares, atendiendo preferiblemente a la seguridad del Navío
como asumpto principal. Y es lo mismo que tiene respondido a la
Junta de Departamento en respuesta al Cargo o pregunta que se le
hizo sobre este particular.
4ª Pregunta
Por qué varió la Derrota y Crucero de la Recalada de
las Embarcaciones de Yndias sin haverse asegurado por el
reconocimiento de las Yslas de la fixa situación en que se hallaba
con su Esquadra, resultando por esto no haver encontrado Embarcación
alguna del Comercio de América. Respuesta. Que no sólo no varió la
Derrota y Crucero de la Recalada, como dice la Pregunta, [...] que
según lleva explicado en los puntos anteriores, la siguió tan
exactamente que antes de llegar al Crucero desde la Ysla Tercera f.
78 v. / en adelante estubo siempre en la que hacen las Embarcaciones
que vienen de América, y desde que llegó a él, a la parte del O. del
Cuerbo y Flores, permaneció en el paralelo entre los Meridianos de
la derrota que
hacen, como tiene dicho en la respuesta a las
preguntas primera y segunda, estando mui asegurado por la
descubierta de la Ysla Tercera y las Embarcaciones que encontró:
Portuguesas, del 9 al 10 de Septiembre, y la enemiga a quien dio
caza el 11 y 12, no menos que las dos avistadas este día al N.,
estar en la verdadera Recalada; pues así como encontró con la
Portuguesa, que iba en demanda del Cuerbo, y dio vista a otras dos
la mañana y tarde del 12 quando iba siguiendo la Caza de la enemiga,
si hubiesen llegado en aquellos días algunas nacionales las habría
igualmente encontrado, siendo buen convencimiento de que no llegaron
en aquellos días, o de que si vinieron traerían distinta Derrota de
la que se les da por la Comandancia de Pilotos, o pasarían de noche.
El que hallándose allí en el propio tiempo, y desde el 23 de Agosto
hasta el 15 de Septiembre, la Esquadra del Brigadier entonces Don
Juan de Lángara Huarte tampoco las encontró, siendo así que este
Comandante estubo a la vista del Cuervo y Flores, y es lo mismo que
expuso a la Junta de Departamento con fecha de 9 de Septiembre. Que
sólo se apartó del Paralelo de la recalada, vajando algo para el S.
el día 12 del propio mes con motivo de seguir los Navíos de la
Esquadra que iban continuando la Caza a la Fragata enemiga, que se
havía principiado el día antecedente; que el mismo día 12 volvió a
hacer diligencia de restituirse al Crucero, ganando la latitud que
havía perdido en el seguimiento de la caza, con viento contrario, f.
79 r. / practicándolo así con el fin de no dejarlo desamparado por
más tiempo, que aquél fue indispensable para que no peligrasen las
Embarcaciones españolas que llegasen. Que afianza quanto ha dicho en
este particular el encuentro de la embarcación Portuguesa que queda
citada, a la qual reconoció y habló la Fragata Magdalena el referido
día, y que haviendo continuado en conserva de la Esquadra hasta el
11, quando iba en demanda del Cuerbo y Flores, siguió ella después
que la Esquadra empezó a su vista la caza contra la enemiga, y que a
los dos días esta misma Portuguesa habló con Don Juan de Lángara y
Huarte en la inmediación de dichas Yslas, dándole noticia de la
Esquadra del Parage, donde se havía separado de ella, de la caza que
daba, y del rumbo que havía tomado, por cuia noticia Don Juan de
Lángara debió
quedar impuesto de estar la Esquadra en el verdadero
Crucero, de ser 5 los Buques que la componían entonces, y haviendo
sido la comisión de este Comandante solicitar a dicha Esquadra es
regular que diese parte de todo después de su llegada a Cádiz, por
ser una noticia de las correspondientes a su
Comisión.
5ª Pregunta
Por qué haviendo hecho la Fragata Magdalena señal de
Tierra,
según consta de su diario, el día 26 de Agosto, no hizo
todas las diligencias posibles para asegurarse de lo que era,
marcación mui hútil para situarse en el verdadero crucero que el Rey
le ordenaba, y hubiera berificado estar en el punto de reunión que
le había sido dado a las Embarcaciones en caso de separación;
deduciéndose de esto que no los frecuentó como correspondía.
Respuesta. Que en la hora que hizo la señal de tierra la Magdalena
ya se havía empezado a ofuscar el orizonte, el viento por el OSO.
iba tomando cuerpo y pasando succesivamente al NO., pues a las 6
horas no cavales era ya un f 79 v. / temporal, como el del día 15 al
16, con mucha cerración y mar, y previendo esto por el Cariz, tubo
por importante aprovechar aquel corto intervalo de horas en
apartarse del Archipiélago de Yslas que forman entre sí la Tercera,
Graciosa, San Jorge y las restantes para el N., por ser estos dichos
vientos de travesía en ellas, juntándose a estas circunstancias las
corrientes que se experimentaron para el S., de suerte que a no
haver hecho así, hubiera
peligrado mucho la Esquadra, siendo mui
distinto costear aquellas Yslas por la parte del N. reinando los
vientos de la misma o del NO., como en esta ocasión se había
experimentado, o hacerlo quando reynan los del E. y SE., como sucede
en los Beranos. Que haviendo descubierto la Ysla la Fragata, y
estando asegurado de ello, como lo denotó la señal que hizo, era lo
mismo que si toda la Esquadra la hubiese reconocido, pues distinguió
el Mogote que tiene a la parte del O., siendo la única entre
aquellas Yslas que tiene esta circunstancia, no pudiendo equivocarse
con otra, por la latitud que havía observado y por ser alta, en vez
que la Graciosa es baja, rasa y no tiene tal Mogote. Que en las
Esquadra es una de las ventajas de llevar Fragatas para
descubrimientos, que hacen iendo adelantadas y se estima lo mismo
que si toda la
Esquadra los hubiese hecho; pero que si el tiempo
hubiese sido más aparente para continuar la Derrota que se llevaba,
en tal caso, la Esquadra hubiera continuado aproximándose a la Ysla
hasta descubrila, porque entonces no havía impedimento en ello, ni
se seguiría peligro a la misma Esquadra.
6ª Pregunta
Por qué debiendo dirigirse al Crucero viró la
Derrota a su arvitrio quando se divisó el Mogote, como así mismo el
día 30 de Agosto, receloso de los vientos calmosos y el tamaño de
los Navíos (siendo así que éstos pueden sin recelo de exponerlos)
aproximarse f 80 r. / y entrar en los fondeaderos de las Yslas que
en ellas se encuentra, ser chica y amogotada, no lo egecutó.
Respuesta. Que no varió la derrota a su arvitrio quando se divisó el
Mogote, ni el día 30 de Agosto receloso de los vientos calmosos y el
tamaño de los Navíos. Que la Derrota que hizo fue la que
correspondía a un viento vorrascoso, como lo pedía el que empezó el
día 26, según tiene dicho en la respuesta antecedente, y que el día
30 navegó en quanto el viento lo permitió por el Paralelo de los 40
grados para el O. con demanda del Cuerbo y Flores hasta el 31; que
llamándose el viento al NO. después de una calma, y de allí al O. y
OSO
navegó para el N., porque la otra Bordada le llevaba sobre las
Yslas y le hacía retroceder para el E., y porque si estando mui
inmediato a ellas sobrevenía tercer temporal, como los dos
experimentados en el corto tiempo de 10 días, con la cerrazones que
les acompañaban, juntándose a esto las corrientes violentas, que
entonces se tenían experimentadas para el S., expondría la Esquadra
al riesgo de perderse, pues en el día 29 havían sido de 8 minutos al
S. y el día 30 de 37 y medio, que son 12 leguas y media, vastando
esto sólo para deber navegar por allí con mucho cuidado y precaución
pues aun sin sobrevenir las nieblas densas que allí son frequentes,
ni los temporales, la obscuridad de la Noche era suficiente para
encontrarse perdidos; pero si esta razón, y lo observado en las
corrientes desmedidas, aún no se juzga vastante, servirá en su
comprovación el exemplo de lo sucedido al Navío el Dragón, mandado
por el Capitán de este grado Don Pedro Autrán, pocos días después de
haverse retirado la Esquadra, quando intentó pasar entre las Yslas
del
Fayal y Flores, cuio canal tiene de anchura 15 leguas por donde
menos. Considerándose este Comandante a medio freo dél, se vio
arrojado por las corrientes sobre las Playas de la Ysla de Flores,
sin govierno el Navío y esperando por momentos entre las Olas que a
su voluntad f. 80 v. / lo llevaban y traían, el término en que
estrellaban el Navío contra los Peñascos de la Ysla. De cuio
inminente peligro escapó milagrosamente, cuio caso es bien notorio,
no siendo los menos los sucedidos en el paso entre la Ysla de Santa
María y la de San Miguel, cuio canal es de 16 leguas de ancho, y
este espacio no ha sido vastaste para que no naufragen sobre las
Ormigas varias Embarcaciones llevadas a ellas por la fuerza de las
corrientes. Que los fondeaderos de aquellas Yslas no son para Navíos
grandes pues aun para los pequeños son peligrosos, según las
noticias que dan los mismo derroteros Portugueses, y el mucho fondo
que ay en ellos es una de las principales circunstancias que
aumentan su peligro, a causa de que los Navíos no pueden asegurarse,
siendo
preciso ponerse a fuerza para quedar en franquicia, y no
teniendo abrigo contra los vientos costeños y corrientes, mucho
menos contra los de Travesía, sobre lo qual pudiera explaiarse mucho
con motivo de lo que experimentó en el de Santa Cruz de Tenerife
quando con urgente necesidad fondeó en él con la Esquadra de Flota
de su mando, debiendo advertir dos cosas: la primera, que los
surgideros de las Yslas Terceras son más arriesgados que el de
Tenerife, según la Relaciones; la segunda, no ser lo mismo llegar a
dar fondo en tales parages con un Navío suelto que con Esquadra de
Navíos de porte, que para hacerlo y tomarlo se necesitaba algún
Práctico que conociese las costas, sus corrientes y modo de tomarlos
sin peligros, y éste no lo havía en toda la Esquadra, ni quien
supiese si son limpias o no, no hallándose en la Esquadra Piloto, ni
Persona alguna, que hubiese estado por allí ni que tubiese noticias
de aquellos parages, y los derroteros no traen estas noticias. Que
siendo responsable de las resultas malas que hubiese en la Esquadra
nunca podía
deliverar tal cosa sin expresa orden que lo mandase, por
ser asumpto en que havía peligro conocido, como lo acredita, entre
otros muchos exemplares, el de lo sucedido al Navío Buen Consejo y a
las demás Embarcaciones que se f. 81 r. / hallaban en el Fayal
quando él estaba.
7ª Pregunta
Si la situasión de los Navíos Gallardo y Fénix le
embarazaban para acercarse a las Yslas, cómo se determinó subir con
ellos hasta los 41 grados 30 minutos, en que son mui fuertes las
corrientes, Mares y vientos, y dio caza allí a una Embarcación, para
lo que es preciso forzar de Bela y, por ello, exponerse a
separación, hallándose el Fénix (según expresa) con la Verga maior
rendida, y el Gallardo haciendo a veces 11 pulgadas de Agua por aora
[sic]; acontecimientos que dice le impidieron con el tercer temporal
buscar las Yslas, por tener podrida la Proa, y con juego en todo el
maderazgo. Respuesta. Que los vientos N. y NO. por la parte del N.
de las Terceras son igualmente recios, y correspondientes los Mares
que
levantan en la inmediación de las Yslas, como por los 41, 42 ó
poco más grados, adquiriendo la fuerza de los Mares dilatados y
fríos del N., de donde vienen, que el alejarse algo de las Yslas
quando se recela, por el cariz del tiempo, estar para ventar estos
vientos es a fin de tener donde descaecer en caso necerario, tanto
por lo que se avate con ellos y con los Mares que levantan, como por
las corrientes, siendo éstas maiores, segun lo manifestó la
experiencia, quando se está más inmediato a ellas que quando se está
más apartado, y mui savido de los Náuticos que los vientos recios de
Travesía son los que causan las pérdidas de las Embarcaciones quando
les falta Mar por donde descaecer, y acompañándoles en aquellos
parages la obscuridad y cerrazón no ay tampoco seguridad de tener la
latitud diariamente para conocer lo que descaece para el S. Que
igualmente si alguno de los Buques de la Esquadra se vee en la
precisión de darle descanso por no poder aguantar los Mares, como
succedió a la Santa Mónica en el Temporal del 15 al 16, o tiene la
desgracia de desarvolar en el Temporal, cogiéndole éste inmediato a
las Yslas, es Navío perdido, lo que no succede estando en alguna
distancia de ellas. Que los Navíos f. 81 v. / Fénix y Gallardo en
esta postura, estando algo distante, no necesitaban trincar con
tiempos recios, porque el uno con la falta de aparejo maior tenía en
donde avatir sin peligro, y el otro con su Proa avierta y podrida,
como se le encontró en el reconocimiento formal que se hizo el 4 de
Septiembre y pasó Original al Excmo. Señor Ministro de Marina, y su
Copia certificada al Director General de la Armada, Don Andrés
Reggio, podía mantenerse con el descanso necesario para travajar
menos que si se hubiese hallado en la precisión de hacerlo, siendo
la importancia de este descanso en la noche del 18 al 19 de
Septiembre la que le obligó a evitar la Capa o mantenerse trincado
en vordos con el fin de descubrir al siguiente día al Cuerbo y
Flores. Que la Caza que se dio fue estando en el Crucero en los 40
grados para los 39 y medio a la parte del O. del Cuerbo y Flores,
con
tiempo regular, no en los 41 y medio, como indica la Pregunta
con equivocación. Que la determinación de pasar con este Navío desde
el parage en donde se reconoció su mal estado y acrecentamiento de
Agua que resultaba de él, al Crucero, considerado en otro Gefe lo
miraría como un celo inconsiderado que tocaba en temeridad, y aun en
sí propio lo conceptuó en este modo al ver las resultas del tercer
Temporal la noche del 10 al 11 de Septiembre, estando en 40 grados
de latitud y en el mismo Crucero, pero que sólo es disculpable con
consideración a la importancia de los tres motivos que le movieron a
ello: 1º, la reunión de la Santa Mónica, yendo a buscarla al 2º
parage que le estaba señalado; 2º, el ver si en aquellos cortos días
llegaban algunas Embarcaciones de América para conducirlas en su
compañía; y 3º, reconocer si en aquella recalada se hallaban los 4 ó
5 Navíos, y algunas Fragatas Ynglesas, que se le prevenía en la Real
Orden, para atacarlas y vatirlas, o si encontraba algunos Corsarios
y se le proporcionaba perseguirlos y vatirlos, completando en este
modo el cumplimiento de las Reales Órdenes de S.M. sin embargo de
los graves impedimenntos que presentaba la Esquadra f. 82 r / para
hacerlo, siendo lo mismo que expuse en la Junta de Departamento en
la respuesta que dio con fecha de 21 de Junio a la pregunta o cargo
que se le hizo sobre no haver dado vista a las Yslas del Cuerbo y
Flores, y que siendo esto así, y manifestando la misma pregunta el
justo reparo de
haverse determinado a conducir la Esquadra, en el
deplorable estado que se hallaba, al Crucero en donde dio la Caza
auna embarcación enemiga forzando de vela, como era regular; ¿cómo
se puede dudar al mismo tiempo que hubiese ido al verdadero
apostadero en la recalada de las Embarcaciones nacionales que vienen
de Yndias, quando no havía otro motivo que hubiese podido hacerte
despreciar los peligros para ir hasta allí?, ni que hubiese dejado
de buscar los 4 ó 5 Navíos, y las Fragatas, que se le tenían
indicado en la Real Orden, por los parages donde se le havía
prevenido y era regular que estubiesen, igualmente que la
incorporación de la Santa Mónica. Porque estos tres asumptos fueron,
como deja dicho, los que le llevaron desde el 30 de Septiembre [sic]
hasta el 18 en la noche al parage del Crucero, ni sería regular que
expusiese
aquel Navío, a no intervenir para ello unas causas de
tanta importancia.
8ª Pregunta
Por qué le sirvió de impedimento lo maltratado de la
Berga maior para aproximarse a las Yslas, buscar los Enemigos, y no
le impidió el dirigirse a Cádiz, quando se le prevenía que a
qualquiera descalabro pudiese remitir el Buque que se le hallase
incomodado a alguno de los fondeaderos de las Yslas, y quando este
auxilio no vastase al remedio de la incomodidad de la verga, que
regularmente se componen en la Mar, tenía el arvitrio de pasarse a
otro Buque, con lo que podía haver buscado a los Enemigos.
Respuesta. Que lo maltratado de la Verga maior del Fénix no fue lo
que le impidió el aproximarse de las Yslas, ni menos a buscar a los
enemigos, ni lo que dijo a la Junta de Departamento en respuesta a
los cargos que por ésta se le hicieron. Que lo que f. 82 r. / expuso
fue que sin aparejo maior este Navío no podía forcegear para salir
de algún empeño quando se ofreciese, y que esto mismo reproduce
aquí. Que en quanto a buscar
a los Enemigos se refiere a lo que
tiene dicho en el punto antecedente. Que las roturas de la Verga del
Fénix no fue sola ni la principal que le obligó a venirse a Cádiz
con algunos días de anticipación al término en que lo debía haver
hecho, sino el peligro en que estaba el Gallardo, y que a éste, como
principal, se agregaban como accesorios las Roturas de las 4 Vergas
de Gavia del Diligente, el crecido número de Enfermos de este Navío
con la epidemia de Escorbuto, que también havía empezado en los
otros, las escaseces de víveres y Aguada, con lo que se havía
reconocido de podrido en lo uno, y vacío en la otra; siendo lo que
expresó a la Junta con fecha 14 de Junio del próximo año pasado. Que
lasVergas del Fénix se compusieron a vordo del mismo Navío en el
modo posible, cuia obra contribuió a dilatar la recalada sobre la
Ysla Tercera, pero que sin embargo de esta compostura, nunca pudo
husarse la maior por el peligro de que se acavase de trochar [sic]
por alguna de las 4 rendiduras que se le reconocieron tanto en la
Gimelga
como en la Verga, y teniendo en ella 3 Ruecas no permitían
ésta que se bracease lo conveniente para perfilarla al viento,
motivo por que la Gavia no tomaba viento yendo a Volina, cuio daño,
y muchos más el del Gallardo, no podían remediarse en alguno de los
fondeaderos de aquellas Yslas por no haver proporciones para ello en
manera alguna, como se reflexionó en la Junta de Comandantes, con
atención a ser unos surgideros en costas aviertas, sin seguridad
para los Navíos, como queda dicho en la respuesta a la pregunta 6ª,
ni providencias para tales obras, que además de esto en toda la
Esquadra no se hallaba Piloto ni Persona que tuviese la menor
práctica ni conocimiento de aquellas Yslas, sus costas y surgideros,
pues haviéndolos combocado el día 4 de Septiembre de a vordo del
Fénix para ver si alguno se hallaba en f. 83 r. / disposición de
conducir el Gallardo interin que con los otros tres pasaba a dar
cumplimiento a la Comisión, no hubo quién se determinase,
respondiendo no poderse hacer cargo de un asumpto en que no tenían
el menor conocimiento, porque nunca havían estado por allí. Que el
caso en que se halló la Esquadra no era de los que se remediaba
pasándose a otro Buque, porque, como deja dicho, el Gallardo estaba
en la disposición que ha explicado, el Diligente en la que ha
referido, y sólo el San Julián era el que estaba en mejor
disposición porque aunque no havía dejado de tener algunas Averias,
no estaba en el estado de los otros, y así, de los 4 Buques grandes
los 3, dado caso que los surgideros de aquellas Yslas hubiesen sido
adequados para embiar a ellos los Buques que lo necesitaban, hubiera
sido preciso inviarlos, quedando con sólo uno, siendo esto lo mismo
que hacer una retirada con toda la Esquadra, y es lo que practicó,
no con la anticipación que lo pedían sus desastres sino con sólo
haverla adelantado 11 días al término en que lo hubiera hecho si no
hubiese havido el grave motibo del Gallardo, pues los bíveres, aun
sin suponer la disminución que se reconoció en ellos, y lo mismo en
la Aguada, no alcanzaban más que hasta fin del Mes, haviendo de
reservar los
necesarios para regresar a España, y esto en la
suposición de que el viaje no fuese más largo de 23 días y de hacer
el Corso durante el regreso.
9ª Pregunta Y por qué no remitió a
alguno de los fondeaderos de
las Yslas el Navío el Gallardo y no exponerlo a un total naufragio,
bien que constaba por los últimos estados estar estanco y en
disposición de emprehender qualesquier navegación aún en el mismo
día que se separó de la Esquadra de Don Luis de Córdoba. Respuesta.
Que en el punto antecedente tiene respondido sobre los motivos que
tubo para no inviar el Gallardo a alguno de los Fondeaderos de
aquellas Yslas. f. 83 v. / Que el Agua, según el parte de su
Comandante, se empezó a reconocer desde el primer temporal de la
noche del 15 al 16 de Agosto de 4 pulgadas por ora, y la Noche del 2
al 3 de Septiembre se aumentó repentinamente a 8 con tiempo
vonancible, sin viento ni Mar, atribuyendo su Comandante a sólo el
haverse tesado el día antes la Jarcia de Trinquete por estar floxa,
y el mismo día 3 tubo el segundo aumento a las 11 pulgadas,
igualmente sin causa, que se contubo en parte por la Providencia de
las Cevaderas estopeadas que se le aplicaron por la Proa con las
otras providiencias que se dieron, siendo esto lo que le movió a
continuar el viaje de la Comisión al señalado parage del Crucero,
como antes deja explicado.
10ª Pregunta
Por qué no hizo derrota derechamente a las Yslas,
como se le prevenía por Real Orden, y apostado en el Crucero de la
recalada de las Embarcaciones, así del Comercio de Yndias como de
todas las que vienen de la América, en cuia situación deba
cumplimiento a la Real Orden, auxiliaba al Comercio y, según los
vientos, podría reconocer si havía enemigos entre ellas,
exterminándolos, batiéndolos y apresándolos, con cuio méthodo no
hubiera experimentado el Comercio los perjuicios que publica, y
hubiera manifestado inteligencia de verdadero General, y la
ovediencia en el cumplimiento de las Reales Determinaciones, como lo
acreditó Don Juan de Lángara Huarte en el reconocimiento de las
mismas Yslas quando fue en busca de la Esquadra de su mando con
todas las demás particularidades que son notorias. Respuesta. Que en
las respuestas a las preguntas 1ª, 2ª y 4ª tiene dicho y demostrado
quanto corresponde a ésta, y que arreglado a la Real Orden hizo su
Derrota a las Yslas de Cuerbo y Flores, explicando los impedimentos
que sobrevinieron y fueron causa de no haverles dado vista, sin
embargo de las activas diligencias que hizo para ello, y de haver
estado con la Esquadra en su inmediación, sin poder quedar duda de
haver cruzado en el verdadero Apostadero f. 84 r. / y recalada de
las
embarcaciones, así del Comercio de Yndias como de todas las que
vienen de la América, por la latitud en donde cruzó, que fue, como
tiene dicho, entre los 40 grados 14 minutos y los 39 y 36, y por la
longitud tomada desde el Meridiano de la Ysla Tercera después de su
vista acia el O. entre los 344 grados 17 minutos y 341 y 53, y
reducidos a la Carta del año de 66 son, como queda dicho en el punto
1º, 342 grados 24 minutos y 344 grados 48 minutos, de modo que desde
el Meridiano en donde se descubrió la Ysla Tercera hasta el de la
parte occidental del Cuerbo, por la misma Carta, ay 42 leguas, y
entre los citados arriba Meridianos, 34, deduciéndose de esto haver
cumplido el punto el día 18 a las 6 de la tarde y hallarse cosa de 6
leguas de ella, por lo qual si las Embarcaciones Españolas hubiesen
llegado en los días que estubo allí con la Esquadra, y hecho la
Derrota según la que se les da por la Comandancia de Pilotos para el
tiempo de Verano era preciso que [se] hubieran encontrado con ella,
a menos de haver pasado de Noche sin verse, como tiene dicho antes,
y podía también suceder o de haverse pasado en los días 12 y13 de
Septiembre que la Esquadra vajó del paralelo señalado para el S. con
motivo de la Caza hasta que se volvió a recuperar. Que el haver
señalado el Crucero en los 39 grados 55 minutos de latitud, con 15
minutos más N. o más S. y desde la distancia de 7 a 8 leguas del
Cuerbo y Flores, que viene a ser a su vista hasta la de 40, según
expuso a la Junta de Departamento, fue fundado en que en la Real
Orden de S.M. no se le prevenía determinadamente la Latitud y
distancia en donde debía ser el Crucero, y también con atención a
prevenirse en las Derrotas, que cosa de 100 leguas antes de cumplir
los puntos las embarcaciones que vienen de Yndias se pongan el el
Paralelo 40 grados escasos y procuren conservarlo hasta descubrir la
Ysla de Cuerbo, cuia respuesta sincera y conforme a los Diarios
manifiesta que los perjuicios que el Comercio publica haver
experimentado son puramente nacidos de las irremediables
contingencias de la f. 84 v. / Mar y de la Guerra, y no de su
conducta,
que fue siempre dirigida por las reglas que constituien un
verdadero General, y al puntual cumplimiento con que ha ovedecido y
respetado las Reales Determinaciones que se le comunicaron,
teniéndolo así acrecitado en el largo tiempo que sirve, mediante lo
qual ha merecido que la piedad de S.M. le haia distinguido. Asentado
esto, no puede formársele Cargo por el modo con que desempeño su
Comisión Don Juan de Lángara y Huarte, haviendo obrado cada uno en
su mando, según los tiempos que experimentaron, los parages en que
se hallaron para aprovecharlos, y los acaecimientos o accidentes que
le sobrevinieron, y así, hallándose Don Juan de Lángara al O. de
dichas Yslas, quando estaba con su Esquadra vastante distante de
ellas a la parte del E., le fueron favorables para descubrirlas los
propios vientos que eran contrarios a la Esquadra de su mando para
ir a ellas, como es savido, y sin embargo del notorio celo y
talentos de este General en el desempeño de su Comisión, y de la
situación en que se halló, no pudo toda su diligencia encontrar los
4 ó 5 Navíos y las Fragatas Ynglesas de que se le hace cargo a este
Declarante no haver solicitado, ni tampoco alguno de los del
Comercio nacional que venían de América, siendo este sobrado
convencimiento de que ninguna eficacia alcanza a contener los
accidentes y contingencias de la Mar, que no se sugetan al imperio
de los Hombres, remitiéndose en todo lo demás a lo que deja dicho
antes.
11ª Pregunta
Por qué no prefirió buscar los Enemigos antes de
proteger nuestro comercio, siendo precisa máxima de toda la Esquadra
vatir a los enemigos para protegerle en crucero, y tanto más
necesario en el medio para la seguridad de las recaladas y dejar
libre el paso a las embarcaciones que de noche o por otro motivo se
le propasasen. Respuesta. Que al tiempo mismo de hacer el viaje,
yendo en demanda de las Yslas del Cuerbo y Flores por la parte del
N. de las Terceras, iba practicando la diligencia de reconocer los
parages por donde las Embarcaciones que vienen de América hacen su
Derrota, que es desde el Paralelo de los 40 grados para más latitud,
y en estos mismos f. 85 r. / era donde suponía deber encontrar las
Embarcaciones enemigas, y es lo mismo que expuso a la Junta con
fecha de 11 de Agosto del año pasado. Que en la Real Orden se le
mandó hacer el viaje a las Yslas del Cuerbo y Flores, por ser la
recalada de las que vienen de Yndias, para proteger nuestro comercio
con la Esquadra e interceptar el de los Yngleses atacando y vatiendo
sus embarcaciones de Guerra y Mercantiles que encontrase. Esta es la
primera parte de la Real Orden, y a la que como tal juzgo que debía
entender en primer lugar. Luego continúa la Real Orden diciendo:
Debiendo V.E. ir en la inteligencia de que sobre dichas Yslas, y en
el intermedio a las Terceras, para proteger su comercio con los
Portugueses tienen los Yngleses, según las noticias que últimamente
se han tenido, 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones, y tal qual Fragata,
que igualmente atacará V.E. Que el intermedio de las Yslas Cuerbo y
Flores a las Terceras es el que deja dicho antes en la respuesta a
la 2ª pregunta de este
intermedio. La Esquadra corrió desde el
meridiano de la Tercera para el O. hacia la Ysla del Cuerbo la
distancia de 12 leguas, que con lo que la vista alcanzaba son 18 a
20 leguas, y siendo las que ay desde dicho Meridiano hasta la Costa
del E., por la Carta del año 66, 38 leguas, como queda dicho en el
punto segundo; revajadas de éstas las antecedentes quedan 18 a 20
leguas, y es el espacio que se dejó de reconocer en aquel intermedio
de unas a otras Yslas. El 3 de Septiembre, navegando acia él con el
viento ONO., y por lo tanto contrario para ir a las Yslas, como lo
havía estado el antecedente 2 y el primero, después de una calma,
acaeció la Aberia del Gallardo y fue motivo de suspender toda
Navegación. El 6, en que se volvió a continuar, el viento estubo por
la parte del S. y entonces fue quando con atención a lo que se havía
resuelto en la Junta de Comandantes, y a lo que parecía digno de
preferiencia, resolvió ir al Cuerbo en derechura quando el viento
permitiese, sin detenerse ya en acavar de reconocer el espacio de
las
18 leguas que faltaban por la parte del E. del Cuerbo y Flores,
cuia diligencia de intentarla entonces hubiera detenido algunos días
con el viento por la parte donde f. 85 v. / estaba, pues permaneció
por la misma hasta todo el día 9, que volvió a llamarse al NO.,
tiempo en que la Esquadra llegó al Crucero, y le hubiera sido
contrario para ir a él entonces si se hubiese hallado a el E. de
dichas Yslas, siéndole forzoso, o volver a repetir la vordada del
N., o mantenerse allí a vordos cortos, y ambas cosas eran contrarias
a lo que pedíala situación del Gallardo, no menos que a abreviar la
llegada al Crucero de la recalada de las embarcaciones que con el
mismo motivo que expresa la pregunta, aprovechando los vientos, que
eran contrarios para ir al Cuerbo, y las ventolinas. Los días 1º y
2º de Septiembre subió hasta los 41 grados y medio buscando a los
Enemigos, como tiene ya dicho antes, por lo que escusa repetirlo, y
así, ni dejó de buscarlos haciendo la Derrota, ni de conducirse al
Crucero con la brevedad posible, por continuar allí una y otra
diligencia, como lo demuestran las latitudes y longitudes por donde
navegó y cruzó.
12ª Pregunta
Por qué no fue al Crucero del Cuerbo y Flores y
reconoció las Yslas, satisfaciéndose con sólo entrar en su Paralelo,
sin asegurar la realidad, ni si permanecían o no los Enemigos a
donde se le noticiaba estaban. Si fue impedimento la situación del
Gallardo, por qué no se aprovechó de los fondeaderos de las Yslas,
según se le prevenía en la Real Orden obviando exponerlo a perecer;
pero según parece hizo todo esfuerzo menos acercarse a buscar los
Enemigos en las Yslas, que ni de los Topes se vieron. Respuesta. Que
en las respuestas antecedentes a las preguntas 6ª y 8ª tiene dicho
lo correspondiente al motibo de no haver enviado el Gallardo a
alguno de los fondeaderos de aquellas Yslas Terceras, y también el
de no haver avistados las del Cuerbo y Flores, que no sólo aseguró
por la latitud de ésta en el Crucero, sino es también por la
longitud desde la descubierta de la Ysla Tercera en adelante, según
tiene explicado antes arreglado a los diarios y explicó a la Junta
de Departamento, donde se examinaron con la escrupulosidad que es
notorio. Que quedó asegurado que los Navíos Yngleses no se hallaban
acia ellas por la parte del O. en la recalada de las Embarcaciones
de Yndias, no siendo regular f. 86 r. / que permaneciesen tan
atracados a la Tierra que no se alargasen de ella de 4 a 5 leguas, y
en esta distancia era forzoso haverles visto de los Topes la tarde
del 18 de Septiembre, y se corrovora esto con no haverlos
descubierto la Esquadra de Don Juan de Lángara Huarte, que estubo a
la vista de aquellas Yslas y al S. del Paralelo por donde cruzó esta
otra Esquadra. Que por la del E. de dichas Yslas no es regular que
estubiesen por no ser Derrota ni de aquellas embarcaciones ni
tampoco de las Portuguesas, las quales, para tomar los surgideros de
las Terceras desde la Ysla de este nombre, ban por la parte del S.
quando no lo hacen desde la de San Miguel o Santa María por estar
los surgideros de ellas acia la misma parte del S. y no a la del N.
Que además de esta circunstancia, el Bergantín Portugués que se
reconoció el día diez de Agosto, nombrado el Santísimo Sacramento,
viniendo de la Bahía de todos Santos, havía pasado por la vista del
Cuerbo el 31 de Julio, donde
no descubrió los tales Navíos, como
tampoco en la Derrota que después hizo, y así todo conviene en que
la Esquadra practicó lo que correspondía hasta quedar plenamente
asegurado de no hallarse allí, y lo que dejó de practicar fue por no
haverle ayudado los tiempos en la crítica circunstancia en que se
hallaba el Navío Gallardo, como tiene antes dicho.
13ª Pregunta
Todo el que se aposta en su Crucero de Cabo o Ysla
reconoce la Tierra para punto seguro desde donde establecer su
navegación, si no vio el Cuerbo, si no lo reconocio, no puede
asegurar de que no estaban allí los Enemigos que se le noticiaba en
la orden, avandonando el verdadero Apostadero sin inquirir si estaba
o no allí. Respuesta. Que siguiendo el Curso de la Navegación que
hizo día por día desde el 26 de Agosto, en que descubrió la Ysla
Tercera, hasta el 18 de Septiembre en la noche, que dejó aquellos
Mares, se combencerán que no perdió alguno, y que todas sus
diligencias se dirigieron a descubrir las Yslas del Cuerbo y Flores,
siendo la causa de no haverlo conseguido lo que tiene respondido a
la pregunta segunda, sobre vientos contrarios en unas ocasiones,
tormentosos en otras, y acontecimientos sobrevenidos quando f. 86 v.
/ fueron favorables, que lo impidieron. Que avistada la Ysla Tercera
estableció su Crucero mui asegurado del parage donde la Esquadra
estaba, según lo que permitieron los vientos, y los extraordinarios
acontecimientos que ésta tubo, como queda explicado en los puntos
antecedentes.
14ª Pregunta
Si Don Juan de Lángara con los Buques de su mando y
los Comandantes de las Fragatas que se separaron de su Esquadra
tubieron tiempo para reconocer Yslas, con cuio examen encontraron
enemigos, es de persuadir que Don Antonio de Ulloa no los aprovechó
para reconocerlas, perseguirlas y batirlas, y apresarlos con las
fuerzas maiores que mandaba. Respuesta. Que Don Juan Lángara después
de haver avandonado y quemado el Navío el Poderoso,que montaba, por
hallarse en la misma disposición que el Gallardo, o a corta
diferencia, quedó desembarazado de este cuidado y en livertad de
operar sin respecto [sic] ni sugeción a preservarlo de naufragio,
quando por el contrario acá era preciso acomodarse a conservar el
Buque peligroso,
como tiene ya dicho en las respuestas anteriores.
Que las Fragatas quedaron tan sueltas desde que se separaron y sin
otra atención que a ellas propias, juntándose en esto en ser más
beleras y varloventeadoras que la Esquadra para aprovechar mejor los
vientos, como lo expuso a la Junta de Departamento en fecha de 27 de
Junio; y por lo tocante a la Magdalena, que se separó del San Julián
el 13 de Septiembre en la noche con el viento que estaba NNE. y NE.,
navegó en demanda de las Yslas sin atender a volver al Paralelo del
Crucero en los 40 grados, como lo hizo la Esquadra y estaba
prevenido a fin de no desampararlo por largo tiempo, y de que las
Embarcaciones que llegasen de América pudiesen encontrarla y no
peligrar, siendo éste uno de sus principales cuidados y que embarazó
que la Esquadra descubriese aquellas Yslas entonces, pues si desde
luego sin atención a esta importante diligencia la Esquadra hubiese
navegado acia el E. por el Paralelo de 39 grados y medio con aquel
viento, esto es, 10 leguas al S. de la recalada de las Embarcaciones
de Yndias, también hubiera visto la Ysla de f. 87 r. / Flores, pero
que esto no era estar en el Crucero de la recalada en proporción de
auxiliarlas y en disposición de perseguir a los Enemigos que las
esperasen
en la misma recalada; que este cargo sería justo quando
hubiese practicado así, porque en realidad hubiera estado fuera del
Crucero de la recalada. Que ignora los Enemigos que la Esquadra de
Don Juan de Lángara y Huarte y las dos Fragatas persiguieron estando
a la vista del Cuerbo y Flores, pero que con su Esquadra persiguió
la que se le presentó, y que esta diligencia fue otra de las
casuales que le embarazaron dar vista a las referidas Yslas quando
el tiempo era aparente para ello, como tiene explicado antes, en las
respuestas a la Pregunta 2ª.
15ª Pregunta
Por qué no arrivó y acompañó con la Esquadra el día
11 de Septiembre la Fragata Magdalena en la Caza que ésta dio para
más breve rendir al Enemigo que perseguía, y para haver obviado por
este medio su separación. Respuesta .Que desde que empezó la Caza el
día 11 de Septiembre hasta el 12 al mediodía fue en seguimiento de
los Navíos Diligente, San Julián, y Fragata Magdalena con fuerza de
vela hasta disminuir de 39 grados 50 minutos de latitud, en que
estaba a 39 y 38, entendiéndose esto governando por rumbo obliquo al
ONO. y después al SO., en que se andubieron más de 20 leguas; que la
mañana del 12 no se descubría de los topes la Magdalena, ni menos la
que se perseguía, viéndose sólo las otras dos velas. Que la misma
mañana, a las 7 y media, se havía descubierto una vela al N., esto
es, por el Paralelo del Crucero, la qual hacia derrota para el E., y
no
se hizo diligencia de ir acia ella por no dejar de continuar la
que se practicaba acia los Buques de la Esquadra.Que al mediodía,
considerando de una parte que el Crucero estaba enteramente
avandonado, que la división de la Esquadra sería más completa quanto
más permaneciese para el S., y más expuesto a no volverse a
incorporar en el parage de reunión que tenía señalado a la Esquadra
dentro del mismo Paralelo f. 87 v. / del Crucero si permanecía yendo
para el S., determinó a aquella ora empezar a ceñir el viento para
restituirse a él y esperarlos en dicho parage, por ser esto lo más
seguro como lo practicó, según les estaba prevenido en las
instrucciones y órdenes que les tenía dadas para tales casos, y que
por esta razón, no menos que para que las Cazas se siguiesen todo lo
posible, sin peligrar en ellas la Fragata que las fuese dando,
destacaba un Navío, bajo cuias órdenes debían ir aquéllas, como en
esta ocasión estaba el San Julián, siendo lo mismo que practicó el
Theniente General Don Luis de Córdova en la Esquadra de su mando.
Que si la
Fragata llegó a alejarse tanto, por su maior andar, del
San Julián que este Buque quedase separado de ella, no le podía
servir de auxilio en caso que las fuerzas o ventajas de la enemiga
fuesen superiores a las suias. Pero que sobre todo se tendría por
cosa mui extraña y digna de todo reparo en las disposiciones de un
General que el solo motivo de la huida de una embarcación pequeña
enemiga para la parte del S. inhavilitase toda su Esquadra por
varios días para el desempeño de su principal comisión, llevando la
fuerza del Crucero a parte desde donde necesitase después mucho
tiempo para volverlo a tomar, en cuio intermedio podrían sobrevenir
muchos desastres en él con las Embarcaciones que llegasen de Yndias,
atacadas por otros Corsarios, lo que en algún modo se berificó
porque a las 2 y media de la tarde el mismo día 12 se descubrió 2ª
embarcación acia la parte del N., que era el mismo paralelo del
Crucero, y estando el viento por la misma, aunque se hizo diligencia
de ir a ella y se le hicieron señales de reconocimiento, atravesó,
como
la de la mañana, sin corresponderlas, ni poderla reconocer, ni
menos para vatirla, si fuese enemiga. Que los Navíos Diligente y San
Julián se incorporaron, y que si la Fragata suspendió la Caza
después de más de 20 leguas de haverla seguido, en esto mismo se
reconoce que no le daba alcance a la enemiga para obligarla con el
fuego a detenerse o quitarle el andar con las roturas de las velas y
maniobras, proporcionando en este modo f. 88 r. / que el San Julián
llegase, y a su continuación que se acercasen los demás Navíos, o a
lo menos hasta ponerse en proporción de descubrir la del Fénix,que
es lo mismo que expuso a la Junta de Departamento con fecha de 21 de
Junio.
16ª Pregunta
Por qué después de havérsele separado la Fragata no
fue con la Esquadra al Cuervo, que era el punto de reunión, y para
ello tubo tiempo oportuno, como lo egecutó la Fragata el día 14 y no
la encontró, y sí a dos Navíos, dos Fragatas, una Balandra y un
Bergantín enemigo, fuerzas superiores para la Fragata y mui
inferiores a la Esquadra que
mandaba. Respuesta. Que la Fragata
Magdalena quando quedó separada del Navío San Julián no fue al
Cuervo en los 40 grados con corta diferencia de minutos, sino a la
Ysla de Flores, por menos de 39 y medio, donde encontró los Buques
que se refieren, que a haver hecho diligencia de ir al Cuervo por su
paralelo hubiera encontrado con la Esquadra, que le estubo esperando
al Payro en el parage de reunión la tarde del 15 hasta la mañana del
16, como tiene dicho en la respuesta anterior, pues con los vientos
que reynaron del NNE. hasta el 14 no pudo llegar ésta a dicho
Paralelo, bien que desde el 13 estubo en su inmediación, en 39
grados 42 minutos, y en proporción de descubrir las Embarcaciones
que pasasen por el de la recalada, que era todo el fin, como deja
dicho antes, y que si no lo hubiera practicado en este modo, y
hubiese permanecido a la parte del S., como lo hizo aquélla, con
fundamento podría hacérsele cargo de haver avandonado el verdadero
Crucero, y en él la protección de las embarcaciones nacionales que
vienen de Yndias y el Corso contra las Enemigas que las esperasen
para tomarlas; de todo lo qual informé a la Junta de Departamento,
que los dos Navíos, dos Fragatas, una Valandra y un Bergantín que la
Magdalena avistó sobre dicha Ysla no eran enemigas, como se supone
en la pregunta, sino la Esquadra del Brigadier Don Juan de Lángara y
Huarte, como lo demostró a la misma Junta de Departamento,
confirmándolo esto la señal que hizo el día 16 de Septiembre f. 88
v. / a las 11 y media del día, estando dicha Esquadra en 39 grados
30 minutos y la Fragata a la parte del SO. de ella y a su varlovento
en 344 grados 33 minutos de longitud, cuia señal fue una Bandera
roja en el tope del Trinquete, y después, iendo de huida, largó
Bandera Olandesa a Popa, la que arrió y volvió a isar en la misma
hasta otra azul; todo lo qual corresponde a las señales determinadas
para los Buques de la Esquadra entre sí, en el día Jueves, que fue
el mismo del encuentro, lo que comprobó la Junta de Departamento.
Que la llegada de esta Fragata a la vista de la Ysla de Flores el
día
que se refiere, es la prueva más convincente de haver estado la
Esquadra en su verdadero apostadero y distancias de dichas Yslas que
quedan referidas, porque haviéndose separado del San Julián la noche
del día 13 no se hallaba mui distante quando las pudo avistar en tan
corto tiempo como el 16, habiendo estado el viento por el E., que
era contrario, y calma el 14 y parte de 15, convenciéndose en ello
quanto lleva dicho en las respuestas anteriores, tocantes a la
inmediación en que la Esquadra llegó de aquellas Yslas, para es
donde cruzó y diligencia que hizo para cumplir perfectamente las
Reales Órdenes.
17ª Pregunta
Por qué haviendo cumplido el Comandante de la
Mónica con la instrucción que le tenía dada para que en caso de
separación fuese a las 24 horas de ella a reconocer la Ysla Tercera
y pasarse seguidamente al paralelo de 39 grados 30 minutos, de siete
a ocho leguas al O. del Cuervo y Flores, parage donde debía recalar
respecto a ser el de su destino, no fue con su Esquadra como lo
ejecutó
dicho Comandante y logró avistar el 20 de Agosto la Ysla
Tercera a unas 10 leguas, donde se mantubo cerca de 3 días, hasta el
24 del mismo mes, que le permitieron los vientos ir al Cuerbo,
avistando el 26 la Graciosa y el 28 el Fayal a distancia de 8 a 9
leguas, persiguiendo a un Corsario enemigo que daba caza a una
Embarcación Española, y hubiera conseguido dar cumplimiento a su
Comisión evitando la pérdida de la Fragata y, tal vez, haver f 89 r.
/ logrado encontrar la Corsaria enemiga que ésta persiguió y a la
Ynglesa que la vatió, y proporcionándole apresar ambos Buques.
Respuesta. Reproduciendo lo mismo que expuso a la Junta de
Departamento con fecha del 27 de Junio del próximo año pasado, que
el 16 de Agosto, haviéndose encontrado al amanecer separado de los
demás Buques de la Esquadra, y haciendo juicio que podían haver
quedado
atrasados por averías que les hubiesen sobrevenido, como
también las hubo en el Fénix, retrocedió por el rumbo opuesto que
llevaba en su solicitud, porque el viento lo permitía, y a la
primera hora de haver navegado en este modo descubrió dos de los
Buques, dando vista a otros dos a la segunda hora, y reconociendo
que faltaba la Santa Mónica continuó el mismo rumbo el resto de
aquel día y el siguiente hasta llegar al parage en donde estubieron
todos unidos al anochecer del día 15 antes que el temporal tomase
toda la fuerza; que allí fue preciso mantenerse al pairo, interin
que se hicieron 4 Ruecas a las dos Vergas maiores del Fénix, y que
se solicitó madera entre los otros Buques para completarlas por no
haver suficiente en el propio Navío; que concluida esta diligencia
continuó en demanda de la Ysla Tercera desde el 19, con ventolinas
mui flojas y vientos contrarios hasta el 26, en que se dio vista a
dicha Ysla por la Fragata Magdalena; que a las 6 horas no cavales de
esta descubierta empezó el segundo temporal por el O., ONO. y NO.,
llegando hasta el N, que siendo tormentosos contrarios para la
Derrota y de travesía sobre las Yslas, fue preciso alargarse algo de
ellas hasta que el tiempo avonanzase, y volviendo entonces a seguir
en demanda de las Yslas del Cuerbo y Flores, por lo ordinario con
vientos mui endebles y calmosos, quando eran favorables, o
contrarios, quando tenían algún tesón, sobrevino el Accidente del
Gallardo el 3 de Septiembre, que causó tercera detención f. 89 v. /
hasta el 6 después de mediodía, que se continuó navegando con el
viento por el S. en demanda del Crucero, según tiene expuesto en las
respuestas a las preguntas anteriores; que estando en el Crucero y
iendo el día 11 de Septiembre en Demanda de las Yslas del Cuervo y
Flores para buscar a la Santa Mónica y a los enemigos, hallándose
sólo a 17 leguas de ellas, y con vientos favorables, para avistarlas
a lo más largo el 12 o 13, permitiéndolo el viento, se apareció la
Fragata Enemiga a que se dio Caza, que por haver tomado la huida la
vuelta del ONO. volvió a retroceder la Esquadra como otras 20 leguas
más, descaeciendo asimismo para el S. por haber tomado este segundo
rumbo en la Noche la Corsaria; que haviendo buelto al Crucero el día
14 navegó acia dichas Yslas, practicándolo el 18 por los 39 grados
44 minutos hasta sus inmediaciones, reconociendo por el S. y por el
N. los parages señalados para reunión de la Santa Mónica y de la
Magdalena, pero que no las descubrió, ni podía ser, porque la
primera havía tenido el combate con la Ynglesa y sido apresada a la
parte del E. de ellas desde el día 14, y la segunda, haviendo
navegado por menos latitud que la de 39 grados y medio y encontrado
con la Esquadra del Brigadier Don Juan de Lángara Huarte, que tubo
por Ynglesa el 16, desde aquel mismo empezó a navegar para España,
haciendo su Derrota por el S. de la Ysla de Flores, entre ella y el
Fayal, mediante lo qual era imposible encontrarlas en los parages de
reunión, donde las solicitaba, haviéndolo sido también que la
Esquadra llegase a ellos con más anticipación por los accidentes que
deja explicados haverle sobrevenidos. Que la Santa Mónica,
hallándose sola después de la separación, y siendo de más vela que
el todo de la Esquadra, pudo con más anticipación llegar a uno y
otro parage, lo que para ésta era más difícil, debiendo detenerla
las
incomodidades de todos los Buques que la componían, navegando f.
90 r. / con propósito al de menos vela, y en las Noches no podía
aprovechar todos los vientos por el peligro de dividirse, como es
bien savido por los Marinos, y así el 24 de Agosto, quando la Santa
Mónica dio vista al Cuerbo, la Esquadra aún no la havía dado a la
Ysla Tercera, que el 26, quando ésta la descubrió, aquélla se
hallaba a la vista de la Graciosa, que dista sólo 14 leguas, y esta
corta distancia fue vastando para que no se incorporase en aquella
ocasión, comprovándose en ello las contingencias del Mar, y que no
vastan las diligencias más activas para
embarazarlas.
18ª Pregunta
Por qué no mantuvo en su conserva la Urca Santa
Ygnes, que se le incorporó el 22 de Agosto a su regreso de Manila, o
la comboyó a algún fondeadero de las Yslas, con arreglo a la Real
Orden, para que se valiese de ellas en qualquiera incidente que lo
hallase así por conveniente, faltando a los Artículos de las
Ordenanzas Generales de la Armada 17 y 18, folio 51, parte 1ª,
satisfaciéndose contra toda regularidad y conducta con advertir a
don Fernando Reynoso la novedad de la Guerra, para que continuase
con cuidado su Navegación, como si una Urca pudiese evitar el
encuentro con otras embarcaciones, asumpto difícil a qualquier y que
no puede remediarlo por sí sola hallando otras de maior andar, como
sucedió a los dos días, que encontró con Enemigos y resultó su
pérdida. Respuesta. Que
reverencia con el profundo respecto [sic]
que es debido a las órdenes de S.M. para no alterarlas de arvitrio
propio sin facultades para hacerlo ni faltar a su más exacto
cumplimiento; que en la que se le dio se le prevenía lo que debía
egecutar, y deja dicho en los puntos 1º y 2º, sin decírsele que
reciviese en su conserva las embarcaciones nacionales, de Guerra o
mercantiles, que encontrase, ni tratarse en modo alguno de ellas;
que tampoco se le previno que las codugese a los surgideros de
aquellas Yslas, y sí sólo por lo tocante a los Buques de la f. 90 v.
/ Esquadra si por algún golpe de viento u otra casualidad o urgencia
tubiese precisión de entrar en algún Puerto de aquellas Yslas
portuguesas, podría egecutarlo, para remediarse con la maior
presteza y volver a la Mar a apostarse en su señalado crucero el
tiempo que te
permitan los víveres, y venir después haciendo el
Corso hasta Cádiz; mediante lo qual este permiso habla sólo con los
Buques de la Esquadra en caso de alguna urgencia en ella, sin dar a
entender que se estiende a otros que se haian de agregar a ella, ni
que la voluntad de S.M. sea que lo egecute. Que los Artículos de la
Ordenanza de la Armada citados en la pregunta no ordenan que una
Esquadra que lleva Comisión determinada para hacer el Corso se ponga
en términos de inhavilitarse en su cumplimiento por recivir en su
Conserva las Embarcaciones que encuentre, quando en la misma
Comisión no se comprehende orden expresa que los disponga, porque el
17 trata de tomar vajo de la protección los Vasallos de S.M. en
qualquier parage y ocasiones, defendiéndolos contra todo insulto,
agravio o violencia, practicando quanto de ellos dependiese para
asegurar su lejítimo comercio, y el 18, de recivir en la conserva
todas las Embarcaciones de Vasallos o aliados que encontraren en los
Puertos o navegando y quisieren seguirlos, haciéndoles buena
custodia
hasta ponerlos en seguridad quando esto pueda lograrse sin
conocido atraso de su Expedición, ni pudiera ser en otro modo a
menos de contradecirse la Ordenanza, mediante que otros Artículos
prohiben a los Comandantes de Comboy que hagan fuerza de vela,
aunque sea por algún motivo de conveniencia o hutilidad del servicio
de S.M., de donde pueda resultar la separación de los Buques del
Comboy. Así lo explica el 29, título 5, tratado 5, folio 326, y que
atiendan más a solicitar las ocasiones de combatir f. 91 r. / que a
la conserva de sus comboys, y a su seguridad, artículo 30, título 4,
tratado 6, folio 398. Que la Esquadra de su mando llevaba la
Comisión para hacer fuerza de vela en las Cazas que se le
proporcionasen y para solicitar ocasiones de combatir, pues iba
determinadamente a buscarla con los 4 ó 5 Navíos, y algunas Fragatas
enemigas, y con los Corsarios que descubriese, y así, o havía de
faltar a estas diligencias, tomando la Urca en su Conserva, y
resultaría contra el Cumplimiento de la Real Orden, o havía de
avandonar la Urca luego que descubriese qualquiera vela, y faltaba
entonces a los expresos artículos de la Ordenanza, quebrantando
igualmente el 18, pues la condición que éste pone explica no hablar
con los que llevan determinada Comisión que se oponga a la de tomar
Comboy de otros Buques, previniendo que los Comandantes de Esquadra
o de Navíos sueltos serán juzgados en Consejo de Guerra según las
resultas, de suerte que las intenciones y buena disposición del
Comandante no le salvaría livertándole del grave Cargo quando las
resultas no saliesen correspondientes al buen fin que en ello
llevase; y este es el caso preciso en que sucedería así, porque la
Urca, después de haverla agregado a la Esquadra podía separarse de
ella y caer en manos de Enemigos, como sucedió a la Santa Mónica, y
como se separó la Magdalena; en aquellos Mares podía experimentar
descalabros al modo que los tubo la Esquadra conducida a uno de los
surgideros peligrosos de aquellas Yslas, en donde siempre están los
Buques con las maniobras en la mano para ponerse a la vela quanto
apunta la travesía y es la primer prevención que los Prácticos hacen
a los que fondean en ellos; estaba expuesta a sucederle lo mismo que
al Buen Consejo y ha sucedido a otros muchos, y no estaba tampoco
libre, por ser surgideros en costas aviertas de que los Enemigos
atropellandose f. 91 v. / respecto del Parage la tomasen con
violencia, que en qualquiera de estos casos sele juzgaría como
previene la Ordenanza por las resultas, agravando la falta la Real
Orden, por no estar prevenido en modo alguno que la retubiese a ésta
ni a alguna otra embarcación de las que encontrase, ni que las
condugese a aquellos surgideros, cuia deliveracion es asumpto de
primera consideración y gravedad por las consequencias; que la Urca,
haviendo salido de los peligros de Corsarios en la travesía de los
Mares contiguos al Cuerbo y Flores, y hallándose ya a la parte del
E. del meridiano de la Tercera en 41 grados y minutos, distante de
ella 40 leguas y del Cuervo 50, parecía irregular hacerla retroceder
para llevarla a donde estaban los peligros, a donde era
indispensable que estubiese con uno continuo, agravándosele más los
Cargos que se le formarían por el conjunto de estas circunstancias
que si en la Real Orden se le hubiese prevenido lo correspondiente
para conducir las Embarcaciones que encontrase a alguno de aquellos
surgideros. Cesaban entonces estos reparos, e igualmente los demás
que se pudiesen ofrecer sobre ello, quedando todo salvado con el
soverano precepto que lo disponía mediante estar resguardado de las
resultas, no sucediendo así si lo hubiese determinado por
deliveración propia, pues en la Real Ynstrucción no sólo no se
explica cosa alguna que indicase ser ésta la voluntad de S.M., pero
ni aun se le confirieron facultades para arvitrar por sí en los
casos no prevenidos que podrían sobrevenir, ni para proceder según
lo tubiese por conveniente en los que ocurriesen de ésta u otra
naturaleza;
que por el contrario en la inscripción de la Cubierta
que encerraba la Real Orden se le daba a entender ser la mente de
S.M. que no debía detener las Embarcaciones que encontrase, diciendo
que la Ynstrucción era reservada sólo para él, y que avisase el
recivo también reservado en primera ocasión, cuia f. 92 r. /
condición no podía berificarse en otras embarcaciones que en las
Españolas que encontrase transitando por allí, que serían varias,
denotándolo así la circunstancia de dar el aviso por la primera,
debiendo suponer al mismo tiempo que esto no podía entenderse por
los Correos, lo uno, porque lo hubiera explicado así para quitar
equivocación con las de Comercio o de Guerra, y lo otro, porque no
siempre dan vista a las Yslas del Cuervo en tiempo de Verano,
pasando por más latitud para abreviar sus viajes. Que siendo las
instrucciones el Norte y Guía para el govierno de los Comandantes,
no es regular formales Cargos sobre asumpto no comprehendido en
ella, contrario al cumplimiento de su Comisión y a lo prevenido en
los Artículos de Ordenanza que deja citados. Que su cuidado y esmero
fue durante la Campaña el cumplimiento de las Reales órdenes, que
arrostrando los peligros del Gallardo y el deplorable estado en que
se hallaba la Esquadra, contra lo determinado por la Junta de
Comandantes, continuó en la Comisión, a vista de lo qual no hubiera
dejado de conducir la Urca a el surgidero más inmediato de aquellas
Yslas si hubiese encontrado en la Ynstrucción el más ligero indicio
que se lo indicase, dándole a entender ser esta la voluntad de S.M.,
que tenía el egemplar reciente de la separación de la Santa Mónica y
del primer temporal, en que toda la Esquadra experimentó los
descalabros que le sobrevinieron, y que la Urca no estaba esempta
[sic] de padecerlos, cuios accidentes serían otros tantos Cargos por
haverlo deliverado sin orden para ello, de arvitrio
propio.
19ª Pregunta
Siendo el obgeto de la Comisión perseguir a los
Enemigos y proteger al comercio, cómo al 22 de Agosto, que avistó
una Fragata de 28 cañones que dice tubo por la Astrea no hizo la
diligencia que eran de su obligación para reconocerla con certeza, y
siendo así, protegerla agregándola a la Esquadra o comboyándola a
alguno de los fondeaderos de las Yslas para surtirla f. 92 v. / allí
de víveres, o de algún otro socorro que necesitase, y era dable así
fuese mediante su largo viaje, y máximo quando para esto tenía Real
Orden, y por el contrario, para vatirla y apresarla, siendo contra
toda pericia y conducta de corso no haverla hecho dar caza,sin que
esto aluda al riesgo de separación, pues en tal caso fueran
escusadas Fragatas y demás Buques menores en una Esquadra, a menos
que en dicha Real Orden no expresaba fuese al Cuerbo sin detenerse
en Cazas, ni Combates, expresión que sólo se hace quando importa la
brevedad de una diligencia, y si por el contrario se le mandaba
hiciese dicho rumbo interceptando, vatiendo y apresando quantos
Buques enemigos se le presentasen, de que se deduce debió haver
hecho corso dando Caza aqualesquier velas que avistase en proporción
para ello, lo que no egecutó. Respuesta. Que en la conclusión de
esta pregunta está su propia solución, diciendo que debió haver
hecho Corso dando Caza a quantas velas avistase en proporción para
ello, porque en este modo lo practicó, y la del día 22 no lo estaba,
como explicó en el Diario que remitió al Excmo. Señor Ministro de
Marina luego que llegó de su viaje, y a la Junta de Departamento en
la respuesta que dio sobre este Cargo o pregunta, porque la
descubierta fue a las 5 y quarto de la tarde, de modo que desde
aquella hora hasta ponerse el Sol y empezar anochecer sólo havía
como una hora y quarto de tiempo; la vela demoraba en 3er quadrante
y el viento era de aquella parte, su distancia todo lo que alcanza a
descubrirse de los topes, debiendo conceptuar de 6 a 7 leguas, con
que en el corto tiempo que restaba de día era imposible ganarle el
varlovento para no perderla de vista luego que se pusiese el Sol, y
lo que se conseguiría sería dividir la Esquadra o a lo menos la
Embarcación o Embarcaciones que hubiesen sido destacadas en demanda
de ella, perdiendo algunos días en volverla a solicitar para
incorporarse, de que hubiera resultado un verdadero y f. 93 r. /
lexitimo Cargo por haver destacados los Buques en hora tan expuesta,
sin provavilidad ni aun remota de conseguir el fin de dar alcance a
la vela avistada con 6 ó 7 leguas de varlovento. Que la práctica
general de todas las Esquadras que van de viaje con determinado
destino, y la que mandó observar el Theniente General Don Luis de
Córdova yendo con el mando de la Esquadra para el Cavo de
Finisterre, fue que antes de anochecer se retirasen los Navíos y
Fragatas vatidoras, aunque fuesen siguiendo a alguna Embarcación
extraña, para incorporarse, a fin de no separarse, por el peligro
que en ello corrían y para no causar demoras a la Esquadra. Que esa
misma práctica observó, maiormente conociendo, como lleva dicho, no
ser posible aproximarse a ella lo suficiente para reconocerla y
mucho menos para seguirla en la noche. Que no save como pueda
asegurarse ser Fragata de 28 Cañones; que en el Parte que dio de la
descubierta de Velas no dice que la tubo por las Astrea, sino que se
hizo hizo juicio que pudiera serlo, y esto dimanó del encuentro dos
oras antes con la otra Embarcación que después se supo ser la Urca,
por el parage donde estaba y por el tiempo. Que esta embarcación que
desde los topes no se podía discernir si era grande o pequeña, como
sucede con todas en tales distancias, que en aquel parage y altura
no era regular que fuese corsaria, y eso mismo se confirmó después
que llegaron los Oficiales de la Urca Santa Ygnes a este
Departamento, los quales han dicho haverla tenido a la vista desde
la mañana de aquel día, ser de 2 Palos, pequeña, y llevar su viaje
seguido, sin haver hecho maniobra que indicase ser sospechosa. Que
en las preguntas antecedentes se le hace Cargo sobre la separación
de la Magdalena, sin consideración a haver ido en su seguimiento
desde que principió la Caza el día 11 de Septiembre hasta el
mediodía del 12 con el fin de evitar la separación y de auxiliarla
sin embargo de estar ya fuera de la vista del Fénix f. 93 v. /, y en
otra pregunta, por el contrario, se le hace de no haverla destacado
con conocimiento pleno, de que se havía de separar en la noche, cuia
discordancia destruie uno y otro cargo, y hace patente que su
conducta fue arreglada y conforme a lo que correspondía en ambos
casos.Que a la hora que se avistó esta Embarcación, además de ser
tan adelantada, como queda dicho, la Esquadra se hallava atravesada,
acavaba de ponerse en el Agua la Falúa, que se estaba armando y
esquifando para que el Maior pasase a reconocer la Embarcación a que
se havía dado alcance, por cuia razón, o se havía de avandonar esta
diligencia para que la Esquadra entera volviendo a marear hiciese la
de
continuar ciñendo el viento, como lo practicaba antes, o se había
de destacar uno o dos Buques permaneciendo ésta al Pairo con ciencia
fixa de que se separarían y tal vez no se llegarían a incorporar
hasta llegar al Crucero, según los accidentes que a unos y otros les
aconteciesen después de separados. Que conforme a la Real Orden, y
al thenor de la pregunta, dio caza a quantas Embarcaciones avistó en
proporción de hacerlo durante el viaje, dejándolo de hacer con las
que se hallavan totalmente extraviadas sin apariencia de darles
alcance o de poderles salir al encuentro. Que en el punto 10 se
intenta hacerle Cargo de las pérdidas sobrevenidas al Comercio,
suponiéndose haverse originado, por no haver estado en el Crucero de
la Recalada para livertar las Embarcaciones del Enemigo, y en éste
se le forma de no haver practicado una caza impracticable por la
hora del día y por el mucho varlovento en que estaba, con ciencia
fixa de no poder darle alcance, para seguirla con peligro de la
separación de la Esquadra y de la maior dilación en ir al Crucero,
diciendo la pregunta que no instaba tanto, que no debiera haver dado
caza y hecho diligencia de vatir y apresar quantos Buques enemigos
se le presentasen, como si se le hubiese presentado f. 94 r. /
alguno en proporción y hubiese dejado de hacer la diligencia, de
suerte que en este punto, a no ser lo que explica la conclusión de
la pregunta, parece que la ida al Cuervo a la recalada de las
Embarcaciones que vienen de Yndias no era asumpto que urgía, siendo
preferible a él el dar la caza a quantas embarcaciones se avistasen
hasta desengañarse de no estar en proporción de conseguirlo, sin
reparo en lo que por este motivo se extraviase la Derrota, en lo que
con él se retardase la llegada al Crucero, en el peligro de
dividirse quando se comprehendiesen a la entrada de la noche, con
las demás consequencias que se seguirían; y en el 7 se forma el
Cargo por el modo contrario, en la suposición de no haver estado en
el verdadero Crucero, como asumpto principal de la
Comisión.
20ª Pregunta.
Por qué haviéndose presentado a la Esquadra el 29
de Julio una tan oportuna ocasión como la de descubrir un Comboy que
le iba acercando por la Popa no viró sobre él y lo reconoció
mediante tenerle ganado el Barlovento, y que la Fragata Magdalena se
hallaba atrasada a media distancia de él, proporcionándosele por
medio de ésta, si le hubiera hecho para ello señal, haverle
reconocido y avisado de sus fuerzas, sino mui al contrario le mandó
se le incorporase, con lo que alargó la distancia, se hizo
sospechoso e hizo más difícil la Caza, que debió dar con todo
esfuerzo desde que la avistó, sin aguardar a que el Comboy virase de
vordo para emprehenderla. Respuesta. Que a la Junta de Departamento
en la respuesta que dio sobre este Cargo dijo y demostró que las
Velas avistadas el día 29 de Julio no eran de comboy, ni pudo
tenerlas por tales según las circunstancias que observó en ellas
desde su descubierta, siendo éstas: 1º, su mucho andar y la igualdad
de la vela, pues con el viento endeble que había, sólo de una milla
en los principios y f. 94 v. / dos después, le entravan a la
Esquadra del Rey visiblemente, observándose la misma ventaja quando
ésta fue en su seguimiento dándole caza, lo que no es regular con
Buques de Comboy, que por su construcción, aparejo y carga son por
lo regular de menos vela que los de Guerra; lo 2º, por el parage en
donde se hallaban, a 22 leguas al O. del Cabo de Tirriana [sic] en
el de Finisterra, y por la Derrota que hacían siguiendo a la
Esquadra al SO. primero, con
el viento ONO., después al ONO. con el
viento SO., pues a ser comboy hubiera hecho la Derrota
correspondiente a su viaje para el N. o para el S., siendo los
vientos aparentes para ello, y no se entretendrían perdiendo tiempo
en hacer rumbo extraviado sin necesidad, ni se espondrían en aquel
parage propio de Corsarios a perder parte de las Embarcaciones y aun
a que la misma Esquadra que perseguían los tomase todos. Lo 3º, el
número de velas, siendo sólo 9, y con la del 3er quadrante, que
desde que el viento empezó a tesar se les incorporó, 10. La clase de
estas velas, en cuio número se havían reconocido ser 2 Navíos
grandes, el del Tercer quadrante de porte de 80 Cañones, el otro de
2 Puentes, dos Fragatas que estaban con éste, dos Balandras algo más
atrasadas que ellos, y los quatro restantes de tres palos; cuias
circunstancias eran propias de Esquadra y en ningún modo de comboy,
no siendo regular ni el andar, ni el rumbo que hacían, ni menos que
para los quatro Buques más distantes, que eran los que no se
reconocieron, y las dos Valandras, se emplearon los dos Navíos de
porte y las dos Fragatas. Mediante esto, no era regular que formase
juicio contra lo mismo que tenía a la vista, de que fuese comboy, no
dando señales para semejante juicio la ventaja con que se le
empezaron a acercar desde la primera descubierta, como queda dicho;
que a la hora en que se descubrieron estas velas del f. 95 r. /
Fénix, y a la que el San Julián hizo la señal, el viento no se havía
afirmado y no havía varlovento seguro, porque haviendo empezado la
ventolina mui floja, después de una Calma de quasi toda la noche, a
las 7 de la mañana por el ONO. permaneció de este modo hasta las 9
del día y algo más, con la qual apenas governaban los Navíos, y fue
rodeando al SO. empezando a tesar a aquella ora algún poco sin
fixeza. Que no habiendo seguridad que permaneciese por aquella parte
y vastante señales de que continuase la buelta por el S., no era
regular tomar el otro vordo, porque de suceder aquéllo quedarían las
velas contrarias con el varlovento, y estando reconocido su mayor
andar,
sería inevitable el empeño con ellas, siendo esto lo que
tiraba a evitar antes de estar asegurado de las fuerzas del todo de
la Esquadra; que la poca subsistencia del viento se confirmó dentro
de pocas oras, pues no permaneció por el SO. y a las 6 de la tarde
volvió a retroceder al ONO. y N., pero que esto ni se savía antes,
ni aun quando se tubiese ciencia fixa de ello era suficiente para
lograr con la virada y el varlovento ir a atacarlas y vatirlas, pues
con la ventaja de la vela que tenían era regular que viendo virar la
Esquadra acia ellos lo practicasen también, para incorporarse con
los restantes que venían para su Popa, siendo esta consideración una
de las que se tubo presentes para no practicar la virada, a fin de
dejarlos venir y ver si en este modo lograba reconocer los que
faltaban, o si con el empeño que parecíase le proporcionaba batirlos
con ventaja, como ha sucedido en algunas ocasiones. Que es cierto
que a haver tenido un viento entablado sin mudanza y seguridad, de
que ellos continuarían sin hacer novedad, la diligencia que
correspondía era la que previene la pregunta, y que así lo hubiera
egecutado, porque entonces no havía riesgo en ello, f. 95 v. /
proporcionando la distancia a que llegase la Esquadra a la maior
vela de aquellos. Que por esta misma mudanza del viento y de la
buelta que iba haciendo, la Magdalena, atrasada y a sotavento, le
pareció indispensable hacerle señal para que se incorporase,
poniéndola a cubierto de peligro, pues como expuso a la Junta de
Departamento en la respuesta que dio a este Cargo, con fecha de 26
de Julio del año pasado, no havía seguridad de que repentinamente no
sobreviniese otra Niebla tan densa y obscura, como la del día
antecedente y los que le havían precedido, o calmas semejantes a las
que havía experimentado en ellos, en cuio modo peligraba mucho
estando separada. Que a la distancia en que se hallaba esta Fragata,
1 y media a 2 leguas entre la Esquadra y las velas estrañas, era mui
proporcionada para reconocerlas y haver hecho las correspondientes
señales, puesto que desde la Galería del Fénix se reconocía
distintamente
ser las 3 más inmediatas un Navío grande y dos
Fragatas, el del 3er quadrante el mismo que en el día antecedente se
havía seguido en quanto lo permitió la Niebla y se juzgó del porte
de 80 Cañones desde algo más arriva; que las 2 que le seguían eran
Balandras, y las 4 últimas parecían Buques de tres Palos; todo lo
qual indicaba, como expuso a la Junta, ser Esquadra de más fuerza
que la de su mando, cuio concepto afianzado por las particularidades
antedichas obligó a proceder con precaución en aquellos principios,
sin ser extraño que después de pasado el lance, y reconocido el
retroceso del viento, no menos de lo que fue acaeciendo, se juzgue
que hubiera sido mejor virar de vordo sobre ellos desde luego que se
entabló, pero que para ello era necesario estar asegurado de que no
continuase la buelta para el S., y que las mismas velas, si en
realidad no se considerasen con fuerza superiores a la de la
Esquadra, al ver birar a ésta f. 96 v. / lo egecutase también,
adelantando la fuga, siendo regular que lo practicasen
así.
21ª Pregunta.
Si de aquellas velas estaban 4 a mui larga
distancia de las otras que se acercavan, por qué no cargó desde
luego sobre ellas, pues aun quando todas fuesen de Guerra no podía
presentársele ocasión más oportuna para vatirla por partes, y ya que
no lo egecutó así, por qué no formó un juicio marinero para
encontrarlas y vatirlas por la mañana, obgeto primario de su
Comisión, permitiendo quedarse, por no haverlas reconocido, sin
saver si eran de Esquadra o Comboy, no sirviéndole más que de
aparente disculpa al juicio que formó de si sería la Esquadra de 15
Navíos de Guerra que en la Real Orden de 15 Junio se le tenía
avisado a Don Luis de Córdoba, que havían salido de Torvay el 24 de
Mayo con Comboy; respecto havían mediado ya 2 meses y cinco días,
motivos suficientes para conocer que no podían hallarse en aquel
parage a más que las velas avistadas no eran tantas. Respuesta. Que
aunque quatro velas estaban más distantes que las otras cinco, no
era tan larga la distancia que si la Esquadra hubiese hecho rumbo
para ponerse por el través de las más adelantadas, las otras no
hubiesen podido, con la ventaja de su andar, llegar a incorporarse
antes de haverlas vatido y rendido, como dice la pregunta, fuera de
que según queda
dicho en la respuesta antecedente, buen cuidado
hubieran ellas tenido de irse a incorporar luego que viesen virar la
Esquadra, no siendo berosímil que un Navío y 2 Fragatas, siendo más
veleras que la Esquadra del Rey, la esperasen, omitiendo la
incorporación con los suyos, no pudiéndoseles ocultar el peligro a
que se exponían, y aun sin este motivo lo egecutaron quando llegaron
a distancia proporcionada de reconocerlas. Que en su respuesta a la
Junta de f. 96 v. / Departamento con fecha de 26 de Julio no dijo
que fuesen precisamente 15 Navíos; que en Real Orden de 19 de Julio
se le anticipó noticia al Theniente General Luis de Córdoba que en
24 de Mayo havían salido con un comboy del Puerto de Torvay para
conducirlo hasta dejardo revasado de las Yslas de Flores y volverse
de allí, sino que esta noticia, con la que havía dado el Queche
Olandés el día 26 de haver encontrado varios Navíos de Guerra
Yngleses sobre el Cavo de Ortegal, apoiada de lo que havía
reconocido en los Buques y demás circunstancias, no podía menos que
observarlos hasta
reconocerlos, todo para proceder con acierto; que
aunque havían mediado dos meses y 5 días desde su salida no sería
estraño que tardasen este tiempo en revasar los Azores con el Comboy
y volverse de allí, dependiendo el más o menos tiempo de estos
viajes de lo favorable o contrario de los vientos, haviéndose visto
en ocasiones tardarse 30 ó 40 días en venir desde la Ysla de Santa
María y de la del Cuerbo a las costas de Europa quando reinaban los
levantes, y otros tantos en ir acia ellas reinando los vientos O. y
NO., como sucedió en esta ocasión, tanto más que los combois no
hacen los viajes con la brevedad que las Embarcaciones sueltas, por
lo qual no sería extraño el juicio que formó de que pudiesen ser
aquella Esquadra o parte de ella. Que no le faltó advertencia de
formar el juicio máximo que expresa la Pregunta para ver si haciendo
durante la Noche un rumbo medio se lograva amanecer con ellas y
tener su varlovento, a cuio fin confirió sobre el particular con los
dos Comandantes del Navío y con el primer Piloto, y después de
haverlo
premeditado maduramente se concluó ser mui dudoso y
contingente porque o no seguirían el rumbo que se conceptuase que
podían hacer, o con f. 97 r. / su maior andar se adelantarían tanto
que no se conseguiría el fin, y la Esquadra volvería a atrasarse de
toda la distancia que anduviese, perdiendo lo poco que havía
adelantado desde el 25 en que se separó de la del Theniente General
Don Luis de Córdova, con perjuicio conocido de la principal
Comisión, y asimismo que de mudar el viento en el discurso de la
noche se exponía la Esquadra a dividirse, no pudiendo indicar a sus
Buques a correspondencia de la mudanza los rumbos que se hubiesen de
hacer, ni siendo correspondiente para esta diligencia hacerles Farol
ni señales por ser uno y otro contrarios a su logro, cuios
inconvenientes obligaron a ceder en ella y a continuar el viaje,
como asumpto que no admitía las demoras que se podían
originar.
22ª Pregunta
Por qué avisó en su carta de oficio, fecha de 1º de
Octubre, que no creía hubiese más enemigos en aquellos mares que un
corsario a que dio caza, otro que avistó y por entrar la Noche no
hizo diligencia por el inconveniente que precave todo juicio
marinero, según los vientos y tiempos, navegando de modo que se
amanezca con la avistada, siendo así que consta los hubo y se
mantubieron en ellos, como se deduce de la Caza que dio a algunos
Don Juan de Lángara, de la Fragata Corsaria que éste apresó, de los
Buques de Guerra de que se vio perseguida la Magdalena a los 3 días
de su separacion en el parage de reunión que se havía señalado, bien
que por la Declaración del Capitán de ésta se deduce haverse
equivocado en tener los Buques que mandaba Don Juan de Lángara por
enemigos, como lo demuestra en su ya citada declaración, por cuias
noticias a la Corte le hace este Cargo, y Yo se lo aclaro como
Fiscal de la toma de la Mónica y Urca Santa Ygnes. Respuesta. Que el
aviso que dio con fecha f. 97 v. / de 1º de Octubre de que no creía
que hubiese más Enemigos en aquellos parages que uno a que dio Caza
y la 2ª avistada el 12 de Septiembre en la tarde, que juzgó pudiera
serlo, y no pudo seguirse, como queda dicho antes, por haverse
perdido de vista luego que obscureció y estar enteramente a
varlovento, en cuio modo no havía arvitrio para precaver en el
juicio marinero el hacer un rumbo proporcionado para ir a amanecer a
su vista, pues pasando ella por el N. y siendo el viento NNE. nada
más podía hacerse que ceñir el viento, y esto era lo que practicaba,
como queda
explicado en la pregunta 15, fue porque según la Derrota
que hizo desde que avistó la Ysla Tercera hasta que dejó aquellos
Mares por los parages donde hacen la recalada las Embarcaciones que
regresan de Yndias, y por donde continúan después sus viajes, como
también deja explicado, no encontró más que éstas, siendo igualmente
los dichos parages en donde devían estar los 4 ó 5 Navíos y las
Fragatas enemigas, no menos que los Corsarios, porque en ellos se
les proporcionaría hacer presas en nuestras Embarcaciones de
América, no siendo esto regular de aquellos paralelos para el S. por
no ser Derrota, como lo explicó en la respuesta que dio sobre igual
Cargo a la Junta de Departamento con fecha de 26 de Julio y 11 de
Agosto del próximo año pasado, diciendo que la Urca Santa Ygnes fue
apresada a la parte del E. de las Terceras, la Santa Mónica al E.
del Cuerbo y Flores, ésta por la casualidad de que haviendo salido
del Puerto del Fayal la Fragata Ynglesa la Perla, donde entró con el
motivo de hacer Agua, y haciendo Derrota el 14 de Septiembre para ir
a hacer su corso al parage de la recalada, avistó en el tránsito a
la Santa Mónica, que según las noticias se regresaba para España, de
donde resultó el combate y su pérdida. f. 98 r. / Que la que apresó
Don
Juan de Lángara Huarte, según las noticias, fue en las
inmediaciones de la Ysla de Santa María, lo qual es de extremo a
extremo de las Yslas, mediando entre el Crucero de la Esquadra y
aquel parage una distancia de más de 80 leguas, y que siendo el
Apostadero de la Esquadra en la recalada del Cuervo y Flores no era
posible que viese lo que sucedía a la parte del E. de estas Yslas en
las inmediaciones de la Santa María, ni a donde la Urca Santa Ygnes
fue encontrada y apresada por los Corsarios, como tampoco respecto
de los tiempos en que esto sucedía, que siendo varios los Corsarios
y teniendo su provecho de las presas que hacen se reparten por otras
tantas partes, y la Esquadra, no pudiendo estar en todas a un
tiempo, no sería estraño que en tanto que ella cruzaba en su
apostadero, aquéllos apresasen Embarcaciones en alguna distancia de
él, lo que se confirma además del convencimiento que sobre ello hace
la misma razón en que Don Juan de Lángara y Huarte, haviendo estado
a la vista de la Ysla de Santa María, apresado en ella un Corsario y
reconocido las otras Yslas quando volvió para el Cuervo, no pudo
evitar su diligencia que un Bergantín y una Fragata de 14 Cañones
apresasen en aquellos mismos parages una Embarcación cargada de
Cuero que venía de Buenos Ayres, según noticia que dio un Bergantín
Portugués el 26 de Septiembre que havía salido de la Ysla de San
Miguel y hacía viaje para Lisvoa, porque o esto sucedería fuera de
la vista de Don Juan de Lángara o quando no estaba ya en aquellos
parages; que si otro tanto hubiera sucedido en el Apostadero de la
recalada donde se hallaba con su Esquadra, siendo mui posible, ¿qué
Cargo se le haría a vista de los que le forman sin f. 98 v. / tantas
apariencias de regularidad? Que sobre los Buques de Guerra que
persiguieron a la Magdalena a los 3 días de su separación, por la
latitud de menos de 39 grados y medio, y tubo por Enemigos, no tiene
que reproducir mediante estar aclarado por el Fiscal haver sido la
Esquadra de Don Juan de Lángara y Huarte, según deja dicho en la
respuesta a la pregunta 16. Que mediante esto se halla calificado
quanto dijo en su carta de 1º de Octubre de 1779, de no hallarse por
aquellos parages los 4 ó 5 Navíos y tal qual Fragata Ynglesa, ni
haver encontrado más embarcaciones enemigas en la recalada de las
nacionales que vienen
de América, donde era su apostadero, ni desde
el Meridiano de la tercera acia el E. y para el N. en la derrota que
hacen viniendo para España que las que refirió, sin que esto se
oponga a que distante de allí, por otras latitudes o longitudes,
pudiese haverlos, de lo qual nadie puede responder.
23ª Pregunta
Por qué no reconoció las Embarcaciones que avistó,
careciendo por esto de las
noticias que de unas y otras podía haver
adquirido y con ellas navegado con acierto para perseguir los
Enemigos y proteger al comercio, de cuias ventajas careció por no
haverlo egecutado así, y apostádose [sic] en el Crucero que le tenía
mandado, y siendo así, que es máxima de todo Navío de Guerra, y con
mucha más razón de toda Esquadra, batir a los Enemigos donde los
encuentre antes de apostarse; no tan solamente no le egecutó así,
pero ni los reconoció. Respuesta. Que en la respuesta a la pregunta
19 tiene satisfecho a lo que corresponde a ésta, tocante al
reconocimiento de Embarcaciones avistadas, y asimismo, que de las
noticias que adquirió de alguna de ellas supo que sobre las Yslas
del Cuervo, y en la Derrota que de ellas se hace para Europa, no se
hallavan los 4 ó 5 f. 99 r. / Navíos y las tales o quales Fragatas
inglesas, sin que esta noticia obstase para irlos a solicitar en
todos los parages en donde era regular que estubiesen hasta
satisfacer por si propio, como tiene explicado antes, y que por
falta de noticias, ni diligencias, no dejó de perseguir a los
Enemigos ni de proteger al Comercio. Que estubo, como tiene dicho y
demostrado por la Derrota que hizo y por las latitudes y longitudes
por donde la Esquadra andubo y quedan explicadas, en la recalada de
las Embarcaciones que vienen de América, volviendo a repetir ser la
misma que se les señala por Derrota que se les da y se le manda
observar, y que no haviendósele prefijado por la Real Orden latitud
y longitud por donde hubiese de cruzar, diciéndosele sólo que se
dirigiese a las Yslas del Cuervo y Flores, por ser la recalada de
las Embarcaciones que vienen de Yndias, como lleva referido antes,
juzgó no deber hacer otra cosa para el maior acierto que governase
por la misma Derrota que se les da a estas Embarcaciones, como tiene
dicho; que a no haverlo estimulado tanto su Celo y particular deseo
de desempeñar en el modo posible quanto abrazaba la Real Orden de
S.M., livertando de desgracias las Embarcaciones del comercio
Nacional y persiguiendo a los Enemigos, no hubiera expuesto el Navío
el Gallardo a los
riesgos a que lo expuso por efecto de este celo,
como es notorio y el Cargo o punto 7ª expresa.
24ª Pregunta La limitación de la Caza a los Buques de su mando se
entiende
para que le sirviese de govierno quando llegasen con ella a
alejarse tanto del Navío Comandante que sobreviniendo la Noche
hubiese peligro de que con su maior andar amaneciesen fuera de su
vista y peligrasen encontrando fuerzas superiores aun en la misma a
quien daban la Caza, porque f. 99 v. / entonces no podían ser
socorridos; pero esta limitación no tenía cavimiento interin que las
que diesen la Caza podían descubrir las señales que se les hiciesen
del Navío Comandante, que debía ir en su seguimiento con fuerza de
Vela, y lo mismo el resto de la Esquadra, porque siendo el andar de
las Fragatas maior que el de los Navíos, y en éstos haviendo
desigualdad vastante sensible entre el Gallardo, que era el de más
vela, y el Diligente, el de menos, no debía avandonar al menos
velero, ni permitir que se alargasen las Fragatas de más vela que en
el discurso de la noche siguiente a la Caza amaneciesen separados
unos de otros, y para precaverlo todo, como es regular en qualquier
General que se halla encargado de una Esquadra y es responsable de
las separaciones. En la tercera de las órdenes y prevenciones para
el Crucero advertí que si las Embarcaciones hubiesen sido avistadas
por la mañana se les daría Caza todo lo que alcanzase el día, y si
por ser mui veleras no
se alcanzase a tenerlas vajo de Cañón hasta
el anochecer, se dejaría la Caza contra ellas, navegando en el la
noche para amanecer en el parage de reunión; esto en consideración a
lo que en el discurso del día se podía adelantar la Embarcación más
velera de la de menos vela. La quarta prevención dice que lo mismo
se practicará con las que se descubriesen hasta las dos de la tarde,
pero desde esta hora en adelante que se siguiesen el resto de la
tarde y Noche, y si al amanecer no se hubiese conseguido estar con
ellas, se navegaría en el día para restituirse al lugar de reunión,
disponiéndolo en este modo con consideración a lo que en el discurso
de 12 u 14 horas se alargaría de la Esquadra la Cazadora, y en el
supuesto de que no amaneciese a la vista de la Esquadra y donde
pudiese distinguir las señales que hiciese, f. 100 r. / pues si por
ser el viento endeble no hubiese sido tanto lo que se hubiese
alargado, entonces se le haría la correspondiente señal para seguir
la caza arreglado a la prevención, se viese que la suspendía, o se
le haría la de retirarse si conviniese para no apartarse la Esquadra
del Crucero para el N. o para el S. largo tiempo y distancia, de que
resultarían más graves inconvenientes contra la principal Comisión
de
proteger nuestro comercio de Yndias, como está explicado más
difusamente en la respuesta 11. Que limitó la Caza por la parte del
S. del Crucero a 8 leguas, entendiéndose esa en latitud por la
dificultad de volverlo a recuperar con los vientos que por lo
regular reynan por la parte del N. y NO., en cuio tiempo quedaría el
Crucero avandonado y la Esquadra inhutilizada en su principal
comisión de limpiarlo de enemigos, y de proteger nuestras
Embarcaciones de comercio, pero esta limitación no se entendía por
Rumbo obliquo, y así, en la Caza que dio la Magdalena, la Esquadra,
que andubo menos que ella por ser de menos vela, la siguió a una
distancia de más de 20 leguas, ni tampoco se entendía quando los
vientos fuesen proporcionados para poder navegar al N. y S., como de
las partes del E. o del O. y sus inmediaciones, no pudiendo dar
regla
fixa sobre este particular, y que las que dio fueron las
generales para el govierno particular de cada Comandante quando
llegase a estar donde no pudiese percivir las señales, como queda
dicho, con atención a no avandonar el Crucero y a que no resultase
pérdida del alguno de los Buques de la propia
Esquadra.
25 Al
segundo punto está explicada la razón en la respuesta a la
9ª
pregunta, siendo lo que la Fragata Magdalena ni la Corsaria a
quien ésta perseguía no se descubrieron del Navío Comandante f. 100
v. / al amanecer del día 12, ni se volvieron a ver, que los dos
Buques que avistaron parecieron a rumbo mui distinto del que havían
quedado al anochecer anterior, porque haviéndosele seguido al NO.
ellos se vieron al SSO., a cuio rumbo se les siguió desde el
amanecer hasta las 12 del día sin haverse reconocido que se les
entrase cosa alguna, y de seguir en la misma conformidad la tarde,
se caía en varios inconvenientes, todos graves: el 1º la separación
en la Noche, que era inevitable por la distancia que tenían y el
rumbo que pudiesen tomar; 2º, hallarse la Esquadra fuera del Crucero
a la parte del S. del él, y el viento por el NNE., contrario para
volverlo a recuperar; 3ª, la maior dificultad de la incorporación
aun en el parage de reunión, porque si ellos, consequente a las
órdenes que tenían, hacían diligencia de ir a él, bien fuese en la
noche o en el siguiente día, si se hallavan fuera de la vista de la
Esquadra
y ésta no estaba con anticipación en él para recivirlos, se
daba lugar a que tomasen la determinación de ir en su solicitud,
según las mismas órdenes, y era el modo de no encontrarse unos a
otros. Para evitar esta confusión y sus malas resultas resolví ceñir
el viento al mediodía, para que visto por los mismos Buques supiesen
ser la Derrota de la Esquadra para el parage de reunión, en donde la
encontrarían, como en efecto sucedió, pues para éste y otros casos
semejantes se les tenía dado en el Pliego reservado con fecha 17 de
Agosto y 8 de Septiembre el parage donde havían de acudir para
incorporarse últimamente, que entre tanto que la Esquadra estaba
fuera del Crucero, y quanto más tiempo tardase en volver a él, tanto
más peligravan las Embarcaciones que volviesen de Yndias de ser
apresadas, pues ésta tenía dos obgetos principales: 1ª, proteger el
Comercio, livertándolo de caer en manos de los Enemigos, f. 101 r. /
para lo qual era forzoso que estubiese en la latitud de la Recalada,
como está dicha en la respuesta a la pregunta 14; 2º, hacer el corso
contra las embarcaciones enemigas, pero siempre comprehendió que
esto debía ser sin perjuicio conocido de aquéllo, y por esto en las
órdenes que dio dice la misma tercera citada antes, que después de
llegados al parage del crucero habrá allí un lugar destinado para la
reunión, y entonces podrá darse Caza a dos Embarcaciones a un tiempo
o más, volviéndose a incoporar, por lo qual, para llenar los obgetos
y el
de que los Buques no se dividiesen con motivo de las Cazas era
forzoso señalar en éstas ciertos límites, y que la Esquadra o el
Navío Comandante les siguiese todo lo que pudiese, pero que quando
empezaban a estar separados, como sucedió en esta ocasión, procurase
restituirse al parage de reunión a fin de que concluidas las
funciones de los que daban las Cazas se incorporasen en él, y para
que no peligrase la Fragata iba, como está dicho en la respuesta
citada, vajo las órdenes del Comandante de un Navío, del que no
debía separarse porque a donde éste no alcanzase con su vela y su
fuerza, no le podía servir de auxilio en qualquier aprieto que se
hallase. Que mediante haver estado la Fragata Magdalena fuera de la
vista del Fénix, puesto que este Navío se hallaba destacado vajo las
órdenes de aquel Comandante, éste es a quien pertenece responder
sobre el Cargo de su separación, o hacérselo en toda forma, y de no
haverse unido a la Esquadra, así como lo hicieron el San Julián y el
Diligente, fuera de que las mismas órdenes y prevenciones tenían
unos que otros, según las quales, y la dada para el parage de
reunión, debió haver hecho diligencia de ir a él luego que se vio f.
101 v. / separada por la latitud de 39 grados 55 minutos, más N. o
más S., no habiendo ido sino por 39 grados y menos de medio, que es
donde encontró con la Esquadra de Don Juan de Lángara, de suerte que
estando el viento por el NNE., y de aquí al NE., se fue con la
vordada al E. y ENE. después que se separó del San Julián en la
noche del día 13, sin cuidar de ponerse en la latitud del Crucero,
cuia diligencia era la primera que debía haver hecho para ir lo más
prompto al parage de reunión.
26 La
señal hecha la tarde del día 11 de Septiembre, poco antes
de las 6, fue consequente a un Cañonazo que la Magdalena havía
tirado antes, como queriendo dar a entender que le entrava la
Embarcación perseguida, cuia Caza se empezó a la 1ª de la tarde;
ésta fue la 44 que se dice para que se sigua [sic] a las
Embarcaciones avistadas, proporcionando la vela durante la Noche a
fin
de no amanecer fuera de la vista de la Esquadra. Esta señal fue
la más adaptable en la circunstancia a la distancia a que se havían
alargado una y otras, de lo que indicaba su Cañonazo, y de evitar
que se empeñase sola con peligro de su pérdida o que amaneciese
separada del Navíos a cuias órdenes estaba, que no podía andar tanto
como ella.
Ulloa f. 102 r. /
Oficio Muy Señor mío:
Teniendo entendido haver venido por el
Correo de ayer la Orden de S.M. para que se celebre el Consejo de
Guerra sobre la Conducta que tube en la mando de la Esquadra
destinada a las Yslas Terceras en el año 1779, paso a V.S. una
exposición que he formado y sirve de defensa, para que se sirva
presentarla en mi nombre al Consejo de Guerra y leerla quando sea
tiempo. Ygualmente le acompaño una Copia de la Real Orden
instructiva, firmada del Excmo. Señor Marqués González de Castejón,
para que arreglado a ella procediese, y otra de los varios Artículos
de la Ordenanza de la Armada que se hallan citados en mi declaración
y repetidos en esta exposición, hallándose raiados y numerados los
puntos preceptivos de que hago mención, y otra Copia de la que el
Excmo. Señor Director General, Don Luis de Córdova, me pasó, y lo es
de la que havía recivido del Señor Marqués González de Castejón, a
fin de que se tenga presente al tiempo de leer la
exposición.
Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Junio 26 de
1781. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa.
Señor Don Jossef de Miranda.
Contextación
Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con Papel de V.E. de
esta fecha he recivido la defensa que V.E. ha formado y debe leerse
en el Consejo de Guerra que ha de celebrarse en el examen de la
conducta de V.E. durante el mando de la Esquadra f. 103 r. /
destinada a Yslas Terceras el año de 79, y los demás documentos que
V.E. acompaña. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 26 de
Junio de 1781. Beso la Mano de V.E. su más atento servidor. Jossef
de Miranda. Excmo Señor. Don Antonio de Ulloa.
Muy Señor mío: Tratando en mi declaración y en la exposición
que sirve de defensa en comprovación de haver cruzado la Esquadra de
mi mando en el verdadero Crucero de la recalada de las Embarcaciones
que vienen de Yndias; del encuentro el día 10 de Septiembre, en la
tarde, de 1779 de un Vergantín Portugues, que hacía viaje para
Europa, el qual encontró después con la Esquadra de Don Juan de
Lángara y Huarte inmediata a las Yslas del Cuervo y Flores, a quien
dio noticia del parage donde le havía encontrado y de la Caza que a
su vista empezé a dar el día 11, será conveniente que en caso de que
sobre este particular no se haía pedido Ynforme al referido
Comandante, V.S. lo haga para el más completo convencimiento de
quanto digo sobre este particular.
Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Junio 26 de
1781. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa.
Señor Don Jossef de Miranda.
Muy Señor mío: En el día de ayer reciví la continuación de
noticias de Embarcaciones españolas que fueron apresadas viniendo de
las Yndias en el año f. 103 v. / de 1779, desde que se declaró la
Guerra, cuia averiguación se ha estado haciendo con la maior
actividad, y la paso a V.S. para que sirva de adición a la que se
comprehende en mi exposición, pareciéndome no haver inconveniente en
que éstas no estén vajo de una misma relación, pues siempre se
corrovora más mi intento de provar que el Cargo que se ha intentado
hacerme sobre su pérdida es enteramente infundado y por lo tanto
fuera de toda razón.
Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Junio 30 de
1781. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor, Antonio de Ulloa.
Señor Don Jossef de Miranda.
Excmo Señor. Muy Señor mío: Queda en mi poder la relación que
V.E. se sirve
remitirme con Papel de oy y sirve de adición a la que
acompañó V.E. a su defensa, cuio Papel haré insertar en su debido
lugar.
Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 30 de Junio de
1781. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su maior servidor. Jossef
de Miranda. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa. f. 104 r.
/
La campaña de las Terceras
Antonio de Ulloa
Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander
Central Hispano 1999-2000
La campaña de las
Terceras
Antonio de Ulloa
Exposición que el Theniente General de la Real Armada Don Antonio de
Ulloa hace al Consejo de Guerra
sobre los puntos del Ynterrogatorio en que ha declarado ante el
Mayor
General de la Armada Don Buenaventura Moreno, y sirve de
Defensa.
La voluntad de S.M. y su Soverana Resolución, que siempre
reverencia mi humildad con aquel profundo respecto [sic] que es tan
propio
y natural en la fidelidad, justo y debido en quien con
lealtad, amor y deseos del acierto le sirve, ha tenido por
conveniente que se examine mi conducta en el mando que tube de la
Esquadra destinada a las Yslas Terceras en el año de 1779 por el
Consejo de Guerra, después de haverse practicado en diligencia por
las tres diversas Juntas que desde el 26 de Octubre de aquel año han
entendido en ello con quantas formalidades y atenciones eran
correspondientes a un asumpto que se hallava recomendado por S.M.; y
en tanto se interesa el Real Servicio esta nueba providiencia hace
visible, desde luego, los efectos propios de la equidad en la
rectitud con que la misma Justicia del Soverano la ha dispuesto,
siendo al mismo tiempo la más favorable y propicia que Yo podía
esperar, porque mediante ella se hará notoria mi conducta, las dudas
que se subsitaron de resultas de la Campaña se desbanecerán, mi
celo, aplicación y desvelo al más exacto cumplimiento de las Reales
órdenes subsistirá en la opinión y concepto que siempre he tenido, y
se hará notorio que quanto practiqué fue dirigido por los mejores
deseos de acierto, arreglándome a lo que alcanzó mi comprehensión,
según lo que me estaba prevenido en la Real Orden y a lo que
permitieron los tiempos y las circunstancias en que la Esquadra se
halló; porque aunque las Juntas lo examinaron prolijamente,
haciéndose capaces de todo ello hasta quedar plenamente satisfecha,
y consequente a ello informaron f. 105 r. / a S.M. después de
tenerlo concluido, haviendo sido privados los exámenes y las
averiguaciones que practicaron, igualmente que todos los Ynfórmenes
que hicieron, no han transcendido al público sin embargo de que
estos pareceres no deberían ser de menos convencimiento que el del
Consejo de Guerra, a causa de haverlos formado con conocimiento de
lo que resulta de los Diarios, y que la exposición de los testigos
en aquellos
asumptos, a donde alcanza su comprehensión, que eslo que
se aumenta en parte en el Consejo, no puede adelantar cosa alguna
sobre lo que contienen aquéllos en las materias y puntos que pueden
tener decisión por ellos. Desde que empezaron las Juntas referidas a
tener conocimiento de este asumpto fue mi principal deseo dar una
plena satisfación sobre todos los puntos que hubiesen subsitado
motivo de dudas en la Real Comprehensión, no correspondiendo otra
cosa a la Obligación en que se halla constituido mi propio honor,
como buen servidor que siempre he sido de S.M. y con maiores motivos
en mí que en otra Persona por la elevada graduación que la piedad de
S.M. se ha dignado colocarme, y por los créditos y el concepto
adquirido en los servicios hechos en todos los tiempos con notoria
aceptación de los tres Soveranos que han reynado desde que que
empezé la Carrera en este servicio. Así lo practiqué en quantos se
me participaron, sin que fuese necesario que sobre las respuestas
que di a los 9 puntos que originales se me pasaron se me reprodugese
cosa alguna por haverlo satisfecho completamente sin dejar en ello
ningún género de duda; esto mismo reproduzco en la Declaración que
tengo hecha al Ynterrogatorio de 26 puntos que se me ha presentado
por el Maior General de la
Armada, resultándome de ello la
satisfación de que lo que para con aquéllas expliqué con ingenuidad,
quedando reservada su noticia y conocimiento a ellas solas, f. 105
v. / no lo será por este méthodo, y que mis exposiciones se afiancen
más con los Testigos, siendo el medio propio y natural para
desvanecer todo género de duda y de que S.M. logre la plena
satisfación que corresponde, mediante lo qual mi honor quede
plenamente indemnizado, como lo debo esperar de la Real
justificación y beneficiencia sin el más leve escrúpulo que indique
duda sobre el verdadero amor, celo y fidelidad con que procedí
dirigido en
quantas operaciones practiqué a el mejor servicio del
Rey y beneficio de la Nación.
Nada persuade tanto la fidelidad del Súbdito y la lealtad del
buen Basallo como la resignación y humilde conformidad a las justas
disposiciones y providiencias del Soverano, y nada contribuirá tanto
a mi justificación como el deseo de hacerla completa en un modo que
las razones que tengo expuestas en mi Declaración, afianzadas con lo
que consta del proceso, persuadan con la misma sinceridad que mi
ingenuidad las ha producido, y sean suficientes para que S.M. quede
con plena confianza de haverlo servido con el celo, aplicación,
inteligencia
y acierto que siempre lo he practicado. Mis expresiones
no tendrán el pomposo aparato de la eloquencia ni el estilo sublime
y florido que es regular para dar vigor a las razones que expondré
en defensa de mi causa, pero me prometo que su sencillez y
naturalidad será un equivalente que las acredite y les dé el
valimiento necesario para que los mismo hechos sirvan de
convencimiento de haver observado una conducta regular conforme a
las obligaciones de mi encargo, y al recto fin de desempeñarlas
completamente hasta los términos a donde puede estenderse el celo
más fervoroso y acreditado.
No he juzgado conveniente estender esta exposición produciendo
todas las razones que correspondían a los 26 puntos que contiene el
Ynterrogatorio por 3 razones: la primera porque de practicarlo f.
106 r. / en este modo sería en parte reproducir lo mismo que está
dicho en mi Declaración, y hacerla demasiado difusa y molesta, lo
qual lejos de contribuir al Fácil conocimiento de la causa y a las
razones en que se funda la defensa, en lo mismo que la alargaría
resultaría confusión por la multiplicidad de razones y repetición de
unas mismas cosas. Lo segundo porque en el Ynterrogatorio se
reconoce alguna repetición en ellos; y lo tercero, porque varios de
estos puntos no se deben graduar lejítimamente por Cargos, siendo
reproducciones que se han formado después, deduciéndolas de las
razones que expusé en las respuestas a las Juntas a los 9 primitivos
puntos,
en cuio modo pudieran multiplicarse sin término. Para evitar
la Confusión y la repetición, me ha parecido ser lo más conforme a
la Claridad resumir a 6 lo esencial que comprehende el
Ynterrogatorio y tratar de ellos con la brevedad que
conviene.
Estos 6 puntos 2 son: 1º, la Derrota que la Esquadra hizo a las
Yslas del Cuervo y Flores; 2º, el Crucero que tubo durante el tiempo
que se mantubo allí; 3º, los motivos que tubo para no haver
incorporado en la Esquadra la Urca Santa Ygnes; 4º, el no haver dado
Caza a todas las Embarcaciones que se avistaron durante el viaje, y
con particularidad a la descubierta el día 22 de Agosto al concluir
la tarde; 5º, la causa de no haver continuado desde el mediodía 12
de Septiembre por la parte del S. del Paralelo, donde tenía señalado
el Crucero acia donde havía ido dando Caza la Fragata Magdalena; 6º,
sobre las velas descubiertas el día 29 de Julio. Estos abrazan lo
esempcial del Ynterrogatorio, y para el perfecto convencimiento
citaré al margen los puntos de la Real Orden instructiba de S.M.
sobre
que se fundaron mis determinaciones y los artículos de la
Ordenanza de la Armada que son conformes a ellos. f. 106 v.
/
Preveníame la Real Orden de 23 de Maio de 1779 que hiciese
rumbo a las Yslas del Cuervo y Flores, cuio parage en aquella
Estación es la recalada de las más Embarcaciones del Comercio de
Yndias, para proteger con dicha Esquadra el nuestro, interceptar el
de los Yngleses, atacando y vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y
mercantes que encontrara; en esto no se prefixó la Derrota que havía
de seguir para ir aquellas Yslas, ni era regular hacerlo, mediante
quedándome S.M. suficiente de su Real mente me vastaba ésta para que
Yo la dispusiese en el modo conveniente a su más exacto
cumplimiento, como lo previene la Ordenanza de la Armada, tomo 1º,
folio 49, artículo 10; y así lo practiqué desde el parage en donde
se hallava la Esquadra con la convinada, luego que me separé de ella
en las inmediaciones de la Ysla de Sisarga en el Cavo de Finisterre,
procurando que fuese la más corta y precaviendo los riesgos y
peligros que pudieran ofrecerse en este tránsito, como lo explican
las advertencias que en dicha Derrota tube por conveniente hacer.
Arreglado a ella practiqué toda la navegación en quanto lo
permitieron los vientos, unas veces contrarios, otras calmosos y
otras de temporales; todo esto lo confirman los declarantes
unánimemente, y que se aprovecharon en quanto permitieron, mediante
lo qual queda provado este punto, sin poderse ofrecer duda en ello,
por lo que es superfluo dilatarme en ello.
Señalé, arreglado a la misma Derrota, por parage de reunión, o
randebu, la Ysla Tercera por la parte del Norte de ella, a su vista,
y después de éste otro 2º en
las del Cuervo y Flores por la parte
del O. en la latitud 39 grados y medio y de 7 a 8 leguas distante de
ellas, a causa de ser por aquella inmediación el parage del Crucero.
Hasta el día 16 de Agosto permaneció toda la Esquadra incorporada,
pero haviendo sobrevenido desde el principio de la Noche precedente
el primer recio temporal del NO., que me pareció f. 107 r. /
extraordinario por estar todavía en la Estación del Berano,
empezaron con él las Averías y desastres de la Esquadra y a
interumpirse en mucha parte la navegación, que hasta entonces se
havía seguido con regularidad, porque haviendo amanecido ésta
separada en el todo fue preciso hacer diligencia de su
incorporación, y para ello suspender la Derrota que llevaba,
retrocediendo de ella hasta volver al parage en donde la Esquadra
estubo completa al anochecer el día antecedente, quando empezó el
temporal; sin embargo de esta diligencia quedó desunida la Fragata
Santa Mónica, y la Esquadra, reparada en aquel modo que era posible,
volvió a continuar el viaje con vientos contrarios en demanda de la
Ysla Tercera, a la qual dio vista el 26 al mediodía estando en la
latitud de 39 grados 34 minutos y medio; al mismo tiempo que se hizo
esta descubierta conocí que el viento, que estaba por el O., tomaba
demasiado cuerpo y que el cariz anunciaba otro temporal como el que
se havía experimentado 10 días antes; que acia la parte de Tierra se
cargava demasido de niebla, con cuio aparato resolví mudar de vordo
poniéndome con la Esquadra de la parte del N. Es combeniente
advertir que en aquel día se havían notado 8 minutos de diferencia
en latitud para el S., lo qual indicaba corrientes para esta parte,
siendo éstas mui comunes allí, y era otra razón más para no deber
permanecer allí con la Esquadra, contingencia de que creciesen, como
sucedió, y ir a dar sobre aquella o las otras Yslas contiguas sin
poderlo
evitar. Así lo explica el 1er Piloto del Fénix, Don Juan de
Porta, en su Declaración. Mi resolución fue tan acertada en rumbo, y
también tomada en tiempo, aprovechando instantes, que a las 5 de la
tarde el viento ya havía rodado hasta el NNO. y en un temporal
verdadero de travesía, pues a las 6 y media, después de tomar todos
los rizos a las Gavías, fue preciso aferrar el Velacho y quedar con
Gavia, Trinquete y Mesana. El Comandante del Fénix, Don Francisco
Melgarejo, f. 107 v. / en su ratificación lo testifica así y dice:
Que tubo por mui acertada esta resolución; sabido es de los Náuticos
inteligentes el peligro que se corre quando se está en las
inmediaciones de Tierra con temporales de travesía, Mares gruesos,
corrientes que tiran acia ellas, y mucha cerrazón; que todos éstos
son peligros grandísimos para las Embarcaciones a quienes las coge
en tal disposición; y éstos son los que Yo evité con la Esquadra
tomando el vordo que convenía para conseguirlo. Los vientos
permanecieron por la parte del N. y del NO. con la misma fuerza a la
del primer día, acompañándoles la cerrazón y llubias, y aunque en
algunos cortos intervalos hacia recalmones repentinos, se repetía
volver a ventar por la misma parte; la observación de la latitud no
se consiguió el día 27 y el 28, permaneciendo el viento por allí,
como ba dicho; se reconocieron 17 millas, o 6 leguas, de corrientes
al S., motivos todos mui suficientes para deber Yo aplicar mi
cuidado a evitar en la Esquadra los desastres y peligros que tantos
otros han experimentado por no haverlo observado así, y que han dado
lugar a que quantos Pilotos experimentados se reconocen den el
correspondiente resguardo a estas Yslas, procurando alejarse de
ellas después que montan las del Cuervo y Flores, sin exponerse a
que les sobrevenga, estando por la travesía de la Graciosa, San
Jorge y Tercera, algún temporal del N. o del NO. que los ponga en
riesgo. Esta precaución es tan general que no sólo allí, sino es en
quantas Costas o ensenadas ay, se observa, con la diferencia de que
en unos parages sean más urgentes que en otros, y aquellas Yslas son
en este particular las que piden maior cuidado a causa de los
vientos por el N. y NO., que por lo regular son violentos,
acompañándoles la mucha Mar, la Serrazón y las corrientes. Serenado
el tiempo volvió a navegar la Esquadra desde el día 28 en la tarde
en su Derrota, pero esto fue con el viento contrario por el ONO.,
O., y hasta el NNO. f. 108 r. / dejándose entender por ello que fue
mui poco lo que podía adelantar acia el O., que era lo que debía
hacer con el fin de descubrir las Yslas del Cuervo y Flores por la
del E., según estaba prevenido en la Derrota que tenía dada a la
Esquadra. Esto mismo dice el maior número de los testigos, y de
maior concepto, como son los primeros Comandantes de los Buques, el
Maior de la Esquadra y los primeros Pilotos.
Avistada la Ysla Tercera, como queda dicho, quedaron
berificados y cumplidos en lo principal 2 puntos esempciales, el uno
de éstos perteneciente a la Real Ynstrucción de S.M., el otro a las
que Yo tenía dadas a la Esquadra sobre el primer parage de reunión.
Aquél lo estaba en haver hecho hasta allí la Derrota correspondiente
para las Yslas del Cuervo y Flores, mediante que estaba ya por su
paralelo y en su inmediación, como que sólo distan una de otra 38
leguas, en cuio corto espacio poca diferencia podía ofrecerse en la
navegación que restaba que hacer, aun quando los vientos no
permitiesen ir a ellas directamente, como sucedió en esta ocasión,
siendo aquella Ysla nuebo punto de partencia donde se corrigieron
los errores grandes o pequeños que podía haver en la travesía de las
280 leguas que ay desde el Cavo de Finisterre hasta allí. Este es
otro punto principal, lo quedó también mediante que habiéndose
avistado la Ysla y no descubriéndose en aquellos contornos
embarcaron [sic] alguna, no quedaba duda de no estar en ellos la
Fragata Santa Mónica, ni por aquellos parages, pues por resguardo a
la misma Ysla se había hecho Payro durante toda la Noche presente,
hallándose la Esquadra en 40 grados escasos, por lo qual disminuió
los 26 minutos que ay desde ellos hasta los 39 grados y 34 minutos y
medio, que vienen a ser cerca de 9 leguas, con día en la mañana del
26, y así, ni a la vista de la Ysla ni fuera de ella se hallaba la
Fragata que solicitaba, lo que está confirmado por la Declaración de
su Comandante Don Manuél Núñez Gauna de no estar en aquel f. 108 v.
/ día ni en los siguientes por aquellos parages. La entrada de este
segundo temporal, como queda dicho, fue tan prompta que no permitió
por entonces que llegase a la voz de la Fragata Magdalena para
informar sobre la Certura de la Tierra que havía descubierto, ni lo
egecutó hasta el 29 a las 4 y media de la tarde, que era la
singladura de éste al 30, pues hasta el 28 de mañana no se pudo
marear el Velacho, y esto fue con todos los Rizos tomados, pero a
las 6 y media de la misma tarde, haviendo buelto a arreciar el
tiempo, fue forzoso volver a quedar sólo con Gavia arrizada y el
Trinquete, siendo mucha la Mar correspondiente al viento, la
cerrazón y la repetisión de los aguaceros, que permanecieron con
tesón hasta el 29, aunque por la latitud que se observó el día 26 y
por la Derrota que se havía hecho hasta allí, debía ser la Tercera
la Tierra descubierta; para quitar todo género de duda en ello le
hice reconvenir al Comandante de la Magdalena, quando llegó a la
voz, si acaso no podía ser el Pico o el Fayal, a lo que respondió
que no le parecía, por haver visto un Mogote separado de ella y a la
parte del O., con lo que no me quedó que dudar por darlo por señal
segura los Derroteros Portugueses, y aun la Carta del año 75 pinta
este Mogote; no podía ser en ningún modo la Graciosa, como sospechó
Don Pedro de Leiba, a causa de que por los mismos Derroteros esta
Ysla es mui vaja, rasa y tiene otra extensión, motivos por que
tampoco podía descubrirse a la distancia en que la Esquadra se
hallava de ella por la latitud que se havía observado, y así quedé
asegurado en ser la Tercera y de la situación de la
Esquadra.
Dudo que hasta aquí pueda encontrarse reparo en mi conducta,
pues ¿quál será el Comandante de Esquadra o de Buques suelto, o el
Piloto de inteligencia que si se hubiese hallado allí en iguales
circunstancias no hubiera practicado lo mismo?, pues de no f. 109 r.
/ hacerlo no sólo se exponía a los peligros que eran visibles, y
ningún Naútico ignora, sino que se acreditaría de cortedad de luces
y conocimiento en la navegación con total ineptitud para mandar, por
ser una de las cosas que se aprehenden mui desde los principios en
la navegación los resguardos que se deben dar a las Tierras con los
vientos recios de travesía, los que se han de observar quando ay
corrientes que llevan para ellas, quando no ay seguridad de observar
la latitud estando por su travesía, siendo Tierras o Yslas que
corren del E. al O., y el cuidado con que se ha de navegar en estas
circunstancias, no menos que quando están expuestas a tomarse de
Nieblas obscuras, pues de la falta de estas precisas atenciones han
resultado, y resultan, los naufragios y pérdidas lastimosas de
muchas Embarcaciones,
cuios egemplares no necesito traerlos a
consideración por ser mui conocidos.
Hasta este punto, aunque la Esquadra tenía ya descalabros, el
principal y de más cuidado no se havía manifestado en toda su
fuerza, porque el Agua del Gallardo no havía tenido considerable
aumento y por lo tanto continuaba en su Derrota, haciendo la
diligencia, al igual que los otros Buques, que permitían los vientos
para
ir a descubrir el Cuervo y Flores por la parte del E. navegando
por el Paralelo de los 40 grados con poca diferencia de minutos al
S. o al N., siendo el que havía Yo determinado en la Derrota y el
mismo en que está la Ysla del Cuervo y Flores y las Terceras, para
ver si en él se encontravan los 4 ó 5 Navíos Yngleses y algunas
Fragatas de que se me daba noticia en dicha Real Orden, pues a no
haver llevado en la Derrota esta mira, la hubiera dispuesto en la
forma que se practica comunmente, y es desde los 41 grados a los 42
hasta estar en el meridiano del Cuervo y Flores, o cerca de él,
bajando después f. 109 v. / a los 40 grados para descubrirlas bien
fuese por la parte del E. o por la del O. Los vientos empezaron a
calmar, como está dicho en mi Declaración, desde el 31 de Agosto por
la mañana, y el 1º de Septiembre se pusieron por el ONO., volviendo
a calmar desde las 7 de la noche de este último día hasta las 3 de
la tarde del 2, con que en este intermedio que fue de 16 oras, hubo
38 de calmas y ventolinas mui flojas, y las restantes 18 de viento
contrario, reconociéndose en ello no haver sido posible hacer
navegación de formalidad, y muchos menos para aquella parte a donde
se dirigía con la Esquadra. Estando en esta disposición el 1º de
Septiembre, y siendo
preciso vordear, determiné aprovechar los
vientos contrarios haciendo primero la vordada del N., por ser la
que más convenía, así para grangear algo para el O. como para dar
cumplimiento a la Real Orden. Lo 1º porque la vordada del S. con los
tiempos calmosos llevaban la Esquadra hacia las Yslas y la ponían en
peligro, como tengo explicado en la Declaración, quando menos de
desembocar a la parte del S.,como lo explica mui a punto en su
Declaración Don Francisco Bermúdez. Lo segundo porque entre aquellas
Yslas y en sus cercanías nunca podía suponer que estubiesen los
Navíos Yngleses que buscaba, no teniendo obgeto para ello por no ser
tránsito por su vanda del N. para ir a los surgideros de la Tercera
y el Fayal, que están en la del S., bien fuese para los Navíos de
comercio Yngleses o para los Portugueses, ni menos ser Derrota de
los Españoles que vienen de América, que pasan, como tengo dicho, en
otra parte de los 40 grados para arriva, por más latitud, razón por
que juzgué, no sin vastante fundamento, que de estar estos Navíos
Enemigos a la parte del E. del Cuervo y Flores, entre éstas y las
Terceras, no podía ser en otra parte que entre los 40 grados y los
42 con poca diferencia, por ser en donde se les proporcionaría
apresar más embarcaciones que viniesen de América, sacando ventaja
para sí y perjuicio contra nuestro comercio. Otro adelantamiento
havía en ello además de los motivos f. 110 r. / antecedentes, y es
que por la vordada del N. con el viento por el O. adelantava alguna
cosa acia esta parte por ser en favor la variación, y con la del S.
retrocedía para el E., exponiéndome además de esto a que las
corrientes, que con las calmas y ventolinas eran más sensibles en su
inmediación que en alguna distancia de ellas, me obligasen a
desembocar para el S., y es lo que debía evitar para dar
cumplimiento a mi Comisión, y no estraviar la Derrota que llevaba.
El 3 de Septiembre, desde las 6 de la mañana, volvía la Esquadra con
la vordada del S. estando el viento por ONO., como está explicado en
mi Declaración, y a las 9 hizo el Gallardo la señal de su grave
incomodidad,
quedando desde entonces la Esquadra sin livertad para
navegar en Derrota hasta el 6 en la tarde que volvió a seguirla,
cuios días no deben por esta razón contarse en los del número del
viaje, haviéndolos empleados en premeditar y disponer lo que se
havía de practicar con aquel Navío, en providenciar lo conveniente
para minorar su peligro, en repetir los reconocimientos con la mayor
proligidad y en proveerlo de lo necesario para que en qualquier
aprieto que le sobreviniese no le faltase disposión, para achicar el
Agua quando creciese en exceso, como también sucedió; este punto lo
explica vastante en su Declaración el Comandante del mismo Buque,
Don Antonio de Olaondo. Por lo expuesto se vee [sic] no tener
cavimiento reparo alguno en esta Derrota, ni menos ser regular
mirarse como variación de la que tenía dada el haver navegado grado
y medio para el N. quando los vientos eran contrarios para ir al O.,
mucho menos haviendo unos motivos y fundamentos tan graves como los
que quedan explicados, porque qué Esquadra será la que
experimentando vientos contrarios para hacer la Derrota que lleba no
haga Bordadas más o menos largas, de una parte o de otra, según lo
que más le convenga, para lo que siempre es preciso f. 110 v. /
separarse algo de la que llevaría si el viento les fuese favorable.
Son tan comunes estos egemplares que no ay otros que lo sean tanto
en las Navegaciones, y sería por demás referirlos; no obstante, no
excusaré recordar el singular y felicísimo acaecido en el año último
al Theniente General y Director de la Armada Don Luis de Córdova en
su salida de esta Bahía con la Esquadra de su mando los día 30 y 31
de Julio con el fin, según la pública voz, de ir a esperar los
Yngleses que se hallaba [sic] en el Canal y se recelaba estar
dispuesta a venir a estos parages. Las órdenes dadas por este
General eran de ir a apostarse como 20 leguas al ONO del Cavo de San
Vicente, cruzando desde esta distancia o poco más hasta el dicho
Cavo, por ser el parage en donde podrían encontrar a la Enemiga. Los
vientos de la parte del N. no le dieron lugar a atracarse a la
Tierra y
siguiendo la vordada del O. llegó a ponerse por la latitud
de 35 grados 50 minutos, en 15 grados 23 minutos de longitud
meridiano de Paris, distante de dicho Cavo 100 leguas con corta
diferencia al OSO. dél; este estravio a que le precisaron los
vientos proporcionó la ventaja más señalada que ha havido hasta el
presente en la Guerra, pues mediante ella se tomó el crecido Comboy
Ynglés, que la casualidad le hizo encontrar en aquel parage, ¿y aun
quando no hubiese logrado esta felicidad, se estimaría por mudanza
de la derrota el haver hecho la vordada que el viento le obligaba?,
no parece regular, y por la misma razón no puede tenerse por tal en
mí, quando ni la distancia a que io la estendí fue tanta la
diferencia como en aquélla, ni los motivos fueron menos graves que
en ella, pues en ningún modo salí de la Derrota, iendo siempre en
ella buscando la que hacen las Embarcaciones que vienen de América
con el fin de encontrar a éstas y con el de solicitar a los Enemigos
por los mismos parages en donde era regular que estubiesen. f. 111
r. / En este modo
lo esplican los testigos en sus Declaraciones, y
con más individualidad Don Francisco Bermúdez, diciendo que concive
se hizo la Derrota que correspondía para aquellas Yslas,
acreditándolo así varias embarcaciones que se avistaron durante
ella, siendo este el maior combencimiento que puede
darse.
Además de lo antes dicho, si Yo fui arvitro para disponer la
Derrota, ¿cómo la juzgué ser más conforme a la Real mente de S.M.
para el destino y fin que la Esquadra llevaba, según lo que se me
prevenía en la instrucción y lo dice la Ordenanza en el artículo
citado? Si lo fui para prevenir en ella todas las advertencias que
juzgué convenientes para su acierto y seguridad, ¿por qué no debí
serlo igualmente quando los vientos no se proporcionaron para
seguirla directamente, para disponer las vordadas en el modo que me
pareció más
conveniente y conforme según lo practica todo Comandante
de Esquadra o de Navíos para aprovechar los vientos contrarios en
ganar distancia acia el parage de mi destino, y en reconocer en
aquéllos donde podía encontrar a los Enemigos sin hacer extravío en
ella, siendo este el primer caso en que haia visto visto formarse
Cargo sobre las vordadas y rumbos que se hacen en la navegación
quando los vientos son contrarios?, ¿por qué se me ha de atribuir a
falta, y como si fuese delito, el haver tomado las precauciones que
me parecieron inescusables para livertar la Esquadra de los peligros
que juntamente concevía si permanecía en la inmediación del
Archipiélago de Yslas que forman la Graciosa, San Jorge y las otras
que están contiguas, así como en la Derrota que di escrita lo
practiqué? Asimismo, ¿por haver dispuesto conveniente por evitar los
atrasos, qué se originarían si se viese en la precisión de
desembocar al S.? Si no haviéndolo hecho en este modo hubiese
resultado la pérdida de algún f. 111 v. / o de algunos de los Buques
que me estavan encargados, como estuvo mui en términos de sucederle
al Navío Dragón sobre la Ysla de Flores, cuio egemplar debe abrir
los ojos para conocer el cuidado y precaución con que se debe
navegar por allí, ¿se me livertaría de los Cargos que resultarían
contra mí por haver expuesto la Esquadra con conocimiento de los
peligros y con experiencia reciente de corrientes, Zerrazones y
temporales?; en éste acaso se acriminarían los Cargos con el fundado
principio de los temporales repentinos experimentados antes, con los
Cerrazones y nieblas sobrevenidas con frequencia, con las corrientes
observadas en los días precedentes, y con particularidad la del 30
de Agosto, de algo más de 12 leguas para el Sur, y con las Calmas,
concluiéndose de ello navegado sin la correspondiente aptitud y
disposición para mandar una Esquadra con el acierto que
conviene.
De todo lo que queda referido se convence sin admitir duda que
la vordada que tomé en aquellos dos días, 1º y 2º y hasta la mañana
del 3 de Septiembre, fue la más propia para cumplir las órdenes de
S.M. en los
dos principales fines de proteger nuestro Comercio de
Yndias, reconociendo los parages por donde después de haver hecho la
recalada al Cuervo siguen su navegación; y de solicitar los Navíos
Yngleses, la seguridad de la Esquadra y adelantar acia el Crucero
todo lo posible para llegar a él con la maior brevedad, debiendo
añadir que aun quando los vientos hubiesen sido proporcionados para
ir al Cuerbo sin interrupción por el Paralelo de los 40 grados que
llevaba, al estar en esta Ysla hubiera por precisión dado una
vordada para el N, estendiéndome en ella de 1 a 2 grados, para
asegurarme de no dejar por la Espalda el Enemigo que buscaba, y de
estar aquel tránsito limpio de Corsarios, que eran los principales
cuidados de mi atención. Todo lo qual es conforme a lo mismo que se
dice en la recombención 11ma del Ynterrogatorio, de que antes f. 112
r. / de ir al Crucero debía buscar al Enemigo por los parages donde
deben transitar las Embarcaciones propias, para dejarles libre el
paso, y mediante haverlo hecho así, en esta recombención se padece
equivocación de concepto, por aconsejarse en ella lo mismo que
practiqué, y que todo otro camino que hubiese tomado sería fuera del
que hacen las Embarcaciones que vienen de Yndias.
Se dice en el Ynterrogatorio que la Esquadra no estubo en el
verdadero Crucero de la recalada de las Embarcaciones que vienen de
Yndias para proteger el Comercio nacional, fundándose en sóla la
circunstancia de no haver dado vista a las Yslas de Cuervo y Flores,
siendo uno de los principales encargos de la Real Orden la
protección del comercio en la recalada de las Embarcaciones que
vienen de Yndias. En las respuestas que di sobre este particular al
Ynterrogatorio está demostrado de un modo que no admite duda haver
cruzado precisamente en el parage de la recalada, sin haverse
apartado de él la Esquadra hasta que fue preciso dejarlo para venir
a
España. Dos cosas esempciales ay que observar en este particular y
son, la primera, si la Esquadra tubo proporciones para avistar las
Yslas del Cuervo y Flores y no lo hizo por omisión, descuido o falta
de conocimiento; la segunda,
si estubo o no, verdaderamente, en la
recalada de las Embarcaciones que vienen de Yndias y Yo pude quedar
dudoso de ello si llegó hasta las inmediaciones del Cuervo y Flores
y fue justo el retirarse ante de descubrirlas. Todo esto se halla
explicado y provado en la Declaración, y sólo para que sirva de
maior conocimiento amplificaré aquí las razones que lo
califican.
En el punto antecedente está explicado no haver perdido tiempo
alguno en la Derrota, y que la que practicó la Esquadra fue la más
derecha y corta que permitieron los vientos para conducirse a aquel
Destino; mediante esto su llegada al paralelo del Crucero fue la más
prompta que puede f. 112 v. / ser. Después de estar en él no perdió
día ni instante en hacer diligencia de ir a el Cuervo, con que el no
haverle dado vista no fue por no haver practicado quanto
correspondía para este fin, sino porque los tiempos y los accidentes
no dieron lugar a ello.
Del 26 de Agosto al 9 de Septiembre median 14 días; en aquél
fue la descubierta de la Ysla Tercera, y en éste llegó la Esquadra
al Crucero a la parte del O. del Cuervo y Flores. Lo primero que
acaeció en el intermedio de estos días fue el 2º temporal del NO.,
que duró hasta el 29 en la tarde; a esto siguieron los vientos
contrarios por el NO y el O. en los [sic] 29 y parte del 30 y
después siguieron mui pocas horas las ventolinas de 1 a 1 milla y
media por el NNE. al ENE., que se aprovecharon, y luego las calmas
del
31 y 12 de Septiembre, después se repitió el viento contrario
parte del 1º y 2º, y luego se siguió el accidente del Gallardo el
día 3, y el Payro hasta el 6, con que en todo este tiempo la
navegación que se hizo fue mui corta, proporcionada a estos tiempos,
pero siempre haciendo diligencia de ir a las Yslas del Cuervo y
Flores y del Crucero a la parte del O. de ellas, con que por la poca
distancia que se andubo y días que se emplearon no pudo hacer
diferencias maiores en longitud, y la llegada el día 9 de 342 grados
y 24 minutos, según la Carta francesa del año de 1776, no admite
duda el ser ya allí el parage del Crucero, porque siendo la longitud
del Cuervo y Flores, por la misma Carta, 344 grados 37 minutos,
tomada al O. de dichas Yslas, es la diferencia 2 grados y 13
minutos, que hacen 36 leguas y media, las mismas que se explican en
la Declaración, por cuia razón y la de haver navegado desde allí
para el E. en demanda del Cuervo hasta el encuentro con la Fragata
Enemiga no pudo quedarme duda, ni haverla tenido, de estar la
Esquadra en su verdadero
Apostadero, y de haver cruzado por él desde
aquella distancia para las dichas Yslas a excepción f. 113 r. / del
Tiempo en que dio la Caza a aquella Fragata, corrovorándose esta
evidencia primero por la conformidad que ay en los puntos de los que
han declarado en el Proceso, como explicaré; segundo, con el
encuentro con las Embarcaciones que se avistaron y iban en demanda
de las Yslas del Cuervo y Flores por el Paralelo del Crucero, una de
10 de Septiembre a las 11 y quarto del día, siendo ésta la que
después habló con la Esquadra de Don Juan de Lángara a la vista de
dichas Yslas y le dio noticia de la Esquadra de mi mando, otra, la
enemiga, en día 11, y otras, las dos que se avistaron el 12
navegando con el Fénix y el Diligente también hacia la 2ª de ellas;
y 3º, con las señales de la inmediación de dichas Yslas en los
Pajarillos pequeños de tierra y en la calidad de las Aguas, sin
permitir equivocación con que por todos los títulos y razones se
convense que la Esquadra estubo cruzando en la verdadera recalada de
las embarcaciones que vienen de América, y que haviendo dado vista a
la Ysla Tercera, que dista tan poco de las Yslas del Cuervo y
Flores, ninguna duda podía tener lugar, maiormente haviendo llevado
el punto tan ajustado, que desde la última marcación de Cavo de
Turriana, en el de Finisterre, hasta allí, en que ay 280 leguas,
sólo hallé la diferencia de medio grado en longitud, que hace 7
leguas, según la dicha Carta, con que a proporción en las que navegó
la Esquadra desde allí para el O. lo más que correspondía era cosa
de 2 leguas, y esto fue por causa de los Payros repetidos que se
hicieron, de las ventolinas flojas y vientos contrarios con que se
navegó, y de los temporales que se experimentaron.
En las Declaraciones del Proceso ocho sugetos se hallan
conformes por sus puntos en la gran proximidad que la Esquadra
estubo de las Yslas del Cuervo y Flores al concluir la tarde del 18
de Septiembre, f. 113 v. / pues los más de éstos los tenían
cumplidos, y los que no lo estaban distavan de aquella Ysla de 5 a 7
leguas, porque aunque parecen en algunos estas distancias maiores,
no lo son, atendiendo a que éstos la dieron por la Derrota de aquel
día según quedaron al punto de la observación al mediodía, y así lo
expresan diciendo que por la latitud que observaron al mediodía se
consideravan en la distancia que refieren; los otros la dieron al
tiempo de concluirse la tarde, que hace la diferencia de 12 leguas
que se navegaron al E. por el mismo Paralelo desde el mediodía hasta
aquella ora, y es como siguen: el Brigadier Don Antonio Alvornoz a
las 6 de la tarde se hallava distante del Cuervo y Flores de 5 a 6
leguas.
El Capitán de Navío Don Alverto Olaondo, dando corrientes para
el SO., a la misma ora estava 11 leguas y media, y sin corrientes
tenía cumplido el punto.
El ler Piloto del Navío Fénix, Don Juan de Portas, a la misma
ora de 5 a 6 leguas.
El Maior de la Esquadra, Don Juan María Butler, a aquella ora
quasi cumplido el punto.
Siguen ahora los que han dado su distancia al punto de
mediodía.
Don Sevastián de Apodaca estaba 15 leguas, revajadas las 12
quedan en 7.
El Piloto del Diligente, Don Enrique Gago, de 12 a 16 leguas,
quedó cumplido o le faltavan 4 leguas.
Don Juan Sol, 11 leguas a las 6 de la tarde, quedó
cumplido.
De los restantes Declarantes, Don Juan Melgarejo y Don Adrián
Barcárcel no concluien cosa alguna sobre este particular; lo mismo
Don Pedro de Leiba y los oficiales de la Fragata de su mando, la
Magdalena, y el Comandante y oficiales de Santa Mónica, a causa de
haver estado éstos separados de la Esquadra desde antes f. 114 r. /
de aquel día, por lo qual está provado y convencido quanto tengo
dicho
en mi Declaración sobre la inmediación a donde llegó la
Esquadra de aquellas Yslas. También lo está la distancia de ellas a
que el tiempo permitió que se hiciese la recalada.
Don Alverto Olaondo la fixa a 30 leguas. El Piloto Portas de 20
a 30. Gago de 30 a 35. Don Juan María Butler a 36. Don Francisco
Melgarejo dice por maior de 40 a 50; debiendo prevenirse que la
diferencia que ay entre unas y otras puede proceder de los distintos
días en que cada uno ha determinado la recalada, unos el 9 de
Septiembre, otros el 10 y otros quando se dio la Caza y volvió la
Esquadra a alargarse de las Yslas, por haver sido todo consecutivo.
De lo qual se concluie que el Crucero donde estube es el mismo que
tengo explicado en mi declaración, tanto en latitud como en
longitud, y éste el mismo que señalé en la instrucción que distribuí
en la
Esquadra, juzgándolo el más propio para cumplir los fines que
S.M. me ordenó en su Real Orden.
Queda provado que no fue posible dar vista a las Yslas del
Cuervo y Flores en aquellos días sin embargo de las eficaces
diligencias que practiqué, a menos de haver atropellado
inconvenientes, suprimiendo una de dos cosas gravísimas, como son
dejar de dar la Caza a la Fragata enemiga los días 11 y parte del
12, y
desatender las precauciones y resguardos que pedía la
situación peligrosa en que se hallaba el Gallardo, prefiriendo a
ello el descubrilas del día 11 en adelante, o desde el 18, haviendo
sido estos dos los motivos principales que lo embarazaron quando
estaba a la parte del O. de ellas la Esquadra en su crucero, y por
la del E. lo fueron, primero, los vientos tempestuosos, después los
contrarios, las ventolinas y calmas, y últimamente el accidente del
mismo Navío el Gallardo. También queda demostrado que la recalada de
dicho Crucero no pudo hacerse más próximo a las Yslas de lo que se
hizo porque los vientos no dieron lugar a ello, según está f. 114 v.
/ explicado en mi Declaración, y que siendo evidente que quantas
cosas se hacen es con algún determinado fin, mi resolución en
continuar después de lo resuelto por la Junta de Comandantes el día
3 de Septiembre haciendo la Navegación para el Crucero, y no
practicándola para conducir el Gallardo a Puerto de España, como
estava determinado, no pudo tener otro fin que el mismo que verificó
de dar
Cumplimiento en quanto fuese posible a las Reales órdenes de
S.M. sin perder el cuidado y particularísima atención de aquel Buque
como asumpto de la primera importancia.
Hállase además comprovada la poca proporción que hubo para
descubrir las Yslas del Cuervo y Flores con los dictámenes de los
Declarantes, y por la conformidad que guardan, pues 7 de éstos dicen
que no fue posible a causa de la contrariedad de los vientos y de
los demás accidentes que sobrevinieron, y de los temporales; éstos
son Don Antonio de Alvornoz, el Marqués Medina, Don Alverdo Olaondo,
Don Juan María Butler y los tres Pilotos, Don Juan de Portas, Don
Enrique Gago y Don Juan Sol. El Brigadier Don Francisco Melgarejo no
lo determina, refiere los impedimentos que hubo para ello y lo deja
a que lo juzgue la prudencia, pero Don Juan de Porta, esplaiándose
más que los otros, habla con aquella firmeza que es correspondiente
a su práctica diciendo que los motivos que refiere fueron
suficientes para no dar vista a las Yslas, como lo conocerá todo
práctico. Tres son de parecer que pudieron haverse reconocido, pero
en la misma respuesta donde lo indican lo contradicen, como se
manifiesta en que el 1º, Don Francisco Bermúdez, dice que estando al
N. de las Yslas y haviendo experimentado vientos del 1º y 4º
quadrantes inmediatos a dichos rumbos, es consiguiente que se pudo
ir a dichas Yslas y reconocerlas. Si este sugeto, antes de exponer
su parecer, hubiese formado el Detalle de los vientos que reinaron
desde el día 26 f. 115 r. / de Agosto en adelante, como queda
explicado, su fuerza y floxedad, la disposición y lugar en que se
hallava la Esquadra quando los hubo, los cortos intervalos en que
fueron favorables, conocería que no era posible o conveniente
aprovecharlos entonces para conseguir el intento, y que ni en fuerza
y duración fueron suficientes para llegar a ella; pero continuando
su parecer añade varias reflexiones y concluie por ellas haver
tenido motivos suficientes para temer aproximarse a las Yslas,
destruiendo en este mismo juicio lo mismo que trata como posible al
principio; y sin embargo de estos motivos que señala, no comprehende
los principales y de maior entidad que me lo embarazaron el 26 de
Agosto y los siguientes hasta el 29 para no continuar entonces en ir
sobre ellas, como fueron el temporal que empezó en aquél y
permaneció los siguientes, las corrientes extraordinarias que se
experimentaron en los mismos días, siendo con desigualdad, y ningún
otro con tan fundados motivos, como este individuo conoce de propia
experiencia las fatales resultas que acarrean y la grande
importancia que ay en precaverlas con anticipación en los modos que
es posible, haviéndole acaecido en el año de 1776 con la Urca Santa
Ygnes
navegando de Ocoa para la Havana que sorprehendido de una
Calma y llevado por las corrientes fue a varar a los vajos de Santa
Isabel, en cuio accidente tubo la felicidad de poderlo sacar por la
vonanza del tiempo después de haver estado sobre ellos 11 horas,
pues de lo contrario, si hubiese ventado con alguna fuerza, el
naufragio hubiera sido completo. Este percance le acaeció hallándose
solo, después de estar separado desde la salida de Ocoa de los
Buques, en cuia Conserba iba dirigiendo la Derrota por sí, y debe
suponerse que tomaría en ella con inteligencia y cuidado aquellas
precauciones y resguardos que son regulares para evitarlo, f. 115 v.
/ pero que no fueron vastantes para contrarestar el efecto de las
corrientes que le llevaron al peligro, haviéndole acaecido esto
quando era Dueño de maniobrar de prompto, según lo requería la
necesidad, por estar solo y no tener que cuidar de la seguridad de
otros Buques dejase conocer la más precauciones y tiento que son
indispensables para evitar iguales peligros con una Esquadra en
parages
donde las travesías son vientos violentos y frequentes,
acompañados de cerrazones, donde la observación de la latitud es
contingente y no se consigue diariamente. Con vientos regulares y
tiempos claros los descalabros de la Esquadra y el ser aquéllos de
la parte del N., como lo dice esta Declaración, no me hubieran
embaraçado para ir sobre las Yslas en los días referidos, como lo
explica con inteligencia y madurez el primer Piloto Porta; conocería
dónde estava para disponer la maniobra y la derrota correspondiente
en tal modo que ni perdiese el paralelo que debía llevar ni la
Esquadra se empeñase en parage de donde no pudiese salir sin
peligrar.
En este modo de opinar, que es arvitrario según el juicio de
cada Yndividuo, se reconoce la diferiencia que ay entre el que manda
y lleva el negocio a su cargo, siendo responsable a Dios, a Rey y al
Mundo de los fracasos que pueden sobrevenir por falta de
conocimiento, de providiencia tomada a tiempo y de la debida
reflexión, y el que es conducido y no piensa sobre él y sobre las
resultas con presencia de los inconvenientes que se ofrecen contra
lo que se intenta con toda la formalidad y peso, que lo hace aquél y
son tan precisas.
Don Sevastián Apocada dice que pudieron descubrirse las Yslas,
como lo hizo la Fragata Magdalena, asentando primero que los vientos
fueron duros y obscuros del 3º y 4º quadrante. Tampoco f. 116 r. /
reflexionó este Declarante, como el anterior, que con semejantes
tiempos sería absurdo aventarse con una Esquadra a descubrir una
Tierra que está en travesía de los vientos reinantes y de las
corrientes que tiran para ella; igualmente que como la descubrió la
Fragata Magdalena no debía hacerlo la Esquadra, porque aquélla fue
por menos de los 39 grados, como que el día 14 se hallaba en 39
grados y 15 minutos, como lo declara su Comandante, haviendo estado
el 12 en la misma que la Esquadra para cumplir su Comisión; no debía
vajar entonces, a lo sumo, de 39 y 45, hasta dar vista a el Cuervo o
estar mui cerca de él, entonces vajaría hasta los 39 grados y medio
para solicitar a la Santa Mónica, y concluido [sic] esta diligencia
se restituiría a su crucero de la recalada, como tengo explicado
antes, en cuias circunstancias no se hallaría impuesto; y que en
este modo, teniendo io otros cuidados y atenciones a que mirar, que
no havía en la Fragata, ella pudo mui bien descubrirla por aquella
latitud, y la Esquadra no pudo en el término de aquellos días
hacerlo por la [latitud] que recuperó a esfuerzos de muchas
diligencias. Con los mismos vientos que ella navegó al E. ésta lo
hubiera egecutado por el Paralelo de su Crucero si no le hubiera
sido preciso además de los embarazos que quedan dichos, tener otros
más en buscar a
la misma Fragata dentro del propio paralelo, y para
ello, no menos que para dar resguardo en las noches a las propias
Yslas, hacer varios rumbos y Payros desde el 15 de Septiembre hasta
el 18.
Lo mismo que con el antecedente, medita con Don Adrián
Barcarcel, 2º del Navío San Julián, siendo el 3º y último de esta
opinión, pero asienta primero, como el antecedente, que los vientos
más constantes fueron frescos del 3º y 4º quadrante y los tiempos
obscuros y de nieblas; siendo digno de repararse que no se detiene
en esplicar hasta qué término llegó la frecura de los vientos, ni
especificar f. 116 v. / quáles fueron los días en que conceptuó
pudiesen avistarse las Yslas sin incurrir en los inconvenientes que
quedan explicados y no se hizo diligencia de ir acia ellas. En este
modo, el dictamen de estos tres Declarantes se halla destruido por
la contradición que se reconoce en sus propias Relaciones, diciendo
primero la posivilidad y después los graves inconvenientes que havía
contra ella.
En el 3er punto se explica por mí la misma orden de S.M. y son
mis defensores los varios artículos de las órdenes de la Armada que
tengo citados en mi declaración. Allí expongo quanto corresponde no
sólo a mi defensa, sino es al juicio que debí formar sobre lo que me
pertenecía egecutar arreglado al contesto [sic] de dicha Real Orden,
siendo vastante para combencer que no haviéndola havido para detener
las Embarcaciones que encontrase viniendo de América, el egecutarlo
io, aun antes de haver llegado al Crucero, haciéndolas retroceder,
sería directamente contra el recomendable principio de deberme
sugetar a lo que me prevenía la Real Ynstrucción; y esto fue lo que
respondí al Comandante del Fénix, Don Francisco Melgarejo, al tiempo
de pasar la Urca por la Popa aquella noche, y de estarle hablando,
prueva suficiente de que el no haverla detenido no fue por falta de
disposición que tube Yo para ello, lo qual nunca podía haver sino
por el justo temor de incurrir en desagrado de S.M. de practicar una
resolución que no tenía precepto en que apoiarla, y que al mismo
tiempo me ligaba
a no poder operar con la Esquadra con el
desembarazo y livertad que pedía mi Comisión. ¿Quién es el Servidor
del Rey que no apetezca merecer Comisiones de la Real confianza para
adelantar sus méritos y acreditar su aplicación, celo y amor al Real
Servicio? ¿Y quién es el que haviéndola obtenido dege de esforzarse
en desempeñarlas completamente para acreditar aquello mismo que ha
deseado y f. 117 r. / apetecido? En otro modo más sencillo, ¿quién
está negado de facultades que dege de cumplir lo que se le manda,
complaciendo y agradando en ello a su Soverano, para incurrir en el
Real desagrado, teniendo siempre repetidos motivos de la mayor
obligación para vivir reconocido, en vez de manifestarlo así, quiera
constituirse [diliquente]? Esta sola reflexión vastará para
reconocer que con la menor insignuación que hubiese hallado en la
Real Orden por donde se me diese a entender ser la voluntad de S.M.
que detubiese las Embarcaciones nacionales que encontrase en
qualquier parage y tiempo que sucediese, que las condugese a alguno
de aquellos surgideros
y que las comboyase a mi regreso a España, no
lo hubiera dejado de hacer, pues no sólo lo hubiera entonces
practicado por la obligación que tenía a ello, sino es por la
particular satisfación que debía resultarme de restituirme a España
con las que hubiese juntado, haciendo en este modo más visibles los
esmeros de mi cuidado a beneficio de la nación, la hutilidad en esta
parte de la Esquadra de mi mando y que se havían aplicado todos los
medios imaginables por mi parte para que no peligrasen en el
tránsito, después de haver pasado los riesgos de los Mares de
aquellas Yslas, hasta las Costas de la España. Con este deseo y buen
fin ley [sic] varias veces la Real Orden desde el punto en que la
abrí, según se me mandaba, y en la propia noche después de haverse
restituido el maior de la Esquadra de la Urca lo repetí por ver si
se hallaba alguna Claúsula o expresión que me diese facultades para
retenerla, pero no las encontré, y sí bien por el contrario las
correspondientes a hacer el Corso en aquellos Mares determinadamente
en la
recalada de las embarcaciones que vienen de Yndias,
desembarazado de motivos que no lo impidiesen con toda livertad, y a
venir haciendo el Corso a mi regreso; diligencias que no son
avenibles con la de mantener Comboy, sea de una o de f. 117 v. /
varias embarcaciones, porque para el caso lo mismo era deber
conservar una que muchas. Aun durante el tiempo que hubiese de
permanecer allí, quando la Real Orden dice que pueda entrar en algún
Puerto de aquellas Yslas, teniendo precisión de hacerlo por algún
golpe de viento, u otra urgencia, para remediarse, dice, que con la
maior presteza buelva a la Mar a apostarme en el señalado Crucero el
tiempo que permitían los víveres; esto es, para proteger las
embarcaciones de comercio que vengan de las Yndias interceptando y
vatiendo las de los Yngleses, sin expresarse en modo alguno que
reciba las
nacionales, que las comboye con la Esquadra a alguno de
aquellos surgideros desamparando el Crucero, o que destaque algún
Buque de ella a que lo haga, cuias prevenciones eran indispensables
para que Yo lo egecutase a causa de las que la Real Orden abraza, y
entre ellas las de poder encontrar de una ora en otra los 4 ó 5
Navíos y las Fragatas enemigas que iba buscando, siendo este el
parage en donde, no haviéndolo explicado antes, correspondía
hacerlo, maiormente siendo un asumpto tan principal y de tanta
consideración como el de extraviar y detener las Embarcaciones que
venían haciendo su viaje, las quales, aunque se les disminuiese el
peligro tomándolas en conserva, no se podía asegurar que no quedasen
con alguno entre las muchas contingencias que sobrevienen en el Mar,
debiendo ser maiores en los de aquella parte, por ser tormentosos,
expuestos a Averías y a separaciones, como de todo hubo en la
Esquadra sin embargo del gran cuidado y precaución en que apliqué
para evitarlo y de las instrucciones y reglas que di en ella con
este fin. Aunque, como queda visto, no estaba prevenido en la
instrucción que las reciviese y conservase, considerando io la
importancia que no peligrasen los Tesoros en los Buques que pudiesen
conducirlos de las Américas, bien fuesen del Mar del S. o de f. 118
r. / Buenos Ayres, bien de la Havana o de Veracruz, dispuse desde el
principio la Ynstrucción que di a los Comandantes de los Buques de
mi Esquadra, en tal modo que si hallándose alguno separado del resto
de la Esquadra, después de llegados al Crucero encontraba
Embarcación de América, le retubiese hasta volverse a incorporar con
ésta, para quedar Yo siempre en disposición de poder determinar lo
que havía de hacer con consideración a el tiempo en que esto
sucediese, y a los intereses que la Embarcación condugese, porque
siendo crecidos era mi determinación retenerla, transbordar los
Caudales
a los Navíos de Guerra, como se me havía mandado hacer en
la Campaña antecedente de Flota con los de ésta estando en la
Havana, reducir el Corso a menos días, para ver si en el intermedio
de éstos se juntaban otros Buques de América, y venirme con él a
España de no encontrarse en los últimos días de mi Corso Embarcación
con thesoro de entidad; retener las que encontrase en los últimos
días de mi Corso, reduciendo en ello las Cazas a lo que me
permitiese el tiempo andar de éstas, porque en otro modo no podía
ser, debiendo atender por una parte a su conservación y por otra a
que los de la Esquadra no se me separasen siguiendo las Cazas, y ya
se deja entender que en este modo no me quedaba tampoco toda la
livertad que era precisa para venir haciendo el Corso a mi regreso a
España, según me estava prevenido en la Real Orden. La Urca Santa
Ygnes no se hallava en ninguno de estos Casos, porque ni conducía
Thesoro, ni la Esquadra se hallava en los últimos días de hacer su
regreso, puesto que ni aun havía llegado a donde havía de tener el
Crucero
y le faltavan vastantes leguas para ella, con que era
inhavilitar ésta aun antes de empezar a Cumplir la Comisión; ¿y si
no haviéndola inhavilitado se me hace, f. 118 v. / entre los demás,
el Cargo injusto de no haver dado Caza a una Embarcación que en las
inmediaciones de entrar en la Noche se descubrió de los topes, con 6
leguas de varlovento, quando estava la Esquadra embarazada en el
reconocimiento de la misma Urca, que aún no se havía hecho, quántos
más se harían con el fundado motivo de haverla inhavilitado desde
aquel día de propio arvitrio, sin orden ni indicio para ello y
contra lo que previenen las Ordenanzas de la Armada directamente?
Por otra parte, se me presentaron a la imaginación los riesgos y
contingencias a que se exponía la misma Urca reteniéndola,
llevándola conmigo y haciéndola retroceder si por algún accidente de
separación, tan fácil de suceder en aquellos Mares, venía a caer en
manos al algún Corsario, en cuio acaecimiento se atribuiría su
pérdida a mi resolución y se acriminaría más el Cargo contra mí, así
de
haverlo egecutado sin expresa orden para ello, como con la
congetura de que haviéndola dejado seguir su viaje estando ya pasado
el principal riesgo de los Corsarios de aquellas Yslas habría sido
factible llegase a salvamento a España, como se berificó con el
Registro la Concepción de Vstáriz [sic] y con la Fragata Astrea, que
venía con la misma Urca de Manila. Estas consideraciones muchas
veces, como dejo dicho, reflexionadas, fueron las que ligaron mi
voluntad para no detenerla y conservarla, en la precaución de que
ciñéndome a lo que me estava prevenido en la Real Orden hacía lo que
me correspondía, como buen servidor del Rey que se promete los
aciertos en la ciega ovediencia a los preceptos que se le
imponen.
Asumpto imposible hubiera sido que la Esquadra de mi mando en
el tiempo que fue al Crucero de las Yslas Terceras y en el que por
precisión debía dejarlo livertarse de ser apresadas las
embarcaciones que venían de las Yndias, como haré palpable; por lo
qual el Cargo y reconvenciones que con este motivo se me hacen en
los puntos 4º y siguientes al interrogatorio, intentándose
atribuirme la Causa de su pérdida, y pretendiendo concluir de f. 119
r. / ello no haver estado la Esquadra en el Crucero que se le havía
señalado, contra lo que informé a S.M. a mi llegada, es totalmente
infundado, contrario a los mismos hechos, y por esta causa,
violento; pues si las tales Embarcaciones hubiesen llegado en
aquellos días al Crucero de la recalada, dado caso que no
encontrasen con la Esquadra de mi mando por alguna de las muchas
contingencias que pudieran impedirlo, es regular que encontrasen con
la de Don Juan de Lángara, que se hallava entonces sobre las mismas
Yslas del Cuervo y Flores, así como la encontraron la Embarcación
Portuguesa avistada y reconocida por mí el día 10 de Septiembre en
la tarde, y la Fragata Magdalena después que se separó. Pero no
haviendo sucedido así, es concluiente que las tales embarcaciones no
transitaron por allí en aquel tiempo, y que su pérdida sucedería
antes o después o en parages distantes de aquél, y así lo tengo
berificado, como explicaré. Además de esta inegable razón, a ser
bueno el argumento del Ynterrogatorio que se hace contra mí en los
dos citados puntos, se concluirá también por el que la Esquadra de
Don Juan de Lángara no havía avistado la Ysla del Cuervo y Flores,
ni estado en sus inmediaciones, puesto que no livertó embarcación
alguna de las que vinieron de América de ser apresada; que no
descubrió los 4 ó 5 Navíos de Guerra y la Fragatas, que podían estar
allí; y que fuera del Corsario que logró apresar cerca de la Ysla de
Santa María fueron mui raros los que descubrió; así mismo lo sería
que en el año de 1759 otra mandada por Don Luis de Córdova, entonces
Capitán de Navío, para esperar el Navío el Asia, que regresaba de
América con un rico thesoro, y en el año de 1761 otra mandada por el
Marqués de Real Thesoro para esperar la Flota de Don Carlos Regio,
tampoco havían estado allí, no havían dado vista a aquellas Yslas ni
cumplido las órdenes del Rey que llevaban, porque f. 119 v. / ni una
ni otra lograron encontrar los Navíos que iban a buscar, aun con la
particular
ciscunstancia de haver pasado éstos en el mismo tiempo
que cruzaban las 2 Esquadras por aquel propio
parage.
Para calificar y comprovar más concluyentemente la
insubsistencia de los Cargos que se me han formado por el
Ynterrogatorio y poderlos desvanecer del modo más seguro e
intergivesable me ha empeñado mi propio honor en indagar con todos
los fundamentos que se requieren los tiempos y parages en que fueron
apresadas las Embarcaciones de Yndias de que se trata, y resulta de
ello que unas lo fueron desde los meses de Julio y Agosto, mucho
antes de que io pudiese llegar a aquel destino, otros en Octubre,
después de
haverme retirado de él, y las que lo fueron en Septiembre
sucedió esto antes que la Esquadra de mi mando llegase a aquellos
parages, y el maior número de ellas en Mares distantes de aquel
Crucero, como se explica en la Relación que inserto con esta
exposición, la que he formado por las Declaraciones de sus propios
Capitanes, y por las noticias que éstos y sus Dueños han dado, no
con poca dificultad para adquirirlas.
A vista de esto deberá considerarse el justo dolor y
sentimiento que es forzoso haian causado en mí unas vindicaciones
tan desproporcionadas y tan distantes de mi honor, de mi conducta,
del celo que tanto he procurado acreditar en el desempeño de esta
particular Comisión, no menos que de los importantes encargos y
asumptos que se han puesto a mi cuidado, y quanto maior ha debido
ser éste al contemplar las previsiones que pueden haver inducido en
el alto concepto del Soverano, a cuio servicio, obsequio y fiel
sumisión he sacrificado siempre como buen Basallo y fiel Súbdito
todos mis Cuidados y atenciones, y que igualmente parezca mi opinión
para con el público, suponiéndoseme injustamente Autor de unos
perjuicios que, o no sobrevinieron en el tiempo de mi f. 120 r. /
Comisión o en los parages donde debía practicarla, o no estubo en mi
arvitrio el poderlos remediar.
El 4º punto trata sobre no haver dado Caza a todas las
embarcaciones que se avistaron, particularmente la de la tarde del
día 22 de Agosto. Sobre esto tengo expuesto en mi Declaración las
conveniente, y en el punto antecedente se toca este mismo asumpto.
Sin repetir uno ni otro, diré que las órdenes que distribuy en la
Esquadra en las Ynstrucciones que formé, fueron dirigidas a los dos
tan principales fines de dar Caza a quantas Embarcaciones se
descubriesen en proporción de hacerlo, para proteger las Nacionales,
y para vatir, apresar y perseguir a las Enemigas, cuios dos asumptos
contestan los testigos unánimes en ello, añadiendo que fueron las
más propias y completas que podían darse para el desempeño de los
dos asumptos. Esta proporción consistirá en hacerlo sin el peligro
de
dividirse la Esquadra quando se reconosía que lo havía durante el
viaje hasta llegar a el destino, y sin que causase maior extravío,
de donde resultase conocida dilación en él, como por egemplo, siendo
la Derrota que se debía hacer acia la parte del SO. y apareciendo
una Embarcación por los rumbos inmediatos al E. y que seguía la suia
acia esta misma parte, no era regular retroceder para seguirla,
perdiendo lo adelantado después de varios días, porque entonces el
viaje se dilataría extraordinariamente y aun se pondría en términos
de no concluirse. A este símil, en otros rumbos extraviados, y mucho
más acertando a hallarse a varlovento, pues es mui savido lo que se
emplea de tiempo en ganar una legua de él, y que después de
conseguido este corto espacio entra la noche y la Embarcación que se
intenta perseguir, hallándose a una larga distancia, muda de rumbo y
en el siguiente día lo que se ha conseguido es el atraso del f. 120
v. / viaje sin fruto alguno. Por estas razones pertenece a la
prudencia de los Comandantes arreglar las Cazas según la proporción
en que se le presentan las ocasiones. Un Buque suelto puede hacerlo
sin incurrir en el inconveniente de tanto atraso, sin correr el
peligro de separarse de Compañeros, porque no los tiene; navega todo
quanto le permite su andar, muda de rumbo a las Oras que le parece,
de noche como de día, y los juicios que forma, siendo para sí solo,
los pone en práctica sin que resulte de ello inconveniente, que es
mui diverso de lo que sucede en las Esquadras. Por esta causa, para
hacer el Corso después de llegado al Crucero con quanta livertad
fuese posible, señalé un parage de reunión en donde debían volver a
incorporarse los Buques que se hubiesen separado en ellas; di
instrucciones de lo que havían de practicar los que llegasen a
ponerse fuera de la vista de mi Navío, o en distancia tan larga que
no pudieran percivir las señales que les mandase hacer; previne que
ya en aquel Crucero podrían estenderse las Cazas a 2 ó más
Embarcaciones que apareciesen a un tiempo, aunque fuese por
distintos rumbos, juzgando deberlo hacer así ya fuesen nacionales,
en cuio caso era indispensable darles un Comboy correspondiente a su
entidad, o ya enemigas, y entonces no era menos importante atacarlas
y vatirlas para desembarazar de ellas aquella recalada y Crucero.
Déjase
entender que en estas ocasiones era indispensable que se
separasen de la vista de lo principal de la Esquadra a causa de su
maior andar y por distintos rumbos, pero concluidas sus diligencias
se haría la incorporación en el parage señalado para ello, no
pudiendo tener efecto aquel corso de otro modo.
Esto que dispuse para el Crucero no tenía lugar durante la
Derrota del Viaje, porque si destacase o emprehendiese Cazas f. 121
r. / por rumbos contrarios a ella, o diversos entre sí, el viaje no
tendría fin y dificultosamente la Esquadra volvería a reunirse,
porque destacado un Buque por el quarto quadrante acia el NO. y otro
por el 3º a quaquiera de sus rumbos, siguiendo cada uno la vela que
perseguían, dentro de pocas oras dejarían de verse uno a otro, y el
resto de la Esquadra perdería aquellos dos que no siguiese, y tal
vez a entrambos si su andar no fuese igual al del que iba siguiendo.
Este inconveniente es palpable, y lo mismo la retardación del viaje,
aun quando la Caza no se diese más que a uno y el todo de la
Esquadra fuese en su seguimiento, pues como dejo dicho el retroceso
de un día necesitaría de varios para volverlo a desandar, con viento
por lo regular contrarios a la Derrota.
Con la vela del día 22 no militavan en el todo estas
circunstancias, pero sí otras no menos embarazosas como la de
hallarse con toda la distancia a que les alcanzava a ver de los
topes del Barlovento; estar para concluir el día y entrar la noche;
ella,
según el juicio que se formó, navegaba para la parte del E.
pero no podía determinarse el rumbo fixo que hacía. Si se intentaba
ir a cortar por mera congetura para adonde se dirigía, era mui
contingente el encontrarla, y seguro el retroceso que la Esquadra
haría para el E., cuia distancia no podría volverse a ganar en uno
ni en dos días por irse venciendo el viaje por lo común con vientos
por la Proa, con que para practicarlo era preciso que Yo estimase en
menos el ir al destino del Crucero que el hacer esta diligencia sin
seguridad alguna de su logro; pero en mi concepto y estimación era
aquélla la preferible a todo, por ser la principal que me estava
encargada en la Real Orden, a la qual me arreglé como era justo en
todas las determinaciones. En mi Declaración tengo explicados los
demás inconvenientes que concurrían con f. 121 v. / esto, y son el
peligro de la separación de los Buques que destacase, si tomaba esta
resolución, o del retroceso de toda la Esquadra; suspender el
reconocimiento de la otra Embarcación a que en aquel mismo tiempo se
acavaba de dar alcance si con toda ella resolvía hacer la
diligencia; por lo qual excuso detenerme en ello y concluio este
punto reproduciendo de nuevo que quando se presentaron a la vista
velas en proporción de darles Caza nunca se dejó de hacerlo, y
aunque podría ser suficiente que lo hubiese informado así a S.M.,
para que no tuviese cavimiento duda alguna sobre ello, es lo mismo
que dicen los testigos en sus Declaraciones y lo que se practica por
todas las Esquadras, por ser la primer [sic] máxima y providencias
de sus Comandantes evitar la separación de los propios Buques;
además de esto, que haviendo tomado el parecer del Capitán de
Bandera Don Francisco Melgarejo como uno de los principales a quien
allí podía consultar en los casos dudosos o difíciles, para no
proceder, ni aun en esto, por sólo mi juicio, fue éste de sentir que
no convenía destacar Buque a aquella hora, teniéndola además por
diligencia perdida, y así lo declara en la Ratificación de su
deposición; con que este Cargo por todos motivos es
infundado.
En
el 5º punto, sobre no haver seguido la vordada del S. el día
12 de Septiembre quando la Fragata Magdalena, dando la Caza a que se
le havía destinado vajo las órdenes del Comandante del Navío San
Julián, amaneció fuera de la vista del Navío el Fénix, están
explicados suficientemente en mi Declaración los motivos serios e
importantes que tube para dejar de continuar por aquella parte,
vajando a menor latitud de la del Crucero; y lo que ahora expondré
aquí será para simplificación de aquellas razones y convencimientos
de que lo practicado por mí fue conforme a las órdenes que tenía
dadas en la Esquadra y a lo que con tanta reflexión y convencimiento
hallé ser más f. 122 r. / proporcionados para hacer el corso en
aquel Crucero con la Esquadra, y todo conforme y consequente a la
Real Orden de S.M. y a sus Soveranas instrucciones. En el punto
antecedente tengo explicado lo que dispuse para el modo de dar las
Cazas, practicándolo quando fuese necesario a 2 ó más Embarcaciones
a un tiempo, aunque fuese por distintos rumbos, y en el de volverse
a reunir
con el Navío Comandante concluidas aquéllas. En esto
consistía lo principal y mas importante de aquel Corso, y de no
haverlo hecho así se incurriría en graves inconvenientes, que es
regular que no se haian tenido presentes quando se formó este Cargo.
El primero es el haver de avandonar el parage por donde vienen a
recalar las Embarcaciones de Yndias, que era el del Crucero, contra
lo mismo que me estava prevenido en la Real Ynstrucción, siendo ésta
por una latitud determinada, no por distintos, resultando conocida
contradición entre lo mandado por ésta y lo reconvenido por el
Cargo. El 2º el peligro de separarse los Buques de la Esquadra en
distancias largas, quedando mui expuestos a no volverse a
incorporar. El 3º la imposivilidad absoluta de dar Caza a un mismo
tiempo a 2 ó más Embarcaciones que se apareciesen por distintos
parages
o que hiciesen la huida por diversos rumbos.
En quanto a lo primero, es claro que si la Esquadra entera
hubiere se seguir sin limitación el primer Buque de ella que fuese
destacado a dar una Caza, no sólo durante el tiempo que la llevase a
la vista sino después de haverla perdido, como sucedió con la
Magdalena, y que esta Embarcación tirase para la parte del S., sería
consequencia el avandono del Crucero, y esto tanto maior y tanto más
perjudicial quanto tardase más a volverse a restituir a él con
vientos contrarios por lo regular. En este modo, la Esquadra se
inutilizaba enteramente, porque el tiempo que estubiese ausente de
su verdadero crucero podían llegar varias Embarcaciones de Yndias y
ser apresadas por f. 122 v. / haver en el Crucero Corsarios y husar
de toda su livertad, sin que la Esquadra se lo estorvase, y en una
palabra, todo el aparato y las fuerzas de ésta ocupada en seguir una
Embarcación ridícula que llevase la huida para el S. y que, tal vez,
ni aun acertase a ser Enemiga ni nacional, no embarazaría que otra
de
igual porte, corsaria, apresase en el Crucero de la recalada
alguna de las que vienen de Yndias, ni que lo fuesen varias de éstas
por distintos corsarios, pues interin que aquélla se hallava ausente
no podía contener semejantes acontecimientos, ni aun tener
conocimiento o luz de ellas. Por esta razón señalé el parage de
reunión durante el corso, allí, dentro del mismo Crucero, y previne
las distancias a que podrían alargarse en las Cazas después de estar
fuera de la vista del Navío Comandante. Este Navío y el todo de la
Esquadra debía seguir con fuerza de vela al primero que fuese
destacado, pero con cierta limitación acia la parte del S. con
reflexión siempre a no desamparar aquel lugar, como asumpto
principal de la Comisión, así para proteger nuestro Comercio como
para perseguir a los Enemigos; y en caso de descubrirse segunda vela
interin que se iba siguiendo la Caza de la primera, se hacía 2º
destaco contra ella, y el Navío Comandante, bien fuese solo o con el
que quedase desembarazado, se dirigían al parage de reunión, para
recivir en él a los primeros que se restituiesen de su Comisión, no
pudiendo disponerse en otro modo porque la Esquadra entera no era
posible que siguiese a los primeros destacados, y a los segundos, ni
tampoco era regular que dejase de perseguir a quantos se avistasen
estando allí, pues lo contrario no sería desempeñar la
Comisión.
Los Comandantes de las Esquadras, con presencia de los encargos
y comisiones que se les dan por sus Soveranos, disponen el Plan del
modo de cumplirlas más completamente, y arreglado a éste forman las
órdenes y Ynstrucciones para los Comandantes Subalternos de los f.
123 r. / Buques, como lo previene la Ordenanza de la Armada en el
Artículo 10, folio 49, citados antes; en este modo lo practiqué io,
providenciando lo correspondiente para seguir las Cazas, quando
fuese posible, sin desamparar no obstante el Crucero, y procurando
igualmente en el modo posible evitar la separación, que es lo que
correspondía a mi encargo; y sin embargo de estas providencia y
prevenciones en que atendía precaverlo todo, se vee [sic], por lo
que
digo en mi Declaración, que el día 12, estando al S. del
Paralelo y a sotavento de él, cruzaron dos Embarcaciones, una por la
mañana y otra por la tarde, sin poderlas reconocer, confirmándose en
ello, aunque para la 2ª se hizo toda la diligencia que permitían las
circunstancias, la importancia que havía de no apartarse mucho de él
y en que en mis instrucciones estubo premeditado y prevenido este
Caso.
La
misma limitación de distancias en las Cazas particulares,
quando fuesen acia el S., era providiencia para precaver el peligro
de la separación, proporcionando el tiempo para que pudiesen volver
a rreunirse en aquel término que me pareció regular, con reflexión
así mismo a que no fuese tan largo que sobreviniendo algún temporal
de los que allí son frequentes causase Averías en los que se
hallasen separados, que imposivilitasen la incorporación y de ésto
se originasen otros varios inconvenientes. Las Cazas por los rumbos
del E., del O., del N. y sus inmediatos no tenían la limitación que
la de los que inclinavan para el S. por dos razones: la primera
porque los del E. y del O. eran por el mismo Crucero de la recalada
y no havía inconveniente en prolongarlas hasta perderse de vista
unos de otros, como sucedió con la del día 11, que haviendo al
principio al ONO. el Navío Comandante, que andubo mucho menos que la
Fragata y que los dos que le acompañaban, navegó más de 20 leguas en
su seguimiento; lo 2º porque en este Paralelo, aunque los vientos
por algún tiempo no fuesen proporcionados f. 123 v. / para
retroceder lo que se havía andado en seguimiento de la perseguida,
siempre subsistía en su Crucero en disposición de proteger y
perseguir; y por la parte del N., siendo por lo común los vientos de
ésta misma, con facilidad volvería a ponerse en su Crucero, aunque
hubiese salido de él.
Sólo por la providencia de tener señalado un parage de reunión
dentro del mismo Crucero, y en su medianía, podía ser practicable
con Esquadra el Corso contra las Embarcaciones enemigas y la
diligencia de ir a buscar las propias, debiendo suponerse que con
los recelos y desconfianzas que se tenían desde vastante tiempo
antes de que podía suceder que se declarase la Guerra en España, al
descubrir alguna de las que viniesen de América una Esquadra en
aquel parage y que se destacavan Buques haciendo diligencia de ir
acia ella, era regular su desconfianza y que se pusiese en huida,
como le sucedió al Navío el Asia con la Esquadra de Luis de Córdova
en el caso que queda citado, ignorando si la Esquadra era propia o
Enemiga; y así, lo que era Caza contra las de Enemigos, debí hacer
diligencia de alcanzar a las que después de conseguido se
reconociese no serlo, y en ambos casos se hacía forzoso dejar el
Paralelo del Crucero si ellas tiravan por otros rumbos distintos.
Quando apareciesen las velas estrañas por rumbos diversos no havía
otro arvitrio para atender a todo como lo requerían las
circunstancias que el de saver cada uno de los Comandantes de la
Esquadra el parage seguro en donde havía de encontrar al General,
pues aunque de prompto no le hallasen allí, estava prevenido en las
Ynstrucciones que concluidas las diligencias de otras nuevas Cazas
que pudieran ofrecérsele a éste después de la separación de los
primeros que hubiesen sido destacados de su Esquadra, sería el
parage señalado el punto a donde se restituiría para buscarlos, y en
este modo a cada Comandante le estaba f. 124 r. / prevenido y era
regular su incorporación a menos de sobrevenirles algunos accidentes
extraordinarios, para los quales no alcanzan las prevenciones
humanas. Las Ynstrucciones se forman siempre vajo los principios que
dicta la buena razón, pero nunca pueden ser tan completas que
abracen todos los Casos que puedan acontecer; y io las dispuse con
conocimiento de
lo que se debía practicar, reflexión de lo que podía
acontecer, y conocimiento de lo que estava
encargado.
Siendo esempcial, para cumplir lo que estava dispuesto por S.M.
en quanto a la protección del Comercio y a perseguir a los Enemigos
en los parages en donde era regular que estuvieran, mantener el
Crucero en la recalada y, al mismo tiempo, evitar la división de los
Buques de la Esquadra, no havía otro Camino para conseguirlo que el
que queda esplicado. Arreglado a él procedí el día 12, con los
poderosos motivos que tengo explicados en la Declaración y en esta
exposición; y así, de haver continuado disminuyendo latitud, como lo
hice hasta el mediodía, aun sin tener a la vista la Fragata, me
separaraba más de lo que ya estava del Crucero, dilatando el regreso
a él con los vientos contrarios, y exponía la reunión de los Buques
que se hallavan distantes a que no la hiciesen; siendo esto lo que
precaví, ciñendo el viento desde aquella hora, y dando a conocer a
los que estava a la vista que, consequente a lo mismo que tenía
prevenido
en las Ynstrucciones, me dirigía al Crucero, y en él al
parage de reunión, a esperarlos, sin que esto sirviese de
impedimento para que siguiesen a la Fragata caso que la tubiesen a
la vista, y que ésta continuase en seguimiento de la Enemiga con
esperanza de atracarla y vatirla, lo que Yo tampoco podía saver
mediante no descubrirla, estando prevenido todo lo conveniente en la
Ynstrucción. Ésta la dispuse en el modo dicho, en fuerza de haver
dejado S.M. a mi cuidado el formarla según tubiese por f. 124 v. /
más conveniente, como queda esplicado antes; pues de havérseme
prevenido el modo en que havía de hacer el Corso y la derrota, y Yo
lo que debía practicar en todos los casos que podían ocurrir, cesava
en mí el cuidado de disponerlo, y ciñéndome a ello cumplía con mi
Comisión.
No debo pasar en silencio aquí lo que se ofrece sobre la
respuesta que Don Francisco Bermúdez da en su ratificación a la 3ª
pregunta, que a solicitud mía se le hace. Reparan que no responde
precisamente por su thenor y, sin embargo, da a entender en términos
algo confusos su parecer, amplificándolo a más de lo que Yo
solicitaba para aquélla. Dice que comprehende que las 8 leguas que
determiné para la parte del S. no sólo sería para dicho rumbo sino
es para
todos los demás de la Abuja [sic], no obstante de concevir
el que a tanta distancia se puedan ver las Embarcaciones unas a
otras, de suerte que, según está esplicado, concevía que las Cazas
no era regular darlas por qualquier rumbo que fuese más distancia
que aquella a que pudiese alcanzar la vista de la Esquadra sin
separarse de ella los Buques que hubiesen sido destacados para este
fin. Juzgo que el tiempo que ha pasado desde entonces le habrá
borrado las Especies, y que por esta Causa no tendría presente que
este asumpto le conferí con él particularmente, para cuio fin le
hice llamar a la Cámara quando estaba disponiendo las Ynstrucciones,
de las quales tiene, asimismo, olvidadas las especies, pues en ellas
se explica el modo de dar las Cazas por distintos rumbos, y que la
limitación de las 8 leguas debía entenderse sólo por el 2º y 3er
quadrante, esto es, por la parte del S., con los motivos que quedan
explicados, los quales no eran iguales por los otros rumbos que no
sotaventasen la Esquadra del Paralelo de su Crucero, dificultando su
regreso a él.
El 6º y último punto a que he reducido esta exposición es el de
f. 125 r. / las velas avistadas la mañana del 29 de Julio. En mi
Declaración tengo expuesto lo correspondiente a él y a la particular
reconvención con que en el Ynterrogatorio se me argüie a que debí
haver elegido un rumbo medio por donde salirles al encuentro a la
mañana siguiente, y me persuado a que satisfarán las razones y
fundamentos que allí doy. Sin embargo, para mayor convencimento de
ellos añadiré que a no haver practicado lo que hice huviera
incurrido contra el propio juicio que formé, y en esta parte sería
reprovable mi conducta, tanto más que el Yerro que cometería en ello
sería con conocimiento de lo que hacía, y no tendría enmienda.
¿Quién será el que conoce que pueda resultarle un mal gravísimo de
una resolución tomada contra el juicio que ha formado con fundados
motivos, y sin embargo de ello egecuta lo contrario de lo que el
caso requiere, o quién será el que procede con sus deliveraciones
contra la propia razón?. Las señales que desde el principio se
vieron fueron tan palpables y convincentes, según está esplicado en
la Declaración, que no dejaron duda de que las velas eran de
Esquadra con sobradas apariencias de ser más fuerte que la de mi
mando. La ventaja de su andar sobre el de la mía era sensible, con
que quanto más me aproximase a ella en aquella primera vista y
positura, más los proporcionaba para hacerlos Dueños de la acción,
quedándolo con qualquier movimiento que hiciese el viento en las
distintas mutaciones que havía tenido desde que empezó apuntar. En
aquel mismo tiempo su virada de Bordo, quando parecían resultos a
continuar acia mi Esquadra a precisarme al Combate con desigualdad
de fuerzas, me dio lugar a variar en parte del primer juicio y a
sospechar que los 4 Buques más distantes de los suios, aunque no
fuesen de iguales fuerzas a los 2 que se havían reconocido, y que
por su causa considerarse f. 125 v. / ellos sin superioridad
suficiente a mi Esquadra para vatirla, y sin el varlovento, que
hasta allí lo tenía yo, desistían del primer empeño; por esto,
inmediatamente viré sobre ellos y los perseguí por espacio de 4
oras, con el viento algo más fresco, hasta que reconocí ser en valde
mi diligencia, porque con su maior andar se alargavan, no dejando
esperanzas
de poderlos seguir, pues como está bien dicho en mi
Declaración, y lo confirman los tiempos, la ventaja de la vela era
sensible, aun no llevando ellas toda la que podían
largar.
Si este caso fuese nuevo aún podría en algún modo argüierse
contra él, pero nunca sería con el conocimiento correspondiente como
se hace quando se está en el mismo echo, que es donde de prompto se
reflexiona todo, se tocan las circunstancias y se resuelve con
presencia de ello lo que se juzga más ventajoso y propio para el
desempeño que se solicita. Ygual a él fue el que tubo el General
Francés Monsieur de la Mote Piquet en las inmediaciones del Guarico
con el Comodore Pedro Parquer. El General Francés conducía de la
Martinica un Comboy mandando una Esquadra de 4 Navíos de fuerza;
estando en las inmediaciones de aquel Puerto descubrió 3 Navíos,
hizo
la señal a los suios para darles Caza, y en esta diligencia,
hallándose adelantado con el que montava, llegó a distancia de
Cañonearse con los Enemigos; en este tiempo le calmó el viento y no
pudieron juntársele los tres suios, aprovechando esta separación los
Enemigos, se le aproximó el uno, que era de 50 Cañones y husaba de
remos, y le vatió con tanta ventaja que a haver durado la Calma lo
hubiera sin duda obligado a rendirse por lo mucho que le maltrató y
la gente que le mató e inhavilitó; quando estaba en este aprieto
empezó el viento a refrescar y, acercándosele los suios, el que le
vatía y los otros dos, que también le hacían fuego aunque de más
distancia, se pusieron f. 126 r. / en huida. El General Francés
volvió con esto a seguirlos y, entonces, descubrió dos velas más
hacia la parte a donde se dirigían, pero sospechando que fuesen
Navíos de fuerza de la misma Esquadra hizo juicio por el número que
las de las suias no eran ya competentes para arriesgar un Combate y
puso la señal de retirarse y de tomar el Guarico. El Comandante
Ynglés, al verle virar, comprendió también por su parte que la
virada del Francés indicava inferioridad de fuerzas, y viró acia él
dándole caza hasta que el otro entró en el Puerto y se vieron en una
misma acción dudosos y equivocados los Comandantes sobre sus propias
fuerzas y las del Contrario, persiguiéndose alternativamente, siendo
notable en ello que las dos velas que hacían el aumento de la
Esquadra inglesa se supo después ser dos Fragatas, con las quales
siempre quedaba superior el General Francés a el Enemigo, pero como
esta Certidumbre no se tiene hasta después de pasado el lanse a
menos de ponerse mui cerca unos de otros, y que entonces es quasi
inevitable el empeño. El General Francés resolvió su retirada por el
juicio que formó, no queriendo exponerse a la contingencia de que
sucediese lo contrario y perder la Acción. Este caso ha sido
notorio, se ha visto aplaudido y celebrado en toda la Europa, y
haviendo sido tan igual al mío no parece que haia mérito para tachar
mi conducta, y mucho menos para intentar reprovarla. El no haver io
practicado lo que hice sería digno de la más grave Censura en
qualquiera caso de contrario accidente, pues, como llevo dicho y
repetido, proceder contra lo mismo que tenía a la vista, y contra el
juicio que formé con tan fundados motivos por las señales de lo que
reconocía, sería egecutar temerariamente, sin conocimiento de las
resultas ni la práctica, que es tan necesaria para tales
Casos.
De estos accidentes son muchos los que pudiera traer a f. 126
v. / consideración, sucedidos en lo antiguo, y no pocos los que se
ofresen en lo moderno durante la actual Guerra. El que sigue
combencerá que los Juicios que se forman en las Esquadras están
expuestos a equivocación, sin que por esto haya motivo para
persuadirse haverla havido en el mío, no pudiendo ser de otro modo,
a causa de que al descubrirse las velas, y estando en distancia, no
se puede asegurar los que son en realidad. El Admirante Geary,
mandando la Esquadra grande Ynglesa a la entrada del Canal, en el
mismo año pasado de 1780, descubrió una porción de velas en
distancia; su primera providiencia fue disponer su Esquadra de modo
que si la que tenía a la vista acertaba a ser la Francesa, pudiese
atacarla en un modo regular; entre tanto, las velas hicieron
diligencia de alejarse y en esto conoció ser Comboy y no Esquadra;
entonces destacó los Navíos más ligeros de su Esquadra y éstos
tomaron 6, ó poco más, los menos andadores del Comboy y que se havía
rezagado; pero si desde la primera descubierta hubiera forzado de
vela en la forma que les cogió, hubiera podido interceptar la maior
parte de aquel Comboy. Este General procedió con el tiento y pulso
que entonces convenía, siendo de menos consequencia dejar de exponer
parte de un Comboy que el exponer su Esquadra al peligro de ser
perdida figurándose ser Comboy. Sy acertava ser otra Esquadra
enemiga del Comboy que tomó el Theniente General Don Luis de Córdova
en el mismo año, no lo hubieran perdido los Yngleses si desde la
tarde antes que se descubrieron algunas velas de las de nuestra
Esquadra el Comandantes Ynglés que lo conducía hubiese tomado la
precaución de señir el viento y alejarse de ellas durante la noche;
no lo practicó así porque no hizo juicio de que en aquel parage
pudiese haver Esquadra; siguió el rumbo que llevaba a viento largo
f. 127 r. / y su Comboy fue a entragarse antes del amananecer a
nuestra Esquadra. Estas son las resultas que acarrea la demasiada
confianza, y que los Generales deben evitar en lo posible en fuerza
de sus experiencias anteriores y de los egemplares sucedidos en
otros, con conocimiento de que la Guerra se hace siempre con máximas
propias de ella, con precauciones, según lo piden los Casos y con
instrucciones, y que el más avil en ello es el que logra más
conocidas ventajas.
Mis resoluciones en esta ocasión fueron conformes a lo que se
presentaba a la vista a los antecedentes que tenía y a lo que pedían
las circunstancias, no menos que a las noticias que se me havían
dado, como tengo explicado en la Declaración; pues aunque havían
mediado los dos meses y 5 días, que se dicen en la pregunta 21 del
Ynterrogatorio, de la salida de la Esquadra inglesa del Puerto de
Torvay con el Comboy que havía de conducir hasta dejarlo montadas
las Yslas Terceras, para mi estimación y concepto no deví mirarla
con indiferiencia a causa de que haviéndosele participado al
Theniente
General Don Luis de Córdova por el ministerio con fecha 19
de Junio, 26 días después de su salida, y haver sido esto aún
estando la Esquadra en la Bahía de Cádiz, la misma razón militaba
para que la pudiese encontrar su Esquadra que la de mi mando,
mediante no haver intervenido más de 4 días después de la separación
de aquélla. Como el tránsito desde la Bahía al Cavo de Finisterre
havía sido de un mes, sin estimarse este viaje demasiado largo, con
que la misma posivilidad havía para que la Esquadra que iba de aquí
la encontrase por aquella altura, que para que fuese Yo a los 4 días
de haverme separado de ella, cuio corto tiempo en ningún modo
variava la posivilidad del encuentro, y mediante ello no debía mirar
Yo con indiferiencia el aviso tan recomendable pasado a mí por Don
Luis de Córdova para que me sirviese f. 127 v. / de govierno, así
como se le havía participado a este General para lo mismo, fuera de
que el tiempo, según tengo dicho en mi declaración, no era tan largo
que no pudiese ser. Es verdad que el número de Buques no era igual
al que prevenía la orden de S.M., como se dice en el Ynterrogatorio,
pero también era cosa factible que una parte de ella se allase más
aterrada que la otra, ocasionándolo las Calmas, Ventolinas y Nieblas
que
se havían experimentado en aquellos días, y que por esta causa
se alcanzase a ver el todo de ella de la Esquadra de mi mando, o que
se hubiese dividido, destacándose una parte de ella para el Cabo de
Ortegal y que el resto hubiese seguido a Ynglaterra, y que la misma
que hubiese estado en aquel Cavo pasase después a las Cercanías del
de Finisterre, y que fuese la misma que havía visto el Queche
Olandés, con la particularidad de que el día 23, que la Esquadra del
mando de Theniente General Don Luis de Córdova pasó por la vista de
este Cavo, no se descubrieron en él las velas de esta naturaleza, no
menos que el 27, que Yo lo demarqué; pero el 28, estando como digo a
22 leguas al O. de él, fue quando empezó a verse en aquel día
nebuloso, repitiéndose en el siguiente 29, circunstancias todas que
daban sobrados motivos para sospechar que fuese ella, y lo
corrovoran las particularidades de su buena vela, de mantenerse
crusando allí, del porte de los Buques reconocidos, y de haver
seguido a la Esquadra de mi mando, que todo es correspondiente a
Esquadra de Guerra y mui contrario y diferente a
Comboy.
Según tengo esplicado en la Declaración, no me quedó que hacer
sobre este particular, ni me persuado a que otro que huviese estado
en mi lugar, y huviese visto en la conformidad que aparecieron que
adelantaron acia la Esquadra quando venían en su seguimiento f. 128
r. / y lo que ésta perdía quando iba contra ellos, hubiera
practicado otra cosa, pues se ve imutada [sic] mi conducta sin haver
tenido anticipo Conocimiento de ella por un General Francés de
tantos créditos y reputación como el que queda dicho, igualmente que
por el Comandante Ynglés a quien persiguió y después lo hizo con
él.
Aun quando no hubiese unos Egemplares tan authorizados como los
que dejo dichos, que afiansa el acierto y regularidad de mi
determinación, se halla todo Calificado por las deposiciones de los
testigos del proceso, los quales dicen contestes [sic] que se
persiguieron las Embarcaciones con quanta diligencia fue posible, y
que su andar era ventajoso al de la Esquadra del Rey, pues se
reconoció que se alejavan sin embargo de llevar ésta toda la vela
que podía largar, y que no haviendo esperanza de darles alcanze, y
por consequencia no poderlas seguir en la noche, al estar para
concluir el día, suspendí el empeño para volver a continuar la
Derrota del destino sin exponerme a maiores atrasos. Don Francisco
Bermúdez añade en la suia que consulté con él y con el 1er
Comandante del Fénix sobre si les parecía conveniente que se virase
sobre ellas, y que haviendo sido de este dictamen inmediatamente lo
egecuté. En esta diligencia que hice se reconoce que no fue sólo en
mi concepto sino es en general en los demás del Navío el tenerse
estas velas por Esquadra de Guerra, y en ningún modo que fuesen
Comboy, porque mi pregunta o consulta, y la respuesta de los dos
Comandantes, se fundaron en él, siendo excusado uno y otro si
hubiese havido
indicios de lo contrario o si se hubiesen juzgado de
inferiores fuerzas a las de la Esquadra. El haverles preguntado
confirma también haver fundados motivos para tomar una resolución de
consequencia sin consultarlo antes por el peligro que f. 128 v. / de
no ser Dueño de evitar la Acción después de empeñado en ella si las
fuerzas de los Contrarios fuesen superiores en realidad, como se
havía conceptuado por las primeras señales, cuio peligro exigía de
mi parte la debida precaución de no proceder según el primer
impulso, oiendo sus dictámenes para ver si se les ofresía algún
reparo que io tubiese presente, mirando siempre en ello a la mayor
Gloria de las Armas del Rey y al completo y airoso desempeño de mi
obligación como General y de toda la Esquadra, como interesados
igualmente en el de la Nación.
Entre las Declaraciones se encuentra una bien extraña, y es,
que una de las Embarcaciones con quien se habló dio noticia de estar
el Navío el Buen Consejo en la Ysla de San Miguel. Este despropósito
tan singular hace ver el injusto desdoro de los Generales quando se
intenta juzgar de su conducta operaciones y providiencias por el
juicio que forman sobre ello los Súbditos que llevan a sus órdenes;
y que su honor, concepto y reputación, adquiridos a expensas de
largos y señalados servicios, están expuestos al más sensible
contraste con qualquier equivocación o falta de conocimiento en
incurran los que deponen en causa y de esta naturaleza. El Navío el
Diligente durante la Campaña sólo habló con el Bergantín Portugués
el Santísimo Sacramento, y las noticias que dio fueron que el 31 de
Julio havía avistado la Ysla del Cuervo, en cuia inmediación y en su
recalada
no havía encontrado Embarcación alguna y que el día 9
anterior a su encuentro con la Esquadra, a las 5 de la tarde, havía
encontrado un Comboy Ynglés de 47 Embarcaciones haciendo Derrota al
SO., siendo esto en 42 grados 36 minutos de latitud, con otros dos
también Portugueses, que se conocieron, uno el 10 de Septiembre al
O. de las Yslas del Cuerbo iendo f. 129 r. / en demanda de ellas,
estando en 40 grados 7 minutos, otra el 26 en 39 grados 16 minutos y
en 2 grados 51 minutos de longitud, meridiano de Tenerife; por
consecuencia, mui al E. de las Terceras. En el Navío el Diligente,
ni en los otros de la Esquadra, no tuvieron conocimiento de las
noticias que dieron, porque ni hablaron con ellos ni se les dio
cuenta de lo que digeron; con que la que da el Piloto Gago la forxó,
sin duda, equivocando las Especies con las que adquirió después de
llegado a Cádiz, que fue donde se supo hallarse el Buen Consejo en
el surgidero del Fayal y no en la Ysla de San Miguel, como él dice.
No puede dejar de ser del más sensible bochorno, morticación y
avatimiento para un General, verse comprometido a explicar las
equivocaciones y malas inteligencias de sus súbditos, de todas
clases producidas sin reflexión y aun sin el conocimiento y madurez
que se necesita en asumptos tan serios, para justificar la
regularidad de su Conducta.
Por lo que se explica en mi Declaración sobre la respuesta de
las 26 preguntas del Ynterrogatorio, por lo que exponen los testigos
examinados para la formación del Proceso, y por su Conformidad con
lo que Yo digo en aquélla, no menos que por el contenido en esta
exposición, arreglada a los mismos principios y fundamentos de la
Declaración, está demostrado, con quanta sencillez y convencimiento
es posible, que me arreglé puntualmente a las Reales órdenes de S.M.
en la Campaña que hice a las Yslas Terceras, y según ello dispuse la
Derrota y la seguí con toda presisión, sin deberse estimar por
mudanza y estravío de ella a aquellos resguardos, precauciones y
vordadas que enseña el mismo Arte de Navegar y no ignoran los que lo
conocen quando ay justos y forzados para ello, como son los peligros
de los temporales de travesía, de las Calmas, Ventolinas y Nieblas,
y Corrientes que quedan f. 129 v. / explicadas. Que la Esquadra
estubo en el Crucero de la recalada de las embarcaciones que vienen
de Yndias, sin apartarse de él a excepción de quando le fue
indispensable hacerlos; que en los cortos intervalos en que tubo
vientos proporcionados para ir a descubrir el Cuervo y Flores, los
aprovechó quando no se le ofrecieron obstáculos de tanta gravedad y
consequencias que no se lo permitieron y, por el contrario, que
quando cesaron éstos, los vientos no eran favorables, pero sí
calmosos y temporales, que
no le proporcionaban adelantar acia
ellas, y que sin embargo de las muchas contrariedades y descalabros
que experimentó, estubo en tanta inmediación de ellas que con dos
oras más de día que hubiese tenido el 18 de Septiembre, o con haver
permanecido en la noche el viento con la moderación que havía estado
durante él, las huviera infaliblemente avistado la mañana siguiente,
pero el grave cuidado de un Buque en quien el naufragio amanazaba
por instantes, no permitía exponerlo a los últimos riesgos. Que si
las Embarcaciones del Comercio de Yndias han tenido la desgracia de
ser apresadas, es injusto, y contra toda razón, atribuirlo a Culpa
de mi diligencia, puesto que está demonstrado del modo más
concluiente que la Esquadra de mi mando nunca podía livertarles de
esta desgracia en los parages y tiempos que la experimentaron, como
queda visto por la relación que acompaña a ésta. Que sólo por el fin
de salvarlas expuso el Navío el Gallardo a los peligros que son bien
notorios, y el resto de la Esquadra en el deplorable estado que se
hallaba. Que solicité a la Santa Mónica en los sitios que le tenía
señalados para Randebu; que hice lo mismo respecto de la Magdalena,
practicando lo que correspondía con arreglo a las órdenes y
Ynstrucciones que tenía dada para el Corso, según S.M. en su Real
Orden me lo prevenía, pero que ni una ni otra se hallavan en ellos
quando io pude ir. Que se dio Caza f. 130 r. / a quantas
Embarcaciones aparecieron en proporción de hacerlo; que busqué los 4
ó 5 Navíos, y las Fragatas, por todos los parages donde la Real
Orden me lo indicava, y que no se hallaban allí, como está
comprovado por varios modos; y que en el encuentro con la Urca Santa
Ygnes practiqué lo que era conforme a la Real Orden de S.M., con
atención al particular destino de la Esquadra de mi mando, y a lo
que previenen las Ordenanzas de la Armada en los Artículos que cito
en mi Declaración. Que con las velas avistadas el 29 de Julio
practiqué lo que era correspondiente a sus Circunstancias,
precaviendo el exponer la Esquadra del Rey al peligro de entrar en
empeño contra fuerzas superiores, como todo General acreditado
practica, y con peligro de perder el varlovento; que las seguí y las
perseguí quando su maniobra me dio indicios de que pudiere no ser
efectiva; y finalmente, lejos de ser reprovable una Conducta que se
halla no sólo recomendada con particulares expresiones en la misma
Real Orden de S.M. de 23 de Mayo, sino mandada observar ésta
posteriormente, imitada por los exemplares de los Generales
franceses y Yngleses que la han tenido igual en semejantes
circunstancias, no menos que por muchos otros en lo antiguo y en lo
moderno, mediante esta plena demostración apoiada y convencida por
las órdenes, Ynstrucciones y advertencias que distribuie en la
Esquadra para el más exacto Cumplimiento de las de S.M., como se
puede ver por ellas, teniéndolas presentadas con este fin, debo
prometerme que el Consejo de Guerra, pesando la fuerza de estos
convencimientos en la justa valanza de la Justicia, con la rectitud,
conocimiento y inteligencia que corresponde para tales asumptos, me
proporcionará la correspondiente satisfación, y mediante ella, que
S.M., hecho Capaz de haver desempeñado las obligaciones de la
Comisión que se dignó poner a mi cuidado, en quanto me lo
permitieron las circunstancias, f. 130 v. / se digne con su
acostumbrada piedad continuarme en su Real Gracia.
Real Orden instructiva de S.M.
El Rey ha elegido a V.E. para el mando de una Esquadra
compuesta de 6 Navíos y 2 Fragatas parra que haciendo rumbo a las
Yslas del Cuervo y Flores, cuio parage en esta Estación es la
recalada de las más Embarcaciones del Comercio de Yndias, proteja
V.E. con dicha Esquadra el nuestro y intercepte el de los Yngleses,
atacando y vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y mercantes que
encuentre, debiendo V.E. ir en la inteligencia de que sobre dichas
Yslas, y en el intermedio a las Terceras, para proteger su Comercio
con los Portugueses tienen los Yngleses, según las noticias que
últimamente se han tenido, 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 Cañones, y tal
qual Fragata, que igualmente atacará V.E.; con cuia noticia y las
que V.E. adquiera, procederá en su Corso para vatir a los enemigos
en aquellas Mares. También deberá V.E. con la precaución, que es tan
regular en la Mar, de tener abanzadas sus Fragatas para los
descubrimientos
que deban hacer y avisos que en su consequencia han
de dar a V.E. de si avistan fuerzas maiores que vaian o vengan de
Yndias, pudiendo suceder que de esta última parte se retire alguna
Esquadra de las que hace tiempo tienen los Yngleses en aquellas
Mares, o alguna División cresida de ellas, que sea de maiores
fuerzas de las que la Esquadra del mando de V.E., en cuio caso
conviene no expone las Armas del Rey a ser batidas, pero si los
accidentes de la noche, del viento u otros que ocurren en la Mar y
no pueden preverse, precisaren a V.E. avatirse con desiguales
fuerzas, cree el Rey lo hará V.E., y todos los Comandantes f. 131 r.
/ de los Buques de su mando, en términos que conozan [sic] los
Enemigos el honor con que siempre han defendido los Españoles el de
su Bandera y Nación y las Armas de su Soverano, pues aun con fuerzas
desiguales, por maiores las de los Enemigos (lo que se debe evitar,
y de no poderse, vatirse hasta quanto alcancen las propias) puede
suceder un accidente de las que han acaecido muchos, como es de
yncendio, desarvolo, mucha Agua, etc. que han hecho avandonar los
Combates, que llenaría a V.E. de Gloria inmortal y sabría el Rey
perpetuarla en su memoria, como de otros hechos, con sus
liveralidades y espíritu militar con que save graduar y premiar las
acciones y méritos de los que le sirven en tan honrrosa
Carrera.
Si por algún golpe de viento y otra casualidad u urgencia
tubiere V.E. precisión de entrar en algún Puerto de aquellas Yslas
portuguesas, podrá egecutarlo, para remediarse con la maior presteza
y volver a la Mar a apostarse en su señalado Crucero el tiempo que
le permitan los víveres, y venir después haciendo el Corso hasta
Cádiz a proveerse de ellos para estar prompto a lo que S.M.
ordenare.
Prevéngolo todo a V.E. de orden del Rey, estando S.M. asegurado
de que V.E., animado de su Celo con el mejor servicio en el
desempeño de esta importante Comisión, hará continúe sin el menor
disimulo la observancia puntual de la Ordenanza y de las órdenes que
tubiere dadas el Theniente General Don Luis de Córdova, y hallare
V.E. conveniente
dar para el mejor régimen, disciplina, bigilancia y
aptitud de los Buques de su mando, que siempre, pero con tanta más
razón en tiempo de Guerra, deben estar mui promptos para sostener
qualquier lanze por impensado que ocurra, y para ello, hecho los
Safarranchos con la maior escrupulosidad, quitado los f. 131 v. / de
las Cámaras vajas y de entre Puentes, y tomar las demás precauciones
que eviten que en un repentino encuentro tenga que emplearse ni un
solo Hombre en otro obgeto que en el de ocupar su puesto para el
Combate. Dios guarde a V.E. muchos años. Aranjuez, 23 de Mayo de
1779. El Marqués González de Castejón. Señor Don Antonio
Ulloa.
Excmo. Señor: En Real Orden me previene el Señor Marqués
González de Castejón, con fecha 19 del corriente, lo
siguiente.
Respecto a que se habrá retirado ya de la Corte de Londres
nuestro Embajador, quiere el Rey que desde luego que reciba V.E.
esta Real Orden empiece las ostilidades, vatiendo y apresando toda
Embarcación de Guerra, Corsaria, o mercante, inglesa que encuentre,
sea sola o más;
lo que prevengo a V.E. para su más celoso
cumplimiento, como también como entre entre los días 23 y 24 de Mayo
último salió de la Bahía de Torvay un Comboy Ynglés con destino a
Yndias escoltado por 15 Navíos de Guerra de la propia nación, los
que luego que lo degen rebasado de las Ysla Azores deben regresar a
sus Puertos de Ynglaterra, cuia noticia me manda S.M. comunicar a
V.E. para que navegue en este concepto, por si precisándole vientos
contrarios a estender sus vordos acia el O. y NO. tubiere la
proporción de encontrar esta Esquadra, en cuio caso la atacará V.E.
para rendirla.
Traslado a V.E. esta resolución de S.M. para su inteligencia y
cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años. A bordo del Navío la
Santísima Trinidad, 28 de Junio de 1779. Luis de Córdova. Excmo.
Señor Don Antonio de Ulloa.
Averiguación y noticia de los Navíos particulares de Comercio que
fueron f. 132 r. / apresados viniendo de Yndias en el año de 1779 de
resultas del rompimiento con la Ynglaterra, con expresión de los
parages y tiempos en que sucedió.
Embarcaciones apresadas viniendo del Mar del S.
Registro Buen Consexo
Llegó al Surgidero del Fayal el 10 de Agosto. La Esquadra de mi
mando se hallava entonces en la mitad de la travesía que ay de la
Costa de España a la Ysla de San Miguel. Salió de aquel Surgidero
forzado por un temporal el 31 de Octubre, tiempo en que en ningún
modo la Esquadra de mi mando hubiera podido hallarse en las Terceras
haviendo entrado en Cádiz el 1º del mismo mes. El Navío el Dragon
llegó a avistar el Cuervo el 24 del mismo mes de Octubre; estubo a
18 leguas del Fayal y no pudo llegar a aquel Surgidero, como tampoco
lo consiguió la Esquadra de Don Juan de Lángara, haviendo estado a
la vista de la Ysla y hecho diligencia para avistar el fondeadero.
Fue
apresado el 20 de Noviembre acia las Costas de Portugal.
Registro la Perla
Su Capitán, Don Melchor de Alarcón. Fue apresada a la vista del
Cuervo el 29 de Octubre por una Fragata Corsaria nombrada la Cherte,
de 24 Cañones, y una Balandra de 14, las que condugeron a Falmohut,
y aunque según las noticias que dieron estos corsarios, havía
algunos días que se mantenían cruzando por allí, no los descubrió el
Navío el Dragón, que dio vista al Cuervo el 24 de Octubre; sucede lo
mismo que con el anterior en quanto a la imposivilidad de
livertarlo.
Estos dos Navíos son los únicos que vinieron del Mar del S. en
aquel año.
Embarcaciones apresadas viniendo de la Havana.
Paquevot Nuestra Señora de las Mercedes
Fue apresado antes del 16 de Julio hallándose del f. 132 v. /
Cavo de San Vicente para adentro por la Fragata Corsaria Ynglesa el
León, de 32 Cañones, la misma que el 16 de Julio apresó la
Embarcación de Buenos Ayres Nuestra Señora de los Dolores. En aquel
día la Esquadra del Theniente General Don Luis de Córdova, con la
que hacía cuerpo la de mi mando, se hallava a medio viaje para el
Cavo de Finisterre.
Urca Sueca la Duquesa de Sodermania
Su Capitán, Pedro Alfuing. Fue apresada por la Fragata de
Guerra la Aurora el 9 de Septiembre a la distancia de 75 leguas de
la Bermuda; en aquel día llegó la Esquadra de mi mando al Crucero, y
mediava entre una y otra toda la distancia del Golfo, que no es
menos de 800 leguas.
San Matheo
Su Capitán, Pedro Balpardo. Fue apresado el 13 de Septiembre
por el Corsario la Catie en 43 grados de latitud y 15 grados 30
minutos de longitud, meridiano de París, navegando para Santander,
esto es, 55 leguas al O. del Cavo de Finisterre. La Esquadra de mi
mando estava aquel día en su Crucero en 39 grados 42 minutos y medio
de latitud, haviendo llegado a él el 9 en la tarde, y distava del
parage donde fue apresada 26 ó 27 leguas, en que se vee [sic] la
imposivilidad de livertarla de la desgracia
Paquevot el Atrevido
Su Capitán, Don Jossef Antonio de Aldecoa. Fue apresado el 1º
de Octubre en la altura de 41 grados por el Corsario Ynglés la
Entreprise. En aquel propio día la Esquadra de mi mando entró en
Cádiz, con que se vee [sic] la imposivilidad de haverle encontrado
estando él entonces en aquella distancia; latitud que tampoco era la
del Crucero.
El Havanero
Fue apresado el 19 de Octubre en la latitud de 36 25 minutos y
en 6 grados 25 minutos de longitud, por cuio punto esta 25 leguas al
OSO. del Cavo de San Vicente. La Esquadra de mi mando havía dejado
el Crucero el 18 de Septiembre en la noche; llegó a Cádiz el 12 de
Octubre, por lo que se vee [sic] que esta Embarcación trahía f. 133
r. / 21 ó 22 días de retardación a la salida de la Esquadra de aquel
parage y era imposible su encuentro.
Apresadas viniendo de Buenos Ayres y Montevideo.
San Juan y Santa Ana, de Buenos Ayres
Su Capitán, Jossef Ramón de Sopeña. Fue apresada viniendo a
España el 10 de Julio de 79 a las 3 de la tarde estando en 37 grados
de latitud y 36 de longitud, meridiano de Tenerife, 110 leguas al O.
del Cavo de San Vicente, por la Balandra Corsaria la Activa, su
Capitán, Juan Bromy, conducida a Pool. En aquel día la Esquadra del
mando del Theniente General Don Luis de Córdova aún no havía llegado
al Cavo de Finisterre, y por consequencia mi Comisión y viaje para
ir a las Terceras no empezó hasta algún tiempo
después.
El Vergantín San Antonio, alias el Tapley, de
Montevideo
Su Capitán, Juan Arvores, salió de aquel Puerto para Cádiz en
14 de Julio; fue apresado el 14 de Octubre sobre la Ysla de Santa
María y conducido a uno de los Surgideros de aquellas Yslas. Se
repite lo mismo que de los otros que han sido tomados en aquel mes y
por aquella latitud, siendo mui diversa de la del
Crucero.
Nuestra Señora de los Dolores, de Buenos Ayres
Su Mestre [sic], Jacinto de Burgos Machuca. Fue apresada en 16
de Julio de 1779 en 37 grados de latitud y 16 de longitud
occidental, meridiano de París, como 80 a 90 leguas del Cavo de San
Vicente, por la Fragata Corsaria Ynglesa el León, de 32 Cañones, la
qual llevaba apresado al mismo tiempo el Paquebot español Nuestra
Señora de las Mercedes, de que queda hecha mensión. En aquel día la
Esquadra del
mando del Theniente General Don Luis de Córdova aún no
havía llegado al Cabo de Finisterre, y por consequencia mi Comisión
y viaje para ir a las Terceras f 133 v. / no empezó hasta algún
tiempo después.
Fragata Nuestra Señora de las Angustias, de
Montevideo
Su Capitán, N. Argüelles. Fue apresada el 19 de Julio de 1779 a
30 leguas del Cavo de Finisterre por el Vergantín Ynglés el
Endeavorer, su Capitán, Francisco Boldrique. Se repite sobre esto lo
que queda dicho de los anteriores que fueron apresados mes y medio
antes de haver llegado la Esquadra de mi mando al
Crucero.
La Saetia Cathalana San Francisco de Paula, de
Montevideo
Su Capitán, Jossef Mallot. Fue apresada el 16 de Agosto por un
Bergantín Ynglés nombrado la Desconfianza, su Capitán, Guillermo
Tomson. En aquel día la Esquadra de mi mando retrocedía de su
Derrota en solicitud de la Santa Mónica, que con el temporal de la
noche precedente se havía separado, hallándose todavía mui distante
de
las Terceras.
Saetia cathalana Nuestra Señora de la Misericordia
Su Capitán, Salvador Casaña. Fue apresado a su regreso a España
el 26 de Agosto de 1779 sobre la Ysla de San Miguel, en las
Terceras, por un Bergantín Ynglés. En aquel día fue quando la
Esquadra de mi mando descubrió la Tercera, sin haver llegado hasta
entonces a su Crucero. Ella hacía su viaje por el S. de las Yslas, y
la Esquadra iba por el N., y en este modo nunca era posible haverla
liverado. El 29 del mismo mes fue represada por una Fragata
francesa; el 3 de Septiembre fue 3ª vez apresada por un Corsario
Ynglés,
y este mismo día, a las 2 ó 3 horas, fue buelta a represar
por la Fragata de Guerra la Leocadia, que la condujo a la
Coruña.
Bergantín de Buenos Ayres
De que dio noticia el Bergantín Portugués que encontró la
Esquadra el 26 de Septiembre; y el 19 havía salido de la Ysla de San
Miguel diciendo que una Fragata Corsaria de 14 Cañones y un
Bergantín havían apresado, entre aquella Ysla y la de Santa María,
un Bergantín de Buenos Ayres cargado de Cueros, y conducido a la
Ysla de Santa María, cuia Tripulación, que consistía en 12 Hombres,
navegava para Lisvoa en una f. 134 r. / Galera Portuguesa, la que
igualmente se descubrió y encontró la misma tarde. Esta embarcación,
como las otras que vinieron de Buenos Ayres, hizo su Derrota por los
37 grados y medio a descubrir la Ysla de Santa María, por lo qual
nunca la Esquadra de mi mando pudo livertarla de la pérdida, ni
respecto al lugar ni al tiempo en que fue apresada.
Saetia Nuestra Señora de la Misericordia, 2ª de este nombre, de
Montevideo
Su Capitán, Miguel Pasqual. Salió de aquel Puerto el 8 de Mayo
de 1779; fue apresada en 20 de Septiembre a 150 leguas del Cavo de
San Vicente y conducida a la Ysla de San Christoval por un Comboy
Ynglés, de donde dicho Capitán se escapó y pasó al Guarico, de cuio
Puerto escrivió con fecha de Abril de 1780 sin dar más noticia que
ésta de su pérdida.
Paquebot San Jossef de Buenos Ayres
Su Capitán y Maestre, Don Ignigo Yvarra. Salió de Montevideo el
11 de Junio de 1779 con carga de frutos y efectos, y estando acia
las Terceras fue apresado por el Corsario Ynglés la Alerta; y
después represado por el Francés el Duque de Chartres, que lo
condujo a Burdeaux. No se ha podido averiguar en qué latitud se
hallava, quándo fue apresada, ni el día en que
sucedió.
Nuestra Señora de la Piedad
Capitán, Garay. Fue apresado por el Corsario Dardo, Capitán
Andrés Smith, el día 15 de Octubre en la altura de 36 grados, 40
leguas al SO. de la Ysla de Santa María. Se vee [sic] que ni por el
tiempo ni por el parage era factible que la Esquadra de mi mando le
livertase, pues hacía un menos menos 3 días que havía dejado los
Mares del Cuervo, y que esta embarcación trahía su viaje por el S.
de todas las Yslas, como quasi todas las que vinieron de Buenos
Ayres.
Jesús, María y Jossef de Campeche
Su Capitán, Antonio Guliverto; que navegaba para Valensia. Fue
apresado el 13 de Agosto por el Corsario la Venganza y conducido a
Liverpool. La Esquadra de mi mando se hallava entonces desde el Cavo
de Finisterre para las
Terceras y apenas f. 134 v. / havía vensido
la mitad de esta travesía, con que era caso imposible
livertarla.
Paquebote San Estevan, alias la Lucía de la Guayana
Su Capitán, Don Antonio Álvarez Pozo. Fue apresado el día 13 de
Agosto de 1779 navegando para Cádiz en la latitud de 40 grados 9
minutos y 359 grados de longitud, meridiano de Tenerife, a 16 leguas
del Cavo de San
Vicente, por un Corsario Ynglés que lo condujo a
Liverpool. La Esquadra de mi mando se hallava en aquel día por el
mismo meridiano, pero en 42 grados 9 minutos de latitud, que son 40
leguas al N. de él, navegando para su destino de las Yslas; en que
se reconoce la imposivilidad de encontrarlo en el Crucero de la
recalada desde el 9 de Septiembre hasta el 18, esto es, un mes
después de su apresamiento y 160 leguas, por lo menos, al O. de
donde lo fue.
Addición a la averiguación y noticia de las Embarcaciones de
comercio que han sido apresadas viniendo de la América y se ha
podido
adquirir posteriormente.
Saetia Santa Eulalia
Capitán, Pujol; salió de Montevideo; fue apresado en principio
de Julio en la Costa de Portugal y represada por Chumeo a la Voca
del Estrecho. La Esquadra del Theniente General Don Luis de Córdova
se hallava entonces mui en los principios de su Navegación para Cavo
de Finisterre.
Saetia San Jossef
Capitán,
Genando Esteve y Yllac. Salió de Montevideo; fue
apresada en 1º de Agosto a 50 leguas de la Ysla de Santa María por
un Corsario Ynglés y conducida a Lisvoa. La Esquadra de mi mando se
hallava entonces en los principios del viaje del Cavo de Finisterre
para las Yslas Terceras, y además esta embarcación hizo su viaje por
el S. de aquellas Yslas.
Saetia San Francisco de Paula
Capitán, Jossef Mayol. Salió de Montevideo para Cádiz en 24 de
Mayo; fue apresada el 16 de Agosto por el Bergantín Ynglés la
Desconfianza, Capitán, Tompson, al recaladero de las Terceras f. 135
r. / y
después fue represado inmediato a la Noruega por un Corsario
francés. Aquel día la Esquadra de mi mando restrocedía de su Derrota
en solicitud de la Fragata Santa Mónica, hallándose poco más de
medio Camino para el Cuervo y Flores.
Bergantín San Phelipe y Santiago
Capitán, Don Julián de la Campa. Fue apresado por un corsario
Ynglés a principio de Septiembre sobre las Yslas Terceras, y
conducida a Lisvoa. No se ha podido averiguar quál de ellas, ni el
día, pero es lo más regular que hiciese su viaje por la parte del
S., como queda visto de todas las que vinieron de Buenos Ayres en
aquel año.
Saetia Nuestra Señora del Rosario
Capitán, Prana; salió de Montevideo para España; fue apresada
el 26 de Agosto, sin haverse podido averiguar en qué parages, siendo
en aquel día quando la Esquadra de mi mando dio vista a la Ysla
Tercera.
Fragata la Preciosa
Capitán, Felipe Rovillo. Sólo se save haver salido de
Montevideo el 14 de Julio; se ignora su paradero, pero por su salida
no era regular que llegase a las Terceras hasta el mes de Octubre,
en cuio tiempo la Esquadra de mi mando no podía allarse
allí.
Paquevot la Merced
Capitán, Simón de Carriaga. Salió de de la Havana; fue apresado
el 30 de Junio 5 leguas al E. del Cavo San Vicente. La Esquadra del
mando del Theniente General Don Luis de Córdova havía sólo 7 días
que havía salido de Cádiz.
Saetia San Juan Baptista
Su Capitán, Fonrrodena; salió de Campeche y de la Havana; fue
apresado en principio de Julio sobre el Cavo de Finisterre, tiempo
en que la Esquadra del mando del f. 135 v. / Theniente General Don
Luis de Córdova se hallava en los principios de su viaje. Ysla de
León,
y Junio 30 de 1781.
Reflexiones que el Theniente General Don Antonio de Ulloa hace al
Consejo de Guerra sobre la Conducta que tubo en el encuentro con la
Urca Santa Ygnes.
Compadezco [sic] ante este respetuoso Tribunal para hacer io
mismo la defensa de mi honor, concepto y opinión, esto es, lo que ay
de más delicado y sensible en los Hombres, y no es regular exponerlo
a las contingencias de siniestras inteligencias, interpretaciones, o
de conceptos defectuosos, por falta de explicación.
Si Yo no retube la Urca Santa Ygnés fue porque ni la Real Orden
me lo prevenía, ni las Ordenanzas lo permiten, siendo el destino mui
diverso del de comboyar, y está visto no ser ésta la mente que en
ella se percive, porque ni quando dice que buelva al señalado
apostadero, la instrucción, ni quando repite que me restituía a
España, dice que recoja en aquél las que llegaren, ni menos, que
conduzca conmigo las que hubiere juntado, y que en este modo buelva
haciendo el Corso y conserbándolas.
Si
estando prevenido que las recogiese conforme las fuese
encontrando, yo lo hubiese dejado de cumplir por algún motivo, qué
más se podría hacer que lo que ahora se hace, no haviéndome
prevenido cosa alguna sobre ello, que es formarse cargo y juzgárseme
en Consejo de Guerra, condenándome si el motivo no hubiese sido
justo. En estos términos no ay Regla segura para governarse los que
manden en lo sucesivo, debiendo servir este egemplar para reprobar
la Conducta quando procedan arreglado a las Ynstrucciones y a las
Ordenanzas del mismo modo que quando faltan a ellas, pues esto es lo
que ahora se está haciendo.
¿Será justo, regular,
ni Christiano, en que Yo pierda con el
explendor de mis antepasados 50 años de servicios distinguidos,
gratos a los Soveranos que han reynado, de mucha satisfación y
crédito para mí, y no de poca Gloria para la Nación, por haver
observado puntualmente f. 136 r. / lo que se me ordenó por S.M. en
la Ynstrucción que en su Real Nombre se me dio, y haver dejado de
hacer lo que se me mandava en ella? ¿A dónde está la razón de los
Hombres, la Justicia de los Jueces, la equidad de los que profesamos
la más pura y la más santa Religión?
¿Quál será la Regla de acertar si la ciega ovediencia a lo que
se me mandó, y consta de la misma Real Ynstrucción, se gradúa por
falta y se intenta castigar por delito?
La Justicia del Soverano, como dimanada de la Divina, no puede
culpar al que no quebranta precepto o deja de cumplirlo, ni uno ni
otro sucede aquí, porque me sugeté a lo que consta de la Real Orden,
con que el Cargo es injusto, y las mortificaciones que se me han
hecho sufrir, inhumanas.
Si la mente del Rey era que ante todo asegurase las
embarcaciones nacionales que encontrase, debía haverme prevenido
para que Yo lo supiese, y entonces sería precepto claro, y también
para que su puntual Cumplimiento no se interrumpiese ni se
perturvase con las otras disposiciones del Corso y de buscar a los
Enemigos.
Los preceptos del Soverano son el maior respecto [sic], nadie
puede alterarlos, ni dejarlos de cumplir, sin incurrir en delito
gravísimo, a menos de tener facultad para ello, y a mi no se me
havía conferido, por esto no tube que titubear en su observancia,
estando a lo literal, que es el modo de no errarlo.
Antes
del encuentro con la Urca, 6 días hubo temporales,
descalabros y separación en la Esquadra; después se volvió a repetir
por dos ocasiones. ¿Quién asegura que la misma Fragata Corsaria que
perseguí no hubiera podido tomar a la Urca separada de la Esquadra,
como lo estubo ésta en el mismo día que se avistó?
Mi Conducta fue en todo la que me enseñó la Real Orden, y
ninguna podría ser igual a ella, porque siempre que me separase del
sentido literal me apartava de la ovediencia y me exponía a errar.
f. 136 v. /
Sirvanse Vuestras Excelencias y Vuestras Señorías reparar con
cuidado la Real Orden, reconozcan con el mismo quanto digo en mi
Confesión y en la Exposición, separando de la Ydea las
interpretaciones que no están escritas, los juicios que se forman
después de pasados los lances al advitrio de cada individuo, y
concluirán que mi conducta fue precisamente la que me enseñó la Real
Ynstrucción, según la qual no pude incurrir, ni aun levemente, en
culpa, y que quanto se me ha hecho padecer es sin justicia ni
Charidad
Christiana.
Muéstreseme por este serio Consejo la cláusula clara, literal,
de la Real Orden que me dejase enteramente a cubierto de las
resultas malas que pudieran havérsele seguido a la Urca, o a
qualquiera otra Embarcación, sin dejar de hacer el Corso con la
Esquadra, y entonces sería justo el Cargo y forzoso mi
combencimiento; por el contrario, de no hallarla, debiera reconocer
este mismo respetuoso Consejo que he servido al Rey con el mejor
Celo, aplicación y desvelo que lo hace un buen
General.
Quando conduge la Esquadra de Flota en el año 78 se me dio una
orden, la más especial que se haia visto y la más difícil de
cumplir, qual fue la que desembocando el canal de Bahama sin hablar
con Embarcación alguna de quantas encontrase ni descubrir otra
Tierra, antes fuese a la Ysla de Tenerife; por su paralelo no era
practicable a causa de los vientros Brisas que son constantes y
contrarios; por su meridiano tampoco, no haviendo visto antes otra
tierra para corregir el Yerro que hubiese en las longitudes; el
menos riego que corría era haverme precisado a volver a las Yslas de
Barlovento si no acertava a encontrar la de Tenerife en el día que
me lo indicase el punto; sin embargo de este grave peligro, y de
otros que se agregaban con un thesoro tan quantioso como el que
conducía a mi Cargo, no me separé de lo que se f. 137 r. / me
mandava, por estarme prevenido así y no serme facultativo dar a esta
orden otro sentido que el literal que en sí tenía, mediante lo qual
quedaba Yo resguardado de quanto pudiese sobrevenir, haciéndome
Cargo de que lo que me pertenecía era ovedecer ciegamente, debiendo
suponer que quando se me mandava en quel modo se tendría todo bien
premeditado. Esto mismo supuse con iguales fundamentos en esta otra
Campaña respecto de las Embarcaciones que encontrase. f. 137 v.
/
Representaciones hechas a S.M. y Cartas para el Ministro de Marina
que las acompañan, pidiendo que en consequencia de la conclusión de
las Juntas, de Departamento y la del Navío el Concepción, se sirva
S.M. declarar lo correspondiente al reparo de mi buena opinión y
concepto o lo que fuere se su Real agrado en caso de no hallarse
plenamente satisfecho de la exactitud y regularidad de mi conducta
con el informe de las Juntas y las respuestas dada por mí a los
puntos en que S.M. había hallado que reparar.
Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real
Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respeto,
expone a la piadosa paternal consideración de V.M. la desgraciada
constitución en que halla después de havérsele suspenddo del mando
de la Esquadra del Estrecho para que pasase a este Departamendo,
donde por la Junta de él había mandado V.M. que se examinase las
cartas y Diarios en que dio quenta de lo acaecido en la Campaña que
practicó antes a las Yslas Terceras, y habiéndose concluido el
examen y dado quenta en fines de Diziembre a V.M., no ha
experimentado hasta el presente los favorables efectos que devía
prometerse de la Real Clemencia de V.M., resultando de ello
gravísimo detrimento contra el honor, concepto y estimación del
suplicante, que es forzoso baya a más en tanto que la Real resolució
de V.M. se digna declarar lo que fuere de su agrado. Nunca se
persudadirá el suplicante que la mente piadosa de V.M. incline a que
por diferirse esta providencia tan equitativa subsista en opiniones
el concepto del Suplicante después de haverlo mantenido por espacio
de 50 años que sirve. Primero a los gloriosos Augustos Padre y
hermano de V.M., y después en todo el f. 138 r. / feliz Reynado de
V.M., por lo que suplica, con todo el dolor que es propio de su
actual situación, que V.M. se digne por efecto de la Real piedad y
clemencia que tanto resplandece en su govierno, concederle el medio
que fuere de su soberano agrado para indemnizarse de quantos cargos,
imputaciones o sospechas, aunque sean leves, se hayan formado contra
su conducta, y dar plena satisfación a los reparos que la sabia
penetración de V.M. advirtió en los diarios y cartas que lleba
citadas, y el común de las gentes quede convencido contra los
siniestros juicios que haya formado, por ser obligación
indispensable del suplicante esta solicitud y el hacer ver su
constante celo y aplicación en los asumtos del Real servicio puestos
a su cargo, para que la demora no agrave más los perjuicios que
hasta aquí ha padecido el Suplicante. Así lo espera de la piedad y
Soberana clemencia de V.M. Antonio de Ulloa.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: tengo entendido que hace dos
semanas que la Junta de este Departamento, habiendo concluido el
examen que S.M. tubo por conveniente que practicase de las cartas y
Diarios en que di quenta de los acaecimientos de la Campaña que hice
a las Yslas Terceras, la a dado a S.M. de las resultas, y aunque
sobre alguno de los muchos puntos de que tratan los Diarios no se me
a hecho pregunta alguna por la Junta, ni propuesto dificultad, como
se me previno por V.E. de orden de S.M. con el fin de que en el
informe no se incurriese en equivocación por falta de inteligencia,
de que pudiera resultar detrimento a mi honor, reputación o
conducta, hallándose gravemente lastimada, y siendo lo más sensible
y
principal para mí incurrir en el desagrado de S.M. después f. 138
v. / de lo qual será de menos entidad el siniestro juicio que se ha
formando en el teatro de toda la Europa, como lo indican las
noticias que se an dibulgado en los papeles Periódicos, y
determinadamente en el titulado correo de la Europa en el Capítulo
de Cádiz del mes pasado. Se me hace forzoso para reparar la parte
más sensible y dolorosa que hay en los hombres, pedir a V.E. se
sirva hacerlo presente al S.M. con el más profundo respeto,
suplicándole que se digne con su acostumbrada Real Clemencia
declarar lo que fuere más conforme a ella, a fin de que la dilación
no sea nuevo motivo de que indevidamente padezca la opinión,
sirviéndose S.M. hacerlo con la amplitud que corresponde, de modo
que quede subsanado el decoro y en el concepto que merece el celo,
la aplicación y
el particular esmero con que he desempeñado en la
referida Campaña quantos asumtos S.M. me ordenó, según lo
permitieron los tiempos, las circunstancias y los incidentes que
sobrevinieron, contra los quales no ay advitrio en lo
humano.
Durante el tiempo que se ha estado practicando el examen no he
importunado a V.E. pidiéndole que se sirviese recomendar a la Junta
la brevedad en este negocio sin embargo de serme de la mas grave
importancia, considerando que lo necesitaban para el reconocimiento
y mejor comprehensión de lo que contienen los Diarios, padeciedo
entretanto la estimación, lo que es correspondiente en matería tan
delicada y sensible; pero ya cesa aquel motivo, deviendo prometerme
de la venignidad de S.M. que no permitirá que permanezca más tiempo
en obscuridad un asumto en que tanto interesa al Real Servicio y el
honor, buen com f. 139 r. / cepto y reputación de un vasallo fiel,
de un oficial General activo, diligente y celoso que siempre se a
desempeñado en los encargos, comisiones y destinos que ha tenido con
el
explendor y lucimiento que son notorios, como lo califica el
haver sido hasta aquí a satisfacción de S.M. y de los Señores Reyes
Don Felipe Quinto y Don Fernando Sexto. Dios guarde la vida de V.E.
muchos años. Ysla de León, y Henero 14 de 1780. Excmo. Señor. Beso
la Mano de V.E., su más seguro servidor. Don Antonio de Ulloa.
Excmo. Señor Marqués González de Castejón.
Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real
Armada, A las Reales Plantas de V.M., con el más profundo
rendimiento ocurre a la Real Clemencia de V.M. y hace presente que
habiéndole mandado entregar el mando de la Esquadra del Estrecho y
restituirse a este Departamento, a comprehendido haver informado a
V.M. la Junta de él sobre el examen que ha practicado del Diario y
Carta en que dio quenta sucintamente de los acaecimientos de la
Campaña que hizo a las Yslas Terceras; y hallándose el honor, la
conducta y concepto del Suplicante mui expuesto a padecer
indevidamente por la variedad de Juicios que se forma en el público,
se ve en la
obligación de suplicar a la piedad de V.M. que se digne
declarar haver desempeñadoo completamente su comisión, o concederle,
si fuere más del agrado de V.M., que se le de noticia de los puntos
en que su Real comprehensión halló reparos, para satisfaces
completamente a todo con los mismos echos y acaecimientos, como es
de obligación del suplicante. Así lo espera de la Real Venignidad de
V.M. Antonio de Ulloa. f. 139 v. /
Excmo. Señor. Mui Señor mío: La indispensable obligación de no
descuidar los asumtos en que se interesa el honor me da motivo a
repetir a V.E. ésta, acompañándola de un Memorial y de la súplica
que hago a V.E. para que se sirva ponerlo con el maior rendimiento a
las Plantas de S.M., reproduciendo a V.E. quanto expuse a su
consideración con fecha 14 del pasado, por cuia razón dexo de
repetirlo, persuadiéndome a que V.E. se servirá hacerlo presente
todo a la Piedad de S.M. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de
León, y Febrero 12 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de VE., su
más seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González
de Castejón.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: los estímulos del honor, que son y
serán siempre los mismos en mi espíritu y conducta, no me permiten
que dexe de molestar a V.E. para recordarle lo que tengo hecho
presente con fecha 14 del pasado, y en el Memorial dirigido a S.M.
con la de lº del corriente. La constitución en que me hallo desde el
23 de Octubre no admite disimulación en tanto que S.M. se sirve
declarar con la piedad que es propia de su Real venignidad. En esta
atención, suplico a V.E. que se sirva hacerlo presente a S.M. para
que sin más dilación ni perjuicios quede plenamente indemnizado
contra los siniestros juicios que pueden haverse formado en
detrimento del celo, fidelidad, aplicación y acierto con que siempre
me he desempeñado y es tan notorio. Dios guarde a V.E. muchos años.
Ysla de León, y Febrero 22 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de
V.E., su más seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués
González de Castejón.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: Se me dio noticia por f. 140 r. /
personas indiferentes, que el Comandante de la Fragata Magdalena,
Don Pedro de Leyba, quando llegó a Cádiz de las Yslas Terceras,
separado de la Esquadra de mi mando, para disculparse de la
separación que hizo voluntariamente y de los cargos que le
resultarían, dispuso una carta-informe, que pasó a V.E., en términos
tan ofensivos y
denigrantes que me aseguraron ser un vejamen
indecoroso sobre mi conducta, y haviéndola hecho ver a varias
personas se hizo pública. Quando se me dio la primera noticia no
hice aprecio de ello, persuadiéndome a que en caso de ser así no lo
merecería en el concepto de V.E., porque procediendo de un autor que
por el echo de llegar adelantado de la Esquadra dejaba sospechas de
haver incurrido en falta era suficiente para no darle crédito.
Tampoco di quanta al Director General de la Armada de la conducta
irregular de este Oficial durante la Campaña, porque los cuidados de
abilitar la Esquadra para la pronta salida para el Estrecho, según
la orden de S.M., arrastraron toda mi atención, dexando éste y otros
asumptos, que no los consideraba urgentes, para otros tiempos en que
no hubiese negocios de tanta importancia a que
tratar.
Con
motivo del examen que practicó la Junta de los puntos de mi
diario y Cartas en que reparó S.M. me pareció conveniente formar
explicaciones sobre los acaecimientos sobrevenidos durante la
Campaña, que pasé al Director General a fin de que se comprehendise
el espíritu de cada cosa, y lo sobrevenido de particular en ellas,
entre éstos, es una la Caza empezada a dar a una Fragata Enemiga, y
otra la separación de la Magdalena de resultas de ella, que fue
cumplir lo que las ocurrencia no me permitieron hacer quando llegué
de las Yslas, pero no haviéndose f. 140 v. / me acusado el recibo de
estas relaciones por el Director General, difunto, ni dado noticia
por donde pueda inferir haverlos pasado a manos de V.E., me a
parecido preciso, y correspondiente a la obligación de mantener mi
decoro, remitir a V.E. copias de lo perteneciente a estos dos casos,
para que por ellas pueda comprehender que la separación de esta
Fragata procedió de falta de conducta en su Comandante, que ni
conservó la unión con el San Julián, a cuias órdenes estava, ni
después
de separarse de él acudió a buscar la incorporación al
parage de reunión que le tenía señalado, sino es a otro distinto,
pues siendo de los 39 grados 45 minutos, o los 40 grados, 20 leguas
al Oeste de la Ysla del Cuervo, se fue a los 39 grados 33 minutos,
acia la Ysla de Flores; que deviendo permanecer allí hasta el día 20
de Septiembre, dexó aquellos parages desde el 16 y se vino por entre
las Yslas de Flores y el Fayal; que la Esquadra de mi mando la
solicitó los días 16 y 17, corriendo el paralelo donde devía estar
por ser el de el Crucero, así como lo practicó para con la Mónica el
día 18; pues cruzó la Esquadra este día por el paralelo de 39 grados
40 minutos, por ser el de 39 grados 30 minutos pocos minutos más el
que tenía señalado para ésta, no haviendo ido algunos minutos más al
Sur a causa de que estando de 10 a 12 leguas de las Yslas el viento
se llamó al Sur, corrió seguidamente al Sudoeste, tomo fueza y no lo
permitió; todo lo qual consta de los Diarios y la Junta deve haverlo
reconocido así.
Si sobre esta separación y sobre la conducta del Comandante de
la Magdalena V.E. quisiera más puntuales noticias, podrá servirse
reconocer los documentos que acompañan a estos dos Papeles, donde
están las órdenes pre f. 141 r. / venciones y advertencias que di a
toda la Esquadra; el modo de hacer el corso estando en el crucero,
los parages señalados para la reunión, tanto a la una Fragata Santa
Mónica como para toda la Esquadra; los oficios que se le pasaron
reconviniéndole sobre la falta de conducta, con otros que conducen a
la clara inteligencia de este asumto. Mediante la gran justificación
de V.E. devo prometerme que depuesta la impresión que pueda haver
echo el informe malicioso de aquel oficial, se a de servir pasarlo a
noticia de S.M. Dios guarde la vida de V.E. muchos años. Ysla de
León, y Febrero 28 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su
más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González
de Castejón.
Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real
Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respecto
hace presente a V.M. que después de las largas demoras que su asumto
ha tenido, las dos Juntas de Departamento y del Navío la Concepción
terminaron el examen, y según ha comprehendido, pasaron a las Reales
manos de V.M. el parecer que formaron consequente a las noticias y
explicaciones que le pidieron sobre los 9 puntos que contenía, y
siendo la Real Voluntad de V.M. correspondiente a su Justicia que no
padezca la inocencia, y con ella el honor, opinión, y buen concepto
del Suplicante indevidamente por más tiempo. Suplica con el maior
rendimiento a la Soberana Parternal Clemencia de V.M. que se digne
declarar haver desempeñado con el maior honor, celo y amor al Real
Servicio de V.M. este encargo, a imitación de los precedentes que
tubo a su cuidado, como lo acredita f. 141 v. / la última Flota, que
llevó y regresó por derrota jamas practicada hasta entonces, con el
acierto y seguridad que es notorio, no siendo inferior el de el
último mando, en lo que recivirá merced de la piadosa Justicia de
V.M. Señor. Don
Antonio de Ulloa.
Excmo Señor. Mui Señor mío: los mismos poderosos motivos que
hace 10 meses me precisaron a suplicar a S.M. que se dignase
declarar haver desempeñado cumplidamente la Comisión del último
mando que se dignó poner a mi cuidado, me estimulan a repetir esta
súplica con nuevas instancias, pues haviéndose corrido este largo
tiempo en los nuevos exámenes que S.M. tubo a bien ordenar que se
hiciesen por la Junta del Departamento y por la que después se formó
en el Navío la Concepción, ha tenido que padecer esto más mi
espíritu sobre el concepto que en el público se ha echo de mi
conducta, y con ella, el honor, la estimación y la opinión que
siempre he tenido tan acreditados en España y fuera de la Península;
sin que esta larga demora aya consistido en mí, pues sin intermisión
he dado a ambas Juntas las explicaciones que se me an pedido, tan
safisfactorias que no se les ha ofrecido que reproducir, de lo que
comprehendo que habrán conocido la regularidad de mi conducta, y que
sugetándome
en todo a la Real Ynstrucción practiqué conforme a ella
quanto me permitieron los tiempos y las circunstancias en que se
halló la Esquadra: en Buques, bíveres y epidemias de sus
Tripulaciones, que es lo que informé a V.E. desde mi llegada. f. 142
r. /
Suplico a V.E. que se sirva poner en las Reales manos de S.M.
la representación que acompaño, apoyándola con su favorable influxo
para que la Real resolución sea favorable y correspondiente al
reparo de lo que ha padecido mi opinión después de las incesantes
fatigas, desvelos y continuo trabajo que tubo durante la
Campaña.
Nuestro Señor guarde la vida de V.E. muchos años. Ysla de León,
y Noviembre 21 de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E., su más
seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de
Castejón. f. 142 v. /
Representaciones hechas a S.M. después de haverse concluido el
Proceso que de su Real Orden se mandó hacer en 1º' de Diziembre de
1780, suplicando que se dignase mandar que se celebrase Consejo de
Guerra de Oficiales Generales; y después de haverse ebacuado, otras
pidiendo a S.M. que se sirviese aprovarlo, y las cartas para el
Ministro de Marina con que fueron acompañadas.
Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real
Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respeto.
Suplica a V.M. que mediante estar concluido el Proceso que se a
formado para examinar su conducta, se digne V.M. mandar que se
celebre el Consejo de Guerra interin que la Esquadra haya de
permanecer en el Puerto, a fin de que con lo que de él resulte, V.M.
pueda declarar lo que su Soberana Justicia tubiere por conveniente;
en que recivirá particular merced de la Paternal clemencia de V.M.
Señor. Antonio de Ulloa.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: incluio a V.E. un Memorial
suplicándole que se sirva
ponerlo en las Reales manos de S.M.
dirigiéndose mi súplica a que si por causa de los tiempos, o por
otros motivos, la Esquadra, después de haverse repuesto de lo que
necesita, permaneciese en el Puerto, se celebre el Consejo de Guerra
en que S.M. ordenó últimamente que se examinase mi conducta, para
que en este modo S.M. logre imponerse en la que tube y determine en
su consequencia lo que sea más conforme a su Real
agrado.
Ofrézcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios que le guarde f.
143 r. / la vida muchos años. Ysla de León, y Marzo 30 de 1781.
Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su seguro servidor Antonio de
Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de Castejón.
Excmo. Señor. Muy Señor mío: no haviendo experimentado hasta el
presente los efectos de la Real Clemencia, como lo solicité por el
Memorial que con fecha de 30 del pasado dirigí a V.E., para que S.M.
se dignase expedir 1a correspondiente orden a fin de que se celebre
el Consejo de Guerra para el examen de mi conducta, buelvo a repetir
a V.E. aquella suplica, recordando al mismo tiempo los gravísimos
perjuicio y detrimentos que se sigue contra mi honor y estimación en
esta demora, después de las que ubo en el examen por las Juntas que
entendieron en el mismo asumto. Hallándose concluido el Proceso
desde principios de aquel mes, y la Esquadra en la Bahía desde el 28
del mismo, conceptúo que cesarían los motivos que havía para que no
se celebrase
desde luego que se finalizó.
Nuestro Señor guarde la vida de V.E. muchos años. Ysla de León,
y Abril 24 de 1781. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su seguro
servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de
Castejón.
Ya habrá V.E. visto no haver sido posible la celebración del
Consejo de Guerra para el examen, que V.E. solicita en
representación de 24 último, del Proceso que se halla concluido por
las continuas ocurrencias graves de la Esquadra, la que actualmente
se halla en la Mar, pero f. 143 v. / se verificará dicho Consejo en
el instante que sea posible. Dios guarde a V.E. muchos años.
Aranjuez, 8 de Mayo de 1781. El Marqués González de Castejón. Señor
Don Antonio de Ulloa.
Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real
Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respecto.
Suplica a V.M. que por providencia preventiba se digne mandar, para
quando se restituya la Esquadra, que el Director general de la
Armada, sin perjuicio de los asumtos de la misma Esquadra, pero
también sin pérdida de día, celebre el Consejo de Guerra sobre el
del Suplicante, nombrando los Generales y demás Oficiales que lo
deban
componer, según lo previene el Artículo 4º, título 5, tratado
5 de las Ordenanzas, para que así S.M. tenga pleno conocimiento de
la conducta del Suplicante, sin nuevas demoras como las
experimentadas en el discurso de 19 meses; en que recivirá
particular merced de la Piedad de S.M. Señor. Antonio de
Ulloa.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: recivo una de V.E. de 8 del
presente en que me dice que habré ya visto no haver sido posible la
celebración del Consejo de Guerra para el examen, que solicito en
representación de 24 último, del Proceso que se halla concluido, por
las continuas ocurrencias graves de la Esquadra, la que actualmente
se halla en la Mar, pero se verificará dicho Consejo en el instante
que sea posible.
Sobre esto no puedo dejar de manifestar a V.E. que si se
huviese seguido lo que previene la Ordenanza, hubo tiempo sobrado,
desde el 27 de Marzo que entró la Esquadra en la Bahía, hasta el 28
de Abril que recivió la orden para f. 144 r. / salir, para evaquar
el Consejo de Guerra sobre mi asumto, porque haviendo quedado lista
en los siete primeros días, en los restantes 25 los generales y
oficiales de graduación se mantubieron aquí sin ocupación que les
estorvase para este otro asumto; pero desatendida mi primera
instancia, que
por mano de V.E. dirigí a S.M. con fecha de 30 del
mismo mes de Abril, pasó aquel tiempo para que no se verificase,
como era justo, la conclusión de este negocio, sin consideración a
los perjuicios y desdoro que en ello está reciviendo mi honor y mi
estimación.
A fin de que en lo sucesivo se se repita lo que tantas veces he
experimentado en el largo tiempo de 19 meses, incluio a V.E. nuevo
Memorial para
que se sirva ponerlo en las Reales manos de S.M., y
darme noticia de lo que su Soberana piedad resolviere, para mi
inteligencia y que me sirva de govierno.
Ofrédcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios que le guarde
muchos años que deseo. Ysla de León, y Mayo 15 de 1781. Excmo.
Señor. Beso la Mano de V.E., su más seguro servidor Antonio de
Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de Castejón.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: haviendo entrado en la Bahía la
Esquadra del Teniente General Don Luis de Córdova en el día de oy, y
considerando yo los graves cuidados que deben ocupar la principal
atención de V.E. no excuso recordarle mi suplica para que, si fuese
del agrado de S.M., se expida la orden al Director general
correspondiente para celebrar el Consejo de Guerra sobre mi asumto
pendiente.
Ofrédcome como siempre a las órdenes de V.E. y pido a Dios que
guarde la vida a V.E. muchos años. Ysla de León, Ju f 144 v. / nio
de 1781. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su más seguro servidor
Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de
Castejón.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: no sin la maior violencia y
mortificación por las graves continuas ocupaciones que considero en
V.E., buelve la obligación en que me constituye el propio honor a
repetirle la súplica de que se sirva alcanzar de S.M. la gracia para
que interin que la Esquadra permanece en el Puerto, como lo está
desde el día 8, se celebre el Consejo de Guerra sobre mi asumto
pendiente a fin de que no se dilate más su conclusión, no dexando
V.E. de considerar los graves perjuicios que se siguen, contra mi
estimación, de estas Demoras.
Repito
mi obediencia a las órdenes de V.E. y Ruego a Dios que
te guarde muchos años. Ysla de León, y Junio 22 de 1781. Excmo.
Señor. Beso la Mano de V.E., su seguro servidor Antonio de Ulloa.
Excmo. Señor Marqués González de Castejón.
Por las fechas de estas varias representaciones, y por la
noticia que queda dada en los principios, se reconocen las largas
intermisiones que ubo en el curso de este asumto, y que mis
diligencias nunca casaron en solicitar su conclusión, pidiendo
siempre que se terminase por los medios que S.M. fuese servido hasta
quedar con plena satisfación de haverle servido con arreglo a la
Real instrución y con el maior celo, inteligencia y honor que era
devido.
El Fiscal, en su paracer, formó el extracto de las
declaraciones de los testigos, y no haviendo encontrado en ellas
cosa alguna que pudiese ser de cargo, f. 145 r. / ni aun del más
leve reparo, concluió en los términos que siguen:
Que el General Don Antonio de Ulloa dio instruciones propias
para
perseguir y batir a todo enemigo y para reconocer las
embarcaciones, pues la advertencia de las 8 leguas de que se le hace
cargo no es general a todos los rumbos, sino acia el S., conviniendo
los fundamentos de esta nota a llenar el obgeto de esta Comisión
conservándose en el verdadero Crucero de las Yslas el tiempo que los
acaecimientos se lo permitiesen. Contribuyó al auxilio del Comercio
con todas las precauciones que el más experto General preveeía (y no
conocía el Bulgo), persiguiendo a los enemigos que encontró y
reconociendo las Embarcaciones neutrales que fueron posibles, no
como deseava, sino conforme al corto andar le los Buques de su
mando, especialmente después de los incidentes nada favorables,
manteniéndose con la maior constancia en la Comisión con un Navío.
Que después de las más activas diligencias nada podía esperarse de
él que la Gloria de la constancia, manifestándola en un todo, con la
resignación de un acaso en que el Rey no se cerciora del proceder,
actividad y desempeño en el cumplimiento de sus órdenes, siendo sólo
S.M. quien puede acrisolar con su venignidad y recto [sic] Justicia
lo que a padecido este General en la duda del desempeño de su
Comisión. Y a los Capitanes Don Pedro de Leyva y Don Manuel Núñez
Gaona les considera inmunes del Cargo que se les hace de su
separación.
Juntos los vocales que componían el Consejo de f. 145 v. /
Guerra, y después de haverse leydo el Proceso en diversas sesiones
públicas que se tuvieron, según es de práctica con arreglo a la
Ordenanza de la Armada, hicieron la votación, y se hallaron
conformes en todo 8 de los vocales, cuio tenor es el
siguiente:
Que Don Antonio de Ulloa había cumplido con su Comisión y que
satisfacía a los Cargos, a excepción del 6º, sobre la Urca Santa
Ygnes, que devió, según el espíritu de la instrución y Ordenanza,
retenerla en su conserva o asegurarla en algún surgidero de aquellas
Yslas hasta su regreso a España; y consistiría en errado concepto
por ser un General diestro, experimentado y lleno de servicios que
sólo desearía acertar. Por lo que devía quedar, desde luego, en
libertad, y que es acredor a la gracia de S.M. Empleándole en las
Comisiones que sean de su Real agrado. Y a los Comandantes de
Fragata Leiba y Núñez los juzgan exemptos de todo cargo por su
inevitable separación, y libres de su arresto.
Nótese sobre el modo de opinar de los 8 Vocales en el punto 6º,
que admitiéndose espíritu para la inteligencia en las instruciones y
ordenanzas, distinto de lo que está declarado en ellas mismas,
quedan dudosas y opinables, no haviendo más razón para aplicarles
este espíritu en un sentido que en otro totalmente contrario, y de
esto resulta la contradición que se advierte en la votación de los 8
dichos Vocales, el Teniente General Don Miguel Gastón; los Gefes de
Esquadra Don Antonio Posadas, Don Igna f 146 r. / cio Ponce, Don
Antonio Osorno y Don Vicente Doz; y los Brigadieres Don Juan de
Soto, Don Juan de Arauz y Don Francisco Gil de Lemos, suponiendo que
erré en el concepto de la instrución y de la ordenanza, asentando al
mismo tiempo ser General diestro y experimentado; pero les faltó, en
este modo,
opinar lo principal, que era citar las palabras de la
misma instrución, o de la ordenanza, por donde se conociese el yerro
de mi inteligencia sobre ellas, y se hiciese palpable el espíritu
que yo dexé de comprehender.
El Director General Don Luis de Córdova dixo que por los
contrarios y furiosos vientos, aturbonadas y el mal estado de los
Navíos, no pudo hacer más y que en los caso de Caza se obró con
conducta Marinera, como no sin fundamento el no haver mantenido a la
Urca Santa Ygnes ,siendo inculpables, así este General, como los
Comandantes, en la separación de las Fragatas Magdalena y Mónica,
por los incidentes que sucedieron a la una y a la otra. Por lo que
en su inteligencia están solventes de todo Cargo así Ulloa como
Leyba y Núñez, y debían quedar en libertad y aptos para obtener de
la Piedad del REY las gracias que S.M. se digne
concederles.
Conclusión de este asumpto y Real Resolución de S.M. que se me
comunicó por el Teniente General y Director General de la Armada Don
Luis de
Córdova.
Excmo. Señor. De orden del Rey, me previene el Señor Marqués
González de Castejón, con fecha 2 de este f 146 v. / mes lo
siguiente: «El Rey, en vista del Proceso que consequente a Real
Orden
de 19 de Diciembre de 1780 remitió V.E. en 10 de Julio del año
próximo pasado en el dictamen del Consejo de Guerra de Generales
celebrado en el propio día en esa Capital del Departamento, sobre la
conducta del Teniente General Don Antonio de Ulloa en la Comisión de
Corso que a la rotura de la Guerra en el año 1779 tubo sobre las
Yslas Terceras con los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente, San
Julián, y Fragatas Santa Magdalena y Santa Mónica, y la de los
Comandantes de estas dos Fragatas, Don Pedro de Leyva y Don Manuel
Núñez Gaona, se sirvió S.M. mandar pasase todo, como lo egecuté en
31 de Agosto del mismo año, al Consejo Supremo de Guerra, para su
examen en el pleno, con asistencia de los Ministros Natos,
consultando a S.M. lo que se le ofreciere y pareciere, y cumplido
así, en consulta de fecha de 14 del próximo Febrero último, se ha
conformado S.M. con el dictamen de este Tribunal, declarando en su
consequencia absueltos en toda causa el Teniente General Don Antonio
de Ulloa y a los Comadantes de las citadas Fragatas, Don Pedro de
Leyba
y Don Manuel Núñez Gaona; lo que comunico a V.E. para su
inteligencia y la de los interesados, incluyendo el Proceso, a fin
de que se archive con arreglo a ordenanza.»
Traslado a V.E. esta Real Orden para su noticia y satisfación
en el concepto de que he dado las providencias correspondientes a
que puntualice según ordenanza lo resuelto por S.M.
Dios guarde a V.E. muchos años. Navío Purísima Concepción f.
147 r. / en la Bahía de Cádiz, a 11 de Marzo de 1782. Luis de
Córdova. Excmo. Señor Don Antonio de Ulloa.
Contextación
Excmo. Señor. Mui Señor mío: por el que recivo de
V.E. con esta propia fecha quedo inteligenciado en quanto me
participa concerniente a la conclusión del examen de mi conducta en
el mando de la Esquadra que S.M. se sirvió poner a mi cuidado en el
año de 1779 para hacer el Corso sobre las Yslas Terceras, la qual se
componía de los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente y San Julián, y
Fragatas Magdalena y Santa Mónica, hallándose comprehendidos en
dicho examen los Comandantes de estas dos Fragatas, Don Pedro de
Leyba y Don Manuel Núñez Gaona. Que S.M. se sirvió mandar el
Proceso, que consequente a Real Orden de 1º de Diciembre de 1780,
remitió V.E. en 10 de Julio del año próximo pasado con el dictamen
del Consejo de Guerra de Generales celebrado en el propio día en
esta Capital del Departamento en 31 de Agosto del mismo año, que
pasase al Supremo Consejo de Guerra para su examen en el pleno, con
asistencia de los Ministros Natos, consultando a S.M. lo que se le
ofreciere y pareciere, y cumplido así, en consulta de fecha de 14
del próximo Febrero último, se había conformado S.M. con el dictamen
de este Tribunal, declarando en su consequencia absueltos por esta
causa a mí y a los Comandantes de las citadas Fragatas, Don Pedro de
Leyba y Don Manuel Núñez Gaona, lo que el Señor Marqués González f.
147 v. / de
Castejón comunicó a V.E. de orden del Rey con fecha de
dos de este mes, para su inteligencia y la de los interesados,
incluyendo el Proceso a fin de que se archive con arreglo a
ordenanza.
Esta
noticia es la más agradable y importante que pudiera yo
apetecer, pues por ella se confirma haver desempeñado los asumtos de
mi obligación y quedar S.M. satisfecho de haverlo hecho con el maior
celo y aplicación posibles; mediante lo qual suplico a V.E. se sirva
hacer presente a S.M. mi profundo, humilde reconocimiento, y que
nada puede haverme sido tan sensible como el que la desgracia me
pusiese en los términos de que se dudase de mi conducta, sin embargo
del sumo desvelo y cuidado con que procuré dar cumplimiento al
soberano encargo de S.M. en todo lo posible.
Ofrédcome a la órdenes de V.E. y pido a Dios que le guarde la
vida muchos años. Ysla de León, y Marzó 11 de 1782. Excmo. Señor,
Beso la Mano de V.E., su seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo.
Señor Don Luis de Córdova.
Carta
al Ministro de Marina consequente a la Resolución de S.M.
sobre la terminación del asumto en consequencia del aviso del
Director General de la Armada que precede.
Excmo. Señor. Mui Señor mío: el Director General de la Armada
me notició el 11 haverle prevenido V.E. con la de 2, de orden del
Rey, que haviéndose conformado S.M. con el dictamen del Consejo
Supremo de la Guerra en la consulta de fecha de 14 de próxi f. 148
r. / mo Febrero último, me declaraba S.M. absuelto en la causa que
se a seguido sobre el mando de la Esquadra de Corso en las Yslas
Terceras que tube en el año de 1779, y lo mismo a los comandantes de
las dos Fragatas Santa Magdalena y Santa Mónica, Don Pedro de Leyba
y Don Manuel Nuñez Gaona, comunicándoselo V.E. para su inteligencia,
y la de los interesados, en cuya atención me lo
participaba.
La grande satisfación
que en esta soberana declaración me
resulta es que S.M. se halle completamente satisfecho de haverle
servido en aquella Campaña con el celo, aplicación, aptitud y esmero
que siempre he practicado; y con el aumento de algún más trabajo y
disgusto por no haver podido practicar todo lo que mi deseo y mis
providencias anticipadas se prometían, de lo que deben hallarse mui
sersiorados los Generales y demás oficiales, y los Ministros, por
quienes en el largo tiempo de dos años y cinco meses ha corrido el
examen de este asumto, cuyo tiempo, y lo mucho que en él ha padecido
mi espíritu sin haver delinquido, es un nuevo sacrificio que mi
fedelidad [sic] ofrece A las Reales Plantas de S.M. en prueba de
reverente resignación; y de quanto el honor y el concepto an sufrido
en este inesperado contraste, tiene en parte por remuneración la
seguridad de que S.M. conoce que mis operaciones fueron en todo
dirigidas por los preceptos y Reglas del mejor servicio y del
Acierto.
Suplico a V.E. que me haga la honrra de ofrecerme f. 148 v. /
con el más profundo rendimiento A las Reales Plantas de S.M., de las
quales jamás se a separado mi pequeñez, pues nunca tubo el más
ligero escrúpulo de haver faltado a los Soveranos preceptos, ni
dexado de hacer quanto
estubo de mi parte, como corresponde a las
muchas circunstancias y obligaciones que concurren en mi para
ello.
Ofrédcome a las Ordenes de V.E. y pido a Dios que le guarde
muchos años. Ysla de León, y Marzo 15 de 1782. Excmo. Señor. Beso la
Mano de V.E., su más seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor
Marqués González de Castejón.
Respuesta
He recivido la Carta de V.E. de 15 del corriente, en
que de resultas de haver sido declarado absuelto en la causa formada
a V.E. sobre la Campaña de Corso que hizo en 1779, mandando una
Esquadra, manifiesta V.E. lo satisfecho que se halla de semejante
declaración, y el deseo del acierto y mejor servicio del Rey que
tubo V.E. en aquella ocasión; y quedo en hacerlo presente a S.M.,
ofreciendo a Sus Reales Plantas los respetos de V.E. y su constante
adhesión a las órdenes de S.M., según V.E. lo pide. Dios guarde a
V.E. muchos años. Madrid, 29 de Marzo de 1782. El Marqués González
de Castejón. Señor Don Antonio de Ulloa.