ANTONIO DE ULLOA

 

 

LA CAMPAÑA DE LAS TERCERAS

 

 

            Mui Señor mío: Participo a V.S. cómo el Señor Don Martín de

            Ulloa ha puesto en mi poder una colección de documentos

            pertenecientes al examen de la conducta de su hermano el Excmo.

            Señor Don Antonio de Ulloa, hecho por diferentes Juntas, por un

            Consejo de Guerra de Generales de la Armada, y por el Supremo de

            Guerra, cuio dictamen consultado con su Magestad se declaró absuelto

            dicho Excmo. de todo cargo. Y considerando que en los Archivos

            particulares estarían expuestos los citados documentos a perderse,

            ha tomado el arbitrio de poner dicha colección en esta Biblioteca de

            Sevilla, su Patria, para que archivada se conserve, y a fin de que

            ni se substraya alguna parte de ella, ni puedan mudarse, sus ojas,

            están numeradas desde la primera hasta 149 y firmadas de dicho

            Excmo., componiendo todas ellas un tomo en folio enquadernado en

            vitela con la rotulata siguiente: Ulloa. Campaña de las Terceras.

                 Embio a VS. la carta de dicho Excmo. con que me previene que se

            archiven dichos documentos en el catálogo de los manuscritos, y

            mediante a que este aumento ha sido posterior a la formación de los

            tres Indices que presenté a la Ciudad, y por su acuerdo en el

            cabildo Lunes 17 de Maio pasado, pasó uno de ellos al Archivo de la

            Ciudad, otro a V.S. y el otro para el uso de esta Biblioteca. Me

            parece será conveniente que se anote la mencionada colección en

            dicho Indices, y de este modo quedará cumplido el deseo de dicho

            Excmo. Señor Ulloa, y también cumplida mi obligación de hacerla todo

            presente a V.S. a fin de que como Diputado de esta Biblioteca se

            sirva de ponerlo en consideración de la Ciudad. Dios guarde a V.S.

            muchos años. De esta Biblioteca Pública de la Ciudad, 22 de Junio de

            1784.

              

                 Si no es fácil en los hombres evitar los contratiempos de la

            suerte cuando inesperadamente sobrevienen, lo es el valerse de

            aquellos medios razonables y proporcionados que les suministra su

            justicia para desimpresionar al Mundo de los siniestros juicios con

            que la falta de conocimiento o la mutación intenta desayrarlos. No

            es posible contener con la más reflexiba conducta los efectos de un

            concepto mal fundado, principalmente quando encuentra apoyo en el

            poder; porque entonces las operaciones más bien dirigidas, y más

            conformes a lo que exigen los casos, se interpretan con sentido

            contrario al que les corresponde, desfigurándose el mérito con

            apariencias siniestras, suponiendo delitos, o faltas graves, los

            aciertos. Pero esta errada consecuencia la repara la justicia

            demonstrando con echos constantes, y con explicaciones naturales,

            sencillas y convincentes la realidad de lo mismo que se interpreta

            mal, siendo este desengaño la recompensa del que padecía sin culpa;

            sirviéndole de satisfacción ver disipadas y destruidas las adversas

            imputaciones; que este es el término de la persecución donde con la

            verdad adquiere nuevo y maior lustre la opinión.

                 Después de haberme empleado por espacio de 49 años en el

            servicio de Rey, por la Carrera de la Marina, con particulares

            estimaciones dentro y fuera de España, y de haberme ocupado en

            tiempo de Paz, como en el de Guerra, en distintas comisiones y

            encargos de la mayor importancia, desempeñándolos a satisfacción de

            los tres f. 1 n /soberanos que me an favorecido, distinguiéndome con

            su Real confianza el Señor Don Felipe 5, el Señor Don Fernando

            Sexto, y el que actualmente venera en el solio de la Justicia

            Nuestra Lealtad, el Señor Don Carlos Tercero, que Dios prospere; no

            menos que con estimación y concepto de sus Ministros, de los

            Generales de la misma Armada y del Exército, y de las personas de

            mayor carácter y concepto en todos estados; se me comisionó en el

            año de 1779, al empezar la Guerra contra la Ynglaterra, para mandar

            una esquadra de corso en las Yslas Terceras. Cumplí este destino en

            todas sus partes completamente, sin embargo de varios contratiempos

            que sobrevinieron a la esquadra, y regresado con ella a Cádiz en

            primero de Octubre, a los 100 días de navegación, bolví a salir el 8

            del mismo mes con la esquadra para el Estrecho de Gibraltar a tomar

            el mando de la que allí estaba destinada a hacer el Bloqueo de Mar

            de aquella Plaza. Y en los días de intermedio hasta esta segunda

            salida dí quenta a S.M. por medio de Ministro de la Marina, el

            Marqués González de Castejón, de quanto había practicado y acaecido

            en aquella campaña, con los extractos en que se explicaban los

            vientos que habían reynado, las averías que habían causado en el

            esquadra, los temporales, las separaciones de las dos Fragatas que

            componían parte de ella, los descubrimientos de tierras,

            particularmente de la Ysla Tercera; los encuentros y descubrimientos

            de embarcaciones, y las cazas que se habían dado a las que

            estubieron en proporción para ello; no dudando, por el conjunto de

            circunstancias que concurrieron, que merecería la Real aprobación,

            sin poderme figurar otra cosa en fuerza de la felicidad con que

            había conducido f. 1 v./ a Puerto la esquadra sin embargo de sus

            muchos descalabros y del peligroso estado en que se hallaba uno de

            sus principales buques.

                 Contra estas fundadas esperanzas, me hallé el 23 de aquel

            propio mes con una orden de S.M. mandándome que entregase el mando

            de la esquadra al Brigadier Don Juan de Langara Huarte, y que me

            transfiriese a la Ysla de León para dar las aclaraciones que fuesen

            necesarias a la junta de Departamento en las dudas que se le

            ofreciesen sobre el examen que S.M. había ordenado que se hiciese de

            lo que contenían mis cartas y los Diarios, por haber encontrado

            algunos reparos sobre lo contenido en ellos. Dexándome entender que

            estos reparos serían de consideración quando daban lugar a

            separárseme de aquel mando, y ponerlo al cuidado de un Brigadier,

            porque de no ser así bastaría que se me hubiese preguntado lo

            correspondiente a ellos, y hubieran quedado desbanecidos con las

            correspondientes explicaciones, sin pasar por el bochorno de la

            separación del mando en aquella crítica circunstancia, dando a

            ententer al público con esta providencia haber faltado gravemente a

            lo que me estaba encargado.

                 Don Juan de Lángara Huarte había tenido al mismo tiempo que yo

            el mando de otra esquadra con el propio destino de las Yslas

            Terceras, yendo en derechura desde Cádiz para allá al mismo tiempo

            que yo, y le había sido preciso abandonar el Navío el Poderoso en

            que estaba embarcado, y quemarlo por la mucha agua que hacía, no

            siendo posible contenerla. Y así este comandante, que por el motivo

            dicho se restituyó trayendo de me f. 2. r./nos el principal Navío de

            su esquadra, fue a sucederme en el mando de la del Estrecho; y yo

            que tube la felicidad de conducir a Puerto el Gallardo, de 70

            cañones, que se halló en el mismo peligroso estado que el Poderoso,

            fui separado del mando y empezado a juzgar como si hubiese faltado

            del cumplimiento de mi comisión.

                 Este ruidoso suceso me constituye en la precisión de instruir a

            mi posteridad de quanto conduce al perfecto conocimiento de mi

            conducta, pues aunque la última Real Resolución me declara solvente

            de todo cargo después de haberse examinado mi conducta por

            diferentes Juntas, por un Consejo de Guerra de Generales de la

            Armada y por el Supremo de la Guerra; conociéndose por el celo, la

            aplicación y la regularidad con que procedí en

            todo, el herror del concepto que se hizo contra mí, pudieran en lo

            venidero desfigurarse estas importantes circunstancias, y para que

            no suceda que siempre parezca (sic) la realidad, y que los justos

            reparos de S.M. quedaron plenamente satisfechos con las soluciones

            que dí y pruebas que se hicieron, he formado una colección de

            documentos por donde se ven los puntos que dieron lugar a este

            examen, los distintos modos en que se han practicado la

            averiguación, y mis respuestas a las Juntas, a quienes primero fue

            cometido, y después al Consejo de Guerra de Generales de la Armada;

            y considerando que en los archivos particulares están expuestos

            estos documentos a perderse con el transcurso del tiempo, o por los

            accidentes que suelen acaecer, he tomado el arbitrio de ponerla en

            la Biblioteca de San Acasio de Sevilla, mi Patria, en donde mis

            sucesores podrán verla quando lo f. 2 v./ deseen, y sacar de ella

            las copias que necesiten, sin extraerla de allí, donde deverá

            conservarse archivada. Y a fin de que ni se substraya alguna parte

            de ella, ni puedan mudarse sus ojas, están numeradas desde 1 hasta

            149 y firmadas de mí; habiéndose copiado de los originales y

            borradores y corregido con la mayor precisión. Ysla de León, y

            Noviembre 16 de 1782.

            Antonio Ulloa f. 3 r./

              

                 Justa vindicación de mi honor y noticia circunstanciada de mi

            conducta para la inteligencia de mi posteridad, explicando con los

            documentos originales la que observé en la Campaña que hice a las

            Yslas Terceras en el año de 1779, quando se principió la Guerra con

            la Ynglaterra, mandando una esquadra de 4 Navíos y 2 Fragatas, y

            todo lo que de ello resultó en desayre de mi concepto y opinión; de

            las diversas Juntas en que se examinaron escrupulosamente mis

            operaciones y conductas, del Consejo de Guerra de Oficiales

            Generales de la Armada, y últimamente del examen que se practicó por

            el Supremo de la Guerra y de la Real resolución de S.M. consequente

            a la consulta que éste pasó a sus Reales manos. Todo practicado

            desde Octubre de aquel mismo año hasta Marzo del de 1782.

                 Nunca se puede contar con las felicidades presentes de la vida

            por más que se esfuerce el cuidado en prevenir las desgracias, y no

            pocas veces acontece que por aquel mismo camino que se toma para

            evitarlas se preparan con disimulados aspectos los medios que las

            fomentan. En ningún tiempo ni ocasión pudiera mi juicio desconfiar

            menos de su conducta y acierto que en la Campaña de las Yslas

            Terceras al principiarse la Guerra con la Ynglaterra en el año de

            1779, porque en ninguno ha travajado tanto mi cuidado y aplicación

            como en ella para completarla. En ninguno mi travajo de espíritu ha

            tenido tanta contrariedad de accidentes que vencer para sostener el

            empeño con el maior fervor. De una parte los tiempos, y de otra los

            incidentes que de ellos resultavan, parecía que empeñados contra mis

            providiencias, unos y otros se comprometían a embarazar que tubiese

            efecto la Campaña. Sin embargo de esta f. 1r./contrariedad, vencidos

            los obstáculos a esfuerzos de la diligencia, se berificó el designio

            en toda la parte posible. Se restituyó la Esquadra a España en el

            estado deplorable por todos términos que es notorio: uno de sus

            Buques yéndose a pique por instantes, otros desarvolados en parte,

            todos con las velas destrozadas de los tiempos; quasi sin víveres,

            ni aguada, y con mucha parte de las tripulaciones inutilizadas por

            el escorbuto, que hacía rápidos progresos en ellas. En esta

            disposición, y haviendo hecho quantos esfuerzos eran imaginables

            para completar el destino de la expedición, era regular que se

            reconocería el mérito de lo que se havía conseguido a esfuerzos de

            la diligencia, y que S.M. manifestase su Real gratitud en

            consideración a la felicidad que en ello havía tenido; a lo que

            havía travajado mi aplicación para lograrlo, principalmente por

            haver salvado de una total pérdida el Buque, que desde los

            principios de la Campaña descubrió su devilidad en términos tan

            fatales que sólo a esfuerzos de mis repetidas providencias y

            incesante cuidado pudo subsistir. Mui distinto de suceder así, he

            sido correspondido de un modo tan contrario que ni Yo debía

            esperarlo, ni presumirlo ninguno de quantos experimentaron los

            sucesos extraordinarios de la Campaña. Esto fue en el notorio

            desayre de separarme del mando de la Esquadra que hacía el Bloqueo

            del Estrecho, en que me hallaba empleado desde que llegué de las

            Terceras, y mandárseme restituirme a la Ysla de León no con algún

            justo motivo para ser juzgado de falta o delito conocido, sino para

            dar ciertas aclaraciones a la Junta de Departamento en donde el Rey

            havía mandado que se reconociesen las Cartas y Diarios que pasé a

            las Reales manos quando me restituí de aquella Campaña, dando cuenta

            de lo acaecido en ella en vientos y tiempos, accidentes

            experimentados y en descubierta de embarcaciones; cuio asumpto,

            aunque se graduase de la maior gravedad, no correspondía a ello

            princi f. 1 v/piar la diligencia de aclarar algunos reparos,

            desacreditándome sin pruevas ni fundamentos de haver incurrido en

            falta, y egecutarlo a la vista de toda la Europa, haciendo

            sospechosa con ello mi conducta en asumptos graves, como lo

            indicaron los papeles públicos entonces; pues para satisfacer a

            aquellos justos reparos que S.M. hubiese hecho sobre mis Cartas y

            Diarios no havía más dificultad en evacuarlo desde el Estrecho, o

            desde otro qualquier parage donde me hallase con la Esquadra, que

            desde la Ysla de León; además que el examen que se cometía a la

            Junta de Departamento no era el que correspondía para aclarar la

            regularidad de mis providencias, no concurriendo en ella

            conocimientos suficientes para deliverar sobre la exigencia de los

            casos, a causa de que sobre lo que Yo mismo exponía en mis Cartas y

            Diarios ningún otro podía adelantar ni dar interpretaciones

            decisivas, habiéndolo Yo dispuesto en el acto de la necesidad;

            siendo lo mas reparable de esta providencia que procediendo los

            reparos de S.M. del contenido en mis Cartas y Diarios, se intentase

            formar delito, o causa, por el dictamen advitrario de unas personas

            que carecen de todo conocimiento en el asumpto por no haverse

            hallado en los lances, que es en los que se conoce la necesidad de

            las disposiciones prontas. Por el curso que ha seguido este asumpto,

            y por la serie de lo que se practicó en él, se reconocerá quál fue

            mi conducta durante la Campaña, quáles mis operaciones y

            providencias, hasta a dónde llegó mi tesón y empeño; y si a este

            conjunto de circunstancias correspondía lo que se practicó conmigo,

            no me atrevería io a proferirlo en este modo si el curso de las

            disposiciones dadas en distintos tiempos, mis propias Cartas y

            Diarios, la Real instrucción de S.M., las que Yo di a la esquadra de

            mi mando, mis órdenes y providiencias tomadas con tiempo, y f. 2

            r/sobre todo, las resultas de dos Consejos de Guerra, no lo

            persuadiesen. En este concepto olvidaré enteramente mi justo

            resentimiento, ciñéndome a trasuntarlas para que mi posteridad no

            carezca de tan importantes noticias, y sepa por ellas quál fue mi

            conducta, y que nunca se apartó de los más fervorosos sentimientos

            que aconseja el honor, con aquella inteligencia y actitud que tengo

            acreditada en infinitas ocasiones de la maior importancia. Por estos

            mismos documentos, y por los sucesos que hacen relación, se

            reconocerá quán extrañas han sido las mortificaciones padecidas por

            espacio de 2 años y 5 meses, el avatimiento en que se intentó poner

            mi concepto y la reputación adquiridos desde muchos años, y el feo

            borrón con que se intentó obscurecer mi opinión; siendo todo ello

            mui disonante al celo, a la actividad, a la constancia con que me

            governé, hasta el término de rayar en temeridad, el empeño de no

            desistir de la empresa antes de completarla, como se berificó.

                 Regresado con la Flota de mi mando a España en Junio de 1778,

            que fue la más rica que havía venido a nuestra España, la más feliz

            que se hauía visto por no haver experimentado contratiempo alguno, y

            la más crítica y dificultosa de conducir de quantas han surcado el

            Océano por las circunstancias de las diversas derrotas que hizo para

            regresarse, me destinó el Rey ha servir en la esquadra del mando de

            Teniente General Don Luis de Córdova, y consequente a mi antiguedad

            hera el 2º General de ellas. Esta esquadra salió a navegar de la

            Bahía de Cádiz el 22 de junio de 1779, antes de haverse declarado la

            Guerra con la Ynglaterra, y haviéndose quedado en ella el Navío San

            Juaquín por haver varado, y la urca Santa Ritta me mantubo [sic]

            hasta el siguiente día, que haviéndolo auxiliado se puso a flote

            aquél y salieron en compañía del Fénix f. 2 v./que Yo montava,

            incorporándose con el todo de la esquadra. La navegación que se hizo

            para la Ysla de Sisarga, en el cavo de Finisterre, fue regular y se

            concluyó en 30 días. La esquadra francesa mandada por el Teniente

            General Conde de Orvilier [sic] se hallava a la vista de aquella

            Ysla esperando a la nuestra para incorporarse con ella, lo que se

            efectuó el 23 de julio.

                 El mismo día de la incorporación de las dos esquadras, en la

            tarde, Don Luis de Córdova me pasó un pliego del Ministerio

            previniéndome que procurase ponerme en derrota para el destino que

            en él me prevenía, porque hasta estar separado con los Navíos que se

            me destinavan no podía ponerse en la que havía de hacer unido con la

            francesa; inmediatamente lo ejecuté, aunque el viento estava calmoso

            y no era posible hacer mucha diligencia; además de esta

            circunstancia, la Fragata Santa Magdalena, que era de las 2 que

            debían formar mi esquadra, no se separó del total ni se le havía

            encontrado para darle la orden de que estubiese a las mías, y en

            esta conformidad la separación no se hizo hasta el día siguiente.

                 Los Navíos que componían la Esquadra de mi mando eran el Fénix,

            que lo montava de 80 cañones, su capitán de vandera es de Navío, Don

            Francisco Melgarejo; el Gallardo, de 70, su Comandante Don Alverto

            Olaondo; el Diligente, de 70, su Comandante Don Antonio Alvornos

            [sic]; el San Julián, mandado por el Marqués de Medina, todos 4

            Capitanes de Navío; y las Fragatas Santa Magdalena, de 28 cañones,

            mandada por Don Pedro de Leyba, y Santa Mónica, igual, por Don

            Manuel Núñez Gaona, Capitanes de Fragata. La primera disposición de

            S.M. era que esta esquadra se compusiese de 6 Navíos y 2 Fragatas,

            pero últimamente se havía reducido a los que quedan nombrados. El

            destino era dirigirse a las Yslas del Cuervo y Flores. Por ser en la

            estación f. 3. r./ que se estava de Berano la recalada de las más

            embarcaciones que buelven de Yndias, sus encargos [eran] proteger

            nuestro comercio y perseguir el de los Yngleses, atacando y vatiendo

            sus embarcaciones de guerra y mercantiles que encontrase, y asimismo

            solicitar 4 ó 5 Navíos de 60 y 50 canones y tal qual Fragata que,

            por las últimas noticias que se habían tenido en Londres, tenían

            allí los Yngleses para proteger su comercio con aquellas Yslas

            Portuguesas; siendo esto lo que explicaba la Real Orden instructiva

            de 23 de Mayo de aquel propio año, como lo manifiesta la Copia que

            acompaña a la exposición que se verá adelante. La fuerza de los 4

            Navíos de la esquadra de mi mando en artillería eran 290 cañones en

            todo, de a 24 en las primeras baterías; y la de los 5 Navíos

            ingleses supuestos, 4 de 60 y uno de 50, lo mismo, no difiriendo en

            calibre, por poner ellos artillería maior que la nuestra en los

            Buques de igual porte, y por esto la de los Navíos de 60 es igual a

            los de 70 nuestros, sucediendo lo mismo en los demás; en tripulación

            no debían ser inferiores, poniendo también más gente que la que acá

            se acostumbra en todos sus Buques de Guerra. Con que una de las

            principales comisiones de mi encargo era buscar esta esquadra para

            atacarla y vatirla.

                 Este destino y comisión no debía Yo saverlo hasta depués de

            estar separado de la esquadra del mando de Don Luis de Córdova, como

            lo presenta la 1ª Real Orden, y así, aunque se me ofreciesen dudas

            en la que abrazava no me quedava advitrio para consultarlas a la

            Corte, ni tampoco para conferirlas reservadamente con aquel General,

            determinando de acuerdo con los dos lo que pareciere más ventajoso

            al cumplimiento de las Reales intenciones de S.M. y más glorioso

            para el desempeño de las Armas. Tampoco me quedava el advitrio de

            conferenciarlo con los Comandantes de los Buques f. 3 v / de la

            Esquadra a causa de que una de las órdenes principales era que

            mantuviese reservado en mí el contenido de la Real Ynstrucción, y

            para esforzar más esta reserva se repetía en la inscripción del

            Pliego que la encerrava, de modo que era preciso estar a lo literal

            en todo, sin advitrar en caso alguno, aunque no faltasen de aquellos

            en que por no estar vastante claros, o por no hallarse

            comprehendidos en ella, pedían algún género de livertad para operar,

            egecutando lo que pareciese más conveniente sin correr el riesgo de

            que hubiese resultas contra mí. Tales eran el atacar los 4 ó 5

            Navíos de 60 y 50 cañones si se encontravan, y el no exponer las

            Armas del Rey al peligro de ser vatidas, porque con fuerzas iguales

            será poco experto el que fiado de su valor se persuada que la

            superioridad se ha de declarar a su favor; el género de protección

            que se debía dar al comercio español, sin dejar de perseguir las

            embarcaciones enemigas para atacarlas y vatirlas; el parage en que

            se debía empezar a hacerse el corso, sin dilatar, y aun sin

            imposivilitar el viaje a las Yslas del Cuervo y Flores; pues si

            hubiese de entenderse desde la separación de la esquadra de Don Luis

            de Córdova, como después se ha pretendido, sin embargo de no estar

            prevenido así en la Ynstrucción, sería vastante para consumir los

            víveres que quedavan sin berificar la ida a aquellas Yslas; la

            separación de los Buques de la Esquadra con algún motivo,

            devilitándose al tiempo mismo, que iba en solicitud de una esquadra

            de igual fuerza para atacarla y vatirla, y otras varias dificultades

            que ni se explicavan en la Ynstrucción ni se me daba la facultad en

            ella para suplirlas como lo aconsejase la razón, ni menos para

            advitrar en ello oidos los dictamenes de los comandantes

            particulares de los Buques.

                 Con estas dudas puse en práctica el viaje, ciñéndome f. 4 r/ a

            lo literal de la Real Orden, persuadido a que el modo de no errar

            era no apartándome de lo que en ella se comprehendía, suponiendo que

            en este modo no dejava cavimiento para que se me hiciese cargo

            alguno, y viendo que el tiempo se hallava ya adelantado, que en los

            víveres y en la aguada havía todo el consumo que estava hecho desde

            la salida de la Bahía hasta allí, que si los tiempos no acertavan a

            ser favorables necesitaría de otro tanto para conducir la esquadra

            al parage que se le señalaba, dispuse que desde 1º de Agosto se

            acortasen las raciones, para que en este modo permitiesen permanecer

            en él todo el mes de Septiembre y quedasen los convenientes para

            volver a España, haciendo el corso en Octubre, como me estava

            prevenido. Los víveres con que se había salido del Puerto

            correspondían a 4 meses, y la aguada era para 5, pero éstos se

            havían empezado a consumir en 22 de Junio; havía 4 meses que estavan

            embarcados antes de la salida y era de recelar que alguna parte

            estubiese podrida y mermada, como se berificó; de suerte que a no

            haver tomado aquella providencia tan de antemano, las necesidades

            hubieran sido extremas, sin que quedase medio de poderse socorrer

            unos a otros en la más urgente, como sucedió; y mi gran felicidad

            consistió en lo favorable que estubieron los vientos para hacer el

            regreso a España, pues no sólo se mantubieron por el sudoeste con

            constancia sino que fueron recios para navegar en cortos días las

            300 leguas de distancia desde las Yslas del Cuervo hasta las costas

            de Lisvoa; de lo contrario, hubiera experimentado en estrechez de

            víveres y aguada, y en la epidemia del escorbuto, las calamidades

            más sensibles.

                 Fueron mui raros los vientos favorables que hubo para ir f. 4

            v./ a la comisión en cuio modo puede asegurarse, porque siendo por

            lo común por el 3º y 4º quadrante y flojos a veces, era el camino

            que se hacía correspondiente a su contrariedad y falta de tesón; la

            sóla vez que dejaron de ser en este modo fue para descomponer la

            esquadra y interrumpir su navegación, que hasta entonces havía sido

            arreglada; esto sucedió desde la tarde del 15 de Agosto hasta la

            mañana del 16. Estando como en la mitad de la travesía el viento era

            por el Noroeste, favorable para el rumbo que iba haciendo, pero tomó

            tanta fuerza y levantó mares tan gruesas que no pudiendo aguantarlas

            la Fragata Santa Mónica amolló y se separó de la esquadra, de lo que

            resultó después su pérdida. El Navío el Gallardo descubrió el Agua

            por Proa, que aumentándose después con mucho exceso lo puso en

            términos de naufragar. El Fénix rompió las dos vergas maiores, con

            otras varias averías en el velamen y en las maniobras. El Diligente

            rompió las vergas de Gavia, una de las mayores; y el San Julián tubo

            quebranto en la de Trinquete, siendo general en todas las averías en

            velas y en maniobras. La esquadra estubo separada toda, pues con las

            averías, que cada Buque experimentó, unos andubieron más que otros

            en el discurso de la noche, y a el amanecer el 16 el Fénix se

            hallaba solo. Haviendo acaecido esto, como ha dicho, en la mitad de

            la travesía, me pareció conveniente antes de seguir el viaje solo y

            que lo hiciese toda la esquadra desperdigada, expuesta a perderse si

            encontraba la que Yo iba a buscar, que se restituise a Ynglaterra o

            alguna otra de las que se indicavan en la Real Ynstrucción, hacer

            diligencia de incorporarlos, y en efecto, en las primeras dos oras

            de haver retrocedido, lo logré con los 3 Navíos y Fragata Santa

            Magdalena, faltando sólo la Santa Mónica. f 5 r./Esta determinación

            tan conveniente y acertada es una de las que se critican, y

            pretenden reprovar en la reconvención al cargo que se me hace sobre

            la separación y pérdida de la Santa Mónica, debiendo suponerse que

            quando mi juicio no huviese tenido todo el efecto, ni tan prompto

            como sucedió, nunca por ello se debía hacer obgeción, por ser lo que

            correspondía en aquellas circunstancias, evitando navegar una

            esquadra dispersa la distancia de 750 leguas por mares donde a cada

            paso podía encontrar fuerzas superiores, como lo prevenía la misma

            Ynstrucción; en ello se formará juicio de la poca regularidad con

            que formaron los cargos, y haverse dispuesto sin la debida reflexión

            a lo que en cada circunstancia convenía.

                 Desde este primer temporal fueron repitiéndose otros, los

            vientos se declararon contrarios, y las averías de los Navíos se

            hicieron maiores, de modo que la navegación se halló mui

            interrumpida, sin poderse seguir con regularidad; de todo se dá

            razón en los Diarios que dirigí al Rey, y en las Cartas con que los

            acompañé, y también en la confesión que hice al Consejo de Guerra de

            Generales, y en la exposición dispuesta con vista del Proceso, por

            lo qual es escusado detenerme en repetirlo.

                 Restituido a Cádiz con los 4 Navíos de la Esquadra, sin las dos

            Fragatas, que se havían separado, la una en la noche del 15 al 16 de

            Agosto, y la otra, Santa Magdalena, en el día 13 de Septiembre en la

            caza que se dio a una Fragata enemiga, encontré esta última en la

            Bahía, por haverse venido luego que se vio sola. Havía la orden para

            que según fuesen llegando los Buques de Guerra de mi esquadra, los

            de la de Don Juan de Lángara Huarte, y los que cruzavan sobre el

            cabo de la Roca, pasasen sin la menor detención al f. 5 v./Estrecho,

            donde debían juntarse las fuerzas posibles para hacer oposición a

            una esquadra Ynglesa que se disponía a venir a socorrer la Plaza de

            Gibraltar, que desde que se declaró la Guerra en fines de Junio se

            hallava bloqueada por Tierra y por mar, como es notorio. Con este

            motivo, desde el instante que dí fondo con la esquadra, reciví la

            orden del Director General de la Armada, Don Andrés Reggio, para

            volver a salir. Esto fue el día 2 de Octubre. La esquadra estava

            incapaz de navegar: con más de 400 hombres enfermos escorbúticos y

            otros tantos no tan postrados tocados de este mal; sin víveres,

            aguada ni dietas; las arvoladuras mui maltratadas, las velas y las

            maniobras lo mismo. Pero la urgencia era tal, que se intentava hacer

            salir la esquadra sin reparo en estas esenciales necesidades, y

            reparárselas allí, inviándole después lo necesario desde Cádiz en

            embarcaciones pequeñas, por ser la orden tan urgente que sin

            permitirles entrar en la Bahía se les mandase pasar a aquel destino.

            Desde luego se toca la imposivilidad de hacerlo así con una esquadra

            tan desmantelada, y destrozada, como la de mi mando, sobrando en

            ella gente enferma, que sólo servía de estorvo y embarazo, faltando

            la sana y robusta que havía de hacer la función quando se presentase

            el enemigo. El Navío el Gallardo haciendo tanta Agua, y tan

            maltratado por su Proa, que causó admiración en el Arsenal a los que

            practicaron el reconocimiento que hubiese navegado, y podido llegar

            al Puerto en aquel estado. El Fénix sin vergas maiores, ni velas,

            para poder subsistir en el mar. El Diligente sin alguna de las de

            Gavia, y la del Trinquete rendida; y éste y el San Julián, sin velas

            y con mucha falta de jarcia de lavor; todos sin víveres, sin aguada,

            sin dietas y sin muchas de las cosas precisas para estar en el mar;

            de conformidad que haviendo tomado el Puerto con las maiores

            urgencias f. 6 r./que pueden ofrecerse en el mar para livertar al

            uno del naufragio, al todo de las tripulaciones del estrago del

            escorbuto; la esquadra entera del lance de vatirse, falta de gente

            para hacerlo con el empeño y vigor que era conveniente, pues estava

            inservible la Quinta parte de sus tripulaciones, se pretendía que

            volviese a salir sin remediarlos, para que en el nuevo destino

            experimentase los últimos desastres de que se acavava de livertar;

            porque urgía más juntar fuerzas en el Estreho que la consideración

            de la necesidades gravísimas de los Buques de esta Esquadra. Yo

            practiqué sobre ello las representaciones y informes que eran

            debidos. El Comandante del Gallardo, por su parte, viendo que las

            mías no havían sido suficientes, lo hizo por lo respectivo al Navío

            de su mando, y sin embargo de las órdenes estrechas de la Corte, la

            Junta de Departamento tomó la deliveración de que quedase este

            Buque, y se dio providencia para que se desembarcasen los Enfermos,

            y se avilitase a la Esquadra en un todo con la maior promptitud. La

            actividad de mis disposiciones fue tal, que el día 8, de mañana,

            volví a salir de la Bahía con los restantes Buques de mi esquadra,

            el San Leandro, de la de Don Juan de Lángara Huarte, y algunas

            embarcaciones menores que se habían juntado.

                 El Brigadier de la Armada, Don Juan de Lángara Huarte, mandava

            una esquadra quando la de Don Luis de Cordova salió de la Bahía de

            Cádiz en el mes de junio, y con ella salió a navegar al siguiente

            día que lo hizo ésta llevando plieglos para entregarle, ignorándose

            el destino de la de Lángara hasta que una de las embarcaciones que

            reconocí con mi esquadra me dio noticia de haver sido reconocida por

            ella, y que la dejaba cruzando entre los cavos de Santa María y de

            San Vicente; componíase esta esquadra de los Navíos Poderoso, el San

            Leandro, y de una Fragata. Después parece que se le dio orden f. 6

            v./ para que fuese a cruzar acia el Cuervo y Flores con la

            disposición de que me solicitase allí, y luego que se asegurase de

            estar allá la de mi mando, se restituiese a su primer destino,

            haviéndolo dispuesto así con consideración al viaje que la mía debía

            hacer antes de emprenderlo al cavo de Finisterre, y que en este

            tiempo peligrasen en aquella recalada las embarcaciones nacionales

            que viniesen de América. Su llegada allá fue algunos días antes que

            Yo lo hiciese, en parte por la anticipación de la salida, y en parte

            por no haver experimentado en la Derrota que llevó los temporales y

            las averías que hubo en la de mi mando; bien que después de llegar

            los tubo, y el Navío el Poderoso se maltrató con ellos al modo que

            el Gallardo, y se vio el Comandante en la precisión, por el mucho

            agua que hacía y no haverla podido contener, de abandonarlo y

            quemarlo; el San Leandro, que se le havía separado desde el

            principio del viaje, se le incorporó allá; y sin embargo de la

            anticipación de su llegada, y de haver reconocido las Yslas, no pudo

            encontrar embarcación alguna de las del comercio de España; ni tuvo

            conocimiento del Navío el Buen Consejo del mar del Sur, que se

            hallava en el surgidero de la Ysla del Fayal, pero tubo conocimiento

            de hallarse la esquadra de mi mando en su destino y de ir dando caza

            para el Oeste a una Fragata enemiga. Esta esquadra de Lángara se

            retiró de aquellas Yslas cortos días antes de que Yo lo hiciese con

            la mía, y el día 29 de Septiembre, estando en 37 grados 30 minutos

            de latitud, la encontré sin antecedentes algunos de que fuese ella

            ni de que huviese estado en las Terceras; y entró en la Bahía el

            siguiente que la mía. Ha sido conveniente hacer esta narrativa para

            que se vea la causa de haver salido el San Leandro al mismo tiempo

            que los otros Buques para el Estrecho; que el Poderoso havía quedado

            quemado en las Yslas; f. 7 r./ y para el conocimiento de lo que se

            irá diciendo.

                 La orden que había en el Estrecho era, como queda dicho, que el

            Comandante o Gefe de más graduación y antigüedad mandase allí; por

            esta razón se hallaba mandando el Brigadier Don Vicente Doz con el

            Navío el San Agustín, y lo acompañavan el San Genaro, mandado por

            Don Félix de Tejada con varias embarcaciones menores como son los

            Javeques y alguna Fragata.

                 Los Navíos Santo Domingo y San Lorenzo, que cruzavan el cavo de

            la Roca mandados por Don Ignacio Mendizaval y Don Juan de Arauz,

            havían tenido orden para venir al mismo parage, y la noche del día

            13 los havía encontrado Yo immediatos al crucero del Estrecho y

            incorporados todos el día 15. Se componía aquella esquadra de 8

            Navíos, 6 Fragatas, 3 Javeques y un Paquebote.

                 La comisión era sumamente ardua y difícil de desempeñar. Lo

            primero por la precisión de mantener un Bloque perfecto sin que

            entrasen embarcaciones que introdugesen socorro en la Plaza, que era

            difícil de conseguir. Lo 2º por la precisión de conservar el crucero

            entre los Cavos de Espartel y de Trafalgar, que en el Otoño y

            Ynviemo no es fácil. Lo 3º por la circunstancia de no deber

            desembocar el mediterraneo, aunque forzasen los vientos vendavales,

            porque de hacerse quedaría libre la entrada para Gibraltar, y en

            tales urgentísimas ocasiones devería tomar el Puerto de Algeciras, o

            el de Zeuta, siendo expresa la orden para hacerlo así. Lo 4º por la

            precisión de guardar los dos cavos, para que ninguno de ellos

            entrase en el Estrecho embarcaciones que no fuesen reconocidas, y

            interceptadas si hubiese indicio de conducir socorro a la Plaza. Lo

            5º por el empeño de que estando allí verse sorprehendido de fuerzas

            superiores en la precisión de vatirse con desigualdad, sin arvitrio

            para evitarlo, cuias consecuencias por lo natural f. 7 v / podían

            ser favorables [sic], y mui dolorosas y sensibles en el último grado

            para el que mandava la Esquadra, aun quando hiciese prodigios de

            valor y se manejase con quanto acierto cave en el Arte, a causa de

            que en aquel tiempo que se empezava la Guerra no havía quien no

            estubiese persuadido a que manteniendo el Bloqueo con empeño era

            preciso que la Plaza se entregase y se quitase este Borrón en la

            Monarquía. En medio de mis quebrantos y de lo mucho que mi opinión

            ha padecido desde que se me separó con sonrrojo de aquel mando,

            tengo el consuelo de no haver sucedido, estando encargado de él,

            quando se berificaron estos juicios, y que todo sucedió en el modo

            que Yo havía sospechado mui a poco tiempo de mi separación con mui

            errados conceptos sobre la regularidad de mi conducta. La Esquadra

            no pudo permanecer en el parage señalado para el crucero; quando los

            vendavales ventaron y la forzaron a entran en el estrecho, en él no

            le fue posible fondear en Algeciras, ni en Zeuta, y se vio precisada

            a pasar al Mediterráneo, y entrar en Cartagena, donde permaneció

            algunos meses reparándose de lo que padeció y por la contrariedad de

            los vientos; y últimamente la misma esquadra fue atacada y rendida

            por la del Admirante Rodney, que era lo que más me llegava a el

            Alma.

                 Conocidos con anticipación por mí estos graves peligros,

            después de estar posesionado en aquel mando, no pude dejar de hacer

            presentes al ministerio con aquella moderación que es inseparable

            del respeto, para que lo pasase a noticia de S.M., como parece por

            la copia de carta escrita en fecha 16 del mismo mes de Octubre, y

            para que este juicio que formé se viese estar fundado, acompañé los

            pareceres de los Comandantes de los Buques que componían la Esquadra

            y de los Pilotos prácticos de ella, siendo sólo por lo perteneciente

            a la posivilidad de fondear con f. 8 r./ la Esquadra en Ceuta, o en

            Algeciras, quando forzasen los vendavales a dejar el crucero; pues

            sobre los demás asumptos me ceñí a exponer lo que me pareció

            correspondiente a mi obligación. No fuerza de lo que havía

            experimentado en aquellos días para que no se extrañase después nada

            de quanto pudiese sobrevenir, movido en ello del sincero deseo que

            si S.M. conociese que otro General podía desempeñar mejor este

            importante encargo se le diese desde luego la Comisión y quedase io

            relevado de un asumpto en que considerava mi concepto y reputación

            expuestos al peligro de desacreditarme. No tube contestación a este

            oficio, como tampoco a los partes y noticias que pasé desde Cádiz

            antes de salir para aquella Campaña, sobre lo acaecido en la

            antecedente, ni a los que hice desde el Estrecho.

                 La esquadra del Theniente General de la Armada Don Luis de

            Córdova, reducida a 11 Navíos, se restituió de Brest, quedando allá

            la del Theniente General Don Miguel Gastón, y otros 4 Navíos en el

            Ferrol al mando de Don Ignacio Ponce. Esta venida fue con el motivo

            de embarazar el paso por el estrecho a la Ynglesa. Su llegada, que

            se supo en Cádiz el 20 de Noviembre de aquel año, fue en tiempo en

            que Don Juan de Lángara Huarte aún permanecía con la suia en el

            Mediterráneo, y con el egemplar de no haver podido tomar los

            fondeaderos, que a mi se me havían ordenado, y por esta razón

            haverse visto en la precisión de pasar al Mediterráneo. Se le

            ampliaron las facultades a este General, dejando a su advitrio que

            tubiese el crucero donde pudiese mantener la esquadra con seguridad

            contra los temporales, y en disposición de estorvar al enemigo el

            paso del Estrecho. Con este fundamento lo dispuso entre el cavo de

            Santa María y el de San Vicente, haciendo las vordadas f. 8 v./ para

            el Sur acia la costa de Bervería. Estando en esta disposición

            consiguió Don Juan de Lángara Huarte, después de varias tentativas

            que hizo en el discurso de dos meses, pasar al oceáno; y Don Luis de

            Córdova, que en el viaje desde Brest havía experimentado algunos

            malos tiempos con su esquadra y se le havían repetido, estando en el

            Crucero de los cavos, determinó entrar en Cádiz con los Navíos

            Trinidad, y otros 2 el 28 de Diciembre, haviéndole precedido otros 4

            en los días 25 y 27 con el fin de repararse; y dejó a Don Juan de

            Lángara Huarte en aquel crucero con una esquadra de 11 naves para

            que defendiese el paso a los enemigos si lo intentaban. Como el

            encargo del que mandava era no permitir que Gibraltar fuese

            socorrido por embarcación alguna, según queda dicho, se hacía

            preciso dar cara sin limitación a quantas se avistavan, y por esta

            causa, las que se destacavan a perseguir algunas, llegavan a

            separarse de la vista de la esquadra. En esta forma se hallaba

            quando repentinamente se apareció la Esquadra del Admirante Rodney

            el día 16 de henero de 1780 y estava reducida la de Lángara a 9

            Navíos que eran el Fénix, el Diligente y San Julián, de los 4 que

            compusieron la esquadra de mi mando en las Terceras; el Santo

            Domingo, el San Agustín y San Lorenzo, de los demás que le havía

            entregado en el estrecho; del Monarca, Princesa, y San Eugenio, de

            los que le havía dejado Don Luis de Córdova; y se hallavan

            separados, siguiendo varias embarcaciones, el San Genaro y el San

            Justo.

                 La esquadra Ynglesa se componía de 21 navíos y en éstos, tres

            de tres puentes; el día antes de descubrir a la nuestra havía tenido

            su comandante noticia individual por una Urca olandesa, que havía

            sido reconocida por la de Lángara, del parage en donde ésta se

            hallaba, y del número de Buques que la componían. f. 9 r./Con este

            anticipado aviso venía segura de lograr el golpe, que consiguió

            completamente, favoreciéndole también para ello el ser sus Navíos, o

            mucha parte de ellos, más veleros que los nuestros, y así aunque

            luego que fueron reconocidos por Lángara a las 12 del día, y su

            superioridad de fuerzas, puso señal para fuerza de vela y escapar el

            que pudiese, soló lo consiguieron el San Lorenzo, por ser de más

            andar, y el San Agustín, que se hallava algo adelantado; sobre los

            restantes 7 cargó toda la esquadra enemiga a 2 a 3 y a uno 4 contra

            cada uno, y a pocas horas de vatirlos, los obligaron a rendirse,

            después de haberlos destrozado y de haver hecho en ellos

            considerable mortandad, como era preciso, pues cada uno de los

            nuestros experimentava los estragos que causavan en ellos tres de

            los enemigos, y algunos de éstos de 3 puentes, y el que cada uno de

            los nuestros hacía se repartía en 3 de los suios con la gran

            desproporción, además de atacarlos los Yngleses como Dueños de la

            vela por donde podían hacerles el maior daño, y recivirlos de los

            nuestros el menos que era posible; y así los3 Navíos de la Esquadra

            que el Rey havía puesto a mis órdenes para la Campaña de las

            Terceras, a excepción del Gallardo, y parte de la que después se me

            agregó en el Estrecho fue tomada por los Yngleses, permitiendo la

            divina providiencia que esta dolorosa pérdida, y con ella el socorro

            de la Plaza bloqueada, no sucediese estando la esquadra a mis

            órdenes para que no quedase tan desgraciada memoria sellada con mi

            nombre a la posteridad. Esta circunstancia mitigó en algún modo el

            sensible golpe de separarseme del mando de la misma esquadra

            suponiéndose para ello faltas, y defectos, que nunca hubo en mi

            conducta, ni aun remotamente se pudieran sospechar. f. 9 v./

                 Haviéndome transferido a la Ysla de León, según me lo ordenava

            la Real orden, supe que la Junta a quien estava encargado el examen

            de los puntos en que el Rey havía encontrado motivo de reparo era la

            de Departamento compuesta del Director General de la Armada, que

            entonces era Don Andrés Reggio; del Theniente General Don Juan de

            Lángara Arismendy; del Yntendente del Departamento Don Francisco

            Rances, Brigadieres de la Armada; del Subinspector de los Almacenes

            del Arsenal Don Antonio Valdés; del interino Yngeniero en Gefe de

            Marina Don Antonio Ansuáteguy; y que además de éstos se havían

            mandado agregar para el examen de este negocio al Gefe de esquadra

            Don Jossef Blanco Fisón, Comisario general de Artillería de Marina,

            y el Brigadier Don Juan de Soto, comandante del cuerpo de Pilotos.

            Según lo prevenido en las Ordenanzas Generales de la Armada, parte

            1ª tratado 2º título 1º Artículo 26 y 29 folio 12, siempre que haia

            motivo para examinar la conducta de algún General, Comandante

            particular de Esquadra o de Navío suelto, se debe hacer por el

            Director General, o por el Comandante General del Departamento en

            falta de aquel, y tres oficiales de experiencia y conocida

            integridad nombrados por S.M. a propuesta del mismo Director

            General, considerándose suficientes éstos para formar dictamen de la

            conducta que se pretende examinar. En el de la mía no parece que se

            tubo por suficiente el méthodo observado hasta entonces, y se

            dispuso en el modo que queda dicho. A esta Junta se entregaron los

            Diarios de todos los Comandantes Oficiales y Pilotos de la Esquadra

            igualmente que el mío, y empezó desde luego a tener las sesiones

            correspondientes al asunto una vez cada semana.

                 A últimos de Diciembre, según se me dijo, concluió su f. 10

            r./encargo, procediendo en él por un modo tan particular que en el

            discurso de este tiempo ni se me dio noticia de quáles fuesen los

            puntos mandados examinar; quáles los reparos que el Rey havía

            encontrado en los Diarios y Cartas en que io havía dado cuenta de

            los acaecimientos de la Campaña, derrota que havía hecho, vientos,

            temporales y accidentos experimentados; ni tampoco de havérseles

            ofrecido dificultad, o duda, sobre qué preguntarme; mediante lo qual

            se hizo un juicio contra toda práctica y Ley, opinando por lo que

            relacionavan los Diarios, sin conocimiento mío ni tampoco en muchas

            casos de los mismos que juzgavan de mi conducta sobre la precisión,

            motivos y urgencias de lo practicado por mí, a causa de que sobre

            ello no eran los Diarios los que podían aclararlo, siendo reservado

            a mí sólo el hacerlo, porque siendo el que mandava sin dependencia

            de mis subalternos, era el único que podía dar todas las legítimas

            explicaciones sobre lo que contenían mis Diarios y Cartas en la

            parte que, por estar diminutos, huviesen dado lugar a los reparos

            que el Rey había hecho sobre algunos de sus puntos. El Juicio o

            dictamen de esta Junta se hizo con la misma reserva que el examen,

            dándose a entender en ello que si al fin resultava haver sido mi

            conducta arreglada y regular no se quería que se conociese en el

            público, pero que si, por el contrario, se encontrase alguna cosa

            que al sentir falible de aquellos sugetos no lo pareciese, quedase

            este concepto sin aclararse, ni desvaneciese el error procedido de

            la siniestra inteligencia que se les huviese dado. Así lo da a

            entender la serie de quanto después fue praticándose, no siendo

            persuadible que los meros reparos hechos por S.M., según se explica

            en la orden, necesitasen del largo tiempo de 2 años y medio, con

            corta diferencia, para concluirse, ni tampoco de los varios exámenes

            que se han repetido y de los f. 10 v./Consejos de Guerra en donde se

            ha buelto a examinar; porque ya fuese que me pidiesen, desde luego,

            las explicaciones de que se carecía, o que se mandase que las

            expusiese en un Consejo de Guerra, si los puntos se estimasen

            suficientes para ello, era asumpto que en dos meses sobrava para

            evacuarlo, no contribuiendo en modo alguno al convencimiento de la

            verdad, ni aquel escrupuloso sigilo jamás practicado en materias de

            esta especie, ni las providencias expedidas subcesivamente por donde

            se ha dilatado; pues bien fuese que se berificase la culpa que se

            intentaba atribuirme, o que se conociese la regularidad en el modo

            con que procedí en la Campaña, el demasiado tiempo, la repetición de

            juicios, y el méthodo particular de éstos, no podía mudar la entidad

            de los hechos, debiendo aparecer siempre lo mismo. La dilación, no

            obstante, causava un efecto perjudicial a mi opinión,

            desconceptuándome y dificultando mi justificación, maiormente quando

            afligido, y consternado de verme sindicado injustamente para con la

            nación, y desacreditado en la Europa entera, resultaba de ello

            perder la salud y la vida antes de conseguir una justificación

            completa; pero Dios, que a todo acude con su mano omnipotente, se ha

            servido conservarmela, permitiendo triunfe de todo, y logre ser

            afianzado con los pruevas más authorizadas el esplendor antiguo de

            mi familia y la exactitud de mi conducta, haciendo notorio que

            quanto se pretendió atribuirme ha sido infundado, pues de lo

            contrario, la rectitud de los tribunales no me huvieran declarado

            libre de todo cargo. Era regular que recivido el dictamen de la

            Junta de Departamento, y estando informado de él S.M., se sirviese

            de declararme libre de aquellos reparos, dándose por satisfecho de

            mi conducta y por bien servido, porque en su consequencia quedase mi

            concepto y opinión restablecidos f. 11 r./al lugar que le

            correspondía, y en que havía estado antes de experimentar este

            inesperado desayre, sin deberlo esperarlo yo en otra forma. Mediante

            que la Junta en nada podía tacharla no haviéndome preguntado sobre

            asumpto alguno, como queda dicho, siendo expresa orden del Rey que

            se me preguntase en los casos de duda o de dificultades que se le

            ofreciesen, ni menos haberme dado conocimiento de que en la

            inteligencia de sus yndividuos subsistían en todo o en parte los

            mismos reparos que S.M. havía encontrado, dándoseme a entender, y lo

            mismo al público, que en los puntos principales no havía encontrado

            cosa que reparar; pero no vino esta declaración y pasado el término

            de un mes sin ver la resulta, me fue preciso practicar alguna

            diligencia dirigiendo a S.M. representación por el Ministro de

            Marina, pidiendo que se dignase hacerlo, lo que repetí varias veces

            por no haber tenido contestación hasta fines de Marzo del año de 80;

            esto es, después de tres meses de estar concluido el examen no hubo

            resultas de estas instrucciones. Entonces se recivió una mui diversa

            de lo que se esperava, mandándose que por la misma Junta de

            Departamento se volviese de nuevo a practicar el examen, y que de

            aquellos puntos en que pareciese no haber cumplido Yo con lo que

            correspondía se me diese noticia para que digese en ellos lo

            correspondiente. Y para entonces havía muerto Don Andrés Reggio, y

            la Dirección General havía pasado alTeniente General Don Luis de

            Córdova, que subsistía siempre con el mando de la esquadra, la orden

            explicava que este examen se continuase por la misma Junta presidida

            del Comandante General del Departamento, que quedase interino en él

            después que la Esquadra saliese a navegar.

                 A la Junta de Departamento se havían f.11 v / aumentado para

            entonces otros 2 vocales, que eran Don Juan de Lángara y Huarte, que

            se hallava ya de Theniente General de la Armada, y Don Antonio

            Alvornós, que havía ascendido a Brigadier; ambos estavan vajo la

            palabra de honor de prisioneros de guerra. El 1º havía sido

            ascendido a Gefe de Esquadra a poco tiempo de haver tomado el mando

            de la esquadra del estrecho y de resultas de haver sido atacado por

            la esquadra Ynglesa, superior a la que mandava, y de la defensa que

            havía hecho fue ascendido a Theniente General estando en Gibraltar.

            El 2º era Comandante del Diligente, uno de los comandantes

            subalternos que tube en la esquadra de las Terceras y en la esquadra

            del estrecho los pocos días que la mandé y havía sido ascendido con

            el mismo motivo que aquél a Brigadier. En este modo la Junta se

            componía para este 2º examen de los mismos sugetos que la primera a

            eceptación [sic] del Director General que havía cambiado con el

            aumento de estos dos, cuia circunstancia sólo era suficiente para

            que fuese preciso volver a reconocerlo todo, como si no se huviese

            adelantado por la primera cosa alguna. Aquí se notarán dos cosas

            bien particulares: la 1ª, la repetición del examen por la misma

            Junta, cosa jamás vista, y esto sin darse causales [sic] para ello.

            La 2ª, que mi conducta y operación de General venían a ser juzgadas

            en parte por unos sugetos que no se hallavan empleados en la carrera

            militar sino en otras distintas ocupaciones y destinos, como el

            Yntendente, el subinspector de los Arsenales y en las ausencias de

            éste por su Ayudante, un capitán de Fragata mui moderno, Don Fermín

            de Sexma, el Yngeniero en Gefe; Don Francisco Autrán, que había

            sustituido a Don Antonio Ansuátegui y nunca havía seguido otra

            carrera que la de los Arsenales; y en parte por uno de mis propios

            subalternos. Pero parece que para ello no se mirava a las

            proporciones de los f. 12 r./que havían de entender en él y a la

            regularidad que pedía la Ordenanza General de la Armada, no menos

            que a la importancia del asumpto sobre que se tratava; ygualmente a

            la desensia [sic] del carácter de que me hallava condecorado, pues a

            ninguno de estos recomendables respetos correspondían las

            graduaciones y otras circunstancias de algunos de los vocales que la

            componían, faltándoles la experiencia de mandos y el conocimiento

            propio que en asumptos tan serios era lo principal; además, les

            faltava la de hallarse desembarcados de otros cuidados particulares

            y libres de toda preocupación. Así, no dejaron estos mismos sugetos

            de repararlos, viéndose constituidos Jueces de un General quando el

            uno acavaba de ser súbdito suio y otros lo havían sido desde que

            empezaron a servir, en cuio modo hicieron presente a la Junta,

            adelantando en maior crédito mío uno de estos que con qué seguridad

            podía juzgar de las operaciones de un General acreditado y conocido

            en todo el mundo quando se considerava en el caso de aprehender de

            él. El otro dijo que haviendo servido de mi subalterno en la misma

            Campaña y habiendo recivido las órdenes que Yo havía dado a la

            Esquadra con aprecio y beneración, teniéndolas por las más

            puntuales, acertadas y conformes al destino que havía tenido ¿cómo

            podía, arreglándose al sentido de los puntos que se habían de

            examinar, juzgar de un General propio, que le havía mandado, sobre

            la conducta que havía tenido?. Olvidando aquel concepto, que la

            propia experiencia le havía enseñado, y de los otros vocales más

            antiguos y capaces, no dejaré de hacer reflexiones mui prudentes y

            ajustadas con consideración al general concepto en que estava dentro

            y fuera de España, con todas las Naciones de Europa, y a los

            fundamentos f. 12 v./con que lo havía adquirido. Pero estas

            consideraciones no mudaron lo dispuesto, siendo indispensable

            arreglarse al Real Orden en todo su thenor, sin detenerse en el

            incoveniente de que los que tenían otras ocupaciones de que cuidar

            era preciso que se hallasen ocupados de ellos, y no prestar toda la

            atención que merecía este otro, como lo acreditó la experiencia en

            varias sesiones que se interrumpían por esta causa.

                 Empezaron éstas precididas por el Theniente General, y Director

            General, Don Luis de Córdova, en 29 de Marzo de 1780, pero no

            encontrando materia sobre qué fundar dificultad, ni en qué reparar,

            y mucho menos hacer cargos, se acusavan en ir examinando y

            confrontando los Diarios unos con otros, y en comparar lo que en

            ellos se reconocía con los puntos que se havían remitido por el

            ministerio. Al cavo de algún tiempo, el Director General, viendo que

            la obra se adelantava poco por no tratarse de ella más que el día

            Miércoles de cada semana, y tampoco tenía cavimiento en todos por

            excluirse los de fiesta y también los que ocurría algún otro asumpto

            egecutivo de los varios que estavan recomendados por S.M. y eran del

            conocimiento de la misma Junta o de los particulares de sus

            Yndividuos, propuso que para evacuarlo con brevedad sería

            conveniente hacerlo presente al Rey y que se cometiese este asumpto

            a una Junta particular de oficiales que no entendiesen en otra cosa,

            para que sin interrumpción pudiese tratar de ello; y haviéndose

            consultado en este modo vino resuelto por Real Orden de 16 de Junio,

            que se recivió el 22, aunque no se puso en práctica hasta el 30, que

            se formase esta Junta avordo del Navío la Concepción, compuesta por

            el Theniente General Don Miguel Gastón, del Gefe de Esquadra Don

            Antonio Posadas y de los Capitanes de Navío Don f. 13 r./Athanasio

            Baranda, Don Carlos de Thorres, Don Francisco Gil de Lemos, Don

            Fernando Daois y Don Antonio de Ansuáteguy. Esta nueva providencia

            variava enteramente la forma y el sentido de la diligencia por que a

            mí se me comunicó con fecha de 12 de Octubre de 1779, y lo mismo al

            Director General Don Andrés Reggio, igualmente que a su sucesor Don

            Luis de Córdova, de 12 de Marzo, se decía haver resuelto S.M. que

            por la Junta se haga examen de las Cartas y Diarios en que dí cuenta

            de lo acaecido en la Campaña anterior, con el destino a las Yslas

            Terceras, y con particularidad a varios puntos que S.M. ha reparado

            en ellos, mandándome dejar el mando de la Esquadra del Estrecho y

            venir a la Ysla de León para dar las aclaraciones a las dudas que

            puedan ofrecerse a la Junta en que ha resuelto S.M. que se haga este

            examen; de modo que el asumpto en sí no pasava, según esta Real

            Declaración, de un examen sobre aquellos puntos en que S.M. dice la

            Real Orden que había reparado; pero en ésta posterior no se dice que

            sean meros reparos, hallándose transformados en cargos, pues dice la

            aclaración de los cargos a que debe satisfacer el Theniente General

            Don Antonio de Ulloa, relativos a la comisión del corso que tubo el

            año último sobre las Yslas Terceras, de suerte que sin que la

            primera Junta, precedida [sic] por Don Andrés Reggio, me diese

            noticia alguna de havérseles ofrecido duda o dificultad sobre lo

            contenido en mis Cartas y Diarios, sin dármela de los puntos en que

            S.M. havía hallado reparos, sin noticiarme haver hallado

            discrepancias entre lo que explicavan los demás Diarios de la

            Esquadra con lo que io decía en los míos, y sin darme a entender el

            modo en que comprehendían lo que se relacionava, en éstos se ven,

            sin saverse cómo ni por qué, los que fueron solo reparos f. 13 v.

            /mudados, ya, con el nombre de cargos, para el conocimiento que

            havía de tomar esta tercera Junta; pero la transformación pasó más

            adelante. Lo prevenido por la 1ª y la 2ª disposición era que las

            Juntas, haviendo practicado el examen, informasen a S.M. lo que

            tuvieren por conveniente según el juicio que formasen de todo,

            arreglado a Ordenanza que es, vajo un solo concepto, quando no

            huviese discrepancia, exponer el dictámen; para esta tercera no fue

            así, mandándose que cada uno de los vocales entendiese su parecer

            sobre cada uno de los mencionados cargos con arreglo a ordenanza, y

            nombrándose al Capitán de Navío Don Juan Landecho para que

            concurriese a las Juntas en calidad de Fiscal, de modo que, según

            esta providencia, ya venía a ser un Consejo de Guerra con nombre de

            Junta, pues además se mandava que se tomasen las noticias o

            declaraciones que fuesen conducentes para la perfecta aclaración, y

            que se me formasen los cargos que resultasen del examen,

            practicándose esto por el Oficial que hacía de Fiscal, dándoseme

            noticia de ello para que respondiese; y en este modo, sin más motivo

            que la propuesta que havía sido hecha por la Junta que precidía Don

            Luis de Cordova, con el fin de abreviar la conclusión, vastó para

            mudar toda la forma de examen y transformar en cargos los que hasta

            entonces havían sido sólo reparos. Pero esta nueva disposición hace

            más visible la falta de reflexión con que se procedió, y que no

            había más cargos en realidad que los que una siniestra inteligencia

            se figuraba, siendo el mismo hecho el que lo califica, porque en

            esta última Real Orden se dan por supuestos cargos a que debía

            satisfacer y en ella misma se dice que me formen por el Fiscal los

            que resulten del examen, con que en esta complicación se declara f.

            14 r. / que de aquellos aparentes cargos se esperava que resultarían

            algunos verdaderos, que es lo que parece se pretendía. En ellos

            mismos se reconocerá el poco o ningún fundamento que tenían,

            considerando al mismo tiempo que con semejantes procederes ningún

            General se halla libre de experimentar de iguales desaires y

            Tropelías; no siendo posible que las disposiciones de uno conformen

            con el dictamen de muchos, aun en las cosas sencillas. Parece que en

            fuerza de esta nueva disposición el asumpto debía terminarse con más

            brevedad, quedándolo completamente, pues no faltava requisito para

            la más completa Justificación, pero no sucedió así porque de esta

            misma providencia resultavan otras demoras y dilaciones, y los

            juicios que formaron las Juntas del Navío la Concepción y la de

            Departamento, después del más prolijo examen y de haber justificado

            hasta los puntos más despreciables por declaraciones que recivieron

            para mayor comprobacion de los hechos, mandó S.M. que se examinase

            de nuevo por un Consejo de Guerra en toda forma después de concluido

            por éste, no pareciendo suficiente la resolución que pasase al

            Supremo de la Guerra, donde de nuevo se vio y examinó lo actuado por

            el de los Generales y los fundamentos con que havía sentenciado a mi

            favor. La repetición de exámenes ya por las Juntas, ya por el

            Consejo de Guerra y ya por el Supremo, no pudieron dejar de causar

            novedad y de persuadir a que S.M. no estava suficientemente

            satisfecho con los pareceres que havían dado unos y otros y a que

            con algún fundamento sospechase Yo que no eran las faltas que

            suponían contra mí conducta las que dilatavan la conclusión y que

            esta repetición de diligencias, los diversos juicios que se havían

            formado, las distintas Personas que havían intervenido en ellos f.

            14 v. / y los modos con que se havía procedido en cada uno, se

            dirigían a buscar materia, como llevo dicho, que pudiese producir

            algún cargo formal, dirigiéndose asimismo a esto el haver de dar los

            votos separados los Yndividuos entre sí sobre cada uno de los puntos

            con las demás circunstancias que se verán en el discurso de este

            asumpto, por ser mui difícil que varias personas se encuentren

            enteramente conformes en el juicio que forman sobre varios asumptos,

            pues de haver resultado alguno de la primera Junta era consequente

            proceder a examinarlo en Consejo de Guerra; y esto es lo que

            previenen las Ordenanzas Generales de la Armada en el artículo 29

            citado, siendo al mismo tiempo el medio pronto y legítimo de conocer

            si Yo havía procedido con conducta arreglado a las órdenes y

            instrucción de S.M. El haverlo omitido entonces para egecutarlo

            después de la repetición de Juntas, y de la distinta forma en que

            éstas se celebraron, fue dilatarlo y dar campo a que se creiese que

            en mí havía unas faltas graves por la misma razón, que no se

            encontravan en estas Juntas privadas.

                 El Director General, Don Luis de Córdova, recivió orden de

            estar pronto a salir con la esquadra y se embarcó en su Navío el

            Trinidad el 11 de Junio, ordenándose asimismo que el Theniente

            General Don Juan de Lángara Arismendy tomase el mando interino del

            Departamento, y en este modo venía a presidir la Junta, siendo su

            hijo, Don Juan de Lángara Huarte, uno de los vocales de ella. En el

            discurso de los dos meses y medio que havían pasado presidiéndola

            Don Luis de Córdova no se me havía preguntado sobre asumpto alguno,

            pero desde la 1ª Junta de Don Juan de Lángara determinaron por más

            acertado, para que la Junta quedase cubierta en su dictamen, y para

            concluir muy f. 15 r. / breve, pasarme originales las noticias de

            los puntos sobre que estrivan los reparos que S.M. havía encontrado

            en mis Cartas y Diarios, y que esto se hiciese subcesivamente para

            que la Junta se pudiese imponer mejor en los fundamentos con que Yo

            havía procedido en mis resoluciones. Con fecha de 14 de aquel propio

            mes me pasó la de algunos puntos, y hasta el 22 me havía continuado

            la de los siguientes hasta el 6º, porque, deseando evacuar con la

            posible brevedad, este Comandante havía determinado que se

            duplicasen las sesiones en cada semana, destinando además el día

            Jueves para ello. Mis respuestas fueron tan puntuales que no tuvo la

            Junta que detenerse, y tan concluyentes que leídas por primera vez,

            y bueltas a leer, y discurrir sobre ellas, quedaron convencidos de

            la regularidad y de los fundamentos con que me havía governado, sin

            ofrecerseles cosa que reproducir, y mucho menos sobre que tubiese

            cavimiento el más escrupuloso reparo de mi conducta.

                 En este estado se hallava, y siendo 9 los puntos en que debían

            tener conocimiento estavan evacuados 6, que eran los más

            principales, quando se recivió la orden que queda dicha de la

            posterior disposición, sin prevenirse en ella circunstancia alguna

            para que en caso de hallarse adelantado se continuase sin

            interrupción, ni tampoco que la de el Navío el Concepción se ciñese

            a evacuar sólo los puntos que no lo estuviesen por la de

            Departamento. La de Don Juan de Lángara Arismendy, por el méthodo

            que tomó, pudo adelantar mucho en pocas sesiones, lo que no sucedió

            en las que celebró Don Luis de Córdova porque faltava en ellas la

            luz viva que manifestase de pronto las razones que havía tenido cada

            cosa. Esta providencia así dada fue causa de nueva y maior dilación

            porque la Junta de Departamento, sin embargo de lo que tenía

            adelantado f. 15 v. / y de lo poco que restaba que hacer para

            evacuar los 3 puntos últimos que faltavan, no tubo por conveniente

            continuar y pasó a Don Miguel Gastón los documentos con mis

            respuestas a los 6 puntos que se hallavan determinados, sin ser esta

            ocasión la sola en que se retrocedió de lo que ya estava hecho, para

            principiar de nuevo aquello mismo.

                 El 2 de Julio, con el intervalo de sólo 17 días, salió a

            navegar la esquadra del cargo de Don Luis de Córdova, y con ella Don

            Miguel Gastón la Junta que presidía no havía hecho más que imponerse

            en los puntos sobre que havía de tomar conocimiento y en mis

            respuestas dadas a los 6 de ellos, y todo ello se devolvió a la de

            Departamento con las nuevas órdenes que se le havían comunicado a

            aquélla, en que alterava el orden que antes se havía seguido; sobre

            lo qual se ofrecieron algunas conferencias y dificultades, y

            últimamente convinieron en que se procedise vajo el mismo méthodo

            que se havía principiado, pero como los puntos de los reparos y el

            thenor de las últimas órdenes indicavan haver havido falta en la

            observancia de las que se me havían comunicado para la Campaña y de

            exactitud en las cosas que eran concernientes a mi obligación, la

            Junta no se determinaba a deliverar, teniendo, por una parte, que

            atender al respecto [sic] que infunden los preceptos del Rey en unos

            reparos hecho por S.M., y, por otra, a la sinceridad de las

            soluciones que dava io en mis respuestas, con las que quedavan

            plenamente desvanecidos. Por esta razón determinó volver a examinar

            desde el principio, punto por punto y hacer comparación de mis

            Diarios y Cartas con las respuestas que tenía dadas y el todo de los

            Diarios de los Yndividuos de la Esquadra, Comandante oficiales y

            Pilotos, para que de este modo el parecer fuese más afianzado, sin

            que quedase sobre él ningún f. 16 r. / género de confianza. Esta

            Junta me pasó noticia de los 3 puntos últimos que quedavan que

            evacuar, recivió mis respuestas con la misma puntualidad que las

            primeras, las reconoció y examinó, y teniéndolo todo concluido en

            este modo determinó en 30 de Agosto formar recapitulación de lo

            actuado sobre cada punto de los que por 1ª y 2ª vez se tenían visto,

            examinados y conferidos para extender en su consequencia el parecer;

            esta obra la tenía concluida, faltando en ella sólo la resolución

            sobre el último, quando el 2 de Octubre recivió 2ª orden para pasar

            todos los documentos a la Junta, que precedía [sic] Don Miguel

            Gastón, en el modo que explicaré.

                 La esquadra del mando de Don Luis de Córdova havía buelto a

            entrar en Cádiz el 29 de Agosto, haviendo embiado el 19 el comboy

            Ynglés que apresó en la medianía entre cavo de San Vicente y la Ysla

            de la Madera, pero como para este tiempo la Junta tenía concluido el

            examen, y sólo por dar más peso a su resolución, afianzándola con

            quantas reflexiones fueren posibles, se ocupava en formar la

            recopilación que queda dicha, no juzgó estar ya la materia en el

            caso de volver los documentos a la otra, porque sobre ser contrario

            a toda regularidad lo era también a su prompta conclusión, que se

            hallava tan recomendada por varias órdenes de S.M. dirigidas a la

            misma Junta y últimamente por una de 17 del mismo mes de Agosto en

            que le prevenía a Don Juan de Lángara Arismendy, que el Rey lo tenía

            mandado y que lo havía repetido en 16 de Junio, que no se perdiese

            instante de tiempo en la aclaración de los cargos hechos contra mí,

            y que quería S.M. que se evacuase con la maior circunspección y

            actividad, con que estándolo ya, por estar dadas mis respuestas,

            examinadas y aprovadas, sería, como ha dicho, contrario f. 16 v. / a

            estas órdenes, pasar de nuevo todo el expediente a la que precedía

            [sic] Don Miguel Gastón para que se repitiese por esta otra. Con la

            llegada de la Esquadra y Comboy apresado, la del conde Staing el 26

            de Septiembre, que se condujo por Tierra desde Madrid y vino a tomar

            el mando de los Navíos que havían llegado en distintos tiempos: 8 al

            mando del Monsieur de Brufflet en 18 de Junio, otros 5 de Guerra y

            un comboy de 29 que vinieron de Tolón y entraron el 12 de Junio,

            otro más de Guerra que el propio día llegó de Brest, y un comboy del

            Guarico llegado el 6 de Agosto, se ofrecieron varias ocurrencias a

            la Junta y no pudo ésta evacuar tan prontamente la recopilación que

            estaba formando, pero la tenía ya en su conclusión, y estendidos los

            pareceres de los 8 puntos para pasarlos con el 9º a S.M. en el

            siguiente correo.Quando en 2 de Octubre recivió la nueva orden que

            queda dicha, y no previniéndose cosa alguna que indicase deberse

            entender esto, sólo en el caso de que faltase que hacer trabajo

            maior, como tampoco si la una Junta debía ocuparse en practicar el

            suio de sóla aquella parte que no hubiese quedado evacuado por la

            otra, como se ha dicho antes, le pareció ser lo más acertado, para

            no faltar en cosa alguna a lo dispuesto por S.M., volver por 2ª vez

            a pasar los documentos con el parecer que tenía extendido de los 8

            puntos, y aunque el 9º lo tenía visto y examinado por 3 repetidas

            veces faltava sólo que extenderlo arreglado a lo que tenían

            determinado. El 16 del mismo mes de Octubre empezó de nuevo la de

            Don Miguel Gastón su conocimiento; en 21 del propio mes se me

            preguntó la causa de no haver dado caza con la Esquadra a algunas de

            las embarcaciones que se habían avistado de ella durante la Campaña,

            en que reconocí no hallarse impuestos, los que la componían, f. 17

            r. / en el principal obgeto de la Comisión en los inconvenientes que

            se ofrecían para practicarse las cazas, sin reflexión a las horas y

            tiempos, y en las demás circunstancias a que era preciso mirar, que

            es lo que sucede quando se juzga por personas que no se hallan

            suficientemente instruidas en asumptos que no han presenciado, o que

            carecen de toda la extensión de luces que es precisa para conocer

            las razones con que se han determinado las resoluciones. En 20 del

            mismo mes respondí a estas dudas, que son a la verdad bien futiles,

            para detener en ellas la consideración y comprometer el crédito y la

            opinión de un General acreditado; supe también que se havían

            recivido declaraciones de varios oficiales sobre iguales

            despreciables motivos, de modo que el examen venía ya a ser no sólo

            de aquellos puntos en que el Rey havía reparado, sino de quanto se

            havía ofrecido durante la Campaña, buscando materia en otros casos

            por no haverla encontrado en los que venían señalados. El 31 del

            propio mes volvió a salir la Esquadra y Don Miguel Gastón remitió a

            S.M. el expediente, haviendo terminado por su parte el punto 9º. La

            esquadra francesa y el comboy del Guarico salieron el 30, y no havía

            en el Departamento, ni fuera de él, empezando por los vocales de

            ambas Juntas, quien no creise estar concluido enteramente y que en

            su consequencia devía venir aprovada por S.M. mi conducta. Ya se ha

            visto cómo se fue dilatando por tiempo de un año este negocio y las

            varias novedades y disposiciones que experimentó, pasando de meros

            reparos a graduarse de cargos, al mismo tiempo que las Juntas

            quedavan convencidas con mis respuestas y sin encontrar ni aun leve

            motivo por donde concluir haver faltado a cosa alguna de lo que se

            me havía mandado y era de mi obligación. f. 17 v. /

                 No se habrá visto asumpto tan expurgado y reconocido, por lo

            mismo que no se encontrava en él materia que fuese contra mí, ni que

            se haia hecho por un modo tan extraño como éste; primero por una

            Junta de Departamento reservadamente, sin dárseme conocimiento ni

            luz de los puntos sobre que debía examinarse mi conducta, tratando

            de deliverar sobre mis providencias y resoluciones sin tomar

            conocimiento de los fundamentos, causas y razones que hubo para cada

            cosa de ello, dirigiéndose sólo por lo que encontravan en los

            Diarios donde sus Autores escrivieron lo que les parecía, sin

            conocimiento de las que el General tenía para lo que egecutava, y

            propiamente era formar un juicio a ciegas; y siendo el fin aclarar

            los puntos en que S.M. havía reparado, este medio era el más

            adecuado para obscurecerlo de nuevo, mediante que la inteligencia

            que tienen en los asumptos de marina, los que hacen esta carrera, no

            se entiende a comprehender las miras y fines con que el General

            procede en sus determinaciones. Después de esta primera diligencia,

            la repetición por la misma Junta de Departamento compuesta de los

            sugetos que la primera, aumentada de dos más, y precedida [sic] por

            otro Director; en tercer lugar, por la misma Junta precedida [sic]

            por distinto Comandante General; en quarto, por la Junta del Navío

            la Concepción, precedida [sic] y compuesta de otros sugetos

            distintos que los de la de Departamento; después, volver de ésta a

            aquélla, y quando estava concluido, repetirse el volver a ella,

            puesto que mis respuestas a los últimos puntos, como queda dicho,

            las havía dado en 26 de Julio, y que en 11 de Agosto las dí al 1º y

            2º a causa de estar determinados éstos por la precidida por Don Luis

            de Córdova, sin havérseme preguntado cosa alguna, motivado de no

            haver encontrado sobre qué hacerlo, pero f. 18 r. / evacuados

            después los otros 7 puntos por la que precidía Don Juan de Lángara

            Arismendy en el modo que queda dicho, pareció a éste que sería

            acertado que el dictamen de la Junta fuese completo, y que se

            fundase con mis respuestas, y así, desde aquella fecha hasta el 2 de

            Octubre, en que intervinieron semanas, se vee [sic] si tendría bien

            reconocida todas mis respuestas y examinadas las circunstancias y

            las razones que exponía en ellas, para deberlo tener Yo por

            concluso. A mi no me pertenece decir cosa sobre este modo de juzgar

            de mi conducta por ser la parte paciente en ello, pero júzguese por

            todo lo que queda dicho, y reflexiónese sobre las dilaciones

            contrarias a lo mismo que se encargava de la brevedad, sobre la

            distinta forma que se dio a ésta, convirtiéndola en las formalidades

            como un Consejo de Guerra, y la particularidad de hacer una pesquisa

            secreta, reciviendo declaraciones del Comandante del Fénix, y de

            otros individuos de la Esquadra, sin dárseme traslado de ellas, ni

            conocimiento de lo que deponían, fuese favorable o adverso, juzgando

            de mi conducta y de mis operaciones al arvitrio despótico de cada

            Yndividuo, o según concevían las cosas, y no deja de decir que según

            la amplitud o limitación de sus luces, inteligencia y capacidad,

            pues todo esto tiene cavimiento en un modo tan inhusitado como el

            que llevo referido, y se conocerá si me sobran motivos para

            sospechar que el fin ha sido buscar materia para hacer causa, y,

            entre tanto que se encontraba, desconceptuarme con el Rey y en el

            público, para que quedasen disculpados a costa de mi honor los

            desgraciados accidentes de Guerra experimentados en aquellos

            principios.

                 Las dos Juntas expusieron sus dictámenes dando por f. 18 v. /

            buena mi conducta, en cuio modo me lo hicieron comprehender los

            vocales, y se dibulgó en el público, el qual tomaba ya particular

            interés en ello, así por la noticia, que desde luego se esparció de

            los puntos principales en que se pretendía atribuirme haver faltado,

            como por lo que se havía dilatado la conclusión; y lo que en él

            hacía más eco era la pérdida de las Embarcaciones que venían de las

            Yndias, la de la urca Santa Ygnes viniendo de Manila, la del

            registro el Buen Consejo del mar del Sur, que había estado en la

            Ysla del Fayal, y el haber dejado de tomar un comboy de los enemigos

            que se me presentó y no practiqué lo que correspondía para ello;

            pero con los dictámenes de las Juntas conocieron que ni uno ni otro

            era como se suponía, sucediendo lo mismo en los otros puntos en que

            no tenían tanto interés, y no se dudava que S.M. aprovaría mi

            conducta, conformándose con lo que le informaron estas Juntas, a

            quienes havía cometido el examen en el modo que queda explicado.

            Pero las resultas no fueron correspondientes a estas esperanzas,

            fundadas en aquellos regulares principios de la equidad, pues en

            donde no se encontrava delito por modo alguno no havía motivo para

            dilatar la declaración de mi ignociencia [sic], y habiendo procedido

            en los principios, en lo que se havía informado a S.M. sin el

            conocimiento que era preciso, no havía otro modo de reparar el

            agravio que me havía hecho en ello que declarando conforme a los

            Ynformes de las Juntas la exactitud de mi conducta en quanto havía

            estado a mi cargo, pero no se hizo así, y por el contrario fue nuevo

            motivo de admiración quando se supo el 7 de Diciembre haver recivido

            orden el Director General Don Luis de Córdova con fecha de 1º para

            que se examinase de nuevo en Consejo de f. 19 r. / Guerra, cuia

            providencia era opuesta al Concepto que se havía formado, dándose a

            entender en ella que las Juntas havían informado al Rey distinto de

            lo que sus Yndividuos havían manifestado con demostración de

            complaciencia, o que S.M. no se hallava satisfecho con su parecer,

            sin embargo de haver sido authorizadas, de estar compuestas del

            crecido número de sugetos que quedan dichos, ni de las razones que

            Yo exponía en mis respuestas arregladas puntualísimamente a lo que

            se expresava en mi Diario, y desde luego se volvió a empezar al cavo

            de 13 meses el nuevo juicio como si fuese asumpto nuevo, y sobre

            causa conocida. Concluido el proceso por el Maior General de la

            Armada, el Capitán de Navío Don BuenaVentura Moreno, que el 1 de

            Abril se había desembarcado de la Esquadra por orden de S.M., que

            recivió el Director General con el motivo de finalizar los procesos

            contra el Theniente General Marqués de Casa Tilly sobre el mando de

            la esquadra y expedición a la Ysla de Santa Cathalina en la costa

            del Brasil, y el de el Brigadier Don Jossef de la Somaglia, que

            desde la salida de la Esquadra en Junio del año presente se hallavan

            suspensos, se me entregó en 10 de Marzo de 1781 para que reconocidas

            por mí las deposiciones de los Testigos que se havían recibido,

            nombrase Defensor que hiciese mis veces, según se acostumbra y

            previenen las ordenanzas; pero no me pareció ni preciso, ni

            correspondiente al decoro de mi conducta, ni al maior lucimiento,

            que una persona extraña hablase sobre los cargos que se me

            intentavan formar, y fuese quien represente lo conveniente haciendo

            patente la regularidad con que me havía governado, mucho menos

            teniendolo practicado anteriormente en las Juntas, sin poderme

            quedar duda de su convencimiento a causa que para no tenerla en una

            materia que tanto interesava al f. 19 v. /concepto de mi conducta, y

            en que debía estar suficientemente comprehendida por los vocales; la

            fuerza de mis razones, havía solicitado que se me permitiese parecer

            en ellas para explicar quando se leiesen mis respuestas aquellas

            circunstancias en que se ofreciese algún reparo, y la misma Junta me

            havía respondido que no lo tenía por necesario ni conveniente a

            causa de que no se havía ofrecido alguna en quanto se havía visto de

            ellas, y que estuviese seguro de que no se procedería a resolver, si

            en adelante ocurriese, sin apurar la materia, reproduciéndome lo

            necesario sobre las que se ofreciesen, y no habiéndome hecho

            pregunta alguna hasta la conclusión era concluiente que no havían

            hallado reparo, y que mis respuestas havían sido convincentes. Con

            este cierto antecedente juzgué no serme ayroso que otro pusiese la

            Pluma e mi propia defensa, ni necesario valerme de agenos auxilios

            para vindicar mi conducta, teniéndolo ya practicado en aquéllas, y

            con las mismas razones que allí tenía expuestas, formé una

            exposición en que recapitulé quanto tenía dicho a las mismas Juntas

            y en la confesión del Proceso, repitiendo el oficio de solicitar la

            asistencia en el Consejo al tiempo de hacerse la lectura, según se

            permite por las Ordenanzas Generales de la Armada a los Defensores

            para que expongan lo que convenga al derecho de las partes que

            representan en su debido tiempo, pero el Consejo de Guerra no lo

            juzgó tampoco conveniente ni necesario como lo manifiesta mi oficio,

            y la respuesta dada por el Presidente Don Luis de Córdova.

            Consequente a esto pasé al Consejo un Papel de reflexiones sobre uno

            de los puntos del Ynterrogatorio, que tratava de la Urca Santa

            Ignes, por no haverla retenido en conserva de la Esquadra, a causa

            de ser sobre el que más se insistía sin embargo de estar bien claras

            las órdenes que se me havían dado en la Ynstrucción y bien patente y

            f. 20 r / demostrado de haverlas observado puntualmente sin

            apartarme de ellas.

                 Ratificados los testigos, y estando enteramente concluido el

            Proceso, se recivió orden en 22 de Marzo para que el Maior General

            de la Armada, Don BuenaVentura Moreno, pasase a Algeciras con el

            mismo carácter en compañía del Theniente General y Comandante

            General interino del Departamento, Don Antonio Valcárcel, quedando

            en la interinidad de éste el Gefe de Esquadra Don Antonio Osorno y

            de Mayor interino el Capitán de Navío Don Jossef Miranda. La

            esquadra del mando de Don Luis de Córdova entró en la Bahía el 27

            del mismo mes, y Yo no havía omitido practicar las representaciones

            convenientes solicitando que S.M. se sirviese expedir la orden

            necesaria para que se formase el Consejo de Guerra, pues aunque la

            Ordenanza de la Armada lo previene, y no deve detenerse quando están

            concluidos los Procesos, para este caso, al tiempo que se mandó

            formar el mío, se havía ordenado que se diese cuenta, quando se

            hallase en este estado, para que S.M. nombrase los vocales,

            restriñéndole por esta vez la facultad de hacerlo al Director

            General, y así no podía tener efecto hasta que S.M. lo resolviese.

            La Esquadra volvió a ponerse a la vela el 12 de Mayo, sin que en

            este intermedio de 33 días se celebrase ni fuesen atendidas mis

            representaciones y con motivo de esta dilación las repetí,

            exforzándolas quanto alcanzavan mis expresiones, por los perjuicios

            que sobre la repetizión de juicios que se havían formado se

            aumentavan con las demoras experimentadas de unos a otros, sin

            conocerse causa para ello.

                 El 8 de Junio apareció la Esquadra entrando en la Bahía; con

            este motivo volví a repetir la diligencia de solicitar la orden de

            S.M. para que se celebrase el Consejo de Guerra, y el 25 llegó f. 20

            v. / disponiendo que el Director General nombrase los vocales con

            arreglo a ordenanza. El día 2 de Julio se dio principio a la lectura

            del Proceso; componían el Consejo el Director General Don Luis de

            Córdova, el Theniente General Don Miguel Gastón, los Gefes de

            Esquadra Don Antonio Posadas, Don Ignacio Ponze, Don Antonio Osorno,

            Don Vicende Doz y los Brigadieres Don Juan de Soto, Don Francisco

            Gil y Don Juan Araos. Don Luis de Córdova, Don Miguel Gastón, Don

            Antonio Posadas y Don Juan de Soto havían sido vocales de las Juntas

            y se hallavan impuestos en todo el asumpto y en las soluciones dadas

            por mí. De este Proceso no sólo no resultava cargo alguno contra mí,

            sino mui por el contrario los deponentes hacían elogio de mis

            providencias, dadas con acierto, y del tesón con que seguí el empeño

            de la Comisión sin embargo de la contrariedad de los tiempos, de las

            críticas circunstancias a que quedo reducida la Esquadra por los

            descalabros padecidos, y de los peligros que la amenazavan,

            confirmando por sus deposiciones quanto io tenía confirmado al Rey y

            havía expuesto a las Juntas, y así no huvo otros cargos para mi

            confesión que los mismos que havían sido reparos quando la primer

            [sic] Junta entendió en su examen, y el Ynterrogatorio fue dispuesto

            por las mismas preguntas que me havían hecho por la 2ª Junta

            precedida [sic] por Don Juan de Lángara Arismendy, acrecentadas en

            algunas cosas con reconveniencias que se havían formado

            posteriormente fundadas en mis respuestas dadas a las Juntas, con el

            fin, a lo que parece, de dar vigor a los cargos, suponiéndose culpas

            en aquello mismo que no se havían encontrado faltas. Este modo de

            procederse, haciéndose preguntas con título de nuevos cargos para

            buscar materia en las respuestas y darles vigor, es lo que jamás se

            ha visto en los Tribunales, ni puede tener egemplar porque el

            Juzgado, a quien estava cometido el examen por S.M., se f. 21 r. /

            hallava authorizado para ello, siéndolo las Juntas; y quedaron

            satisfechos y convencidos con mis respuestas sin ofrecérseles qué

            reproducir después de los repetidos escrupulosos exámenes que se

            havían hecho; y sin embargo de todo, se veen [sic] después para el

            Consejo de Guerra aumentados los cargos, y en cierto modo

            acriminados con las nuevas reconveniencias, comprovándose por ellas

            que reconocida la devilidad con que se havían dispuesto aquéllos, se

            buscaba el modo de darles algún género de regularidad que disculpase

            el que se havía tenido en los principios para hacerme parecer

            delinquente sin tener delito. Este méthodo tan inhusitado me privava

            de facultades para la justificación porque formando nuevos cargos de

            las respuestas más propias, sinceras y naturales venía a ponerse el

            asumpto en términos de no concluirse, cerrando los recursos

            regulares para sincerarme completamente de las primeras imputaciones

            dispuestas sin la solidez que convenía, y tal vez sin todo el

            conocimiento necesario de la rectitud y fundamentos de mi conducta.

                 El Consejo de Guerra quedó convencido por mi confesión de la

            regularidad con que me havía gobernado y de que no havía practicado

            cosa que no fuese conforme a la Real Ynstrucción y a lo que pedía

            las circunstancias en que la Esquadra se halló, y haviéndolo juzgado

            en este modo, el 10 de aquel mes me declaró libre de todo cargo, en

            cuia consequencia los vocales pasaron a anunciármelo con

            demonstraciones particulares de jubilo, y de desatisfación con

            particularidad, por haver visto la solidez y la facilidad con que en

            la confesión y en la exposición destruía el aparato de los cargos

            que a primera vista parecían ser de la maior gravedad y difíciles de

            desvanecer.

                 Por el correo de aquel día se pasó a S.M. el Consejo de Guerra

            con el Proceso y todos los documentos que se havían remitido f. 21

            v. / por el ministerio para formar este juicio, y haviendo sido

            público con esta determinación el convencimiento de mi justicia, no

            se dudaba que a consequencia bendría la Real aprovación declarándome

            esento [sic] de los cargos que indevidamente se me pretendían

            formar, pero aún parece que faltava otro requisito para que se

            conociese más plenamente el méthodo con que se havía procedido,

            buscando medios por donde encontrar algún motivo, aunque fuese mui

            leve, capaz de sostener aquellos primeros Ynformes que se havían

            echo al Soverano contra mi conducta y concepto. Este delito se havía

            indagado prolíficamente en la primera Junta, y no haviéndolo

            hallado, o no siendo suficiente, si acaso con poco conocimiento y

            reflexión, havían propuesto alguno para salvar con él aquel sumiso

            respeto y beneración profunda que es inseparable de los preceptos

            del Soverano; se havía ocurrido a la 2ª y 3ª, no encontrándolo

            tampoco, en éstas se havía resuelto el Consejo de Guerra, que era un

            Tribunal público con todas las authoridades y requisitos que pueden

            autorizarlo, por lo cual no debía quedar duda alguna a causa de

            suponerse en él la inteligencia, rectitud, lealtad y celo que

            afianzan la seguridad de los juicios.

                 Pasados aquellos días que son regulares, dando lugar a que

            pudiese reconocerse lo esencial del Proceso y la determinación,

            volví a repetir los oficios, solicitando la declaración de Rey, que

            debía ser el sello de mi justificación en un negocio promovido

            contra el decoro. La Esquadra havía buelto a hacerse a la vela el 20

            del propio mes, y los vocales del Consejo de Guerra iban mui

            persuadidos a quedar enteramente este asumpto terminado, pero a su

            regreso, el 20 de Septiembre, reconocieron no ser así, saviendo que

            por Real Resolución de 31 de Agosto havía mandado S.M. que se

            examinase de nuevo por el Consejo Supremo de la Guerra, y f. 22 r. /

            que se hallava entendiendo en ello. Los Consejos del Marqués de Casa

            Tilly y de Don Jossef de la Somaglia havían seguido en curso, siendo

            en la marina los primeros en que se ha visto practicado aun haviendo

            discordancia en los pareceres, como aconteció en el de Don Andrés

            Reggio en el año de 1748, pero entre aquéllos y el mío variavan las

            circunstancias por no haver pasado antes de celebrarse el Consejo de

            Guerra por los rigurosos exámenes que se havían practicado por las

            tres Juntas authorizadas, como sucedió con éste; y el ser todos los

            asuntos de él sobre que se fundavan, los que se suponían cargos

            facultativos de Náutica, maniobra y mecanismo de Marina, que para

            discernirlos, y conocer si las determinaciones tomadas y las

            provisiones dispuestas havían sido las que convenían y las más

            conformes a lo que se me estava ordenado por la Ynstrucción, se

            requería ser bien expertos, en quanto abraza esta facultad, y el

            conjunto de circunstancias que se requieren para mandar Esquadras

            que tienen distintos obgetos, haciéndolo con acierto. Mi proceso

            siguió, no obstante estas particularidades, los términos que son

            precisos en aquel superior Tribunal; fue primero al examen de los 2

            Fyscales, militar y togado, después pasó al Relator, y conocido por

            éste el extracto, se hizo la relación y en su consequencia la

            votación y la consulta que se pasó a S.M.; todo esto, a lo que tengo

            entendido, se evacuó reservadamente por haver sido la orden en este

            modo. Por conclusión de todo, el 11 de Marzo de 1782, a los 2 años y

            poco menos de 5 meses de haverse principiado, me notició por oficio

            el Director General de la Armada que con fecha de 2 del mismo le

            avisava el Señor Marqués González de Castejón que conformándose S.M.

            con el dictamen del Consejo Supremo de la Guerra me declarava f. 22

            v. / absuelto en esta causa. A estas sucintas palabras está reducida

            la satisfación de los desayres experimentados, de las

            mortificaciones padecidas y del descredito en que injustamente se

            intentó poner mi conducta; pero son las suficientes para la completa

            que Yo solicitava de que S.M. se cerciorase de haverle servido bien,

            sin faltar a cosa alguna a lo que era de mi obligación como lo tenía

            participado por mis Cartas y Diarios. Como el Consejo Supremo de la

            Guerra procedió en el examen, que hizo con la reserva que estava

            ordenado, no es posible saver el modo en que formó la Consulta con

            que S.M. se dignó conformarse, pero no queda duda que si huviese

            hallado en ello algún punto en que Yo hubiese faltado al

            cumplimiento de las Reales Ordenes, o al más perfecto desempeño de

            mi obligación, lo habría informado así, y en este caso la resolución

            de S.M. lo hubiera expresado, aun quando su benigna Real piedad,

            husando de la clemencia que le es tan propia, se hubiese dignado

            dispensármelo como falta involuntaria que no son extrañas en los

            Hombres, por lo que es de suponer que aquel Supremo Tribunal,

            procediendo con su acostumbrada rectitud y justificación, no halló

            materia sobre qué formarme cargo, ni en que tuviese cavimiento algún

            género de Dispensa, o de disimulación, sin embargo de lo que

            aparentavan los puntos del Ynterrogatorio, y que mis razones

            hicieron fuerza, conociendo por ellas la regularidad de mi conducta

            y el acierto con que procedí en el mando de la Esquadra que S.M.

            puso a mi cuidado.

                 Este último examen califica más, y más el conocimiento de que

            en mi causa no hubo más falta, ni delito, que el que figuró en

            equivocado concepto, o el poco conocimiento de la materia f. 23 r /

            quando se hizo el Ynforme a S.M. y así lo manifiestan el juicio que

            hicieron las Juntas, el del Consejo de Guerra de Generales, y para

            más authoridad, si no se tubieren por suficientes éstas, el Supremo

            de la Guerra. Mis respuestas a las Juntas están fundadas en lo mismo

            que contienen los extractos del Diario y las Cartas en que di cuenta

            al Rey al fin de la Campaña de lo acaecido en ella; mi confesión y

            mi exposición al Consejo de Guerra de Generales no dicen otra cosa

            que lo que contienen aquellas respuestas sin variar en la sustancia.

            Las Juntas y el Consejo de Guerra de Generales compusieron el número

            de 28 sugetos y el Supremo fue pleno con asistencia de los Ministros

            natos. Todo este crecido número de sugetos juzgaron mis respuestas

            concluientes y exactas. Las deposiciones de los testigos que

            declararon en el Proceso, siendo conformes a lo que expresavan mi

            Diario y Cartas corrovoraban los fundamentos de mi conducta con que

            haviéndose dispuesto los cargos sobre los reparos que S.M. hizo de

            lo que contenían mis Diarios y Cartas por el Ynforme que se le pasó,

            no era conducente para satisfacerlos completamente, ni la reserva y

            secreto que se observó en la 1ª Junta, ocultando a mi conocimiento

            con particular ciudado el de los mismos reparos, ni las repeticiones

            de Juntas, ni menos el mudarse el nombre de reparos en cargos

            formales sin justificación suficiente para ello, con todo lo demás

            que fue siguiendo; pues, desde luego, si me huviesen preguntado

            sobre ellos huviera dado las mismas explicaciones que produge, y se

            hubieran desvanecido enteramente, pero no haviéndose hecho se

            estimaron por faltas de mi conducta los que a la 1ª Junta y a mí se

            nos dijo ser reparos que S.M. havía hecho. Hubiera sido el camino

            más corto, y más propio, mandarse que se examinase en Consejo de

            Guerra, vastando para ello que fuese f. 23 v. / ésta la voluntad de

            S.M. y así se huviera evacuado con brevedad, el Rey tendría el pleno

            conocimiento que deseava en tiempo corto, y mi opinión no huviera

            padecido los desayres que ha experimentado en este largo intervalo.

            Nunca me persuadiré a que si la Soverana justificación de S.M.

            huviese llegado a comprehender desde el principio la conducta

            regular que havía tenido y los varios acontecimientos de la Campaña

            como ellos fueron, huviese dejado de aprovarla, y conocer que le

            havía servido con el maior celo y acierto.

                 Sin embargo de que mi confesión y exposición dicen en sustancia

            lo mismo que en las respuestas que di a las Juntas, me ha parecio

            para que esta colección sea completa, y se vea la conformación que

            guardan, ponerlas por principio con los documentos que en ellos se

            citan, pues siendo el fin que me mueve a ello para que mi posteridad

            encuentre un documento completo que te instruia en lo sucedido en

            este particular es mui conforme al intento que pueda lograrlo de los

            primeros pasages que se ofrecieron, de las soluciones que di a

            aquellos puntos en que se me preguntó y que no hubo más materia para

            los dos Consejos de Guerra que aquellos mismos reparos en que se

            fundó la providencia para el examen que fue cometido a las Juntas,

            conociendo al mismo tiempo la precisión de que éstas quedasen

            convencidas con mis respuestas, por no dejar advitrio para otra cosa

            la naturalidad con que se exponen las soluciones que contienen; y

            como los Archivos particulares de las familias están expuestos a

            varios incidentes de extravío de Papeles, quemas, polillas, y otros

            por donde en el transcurso del tiempo se pierden, he determinado

            destinar esta Copia para la Biblioteca de San Acasio de Sevilla,

            donde mis sucesores podrán verla, enterarse en su contenido, y sacar

            de ella f. 24 r. / las copias que quisieren, con tal de que para

            ello, ni con otro algún motivo, pueda sacarse de allí ésta, que

            firmo, y sus ojas ban numeradas y firmadas para que en este modo no

            se puedan mudar ni substraer.

                 Real Ysla de León y Noviembre 16 de 1782.

            Antonio de Ulloa f. 24 v. /

              

                La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa      

           

                        Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander

                        Central Hispano 1999-2000

           

 

 

     La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

           

           

           

            Puntos que se me comunicaron por la Junta de Departamento y mis

            respuestas.

                 Muy Señor mío: Con fecha de oy me noticia V.E. que no pudiendo

            deducirse de los Diarios respectivos las razones que tube para

            cruzar fuera de la vista del Cuervo y Flores, al O. de estas Yslas,

            ni todos los motivos que tube para sólo cruzar el tiempo de 9 días,

            necesita la Junta que le informe sobre estos dos puntos.

                 Al 1º correspondo diciendo que los motivos que tube para cruzar

            fuera de la vista del Cuervo y Flores a la parte del O. de ellas,

            fueron que iendo en su demanda desde el 6 de Septiembre, quando la

            grave avería del Gallardo pudo en lo aparente contenerse, los

            vientos estubieron por la parte del S. rodando entre el SSE. y el

            SSO. y no dieron lugar para hacer la recalada sobre estas Yslas,

            como lo intentaba, sino algo más al O.; iendo en demanda de estas

            Yslas, el 11 se apareció una Fragata enemiga que fue preciso

            seguirla al rumbo que tomo al O. y después al S.

                 Haviendo dejado la caza el día 12 y estando en 32 grados 36

            minutos, tube por conveniente ganar a los 32 grados 55 minutos por

            ser el Paralelo que trahen las Embarcaciones que vienen de América

            en Berano y el que frecuentan los corsarios que cruzan contra ellas,

            como lo acreditó la Fragata a quien di caza, y para conseguirlo se

            aprovecharon los vientos en quanto lo permitieron; puesto en aquel

            Paralelo, el día 14 volví a governar en demanda de las referidas

            Yslas, conservándolo con corta diferiencia de minutos en la forma

            que lo tenía dispuesto en el parage de reunión de 17 de Agosto.

                 Del 16 al 17, con viento NNE. y ESE. flojo, navegó hasta f. 1

            r. / los 40 grados 19 minutos y medio por no descaecer para el S. y

            para reconocer si la Fragata Magdalena, después de su separación del

            San Julián, se hallava por allí. En aquel día 16 me considerava 18

            leguas al O. del Cuervo por su Paralelo.

                 El 18, al anochecer, estando mui inmediato a la Ysla del

            Cuervo, aunque no se avistó por estar ofuscado el orizonte, resolví

            dejar el Crucero y volver a España por los motivos que explicaré en

            el punto 2º, y en este modo no hubo proporción para cruzar en las

            inmediacione de aquellas Yslas, ni para repetir desde ellas el ir al

            O. por su Paralelo.

                 Al 2º punto digo que el 3 de Septiembre, haviendo tenido el

            Navío el Gallardo dos acrecentamientos de Agua extraordinarios sobre

            la que descubrió la noche del 15 al 16 de Agosto siendo ya de 11 a

            12 pulgadas por ora, fue forzoso suspender el viaje en el parage que

            ocurrió esta novedad para examinar la causa de ella y lo que

            convenía practicar, y aunque hecho el reconocimiento con todas las

            formalidades y la prolijidad que convenía, se vio que el daño era

            irremediable por depender del juego y pudrición de sus principales

            maderas de la Proa; hice practicar aquellas diligencias que me

            parecían convenientes para contenerla en algún modo, y conseguido

            esto por medio de las cevaderas estopeadas que se le aplicavan

            subcesivamente por la Proa, de havérsela aligerado quitándole

            algunos cañones de ambas vaterias y también los correspondiente de

            Popa, de haverlo atortorado de Popa a Proa, se logró lo que se

            deseava en parte, y haviéndole ministrado [sic] 100 Hombres más de

            Tripulación que se sacaron de los otros 3 Buques, 2 Bombas de las

            suias con algunas otras cosas, resolví continuar al destino para dar

            cumplimiento en el modo posible a la Real Orden de S.M. y para

            solicitar la Fragata Santa Mónica, que debía estar a la vista f. 1

            v. / del Cuervo en el parage que tenía señalado para reunión.

                 La noche del 10 al 11 de Septiembre el Gallardo se halló en el

            maior peligro por el extraordinario aumento de Agua que le sobrevino

            con el 3er temporal del NO., siendo tanto que consentí que no

            amaneciese. Este nuevo incidente me hizo conocer la necesidad

            urgente de no postergar más tiempo la resolución de dejar aquellos

            parages, y Mares tormentosos, para conducir a España el Navío, si

            fuese posible que llegase, pues aún se dudava, y que ésto fuese con

            la maior brevedad.

                 El 18, al concluir la tarde, se llamó el viento al SO. y fue

            tomando fuerza; el exponer aquel Buque ha hacer capa en la noche, o

            a permanecer trincado en vordos con viento y mar recio, era

            demasiada imprudencia, y aun tocava en temeridad exponiéndolo al

            peligro en que havía estado 8 días antes, y aun maior por el más

            juego que sus maderas havían tomado desde aquella noche, y juntas a

            ésta sería consideración otras varias sobre el estado en que la

            Esquadra se hallava, faltándole la verga maior al Fénix, y por

            consequencia no tener aparejo en medio aun con vientos moderados

            para sostenerse a varlovento; estar el Diligente sin vergas de

            Gavia, con copia crecida de Enfermos escorbúticos, mui escasos de

            víveres y dietas, sucediendo a corta diferencia otro tanto en los

            otros dos, Fénix y Gallardo. No havía advitrio para subsistir más

            tiempo en aquel parage, no siendo tampoco proporcionado remediar

            estos grandes daños, y sobre todo el del Gallardo, en alguno de los

            Puertos de aquellas Yslas, como me lo prevenía la Ynstrucción, a

            causa de no ser Puertos sino surgideros en costas aviertas, donde es

            preciso estar con las maniobras en la mano para ponerse a la vela al

            instante que el viento rodea por la travesía; después de haverlo f.

            2 r. /intentado con menos reflexión el Gallardo nunca huviera podido

            volver.

                 Estos son los motivos que tube para no permanecer más tiempo en

            aquel Crucero, y creo que fueron mui vastantes, pues la prueva que

            hice con aquel Navío después de lo reconocido el día 3 me dio

            vastantes motivos de arrepentimiento de haverle expuesto al peligro

            que estuvo por efecto de mi buen celo y de desempeñar completamente

            el encargo que S.M. se sirvió poner a mi cuidado. Dios guarde a V.E.

            muchos años. Ysla de León y Junio 14 de 1780. Señor Don Juan de

            Lángara.

            2º Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con fecha de 15 me dice V.E. que la

            Junta de Departamento encargada de aclarar varios puntos en razón al

            último mando que tube, desea que le informe la causa por que iendo

            arrivado desde el amanecer de la singladura del 11 al 12 de

            Septiembre, para incorporar los Buques separados en la caza, hice

            ceñir el viento antes de haverla conseguido y más haviendose

            advertido fogonazos aquella noche, que indicavan el alcance de la

            Fragata perseguida.

                 Brevemente responderé a esta pregunta o cargo, que devería

            hacérsele al subalterno que ovedecía y no al Comandante que mandava.

            El 12 al mediodía, estando en 39 grados 36 minutos, 20 minutos ó 7

            leguas al S. del Paralelo del Crucero, hice ceñir el viento con el

            fin de restituirme a él, por estar señalado en el Paralelo de 40

            grados, 15 minutos más N. o más S., egecutándolo así para no

            desampararlo ni ir más S., cuio caso sería más dilatado volverlo a

            tomar, y en este intermedio peligravan las Embarcaciones que

            pudiesen llegar de América, no haviendo en él quien persiguiese a

            los contrarios ni, f. 2 v. / quien auxiliase aquéllos en caso de ser

            acometidas por alguno.

                 Con esta mira limité el corso por la parte del S. a 8 leguas y

            al mediodía del 12 [el] San Julián se hallava en 39 ó 22 que son de

            13 a 14 leguas al S. y la Magdalena, que correspondía al SO. de él,

            debía estar algo más distante.

                 Por esta razón, y por la de haverme visto y reconocido mi

            maniobra, debí suponer que los Buques separados volviesen a

            incorporárseme, con más promptitud la Magdalena que el San Julián y

            Diligente por ser de más vela y más varlovento sin comparación, pues

            lo mismo que le favoreció para alejarse hasta perderse de vista del

            Fénix, debía serle ventajoso para adelantarse a los otros, siendo

            este juicio tan fundado que, haviéndose incorporado el Diligente,

            que es Navío zorrero, y el San Julián, de corta vela, no havía razón

            para dudar que lo hiciese una Fragata que tenía acreditada su

            ligereza en la misma caza. El Fénix andava poco a volina y descaecía

            bastante, no pudiendo husar del aparejo del medio; con este

            conocimiento empezó a ceñir el viento a las 12, persuadido a que la

            Fragata debiera ser la primera que se me incorporase, y esto antes

            de llegar al Paralelo del Crucero, pero no haviendo succedido así,

            debe atribuirse a mala maniobra de su Comandante, que no sólo no se

            incorporó conmigo, pero se separó del Navío San Julián, con quien

            estubo incorporada todo el día 12 y 13, y por esto digo que este

            cargo a quien se lo debe hacer es a su Comandante, que no practicó

            lo que los dos Navíos ni observó las órdenes que tenía en la

            Ynstrucción de no seguir la caza para el S. más que la distancia de

            8 leguas, pues si lo hizo llevado del ardor de vatir la que

            perseguía, debía premeditar si era posible conseguirlo en término f.

            3 r. / que el Navío San Julián, en caso de verse apurada, la

            auxiliase, y en este modo era preciso haverla rendido y tomado.

                 Yo practiqué en esta ocasión, como en todas, lo que me pareció

            más propio para el desempeño de mi encargo, aprovechando los

            instantes como era debido. Dios guarde a VE. muchos años, su más

            seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de

            Lángara.

            3º Muy Señor mío: Con fecha de 19 me avisa VE. que necesitando la

            Junta de Departamento más clara noticia de los motivos que tube para

            no dar vista a las Yslas del Cuervo y Flores, siendo así que por

            Real Orden estava mandado reconocer el intermedio de ellas a las

            Terceras, me lo avisa VE. para que le pase la expresada noticia para

            inteligencia y govierno de la misma Junta.

                 A esta pregunta satisfacen por mí por los hechos, tales son la

            Derrota que di para conducirse la Esquadra a las Yslas del Cuervo y

            Flores, los parages de reunión al N. y a la vista de la Tercera y al

            O. del Cuervo y Flores de 7 a 8 leguas distante de ella, la

            descuvierta de la Tercera el día 26 de Agosto y el haver buelto al

            Paralelo de los 40 grados el 30 y 31, y si en los días 1º y 2º y 3º

            de Septiembre subió alguna más latitud fue con el fin de reconocer

            aquel espacio de Mar para asegurarme si en él estavan los 4 ó 5

            Navíos y las Fragatas que se me indicaron por la Real Orden, pues

            del que media entre los 40 grados para el S. y 20 leguas al O. del

            meridiano de la Tercera estaba ya reconocido no hallarse. f. 3 v. /

                 Evacuada esta diligencia el día 3 a las 5 y media de la mañana,

            volví del vordo del S con viento ONO. para continuar después

            corriendo el Paralelo de los 40 grados al O. en demanda del Cuervo,

            pero a las 9 y media sobrevino el accidente extraordinario de los

            aumentos de Agua del Gallardo, que interrumpieron la navegación que

            hacía, y esto duró hasta el día 6 a causa de los reconocimientos y

            de las distintas providencias que fue preciso dar para disminuir el

            peligro que amenazava a aquel Buque, siendo necesario mantener la

            Esquadra al Payro lo más del tiempo. Quando esto se evacuó el día 6,

            los vientos estavan por el 2º quadrante, y con ellos,

            aprovechándolos todo lo posible, volvió a viajar la Esquadra a los

            40 grados pero esto fue al O. de las Yslas donde debía estar el

            Crucero.

                 Sobrevino el 2º peligro del Gallardo la noche del 10 al 11, y

            siendo de tanta gravedad que se consideró perdido; y a éste la caza

            de una Embarcación enemiga el 12, fue forzoso retroceder de la

            Derrota que se hacía en demanda de la Ysla para darle caza;

            últimamente, el 18, estando mui inmediatos a ellas por todas las

            señales y por hallarse cumplidos todos los puntos en la corta

            distancia que ay de la Tercera a las del Cuervo y Flores, al

            terminar la tarde se llamó el viento al SO. con vastante fuerza y

            levantó mar, lo que me obligó a ceder en el empeño de ver las Yslas,

            atendiendo principalmente a evitar el riesgo de aquel Navío, que no

            se hallaba en estado de hacer capa en la noche, ni de vordear

            ciñendo el viento siendo éste de fuerza.

                 No juzgué de la maior necesidad la vista de aquellas Yslas,

            haviendo reconocido la Tercera, mediante lo qual estava mui seguro

            de cruzar en el verdadero parage del crucero en la avenida de las

            Embarcaciones que llegan de América, y por consiguiente donde debían

            estar los corsarios enemigos y los Navíos f. 4 r. /de Guerra que la

            Real Orden me prevenía; caso de subsistir por allí, pero siempre que

            lo huviera podido conseguir sin exponer aquel Navío, lo huviera

            egecutado, y esto sin embargo de estar en la inteligencia de no

            prevenirme en la Real Orden como circunstancia esencial, siendo

            conveniencia propia para saver con toda puntualidad la distancia que

            la Esquadra quedava de ellas en la noche, pero como por los motivos

            dichos era preciso restituirme a España, era ya menos importante

            esta diligencia.

                 Nunca debí esperar que sobre este particular, como sobre ningún

            otro de lo contenido en el Diario de operaciones de la Campaña,

            pudiera dudarse de haver hecho quanto correspondía al desempeño más

            completo de mi comisión, mucho menos que se intensase formarme

            cargo, pues si alguno pudiera tener cavimiento debía serlo el

            haverme empeñado en cumplirla después de haver experimentado los

            descalabros que tubo la Esquadra con el primer temporal: el Fénix

            sin vergas maiores, teniendo rendidas las dos, sin poder husar [sic]

            del aparejo del medio; el Gallardo amenazado de irse a pique a cada

            momento con la caveza del timón maltratada; el Diligente sin vergas

            de gavia, haviéndosele roto todas, con copia de enfermos y a media

            ración de vizcocho desde el 8 de Septiembre, que en qualquier

            tiempo, y mucho más en las críticas circunstancias de la Guerra son

            de la maior gravedad, y pedían pronto recurso, para ponerse en salvo

            uno, avilitar los otros, y poner el todo de la Esquadra a

            disposición de desempeñarse. Por el contrario de practicarlo así,

            seguí con empeño la comisión, solapadas las distintas vías de Agua

            de aquel Buque con cevaderas estopeadas, que desfiguravan su Proa,

            porque a la verdad la tenía emplastada, desentendiéndome del mucho

            juego que se havía reconocido en sus maderas principales, y de la

            pudrición de quasi toda su Proa y Sobrequilla. f. 4 v. / Enrruecadas

            las vergas maiores del Fénix quasi de peñol a peñol, empalmadas la

            de Gavia del Diligente de los trozos que se recogieron de las rotas,

            y en este modo, por efecto de mi celo y de mis deseos de desempeñar

            el encargo, quando devía llevarla a Puerto, la conduge a buscar los

            enemigos por todos los parages donde era regular que estubiesen;

            crucé por aquellos mares tormentosos, y finalmente, después de

            haverlo concluido, le conduge al Rey al Puerto un Navío que estava

            más dispuesto para irse a pique que para navegar. Ysla de León y

            Junio 27 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de VE. su más seguro

            servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de Lángara.

            4º Muy Señor mío: Con fecha de 22 me previene VE. lo siguiente:

            «Entre los puntos que de orden del Rey debe aclarar la Junta de

            Departamento en razón al último mando de V.E., se halla vajo el nº

            5º el del thenor siguiente:»

                 «La Fragata Santa Mónica se separó de la Esquadra el 15 de

            Agosto, y según Carta de su Comandante, Don Manuel Núñez Gaona,

            previniéndosele en la Ynstrucción dada por Don Antonio de Ulloa, que

            en tal caso se fuese a las 24 horas de separación a reconocer la

            Ysla Tercera, se mantubiese sobre ella a vordos cortos otras 24

            horas, y seguidamente pasase al Paralelo de 39 grados 30 minutos, de

            7 a 8 leguas al O. del Cuervo y Flores, a cuio parage se devía

            recalar. Respecto a ser el de su destino, se dirigió dicha Fragata,

            en su cumplimiento, a la Tercera, que logró avistar el 20 del mismo

            mes a unas 10 leguas, donde se mantuvo cerca de 3 días, hasta que

            los vientos la permitieron el 24 ir al Cuervo, avistando el 26 la

            Graciosa, y el 28 el Fayal a distancia de 8 a 9 leguas persiguiendo

            a f. 5 r. / un corsario enemigo que daba caza a una Embarcación

            española; y el día 14 de Septiembre, 13 leguas al E. de Cuervo y

            Flores, fue apresada esta Fragata por otra enemiga sin haver logrado

            en el discurso de un mes menos un día de su separación encontrar la

            Esquadra, ni podido adquirir noticia de ella, pues tampoco la havían

            visto la Saetia Cathalana San Pedro y San Antonio procedente de

            Buenos Ayres, que recaló el 23 de Agosto sobre el Cuervo, ni un

            Paquevote Portugués que venía del Brasil, y en el propio día 23 pasó

            por el S. de la Ysla de Santa María, a los quales reconoció la

            Fragata; bajo estos antecedentes, ¿qué diligencias hizo Don Antonio

            de Ulloa para la incorporación de ella en tanto tiempo, si la

            Esquadra no la halló en el parage de su separación, y por qué no se

            dirigió, como lo hizo la Fragata, a la Ysla Tercera, que era el

            primer punto de reunión, y seguidamente al O. del Cuervo, de 7 a 8

            leguas, a cuio parage expresava la misma Ynstrucción se devía

            recalar; y pudo practicarlo, pues lo hizo la Fragata el día 24, con

            lo que no sólo habría evitado su pérdida sino, acaso logrado,

            encontrar también al corsario enemigo que persiguió la Fragata y a

            la otra Ynglesa que la vatió, y proporcionándole tomar ambos Buques;

            a cuio cargo deberá responder este General, y explicar el uso de

            dicha Ynstrucción y prevenciones, y cotejarlo todo la Junta con los

            Diarios y quanto conciva propio para que este asumpto quede

            aclarado?»

                 «Y resultando del mismo punto la precisión de que VE. responda

            a su contexto, y explique el huso de su Ynstrucción y prevenciones,

            espera la Junta se sirva V.E. practicarlo con la brevedad posible.»

            Esta pregunta contiene varios puntos, pero todos fundamentado en el

            supuesto de haver acudido la Fragata Santa Mónica a los parages de

            reunión que tenía señalados para los Buques de la Esquadra que se

            separasen, y no haverla f. 5 v. / encontrado, como tampoco la vieron

            las otras 2 Embarcaciones de que hace mención el Comandante de la

            Fragata en su Carta. Esto es muy de acaecer quando no concurren en

            un mismo tiempo en el parage señalado, interviniendo causas que lo

            embaracen. Los extractos que pasé al ministerio para que se diese

            cuenta a S.M. de los acaecimientos de la Campaña, vientos y tiempos

            que reinaron, y de la descuvierta de la Ysla Tercera lo explican

            todo, pero atento a no haver sido suficiente para que se

            comprehenda, extenderé aquellas mismas noticias a fin de que la

            Junta se entere mejor y reconozca que las medidas más premeditadas

            de los que mandan se inutilizan por muchos modos, y entre ellos,

            quando se falta a alguna de lo que contienen por los que deben

            ovedecerlas.

                 La Fragata Santa Mónica, separada de la Esquadra de mi mando la

            noche del 15 al 16 de Agosto, pasó a la Ysla Tercera y le dio vista

            el 20 a la distancia de unas 10 leguas, hasta que los vientos le

            permitieron el 24 ir al Cuervo, avistando el 26 la Graciosa.

                 La Esquadra de mi mando avistó el 26, a la 1 y media del día,

            la Tercera a la distancia de 8 a 10 leguas, y así, quando la Santa

            Mónica se hallava a la vista de la Graciosa, la Esquadra estava a la

            de la Tercera, dividiéndolos sólo un espacio de Mar de 8 leguas,

            esta corta distancia vastó para que no se incorporasen entonces. La

            Fragata avistó el día 20 la Tercera y la Esquadra no pudo hacerlo,

            aquélla era Fragata ligera respecto a la Esquadra, y navegava sola,

            sin otro cuidado ni atención que el de su propio Buque; por el

            contrario, la Esquadra se componía de 5 Buques entonces, unos de

            menos velas que otros, siendo a éstos a los que se havía de medir el

            andar del resto, y los incidentes sobrevenidos a cada uno de rotura

            de vergas, rifadura de velas, que no f. 6 r. / dejavan de ser

            vastante frequentes, la detenían toda; así, los motivos de detención

            que la Fragata tenía, como una, la Esquadra los experimentava como

            5, pero no fue esto sólo lo que la postergó aquellos 6 días, sino la

            diligencia de irla a solicitar a ella al parage donde se havía

            quedado la noche del 15, y la necesidad de hacer Pairo todo el día

            17 y parte del 18 para componer las dos vergas maiores del Fénix,

            que estavan rendidas por varias partes, por esto hasta el 19 al

            mediodía no volvió a ponerse en la longitud que estubo el 15 a las 8

            de la noche, que era 4 grados y medio al E. de la Tercera, el 21 fue

            calma quasi todo él, el 22 flojo de volina, y vastantes oras por la

            Proa para adelantar al O., por cuia parte permaneció hasta el 25 al

            amanecer; con que la Esquadra no tuvo proporciones para hacer más

            diligencias de la que practicó, y aprovechó los vientos quanto fue

            posible, tanto con el fin de solicitar la Fragata en aquel primer

            parage de reunión como con el de llegar con la maior brevedad al

            destino del Crucero, para que no se incorporase en el 2º parage de

            reunión; el mismo Cargo, diciendo que fue apresada el 14 de

            Septiembre 13 leguas al E. del Cuervo y Flores explica la razón y

            hace mi apología, porque siendo aquél al O. de estas dos Yslas de 7

            a 8 leguas, nunca podía encontrar la Esquadra por la parte del E. de

            ellas, que era la opuesta.

                 El Cargo dice que el 20 de Agosto avistó la Ysla Tercera a unas

            10 leguas, donde se mantuvo cerca de 3 días, hasta que los vientos

            le permitieron el 24 ir al Cuervo, avistando el 26 la Graciosa, y el

            28 el Fayal a distancia de 8 a 9 leguas, persiguiendo a un corsario

            enemigo que daba caza a una Embarcación española, y que el 14 de

            Septiembre fue apresado 13 leguas al E. del Cuervo y Flores.

                 En esta relación se ofrecen f. 6 v. / reparos de consideración.

            Hasta el 23 de Agosto estuvo a la vista de la Tercera, el 24 fue al

            Cuervo y Flores, que dista de aquélla por lo menos 50 leguas, pudo

            hacerlo, pero era preciso que el viento fuese muy bueno, cosa que la

            Esquadra no logró mas que la noche en que se le separó; pero

            haciendo esta Derrota ¿cómo el mismo 23 no dio vista a la Graciosa,

            que sólo dista de la Tercera de 8 a 9 leguas?, ¿cómo estando el 24 a

            la vista del Cuervo no pasó a la parte del O. de aquella Ysla, según

            le estava prevenido en la orden del parage de reunión para ponerse

            al O. entre las 2 en los 39 grados y medio, señalándose esta latitud

            por la variedad que tienen las cartas en la situciación de las 2

            Yslas?, ¿cómo del Cuervo y Flores el 24 retrocedió acia el E. para

            dar vista a la Graciosa el 26, en cuia mediación havía estado desde

            el 20 al 23? Ultimamente, desde el 28 de Agosto hasta el 14 de

            Septiembre, que fue apresada, ¿dónde estuvo que no pasó al parage de

            reunión, pues se hallava 13 leguas al E. de Cuervo y Flores?. De

            todo lo qual se concluie que nunca era posible la incorporación, no

            explicando la relación del Comandante de aquella Fragata haver

            estado en el parage que le tenia prevenido, y, por tanto, a quien

            corresponde responder a esta duda será al Comandante de la Fragata,

            no al de la Esquadra, que le dio Ynstrucciones suficientes para que

            procurase no separarse y para incorporarse quando no lo pudiese

            evitar.

                 La Esquadra, después de reparados en el modo posible los graves

            quebrantos que experimentó, y con particularidad el del Navío

            Gallardo el 3 de Septiembre, se puso en el Crucero desde el 10, y

            empeñada en la caza de una Fragata enemiga quando iba en demanda del

            2º parage de reunión de la Santa Mónica, estando mui cerca dél, le

            fue preciso seguirla primero al Oeste, y después al S. Concluida la

            caza el 12, volvió a hacer f. 7 r. / diligencia de ganar el Paralelo

            del Crucero con vientos contrarios, que no se lo permitieron con la

            brevedad que lo apetecía, y era regular los días del 14 al 18, que

            fueron los más favorables, corrió 2ª vez en demanda del Cuervo y

            Flores, y el último hizo 50 millas ó 17 leguas por el Paralelo 39

            grados 43 minutos seguido [sic], haviéndolo determinado así porque

            faltando para entonces también la Magdalena, que se separó en la

            caza, desde este Paralelo descubría al S. de 5 a 6 leguas y se

            avistava otras 5 al N., dentro de cuios términos estavan los dos

            parages de reunión señalados para las 2 Fragatas, y algo más, por

            ser éstos en los 39 grados 30 minutos el uno, y en los 39 grados 55

            minutos el otro, de suerte que la línea que iba formando distava 4

            leguas de los 2 señalados Paralelos, y 7 y media más por ambas

            partes; en esta forma llegó la Esquadra hasta la cercanía de las 2

            Yslas aquella tarde, sin descubrir ni las Embarcaciones propias que

            solicitava, ni alguna otra extraña. Las propias no podía hallarlas

            porque la Santa Mónica, según lo expresa el Cargo, no estuvo al O.

            del Cuervo y Flores, puesto que fue apresada el 14 al E. de ellas,

            lo que no hubiera acaecido si, efectivamente, huviese estado y

            mantenídose allí, porque se huviera incorporado sin peligrar

            mediante que desde el 10 al 18, que crucé en aquellos mares, no

            encontré más Embarcaciones enemigas que la que di caza. Tampoco

            podía avistar a la Magdalena por las razones que tengo expuestas en

            el punto donde se trata de esta Fragata.

                 Mediante estar declarado por la relación del Comandante de la

            Santa Mónica el parage donde estuvo mui diverso del que le señalé

            para reunión, y que allí fue apresada, no haviendo estado, o

            permanecido, en el otro, la causa de su pérdida está en él, siendo a

            quien pertenece dar la explicación sobre el huso de la Ynstrucción,

            y precauciones, que di a toda la Esquadra. f. 7 v. /

                 Es digno de reparo que esta Fragata estuviese en un propio día,

            que fue el 23 de Agosto, a la vista de la Tercera, a la del Cuervo y

            a la de Santa María, en cuios 2 últimos parages habló con un

            Paquevot Portugués que venía del Brasil, y con la Saetia Cathalana

            San Pedro y San Antonio procedente de Buenos Ayres; ésta recaló

            sobre el Cuervo, y aquélla al S. de Santa María, a los quales

            reconoció. Por la contradición que ay en ellos debe suponer que en

            las fechas se padecerá alguna equivocación, y sólo diré de paso ser

            extraño que solicitase la Esquadra al S. de Santa María, pues para

            que hablase con el Pacabot [sic] Portugués era preciso que fuese

            allá, teniendo dada Derrota conforme a la Real Orden para ir en

            derechura al Cuervo y Flores, que es mui distinta de la de aquella

            Ysla.

                 En el Cargo se tiene por extraño que en el término de un mes

            menos un día de la separación de la Fragata no huviese dejádose ver

            la Esquadra al N. del Cuervo, al S. de la Ysla Santa María, pero si

            se repara en los tiempos, y en los accidentes sobrevenidos, se verá

            haverse detenido 4 días en buscarla y en remediar las averías del

            Fénix, igual número en la gravísima del Gallardo, sin otras

            detenciones inevitables en la generalidad de los vientos por la

            Proa, o ventolinas los más de los días, cuios accidentes nada

            extraños en la navegación son otros tantos motivos de retardación,

            que en las Esquadras se multiplican a proporción de maior número de

            los Buques.

                 Por todo lo que dejo expuesto, y principalmente por la relación

            del Comandante de la Fragata se convence no poder deducirse Cargo

            alguno contra mí, mediante que no observó las órdenes que le tenía

            dadas, ni para evitar la separación, cuia copia acompaño con ésta,

            ni para incorporarse después de haver sucedido, pues los Comandantes

            Generales de las Esquadras responden del govierno de ellas y de la

            observancia f. 8 r. / de las órdenes que distribuien para este fin

            los subalternos, como también de sus faltas. Dios guarde a V.E.

            muchos años. Ysla de León y Junio 27 de 1780. Excmo. Señor. Beso la

            Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo Señor.

            Don Juan de Lángara.

            7º Excelentísimo Señor. Muy Señor mío: Con fecha de 19 me dice V.E.

            «que la Junta de Departamento, en continuación del examen en que

            está encargada sobre la Comisión del Corso que tube últimamente

            sobre las Yslas Terceras, necesita le exponga quanto le ocurra en

            razón a los 3 puntos que contiene el oficio.»

                 Para la maior claridad lo practicaré con separación. El primero

            es en esta forma:

                 «Era el obgeto de su Comisión perseguir a los Enemigos y

            proteger al Comercio. Avistó el día 22 de Agosto una Fragata de 28

            cañones que dice tubo por la Astrea, pero no hizo la diligencia que

            era de su obligación para reconocerla con certeza si era la Astrea,

            como formó concepto, para protegerla, agregarla a la Esquadra o

            llevarla a uno de los puertos de las Yslas, si por su largo camino

            necesitava de víveres u otra cosa, y volver por ella, para cuias

            causalidades y urgencias es dicho tenía orden del Rey, y si no para

            vatirla, y apresarla, pues ya conocía era era Buque de Guerra, y es

            contra toda regla, y conducta de corso no haverla hecho dar caza

            para asegurarse que Embarcación era, maiormente quando se infiere de

            los Diarios no era la Astrea y que dejó ir esta Embarcación sin

            cumplir el obgeto de su Comisión.»

                 En respuesta a este cargo o pregunta digo, con el respecto y

            beneración que es tan debida, no corresponder al honor con que

            siempre f. 8 v. / he servido y tengo acreditado en muchos servicios

            señalados antiguos y modernos que he hecho a S.M., suponerse que

            degé ir aquella Embarcación sin darle caza y reconocerla, pudiéndolo

            hacer, no teniéndose presentes, para juzgarlo así, las

            circunstancias que concurrieron, y se hallan expresadas en el

            extracto de la descubierta de las Embarcaciones hechas por la

            Esquadra durante la Campaña, que pasé a manos de S.M., en el qual

            explico que a las 5 y 15 minutos de la tarde se descubrió una vela

            en el tercer quadrante, esto es, a varlovento de la Esquadra, por lo

            qual, y por estar mui adelantada la tarde, no se destacó uno de los

            Buques a seguirla a causa del riesgo de que quedase separado en la

            Noche; no estubo tampoco en proporción de poderle hacer señales de

            reconocimiento por la mucha distancia, sin embargo, se hizo juicio

            que podía ser la Astrea.

                 Estas circunstancias, consideradas con la atención que

            corresponde, explican sobradamente que tube deseo de darle caza,

            pero que al hallarse mui a varlovento y el estar la tarde tan

            adelantada, que iba a terminar el día, fueron impedimentos que

            graduó de más consequencias, que el dejarla de practicar destacando

            alguno de los Buques de la Esquadra para hacerlo, y también dan a

            entender haver impedimento para practicarlo de pronto con toda la

            Esquadra.

                 Siempre debe suponerse que el que obra en qualquier asunto que

            tiene a su cargo con regulares luces y conocida conducta, reflexiona

            con presencia de las circunstancias que concurren en los asumptos

            que le ocurren, las consecuencias a donde deban ir a terminar sus

            resoluciones; y que al que discurre sin tener presentes los lances,

            por no hallarse en ellos, no se le ofrecen fácilmente las

            dificultades y inconvenientes que a aquél por el mismo hecho de

            mirarlos de distancia, donde no se perciven los perjuicios con la

            fuerza que tienen en sí.

                 La Embarcación se descubrió, f. 9 r. / como está dicho en el

            extracto, a las 5 y quarto de la tarde, el viento era por O. de 3

            millas, la Esquadra se hallava en la latitud de 41 grados y 10

            minutos, bolvía a la parte del E. de la Ysla Tercera, que no se

            descubrió hasta el 26; la Embarcación descubierta acía Rumbo acia la

            parte del E. pero sin poderse determinar el que seguía. En aquel día

            se completavan dos meses de la salida de la Esquadra de Cádiz, y aún

            no havía llegado al parage de su destino, donde debía tener el

            crucero y hacer el Corso en las inmediaciones de las Yslas del

            Cuervo y Flores, en la avenida de las Embarcaciones que regresan de

            América, y en donde por esta razón es regular esperar las

            Embarcaciones enemigas para apresarlas. En aquella hora se hallava

            al Payro, haviendo acavado de dar alcance a la Urca Santa Ygnes, que

            aún no se havía reconocido, ni asegurádose todavía que fuese ella.

            El vote del Fénix acavava de ponerse en el Agua, se estava armando y

            esquifando con toda diligencia para que pasase el oficial de órdenes

            de la Esquadra a su vordo, y que pudiese regresarse lo más breve que

            fuera posible. Este conjunto de circunstancias fue el que embarazó

            que diese caza a aquella vela, pues no era posible practicarlo sin

            exponerse a alguno de los inconvenientes de separarse la Esquadra y

            que con este accidente se dilatase el viaje al parage del destino, o

            de dejar sin reconocer la Embarcación que se acavava de darle

            alcance, si para estar aquél intentava seguir la otra con toda la

            Esquadra.

                 La vela avistada distava de la Esquadra como 6 leguas a aquella

            hora, pues se descubría sólo el tope, y las más de esta distancia la

            tenía a varlovento; sólo faltava como una hora de Sol para terminar

            el día, tiempo mui corto para poderle entrar competentemente de modo

            que se llevase a la vista en la noche, como que en una hora es

            savido, lo que se le podía adelantar a una Embarcación de regular

            andar en varlovento que con viento de 3 millas f. 9 v. / no llegaría

            a una, y sería ir mui a tientas intentar seguirla en la noche sin

            verla ni conocer el rumbo que hacía, como que a poco rato de haverse

            puesto el Sol no se vio más, con que era emprehender una cosa con

            ciencia fija de no ser asequible, que es lo que determinó con juicio

            marinero por el viento, la distancia, el rumbo que hace la

            Embarcación que se intenta perseguir y la hora del día.

                 Por esta causa, atendiendo siempre a cumplir la orden del Rey

            de pasar al parage donde debía ser el crucero con la brevedad

            posible, practiqué lo mismo el día 24 con otra Embarcación

            descubierta a las 5 y media de la tarde, la qual haviéndose seguido

            por toda la Esquadra con el viento ONO. flojo de sólo una milla, y

            estando ella al SSO. a las 6, hice que se retirase la Fragata

            Magdalena, que se hallava la más adelantada, para que se

            incorporase, evitando el peligro de que en la noche se separase. La

            Esquadra siguió el mismo rumbo que llevava acia la vela, pero al

            siguiente día no la descubrió.

                 Semejantes diligencias pueden practicarse en la noche quando

            los Buques avistados se pueden poner en el día en distancia de

            llevarlos a la vista, o quando se está en algún parage determinado

            haciendo el corso, que no ay inconveniente en emplear el tiempo en

            ello, ni sotaventarse de la Derrota que se lleva, por no hacer rumbo

            determinado a donde se deba ir, lo que no sucedía en este caso

            porque el asumpto principal era hacer rumbo a las Yslas del Cuervo y

            Flores, como queda dicho.

                 La orden, sin duda con consideración a estos atrasos, y al

            maior que podía ocasionar la separación de alguno de los Buques,

            como ya se havía experimentado con la Santa Mónica la noche del 15

            al 16, no me ordenava que en el viaje de ida fuese haciendo el corso

            en toda forma y extraviando camino f. 10 r. / quando fuese preciso

            con este motivo, así como me lo ordenó expresamente para el de

            regreso hasta Cádiz, pues de no ser así el viage no huviera tenido

            fin, a causa de que en el parage por donde transitavan las

            Embarcaciones que del Mediterráneo y costas de España y Portugal ban

            para el N. o al contrario, subcesivamente se avistan algunas, y de

            haver de dar caza a todas, y de reconocerlas, difícilmente huviera

            podido salir la Esquadra de aquellos parages, ofreciéndosele a cada

            instante nuevos motivos de detención que le impidiesen ir a su

            destino, siendo esto lo que me obligó a suspenderlo en las que

            aparecían extraviadas de la Derrota.

                 En prueva de ello no escusaré decir lo que sucedió en dos

            embarcaciones que se siguieron, entre otras, que se avistaron el 31

            de Julio a la 1 y media de la noche. Con la claridad de la Luna se

            descubrieron 2 velas por el 2º quadrante, se les dio caza, se

            alcanzaron a las 4 de la mañana, se reconocieron que después de

            haver perdido la media noche y parte de la mañana en esta diligencia

            se hallaron ser dos Embarcaciones de Nisa [sic]. Con mucho más

            motivo huviera seguido la del 22 de Agosto, ya fuese en el concepto

            de que se berificase ser la Astrea, o ya alguna otra de las que

            regresan de América, si huviese juzgado proporcionado poderle dar

            alcance en la noche o amanecer a su vista, sin reparo de perder

            alguna cosa de la distancia adelantada para el O. pero no havía

            esperanza de ello a causa, como ba dicho, de la mucha distancia a

            que se descubrió a varlovento, de estar mui próximo a ponerse el Sol

            y de juzgar cosa imposible seguirla, no pudiendo hacer rumbo toda la

            Esquadra acia ella sin dejar de practicar la diligencia de reconocer

            la Embarcación a que se acavaba de dar alcance. f 10 v. /

                 Es necesario tener también presente el estado en que se hallava

            toda la Esquadra en quanto a víveres y Aguada para no deber hacer

            maiores demoras en el viaje; los que havía sacado de Cádiz

            correspondientes a 4 meses se havían empezado a consumir el 22 de

            Junio, y en aquel mismo día 22 de Agosto tenía gastados 63 días,

            venían a quedarse para menos de dos meses, y de éstos se havían de

            revajar los podridos y consumidos por ratas y cucarachas, que era

            vastante porción, era necesario considerar por lo menos lo

            correspondiente a 26 días o un mes para regresar a España en aquella

            estación haciendo el corso, según lo prevenía la orden de S.M. La

            Esquadra distava todavía más de 50 leguas al E. del parage donde

            debía tener el Crucero. Los vientos estavan por el 3º y 4º quadrante

            y quando apuntavan por los otros dos fueron ventolina, o tan endeble

            que se adelantava poco, con que si dejando estas justas

            consideraciones me huviera ocupado en seguir aquella embarcación

            para el E., y lo mismo la del día 24, sin llevarlas a la vista ni

            conocer su rumbo, sino meramente por el juicio que hiciese, se me

            podría con algún más fundamento hacer el cargo de haver empleado mal

            el tiempo, dilatando el viage y poniéndolo en términos que no

            alcanzasen los víveres para llegar al Crucero, sin havérseme

            prevenido en la Real Orden que fuese haciendo el corso en toda

            forma, siendo lo más sensible el ningún provecho que huviera

            resultado de ello, ya fuese porque en aquella latitud y parage

            haciendo derrota acia la parte del E. no era regular que fuesen

            corsarios, o ya por no darles alcance ni tenerlos a la vista al

            siguiente día, o por encontrarse ser neutrales.

                 Ygnoro como pudiese conocerse ser aquella embarcación Fragata

            de 28 cañones, pues el Navío el Fénix no estubo en proporción de

            hacerse este juicio, ni el San Julián, que fue el 1º que f. 11. r. /

            la avistó, explicó en la señal si era de Guerra o marchanta,

            teniendo la partícular para distinguir unas de otras y para expresar

            sus fuerzas, pareciéndome mui difícil determinarla en la mucha

            distancia que estava de la Esquadra. El juicio de que podía ser la

            Astrea, en cuio modo lo pensaron los más de la Esquadra, se fundó en

            la señal de Embarcación del Rey que havía hecho la Urca, saviéndose

            que debían venir juntas de Manila en la latitud, parage y rumbo que

            hacía, y esta misma consideración hizo que fuese más sensible en el

            conjunto de circunstancias que quedan referidas para no poder ir a

            su encuentro, así como se practicó con la Urca, que se avistó dos

            oras antes.

                 Todo lo restante que se dice en este Cargo está satisfecho en

            el punto 6º, mediante lo qual sería repetir aquello mismo, volver a

            practicarlo aquí.

                 Muy distante de haver dejado de cumplir el obgeto de la

            Comisión que se me encargó, estoy en la inteligencia de que este

            Cargo, y el antecedente 6º, no pueden tener cavimiento por lo

            prevenido en la Real Ynstrucción, haviéndome ceñido a ésta en todas

            sus partes con consideración al obgeto de mi cargo, a evitar motivos

            que lo retardasen y pusiesen en términos de imposivilitar su

            cumplimiento, y por eso, lejos de hacérseme cargo, se debe reconocer

            que procedí con la reflexión y conocimiento que pedían las

            circunstancias, como lo haría todo buen servidor del Rey que se

            hubiese hallado en mi lugar, sugetando mis providiencias y

            determinaciones a lo que me estava prevenido y ordenado en la Real

            Orden, que es la obligación del que ovedece. Dios guarde a V.E.

            muchos años. Ysla de León y Julio 26 de 1780. Excmo. Señor. Besa la

            Mano de VE, su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor.

            Don Juan de Lángara. f 11 v. /

            8º Muy señor mío: Continuando el 2º punto contenido en el de V.E. de

            19 es su thenor el siguiente:

                 «Presentósele a la Esquadra el día 29 de Julio una tan oportuna

            ocasión como la de descubrir un comboy que se iba acercando por la

            Popa, teniendo atrasada a media distancia de él por la misma la

            Fragata Santa Magdalena entre la Esquadra y Comboy, y no sólo no

            viró como debía de vordo sobre él, como que estava a su varlovento y

            era Dueño de reconocerlo, y de toda acción, ni señal de irlo a

            reconocer y avisarle de sus fuerzas, sino es que mui al contrario la

            mandó se le incorporase, con lo que alargó la distancia del Comboy,

            se hizo sospechoso, y más difícil su caza, que debió dar con

            esfuerzo desde los principios, sin haver aguardado a ver virar el

            vordo el comboy para emprehenderla.»

                 Este cargo o punto contiene dos partes: la 1ª, haver avistado

            un comboy por la Popa de la Esquadra que se le iba acercando y no

            haver virado de vordo sobre él inmediatamente estando la Esquadra a

            varlovento y siendo Dueña de reconocerlo y de toda acción; el 2º,

            que teniendo atrasada la Fragata Magdalena a media distancia entre

            la Esquadra y el Comboy no sólo no le hize señal para que lo fuese a

            reconocer sino que es que, mui al contrario, le mandé que se

            incorporase con la Esquadra. A ambos puntos satisfaré y en mucha

            parte será con las mismas expresiones del Cargo.

                 El principal cuidado de los Generales, y el grande Arte de la

            Guerra, consiste en saver operar con ventaja sobre el enemigo,

            formar juicio por las señales y circunstancias de lo que f. 12 r. /

            se ofrece a la vista de lo que puede ser, para deliverar con acierto

            y no dejarse sorprehender por falta de precaución o por engaño en el

            juicio que forma. Para prevenir tales errores, y con ello las

            fatales resultas que son inevitables, se eligen, tanto en los

            egércitos de Tierra como para las Esquadras de Mar, los Generales

            que las mandan, en quienes deben suponerse los talentos convenientes

            a la importancia de las grandes empresas que se fían vajo de su

            dirección, dependiendo de ellas la suerte de las Monarquías; en esto

            se distingue de los demás oficiales subalternos, que menos

            advertidos, menos experimentados, instruidos, o menos cautos, no

            guardan todas aquellas medidas que son esenciales, necesitando de

            una mano superior que las dirija y les prevenga lo que deben

            egecutar para no errar los lances, ni caer inadvertidamente en los

            lazos dispuestos con disimulo y artificio por el enemigo.

                 Las velas avistadas el 29 de Julio, desde su primera

            descubierta, dieron señales mui claras, y en nada equívocas, de no

            ser comboy, y Yo no deví juzgarle tal atendidas las circunstancias

            con que se presentaron. El mismo hecho de haverse aparecido por la

            Popa de la Esquadra y el de venirse acercando a ella, como lo dice

            el Cargo, era señal segura de no ser comboy, porque con el poco

            viento que hacía, estando mareando unos y otros con igual aparejo,

            no era regular que Embarcaciones marchantas de todas clases, que

            deben suponerse cargadas, aundubiesen [sic] más que una Esquadra de

            Guerra, por poco que andubiese, maiormente hallándose ésta a

            varlovento y teniendo el viento antes que él.

                 No era ésta la sola señal por donde se reconocía no ser comboy,

            concurriendo las particularidades del parage en donde f. 12 v. / se

            hallavan, el rumbo que hacían y el número de velas que la componían,

            igualmente que la especie de éstas. La descubierta hecha por la

            Santa Mónica fue a las 8 y media de 4 velas en el 2º quadrante, pero

            a la primer descubierta se havía avistado otra. En el 3º el viento

            era entonces SO., haviendo estado antes por el ONO de una milla o

            poco más; el rumbo que se hacía era el SO., éste mismo seguían

            ellas. A las 9 se viró de vordo, poniendo la Proa al ONO, y esto

            mismo egecutaron ellas, continuando en seguimiento de la Esquadra

            del Rey. A las 10 y 10 minutos el San Julián puso señal de 9 velas

            por el 2º quadrante, de las que eran 4 las descubiertas a las 8 y

            media, y un poco antes que el San Julián hiciese su señal se havían

            avistado del Fénix, cuias señales se iban a poner al tiempo que

            aquel Navío las indicó. El viento era sólo de 2 millas, ellas se

            acercavan a la Esquadra, con cuia circunstancia no tube por

            conveniente virar de vordo sobre ellas, considerando que siendo su

            andar más que el de la Esquadra, si se consideravan inferiores en

            fuerzas a ésta sería darles motivo para que se pusieran en huida,

            desde luego, y, por el contrario, si a correspondencia con el maior

            número eran superiores en fuerzas continuarían su vordada y con

            qualquier accidente de Nieblas y mudanza de viento, como se havían

            experimentado los días antecedentes, podía encontrarme con ellos sin

            ser advitro de evitarlos. Por esta causa mi ánimo era dar tiempo a

            que los 4 atrasados se adelantasen acia sus avanzados para

            reconocerlos, y después de conseguido, deliverar lo que conviniese

            según sus fuerzas y las proporciones en que Yo me hallase.

                 La situación en que se hallava la Esquadra era a la parte del

            O. del Cavo de Turiana en el de Finisterre, distante de él de 20 a

            22 leguas, desde cuio parage, con los vientos que quedan dichos, f.

            13 r. / eran advitros (sic) de hacer Derrota para el S. y para el

            N., bien fuese que su viaje se dirigiese acia las costas de

            Portugal, o el Mediterráneo, o para la Canal de Ynglaterra, no

            siendo regular que un comboy, si fuese tal, se entretuviese allí en

            dar vordos del O. para el E., mucho menos en seguir una Esquadra que

            se le presentava a la vista repentinamente, exponiéndose a perder,

            si no el todo, parte de las Embarcaciones que lo compusiesen, por la

            misma Esquadra o por los Corsarios que regularmente cruzan en aquel

            parage. Con que en ningún modo debí suponerlo tal, ni formé

            semejante juicio desde que conocí la ventaja de la vela.

                 El número de las descubiertas por la Popa fueron 9, con la del

            3º eran 10, y sin embargo de que se adelantaron hasta el término de

            reconocerse ésta y las 3 más avanzadas de las 9 y las 2 que le

            seguían en el tiempo que medió desde las 10 del día hasta la 1ª de

            la tarde, en que sólo se andubieron 8 millas por la Esquadra del

            Rey, no se avistaron otras más; de éstas estavan reconocido [sic] el

            del 3er quadrante, que pareció ser el mismo que el del día antes,

            faltando que reconocer los 4 más distantes; con que el comboy se

            componía del corto número de estos 4, y para él se emplearían dos

            Navíos grandes, 2 Fragatas y 2 Valandras, lo que es contra toda

            regularidad, siendo más natural que fuese Esquadra, y así lo

            conceptué por ser lo que se conformava con las circunstancias que se

            observava en ellas.

                 Estos Buques, con la confianza de su andar, se adelantaron lo

            conveniente para reconocer la Esquadra, así como de ésta se

            reconocieron los que se hallavan adelantados de ellos, y a poco más

            de la una, quando estubieron en la maior inmediación, hicieron entre

            sí una señal, se atravesaron el Navío y las Fragatas adelantadas y

            dentro de un corto rato viraron de f. 13 v. / vordo poniéndose al S.

            El del 2º quadrante desde las 11, que el viento se afirmó, arrivó y

            fue a incorporarse con los 4 más distantes de los 9. Inmediatamente

            que ellos viraron lo practiqué con la Esquadra y empecé a seguirles

            con fuerza de vela; a las 2 se pusieron al E. y egecuté lo mismo,

            observando que en vez de entrarles se iban alargando; así permanecí

            hasta las 5 y quarto, que reconociendo que cada vez se alargavan más

            y que el más atrasado de ellos, sin hacer fuerza de velas, pues iba

            con Trinquete, Gavia y Juanetes, se havía puesto en términos de no

            descubrírsele desde el Portalón del Fénix cosa alguna de su Casco,

            siendo así que a las 3 de la tarde se le veía desde el mismo parage

            del coronamiento de Popa. Quando la Esquadra les havía seguido con

            toda fuerza de vela la distancia de 13 millas y media determiné no

            continuar, con reflexión, en primer lugar, aparecerme inútil maior

            diligencia pues no pudiendo entrarles de día no podría entrarles de

            noche, y esta misma ventaja, experimentada de todos modos con

            vientos endebles a volina aun largo, y a Popa, era maior

            convencimiento de no ser comboy y de tener la ventaja de poder

            evitar una acción o empeñar a ella, según les conviniese.

                 El viento volvió a retroceder a las 5 de la tarde al O. y de

            allí hasta las 7 siguió al NO., cuia variedad se havía notado en los

            días antecedentes, con calmas, ventolinas y Nieblas densas, lo qual

            me dio motivo a recelar que de continuar más tiempo el Rumbo del E.

            exponía la Esquadra a nuevas dilaciones, con perjuicio del viaje que

            tenía que hacer al destino que se le havía señalado, mirando siempre

            de más importancia el ir a éste que el permanecer allí sin f. 14 r.

            / provavilidad de lograr alguna acción ventajosa.

                 En no haver virado sobre estas velas, luego que se

            descubrieron, nada se aventuró ni nada perdieron las Armas del Rey,

            y en haverlo practicado sin reflexión a las circunstancias que se

            havían observado se aventurava el todo de una función, porque mas

            regular era encontrar Esquadra fuerte enemiga en aquel parage y

            ocasión, que fuerzas inferiores a las de mi mando; para lo primero

            havía suficientes motivos, como explicaré, y para lo 2º no los

            havía, o no eran de igual valor. Yo procedí conforme a los

            antecedentes que tenía y a lo que reconocía, con el buen fin y celo

            de no exponer las fuerzas del Rey en los principios de una Guerra al

            desagradable suceso de que fuesen vatidas. La Esquadra de mi mando

            fue la primera que se destacó; la sola luz y noticia que tenía de

            aquellos Buques era la que presentava su vista, con todas las

            señales de ser Esquadra y apariencias de más fuerte que la de mi

            mando, mediante lo qual devía proceder con toda precaución, y esto

            es lo que siempre se ha practicado por los Generales acreditados, y

            lo que se está practicando por los Comandantes de las esquadras

            aliadas y enemigas en la actual Guerra, según lo anuncian las

            noticias periódicas. Si Yo huviese reconocido que la ventaja de la

            vela estubiese en la Esquadra del Rey, entonces desde la primer

            descubierta hubiera virado de vordo sobre ella, sin reparo las

            hubiera perseguido sin recelo alguno, y después de reconocida de mui

            cerca, o las hubiera empeñado al combate o las hubiera evitado,

            según lo que conviniese a la gloria de las Armas del Rey, que era el

            principal asunto de mi cuidado.

                 He dicho que tenía suficientes motivos para juzgar f. 14 v. /

            la Esquadra enemiga, y que fuese fuerte, uno de ellos era la noticia

            que el día 26 de mañana havía dado un Queche olandés que encontré,

            cuio capitán, haviendo estado a vordo del Fénix para presentar sus

            Pasaportes, dijo que en Cavo de Ortegal havía visto 2 Navíos grandes

            ingleses de Guerra, y otros Buques con ellos, que no reconoció éstos

            por haver pasado distantes de ellos; suficientes noticias con los

            antecedentes de lo reconocido el día anterior, y de lo que estava a

            la vista, para proceder con toda precaución, pues estando tan

            inmediato aquel Cavo era mui posible que fuese la misma que tenía a

            la vista, y así lo noté en mi Diario, no haviendo hecho igual

            advertencia en la Relación de descubierta de velas, donde está la

            del encuentro del Queche, por no considerarlo de importancia para la

            Esquadra quanto se habló, mediante ser la Derrota alargarse de

            aquellas costas para el O.

                 El número de Buques, su mucho andar y el hecho de seguir a la

            Esquadra del Rey dándole caza, sirvió de corrovorar el juicio que

            formé de ser Esquadra de Guerra, sin verse señal alguna, como dejo

            dicho, por donde conceptuar que fuese comboy. En tales

            circunstancias, la elección del modo más oportuno para reconocerla

            fue el que elegí de dejarlas venir, pudiendo al fin originar su

            división si continuava por su parte el empeño de la caza, y entonces

            con el varlovento eran ventajas conocidas para mí.

                 Este encuentro es idénticamente igual al de la Esquadra inglesa

            del mando del Comandante Pedro Parker con la francesa mandada por

            Monsieur de la Mote Piquet. El General francés tenía 4 Navíos y una

            Fragata; el Ynglés, 3 Navíos y el uno de éstos de 50 cañones. Aquel

            General, que se havía dividido de los otros durante la caza que les

            dio, sobreviniendo una calma, se halló empeñado y en la precisión de

            vatirse con desigualdad. El de 50 f. 15 r. / cañones, que tenía

            remos, se le acercó y vatió con ventaja, maltratándole mucho, y

            entre todos lo pusieron en el maior peligro de rendirse, no pudiendo

            ser sostenido de los suios; en este aprieto fue su fortuna haver

            empezado a entablarse el viento, los Yngleses, entonces

            considerándose inferiores en fuerzas, se pusieron en huida, y el

            General francés les dio caza con su Esquadra; estando en este empeño

            avistó 3 Buques más en distancia, y conceptuando que fuesen Navíos

            de la misma Esquadra enemiga y que ya sus fuerzas eran inferiores a

            las de los Yngleses, se puso en huida; éstos, juzgándose con el

            mismo hecho superiores a los que les havían perseguido antes,

            volvieron sobre ellos y también les dieron caza, hasta que el

            General francés tomó el Puerto de Guarico; estas 3 velas avistadas

            se berificó después ser Fragatas, pero en la incertidumbre del

            peligro a que se exponía si por el contrario acertavan a ser Navíos,

            como aparentavan, tomó su resolución viéndose en una misma ocasión

            las dos Esquadras dudosas y erradas en el concepto de sus fuerzas

            respecto de las de sus enemigos.

                 Tal ha sido la conducta de estos dos Comandantes, que se ha

            visto celebrada en toda Europa, y siendo la mía tan idéntica, que no

            discrepa de ella, se pretende culparme, haciendo delito el mismo

            hecho que en aquéllos merece aplauso.

                 No es este caso el solo que ay de la especie o que se le

            semejan en la presente Guerra, viéndose algunos otros por el mismo

            thenor. Otra noticia de la maior authoridad me daba suficiente

            motivo para proceder con precaución y tiento en este encuentro. Era

            ésta la Orden de S.M. comunicada al Theniente General Don Luis de

            Córdova con fecha 19 de Junio, y este General a mí con la de 28 del

            año próximo pasado, en que f. 15 v. / se le previno que fuese con

            conocimiento de que una Esquadra de 15 Navíos de Guerra havía salido

            del Puerto de Torvay escoltando un comboy Ynglés para las Yndias los

            días 23 y 24 de Mayo, y que debiendo restituirse la Esquadra a sus

            Puertos después de dejarlo revasado de las Yslas Azores, si por

            vientos contrarios se viese precisado extender sus vordos al O. y

            NO. y tubiese proporción de encontrarla, la atacase para rendirla.

            Con este aviso y el antecedente, apoiados de lo que havía reconocido

            en los Buques, y de las demás circunstancias que quedan explicadas,

            no podía menos que observarlos hasta reconocerlos todos para

            proceder con acierto.

                 A la 2ª parte de este punto digo que para que el Comandante de

            la Fragata Magdalena hiciese su deber no necesitava que Yo le

            hiciese señal de ir a reconocer las velas para dar parte de su

            número y especies. Este Cargo, que es gravísimo, a quien corresponde

            hacérsele es al Comandante de la misma Fragata, al modo que el de su

            separación de la Esquadra, siendo notable que se le haga al General

            de las faltas graves en que incurre el subalterno.

                 Esta Fragata, hallándose en la media distancia entre la

            Esquadra y las velas que venían por la Popa, según dice el Cargo,

            debió avistarlas antes que aquélla, debió reconocer más que ella y

            debió haver hecho las correspondientes señales antes que ninguno de

            los otros Buques, para que Yo me impusiese en su número y especies.

            Nada de esto se practicó sin embargo de haver visto que la Santa

            Mónica, que era la última de las 5 que se hallaban en el Cuerpo de

            la Esquadra del Rey, hizo señales a las 8 y media la señal de 4

            velas en el 2º quadrante, y el San Julián de 9 velas a las 10 y 10

            minutos, con cuias advertencias debió haverla hecho de maior número

            si las descubría, o de las que viese y de sus especies como que la

            maior f. 16 r. / inmediación le proporcionava para distinguir mejor,

            pero nada practicó, ni en el tiempo que devía, ni después, siendo

            más reparable que en otro, en su Comandante, esta omisión por haver

            ido sirviendo de Batidor en la Esquadra del Theniente General Don

            Luis de Córdova desde que salió de Cádiz hasta que se agregó a la de

            mi mando, con que debía saver las obligaciones de los Batidores por

            experiencia, y por las Ynstrucciones que se le tenían dadas.

                 Hallávase esta Fragata de 1 y media a 2 leguas atrasada a

            sotavento de la Esquadra en la dirección de ésta a las 9 velas, de

            modo que era Batidora por la Popa, así como lo hubiera sido en igual

            distancia por la Proa. Si hallándose adelantada la descubierta de

            las velas hubiese sido por la Proa, en tal caso huviera sido mui

            estraño, como lo es en el presente, que los Buques de la Esquadra

            hubiesen avistado las embarcaciones que estuviesen por delante de

            ella, hubiesen señalado su número y que la Batidora no se huviese

            dado por entendida de nada; ¿qué juicio se devería formar del

            Comandante de una Batidora de esta especie?, no podría hacerse otro

            si no es el de que dormía o de que tenía abandonada su obligación en

            cosas tan esenciales, no debiendo ignorar que el gobierno de las

            Esquadras y el acierto de las resoluciones de los Generales dependen

            en mucha parte de las noticias que les pasan las Batidoras por medio

            de las señales, cuio egercicio havía practicado ésta, como queda

            dicho. Lo mismo que sucede iendo de Batidora por la Proa es

            hallándose por la Popa, sin serle disculpa el no havérsele destacado

            para reconocer expresamente, haviéndola situado la casualidad, en

            donde huviera llegado siendo destacada. Tampoco debía ignorar que

            todos los Buques que componen la f. 16 v. / Esquadra tienen igual

            obligación de avisar lo que descubren, y que según lo que va dicho,

            hallándose ella de 1 y media a 2 leguas más inmediata que la

            Esquadra, era a quien pertenecía dar todos los avisos, pues debía

            distinguir los Cascos de los Buques, puesto que del Fénix, que se

            hallava el más adelantado de ella, se descubrieron 3 Buques

            avanzados, hasta llegar a conocer ser uno Navío, las 2 que te

            acompañavan Fragatas y las 2 que se te seguían Balandras.

                 No sólo faltó gravemente el Comandante de esta Fragata, Don

            Pedro de Leyba, al cumplimiento de su obligación en esta parte tan

            esencial, sino a todo lo demás que correspondía, pues lejos de hacer

            diligencia de incorporarse con la Esquadra quando se lo mandé, en

            vez de ceñir el viento para conseguirlo, se le veía que iba menos

            orzado que la Esquadra, y es lo que practicó en otras ocasiones,

            después de aquel día quando se le mandava que se adelantase a hacer

            la descubierta por la Proa, no faltando ocasión en que se sotaventó

            tanto que correspondía por el Portalón de Sotaventó sin mudar el

            viento, y quando se le reconvenía sobre ello daba por disculpa que

            le escaseava el viento, y fue lo que respondió en aquella tarde,

            quando por segunda vez se le llamó a la voz, después de haver dejado

            la caza, y en este modo navegava sin sugeción a las órdenes que se

            le davan ni regularidad en sus operaciones, y en vez de hutilidad

            para la Esquadra fue siempre de pensión, cuidado, y aun en ocasiones

            de perjuicio en ellas, como se berificó hasta lo último; ni fue

            tampoco nuevo este modo de manejo que tubo en la de mi mando,

            haviéndolo tenido igual en la del Theniente General Don Luis de

            Córdova, como lo podrán comprovar los Papeles originales del Maior

            General de la Esquadra, Don Juan Tomasco, y el Comandante del

            Gallardo, a cuias órdenes estubo destacado toda la Campaña, f. 17 r.

            / y el parte del Marqués de Medina, que acompaña el Punto de que se

            trata de su separación de la Esquadra, y dos oficios que se le

            pasaron por el Oficial de Ordenes de mi Esquadra después de

            repetidas reconveniencias que se le hicieron sin fruto alguno.

                 El motivo de haver mandado incorporar a la Esquadra esta

            Fragata fue con reflexión a las Nieblas densas que se havían

            experimentado el día antecedente y en los que precedieron, pues de

            sobrevenir tan repentinamente como en aquéllos quedaría separa

            totalmente de la Esquadra, expuesta a ser cortada y perdida, y otro

            tanto podía suceder calmando el viento, como havía estado desde la

            medianoche antecedente hasta las 6 de la mañana, no haviendo

            seguridad de que subsistiese a causa de la facilidad con que variaba

            y de la poca fuerza que tubo hasta la una de la tarde, que refrescó.

            Esta providencia me pareció tan precisa y indispensable en mi

            obligación que de haverla omitido incurría en falta notable por ser

            de los principales cuidados de los que mandan Esquadra preveer con

            anticipación, según las circunstancias de los tiempos que han

            experimentado, los accidentes que pueden sobrevenirles, para evitar

            el peligro que corren sus Buques quando llegan a separarse, y es

            asimismo de los maiores en los Comandantes particulares, de ellos

            evitarlos; pero el de la Magdalena de nada cuidó, menos que

            observarlos, como se convence por los citados oficios a que dio

            lugar su falta de enmienda y de las ocasiones en que voluntariamente

            se separó de la Esquadra del Theniente General Don Luis de Córdova.

            Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 26 de Julio de 1780.

            Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su más seguro servidor. Excmo.

            Señor. Don Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de Lángara, f.

            17 v. /

            9. Excmo. Señor. Muy Señor mío: El 3er punto contenido en el oficio

            de V.E. fecha 19 de éste dice así.

                 «Y porque no reconoció quantas Embarcaciones avistó durante su

            Comisión, siendo así que en todo corso es de conducta y precisa esta

            diligencia para perseguir a enemigos y proteger a su comercio

            tomando noticias de unos y otros, cuia circuntancias está además

            prevenida en la citada Real Orden de 23 de Mayo, con las expresiones

            que procediese, según las noticias que adquiriese, para vatir a los

            enemigos y llevarse avanzadas las Fragatas para descubridoras y

            precaverse con tiempo si avistase fuerzas superiores enemigas que

            podían retirarse de América; haviendo hecho tan al contrario que

            hasta con la Urca Santa Ygnes husó de disimulo, y aun la abandonó

            con la que dice creió ser la Astrea, y según los Diarios no lo era,

            pues ni la reconoció, para protegerla si lo era, ni para apresarla

            si no; resultando además haver avisado Don Antonio de Ulloa en Carta

            de Oficio escrita con fecha de1º de Octubre no creía que huviese en

            aquellos mares más Enemigos que un Corsario a que dio caza, y acaso,

            que avistó, y por entrar la noche no hizo diligencia por él, cuio

            inconveniente según los vientos, tiempos y Embarcaciones lo precave

            un juicio marinero, navegando de modo que se amanezca con la

            avistada; pero nada procuró hacer, siendo así que consta hubo y se

            mantuvieron en aquellos mares y Cruceros varios Buques enemigos,

            pues Don Juan de Lángara y Huarte dio caza a algunos; apresó una

            Fragata corsaria la Fragata Santa Magdalena a los 3 días de su

            separación de la Esquadra, se vio perseguida de los Buques de Guerra

            que se ha dicho en el mismo parage a donde a Don Antonio de Ulloa se

            le havían f. 18 r. / prevenido estavan. En el mismo parage de

            reunión que él havía dado a dicha Fragata Santa Mónica fue apresada

            por otra de Guerra enemiga. Y también la Urca Santa Ygnes a los 3

            días de haverla indebidamente despedido Don Antonio de Ulloa.»

                 Según comprehendo, se recopilan en este punto los Cargos o

            reparos que se hallan comprehendidos en los puntos anteriores, con

            la adición de algunas circunstancias más, y aunque he respondido lo

            correspondiente a ellos con vastantes fundamentos para persuadirme

            haver satisfecho a todo plenamente, la circunstancia de repetirse

            aquí me da motivo para volver a tocarlos, estendiéndome en lo que

            havía omitido, no pareciéndome tan preciso, con el fin de no hacer

            demasiado prolijas y difusas estas explicaciones.

                 Sobre no haver dado caza a quantas Embarcaciones se

            descubrieron, desde que me separé de la Esquadra del Theniente

            General Don Luis de Córdova hasta que llegué al parage del crucero

            en las inmediaciones de las Yslas del Cuervo y Flores, lo explica en

            una nota la relación de la descubierta de velas hecha por la

            Esquadra en el día 1º de Agosto, y en el punto donde se trata de la

            vela avistada el 22 del mismo mes se hace con la extensión que

            corresponde; sin embargo, añadiré sobre ello que en el espacio de

            Mar que ay desde el Cavo de Finisterre hasta 40 ó 50 leguas al O. es

            el parage por donde transitan las Embarcaciones de comercio que van

            del N. para el S. y al contrario, con cuio motivo rara vez deja de

            haver algunas siendo paso forzoso; mediante esto, si se huviese de

            perseguir quantas se avistasen, y reconocerlas, sería necesario

            olvidar el encargo de ir a las Yslas Terceras, por ser vastante

            ocupación esta otra, y para su convencimiento f. 18 v. / reconózcase

            las que se descubrieron el día 3 de julio por distintos quadrantes y

            se verá haver sido 9, y el 1º de Agosto otras tantas, esto sin

            embargo de irme apartándome para el O. de aquel lugar, con que si me

            hubiese mantenido allí con la Esquadra, con razón se me podía

            reconvenir haber imbertido el tiempo en lo que no se me ordenaba,

            dejando de acudir a lo que estava prevenido de hacer Derrota a las

            Yslas del Cuervo y Flores, que están de allí como 360 leguas.

                 Supuesto que emplease en hacer allí el corso para tomar

            noticias de las Embarcaciones que reconociese, ¿de qué provecho o

            hutilidad podían ser éstas para el fin de mi crucero, y de proteger

            nuestro comercio en las Mares contiguos a aquellas Yslas, siendo las

            que me darían de las partes donde ellas venían, que eran Costas de

            Portugal, de España y del Mediterráneo, y Costas del N., pero no de

            lo que se pasava en el parage a donde Yo me dirigía?; y si la mente

            de la Real Orden no obstante era que fuese haciendo el corso de toda

            forma, sin reparo de que pudiese llegar o no con la Esquadra al

            parage del Crucero, era preciso que se me huviese prevenido así en

            la Ynstrucción, y entonces, si Yo hubiese faltado a su cumplimiento,

            tendría cavimiento el Cargo.

                 Después que la Esquadra se separó de aquel Crucero fueron raras

            las velas que se descubrieron, y se procuró darles caza quando se

            hallavan en proporción de alcanzarlas según el viento y los parages

            donde se hallava la Esquadra, atendiendo a ganar todo lo posible

            para el O. y no perder al E. a fin de llegar al Crucero con la

            brevedad posible.

                 El día 8 de Septiembre a las 10 y 40 minutos de la mañana,

            estando la Esquadra a 41 grados 16 minutos, se descubrió una vela de

            3 f. 19 r. / palos al S. 1/4 SO., el viento era S., sólo se veía el

            tope, y permaneció el viento en la misma forma hasta el día 9 en la

            tarde; para seguirla era necesario hacer camino al E., retrocediendo

            del que se llevava y dificultando en ello la llegada al Crucero, sin

            apariencia de poderle ganar la distancia que tenía a varlovento por

            ceñir el viento ella, y en esta concurrencia de circunstancias me

            pareció ser lo más regular seguir la buelta al OSO., que era la que

            llevava en demanda del Crucero, a donde no havía llegado.

                 Las Fragatas fueron avanzadas a la Esquadra haciendo la

            descubierta durante toda la Campaña, a excepción de los días de mal

            tiempo, o de vientos calmosos, en que havía peligro de que se

            separasen, por quedar mui apartados de ellas en la noche o por otro

            accidente; pero después que la Santa Mónica se separó, y quedó sólo

            la Magdalena, me fue preciso guardar en esto algún tiento, por las

            irregularidades que advertí en su Comandante, unas veces

            adelantándose a distancias donde no distiguía las señales que se

            hacían ni egecutava lo que se le mandava, sin cuidar de volverse a

            incorporar en los tiempos regulares, y otras dejándose ir a

            sotavento sin seguir el rumbo que llevava la Esquadra, como lo digo

            en el punto que trata de las velas avistadas el 29 de Julio, pero

            sin dejar por esto de destacarla quando el viento estava afirmado y

            no reconocía peligro.

                 El disimulo que husé con la Urca Santa Ygnes, de no declarar mi

            nombre como Comandante de la Esquadra, fue consequente a lo que

            comprehendí de las prevenciones que se me hicieron en la Real Orden

            de 23 de Mayo sobre mantener reservado su destino. La 1ª con ésta

            fecha me decía «que quando me hallase de 4 a 5 leguas separado de la

            Esquadra del mando de Don Luis de Córdova abriría el f. 19 v. / el

            Pliego adjunto reservado, y practicara lo que se me prevenía.» Este

            Pliego reservado contiene en su Cubierta una [Inscripzión] que ya he

            citado en el 6º punto, tratando de la Urca Santa Ygnes, por la que

            se me previene ser reservado sólo para mí lo contenido en el que

            encerraba, y que avise su recivo también reservado en primera

            ocasión. Según estas recomendadas prevenciones para reservar el

            destino de la Esquadra, no podía menos que entender ser la voluntad

            de S.M. que tubiese reservado para con la Esquadra de donde me

            separava, y para con los Buques por cuio medio avisase el recivo del

            Pliego; mediante deberlo hacer reservado en esta suposición, para

            conseguirlo con aquellas Embarcaciones que se hablase, me pareció no

            haver otro medio que no decirles el nombre de quien la mandava, pues

            así ni sabrían ser la misma que se havía desmembrado de la Esquadra

            del Theniente General Don Luis de Córdova, ni comprehenderían con

            certeza quál fuese su destino. Conforme a esto, en la prevención 26

            de las que hice a los Comandantes de los Buques lo advierto así.

            Fuera de este principal fundamento, a nada contribuía que las

            embarcaciones que debían seguir a su destino supiesen quién mandava

            la Esquadra, ni les perjudicava ignorarlo.

                 Sobre la Urca Santa Ygnes, en que se dice que la avandoné,

            aunque con razones del maior convencimiento, tengo hecho ver que me

            ceñí a lo que me estava prevenido por la Real Orden, dejándola

            seguir el viaje que hacía, que es mui distinto de avandonarla,

            porque nunca la tube para agregarla a la Esquadra antes del

            encuentro; añadiré que no sólo no se previene en aquélla que agregue

            a la Esquadra las embarcaciones que encuentre, fuesen de Guerra o de

            comercio, pero ni aun por incidencia se toca en ello, ni se da a

            entender fuese ésta la mente de S.M., no faltanto parages en donde

            naturalmente correspondía hacerse sobre ello alguna f. 20 r. /

            expresión: uno es donde la Real Orden dice «con cuia noticia, y la

            que V.E. adquiera, procederá en su corso para vatir los enemigos en

            aquellos Mares, esto es, en los mares acia el Cuervo y Flores, a

            donde hacen la recalada las Embarcaciones del Comercio de Yndias en

            tiempo de Berano»; y no se mientan [sic] en este lugar éstas,

            previniéndoseme, como era regular, que forme comboy con ellas o que

            las conduzga [sic] a los Puertos de aquellas Yslas, ni otra cosa que

            lo indique, reduciéndose sólo a que haga el corso y a vatir los

            Enemigos en aquellos Mares.

                 Más adelante la misma Real Orden me previene «que pueda entrar

            en algunos de los Puertos de aquellas Yslas Portuguesas para

            remediar la Esquadra de alguna necesidad que le ocurra; y dice que

            sea con la maior presteza, y volver a la mar a apostarse en su

            señalado crucero el tiempo que le permitan los víveres», sin tocarse

            en las necesidades de las Embarcaciones que se restituían de

            América, ni indicarse en manera alguna que me pudiese servir de luz

            y de competente resguardo en los incidentes que pudiesen sobrevenir,

            lo que deba practicar con ellas; de suerte que la Real Orden, lejos

            de ordenármelo, me da a entender, con el silencio que guarda en este

            particular, consistir mi comisión en facilitarles el tránsito por

            aquellos mares, ¿será posible que con estar esto tan claro se me

            intente formarme Cargo sin que preceda precepto? Yo suponía, fundado

            en este mismo silencio, que la mente de S.M. sería no embarazar la

            Esquadra con la sugeción de comboiar Embarcaciones, dejándola libre

            para hacer el corso y para buscar a los Buques enemigos que estavan

            anunciados, y vatirse con ellos, y que para la seguridad de los de

            comercio estavan tomadas otras medidas, confirmándomelo el saver que

            en el Cavo de San Vicente cruzava la Esquadra mandada por f. 20 v. /

            el Brigadier Don Juan de Lángara, para recivir las que llegasen de

            las Terceras, haviéndomelo asegurado así los 2 Buques que reconocí

            la mañana del día 31 de Agosto, y por esto mandé prevenir al

            Comandante de la Urca que en aquel Cavo encontraría esta Esquadra, a

            lo que respondió que no intentava avistarlo, pasando algo distante

            de él, así como lo havía hecho con las Ysla del Cuervo, del que pasó

            apartado, sin descubrirlo.

                 Hállase la Real Orden concevida en preceptos tan precisos en

            quanto abraza, que ni aun me confiere facultades, como es regular

            hacerse en otras, para deliverar según lo tubiese por conveniente en

            los casos no prevenidos, o que no se hallasen suficientemente

            explicados, y en los extraordinarios que pudiesen sobrevenir, en

            cuio modo quedase Yo cubierto en qualquiera determinación que tomase

            por parecerme conveniente al servicio del Rey, y sin responsavilidad

            caso que las resultas no fuesen favorables y correspondientes al

            buen celo con que las determinase; y así, la resolución que havía

            hecho y expliqué en el punto 6º,sobre comboiar las Embarcaciones que

            condugesen Thesoro de consideración y la de tomar en mi Conseva las

            que llegasen en los últimos días del Crucero, no estavan esentas de

            Cargo, ya fuese por suspender el Corso en aquel parage, si sucedía

            lo primero, o ya por los riesgos que corrían las que agregase hasta

            llegar a Puerto seguro, por no estarme prevenido ni conferidas las

            correspondientes facultades para deliverar por mí en cosas no

            explicadas en la Real Orden.

                 En la Carta de 1º de Octubre, sobre cuio contesto [sic] parece

            que se intenta formárseme otro Cargo, avisé no haver encontrado los

            Navíos enemigos que me estaban prevenidos al O. de la Ysla del

            Cuervo, y al E. de ella entre los meridianos de f. 21 r. / la

            Tercera y la Graciosa, y la del Cuervo y Flores, por donde la

            Esquadra atravesó y donde estuvo cruzando; que sólo se encontró al

            O. del Cuervo un corsario, a quien se dio caza por toda la Esquadra

            por espacio de 24 horas, sobre cuio particular he dicho lo

            conveniente en el Cargo que trata de la separación de la Fragata

            Santa Magdalena; y, efectivamente, Yo no descubrí alguno más con la

            Esquadra, pues las 3 embarcaciones avistadas a Varlovento de ella en

            los días 22 y 24 de Agosto y 8 de Septiembre, que no se reconocieron

            en la altura de 41 grados y medio, haciendo la Derrota para el E.,

            no les tube por tales por no ser regular hacer semejante camino los

            corsarios, quando, por el contrario, lo natural es cruzar o salir al

            encuentro a las que vienen de América.

                 Un Buque solo puede, por juicio marinero, perseguir a

            qualquiera Embarcación durante la noche y amanecer a su vista, como

            se dice en los Cargos; pero no es tan fácil practicarlo con una

            Esquadra, la qual ha de proporcionar la vela al de menos andar, y

            como el que huie hace toda la diligencia que puede para escapar, es

            regular que le gane mucha distancia a aquélla, y que hurtándole el

            Rumbo, amanezca fuera de su vista; esto es sin consideración a las

            contingencias de la mudanza del viento y de los distintos Rumbos que

            en tales circunstancias es necesario hacer, pero, sobre todo, para

            seguir con alguna seguridad durante la noche, sea por Buque suelto,

            o por Esquadra, es necesario haver tenido tiempo de observar el

            Rumbo que hace en el día y llevarla a la vista.

                 La Esquadra de mi mando, con atención a lo prevenido en la Real

            Orden, hizo su Derrota por la vanda del N. de las Islas Terceras,

            hasta llegar, según los vientos lo permitieron, al parage donde

            havía de tener el Crucero, a la del O. del del Cuervo y Flores, como

            está explicado tratando de la Derrota. Ynterin f. 21 v. / que lo

            practicó y que cruzó por allí, pudo haver corsarios por otras partes

            de aquellas Yslas, como que del E. al O. corren una distancia de 80

            leguas y quasi otro tanto de N. a S., por lo qual no es estraño que

            Don Juan de Lángara y Huarte diese caza a algunos, y que apresase a

            uno; que la Santa Mónica hubiese sido apresada por otra enemiga de

            Guerra, y la Urca Santa Ygnes dos días después de haver hablado a la

            Esquadra; todo lo qual, según tengo noticia, sucedió en parages bien

            distintos del Crucero donde Yo estava entonces, porque la que apresó

            Don Juan de Lángara fue en las inmediaciones de la Ysla de Santa

            María, que es de extremo a extremo de aquellas Yslas; la que apresó

            a la Santa Mónica, según la noticia que el Comandante de la Perla,

            Monsieur Jorge Montagur pasó al secretario del Admirantazgo de

            Londres, fue a la parte del NO. de Puerto del Fayal, de donde havía

            salido el día antes; y la que apresó a la Santa Ygnes fue al E. de

            las Yslas Terceras, por la latitud de 39 grados y algunos minutos;

            con que en estos diversos parages podía haver corsarios y no haver

            en el Crucero donde Yo me hallava con la Esquadra más que el que

            perseguí, siendo bien distantes unos parages de otros; y la Santa

            Mónica, según tengo dicho en el punto que trata de ella, fue

            apresada al lado contrario de las Yslas del Cuervo y Flores, de

            donde tenía señalado el parage de reunión.

                 Por lo perteneciente al encuentro que se dice haver tenido la

            Fragata Magdalena, a los 3 días de su separación de la Esquadra, con

            los Buques de Guerra enemigos que se me havían anunciado en la Real

            Orden se padece mucho engaño, pues lo Buques que la persiguieron

            fueron la Esquadra de Don Juan de Lángara, hallándose comprovado por

            las señales que la Fragata le hizo; y para esclarecer este asumpto,

            y que se conozca la ligereza de su Comandante, f 22 r. / Don Pedro

            de Leyba, y su poca formalidad en estos asumptos, será conveniente

            que se pida al dicho Comandante de aquella Esquadra que exponga lo

            correspondiente a este particular, para cuio efecto acompaño las

            señales de reconocimiento que tenía dadas a la Esquadra y la

            prevención sobre la vandera que havían de husar quando no fuesen

            correspondidas por las generales españolas y por las que husan la

            Armada francesa. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y

            Julio 26 de 1780. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa. Excmo. Señor.

            Don Juan de Lángara.

                 Muy Señor mío: Con fecha 22del presente me dice V.E. lo

            siguiente.

                 La Junta de Departamento desea se sirva V.E. informarla y

            responder al punto 6 de los remitidos a ella para su aclaración, de

            Orden del Rey, el qual a la letra es el siguiente.

                 «Yncorporósele a la Esquadra la Urca SantaYgnes, que regresava

            de Manila, el día 22 de Agosto y no sólo no la mantuvo en su

            conserva, o la llevó a algún Puerto de las Yslas donde esperase para

            tomarla a su regreso en su conserva, previniéndosele en la Real

            Orden de 23 de Mayo de 1779 que si por algún golpe de viento, u otra

            casualidad o urgencia, tuviese precisión de entrar en algún Puerto

            de aquellas Yslas Portuguesas, podría egecutarlo, para remediarse

            con la maior presteza y volver a la mar a aportarse en su señalado

            crucero, siendo ésta una de las urgencias y casualidades que por

            conducta y cumplimiento de las órdenes del Rey le precisava y debía

            entrar en algún Puerto f. 22 v. / de los referidos para dejar la

            urca, vastimentarla si lo necesitase respecto a su largo viaje, y

            volver por ella a su regreso a Cádiz, sino es que faltó, además, a

            los tan expresos Artículos de las Ordenanzas Generales de la Armada

            17 y 18, folio 51, parte 1ª, contentándose, contra toda regularidad

            y conducta, con advertir a Don Fernando Reynoso la novedad de la

            Guerra para que continuase su navegación con cuidado y procurase

            (una urca) [sic] evitar encuentros con todas Embarcaciones, lo que

            es mui difícil a qualesquiera pues no consiste en ella sola,

            habiendo otras que anden más, e imposible a una urca, de que resultó

            su encuentro con Enemigos a los 2 días y su pérdida, que ocasionó

            Don Antonio Ulloa.»

                 Consta de 2 partes este Cargo: la 1ª, no haver incorporado la

            Urca Santa Ygnes a la Esquadra después que la encontré. La 2ª, no

            haverla llevado a algún Puerto de las Yslas portuguesas donde

            esperase para tomarla a mi regreso, estándome prevenido en la Real

            Orden de 23 de Mayo de 1779 que si por algún golpe de viento u otra

            casualidad o urgencias tubiese precisión de entrar en algún Puerto

            de aquellas Yslas Portuguesas, podría egecutarlo, para remediarme

            con la maior presteza y volver a la mar a apostarme en el señalado

            crucero.

                 A la 1ª parte digo que después de leída y reflexionada la Real

            Orden con el maior cuidado una y otra vez, nunca halló en ella mi

            comprehensión la suficiente luz para conocer que la expresión única

            de proteger nuestro comercio de Yndias, interceptar el de los

            Yngleses atacando y vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y

            mercantes, suponía que las agregase a la Esquadra formando comboy

            con ellas, y mucho menos que las condugese a los Puertos de aquellas

            Yslas; porque siendo estas f. 23 r. / disposiciones de toda

            consideración y de graves consequencias, me persuadí a que siendo

            tal la mente de S.M. no se hubiera omitido expresarla en la Real

            Orden como partes principales de la Comisión, aunque no fuese más

            que para desvanecer los motivos de duda que se me pudiesen ofrecer,

            y que conociese ser uno de los principales obgetos de la Comisión.

            La Real Orden me prevenía lo que devía egecutar, que era hacer el

            corso en aquellos mares, interceptando el Comercio Ynglés y

            protegiendo el nuestro, y explica el modo, que es atacando y

            vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y particulares. Esta comisión,

            a mi modo de entender, no abraza la otra mui distinta de agregar a

            la Esquadra las embarcaciones de comercio de América, ni la Urca,

            que por su corto andar y varlovento embarazaría el cumplimiento del

            verdadero encargo, y entre recivirla en conserva sin expresa Orden

            que lo declarase, inhavilitando en mucha parte la Esquadra para el

            corso, o dejarlas de recivir, quedando en disposición de

            desempeñarlo en todo su vigor, no tube que dudar mediante que esto

            último me lo mandava expresamente la Real Orden, y para lo primero

            era forzoso que le buscase interpretación advitraria que no me

            livertase de Cargos graves, siempre que sobreviniese algún accidente

            contra su seguridad.

                 Estas Embarcaciones así agregadas estavan expuestas a separarse

            de la Conserva, mucho más en aquellos mares tormentosos que en

            otros, ya fuese de noche por falta de inteligencia de las señales,

            ya de día dando caza, y en aquellos parages quedavan expuestas, más

            que en otro alguno, de ser atacadas y tomadas por los Corsarios que

            cruzan en ellos, en cuio caso serían cargos bien fundados los que se

            me harían por haverlo f 23 v. / egecutado de advitrio propio sin

            expreso orden que me lo mandase. Con la Urca Santa Ygnes aún sería

            el Cargo más grave y fundado por hallarse revasada a la parte del E.

            de aquellas Yslas, con 50 leguas o más distancia del Cuervo y de los

            peligros de su Crucero, 40 al Norte de la Ysla Tercera, cuio

            meridiano tenía revasado, y en esta postura podría con razón tomarse

            por absurdo inconsiderado hacerla retroceder de la Derrota que havía

            hecho hasta allí sin peligro para volverla a conducir al parage, más

            expuesto y arriesgado, que havía pasado sola con felicidad.

                 Los artículos 17 y 18 del tratado 2º, título 4º, folio 51 de

            las Ordenanzas de la Armada, citados en el Cargo con el fin de

            apoiarlos, son precisamente los que lo desvanecen, porque el 17

            trata particularmente de que se tomen vajo de la protección de los

            vasallos de S.M. defendiéndolos de todo insulto o violencia, y el 18

            de recivir en Conserva las Embarcaciones de vasallos o alidados que

            encuentren en los Puertos o navegaciones; en que se vee [sic] que

            entre proteger y dar comboy la Ordenanza hace una gran distinción,

            en fuerza de lo qual ordena en Artículos separados lo que se ha de

            hacer sobre cada cosa, por considerarlas distintas, y en este mismo

            orden lo comprehendí yo de la Instrucción, donde se dice ser su

            destino para proteger nuestro comercio de Yndias, pues si se hubiese

            de extender a comboiar se explicaría igualmente, así como lo hace la

            Ordenanza.

                 Arreglado a la Real Orden en toda la fuerza de su sentido

            literal corriente, y a lo que previene el artículo 17 citado, fueron

            mis deliveraciones, comprehendiendo ser mi encargo proteger nuestro

            comercio en aquellos mares, atacando y vatiendo quantas

            Embarcaciones de Guerra, corsarias o de comercio encontrase para f.

            24 r. / limpiarlos de Enemigos y que con seguridad llegasen a ellos

            las nuéstras que viniesen de las Yndias, continuando desde allí su

            viaje sin peligro, por ser el distrito que me estava encargado; y

            para maior seguridad tenía dispuesto comboiarlas hasta pasar el

            meridiano del Cuervo, cuios contornos suponía ser donde habría

            Corsarios, por ser parages frecuentados por ellos.

                 Siguiendo el mismo espíritu de protección tenía premeditado que

            de conducir Thesoro de consideración la Embarcación, retenerla,

            reducir el corso a los términos que conviniese para mantenerla

            siempre inmediata, hacer transvordo de su Thesoro si fuese marchanta

            a los Navíos de Guerra, o dividirlos en todos si fuese de Guerra,

            permanecer allí 6 ó 8 días en este modo para ver si se incorporavan

            otras, y venirme con ellas a España. Con este fin, en la Orden que

            di en las Ynstrucciones, de que incluio copia, no digo que se

            comboien, sino que se retenga en el parage de reunión por el Buque

            que las encuentre para que llegando io determine el Comboy que se

            les haia de dar, cuia circunstancia mirava igualmente a retener los

            que llegasen en los 10 ó l2 días antes de retirarme, para

            conducirlos, porque ya para entonces se ofrecerían raras ocasiones

            de dar caza, teniendo aquellos Mares cruzados por varias partes y

            apresados y perseguidos los Corsarios de todas clases que hubiese en

            ellos.

                 El artículo 18 ordena que se recivan en la conserva todas las

            Embarcaciones de vasallos o de Aliados, y explica que esto sea

            quando pueda lograrse sin conocido atraso de su Expedición; que de

            agregar la Urca a la Esquadra se havía de seguir algún atraso no

            admite duda, porque no hallándose todavía en el f 24 v. / parage de

            su destino, y debiéndolo grangear lo más del tiempo a volina, era

            consequente haverse de atrasar, y aún más que esto el impedimento

            para dar las Cazas a las Embarcaciones que se avistasen, de que

            debía resultar uno de dos inconvenientes: o el de avandonarla con

            peligro de que caiese en poder de Enemigos, o el de limitar la vela

            a su andar, sin poder seguir a los que se destacase, de lo que se

            originaban otros inconvenientes graves, que no explico por no hacer

            más larga esta respuesta.

                 Con esta misma consideración, sin duda la Ordenanza de la

            Armada, en el artículo 30, título 4º, tratado 6º, prohive a los

            Comandantes de Esquadra encargados de Comboys, que atiendan más a

            solicitar las ocasiones de combatir que a la conservación de los

            Combois y de su seguridad.

                 El artículo 29, título 5º, tratado 5º, aún esfuerza más esta

            prohivición de los Comandantes de Combois, diciendo que aunque sea

            por algún motivo de conveniencia, o hutilidad del servicio de S.M.,

            no se debe hacer fuerza de vela dejando alguna Embarcación del

            Comboy etc.

                 Mediante estas expresas declaraciones de la Ordenanza se

            establecen por imcompatibles hacer corso y estar encargado de

            Comboy, y por lo qual es indispensable que para egecutar uno y otro

            lo ordene S.M. expresamente al modo de la Ordenanza, en cuio modo se

            salvaban todos los inconvenientes, y el Comandante, poniendo de su

            parte los medios correspondientes para cumplirlo, no queda

            rresponsable a las consequencias que se pueden seguir.

                 Por esta misma incompativilidad de los Comandantes de Esquadra

            de Corso, o de Buques sueltos, y los corsarios particulares, quando

            hacen presas las conservan si le conviene, esto es, que no les

            perjudique al corso, o las conducen al Puerto más inmediato, f. 25

            r. / donde estén con seguridad; las indultan dejándolas ir, y las

            queman o las echan a pique quando son de poca monta y no de gran

            perjuicio recoger sus Tripulaciones, para no privarse de la livertad

            de dar las cazas, ni exponerlas a que sean represadas, y sin

            embargo, se veen [sic] sobrados ejemplares de esto último,

            procedidos de inviarlas [sic] a los Puertos para quedar libres de

            conservarlas, con perjuicio de las cazas.

                 En la Real Orden se me dice que en caso de alguna urgencia o

            necesidad en los Buques de la Esquadra podré tomar alguno de los

            Puertos de aquellas Yslas para remediarme; éste es un permiso

            condicional y no una orden, que habla sólo con la Esquadra y en

            ningún modo con las Embarcaciones que vengan de América, porque no

            haviéndoseme prevenido antes que detenga a las que encontrase, ni lo

            que deba hacer con ellas, no podía Yo por determinación propia

            deliverarlo, a causa de los riesgos que corrían en aquellos

            fondeaderos, que son costas aviertas, sin seguridad con los vientos

            de travesía; pero si se me hubiese ordenado cesavan en mí estos

            reparos, y lo hubiera practicado con la Urca, sin tenerlo tampoco en

            lo que esta diligencia alargaría la llegada al Crucero, ni en la

            precisión de desampararlo para conducir las demas Embarcaciones que

            encontrase, a causa que la Orden que me lo prevenía me ponía a

            cubierto de ambas cosas.

                 A la circunstancia de no encontrar en la Real Orden la

            correspondiente expresión para comboiar las Embarcaciones de Yndias,

            se fundó otra que la corrovoró, siéndolo la Ynstrucción del Pliego

            reservado que la encerrava, ésta dice: «Ynstrucción reservada a sólo

            el Theniente General Don Antonio de Ulloa, para que desde luego se

            entere de ellas y acuse el recibo también f. 25 v. / reservado en

            primera ocasión; para cumplirlo, supuesto no deberá abrir el Pliego

            hasta estar apartado de la Esquadra del Theniente General Don Luis

            de Córdova de 4 a 5 leguas». Entendí que durante el viaje, y después

            de estar en el Crucero, se me proporcionarían no una, sino varias

            ocasiones seguras para acusar el recivo en la primera, no pudiendo

            tenerse por seguras las Banderas neutrales, a quienes no ay advitrio

            para hacerlas responsables, y no podía persuadirme a que esto debía

            entenderse por sólo los Correos, no habiendo seguridad de que

            avistasen siempre aquellas Yslas, tomando alguna más altura en

            tiempo de Berano para abreviar los viajes, y en este modo todo

            concurrió a persuadirme que la mente del Rey no era que reciviese

            las Embarcaciones como queda dicho.

                 Por lo que no dejo expuesto deberá conocer la Junta que ni el

            encuentro que la Urca Santa Ygnes tubo con los Enemigos a los 2 días

            después de haver hablado conmigo, ni su pérdida la ocasioné Yo, que

            habiéndome ceñido en todo a lo que se me ordenó por la Real Orden, y

            está prevenido en las Reales Ordenanzas de la Armada, no ay sobre

            qué pueda fundarse Cargo contra mí. Dios guarde a V.E. muchos años.

            Ysla de León, y Junio 27 de 1780 años.

            10. Muy Señor mío: Con fecha de 9 del presente me previene V.E. lo

            siguiente.

                 «La Junta de Departamento, encargada de Orden del Rey de

            aclarar varios puntos sobre la Comisión que últimamente tubo V.E.

            con la Esquadra que estava a su mando sobre las Yslas Terceras, f.

            26 r. / desea se sirva V.E. manifestar quanto le ocurra en razón a

            los puntos 1º y 2º siguientes.»

                 «En la Real Orden de 23 de Mayo de 1779, comunidada a Don

            Antonio de Ulloa para su Comisión de Corso, se expresó debía hacer

            rumbo con la Esquadra de su mando a las Yslas del Cuervo y Flores,

            cuio parage en la estación era la recalada de las embarcaciones de

            Yndias, a fin de proteger nuestro comercio, interceptando el de los

            Yngleses, atacando y vatiendo sus embarcaciones de Guerra y

            mercantes que encontrase, y advirtiéndole para su gobierno que sobre

            dichas Yslas, y en el intermedio a las Terceras, tenían los Yngleses

            4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones y algunas Fragatas. ¿Por qué no

            buscó a los enemigos recalando desde luego sobre dichas Yslas donde

            se le dijo estaban, que era lo primero que debía haver ejecutado

            para cumplir con la Orden del Rey de buscarlos sobre ellas; ni las

            vio, como consta de sus mismos Partes y Diarios, siendo Tierra que

            se avistan desde lexos y por consecuencia no podía ver a los

            Enemigos que se le dijo en la Real Ynstrución estavan en aquel

            parage, ni se proporcionó a proteger la Embarcaciones de Comercio de

            Yndias, cuio parage, se le previno, era en la estación la recalada

            de las más Embarcaciones dichas, a fin de que protegiese nuestro

            Comercio, siendo así que en su misma Ynstrución dada a los

            Comandantes de los Buques de su Esquadra les previno, como resulta

            del Parte que ha dado de la Fragata Santa Mónica sobre su

            separación, que en caso de [que] ésta se fuese a reconocer la Ysla

            Tercera dirigiéndose, a las 24 horas, de este apostadero al Paraleno

            39 grados 30 minutos, de 7 a 8 leguas del Cuervo y Flores, cuias

            Yslas nunca reconoció, como resulta de sus mismos Partes y Diarios

            citados?

                 «Aun después de no haver cumplido tan principal punto f. 26 v.

            / de la Real Orden, ni adquirido noticias para buscar los Enemigos,

            obgetos de toda Esquadra de Guerra que hace el Corso; aun quando no

            se le huviera prevenido como expresamente se le mandó por S.M., que

            hiciese rumbo a las Yslas del Cuervo y Flores, parage en aquella

            estación de la recalada de las más Embarcaciones de Yndias, como se

            berificó, debiera, como General de Marina, haverlo así practicado;

            pero no fue jamás a reconocerlas, apostarse en dicha recalada, que

            es donde toda Esquadra o Navíos que hacen Cruceros se apostan y

            donde estavan los enemigos, abandonó aquella recalada de las

            Embarcaciones de Yndias y, por consequencia, todo el comercio

            nacional al principio de una Guerra, con tan visibles perjuicios

            como ha ocasionado esta falta, haviendo tenido tiempos oportunos

            para haverlo practicado como debía pues Don Juan de Lángara y

            Huarte, que fue en su busca en 23 de Agosto, reconoció las Yslas del

            Cuervo y Flores, y después de lo acaecido con el Navío Poderoso

            volvió, reconoció con las 2 Fragatas el Fayal y su surgidero, costeó

            la Ysla del Pico y no haviendo embarcación alguna en todas estas

            inmediaciones hizo rumbo a la de San Miguel y Santa María, apresó en

            su costa la Fragata corsaria el Winchon, volvió el 7 de Septiembre a

            reconocer las costas de la Tercera, halló allí el Navío San Leandro,

            reconoció la costa de las Yslas Graciosa, Fayal y San Jorge,

            atravesó el Crucero de las de Cuervo y Flores en busca de la

            Esquadra de Don Antonio de Ulloa, volvió a ver hasta el día 11 la

            Graciosa, San Gorge, el Pico y el Fayal, el 13 las de Cuervo y

            Flores, donde se mantubo hasta el 15, y no encontró ni vio dicha

            Esquadra siendo los parages donde a su General se le previno tenían

            los Enemigos 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones y alguna Fragata, y

            también recalaron sobre dichas Yslas Terceras las Fragatas Magdalena

            y Santa Mónica f. 27 r. / de resulta de sus separaciones, como

            adelante se dirá, prueba bien clara de que Don Antonio de Ulloa tubo

            tiempos para haver cumplido con lo que se le mandó, y no lo

            practicó.»

                 Estos 2 puntos abrazan distintos asumptos: el 1º es por qué no

            busqué los 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones y algunas Fragatas que

            los Yngleses tenían, según avisos, sobre las Yslas del Cuervo y

            Flores y en el intermedio de ellas a las Terceras, estándome

            prevenido que los buscase y los atacase, recalando desde luego con

            este fin sobre dichas Yslas; segundo, que no las vi, como consta de

            mis Partes y Diarios, siendo tierras que se avistan desde lejos y

            por consequencia no podía ver a los enemigos, que debían estar en

            aquel parage.

                 Tercero, que no me proporcioné a proteger las Embarcaciones del

            comercio de Yndias, cuio parage me estava prevenido ser en la

            Estación la recalada de las más Embarcaciones dichas, para proteger

            nuestro comercio, siendo así que en mi misma Ynstrucción dada a los

            Comandantes de los Buques de mi Esquadra les previne que en caso de

            separación se fuesen a reconocer la Ysla Tercera, dirigiendose, a

            las 24 horas, de este apostadero al Paralelo 39 grados 30 minutos,

            de 7 ó 8 leguas al O. del Cuervo y Flores.

                 Quarto, que avandoné la recalada de las Embarcaciones de Yndias

            a la vista de aquellas Yslas y donde estavan los Enemigos, y por

            consequencia todo el Comercio nacional al principio de una Guerra,

            con tan visibles perjuicios como ha ocasionado esta falta, habiendo

            tenido tiempos oportunos para haverlo practicado como debía.

                 Quinto, que Don Juan de Lángara y Huarte, que fue en mi busca

            en 23 de Agosto, reconoció las Yslas del Cuervo y Flores, y después

            de lo acaecido con el Navío Poderoso volvió, reconoció con las 2

            Fragatas el Fayal y su surgidero, costeó la f. 27 v. / Ysla del Pico

            y, no haviendo Embarcación alguna en todas estas inmediaciones, hizo

            rumbo a las de San Miguel y Santa María, apresó en su Costa la

            Fragata corsaria el Vinchon, volvió el 7 de Septiembre a reconocer

            la costa de la Tercera, halló allí el Navío San Leandro, reconoció

            la costa de las Yslas Graciosa, Fayal y San Jorge, atravesó el

            Crucero de las del Cuervo y Flores en busca de la Esquadra de mi

            mando, volvió a ver hasta el día 11 la Graciosa, San Jorge, el Pico

            y el Fayal, el 13 las del Cuervo y Flores, donde se mantubo hasta el

            15, y no encontró ni vio la Esquadra de mi mando, siendo los parages

            donde se me havía prevenido tenían los enemigos 4 ó 5 Navíos de 60 a

            50 cañones y algunas Fragatas.

                 Sesto, que también recalaron sobre dichas Yslas Terceras las

            Fragatas Magdalena y Santa Mónica de resulta de la separación; es

            prueva bien clara de haver tenido tiempo para cumplir lo que se me

            mandó, y no lo practiqué.

                 Los 6 puntos que quedan referidos pudieran serme sensibles por

            desacreditar mi conducta si en ésta hubiese el mui leve escrúpulo de

            no haver practicado con el más notorio celo quantas diligencias

            fueron imaginables para desempeñar las obligaciones de mi encargo

            completamente, egecutándolo así en quanto lo permitieron los

            tiempos, los accidentes sobrevenidos y lo que de ellos resultó. Para

            que esta evidencia se conozca, y se desvanezcan enteramente estos

            cargos, explicaré lo correspondiente a cada uno en aquella parte que

            no tubiere evacuado en los puntos antecedentes, y será con los

            mismos acaecimientos que constan de los Diarios, mediante lo qual se

            tendrá en pleno conocimiento de que mis diligencias y operaciones

            fueron arregladas y conformes a lo que me estava prevenido f. 28 r.

            / por la Real Orden.

                 La Real Orden me manda que haga Derrota a las Yslas del Cuervo

            y Flores, cuio parage en esta estación es la recalada de las más

            Envarcaciones del Comercio de Yndias, que lo proteja con la Esquadra

            y intercepte el de los Yngleses, atacando y vatiendo sus

            embarcaciones de Guerra y mercantes que encuentre, debiendo ir en la

            inteligencia de que sobre dichas Yslas y en el intermedio a las

            Terceras, para proteger su comercio con los Portugueses, tienen los

            Yngleses, según las noticias que últimamente se han tenido, 4 ó 5

            Navíos de 60 a 50 cañones y tal qual Fragata, que igualmente

            atacaré.

                 Esta orden tiene 2 partes; la una, proteger nuestro comercio

            haciendo corso en el parage a donde las embarcaciones de Yndias

            vienen a hacer su recalada en las Yslas del Cuervo y Flores; la

            otra, atacar los 4 ó 5 Navíos Yngleses, que debían estar sobre

            aquellas Yslas o en el intermedio de ellas a las Terceras.

                 La Ynstrución no me prefixa distancias ni rumbos por donde deba

            establecer el Crucero, pero me da vastante luz para determinarlo,

            porque siendo el primer fin proteger nuestro comercio de Yndias, y

            las Yslas del Cuervo y Flores la recalada de las embarcaciones que

            vienen de allí, está claro que el apostadero debía ser en la avenida

            de estas Embarcaciones, a la parte del O. de las Yslas y por la

            misma latitud que traen.

                 Es cosa mui savida en la navegación que quando se hacen

            travesías de Mares dilatados y se intenta descubrir alguna Ysla, el

            medio único de conseguirlo es poniéndose por su paralelo alguna

            distancia antes de cumplir el punto, para no cometer el atentado de

            ir a dar sobre ellas de noche o de propasarse f. 28 v. / sin verla,

            iendo por maior o menor latitud. Para evitar estos peligros, quando

            no se consigue avistarla en el primer día, se hace Payro en la

            noche, continuando la diligencia en los siguientes hasta dar con

            ellas.

                 Las embarcaciones que vienen de las Yndias se ponen por aquel

            Paralelo 40 ó 50 leguas antes de cumplir el punto y lo siguen

            durante el día; las que absolutamente quieren dar vista a las Yslas

            hacen Payro en la noche, pero otras no se detienen en ello,

            vastándoles las señales que reconocen en las Aguas y en los Pájaros

            de las mismas Yslas, que descubren para enmendar sus puntos a mui

            corta diferencia de leguas, y éstas navegan de noche, apartándose

            alguna cosa del Paralelo para el N. a fin de no dar contra ellas,

            pero al siguiente día lo buelven a tomar.

                 Los corsarios enemigos, que no ignoran esto, pues siendo regla

            general lo practican ellos en la misma forma, no se limitan en sus

            corsos a esperar las Embarcaciones sobre las mismas Yslas,

            alargándose de ellas alguna distancia para salirles al encuentro, y

            así se berificó en el que di caza el 11 y 12 de Septiembre. Por esta

            razón, en la orden que di sobre el parage de reunión, fecha 8 de

            Septiembre, señalo el Paralelo de 40 grados, con diferencia de 15

            minutos más N. o más S., y desde la distancia de ocho leguas al O.

            del Cuervo y Flores hasta la de 40 para Crucero, con el fin de

            limpiar de corsarios de todas especies el Paralelo de la avenida en

            aquel espacio, y de comboiar las Embarcaciones nacionales que

            encontrase en él hasta dejarlas fuera del meridiano del Cuervo y

            Flores a la parte del O. de él, como tengo explicado en la respuesta

            al punto 3º, fecha 27 de Junio, de suerte que el Crucero iente y

            viniente era por la avenida f 29 r. / de nuestras Embarcaciones y

            donde salen a esperarlas las Enemigas, porque de no hacerlo así y de

            permanecer con la Esquadra sin apartarme de la vista del Cuervo y

            Flores, los corsarios las apresarían 19, 20 ó más leguas al O. de

            ellas, y ni Yo podría defenderlas, ni aun tener noticia, y entonces

            se me haría cargo de ello, por no estar prefixado el espacio donde

            havía de hacer el Crucero en la Real Orden.

                 Luego que las Embarcaciones de América reconocen la Ysla del

            Cuervo, dirigen su derrota por maior latitud desde los 41 grados

            hasta los 42, con el fin de separare de las Yslas, de las

            ventolinas, calmas, nieblas y corrientes que son ordinarias cerca de

            ellas, igualmente que para tener más seguros los vientos de parte

            del N. y NO., y así se berificó en las Embarcaciones que vinieron el

            año pasado, pues la Concepción, que vino de Veracruz, hizo su

            Derrota por los 42 ó 43 grados y llegó con felicidad; la Fragata

            Astrea lo mismo; la Juno, que llegó este año, aun vino por más

            latitud, bien que no estoy cierto que avistasen las Yslas del Cuervo

            y por consequencia sino [sic] lo hicieron seguirían su Paralelo.

                 Entre los 2 encargos que contiene la Real Orden de proteger

            nuestro comercio, livertando de corsarios la avenida a las Yslas del

            Cuervo y Flores, y asegurando con este tránsito nuestras

            Embarcaciones, o ir a solicitar los 4 ó 5 Navíos Yngleses en el

            intermedio del Cuervo y Flores y las Terceras, era conveniente

            determinar quál de las dos se havía de efectuar primero, y

            comprehendiendo que lo más urgente era la protección de nuestro

            comercio y seguridad de las embarcaciones que vienen de Yndias, fue

            mi principal diligencia ver si al paso, sin perder mucho tiempo, era

            posible ir corriendo las Yslas desde la Tercera hasta el Cuervo con

            cuia mira f. 29 v. / el 26 de Agosto, estando a la vista de la

            Tercera y llamándose el viento al SO. con fuerza, no me puse la

            buelta del ONO. porque entonces, corregido el rumbo, venía a hacer

            camino del NO. 1/4 0. y no lograva el intento, y así elegí el ir

            para el N. con el fin de volver después para el S. quando el tiempo

            lo permitiese, como lo egecuté el día 29, luego que se aplacó el 2º

            temporal del NO. que se siguió al SO.

                 El 30 estubo la Esquadra en los 40 grados y en el mismo

            meridiano que havía estado el 26, navegando para el O. con viento

            mui flojo y vario. Había tenido una corriente violenta para el S. de

            37 minutos y medio, cuia novedad me obligó a no ir por entonces más

            al S., temeroso de que continuase y con la flogedad y variación de

            los vientos me obligase a desembocar pasando la parte del S. de las

            Yslas, lo que de suceder dilataría la llegada al Crucero y me

            privava de seguir el reconocimiento de aquellos Mares. El 31 siguió

            por el mismo Paralelo y desde aquel día el viento permaneció calmoso

            y vario; no me pareció conveniente con una Esquadra de Navíos de

            porte como la mía exponerla a que se empeñase entre las Yslas,

            maiormente hallándose el Fénix sin aparejo maior para poder

            forcegear en algún aprieto si de rrepente el viento volvía a ventar

            por el NO., como ya tenía experimentado en dos ocasiones, y juzgué

            oportuno aprovechar aquellas ventolinas en reconocer el espacio de

            Mar que medía desde los 40 grados, en el meridiano de la Graciosa,

            hasta los 41 grados y medio, porque siendo el Paralelo que toman las

            embarcaciones de América después que avistan el Cuervo, podían estar

            en él los 4 ó 5 Navíos Yngleses con el fin de interceptarlas, pues

            para entonces estavan impuestos en la declaración de la Guerra y era

            más natural que estubiesen donde pudiesen sacar provecho y hacernos

            daño que en donde f. 30 r. / esto era remoto, como sucedía entre las

            Yslas, donde sólo por rara casualidad podría encontrarse alguna. Y

            mediante esta diligencia, quando llegase al Crucero, llevava la

            seguridad de que podrían transitar por allí más Embarcaciones,

            tomando alguna más latitud sin peligro de encontrarse con ellos,

            como lo expuse con fecha 21 de Junio respondiendo al punto que trata

            de la Derrota que hice con la Esquadra a aquellas Yslas.

                 Por todo lo antecedente, y por lo explicado en el punto de la

            Derrota, está demonstrado plenamente que solicité los 4 ó 5 Navíos

            enemigos desde el meridiano de la Ysla Tercera para el O. acia las M

            Cuervo y Flores por el Paralelo de 40 grados la distancia de quasi

            20 leguas, y hacia el N. por 41 grados y medio hasta el meridiano el

            Fayal; que al tiempo de volver de allí para el S., el 3 de

            Septiembre, para continuar por el Paralelo de los 40 grados para el

            S., reconociendo aquellas Yslas, sobrevino la grande avería del

            Gallardo, que interrumpió el curso de esta diligencia; que contenido

            en algún modo el peligro de aquel Buque continué, según lo

            permitieron los vientos de la parte del S., a ganar el Crucero en

            donde permanecí el tiempo que permitieron las circunstancias, como

            lo tengo explicado con fecha de 14 de Junio, cuias razones omito

            aquí por no duplicarlas, y que en aquel 2º parage del Crucero no se

            hallavan tales Navíos, no haviéndolo sido los que con ligereza ha

            supuesto Don Pedro de Leyba, Comandante de la Fragata Magdalena,

            serlo, como tengo explicado en el punto 9º con fecha del 26 de

            Julio.

                 Al 2º punto de no haber avistado las Yslas Cuervo y Flores,

            tengo satisfecho en la citada respuesta de 21 Junio, persuadiéndome

            a ser de vastante fuerza para convencimiento de no haver estado en

            mi advitrio a menos de haver querido exponer de nuevo el Navío el

            Gallardo al último f 30 v. / peligro, atropellando en ello las Leyes

            de la razón y de humanidad, pues después del grande conflicto en que

            se vio y nos puso a toda la Esquadra la noche del 10 al 11 de

            Septiembre y de lo experimentado del 2 a 3 del mismo, sería de las

            más inauditas temeridades insistir en permanecer en aquellos mares

            tempestuosos para dar vista a las Yslas del Cuervo y Flores después

            de haver surcado sus mares, y de no dejar duda las señales de su

            proximidad.

                 Al 3º digo haverme proporcionado tanto a proteger las

            Embarcaciones del comercio de Yndias quanto lo permitieron las

            circunstancias en que se hallava aquel Navío el Fénix y el resto de

            la Esquadra, según tengo explicado en las citadas respuestas, y esto

            mismo lo acredita la Ynstrucción dada a los Buques de la Esquadra,

            las Derrotas y los parages señalados para reunión en los que estube,

            y si no se encontraron en ellos las dos Fragatas que se separaron

            fue por no haver ido éstas a ellos, como tengo explicado en sus

            respectivos puntos.

                 A lo 4º digo que mui distante de haver abandonado la recalada

            de las embarcaciones de Yndias a la vista de aquellas Yslas, y por

            consecuencia todo el comercio nacional, mantube el Paralelo por

            donde vienen a ellas, como queda explicado, hasta su inmediación; di

            caza al corsario que se presentó, mediante lo qual, en el tiempo que

            pude permanecer allí con las Esquadra, hasta el día diez y ocho de

            Septiembre en la noche, no tengo noticia de que haia sido apresada

            ninguna Embarcación de comercio nuestra desde aquellas Yslas para el

            O., pues la Santa Mónica lo fue a la parte del E. de ellas, según lo

            tengo explicado en la respuesta del punto 5º con fecha de 27 de

            Junio, y la Urca Santa Ygnes a la parte del E. de la Ysla Tercera y

            a vastante distancia f. 31 r. / de ella, siendo como se vee [sic]

            caso imposible que la Esquadra pudiese hallarse a un tiempo a la

            parte del O. del Cuervo y Flores en el Crucero y avenida de las

            Embarcaciones que llegan de Yndias, según la expresa Orden de S.M.,

            y en los demás parages de aquellas Yslas, que ocupan un espacio de

            más de 80 leguas del O. al E. y otro tanto de N. al S., donde no es

            regular que nuestras embarcaciones trafiquen, a no ser por alguna

            rara casualidad.

                 Al 5º digo que el 23 de Agosto, en que Don Juan de Lángara se

            hallava a la vista del Cuervo Y Flores, aún no la havía Yo dado a la

            Ysla Tercera, iendo en su demanda con viento por el O. y OSO., que

            en la distancia que media, ba de una Esquadra a otra pudo haver

            mucha variedad en los vientos, siendo favorables al uno, y al otro

            contrarios, según la Derrota que cada uno hacía, que éste, después

            de haver experimentado el maior peligro en su Navío el Poderoso

            quedó desembarazado de tanto cuidado para lo sucesivo y pudo con las

            2 Fragatas practicar quanto hizo, lo que no me sucedió a mí, que

            cada instante crecían los cuidados y los Embarazos del Navío el

            Gallardo y la situación del Fénix nunca mejoraba, no pudiendo husar

            el aparejo maior, pero que aún sin estas circunstancias, una vez

            llegado al Crucero con la Esquadra no lo hubiera avandonado por el

            peligro de que las Embarcaciones de América que llegasen durante mi

            ausencia fuesen apresadas, en cuio caso sería justo el Cargo, por no

            prevenir la Ynstrucción que reconozca todas aquellas Yslas y las

            costas, sino es meramente lo que queda dicho al principio sobre la

            protección de nuestro Comercio, pues para practicar aquéllo

            necesitava otro tanto tiempo como aquel Comandante empleó en ello,

            que a lo que parece f. 31 v. / fue desde el 23 de Agosto hasta el 7

            de Septiembre en ir del Cuervo y Flores a San Miguel y Santa María,

            y volver de allá a la Tercera y del 7 al 13 en pasar de la Tercera

            al Cuervo, que son 6 días, esto prueva vastante de que los vientos

            no le eran mui favorables; con que durante los 21 días que tardó en

            volver al Cuervo, si Yo lo hubiera egecutado, teniendo el particular

            encargo de proteger nuestro comercio de Yndias en aquellos Mares y

            avenida al Cuervo y Flores, quántos accidentes desgraciados huvieran

            acaecido. En este intermedio se hubieran atribuido con vastante

            fundamento a haverme separado del Paralelo y parage que trahen las

            Embarcaciones que vienen de Yndias, que era mi expresa Comisión. El

            7 de Septiembre fue el día que Yo con la Esquadra navegava en

            demanda de aquellas Yslas, después de moderado el grave cuidado del

            Agua del Gallardo. El 11 iba dando Caza a la Fragata Corsaria, que

            perseguí aquel día y el siguiente. El 13, con viento por el NNE.,

            hacía diligencia de recuperar el Paralelo del Crucero, y el 15,

            estando ya en él, volvía para las Yslas del Cuervo y Flores, con

            viento vario del E. por el S. al O., con que no era posible que Don

            Juan de Lángara me encontrase, ni Yo a él, hallándonos en parages

            distantes.

                 A lo 6º, y último, sobre la recalada en aquellas Yslas de las

            Fragatas Santa Magdalena y Santa Mónica después de su separación de

            la Esquadra, digo que la primera por la latitud que lo hizo, de

            menos de 39 grados y medio, no lo huviera conseguido tan breve si

            como debía hubiera procurado desde luego que concluió la Caza hacer

            diligencia de ganar al N. a los 40 grados para restituirse al

            Crucero, porque interin que estava en menos latitud que ésta no

            podía ver si llegavan o no embarcaciones de América f. 32 r. / y si

            havía corsarios que las persiguiesen o apresasen, que era todo mi

            cuidado y el que les tenía ordenado por la Ynstrución a los

            Comandantes de los demás Buques de mi Esquadra, como se explica en

            el parage de reunión de fecha 17 de Agosto la addición [sic] a éste

            con la de 8 de Septiembre y las órdenes dadas en la Ynstrucción que

            acompañé con el punto 6º, y así, lejos de ser aprovable la conducta

            en haver descubierto las Yslas por aquella latitud, es su Comandante

            digno de severa corrección por no haver practicado lo que le estava

            mandado y era de tanta importancia, originándose de ello su

            separación de la Esquadra; y por lo tocante a la Santa Mónica, como

            que no tuvo, desde que se separó de la Esquadra el 15 de Agosto,

            otro cuidado ni atención a que atender más que el de ir a los

            parages que le estavan señalados para reunión, tubo sobrado tiempo

            para conseguirlo, pero no permaneció en el segundo, si es que llegó

            a él, pues como queda dicho en la respuesta al punto 5, fue a la

            parte del E. del Cuervo y Flores, donde la apresaron, opuesta al que

            tenía señalado para reunión, lo que no hubiera sucedido si iéndose a

            éste en derechura hubiera permanecido en él.

                 Me parece que con lo que llevo explicado quedan desvanecidos

            enteramente los Cargos, y demostrado que desempeñé el encargo de la

            Real Orden en quanto lo permitieron los tiempos, los accidentes

            sobrevenidos en la Esquadra y sus resultas, y que si después que

            degé aquel Crucero han sobrevenido desgracias en el Comercio, no

            tiene parte en ellas mi conducta, pues mirada la cosa con equidad y

            Justicia que corresponde, quanto practiqué desde la gran avería del

            Gallardo, el 3 de Septiembre, desde la rotura de las dos vergas f.

            32. v. / maiores del Fénix, el 16 de Agosto, quedando del todo sin

            huso [sic] la maior, en desempeño de la Comisión, sin temor de

            maiores males en aquellos Mares recios y tempestuosos, se debe

            reconocer por puro efecto de mi particular celo, de actividad y

            eficacia en el servicio del Rey, y de deseos de un completo

            depempeño en el encargo que la Real confianza de S.M. se dignó poner

            a mi cuidado; pues lo que Yo huviera apetecido era una Esquadra sin

            los quebrantos que la que tenía a mis órdenes, con víveres y Agua

            competentes para permanecer en aquel Crucero, sin desampararlo hasta

            que la necesidad me precisase a ello, siendo ésta convatida por

            muchos lados, según tengo explicado en los otros puntos, la que me

            precisó a hacerlo quando lo determiné. Dios guarde a V.E. muchos

            años. Ysla de León, y Agosto 11 de 1780.

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: Haviendo informado a V.E. y a la

            Junta el modo en que havía determinado hacer el reconocimiento de

            las Yslas desde el Fayal hasta la del Cuervo y Flores sin atraso del

            principal asumpto en la llegada a la avenida de las Embarcaciones

            que regresan de Yndias, para evitar que fuesen encontradas en ella

            por embarcaciones enemigas que las apresasen, resta informar

            igualmente de lo que tenía dispuesto para continuar el

            reconocimiento por la parte del S. al tiempo de regresar con la

            Esquadra.

                 Deseando el acierto en todo, y el más exacto cumplimiento de

            las órdenes de S.M. en la Comisión que se dignó poner a mi cuidado,

            consulté a los Comandantes de los Buques de la Esquadra y a f. 33 r.

            / los Pilotos para que me informasen sobre los tiempos en que es

            regular seguir la Derrota por la parte de N. de las Yslas terceras

            las Embarcaciones que vienen de Yndias, y en quáles la del S.

            dirigiéndose a la Ysla de Santa María, cuios pareceres conservo, y

            no inserto aquí copia de ellos por no considerarlo esencial. Esto lo

            practiqué con el fin de arreglar a ellos el Crucero. Con fecha de 17

            de Agosto lo egecutaron, diciendo, los que se hallavan con

            experiencia de estos viajes, que desde mediados de Septiembre en

            adelante era la Derrota por ésta última, arreglándose también según

            los tiempos que experimentavan en la travesía del Golfo, pero que

            era raro que desde aquel término en adelante la hiciesen por el N.

            de la Ysla del Cuervo.

                 En consecuencia de estos pareceres havía determinado que quando

            llegase el término de regresarme, que debía ser concluido el mes de

            Septiembre, en el Crucero del Cuervo pasar por la parte del S. de

            las Yslas, reconocer en el tránsito la del Fayal, el Pico, Santa

            María, y de ésta continuar el viaje a España, tomando la altura que

            permitiesen los vientos para hacer el Corso desde el Cavo de la

            Roca, si fuese posible en adelante, y cumplir así lo que la Real

            Orden me prevenía sobre este particular; consequente a ello señalé

            el parage de reunión en caso de accidente grave sobrevenido de

            resulta de combate, con fecha de 22 de Agosto, al S. de las Yslas

            Terceras, cuia copia acompaño con ésta, en que se reconocerá haver

            sido mi ánimo ir corrigiéndolas a la ida acia allá por la parte del

            N. y al tiempo regresar por la del S.

                 Sobrevino el accidente grave del Gallardo, a que me fue preciso

            prestar la maior atención y cuidado, y además de f. 33 v. / esto la

            escasez de víveres y de Aguada en la Esquadra que se fue

            reconociendo después con maiores excesos, y la epidemia de escorbuto

            que con particularidad el Diligente iba haciendo los maiores

            progresos. Fue preciso variar esta resolución atendiendo a lo que

            más llamava el cuidado, y por esto acorté algunos días la detención

            en aquel crucero, reduciéndolo hasta el 20 de Septiembre, quando por

            mi primera determinación debía durar hasta fin del mes, y con

            consideración a que los viajes por la parte del S. es regular que se

            alargen con exceso por las calmas que se experimentan hasta pasado

            el mes de Octubre, y aun Noviembre, en la inmediación de las Yslas

            de Santa María, y vientos de la parte del E. y NE. de que ay

            repetidos egemplares, no hallándose la Esquadra en disposición de

            exponerse a semejantes demoras, me pareció lo más proporcionado, y

            conforme al buen servicio del Rey, mudar la Derrota, disponiéndola

            por la parte más segura y breve para de ese modo lograr el principal

            fin de conducir aquel Buque a Puerto de España; y sin embargo que la

            Derrota por el N. era la que lo proporcionaría así, me pareció

            consultar antes al Comandante del Gallardo, como lo hice en 18 de

            Diciembre, quien en su respuesta, que también acompaño en copia con

            éste, fue de parecer que se hiciese el viaje por la parte del N.,

            buscando los vientos largos, a causa de que su Navío no podía

            navegar en menos de 8 quartos, y que convenía abreviar el viaje

            quanto fuese posible. Mediante esto V.E. y la Junta reconocerán que

            el Gefe principal, que manda, no es advitro de hacer todo lo que le

            inspira su buen celo quando las circunstancias en que se encuentra

            no se lo permiten, y que en las que Yo estava no podían ser más

            críticas, teniendo, por una parte, el cuidado y inquietudes que

            debía causarme aquel Buque, por otra el f. 34 r. / Navío Diligente a

            media ración de víveres desde el 8 de Septiembre y con copia de

            escorbúticos, que se acrecentavan diariamente, sin dietas para

            alimentarlos, pues sólo se ministravan [sic] a los que estavan más

            agravados, y a éstos se les daba sólo media ración, haviendo pérdido

            mucha parte de las vivas en los temporales que se havían

            experimentado; los otros Buques, con escased de víveres y de Agua,

            haviendo acortado en todos las raciones, y por lo tanto sin

            facultades para poderle ministrar al otro a proporcion de su

            escased, sin embargo de que se le dieron algunas, así de los comunes

            como de Dietas; y la Epidemia de Escorbuto haciendo demasiados

            progresos en ellos. En esta situación no era regular insistir en la

            primera resolución de venir reconociendo las Yslas por la parte del

            S., haviéndome excedido, si bien repara a lo que pedían estas

            críticas circunstancias, en dirigirme con la Esquadra al Cavo de la

            Roca para cumplir el Real Orden de S.M. en esta parte, no haciéndolo

            en derechura al Puerto de España fuera más fácil de tomar, como era

            regular y lo pedían las circunstancias. También se debe considerar

            que a proporción de la gravedad con que varían las circunstancias,

            por los incidentes que sobrevienen, es forzoso que muden las

            soluciones, proporcionándolas a lo que piden aquéllas. El 22 de

            Agosto el Agua del Gallardo, aunque era de 3 a 4 pulgadas, por lo

            que no daba cuidado, no haviéndose experimentado aumento desde la

            noche del 15 al 16 en que havía comenzado, por lo que no era con

            exceso, y en los otros Buques sólo se notava en uno o otro algunos

            tocados del propio mal, y reducir a los más precisos las segundas,

            me persuadí a que podrían recompensarse la pudrición y mermas que se

            reconocían en el vacío de la vasigería, pero estos f. 34 v. / males

            fueron aumentándose diariamente hasta hacerse de consideración; sin

            embargo de ello, mi resolución primera hubiera subsistido a no

            impedirlo el cuidado maior del Gallardo. Este Navío para conducirlo

            a Puerto havía de ser a fuerza de travajo de Bombas, y para que su

            Tripulación y la que le puso de los otros Buques por vía de ausilio

            lo pudieran resistir era preciso alimentarlos competentemente y

            ministrarles Agua a proporción de la Fatiga que tenían, mediante lo

            qual no podía practicarse en él la orden de acortar las raciones,

            como se hizo en los otros. Su daño debía aumentar más bien que ir a

            menos, por proceder, como tengo dicho en otro punto, de la

            pudrición, desunión y juego de sus principales maderas de Proa,

            desde la Quilla para arriva, con que cualquier motivo que prolongase

            el viaje dificultava el éxito de conducirlo, poniéndolo en términos

            de ser forzoso avandonarlo, o de que fuese a pique sin poderle dar

            auxilio; tal era su situación que en cualquiera de estos dos casos

            quedava mi conducta desacreditada por haverle expuesto sin

            consideración a los peligros en que ya havía estado con conocimiento

            de su mala situación, y que ésta se hacía más grave quanto más

            detenía el viaje. Estas consideraciones, que sólo las hace en los

            lances forzosos el que con la responsavilidad tiene el mando, fueron

            las que me obligaron, como llevo dicho, a disminuir el tiempo del

            crucero y a restituirlo, persuadiéndome a que cualquier otro General

            que se hubiese hallado en mi lugar no habría practicado otra cosa.

            Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Agosto 11 de 1780.

            f. 35 r /

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: Aunque debo persuadirme tener

            satisfecho completamente a los puntos de cargos que se me han pasado

            por V.E. y por la Junta sobre el último mando que tube de la

            Esquadra destinanda a hacer el Corso en las Yslas Terceras en el

            próximo año pasado, y que mis respuestas deben haver convencido,

            conociendo que practiqué quanto estubo en mi advitrio para el más

            exacto cumplimiento de las órdenes del Rey, en lo que comprehendía

            la Real Ynstrución, sin apartarme de ella. Como estos asumptos

            interesan mi honor y reputación en sumo grado, por hallarse

            indevidamente sindicado de ser Autor o causa de las pérdidas

            experimentadas en el Comercio, atribuiéndose a defecto de mi

            conducta, no se extrañará que repita nuevas reflexiones sobre lo que

            en este particular tengo dicho en el punto 1º y 2º, sirviendo de

            mayor convencimiento que no procedieron estas pérdidas de falta de

            diligencia de mi parte, ni por defecto de mi conducta, sino es por

            haverlo dispuesto así la casualidad, en no haver llegado ellas a las

            Yslas del Cuervo y Flores en el tiempo que la Esquadra estubo en su

            Paralelo y en su inmediación cruzando, en cuio modo era imposible

            que la Esquadra de mi mando pudiese livertarlas de peligro.

                 Esto se comprueva con lo sucedido en la Esquadra dada por el

            Brigadier entonces, Don Juan de Lángara Huarte, y aunque ignoro las

            órdenes que este Comandante tenía, debo suponer que si hubiera

            encontrado alguna Embarcación de nuestro comercio de Yndias la

            hubiera protejido y procurado libertar de f. 35 v. / que caiese en

            manos de Enemigos. No ha llegado a mí noticia que descubriese

            alguna, haviendo estado a la vista del Cuervo y Flores desde antes

            que Yo llegase a mi crucero, con que es evidente que, o no llegaron

            entonces, o que si fueron apresadas algunas en aquel tiempo sería

            por hallarse distantes de donde estava con su Esquadra, que es lo

            mismo que pudo haver acaecido respecto de la de mi mando.

                 Este Comandante dio vista a las Yslas del Cuervo y Flores el 23

            de Agosto, reconoció después el Fayal, el Pico, la de San Miguel y

            Santa María, apresó en su costa la Fragata el Winchon, volvió el 7

            de Septiembre a reconocer la costa de la Tercera, tiempo en que

            todavía la Esquadra de mi mando no havía podido llegar al Paralelo

            del Cuervo, como tengo explicado en los puntos que tratan de la

            Derrota; reconoció la Graciosa, el Fayal y San Jorge, que son

            contiguas, volvió a ver el Cuervo y Flores el 13, quando Yo me

            restituía al parage del Crucero después de haver dado caza el 11 y

            12 a la Fragata corsaria enemiga; y el 15 parece que dejó aquel

            crucero, haviéndolo Yo mantenido hasta el 18 en la noche, y esto sin

            embargo de la peligrosa situación en que estaba el Gallardo.

                 Ynterin que este Comandante se regresava de Santa María al

            Cuervo y Flores, Yo desde el 9 hice la recalada en el Crucero, como

            lo comprueva el encuentro del Bergantín Portugués que iba en demanda

            de aquellas Yslas; esta recalada, por causa de estar los vientos por

            el SE. y SSO., fue a 45 leguas al O. del Cuervo. Del 10 al 11 anduvo

            mi Esquadra al E. 27 leguas en demanda de ellas, en cuio espacio

            sólo encontró la Fragata corsaria; desde entonces hasta el 18 en la

            noche no desamparó el Paralelo que siguen las Embarcaciones que

            vienen de América siendo f. 36 r. / siendo [sic] el mismo que se da

            en la Derrota donde sólo previene que cosa de 100 leguas antes de

            cumplir los puntos se pongan por los 40 grados escasos, y que

            procuren no separarse de él, para dar vista a las dichas Yslas. El

            de mi crucero, teniéndolo Yo señalado en 39 grados 55 minutos, era

            precisamente en el que me havían de encontrar y Yo descubrirlas;

            esto no sucedió, ni Don Juan de Lángara las vio, pues ni aun tubo

            luz de la llegada del Buen Consejo al Fayal, cuio surgidero

            reconoció después del 23 de Agosto; de que se concluie que las

            Embarcaciones de este Comercio que han tenido la desgracia de caer

            en manos de los enemigos, o la experimentaron en parages distantes

            del Crucero, o en tiempo que ni la Esquadra de mi mando ni la de Don

            Juan de Lángara se hallavan allí, por lo qual el Cargo y culpa que

            se intenta atribuirseme no tienen sobre qué fundarse, y es contra

            toda razón, pues de lo contrario sería comprehendido en la misma

            falta este otro Comandante, que andava con su Esquadra en aquellos

            Mares, y no las vio, ni le vieron. Don Juan de Lángara estubo a la

            vista de Santa María, apresó allí un corsario, y no pudo evitar que

            un Bergantín y otra Fragata de 14 cañones, y pudo ser la misma de

            que le dio noticia la que apresó, tomasen en aquel parage una

            Embarcación cargada de cueros que venía de Buenos Ayres, cuia

            noticia dio el 26 de Septiembre un Bergantín Portugués que hacía

            viaje de San Miguel a Lisboa, lo qual convence que, sin embargo de

            las maiores diligencias que se practiquen, las desgracias de esta

            naturaleza son inevitables en alguna parte, por no ser posible que

            las Esquadras estén en todos los parages donde pueden sobrevenir, y

            que no pueden responder de ellas los Hombres quando dependen de la

            concurrencia de varias f 36 v. / casualidades, mediante lo qual no

            es regular formarles cargos, pues estas mismas casualidades son las

            que en otras ocasiones proporcionan los encuentros y lances felices,

            donde suelen esperarse menos, y los que lo son para unos, son

            desgraciados para los contrarios.

                 Sería posible que si la Esquadra de mi mando huviera podido

            permanecer en su Crucero hasta fin de Septiembre o primeros días de

            Octubre, algunas o tal vez todas las Embarcaciones que fueron

            tomadas por los Enemigos desde que lo dejé en adelante, no se

            huvieran pérdido, pero téngase presente lo que se dice en la Junta

            de Guerra de 3 de Septiembre sobre el Navío el Gallardo, y las

            precauciones que debía tener con el grave peligro en que estubo la

            noche del 10 al 11, y júzguese si debía exponerlo más tiempo, a que

            se repitiesen, y si havía advitrio en mí para evitar los daños que

            se podían originar después de separarme de aquel Crucero, como

            tampoco de los que sobreviniesen fuera de la vista de mi Esquadra,

            pues podían acaecer éstas en los mismos parages por donde acavase de

            cruzar y a no mucha distancia de la Esquadra, sin poderlo evitar;

            todo lo qual es digno de la maior consideración para no darme por

            Autor de las pérdidas que no ha estado en mi advitrio remediarlas.

            Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Septiembre 9 de 1780

            años.

           

            

           

            Oficio. Excmo Señor. Muy Señor mío: Aunque tengo respondido a los

            puntos de cargo que se me ha pasado por la Junta, de orden de S.M.,

            dando las explicaciones que correspondan a cada f. 37 r. / uno,

            interesándose mi honor en ellos, no menos que en el concepto y

            opinión que formarán las Gentes, me estimulan estas graves

            circunstancias, para evitar que se incurra en alguna falta de

            inteligencia o equivocación sobre las razones que tengo expuestas, y

            para ello solicitar que V.E. y la Junta me permitan que comparezca

            en ella para explicar las dificultades o dudas que se ofrezcan sobre

            la inteligencia de lo contenido en dichas respuestas, y que

            proporcionándoseme por los Señores Bocales las que les ocurrieran,

            pueda dar solución a ellas en un modo que queden desvanecidas, al

            modo que se practica en todos los Tribunales militares y civiles,

            pues aunque la Junta no determina en la forma que aquéllos, su

            dictamen, siendo contrario a la verdadera inteligencia de mis

            exposiciones, será de gravísimas consequencias contra mi estimación

            y concepto, por lo qual, y en consideración a ser equitativo lo que

            solicito, espero que V.E. y la Junta se sirvan concedérmelo,

            mediante que esta diligencia no debe interrumpir sus reservadas

            conferencias. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y

            Septiembre 5 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más

            seguro servidor. Don Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de

            Lángara.

           

            

           

            Contextación Excmo. Señor. En la Junta de Departamento de este día

            se ha visto la solicitud, que V.E. hace con fecha de ayer, de

            concurrir a ella para dar más y más clara inteligencia a lo que V.E.

            tiene expuesto en sus escritos, y satisfacer mejor a las dudas que

            se le propongan por la misma Junta. Está acordado se conteste f. 37

            v. / a V.E., como lo hago, que si ocurriere sobre sus Papeles algún

            reparo, se le preguntará sobre él hasta su plena aclaración, porque

            la personal presencia de V.E. a estas secciones [sic] no la cree

            necesaria por no ser éste Consejo de Guerra. Dios guarde a V.E.

            muchos años. Ysla de León, 6 de Septiembre de 1780. Juan de Lángara

            y Arismendy. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: Quando llegué a esta Bahía en

            principio de Octubre del año pasado con la Esquadra que mandé a las

            Yslas Terceras con la noticia, que di al Señor Director de la

            Armada, de lo acaecido en la Campaña, le pasé una copia certificada

            de la Junta de Guerra que convoqué en 3 de Septiembre para

            determinar el partido que debía tomar con el Navío el Gallardo, por

            causa de la gravísima nobedad que havía tenido en la noche

            antecedente, y se repetió en el mismo día, de aumentos de Agua,

            sobre la que empezó a hacer la noche del 15 al 16 de Agosto, y otra

            igual Copia de reconocimiento que mandé practicar con las maiores

            formalidades el siguiente día 4 de dicho Buque, por donde consta el

            Estado deplorable y peligroso en que se hallava, cuios originales

            pasé, luego que llegué, al Señor Marqués Gonzalez de Castejón. Me

            parece conveniente que V.E. mande que se busquen estos documentos en

            la secretaría de la Dirección, y que se inserten con el punto 1º de

            Cargos, en mi respuesta y con el que trata de no haver dado vista a

            las Yslas del Cuervo y Flores, fecha 24 de Junio, teniéndose

            presente en la Junta para f. 38 r. / maior comprovación de lo que

            digo en ellos sobre el estado peligroso de este Buque y que contra

            lo resuelto por aquella Junta, por puro efecto de mi buen celo y el

            deseo de cumplir las Reales órdenes de S.M., atropellando

            inconvenientes y peligros, continué con la Esquadra al Crucero hasta

            exponerlo al maior de quanto se experimentava en el Mar, porque

            mediante este egemplar conocerá la Junta que en todo lo demás deseé

            desempeñar mi encargo con el maior celo, actividad y honor. Dios

            guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Septiembre 5 de 1780.

           

           

           

                 Excmo. Señor. He hecho buscar en la secretaría de la Dirección

            y Comandancia General la Copia certificada de la Junta de Guerra

            combocada en 3 de Septiembre del año último que V.E. cita en su

            oficio de 5 del presente mes, y sólo se deduce de lo representado a

            S.M. con fecha 8 de Octubre último, en carta nº 925, acompañando un

            acuerdo de la Junta de Departamento del día anterior, celebrado

            sobre el estado del Gallardo, para salir al nuevo Crucero que se

            señalava a la Esquadra, que se remitió a la Corte con este mismo

            acuerdo la copia certificada de la Junta de Guerra, como uno de los

            documentos que (vajo de esta voz genéricos) atava la propia Carta nº

            925, para hacer constar el Agua que hacía en la Mar este Buque, y

            que no obstante su mal estado podría volver a salir en atención a la

            proximidad del expresado nuevo Crucero. Dios guarde a V.E. muchos

            años. Ysla de León, 7 de Septiembre de 1780. f. 38 v. / Juan de

            Lángara y Arismendy. Excmo Señor Don Antonio de Ulloa.

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: En vista de lo que V.E. me avisa,

            con fecha de ayer, sobre la copia certificada de la Junta de Guerra

            combocada el 3 de Septiembre del año pasado por mí a vordo del Navío

            Fénix, que por mi oficio de 5 del presente pedí a V.E. que se

            solicitase en la secretaría de esta Dirección General, y que se

            insertase con el punto lº, en mi respuesta, y con el que trata de no

            haver avistado las Yslas del Cuervo y Flores, su fecha 21 de Junio

            del presente, y que la Junta lo tubiese presente para maior

            comprovación de lo que digo en ambos puntos; y avisándome V.E. que

            este documento se remitió a la Corte con la Carta nº 925, paso a

            V.E. otra igual Copia certificada, que reservé en mi poder,

            suplicando que se sirva mandar que se saque copia de ella, y se me

            debuelva, bien sea ésta certificada por el secretario de la

            Dirección, o la que exivo, insertando una de las dos en los citados

            puntos.

                 La Junta reconocerá en este documento la certidumbre de la

            contrariedad de los vientos que tengo manifestada en mis respuestas

            y consta de los Diarios; la precisión de llevar el Gallardo con el

            maior descanso posible, y que sin embargo de lo acordado por la

            Junta, en vez de avandonar la Comisión, para conducirlo a España, la

            llevé adelante por puro efecto de mí solo, y del deseo de cumplir en

            el modo posible lo mandado por S.M., sin dejar por esto de atender a

            no f. 39 r. / exponer aquel Buque, que fue la causa de no haver

            permanecido la noche del 18 de Septiembre, quando se llamó al SO.

            con fuerza a la Capa, o dando vordos para avistar el Cuervo en la

            mañana siguiente, no haviéndose proporcionado antes darle vista,

            según tengo explicado ya, por la contrariedad de los vientos quando

            la Esquadra estubo a la parte del E. de aquella Ysla, ya por lo que

            entretubo la misma avería, ya por lo que extravió de su Derrota la

            caza del día 11 y 12 a la Fragata enemiga, de modo que desde el día

            6 de Septiembre en adelante mi diligencia de ir al Crucero fue

            sugeta a lo que permitiese la situación peligrosa de aquel Buque,

            sin exponerlo. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y

            Septiembre 8 de 1780.

           

           

           

            Contextación Excmo. Señor. Queda en la secretaría de la Junta de

            Departamento la Copia certificada de la de Guerra que V.E. celebró

            sobre el exceso de Agua que hacía el Navío Gallardo, uno de los

            Buques de la Esquadra que últimamente estubo al mando de V.E., y

            adjunta dirijo a sus manos una Copia certificada por el secretario

            de la propia Junta de Departamento, a los fines que V.E. indica en

            su Papel de 5 del corriente. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de

            León, 13 de Septiembre de 1780. Juan de Lángara y Arismendy. Exmo.

            Señor. Don Antonio de Ulloa.

                La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

                        Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander

                        Central Hispano 1999-2000

           

 

 

     La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

            

           

           

            Copia de la Junta de Guerra celebrada a bordo del Fénix para

            deliberar sobre el Navío el Gallardo.

                 Excmo Señor. Muy Señor mío: Desde ayer a las 8 de la noche, que

            se achicó el Agua que hace este Navío y quedó en sólo tres pulgadas,

            f. 39 v. / ha aumentado, hasta las 4 de la mañana de oy, que median

            8 oras, 41, causándose algún cuidado que en semejante día, que todo

            él fue bonancible y nada trabajó el Navío hubiese tenido aumento tan

            considerable; y sólo atribuio parte de esta novedad a haverle tesado

            con consideración, en el mismo día, la Jarcia de Proa, por haverle

            notado algún juego al Palo, siendo por éste parage por donde se ha

            pensado se le introduce el Agua, y me lo han hecho presente los

            primeros calafate y carpinteros con quienes he echo hacer el más

            prolijo examen en varias ocasiones, los mismos que informarán a V.E.

            por menor para su inteligencia. Dios guarde a V.E. muchos años como

            deseo. A vordo del Navío Gallardo, a la vela, a 3 de Septiembre de

            1779. Excmo Señor. Besa la Mano a V.E. Don Alverto Alaondo. Excmo.

            Señor. Don Antonio de Ulloa. En 3 de Septiembre de 1779, de resultas

            del Parte que va por caveza, dado por el Comandante del Navío

            Gallardo, Don Alverto Olaondo, al Excmo. Señor Don Antonio de Ulloa,

            Theniente General de la Real Armada y Comandante General de la

            presente Esquadra, sobre el aumento de Agua que se reconoce en aquel

            Navío desde el día de ayer en la noche, S.E. mandó que se combocase

            al Comandante de dicho Navío, a los del Diligente, Don Antonio

            Alvornós, el San Julián, el Marqués de Medina, y a los dos

            Comandantes de este Buque el Fénix, Don Francisco Melgarejo y Don

            Francisco Xavier Bermúdez, todos 5 Capitanes de Navío de la Real

            Armada, y con asistencia del Mayor de Ordenes de la Esquadra, para

            tratar y conferir sobre el estado de dicho Navío Gallardo, y

            haviéndolo egecutado, comparecieron juntos dichos Señores con su

            Excelencia en la Cámara del referido Navío Fénix, se leió el Parte

            dado por Don Alverto Olaondo y S.E. mandó que compareciesen el

            calafate y carpintero f. 40 r. / maior del Navío Gallardo, y que

            expusiesen lo que havían observado sobre la causa del Agua que dicho

            Navío hace, y si en ello consideran poderse practicar alguna

            diligencia para contenerla o disminuirla, y digeron que desde el día

            17, en cuia noche precedente empezó a conocerse el Agua, de resultas

            del temporal que se experimentó, haciendo 3 pulgadas por ora; habían

            practicado por sí y acompañados con la Maestranza de este Navío,

            Comandante y asistencia del mayor de órdenes, todas las diligencias

            que les ha sido posible (según su inteligencia) y que no han podido

            encontrar indicio por donde determinadamente venga, porque sospechan

            con vastante fundamento ser de las costuras de la Proa, en la qual

            han reconocido tener el Navío mucho movimiento, pues en el dicho

            temporal despidió los Batidores, quedó desaforrado enteramente el

            Tajamar en toda la parte que se puede descubrir, y con movimiento en

            sus columnas haver aventado las Estopas de los Topes en la parte que

            han podido reconocer, lo que han remediado según les ha sido

            posible. Creen que este mismo daño que ay en la parte visible es la

            que causa el Agua en la que está desde los Cosederos para avajo, por

            lo qual no hallan advitrio para remediarlo, necesitando que el Navío

            entre en Carena para poder remediar sus daños, y asimismo que

            consideran, por lo que han reconocido, tener podridas muchas

            maderras de Proa, lo que también puede contribuir a el Agua que

            hace, y haviéndolos hecho retirar después de concluido el Ynforme,

            S.E. dijo a los referidos Señores Comandantes de los Buques que

            expongan su parecer sobre lo que hallen por conveniente y se deba

            egecutar en las circunstancias actuales, y respecto al dicho Navío y

            teniendo presente lo importante del destino de esta Esquadra, que no

            se halla enteramente cumplido, según las órdenes f. 40 v. / que S.M.

            le tiene comunicadas, debiendo permanecer en el Crucero de estas

            Yslas inmediatas todo el tiempo que lo permitan los víveres, y

            juntamente hallarse separada de la Esquadra la Fragata Santa Mónica

            desde la noche del 15 al 16, la que tiene señalado el lugar de

            reunión al O. de la Ysla del Cuervo, por los 39 grados y medio, a la

            distancia de 7 a 8 leguas, donde los vientos que hasta aquí han

            reinado por el Oeste, Oesnorueste y Sudeste no han permitido llegar

            hasta el presente, sin embargo de estar la Esquadra vatallando desde

            el 22 de Agosto con poca diferencia en sus meridianos, sin poder

            conseguir 24 horas favorables para ponerse al O. de dicha Ysla, y

            que mediante a ser la parte que padece el Comandante de dicho Navío

            Gallardo, sea éste el que dé su primer dictamen, proponiendo lo que

            juzgue conveniente, así para la seguridad de su Navío, como para

            desempeñar las órdenes de S.M. en la Comisión de las Esquadra, y que

            después sigan los demás Señores por el orden regular, y así lo

            egecutó.

           

           

           

            Dictamen del comandante del navío el Gallardo, don Alberto Olaondo.

                 Dijo el referido Comandante del expresado Navío Gallardo que

            siempre que su Navío no hiciese más Agua que la de presente, está

            pronto a seguir su destino con los demás Buques de esta Esquadra, y

            que de su maior aumento, puesto quantos medios sean posibles al más

            pronto remedio, con el que no se berifique atajar el Agua, juzga

            covendrá ir a tomar el Puerto que más acomode para poner con la

            seguridad que corresponde a dicho Navío, y reconviniendo dicho Señor

            Comandante General al expresado del Navío Gallardo digese que Puerto

            era el que pudiera tomarse en urgente necesidad, respondió que en

            este caso halla por conveniente arrivar a la Costa de España, al

            Puerto que los vientos faciliten su entrada, para remediar el daño,

            y lo firmó a vordo del citado Navío f. 41 r. / en dicho día, mes y

            año. Don Alverto Olaondo.

           

           

           

            Dictamen del Capitán de Navío y 2º Comandante del navío Fenix, don

            Francisco Javier Bermúdez.

                 Atendiendo a la exposición que el Comandante del Navío el

            Gallardo ha hecho verval, y por escrito, del considerable aumento de

            Agua que desde anoche asta esta mañana ha advertido en el Buque de

            su mando, en términos de duplicar la cantidad que hacía diariamente,

            y siendo tanto más extraordinario este evento para su ocurrencia el

            travajo del Navío, pues ha insidido en ocasión de experimentarse un

            benigno tiempo, tanto en el viento como en el Mar, y por el único

            motivo en que congetura haia producido el aumento de Agua, que fue

            el de haver tesado ayer la Jarcia del Palo de Trinquete, no siendo

            causal absoluta, sino respectiva presunción del daño (que en mi

            conceptuo, no graduo de suficiente origen del aumento del Agua)

            hecho cargo de no sólo estas razones, sino también de los pareceres

            de los primeros Carpitero y Calafate del citado Navío Gallardo

            acerca del estado del prevenido Buque, y comprehendiendo de sus

            exposiciones la mala disposición del Navío en su Proa, tanto por la

            falta de Batideros, y juego de su Baupres por defecto de sus

            columnas, como de la falta de Estopas en que se hallan sus Costuras

            en las Maderas de Tope de la misma Proa, y que en igual concepto se

            podrán tener las de sus alefrises, y que este aumento de daños no

            puede ofrecer para los éxitos eventicios ninguna favorable Ydea,

            sino al contrario, disminuir las más adelantada confianza, lo

            avanzada que se halla la estación del Berano, y que en la entrada

            del Otoño pueden ocurrir temporales de vientos fuertes y gruesas

            mares, que acrezcan el aumento de Agua en el citado Navío; soy de

            dictamen mirando este obgeto como principal, y teniendo por asesoria

            f. 41 v. / respecto de él la reunión en la Ysla del Cuervo de la

            Fragata Santa Mónica, que se nos ha separado, el que conciliando la

            una y la otra atención continuemos hasta el día 10 del corriente en

            la diligencia de dirigimos a la Ysla del Cuervo, con precaución de

            conservarnos 8 leguas a el Norte de ella a fin de berificar la

            incorporación de la Fragata, y que este dictamen es sobre el

            concepto de que los vientos que experimentemos no sean contrarios,

            ni fuertes, ni que el expresado Navío Gallardo tenga aumento en el

            Agua que hace, y si al cavo de dicho término no está logrado el

            presupuesto intento, se hagan las posibles diligencias de tomar de

            las Costas de España alguno de los Departamentos o Puertos en que se

            remedie el daño del Navío (que concivo de suficiente tamaño si se

            demora más) para esperar funestas consecuencias en él la que se

            insidieren en tales términos que obliguen a deliverar el último

            recurso, sin otro advitrio en las inmediaciones de esta Yslas,

            imagino más a propósito el Puerto del Fayal en la Ysla de este

            nombre que otro alguno de ellas, para buscar el solo remedio de

            salvar la gente del Buque en el estrecho caso que exija esta

            determinación, y lo firmó a vordo del expresado Navío, en dicho día,

            mes y año. Don Francisco Xavier Bermúdez.

           

           

           

            Dictamen del comandante del Navío Fénix, don Francisco Melgarejo.

                 Atendiendo al oficio que con fecha de oy ha comunicado el

            Comandante del Navío el Gallardo al Excmo. Señor Comandante General

            de la presente Esquadra, y quanto vervalmente a expuesto al citado

            Comandante y su primer Carpintero y Calafate del aumento de Agua que

            de improvisamente hizo el

            Buque de su mando en la noche del día 2, soy del dictamen que

            atendiendo a lo avanzado del tiempo a los fuertes temporales y Mares

            que se experimentan en esta altura, de arrivar a algún Puerto de la

            Costa de España f. 42 r. / para remediar este daño y no exponer a

            este Buque a unas funestas consequencias; y atendiendo a que la

            Fragata Santa Mónica debe estar en la Ysla del Cuervo (a no haver

            tenido alguna avería de consequencia) soy de parecer de ir en su

            busca, bien entendido de que los tiempos no sean duros, y que el

            Navío no experimente más Agua que la que al presente hace, y lo

            firmó a vordo de dicho Navío, en dicho día, mes y año. Don Francisco

            Melgarejo.

           

           

           

            Dictamen del Comandante del navío San Julián, Marqués de Medina.

                 En consideración a la exposición hecha por el Comandante del

            Navío el Gallardo, por escrito y de palabra, sobre el aumento del

            Agua que ha notado desde la noche de ayer en el expresado Buque e

            igualmente han referido el primer Carpintero y primer Calafate en el

            particular, de que se deduce provenir el hacerla por los cosederos,

            y el mal estado de su Proa, y atendiendo igualmente a la necesidad

            de solicitar la incorporación en el parage de reunión de la Fragata

            Santa Mónica, por no exponerla a algún desgraciado acontecimiento,

            soy de opinión de que se solicite primeramente la unión de la

            referida Fragata y berificado a no haver sido dable contener dicha

            averia del citado Navío, o que ésta aumentase por los tiempos que

            sobrevengan, el que arrivemos al Departamento a que nos fuese más

            favorables los vientos, y lo firmó a vordo del dicho Navío en el

            expresado día, mes y año. El Marqués de Medina.

           

           

           

            Dictamen del Comandante del Navío Diligente, don Antonio Albornoz.

                 Con consideración al parte dado en esta fecha por el Comandante

            del Navío Gallardo al Excmo. Señor Comandante General de la presente

            Esquadra y a la exposición hecha vervalmente y por escrito por el

            citado Comandante de las 8 pulgadas y media de Agua que hace por ora

            el referido su Navío desde la noche anterior a esta fecha, me parece

            que atendiendo a este declarado daño que manifiesta este Comandante

            f. 42 v. / con la demostración de su avería que hacen los primeros

            carpintero y calafate del propio Buque se ha preferido y más digno

            de atención el de remediar tan notable daño, siempre que en el

            término de 2 ó 3 días no berificásemos el reconocimiento de la Ysla

            del Cuervo y reunión de la Fragata Santa Mónica, arrivar al Puerto o

            Departamento de España que más proporcionen los tiempos, y

            aprovechar los vientos que con más descanso proporcionen la

            navegación de estas Embarcaciones, pero acaeciendo en la actualidad,

            que estoy dando este mi dictamen, haver buelto este Navío a poner

            señal de hacer hasta 11 pulgadas de Agua, soy de sentir se atienda a

            este asunto, como más urgente, y lo firmó a vordo del expresado

            Buque, en dicho día, mes y año. Don Antonio Alvornoz. Hallándose la

            Junta en este estado, sin haver concluido los Señores que la

            componen sus dictámenes, siendo 3 de la tarde, volvió a poner el

            Navío Gallardo señal de Agua repitiéndola con la numeral en que dio

            noticia de haverse acrecentado hasta 11 pulgadas, y haviéndose dado

            principio a la Junta a las 11 se reconoce haver tenido de aumento en

            estas quatros oras, tres pulgadas por ora, con cuia intempestiva

            novedad dichos Señores que havían dado sus pareceres, buelven a

            reproducirlo, añadiendo que haviéndose berificado en tan corto

            término el aumento, es de temer que continúe, por lo que juzgan no

            ser posible diferir la arrivada con toda la diligencia al primer

            Puerto de España que se pueda tomar, sin embargo de ser preciso

            avandonar el otro asunto de solicitar la reunión de la Fragata Santa

            Mónica, por ser más urgente el poner a salvo el Navío y no

            considerar oportuno tomar alguno de los Puertos de las Yslas

            Terceras, así por no haver Práctico, ni Piloto alguno f. 43 r. / en

            toda la Esquadra que los conozcan, quanto por no ser seguros para

            Navíos grandes, según las noticias que dan los Derroteros y quando

            se lograse no poder encontrar en ellos providencia para remediarse,

            ni aun tal vez vez para subsistir con sus Tripulaciones por lo que

            lo firmaron dichos Señores en el mencionado Bordo, fecho ut supra.

            Don Alverto Olaondo, Don Antonio Alvornoz, El Marqués de Medina, Don

            Francisco Melgarejo, Don Francisco Xavier Bermúdez. El Excmo. Señor

            Comandante General de la presente Esquadra dijo que con el aumento

            de Agua que ha tenido el Navío Gallardo desde el día de ayer hasta

            las 9 y media del día de oy en que puso la señal de necesitar

            hablar, y el 2º aumento desde las 11 en que los Comandantes de los

            Buques vinieron a tener Junta sobre este particular hasta las 3 de

            la tarde, siendo el 1º de 4 pulgadas y el 2º de tres más que sobre

            las primeras que hacía componen 11, tiene por conveniente que de

            pronto se dé descanso al Navío governando según lo permita el viento

            en el discurso de la noche, interin en el día de mañana se repiten

            nuevos exámenes y diligencias por las Maestranzas de este Navío

            Comandante por el Capitán de Navío Don Francisco Bermúdez, con

            presencia del mayor de órdenes, para después de efectuado, resolver

            aquello que parezca a S.E. más conforme al mejor servicio de S.M. A

            vordo del propio Buque, fecho ut supra. Don Antonio de Ulloa. Como

            Contador de este Navío certifico que el día 3 del mes de la fecha

            fui llamado a la Cámara alta de este Buque de orden del Excmo. Señor

            Don Antonio de Ulloa, Theniente General de la Real Armada, y

            Comandante General de la presente Esquadra, donde estavan

            congregados con S.E. los Comandantes de los Navíos del Gallardo, Don

            Alverto Olaondo, del Diligente, Don Antonio Alvornoz, del San

            Julián, el Marqués de f. 43 v. / Medina, y de este Buque, Don

            Francisco Melgarejo y Don Francisco Bermúdez, se propuso por el

            mismo Señor Comandante General la situación en que se hallava la

            Esquadra de su mando con la novedad del Agua que hacía, y

            aumentando, el Navío Gallardo, y la separación de la Fragata Santa

            Mónica, que debe esperar su reunión sobre la Ysla del Cuervo,

            preguntando S.E. su dictamen a los referidos Comandantes acerca de

            la resolución que debería tomarse en vista de estas circunstancias,

            y atendida la particular de haver hecho el citado Navío Gallardo en

            el acto de la Junta de hacer 3 pulgadas más por ora, fueron de

            parecer todos los Señores de ella, como contra de sus antecedentes

            votos que firmaron separadamente, de que se debía comboiar al Navío

            el Gallardo por la Esquadra al Puerto de España que mejor preparasen

            los vientos a fin de que así pudiese asegurarse el Buque y toda su

            dotación. Y para que conste donde convenga a los correspondientes

            efectos, doy ésta a vordo del precitado Buque en dicho días, mes y

            año. Don Juan Jiménez Camacho.

                 Es copia de la original para que en poder del Excmo. Señor Don

            Antonio de Ulloa, Theniente General de la Real Armada y Comandante

            General de la presente Esquadra, de que certifico a vordo del

            mencionado Navío, navegando a operaciones del Real Servicio, en

            dicho días, mes y año. Don Juan Jiménez Camacho.

                 Es Copia a la letra de la Certificada por el Contador que era

            del Navío Fénix Don Juan Ximénez Camacho, que queda en la secretaría

            de mi cargo de la Dirección General y Junta de Departamento, de que

            certifico. Ysla de León, trece de Septiembre de mil setecientos y

            ochenta. Alejandro de Therán. f. 44 r. /

           

           

           

            Oficio     Excmo Señor. Muy Señor mío: Haviendo S.M. cometido por

            segunda vez a V.E. con la Junta de este Departamento el examen de

            los puntos del Diario y Cartas en que dí Cuenta de lo acaecido en la

            Campaña que practiqué a la Yslas Terceras, cuia Real Resolución vino

            en Marzo, tengo entendido que ocupada la Junta en otros negocios

            importantes, o que por otras particulares ocupaciones de los sugetos

            que deben componerla, no se ha berificado que tenga curso este

            asumpto, y pendiendo de ello el esclarecimiento de mi conducta en la

            referida Campaña, de mi exactitud y desvelo al cumplimiento de las

            órdenes de S.M. que se me comunicaron, igualmente que el celo y

            esmero que procuré para su mejor desempeño, me es sumamente doloroso

            el perjuicio de que tanta demora me resulta, por interesarse en ello

            el honor, el concepto y la buena opinión que entre tanto padecen

            indebidamente. Recaiendo sobre lo antecedente, que tubo principio el

            23 de Octubre último, en que se me mandó entregar el mando de la

            Esquadra del Estrecho, todo lo qual hago presente a V.E. a fin de

            que hecho Cargos de los graves perjuicios que en tan dilatada demora

            resultan, se sirva señalar horas para que se evacue este asunto sin

            reparo de las incomodidades que se sigan de ello a los vocales que

            componen la Junta, con atención a los que Yo estoy experimentando

            entre tanto en la estimación. Son acreedores a ello, pidiéndolo así

            la equidad, la justicia y las particulares circunstancias de la

            graduación. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, y Mayo 4

            de 1780. f. 44 v. /

           

           

           

            Contextación     Excmo Señor. Efectivamente, ha cometido S.M. a la

            Junta de Departamento el examen de varios puntos correspondientes al

            último mando de V.E. y a su berificación. Se ha empezado a tratar de

            la materia, y se hubiera seguido ayer si después de haver combocado

            la Junta no se hubiesen interpuesto otras egecutivas atenciones del

            servicio, que obligaron a avisar a sus vocales, que no concurrieran.

                 Por Real Orden de 5 de Noviembre último está mandado que los

            miércoles se tenga Junta en que se evacue aquel examen, y aunque

            parece suficiente a su berificación sin maior retardo, no ha dejado

            de tratarse de destinar a esto mismo algún otro día más en la

            semana, pero a pesar de mi deseo de la conclusión de este asunto, y

            de adherir a ello todos los vocales, hemos reconocido y tocado que

            las atenciones peculiares del empleo de cada uno, las del

            Departamento, que son muchas, y las de prisas, que consequente a

            repetidas mui extrechas Reales órdenes se han preferido a todo

            últimamente y están dando mucho que travajar, dejan sin advitrio

            alguno a la Junta para otra cosa que ceñirse al día prescripto por

            la Corte, que es quanto puedo exponer a V.E. en contextación a su

            Papel de aier. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 5 de

            Mayo de 1780. Luis de Córdova. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

            Oficio     Excmo Señor. Muy Señor mío: Yncluio a V.E. para su

            noticia f. 45 r. / y fines a que pueda conducir Copia de la Real

            Orden del Rey que me ha pasado el Señor Director General, y en su

            Cumplimiento se principiaron ante aier las Juntas, que se

            continuarán diariamente como previene la citada Real Orden a fin de

            lograr quanto antes su más pronta conclusión. Nuestro Señor guarde a

            V.E. muchos años. A vordo del Navío Primera Concepción a 30 de Junio

            de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más afecto seguro

            servidor. Miguel Jossef Gastón. Excmo Señor. Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

            Copia     Excmo Señor. Con fecha de 16 del presente mes me previene

            de orden del Rey el Señor Marqués González de Castejón lo siguiente.

                 Haviendo dado cuenta al Rey del acuerdo de esta Junta, que

            incluie V.E. en carta de 30 último, en que exponiendo lo

            sobrecargada que está, no obstante las repetidas sesiones

            semanarias, en el cúmulo de asumptos que ocurren en las actuales

            circunstancias, además de las particulares obligaciones de sus

            Vocales, no es posible evacuar con la brevedad que S.M. mandó en

            Real Orden de 14 de Marzo próximo, y ha repetido en 23 de Mayo la

            aclaración de los Cargos a que debe satisfacer el Theniente General

            Don Antonio de Ulloa, relativos a la Comisión del corso que tubo el

            año último sobre Yslas Terceras. Y proponiendo la misma Junta se

            forme otra que entienda únicamente en este asunto, se ha conformado

            S.M. en ello, y en consecuencia manda se forme una Junta compuesta

            del Theniente General Don Miguel Gastón, el Gefe de Esquadra Don

            Antonio Posada, y los Capitanes de Navío f. 45 v. / Don Athanasio

            Baranda, Don Carlos de Thorres, Don Francisco Gil de Lemos, Don

            Fernando Daoiz y Don Antonio Ansoátegui, la qual deberá juntarse en

            el Navío la Primera Concepción todos los días de travajo a las horas

            que determine, y tenga por más oportunas, el Presidente de ella,

            para aclarar dichos Cargos con la puntualidad que conviene, oiendo

            para ello al citado General Don Antonio Ulloa, y tomando la noticias

            o Declaraciones que halle conducentes para su perfecta aclaración,

            extendiendo de resultas cada uno su voto sobre cada uno de los

            mencionados cargos con arreglo a Ordenanza, y remitiéndolo

            seguidamente todo a esta vía reservada para la determinación que

            fuere del Real agrado, debiendo entregarse de todos los documentos

            de este expediente el Capitán de Navío Don Juan Landecho, quien debe

            concurrir a la Junta en calidad de Fiscal; lo que de orden del Rey

            prevengo a V.E., para que disponga su más puntual cumplimiento y que

            también, si saliese la Esquadra en que se hallan embarcados dichos

            Vocales y Fiscal, debe volver todo a esa Junta para su conclusión,

            pues quiere S.M. que no se pierda instante en ella.

                 Traslado a V.E. esta Real resolución para su noticia y

            cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años. A vordo del Navío la

            Santísima Trinidad, 21 de Junio de 1780. Luis de Córdova. Excmo.

            Señor. Don Miguel Gastón. Es copia del original. Miguel Jossef

            Gastón.

           

           

           

            Contextación     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con el de V.E. de oy

            f. 46 r. / recivo la Copia de la Real Orden que el Señor Director

            General le pasó para la nueva Junta que debe entender en los asuntos

            del último mando que tube con la Esquadra destinada a las Yslas

            Terceras y me prometo mediante esta nueva providiencia de la piedad

            de S.M. que se evacuará este asunto con brevedad, como lo tengo

            suplicado después de las dilatadas demoras que ha sufrido hasta

            aquí. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 30 de Junio de

            1780. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor.

            Antonio de Ulloa. Excmo Señor. Don Miguel Gastón.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: Los Señores Presidente yVocales de

            la Junta nombrada por el Rey para entender en el asunto pendiente de

            V.E., necesitan para continuar la sesión del día de mañana el Diario

            de V.E., que han dejado de entregarme con los demás documentos, por

            haverlo remitido a V.E. la Junta de Departamento para responder a

            uno de los Cargos que últimamente se le ha hecho, e igualmente la

            respuesta de V.E. a ésta, si la ha finalizado, y las Cartas de

            marear por las que V.E. se dirigió en el año pasado. Nuestro Señor

            guarde a V.E. muchos años. Navío Setemptrión, 30 de Junio de 1780.

            Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más atento seguro servidor.

            Juan de Landecho. Excmo Señor. Don Antonio de Ulloa.

                 Excmo Señor. Muy Señor mío: Al oficio de V.E. de oy respondo

            incluyendo f. 46 v. / el Diario que se me entregó por la Junta de

            Departamento para responder a los Cargos o preguntas que por dicha

            Junta se me han ido haciendo, y será preciso que quando seofrezca

            motivo igual, V.E. se sirva pasármelo para poder arreglar a él mis

            respuestas.

                 Las Cartas de marcar de que me serví las entregué a la

            Dirección General desde el primer examen que se practicó, y éstas

            permanecen allá, donde deben estar.

                 Remito igualmente a V.E. mi respuesta al primer oficio de 14

            del presente, que desde aquel mismo día evacué, y a la cuenta fue

            equivocación incluirlo entre los documentos que pedí para

            insertarlos en sus respectivos lugares. Dios guarde a V.E. muchos

            años. Ysla de León, y Junio 30 de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano de

            V.E. su más seguro servidor.Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don

            Miguel Gastón.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: La Esquadra del mando del

            Theniente General Don Luis de Córdova se ha puesto oy a la vela y

            está fondeada parte fuera de la Bahía, haviéndolo hecho como 2º

            Comandante de ella el Theniente General Don Miguel Gastón. A manos

            de éste pasaron de órdenes de S.M. todos los Papeles concernientes

            al examen de los asumptos ocurridos en la Campaña que hice a las

            Yslas Terceras; y ordenando S.M. que si saliese la Esquadra en que

            se hallan embarcados dicho General, Vocales y Fiscal, debe volver

            todo a la Junta de este Departamento para su conclusión, pues quiere

            S.M. no se pierda instante para ello. Debo suponer que se habrá

            practicado así, pero si por algún accidente no hubiere efectuado el

            desembarco de dichos documentos, se ha de servir S.E. dar la más

            pronta f. 47 r. / providencia para que se berifique, por ser esta la

            voluntad de S.M., mediante lo qual se precaverán las contigencias de

            Mar que puedan sobrevenir. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de

            León, 8 de Julio de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más

            seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don Juan de

            Lángara.

           

            

           

                 Excmo. Señor. Haviendo debuelto a mis manos el Theniente

            General Don Miguel Gastón los Papeles y Diarios concernientes a la

            Campaña de V.E. a Yslas Terceras, lo aviso a V.E. en contestación a

            su Carta de ayer. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 9 de

            Julio de 1780. Juan de Lángara y Arismendy. Excmo Señor. Don Antonio

            de Ulloa.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: En el 9º y último Cargo, que se

            examina en esta Junta, de los Diarios contra V.E., es su primer

            punto el reconocimiento de toda Embarcación que avistase, y

            pareciendo por las noticias de descubierta de Embarcaciones que dio

            V.E. a la superioridad con fecha de 1º de Octubre del año próximo

            pasado, avistada y señalada por la Fragata Magdalena una el 24 de

            Agosto a las 5 y media de la tarde, con todas las señales de ser la

            misma de que hablan varios Diarios, y el de V.E. en la singladura

            del 25 al 26 a la propia ora, y demoraba al SSO., en que ya estava

            la Esquadra en su apostadero notándose también que el viento O.

            señalado por V.E. en la citada f. 47 v. / noticia, no conforma con

            el de las Tablillas de los expresados Diarios, que dicen ser el NNE

            y resultando de todo la posición ventajosa de la Esquadra de su

            mando a varlovento, desea la Junta saver los motivos que tubo V.E.

            para no procurar el reconocimiento de esta embarcación. Ygualmente

            nota en la singladura del 26 al 27 de Septiembre una Embarcacion

            señalada por el Diligente a las 2 y 26 minutos de la tarde, que

            demoraba al O., cuía caza no consta en ninguno de los Diarios, y lo

            mismo de la que señaló el San Julián a las 9 y media de la propia

            noche, ni tampoco la persecución de las avistadas por el 1º y 2º

            quadrante al salir el sol el 27, como asimismo, de las que se

            avistaron en las subcesivas singladuras del 27 al 28 y del 29 al 30,

            por lo que de orden de la Junta lo hago presente a V.E. solicitando

            la respuesta del citado punto, y para este fin le dirijo su Diario.

            Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años que deseo. A vordo de la

            Primera Concepción en la Bahía de Cádiz a 21 de Octubre de 1780.

            Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más atento seguro servidor.

            Juan de Landecho. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Muy Señor mío: Por el de V.S. que con fecha de 21 se me entregó

            aier noche, reconozco los puntos de dudas que se han ofrecido a la

            Junta que está atendiendo en el examen del Cargo 9º, y último, sobre

            la Campaña que hice a las Yslas Terceras, y no puede dejar de serme

            reparable que este oficio no venga directamente del Presidente de la

            Junta, como parece que correspondedía, haviéndose así por la de

            Departamento. Pero sin detenerme en ello, y atendiendo ante todo al

            más puntual f. 48 r. / cumplimiento del servicio del Rey, y a que se

            concluia un asunto que contra toda esperanza se ha dilatado el largo

            tiempo de un año, responderé a las dudas lo que corresponde.

                 Sobre la vela avistada el día 25 de Agosto a las 5 y media de

            la tarde, debe repararse que en lo esencial se hizo lo que

            correspondía y permitían las circunstancias, y el Quaderno de mi

            Diario, como los demás de la Esquadra, manifiestan por el rumbo a

            que apareció, por que la Esquadra hacía, siendo el mismo al SSO.;

            por la vela que ésta llevava, y era todo aparejo de Juanetes, por la

            diligencia de mandar retirar la Fragata Magdalena, que iba por la

            Proa a las 6 y 10 minutos, para que se incorporase, está patente y

            demostrado que la Esquadra le dio Caza el tiempo que permitió el

            día, que lo suspendió a la entrada de la noche, no siendo posible

            seguirla sin verla en la obscuridad, pues la Fragata al retirarse no

            le hizo señal del reconocimiento por la mucha distancia a que la

            tenía, como lo dijo quando llegó a la voz y se puso al Payro a las 6

            y media, porque no le convenía seguir en la noche el vordo de la

            parte S., confimándolo el acierto de esta maniobra la descubierta de

            la Ysla Tercera al siguiente día, a las 12 de él, a que no se

            hallaba todavía en su debido apostadero o crucero, distando del más

            de 50 leguas, siendo éste a la parte del O. del Cuervo y Flores, y

            que el intentar seguirla durante la noche para cortarle por el rumbo

            que parecía hacer acia el E. sería un absurdo de los maiores, como

            tengo explicado a la Junta de este Departamento en el punto que

            trata de la vela avistada el día 22 del mismo mes, y allí hago

            mención de esta otra con respecto a la hora adelantada de la

            descubierta y a los atrasos que se originarían f.48 v. / a la

            principal Comisión de haver intentado seguirlos por congetura

            durante la noche. Lo restante de este asunto sobre haverla puesto en

            el extracto del Diario que pasé al ministerio, el día 24 debiendo

            ser el 25, suponiendo estar el viento por el ONO. no estando sino

            por el N desde las 5 de la tarde, es una equivocación cometida al

            tiempo de formar el extracto de la descubierta de las velas,

            procedida de hallarse la página de los acontecimientos del día 25 en

            mi Diario frente de la tablilla de distancia del día 24 y haver

            tomado ésta por la otra, que corresponde 2 ojas después, lo que es

            disimulable mediante no variar por esta razón lo esencial de la

            diligencia y atendiendo a lo mucho que ocurrió quando se formó, pero

            suponiendo el viento por el ONO. se iba haciendo el rumbo de la

            parte del SO., pudiendo ir al SSO. y así el impedimento principal

            era el que queda dicho.

                 El Bergantín Portugués a quien se le dio caza y se le habló el

            26 de Septiembre dio noticia de venir detrás de él, y mui inmediata,

            una Galera Portuguesa conduciendo 12 Prisioneros españoles. Con el

            fin de esperar a ésta, luego que se avistó, se acortó de vela,

            siendo el viento ONO. y estando ella al O. a lo que se siguió

            ponerse la Esquadra al Payro para esperarla desde las 6 de la tarde

            hasta las 9 de la noche, en cuia ora pasó tan cerca de los Navíos

            que se reconoció distintamente ser la misma que havía avisado el

            Bergantín, por lo que no me pareció necesario detenerla para inviar

            el vote. Estas dos Embarcaciones, haciendo su Derrota para Lisboa,

            la misma que llevaba la Esquadra, fueron las que continuaron a su

            vista los días 27 y 28, y las que señalaron algunos de los Buques, y

            no haviendo dudas en ello me f. 49 r. / pareció escusado volver a

            repetir su reconocimiento.

                 Viniendo las 4 velas del día 29 en la tarde de buelta

            encontrada acia la Esquadra, y teniendo ellas el varlovento, ninguna

            otra diligencia más pronta podía hacerse para que nos encontrásemos

            que ésta, y así, haviéndose avistado a la 1 y media de la tarde, a

            las 5 y quarto estubieron en proporción de hacer la señal de

            reconocimiento, y con toda advertencia, por si fuese Esquadra

            enemiga, como lo presumí, no quise ceñir el viento para no quitar el

            andar a la de mi mando, manteniéndose en 8 quartas, a fin de que el

            encuentro fuese más pronto para el combate, y pudiese empezar antes

            de anochecer, teniendo para ello en orden y disposición conveniente

            para recivir a la otra.

                 Me persuado a que la Junta se persuadirá por lo llevo explicado

            que en la descubierta de unas y otras velas practiqué lo que

            correspondía según la situación en que se hallava la Esquadra de mi

            mando, las horas y parages en que fueron descubiertas.

                 Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Octubre 23 de

            1780. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa.

            Señor Don Juan de Landecho.

           

           

           

            Nota     En 25, con fecha de 24, hice prevención a Landecho que lo

            dicho en esta respuesta es en el supuesto que la Junta esté impuesta

            por las que preceden al punto 9º del estado de la Esquadra, y con

            particularidad del Navío Fénix, que io montava, y por sino [sic] lo

            estubiese, le prevenía que se hallaba sin aparejo maior para poder

            navegar a volina, necesitando 6 ó 7 quartas para el ló f. 49 v. / y

            que así andava poco y arrivaba mucho, en lo que se fundó mi

            determinación, la tarde del 29 de Septiembre, por mantenerme en 8

            quartas con el fin que está explicado en la respuesta que precede.

                 Que no pudo ir el Mayor en el vote a reconocer la otra Esquadra

            porque havía mucha mar y viento, estando la mía a sotavento, lo que

            no militava con la otra, que invió el suio, y luego arribó sobre él

            para recogerlo, etc.

           

           

           

            Oficio     Excmo Señor. Haviendo resuelto el Rey, según de su Real

            Orden me previene el Señor Marqués González de Castejón, con fecha

            de 1º de este mes, que se examine en Consejo de Guerra la conducta

            de V.E. en el cumplimiento y resultas de la Comisión a que fue V.E.

            destinado por Real Orden de 23 de Mayo de 1779 con los Navíos Fénix,

            Gallardo, Diligente, San Julián, y Fragatas Santa Magdalena y Santa

            Mónica, a las Yslas Terceras, y teniendo Yo expedido con esta fecha

            el decreto correspondiente para que el Mayor General de la Armada

            Don Buenaventura Moreno proceda, como por dicha soberana Real

            resolución se me ordena, a la formación del Proceso, lo noticio a

            V.E. para su inteligencia y govierno. Dios guarde a V.E. muchos

            años. Navío Santísima Trinidad, en la Bahía de Cádiz, a 7 de

            Diciembre de 1780. Luis de Córdova. Excmo Señor. Don Antonio de

            Ulloa.

           

           

           

            Contextación     Excmo Señor. Muy Señor mío: Por el de V.E. de esta

            fecha quedo / f. 50 r. inteligenciado en que por Real Orden de S.M.,

            que el Marqués González de Castejón participa a V.E. con fecha 1º de

            este mes, ha resuelto S.M. que se examine en Consejo de Guerra la

            conducta que tube en el Cumplimiento de la Comisión a que fuy

            destinado por Real Orden de 23 de Mayo de 1779 con los Navíos Fénix,

            Gallardo, Diligente, San Julián, y Fragatas Santa Magdalena y Santa

            Mónica, a las Yslas terceras, y que V.E. tiene expedido con esta

            fecha el decreto correspondiente para que el Mayor General de la

            Armada Don Buenaventura Moreno proceda, como dicha soberana Real

            resolución lo ordena a V.E., a la formación del Proceso, cuia

            noticia me pasa V.E. para mi inteligencia y govierno, de todo lo

            qual quedo prevenido y mui conforme en que se cumplan puntualmente

            los preceptos soberanos de S.M., pues ninguno más sumiso, ovediente

            y resignado a la Real Voluntad que Yo. Dios guarde a V.E. muchos

            años. Ysla de León, y Diciembre 7 de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano

            de V.E. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Don

            Luis de Córdova. f. 50 v. /

                La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

                        Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander

                        Central Hispano 1999-2000

           

 

 

     La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

           

           

           

            Copia de las Cartas en que di cuenta a S.M. de todo lo acaecido en

            la Campaña a las Yslas Terceras

            y de los extractos que acompañé con ellas, en que se explican con

            arreglo al Diario los tiempos experimentados, los accidentes y

            averías sobrevenidos, las Embarcaciones descubiertas por la Esquadra

            y las descubiertas de la Tierra, con todo lo demás anexo a estos

            asumptos.

            N 1º     Excmo, Señor. Muy Señor mío: con vientos contrarios por el

            O., con calmas, y sin faltar en los intermedios algún recio temporal

            del N., como sucedió la noche del 15 al 16, he llegado oy con esta

            Esquadra a los 347 grados 6 minutos de longitud y 41 de latitud sin

            haver podido vajar a los 40, como debía ser por la mucha cerrazon de

            Nieblas y ventarrones del N quando deja de haver calmas.

                 Hasta el presente se han experimentado sobrados contratiempos:

            la noche del 15 al 16 se separó la Santa Mónica, que havía

            anochecido el costado de este navío con más inmediacion que ninguno

            de los otros; se rindió por 2ª vez la Verga maior de este Navío por

            distintas partes, y Jimelga de la del Trinquete; el Diligente ha

            rendido todas las 4 Vergas de Gavia; el Gallardo tiene bien

            maltratada la caveza del Timón, juego en la Verga maior y ha

            descubierto un Agua de 3 pulgadas por hora desde la noche del 16; la

            Magdalena trahía rendido el Mastelero de Velacho y oy ha rendido el

            de Gavía; en las Aguadas ay considerable disminución, encontrándose

            diariamente vasijas vacías, cuio número es crecido; el Vizcocho se

            ha encontrado podrido y lleno de gusanos. Sin embargo de todos estos

            contratiempos, el más sensible es el de los f. 51 r. / vientos

            contrarios, que dilatan la llegada al Crucero. No digo a V.E. nada

            sobre el encuentro de esta embarcación, persuadido a que ella dará

            Cuenta de su llegada. A vordo del Navío Fénix, 22 de Agosto de 1779.

            Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Nº 2º     Excmo. Señor. Muy Señor mío: En cumplimiento del Real

            Orden de S.M., que con fecha d 23 de Mayo me pasó S.E. y se me

            entregó por el Theniente General y Comandante General de la

            Esquadra, Don Luis de Córdova, el 24 de Julio, hallándose en las

            immediaciones de la Ysla de Cisarga [sic], me separé de aquélla con

            los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente, San Julián y Fragatas Santa

            Mónica y Magdalena; y practicado quanto V.E. me previno en sus dos

            órdenes me puse en Derrota parra las Yslas Terceras y la del Cuervo,

            en cuio viaje se han experimentado varios incidentes, unos

            ocasionados por los tiempos que han reinado, y otros por los que no

            son extraños en las navegaciones, de todo lo qual por ser demasiado

            dilatado para comprehenderlo en el Contesto de las Cartas, doy a

            V.E. individual noticia con separación en relaciones particulares, a

            fin de que pueda mejor enterarse y ponerlo en la Real Comprehensión.

                 Hasta el 18 de Septiembre en la noche permanecí en las

            inmediaciones del Cuervo por la latitud de 39 grados 43 minutos y

            medio, y en aquélla, haviéndose llamado el viento al 3º quadrante,

            determiné el regreso, obligado a anticiparlo de algunos días por la

            escased de víveres y de Agua del Diligente, por el peligroso estado

            del Gallardo, por el progreso que hacia el escorbuto en las

            Tripulaciones y porque no pudiendo f. 51 v. / husar el Fénix de la

            maior, a causa detener rendida la Verga, no se hallaba en estado de

            poder permanecer donde necesita valerse de ella para salir de algún

            empeño. Los vientos han favorecido a proporción de la necesidad,

            pues de lo contrario huvieran sido mui sensibles las consequencias,

            a causa de los progresos rápidos que el escorbuto ha hecho en estos

            últimos días, pero gracias a Dios he llegado al Puerto felizmente, y

            mediante las acertadas providiencias de V.E. prodrá repararse todo.

                 Ofrézcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios le guarde la vida

            muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de Cádiz y Octubre 1º de 1779.

            Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio

            de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Nº 3º     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Acompaño a V.E. una relación

            de los vientos que han reinado, tiempos que se han experimentado y

            parages por donde ha cruzado esta Esquadra de mi Cargo en el corso

            entre las Yslas Terceras y la del Cuervo, y a la parte del Oeste de

            ésta, conforme a lo dispuesto por S.M. en su Real Orden de 23 de

            Mayo, por la que verá V.E. que el 26 de Agosto se avistó la Ysla

            Tercera y hasta el 1º de Septiembre corrí el Paralelo entre los 39

            grados y medio y los 40 y medio por la parte del E. del Cuervo, y

            que desde el 9 de Septiembre hasta el 18 lo corrí acia el O., y

            después volviendo al E., y que los vientos no me dieron lugar a

            descubrir la Ysla por la inconstancia que han tenido, pero que f. 52

            r. / por una y otra parte llegué a la distancia de 10 a 11 leguas de

            ella, no quedando duda en esto, así por las 2 longitudes entre cuio

            medio debía estar oriental y occidental, quanto por que haviendo

            seguido aquel mismo punto, se ha encontrado el aterrage exasto en el

            Cavo de San Vicente, a diferiencia de 4 a 5 leguas que se halló

            adelantado.

                 En estos espacios al O. de la Ysla del Cuervo, entre ésta y el

            Fayal, y entre la Tercera y la Graciosa, no se ha encontrado la

            Esquadra Ynglesa que V.E. me avisó, siendo a mi juicio los parages

            en donde podría estar, tanto para favorecer su comercio, como para

            interceptar e nuestro viniendo de las Yndias. Sólo se encontró al O.

            del Cuervo un Corsario, a quien se dio caza y su mayor andar

            livertó, después de haverle seguido toda la Esquadra y con

            particularidad la Fragata Magdalena el tiempo de 24 horas. El 19

            empecé a hacer Derrota para el Cavo de la Roca; el 28 llegué a estar

            a 23 leguas de él, pero haviendo pasado 24 horas en aquel parage con

            Calmas y Ventolinas, sin poder adelantar, me fue preciso al primer

            viento que empezó el 24 seguir para el de San Vicente, en fuerza de

            la situación en que está la Esquadra, principalmente por lo que se

            ha reconocido en el aumento del Escorbuto. En esta travesía no he

            encontrado Embarcaciones, a excepción de una Portuguesa que me dio

            noticia de otra Esquadra española con quien havía hablado el día

            antecedente, que se contava 24. Las que encontré el 29, con la

            latitud de 37 grados y 30 minutos, y haviéndole hablado, la he

            conservado en mi Compañía hasta estar montado el Cavo de San

            Vicente, pero en la noche de este día se me separó sin embargo de

            que le ysé Farol.

                 Quedó a la disposición de V.E. y pido a Dios f. 52 v. / que le

            guarde la vida muchos años. Navío el Fénix, Octubre 10 de 1779.

            Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de

            Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Vientos y tiempos experimentados desde el día 24 de Julio en

            adelante en el viaje dede la Ysla de Sisarga hasta las Yslas

            Terceras por la Esquadra de mi mando, compuesta de los Navíos Fénix,

            Gallardo, Diligente, San Julián, y Fragatas Santa Mónica y

            Magdalena.

                 Lo ordinario de los vientos en los últimos días de Julio, y

            hasta 14 de Agosto, fue por el 3º y 4º quadrante, rodeando entre el

            N. y el Sudoeste, con intermisiones de días de Calmas y Nieblas

            densas, acompañadas de llubia menuda y ventolinas.

                 El 12, en latitud de 42 grados 27 minutos y longitud del

            meridiano de Tenerife 354 grados 47 minutos, después de una Calma

            empezó el viento por el Sueste, en pocas oras rodeó por el Sudueste

            hasta el Oesnorueste recio con mucha mar y cerrazón.

                 El 13 estubo calma desde medio día; a las 6 de la mañana el 14

            empezó por el Essueste, a las 9 del día pasó al Sudoeste, y las 2 de

            la noche del 15 sobrevino un recio viento por el Sursudoeste con

            llubia que rifó la Gavía del Fénix, este viento con menos fuerza que

            empezó duró hasta las 5 de la tarde del 16 y calmó.

                 El 15 a las 6 de la tarde empezó un golpe de viento mui recio

            por el Norte, estando en 41 grados 6 minutos de latitud y 351 grados

            47 de longitud, rumbo Oeste quarto de Sudoeste, se aguantó con la

            Gavía tomados todos los rizos, arriada sobre el Tamborete f. 53 r. /

            y el Trinquete, lo mismo los demás Navíos; a las 3 de la tarde

            empezó a ceder.

                 A las 5 de la mañana del 16, haviendo echado menos los demás

            Buques de la Esquadra, se governó entre el Este un quarto al

            Nordeste y un quarto al Sueste, y a las 6 se descubrieron los 2

            primeros, y los dos segundos a las 7 y 30, pero faltava la Fragata

            Santa Mónica y para solicitarla se siguió navegando hasta las 2 de

            la tarde al mismo rumbo, y estando en el parage donde la tarde antes

            havía empezado el viento se paireó desde las 3 de la del 16 hasta

            las 5 de la mañana del 17, por ver si volvía a aquel lugar, pero no

            succedió.

                 Del 18 al 20 los vientos estubieron por el Essueste, floxos; a

            las 8 de la noche del último calmó, a la 1ª de la tarde del 21

            empezó a ventar por el Sudoeste, latitud 41 grados 4 minutos,

            longitud 347 grados 6 minutos.

                 El 22 se llamó al Oeste, o Esnoroeste, y Oessudoeste hasta el 3

            de Septiembre, interviniendo calmas, ventolinas y aguaceros.

                 El 26 estubo la Esquadra en 39 grados 34 minutos y 34 grados 59

            minutos. La Fragata Magdalena,que iba 2 leguas por la Proa, hizo

            señal de Tierra a la 1ª de la tarde, y dijo haverle parecido la

            Tercera, por el mogote que tiene al Oeste. El día cubierto, el

            viento estuvo por el Norte horas y pasó a el Oesnoroeste,

            permaneciendo por esta parte el 27 con vastante fuerza.

                 El 28 volvió a llamarse al Norte, floxo con ventolinas, y en

            poco rato rodeó hasta el Sudoeste; en la noche retrocedio al Norte,

            pero el 29 repitió el mismo giro al Sudoeste. El 31 calmó; latitud

            40 grados 9 minutos, longitud 346 grados 17 minutos.

                 El 1º y 2º de Septiembre fueron calmas y ventolinas; el 3

            apuntó por el Oeste en la latitud de 41 grados 44 minutos, longitud

            345 grados 22 minutos. f. 53 v. / En este día ocurrió el aumento de

            Agua del Gallardo, y determiné hacer arrivada para llevarlo a

            Puerto; lo más del día estubo al Payro, sucediendo lo mismo el 4 y

            el 5, para hacer reconocimiento del Navío y darle varios auxilios.

            El viento apuntó al Este el 4 de mañana, permaneciendo por aquí el 6

            y el 7.

                 El 6, disminuida el Agua del Gallardo, bien fuese con la vela

            que se le puso por la Proa, o por alguna otra causa, determiné

            volver al Crucero, aprovechando el viento favorable del Sueste y

            Essueste, que no se ha tenido desde 15 días, estando entonces en 42

            grados 33 minutos de latitud y 345 grados 56 minutos de longitud.

                 Hasta el 10 permaneció el viento por el Sur y Sursueste; aquel

            día fue la latitud 40 grados 7 minutos y la longitud 341 grados 16

            minutos, estando ya al Oeste de la Ysla del Cuervo.

                 El viento se llamó al Noroeste, tomo Cuerpo en la noche,

            levantó mucha mar. A las 8 y media el Gallardo hizo señal de

            incomodidad y de necesitar auxilio, que no era posible dárselo por

            la mucha mar y viento; a las 9 de la noche volvió a repetirla

            disparando 2 cañonazos y coronándose de Faroles; procuré acercarme

            acia él y se hizo juicio que iba de arrivada. El parage era

            peligroso para esta maniobra por las inmediaciones al Cuervo y

            Flores, y por ignorarse la distancia que se podía estar de ellas;

            sin embargo, se le hizo señal de arrivar a los demás Buques después

            de repetida la suia; a las 10 y tres quartos, para poner la Proa a

            el Esnordeste con viento Noroeste; y a las 12 de la noche, para

            virar Proa al Noroeste; el viento Nornordeste se cargó el Trinquete

            quedando con las dos Gavías tomados todos los rizos.

                 No haviendo hecho el Gallardo señal de maniobra, quando hizo f.

            54 r. / las de necesitar auxilio, no pudo comprehenderse la que

            practicaría; en su inmediación se vieron luces de otros 2 Navíos, y

            aunque éstos se perdieron después de la virada, se conceptuó que

            sería por venir de la misma buelta, porque correspondían por la Popa

            de este Navío, y así se vieron antes de la virada.

                 Al mediodía el 11, el viento rodeó al Nordeste con moderación;

            hasta el 14 en la tarde fue dando la buelta por el Sur, y calmó.

                 Hasta el 15 estubo separado el San Julián, desde la noche del

            11; en éste se incorporó, a las 3 de la tarde, pero la Fragata

            Magdalena, que debía estar en su compañía, no se governó al Este por

            el Paralelo, desde 39 grados 36 minutos hasta el 40 grados 19

            minutos, que era la latitud del día 17 de Septiembre, y desde 341

            grados hasta 343 y 32.

                 El 17 y 18 fue en parte calma; en la tarde del último empezó el

            viento por el Sueste y Sur, estando en 39 grados 43 minutos, se

            corrió al Este hasta 344 grados 17 minutos; no pudo avistarse la

            Ysla del Cuervo por haver faltado día, pero no podía estar a más

            distancia que de 10 a 11 leguas, mediante que el 31 de Agosto,

            estando en 346 grados 17 minutos, no se vio por la parte del Este.

                 El viento se llamó al Sudoeste a las 6 de la tarde del mismo

            día 18, y conviniendo aprovecharlo para tomar alguna altura,

            alejándose de las Yslas antes que pasase al Norte, se navegó al

            Norte corregido.

                 Permaneció desde el Sudoeste hasta el Oeste bien recio con

            turvonadas a tiempos hasta el 26, que rodeó al Noroeste y disminuió

            de fuerza; el 27 empezó a Calmar, hallándose la Esquadra en 38

            grados 57 minutos de latitud, 4 grados 23 minutos al Oriente de

            Tenerife, distante de Cavo de la Roca como 30 leguas.

                 El 28 continuó la ventolina, retrocediendo al Oeste hasta el

            Ossudueste; en la tarde empezó a entablarse por f. 54 v. / esta

            parte; el 29 rodeó al Noroeste y siguió al Norte. A vordo del Fénix.

            Bahía de Cádiz, 12 de Octubre de 1779.

           

           

           

            Nº 4     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Paso a manos de V.E. con ésta

            una relación de las embarcaciones que se han avistado por esta

            Esquadra de mi Cargo desde el día 25 de Julio hasta la llegada a

            esta Bahía, con expresión de lo que con cada una se ha practicado, y

            las noticias que han dado aquéllas con quienes se ha hablado; por

            las que se confirma que en Agosto no estubo en las inmediaciones del

            Cuervo la Esquadra inglesa de que V.E. me dio aviso, según lo

            notició una Embarcación Portuguesa que venía del Brasil, y havía

            seguido aquel Paralelo, y según sus noticias no había corsario

            alguno quando pasó, ni parece que después haia havido otro que el

            que se persiguió, pues ni aquélla las avistó, ni en esta se

            reconoció, a no serlo también una Embarcación que el 12 de

            Septiembre en la latitud de 39 grados 36 minutos y 341 y 53 de

            longitud, se descubrió mui a varlovento, de parte de tarde, por cuia

            razón no se pudo hacer diligencia de ir a ella; siendo quanto en

            este particular puedo informar a V.E., para que se sirva, si

            gustase, pasarlo a noticia de S.M.

                 Deseo muchas órdenes del agrado de V.E., pido a Dios que le

            guarde la vida muchos años. A vordo de Fénix. Bahía de Cádiz, y

            Octubre 1º de 1779. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro

            servidor. Antonio de Ulloa. Excmo Señor. Marqués González de

            Castejón. f. 55 r. /

           

           

           

            Noticia de la descubierta de Embarcaciones por la Esquadra de mi

            mando compuesta por los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente, San

            Julíán, y Fragatas Santa Mónica y Magdalena, destinada por S.M. para

            cruzar en las inmediaciones del Cuervo, entre esta Ysla y las

            Terceras

           

           

           

            Lunes, 26 de Julio de 1779

            5 horas y 54 minutos. Fragata Magdalena. Se destinó a dar caza a una

            Embarcación en el 3º quadrante. Señal para navegar por la Proa a

            descubrir.

            8 y 12. Se reconoció un Queche olandés que salió el Puerto de Riga y

            pasa al de Oporto en Portugal, su carga, fardo, al parecer de

            mercancías.

            9 y 20. Al San Julián se le mandó dar caza en el 3º quadrante una

            Embarcación.

           

           

           

            Martes 27

                 Al salir el Sol la Magdalena señal de 3 Embarcaciones en el 4º

            quadrante. El tiempo estava calma, por lo que no se puede beríficar

            la caza.

           

           

           

            Miércoles 28

                 Amaneció cerrado de Niebla densa sin descubrir Buque alguno de

            la Esquadra; poco menos que en calma.

            8 y 20. En algunos mui cortos intervalos, que en espacio reducido de

            Mar se disipó la niebla, se descubrieron 4 de los Buques de la

            Esquadra al Oessudueste, correspondiendo 3 por la Proa de este

            Buque; los 2 a vastante distancia, y el 4º por la Popa.

            9. Se avistó el 4º Buque por otro corto espacio de claridad.

            9 y 20. Se largó la cometa de distinción para que a su vista

            procurasen incorporase los Buques y con particularidad las Fragatas,

            que estavan más distantes. f. 55 v. /

            9 y 30. Uno de los Navíos de la Esquadra, que se hallava a sotavento

            por el costado, hizo señal de 3 velas, y aunque de éste no se

            descubrieron por entonces, por causa de la Niebla, se le

            correspondió y se hizo señal de unión para la Esquadra.

            10. Se hizo señal de ceñir el viento Mura a vavor con el fin de ir a

            cortar el camino camino a las Embarcaciones extrañas, que se

            hallavan a sotavento por la Popa.

                 El San Julián hizo señal de una Embarcación en el 1º quadrante,

            se arrió la señal de ceñir el viento Mura vavor, se governó al

            Sodoeste quarto al Sur, para incorporarse este Navío con los otros

            dos que estavan a Sotavento.

            10 y 36. Se hizo señal de ceñir el viento Mura a vavor, se amuró la

            Mayor, se puso Proa al Sur con viento Oeste, caiendo siempre sobre

            las 3 velas estrañas. 10 y 45. Se Cargó la Mayor.

                 Se le hizo señal al San Julián para que diera caza a la vela

            del 3º quadrante; interin que este Navío seguía al Sur con la Proa a

            la Embarcación maior de las 3 descubiertas, que demoraba al mismo

            rumbo.

                 Se mareó el Puño de sotavento de la maior.

            11. Se volvió a cargar el Puño; se hizo señal de ceñir el viento

            Mura Estrivor, por ir en esta forma las Embarcaciones estrañas. Se

            repitió la señal de unión para los Buques de la Esquadra.

            11 y 9. Se hizo señal para que formen la Línea de Combate Mura

            estrivor a los 3 Navíos, Gallardo, Diligente y San Julián, a causa

            que las 2 Fragatas no se volvieron a ver desde las 10, estando

            ocultas con la Niebla; Proa Norte quarta Noroeste, viento Esnordeste

            mui floxo, continuando la Niebla densa. f. 56 r. /

            11 y 30. Se amuró la Mayor; Proa Noroeste; viento el mismo. La

            Niebla no se disipó; al contrario, cerró tanto que desde esta hora

            se dejaron de ver los Buques de la Esquadra y los estraños. Continuó

            en la misma conformidad todo el resto del día, sin descubrirse. A

            las 10 se había hecho la señal de preparación de reconocimiento, a

            la que no correspondieron los Buques estraños, se observó en aquel

            corto intervalo que se pudo governar hacia ellos que havía largado

            en el Asta una Bandera blanca, haviendo precedido antes un cañonazo,

            que estava preparado para combate; que era Navío de 2 Puentes, y que

            hizo algunas señales con una Vandera Olandesa en la pena de Mesana,

            y otra que no se pudo distinguir de avajo de ésta.

                 Los otros 2 Buques no se distinguió si eran Navíos o Fragatas.

            El uno de ellos se le vio virar de vordo y atravesar por donde

            estava el otro; esto se percivió por intervalos, sin poderse formar

            juicio, por no permitirlo la Niebla, que cubría todo.

            6. Se descubrieron por la Proa, mui cerca por entre la Niebla, dos

            bultos de Embarcaciones, estando bien inmediatas.

            6 y 20. Se reconoció las Fragatas de la Esquadra.

           

           

           

            Sigue el día 28

            7 y 3O. De la tarde. El Navío San Julián se halló de rrepente entre

            la Niebla por la Popa de éste, y haviéndole hablado su Comandante,

            el Marqués de Medina, dijo que a la una de la tarde, y a las 4,

            havía visto las Embarcaciones citadas, y que la grande le havía

            parecido ser un Urcón, que no le havía descubierto Bateria, como aca

            se vio.

           

           

           

            Jueves 29 de Julio

                 Al salir el Sol se descubrió una Embarcación en el 3º

            quadrante. El tiempo era Calma muerta, por lo que no se pudo f. 56

            v. / hacer diligencia para reconocerla; como de 3 a 3 leguas y media

            a varlovento.

            7 y 25. El Gallardo hizo señal de 2 Embarcaciones en el 2º quadrante

            y repitió la del 3º quadrante; permanecía en calma, pero antes de

            las 9 se contaron del Tope de este Navío 9 embarcaciones unidas en

            el 2º quadrante que con la ventolina del Sudueste navegavan por la

            Popa de esta Esquadra, haciendo el mismo rumbo del Oesnorueste.

            10 y 10. El San Julián hizo señal de las 9 velas en el 2º quadrante;

            a esta hora se hizo en este Buque una señal de reconocimiento a la

            que no correspondió, pero 3 de las 9, que se hallaban adelantadas de

            las otras, largaron una Bandera roja en el Tope maior y una Olandesa

            en el de Trinquete.

            11. Se descubrió una vela en el 4º quadrante, cuia señal hizo el

            Gallardo.

            11 y 30. Haviendo empezado el viento a entablar mui floxo a las 9

            por el Sudueste, se cargó la mayor, se aferraron los Juanetes y

            velas de Estay para dar lugar se incorporar la Magdalena, que veía

            mui distante por la Popa y a sotavento.

            11 y 41. Se hizo señal para formarla Línea de Combate.

            1 y 18. Se reconoció que las Embarcaciones que hasta entonces se

            venían acercando por la retaguardia de esta Esquadra viraron de

            vordo.

            1 y 24. Se egecutó en ésta virando en redondo todos a un tiempo Proa

            Sur 27 grados y medio Este, con el viento por el Sudueste, siguiendo

            a cortar las 3 últimas Embarcaciones de las 9, y se forzó de velas

            largando Juanetes, Alas y Rastreras. En esta forma era el andar del

            Navío 3 millas. f 57 r. /

            2 y 30. Se arrivó al Este por reconocerse haverlo hecho las dichas

            Embarcaciones como una quarta, o poco más, hacia el Sur.

            5 y 15. Reconociendo que no sólo no se les entrava nada, sino que se

            alejavan, porque al tiempo de la virada se le descubría parte de la

            Popa al Buque más grande y a esta hora estava totalmente anegado,

            sin embargo de no haver largado él ni las otras más velas que los

            Juanetes, las 3 Gavias y el Trinquete, se dejó contemplando, que en

            lo que faltava de día aun se alejarían más; que en la noche mudarían

            de rumbo. (Sigue el jueves) Se andubieron en seguimiento de ellas 4

            leguas y media, y a la ora que se dejó la caza sólo se descubrían de

            la Cofa 8 de los 9 Buques. Lo que se conceptuó es que el que pareció

            en el 3º quadrante y se incorporó con los 9, luego que el viento

            empezó era uno de los 3 que se havían visto el día antes; de los

            restantes sólo se pudo distinguir que 2 eran Balandras.

           

           

           

            Viernes 30 de Julio de 1779

            2. De la tarde. Se descubrió una vela en el 4º quadrante.

            3. La Santa Mónica hizo señal de otra en el 3º quadrante. Se le hizo

            seña para darle caza.

            5 y 54. Haviendo reconocido la vela, se halló ser Portuguesa,

            nombrada Nuestra Señora de la Gloria, su Capitán, Miguel Arnauz,

            hace 8 días que salió de Oporto con Carga de Sulaque para Eproba de

            Ave de Gracia; dijo que 20 días hace entraron en Lisvoa 3 Buques de

            Guerra Yngleses con 40 Embarcaciones de Comboy que salieron de

            Gibraltar.

            1 y 30. En la noche. La Santa Mónica hizo señal de velas; lo repitió

            el Diligente, y este Navío se vieron en el 2º quadrante. Se viró a

            vordo para ir en su seguimiento.

            3 y 54. Hallándose la Esquadra en su inmediación se atravesó; f. 57

            v. / la una era Fragatilla pequeña, la otra, un Pacavotillo, de Nisa

            ambas. Capitán de la Fragata, Fernando Escofiero; nómbrase la

            Victoria, salió de Nisa el 4 de Junio cargada de vinos, Aceyte y

            otras mercancías, entró en Málaga el 24, salió el 10 del presente al

            tiempo que lo hicieron 2 Navíos de Guerra nuestros, 2 Fragatas, 8

            Javeques y 4 Galeotas; el 29, estando en 40 grados y 20 minutos, le

            visitó un Pacavot Ynglés de 18 cañones que juzga Corsario; ba a

            Londres. Dijo que en el Estrecho 4 Pacavotes Yngleses de 22, 18, 16

            cañones tomaron 2 Pingues Españoles el día 15. El otro es el Pacavot

            o Bergantín nombrado el Villafranca, también de Nisa; ba a Ostende

            con Carga de Ygos, Pasas y Tártaro. Salió de Nisa el 28 de Mayo; te

            reconocieron sobre la Fangerola el San Genaro con otro Navío de

            Guerra de España. Su Capitán, Jacome Christino. Sobre el Cabo de San

            Vicente avistó 6 Navíos de Guerra Españoles.

           

           

           

            Sábado 31 de Julio

            5 y 30. De la mañana. El Navío el Gallardo hizo señal de una vela en

            el 2º quadrante.

            5 y 50. De este Navío se descubrieron 2 velas en el 4º quadrante.

            8 y 30. San Julián, señal de 2 velas, una en el 1º y otra en el 4º

            quadrante. La Magdalena, señal de una vela en el 4º quadrante.

            1 y 15. De la tarde. El Diligente, señal de una vela en el 3º

            quadrante.

           

           

           

            Domingo 1º de Agosto

            4 y 30. De la mañana. Las 2 Fragatas hicieron señal de velas en el

            3º quadrante. 5. La Magdalena, señal de 3 velas en el 3º quadrante.

            Los gavieros de este Navío en la descubierta contaron 10 velas por

            distintos parages, fuera las de la Esquadra f. 58 r. /

            6 y 45. Una de las Fragatas hizo señal de 5 Embarcaciones en el 4º

            quadrante. 9 y 45. La repitió el día de San Julián.

            Nota

                 Después del reconocimiento de la Embarcación Portuguesa el día

            30, de las 2 de Nisa del día 31, y de lo mucho que extravía el viaje

            esta diligencia, que no tendría fin si se hubiesen de reconocer

            todas, por estar en el tránsito de las que vienen del Mediterráneo,

            o van para él, hallándose muchas, o algunas, a varlovento, determiné

            no hacer detención con las que estubiesen estraviadas, contemplando

            ser la Comisión que tiene la Esquadra más urgente, a menos que haia

            apariencia de ser Embarcación de Guerra o Corsarias Enemigas.

            4 y 30. De la tarde. Hizo señal uno de los Buques de una vela en el

            4º quadrante.

           

           

           

            Lunes 2

                 Al amanecer hizo señal uno de los Buques de una vela en el 1º

            quadrante. Se le hizo seña a la Magdalena de seguirla, pero no pudo

            llegar a ella porque se atrasó y sotaventó mucho, y haviendo mudado

            el viento alguna cosa se le mandó cesar en la caza. La Embarcación,

            que era pequeña, puso vandera veneciana.

            5 y 24. Se descubrió del Tope una vela en el 2º quadrante.

            6 y 15. Se contaron del Tope seis velas fuera de las de la Esquadra

            que demoraban por distintos rumbos. f. 58 v. /

           

           

           

            Martes 3

            7 y 15. De la tarde. La Batidora Santa Mónica, que iba por

            varlovento a distancia de una milla, hizo señal de una vela al

            Noroeste, que navegaba al Les Nordeste; el viento era Norte.

           

           

           

            Miércoles 4 de Agosto de 79

            5. De la mañana. Uno de los Buques hizo señal de una vela en el 1º

            quadrante; el viento, Noroeste; el Rumbo de la Esquadra a Es

            sudoeste.

           

           

           

            Martes 10 de Agosto de 79

            9 y 45. De la mañana. Se avistó una vela al Noroeste; el viento era

            Nornoroeste tan floxo que a ratos quedaba calma. La Proa iba al

            Nordeste; la latitud de aquel día, 41 grados y 47 minutos. Se hizo

            señal a las 2 Fragatas para darle caza, pero reconociendo que la

            vela venía directa a la Esquadra haviendo aferrado sus Juanetes se

            dejó comprehender no se Enemiga.

            11 y 20. Se les hizo 2ª señal para que se retirasen y se pusiesen en

            sus lugares con el fin de dejarla llegar. Se reconoció ser un

            Pacavotillo Portugués nombrado Santísimo Sacramento, viene de la

            Bahía de Todos Santos en el Brasil, de donde salió en 12 de Junio;

            el nombre del Capitán, Don Jossef Díaz Rango. El 31 de Julio estubo

            a la vista del Cuervo, donde no encontró Embarcación alguna. Que en

            el día de ayer, 9, a las 5 de la tarde, atravesó por un Comboy

            Yngles de 47 Embarcaciones, y en ésta 17 Fragatas, sin asegurar si

            todas eran de Guerra; que le pareció que el Comboy no llevaba Tropa

            de Transporte, y que en el número total havía muchas de 2 palos;

            navegava con viento Sudoeste, la mura a Bavor a el Oesnoroeste; que

            un Pacavote del Comboy lo reconoció y fondeó, y que desde la ora del

            encuentro hasta la en que daba esta f. 59 r. / noticia havía

            navegado 82 millas al ángulo corregido de 82 grados en el 2º

            quadrante, por lo que el Comboy debía estar de 130 a 140 minutos al

            Oeste de esta Esquadra a aquella hora.

           

           

           

            Domingo 22 de Agosto de 1779

                 A las 3 y media de la tarde se descubrió del Tope una vela en

            el 4º quadrante, el viento era Oeste. Se hizo diligencia de irla a

            encontrar siguiendo la misma buelta que se llevaba, por navegar ella

            para el Este y la Esquadra para el Norte en la latitud de 41 grados.

            4 y 30. Hizo ella señal de reconocimiento por las de Guerra antiguas

            y se le correspondió.

            5 y 30. Estando en inmediación y al Payro la Esquadra, pasó a su

            vordo el Ofical de Órdenes y supo ser la Urca Santa Ygnes, mandada

            por el Capitán de Fragata Don Fernando Reynoso, que biene de Manila,

            de donde salió el 13 de Diciembre; que estubo en Bahía de Tablas 8

            días y salió el 19 Mayo, que pasó a Anovan, de donde salió el 23 de

            Junio en compañía de la Fragata la Astrea, mandada por Don Antonio

            Montes, de la que se separó a poco de haver salido; dijo que tenía

            víveres hasta mediados de Septiembre; no tenía noticia de la

            declaración de la Guerra, y se le previno que navegase con este

            conocimiento, procurando evitar los encuentros con Embarcaciones, y

            que era regular que en el Cavo de San Vicente encontrase alguna

            Esquadra nuestra, según las noticias que se tenían.

            8. Siguió su viaje.

            (2ª vela.) 5 y 15. Se descubrió 2ª vela en el 3º quadrante, esto es,

            a varlovento de la Esquadra, por lo qual, y por estar mui adelantada

            la tarde, no se destacó uno de los Buques a seguirla f. 59 v. / por

            el riesgo de que quedase separado en la noche; no estubo tampoco en

            proporción de poderle hacer señales de reconocimiento por la mucha

            distancia; sin embargo, se hizo juicio que podría ser la Astrea.

           

           

           

            Martes 24 de Agosto

            5 y 30. De la tarde. La Fragata Magdalena, que se hallava cosa de

            dos leguas por la Proa de la Esquadra, hizo señal de una vela al

            SSO.; el viento era Oeste, la latitud, 40 grados y 45 minutos. No se

            le siguió por estar a varlovento y próxima a entrar la noche; su

            rumbo parecía ser al Este.

           

           

           

            Miércoles 8 de Septiembre de 1779

                 A las 10 y 40 de la mañana, estando en la latitud de 41 grados

            16 minutos y en 343 grados y 16 minutos de longitud, se descubrió

            una vela de 3 palos al Sur quarta al Sodoeste; el viento era Sur y

            por esto no se le pudo dar caza.

           

           

           

            Viernes 10 de Septiembre de 1779

                 A las 11 y 45 de la mañana se descubrió una vela a el Sudoeste

            que navegava a el Nordeste; el viento era Oessudueste, la latitud 40

            grados 7 minutos, la longitud 341 grados 16 minutos. Haviendo

            seguido su Derrota sin novedad, se le pidió la Bandera y la largó

            Portuguesa; no pudo reconocérsele por la mucha Mar y viento, pero la

            Magdalena pasó a hablarle a la voz.

           

           

           

            Sábado 11 de Septiembre

                 A las 8 de la mañana se descubrió una vela cuasi al Norte; el

            viento era Nordeste, la latitud de aquel día fue 39 grados

            50minutos, la longitud 342 grados 58 minutos. Siguió su rumbo acia

            este Navío y reparando que quando estubo más inmediata viró de

            vordo. Se le empezó a car caza,que se siguió toda la tarde; la

            Fragata Magdalena se alargó de este Buque como a la distancia de 2

            leguas y media, y los otros 3 Navíos se adelantaron también,

            quedando éste por la Popa de todos a buena distancia, a causa de no

            poder marear la f. 60 r. / maior desde que se rindió la Verga. El

            siguiente, 12, amaneció solo este Buque; desde los topes se

            descubrieron 3, el uno, que era el Gallardo,vino a incorporarse a la

            señal que se hizo de unión, los otros dos, que apenas se distinguían

            del Tope, no se reconoció que se acercaran. Se siguió acia ellos

            hasta el mediodía, y viendo que iban la buelta del Sur perdiendo

            mucho de latitud, que era 39 grados 36 minutos, se empezó a ceñir el

            viento. El día 14 amaneció incorporados el Diligente y el San Julián

            a distancia de 4 leguas al Sur, pero la Fragata no se descubría de

            estos Topes, y por la noticia del Diligente debía estar a la vista

            del San Julián.El día 15 a la una se incorporó éste, y dio noticia

            de haver estado a su vista, y como a la distancia de legua y media a

            sotavento, La Magdalena hasta el anochecer del día 13, haviéndosele

            separado en la noche de éste.

           

           

           

            Domingo 26 de Septiembre

            5 y 45. De la mañana. Se dio vista a una Embarcación al O. y

            haviéndosele dado caza se halló ser Portuguesa. Salió de la Ysla de

            San Miguel en las Terceras el día 19; navegava para Lisvoa. Dijo que

            un Bergantín y una Fragata de 14 cañones corsarias Ynglesas havían

            conducido a la Ysla de Santa María una Embarcación que venía cargada

            de Cueros de Buenos Ayres al Ferrol, cuia gente, que eran 12

            Hombres, navegaban en una Galera Portuguesa para el mismo Lisvoa, y

            que éstos eran los únicos Corsarios que havía en aquel parage. Que

            el 2 de Agosto salió de Puerto de Secán junto a Ave de Gracia, y el

            4 de Septiembre havía llegado a la Ysla de San Miguel. Que el 6 de

            Agosto encontró la Esquadra Ynglesa compuesta de 20 Buques de 3

            palos, que governaba al NO. para montar f. 60 v. / el Cabo Lozar.

            Que el 7 descubrió la Española y Francesa a la vista de la Ysla de

            Ovesán, goverriando al E. y empezando a entrar en el Canal. Que

            estubo a vordo de una Fragata Española, donde dio noticia de haver

            avistado a la Ynglesa.

                 Que el 24 del presente en la tarde avistó 4 Embarcaciones que

            le dieron caza hasta las 8 de la noche, y una Fragata de ellas se

            llegó a hablarle, lo que egecutó en Español, de que infiere que lo

            serían; que governavan al Sueste quarto al Este, siendo la latitud

            de aquel día 39 grados y la longitud 1 y 10 meridiano del Ferro

            [sic].

           

           

           

            Miércoles 29 de Septiembre

            1 y 30. Se descubrieron 4 velas al Sudoeste, viento Oeste.

            5 y 15. Hicieron señal de reconocimiento y se reconoció ser

            Españolas, las mismas de que havía dado noticia el Portugués.

            8. De la noche. Vino a este vordo un oficial y avisó ser la Esquadra

            del Brigader Don Juan de Lángara, noticiando que venía de las Yslas

            Terceras, donde havía hecho el corso y apresado junto a la Ysla de

            Santa María la Fragata corsaria de 26 cañones que tomó la Saetia

            española que venía de Buenos Ayres cargada de Cueros. Que al Sur de

            la Ysla de Flores, de resultas del temporal sobrevenido el día 26 de

            Agosto, se havía visto precisado a avandonar el Navío Poderoso por

            la mucha Agua que hacía sin poderla achicar con 6 Bombas. Que en las

            inmediaciones de dicha Ysla havía dado caza a una Fragata que

            discurría ser de esta Esquadra y por la señal que la dicha Fragata

            le hizo es sin duda una de las dos. A vordo del Fénix. Bahía de f.

            61 r. / Cádiz, Octubre 1º de 1779.

           

           

           

            Nº 5     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con el temporal del Norte

            experimentado la noche del 15 al 16 de Agosto se separó de esta

            Esquadra la Fragata Santa Mónica, y, aunque practiqué todas las

            diligencias que eran regulares en su solicitud, no he buelto a

            verla. El 16, hallándome sin ella, retrocedí con la Esquadra por el

            Camino que havía hecho en la noche con el fin de ver si se havía

            quedado atrasada por causa de alguna avería o si volvía a aquel

            parage, en donde se havía separado, a buscar la incorporación. El 17

            permanecí allí al payro, haciendo ruecas a las 2 Vergas del

            Trinquete y de Mayor del Fénix, y dando tiempo a que los otros

            Buques se reparasen de las Averías que havían experimentado en la

            noche.

                 El rumbo y aparejo con que havía de navegar lo tenía la

            Esquadra desde el anochecer, porque el viento havía tomado fuerza

            desde las 6 de la tarde, haviendo calmado a las 5 el Sudueste, y

            pasado una hora después al Norte. La Fragata estava a el anochecer

            por el Costado de Bavor del Fénix; se hicieron Faroles durante la

            noche, con que debo inferir que experimentaría alguna grave Avería

            que le obligó a separarse.

                 Los lugares de reunión primeros que di a la Esquadra fueron a

            la vista de la Ysla Tercera, y pasadas 24 horas sin encontrar la

            Esquadra, al Oeste de la Ysla del Cuervo f. 61 v. / en 39 grados y

            medio, de 7 a 8 leguas. Ni en el primero ni en el segundo la

            encontré, pues haviendo estado a la vista de la primera, y de 10 a

            11 leguas de la segunda por la misma latitud a mui corta diferencia,

            era preciso que la huviese visto si se huviera hallado allí, a menos

            de estar en menos latitud de los 39 grados y 30 minutos o más

            aterradas que las 7 u 8 leguas al Oeste en la ocasión. Que el 18 de

            éste corrí el Paralelo por los 39 grados y 43 minutos, que son 4

            leguas más al norte que el que tenía dado, no haviendo podido

            practicarlo en otro modo porque en la constitución que se hallava la

            Esquadra no me era posible detenerme, exponiéndola a muchos

            peligros. Faltávanme en la ocasión las 2 Fragatas, y los lugares de

            reunión eran distintos, porque visto lo mucho que el viaje se havía

            dilatadado en la Yda, la inconstancia de los vientos, el venir en

            ocasiones borrascosos por el Sudueste, unas veces, y otras por el

            Norte, las corrientes que havía experimentado con exceso para el Sur

            en las inmediaciones de las Yslas, y más que todo, la circunstancia

            de ser la recalada de los Navíos que vienen de Yndias a la Ysla del

            Cuervo, navegando por el Paralelo de 40 grados con poca diferencia

            de minutos al Este, había señalado el lugar de reunión para la

            Esquadra en el mismo Paralelo de los 40 grados con corta diferencia

            de minutos, 20 leguas más al Oeste y 10 ó 12 leguas acia el Cuervo;

            mediante lo qual, la Magdalena, que desde el día 11 se me separó

            dando caza a un corsarrio, debía estar en este 2º lugar de reunión.

            Y para ver una u otra corrí del f. 62 r. / Oeste para el Este por

            los 39 grados y 43 minutos, en la suposición de que de los Topes

            descubriría 5 leguas para el Sur y 5 para el Norte, y podría

            encontrar una u otra. Tengo entendido que la Esquadra del Brigadier

            Don Juan de Lángara avistó una Fragata y aun la persiguió el día 16,

            que fue dos antes de lo que llevo dicho, y por la señal que ésta le

            hizo fue precisamente una de las 2 de esta Esquadra, pues fue la

            particular para los Buques que la componen, y me inclino a que sería

            la Magdalena, porque siendo 4 los Buques de la Esquadra de Don Juan

            de Lángara, como los de ésta, se persuadiría a que aquéllos eran

            éstos, y no presumiéndose a que huviese otros 4 Buques Españoles de

            Guerra por allí, no practicó las señales de reconocimiento

            generales, ni las francesas, recelando que los 4 Buques que la

            perseguían fuese la Esquadra Ynglesa que Yo iba buscando.

                 En las prevenciones del lugar de reunión que llevó la Mónica,

            era una que la Embarcación que se viese perseguida de Enemigos con

            fuerzas superiores procurase refugiarse en la Ysla del Fayal, y

            permaneciese allí hasta que Yo imbiase uno de los Buques a

            solicitarla; esto era en el concepto de que el viaje hubiese sido

            regular en el tiempo, dando lugar a permanecer en aquella Ysla mes y

            medio por lo menos; pero no haviendo sucedido así, suprimí esta

            circunstancia en las órdenes posteriores con el fundamento de no

            hallarse en la Esquadra Piloto, Pilotín, ni Persona alguna que haia

            estado en aquellas Yslas, y que se determine a entrar con Navíos de

            este Porte en sus Puertos, que son peligrosos para quien no los

            conoce por causa de las corrientes y en f. 62 v. / los contrastes

            del viento, por lo qual hago juicio que esta Fragata, si no huviese

            experimentado en aquel temporal quebranto maior, se restituiría de

            allí o avisara el estado en que se halle. Lo que tengo en noticia de

            V.E. como propio de mi obligación, y apeteciendo muchas órdenes de

            su agrado, pido a Dios que le guarde la vida muchos años. A vordo

            del Fénix, Bahía de Cádiz, y Octubre 1º de 1779. Excmo Señor. Beso

            la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo.

            Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Nº 6     Excmo Señor. Muy Señor mío: De resultas de una caza que se

            dio el día 11 de Septiembre a una Fragata, al parecer corsaria,

            estando en 39 grados 50 minutos de latitud, al Oeste de la Ysla del

            Cuervo 22 leguas, resultó separarse toda la Esquadra y quedar este

            Navío solo por no tener mayor, o no poderla husar, desde que se

            rindió la Verga. El día 12 se restituió el Gallardo, que era el que

            estava más inmediato. El 14, el Diligente, y el 15, el San Julián,

            pero debiendo venir la Fragata Magdalena con éste, no sucedió así, y

            por la Copia del Parte que me dio su Comandante, el Marqués de

            Medina, se impondrá V.E. en lo acaecido sobre este particular.

                 Es mui expuesto y embarazoso con Esquadra de Navíos y Fragatas

            hacer el Corso en mar ancha, porque al punto que se descubre una o

            varias Embarcaciones y se empieza a darles caza, se divide la

            Esquadra según los rumbos que toman las perseguidas corriendo f. 63

            r. / corriendo [sic] distancias sin límite cuasi hasta perderse de

            vista, como sucedió en esta ocasión.

                 A las 6 de la tarde del día 11, que la Fragata Magdalena

            destacava como legua y media ó 2 de este Navío, y la perseguida

            cerca de 3, mandé poner señal para que se siguiese la caza en la

            noche, proporcionando la vela, de modo que todos los Buques

            amanecieron a la vista de la Esquadra para poderse incorporar en el

            siguiente día. El 12 de mañana sólo se vio el Gallardo en

            proporcionada distancia, y otros 2 tan apartados que apenas se

            divisavan de los topes; hice diligencia de ir a ellos, navegando al

            Sur la distancia de 6 leguas hasta medio día, y reconociendo que

            cada vez se alejavan más, que parecía huir de éstos, contrario a las

            prevenciones que les tenías hechas en las Ynstrucciones del Corso,

            me hicieron entrar en desconfianza y persuadirme a que no eran de la

            Esquadra, no siendo regular que dejasen de hacer diligencia para

            volverse a incorporar, por lo qual volví a las 12 del día a ceñir el

            viento, grangeando la latitud perdida, para volver a ganar el

            Paralelo del lugar de reunión, y esperarlos allí el tiempo preciso,

            pues todos estavan prevenidos de que el día 20, por lo más tarde, en

            el primer viento favorable que hubiese, empezaría a navegan para

            España. El caso fue que la Magdalena, continuando la Caza, se alejó

            otro tanto del San Julián como éste lo estava del Fénix, y por no

            avandonarla le seguía, pero en este modo era preciso quedar todos

            separados por el distinto andar de los Buques, por la diversidad de

            rumbos que la variación del viento obligaba a hacer, y por lo que se

            muda en la noche, según el juicio que cada uno forma, siendo mucha

            causalidad que se buelvan a encontrar, no siendo posible determinar

            el camino que cada uno ha seguido. f. 63 v. /

                 Esta Fragata es preciso que se restituia, pues lo más que se

            detendría allí sería, según llevo dicho a V.E., hasta el día 20, y

            no podría pasar de este término porque los víveres, las dietas y las

            Enfermedades la estrechavan.

                 Con esta diligencia que se practicó con el Corsario es poco lo

            que se ha adelantado, porque él, con conocimiento de su andar,

            temerá menos ser cogido en adelante, y aunque por el pronto se

            auientó del Crucero que tenía, bajando hasta cerca de los 39 grados,

            no ay seguridad de que no buelva a él, y queda el mal en su punto. A

            mi parecer, el modo de hacer aquel corso sería con 4 Fragatas mui

            ligeras y bien equipadas, apareadas de 2 en 2 ó sueltas, sin

            sugeción unas a otras, distribuidas en los parages de recalada, con

            prevención de que luego que hiciesen presa la condugesen a Puerto de

            España, y fuesen remudándose con otras; y si hubiese de destinarse

            Esquadra de Navíos, fuese determinadamente para hacer frente a otra

            de Enemigos, pues es caso mui remoto que los Buques grandes puedan

            dar alcance a las Embarcaciones ligeras, como lo son todas, o las

            más, de las que se destinan para Corsarias, y si éstas fuesen

            Balandras, tampoco adelantarían nada con ellas las Fragatas, como

            V.E. conoce mui bien.

                 Apreciaré tener muchas órdenes del agrado de V.E. y pido a Dios

            le guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de Cádiz,

            Octubre 1º de 1779. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro

            servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de

            Castejón.

           

           

           

            Nº 7     Señor mío: Por la relación que acompaña a ésta f. 64 r. /

            se impondrá V.E. de las Averías que han padecido todos los Buques de

            que se compone esta Esquadra de mi mando, y por los documentos que

            igualmente le inserto, de las más sensible en el Navío el Gallardo,

            el qual llegué a consentir la noche del 10 al 11 de Septiembre que

            no quedase ni aun memoria de él, según lo indicaron las señales que

            hizo de resultas de un golpe de viento del Norte y Nornoroeste, con

            lo qual se le aumentó el Agua en tanto punto que a las 8 y media

            puso la primera señal de incomodidad, y a las 9 la de necesitar un

            pronto auxilio; en ocasión que era imposible favorecerle, por ser

            mucha la mar y el viento, Dios quiso sacarle de este peligro

            felizmente, y que pudiese achicar el Agua mediante los 99 Hombres de

            aumento que se le havían dado anticipadamente de los otros Buques,

            vombas y quantas otras cosas havía pedido. Sin embargo de este mal

            estado, permanecí en aquel parage hasta el 18 en la noche, esperando

            en que los tiempos fuesen menos crudos en adelante que en lo que

            havían sido hasta entonces, o a lo menos poder tomarlos de modo que

            el Navío no travajase con ellos. Esta fue una de las razones grandes

            que tuve para dirigirme al Norte; luego que rodearon del Sur para el

            Sudoeste, y pasando del Sudoeste al Oeste al Este, seguí el viaje

            para acá, desistiendo de continuar las diligencias por las 2

            Fragatas, de avistar la Ysla del Cuervo, no considerando esto último

            conducente a el asunto de Corso, y porque los Documentos instruirán

            mejor a V.E. el estado en que se halla el Navío, no me dilato en

            hacer prolija relación de ello.

                 Ofrézcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios le guarde la vida

            muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de Cádiz, E 64 v. / Octubre 12

            de 1779. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor.

            Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

                 Noticia de las novedades que han ocurrido en los Buques de la

            Esquadra de mi mando, Fénix, Gallardo, Diligente, San Julián, y

            Fragatas Santa Mónica y Magdalena, en el Corso de las Yslas Terceras

            ha que he sido destinado por S.M.

            

           

           

            24 de Junio de 1779

                 Se rindió la Jimelga de vavor de la maior y se le puso una

            Rueca.

           

           

           

            Agosto

            2. Sucedió lo mismo con la de San Julián a 2 pies de la Cruz de

            Estrivor.

            13. La Verga de Gavia de San Julián se partió con el Temporal.

            15. En la noche. Con temporal se rindió la Jimelga de la Verga de

            Trinquete del Fénix por la vanda de Estrivor.

            16. La Verga y Jimelga maior se rindieron con una cavezada por 4

            partes, el maior daño fue por Vavor. El viento havía calmado,

            quedando la mar, que era mui gruesa.

            17. El Gallardo hizo señal de tener mala caveza del Timón. Otra de

            hacer 4 pulgadas de Agua por hora, de resultas del temporal de la

            noche de 15.

            18. El Diligente hizo señal de tener rendidas las 4 Vergas de Gavia,

            haviendo empezado éstos desde que estava en la Esquadra grande del

            mando de Luis de Córdova.

            26. El Diligente hizo señal de tener avería en la Verga de

            Trinquete, que recivió con viento recio, y se reconoció que la

            Jimelga se havía tronchado.

           

           

           

            Septiembre

            3. El Gallardo aumentó de Agua a 8 pulgadas por hora f. 65 r. / con

            tiempo bonancible. A las 3 de la tarde, señal de 2º aumento de Agua

            a 11 pulgadas por ora con el mismo tiempo vonancible.

            4. Se empleó en hacer prolijo reconocimiento del Gallardo y en ver

            si se descubría alguna Vía de Agua.

            5. Se le dieron 33 Hombres de cada uno de los otros 3 Navíos al

            Gallardo para el travajo de las Bombas, aunque pidió 200, y lo

            menos, 150.

            10. A las 8 y media de la noche el Gallardo hizo señal de

            incomodidad y de necesitar auxilio; havía mucha mar y viento; la

            repitió a las 9. En el día havía hecho señal de hacer sólo 3

            pulgadas por ora, tanto en la mañana como en la tarde.

                 Esta propia noche del 10 se dividió la Esquadra con el

            temporal, quedando sólo con el Fénix el Diligente, pero el día 11 se

            volvió a incorporar.

            18. El Diligente rindió la Verga de Gavia que tenía empalmada; puso

            en su lugar una de Velacho, que igualmente tenía empalmada por

            precaución.

           

           

           

            Fragata Santa Mónica

            Se separó de la Esquadra la noche del 15 al 16 de Agosto con el

            temporal del Norte, que duró desde las 6 de la tarde a las 4 de la

            madrugada, y aunque se hizo diligencia de ella en los 2 días

            siguientes no se le encontró. El rumbo que se havía dado era al O.

            quarto SO. navegando en 9 quartas; el Aparejo, Trinquete y Gavia,

            tomados todos los rizos y arriada sobre el Tamborete.

           

           

           

            Fragata Magdalena

            Se separó de la Esquadra hallándose a las órdenes del Navío f. 65 v.

            / San Julián la noche del día 13 de Septiembre, de resultas de una

            caza que se principió el día 11 al mediodía.

           

           

           

            Octubre 1º de 79

                 Estando a la vista de Cádiz el Gallardo rompió la Verga maior.

            A vordo del Navío Fénix, al Ancla en la Bahía de Cádiz, Octubre 12

            de 1779.

           

           

           

            Nº 12     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Paso a V.E. los estados de

            entrada de los 4 Buques de la Esquadra de mi mando, Fénix, Gallardo,

            Diligente y San Julián. Y ofreciéndome a las órdenes de V.E. pido a

            Dios le guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Bahía de

            Cádiz, 1º de Octubre de 1779. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su

            más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués

            González de Castejón.

           

           

           

            Nº 8     Excmo. Señor. Muy Señor mío: El viaje desde la Ysla de

            Sisarga hasta las Terceras fue tan dilatado como V.E. habrá

            reconocido por las relaciones y noticias que con fecha de 1º de

            Octubre remití, pues hasta el día 26 de Agosto no se descubrió la

            Ysla Tercera, que está en la medianía de las que tienen este nombre.

                 Haviendo cumplido un mes y dos días de la separación de la

            Esquadra grande, y dos meses y 4 días de la salida de esta Bahía,

            los víveres que la Esquadra sacó eran correspondientes a 4 meses, y

            debiendo considerar 20 o 25 días para regresar desde el meridiano de

            la Ysla del Cuervo a esta Bahía, haciendo el Corso, completan a mui

            corta diferencia 3 meses. Por esta f. 66 r. / razón, y por la grande

            disminución que se ha experimentado en los víveres, y con exceso en

            las Aguadas, fixé el término de la venida antes de sobrevenir el

            motivo grandísimo del Agua del Gallardo para el día 20 de Septiembre

            con el primer viento favorable que hubiese.

                 Sin embargo de haver tomado las medidas en este modo de haver

            adelantado la salida 2 días, el Diligente viene a media ración de

            víveres y de Agua desde el día 8 de Septiembre, y para que no le

            faltase en caso de que el viaje se dilatase ha sido necesario darle

            del Fénix socorro de Dietas, y de el San Julián de víveres, para 4

            días a ración entera, que hacen 8 a media ración, sucediendo lo

            mismo con las dietas, cuia distribución ha sido preciso reducirla en

            todos los Buques a este término, porque en otro modo huviera faltado

            en el tiempo más importante.

                 Los otros Buques han venido a dos tercios de ración, mediante

            lo qual la brevedad del viaje por lo favorable que han sido los

            vientos y otra providencia que puse en práctica desde el principio,

            han llegado con felicidad y con aquella cantidad de víveres

            proporcionada al número de días que han tardado de menos en el

            regreso.

                 La providiencia que desde el principio de Agosto tomé, con

            conocimiento de la mucha disminución de Agua que se encontrava, y

            del estado en que se reconocía el Vizcocho, hallándose algunas

            porciones podrido, como también la consideración de que habría

            disminución por lo que consume el crecido número de Ratas y de

            Cucarachas que tienen los Navíos, fue proponer a las Tripulaciones

            que voluntariamente se conviniesen en dejar en la Despensa todos los

            días un número de Raciones, f. 66 v. / ofreciéndoles que después de

            llegados a el Puerto, o se les devolverían si sobrasen, siendo de

            buena calidad, o se les satisfaría su importe en dinero. Convinieron

            en ello, y mediante esto vino a hacerse un respuesto suficiente para

            12 ó 15 días más o menos con proporción a las que en cada Navío

            dejaron, no haviendo havido igualdad en ello, lo que corrió en este

            modo hasta que fue preciso acortarlas en general, pues desde

            entonces cesó este respuesto.

                 En el Vizcocho se ha encontrado sucesivamente vastante

            pudrición fuera de las mermas que naturalmente ha havido y de el

            mayor número de Plazas que fueron en alguno de los Buques, sin

            haverse reemplazado aquél, todo lo qual ha causado una disminución

            considerable.

                 Las de las Aguadas ha sido maior, y aunque se sacó para cinco

            meses apenas hubiera alcanzado los 4, haviendo disminuido las

            medidas por providiencia desde principio de Agosto, y desde

            principio de Septiembre de un quartillo por ración, esto sobre la

            disminución anterior de medida que era equivalente a otro medio. Se

            han encontrado Toneles, Toneletes y Pipas enteramente vacios, otros

            disminuidos de la mitad, y por este thenor más o menos procedido,

            como se deja entender de la mala Basigería, resultando de ellos dos

            perjuicios: el uno, la falta que este Agua que se encuentra de menos

            debía causar, para que se beneficiase el destino de la Esquadra en

            el tiempo que debía permanecer; el otro, la Enfermedad del

            Escorbuto, que en mucha parte procede de darse el Agua con escased,

            y en otra, como aquí se ha visto, de mala calidad de el Agua,

            corrompida por defecto de la vasigería; y así, en una campaña de

            ciento y un f. 67 r. / día, que son los que he estado fuera de

            Puerto, han llegado las Tripulaciones en un estado tan decadente

            como si huviera durado 6 meses, incapaces de desempeñarse si se

            hubiese ofrecido algún combate, como V.E. podrá berificar por los

            estados de Entrada, donde también reconocerá V.E. el número de

            Enfermos que se han desembarazado. Debo asimismo prevenir que en el

            de los víveres se comprehende el Vizcocho podrido, totalmente

            inservible y reducido a Mazamorra por ratas y cucarachas, que

            revajado del total es una disminución sensible y de malísimas

            consecuencias en unas ocasiones como las actuales, en que se cuenta

            a las Esquadra por aquel tiempo que salen provisionadas.

                 La Vasigería es un obgeto principalísimo por las razones que

            llevo expuestas a V.E. pues si se considera un Navío como el

            Diligente reducido a 411 Plazas el día 1º de Octubre, que 8 días

            antes tenía 468, y que con 8 días más estar fuera se hubiera

            reducido a 300, no podría desempeñarse si se huviese visto en la

            precisión de hacerlo; y mismo toda la Esquadra, pues el Fénix, que

            aora 8 días tenía 20 ó 22 conocidos escorbúticos, envió al Hospital

            el día 8, 81, y todo esto no hubiera sucedido si el Agua que se

            embarcó para 5 meses no huviese tenido tan notable disminución y no

            huviese estado en parte corrompida.

                 En lo acaecido sobre este particular se hace manifiesta la

            necesidad de que se procure para lo sucesibo la buena calidad de la

            Basigería, lo que tengo hecho presente al Director General de la

            Armada, para que por su parte pase los Oficios que tenga por

            convenientes, y en los Navíos que están a mis órdenes he mandado a

            sus Comandantes que hagan f. 67 v. / examinar con el maior esmero la

            que reciviesen, y que no admitan la que no se encuentre en buena

            disposición, lo que me persuado que merecerá la aprovación de V.E.

            por conducir al mejor servicio de S.M.

                 Deseo muchas órdenes del agrado de V.E. y pido a Dios que le

            guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Octubre 5 de 1779.

            Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio

            de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Nº 9     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Por los estados de entrada y

            relaciones de obras que con esta fecha remito a V.E. se impondrá en

            las que necesitan los Buques de mi mando para volver a salir a la

            mar, siendo todas las precisas, pues de lo contrario es regular que

            vaian en aumento y que se expongan al peligro, por lo menos, de

            tomar Puerto antes de tiempo, tanto más que desde ahora en adelante

            son los vientos recios.

                 El Navío el Gallardo, como V.E. habrá reconocido, necesita un

            Examen mui prolijo, y no será poco si se halla el modo de que quede

            estanco, pues no se consiguió con la diligencia de haver entrado en

            Dique, ni con la de haverle dado de Quilla después, sin más causa

            que la del Agua que quedó haciendo. Los otros 3 tienen las obras que

            sus Comandantes han pedido por lo que han experimentado, sobre que

            V.E. resolverá lo que fuese más conveniente, pues haviendo dado

            cuenta al Director General y tratado este punto con asistencia del

            Interino Mayor General y del Yngeniero en Gefe de la Carraca, f. 68

            r. / no se determinan a resolver, juzgando indispensable que

            enterado S.M. ordene lo que sea de su Real agrado.

                 Yo estoy siempre a las órdenes de V.E. y pido a Dios que le

            guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, y Octubre 5 de 1779.

            Excmo. Señor. Besa la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio

            de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Nº 10     Excmo Señor. Muy Señor mío: Ha sido tan frecuente en la

            Esquadra de mi mando el accidente de rifarse las velas sin viento

            excesivo, ni accidente particular que lo ocasione, que no puedo

            dejar de ponerlo en consideración de V.E. por las malas resultados

            que esto puede ocasionar, no haviendo seguridad quando la Esquadra

            se halle en algún empeño de poderlo seguir, por ser, como V.E.

            conoce, contrario a ello, bien sea empeñados con tiempo recio en

            alguna Tierra, bien disputando el varlovento, manteniéndolo o

            persiguiendo al Enemigo. El Maestro de Velas del Fénix, que es donde

            esto ha sucedido con más frecuencia, opina que procede de estar las

            lonas pasadas por el mucho tiempo que han estado encerrada en los

            Almacenes, y en los Pañoles. Este punto, que le considero de los más

            esempciales, lo he tratado con el Director General y con el

            Subinspector, pero poniéndoles que se cambien, pues las que ya están

            reconocidas por malas no podrán dejar de serlo por más que se

            compongan, como sucedió el día que entré aquí f. 68 v. / con la de

            Gavia, que siendo vela nueva y el viento de Juanetes, se rifó por 2

            veces desde las 5 a las 6 de la mañana, haviendo estado arriada para

            componerla lo más de este tiempo, y se embergó la última que

            quedava; y en destinos como los que los Navíos tienen en la actual

            circunstancia son de la maior gravedad, por lo que no puedo dejar de

            ponerlo en noticia de V.E. para que se halle enterado en ello y

            ordene lo que tubiese por conveniente.

                 Dios guarde la vida de V.E. muchos años. A vordo del Fénix, y

            Octubre 5 de 1779. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su más seguro

            servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de

            Castejón.

           

           

           

            Nº 11     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Nada de quanto contiene las

            10 Cartas que desde 1º del presente hasta esta fecha he dirijido a

            V.E. dilatará un instante la salida de la Esquadra de mi mando que

            se halla en esta Bahía, y sin embargo del estado en que llegó,

            huviera pasado en derechura al Crucero entre los Cavos de Trafalgar

            y de Espartel, donde S.M. la tiene destinada, ha haver Yo podido

            penetrar ser aquél el lugar donde importa que esté, pues desde allí

            se huviera podido dar providiencia a lo más urgente, que era

            desembarazarme de Enfermos y cortar el curso rápido del Escorbuto

            refrescando las Tripulaciones con víveres adecuados, que es lo que

            se ha hecho aquí en estos 4 días. Ayer noche me pasó el Director

            General f. 69 r. / la última Real disposición que acava de recivir

            para la prontísima salida de la Esquadra, y inmediatamente di las

            disposiciones de ponerla en franquicia, con el fin de hacerme a la

            vela en el instante que el viento que está por el Sudoeste lo

            permita, con la mira de que lo que faltare de todas especies podrá

            inviarse de aquí y para que en esto no haia peligro, si llegare tal

            caso, dejaré una Fragata para que lleve lo que cupiere y comboye las

            Barcas que condugeren lo restante, cuia resolución me persuado que

            no dejará de ser del agrado de S.M. y aprovación de V.E.

                 Esta mañana di orden para que los Javeques salgan vordeando

            aprovechando las vaciantes de la marea puesto el tiempo no indica

            malicia sin embargo de estar el viento como llevo dicho.

                 Dios guarde a V.E. muchos años. A vordo del Fénix, y Octubre 5

            de 1779. Excmo. Señor. Besa la Mano de V.E. su más seguro servidor.

            Antonio de Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Nº 12     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Yncluio a V.E. la noticia de

            las descubiertas de Tierras que se han hecho en la Esquadra de mi

            mando. Y ofreciéndome a las órdenes de V.E. pido a Dios que le

            guarde la vida muchos años. A vordo del Fénix, Octubre 5 de 1779.

            Excmo Señor. Besa la Mano de V.E. su más seguro servidor. Antonio de

            Ulloa. Excmo. Señor. Marqués González de Castejón. f. 69 v. /

            Descubierta de Tierras por la Esquadra de mi mando

           

           

           

            26 de Agosto de 1779

                 En la latitud de 39 grados y 34 minutos, y longitud del

            meridiano de Tenerife, 347 grados, el 26 de Agosto de 1779 a la 1 y

            30 minutos de la tarde la Fragata Magdalena, que iba corno 2 leguas

            de la Proa de este Navío, governando al Sur, hizo señal de Tierra,

            la que no llegó a descubrirse de aquí por estar el orizonte vastante

            cargado por aquella parte. Hasta el día 29 no pudo llegar a la voz

            por haver intervenido un temporal del Noroeste en los días

            intermedios, pero en el citado dijo parecerle la Ysla Tercera, por

            haver distinguido bien el Mogote que tiene a la parte del O.,

            separado de ella.

           

           

            

            30 de Septiembre

                 A las 11 y media del día se dio vista al Cavo de San Vicente;

            por el punto me hallava a las 12 del día a 3 leguas de distancia de

            él, demorando al Nordeste un quarto al Este.

            

           

           

            1º de Octubre

                 A las 4 de la tarde entró en Cádiz la Esquadra compuesta de los

            4 Navíos y faltando las 2 Fragatas.

                 A vordo del Fénix, y Octubre 4 de 1779. f. 70 r. /

           

           

           

            Documentos que están citados en las respuestas dadas a la Junta

            donde se examinó este asunto.

            Parages de reunión señalados para la Esquadra

            Parages de reunión en caso de separación.

                 En caso de separación por algún accidente inevitable será el

            primer parage de reunión a la parte del Norte de la Ysla Tercera y a

            su vista. Si por las circunstancias se considerare deber estar

            adelantado el Buque separado, se detendrá allí vordando 24 horas; si

            en este tiempo no descubriese la Esquadra, seguirá hasta ponerse a

            los 39 grados y medio, entre las Yslas del Cuervo y Flores, a

            distancia de 7 a 8 leguas del Oeste de ellas, precaviéndose al

            tiempo que estuviese solo de no empeñarse con fuerzas superiores

            enemigas, porque se tiene noticia de haver allí una Esquadra de 4 ó

            5 Navíos ingleses de 60 y 50 cañones y algunas Fragatas, además de

            que pudiera venir alguna Esquadra, o Navíos sueltos destacados, de

            las que tienen en América, y no sería bien que por falta de tomar

            con tiempo sus providiencias se viese en la precisión de vatirse con

            fuerzas superiores, pero si tal sucede, se espera del distinguido

            honor de cada uno de los comandantes que se desempeñará sosteniendo

            el combate hasta el último extremo con la mayor Gloria de las Armas

            del Rey.

                 Si estando en el parage de reunión descubriese fuerzas

            superiores que reconozca enemigas, podrá retirarse al Puerto del

            Fayal, y permanecer allí hasta que pase alguna Fragata a darle

            noticia de estar la Esquadra en su crucero. A vordo del Navío Fénix

            a 1º f. 71 r. / de Agosto de 1779. Antonio de Ulloa.

           

           

           

            Parage de reunión para el crucero.

                 A el llegar al meridiano de la Ysla Tercera se procurará estar

            en la latitud 39 grados y 59 minutos ó 40 grados, sin embargo de lo

            que está prevenido en la Derrota, a causa de los recios vientos del

            N. y el NO. que se han experimentado, hasta descubrir la Ysla del

            Cuervo; conseguido esto se procurará pasarla por la parte del N., y

            puestos en 40 grados de latitud, será el parage del reunión, 20

            leguas al O. del Cuervo en el mismo Paralelo. Qualesquiera de los

            Navíos que se separe de ella procurará restituirse allí para

            volverse a incorporar.

                 Si estando en el lugar de reunión algunos Buques, esperando a

            que la Esquadra se restituia a él para incorporarse, avistan

            Embarcación, irá en su seguimiento hasta reconocerla; si reconociese

            ser Enemiga, y que sus fuerzas fueren superiores, procurará

            evitarla, y, en este caso, practicará lo que juzguen conveniente

            hasta conseguirlo. Después se restituirá al mismo parage, de donde

            si no encontrare la Esquadra navegará entre el Paralelo de 39 grados

            45 minutos y 40 grados otras 20 leguas al O. que serán 40 distantes

            del Cuervo, que será el crucero que hará la Esquadra.

                 Si la Embarcación que encontrase fuese de fuerzas iguales o

            inferiores procurará vatirla y apresarla, sea de Guerra, Corsaria o

            mercante, y la conducirá al parage de reunión, o más adelante si la

            Esquadra no se hallase allí.

                 Si fuere Embarcación española de Comercio le dará todas

            aquellas noticias que puedan conducir a su seguridad, observando mui

            exactamente todo lo que está prevenido en las órdenes e

            Ynstrucciones para tales casos con encuentros, o reconocimiento, de

            Embarcaciones propias o neutrales. f. 71 v. /

                 Como en la separación de la Esquadra pueden ofrecerse

            inconvenientes graves, y el Buque separado queda sin auxilio alguno,

            se ha de evitar por todos los medios posibles, suspendiendo la caza,

            para volverse a incorporar en el parage de reunión antes de las 24

            horas de haver empezado a dar la Caza, y sólo se pone lo que precede

            para el Caso en que empeñado el Buque en un Combate no pueda

            retirarse hasta concluido, con todas las ventajas que son

            inseparables del honor.

                 Se ha prevenido que no se vage a los 40 grados hasta estar con

            el meridiano de la tercera a causa del Vajo de la Ballena, de que

            hace mención el Derrotero Portugués, y lo pinta la Carta francesa

            del año 42 en 40 grados a la distancia de 32 leguas al NE. un quarto

            E., y dicho meridiano se ha de entender por la Carta moderna

            francesa del año de 1775, por ser la que sitúa dichas Yslas más a el

            0.

                 A vordo del Navío Fénix a 17 de Agosto de 1779. Antonio de

            Ulloa.

           

           

           

            Parage de reunión en caso de accidente grave.

                 Si de resultas de algún Combate sucediere quedar alguno de los

            Navíos derrotado en su Arvoladura, será su primer diligencia

            avilitarse con Vandolas, y si estubiere separado de la vista de la

            Esquadra y no pudiere volver a juntarse con ella, irá a los 37

            grados de latitud a ponerse al N.S. con la Ysla Tercera, donde

            estará en proporción para salir con qualquier viento recio que le

            sobrevenga, tanto de la parte del Sur como de la del N. Allí

            permanecerá dando vordos cortos, o como le esté mejor, 3 días; si al

            cavo de ellos no pareciere la Esquadra, si se hallare en disposición

            de seguir el viaje, lo hará a España a el Puerto que pueda tomar con

            más brevedad, f. 72 r. / pero si el daño recivido fuere tal, a causa

            de [conventir] en Agua, que no pueda contener en el mar, tomará

            Puerto en la misma Ysla Tercera para remediarse, y de ella

            despachará aviso a España en la primera Embarcación que se

            proporcione, dando cuenta de lo que necesite para avilitarse, y

            esperará las órdenes que se le remitan para la salida de allí; esto

            es si la Esquadra no pasase por el mismo puerto para incorporársele

            antes de restituirse.

                 El Puerto está en la parte del S. de la Ysla de la de la Ciudad

            de Angra. A el NE. un quarto E. de este Puerto hestá [sic] la Villa

            de la Parya, que tiene una Bahía grande, buen fondo, y abrigada de

            todos los vientos, lo que no sucede en Angra, que está descubierta

            al SE., que levanta mucha mar y con estos vientos no pueden

            permanecer allí los Navíos.

                 A vordo del Navío Fénix, a 22 de Agosto de 1779. Antonio de

            Ulloa.

           

           

           

            Adición al parage de reunión de 17 de Agosto de 1779

                 Hallándose ya la Esquadra en el meridiano del Cuervo, en cuias

            inmediaciones debe hacer el Crucero, será éste por el Paralelo de 40

            grados con 19 minutos, a 20 minutos más a el N. y otros tantos más

            al S.; esto es, desde los 39 grados 45 minutos hasta los 40 grados

            19 minutos de latitud, y desde la distancia de 8 leguas al O. de la

            Ysla del Cuervo hasta 40.

                 Este Crucero debía mantenerse hasta fin del presente mes, pero

            atendiendo a el estado en que se halla el Navío Gallardo se hace

            forzoso reducirlo a menos tiempo, y por esta razón, a que se agrega

            también la notable disminución en las Aguadas y en lo que ay en el

            Pan, por lo que se ha encontrado podrido y mermado, se reducirá el

            tiempo a el día 20, en el qual se dejará para tomar la Derrota a las

            costas de España subiendo hasta f. 72 v. / los 42 grados de latitud,

            o más, si los vientos obligan a ello.

                 La Derrota se ha de dirigir al Cavo de la Roca, para

            reconocerlo, haciendo el corso en este tránsito contra las

            Embarcaciones corsarias, de Guerra y mercantiles que se encuentren.

            En el Paralelo de aquel Cavo, y de 12 a 20 leguas distante de él a

            el 0., se permanecerá hasta hablar con algunas Embarcaciones que

            aian pasado por los Cavos de San Vicente, y otras por el de

            Finisterre, a fin de tomar noticias del estado en que se hallan los

            asuntos de la Guerra, y si en dichos Cavos ay fuerzas enemigas de

            superioridad, y en este caso se dirigirá el viaje a el Puerto donde

            hubiere menos peligro de encontrarse con ellos, y en todo lo demás

            se observará lo que previene el parage de reunión.

                 Aunque la salida del crucero ha de ser el día 20, faltando

            seguridad quándo será la llegada a el Puerto, conviene proporcionar

            los víveres y Aguadas de modo que alcancen para todo el mes de

            Octubre, y esto lo practicará cada Comandante según los que al

            presente tubiere.

                 A vordo del Navío Fénix, a 8 de Septiembre de 1779. Antonio de

            Ulloa. f. 73 r /

           

           

           

            Copia de las Primeras Reales Órdenes para la esquadra destinada a

            las Yslas Terceras.

                 Luego que reciva V.E. esta orden, con la que le dará el

            Comandante General de la Esquadra, Don Luis de Córdova, poniendo al

            mando de V.E. una de las 2 Esquadras que expresa la adjunta lista,

            se separará V.E. con ella, previniendo a los Comandantes de los

            Buques de su Cargo sigan las señales de V.E. y su rumbo, que ha de

            ser al Sudoeste de la Esquadra del mando de Don Luis de Córdova,

            abrirá V.E. el adjunto Pliego reservado y practicará lo que en él se

            le previene. Dios guarde a V.E. muchos años. Aranjuez, 23 de Mayo de

            1779. El Marqués González de Castejón. Señor Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Lista de la Esquadra que en caso de haverse unido la de Ferrol

            a la Francesa ha determinado el Rey se destaque de la del mando del

            Theniente General Don Luis de Córdova al del Oficial General de

            igual clase Don Antonio de Ulloa.

            

           

            NavíosEl Fénix

                        El Oriente

                        San Juaquín

                        El Gallardo

                        El Diligente

                        El Astuto

                        FragatasSanta Magdalena

                        Santa Mónica

               

           

           

           

                 En el caso de no haverse unido a la Esquadra francesa la de

            Ferrol, y por consiguiente esté ésta agregada a la del mando de Don

            f. 74 r. / Luis de Córdova, deverá componerse la que ha de mandar

            Don Antonio de Ulloa de los Buques siguientes.

           

           

            NavíosEl Fénix

                        El Monarca

                        El Arrogante

                        El Guerrero

                        El Astuto

                        San Rafael

                        FragatasLa Asumpción

                        La Graña

               

            

           

           

                 Aranjuez, 23 de Mayo de 1779. Castejón.

           

           

           

            Oficio     Excmo. Señor. Aunque por los adjuntos Pliegos se enterará

            V.E. de que devía separarse de la Esquadra de mi mando con 6 Navíos,

            según las últimas órdenes del Rey con que me hallo, debe berificarlo

            solamente desde este parage con los nombrados Fénix, Gallardo, San

            Julián y Diligente, y las Fragatas Santa Mónica y Magdalena, y a sus

            Comandantes se da la correspondiente orden para que sigan, desde

            luego, las de V.E., cuias Ynstrucciones me parece sería mui

            conveniente se les comunicasen en el día, para que sin pérdida de

            tiempo pueda V.E. emprehender su Derrota, y quede esta Esquadra más

            desembarazada para sus movimientos.

                 Nuestro Señor guarde a V.E. muchos años. A vordo del Navío

            Trinidad, 24 de Julio de 1779. P.D.: Doy la orden a los Comandantes

            para que desde luego se separen con V.E. a sotavento o Barlovento o

            a donde disponga. Luis de Córdova. Excmo. Señor. Don Antonio de

            Ulloa. f. 74 v. /

           

            

           

            Oficio     Excmo. Señor: En Real Orden me previene el Señor Marqués

            González de Castejón con fecha 19 del corriente lo siguiente.

                 Respecto a que se habrá retirado ya de la Corte de Londres

            nuestro Embajador, quiere el Rey que desde luego que reciva V.E.

            esta Real Orden empiece las hostilidades vatiendo y apresando toda

            Embarcación de Guerra, Corsaria o mercante inglesa que encuentre,

            sea una sola o más. Lo que prevengo a V.E. para su más celoso

            Cumplimiento, como también que entre los días 23 y 24 de Mayo último

            salió de la Vahía de Torvay un Comboy inglés con destino a Yndias

            escoltado por 15 Navíos de Guerra de la misma Nación, los que luego

            que lo degen revasado de las Yslas Azores deven regresar a sus

            Puertos de Ynglaterra, cuia noticia me manda S.M. comunicar a V.E.

            para que navegue en este concepto, por si precisándole vientos

            contrarios a extender sus vordos acia el O. y NO.tubiere la

            proporción de encontrar esta Esquadra, en cuio caso la atacará V.E.

            para rendirla.

                 Traslado a V.E. esta resolución de S.M. para su inteligencia y

            cumplimiento.

                 Dios guarde a V.E. muchos años. A vordo del Navío Santísima

            Trinidad, 28 de Junio de 1779. Luis de Córdova. Excmo. Señor. Don

            Antonio de Ulloa. f. 75 r. /

                La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

                        Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander

                        Central Hispano 1999-2000

           

 

 

     La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

           

           

           

           

            Confesión hecha por el Theniente General de la Real Armada Don

            Antonio de Ulloa al Ynterrogatorio

            de preguntas que le fue presentado por el Maior General de la misma

            Armada, Don Buenaventura Moreno, en el Proceso que éste formó para

            juzgar la Conducta que tubo en el mando de la Esquadra de quatro

            Navíos y dos Fragatas con destino a hacer el Corso en las Yslas

            Terceras, en Consejo de Guerra, en virtud de Real Orden de S.M.

            1ª Pregunta     Por qué no se dirigió con la Esquadra de su mando,

            desde que se separó de la convinada, al destino que la orden con

            fecha de 23 de Mayo de 79 le ordenaba, que era proteger el Comercio

            nacional, exterminar al Enemigo, con la advertencia de los 4 ó 5

            Navíos de 60 a 50 Cañones, y algunas Fragatas, Yngleses que en aquel

            parage, y entre Yslas, podrían estar para auxilio de su Comercio e

            impedir el nuestro. Respuesta. Que no se dirigió a otro parage que

            al destino de la Real Orden con fecha de 23 de Mayo de 79 le

            ordenaba; esto es, a la recalada de las Embarcaciones españolas que

            buelven de Yndias a dar vista a las Yslas del Cuervo y Flores en la

            estación de Berano, que es lo que la Real Orden le prevenía

            diciendo: «para que haciendo Rumbo a las Yslas del Cuervo y Flores,

            cuio parage en esta Estación es la recalada de las más Embarcaciones

            del comercio de Yndias, proteja V.E. con dicha Esquadra el nuestro e

            intercepte el de los Yngleses, atacando y batiendo sus embarcaciones

            de Guerra, y mercantes, que encuentre.» Comprovándolo el haver

            cruzado en dicha Recalada a la parte del O de dichas Yslas desde el

            día 9 de Septiembre hasta el 18 al anochecer, en que la dexó, entre

            los paralelos de 39 grados 36 minutos y 40 grados 14 minutos, y en

            longitud desde 36 leguas y media a la parte del O. del Cuerbo y

            Flores hasta tener cumplido el punto en estas Yslas, que es según el

            de la derrota francesa del año de 1766. Con atención a la

            descubierta de la Ysla Tercera el día 26 de Agosto corresponden a

            los 342 grados 24 minutos y 344 grados 48 minutos y medio, cuia

            diferiencia es 2 grados 24 minutos y medio que hacen las longitudes

            dichas, por ser la Derrota que traen, y la que se les da por la

            Comandancia de f. 76 r. / Pilotos de la Armada para que la observen;

            y es lo mismo que explicó en las respuestas que dio a la Junta de

            Departamento con fecha 14 y 21 de Junio del próximo año pasado a el

            Cargo o pregunta que se le hizo sobre este particular. Que en dicho

            Crucero, entre los referidos paralelos y meridianos, solicitó las 4

            ó 5 Navíos de 60 a 50 Cañones, y algunas Fragatas, Yngleses, y no

            las descubrió, ni tubo indicio de que estubiesen por allí, como

            tampoco desde el Meridiano de la Ysla Tercera por el Paralelo de 40

            grados la distancia de 20 leguas al O. acia las Yslas del Cuervo y

            Flores, ni desde este segundo meridiano la distancia de otro grado

            más a el O. y acia el Norte hasta la latitud de 41 grados 44

            minutos, que es el ámbito por donde las Embarcaciones que vienen de

            Yndias hacen su Derrota, haviéndolo Corrido todo con la Esquadra de

            su Mando sin otro fin que el de solicitarlo y el de encontrar las

            Embarcaciones del comercio de Yndias que viniesen para España.

           

           

           

            2ª Pregunta     Por qué no buscó a los Enemigos en el parage en

            donde el Rey le ordenaba, y reconoció éste hasta no quedarle duda de

            haver estado en él para proteger las embarcaciones de nuestro

            Comercio, e interceptar, batir y apresar las Enemigas. Respuesta.

            Que estubo en el parage que el Rey le ordenó con los motivos que

            expresa la pregunta, como tiene dicho y demostrado en la Respuesta

            anterior. Y que si no dio vista a las Yslas del Cuervo y Flores fue

            porque los vientos no eran proporcionados para ello, como sucedió en

            varios intervalos; que hubo impedimento de maior consideración que

            lo embarazaron, como hizo presente a la Junta de Departamento en la

            respuesta que dio sobre este particular, y queda citada: tales

            fueron el Accidente sobrevenido al Navío el Gallardo el día 3 de

            Septiembre, y repetido con maior gravedad la noche del 10 al 11; la

            caza a una Embarcación enemiga los días 11 y 12, que iba en demanda

            de las Yslas, y estaba sólo a la distancia de 17 leguas de ellas con

            viento f. 76 v. / favorable, para descubrirlas en el día 12 o en el

            siguiente de mañana, y por haver tomado aquella Embarcación la huida

            para el O. y después para el S., volvió a alejarse la Esquadra de

            ellas 20 leguas más; los vientos vorrascosos, siendo esto, desde el

            día 26 de Agosto hasta el 28, losque impidieron que se continuase la

            Derrota hacia al O., siendo asimismo contrario para ello los que,

            con más consideración al estado peligroso del Gallardo, obligaron a

            dejar aquel parage quando estava su punto cumplido por la Carta

            francesa del año de 66. El día 18 a las 6 de la tarde, y por la de

            75, propasado de la Ysla del Cuervo y a la parte del E. de ella 15

            leguas. Que no le quedó duda en haver estado en el parage que S.M.

            te señaló del Crucero, ni puede haverla, mediante haver dado vista a

            la Ysla Tercera, desde la qual hasta la del Cuerbo y Flores, por la

            Carta del año de 66, ay de destancia del E. al O. 38 leguas, y por

            la de 75, 55 leguas, de suerte que quando por causa de corrientes

            hubiese havido alguna diferencia, sería de pocas leguas, fuera de

            que el 18 de Septiembre desde el mediodía se vieron todas las

            señales que indican la mucha inmediación en que se estaba deellas,

            así por la abundancia de Pajarillos pequeños de tierra que se vieron

            en los Navíos, y son sólo de aquellas Yslas y no pueden apartarse

            mucho de ellas, como por las Aguas que se reconocen en sus

            inmediaciones. Que desde el Meridiano de la Tercera, que está en 347

            grados 30 minutos Meridiano de Tenerife, hasta el parage donde los

            vientos permitieron hacer la recalada, 5 grados 43 minutos al O. del

            Cuerbo el día 10, en 347 grados 46 minutos y 40 grados y minutos de

            latitud, se corrió un espacio de Mar del E. al O. de los dichos

            grados que hacen 87 leguas entre los referidos paralelos de 39

            grados 36 minutos y 40 grados 14 minutos, sin quedar en este espacio

            de Mar más que la distancia de 18 a 20 leguas que no se reconoció, y

            es el que mediaba entre el Parage en donde la Esquadra se hallaba f.

            77 r. / el 31 de Agosto a la parte del E. del Cuerbo, y en donde

            llegó el 18 de Septiembre a las 6 de la tarde a la del O. de aquella

            Ysla, cuias longitudes son por la Carta de 75, 348 y 20 y medio, y

            346 y 27, de cuia diferencia, revajando la distancia de 6 leguas por

            cada parte, que la vista alcanzaba a descubrir distintamente de los

            topes, quedan las 28 ó 20 lleguas antedichas, procediendo esta

            diferencia en las longitudes de la diversa situación que dan las

            Cartas a estas Yslas, no guardando conformidad entre unas y otras,

            ni saviéndose quál es su verdadera situación respecto de las Costas

            de Europa, como tampoco de las mismas Yslas entre sí. Que además de

            lo referido, desde el día 31 de Agosto hasta el 3 de Septiembre, que

            la Esquadra experimentó calmas y navegó con las Bentolinas que se

            experimentaron del NO. y O. para el N., adelantó acia el O. yendo en

            demanda del Cuerbo un grado menos 6 minutos, llegando hasta 41

            grados 44 minutos de latitud, de modo que estubo en el medio freo

            entre los Meridianos de las Yslas Graciosa y Cuerbo, haviendo sido

            forzoso hacer aquel Rumbo, como lleva dicho, por causa de los

            Vientos del NO., O. y OSO. que reinaron, no conviniéndole la vordada

            de los que le apartaba del Paralelo por donde era lo regular

            encontrar las Embarcaciones Españolas que vienen de América; y así

            buscó a los Enemigos por los parages donde era regular encontrarlos,

            y la Real Orden le prevenía en el intermedio de las Yslas del Cuerbo

            y Flores a las terceras, que son las palabras expresas de dicha Real

            Orden, cuio espacio de Mar está bien reconocido en las Cartas. Que

            si no continuó el reconocimiento por la parte del E., desde el punto

            en donde lo dejó el 31 de Agosto, quando los vientos f. 77 v. / no

            fueron proporcionados para ello, fue porque yendo con la vordada del

            S. con el viento ONO. para volver a seguirlo, sobrevino el 3 de

            Septiembre de mañana el accidente peligroso del Gallardo, que

            embarazó aquel día y los siguientes hacer navegación en Derrota, de

            suerte que por la parte del E. del Cuervo siguió el Paralelo de los

            40 grados todo lo que le permitieron los vientos, quando no fueron

            contrarios o tormentosos, y el acaecimiento peligroso del Gallardo;

            y por la del O., desde la distancia de 26 leguas, según la Carta del

            año de 75, ó 40, según la del año 66, a que hizo la recalada hasta

            las inmediacionnes del Cuerbo y Flores por la parte del O. y entre

            los Paralelos que lleva referidos.

           

           

           

            3ª Pregunta     Si no se verificó el reconocimiento de las Yslas,

            para qué se dio la instrucción a los Comandantes, según se deduce

            del Parte del Comandante de la Mónica, para que en caso de

            separación fuesen a reconocer la Ysla Tercera dirigiéndose a las 24

            horas de este apostadero al Paralelo de 39 grados 30 minutos, de 7 a

            8 leguas al O. del Cuervo. Respuesta. Que consequente a la

            instrucción que dio a los Comandantes de los Buques de su Esquadra,

            fue a reconocer la Ysla Tercera, que descubrió la Fragata Magdalena

            yendo por la Proa de la Esquadra el 26 de Agosto, y haviendo hecho

            la señal, se repitió a los restantes Buques de ella por el Navío

            Comandante, a la que correspondieron. Que quando dio las órdenes no

            podía prever los impedimentos que después se podían ofrecer para

            continuar sin detenimiento al segundo parage, y particularmente el

            del accidente acaecido al Navío Gallardo el día 3 de Septiembre,

            habiendo sido de tanta magnitud y cuidado que obligó a suspender la

            navegacion por varios días, como deja dicho, y aun a resolver en

            Junta de Comandantes suspender la Comisión importante de la Esquadra

            para salvar el Navío, conduciéndolo inmediatamente con el cuidado y

            precauciones que pedía su crítica situación al primer Puerto de f.

            78 r. / España que se pudiese tomar, cuio documento, en original y

            en copias certificadas, pasó al Excmo. Señor Ministro de Marina, al

            Director General de la Armada que era quando llegó a Puerto, y a la

            Junta de Departamento, inserto con la respuesta que dio a este

            Cargo, acompañándolo con oficio de 8 de Septiembre, contestado por

            su Presidente. Que sin embargo de todo, contenida en lo aparte el

            Agua del Gallardo, continuó la derrota según lo proporcionaron los

            vientos para completar la Comisión en la parte que fuese posible,

            atendiendo con preferencia a todo, salvar el Navío sin exponerlo al

            peligro de que naufragase, y que con este cuidado y atención, por

            puro efecto del buen Celo, pasó a el Crucero de la parte del O. del

            Cuerbo y Flores, manteniendo su Paralelo hasta llegar cuasi a la

            vista de estas Yslas, según se tiene explicado en los puntos

            antecedentes, no berificándola por haver empezado aquella tarde del

            18 el viento SO. recio con mucha mar, lo que le obligó a dejar

            aquellos Mares, atendiendo preferiblemente a la seguridad del Navío

            como asumpto principal. Y es lo mismo que tiene respondido a la

            Junta de Departamento en respuesta al Cargo o pregunta que se le

            hizo sobre este particular.

           

           

           

            4ª Pregunta     Por qué varió la Derrota y Crucero de la Recalada de

            las Embarcaciones de Yndias sin haverse asegurado por el

            reconocimiento de las Yslas de la fixa situación en que se hallaba

            con su Esquadra, resultando por esto no haver encontrado Embarcación

            alguna del Comercio de América. Respuesta. Que no sólo no varió la

            Derrota y Crucero de la Recalada, como dice la Pregunta, [...] que

            según lleva explicado en los puntos anteriores, la siguió tan

            exactamente que antes de llegar al Crucero desde la Ysla Tercera f.

            78 v. / en adelante estubo siempre en la que hacen las Embarcaciones

            que vienen de América, y desde que llegó a él, a la parte del O. del

            Cuerbo y Flores, permaneció en el paralelo entre los Meridianos de

            la derrota que hacen, como tiene dicho en la respuesta a las

            preguntas primera y segunda, estando mui asegurado por la

            descubierta de la Ysla Tercera y las Embarcaciones que encontró:

            Portuguesas, del 9 al 10 de Septiembre, y la enemiga a quien dio

            caza el 11 y 12, no menos que las dos avistadas este día al N.,

            estar en la verdadera Recalada; pues así como encontró con la

            Portuguesa, que iba en demanda del Cuerbo, y dio vista a otras dos

            la mañana y tarde del 12 quando iba siguiendo la Caza de la enemiga,

            si hubiesen llegado en aquellos días algunas nacionales las habría

            igualmente encontrado, siendo buen convencimiento de que no llegaron

            en aquellos días, o de que si vinieron traerían distinta Derrota de

            la que se les da por la Comandancia de Pilotos, o pasarían de noche.

            El que hallándose allí en el propio tiempo, y desde el 23 de Agosto

            hasta el 15 de Septiembre, la Esquadra del Brigadier entonces Don

            Juan de Lángara Huarte tampoco las encontró, siendo así que este

            Comandante estubo a la vista del Cuervo y Flores, y es lo mismo que

            expuso a la Junta de Departamento con fecha de 9 de Septiembre. Que

            sólo se apartó del Paralelo de la recalada, vajando algo para el S.

            el día 12 del propio mes con motivo de seguir los Navíos de la

            Esquadra que iban continuando la Caza a la Fragata enemiga, que se

            havía principiado el día antecedente; que el mismo día 12 volvió a

            hacer diligencia de restituirse al Crucero, ganando la latitud que

            havía perdido en el seguimiento de la caza, con viento contrario, f.

            79 r. / practicándolo así con el fin de no dejarlo desamparado por

            más tiempo, que aquél fue indispensable para que no peligrasen las

            Embarcaciones españolas que llegasen. Que afianza quanto ha dicho en

            este particular el encuentro de la embarcación Portuguesa que queda

            citada, a la qual reconoció y habló la Fragata Magdalena el referido

            día, y que haviendo continuado en conserva de la Esquadra hasta el

            11, quando iba en demanda del Cuerbo y Flores, siguió ella después

            que la Esquadra empezó a su vista la caza contra la enemiga, y que a

            los dos días esta misma Portuguesa habló con Don Juan de Lángara y

            Huarte en la inmediación de dichas Yslas, dándole noticia de la

            Esquadra del Parage, donde se havía separado de ella, de la caza que

            daba, y del rumbo que havía tomado, por cuia noticia Don Juan de

            Lángara debió quedar impuesto de estar la Esquadra en el verdadero

            Crucero, de ser 5 los Buques que la componían entonces, y haviendo

            sido la comisión de este Comandante solicitar a dicha Esquadra es

            regular que diese parte de todo después de su llegada a Cádiz, por

            ser una noticia de las correspondientes a su Comisión.

           

           

           

            5ª Pregunta     Por qué haviendo hecho la Fragata Magdalena señal de

            Tierra, según consta de su diario, el día 26 de Agosto, no hizo

            todas las diligencias posibles para asegurarse de lo que era,

            marcación mui hútil para situarse en el verdadero crucero que el Rey

            le ordenaba, y hubiera berificado estar en el punto de reunión que

            le había sido dado a las Embarcaciones en caso de separación;

            deduciéndose de esto que no los frecuentó como correspondía.

            Respuesta. Que en la hora que hizo la señal de tierra la Magdalena

            ya se havía empezado a ofuscar el orizonte, el viento por el OSO.

            iba tomando cuerpo y pasando succesivamente al NO., pues a las 6

            horas no cavales era ya un f 79 v. / temporal, como el del día 15 al

            16, con mucha cerración y mar, y previendo esto por el Cariz, tubo

            por importante aprovechar aquel corto intervalo de horas en

            apartarse del Archipiélago de Yslas que forman entre sí la Tercera,

            Graciosa, San Jorge y las restantes para el N., por ser estos dichos

            vientos de travesía en ellas, juntándose a estas circunstancias las

            corrientes que se experimentaron para el S., de suerte que a no

            haver hecho así, hubiera peligrado mucho la Esquadra, siendo mui

            distinto costear aquellas Yslas por la parte del N. reinando los

            vientos de la misma o del NO., como en esta ocasión se había

            experimentado, o hacerlo quando reynan los del E. y SE., como sucede

            en los Beranos. Que haviendo descubierto la Ysla la Fragata, y

            estando asegurado de ello, como lo denotó la señal que hizo, era lo

            mismo que si toda la Esquadra la hubiese reconocido, pues distinguió

            el Mogote que tiene a la parte del O., siendo la única entre

            aquellas Yslas que tiene esta circunstancia, no pudiendo equivocarse

            con otra, por la latitud que havía observado y por ser alta, en vez

            que la Graciosa es baja, rasa y no tiene tal Mogote. Que en las

            Esquadra es una de las ventajas de llevar Fragatas para

            descubrimientos, que hacen iendo adelantadas y se estima lo mismo

            que si toda la Esquadra los hubiese hecho; pero que si el tiempo

            hubiese sido más aparente para continuar la Derrota que se llevaba,

            en tal caso, la Esquadra hubiera continuado aproximándose a la Ysla

            hasta descubrila, porque entonces no havía impedimento en ello, ni

            se seguiría peligro a la misma Esquadra.

           

           

           

            6ª Pregunta     Por qué debiendo dirigirse al Crucero viró la

            Derrota a su arvitrio quando se divisó el Mogote, como así mismo el

            día 30 de Agosto, receloso de los vientos calmosos y el tamaño de

            los Navíos (siendo así que éstos pueden sin recelo de exponerlos)

            aproximarse f 80 r. / y entrar en los fondeaderos de las Yslas que

            en ellas se encuentra, ser chica y amogotada, no lo egecutó.

            Respuesta. Que no varió la derrota a su arvitrio quando se divisó el

            Mogote, ni el día 30 de Agosto receloso de los vientos calmosos y el

            tamaño de los Navíos. Que la Derrota que hizo fue la que

            correspondía a un viento vorrascoso, como lo pedía el que empezó el

            día 26, según tiene dicho en la respuesta antecedente, y que el día

            30 navegó en quanto el viento lo permitió por el Paralelo de los 40

            grados para el O. con demanda del Cuerbo y Flores hasta el 31; que

            llamándose el viento al NO. después de una calma, y de allí al O. y

            OSO navegó para el N., porque la otra Bordada le llevaba sobre las

            Yslas y le hacía retroceder para el E., y porque si estando mui

            inmediato a ellas sobrevenía tercer temporal, como los dos

            experimentados en el corto tiempo de 10 días, con la cerrazones que

            les acompañaban, juntándose a esto las corrientes violentas, que

            entonces se tenían experimentadas para el S., expondría la Esquadra

            al riesgo de perderse, pues en el día 29 havían sido de 8 minutos al

            S. y el día 30 de 37 y medio, que son 12 leguas y media, vastando

            esto sólo para deber navegar por allí con mucho cuidado y precaución

            pues aun sin sobrevenir las nieblas densas que allí son frequentes,

            ni los temporales, la obscuridad de la Noche era suficiente para

            encontrarse perdidos; pero si esta razón, y lo observado en las

            corrientes desmedidas, aún no se juzga vastante, servirá en su

            comprovación el exemplo de lo sucedido al Navío el Dragón, mandado

            por el Capitán de este grado Don Pedro Autrán, pocos días después de

            haverse retirado la Esquadra, quando intentó pasar entre las Yslas

            del Fayal y Flores, cuio canal tiene de anchura 15 leguas por donde

            menos. Considerándose este Comandante a medio freo dél, se vio

            arrojado por las corrientes sobre las Playas de la Ysla de Flores,

            sin govierno el Navío y esperando por momentos entre las Olas que a

            su voluntad f. 80 v. / lo llevaban y traían, el término en que

            estrellaban el Navío contra los Peñascos de la Ysla. De cuio

            inminente peligro escapó milagrosamente, cuio caso es bien notorio,

            no siendo los menos los sucedidos en el paso entre la Ysla de Santa

            María y la de San Miguel, cuio canal es de 16 leguas de ancho, y

            este espacio no ha sido vastaste para que no naufragen sobre las

            Ormigas varias Embarcaciones llevadas a ellas por la fuerza de las

            corrientes. Que los fondeaderos de aquellas Yslas no son para Navíos

            grandes pues aun para los pequeños son peligrosos, según las

            noticias que dan los mismo derroteros Portugueses, y el mucho fondo

            que ay en ellos es una de las principales circunstancias que

            aumentan su peligro, a causa de que los Navíos no pueden asegurarse,

            siendo preciso ponerse a fuerza para quedar en franquicia, y no

            teniendo abrigo contra los vientos costeños y corrientes, mucho

            menos contra los de Travesía, sobre lo qual pudiera explaiarse mucho

            con motivo de lo que experimentó en el de Santa Cruz de Tenerife

            quando con urgente necesidad fondeó en él con la Esquadra de Flota

            de su mando, debiendo advertir dos cosas: la primera, que los

            surgideros de las Yslas Terceras son más arriesgados que el de

            Tenerife, según la Relaciones; la segunda, no ser lo mismo llegar a

            dar fondo en tales parages con un Navío suelto que con Esquadra de

            Navíos de porte, que para hacerlo y tomarlo se necesitaba algún

            Práctico que conociese las costas, sus corrientes y modo de tomarlos

            sin peligros, y éste no lo havía en toda la Esquadra, ni quien

            supiese si son limpias o no, no hallándose en la Esquadra Piloto, ni

            Persona alguna, que hubiese estado por allí ni que tubiese noticias

            de aquellos parages, y los derroteros no traen estas noticias. Que

            siendo responsable de las resultas malas que hubiese en la Esquadra

            nunca podía deliverar tal cosa sin expresa orden que lo mandase, por

            ser asumpto en que havía peligro conocido, como lo acredita, entre

            otros muchos exemplares, el de lo sucedido al Navío Buen Consejo y a

            las demás Embarcaciones que se f. 81 r. / hallaban en el Fayal

            quando él estaba.

           

           

           

            7ª Pregunta     Si la situasión de los Navíos Gallardo y Fénix le

            embarazaban para acercarse a las Yslas, cómo se determinó subir con

            ellos hasta los 41 grados 30 minutos, en que son mui fuertes las

            corrientes, Mares y vientos, y dio caza allí a una Embarcación, para

            lo que es preciso forzar de Bela y, por ello, exponerse a

            separación, hallándose el Fénix (según expresa) con la Verga maior

            rendida, y el Gallardo haciendo a veces 11 pulgadas de Agua por aora

            [sic]; acontecimientos que dice le impidieron con el tercer temporal

            buscar las Yslas, por tener podrida la Proa, y con juego en todo el

            maderazgo. Respuesta. Que los vientos N. y NO. por la parte del N.

            de las Terceras son igualmente recios, y correspondientes los Mares

            que levantan en la inmediación de las Yslas, como por los 41, 42 ó

            poco más grados, adquiriendo la fuerza de los Mares dilatados y

            fríos del N., de donde vienen, que el alejarse algo de las Yslas

            quando se recela, por el cariz del tiempo, estar para ventar estos

            vientos es a fin de tener donde descaecer en caso necerario, tanto

            por lo que se avate con ellos y con los Mares que levantan, como por

            las corrientes, siendo éstas maiores, segun lo manifestó la

            experiencia, quando se está más inmediato a ellas que quando se está

            más apartado, y mui savido de los Náuticos que los vientos recios de

            Travesía son los que causan las pérdidas de las Embarcaciones quando

            les falta Mar por donde descaecer, y acompañándoles en aquellos

            parages la obscuridad y cerrazón no ay tampoco seguridad de tener la

            latitud diariamente para conocer lo que descaece para el S. Que

            igualmente si alguno de los Buques de la Esquadra se vee en la

            precisión de darle descanso por no poder aguantar los Mares, como

            succedió a la Santa Mónica en el Temporal del 15 al 16, o tiene la

            desgracia de desarvolar en el Temporal, cogiéndole éste inmediato a

            las Yslas, es Navío perdido, lo que no succede estando en alguna

            distancia de ellas. Que los Navíos f. 81 v. / Fénix y Gallardo en

            esta postura, estando algo distante, no necesitaban trincar con

            tiempos recios, porque el uno con la falta de aparejo maior tenía en

            donde avatir sin peligro, y el otro con su Proa avierta y podrida,

            como se le encontró en el reconocimiento formal que se hizo el 4 de

            Septiembre y pasó Original al Excmo. Señor Ministro de Marina, y su

            Copia certificada al Director General de la Armada, Don Andrés

            Reggio, podía mantenerse con el descanso necesario para travajar

            menos que si se hubiese hallado en la precisión de hacerlo, siendo

            la importancia de este descanso en la noche del 18 al 19 de

            Septiembre la que le obligó a evitar la Capa o mantenerse trincado

            en vordos con el fin de descubrir al siguiente día al Cuerbo y

            Flores. Que la Caza que se dio fue estando en el Crucero en los 40

            grados para los 39 y medio a la parte del O. del Cuerbo y Flores,

            con tiempo regular, no en los 41 y medio, como indica la Pregunta

            con equivocación. Que la determinación de pasar con este Navío desde

            el parage en donde se reconoció su mal estado y acrecentamiento de

            Agua que resultaba de él, al Crucero, considerado en otro Gefe lo

            miraría como un celo inconsiderado que tocaba en temeridad, y aun en

            sí propio lo conceptuó en este modo al ver las resultas del tercer

            Temporal la noche del 10 al 11 de Septiembre, estando en 40 grados

            de latitud y en el mismo Crucero, pero que sólo es disculpable con

            consideración a la importancia de los tres motivos que le movieron a

            ello: 1º, la reunión de la Santa Mónica, yendo a buscarla al 2º

            parage que le estaba señalado; 2º, el ver si en aquellos cortos días

            llegaban algunas Embarcaciones de América para conducirlas en su

            compañía; y 3º, reconocer si en aquella recalada se hallaban los 4 ó

            5 Navíos, y algunas Fragatas Ynglesas, que se le prevenía en la Real

            Orden, para atacarlas y vatirlas, o si encontraba algunos Corsarios

            y se le proporcionaba perseguirlos y vatirlos, completando en este

            modo el cumplimiento de las Reales Órdenes de S.M. sin embargo de

            los graves impedimenntos que presentaba la Esquadra f. 82 r / para

            hacerlo, siendo lo mismo que expuse en la Junta de Departamento en

            la respuesta que dio con fecha de 21 de Junio a la pregunta o cargo

            que se le hizo sobre no haver dado vista a las Yslas del Cuerbo y

            Flores, y que siendo esto así, y manifestando la misma pregunta el

            justo reparo de haverse determinado a conducir la Esquadra, en el

            deplorable estado que se hallaba, al Crucero en donde dio la Caza

            auna embarcación enemiga forzando de vela, como era regular; ¿cómo

            se puede dudar al mismo tiempo que hubiese ido al verdadero

            apostadero en la recalada de las Embarcaciones nacionales que vienen

            de Yndias, quando no havía otro motivo que hubiese podido hacerte

            despreciar los peligros para ir hasta allí?, ni que hubiese dejado

            de buscar los 4 ó 5 Navíos, y las Fragatas, que se le tenían

            indicado en la Real Orden, por los parages donde se le havía

            prevenido y era regular que estubiesen, igualmente que la

            incorporación de la Santa Mónica. Porque estos tres asumptos fueron,

            como deja dicho, los que le llevaron desde el 30 de Septiembre [sic]

            hasta el 18 en la noche al parage del Crucero, ni sería regular que

            expusiese aquel Navío, a no intervenir para ello unas causas de

            tanta importancia.

           

           

           

            8ª Pregunta     Por qué le sirvió de impedimento lo maltratado de la

            Berga maior para aproximarse a las Yslas, buscar los Enemigos, y no

            le impidió el dirigirse a Cádiz, quando se le prevenía que a

            qualquiera descalabro pudiese remitir el Buque que se le hallase

            incomodado a alguno de los fondeaderos de las Yslas, y quando este

            auxilio no vastase al remedio de la incomodidad de la verga, que

            regularmente se componen en la Mar, tenía el arvitrio de pasarse a

            otro Buque, con lo que podía haver buscado a los Enemigos.

            Respuesta. Que lo maltratado de la Verga maior del Fénix no fue lo

            que le impidió el aproximarse de las Yslas, ni menos a buscar a los

            enemigos, ni lo que dijo a la Junta de Departamento en respuesta a

            los cargos que por ésta se le hicieron. Que lo que f. 82 r. / expuso

            fue que sin aparejo maior este Navío no podía forcegear para salir

            de algún empeño quando se ofreciese, y que esto mismo reproduce

            aquí. Que en quanto a buscar a los Enemigos se refiere a lo que

            tiene dicho en el punto antecedente. Que las roturas de la Verga del

            Fénix no fue sola ni la principal que le obligó a venirse a Cádiz

            con algunos días de anticipación al término en que lo debía haver

            hecho, sino el peligro en que estaba el Gallardo, y que a éste, como

            principal, se agregaban como accesorios las Roturas de las 4 Vergas

            de Gavia del Diligente, el crecido número de Enfermos de este Navío

            con la epidemia de Escorbuto, que también havía empezado en los

            otros, las escaseces de víveres y Aguada, con lo que se havía

            reconocido de podrido en lo uno, y vacío en la otra; siendo lo que

            expresó a la Junta con fecha 14 de Junio del próximo año pasado. Que

            lasVergas del Fénix se compusieron a vordo del mismo Navío en el

            modo posible, cuia obra contribuió a dilatar la recalada sobre la

            Ysla Tercera, pero que sin embargo de esta compostura, nunca pudo

            husarse la maior por el peligro de que se acavase de trochar [sic]

            por alguna de las 4 rendiduras que se le reconocieron tanto en la

            Gimelga como en la Verga, y teniendo en ella 3 Ruecas no permitían

            ésta que se bracease lo conveniente para perfilarla al viento,

            motivo por que la Gavia no tomaba viento yendo a Volina, cuio daño,

            y muchos más el del Gallardo, no podían remediarse en alguno de los

            fondeaderos de aquellas Yslas por no haver proporciones para ello en

            manera alguna, como se reflexionó en la Junta de Comandantes, con

            atención a ser unos surgideros en costas aviertas, sin seguridad

            para los Navíos, como queda dicho en la respuesta a la pregunta 6ª,

            ni providencias para tales obras, que además de esto en toda la

            Esquadra no se hallaba Piloto ni Persona que tuviese la menor

            práctica ni conocimiento de aquellas Yslas, sus costas y surgideros,

            pues haviéndolos combocado el día 4 de Septiembre de a vordo del

            Fénix para ver si alguno se hallaba en f. 83 r. / disposición de

            conducir el Gallardo interin que con los otros tres pasaba a dar

            cumplimiento a la Comisión, no hubo quién se determinase,

            respondiendo no poderse hacer cargo de un asumpto en que no tenían

            el menor conocimiento, porque nunca havían estado por allí. Que el

            caso en que se halló la Esquadra no era de los que se remediaba

            pasándose a otro Buque, porque, como deja dicho, el Gallardo estaba

            en la disposición que ha explicado, el Diligente en la que ha

            referido, y sólo el San Julián era el que estaba en mejor

            disposición porque aunque no havía dejado de tener algunas Averias,

            no estaba en el estado de los otros, y así, de los 4 Buques grandes

            los 3, dado caso que los surgideros de aquellas Yslas hubiesen sido

            adequados para embiar a ellos los Buques que lo necesitaban, hubiera

            sido preciso inviarlos, quedando con sólo uno, siendo esto lo mismo

            que hacer una retirada con toda la Esquadra, y es lo que practicó,

            no con la anticipación que lo pedían sus desastres sino con sólo

            haverla adelantado 11 días al término en que lo hubiera hecho si no

            hubiese havido el grave motibo del Gallardo, pues los bíveres, aun

            sin suponer la disminución que se reconoció en ellos, y lo mismo en

            la Aguada, no alcanzaban más que hasta fin del Mes, haviendo de

            reservar los necesarios para regresar a España, y esto en la

            suposición de que el viaje no fuese más largo de 23 días y de hacer

            el Corso durante el regreso.

           

           

           

            9ª Pregunta     Y por qué no remitió a alguno de los fondeaderos de

            las Yslas el Navío el Gallardo y no exponerlo a un total naufragio,

            bien que constaba por los últimos estados estar estanco y en

            disposición de emprehender qualesquier navegación aún en el mismo

            día que se separó de la Esquadra de Don Luis de Córdoba. Respuesta.

            Que en el punto antecedente tiene respondido sobre los motivos que

            tubo para no inviar el Gallardo a alguno de los Fondeaderos de

            aquellas Yslas. f. 83 v. / Que el Agua, según el parte de su

            Comandante, se empezó a reconocer desde el primer temporal de la

            noche del 15 al 16 de Agosto de 4 pulgadas por ora, y la Noche del 2

            al 3 de Septiembre se aumentó repentinamente a 8 con tiempo

            vonancible, sin viento ni Mar, atribuyendo su Comandante a sólo el

            haverse tesado el día antes la Jarcia de Trinquete por estar floxa,

            y el mismo día 3 tubo el segundo aumento a las 11 pulgadas,

            igualmente sin causa, que se contubo en parte por la Providencia de

            las Cevaderas estopeadas que se le aplicaron por la Proa con las

            otras providiencias que se dieron, siendo esto lo que le movió a

            continuar el viaje de la Comisión al señalado parage del Crucero,

            como antes deja explicado.

           

           

           

            10ª Pregunta     Por qué no hizo derrota derechamente a las Yslas,

            como se le prevenía por Real Orden, y apostado en el Crucero de la

            recalada de las Embarcaciones, así del Comercio de Yndias como de

            todas las que vienen de la América, en cuia situación deba

            cumplimiento a la Real Orden, auxiliaba al Comercio y, según los

            vientos, podría reconocer si havía enemigos entre ellas,

            exterminándolos, batiéndolos y apresándolos, con cuio méthodo no

            hubiera experimentado el Comercio los perjuicios que publica, y

            hubiera manifestado inteligencia de verdadero General, y la

            ovediencia en el cumplimiento de las Reales Determinaciones, como lo

            acreditó Don Juan de Lángara Huarte en el reconocimiento de las

            mismas Yslas quando fue en busca de la Esquadra de su mando con

            todas las demás particularidades que son notorias. Respuesta. Que en

            las respuestas a las preguntas 1ª, 2ª y 4ª tiene dicho y demostrado

            quanto corresponde a ésta, y que arreglado a la Real Orden hizo su

            Derrota a las Yslas de Cuerbo y Flores, explicando los impedimentos

            que sobrevinieron y fueron causa de no haverles dado vista, sin

            embargo de las activas diligencias que hizo para ello, y de haver

            estado con la Esquadra en su inmediación, sin poder quedar duda de

            haver cruzado en el verdadero Apostadero f. 84 r. / y recalada de

            las embarcaciones, así del Comercio de Yndias como de todas las que

            vienen de la América, por la latitud en donde cruzó, que fue, como

            tiene dicho, entre los 40 grados 14 minutos y los 39 y 36, y por la

            longitud tomada desde el Meridiano de la Ysla Tercera después de su

            vista acia el O. entre los 344 grados 17 minutos y 341 y 53, y

            reducidos a la Carta del año de 66 son, como queda dicho en el punto

            1º, 342 grados 24 minutos y 344 grados 48 minutos, de modo que desde

            el Meridiano en donde se descubrió la Ysla Tercera hasta el de la

            parte occidental del Cuerbo, por la misma Carta, ay 42 leguas, y

            entre los citados arriba Meridianos, 34, deduciéndose de esto haver

            cumplido el punto el día 18 a las 6 de la tarde y hallarse cosa de 6

            leguas de ella, por lo qual si las Embarcaciones Españolas hubiesen

            llegado en los días que estubo allí con la Esquadra, y hecho la

            Derrota según la que se les da por la Comandancia de Pilotos para el

            tiempo de Verano era preciso que [se] hubieran encontrado con ella,

            a menos de haver pasado de Noche sin verse, como tiene dicho antes,

            y podía también suceder o de haverse pasado en los días 12 y13 de

            Septiembre que la Esquadra vajó del paralelo señalado para el S. con

            motivo de la Caza hasta que se volvió a recuperar. Que el haver

            señalado el Crucero en los 39 grados 55 minutos de latitud, con 15

            minutos más N. o más S. y desde la distancia de 7 a 8 leguas del

            Cuerbo y Flores, que viene a ser a su vista hasta la de 40, según

            expuso a la Junta de Departamento, fue fundado en que en la Real

            Orden de S.M. no se le prevenía determinadamente la Latitud y

            distancia en donde debía ser el Crucero, y también con atención a

            prevenirse en las Derrotas, que cosa de 100 leguas antes de cumplir

            los puntos las embarcaciones que vienen de Yndias se pongan el el

            Paralelo 40 grados escasos y procuren conservarlo hasta descubrir la

            Ysla de Cuerbo, cuia respuesta sincera y conforme a los Diarios

            manifiesta que los perjuicios que el Comercio publica haver

            experimentado son puramente nacidos de las irremediables

            contingencias de la f. 84 v. / Mar y de la Guerra, y no de su

            conducta, que fue siempre dirigida por las reglas que constituien un

            verdadero General, y al puntual cumplimiento con que ha ovedecido y

            respetado las Reales Determinaciones que se le comunicaron,

            teniéndolo así acrecitado en el largo tiempo que sirve, mediante lo

            qual ha merecido que la piedad de S.M. le haia distinguido. Asentado

            esto, no puede formársele Cargo por el modo con que desempeño su

            Comisión Don Juan de Lángara y Huarte, haviendo obrado cada uno en

            su mando, según los tiempos que experimentaron, los parages en que

            se hallaron para aprovecharlos, y los acaecimientos o accidentes que

            le sobrevinieron, y así, hallándose Don Juan de Lángara al O. de

            dichas Yslas, quando estaba con su Esquadra vastante distante de

            ellas a la parte del E., le fueron favorables para descubrirlas los

            propios vientos que eran contrarios a la Esquadra de su mando para

            ir a ellas, como es savido, y sin embargo del notorio celo y

            talentos de este General en el desempeño de su Comisión, y de la

            situación en que se halló, no pudo toda su diligencia encontrar los

            4 ó 5 Navíos y las Fragatas Ynglesas de que se le hace cargo a este

            Declarante no haver solicitado, ni tampoco alguno de los del

            Comercio nacional que venían de América, siendo este sobrado

            convencimiento de que ninguna eficacia alcanza a contener los

            accidentes y contingencias de la Mar, que no se sugetan al imperio

            de los Hombres, remitiéndose en todo lo demás a lo que deja dicho

            antes.

           

            

           

            11ª Pregunta     Por qué no prefirió buscar los Enemigos antes de

            proteger nuestro comercio, siendo precisa máxima de toda la Esquadra

            vatir a los enemigos para protegerle en crucero, y tanto más

            necesario en el medio para la seguridad de las recaladas y dejar

            libre el paso a las embarcaciones que de noche o por otro motivo se

            le propasasen. Respuesta. Que al tiempo mismo de hacer el viaje,

            yendo en demanda de las Yslas del Cuerbo y Flores por la parte del

            N. de las Terceras, iba practicando la diligencia de reconocer los

            parages por donde las Embarcaciones que vienen de América hacen su

            Derrota, que es desde el Paralelo de los 40 grados para más latitud,

            y en estos mismos f. 85 r. / era donde suponía deber encontrar las

            Embarcaciones enemigas, y es lo mismo que expuso a la Junta con

            fecha de 11 de Agosto del año pasado. Que en la Real Orden se le

            mandó hacer el viaje a las Yslas del Cuerbo y Flores, por ser la

            recalada de las que vienen de Yndias, para proteger nuestro comercio

            con la Esquadra e interceptar el de los Yngleses atacando y vatiendo

            sus embarcaciones de Guerra y Mercantiles que encontrase. Esta es la

            primera parte de la Real Orden, y a la que como tal juzgo que debía

            entender en primer lugar. Luego continúa la Real Orden diciendo:

            Debiendo V.E. ir en la inteligencia de que sobre dichas Yslas, y en

            el intermedio a las Terceras, para proteger su comercio con los

            Portugueses tienen los Yngleses, según las noticias que últimamente

            se han tenido, 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 cañones, y tal qual Fragata,

            que igualmente atacará V.E. Que el intermedio de las Yslas Cuerbo y

            Flores a las Terceras es el que deja dicho antes en la respuesta a

            la 2ª pregunta de este intermedio. La Esquadra corrió desde el

            meridiano de la Tercera para el O. hacia la Ysla del Cuerbo la

            distancia de 12 leguas, que con lo que la vista alcanzaba son 18 a

            20 leguas, y siendo las que ay desde dicho Meridiano hasta la Costa

            del E., por la Carta del año 66, 38 leguas, como queda dicho en el

            punto segundo; revajadas de éstas las antecedentes quedan 18 a 20

            leguas, y es el espacio que se dejó de reconocer en aquel intermedio

            de unas a otras Yslas. El 3 de Septiembre, navegando acia él con el

            viento ONO., y por lo tanto contrario para ir a las Yslas, como lo

            havía estado el antecedente 2 y el primero, después de una calma,

            acaeció la Aberia del Gallardo y fue motivo de suspender toda

            Navegación. El 6, en que se volvió a continuar, el viento estubo por

            la parte del S. y entonces fue quando con atención a lo que se havía

            resuelto en la Junta de Comandantes, y a lo que parecía digno de

            preferiencia, resolvió ir al Cuerbo en derechura quando el viento

            permitiese, sin detenerse ya en acavar de reconocer el espacio de

            las 18 leguas que faltaban por la parte del E. del Cuerbo y Flores,

            cuia diligencia de intentarla entonces hubiera detenido algunos días

            con el viento por la parte donde f. 85 v. / estaba, pues permaneció

            por la misma hasta todo el día 9, que volvió a llamarse al NO.,

            tiempo en que la Esquadra llegó al Crucero, y le hubiera sido

            contrario para ir a él entonces si se hubiese hallado a el E. de

            dichas Yslas, siéndole forzoso, o volver a repetir la vordada del

            N., o mantenerse allí a vordos cortos, y ambas cosas eran contrarias

            a lo que pedíala situación del Gallardo, no menos que a abreviar la

            llegada al Crucero de la recalada de las embarcaciones que con el

            mismo motivo que expresa la pregunta, aprovechando los vientos, que

            eran contrarios para ir al Cuerbo, y las ventolinas. Los días 1º y

            2º de Septiembre subió hasta los 41 grados y medio buscando a los

            Enemigos, como tiene ya dicho antes, por lo que escusa repetirlo, y

            así, ni dejó de buscarlos haciendo la Derrota, ni de conducirse al

            Crucero con la brevedad posible, por continuar allí una y otra

            diligencia, como lo demuestran las latitudes y longitudes por donde

            navegó y cruzó.

           

           

           

            12ª Pregunta     Por qué no fue al Crucero del Cuerbo y Flores y

            reconoció las Yslas, satisfaciéndose con sólo entrar en su Paralelo,

            sin asegurar la realidad, ni si permanecían o no los Enemigos a

            donde se le noticiaba estaban. Si fue impedimento la situación del

            Gallardo, por qué no se aprovechó de los fondeaderos de las Yslas,

            según se le prevenía en la Real Orden obviando exponerlo a perecer;

            pero según parece hizo todo esfuerzo menos acercarse a buscar los

            Enemigos en las Yslas, que ni de los Topes se vieron. Respuesta. Que

            en las respuestas antecedentes a las preguntas 6ª y 8ª tiene dicho

            lo correspondiente al motibo de no haver enviado el Gallardo a

            alguno de los fondeaderos de aquellas Yslas Terceras, y también el

            de no haver avistados las del Cuerbo y Flores, que no sólo aseguró

            por la latitud de ésta en el Crucero, sino es también por la

            longitud desde la descubierta de la Ysla Tercera en adelante, según

            tiene explicado antes arreglado a los diarios y explicó a la Junta

            de Departamento, donde se examinaron con la escrupulosidad que es

            notorio. Que quedó asegurado que los Navíos Yngleses no se hallaban

            acia ellas por la parte del O. en la recalada de las Embarcaciones

            de Yndias, no siendo regular f. 86 r. / que permaneciesen tan

            atracados a la Tierra que no se alargasen de ella de 4 a 5 leguas, y

            en esta distancia era forzoso haverles visto de los Topes la tarde

            del 18 de Septiembre, y se corrovora esto con no haverlos

            descubierto la Esquadra de Don Juan de Lángara Huarte, que estubo a

            la vista de aquellas Yslas y al S. del Paralelo por donde cruzó esta

            otra Esquadra. Que por la del E. de dichas Yslas no es regular que

            estubiesen por no ser Derrota ni de aquellas embarcaciones ni

            tampoco de las Portuguesas, las quales, para tomar los surgideros de

            las Terceras desde la Ysla de este nombre, ban por la parte del S.

            quando no lo hacen desde la de San Miguel o Santa María por estar

            los surgideros de ellas acia la misma parte del S. y no a la del N.

            Que además de esta circunstancia, el Bergantín Portugués que se

            reconoció el día diez de Agosto, nombrado el Santísimo Sacramento,

            viniendo de la Bahía de todos Santos, havía pasado por la vista del

            Cuerbo el 31 de Julio, donde no descubrió los tales Navíos, como

            tampoco en la Derrota que después hizo, y así todo conviene en que

            la Esquadra practicó lo que correspondía hasta quedar plenamente

            asegurado de no hallarse allí, y lo que dejó de practicar fue por no

            haverle ayudado los tiempos en la crítica circunstancia en que se

            hallaba el Navío Gallardo, como tiene antes dicho.

           

           

           

            13ª Pregunta     Todo el que se aposta en su Crucero de Cabo o Ysla

            reconoce la Tierra para punto seguro desde donde establecer su

            navegación, si no vio el Cuerbo, si no lo reconocio, no puede

            asegurar de que no estaban allí los Enemigos que se le noticiaba en

            la orden, avandonando el verdadero Apostadero sin inquirir si estaba

            o no allí. Respuesta. Que siguiendo el Curso de la Navegación que

            hizo día por día desde el 26 de Agosto, en que descubrió la Ysla

            Tercera, hasta el 18 de Septiembre en la noche, que dejó aquellos

            Mares, se combencerán que no perdió alguno, y que todas sus

            diligencias se dirigieron a descubrir las Yslas del Cuerbo y Flores,

            siendo la causa de no haverlo conseguido lo que tiene respondido a

            la pregunta segunda, sobre vientos contrarios en unas ocasiones,

            tormentosos en otras, y acontecimientos sobrevenidos quando f. 86 v.

            / fueron favorables, que lo impidieron. Que avistada la Ysla Tercera

            estableció su Crucero mui asegurado del parage donde la Esquadra

            estaba, según lo que permitieron los vientos, y los extraordinarios

            acontecimientos que ésta tubo, como queda explicado en los puntos

            antecedentes.

           

           

           

            14ª Pregunta     Si Don Juan de Lángara con los Buques de su mando y

            los Comandantes de las Fragatas que se separaron de su Esquadra

            tubieron tiempo para reconocer Yslas, con cuio examen encontraron

            enemigos, es de persuadir que Don Antonio de Ulloa no los aprovechó

            para reconocerlas, perseguirlas y batirlas, y apresarlos con las

            fuerzas maiores que mandaba. Respuesta. Que Don Juan Lángara después

            de haver avandonado y quemado el Navío el Poderoso,que montaba, por

            hallarse en la misma disposición que el Gallardo, o a corta

            diferencia, quedó desembarazado de este cuidado y en livertad de

            operar sin respecto [sic] ni sugeción a preservarlo de naufragio,

            quando por el contrario acá era preciso acomodarse a conservar el

            Buque peligroso, como tiene ya dicho en las respuestas anteriores.

            Que las Fragatas quedaron tan sueltas desde que se separaron y sin

            otra atención que a ellas propias, juntándose en esto en ser más

            beleras y varloventeadoras que la Esquadra para aprovechar mejor los

            vientos, como lo expuso a la Junta de Departamento en fecha de 27 de

            Junio; y por lo tocante a la Magdalena, que se separó del San Julián

            el 13 de Septiembre en la noche con el viento que estaba NNE. y NE.,

            navegó en demanda de las Yslas sin atender a volver al Paralelo del

            Crucero en los 40 grados, como lo hizo la Esquadra y estaba

            prevenido a fin de no desampararlo por largo tiempo, y de que las

            Embarcaciones que llegasen de América pudiesen encontrarla y no

            peligrar, siendo éste uno de sus principales cuidados y que embarazó

            que la Esquadra descubriese aquellas Yslas entonces, pues si desde

            luego sin atención a esta importante diligencia la Esquadra hubiese

            navegado acia el E. por el Paralelo de 39 grados y medio con aquel

            viento, esto es, 10 leguas al S. de la recalada de las Embarcaciones

            de Yndias, también hubiera visto la Ysla de f. 87 r. / Flores, pero

            que esto no era estar en el Crucero de la recalada en proporción de

            auxiliarlas y en disposición de perseguir a los Enemigos que las

            esperasen en la misma recalada; que este cargo sería justo quando

            hubiese practicado así, porque en realidad hubiera estado fuera del

            Crucero de la recalada. Que ignora los Enemigos que la Esquadra de

            Don Juan de Lángara y Huarte y las dos Fragatas persiguieron estando

            a la vista del Cuerbo y Flores, pero que con su Esquadra persiguió

            la que se le presentó, y que esta diligencia fue otra de las

            casuales que le embarazaron dar vista a las referidas Yslas quando

            el tiempo era aparente para ello, como tiene explicado antes, en las

            respuestas a la Pregunta 2ª.

           

           

           

            15ª Pregunta     Por qué no arrivó y acompañó con la Esquadra el día

            11 de Septiembre la Fragata Magdalena en la Caza que ésta dio para

            más breve rendir al Enemigo que perseguía, y para haver obviado por

            este medio su separación. Respuesta .Que desde que empezó la Caza el

            día 11 de Septiembre hasta el 12 al mediodía fue en seguimiento de

            los Navíos Diligente, San Julián, y Fragata Magdalena con fuerza de

            vela hasta disminuir de 39 grados 50 minutos de latitud, en que

            estaba a 39 y 38, entendiéndose esto governando por rumbo obliquo al

            ONO. y después al SO., en que se andubieron más de 20 leguas; que la

            mañana del 12 no se descubría de los topes la Magdalena, ni menos la

            que se perseguía, viéndose sólo las otras dos velas. Que la misma

            mañana, a las 7 y media, se havía descubierto una vela al N., esto

            es, por el Paralelo del Crucero, la qual hacia derrota para el E., y

            no se hizo diligencia de ir acia ella por no dejar de continuar la

            que se practicaba acia los Buques de la Esquadra.Que al mediodía,

            considerando de una parte que el Crucero estaba enteramente

            avandonado, que la división de la Esquadra sería más completa quanto

            más permaneciese para el S., y más expuesto a no volverse a

            incorporar en el parage de reunión que tenía señalado a la Esquadra

            dentro del mismo Paralelo f. 87 v. / del Crucero si permanecía yendo

            para el S., determinó a aquella ora empezar a ceñir el viento para

            restituirse a él y esperarlos en dicho parage, por ser esto lo más

            seguro como lo practicó, según les estaba prevenido en las

            instrucciones y órdenes que les tenía dadas para tales casos, y que

            por esta razón, no menos que para que las Cazas se siguiesen todo lo

            posible, sin peligrar en ellas la Fragata que las fuese dando,

            destacaba un Navío, bajo cuias órdenes debían ir aquéllas, como en

            esta ocasión estaba el San Julián, siendo lo mismo que practicó el

            Theniente General Don Luis de Córdova en la Esquadra de su mando.

            Que si la Fragata llegó a alejarse tanto, por su maior andar, del

            San Julián que este Buque quedase separado de ella, no le podía

            servir de auxilio en caso que las fuerzas o ventajas de la enemiga

            fuesen superiores a las suias. Pero que sobre todo se tendría por

            cosa mui extraña y digna de todo reparo en las disposiciones de un

            General que el solo motivo de la huida de una embarcación pequeña

            enemiga para la parte del S. inhavilitase toda su Esquadra por

            varios días para el desempeño de su principal comisión, llevando la

            fuerza del Crucero a parte desde donde necesitase después mucho

            tiempo para volverlo a tomar, en cuio intermedio podrían sobrevenir

            muchos desastres en él con las Embarcaciones que llegasen de Yndias,

            atacadas por otros Corsarios, lo que en algún modo se berificó

            porque a las 2 y media de la tarde el mismo día 12 se descubrió 2ª

            embarcación acia la parte del N., que era el mismo paralelo del

            Crucero, y estando el viento por la misma, aunque se hizo diligencia

            de ir a ella y se le hicieron señales de reconocimiento, atravesó,

            como la de la mañana, sin corresponderlas, ni poderla reconocer, ni

            menos para vatirla, si fuese enemiga. Que los Navíos Diligente y San

            Julián se incorporaron, y que si la Fragata suspendió la Caza

            después de más de 20 leguas de haverla seguido, en esto mismo se

            reconoce que no le daba alcance a la enemiga para obligarla con el

            fuego a detenerse o quitarle el andar con las roturas de las velas y

            maniobras, proporcionando en este modo f. 88 r. / que el San Julián

            llegase, y a su continuación que se acercasen los demás Navíos, o a

            lo menos hasta ponerse en proporción de descubrir la del Fénix,que

            es lo mismo que expuso a la Junta de Departamento con fecha de 21 de

            Junio.

           

           

           

            16ª Pregunta     Por qué después de havérsele separado la Fragata no

            fue con la Esquadra al Cuervo, que era el punto de reunión, y para

            ello tubo tiempo oportuno, como lo egecutó la Fragata el día 14 y no

            la encontró, y sí a dos Navíos, dos Fragatas, una Balandra y un

            Bergantín enemigo, fuerzas superiores para la Fragata y mui

            inferiores a la Esquadra que mandaba. Respuesta. Que la Fragata

            Magdalena quando quedó separada del Navío San Julián no fue al

            Cuervo en los 40 grados con corta diferencia de minutos, sino a la

            Ysla de Flores, por menos de 39 y medio, donde encontró los Buques

            que se refieren, que a haver hecho diligencia de ir al Cuervo por su

            paralelo hubiera encontrado con la Esquadra, que le estubo esperando

            al Payro en el parage de reunión la tarde del 15 hasta la mañana del

            16, como tiene dicho en la respuesta anterior, pues con los vientos

            que reynaron del NNE. hasta el 14 no pudo llegar ésta a dicho

            Paralelo, bien que desde el 13 estubo en su inmediación, en 39

            grados 42 minutos, y en proporción de descubrir las Embarcaciones

            que pasasen por el de la recalada, que era todo el fin, como deja

            dicho antes, y que si no lo hubiera practicado en este modo, y

            hubiese permanecido a la parte del S., como lo hizo aquélla, con

            fundamento podría hacérsele cargo de haver avandonado el verdadero

            Crucero, y en él la protección de las embarcaciones nacionales que

            vienen de Yndias y el Corso contra las Enemigas que las esperasen

            para tomarlas; de todo lo qual informé a la Junta de Departamento,

            que los dos Navíos, dos Fragatas, una Valandra y un Bergantín que la

            Magdalena avistó sobre dicha Ysla no eran enemigas, como se supone

            en la pregunta, sino la Esquadra del Brigadier Don Juan de Lángara y

            Huarte, como lo demostró a la misma Junta de Departamento,

            confirmándolo esto la señal que hizo el día 16 de Septiembre f. 88

            v. / a las 11 y media del día, estando dicha Esquadra en 39 grados

            30 minutos y la Fragata a la parte del SO. de ella y a su varlovento

            en 344 grados 33 minutos de longitud, cuia señal fue una Bandera

            roja en el tope del Trinquete, y después, iendo de huida, largó

            Bandera Olandesa a Popa, la que arrió y volvió a isar en la misma

            hasta otra azul; todo lo qual corresponde a las señales determinadas

            para los Buques de la Esquadra entre sí, en el día Jueves, que fue

            el mismo del encuentro, lo que comprobó la Junta de Departamento.

            Que la llegada de esta Fragata a la vista de la Ysla de Flores el

            día que se refiere, es la prueva más convincente de haver estado la

            Esquadra en su verdadero apostadero y distancias de dichas Yslas que

            quedan referidas, porque haviéndose separado del San Julián la noche

            del día 13 no se hallaba mui distante quando las pudo avistar en tan

            corto tiempo como el 16, habiendo estado el viento por el E., que

            era contrario, y calma el 14 y parte de 15, convenciéndose en ello

            quanto lleva dicho en las respuestas anteriores, tocantes a la

            inmediación en que la Esquadra llegó de aquellas Yslas, para es

            donde cruzó y diligencia que hizo para cumplir perfectamente las

            Reales Órdenes.

           

            

           

            17ª Pregunta     Por qué haviendo cumplido el Comandante de la

            Mónica con la instrucción que le tenía dada para que en caso de

            separación fuese a las 24 horas de ella a reconocer la Ysla Tercera

            y pasarse seguidamente al paralelo de 39 grados 30 minutos, de siete

            a ocho leguas al O. del Cuervo y Flores, parage donde debía recalar

            respecto a ser el de su destino, no fue con su Esquadra como lo

            ejecutó dicho Comandante y logró avistar el 20 de Agosto la Ysla

            Tercera a unas 10 leguas, donde se mantubo cerca de 3 días, hasta el

            24 del mismo mes, que le permitieron los vientos ir al Cuerbo,

            avistando el 26 la Graciosa y el 28 el Fayal a distancia de 8 a 9

            leguas, persiguiendo a un Corsario enemigo que daba caza a una

            Embarcación Española, y hubiera conseguido dar cumplimiento a su

            Comisión evitando la pérdida de la Fragata y, tal vez, haver f 89 r.

            / logrado encontrar la Corsaria enemiga que ésta persiguió y a la

            Ynglesa que la vatió, y proporcionándole apresar ambos Buques.

            Respuesta. Reproduciendo lo mismo que expuso a la Junta de

            Departamento con fecha del 27 de Junio del próximo año pasado, que

            el 16 de Agosto, haviéndose encontrado al amanecer separado de los

            demás Buques de la Esquadra, y haciendo juicio que podían haver

            quedado atrasados por averías que les hubiesen sobrevenido, como

            también las hubo en el Fénix, retrocedió por el rumbo opuesto que

            llevaba en su solicitud, porque el viento lo permitía, y a la

            primera hora de haver navegado en este modo descubrió dos de los

            Buques, dando vista a otros dos a la segunda hora, y reconociendo

            que faltaba la Santa Mónica continuó el mismo rumbo el resto de

            aquel día y el siguiente hasta llegar al parage en donde estubieron

            todos unidos al anochecer del día 15 antes que el temporal tomase

            toda la fuerza; que allí fue preciso mantenerse al pairo, interin

            que se hicieron 4 Ruecas a las dos Vergas maiores del Fénix, y que

            se solicitó madera entre los otros Buques para completarlas por no

            haver suficiente en el propio Navío; que concluida esta diligencia

            continuó en demanda de la Ysla Tercera desde el 19, con ventolinas

            mui flojas y vientos contrarios hasta el 26, en que se dio vista a

            dicha Ysla por la Fragata Magdalena; que a las 6 horas no cavales de

            esta descubierta empezó el segundo temporal por el O., ONO. y NO.,

            llegando hasta el N, que siendo tormentosos contrarios para la

            Derrota y de travesía sobre las Yslas, fue preciso alargarse algo de

            ellas hasta que el tiempo avonanzase, y volviendo entonces a seguir

            en demanda de las Yslas del Cuerbo y Flores, por lo ordinario con

            vientos mui endebles y calmosos, quando eran favorables, o

            contrarios, quando tenían algún tesón, sobrevino el Accidente del

            Gallardo el 3 de Septiembre, que causó tercera detención f. 89 v. /

            hasta el 6 después de mediodía, que se continuó navegando con el

            viento por el S. en demanda del Crucero, según tiene expuesto en las

            respuestas a las preguntas anteriores; que estando en el Crucero y

            iendo el día 11 de Septiembre en Demanda de las Yslas del Cuervo y

            Flores para buscar a la Santa Mónica y a los enemigos, hallándose

            sólo a 17 leguas de ellas, y con vientos favorables, para avistarlas

            a lo más largo el 12 o 13, permitiéndolo el viento, se apareció la

            Fragata Enemiga a que se dio Caza, que por haver tomado la huida la

            vuelta del ONO. volvió a retroceder la Esquadra como otras 20 leguas

            más, descaeciendo asimismo para el S. por haber tomado este segundo

            rumbo en la Noche la Corsaria; que haviendo buelto al Crucero el día

            14 navegó acia dichas Yslas, practicándolo el 18 por los 39 grados

            44 minutos hasta sus inmediaciones, reconociendo por el S. y por el

            N. los parages señalados para reunión de la Santa Mónica y de la

            Magdalena, pero que no las descubrió, ni podía ser, porque la

            primera havía tenido el combate con la Ynglesa y sido apresada a la

            parte del E. de ellas desde el día 14, y la segunda, haviendo

            navegado por menos latitud que la de 39 grados y medio y encontrado

            con la Esquadra del Brigadier Don Juan de Lángara Huarte, que tubo

            por Ynglesa el 16, desde aquel mismo empezó a navegar para España,

            haciendo su Derrota por el S. de la Ysla de Flores, entre ella y el

            Fayal, mediante lo qual era imposible encontrarlas en los parages de

            reunión, donde las solicitaba, haviéndolo sido también que la

            Esquadra llegase a ellos con más anticipación por los accidentes que

            deja explicados haverle sobrevenidos. Que la Santa Mónica,

            hallándose sola después de la separación, y siendo de más vela que

            el todo de la Esquadra, pudo con más anticipación llegar a uno y

            otro parage, lo que para ésta era más difícil, debiendo detenerla

            las incomodidades de todos los Buques que la componían, navegando f.

            90 r. / con propósito al de menos vela, y en las Noches no podía

            aprovechar todos los vientos por el peligro de dividirse, como es

            bien savido por los Marinos, y así el 24 de Agosto, quando la Santa

            Mónica dio vista al Cuerbo, la Esquadra aún no la havía dado a la

            Ysla Tercera, que el 26, quando ésta la descubrió, aquélla se

            hallaba a la vista de la Graciosa, que dista sólo 14 leguas, y esta

            corta distancia fue vastando para que no se incorporase en aquella

            ocasión, comprovándose en ello las contingencias del Mar, y que no

            vastan las diligencias más activas para embarazarlas.

           

           

           

            18ª Pregunta     Por qué no mantuvo en su conserva la Urca Santa

            Ygnes, que se le incorporó el 22 de Agosto a su regreso de Manila, o

            la comboyó a algún fondeadero de las Yslas, con arreglo a la Real

            Orden, para que se valiese de ellas en qualquiera incidente que lo

            hallase así por conveniente, faltando a los Artículos de las

            Ordenanzas Generales de la Armada 17 y 18, folio 51, parte 1ª,

            satisfaciéndose contra toda regularidad y conducta con advertir a

            don Fernando Reynoso la novedad de la Guerra, para que continuase

            con cuidado su Navegación, como si una Urca pudiese evitar el

            encuentro con otras embarcaciones, asumpto difícil a qualquier y que

            no puede remediarlo por sí sola hallando otras de maior andar, como

            sucedió a los dos días, que encontró con Enemigos y resultó su

            pérdida. Respuesta. Que reverencia con el profundo respecto [sic]

            que es debido a las órdenes de S.M. para no alterarlas de arvitrio

            propio sin facultades para hacerlo ni faltar a su más exacto

            cumplimiento; que en la que se le dio se le prevenía lo que debía

            egecutar, y deja dicho en los puntos 1º y 2º, sin decírsele que

            reciviese en su conserva las embarcaciones nacionales, de Guerra o

            mercantiles, que encontrase, ni tratarse en modo alguno de ellas;

            que tampoco se le previno que las codugese a los surgideros de

            aquellas Yslas, y sí sólo por lo tocante a los Buques de la f. 90 v.

            / Esquadra si por algún golpe de viento u otra casualidad o urgencia

            tubiese precisión de entrar en algún Puerto de aquellas Yslas

            portuguesas, podría egecutarlo, para remediarse con la maior

            presteza y volver a la Mar a apostarse en su señalado crucero el

            tiempo que te permitan los víveres, y venir después haciendo el

            Corso hasta Cádiz; mediante lo qual este permiso habla sólo con los

            Buques de la Esquadra en caso de alguna urgencia en ella, sin dar a

            entender que se estiende a otros que se haian de agregar a ella, ni

            que la voluntad de S.M. sea que lo egecute. Que los Artículos de la

            Ordenanza de la Armada citados en la pregunta no ordenan que una

            Esquadra que lleva Comisión determinada para hacer el Corso se ponga

            en términos de inhavilitarse en su cumplimiento por recivir en su

            Conserva las Embarcaciones que encuentre, quando en la misma

            Comisión no se comprehende orden expresa que los disponga, porque el

            17 trata de tomar vajo de la protección los Vasallos de S.M. en

            qualquier parage y ocasiones, defendiéndolos contra todo insulto,

            agravio o violencia, practicando quanto de ellos dependiese para

            asegurar su lejítimo comercio, y el 18, de recivir en la conserva

            todas las Embarcaciones de Vasallos o aliados que encontraren en los

            Puertos o navegando y quisieren seguirlos, haciéndoles buena

            custodia hasta ponerlos en seguridad quando esto pueda lograrse sin

            conocido atraso de su Expedición, ni pudiera ser en otro modo a

            menos de contradecirse la Ordenanza, mediante que otros Artículos

            prohiben a los Comandantes de Comboy que hagan fuerza de vela,

            aunque sea por algún motivo de conveniencia o hutilidad del servicio

            de S.M., de donde pueda resultar la separación de los Buques del

            Comboy. Así lo explica el 29, título 5, tratado 5, folio 326, y que

            atiendan más a solicitar las ocasiones de combatir f. 91 r. / que a

            la conserva de sus comboys, y a su seguridad, artículo 30, título 4,

            tratado 6, folio 398. Que la Esquadra de su mando llevaba la

            Comisión para hacer fuerza de vela en las Cazas que se le

            proporcionasen y para solicitar ocasiones de combatir, pues iba

            determinadamente a buscarla con los 4 ó 5 Navíos, y algunas Fragatas

            enemigas, y con los Corsarios que descubriese, y así, o havía de

            faltar a estas diligencias, tomando la Urca en su Conserva, y

            resultaría contra el Cumplimiento de la Real Orden, o havía de

            avandonar la Urca luego que descubriese qualquiera vela, y faltaba

            entonces a los expresos artículos de la Ordenanza, quebrantando

            igualmente el 18, pues la condición que éste pone explica no hablar

            con los que llevan determinada Comisión que se oponga a la de tomar

            Comboy de otros Buques, previniendo que los Comandantes de Esquadra

            o de Navíos sueltos serán juzgados en Consejo de Guerra según las

            resultas, de suerte que las intenciones y buena disposición del

            Comandante no le salvaría livertándole del grave Cargo quando las

            resultas no saliesen correspondientes al buen fin que en ello

            llevase; y este es el caso preciso en que sucedería así, porque la

            Urca, después de haverla agregado a la Esquadra podía separarse de

            ella y caer en manos de Enemigos, como sucedió a la Santa Mónica, y

            como se separó la Magdalena; en aquellos Mares podía experimentar

            descalabros al modo que los tubo la Esquadra conducida a uno de los

            surgideros peligrosos de aquellas Yslas, en donde siempre están los

            Buques con las maniobras en la mano para ponerse a la vela quanto

            apunta la travesía y es la primer prevención que los Prácticos hacen

            a los que fondean en ellos; estaba expuesta a sucederle lo mismo que

            al Buen Consejo y ha sucedido a otros muchos, y no estaba tampoco

            libre, por ser surgideros en costas aviertas de que los Enemigos

            atropellandose f. 91 v. / respecto del Parage la tomasen con

            violencia, que en qualquiera de estos casos sele juzgaría como

            previene la Ordenanza por las resultas, agravando la falta la Real

            Orden, por no estar prevenido en modo alguno que la retubiese a ésta

            ni a alguna otra embarcación de las que encontrase, ni que las

            condugese a aquellos surgideros, cuia deliveracion es asumpto de

            primera consideración y gravedad por las consequencias; que la Urca,

            haviendo salido de los peligros de Corsarios en la travesía de los

            Mares contiguos al Cuerbo y Flores, y hallándose ya a la parte del

            E. del meridiano de la Tercera en 41 grados y minutos, distante de

            ella 40 leguas y del Cuervo 50, parecía irregular hacerla retroceder

            para llevarla a donde estaban los peligros, a donde era

            indispensable que estubiese con uno continuo, agravándosele más los

            Cargos que se le formarían por el conjunto de estas circunstancias

            que si en la Real Orden se le hubiese prevenido lo correspondiente

            para conducir las Embarcaciones que encontrase a alguno de aquellos

            surgideros. Cesaban entonces estos reparos, e igualmente los demás

            que se pudiesen ofrecer sobre ello, quedando todo salvado con el

            soverano precepto que lo disponía mediante estar resguardado de las

            resultas, no sucediendo así si lo hubiese determinado por

            deliveración propia, pues en la Real Ynstrucción no sólo no se

            explica cosa alguna que indicase ser ésta la voluntad de S.M., pero

            ni aun se le confirieron facultades para arvitrar por sí en los

            casos no prevenidos que podrían sobrevenir, ni para proceder según

            lo tubiese por conveniente en los que ocurriesen de ésta u otra

            naturaleza; que por el contrario en la inscripción de la Cubierta

            que encerraba la Real Orden se le daba a entender ser la mente de

            S.M. que no debía detener las Embarcaciones que encontrase, diciendo

            que la Ynstrucción era reservada sólo para él, y que avisase el

            recivo también reservado en primera ocasión, cuia f. 92 r. /

            condición no podía berificarse en otras embarcaciones que en las

            Españolas que encontrase transitando por allí, que serían varias,

            denotándolo así la circunstancia de dar el aviso por la primera,

            debiendo suponer al mismo tiempo que esto no podía entenderse por

            los Correos, lo uno, porque lo hubiera explicado así para quitar

            equivocación con las de Comercio o de Guerra, y lo otro, porque no

            siempre dan vista a las Yslas del Cuervo en tiempo de Verano,

            pasando por más latitud para abreviar sus viajes. Que siendo las

            instrucciones el Norte y Guía para el govierno de los Comandantes,

            no es regular formales Cargos sobre asumpto no comprehendido en

            ella, contrario al cumplimiento de su Comisión y a lo prevenido en

            los Artículos de Ordenanza que deja citados. Que su cuidado y esmero

            fue durante la Campaña el cumplimiento de las Reales órdenes, que

            arrostrando los peligros del Gallardo y el deplorable estado en que

            se hallaba la Esquadra, contra lo determinado por la Junta de

            Comandantes, continuó en la Comisión, a vista de lo qual no hubiera

            dejado de conducir la Urca a el surgidero más inmediato de aquellas

            Yslas si hubiese encontrado en la Ynstrucción el más ligero indicio

            que se lo indicase, dándole a entender ser esta la voluntad de S.M.,

            que tenía el egemplar reciente de la separación de la Santa Mónica y

            del primer temporal, en que toda la Esquadra experimentó los

            descalabros que le sobrevinieron, y que la Urca no estaba esempta

            [sic] de padecerlos, cuios accidentes serían otros tantos Cargos por

            haverlo deliverado sin orden para ello, de arvitrio propio.

           

           

           

            19ª Pregunta     Siendo el obgeto de la Comisión perseguir a los

            Enemigos y proteger al comercio, cómo al 22 de Agosto, que avistó

            una Fragata de 28 cañones que dice tubo por la Astrea no hizo la

            diligencia que eran de su obligación para reconocerla con certeza, y

            siendo así, protegerla agregándola a la Esquadra o comboyándola a

            alguno de los fondeaderos de las Yslas para surtirla f. 92 v. / allí

            de víveres, o de algún otro socorro que necesitase, y era dable así

            fuese mediante su largo viaje, y máximo quando para esto tenía Real

            Orden, y por el contrario, para vatirla y apresarla, siendo contra

            toda pericia y conducta de corso no haverla hecho dar caza,sin que

            esto aluda al riesgo de separación, pues en tal caso fueran

            escusadas Fragatas y demás Buques menores en una Esquadra, a menos

            que en dicha Real Orden no expresaba fuese al Cuerbo sin detenerse

            en Cazas, ni Combates, expresión que sólo se hace quando importa la

            brevedad de una diligencia, y si por el contrario se le mandaba

            hiciese dicho rumbo interceptando, vatiendo y apresando quantos

            Buques enemigos se le presentasen, de que se deduce debió haver

            hecho corso dando Caza aqualesquier velas que avistase en proporción

            para ello, lo que no egecutó. Respuesta. Que en la conclusión de

            esta pregunta está su propia solución, diciendo que debió haver

            hecho Corso dando Caza a quantas velas avistase en proporción para

            ello, porque en este modo lo practicó, y la del día 22 no lo estaba,

            como explicó en el Diario que remitió al Excmo. Señor Ministro de

            Marina luego que llegó de su viaje, y a la Junta de Departamento en

            la respuesta que dio sobre este Cargo o pregunta, porque la

            descubierta fue a las 5 y quarto de la tarde, de modo que desde

            aquella hora hasta ponerse el Sol y empezar anochecer sólo havía

            como una hora y quarto de tiempo; la vela demoraba en 3er quadrante

            y el viento era de aquella parte, su distancia todo lo que alcanza a

            descubrirse de los topes, debiendo conceptuar de 6 a 7 leguas, con

            que en el corto tiempo que restaba de día era imposible ganarle el

            varlovento para no perderla de vista luego que se pusiese el Sol, y

            lo que se conseguiría sería dividir la Esquadra o a lo menos la

            Embarcación o Embarcaciones que hubiesen sido destacadas en demanda

            de ella, perdiendo algunos días en volverla a solicitar para

            incorporarse, de que hubiera resultado un verdadero y f. 93 r. /

            lexitimo Cargo por haver destacados los Buques en hora tan expuesta,

            sin provavilidad ni aun remota de conseguir el fin de dar alcance a

            la vela avistada con 6 ó 7 leguas de varlovento. Que la práctica

            general de todas las Esquadras que van de viaje con determinado

            destino, y la que mandó observar el Theniente General Don Luis de

            Córdova yendo con el mando de la Esquadra para el Cavo de

            Finisterre, fue que antes de anochecer se retirasen los Navíos y

            Fragatas vatidoras, aunque fuesen siguiendo a alguna Embarcación

            extraña, para incorporarse, a fin de no separarse, por el peligro

            que en ello corrían y para no causar demoras a la Esquadra. Que esa

            misma práctica observó, maiormente conociendo, como lleva dicho, no

            ser posible aproximarse a ella lo suficiente para reconocerla y

            mucho menos para seguirla en la noche. Que no save como pueda

            asegurarse ser Fragata de 28 Cañones; que en el Parte que dio de la

            descubierta de Velas no dice que la tubo por las Astrea, sino que se

            hizo hizo juicio que pudiera serlo, y esto dimanó del encuentro dos

            oras antes con la otra Embarcación que después se supo ser la Urca,

            por el parage donde estaba y por el tiempo. Que esta embarcación que

            desde los topes no se podía discernir si era grande o pequeña, como

            sucede con todas en tales distancias, que en aquel parage y altura

            no era regular que fuese corsaria, y eso mismo se confirmó después

            que llegaron los Oficiales de la Urca Santa Ygnes a este

            Departamento, los quales han dicho haverla tenido a la vista desde

            la mañana de aquel día, ser de 2 Palos, pequeña, y llevar su viaje

            seguido, sin haver hecho maniobra que indicase ser sospechosa. Que

            en las preguntas antecedentes se le hace Cargo sobre la separación

            de la Magdalena, sin consideración a haver ido en su seguimiento

            desde que principió la Caza el día 11 de Septiembre hasta el

            mediodía del 12 con el fin de evitar la separación y de auxiliarla

            sin embargo de estar ya fuera de la vista del Fénix f. 93 v. /, y en

            otra pregunta, por el contrario, se le hace de no haverla destacado

            con conocimiento pleno, de que se havía de separar en la noche, cuia

            discordancia destruie uno y otro cargo, y hace patente que su

            conducta fue arreglada y conforme a lo que correspondía en ambos

            casos.Que a la hora que se avistó esta Embarcación, además de ser

            tan adelantada, como queda dicho, la Esquadra se hallava atravesada,

            acavaba de ponerse en el Agua la Falúa, que se estaba armando y

            esquifando para que el Maior pasase a reconocer la Embarcación a que

            se havía dado alcance, por cuia razón, o se havía de avandonar esta

            diligencia para que la Esquadra entera volviendo a marear hiciese la

            de continuar ciñendo el viento, como lo practicaba antes, o se había

            de destacar uno o dos Buques permaneciendo ésta al Pairo con ciencia

            fixa de que se separarían y tal vez no se llegarían a incorporar

            hasta llegar al Crucero, según los accidentes que a unos y otros les

            aconteciesen después de separados. Que conforme a la Real Orden, y

            al thenor de la pregunta, dio caza a quantas Embarcaciones avistó en

            proporción de hacerlo durante el viaje, dejándolo de hacer con las

            que se hallavan totalmente extraviadas sin apariencia de darles

            alcance o de poderles salir al encuentro. Que en el punto 10 se

            intenta hacerle Cargo de las pérdidas sobrevenidas al Comercio,

            suponiéndose haverse originado, por no haver estado en el Crucero de

            la Recalada para livertar las Embarcaciones del Enemigo, y en éste

            se le forma de no haver practicado una caza impracticable por la

            hora del día y por el mucho varlovento en que estaba, con ciencia

            fixa de no poder darle alcance, para seguirla con peligro de la

            separación de la Esquadra y de la maior dilación en ir al Crucero,

            diciendo la pregunta que no instaba tanto, que no debiera haver dado

            caza y hecho diligencia de vatir y apresar quantos Buques enemigos

            se le presentasen, como si se le hubiese presentado f. 94 r. /

            alguno en proporción y hubiese dejado de hacer la diligencia, de

            suerte que en este punto, a no ser lo que explica la conclusión de

            la pregunta, parece que la ida al Cuervo a la recalada de las

            Embarcaciones que vienen de Yndias no era asumpto que urgía, siendo

            preferible a él el dar la caza a quantas embarcaciones se avistasen

            hasta desengañarse de no estar en proporción de conseguirlo, sin

            reparo en lo que por este motivo se extraviase la Derrota, en lo que

            con él se retardase la llegada al Crucero, en el peligro de

            dividirse quando se comprehendiesen a la entrada de la noche, con

            las demás consequencias que se seguirían; y en el 7 se forma el

            Cargo por el modo contrario, en la suposición de no haver estado en

            el verdadero Crucero, como asumpto principal de la Comisión.

           

           

           

            20ª Pregunta.     Por qué haviéndose presentado a la Esquadra el 29

            de Julio una tan oportuna ocasión como la de descubrir un Comboy que

            le iba acercando por la Popa no viró sobre él y lo reconoció

            mediante tenerle ganado el Barlovento, y que la Fragata Magdalena se

            hallaba atrasada a media distancia de él, proporcionándosele por

            medio de ésta, si le hubiera hecho para ello señal, haverle

            reconocido y avisado de sus fuerzas, sino mui al contrario le mandó

            se le incorporase, con lo que alargó la distancia, se hizo

            sospechoso e hizo más difícil la Caza, que debió dar con todo

            esfuerzo desde que la avistó, sin aguardar a que el Comboy virase de

            vordo para emprehenderla. Respuesta. Que a la Junta de Departamento

            en la respuesta que dio sobre este Cargo dijo y demostró que las

            Velas avistadas el día 29 de Julio no eran de comboy, ni pudo

            tenerlas por tales según las circunstancias que observó en ellas

            desde su descubierta, siendo éstas: 1º, su mucho andar y la igualdad

            de la vela, pues con el viento endeble que había, sólo de una milla

            en los principios y f. 94 v. / dos después, le entravan a la

            Esquadra del Rey visiblemente, observándose la misma ventaja quando

            ésta fue en su seguimiento dándole caza, lo que no es regular con

            Buques de Comboy, que por su construcción, aparejo y carga son por

            lo regular de menos vela que los de Guerra; lo 2º, por el parage en

            donde se hallaban, a 22 leguas al O. del Cabo de Tirriana [sic] en

            el de Finisterra, y por la Derrota que hacían siguiendo a la

            Esquadra al SO. primero, con el viento ONO., después al ONO. con el

            viento SO., pues a ser comboy hubiera hecho la Derrota

            correspondiente a su viaje para el N. o para el S., siendo los

            vientos aparentes para ello, y no se entretendrían perdiendo tiempo

            en hacer rumbo extraviado sin necesidad, ni se espondrían en aquel

            parage propio de Corsarios a perder parte de las Embarcaciones y aun

            a que la misma Esquadra que perseguían los tomase todos. Lo 3º, el

            número de velas, siendo sólo 9, y con la del 3er quadrante, que

            desde que el viento empezó a tesar se les incorporó, 10. La clase de

            estas velas, en cuio número se havían reconocido ser 2 Navíos

            grandes, el del Tercer quadrante de porte de 80 Cañones, el otro de

            2 Puentes, dos Fragatas que estaban con éste, dos Balandras algo más

            atrasadas que ellos, y los quatro restantes de tres palos; cuias

            circunstancias eran propias de Esquadra y en ningún modo de comboy,

            no siendo regular ni el andar, ni el rumbo que hacían, ni menos que

            para los quatro Buques más distantes, que eran los que no se

            reconocieron, y las dos Valandras, se emplearon los dos Navíos de

            porte y las dos Fragatas. Mediante esto, no era regular que formase

            juicio contra lo mismo que tenía a la vista, de que fuese comboy, no

            dando señales para semejante juicio la ventaja con que se le

            empezaron a acercar desde la primera descubierta, como queda dicho;

            que a la hora en que se descubrieron estas velas del f. 95 r. /

            Fénix, y a la que el San Julián hizo la señal, el viento no se havía

            afirmado y no havía varlovento seguro, porque haviendo empezado la

            ventolina mui floja, después de una Calma de quasi toda la noche, a

            las 7 de la mañana por el ONO. permaneció de este modo hasta las 9

            del día y algo más, con la qual apenas governaban los Navíos, y fue

            rodeando al SO. empezando a tesar a aquella ora algún poco sin

            fixeza. Que no habiendo seguridad que permaneciese por aquella parte

            y vastante señales de que continuase la buelta por el S., no era

            regular tomar el otro vordo, porque de suceder aquéllo quedarían las

            velas contrarias con el varlovento, y estando reconocido su mayor

            andar, sería inevitable el empeño con ellas, siendo esto lo que

            tiraba a evitar antes de estar asegurado de las fuerzas del todo de

            la Esquadra; que la poca subsistencia del viento se confirmó dentro

            de pocas oras, pues no permaneció por el SO. y a las 6 de la tarde

            volvió a retroceder al ONO. y N., pero que esto ni se savía antes,

            ni aun quando se tubiese ciencia fixa de ello era suficiente para

            lograr con la virada y el varlovento ir a atacarlas y vatirlas, pues

            con la ventaja de la vela que tenían era regular que viendo virar la

            Esquadra acia ellos lo practicasen también, para incorporarse con

            los restantes que venían para su Popa, siendo esta consideración una

            de las que se tubo presentes para no practicar la virada, a fin de

            dejarlos venir y ver si en este modo lograba reconocer los que

            faltaban, o si con el empeño que parecíase le proporcionaba batirlos

            con ventaja, como ha sucedido en algunas ocasiones. Que es cierto

            que a haver tenido un viento entablado sin mudanza y seguridad, de

            que ellos continuarían sin hacer novedad, la diligencia que

            correspondía era la que previene la pregunta, y que así lo hubiera

            egecutado, porque entonces no havía riesgo en ello, f. 95 v. /

            proporcionando la distancia a que llegase la Esquadra a la maior

            vela de aquellos. Que por esta misma mudanza del viento y de la

            buelta que iba haciendo, la Magdalena, atrasada y a sotavento, le

            pareció indispensable hacerle señal para que se incorporase,

            poniéndola a cubierto de peligro, pues como expuso a la Junta de

            Departamento en la respuesta que dio a este Cargo, con fecha de 26

            de Julio del año pasado, no havía seguridad de que repentinamente no

            sobreviniese otra Niebla tan densa y obscura, como la del día

            antecedente y los que le havían precedido, o calmas semejantes a las

            que havía experimentado en ellos, en cuio modo peligraba mucho

            estando separada. Que a la distancia en que se hallaba esta Fragata,

            1 y media a 2 leguas entre la Esquadra y las velas estrañas, era mui

            proporcionada para reconocerlas y haver hecho las correspondientes

            señales, puesto que desde la Galería del Fénix se reconocía

            distintamente ser las 3 más inmediatas un Navío grande y dos

            Fragatas, el del 3er quadrante el mismo que en el día antecedente se

            havía seguido en quanto lo permitió la Niebla y se juzgó del porte

            de 80 Cañones desde algo más arriva; que las 2 que le seguían eran

            Balandras, y las 4 últimas parecían Buques de tres Palos; todo lo

            qual indicaba, como expuso a la Junta, ser Esquadra de más fuerza

            que la de su mando, cuio concepto afianzado por las particularidades

            antedichas obligó a proceder con precaución en aquellos principios,

            sin ser extraño que después de pasado el lance, y reconocido el

            retroceso del viento, no menos de lo que fue acaeciendo, se juzgue

            que hubiera sido mejor virar de vordo sobre ellos desde luego que se

            entabló, pero que para ello era necesario estar asegurado de que no

            continuase la buelta para el S., y que las mismas velas, si en

            realidad no se considerasen con fuerza superiores a la de la

            Esquadra, al ver birar a ésta f. 96 v. / lo egecutase también,

            adelantando la fuga, siendo regular que lo practicasen así.

           

           

           

            21ª Pregunta.     Si de aquellas velas estaban 4 a mui larga

            distancia de las otras que se acercavan, por qué no cargó desde

            luego sobre ellas, pues aun quando todas fuesen de Guerra no podía

            presentársele ocasión más oportuna para vatirla por partes, y ya que

            no lo egecutó así, por qué no formó un juicio marinero para

            encontrarlas y vatirlas por la mañana, obgeto primario de su

            Comisión, permitiendo quedarse, por no haverlas reconocido, sin

            saver si eran de Esquadra o Comboy, no sirviéndole más que de

            aparente disculpa al juicio que formó de si sería la Esquadra de 15

            Navíos de Guerra que en la Real Orden de 15 Junio se le tenía

            avisado a Don Luis de Córdoba, que havían salido de Torvay el 24 de

            Mayo con Comboy; respecto havían mediado ya 2 meses y cinco días,

            motivos suficientes para conocer que no podían hallarse en aquel

            parage a más que las velas avistadas no eran tantas. Respuesta. Que

            aunque quatro velas estaban más distantes que las otras cinco, no

            era tan larga la distancia que si la Esquadra hubiese hecho rumbo

            para ponerse por el través de las más adelantadas, las otras no

            hubiesen podido, con la ventaja de su andar, llegar a incorporarse

            antes de haverlas vatido y rendido, como dice la pregunta, fuera de

            que según queda dicho en la respuesta antecedente, buen cuidado

            hubieran ellas tenido de irse a incorporar luego que viesen virar la

            Esquadra, no siendo berosímil que un Navío y 2 Fragatas, siendo más

            veleras que la Esquadra del Rey, la esperasen, omitiendo la

            incorporación con los suyos, no pudiéndoseles ocultar el peligro a

            que se exponían, y aun sin este motivo lo egecutaron quando llegaron

            a distancia proporcionada de reconocerlas. Que en su respuesta a la

            Junta de f. 96 v. / Departamento con fecha de 26 de Julio no dijo

            que fuesen precisamente 15 Navíos; que en Real Orden de 19 de Julio

            se le anticipó noticia al Theniente General Luis de Córdoba que en

            24 de Mayo havían salido con un comboy del Puerto de Torvay para

            conducirlo hasta dejardo revasado de las Yslas de Flores y volverse

            de allí, sino que esta noticia, con la que havía dado el Queche

            Olandés el día 26 de haver encontrado varios Navíos de Guerra

            Yngleses sobre el Cavo de Ortegal, apoiada de lo que havía

            reconocido en los Buques y demás circunstancias, no podía menos que

            observarlos hasta reconocerlos, todo para proceder con acierto; que

            aunque havían mediado dos meses y 5 días desde su salida no sería

            estraño que tardasen este tiempo en revasar los Azores con el Comboy

            y volverse de allí, dependiendo el más o menos tiempo de estos

            viajes de lo favorable o contrario de los vientos, haviéndose visto

            en ocasiones tardarse 30 ó 40 días en venir desde la Ysla de Santa

            María y de la del Cuerbo a las costas de Europa quando reinaban los

            levantes, y otros tantos en ir acia ellas reinando los vientos O. y

            NO., como sucedió en esta ocasión, tanto más que los combois no

            hacen los viajes con la brevedad que las Embarcaciones sueltas, por

            lo qual no sería extraño el juicio que formó de que pudiesen ser

            aquella Esquadra o parte de ella. Que no le faltó advertencia de

            formar el juicio máximo que expresa la Pregunta para ver si haciendo

            durante la Noche un rumbo medio se lograva amanecer con ellas y

            tener su varlovento, a cuio fin confirió sobre el particular con los

            dos Comandantes del Navío y con el primer Piloto, y después de

            haverlo premeditado maduramente se concluó ser mui dudoso y

            contingente porque o no seguirían el rumbo que se conceptuase que

            podían hacer, o con f. 97 r. / su maior andar se adelantarían tanto

            que no se conseguiría el fin, y la Esquadra volvería a atrasarse de

            toda la distancia que anduviese, perdiendo lo poco que havía

            adelantado desde el 25 en que se separó de la del Theniente General

            Don Luis de Córdova, con perjuicio conocido de la principal

            Comisión, y asimismo que de mudar el viento en el discurso de la

            noche se exponía la Esquadra a dividirse, no pudiendo indicar a sus

            Buques a correspondencia de la mudanza los rumbos que se hubiesen de

            hacer, ni siendo correspondiente para esta diligencia hacerles Farol

            ni señales por ser uno y otro contrarios a su logro, cuios

            inconvenientes obligaron a ceder en ella y a continuar el viaje,

            como asumpto que no admitía las demoras que se podían originar.

           

           

           

            22ª Pregunta     Por qué avisó en su carta de oficio, fecha de 1º de

            Octubre, que no creía hubiese más enemigos en aquellos mares que un

            corsario a que dio caza, otro que avistó y por entrar la Noche no

            hizo diligencia por el inconveniente que precave todo juicio

            marinero, según los vientos y tiempos, navegando de modo que se

            amanezca con la avistada, siendo así que consta los hubo y se

            mantubieron en ellos, como se deduce de la Caza que dio a algunos

            Don Juan de Lángara, de la Fragata Corsaria que éste apresó, de los

            Buques de Guerra de que se vio perseguida la Magdalena a los 3 días

            de su separacion en el parage de reunión que se havía señalado, bien

            que por la Declaración del Capitán de ésta se deduce haverse

            equivocado en tener los Buques que mandaba Don Juan de Lángara por

            enemigos, como lo demuestra en su ya citada declaración, por cuias

            noticias a la Corte le hace este Cargo, y Yo se lo aclaro como

            Fiscal de la toma de la Mónica y Urca Santa Ygnes. Respuesta. Que el

            aviso que dio con fecha f. 97 v. / de 1º de Octubre de que no creía

            que hubiese más Enemigos en aquellos parages que uno a que dio Caza

            y la 2ª avistada el 12 de Septiembre en la tarde, que juzgó pudiera

            serlo, y no pudo seguirse, como queda dicho antes, por haverse

            perdido de vista luego que obscureció y estar enteramente a

            varlovento, en cuio modo no havía arvitrio para precaver en el

            juicio marinero el hacer un rumbo proporcionado para ir a amanecer a

            su vista, pues pasando ella por el N. y siendo el viento NNE. nada

            más podía hacerse que ceñir el viento, y esto era lo que practicaba,

            como queda explicado en la pregunta 15, fue porque según la Derrota

            que hizo desde que avistó la Ysla Tercera hasta que dejó aquellos

            Mares por los parages donde hacen la recalada las Embarcaciones que

            regresan de Yndias, y por donde continúan después sus viajes, como

            también deja explicado, no encontró más que éstas, siendo igualmente

            los dichos parages en donde devían estar los 4 ó 5 Navíos y las

            Fragatas enemigas, no menos que los Corsarios, porque en ellos se

            les proporcionaría hacer presas en nuestras Embarcaciones de

            América, no siendo esto regular de aquellos paralelos para el S. por

            no ser Derrota, como lo explicó en la respuesta que dio sobre igual

            Cargo a la Junta de Departamento con fecha de 26 de Julio y 11 de

            Agosto del próximo año pasado, diciendo que la Urca Santa Ygnes fue

            apresada a la parte del E. de las Terceras, la Santa Mónica al E.

            del Cuerbo y Flores, ésta por la casualidad de que haviendo salido

            del Puerto del Fayal la Fragata Ynglesa la Perla, donde entró con el

            motivo de hacer Agua, y haciendo Derrota el 14 de Septiembre para ir

            a hacer su corso al parage de la recalada, avistó en el tránsito a

            la Santa Mónica, que según las noticias se regresaba para España, de

            donde resultó el combate y su pérdida. f. 98 r. / Que la que apresó

            Don Juan de Lángara Huarte, según las noticias, fue en las

            inmediaciones de la Ysla de Santa María, lo qual es de extremo a

            extremo de las Yslas, mediando entre el Crucero de la Esquadra y

            aquel parage una distancia de más de 80 leguas, y que siendo el

            Apostadero de la Esquadra en la recalada del Cuervo y Flores no era

            posible que viese lo que sucedía a la parte del E. de estas Yslas en

            las inmediaciones de la Santa María, ni a donde la Urca Santa Ygnes

            fue encontrada y apresada por los Corsarios, como tampoco respecto

            de los tiempos en que esto sucedía, que siendo varios los Corsarios

            y teniendo su provecho de las presas que hacen se reparten por otras

            tantas partes, y la Esquadra, no pudiendo estar en todas a un

            tiempo, no sería estraño que en tanto que ella cruzaba en su

            apostadero, aquéllos apresasen Embarcaciones en alguna distancia de

            él, lo que se confirma además del convencimiento que sobre ello hace

            la misma razón en que Don Juan de Lángara y Huarte, haviendo estado

            a la vista de la Ysla de Santa María, apresado en ella un Corsario y

            reconocido las otras Yslas quando volvió para el Cuervo, no pudo

            evitar su diligencia que un Bergantín y una Fragata de 14 Cañones

            apresasen en aquellos mismos parages una Embarcación cargada de

            Cuero que venía de Buenos Ayres, según noticia que dio un Bergantín

            Portugués el 26 de Septiembre que havía salido de la Ysla de San

            Miguel y hacía viaje para Lisvoa, porque o esto sucedería fuera de

            la vista de Don Juan de Lángara o quando no estaba ya en aquellos

            parages; que si otro tanto hubiera sucedido en el Apostadero de la

            recalada donde se hallaba con su Esquadra, siendo mui posible, ¿qué

            Cargo se le haría a vista de los que le forman sin f. 98 v. / tantas

            apariencias de regularidad? Que sobre los Buques de Guerra que

            persiguieron a la Magdalena a los 3 días de su separación, por la

            latitud de menos de 39 grados y medio, y tubo por Enemigos, no tiene

            que reproducir mediante estar aclarado por el Fiscal haver sido la

            Esquadra de Don Juan de Lángara y Huarte, según deja dicho en la

            respuesta a la pregunta 16. Que mediante esto se halla calificado

            quanto dijo en su carta de 1º de Octubre de 1779, de no hallarse por

            aquellos parages los 4 ó 5 Navíos y tal qual Fragata Ynglesa, ni

            haver encontrado más embarcaciones enemigas en la recalada de las

            nacionales que vienen de América, donde era su apostadero, ni desde

            el Meridiano de la tercera acia el E. y para el N. en la derrota que

            hacen viniendo para España que las que refirió, sin que esto se

            oponga a que distante de allí, por otras latitudes o longitudes,

            pudiese haverlos, de lo qual nadie puede responder.

           

           

           

            23ª Pregunta     Por qué no reconoció las Embarcaciones que avistó,

            careciendo por esto de las noticias que de unas y otras podía haver

            adquirido y con ellas navegado con acierto para perseguir los

            Enemigos y proteger al comercio, de cuias ventajas careció por no

            haverlo egecutado así, y apostádose [sic] en el Crucero que le tenía

            mandado, y siendo así, que es máxima de todo Navío de Guerra, y con

            mucha más razón de toda Esquadra, batir a los Enemigos donde los

            encuentre antes de apostarse; no tan solamente no le egecutó así,

            pero ni los reconoció. Respuesta. Que en la respuesta a la pregunta

            19 tiene satisfecho a lo que corresponde a ésta, tocante al

            reconocimiento de Embarcaciones avistadas, y asimismo, que de las

            noticias que adquirió de alguna de ellas supo que sobre las Yslas

            del Cuervo, y en la Derrota que de ellas se hace para Europa, no se

            hallavan los 4 ó 5 f. 99 r. / Navíos y las tales o quales Fragatas

            inglesas, sin que esta noticia obstase para irlos a solicitar en

            todos los parages en donde era regular que estubiesen hasta

            satisfacer por si propio, como tiene explicado antes, y que por

            falta de noticias, ni diligencias, no dejó de perseguir a los

            Enemigos ni de proteger al Comercio. Que estubo, como tiene dicho y

            demostrado por la Derrota que hizo y por las latitudes y longitudes

            por donde la Esquadra andubo y quedan explicadas, en la recalada de

            las Embarcaciones que vienen de América, volviendo a repetir ser la

            misma que se les señala por Derrota que se les da y se le manda

            observar, y que no haviendósele prefijado por la Real Orden latitud

            y longitud por donde hubiese de cruzar, diciéndosele sólo que se

            dirigiese a las Yslas del Cuervo y Flores, por ser la recalada de

            las Embarcaciones que vienen de Yndias, como lleva referido antes,

            juzgó no deber hacer otra cosa para el maior acierto que governase

            por la misma Derrota que se les da a estas Embarcaciones, como tiene

            dicho; que a no haverlo estimulado tanto su Celo y particular deseo

            de desempeñar en el modo posible quanto abrazaba la Real Orden de

            S.M., livertando de desgracias las Embarcaciones del comercio

            Nacional y persiguiendo a los Enemigos, no hubiera expuesto el Navío

            el Gallardo a los riesgos a que lo expuso por efecto de este celo,

            como es notorio y el Cargo o punto 7ª expresa.

           

           

           

            24ª Pregunta La limitación de la Caza a los Buques de su mando se

            entiende para que le sirviese de govierno quando llegasen con ella a

            alejarse tanto del Navío Comandante que sobreviniendo la Noche

            hubiese peligro de que con su maior andar amaneciesen fuera de su

            vista y peligrasen encontrando fuerzas superiores aun en la misma a

            quien daban la Caza, porque f. 99 v. / entonces no podían ser

            socorridos; pero esta limitación no tenía cavimiento interin que las

            que diesen la Caza podían descubrir las señales que se les hiciesen

            del Navío Comandante, que debía ir en su seguimiento con fuerza de

            Vela, y lo mismo el resto de la Esquadra, porque siendo el andar de

            las Fragatas maior que el de los Navíos, y en éstos haviendo

            desigualdad vastante sensible entre el Gallardo, que era el de más

            vela, y el Diligente, el de menos, no debía avandonar al menos

            velero, ni permitir que se alargasen las Fragatas de más vela que en

            el discurso de la noche siguiente a la Caza amaneciesen separados

            unos de otros, y para precaverlo todo, como es regular en qualquier

            General que se halla encargado de una Esquadra y es responsable de

            las separaciones. En la tercera de las órdenes y prevenciones para

            el Crucero advertí que si las Embarcaciones hubiesen sido avistadas

            por la mañana se les daría Caza todo lo que alcanzase el día, y si

            por ser mui veleras no se alcanzase a tenerlas vajo de Cañón hasta

            el anochecer, se dejaría la Caza contra ellas, navegando en el la

            noche para amanecer en el parage de reunión; esto en consideración a

            lo que en el discurso del día se podía adelantar la Embarcación más

            velera de la de menos vela. La quarta prevención dice que lo mismo

            se practicará con las que se descubriesen hasta las dos de la tarde,

            pero desde esta hora en adelante que se siguiesen el resto de la

            tarde y Noche, y si al amanecer no se hubiese conseguido estar con

            ellas, se navegaría en el día para restituirse al lugar de reunión,

            disponiéndolo en este modo con consideración a lo que en el discurso

            de 12 u 14 horas se alargaría de la Esquadra la Cazadora, y en el

            supuesto de que no amaneciese a la vista de la Esquadra y donde

            pudiese distinguir las señales que hiciese, f. 100 r. / pues si por

            ser el viento endeble no hubiese sido tanto lo que se hubiese

            alargado, entonces se le haría la correspondiente señal para seguir

            la caza arreglado a la prevención, se viese que la suspendía, o se

            le haría la de retirarse si conviniese para no apartarse la Esquadra

            del Crucero para el N. o para el S. largo tiempo y distancia, de que

            resultarían más graves inconvenientes contra la principal Comisión

            de proteger nuestro comercio de Yndias, como está explicado más

            difusamente en la respuesta 11. Que limitó la Caza por la parte del

            S. del Crucero a 8 leguas, entendiéndose esa en latitud por la

            dificultad de volverlo a recuperar con los vientos que por lo

            regular reynan por la parte del N. y NO., en cuio tiempo quedaría el

            Crucero avandonado y la Esquadra inhutilizada en su principal

            comisión de limpiarlo de enemigos, y de proteger nuestras

            Embarcaciones de comercio, pero esta limitación no se entendía por

            Rumbo obliquo, y así, en la Caza que dio la Magdalena, la Esquadra,

            que andubo menos que ella por ser de menos vela, la siguió a una

            distancia de más de 20 leguas, ni tampoco se entendía quando los

            vientos fuesen proporcionados para poder navegar al N. y S., como de

            las partes del E. o del O. y sus inmediaciones, no pudiendo dar

            regla fixa sobre este particular, y que las que dio fueron las

            generales para el govierno particular de cada Comandante quando

            llegase a estar donde no pudiese percivir las señales, como queda

            dicho, con atención a no avandonar el Crucero y a que no resultase

            pérdida del alguno de los Buques de la propia Esquadra.

           

           

           

            25     Al segundo punto está explicada la razón en la respuesta a la

            9ª pregunta, siendo lo que la Fragata Magdalena ni la Corsaria a

            quien ésta perseguía no se descubrieron del Navío Comandante f. 100

            v. / al amanecer del día 12, ni se volvieron a ver, que los dos

            Buques que avistaron parecieron a rumbo mui distinto del que havían

            quedado al anochecer anterior, porque haviéndosele seguido al NO.

            ellos se vieron al SSO., a cuio rumbo se les siguió desde el

            amanecer hasta las 12 del día sin haverse reconocido que se les

            entrase cosa alguna, y de seguir en la misma conformidad la tarde,

            se caía en varios inconvenientes, todos graves: el 1º la separación

            en la Noche, que era inevitable por la distancia que tenían y el

            rumbo que pudiesen tomar; 2º, hallarse la Esquadra fuera del Crucero

            a la parte del S. del él, y el viento por el NNE., contrario para

            volverlo a recuperar; 3ª, la maior dificultad de la incorporación

            aun en el parage de reunión, porque si ellos, consequente a las

            órdenes que tenían, hacían diligencia de ir a él, bien fuese en la

            noche o en el siguiente día, si se hallavan fuera de la vista de la

            Esquadra y ésta no estaba con anticipación en él para recivirlos, se

            daba lugar a que tomasen la determinación de ir en su solicitud,

            según las mismas órdenes, y era el modo de no encontrarse unos a

            otros. Para evitar esta confusión y sus malas resultas resolví ceñir

            el viento al mediodía, para que visto por los mismos Buques supiesen

            ser la Derrota de la Esquadra para el parage de reunión, en donde la

            encontrarían, como en efecto sucedió, pues para éste y otros casos

            semejantes se les tenía dado en el Pliego reservado con fecha 17 de

            Agosto y 8 de Septiembre el parage donde havían de acudir para

            incorporarse últimamente, que entre tanto que la Esquadra estaba

            fuera del Crucero, y quanto más tiempo tardase en volver a él, tanto

            más peligravan las Embarcaciones que volviesen de Yndias de ser

            apresadas, pues ésta tenía dos obgetos principales: 1ª, proteger el

            Comercio, livertándolo de caer en manos de los Enemigos, f. 101 r. /

            para lo qual era forzoso que estubiese en la latitud de la Recalada,

            como está dicha en la respuesta a la pregunta 14; 2º, hacer el corso

            contra las embarcaciones enemigas, pero siempre comprehendió que

            esto debía ser sin perjuicio conocido de aquéllo, y por esto en las

            órdenes que dio dice la misma tercera citada antes, que después de

            llegados al parage del crucero habrá allí un lugar destinado para la

            reunión, y entonces podrá darse Caza a dos Embarcaciones a un tiempo

            o más, volviéndose a incoporar, por lo qual, para llenar los obgetos

            y el de que los Buques no se dividiesen con motivo de las Cazas era

            forzoso señalar en éstas ciertos límites, y que la Esquadra o el

            Navío Comandante les siguiese todo lo que pudiese, pero que quando

            empezaban a estar separados, como sucedió en esta ocasión, procurase

            restituirse al parage de reunión a fin de que concluidas las

            funciones de los que daban las Cazas se incorporasen en él, y para

            que no peligrase la Fragata iba, como está dicho en la respuesta

            citada, vajo las órdenes del Comandante de un Navío, del que no

            debía separarse porque a donde éste no alcanzase con su vela y su

            fuerza, no le podía servir de auxilio en qualquier aprieto que se

            hallase. Que mediante haver estado la Fragata Magdalena fuera de la

            vista del Fénix, puesto que este Navío se hallaba destacado vajo las

            órdenes de aquel Comandante, éste es a quien pertenece responder

            sobre el Cargo de su separación, o hacérselo en toda forma, y de no

            haverse unido a la Esquadra, así como lo hicieron el San Julián y el

            Diligente, fuera de que las mismas órdenes y prevenciones tenían

            unos que otros, según las quales, y la dada para el parage de

            reunión, debió haver hecho diligencia de ir a él luego que se vio f.

            101 v. / separada por la latitud de 39 grados 55 minutos, más N. o

            más S., no habiendo ido sino por 39 grados y menos de medio, que es

            donde encontró con la Esquadra de Don Juan de Lángara, de suerte que

            estando el viento por el NNE., y de aquí al NE., se fue con la

            vordada al E. y ENE. después que se separó del San Julián en la

            noche del día 13, sin cuidar de ponerse en la latitud del Crucero,

            cuia diligencia era la primera que debía haver hecho para ir lo más

            prompto al parage de reunión.

           

           

           

            26     La señal hecha la tarde del día 11 de Septiembre, poco antes

            de las 6, fue consequente a un Cañonazo que la Magdalena havía

            tirado antes, como queriendo dar a entender que le entrava la

            Embarcación perseguida, cuia Caza se empezó a la 1ª de la tarde;

            ésta fue la 44 que se dice para que se sigua [sic] a las

            Embarcaciones avistadas, proporcionando la vela durante la Noche a

            fin de no amanecer fuera de la vista de la Esquadra. Esta señal fue

            la más adaptable en la circunstancia a la distancia a que se havían

            alargado una y otras, de lo que indicaba su Cañonazo, y de evitar

            que se empeñase sola con peligro de su pérdida o que amaneciese

            separada del Navíos a cuias órdenes estaba, que no podía andar tanto

            como ella.

                      Ulloa f. 102 r. /

           

           

           

            Oficio     Muy Señor mío: Teniendo entendido haver venido por el

            Correo de ayer la Orden de S.M. para que se celebre el Consejo de

            Guerra sobre la Conducta que tube en la mando de la Esquadra

            destinada a las Yslas Terceras en el año 1779, paso a V.S. una

            exposición que he formado y sirve de defensa, para que se sirva

            presentarla en mi nombre al Consejo de Guerra y leerla quando sea

            tiempo. Ygualmente le acompaño una Copia de la Real Orden

            instructiva, firmada del Excmo. Señor Marqués González de Castejón,

            para que arreglado a ella procediese, y otra de los varios Artículos

            de la Ordenanza de la Armada que se hallan citados en mi declaración

            y repetidos en esta exposición, hallándose raiados y numerados los

            puntos preceptivos de que hago mención, y otra Copia de la que el

            Excmo. Señor Director General, Don Luis de Córdova, me pasó, y lo es

            de la que havía recivido del Señor Marqués González de Castejón, a

            fin de que se tenga presente al tiempo de leer la exposición.

                 Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Junio 26 de

            1781. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa.

            Señor Don Jossef de Miranda.

           

           

           

            Contextación     Excmo. Señor. Muy Señor mío: Con Papel de V.E. de

            esta fecha he recivido la defensa que V.E. ha formado y debe leerse

            en el Consejo de Guerra que ha de celebrarse en el examen de la

            conducta de V.E. durante el mando de la Esquadra f. 103 r. /

            destinada a Yslas Terceras el año de 79, y los demás documentos que

            V.E. acompaña. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 26 de

            Junio de 1781. Beso la Mano de V.E. su más atento servidor. Jossef

            de Miranda. Excmo Señor. Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Muy Señor mío: Tratando en mi declaración y en la exposición

            que sirve de defensa en comprovación de haver cruzado la Esquadra de

            mi mando en el verdadero Crucero de la recalada de las Embarcaciones

            que vienen de Yndias; del encuentro el día 10 de Septiembre, en la

            tarde, de 1779 de un Vergantín Portugues, que hacía viaje para

            Europa, el qual encontró después con la Esquadra de Don Juan de

            Lángara y Huarte inmediata a las Yslas del Cuervo y Flores, a quien

            dio noticia del parage donde le havía encontrado y de la Caza que a

            su vista empezé a dar el día 11, será conveniente que en caso de que

            sobre este particular no se haía pedido Ynforme al referido

            Comandante, V.S. lo haga para el más completo convencimiento de

            quanto digo sobre este particular.

                 Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Junio 26 de

            1781. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor. Antonio de Ulloa.

            Señor Don Jossef de Miranda.

           

           

           

                 Muy Señor mío: En el día de ayer reciví la continuación de

            noticias de Embarcaciones españolas que fueron apresadas viniendo de

            las Yndias en el año f. 103 v. / de 1779, desde que se declaró la

            Guerra, cuia averiguación se ha estado haciendo con la maior

            actividad, y la paso a V.S. para que sirva de adición a la que se

            comprehende en mi exposición, pareciéndome no haver inconveniente en

            que éstas no estén vajo de una misma relación, pues siempre se

            corrovora más mi intento de provar que el Cargo que se ha intentado

            hacerme sobre su pérdida es enteramente infundado y por lo tanto

            fuera de toda razón.

                 Dios guarde a V.S. muchos años. Ysla de León, y Junio 30 de

            1781. Beso la Mano de V.S. su más seguro servidor, Antonio de Ulloa.

            Señor Don Jossef de Miranda.

           

           

           

                 Excmo Señor. Muy Señor mío: Queda en mi poder la relación que

            V.E. se sirve remitirme con Papel de oy y sirve de adición a la que

            acompañó V.E. a su defensa, cuio Papel haré insertar en su debido

            lugar.

                 Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de León, 30 de Junio de

            1781. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E. su maior servidor. Jossef

            de Miranda. Excmo. Señor. Don Antonio de Ulloa. f. 104 r. /

                La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa       

            

                        Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander

                        Central Hispano 1999-2000

           

 

 

     La campaña de las Terceras

                            Antonio de Ulloa      

            

           

           

           

            Exposición que el Theniente General de la Real Armada Don Antonio de

            Ulloa hace al Consejo de Guerra

            sobre los puntos del Ynterrogatorio en que ha declarado ante el

            Mayor General de la Armada Don Buenaventura Moreno, y sirve de

            Defensa.

                 La voluntad de S.M. y su Soverana Resolución, que siempre

            reverencia mi humildad con aquel profundo respecto [sic] que es tan

            propio y natural en la fidelidad, justo y debido en quien con

            lealtad, amor y deseos del acierto le sirve, ha tenido por

            conveniente que se examine mi conducta en el mando que tube de la

            Esquadra destinada a las Yslas Terceras en el año de 1779 por el

            Consejo de Guerra, después de haverse practicado en diligencia por

            las tres diversas Juntas que desde el 26 de Octubre de aquel año han

            entendido en ello con quantas formalidades y atenciones eran

            correspondientes a un asumpto que se hallava recomendado por S.M.; y

            en tanto se interesa el Real Servicio esta nueba providiencia hace

            visible, desde luego, los efectos propios de la equidad en la

            rectitud con que la misma Justicia del Soverano la ha dispuesto,

            siendo al mismo tiempo la más favorable y propicia que Yo podía

            esperar, porque mediante ella se hará notoria mi conducta, las dudas

            que se subsitaron de resultas de la Campaña se desbanecerán, mi

            celo, aplicación y desvelo al más exacto cumplimiento de las Reales

            órdenes subsistirá en la opinión y concepto que siempre he tenido, y

            se hará notorio que quanto practiqué fue dirigido por los mejores

            deseos de acierto, arreglándome a lo que alcanzó mi comprehensión,

            según lo que me estaba prevenido en la Real Orden y a lo que

            permitieron los tiempos y las circunstancias en que la Esquadra se

            halló; porque aunque las Juntas lo examinaron prolijamente,

            haciéndose capaces de todo ello hasta quedar plenamente satisfecha,

            y consequente a ello informaron f. 105 r. / a S.M. después de

            tenerlo concluido, haviendo sido privados los exámenes y las

            averiguaciones que practicaron, igualmente que todos los Ynfórmenes

            que hicieron, no han transcendido al público sin embargo de que

            estos pareceres no deberían ser de menos convencimiento que el del

            Consejo de Guerra, a causa de haverlos formado con conocimiento de

            lo que resulta de los Diarios, y que la exposición de los testigos

            en aquellos asumptos, a donde alcanza su comprehensión, que eslo que

            se aumenta en parte en el Consejo, no puede adelantar cosa alguna

            sobre lo que contienen aquéllos en las materias y puntos que pueden

            tener decisión por ellos. Desde que empezaron las Juntas referidas a

            tener conocimiento de este asumpto fue mi principal deseo dar una

            plena satisfación sobre todos los puntos que hubiesen subsitado

            motivo de dudas en la Real Comprehensión, no correspondiendo otra

            cosa a la Obligación en que se halla constituido mi propio honor,

            como buen servidor que siempre he sido de S.M. y con maiores motivos

            en mí que en otra Persona por la elevada graduación que la piedad de

            S.M. se ha dignado colocarme, y por los créditos y el concepto

            adquirido en los servicios hechos en todos los tiempos con notoria

            aceptación de los tres Soveranos que han reynado desde que que

            empezé la Carrera en este servicio. Así lo practiqué en quantos se

            me participaron, sin que fuese necesario que sobre las respuestas

            que di a los 9 puntos que originales se me pasaron se me reprodugese

            cosa alguna por haverlo satisfecho completamente sin dejar en ello

            ningún género de duda; esto mismo reproduzco en la Declaración que

            tengo hecha al Ynterrogatorio de 26 puntos que se me ha presentado

            por el Maior General de la Armada, resultándome de ello la

            satisfación de que lo que para con aquéllas expliqué con ingenuidad,

            quedando reservada su noticia y conocimiento a ellas solas, f. 105

            v. / no lo será por este méthodo, y que mis exposiciones se afiancen

            más con los Testigos, siendo el medio propio y natural para

            desvanecer todo género de duda y de que S.M. logre la plena

            satisfación que corresponde, mediante lo qual mi honor quede

            plenamente indemnizado, como lo debo esperar de la Real

            justificación y beneficiencia sin el más leve escrúpulo que indique

            duda sobre el verdadero amor, celo y fidelidad con que procedí

            dirigido en quantas operaciones practiqué a el mejor servicio del

            Rey y beneficio de la Nación.

                 Nada persuade tanto la fidelidad del Súbdito y la lealtad del

            buen Basallo como la resignación y humilde conformidad a las justas

            disposiciones y providiencias del Soverano, y nada contribuirá tanto

            a mi justificación como el deseo de hacerla completa en un modo que

            las razones que tengo expuestas en mi Declaración, afianzadas con lo

            que consta del proceso, persuadan con la misma sinceridad que mi

            ingenuidad las ha producido, y sean suficientes para que S.M. quede

            con plena confianza de haverlo servido con el celo, aplicación,

            inteligencia y acierto que siempre lo he practicado. Mis expresiones

            no tendrán el pomposo aparato de la eloquencia ni el estilo sublime

            y florido que es regular para dar vigor a las razones que expondré

            en defensa de mi causa, pero me prometo que su sencillez y

            naturalidad será un equivalente que las acredite y les dé el

            valimiento necesario para que los mismo hechos sirvan de

            convencimiento de haver observado una conducta regular conforme a

            las obligaciones de mi encargo, y al recto fin de desempeñarlas

            completamente hasta los términos a donde puede estenderse el celo

            más fervoroso y acreditado.

                 No he juzgado conveniente estender esta exposición produciendo

            todas las razones que correspondían a los 26 puntos que contiene el

            Ynterrogatorio por 3 razones: la primera porque de practicarlo f.

            106 r. / en este modo sería en parte reproducir lo mismo que está

            dicho en mi Declaración, y hacerla demasiado difusa y molesta, lo

            qual lejos de contribuir al Fácil conocimiento de la causa y a las

            razones en que se funda la defensa, en lo mismo que la alargaría

            resultaría confusión por la multiplicidad de razones y repetición de

            unas mismas cosas. Lo segundo porque en el Ynterrogatorio se

            reconoce alguna repetición en ellos; y lo tercero, porque varios de

            estos puntos no se deben graduar lejítimamente por Cargos, siendo

            reproducciones que se han formado después, deduciéndolas de las

            razones que expusé en las respuestas a las Juntas a los 9 primitivos

            puntos, en cuio modo pudieran multiplicarse sin término. Para evitar

            la Confusión y la repetición, me ha parecido ser lo más conforme a

            la Claridad resumir a 6 lo esencial que comprehende el

            Ynterrogatorio y tratar de ellos con la brevedad que conviene.

                 Estos 6 puntos 2 son: 1º, la Derrota que la Esquadra hizo a las

            Yslas del Cuervo y Flores; 2º, el Crucero que tubo durante el tiempo

            que se mantubo allí; 3º, los motivos que tubo para no haver

            incorporado en la Esquadra la Urca Santa Ygnes; 4º, el no haver dado

            Caza a todas las Embarcaciones que se avistaron durante el viaje, y

            con particularidad a la descubierta el día 22 de Agosto al concluir

            la tarde; 5º, la causa de no haver continuado desde el mediodía 12

            de Septiembre por la parte del S. del Paralelo, donde tenía señalado

            el Crucero acia donde havía ido dando Caza la Fragata Magdalena; 6º,

            sobre las velas descubiertas el día 29 de Julio. Estos abrazan lo

            esempcial del Ynterrogatorio, y para el perfecto convencimiento

            citaré al margen los puntos de la Real Orden instructiba de S.M.

            sobre que se fundaron mis determinaciones y los artículos de la

            Ordenanza de la Armada que son conformes a ellos. f. 106 v. /

                 Preveníame la Real Orden de 23 de Maio de 1779 que hiciese

            rumbo a las Yslas del Cuervo y Flores, cuio parage en aquella

            Estación es la recalada de las más Embarcaciones del Comercio de

            Yndias, para proteger con dicha Esquadra el nuestro, interceptar el

            de los Yngleses, atacando y vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y

            mercantes que encontrara; en esto no se prefixó la Derrota que havía

            de seguir para ir aquellas Yslas, ni era regular hacerlo, mediante

            quedándome S.M. suficiente de su Real mente me vastaba ésta para que

            Yo la dispusiese en el modo conveniente a su más exacto

            cumplimiento, como lo previene la Ordenanza de la Armada, tomo 1º,

            folio 49, artículo 10; y así lo practiqué desde el parage en donde

            se hallava la Esquadra con la convinada, luego que me separé de ella

            en las inmediaciones de la Ysla de Sisarga en el Cavo de Finisterre,

            procurando que fuese la más corta y precaviendo los riesgos y

            peligros que pudieran ofrecerse en este tránsito, como lo explican

            las advertencias que en dicha Derrota tube por conveniente hacer.

            Arreglado a ella practiqué toda la navegación en quanto lo

            permitieron los vientos, unas veces contrarios, otras calmosos y

            otras de temporales; todo esto lo confirman los declarantes

            unánimemente, y que se aprovecharon en quanto permitieron, mediante

            lo qual queda provado este punto, sin poderse ofrecer duda en ello,

            por lo que es superfluo dilatarme en ello.

                 Señalé, arreglado a la misma Derrota, por parage de reunión, o

            randebu, la Ysla Tercera por la parte del Norte de ella, a su vista,

            y después de éste otro 2º en las del Cuervo y Flores por la parte

            del O. en la latitud 39 grados y medio y de 7 a 8 leguas distante de

            ellas, a causa de ser por aquella inmediación el parage del Crucero.

            Hasta el día 16 de Agosto permaneció toda la Esquadra incorporada,

            pero haviendo sobrevenido desde el principio de la Noche precedente

            el primer recio temporal del NO., que me pareció f. 107 r. /

            extraordinario por estar todavía en la Estación del Berano,

            empezaron con él las Averías y desastres de la Esquadra y a

            interumpirse en mucha parte la navegación, que hasta entonces se

            havía seguido con regularidad, porque haviendo amanecido ésta

            separada en el todo fue preciso hacer diligencia de su

            incorporación, y para ello suspender la Derrota que llevaba,

            retrocediendo de ella hasta volver al parage en donde la Esquadra

            estubo completa al anochecer el día antecedente, quando empezó el

            temporal; sin embargo de esta diligencia quedó desunida la Fragata

            Santa Mónica, y la Esquadra, reparada en aquel modo que era posible,

            volvió a continuar el viaje con vientos contrarios en demanda de la

            Ysla Tercera, a la qual dio vista el 26 al mediodía estando en la

            latitud de 39 grados 34 minutos y medio; al mismo tiempo que se hizo

            esta descubierta conocí que el viento, que estaba por el O., tomaba

            demasiado cuerpo y que el cariz anunciaba otro temporal como el que

            se havía experimentado 10 días antes; que acia la parte de Tierra se

            cargava demasido de niebla, con cuio aparato resolví mudar de vordo

            poniéndome con la Esquadra de la parte del N. Es combeniente

            advertir que en aquel día se havían notado 8 minutos de diferencia

            en latitud para el S., lo qual indicaba corrientes para esta parte,

            siendo éstas mui comunes allí, y era otra razón más para no deber

            permanecer allí con la Esquadra, contingencia de que creciesen, como

            sucedió, y ir a dar sobre aquella o las otras Yslas contiguas sin

            poderlo evitar. Así lo explica el 1er Piloto del Fénix, Don Juan de

            Porta, en su Declaración. Mi resolución fue tan acertada en rumbo, y

            también tomada en tiempo, aprovechando instantes, que a las 5 de la

            tarde el viento ya havía rodado hasta el NNO. y en un temporal

            verdadero de travesía, pues a las 6 y media, después de tomar todos

            los rizos a las Gavías, fue preciso aferrar el Velacho y quedar con

            Gavia, Trinquete y Mesana. El Comandante del Fénix, Don Francisco

            Melgarejo, f. 107 v. / en su ratificación lo testifica así y dice:

            Que tubo por mui acertada esta resolución; sabido es de los Náuticos

            inteligentes el peligro que se corre quando se está en las

            inmediaciones de Tierra con temporales de travesía, Mares gruesos,

            corrientes que tiran acia ellas, y mucha cerrazón; que todos éstos

            son peligros grandísimos para las Embarcaciones a quienes las coge

            en tal disposición; y éstos son los que Yo evité con la Esquadra

            tomando el vordo que convenía para conseguirlo. Los vientos

            permanecieron por la parte del N. y del NO. con la misma fuerza a la

            del primer día, acompañándoles la cerrazón y llubias, y aunque en

            algunos cortos intervalos hacia recalmones repentinos, se repetía

            volver a ventar por la misma parte; la observación de la latitud no

            se consiguió el día 27 y el 28, permaneciendo el viento por allí,

            como ba dicho; se reconocieron 17 millas, o 6 leguas, de corrientes

            al S., motivos todos mui suficientes para deber Yo aplicar mi

            cuidado a evitar en la Esquadra los desastres y peligros que tantos

            otros han experimentado por no haverlo observado así, y que han dado

            lugar a que quantos Pilotos experimentados se reconocen den el

            correspondiente resguardo a estas Yslas, procurando alejarse de

            ellas después que montan las del Cuervo y Flores, sin exponerse a

            que les sobrevenga, estando por la travesía de la Graciosa, San

            Jorge y Tercera, algún temporal del N. o del NO. que los ponga en

            riesgo. Esta precaución es tan general que no sólo allí, sino es en

            quantas Costas o ensenadas ay, se observa, con la diferencia de que

            en unos parages sean más urgentes que en otros, y aquellas Yslas son

            en este particular las que piden maior cuidado a causa de los

            vientos por el N. y NO., que por lo regular son violentos,

            acompañándoles la mucha Mar, la Serrazón y las corrientes. Serenado

            el tiempo volvió a navegar la Esquadra desde el día 28 en la tarde

            en su Derrota, pero esto fue con el viento contrario por el ONO.,

            O., y hasta el NNO. f. 108 r. / dejándose entender por ello que fue

            mui poco lo que podía adelantar acia el O., que era lo que debía

            hacer con el fin de descubrir las Yslas del Cuervo y Flores por la

            del E., según estaba prevenido en la Derrota que tenía dada a la

            Esquadra. Esto mismo dice el maior número de los testigos, y de

            maior concepto, como son los primeros Comandantes de los Buques, el

            Maior de la Esquadra y los primeros Pilotos.

                 Avistada la Ysla Tercera, como queda dicho, quedaron

            berificados y cumplidos en lo principal 2 puntos esempciales, el uno

            de éstos perteneciente a la Real Ynstrucción de S.M., el otro a las

            que Yo tenía dadas a la Esquadra sobre el primer parage de reunión.

            Aquél lo estaba en haver hecho hasta allí la Derrota correspondiente

            para las Yslas del Cuervo y Flores, mediante que estaba ya por su

            paralelo y en su inmediación, como que sólo distan una de otra 38

            leguas, en cuio corto espacio poca diferencia podía ofrecerse en la

            navegación que restaba que hacer, aun quando los vientos no

            permitiesen ir a ellas directamente, como sucedió en esta ocasión,

            siendo aquella Ysla nuebo punto de partencia donde se corrigieron

            los errores grandes o pequeños que podía haver en la travesía de las

            280 leguas que ay desde el Cavo de Finisterre hasta allí. Este es

            otro punto principal, lo quedó también mediante que habiéndose

            avistado la Ysla y no descubriéndose en aquellos contornos

            embarcaron [sic] alguna, no quedaba duda de no estar en ellos la

            Fragata Santa Mónica, ni por aquellos parages, pues por resguardo a

            la misma Ysla se había hecho Payro durante toda la Noche presente,

            hallándose la Esquadra en 40 grados escasos, por lo qual disminuió

            los 26 minutos que ay desde ellos hasta los 39 grados y 34 minutos y

            medio, que vienen a ser cerca de 9 leguas, con día en la mañana del

            26, y así, ni a la vista de la Ysla ni fuera de ella se hallaba la

            Fragata que solicitaba, lo que está confirmado por la Declaración de

            su Comandante Don Manuél Núñez Gauna de no estar en aquel f. 108 v.

            / día ni en los siguientes por aquellos parages. La entrada de este

            segundo temporal, como queda dicho, fue tan prompta que no permitió

            por entonces que llegase a la voz de la Fragata Magdalena para

            informar sobre la Certura de la Tierra que havía descubierto, ni lo

            egecutó hasta el 29 a las 4 y media de la tarde, que era la

            singladura de éste al 30, pues hasta el 28 de mañana no se pudo

            marear el Velacho, y esto fue con todos los Rizos tomados, pero a

            las 6 y media de la misma tarde, haviendo buelto a arreciar el

            tiempo, fue forzoso volver a quedar sólo con Gavia arrizada y el

            Trinquete, siendo mucha la Mar correspondiente al viento, la

            cerrazón y la repetisión de los aguaceros, que permanecieron con

            tesón hasta el 29, aunque por la latitud que se observó el día 26 y

            por la Derrota que se havía hecho hasta allí, debía ser la Tercera

            la Tierra descubierta; para quitar todo género de duda en ello le

            hice reconvenir al Comandante de la Magdalena, quando llegó a la

            voz, si acaso no podía ser el Pico o el Fayal, a lo que respondió

            que no le parecía, por haver visto un Mogote separado de ella y a la

            parte del O., con lo que no me quedó que dudar por darlo por señal

            segura los Derroteros Portugueses, y aun la Carta del año 75 pinta

            este Mogote; no podía ser en ningún modo la Graciosa, como sospechó

            Don Pedro de Leiba, a causa de que por los mismos Derroteros esta

            Ysla es mui vaja, rasa y tiene otra extensión, motivos por que

            tampoco podía descubrirse a la distancia en que la Esquadra se

            hallava de ella por la latitud que se havía observado, y así quedé

            asegurado en ser la Tercera y de la situación de la Esquadra.

                 Dudo que hasta aquí pueda encontrarse reparo en mi conducta,

            pues ¿quál será el Comandante de Esquadra o de Buques suelto, o el

            Piloto de inteligencia que si se hubiese hallado allí en iguales

            circunstancias no hubiera practicado lo mismo?, pues de no f. 109 r.

            / hacerlo no sólo se exponía a los peligros que eran visibles, y

            ningún Naútico ignora, sino que se acreditaría de cortedad de luces

            y conocimiento en la navegación con total ineptitud para mandar, por

            ser una de las cosas que se aprehenden mui desde los principios en

            la navegación los resguardos que se deben dar a las Tierras con los

            vientos recios de travesía, los que se han de observar quando ay

            corrientes que llevan para ellas, quando no ay seguridad de observar

            la latitud estando por su travesía, siendo Tierras o Yslas que

            corren del E. al O., y el cuidado con que se ha de navegar en estas

            circunstancias, no menos que quando están expuestas a tomarse de

            Nieblas obscuras, pues de la falta de estas precisas atenciones han

            resultado, y resultan, los naufragios y pérdidas lastimosas de

            muchas Embarcaciones, cuios egemplares no necesito traerlos a

            consideración por ser mui conocidos.

                 Hasta este punto, aunque la Esquadra tenía ya descalabros, el

            principal y de más cuidado no se havía manifestado en toda su

            fuerza, porque el Agua del Gallardo no havía tenido considerable

            aumento y por lo tanto continuaba en su Derrota, haciendo la

            diligencia, al igual que los otros Buques, que permitían los vientos

            para ir a descubrir el Cuervo y Flores por la parte del E. navegando

            por el Paralelo de los 40 grados con poca diferencia de minutos al

            S. o al N., siendo el que havía Yo determinado en la Derrota y el

            mismo en que está la Ysla del Cuervo y Flores y las Terceras, para

            ver si en él se encontravan los 4 ó 5 Navíos Yngleses y algunas

            Fragatas de que se me daba noticia en dicha Real Orden, pues a no

            haver llevado en la Derrota esta mira, la hubiera dispuesto en la

            forma que se practica comunmente, y es desde los 41 grados a los 42

            hasta estar en el meridiano del Cuervo y Flores, o cerca de él,

            bajando después f. 109 v. / a los 40 grados para descubrirlas bien

            fuese por la parte del E. o por la del O. Los vientos empezaron a

            calmar, como está dicho en mi Declaración, desde el 31 de Agosto por

            la mañana, y el 1º de Septiembre se pusieron por el ONO., volviendo

            a calmar desde las 7 de la noche de este último día hasta las 3 de

            la tarde del 2, con que en este intermedio que fue de 16 oras, hubo

            38 de calmas y ventolinas mui flojas, y las restantes 18 de viento

            contrario, reconociéndose en ello no haver sido posible hacer

            navegación de formalidad, y muchos menos para aquella parte a donde

            se dirigía con la Esquadra. Estando en esta disposición el 1º de

            Septiembre, y siendo preciso vordear, determiné aprovechar los

            vientos contrarios haciendo primero la vordada del N., por ser la

            que más convenía, así para grangear algo para el O. como para dar

            cumplimiento a la Real Orden. Lo 1º porque la vordada del S. con los

            tiempos calmosos llevaban la Esquadra hacia las Yslas y la ponían en

            peligro, como tengo explicado en la Declaración, quando menos de

            desembocar a la parte del S.,como lo explica mui a punto en su

            Declaración Don Francisco Bermúdez. Lo segundo porque entre aquellas

            Yslas y en sus cercanías nunca podía suponer que estubiesen los

            Navíos Yngleses que buscaba, no teniendo obgeto para ello por no ser

            tránsito por su vanda del N. para ir a los surgideros de la Tercera

            y el Fayal, que están en la del S., bien fuese para los Navíos de

            comercio Yngleses o para los Portugueses, ni menos ser Derrota de

            los Españoles que vienen de América, que pasan, como tengo dicho, en

            otra parte de los 40 grados para arriva, por más latitud, razón por

            que juzgué, no sin vastante fundamento, que de estar estos Navíos

            Enemigos a la parte del E. del Cuervo y Flores, entre éstas y las

            Terceras, no podía ser en otra parte que entre los 40 grados y los

            42 con poca diferencia, por ser en donde se les proporcionaría

            apresar más embarcaciones que viniesen de América, sacando ventaja

            para sí y perjuicio contra nuestro comercio. Otro adelantamiento

            havía en ello además de los motivos f. 110 r. / antecedentes, y es

            que por la vordada del N. con el viento por el O. adelantava alguna

            cosa acia esta parte por ser en favor la variación, y con la del S.

            retrocedía para el E., exponiéndome además de esto a que las

            corrientes, que con las calmas y ventolinas eran más sensibles en su

            inmediación que en alguna distancia de ellas, me obligasen a

            desembocar para el S., y es lo que debía evitar para dar

            cumplimiento a mi Comisión, y no estraviar la Derrota que llevaba.

            El 3 de Septiembre, desde las 6 de la mañana, volvía la Esquadra con

            la vordada del S. estando el viento por ONO., como está explicado en

            mi Declaración, y a las 9 hizo el Gallardo la señal de su grave

            incomodidad, quedando desde entonces la Esquadra sin livertad para

            navegar en Derrota hasta el 6 en la tarde que volvió a seguirla,

            cuios días no deben por esta razón contarse en los del número del

            viaje, haviéndolos empleados en premeditar y disponer lo que se

            havía de practicar con aquel Navío, en providenciar lo conveniente

            para minorar su peligro, en repetir los reconocimientos con la mayor

            proligidad y en proveerlo de lo necesario para que en qualquier

            aprieto que le sobreviniese no le faltase disposión, para achicar el

            Agua quando creciese en exceso, como también sucedió; este punto lo

            explica vastante en su Declaración el Comandante del mismo Buque,

            Don Antonio de Olaondo. Por lo expuesto se vee [sic] no tener

            cavimiento reparo alguno en esta Derrota, ni menos ser regular

            mirarse como variación de la que tenía dada el haver navegado grado

            y medio para el N. quando los vientos eran contrarios para ir al O.,

            mucho menos haviendo unos motivos y fundamentos tan graves como los

            que quedan explicados, porque qué Esquadra será la que

            experimentando vientos contrarios para hacer la Derrota que lleba no

            haga Bordadas más o menos largas, de una parte o de otra, según lo

            que más le convenga, para lo que siempre es preciso f. 110 v. /

            separarse algo de la que llevaría si el viento les fuese favorable.

            Son tan comunes estos egemplares que no ay otros que lo sean tanto

            en las Navegaciones, y sería por demás referirlos; no obstante, no

            excusaré recordar el singular y felicísimo acaecido en el año último

            al Theniente General y Director de la Armada Don Luis de Córdova en

            su salida de esta Bahía con la Esquadra de su mando los día 30 y 31

            de Julio con el fin, según la pública voz, de ir a esperar los

            Yngleses que se hallaba [sic] en el Canal y se recelaba estar

            dispuesta a venir a estos parages. Las órdenes dadas por este

            General eran de ir a apostarse como 20 leguas al ONO del Cavo de San

            Vicente, cruzando desde esta distancia o poco más hasta el dicho

            Cavo, por ser el parage en donde podrían encontrar a la Enemiga. Los

            vientos de la parte del N. no le dieron lugar a atracarse a la

            Tierra y siguiendo la vordada del O. llegó a ponerse por la latitud

            de 35 grados 50 minutos, en 15 grados 23 minutos de longitud

            meridiano de Paris, distante de dicho Cavo 100 leguas con corta

            diferencia al OSO. dél; este estravio a que le precisaron los

            vientos proporcionó la ventaja más señalada que ha havido hasta el

            presente en la Guerra, pues mediante ella se tomó el crecido Comboy

            Ynglés, que la casualidad le hizo encontrar en aquel parage, ¿y aun

            quando no hubiese logrado esta felicidad, se estimaría por mudanza

            de la derrota el haver hecho la vordada que el viento le obligaba?,

            no parece regular, y por la misma razón no puede tenerse por tal en

            mí, quando ni la distancia a que io la estendí fue tanta la

            diferencia como en aquélla, ni los motivos fueron menos graves que

            en ella, pues en ningún modo salí de la Derrota, iendo siempre en

            ella buscando la que hacen las Embarcaciones que vienen de América

            con el fin de encontrar a éstas y con el de solicitar a los Enemigos

            por los mismos parages en donde era regular que estubiesen. f. 111

            r. / En este modo lo esplican los testigos en sus Declaraciones, y

            con más individualidad Don Francisco Bermúdez, diciendo que concive

            se hizo la Derrota que correspondía para aquellas Yslas,

            acreditándolo así varias embarcaciones que se avistaron durante

            ella, siendo este el maior combencimiento que puede darse.

                 Además de lo antes dicho, si Yo fui arvitro para disponer la

            Derrota, ¿cómo la juzgué ser más conforme a la Real mente de S.M.

            para el destino y fin que la Esquadra llevaba, según lo que se me

            prevenía en la instrucción y lo dice la Ordenanza en el artículo

            citado? Si lo fui para prevenir en ella todas las advertencias que

            juzgué convenientes para su acierto y seguridad, ¿por qué no debí

            serlo igualmente quando los vientos no se proporcionaron para

            seguirla directamente, para disponer las vordadas en el modo que me

            pareció más conveniente y conforme según lo practica todo Comandante

            de Esquadra o de Navíos para aprovechar los vientos contrarios en

            ganar distancia acia el parage de mi destino, y en reconocer en

            aquéllos donde podía encontrar a los Enemigos sin hacer extravío en

            ella, siendo este el primer caso en que haia visto visto formarse

            Cargo sobre las vordadas y rumbos que se hacen en la navegación

            quando los vientos son contrarios?, ¿por qué se me ha de atribuir a

            falta, y como si fuese delito, el haver tomado las precauciones que

            me parecieron inescusables para livertar la Esquadra de los peligros

            que juntamente concevía si permanecía en la inmediación del

            Archipiélago de Yslas que forman la Graciosa, San Jorge y las otras

            que están contiguas, así como en la Derrota que di escrita lo

            practiqué? Asimismo, ¿por haver dispuesto conveniente por evitar los

            atrasos, qué se originarían si se viese en la precisión de

            desembocar al S.? Si no haviéndolo hecho en este modo hubiese

            resultado la pérdida de algún f. 111 v. / o de algunos de los Buques

            que me estavan encargados, como estuvo mui en términos de sucederle

            al Navío Dragón sobre la Ysla de Flores, cuio egemplar debe abrir

            los ojos para conocer el cuidado y precaución con que se debe

            navegar por allí, ¿se me livertaría de los Cargos que resultarían

            contra mí por haver expuesto la Esquadra con conocimiento de los

            peligros y con experiencia reciente de corrientes, Zerrazones y

            temporales?; en éste acaso se acriminarían los Cargos con el fundado

            principio de los temporales repentinos experimentados antes, con los

            Cerrazones y nieblas sobrevenidas con frequencia, con las corrientes

            observadas en los días precedentes, y con particularidad la del 30

            de Agosto, de algo más de 12 leguas para el Sur, y con las Calmas,

            concluiéndose de ello navegado sin la correspondiente aptitud y

            disposición para mandar una Esquadra con el acierto que conviene.

                 De todo lo que queda referido se convence sin admitir duda que

            la vordada que tomé en aquellos dos días, 1º y 2º y hasta la mañana

            del 3 de Septiembre, fue la más propia para cumplir las órdenes de

            S.M. en los dos principales fines de proteger nuestro Comercio de

            Yndias, reconociendo los parages por donde después de haver hecho la

            recalada al Cuervo siguen su navegación; y de solicitar los Navíos

            Yngleses, la seguridad de la Esquadra y adelantar acia el Crucero

            todo lo posible para llegar a él con la maior brevedad, debiendo

            añadir que aun quando los vientos hubiesen sido proporcionados para

            ir al Cuerbo sin interrupción por el Paralelo de los 40 grados que

            llevaba, al estar en esta Ysla hubiera por precisión dado una

            vordada para el N, estendiéndome en ella de 1 a 2 grados, para

            asegurarme de no dejar por la Espalda el Enemigo que buscaba, y de

            estar aquel tránsito limpio de Corsarios, que eran los principales

            cuidados de mi atención. Todo lo qual es conforme a lo mismo que se

            dice en la recombención 11ma del Ynterrogatorio, de que antes f. 112

            r. / de ir al Crucero debía buscar al Enemigo por los parages donde

            deben transitar las Embarcaciones propias, para dejarles libre el

            paso, y mediante haverlo hecho así, en esta recombención se padece

            equivocación de concepto, por aconsejarse en ella lo mismo que

            practiqué, y que todo otro camino que hubiese tomado sería fuera del

            que hacen las Embarcaciones que vienen de Yndias.

                 Se dice en el Ynterrogatorio que la Esquadra no estubo en el

            verdadero Crucero de la recalada de las Embarcaciones que vienen de

            Yndias para proteger el Comercio nacional, fundándose en sóla la

            circunstancia de no haver dado vista a las Yslas de Cuervo y Flores,

            siendo uno de los principales encargos de la Real Orden la

            protección del comercio en la recalada de las Embarcaciones que

            vienen de Yndias. En las respuestas que di sobre este particular al

            Ynterrogatorio está demostrado de un modo que no admite duda haver

            cruzado precisamente en el parage de la recalada, sin haverse

            apartado de él la Esquadra hasta que fue preciso dejarlo para venir

            a España. Dos cosas esempciales ay que observar en este particular y

            son, la primera, si la Esquadra tubo proporciones para avistar las

            Yslas del Cuervo y Flores y no lo hizo por omisión, descuido o falta

            de conocimiento; la segunda, si estubo o no, verdaderamente, en la

            recalada de las Embarcaciones que vienen de Yndias y Yo pude quedar

            dudoso de ello si llegó hasta las inmediaciones del Cuervo y Flores

            y fue justo el retirarse ante de descubrirlas. Todo esto se halla

            explicado y provado en la Declaración, y sólo para que sirva de

            maior conocimiento amplificaré aquí las razones que lo califican.

                 En el punto antecedente está explicado no haver perdido tiempo

            alguno en la Derrota, y que la que practicó la Esquadra fue la más

            derecha y corta que permitieron los vientos para conducirse a aquel

            Destino; mediante esto su llegada al paralelo del Crucero fue la más

            prompta que puede f. 112 v. / ser. Después de estar en él no perdió

            día ni instante en hacer diligencia de ir a el Cuervo, con que el no

            haverle dado vista no fue por no haver practicado quanto

            correspondía para este fin, sino porque los tiempos y los accidentes

            no dieron lugar a ello.

                 Del 26 de Agosto al 9 de Septiembre median 14 días; en aquél

            fue la descubierta de la Ysla Tercera, y en éste llegó la Esquadra

            al Crucero a la parte del O. del Cuervo y Flores. Lo primero que

            acaeció en el intermedio de estos días fue el 2º temporal del NO.,

            que duró hasta el 29 en la tarde; a esto siguieron los vientos

            contrarios por el NO y el O. en los [sic] 29 y parte del 30 y

            después siguieron mui pocas horas las ventolinas de 1 a 1 milla y

            media por el NNE. al ENE., que se aprovecharon, y luego las calmas

            del 31 y 12 de Septiembre, después se repitió el viento contrario

            parte del 1º y 2º, y luego se siguió el accidente del Gallardo el

            día 3, y el Payro hasta el 6, con que en todo este tiempo la

            navegación que se hizo fue mui corta, proporcionada a estos tiempos,

            pero siempre haciendo diligencia de ir a las Yslas del Cuervo y

            Flores y del Crucero a la parte del O. de ellas, con que por la poca

            distancia que se andubo y días que se emplearon no pudo hacer

            diferencias maiores en longitud, y la llegada el día 9 de 342 grados

            y 24 minutos, según la Carta francesa del año de 1776, no admite

            duda el ser ya allí el parage del Crucero, porque siendo la longitud

            del Cuervo y Flores, por la misma Carta, 344 grados 37 minutos,

            tomada al O. de dichas Yslas, es la diferencia 2 grados y 13

            minutos, que hacen 36 leguas y media, las mismas que se explican en

            la Declaración, por cuia razón y la de haver navegado desde allí

            para el E. en demanda del Cuervo hasta el encuentro con la Fragata

            Enemiga no pudo quedarme duda, ni haverla tenido, de estar la

            Esquadra en su verdadero Apostadero, y de haver cruzado por él desde

            aquella distancia para las dichas Yslas a excepción f. 113 r. / del

            Tiempo en que dio la Caza a aquella Fragata, corrovorándose esta

            evidencia primero por la conformidad que ay en los puntos de los que

            han declarado en el Proceso, como explicaré; segundo, con el

            encuentro con las Embarcaciones que se avistaron y iban en demanda

            de las Yslas del Cuervo y Flores por el Paralelo del Crucero, una de

            10 de Septiembre a las 11 y quarto del día, siendo ésta la que

            después habló con la Esquadra de Don Juan de Lángara a la vista de

            dichas Yslas y le dio noticia de la Esquadra de mi mando, otra, la

            enemiga, en día 11, y otras, las dos que se avistaron el 12

            navegando con el Fénix y el Diligente también hacia la 2ª de ellas;

            y 3º, con las señales de la inmediación de dichas Yslas en los

            Pajarillos pequeños de tierra y en la calidad de las Aguas, sin

            permitir equivocación con que por todos los títulos y razones se

            convense que la Esquadra estubo cruzando en la verdadera recalada de

            las embarcaciones que vienen de América, y que haviendo dado vista a

            la Ysla Tercera, que dista tan poco de las Yslas del Cuervo y

            Flores, ninguna duda podía tener lugar, maiormente haviendo llevado

            el punto tan ajustado, que desde la última marcación de Cavo de

            Turriana, en el de Finisterre, hasta allí, en que ay 280 leguas,

            sólo hallé la diferencia de medio grado en longitud, que hace 7

            leguas, según la dicha Carta, con que a proporción en las que navegó

            la Esquadra desde allí para el O. lo más que correspondía era cosa

            de 2 leguas, y esto fue por causa de los Payros repetidos que se

            hicieron, de las ventolinas flojas y vientos contrarios con que se

            navegó, y de los temporales que se experimentaron.

                 En las Declaraciones del Proceso ocho sugetos se hallan

            conformes por sus puntos en la gran proximidad que la Esquadra

            estubo de las Yslas del Cuervo y Flores al concluir la tarde del 18

            de Septiembre, f. 113 v. / pues los más de éstos los tenían

            cumplidos, y los que no lo estaban distavan de aquella Ysla de 5 a 7

            leguas, porque aunque parecen en algunos estas distancias maiores,

            no lo son, atendiendo a que éstos la dieron por la Derrota de aquel

            día según quedaron al punto de la observación al mediodía, y así lo

            expresan diciendo que por la latitud que observaron al mediodía se

            consideravan en la distancia que refieren; los otros la dieron al

            tiempo de concluirse la tarde, que hace la diferencia de 12 leguas

            que se navegaron al E. por el mismo Paralelo desde el mediodía hasta

            aquella ora, y es como siguen: el Brigadier Don Antonio Alvornoz a

            las 6 de la tarde se hallava distante del Cuervo y Flores de 5 a 6

            leguas.

                 El Capitán de Navío Don Alverto Olaondo, dando corrientes para

            el SO., a la misma ora estava 11 leguas y media, y sin corrientes

            tenía cumplido el punto.

                 El ler Piloto del Navío Fénix, Don Juan de Portas, a la misma

            ora de 5 a 6 leguas.

                 El Maior de la Esquadra, Don Juan María Butler, a aquella ora

            quasi cumplido el punto.

                 Siguen ahora los que han dado su distancia al punto de

            mediodía.

                 Don Sevastián de Apodaca estaba 15 leguas, revajadas las 12

            quedan en 7.

                 El Piloto del Diligente, Don Enrique Gago, de 12 a 16 leguas,

            quedó cumplido o le faltavan 4 leguas.

                 Don Juan Sol, 11 leguas a las 6 de la tarde, quedó cumplido.

                 De los restantes Declarantes, Don Juan Melgarejo y Don Adrián

            Barcárcel no concluien cosa alguna sobre este particular; lo mismo

            Don Pedro de Leiba y los oficiales de la Fragata de su mando, la

            Magdalena, y el Comandante y oficiales de Santa Mónica, a causa de

            haver estado éstos separados de la Esquadra desde antes f. 114 r. /

            de aquel día, por lo qual está provado y convencido quanto tengo

            dicho en mi Declaración sobre la inmediación a donde llegó la

            Esquadra de aquellas Yslas. También lo está la distancia de ellas a

            que el tiempo permitió que se hiciese la recalada.

                 Don Alverto Olaondo la fixa a 30 leguas. El Piloto Portas de 20

            a 30. Gago de 30 a 35. Don Juan María Butler a 36. Don Francisco

            Melgarejo dice por maior de 40 a 50; debiendo prevenirse que la

            diferencia que ay entre unas y otras puede proceder de los distintos

            días en que cada uno ha determinado la recalada, unos el 9 de

            Septiembre, otros el 10 y otros quando se dio la Caza y volvió la

            Esquadra a alargarse de las Yslas, por haver sido todo consecutivo.

            De lo qual se concluie que el Crucero donde estube es el mismo que

            tengo explicado en mi declaración, tanto en latitud como en

            longitud, y éste el mismo que señalé en la instrucción que distribuí

            en la Esquadra, juzgándolo el más propio para cumplir los fines que

            S.M. me ordenó en su Real Orden.

                 Queda provado que no fue posible dar vista a las Yslas del

            Cuervo y Flores en aquellos días sin embargo de las eficaces

            diligencias que practiqué, a menos de haver atropellado

            inconvenientes, suprimiendo una de dos cosas gravísimas, como son

            dejar de dar la Caza a la Fragata enemiga los días 11 y parte del

            12, y desatender las precauciones y resguardos que pedía la

            situación peligrosa en que se hallaba el Gallardo, prefiriendo a

            ello el descubrilas del día 11 en adelante, o desde el 18, haviendo

            sido estos dos los motivos principales que lo embarazaron quando

            estaba a la parte del O. de ellas la Esquadra en su crucero, y por

            la del E. lo fueron, primero, los vientos tempestuosos, después los

            contrarios, las ventolinas y calmas, y últimamente el accidente del

            mismo Navío el Gallardo. También queda demostrado que la recalada de

            dicho Crucero no pudo hacerse más próximo a las Yslas de lo que se

            hizo porque los vientos no dieron lugar a ello, según está f. 114 v.

            / explicado en mi Declaración, y que siendo evidente que quantas

            cosas se hacen es con algún determinado fin, mi resolución en

            continuar después de lo resuelto por la Junta de Comandantes el día

            3 de Septiembre haciendo la Navegación para el Crucero, y no

            practicándola para conducir el Gallardo a Puerto de España, como

            estava determinado, no pudo tener otro fin que el mismo que verificó

            de dar Cumplimiento en quanto fuese posible a las Reales órdenes de

            S.M. sin perder el cuidado y particularísima atención de aquel Buque

            como asumpto de la primera importancia.

                 Hállase además comprovada la poca proporción que hubo para

            descubrir las Yslas del Cuervo y Flores con los dictámenes de los

            Declarantes, y por la conformidad que guardan, pues 7 de éstos dicen

            que no fue posible a causa de la contrariedad de los vientos y de

            los demás accidentes que sobrevinieron, y de los temporales; éstos

            son Don Antonio de Alvornoz, el Marqués Medina, Don Alverdo Olaondo,

            Don Juan María Butler y los tres Pilotos, Don Juan de Portas, Don

            Enrique Gago y Don Juan Sol. El Brigadier Don Francisco Melgarejo no

            lo determina, refiere los impedimentos que hubo para ello y lo deja

            a que lo juzgue la prudencia, pero Don Juan de Porta, esplaiándose

            más que los otros, habla con aquella firmeza que es correspondiente

            a su práctica diciendo que los motivos que refiere fueron

            suficientes para no dar vista a las Yslas, como lo conocerá todo

            práctico. Tres son de parecer que pudieron haverse reconocido, pero

            en la misma respuesta donde lo indican lo contradicen, como se

            manifiesta en que el 1º, Don Francisco Bermúdez, dice que estando al

            N. de las Yslas y haviendo experimentado vientos del 1º y 4º

            quadrantes inmediatos a dichos rumbos, es consiguiente que se pudo

            ir a dichas Yslas y reconocerlas. Si este sugeto, antes de exponer

            su parecer, hubiese formado el Detalle de los vientos que reinaron

            desde el día 26 f. 115 r. / de Agosto en adelante, como queda

            explicado, su fuerza y floxedad, la disposición y lugar en que se

            hallava la Esquadra quando los hubo, los cortos intervalos en que

            fueron favorables, conocería que no era posible o conveniente

            aprovecharlos entonces para conseguir el intento, y que ni en fuerza

            y duración fueron suficientes para llegar a ella; pero continuando

            su parecer añade varias reflexiones y concluie por ellas haver

            tenido motivos suficientes para temer aproximarse a las Yslas,

            destruiendo en este mismo juicio lo mismo que trata como posible al

            principio; y sin embargo de estos motivos que señala, no comprehende

            los principales y de maior entidad que me lo embarazaron el 26 de

            Agosto y los siguientes hasta el 29 para no continuar entonces en ir

            sobre ellas, como fueron el temporal que empezó en aquél y

            permaneció los siguientes, las corrientes extraordinarias que se

            experimentaron en los mismos días, siendo con desigualdad, y ningún

            otro con tan fundados motivos, como este individuo conoce de propia

            experiencia las fatales resultas que acarrean y la grande

            importancia que ay en precaverlas con anticipación en los modos que

            es posible, haviéndole acaecido en el año de 1776 con la Urca Santa

            Ygnes navegando de Ocoa para la Havana que sorprehendido de una

            Calma y llevado por las corrientes fue a varar a los vajos de Santa

            Isabel, en cuio accidente tubo la felicidad de poderlo sacar por la

            vonanza del tiempo después de haver estado sobre ellos 11 horas,

            pues de lo contrario, si hubiese ventado con alguna fuerza, el

            naufragio hubiera sido completo. Este percance le acaeció hallándose

            solo, después de estar separado desde la salida de Ocoa de los

            Buques, en cuia Conserba iba dirigiendo la Derrota por sí, y debe

            suponerse que tomaría en ella con inteligencia y cuidado aquellas

            precauciones y resguardos que son regulares para evitarlo, f. 115 v.

            / pero que no fueron vastantes para contrarestar el efecto de las

            corrientes que le llevaron al peligro, haviéndole acaecido esto

            quando era Dueño de maniobrar de prompto, según lo requería la

            necesidad, por estar solo y no tener que cuidar de la seguridad de

            otros Buques dejase conocer la más precauciones y tiento que son

            indispensables para evitar iguales peligros con una Esquadra en

            parages donde las travesías son vientos violentos y frequentes,

            acompañados de cerrazones, donde la observación de la latitud es

            contingente y no se consigue diariamente. Con vientos regulares y

            tiempos claros los descalabros de la Esquadra y el ser aquéllos de

            la parte del N., como lo dice esta Declaración, no me hubieran

            embaraçado para ir sobre las Yslas en los días referidos, como lo

            explica con inteligencia y madurez el primer Piloto Porta; conocería

            dónde estava para disponer la maniobra y la derrota correspondiente

            en tal modo que ni perdiese el paralelo que debía llevar ni la

            Esquadra se empeñase en parage de donde no pudiese salir sin

            peligrar.

                 En este modo de opinar, que es arvitrario según el juicio de

            cada Yndividuo, se reconoce la diferiencia que ay entre el que manda

            y lleva el negocio a su cargo, siendo responsable a Dios, a Rey y al

            Mundo de los fracasos que pueden sobrevenir por falta de

            conocimiento, de providiencia tomada a tiempo y de la debida

            reflexión, y el que es conducido y no piensa sobre él y sobre las

            resultas con presencia de los inconvenientes que se ofrecen contra

            lo que se intenta con toda la formalidad y peso, que lo hace aquél y

            son tan precisas.

                 Don Sevastián Apocada dice que pudieron descubrirse las Yslas,

            como lo hizo la Fragata Magdalena, asentando primero que los vientos

            fueron duros y obscuros del 3º y 4º quadrante. Tampoco f. 116 r. /

            reflexionó este Declarante, como el anterior, que con semejantes

            tiempos sería absurdo aventarse con una Esquadra a descubrir una

            Tierra que está en travesía de los vientos reinantes y de las

            corrientes que tiran para ella; igualmente que como la descubrió la

            Fragata Magdalena no debía hacerlo la Esquadra, porque aquélla fue

            por menos de los 39 grados, como que el día 14 se hallaba en 39

            grados y 15 minutos, como lo declara su Comandante, haviendo estado

            el 12 en la misma que la Esquadra para cumplir su Comisión; no debía

            vajar entonces, a lo sumo, de 39 y 45, hasta dar vista a el Cuervo o

            estar mui cerca de él, entonces vajaría hasta los 39 grados y medio

            para solicitar a la Santa Mónica, y concluido [sic] esta diligencia

            se restituiría a su crucero de la recalada, como tengo explicado

            antes, en cuias circunstancias no se hallaría impuesto; y que en

            este modo, teniendo io otros cuidados y atenciones a que mirar, que

            no havía en la Fragata, ella pudo mui bien descubrirla por aquella

            latitud, y la Esquadra no pudo en el término de aquellos días

            hacerlo por la [latitud] que recuperó a esfuerzos de muchas

            diligencias. Con los mismos vientos que ella navegó al E. ésta lo

            hubiera egecutado por el Paralelo de su Crucero si no le hubiera

            sido preciso además de los embarazos que quedan dichos, tener otros

            más en buscar a la misma Fragata dentro del propio paralelo, y para

            ello, no menos que para dar resguardo en las noches a las propias

            Yslas, hacer varios rumbos y Payros desde el 15 de Septiembre hasta

            el 18.

                 Lo mismo que con el antecedente, medita con Don Adrián

            Barcarcel, 2º del Navío San Julián, siendo el 3º y último de esta

            opinión, pero asienta primero, como el antecedente, que los vientos

            más constantes fueron frescos del 3º y 4º quadrante y los tiempos

            obscuros y de nieblas; siendo digno de repararse que no se detiene

            en esplicar hasta qué término llegó la frecura de los vientos, ni

            especificar f. 116 v. / quáles fueron los días en que conceptuó

            pudiesen avistarse las Yslas sin incurrir en los inconvenientes que

            quedan explicados y no se hizo diligencia de ir acia ellas. En este

            modo, el dictamen de estos tres Declarantes se halla destruido por

            la contradición que se reconoce en sus propias Relaciones, diciendo

            primero la posivilidad y después los graves inconvenientes que havía

            contra ella.

                 En el 3er punto se explica por mí la misma orden de S.M. y son

            mis defensores los varios artículos de las órdenes de la Armada que

            tengo citados en mi declaración. Allí expongo quanto corresponde no

            sólo a mi defensa, sino es al juicio que debí formar sobre lo que me

            pertenecía egecutar arreglado al contesto [sic] de dicha Real Orden,

            siendo vastante para combencer que no haviéndola havido para detener

            las Embarcaciones que encontrase viniendo de América, el egecutarlo

            io, aun antes de haver llegado al Crucero, haciéndolas retroceder,

            sería directamente contra el recomendable principio de deberme

            sugetar a lo que me prevenía la Real Ynstrucción; y esto fue lo que

            respondí al Comandante del Fénix, Don Francisco Melgarejo, al tiempo

            de pasar la Urca por la Popa aquella noche, y de estarle hablando,

            prueva suficiente de que el no haverla detenido no fue por falta de

            disposición que tube Yo para ello, lo qual nunca podía haver sino

            por el justo temor de incurrir en desagrado de S.M. de practicar una

            resolución que no tenía precepto en que apoiarla, y que al mismo

            tiempo me ligaba a no poder operar con la Esquadra con el

            desembarazo y livertad que pedía mi Comisión. ¿Quién es el Servidor

            del Rey que no apetezca merecer Comisiones de la Real confianza para

            adelantar sus méritos y acreditar su aplicación, celo y amor al Real

            Servicio? ¿Y quién es el que haviéndola obtenido dege de esforzarse

            en desempeñarlas completamente para acreditar aquello mismo que ha

            deseado y f. 117 r. / apetecido? En otro modo más sencillo, ¿quién

            está negado de facultades que dege de cumplir lo que se le manda,

            complaciendo y agradando en ello a su Soverano, para incurrir en el

            Real desagrado, teniendo siempre repetidos motivos de la mayor

            obligación para vivir reconocido, en vez de manifestarlo así, quiera

            constituirse [diliquente]? Esta sola reflexión vastará para

            reconocer que con la menor insignuación que hubiese hallado en la

            Real Orden por donde se me diese a entender ser la voluntad de S.M.

            que detubiese las Embarcaciones nacionales que encontrase en

            qualquier parage y tiempo que sucediese, que las condugese a alguno

            de aquellos surgideros y que las comboyase a mi regreso a España, no

            lo hubiera dejado de hacer, pues no sólo lo hubiera entonces

            practicado por la obligación que tenía a ello, sino es por la

            particular satisfación que debía resultarme de restituirme a España

            con las que hubiese juntado, haciendo en este modo más visibles los

            esmeros de mi cuidado a beneficio de la nación, la hutilidad en esta

            parte de la Esquadra de mi mando y que se havían aplicado todos los

            medios imaginables por mi parte para que no peligrasen en el

            tránsito, después de haver pasado los riesgos de los Mares de

            aquellas Yslas, hasta las Costas de la España. Con este deseo y buen

            fin ley [sic] varias veces la Real Orden desde el punto en que la

            abrí, según se me mandaba, y en la propia noche después de haverse

            restituido el maior de la Esquadra de la Urca lo repetí por ver si

            se hallaba alguna Claúsula o expresión que me diese facultades para

            retenerla, pero no las encontré, y sí bien por el contrario las

            correspondientes a hacer el Corso en aquellos Mares determinadamente

            en la recalada de las embarcaciones que vienen de Yndias,

            desembarazado de motivos que no lo impidiesen con toda livertad, y a

            venir haciendo el Corso a mi regreso; diligencias que no son

            avenibles con la de mantener Comboy, sea de una o de f. 117 v. /

            varias embarcaciones, porque para el caso lo mismo era deber

            conservar una que muchas. Aun durante el tiempo que hubiese de

            permanecer allí, quando la Real Orden dice que pueda entrar en algún

            Puerto de aquellas Yslas, teniendo precisión de hacerlo por algún

            golpe de viento, u otra urgencia, para remediarse, dice, que con la

            maior presteza buelva a la Mar a apostarme en el señalado Crucero el

            tiempo que permitían los víveres; esto es, para proteger las

            embarcaciones de comercio que vengan de las Yndias interceptando y

            vatiendo las de los Yngleses, sin expresarse en modo alguno que

            reciba las nacionales, que las comboye con la Esquadra a alguno de

            aquellos surgideros desamparando el Crucero, o que destaque algún

            Buque de ella a que lo haga, cuias prevenciones eran indispensables

            para que Yo lo egecutase a causa de las que la Real Orden abraza, y

            entre ellas las de poder encontrar de una ora en otra los 4 ó 5

            Navíos y las Fragatas enemigas que iba buscando, siendo este el

            parage en donde, no haviéndolo explicado antes, correspondía

            hacerlo, maiormente siendo un asumpto tan principal y de tanta

            consideración como el de extraviar y detener las Embarcaciones que

            venían haciendo su viaje, las quales, aunque se les disminuiese el

            peligro tomándolas en conserva, no se podía asegurar que no quedasen

            con alguno entre las muchas contingencias que sobrevienen en el Mar,

            debiendo ser maiores en los de aquella parte, por ser tormentosos,

            expuestos a Averías y a separaciones, como de todo hubo en la

            Esquadra sin embargo del gran cuidado y precaución en que apliqué

            para evitarlo y de las instrucciones y reglas que di en ella con

            este fin. Aunque, como queda visto, no estaba prevenido en la

            instrucción que las reciviese y conservase, considerando io la

            importancia que no peligrasen los Tesoros en los Buques que pudiesen

            conducirlos de las Américas, bien fuesen del Mar del S. o de f. 118

            r. / Buenos Ayres, bien de la Havana o de Veracruz, dispuse desde el

            principio la Ynstrucción que di a los Comandantes de los Buques de

            mi Esquadra, en tal modo que si hallándose alguno separado del resto

            de la Esquadra, después de llegados al Crucero encontraba

            Embarcación de América, le retubiese hasta volverse a incorporar con

            ésta, para quedar Yo siempre en disposición de poder determinar lo

            que havía de hacer con consideración a el tiempo en que esto

            sucediese, y a los intereses que la Embarcación condugese, porque

            siendo crecidos era mi determinación retenerla, transbordar los

            Caudales a los Navíos de Guerra, como se me havía mandado hacer en

            la Campaña antecedente de Flota con los de ésta estando en la

            Havana, reducir el Corso a menos días, para ver si en el intermedio

            de éstos se juntaban otros Buques de América, y venirme con él a

            España de no encontrarse en los últimos días de mi Corso Embarcación

            con thesoro de entidad; retener las que encontrase en los últimos

            días de mi Corso, reduciendo en ello las Cazas a lo que me

            permitiese el tiempo andar de éstas, porque en otro modo no podía

            ser, debiendo atender por una parte a su conservación y por otra a

            que los de la Esquadra no se me separasen siguiendo las Cazas, y ya

            se deja entender que en este modo no me quedaba tampoco toda la

            livertad que era precisa para venir haciendo el Corso a mi regreso a

            España, según me estava prevenido en la Real Orden. La Urca Santa

            Ygnes no se hallava en ninguno de estos Casos, porque ni conducía

            Thesoro, ni la Esquadra se hallava en los últimos días de hacer su

            regreso, puesto que ni aun havía llegado a donde havía de tener el

            Crucero y le faltavan vastantes leguas para ella, con que era

            inhavilitar ésta aun antes de empezar a Cumplir la Comisión; ¿y si

            no haviéndola inhavilitado se me hace, f. 118 v. / entre los demás,

            el Cargo injusto de no haver dado Caza a una Embarcación que en las

            inmediaciones de entrar en la Noche se descubrió de los topes, con 6

            leguas de varlovento, quando estava la Esquadra embarazada en el

            reconocimiento de la misma Urca, que aún no se havía hecho, quántos

            más se harían con el fundado motivo de haverla inhavilitado desde

            aquel día de propio arvitrio, sin orden ni indicio para ello y

            contra lo que previenen las Ordenanzas de la Armada directamente?

            Por otra parte, se me presentaron a la imaginación los riesgos y

            contingencias a que se exponía la misma Urca reteniéndola,

            llevándola conmigo y haciéndola retroceder si por algún accidente de

            separación, tan fácil de suceder en aquellos Mares, venía a caer en

            manos al algún Corsario, en cuio acaecimiento se atribuiría su

            pérdida a mi resolución y se acriminaría más el Cargo contra mí, así

            de haverlo egecutado sin expresa orden para ello, como con la

            congetura de que haviéndola dejado seguir su viaje estando ya pasado

            el principal riesgo de los Corsarios de aquellas Yslas habría sido

            factible llegase a salvamento a España, como se berificó con el

            Registro la Concepción de Vstáriz [sic] y con la Fragata Astrea, que

            venía con la misma Urca de Manila. Estas consideraciones muchas

            veces, como dejo dicho, reflexionadas, fueron las que ligaron mi

            voluntad para no detenerla y conservarla, en la precaución de que

            ciñéndome a lo que me estava prevenido en la Real Orden hacía lo que

            me correspondía, como buen servidor del Rey que se promete los

            aciertos en la ciega ovediencia a los preceptos que se le imponen.

                 Asumpto imposible hubiera sido que la Esquadra de mi mando en

            el tiempo que fue al Crucero de las Yslas Terceras y en el que por

            precisión debía dejarlo livertarse de ser apresadas las

            embarcaciones que venían de las Yndias, como haré palpable; por lo

            qual el Cargo y reconvenciones que con este motivo se me hacen en

            los puntos 4º y siguientes al interrogatorio, intentándose

            atribuirme la Causa de su pérdida, y pretendiendo concluir de f. 119

            r. / ello no haver estado la Esquadra en el Crucero que se le havía

            señalado, contra lo que informé a S.M. a mi llegada, es totalmente

            infundado, contrario a los mismos hechos, y por esta causa,

            violento; pues si las tales Embarcaciones hubiesen llegado en

            aquellos días al Crucero de la recalada, dado caso que no

            encontrasen con la Esquadra de mi mando por alguna de las muchas

            contingencias que pudieran impedirlo, es regular que encontrasen con

            la de Don Juan de Lángara, que se hallava entonces sobre las mismas

            Yslas del Cuervo y Flores, así como la encontraron la Embarcación

            Portuguesa avistada y reconocida por mí el día 10 de Septiembre en

            la tarde, y la Fragata Magdalena después que se separó. Pero no

            haviendo sucedido así, es concluiente que las tales embarcaciones no

            transitaron por allí en aquel tiempo, y que su pérdida sucedería

            antes o después o en parages distantes de aquél, y así lo tengo

            berificado, como explicaré. Además de esta inegable razón, a ser

            bueno el argumento del Ynterrogatorio que se hace contra mí en los

            dos citados puntos, se concluirá también por el que la Esquadra de

            Don Juan de Lángara no havía avistado la Ysla del Cuervo y Flores,

            ni estado en sus inmediaciones, puesto que no livertó embarcación

            alguna de las que vinieron de América de ser apresada; que no

            descubrió los 4 ó 5 Navíos de Guerra y la Fragatas, que podían estar

            allí; y que fuera del Corsario que logró apresar cerca de la Ysla de

            Santa María fueron mui raros los que descubrió; así mismo lo sería

            que en el año de 1759 otra mandada por Don Luis de Córdova, entonces

            Capitán de Navío, para esperar el Navío el Asia, que regresaba de

            América con un rico thesoro, y en el año de 1761 otra mandada por el

            Marqués de Real Thesoro para esperar la Flota de Don Carlos Regio,

            tampoco havían estado allí, no havían dado vista a aquellas Yslas ni

            cumplido las órdenes del Rey que llevaban, porque f. 119 v. / ni una

            ni otra lograron encontrar los Navíos que iban a buscar, aun con la

            particular ciscunstancia de haver pasado éstos en el mismo tiempo

            que cruzaban las 2 Esquadras por aquel propio parage.

                 Para calificar y comprovar más concluyentemente la

            insubsistencia de los Cargos que se me han formado por el

            Ynterrogatorio y poderlos desvanecer del modo más seguro e

            intergivesable me ha empeñado mi propio honor en indagar con todos

            los fundamentos que se requieren los tiempos y parages en que fueron

            apresadas las Embarcaciones de Yndias de que se trata, y resulta de

            ello que unas lo fueron desde los meses de Julio y Agosto, mucho

            antes de que io pudiese llegar a aquel destino, otros en Octubre,

            después de haverme retirado de él, y las que lo fueron en Septiembre

            sucedió esto antes que la Esquadra de mi mando llegase a aquellos

            parages, y el maior número de ellas en Mares distantes de aquel

            Crucero, como se explica en la Relación que inserto con esta

            exposición, la que he formado por las Declaraciones de sus propios

            Capitanes, y por las noticias que éstos y sus Dueños han dado, no

            con poca dificultad para adquirirlas.

                 A vista de esto deberá considerarse el justo dolor y

            sentimiento que es forzoso haian causado en mí unas vindicaciones

            tan desproporcionadas y tan distantes de mi honor, de mi conducta,

            del celo que tanto he procurado acreditar en el desempeño de esta

            particular Comisión, no menos que de los importantes encargos y

            asumptos que se han puesto a mi cuidado, y quanto maior ha debido

            ser éste al contemplar las previsiones que pueden haver inducido en

            el alto concepto del Soverano, a cuio servicio, obsequio y fiel

            sumisión he sacrificado siempre como buen Basallo y fiel Súbdito

            todos mis Cuidados y atenciones, y que igualmente parezca mi opinión

            para con el público, suponiéndoseme injustamente Autor de unos

            perjuicios que, o no sobrevinieron en el tiempo de mi f. 120 r. /

            Comisión o en los parages donde debía practicarla, o no estubo en mi

            arvitrio el poderlos remediar.

                 El 4º punto trata sobre no haver dado Caza a todas las

            embarcaciones que se avistaron, particularmente la de la tarde del

            día 22 de Agosto. Sobre esto tengo expuesto en mi Declaración las

            conveniente, y en el punto antecedente se toca este mismo asumpto.

            Sin repetir uno ni otro, diré que las órdenes que distribuy en la

            Esquadra en las Ynstrucciones que formé, fueron dirigidas a los dos

            tan principales fines de dar Caza a quantas Embarcaciones se

            descubriesen en proporción de hacerlo, para proteger las Nacionales,

            y para vatir, apresar y perseguir a las Enemigas, cuios dos asumptos

            contestan los testigos unánimes en ello, añadiendo que fueron las

            más propias y completas que podían darse para el desempeño de los

            dos asumptos. Esta proporción consistirá en hacerlo sin el peligro

            de dividirse la Esquadra quando se reconosía que lo havía durante el

            viaje hasta llegar a el destino, y sin que causase maior extravío,

            de donde resultase conocida dilación en él, como por egemplo, siendo

            la Derrota que se debía hacer acia la parte del SO. y apareciendo

            una Embarcación por los rumbos inmediatos al E. y que seguía la suia

            acia esta misma parte, no era regular retroceder para seguirla,

            perdiendo lo adelantado después de varios días, porque entonces el

            viaje se dilataría extraordinariamente y aun se pondría en términos

            de no concluirse. A este símil, en otros rumbos extraviados, y mucho

            más acertando a hallarse a varlovento, pues es mui savido lo que se

            emplea de tiempo en ganar una legua de él, y que después de

            conseguido este corto espacio entra la noche y la Embarcación que se

            intenta perseguir, hallándose a una larga distancia, muda de rumbo y

            en el siguiente día lo que se ha conseguido es el atraso del f. 120

            v. / viaje sin fruto alguno. Por estas razones pertenece a la

            prudencia de los Comandantes arreglar las Cazas según la proporción

            en que se le presentan las ocasiones. Un Buque suelto puede hacerlo

            sin incurrir en el inconveniente de tanto atraso, sin correr el

            peligro de separarse de Compañeros, porque no los tiene; navega todo

            quanto le permite su andar, muda de rumbo a las Oras que le parece,

            de noche como de día, y los juicios que forma, siendo para sí solo,

            los pone en práctica sin que resulte de ello inconveniente, que es

            mui diverso de lo que sucede en las Esquadras. Por esta causa, para

            hacer el Corso después de llegado al Crucero con quanta livertad

            fuese posible, señalé un parage de reunión en donde debían volver a

            incorporarse los Buques que se hubiesen separado en ellas; di

            instrucciones de lo que havían de practicar los que llegasen a

            ponerse fuera de la vista de mi Navío, o en distancia tan larga que

            no pudieran percivir las señales que les mandase hacer; previne que

            ya en aquel Crucero podrían estenderse las Cazas a 2 ó más

            Embarcaciones que apareciesen a un tiempo, aunque fuese por

            distintos rumbos, juzgando deberlo hacer así ya fuesen nacionales,

            en cuio caso era indispensable darles un Comboy correspondiente a su

            entidad, o ya enemigas, y entonces no era menos importante atacarlas

            y vatirlas para desembarazar de ellas aquella recalada y Crucero.

            Déjase entender que en estas ocasiones era indispensable que se

            separasen de la vista de lo principal de la Esquadra a causa de su

            maior andar y por distintos rumbos, pero concluidas sus diligencias

            se haría la incorporación en el parage señalado para ello, no

            pudiendo tener efecto aquel corso de otro modo.

                 Esto que dispuse para el Crucero no tenía lugar durante la

            Derrota del Viaje, porque si destacase o emprehendiese Cazas f. 121

            r. / por rumbos contrarios a ella, o diversos entre sí, el viaje no

            tendría fin y dificultosamente la Esquadra volvería a reunirse,

            porque destacado un Buque por el quarto quadrante acia el NO. y otro

            por el 3º a quaquiera de sus rumbos, siguiendo cada uno la vela que

            perseguían, dentro de pocas oras dejarían de verse uno a otro, y el

            resto de la Esquadra perdería aquellos dos que no siguiese, y tal

            vez a entrambos si su andar no fuese igual al del que iba siguiendo.

            Este inconveniente es palpable, y lo mismo la retardación del viaje,

            aun quando la Caza no se diese más que a uno y el todo de la

            Esquadra fuese en su seguimiento, pues como dejo dicho el retroceso

            de un día necesitaría de varios para volverlo a desandar, con viento

            por lo regular contrarios a la Derrota.

                 Con la vela del día 22 no militavan en el todo estas

            circunstancias, pero sí otras no menos embarazosas como la de

            hallarse con toda la distancia a que les alcanzava a ver de los

            topes del Barlovento; estar para concluir el día y entrar la noche;

            ella, según el juicio que se formó, navegaba para la parte del E.

            pero no podía determinarse el rumbo fixo que hacía. Si se intentaba

            ir a cortar por mera congetura para adonde se dirigía, era mui

            contingente el encontrarla, y seguro el retroceso que la Esquadra

            haría para el E., cuia distancia no podría volverse a ganar en uno

            ni en dos días por irse venciendo el viaje por lo común con vientos

            por la Proa, con que para practicarlo era preciso que Yo estimase en

            menos el ir al destino del Crucero que el hacer esta diligencia sin

            seguridad alguna de su logro; pero en mi concepto y estimación era

            aquélla la preferible a todo, por ser la principal que me estava

            encargada en la Real Orden, a la qual me arreglé como era justo en

            todas las determinaciones. En mi Declaración tengo explicados los

            demás inconvenientes que concurrían con f. 121 v. / esto, y son el

            peligro de la separación de los Buques que destacase, si tomaba esta

            resolución, o del retroceso de toda la Esquadra; suspender el

            reconocimiento de la otra Embarcación a que en aquel mismo tiempo se

            acavaba de dar alcance si con toda ella resolvía hacer la

            diligencia; por lo qual excuso detenerme en ello y concluio este

            punto reproduciendo de nuevo que quando se presentaron a la vista

            velas en proporción de darles Caza nunca se dejó de hacerlo, y

            aunque podría ser suficiente que lo hubiese informado así a S.M.,

            para que no tuviese cavimiento duda alguna sobre ello, es lo mismo

            que dicen los testigos en sus Declaraciones y lo que se practica por

            todas las Esquadras, por ser la primer [sic] máxima y providencias

            de sus Comandantes evitar la separación de los propios Buques;

            además de esto, que haviendo tomado el parecer del Capitán de

            Bandera Don Francisco Melgarejo como uno de los principales a quien

            allí podía consultar en los casos dudosos o difíciles, para no

            proceder, ni aun en esto, por sólo mi juicio, fue éste de sentir que

            no convenía destacar Buque a aquella hora, teniéndola además por

            diligencia perdida, y así lo declara en la Ratificación de su

            deposición; con que este Cargo por todos motivos es infundado.

                 En el 5º punto, sobre no haver seguido la vordada del S. el día

            12 de Septiembre quando la Fragata Magdalena, dando la Caza a que se

            le havía destinado vajo las órdenes del Comandante del Navío San

            Julián, amaneció fuera de la vista del Navío el Fénix, están

            explicados suficientemente en mi Declaración los motivos serios e

            importantes que tube para dejar de continuar por aquella parte,

            vajando a menor latitud de la del Crucero; y lo que ahora expondré

            aquí será para simplificación de aquellas razones y convencimientos

            de que lo practicado por mí fue conforme a las órdenes que tenía

            dadas en la Esquadra y a lo que con tanta reflexión y convencimiento

            hallé ser más f. 122 r. / proporcionados para hacer el corso en

            aquel Crucero con la Esquadra, y todo conforme y consequente a la

            Real Orden de S.M. y a sus Soveranas instrucciones. En el punto

            antecedente tengo explicado lo que dispuse para el modo de dar las

            Cazas, practicándolo quando fuese necesario a 2 ó más Embarcaciones

            a un tiempo, aunque fuese por distintos rumbos, y en el de volverse

            a reunir con el Navío Comandante concluidas aquéllas. En esto

            consistía lo principal y mas importante de aquel Corso, y de no

            haverlo hecho así se incurriría en graves inconvenientes, que es

            regular que no se haian tenido presentes quando se formó este Cargo.

            El primero es el haver de avandonar el parage por donde vienen a

            recalar las Embarcaciones de Yndias, que era el del Crucero, contra

            lo mismo que me estava prevenido en la Real Ynstrucción, siendo ésta

            por una latitud determinada, no por distintos, resultando conocida

            contradición entre lo mandado por ésta y lo reconvenido por el

            Cargo. El 2º el peligro de separarse los Buques de la Esquadra en

            distancias largas, quedando mui expuestos a no volverse a

            incorporar. El 3º la imposivilidad absoluta de dar Caza a un mismo

            tiempo a 2 ó más Embarcaciones que se apareciesen por distintos

            parages o que hiciesen la huida por diversos rumbos.

                 En quanto a lo primero, es claro que si la Esquadra entera

            hubiere se seguir sin limitación el primer Buque de ella que fuese

            destacado a dar una Caza, no sólo durante el tiempo que la llevase a

            la vista sino después de haverla perdido, como sucedió con la

            Magdalena, y que esta Embarcación tirase para la parte del S., sería

            consequencia el avandono del Crucero, y esto tanto maior y tanto más

            perjudicial quanto tardase más a volverse a restituir a él con

            vientos contrarios por lo regular. En este modo, la Esquadra se

            inutilizaba enteramente, porque el tiempo que estubiese ausente de

            su verdadero crucero podían llegar varias Embarcaciones de Yndias y

            ser apresadas por f. 122 v. / haver en el Crucero Corsarios y husar

            de toda su livertad, sin que la Esquadra se lo estorvase, y en una

            palabra, todo el aparato y las fuerzas de ésta ocupada en seguir una

            Embarcación ridícula que llevase la huida para el S. y que, tal vez,

            ni aun acertase a ser Enemiga ni nacional, no embarazaría que otra

            de igual porte, corsaria, apresase en el Crucero de la recalada

            alguna de las que vienen de Yndias, ni que lo fuesen varias de éstas

            por distintos corsarios, pues interin que aquélla se hallava ausente

            no podía contener semejantes acontecimientos, ni aun tener

            conocimiento o luz de ellas. Por esta razón señalé el parage de

            reunión durante el corso, allí, dentro del mismo Crucero, y previne

            las distancias a que podrían alargarse en las Cazas después de estar

            fuera de la vista del Navío Comandante. Este Navío y el todo de la

            Esquadra debía seguir con fuerza de vela al primero que fuese

            destacado, pero con cierta limitación acia la parte del S. con

            reflexión siempre a no desamparar aquel lugar, como asumpto

            principal de la Comisión, así para proteger nuestro Comercio como

            para perseguir a los Enemigos; y en caso de descubrirse segunda vela

            interin que se iba siguiendo la Caza de la primera, se hacía 2º

            destaco contra ella, y el Navío Comandante, bien fuese solo o con el

            que quedase desembarazado, se dirigían al parage de reunión, para

            recivir en él a los primeros que se restituiesen de su Comisión, no

            pudiendo disponerse en otro modo porque la Esquadra entera no era

            posible que siguiese a los primeros destacados, y a los segundos, ni

            tampoco era regular que dejase de perseguir a quantos se avistasen

            estando allí, pues lo contrario no sería desempeñar la Comisión.

                 Los Comandantes de las Esquadras, con presencia de los encargos

            y comisiones que se les dan por sus Soveranos, disponen el Plan del

            modo de cumplirlas más completamente, y arreglado a éste forman las

            órdenes y Ynstrucciones para los Comandantes Subalternos de los f.

            123 r. / Buques, como lo previene la Ordenanza de la Armada en el

            Artículo 10, folio 49, citados antes; en este modo lo practiqué io,

            providenciando lo correspondiente para seguir las Cazas, quando

            fuese posible, sin desamparar no obstante el Crucero, y procurando

            igualmente en el modo posible evitar la separación, que es lo que

            correspondía a mi encargo; y sin embargo de estas providencia y

            prevenciones en que atendía precaverlo todo, se vee [sic], por lo

            que digo en mi Declaración, que el día 12, estando al S. del

            Paralelo y a sotavento de él, cruzaron dos Embarcaciones, una por la

            mañana y otra por la tarde, sin poderlas reconocer, confirmándose en

            ello, aunque para la 2ª se hizo toda la diligencia que permitían las

            circunstancias, la importancia que havía de no apartarse mucho de él

            y en que en mis instrucciones estubo premeditado y prevenido este

            Caso.

                 La misma limitación de distancias en las Cazas particulares,

            quando fuesen acia el S., era providiencia para precaver el peligro

            de la separación, proporcionando el tiempo para que pudiesen volver

            a rreunirse en aquel término que me pareció regular, con reflexión

            así mismo a que no fuese tan largo que sobreviniendo algún temporal

            de los que allí son frequentes causase Averías en los que se

            hallasen separados, que imposivilitasen la incorporación y de ésto

            se originasen otros varios inconvenientes. Las Cazas por los rumbos

            del E., del O., del N. y sus inmediatos no tenían la limitación que

            la de los que inclinavan para el S. por dos razones: la primera

            porque los del E. y del O. eran por el mismo Crucero de la recalada

            y no havía inconveniente en prolongarlas hasta perderse de vista

            unos de otros, como sucedió con la del día 11, que haviendo al

            principio al ONO. el Navío Comandante, que andubo mucho menos que la

            Fragata y que los dos que le acompañaban, navegó más de 20 leguas en

            su seguimiento; lo 2º porque en este Paralelo, aunque los vientos

            por algún tiempo no fuesen proporcionados f. 123 v. / para

            retroceder lo que se havía andado en seguimiento de la perseguida,

            siempre subsistía en su Crucero en disposición de proteger y

            perseguir; y por la parte del N., siendo por lo común los vientos de

            ésta misma, con facilidad volvería a ponerse en su Crucero, aunque

            hubiese salido de él.

                 Sólo por la providencia de tener señalado un parage de reunión

            dentro del mismo Crucero, y en su medianía, podía ser practicable

            con Esquadra el Corso contra las Embarcaciones enemigas y la

            diligencia de ir a buscar las propias, debiendo suponerse que con

            los recelos y desconfianzas que se tenían desde vastante tiempo

            antes de que podía suceder que se declarase la Guerra en España, al

            descubrir alguna de las que viniesen de América una Esquadra en

            aquel parage y que se destacavan Buques haciendo diligencia de ir

            acia ella, era regular su desconfianza y que se pusiese en huida,

            como le sucedió al Navío el Asia con la Esquadra de Luis de Córdova

            en el caso que queda citado, ignorando si la Esquadra era propia o

            Enemiga; y así, lo que era Caza contra las de Enemigos, debí hacer

            diligencia de alcanzar a las que después de conseguido se

            reconociese no serlo, y en ambos casos se hacía forzoso dejar el

            Paralelo del Crucero si ellas tiravan por otros rumbos distintos.

            Quando apareciesen las velas estrañas por rumbos diversos no havía

            otro arvitrio para atender a todo como lo requerían las

            circunstancias que el de saver cada uno de los Comandantes de la

            Esquadra el parage seguro en donde havía de encontrar al General,

            pues aunque de prompto no le hallasen allí, estava prevenido en las

            Ynstrucciones que concluidas las diligencias de otras nuevas Cazas

            que pudieran ofrecérsele a éste después de la separación de los

            primeros que hubiesen sido destacados de su Esquadra, sería el

            parage señalado el punto a donde se restituiría para buscarlos, y en

            este modo a cada Comandante le estaba f. 124 r. / prevenido y era

            regular su incorporación a menos de sobrevenirles algunos accidentes

            extraordinarios, para los quales no alcanzan las prevenciones

            humanas. Las Ynstrucciones se forman siempre vajo los principios que

            dicta la buena razón, pero nunca pueden ser tan completas que

            abracen todos los Casos que puedan acontecer; y io las dispuse con

            conocimiento de lo que se debía practicar, reflexión de lo que podía

            acontecer, y conocimiento de lo que estava encargado.

                 Siendo esempcial, para cumplir lo que estava dispuesto por S.M.

            en quanto a la protección del Comercio y a perseguir a los Enemigos

            en los parages en donde era regular que estuvieran, mantener el

            Crucero en la recalada y, al mismo tiempo, evitar la división de los

            Buques de la Esquadra, no havía otro Camino para conseguirlo que el

            que queda esplicado. Arreglado a él procedí el día 12, con los

            poderosos motivos que tengo explicados en la Declaración y en esta

            exposición; y así, de haver continuado disminuyendo latitud, como lo

            hice hasta el mediodía, aun sin tener a la vista la Fragata, me

            separaraba más de lo que ya estava del Crucero, dilatando el regreso

            a él con los vientos contrarios, y exponía la reunión de los Buques

            que se hallavan distantes a que no la hiciesen; siendo esto lo que

            precaví, ciñendo el viento desde aquella hora, y dando a conocer a

            los que estava a la vista que, consequente a lo mismo que tenía

            prevenido en las Ynstrucciones, me dirigía al Crucero, y en él al

            parage de reunión, a esperarlos, sin que esto sirviese de

            impedimento para que siguiesen a la Fragata caso que la tubiesen a

            la vista, y que ésta continuase en seguimiento de la Enemiga con

            esperanza de atracarla y vatirla, lo que Yo tampoco podía saver

            mediante no descubrirla, estando prevenido todo lo conveniente en la

            Ynstrucción. Ésta la dispuse en el modo dicho, en fuerza de haver

            dejado S.M. a mi cuidado el formarla según tubiese por f. 124 v. /

            más conveniente, como queda esplicado antes; pues de havérseme

            prevenido el modo en que havía de hacer el Corso y la derrota, y Yo

            lo que debía practicar en todos los casos que podían ocurrir, cesava

            en mí el cuidado de disponerlo, y ciñéndome a ello cumplía con mi

            Comisión.

                 No debo pasar en silencio aquí lo que se ofrece sobre la

            respuesta que Don Francisco Bermúdez da en su ratificación a la 3ª

            pregunta, que a solicitud mía se le hace. Reparan que no responde

            precisamente por su thenor y, sin embargo, da a entender en términos

            algo confusos su parecer, amplificándolo a más de lo que Yo

            solicitaba para aquélla. Dice que comprehende que las 8 leguas que

            determiné para la parte del S. no sólo sería para dicho rumbo sino

            es para todos los demás de la Abuja [sic], no obstante de concevir

            el que a tanta distancia se puedan ver las Embarcaciones unas a

            otras, de suerte que, según está esplicado, concevía que las Cazas

            no era regular darlas por qualquier rumbo que fuese más distancia

            que aquella a que pudiese alcanzar la vista de la Esquadra sin

            separarse de ella los Buques que hubiesen sido destacados para este

            fin. Juzgo que el tiempo que ha pasado desde entonces le habrá

            borrado las Especies, y que por esta Causa no tendría presente que

            este asumpto le conferí con él particularmente, para cuio fin le

            hice llamar a la Cámara quando estaba disponiendo las Ynstrucciones,

            de las quales tiene, asimismo, olvidadas las especies, pues en ellas

            se explica el modo de dar las Cazas por distintos rumbos, y que la

            limitación de las 8 leguas debía entenderse sólo por el 2º y 3er

            quadrante, esto es, por la parte del S., con los motivos que quedan

            explicados, los quales no eran iguales por los otros rumbos que no

            sotaventasen la Esquadra del Paralelo de su Crucero, dificultando su

            regreso a él.

                 El 6º y último punto a que he reducido esta exposición es el de

            f. 125 r. / las velas avistadas la mañana del 29 de Julio. En mi

            Declaración tengo expuesto lo correspondiente a él y a la particular

            reconvención con que en el Ynterrogatorio se me argüie a que debí

            haver elegido un rumbo medio por donde salirles al encuentro a la

            mañana siguiente, y me persuado a que satisfarán las razones y

            fundamentos que allí doy. Sin embargo, para mayor convencimento de

            ellos añadiré que a no haver practicado lo que hice huviera

            incurrido contra el propio juicio que formé, y en esta parte sería

            reprovable mi conducta, tanto más que el Yerro que cometería en ello

            sería con conocimiento de lo que hacía, y no tendría enmienda.

            ¿Quién será el que conoce que pueda resultarle un mal gravísimo de

            una resolución tomada contra el juicio que ha formado con fundados

            motivos, y sin embargo de ello egecuta lo contrario de lo que el

            caso requiere, o quién será el que procede con sus deliveraciones

            contra la propia razón?. Las señales que desde el principio se

            vieron fueron tan palpables y convincentes, según está esplicado en

            la Declaración, que no dejaron duda de que las velas eran de

            Esquadra con sobradas apariencias de ser más fuerte que la de mi

            mando. La ventaja de su andar sobre el de la mía era sensible, con

            que quanto más me aproximase a ella en aquella primera vista y

            positura, más los proporcionaba para hacerlos Dueños de la acción,

            quedándolo con qualquier movimiento que hiciese el viento en las

            distintas mutaciones que havía tenido desde que empezó apuntar. En

            aquel mismo tiempo su virada de Bordo, quando parecían resultos a

            continuar acia mi Esquadra a precisarme al Combate con desigualdad

            de fuerzas, me dio lugar a variar en parte del primer juicio y a

            sospechar que los 4 Buques más distantes de los suios, aunque no

            fuesen de iguales fuerzas a los 2 que se havían reconocido, y que

            por su causa considerarse f. 125 v. / ellos sin superioridad

            suficiente a mi Esquadra para vatirla, y sin el varlovento, que

            hasta allí lo tenía yo, desistían del primer empeño; por esto,

            inmediatamente viré sobre ellos y los perseguí por espacio de 4

            oras, con el viento algo más fresco, hasta que reconocí ser en valde

            mi diligencia, porque con su maior andar se alargavan, no dejando

            esperanzas de poderlos seguir, pues como está bien dicho en mi

            Declaración, y lo confirman los tiempos, la ventaja de la vela era

            sensible, aun no llevando ellas toda la que podían largar.

                 Si este caso fuese nuevo aún podría en algún modo argüierse

            contra él, pero nunca sería con el conocimiento correspondiente como

            se hace quando se está en el mismo echo, que es donde de prompto se

            reflexiona todo, se tocan las circunstancias y se resuelve con

            presencia de ello lo que se juzga más ventajoso y propio para el

            desempeño que se solicita. Ygual a él fue el que tubo el General

            Francés Monsieur de la Mote Piquet en las inmediaciones del Guarico

            con el Comodore Pedro Parquer. El General Francés conducía de la

            Martinica un Comboy mandando una Esquadra de 4 Navíos de fuerza;

            estando en las inmediaciones de aquel Puerto descubrió 3 Navíos,

            hizo la señal a los suios para darles Caza, y en esta diligencia,

            hallándose adelantado con el que montava, llegó a distancia de

            Cañonearse con los Enemigos; en este tiempo le calmó el viento y no

            pudieron juntársele los tres suios, aprovechando esta separación los

            Enemigos, se le aproximó el uno, que era de 50 Cañones y husaba de

            remos, y le vatió con tanta ventaja que a haver durado la Calma lo

            hubiera sin duda obligado a rendirse por lo mucho que le maltrató y

            la gente que le mató e inhavilitó; quando estaba en este aprieto

            empezó el viento a refrescar y, acercándosele los suios, el que le

            vatía y los otros dos, que también le hacían fuego aunque de más

            distancia, se pusieron f. 126 r. / en huida. El General Francés

            volvió con esto a seguirlos y, entonces, descubrió dos velas más

            hacia la parte a donde se dirigían, pero sospechando que fuesen

            Navíos de fuerza de la misma Esquadra hizo juicio por el número que

            las de las suias no eran ya competentes para arriesgar un Combate y

            puso la señal de retirarse y de tomar el Guarico. El Comandante

            Ynglés, al verle virar, comprendió también por su parte que la

            virada del Francés indicava inferioridad de fuerzas, y viró acia él

            dándole caza hasta que el otro entró en el Puerto y se vieron en una

            misma acción dudosos y equivocados los Comandantes sobre sus propias

            fuerzas y las del Contrario, persiguiéndose alternativamente, siendo

            notable en ello que las dos velas que hacían el aumento de la

            Esquadra inglesa se supo después ser dos Fragatas, con las quales

            siempre quedaba superior el General Francés a el Enemigo, pero como

            esta Certidumbre no se tiene hasta después de pasado el lanse a

            menos de ponerse mui cerca unos de otros, y que entonces es quasi

            inevitable el empeño. El General Francés resolvió su retirada por el

            juicio que formó, no queriendo exponerse a la contingencia de que

            sucediese lo contrario y perder la Acción. Este caso ha sido

            notorio, se ha visto aplaudido y celebrado en toda la Europa, y

            haviendo sido tan igual al mío no parece que haia mérito para tachar

            mi conducta, y mucho menos para intentar reprovarla. El no haver io

            practicado lo que hice sería digno de la más grave Censura en

            qualquiera caso de contrario accidente, pues, como llevo dicho y

            repetido, proceder contra lo mismo que tenía a la vista, y contra el

            juicio que formé con tan fundados motivos por las señales de lo que

            reconocía, sería egecutar temerariamente, sin conocimiento de las

            resultas ni la práctica, que es tan necesaria para tales Casos.

                 De estos accidentes son muchos los que pudiera traer a f. 126

            v. / consideración, sucedidos en lo antiguo, y no pocos los que se

            ofresen en lo moderno durante la actual Guerra. El que sigue

            combencerá que los Juicios que se forman en las Esquadras están

            expuestos a equivocación, sin que por esto haya motivo para

            persuadirse haverla havido en el mío, no pudiendo ser de otro modo,

            a causa de que al descubrirse las velas, y estando en distancia, no

            se puede asegurar los que son en realidad. El Admirante Geary,

            mandando la Esquadra grande Ynglesa a la entrada del Canal, en el

            mismo año pasado de 1780, descubrió una porción de velas en

            distancia; su primera providiencia fue disponer su Esquadra de modo

            que si la que tenía a la vista acertaba a ser la Francesa, pudiese

            atacarla en un modo regular; entre tanto, las velas hicieron

            diligencia de alejarse y en esto conoció ser Comboy y no Esquadra;

            entonces destacó los Navíos más ligeros de su Esquadra y éstos

            tomaron 6, ó poco más, los menos andadores del Comboy y que se havía

            rezagado; pero si desde la primera descubierta hubiera forzado de

            vela en la forma que les cogió, hubiera podido interceptar la maior

            parte de aquel Comboy. Este General procedió con el tiento y pulso

            que entonces convenía, siendo de menos consequencia dejar de exponer

            parte de un Comboy que el exponer su Esquadra al peligro de ser

            perdida figurándose ser Comboy. Sy acertava ser otra Esquadra

            enemiga del Comboy que tomó el Theniente General Don Luis de Córdova

            en el mismo año, no lo hubieran perdido los Yngleses si desde la

            tarde antes que se descubrieron algunas velas de las de nuestra

            Esquadra el Comandantes Ynglés que lo conducía hubiese tomado la

            precaución de señir el viento y alejarse de ellas durante la noche;

            no lo practicó así porque no hizo juicio de que en aquel parage

            pudiese haver Esquadra; siguió el rumbo que llevaba a viento largo

            f. 127 r. / y su Comboy fue a entragarse antes del amananecer a

            nuestra Esquadra. Estas son las resultas que acarrea la demasiada

            confianza, y que los Generales deben evitar en lo posible en fuerza

            de sus experiencias anteriores y de los egemplares sucedidos en

            otros, con conocimiento de que la Guerra se hace siempre con máximas

            propias de ella, con precauciones, según lo piden los Casos y con

            instrucciones, y que el más avil en ello es el que logra más

            conocidas ventajas.

                 Mis resoluciones en esta ocasión fueron conformes a lo que se

            presentaba a la vista a los antecedentes que tenía y a lo que pedían

            las circunstancias, no menos que a las noticias que se me havían

            dado, como tengo explicado en la Declaración; pues aunque havían

            mediado los dos meses y 5 días, que se dicen en la pregunta 21 del

            Ynterrogatorio, de la salida de la Esquadra inglesa del Puerto de

            Torvay con el Comboy que havía de conducir hasta dejarlo montadas

            las Yslas Terceras, para mi estimación y concepto no deví mirarla

            con indiferiencia a causa de que haviéndosele participado al

            Theniente General Don Luis de Córdova por el ministerio con fecha 19

            de Junio, 26 días después de su salida, y haver sido esto aún

            estando la Esquadra en la Bahía de Cádiz, la misma razón militaba

            para que la pudiese encontrar su Esquadra que la de mi mando,

            mediante no haver intervenido más de 4 días después de la separación

            de aquélla. Como el tránsito desde la Bahía al Cavo de Finisterre

            havía sido de un mes, sin estimarse este viaje demasiado largo, con

            que la misma posivilidad havía para que la Esquadra que iba de aquí

            la encontrase por aquella altura, que para que fuese Yo a los 4 días

            de haverme separado de ella, cuio corto tiempo en ningún modo

            variava la posivilidad del encuentro, y mediante ello no debía mirar

            Yo con indiferiencia el aviso tan recomendable pasado a mí por Don

            Luis de Córdova para que me sirviese f. 127 v. / de govierno, así

            como se le havía participado a este General para lo mismo, fuera de

            que el tiempo, según tengo dicho en mi declaración, no era tan largo

            que no pudiese ser. Es verdad que el número de Buques no era igual

            al que prevenía la orden de S.M., como se dice en el Ynterrogatorio,

            pero también era cosa factible que una parte de ella se allase más

            aterrada que la otra, ocasionándolo las Calmas, Ventolinas y Nieblas

            que se havían experimentado en aquellos días, y que por esta causa

            se alcanzase a ver el todo de ella de la Esquadra de mi mando, o que

            se hubiese dividido, destacándose una parte de ella para el Cabo de

            Ortegal y que el resto hubiese seguido a Ynglaterra, y que la misma

            que hubiese estado en aquel Cavo pasase después a las Cercanías del

            de Finisterre, y que fuese la misma que havía visto el Queche

            Olandés, con la particularidad de que el día 23, que la Esquadra del

            mando de Theniente General Don Luis de Córdova pasó por la vista de

            este Cavo, no se descubrieron en él las velas de esta naturaleza, no

            menos que el 27, que Yo lo demarqué; pero el 28, estando como digo a

            22 leguas al O. de él, fue quando empezó a verse en aquel día

            nebuloso, repitiéndose en el siguiente 29, circunstancias todas que

            daban sobrados motivos para sospechar que fuese ella, y lo

            corrovoran las particularidades de su buena vela, de mantenerse

            crusando allí, del porte de los Buques reconocidos, y de haver

            seguido a la Esquadra de mi mando, que todo es correspondiente a

            Esquadra de Guerra y mui contrario y diferente a Comboy.

                 Según tengo esplicado en la Declaración, no me quedó que hacer

            sobre este particular, ni me persuado a que otro que huviese estado

            en mi lugar, y huviese visto en la conformidad que aparecieron que

            adelantaron acia la Esquadra quando venían en su seguimiento f. 128

            r. / y lo que ésta perdía quando iba contra ellos, hubiera

            practicado otra cosa, pues se ve imutada [sic] mi conducta sin haver

            tenido anticipo Conocimiento de ella por un General Francés de

            tantos créditos y reputación como el que queda dicho, igualmente que

            por el Comandante Ynglés a quien persiguió y después lo hizo con él.

                 Aun quando no hubiese unos Egemplares tan authorizados como los

            que dejo dichos, que afiansa el acierto y regularidad de mi

            determinación, se halla todo Calificado por las deposiciones de los

            testigos del proceso, los quales dicen contestes [sic] que se

            persiguieron las Embarcaciones con quanta diligencia fue posible, y

            que su andar era ventajoso al de la Esquadra del Rey, pues se

            reconoció que se alejavan sin embargo de llevar ésta toda la vela

            que podía largar, y que no haviendo esperanza de darles alcanze, y

            por consequencia no poderlas seguir en la noche, al estar para

            concluir el día, suspendí el empeño para volver a continuar la

            Derrota del destino sin exponerme a maiores atrasos. Don Francisco

            Bermúdez añade en la suia que consulté con él y con el 1er

            Comandante del Fénix sobre si les parecía conveniente que se virase

            sobre ellas, y que haviendo sido de este dictamen inmediatamente lo

            egecuté. En esta diligencia que hice se reconoce que no fue sólo en

            mi concepto sino es en general en los demás del Navío el tenerse

            estas velas por Esquadra de Guerra, y en ningún modo que fuesen

            Comboy, porque mi pregunta o consulta, y la respuesta de los dos

            Comandantes, se fundaron en él, siendo excusado uno y otro si

            hubiese havido indicios de lo contrario o si se hubiesen juzgado de

            inferiores fuerzas a las de la Esquadra. El haverles preguntado

            confirma también haver fundados motivos para tomar una resolución de

            consequencia sin consultarlo antes por el peligro que f. 128 v. / de

            no ser Dueño de evitar la Acción después de empeñado en ella si las

            fuerzas de los Contrarios fuesen superiores en realidad, como se

            havía conceptuado por las primeras señales, cuio peligro exigía de

            mi parte la debida precaución de no proceder según el primer

            impulso, oiendo sus dictámenes para ver si se les ofresía algún

            reparo que io tubiese presente, mirando siempre en ello a la mayor

            Gloria de las Armas del Rey y al completo y airoso desempeño de mi

            obligación como General y de toda la Esquadra, como interesados

            igualmente en el de la Nación.

                 Entre las Declaraciones se encuentra una bien extraña, y es,

            que una de las Embarcaciones con quien se habló dio noticia de estar

            el Navío el Buen Consejo en la Ysla de San Miguel. Este despropósito

            tan singular hace ver el injusto desdoro de los Generales quando se

            intenta juzgar de su conducta operaciones y providiencias por el

            juicio que forman sobre ello los Súbditos que llevan a sus órdenes;

            y que su honor, concepto y reputación, adquiridos a expensas de

            largos y señalados servicios, están expuestos al más sensible

            contraste con qualquier equivocación o falta de conocimiento en

            incurran los que deponen en causa y de esta naturaleza. El Navío el

            Diligente durante la Campaña sólo habló con el Bergantín Portugués

            el Santísimo Sacramento, y las noticias que dio fueron que el 31 de

            Julio havía avistado la Ysla del Cuervo, en cuia inmediación y en su

            recalada no havía encontrado Embarcación alguna y que el día 9

            anterior a su encuentro con la Esquadra, a las 5 de la tarde, havía

            encontrado un Comboy Ynglés de 47 Embarcaciones haciendo Derrota al

            SO., siendo esto en 42 grados 36 minutos de latitud, con otros dos

            también Portugueses, que se conocieron, uno el 10 de Septiembre al

            O. de las Yslas del Cuerbo iendo f. 129 r. / en demanda de ellas,

            estando en 40 grados 7 minutos, otra el 26 en 39 grados 16 minutos y

            en 2 grados 51 minutos de longitud, meridiano de Tenerife; por

            consecuencia, mui al E. de las Terceras. En el Navío el Diligente,

            ni en los otros de la Esquadra, no tuvieron conocimiento de las

            noticias que dieron, porque ni hablaron con ellos ni se les dio

            cuenta de lo que digeron; con que la que da el Piloto Gago la forxó,

            sin duda, equivocando las Especies con las que adquirió después de

            llegado a Cádiz, que fue donde se supo hallarse el Buen Consejo en

            el surgidero del Fayal y no en la Ysla de San Miguel, como él dice.

            No puede dejar de ser del más sensible bochorno, morticación y

            avatimiento para un General, verse comprometido a explicar las

            equivocaciones y malas inteligencias de sus súbditos, de todas

            clases producidas sin reflexión y aun sin el conocimiento y madurez

            que se necesita en asumptos tan serios, para justificar la

            regularidad de su Conducta.

                 Por lo que se explica en mi Declaración sobre la respuesta de

            las 26 preguntas del Ynterrogatorio, por lo que exponen los testigos

            examinados para la formación del Proceso, y por su Conformidad con

            lo que Yo digo en aquélla, no menos que por el contenido en esta

            exposición, arreglada a los mismos principios y fundamentos de la

            Declaración, está demostrado, con quanta sencillez y convencimiento

            es posible, que me arreglé puntualmente a las Reales órdenes de S.M.

            en la Campaña que hice a las Yslas Terceras, y según ello dispuse la

            Derrota y la seguí con toda presisión, sin deberse estimar por

            mudanza y estravío de ella a aquellos resguardos, precauciones y

            vordadas que enseña el mismo Arte de Navegar y no ignoran los que lo

            conocen quando ay justos y forzados para ello, como son los peligros

            de los temporales de travesía, de las Calmas, Ventolinas y Nieblas,

            y Corrientes que quedan f. 129 v. / explicadas. Que la Esquadra

            estubo en el Crucero de la recalada de las embarcaciones que vienen

            de Yndias, sin apartarse de él a excepción de quando le fue

            indispensable hacerlos; que en los cortos intervalos en que tubo

            vientos proporcionados para ir a descubrir el Cuervo y Flores, los

            aprovechó quando no se le ofrecieron obstáculos de tanta gravedad y

            consequencias que no se lo permitieron y, por el contrario, que

            quando cesaron éstos, los vientos no eran favorables, pero sí

            calmosos y temporales, que no le proporcionaban adelantar acia

            ellas, y que sin embargo de las muchas contrariedades y descalabros

            que experimentó, estubo en tanta inmediación de ellas que con dos

            oras más de día que hubiese tenido el 18 de Septiembre, o con haver

            permanecido en la noche el viento con la moderación que havía estado

            durante él, las huviera infaliblemente avistado la mañana siguiente,

            pero el grave cuidado de un Buque en quien el naufragio amanazaba

            por instantes, no permitía exponerlo a los últimos riesgos. Que si

            las Embarcaciones del Comercio de Yndias han tenido la desgracia de

            ser apresadas, es injusto, y contra toda razón, atribuirlo a Culpa

            de mi diligencia, puesto que está demonstrado del modo más

            concluiente que la Esquadra de mi mando nunca podía livertarles de

            esta desgracia en los parages y tiempos que la experimentaron, como

            queda visto por la relación que acompaña a ésta. Que sólo por el fin

            de salvarlas expuso el Navío el Gallardo a los peligros que son bien

            notorios, y el resto de la Esquadra en el deplorable estado que se

            hallaba. Que solicité a la Santa Mónica en los sitios que le tenía

            señalados para Randebu; que hice lo mismo respecto de la Magdalena,

            practicando lo que correspondía con arreglo a las órdenes y

            Ynstrucciones que tenía dada para el Corso, según S.M. en su Real

            Orden me lo prevenía, pero que ni una ni otra se hallavan en ellos

            quando io pude ir. Que se dio Caza f. 130 r. / a quantas

            Embarcaciones aparecieron en proporción de hacerlo; que busqué los 4

            ó 5 Navíos, y las Fragatas, por todos los parages donde la Real

            Orden me lo indicava, y que no se hallaban allí, como está

            comprovado por varios modos; y que en el encuentro con la Urca Santa

            Ygnes practiqué lo que era conforme a la Real Orden de S.M., con

            atención al particular destino de la Esquadra de mi mando, y a lo

            que previenen las Ordenanzas de la Armada en los Artículos que cito

            en mi Declaración. Que con las velas avistadas el 29 de Julio

            practiqué lo que era correspondiente a sus Circunstancias,

            precaviendo el exponer la Esquadra del Rey al peligro de entrar en

            empeño contra fuerzas superiores, como todo General acreditado

            practica, y con peligro de perder el varlovento; que las seguí y las

            perseguí quando su maniobra me dio indicios de que pudiere no ser

            efectiva; y finalmente, lejos de ser reprovable una Conducta que se

            halla no sólo recomendada con particulares expresiones en la misma

            Real Orden de S.M. de 23 de Mayo, sino mandada observar ésta

            posteriormente, imitada por los exemplares de los Generales

            franceses y Yngleses que la han tenido igual en semejantes

            circunstancias, no menos que por muchos otros en lo antiguo y en lo

            moderno, mediante esta plena demostración apoiada y convencida por

            las órdenes, Ynstrucciones y advertencias que distribuie en la

            Esquadra para el más exacto Cumplimiento de las de S.M., como se

            puede ver por ellas, teniéndolas presentadas con este fin, debo

            prometerme que el Consejo de Guerra, pesando la fuerza de estos

            convencimientos en la justa valanza de la Justicia, con la rectitud,

            conocimiento y inteligencia que corresponde para tales asumptos, me

            proporcionará la correspondiente satisfación, y mediante ella, que

            S.M., hecho Capaz de haver desempeñado las obligaciones de la

            Comisión que se dignó poner a mi cuidado, en quanto me lo

            permitieron las circunstancias, f. 130 v. / se digne con su

            acostumbrada piedad continuarme en su Real Gracia.

           

           

           

            Real Orden instructiva de S.M.

                 El Rey ha elegido a V.E. para el mando de una Esquadra

            compuesta de 6 Navíos y 2 Fragatas parra que haciendo rumbo a las

            Yslas del Cuervo y Flores, cuio parage en esta Estación es la

            recalada de las más Embarcaciones del Comercio de Yndias, proteja

            V.E. con dicha Esquadra el nuestro y intercepte el de los Yngleses,

            atacando y vatiendo sus Embarcaciones de Guerra y mercantes que

            encuentre, debiendo V.E. ir en la inteligencia de que sobre dichas

            Yslas, y en el intermedio a las Terceras, para proteger su Comercio

            con los Portugueses tienen los Yngleses, según las noticias que

            últimamente se han tenido, 4 ó 5 Navíos de 60 a 50 Cañones, y tal

            qual Fragata, que igualmente atacará V.E.; con cuia noticia y las

            que V.E. adquiera, procederá en su Corso para vatir a los enemigos

            en aquellas Mares. También deberá V.E. con la precaución, que es tan

            regular en la Mar, de tener abanzadas sus Fragatas para los

            descubrimientos que deban hacer y avisos que en su consequencia han

            de dar a V.E. de si avistan fuerzas maiores que vaian o vengan de

            Yndias, pudiendo suceder que de esta última parte se retire alguna

            Esquadra de las que hace tiempo tienen los Yngleses en aquellas

            Mares, o alguna División cresida de ellas, que sea de maiores

            fuerzas de las que la Esquadra del mando de V.E., en cuio caso

            conviene no expone las Armas del Rey a ser batidas, pero si los

            accidentes de la noche, del viento u otros que ocurren en la Mar y

            no pueden preverse, precisaren a V.E. avatirse con desiguales

            fuerzas, cree el Rey lo hará V.E., y todos los Comandantes f. 131 r.

            / de los Buques de su mando, en términos que conozan [sic] los

            Enemigos el honor con que siempre han defendido los Españoles el de

            su Bandera y Nación y las Armas de su Soverano, pues aun con fuerzas

            desiguales, por maiores las de los Enemigos (lo que se debe evitar,

            y de no poderse, vatirse hasta quanto alcancen las propias) puede

            suceder un accidente de las que han acaecido muchos, como es de

            yncendio, desarvolo, mucha Agua, etc. que han hecho avandonar los

            Combates, que llenaría a V.E. de Gloria inmortal y sabría el Rey

            perpetuarla en su memoria, como de otros hechos, con sus

            liveralidades y espíritu militar con que save graduar y premiar las

            acciones y méritos de los que le sirven en tan honrrosa Carrera.

                 Si por algún golpe de viento y otra casualidad u urgencia

            tubiere V.E. precisión de entrar en algún Puerto de aquellas Yslas

            portuguesas, podrá egecutarlo, para remediarse con la maior presteza

            y volver a la Mar a apostarse en su señalado Crucero el tiempo que

            le permitan los víveres, y venir después haciendo el Corso hasta

            Cádiz a proveerse de ellos para estar prompto a lo que S.M.

            ordenare.

                 Prevéngolo todo a V.E. de orden del Rey, estando S.M. asegurado

            de que V.E., animado de su Celo con el mejor servicio en el

            desempeño de esta importante Comisión, hará continúe sin el menor

            disimulo la observancia puntual de la Ordenanza y de las órdenes que

            tubiere dadas el Theniente General Don Luis de Córdova, y hallare

            V.E. conveniente dar para el mejor régimen, disciplina, bigilancia y

            aptitud de los Buques de su mando, que siempre, pero con tanta más

            razón en tiempo de Guerra, deben estar mui promptos para sostener

            qualquier lanze por impensado que ocurra, y para ello, hecho los

            Safarranchos con la maior escrupulosidad, quitado los f. 131 v. / de

            las Cámaras vajas y de entre Puentes, y tomar las demás precauciones

            que eviten que en un repentino encuentro tenga que emplearse ni un

            solo Hombre en otro obgeto que en el de ocupar su puesto para el

            Combate. Dios guarde a V.E. muchos años. Aranjuez, 23 de Mayo de

            1779. El Marqués González de Castejón. Señor Don Antonio Ulloa.

                 Excmo. Señor: En Real Orden me previene el Señor Marqués

            González de Castejón, con fecha 19 del corriente, lo siguiente.

                 Respecto a que se habrá retirado ya de la Corte de Londres

            nuestro Embajador, quiere el Rey que desde luego que reciba V.E.

            esta Real Orden empiece las ostilidades, vatiendo y apresando toda

            Embarcación de Guerra, Corsaria, o mercante, inglesa que encuentre,

            sea sola o más; lo que prevengo a V.E. para su más celoso

            cumplimiento, como también como entre entre los días 23 y 24 de Mayo

            último salió de la Bahía de Torvay un Comboy Ynglés con destino a

            Yndias escoltado por 15 Navíos de Guerra de la propia nación, los

            que luego que lo degen rebasado de las Ysla Azores deben regresar a

            sus Puertos de Ynglaterra, cuia noticia me manda S.M. comunicar a

            V.E. para que navegue en este concepto, por si precisándole vientos

            contrarios a estender sus vordos acia el O. y NO. tubiere la

            proporción de encontrar esta Esquadra, en cuio caso la atacará V.E.

            para rendirla.

                 Traslado a V.E. esta resolución de S.M. para su inteligencia y

            cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años. A bordo del Navío la

            Santísima Trinidad, 28 de Junio de 1779. Luis de Córdova. Excmo.

            Señor Don Antonio de Ulloa.

            

           

           

            Averiguación y noticia de los Navíos particulares de Comercio que

            fueron f. 132 r. / apresados viniendo de Yndias en el año de 1779 de

            resultas del rompimiento con la Ynglaterra, con expresión de los

            parages y tiempos en que sucedió.

           

           

           

            Embarcaciones apresadas viniendo del Mar del S.

            Registro Buen Consexo

                 Llegó al Surgidero del Fayal el 10 de Agosto. La Esquadra de mi

            mando se hallava entonces en la mitad de la travesía que ay de la

            Costa de España a la Ysla de San Miguel. Salió de aquel Surgidero

            forzado por un temporal el 31 de Octubre, tiempo en que en ningún

            modo la Esquadra de mi mando hubiera podido hallarse en las Terceras

            haviendo entrado en Cádiz el 1º del mismo mes. El Navío el Dragon

            llegó a avistar el Cuervo el 24 del mismo mes de Octubre; estubo a

            18 leguas del Fayal y no pudo llegar a aquel Surgidero, como tampoco

            lo consiguió la Esquadra de Don Juan de Lángara, haviendo estado a

            la vista de la Ysla y hecho diligencia para avistar el fondeadero.

            Fue apresado el 20 de Noviembre acia las Costas de Portugal.

           

           

           

            Registro la Perla

                 Su Capitán, Don Melchor de Alarcón. Fue apresada a la vista del

            Cuervo el 29 de Octubre por una Fragata Corsaria nombrada la Cherte,

            de 24 Cañones, y una Balandra de 14, las que condugeron a Falmohut,

            y aunque según las noticias que dieron estos corsarios, havía

            algunos días que se mantenían cruzando por allí, no los descubrió el

            Navío el Dragón, que dio vista al Cuervo el 24 de Octubre; sucede lo

            mismo que con el anterior en quanto a la imposivilidad de

            livertarlo.

                 Estos dos Navíos son los únicos que vinieron del Mar del S. en

            aquel año.

           

           

           

            Embarcaciones apresadas viniendo de la Havana.

            Paquevot Nuestra Señora de las Mercedes

                 Fue apresado antes del 16 de Julio hallándose del f. 132 v. /

            Cavo de San Vicente para adentro por la Fragata Corsaria Ynglesa el

            León, de 32 Cañones, la misma que el 16 de Julio apresó la

            Embarcación de Buenos Ayres Nuestra Señora de los Dolores. En aquel

            día la Esquadra del Theniente General Don Luis de Córdova, con la

            que hacía cuerpo la de mi mando, se hallava a medio viaje para el

            Cavo de Finisterre.

           

           

            

            Urca Sueca la Duquesa de Sodermania

                 Su Capitán, Pedro Alfuing. Fue apresada por la Fragata de

            Guerra la Aurora el 9 de Septiembre a la distancia de 75 leguas de

            la Bermuda; en aquel día llegó la Esquadra de mi mando al Crucero, y

            mediava entre una y otra toda la distancia del Golfo, que no es

            menos de 800 leguas.

           

           

           

            San Matheo

                 Su Capitán, Pedro Balpardo. Fue apresado el 13 de Septiembre

            por el Corsario la Catie en 43 grados de latitud y 15 grados 30

            minutos de longitud, meridiano de París, navegando para Santander,

            esto es, 55 leguas al O. del Cavo de Finisterre. La Esquadra de mi

            mando estava aquel día en su Crucero en 39 grados 42 minutos y medio

            de latitud, haviendo llegado a él el 9 en la tarde, y distava del

            parage donde fue apresada 26 ó 27 leguas, en que se vee [sic] la

            imposivilidad de livertarla de la desgracia

           

           

           

            Paquevot el Atrevido

                 Su Capitán, Don Jossef Antonio de Aldecoa. Fue apresado el 1º

            de Octubre en la altura de 41 grados por el Corsario Ynglés la

            Entreprise. En aquel propio día la Esquadra de mi mando entró en

            Cádiz, con que se vee [sic] la imposivilidad de haverle encontrado

            estando él entonces en aquella distancia; latitud que tampoco era la

            del Crucero.

           

           

           

            El Havanero

                 Fue apresado el 19 de Octubre en la latitud de 36 25 minutos y

            en 6 grados 25 minutos de longitud, por cuio punto esta 25 leguas al

            OSO. del Cavo de San Vicente. La Esquadra de mi mando havía dejado

            el Crucero el 18 de Septiembre en la noche; llegó a Cádiz el 12 de

            Octubre, por lo que se vee [sic] que esta Embarcación trahía f. 133

            r. / 21 ó 22 días de retardación a la salida de la Esquadra de aquel

            parage y era imposible su encuentro.

           

           

           

            Apresadas viniendo de Buenos Ayres y Montevideo.

            San Juan y Santa Ana, de Buenos Ayres

                 Su Capitán, Jossef Ramón de Sopeña. Fue apresada viniendo a

            España el 10 de Julio de 79 a las 3 de la tarde estando en 37 grados

            de latitud y 36 de longitud, meridiano de Tenerife, 110 leguas al O.

            del Cavo de San Vicente, por la Balandra Corsaria la Activa, su

            Capitán, Juan Bromy, conducida a Pool. En aquel día la Esquadra del

            mando del Theniente General Don Luis de Córdova aún no havía llegado

            al Cavo de Finisterre, y por consequencia mi Comisión y viaje para

            ir a las Terceras no empezó hasta algún tiempo después.

           

           

           

            El Vergantín San Antonio, alias el Tapley, de Montevideo

                 Su Capitán, Juan Arvores, salió de aquel Puerto para Cádiz en

            14 de Julio; fue apresado el 14 de Octubre sobre la Ysla de Santa

            María y conducido a uno de los Surgideros de aquellas Yslas. Se

            repite lo mismo que de los otros que han sido tomados en aquel mes y

            por aquella latitud, siendo mui diversa de la del Crucero.

           

           

           

            Nuestra Señora de los Dolores, de Buenos Ayres

                 Su Mestre [sic], Jacinto de Burgos Machuca. Fue apresada en 16

            de Julio de 1779 en 37 grados de latitud y 16 de longitud

            occidental, meridiano de París, como 80 a 90 leguas del Cavo de San

            Vicente, por la Fragata Corsaria Ynglesa el León, de 32 Cañones, la

            qual llevaba apresado al mismo tiempo el Paquebot español Nuestra

            Señora de las Mercedes, de que queda hecha mensión. En aquel día la

            Esquadra del mando del Theniente General Don Luis de Córdova aún no

            havía llegado al Cabo de Finisterre, y por consequencia mi Comisión

            y viaje para ir a las Terceras f 133 v. / no empezó hasta algún

            tiempo después.

           

           

           

            Fragata Nuestra Señora de las Angustias, de Montevideo

                 Su Capitán, N. Argüelles. Fue apresada el 19 de Julio de 1779 a

            30 leguas del Cavo de Finisterre por el Vergantín Ynglés el

            Endeavorer, su Capitán, Francisco Boldrique. Se repite sobre esto lo

            que queda dicho de los anteriores que fueron apresados mes y medio

            antes de haver llegado la Esquadra de mi mando al Crucero.

            

           

           

            La Saetia Cathalana San Francisco de Paula, de Montevideo

                 Su Capitán, Jossef Mallot. Fue apresada el 16 de Agosto por un

            Bergantín Ynglés nombrado la Desconfianza, su Capitán, Guillermo

            Tomson. En aquel día la Esquadra de mi mando retrocedía de su

            Derrota en solicitud de la Santa Mónica, que con el temporal de la

            noche precedente se havía separado, hallándose todavía mui distante

            de las Terceras.

           

           

           

            Saetia cathalana Nuestra Señora de la Misericordia

                 Su Capitán, Salvador Casaña. Fue apresado a su regreso a España

            el 26 de Agosto de 1779 sobre la Ysla de San Miguel, en las

            Terceras, por un Bergantín Ynglés. En aquel día fue quando la

            Esquadra de mi mando descubrió la Tercera, sin haver llegado hasta

            entonces a su Crucero. Ella hacía su viaje por el S. de las Yslas, y

            la Esquadra iba por el N., y en este modo nunca era posible haverla

            liverado. El 29 del mismo mes fue represada por una Fragata

            francesa; el 3 de Septiembre fue 3ª vez apresada por un Corsario

            Ynglés, y este mismo día, a las 2 ó 3 horas, fue buelta a represar

            por la Fragata de Guerra la Leocadia, que la condujo a la Coruña.

           

           

           

            Bergantín de Buenos Ayres

                 De que dio noticia el Bergantín Portugués que encontró la

            Esquadra el 26 de Septiembre; y el 19 havía salido de la Ysla de San

            Miguel diciendo que una Fragata Corsaria de 14 Cañones y un

            Bergantín havían apresado, entre aquella Ysla y la de Santa María,

            un Bergantín de Buenos Ayres cargado de Cueros, y conducido a la

            Ysla de Santa María, cuia Tripulación, que consistía en 12 Hombres,

            navegava para Lisvoa en una f. 134 r. / Galera Portuguesa, la que

            igualmente se descubrió y encontró la misma tarde. Esta embarcación,

            como las otras que vinieron de Buenos Ayres, hizo su Derrota por los

            37 grados y medio a descubrir la Ysla de Santa María, por lo qual

            nunca la Esquadra de mi mando pudo livertarla de la pérdida, ni

            respecto al lugar ni al tiempo en que fue apresada.

           

           

           

            Saetia Nuestra Señora de la Misericordia, 2ª de este nombre, de

            Montevideo

                 Su Capitán, Miguel Pasqual. Salió de aquel Puerto el 8 de Mayo

            de 1779; fue apresada en 20 de Septiembre a 150 leguas del Cavo de

            San Vicente y conducida a la Ysla de San Christoval por un Comboy

            Ynglés, de donde dicho Capitán se escapó y pasó al Guarico, de cuio

            Puerto escrivió con fecha de Abril de 1780 sin dar más noticia que

            ésta de su pérdida.

           

            

           

            Paquebot San Jossef de Buenos Ayres

                 Su Capitán y Maestre, Don Ignigo Yvarra. Salió de Montevideo el

            11 de Junio de 1779 con carga de frutos y efectos, y estando acia

            las Terceras fue apresado por el Corsario Ynglés la Alerta; y

            después represado por el Francés el Duque de Chartres, que lo

            condujo a Burdeaux. No se ha podido averiguar en qué latitud se

            hallava, quándo fue apresada, ni el día en que sucedió.

           

           

           

            Nuestra Señora de la Piedad

                 Capitán, Garay. Fue apresado por el Corsario Dardo, Capitán

            Andrés Smith, el día 15 de Octubre en la altura de 36 grados, 40

            leguas al SO. de la Ysla de Santa María. Se vee [sic] que ni por el

            tiempo ni por el parage era factible que la Esquadra de mi mando le

            livertase, pues hacía un menos menos 3 días que havía dejado los

            Mares del Cuervo, y que esta embarcación trahía su viaje por el S.

            de todas las Yslas, como quasi todas las que vinieron de Buenos

            Ayres.

           

           

           

            Jesús, María y Jossef de Campeche

                 Su Capitán, Antonio Guliverto; que navegaba para Valensia. Fue

            apresado el 13 de Agosto por el Corsario la Venganza y conducido a

            Liverpool. La Esquadra de mi mando se hallava entonces desde el Cavo

            de Finisterre para las Terceras y apenas f. 134 v. / havía vensido

            la mitad de esta travesía, con que era caso imposible livertarla.

           

           

           

            Paquebote San Estevan, alias la Lucía de la Guayana

                 Su Capitán, Don Antonio Álvarez Pozo. Fue apresado el día 13 de

            Agosto de 1779 navegando para Cádiz en la latitud de 40 grados 9

            minutos y 359 grados de longitud, meridiano de Tenerife, a 16 leguas

            del Cavo de San Vicente, por un Corsario Ynglés que lo condujo a

            Liverpool. La Esquadra de mi mando se hallava en aquel día por el

            mismo meridiano, pero en 42 grados 9 minutos de latitud, que son 40

            leguas al N. de él, navegando para su destino de las Yslas; en que

            se reconoce la imposivilidad de encontrarlo en el Crucero de la

            recalada desde el 9 de Septiembre hasta el 18, esto es, un mes

            después de su apresamiento y 160 leguas, por lo menos, al O. de

            donde lo fue.

           

           

           

            Addición a la averiguación y noticia de las Embarcaciones de

            comercio que han sido apresadas viniendo de la América y se ha

            podido adquirir posteriormente.

            Saetia Santa Eulalia

                 Capitán, Pujol; salió de Montevideo; fue apresado en principio

            de Julio en la Costa de Portugal y represada por Chumeo a la Voca

            del Estrecho. La Esquadra del Theniente General Don Luis de Córdova

            se hallava entonces mui en los principios de su Navegación para Cavo

            de Finisterre.

           

           

           

            Saetia San Jossef

                 Capitán, Genando Esteve y Yllac. Salió de Montevideo; fue

            apresada en 1º de Agosto a 50 leguas de la Ysla de Santa María por

            un Corsario Ynglés y conducida a Lisvoa. La Esquadra de mi mando se

            hallava entonces en los principios del viaje del Cavo de Finisterre

            para las Yslas Terceras, y además esta embarcación hizo su viaje por

            el S. de aquellas Yslas.

           

           

           

            Saetia San Francisco de Paula

                 Capitán, Jossef Mayol. Salió de Montevideo para Cádiz en 24 de

            Mayo; fue apresada el 16 de Agosto por el Bergantín Ynglés la

            Desconfianza, Capitán, Tompson, al recaladero de las Terceras f. 135

            r. / y después fue represado inmediato a la Noruega por un Corsario

            francés. Aquel día la Esquadra de mi mando restrocedía de su Derrota

            en solicitud de la Fragata Santa Mónica, hallándose poco más de

            medio Camino para el Cuervo y Flores.

           

           

           

            Bergantín San Phelipe y Santiago

                 Capitán, Don Julián de la Campa. Fue apresado por un corsario

            Ynglés a principio de Septiembre sobre las Yslas Terceras, y

            conducida a Lisvoa. No se ha podido averiguar quál de ellas, ni el

            día, pero es lo más regular que hiciese su viaje por la parte del

            S., como queda visto de todas las que vinieron de Buenos Ayres en

            aquel año.

           

           

           

            Saetia Nuestra Señora del Rosario

                 Capitán, Prana; salió de Montevideo para España; fue apresada

            el 26 de Agosto, sin haverse podido averiguar en qué parages, siendo

            en aquel día quando la Esquadra de mi mando dio vista a la Ysla

            Tercera.

           

           

           

            Fragata la Preciosa

                 Capitán, Felipe Rovillo. Sólo se save haver salido de

            Montevideo el 14 de Julio; se ignora su paradero, pero por su salida

            no era regular que llegase a las Terceras hasta el mes de Octubre,

            en cuio tiempo la Esquadra de mi mando no podía allarse allí.

           

           

           

            Paquevot la Merced

                 Capitán, Simón de Carriaga. Salió de de la Havana; fue apresado

            el 30 de Junio 5 leguas al E. del Cavo San Vicente. La Esquadra del

            mando del Theniente General Don Luis de Córdova havía sólo 7 días

            que havía salido de Cádiz.

           

           

           

            Saetia San Juan Baptista

                 Su Capitán, Fonrrodena; salió de Campeche y de la Havana; fue

            apresado en principio de Julio sobre el Cavo de Finisterre, tiempo

            en que la Esquadra del mando del f. 135 v. / Theniente General Don

            Luis de Córdova se hallava en los principios de su viaje. Ysla de

            León, y Junio 30 de 1781.

           

           

           

            Reflexiones que el Theniente General Don Antonio de Ulloa hace al

            Consejo de Guerra sobre la Conducta que tubo en el encuentro con la

            Urca Santa Ygnes.

                 Compadezco [sic] ante este respetuoso Tribunal para hacer io

            mismo la defensa de mi honor, concepto y opinión, esto es, lo que ay

            de más delicado y sensible en los Hombres, y no es regular exponerlo

            a las contingencias de siniestras inteligencias, interpretaciones, o

            de conceptos defectuosos, por falta de explicación.

                 Si Yo no retube la Urca Santa Ygnés fue porque ni la Real Orden

            me lo prevenía, ni las Ordenanzas lo permiten, siendo el destino mui

            diverso del de comboyar, y está visto no ser ésta la mente que en

            ella se percive, porque ni quando dice que buelva al señalado

            apostadero, la instrucción, ni quando repite que me restituía a

            España, dice que recoja en aquél las que llegaren, ni menos, que

            conduzca conmigo las que hubiere juntado, y que en este modo buelva

            haciendo el Corso y conserbándolas.

                 Si estando prevenido que las recogiese conforme las fuese

            encontrando, yo lo hubiese dejado de cumplir por algún motivo, qué

            más se podría hacer que lo que ahora se hace, no haviéndome

            prevenido cosa alguna sobre ello, que es formarse cargo y juzgárseme

            en Consejo de Guerra, condenándome si el motivo no hubiese sido

            justo. En estos términos no ay Regla segura para governarse los que

            manden en lo sucesivo, debiendo servir este egemplar para reprobar

            la Conducta quando procedan arreglado a las Ynstrucciones y a las

            Ordenanzas del mismo modo que quando faltan a ellas, pues esto es lo

            que ahora se está haciendo.

                 ¿Será justo, regular, ni Christiano, en que Yo pierda con el

            explendor de mis antepasados 50 años de servicios distinguidos,

            gratos a los Soveranos que han reynado, de mucha satisfación y

            crédito para mí, y no de poca Gloria para la Nación, por haver

            observado puntualmente f. 136 r. / lo que se me ordenó por S.M. en

            la Ynstrucción que en su Real Nombre se me dio, y haver dejado de

            hacer lo que se me mandava en ella? ¿A dónde está la razón de los

            Hombres, la Justicia de los Jueces, la equidad de los que profesamos

            la más pura y la más santa Religión?

                 ¿Quál será la Regla de acertar si la ciega ovediencia a lo que

            se me mandó, y consta de la misma Real Ynstrucción, se gradúa por

            falta y se intenta castigar por delito?

                 La Justicia del Soverano, como dimanada de la Divina, no puede

            culpar al que no quebranta precepto o deja de cumplirlo, ni uno ni

            otro sucede aquí, porque me sugeté a lo que consta de la Real Orden,

            con que el Cargo es injusto, y las mortificaciones que se me han

            hecho sufrir, inhumanas.

                 Si la mente del Rey era que ante todo asegurase las

            embarcaciones nacionales que encontrase, debía haverme prevenido

            para que Yo lo supiese, y entonces sería precepto claro, y también

            para que su puntual Cumplimiento no se interrumpiese ni se

            perturvase con las otras disposiciones del Corso y de buscar a los

            Enemigos.

                 Los preceptos del Soverano son el maior respecto [sic], nadie

            puede alterarlos, ni dejarlos de cumplir, sin incurrir en delito

            gravísimo, a menos de tener facultad para ello, y a mi no se me

            havía conferido, por esto no tube que titubear en su observancia,

            estando a lo literal, que es el modo de no errarlo.

                 Antes del encuentro con la Urca, 6 días hubo temporales,

            descalabros y separación en la Esquadra; después se volvió a repetir

            por dos ocasiones. ¿Quién asegura que la misma Fragata Corsaria que

            perseguí no hubiera podido tomar a la Urca separada de la Esquadra,

            como lo estubo ésta en el mismo día que se avistó?

                 Mi Conducta fue en todo la que me enseñó la Real Orden, y

            ninguna podría ser igual a ella, porque siempre que me separase del

            sentido literal me apartava de la ovediencia y me exponía a errar.

            f. 136 v. /

                 Sirvanse Vuestras Excelencias y Vuestras Señorías reparar con

            cuidado la Real Orden, reconozcan con el mismo quanto digo en mi

            Confesión y en la Exposición, separando de la Ydea las

            interpretaciones que no están escritas, los juicios que se forman

            después de pasados los lances al advitrio de cada individuo, y

            concluirán que mi conducta fue precisamente la que me enseñó la Real

            Ynstrucción, según la qual no pude incurrir, ni aun levemente, en

            culpa, y que quanto se me ha hecho padecer es sin justicia ni

            Charidad Christiana.

                 Muéstreseme por este serio Consejo la cláusula clara, literal,

            de la Real Orden que me dejase enteramente a cubierto de las

            resultas malas que pudieran havérsele seguido a la Urca, o a

            qualquiera otra Embarcación, sin dejar de hacer el Corso con la

            Esquadra, y entonces sería justo el Cargo y forzoso mi

            combencimiento; por el contrario, de no hallarla, debiera reconocer

            este mismo respetuoso Consejo que he servido al Rey con el mejor

            Celo, aplicación y desvelo que lo hace un buen General.

                 Quando conduge la Esquadra de Flota en el año 78 se me dio una

            orden, la más especial que se haia visto y la más difícil de

            cumplir, qual fue la que desembocando el canal de Bahama sin hablar

            con Embarcación alguna de quantas encontrase ni descubrir otra

            Tierra, antes fuese a la Ysla de Tenerife; por su paralelo no era

            practicable a causa de los vientros Brisas que son constantes y

            contrarios; por su meridiano tampoco, no haviendo visto antes otra

            tierra para corregir el Yerro que hubiese en las longitudes; el

            menos riego que corría era haverme precisado a volver a las Yslas de

            Barlovento si no acertava a encontrar la de Tenerife en el día que

            me lo indicase el punto; sin embargo de este grave peligro, y de

            otros que se agregaban con un thesoro tan quantioso como el que

            conducía a mi Cargo, no me separé de lo que se f. 137 r. / me

            mandava, por estarme prevenido así y no serme facultativo dar a esta

            orden otro sentido que el literal que en sí tenía, mediante lo qual

            quedaba Yo resguardado de quanto pudiese sobrevenir, haciéndome

            Cargo de que lo que me pertenecía era ovedecer ciegamente, debiendo

            suponer que quando se me mandava en quel modo se tendría todo bien

            premeditado. Esto mismo supuse con iguales fundamentos en esta otra

            Campaña respecto de las Embarcaciones que encontrase. f. 137 v. /

           

           

           

            Representaciones hechas a S.M. y Cartas para el Ministro de Marina

            que las acompañan, pidiendo que en consequencia de la conclusión de

            las Juntas, de Departamento y la del Navío el Concepción, se sirva

            S.M. declarar lo correspondiente al reparo de mi buena opinión y

            concepto o lo que fuere se su Real agrado en caso de no hallarse

            plenamente satisfecho de la exactitud y regularidad de mi conducta

            con el informe de las Juntas y las respuestas dada por mí a los

            puntos en que S.M. había hallado que reparar.

                 Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real

            Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respeto,

            expone a la piadosa paternal consideración de V.M. la desgraciada

            constitución en que halla después de havérsele suspenddo del mando

            de la Esquadra del Estrecho para que pasase a este Departamendo,

            donde por la Junta de él había mandado V.M. que se examinase las

            cartas y Diarios en que dio quenta de lo acaecido en la Campaña que

            practicó antes a las Yslas Terceras, y habiéndose concluido el

            examen y dado quenta en fines de Diziembre a V.M., no ha

            experimentado hasta el presente los favorables efectos que devía

            prometerse de la Real Clemencia de V.M., resultando de ello

            gravísimo detrimento contra el honor, concepto y estimación del

            suplicante, que es forzoso baya a más en tanto que la Real resolució

            de V.M. se digna declarar lo que fuere de su agrado. Nunca se

            persudadirá el suplicante que la mente piadosa de V.M. incline a que

            por diferirse esta providencia tan equitativa subsista en opiniones

            el concepto del Suplicante después de haverlo mantenido por espacio

            de 50 años que sirve. Primero a los gloriosos Augustos Padre y

            hermano de V.M., y después en todo el f. 138 r. / feliz Reynado de

            V.M., por lo que suplica, con todo el dolor que es propio de su

            actual situación, que V.M. se digne por efecto de la Real piedad y

            clemencia que tanto resplandece en su govierno, concederle el medio

            que fuere de su soberano agrado para indemnizarse de quantos cargos,

            imputaciones o sospechas, aunque sean leves, se hayan formado contra

            su conducta, y dar plena satisfación a los reparos que la sabia

            penetración de V.M. advirtió en los diarios y cartas que lleba

            citadas, y el común de las gentes quede convencido contra los

            siniestros juicios que haya formado, por ser obligación

            indispensable del suplicante esta solicitud y el hacer ver su

            constante celo y aplicación en los asumtos del Real servicio puestos

            a su cargo, para que la demora no agrave más los perjuicios que

            hasta aquí ha padecido el Suplicante. Así lo espera de la piedad y

            Soberana clemencia de V.M. Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: tengo entendido que hace dos

            semanas que la Junta de este Departamento, habiendo concluido el

            examen que S.M. tubo por conveniente que practicase de las cartas y

            Diarios en que di quenta de los acaecimientos de la Campaña que hice

            a las Yslas Terceras, la a dado a S.M. de las resultas, y aunque

            sobre alguno de los muchos puntos de que tratan los Diarios no se me

            a hecho pregunta alguna por la Junta, ni propuesto dificultad, como

            se me previno por V.E. de orden de S.M. con el fin de que en el

            informe no se incurriese en equivocación por falta de inteligencia,

            de que pudiera resultar detrimento a mi honor, reputación o

            conducta, hallándose gravemente lastimada, y siendo lo más sensible

            y principal para mí incurrir en el desagrado de S.M. después f. 138

            v. / de lo qual será de menos entidad el siniestro juicio que se ha

            formando en el teatro de toda la Europa, como lo indican las

            noticias que se an dibulgado en los papeles Periódicos, y

            determinadamente en el titulado correo de la Europa en el Capítulo

            de Cádiz del mes pasado. Se me hace forzoso para reparar la parte

            más sensible y dolorosa que hay en los hombres, pedir a V.E. se

            sirva hacerlo presente al S.M. con el más profundo respeto,

            suplicándole que se digne con su acostumbrada Real Clemencia

            declarar lo que fuere más conforme a ella, a fin de que la dilación

            no sea nuevo motivo de que indevidamente padezca la opinión,

            sirviéndose S.M. hacerlo con la amplitud que corresponde, de modo

            que quede subsanado el decoro y en el concepto que merece el celo,

            la aplicación y el particular esmero con que he desempeñado en la

            referida Campaña quantos asumtos S.M. me ordenó, según lo

            permitieron los tiempos, las circunstancias y los incidentes que

            sobrevinieron, contra los quales no ay advitrio en lo humano.

                 Durante el tiempo que se ha estado practicando el examen no he

            importunado a V.E. pidiéndole que se sirviese recomendar a la Junta

            la brevedad en este negocio sin embargo de serme de la mas grave

            importancia, considerando que lo necesitaban para el reconocimiento

            y mejor comprehensión de lo que contienen los Diarios, padeciedo

            entretanto la estimación, lo que es correspondiente en matería tan

            delicada y sensible; pero ya cesa aquel motivo, deviendo prometerme

            de la venignidad de S.M. que no permitirá que permanezca más tiempo

            en obscuridad un asumto en que tanto interesa al Real Servicio y el

            honor, buen com f. 139 r. / cepto y reputación de un vasallo fiel,

            de un oficial General activo, diligente y celoso que siempre se a

            desempeñado en los encargos, comisiones y destinos que ha tenido con

            el explendor y lucimiento que son notorios, como lo califica el

            haver sido hasta aquí a satisfacción de S.M. y de los Señores Reyes

            Don Felipe Quinto y Don Fernando Sexto. Dios guarde la vida de V.E.

            muchos años. Ysla de León, y Henero 14 de 1780. Excmo. Señor. Beso

            la Mano de V.E., su más seguro servidor. Don Antonio de Ulloa.

            Excmo. Señor Marqués González de Castejón.

           

           

           

                 Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real

            Armada, A las Reales Plantas de V.M., con el más profundo

            rendimiento ocurre a la Real Clemencia de V.M. y hace presente que

            habiéndole mandado entregar el mando de la Esquadra del Estrecho y

            restituirse a este Departamento, a comprehendido haver informado a

            V.M. la Junta de él sobre el examen que ha practicado del Diario y

            Carta en que dio quenta sucintamente de los acaecimientos de la

            Campaña que hizo a las Yslas Terceras; y hallándose el honor, la

            conducta y concepto del Suplicante mui expuesto a padecer

            indevidamente por la variedad de Juicios que se forma en el público,

            se ve en la obligación de suplicar a la piedad de V.M. que se digne

            declarar haver desempeñadoo completamente su comisión, o concederle,

            si fuere más del agrado de V.M., que se le de noticia de los puntos

            en que su Real comprehensión halló reparos, para satisfaces

            completamente a todo con los mismos echos y acaecimientos, como es

            de obligación del suplicante. Así lo espera de la Real Venignidad de

            V.M. Antonio de Ulloa. f. 139 v. /

           

           

           

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: La indispensable obligación de no

            descuidar los asumtos en que se interesa el honor me da motivo a

            repetir a V.E. ésta, acompañándola de un Memorial y de la súplica

            que hago a V.E. para que se sirva ponerlo con el maior rendimiento a

            las Plantas de S.M., reproduciendo a V.E. quanto expuse a su

            consideración con fecha 14 del pasado, por cuia razón dexo de

            repetirlo, persuadiéndome a que V.E. se servirá hacerlo presente

            todo a la Piedad de S.M. Dios guarde a V.E. muchos años. Ysla de

            León, y Febrero 12 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de VE., su

            más seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González

            de Castejón.

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: los estímulos del honor, que son y

            serán siempre los mismos en mi espíritu y conducta, no me permiten

            que dexe de molestar a V.E. para recordarle lo que tengo hecho

            presente con fecha 14 del pasado, y en el Memorial dirigido a S.M.

            con la de lº del corriente. La constitución en que me hallo desde el

            23 de Octubre no admite disimulación en tanto que S.M. se sirve

            declarar con la piedad que es propia de su Real venignidad. En esta

            atención, suplico a V.E. que se sirva hacerlo presente a S.M. para

            que sin más dilación ni perjuicios quede plenamente indemnizado

            contra los siniestros juicios que pueden haverse formado en

            detrimento del celo, fidelidad, aplicación y acierto con que siempre

            me he desempeñado y es tan notorio. Dios guarde a V.E. muchos años.

            Ysla de León, y Febrero 22 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de

            V.E., su más seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués

            González de Castejón.

            

           

           

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: Se me dio noticia por f. 140 r. /

            personas indiferentes, que el Comandante de la Fragata Magdalena,

            Don Pedro de Leyba, quando llegó a Cádiz de las Yslas Terceras,

            separado de la Esquadra de mi mando, para disculparse de la

            separación que hizo voluntariamente y de los cargos que le

            resultarían, dispuso una carta-informe, que pasó a V.E., en términos

            tan ofensivos y denigrantes que me aseguraron ser un vejamen

            indecoroso sobre mi conducta, y haviéndola hecho ver a varias

            personas se hizo pública. Quando se me dio la primera noticia no

            hice aprecio de ello, persuadiéndome a que en caso de ser así no lo

            merecería en el concepto de V.E., porque procediendo de un autor que

            por el echo de llegar adelantado de la Esquadra dejaba sospechas de

            haver incurrido en falta era suficiente para no darle crédito.

            Tampoco di quanta al Director General de la Armada de la conducta

            irregular de este Oficial durante la Campaña, porque los cuidados de

            abilitar la Esquadra para la pronta salida para el Estrecho, según

            la orden de S.M., arrastraron toda mi atención, dexando éste y otros

            asumptos, que no los consideraba urgentes, para otros tiempos en que

            no hubiese negocios de tanta importancia a que tratar.

                 Con motivo del examen que practicó la Junta de los puntos de mi

            diario y Cartas en que reparó S.M. me pareció conveniente formar

            explicaciones sobre los acaecimientos sobrevenidos durante la

            Campaña, que pasé al Director General a fin de que se comprehendise

            el espíritu de cada cosa, y lo sobrevenido de particular en ellas,

            entre éstos, es una la Caza empezada a dar a una Fragata Enemiga, y

            otra la separación de la Magdalena de resultas de ella, que fue

            cumplir lo que las ocurrencia no me permitieron hacer quando llegué

            de las Yslas, pero no haviéndose f. 140 v. / me acusado el recibo de

            estas relaciones por el Director General, difunto, ni dado noticia

            por donde pueda inferir haverlos pasado a manos de V.E., me a

            parecido preciso, y correspondiente a la obligación de mantener mi

            decoro, remitir a V.E. copias de lo perteneciente a estos dos casos,

            para que por ellas pueda comprehender que la separación de esta

            Fragata procedió de falta de conducta en su Comandante, que ni

            conservó la unión con el San Julián, a cuias órdenes estava, ni

            después de separarse de él acudió a buscar la incorporación al

            parage de reunión que le tenía señalado, sino es a otro distinto,

            pues siendo de los 39 grados 45 minutos, o los 40 grados, 20 leguas

            al Oeste de la Ysla del Cuervo, se fue a los 39 grados 33 minutos,

            acia la Ysla de Flores; que deviendo permanecer allí hasta el día 20

            de Septiembre, dexó aquellos parages desde el 16 y se vino por entre

            las Yslas de Flores y el Fayal; que la Esquadra de mi mando la

            solicitó los días 16 y 17, corriendo el paralelo donde devía estar

            por ser el de el Crucero, así como lo practicó para con la Mónica el

            día 18; pues cruzó la Esquadra este día por el paralelo de 39 grados

            40 minutos, por ser el de 39 grados 30 minutos pocos minutos más el

            que tenía señalado para ésta, no haviendo ido algunos minutos más al

            Sur a causa de que estando de 10 a 12 leguas de las Yslas el viento

            se llamó al Sur, corrió seguidamente al Sudoeste, tomo fueza y no lo

            permitió; todo lo qual consta de los Diarios y la Junta deve haverlo

            reconocido así.

                 Si sobre esta separación y sobre la conducta del Comandante de

            la Magdalena V.E. quisiera más puntuales noticias, podrá servirse

            reconocer los documentos que acompañan a estos dos Papeles, donde

            están las órdenes pre f. 141 r. / venciones y advertencias que di a

            toda la Esquadra; el modo de hacer el corso estando en el crucero,

            los parages señalados para la reunión, tanto a la una Fragata Santa

            Mónica como para toda la Esquadra; los oficios que se le pasaron

            reconviniéndole sobre la falta de conducta, con otros que conducen a

            la clara inteligencia de este asumto. Mediante la gran justificación

            de V.E. devo prometerme que depuesta la impresión que pueda haver

            echo el informe malicioso de aquel oficial, se a de servir pasarlo a

            noticia de S.M. Dios guarde la vida de V.E. muchos años. Ysla de

            León, y Febrero 28 de 1780. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su

            más seguro servidor. Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González

            de Castejón.

           

           

           

                 Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real

            Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respecto

            hace presente a V.M. que después de las largas demoras que su asumto

            ha tenido, las dos Juntas de Departamento y del Navío la Concepción

            terminaron el examen, y según ha comprehendido, pasaron a las Reales

            manos de V.M. el parecer que formaron consequente a las noticias y

            explicaciones que le pidieron sobre los 9 puntos que contenía, y

            siendo la Real Voluntad de V.M. correspondiente a su Justicia que no

            padezca la inocencia, y con ella el honor, opinión, y buen concepto

            del Suplicante indevidamente por más tiempo. Suplica con el maior

            rendimiento a la Soberana Parternal Clemencia de V.M. que se digne

            declarar haver desempeñado con el maior honor, celo y amor al Real

            Servicio de V.M. este encargo, a imitación de los precedentes que

            tubo a su cuidado, como lo acredita f. 141 v. / la última Flota, que

            llevó y regresó por derrota jamas practicada hasta entonces, con el

            acierto y seguridad que es notorio, no siendo inferior el de el

            último mando, en lo que recivirá merced de la piadosa Justicia de

            V.M. Señor. Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Excmo Señor. Mui Señor mío: los mismos poderosos motivos que

            hace 10 meses me precisaron a suplicar a S.M. que se dignase

            declarar haver desempeñado cumplidamente la Comisión del último

            mando que se dignó poner a mi cuidado, me estimulan a repetir esta

            súplica con nuevas instancias, pues haviéndose corrido este largo

            tiempo en los nuevos exámenes que S.M. tubo a bien ordenar que se

            hiciesen por la Junta del Departamento y por la que después se formó

            en el Navío la Concepción, ha tenido que padecer esto más mi

            espíritu sobre el concepto que en el público se ha echo de mi

            conducta, y con ella, el honor, la estimación y la opinión que

            siempre he tenido tan acreditados en España y fuera de la Península;

            sin que esta larga demora aya consistido en mí, pues sin intermisión

            he dado a ambas Juntas las explicaciones que se me an pedido, tan

            safisfactorias que no se les ha ofrecido que reproducir, de lo que

            comprehendo que habrán conocido la regularidad de mi conducta, y que

            sugetándome en todo a la Real Ynstrucción practiqué conforme a ella

            quanto me permitieron los tiempos y las circunstancias en que se

            halló la Esquadra: en Buques, bíveres y epidemias de sus

            Tripulaciones, que es lo que informé a V.E. desde mi llegada. f. 142

            r. /

                 Suplico a V.E. que se sirva poner en las Reales manos de S.M.

            la representación que acompaño, apoyándola con su favorable influxo

            para que la Real resolución sea favorable y correspondiente al

            reparo de lo que ha padecido mi opinión después de las incesantes

            fatigas, desvelos y continuo trabajo que tubo durante la Campaña.

                 Nuestro Señor guarde la vida de V.E. muchos años. Ysla de León,

            y Noviembre 21 de 1780. Excmo Señor. Beso la Mano de V.E., su más

            seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de

            Castejón. f. 142 v. /

           

            

           

            Representaciones hechas a S.M. después de haverse concluido el

            Proceso que de su Real Orden se mandó hacer en 1º' de Diziembre de

            1780, suplicando que se dignase mandar que se celebrase Consejo de

            Guerra de Oficiales Generales; y después de haverse ebacuado, otras

            pidiendo a S.M. que se sirviese aprovarlo, y las cartas para el

            Ministro de Marina con que fueron acompañadas.

                 Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real

            Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respeto.

            Suplica a V.M. que mediante estar concluido el Proceso que se a

            formado para examinar su conducta, se digne V.M. mandar que se

            celebre el Consejo de Guerra interin que la Esquadra haya de

            permanecer en el Puerto, a fin de que con lo que de él resulte, V.M.

            pueda declarar lo que su Soberana Justicia tubiere por conveniente;

            en que recivirá particular merced de la Paternal clemencia de V.M.

            Señor. Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: incluio a V.E. un Memorial

            suplicándole que se sirva ponerlo en las Reales manos de S.M.

            dirigiéndose mi súplica a que si por causa de los tiempos, o por

            otros motivos, la Esquadra, después de haverse repuesto de lo que

            necesita, permaneciese en el Puerto, se celebre el Consejo de Guerra

            en que S.M. ordenó últimamente que se examinase mi conducta, para

            que en este modo S.M. logre imponerse en la que tube y determine en

            su consequencia lo que sea más conforme a su Real agrado.

                 Ofrézcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios que le guarde f.

            143 r. / la vida muchos años. Ysla de León, y Marzo 30 de 1781.

            Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su seguro servidor Antonio de

            Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de Castejón.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Muy Señor mío: no haviendo experimentado hasta el

            presente los efectos de la Real Clemencia, como lo solicité por el

            Memorial que con fecha de 30 del pasado dirigí a V.E., para que S.M.

            se dignase expedir 1a correspondiente orden a fin de que se celebre

            el Consejo de Guerra para el examen de mi conducta, buelvo a repetir

            a V.E. aquella suplica, recordando al mismo tiempo los gravísimos

            perjuicio y detrimentos que se sigue contra mi honor y estimación en

            esta demora, después de las que ubo en el examen por las Juntas que

            entendieron en el mismo asumto. Hallándose concluido el Proceso

            desde principios de aquel mes, y la Esquadra en la Bahía desde el 28

            del mismo, conceptúo que cesarían los motivos que havía para que no

            se celebrase desde luego que se finalizó.

                 Nuestro Señor guarde la vida de V.E. muchos años. Ysla de León,

            y Abril 24 de 1781. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su seguro

            servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de

            Castejón.

           

           

           

                 Ya habrá V.E. visto no haver sido posible la celebración del

            Consejo de Guerra para el examen, que V.E. solicita en

            representación de 24 último, del Proceso que se halla concluido por

            las continuas ocurrencias graves de la Esquadra, la que actualmente

            se halla en la Mar, pero f. 143 v. / se verificará dicho Consejo en

            el instante que sea posible. Dios guarde a V.E. muchos años.

            Aranjuez, 8 de Mayo de 1781. El Marqués González de Castejón. Señor

            Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

                 Señor. Don Antonio de Ulloa, Teniente General de la Real

            Armada, A las Reales Plantas de V.M. con el más profundo respecto.

            Suplica a V.M. que por providencia preventiba se digne mandar, para

            quando se restituya la Esquadra, que el Director general de la

            Armada, sin perjuicio de los asumtos de la misma Esquadra, pero

            también sin pérdida de día, celebre el Consejo de Guerra sobre el

            del Suplicante, nombrando los Generales y demás Oficiales que lo

            deban componer, según lo previene el Artículo 4º, título 5, tratado

            5 de las Ordenanzas, para que así S.M. tenga pleno conocimiento de

            la conducta del Suplicante, sin nuevas demoras como las

            experimentadas en el discurso de 19 meses; en que recivirá

            particular merced de la Piedad de S.M. Señor. Antonio de Ulloa.

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: recivo una de V.E. de 8 del

            presente en que me dice que habré ya visto no haver sido posible la

            celebración del Consejo de Guerra para el examen, que solicito en

            representación de 24 último, del Proceso que se halla concluido, por

            las continuas ocurrencias graves de la Esquadra, la que actualmente

            se halla en la Mar, pero se verificará dicho Consejo en el instante

            que sea posible.

                 Sobre esto no puedo dejar de manifestar a V.E. que si se

            huviese seguido lo que previene la Ordenanza, hubo tiempo sobrado,

            desde el 27 de Marzo que entró la Esquadra en la Bahía, hasta el 28

            de Abril que recivió la orden para f. 144 r. / salir, para evaquar

            el Consejo de Guerra sobre mi asumto, porque haviendo quedado lista

            en los siete primeros días, en los restantes 25 los generales y

            oficiales de graduación se mantubieron aquí sin ocupación que les

            estorvase para este otro asumto; pero desatendida mi primera

            instancia, que por mano de V.E. dirigí a S.M. con fecha de 30 del

            mismo mes de Abril, pasó aquel tiempo para que no se verificase,

            como era justo, la conclusión de este negocio, sin consideración a

            los perjuicios y desdoro que en ello está reciviendo mi honor y mi

            estimación.

                 A fin de que en lo sucesivo se se repita lo que tantas veces he

            experimentado en el largo tiempo de 19 meses, incluio a V.E. nuevo

            Memorial para que se sirva ponerlo en las Reales manos de S.M., y

            darme noticia de lo que su Soberana piedad resolviere, para mi

            inteligencia y que me sirva de govierno.

                 Ofrédcome a las órdenes de V.E. y pido a Dios que le guarde

            muchos años que deseo. Ysla de León, y Mayo 15 de 1781. Excmo.

            Señor. Beso la Mano de V.E., su más seguro servidor Antonio de

            Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de Castejón.

           

           

           

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: haviendo entrado en la Bahía la

            Esquadra del Teniente General Don Luis de Córdova en el día de oy, y

            considerando yo los graves cuidados que deben ocupar la principal

            atención de V.E. no excuso recordarle mi suplica para que, si fuese

            del agrado de S.M., se expida la orden al Director general

            correspondiente para celebrar el Consejo de Guerra sobre mi asumto

            pendiente.

                 Ofrédcome como siempre a las órdenes de V.E. y pido a Dios que

            guarde la vida a V.E. muchos años. Ysla de León, Ju f 144 v. / nio

            de 1781. Excmo. Señor. Beso la Mano de V.E., su más seguro servidor

            Antonio de Ulloa. Excmo. Señor Marqués González de Castejón.

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: no sin la maior violencia y

            mortificación por las graves continuas ocupaciones que considero en

            V.E., buelve la obligación en que me constituye el propio honor a

            repetirle la súplica de que se sirva alcanzar de S.M. la gracia para

            que interin que la Esquadra permanece en el Puerto, como lo está

            desde el día 8, se celebre el Consejo de Guerra sobre mi asumto

            pendiente a fin de que no se dilate más su conclusión, no dexando

            V.E. de considerar los graves perjuicios que se siguen, contra mi

            estimación, de estas Demoras.

                 Repito mi obediencia a las órdenes de V.E. y Ruego a Dios que

            te guarde muchos años. Ysla de León, y Junio 22 de 1781. Excmo.

            Señor. Beso la Mano de V.E., su seguro servidor Antonio de Ulloa.

            Excmo. Señor Marqués González de Castejón.

           

           

           

                 Por las fechas de estas varias representaciones, y por la

            noticia que queda dada en los principios, se reconocen las largas

            intermisiones que ubo en el curso de este asumto, y que mis

            diligencias nunca casaron en solicitar su conclusión, pidiendo

            siempre que se terminase por los medios que S.M. fuese servido hasta

            quedar con plena satisfación de haverle servido con arreglo a la

            Real instrución y con el maior celo, inteligencia y honor que era

            devido.

                 El Fiscal, en su paracer, formó el extracto de las

            declaraciones de los testigos, y no haviendo encontrado en ellas

            cosa alguna que pudiese ser de cargo, f. 145 r. / ni aun del más

            leve reparo, concluió en los términos que siguen:

                 Que el General Don Antonio de Ulloa dio instruciones propias

            para perseguir y batir a todo enemigo y para reconocer las

            embarcaciones, pues la advertencia de las 8 leguas de que se le hace

            cargo no es general a todos los rumbos, sino acia el S., conviniendo

            los fundamentos de esta nota a llenar el obgeto de esta Comisión

            conservándose en el verdadero Crucero de las Yslas el tiempo que los

            acaecimientos se lo permitiesen. Contribuyó al auxilio del Comercio

            con todas las precauciones que el más experto General preveeía (y no

            conocía el Bulgo), persiguiendo a los enemigos que encontró y

            reconociendo las Embarcaciones neutrales que fueron posibles, no

            como deseava, sino conforme al corto andar le los Buques de su

            mando, especialmente después de los incidentes nada favorables,

            manteniéndose con la maior constancia en la Comisión con un Navío.

            Que después de las más activas diligencias nada podía esperarse de

            él que la Gloria de la constancia, manifestándola en un todo, con la

            resignación de un acaso en que el Rey no se cerciora del proceder,

            actividad y desempeño en el cumplimiento de sus órdenes, siendo sólo

            S.M. quien puede acrisolar con su venignidad y recto [sic] Justicia

            lo que a padecido este General en la duda del desempeño de su

            Comisión. Y a los Capitanes Don Pedro de Leyva y Don Manuel Núñez

            Gaona les considera inmunes del Cargo que se les hace de su

            separación.

                 Juntos los vocales que componían el Consejo de f. 145 v. /

            Guerra, y después de haverse leydo el Proceso en diversas sesiones

            públicas que se tuvieron, según es de práctica con arreglo a la

            Ordenanza de la Armada, hicieron la votación, y se hallaron

            conformes en todo 8 de los vocales, cuio tenor es el siguiente:

                 Que Don Antonio de Ulloa había cumplido con su Comisión y que

            satisfacía a los Cargos, a excepción del 6º, sobre la Urca Santa

            Ygnes, que devió, según el espíritu de la instrución y Ordenanza,

            retenerla en su conserva o asegurarla en algún surgidero de aquellas

            Yslas hasta su regreso a España; y consistiría en errado concepto

            por ser un General diestro, experimentado y lleno de servicios que

            sólo desearía acertar. Por lo que devía quedar, desde luego, en

            libertad, y que es acredor a la gracia de S.M. Empleándole en las

            Comisiones que sean de su Real agrado. Y a los Comandantes de

            Fragata Leiba y Núñez los juzgan exemptos de todo cargo por su

            inevitable separación, y libres de su arresto.

                 Nótese sobre el modo de opinar de los 8 Vocales en el punto 6º,

            que admitiéndose espíritu para la inteligencia en las instruciones y

            ordenanzas, distinto de lo que está declarado en ellas mismas,

            quedan dudosas y opinables, no haviendo más razón para aplicarles

            este espíritu en un sentido que en otro totalmente contrario, y de

            esto resulta la contradición que se advierte en la votación de los 8

            dichos Vocales, el Teniente General Don Miguel Gastón; los Gefes de

            Esquadra Don Antonio Posadas, Don Igna f 146 r. / cio Ponce, Don

            Antonio Osorno y Don Vicente Doz; y los Brigadieres Don Juan de

            Soto, Don Juan de Arauz y Don Francisco Gil de Lemos, suponiendo que

            erré en el concepto de la instrución y de la ordenanza, asentando al

            mismo tiempo ser General diestro y experimentado; pero les faltó, en

            este modo, opinar lo principal, que era citar las palabras de la

            misma instrución, o de la ordenanza, por donde se conociese el yerro

            de mi inteligencia sobre ellas, y se hiciese palpable el espíritu

            que yo dexé de comprehender.

                 El Director General Don Luis de Córdova dixo que por los

            contrarios y furiosos vientos, aturbonadas y el mal estado de los

            Navíos, no pudo hacer más y que en los caso de Caza se obró con

            conducta Marinera, como no sin fundamento el no haver mantenido a la

            Urca Santa Ygnes ,siendo inculpables, así este General, como los

            Comandantes, en la separación de las Fragatas Magdalena y Mónica,

            por los incidentes que sucedieron a la una y a la otra. Por lo que

            en su inteligencia están solventes de todo Cargo así Ulloa como

            Leyba y Núñez, y debían quedar en libertad y aptos para obtener de

            la Piedad del REY las gracias que S.M. se digne concederles.

           

           

           

            Conclusión de este asumpto y Real Resolución de S.M. que se me

            comunicó por el Teniente General y Director General de la Armada Don

            Luis de Córdova.

                 Excmo. Señor. De orden del Rey, me previene el Señor Marqués

            González de Castejón, con fecha 2 de este f 146 v. / mes lo

            siguiente: «El Rey, en vista del Proceso que consequente a Real

            Orden de 19 de Diciembre de 1780 remitió V.E. en 10 de Julio del año

            próximo pasado en el dictamen del Consejo de Guerra de Generales

            celebrado en el propio día en esa Capital del Departamento, sobre la

            conducta del Teniente General Don Antonio de Ulloa en la Comisión de

            Corso que a la rotura de la Guerra en el año 1779 tubo sobre las

            Yslas Terceras con los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente, San

            Julián, y Fragatas Santa Magdalena y Santa Mónica, y la de los

            Comandantes de estas dos Fragatas, Don Pedro de Leyva y Don Manuel

            Núñez Gaona, se sirvió S.M. mandar pasase todo, como lo egecuté en

            31 de Agosto del mismo año, al Consejo Supremo de Guerra, para su

            examen en el pleno, con asistencia de los Ministros Natos,

            consultando a S.M. lo que se le ofreciere y pareciere, y cumplido

            así, en consulta de fecha de 14 del próximo Febrero último, se ha

            conformado S.M. con el dictamen de este Tribunal, declarando en su

            consequencia absueltos en toda causa el Teniente General Don Antonio

            de Ulloa y a los Comadantes de las citadas Fragatas, Don Pedro de

            Leyba y Don Manuel Núñez Gaona; lo que comunico a V.E. para su

            inteligencia y la de los interesados, incluyendo el Proceso, a fin

            de que se archive con arreglo a ordenanza.»

                 Traslado a V.E. esta Real Orden para su noticia y satisfación

            en el concepto de que he dado las providencias correspondientes a

            que puntualice según ordenanza lo resuelto por S.M.

                 Dios guarde a V.E. muchos años. Navío Purísima Concepción f.

            147 r. / en la Bahía de Cádiz, a 11 de Marzo de 1782. Luis de

            Córdova. Excmo. Señor Don Antonio de Ulloa.

           

           

           

            Contextación     Excmo. Señor. Mui Señor mío: por el que recivo de

            V.E. con esta propia fecha quedo inteligenciado en quanto me

            participa concerniente a la conclusión del examen de mi conducta en

            el mando de la Esquadra que S.M. se sirvió poner a mi cuidado en el

            año de 1779 para hacer el Corso sobre las Yslas Terceras, la qual se

            componía de los Navíos Fénix, Gallardo, Diligente y San Julián, y

            Fragatas Magdalena y Santa Mónica, hallándose comprehendidos en

            dicho examen los Comandantes de estas dos Fragatas, Don Pedro de

            Leyba y Don Manuel Núñez Gaona. Que S.M. se sirvió mandar el

            Proceso, que consequente a Real Orden de 1º de Diciembre de 1780,

            remitió V.E. en 10 de Julio del año próximo pasado con el dictamen

            del Consejo de Guerra de Generales celebrado en el propio día en

            esta Capital del Departamento en 31 de Agosto del mismo año, que

            pasase al Supremo Consejo de Guerra para su examen en el pleno, con

            asistencia de los Ministros Natos, consultando a S.M. lo que se le

            ofreciere y pareciere, y cumplido así, en consulta de fecha de 14

            del próximo Febrero último, se había conformado S.M. con el dictamen

            de este Tribunal, declarando en su consequencia absueltos por esta

            causa a mí y a los Comandantes de las citadas Fragatas, Don Pedro de

            Leyba y Don Manuel Núñez Gaona, lo que el Señor Marqués González f.

            147 v. / de Castejón comunicó a V.E. de orden del Rey con fecha de

            dos de este mes, para su inteligencia y la de los interesados,

            incluyendo el Proceso a fin de que se archive con arreglo a

            ordenanza.

                 Esta noticia es la más agradable y importante que pudiera yo

            apetecer, pues por ella se confirma haver desempeñado los asumtos de

            mi obligación y quedar S.M. satisfecho de haverlo hecho con el maior

            celo y aplicación posibles; mediante lo qual suplico a V.E. se sirva

            hacer presente a S.M. mi profundo, humilde reconocimiento, y que

            nada puede haverme sido tan sensible como el que la desgracia me

            pusiese en los términos de que se dudase de mi conducta, sin embargo

            del sumo desvelo y cuidado con que procuré dar cumplimiento al

            soberano encargo de S.M. en todo lo posible.

                 Ofrédcome a la órdenes de V.E. y pido a Dios que le guarde la

            vida muchos años. Ysla de León, y Marzó 11 de 1782. Excmo. Señor,

            Beso la Mano de V.E., su seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo.

            Señor Don Luis de Córdova.

           

           

           

            Carta al Ministro de Marina consequente a la Resolución de S.M.

            sobre la terminación del asumto en consequencia del aviso del

            Director General de la Armada que precede.

                 Excmo. Señor. Mui Señor mío: el Director General de la Armada

            me notició el 11 haverle prevenido V.E. con la de 2, de orden del

            Rey, que haviéndose conformado S.M. con el dictamen del Consejo

            Supremo de la Guerra en la consulta de fecha de 14 de próxi f. 148

            r. / mo Febrero último, me declaraba S.M. absuelto en la causa que

            se a seguido sobre el mando de la Esquadra de Corso en las Yslas

            Terceras que tube en el año de 1779, y lo mismo a los comandantes de

            las dos Fragatas Santa Magdalena y Santa Mónica, Don Pedro de Leyba

            y Don Manuel Nuñez Gaona, comunicándoselo V.E. para su inteligencia,

            y la de los interesados, en cuya atención me lo participaba.

                 La grande satisfación que en esta soberana declaración me

            resulta es que S.M. se halle completamente satisfecho de haverle

            servido en aquella Campaña con el celo, aplicación, aptitud y esmero

            que siempre he practicado; y con el aumento de algún más trabajo y

            disgusto por no haver podido practicar todo lo que mi deseo y mis

            providencias anticipadas se prometían, de lo que deben hallarse mui

            sersiorados los Generales y demás oficiales, y los Ministros, por

            quienes en el largo tiempo de dos años y cinco meses ha corrido el

            examen de este asumto, cuyo tiempo, y lo mucho que en él ha padecido

            mi espíritu sin haver delinquido, es un nuevo sacrificio que mi

            fedelidad [sic] ofrece A las Reales Plantas de S.M. en prueba de

            reverente resignación; y de quanto el honor y el concepto an sufrido

            en este inesperado contraste, tiene en parte por remuneración la

            seguridad de que S.M. conoce que mis operaciones fueron en todo

            dirigidas por los preceptos y Reglas del mejor servicio y del

            Acierto.

                 Suplico a V.E. que me haga la honrra de ofrecerme f. 148 v. /

            con el más profundo rendimiento A las Reales Plantas de S.M., de las

            quales jamás se a separado mi pequeñez, pues nunca tubo el más

            ligero escrúpulo de haver faltado a los Soveranos preceptos, ni

            dexado de hacer quanto estubo de mi parte, como corresponde a las

            muchas circunstancias y obligaciones que concurren en mi para ello.

                 Ofrédcome a las Ordenes de V.E. y pido a Dios que le guarde

            muchos años. Ysla de León, y Marzo 15 de 1782. Excmo. Señor. Beso la

            Mano de V.E., su más seguro servidor Antonio de Ulloa. Excmo. Señor

            Marqués González de Castejón.

           

           

           

            Respuesta      He recivido la Carta de V.E. de 15 del corriente, en

            que de resultas de haver sido declarado absuelto en la causa formada

            a V.E. sobre la Campaña de Corso que hizo en 1779, mandando una

            Esquadra, manifiesta V.E. lo satisfecho que se halla de semejante

            declaración, y el deseo del acierto y mejor servicio del Rey que

            tubo V.E. en aquella ocasión; y quedo en hacerlo presente a S.M.,

            ofreciendo a Sus Reales Plantas los respetos de V.E. y su constante

            adhesión a las órdenes de S.M., según V.E. lo pide. Dios guarde a

            V.E. muchos años. Madrid, 29 de Marzo de 1782. El Marqués González

            de Castejón. Señor Don Antonio de Ulloa.