NOSTRADAMUS
LAS
PROFECÍAS DE NOSTRADAMUS
Introducción
«Aquí
descansan los restos mortales del ilustrísimo Michel Nostradamus, el único
hombre
digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo
la
influencia
de los astros, el futuro del mundo.»
Quien
dictó estas breves líneas para que fueran grabadas en la grisácea piedra de una
tumba
pretendió encerrar en ellas toda la esencia de una vida que se consumió, de
forma.
desacostumbrada, entre la realidad y el mito, entre la fe en Dios y la
hechicería,
entre
lo consciente y lo inconsciente.
Nostradamus
fue médico y vidente, astrólogo y filósofo, matemático y alquimista. Este
personaje
ha sido objeto de estudio, de análisis y de una ininterrumpida búsqueda por
parte
de cuantos se han esforzado en descubrir su auténtica personalidad y sobre todo
el
secreto, mucho más apasionante, que se encierra en sus famosas
profecías.
En
honor a la verdad, la crítica racionalista niega la existencia de cualquier
«secreto
de
Nostradamus», reduciendo su obra de clarividente a un mero producto de la
alucinada
imaginación de un loco, a una explosión de imágenes, fruto de una alquimia
del
pensamiento que puede cautivar, pero que no puede satisfacer razonablemente a
quienes
la examinen.
Sin
embargo, no se puede liquidar con una interpretación tan simplista al autor de
las
famosas Centurias; no se pueden despachar tan sencilla y cómodamente los 22
libros
de las versiones proféticas de Michel de Nostredame, más conocido por el nombre
latino
que él mismo se había dado: Nostradamus.
Aun
que todo el mundo haya oído hablar de él y su nombre se cite con frecuencia,
¿cuantos
habrán leído, siquiera por encima, su extraordinario conjunto de profecías?
Un
número muy reducido, sin que ello deba sorprender lo más
mínimo.
Si
los textos de Nostradamus pudieran ser interpretados de forma inmediata y
precisa;
si sus profecías en lugar de encubrirse en un lenguaje enimático estuviesen al
alcance
de todo el mundo, su obra sería el best-seller más grande de todos los tiempos.
¿Quién
de nosotros renúnciaría a satisfacer la curiosidad de conocer su porvenir?
¿Quién
prefiere ignorar lo que el destino reserva a los hombres?
El
empleo de un lenguaje esotérico en sus escritos se justifica porque, en el
terreno de
la
profecía más que en cualquier otro campo, las verdades no son siempre agradables
para
quien las dice, ni halagadoras para quienes las escuchan.
Un
elemental imperativo de humanidad exige que, en este sondear el destino del
mundo,
se actúe con prudencia y caridad, puesto que no deja de ser un bien, en la gran
mayoría
de los casos, que el significado preciso de una revelación profética no sea
comprendido
hasta que el acontecimiento predicho se haya cumplido. ¿Cómo
actua-
ríamos
con libertad si conociéramos ya nuestro futuro? De ahí la necesidad de emplear
un
lenguaje sibilino rico en neologismos creados por el autor, valiéndose de raíces
latinas,
griegas, españolas, celtas o provenzales. La obra se presenta como la
yuxtaposición
de expresiones herméticas para no condicionarnos en nuestro quehacer
diario
ante la perspectiva del futuro.
Nostradamus
subraya la necesidad de tal hermetismo en una carte dirigida al rey de
Francia
Enrique II: «para conservar el secreto de estos acontecimientos, conviene
emplear
frases y palabras enigmáticas en sí mismas, aunque cada una responda a un
significado
concreto».
En
otro escrito suyo, después de precisar que las revelaciones contenidas en sus
profecías
le fueron comunicadas «en el curso de continuas vigilias nocturnos», insiste
sobre
el origen cósmico y divino de sus visiones, «visiones que Dios me ha dado a
conocer
a través de una revolución cósmica».
Nostradamus
se funda en uno de los postulados principales de la antigua doctrina
astrológica,
según la cual, todos los acontecimientos y fenómenos terrestres y, por
tanto,
la historia de la humanidad, están en relación con los movimientos cíclicos de
los
astros:
«todo está regido y gobernado por el inestimable poder de Dios que se manifiesta
no
en medio de furores báquicos, sino en las relaciones
astrológicas».
Ante
todo queremos dejar constancia de que no aceptaremos la tesis simplista sobre
la
obra de Nostradamus, que dice que solo se trata de acontecimientos fácilmente
previsibles
en el contexto histórico de Francia, pues guerras, conflictos y cataclismos se
repiten
en la historia de cualquier nación. Nostradamus, vidente del siglo XVI, predijo
hechos
muy precisos, como será fácil comprobar más adelante, por ejemplo, la trágica
muerte
del rey Enrique II; la desatinada huida de Luis XVI a Varennes, origen de la
gran
tragedia del rey; y el nacimiento de Napoleón I (cfr. respectivamente Centurias
I,
35;
IX, 20; I, 60). Con idéntica precisión, supo describir importantes
acontecimientos
que
forman parte de nuestra historia actual: predicciones de hechos que muchos de
entre
nosotros hen visto realizarse desde el comienzo del presente siglo y que no
pueden
ser
desmentidos o ser considerados fruto de la simple
imaginación.
Nostradamus,
este gran explorador de lo ignoto humano ¿merece o no ser contado
entre
los grandes sabios que desde los profetas bíblicos hasta nuestros días hen
escrito,
con
letras de fuego, la historia de los hombres? ,
La
respuesta a tal interrogante podrá darla cada uno de nosotros después de haber
leído
con suma atención sus profecías. Incluso el más escéptico de los lectores tendrá
que
admitir que el singular documento literario que Nostradamus nos legó abre un
abismo
de hipótesis como ningún otro libro lo hiciera en el curso de los
siglos.
No
es intención de este libro hacer un estudio pormenorizado de las profecías de
Nostradamus
sino dar una vision global del método de interpretación de las Centuries
para
ofrecer al lector la posibilidad de interpretar, por sí mismo, los hechos
futuros que
predijo
tan ilustre vidente.
Nostradamus
erudición
y videncia
Su
vida según Jean Aimes
de
Chavigny de Beaune
Michel
de Nostradamus, el vidente más renombrado y famoso de cuantos han sabido
interpretar
los astros, nació en Saint-Rémy-de-Provence, sur de Francia, el año de
gracia
de 1503, un jueves 14 de diciembre, hacia el mediodía. Su padre fue Jaime de
Nostredame,
notario de aquel lugar; su madre fue Renée de Saint-Rémy, sus abuelos
paternos
y maternos eran profundos conocedores de las ciencias matemáticas y de la
medicina.
Como médicos habían vivido el uno en la Corte de René que, además de
Conde
de Provenza, era Rey de Jerusalén y de Sicilia; y el otro, en la Corte de Juan,
Duque
de Calabria a hijo del antedicho René.
Es
necesario demostrar la inexactitud de ciertas versiones sobre los orígenes del
gran
vidente,
formuladas por envidiosos de su celebridad o por quienes desconocen la
realidad.
La
familia de Nostradamus, según algunos, era de origen judío, de la tribu de
Isacar,
convertidos
al cristianismo. Y de ahí que atestigüe nuestro autor haber recibido
directamente
de sus abuelos el conocimiento de las ciencias matemáticas; y en el
prólogo
de sus Centurias él mismo afirma que ellos le transmitieron el don de predecir
el
futuro.
Después
de la muerte de su bisabuelo materno, que le había infundido, casi como
juego,
el gusto por las ciencias de los astros, Nostradamus fue enviado a Aviñón para
cursar
letras y formarse en humanidades.
Desde
Aviñón el joven estudiante pasó a Montpellier, donde frecuentó la célebre
universidad
estudiando en sus aulas medicina, hasta que una grave pestilencia,
declarada
en las regiones de Narbona, Tolosa y Burdeos, le dio ocasión de poner al
servicio
de los apestados el fruto de cuanto había aprendido durante sus estudios.
Tenía
entonces 22 años.
Después
de haber ejercido la medicina durante cuatro años en aquellas regiones, le
pareció
oportuno volver a Montpellier para conseguir el título de doctor, que obtuvo al
poco
tiempo con la admiración y el aplauso de todos.
Pasando
por Tolosa, llegó a Agen, ciudad situada a orillas del Garona, donde Julio
César
Scaliger le retuvo junto a sí. Era este hombre un personaje muy erudito y un
verdadero
mecenas. Nostradamus tuvo con él una extraordinaria amistad que más
tarde
se tornó en oposición, discordia y
divergencia, como suele suceder entre hombres
sabios,
según atestiguan muchos escritos.
En
ese período se casó con una joven de la alta sociedad, de la que tuvo dos hijos,
un
niño
y una niña. Murieron los tres y Nostradamus tomó la decisión de instalarse
definitivamente
en Provenza, su tierra natal.
De
vuelta a Marsella, se instaló en Aix-en-Provence, parlamento de la región, donde
ejerció
durante tres años un cargo público ciudadano. Fue entonces, en 1546, cuando
la
peste azotó terriblemente aquella zona, según describe el señor de Launay en su
Teatro
del mundo sirviéndose de los relatos que le fueron hechos por el propio vidente.
Estos
hechos han sido confirmados por la investigación histórica de aquella
época.
Desde
Aix-en-Provence llegó a Salonde-Crau, pequeña ciudad que dista de Aix una
jornada
de camino hasta Aviñón y media jornada hasta Marsella. Contrajo segundas
nupcias;
y fue aquí, en este lugar, donde, previendo los grandes cambios y las trágicas
convulsiones
que perturbaron luego y revolvieron a toda Europa, las sangrientas luchas
civiles
y los desgraciados acontecimientos que iban a precipitarse sobre Francia,
comenzó,
lleno de una exaltada inspiración a invadido de un frenesí irresistible, la
redacción
de las Centurias.
Centurias
y presagios que él guardó por mucho tiempo en secreto, creyendo que la
naturaleza
insólita del argumento le acarrearía calumnias, envidias y ataques muy
ofensivos,
tal como luego sucedió.
Vencido,
al fin, por el deseo de que los hombres sacasen algún provecho de sus
predicciones,
las dio conocer. El rumor que suscitaron inmediatamente fue grande y
corrió
su fama de boca en boca, no sólo entre nosotros, sino también entre los
extranjeros
que sintieron por el vidente y por su obra una extraordinaria admiración.
Esta
fama impresionó tanto al poderoso Enrique II, Rey de Francia, que éste, en el
año
de
gracia de 1556, mandó llamar al vidente a la Corte. Después de que revelara un
cierto
número de acontecimientos importantes que habían de suceder, recibió
numerosos
presentes y se volvió a su Provenza natal. Algunos años más tarde,
concretamente
en 1564, visitando Carlos IX las provincias y habiendo concedido la paz
a
las ciudades que contra él se habían rebelado, vino a Salon y no quiso dejar de
visitar
al
profeta e insigne héroe, mostrándose para con él tan generoso, que lo honró con
el
cargo
de consejero y le nombró médico suyo en la Corte.
Resultaría
una tarea excesivamente prolija escribir todo cuanto él predijo, ya en
general,
ya en particular,y sería superfluo dar el nombre de todos los grandes señores,
de
los insignes sabios y otros muchos que vinieron de toda la región y de toda
Francia
para
consultarle como oráculo. Lo que San Jerónimo decía de Tito Livio yo puedo
decirlo
del gran vidente: cuantos venían a Francia desde fuera no se proponían otro
objetivo
que ir a visitarle.
Cuando
vino a verle Carlos IX, Nostradamus, que había sobrepasado los 60 años,
estaba
muy envejecido y se hallaba gravemente debilitado por las dolencias que le
atormentaban
desde hacía mucho tiempo, especialmente una artritis y la gota minaban
constantemente
su salud. Murió el día 2 de julio del año 1566, poco antes de salir el
sol,
después de una crisis que le duró ocho días y que le causó un acceso de
hidropesía
consecutivo
a un ataque agudo de artritis.
Conoció
anticipadamente el día de su tránsito y la hora exacta pues él había escrito,
de
su puño y letra, en las Efemérides de Jean Stadius, estas palabras en latín: Hic
prope
morn est, es decir: «Mi muerte está próxima».
Sobre
su sepulcro se esculpieron las palabras de un epitafio, compuesto a imitación
del
de Tito Livio, historiador romano; epitafio que hoy puede todavía verse en la
Iglesia
de
los Cordeleros de Salon, en la que, con grandes honores, fue enterrado el cuerpo
de
Nostradamus.
La inscripción está en latín; traducida dice lo siguiente:
«Aquí
descansan los restos mortales del ilustrísimo Michel de Nostradamus, el único
hombre
digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo
la
influencia
de los astros, el futuro del mundo.»
Murió
en Salon-de-Crau, en Provenza, el 2 de julio del año de gracia de 1566, a la
edad
de sesenta y dos años, seis meses y diecisiete días.
Fulgurante
carrera de médico
La
familia Nostradamus, estaba firmemente vinculada a Provenza y sus
des-
cendientes,
en vez de circuncidarse, como judíos, habían sido bautizados, lo cual les
había
permitido adquirir bastantes derechos; sus hijos, por tanto, habían podido dejar
las
modestas ocupaciones anejas a la artesanía y a la práctica del pequeño comercio
y
dedicarse
por completo al cultivo de las artes liberales. En la familia Nostradamus la
medicina
constituía una tradición que se transmitía ininterrumpidamente de padres a
hijos:
el padre de Jaime, Pierre de Nostredame, había sido médico en Arlés, y sólo la
envidia
de los drogueros y boticarios de aquella ciudad le había obligado a buscar
refugio
y ayuda fuera de ella, entre los poderosos. Aquéllos, efectivamente, no habían
podido
tolerar que Pierre curase a sus propios pacientes con remedios y medicamentos
que
él mismo preparaba; y no dudaron, por consiguiente, en denunciarle como
fal-
sificador
y contraveniente de su oficio. Destituido de sus funciones de médico
ciudadano,
Pierre entro primero al servicio del Duque de Calabria, y luego del rey René
d'Anjou,
que más tarde le nombró médico personal suyo. El venerable y ya anciano
sabio,
versado en la ciencia de Esculapio y en aquella otra que deduce de los astros la
interpretación
de los sucesos del mundo, gozó siempre de la máxima confianza del Rey.
Fue
natural que, cuando el joven Michel tuvo la edad suficiente para escoger su
futura
profesión,
se inclinase por el estudio de la medicina.
En
aquel entonces, para quien vivía en Provenza, Aviñón representaba la ciudad or
excelencia,
era como la meca donde convergían, de todos los rincones de la provincia,
cuantos
aspiraban a ser alguien, o cuantos deseaban evadirse de la dura brega del
campo
y hallar en la gran ciudad las comodidades de la vida fácil. Majestuosamente
ceñida
por sus altas y torneadas murallas, con el Ródano que las acariciaba
dulcemente
deslizándose bajo sus magníficos puentes, Aviñón era una ciudad donde
alternaban
palacios suntuosos y callejones de mal olor, señoriales calles por donde
paseaban
elegantes carrozas y pobres tuguriones en los que se hacinaba una
humanidad
sin rostro.
A
quienes procedían de una tranquila ciudad provinciana les parecía muy atractivo
poder
mezclarse con la inmensa muchedumbre que llenaba calles y plazas hasta
estrujarse;
en cuanto a diversiones y tentaciones, hábían proliferado desde el momento
en
que un nutrido grupo de aventureros y hampones se habían aposentado como en su
propia
casa, dentro por el libertinaje que reinaba en sus muros.
Nostradamus
llegó, pues, a Aviñón y empezó sus estudios con seriedad y tenacidad.
El
estudio constituía para él una verdadera vocación y aun cuando su edad, porque
era
todavía
muy joven, lo hiciese vulnerable a las seducciones de una vida desordenada y
licenciosa,
demostró desde el principio una clara tendencia y un verdadero amor a
cuanto
era introspección y búsqueda de la verdad, ajeno a cualquier tipo de ambición
personal.
En
la ciudad de los Papas, el joven Michel alternaba su tiempo ocupado en dos
actividades
principales: los deberes escolásticos y la observación del firmamento
estrellado
que, desde siempre, había ejercido en él una extraordinaria fascinación. La
matemática,
la astronomía y la astrología le eran materias muy conocidas, hasta tal
punto
familiares que podía discutir con profundo conocimiento y perfecta competencia
ante
cualquier auditorio, que siempre quedaba cautivado.
A
este primer período de estudio en Aviñón siguió el segundo en Montpellier, a
donde
se
trasladó Michel para seguir en su universidad los cursos de
medicina.
En
el siglo XVI, Montpellier gozaba de extraordinario renombre gracias a su
facultad
de
medicina, conocida dentro y fuera de los confines de Francia: era lógico, pues,
que
Nostradamus
frecuentase aquella universidad y prolongase allí su estancia hasta
conseguir
su doctorado.
Para
ello necesitó tres años que aprovechó con extraordinaria aplicación; durante los
cuales
se hizo dueño y señor de los secretos del cuerpo humano, como más tarde se
hizo
conocedor de los del espíritu.
La
Naturaleza ejercía sobre él auténtica fascinación; y así no se conformó con ser
médico,
sino que decidió profundizar sus propios conocimientos en el campo de la
herboristería
y de los remedios que de las hierbas y de las plantas pudieran
obtenerse.
Empezó
entonces a recorrer todo el país de comarca en comarca para estudiar su
flora,
deteniéndose, cuando le parecía poder sacar de ello algún provecho, con quienes
podían
informarle sobre recetas y pociones. No olvidemos sobre el particular que, en
aquel
tiempo, mediana y herboristería iban de consuno y representaban el único
remedio
del que disponían entonces los hombres para oponerse a los traidores ataques
de
la enfermedad que se manifestaba de mil modos distintos.
En
la Edad Media y durante el Renacimiento, Europa fue devastada en varias
ocasiones
por la este: «la bestia selvática», como la definió el médico Galeno. En el
correr
de cuatro siglos desencadenó unos treinta y dos ataques contra nuestro
continente,
entre los que se cuenta el tristemente famoso de la «peste negra», que duró
dieciséis
largos años (1334-1350) y que exterminó 25 millones de europeos, es decir,
una
cuarta parte de la población total del continente.
Lo
mismo que los demás doctores, también actuaba Nostradamus entre la enfurecida
peste;
pero, a diferencia de sus colegas, prestaba eficacísima ayuda a los
desventurados
que
se debatían entre las garras del terrible morbo. Había en nuestro doctor un algo
de
taumatúrgico
que hacía que, a su paso, se obrase el prodigio de la salud. Él mismo nos
ha
dejado escritas unas palabras relativas al modo como curaba el mal, en un
tratado
suyo
titulado Excelente y óptimo opúsculo, necesario para quiener deseen conocer
varias
eficaces
recetas.
No
es posible hoy, a tantos años de distancia, saber si su medicamento produjo
efectos
tan maravillosos como para considerar a Nostradamus vencedor del terrible
azote;
pero sí es cierto e incontestable este hecho: Nostradamus tuvo fama de excelente
médico,
no sólo por la extraordinaria erudición de su ciencia, sino también por el
espí-
ritu
misionero con que la ejercía. Los africanos, que durante tantos lustros
acudieron a
Lambaréné,
donde el gran doctor blanco Albert Schweitzer Obraba tan admirables
portentos
de curaciones físicas y de amor, estarían tal vez en mejores condiciones que
nosotros
mismos para entender el gran prodigio realizado por el vidente. Sus
com-
patriotas
supieron mostrarle su gratitud, bien merecida por cierto: a su paso, la gente
se
echaba a sus pies y bendecía su nombre; y esta fama de bienhechor y de salvador
le
precedía
y le acompañaba por toda la Próbenza. Cuando terminó la terrible plaga,
can-
sada
ya de segar miles y miles de vidas humanas, Nostradamus fue honrado con el
público
reconocimiento y colmado de honores por quienes, gracias al insigne doctor, se
habían
salvado.
Pero
ni el oro, ni las riquezas, ni la fama podían hacer mella en su ánimo totalmente
entregado
a la búsqueda de la verdad y a la investigación del misterioso arcano de la
vida.
Transcurrido, pues, algún tiempo, volvió a su retiro, estableciéndose entonces
en
la
ciudad de Aix.
Allí
reanudó su labor de médico y, al mismo tiempo, volvió a ocuparse de la
herboristería,
de la cosmética y de los bálsamos, a preparar jarabes y confituras,
esencias
y extractos que le aseguraron la imperecedera gratitud de cuantos los
utilizaron.
La vida se deslizaba tranquila y serenamente y un buen día el doctor
Nostradamus
tomó por esposa a una joven doncella. Su casa pudo regocijarse pronto
con
el nacimiento de dos hijos que vinieron al mundo, uno tras otro en el espacio de
pocos
meses. Entonces el fuego de la presciencia, el anhelo de escudriñar los secretos
de
la vida y de la muerte parecían en él decisivamente adormecidos. Las enseñanzas
que
desde su más tierna infancia le habían transmitido los ancianos de su familia,
su
capacidad
de escrutar el firmamento estelar, con aquella agudísima vista de quien sabe
interpretar
el camino de los astros y prever, por su curso, los futuros acontecimientos
del
mundo, parecían en aquel entonces momentos lejanos de otra
persona.
Una
respetabilísima profesión, un vivo amor por el prójimo, una familia que
completaba
su existencia, parecían un baluarte suficientemente sóhdo para impedir a
su
«yo» que reanudase la ruts de las estrellas. Pero nada puede detener ciertas
predestinaciones
que marcan al hombre. Oponerse al destino es imposible, porque
equivaldría
a torcer el curso de los astros o a detener la impetuosa corriente de los
ríos.
Así
le ocurrió a Nostradamus que, sin darse cuenta de ello y sin proponérselo, se
vio
empujado
por los acontecimientos a reanudar el camino de las predicciones. De pronto,
su
vida sufrió un cambio sustancial: la muerte llamó a su puerta y le arrebató de
golpe
a
toda su familia, que tan afectuosamente le rodeaba. Cómo y por qué ocurrió esta
grave
desgracia, nadie ha podido hasta ahora averiguarlo. Pero sabemos que la vida de
Nostradamus
dio un vuelco definitivo y éste se entregó, desde entonces, a una actividad
completamente
distinta.
Dejó
la ciudad de Aix, que despertaba en su ánimo recuerdos demasiado dolorosos, y
se
estableció en Salon, alojándose en una casa construida en una plaza tranquila.
Aunque
seguía ejerciendo su profesión de médico, pasaba mucho tiempo en una especie
de
extraña contemplación que a veces provocaba ciertas dudas sobre sus facultades
mentales.
Si no hubiera sido por la fama de excelente médico que le aureolaba, sus
ciudadanos
habrían creído que sus potencias y facultades, tan extraordinariamente
desarrolladas
en él, habían disminuido peligrosamente e, incluso, que se habían
alterado.
Pero, por el contrario, su reputación de astrólogo y de vidente empezó a crecer
de
día en día y le situaba en un plano muy diverso ante la gente que tenía contacto
con
él.
El
mago de Salon
La
vida del doctor Nostradamus transcurría tranquila, libre de cualquier desorden.
Día
tras día visitaba a sus enfermos y les ofrecía el consuelo de su taumatúrgica
sabiduría
que, al parecer, podía realizar cualquier claw de milagros. La gente de Salon
se
había acostumbrado a verle pasar por calles y plazas cubierto con su large capa
negra
agitada por el viento.
Con
la mayor estima y respeto, no dudaban en detenerle pare consultarle los más
diversos
problemas. Tal era realmente su fama que todos le tenían por un gran sabio en
el
más completo sentido de la palabra; y así cualquier asunto que se desease
aclarar,
cualquier
problema clue preocupase, le era expuesto inmediatamente para escuchar
sus
sabios consejos. Él tenía la respuesta más exacta y el remedio más apropiado
para
todos
los males.
A
partir del año 1555 Nostradamus empezó a escribir sus propios vaticinios en
forma
de
cuartetas; y puesto que cada libro contenía exactamente cien de estas breves
combinaciones
métricas de cuatro versos, los llamó Centurias.
Tan
extendido estaba en aquella época el arte de la magia que a nadie atemorizaba la
lectura
del futuro. Pululaban por pueblos y ciudades un sinfín de hábiles vaticinadores
de
la suerte que hallaban, con suma facilidad, un público dispuesto a escucharles y
que
Ies
entregaba, como recompense, alguna moneda de oro o de plata, con tal de que se
les
anunciase
sucesos favorables y les tranquilizara ante las densas sombras del
futuro.
El
doctor Nostradamus no pertenecía a esta abominable ralea de falseadores
charlatanes
ni sacaba provecho alguno de sus predicciones. La luz divina se encendía
en
él y penetraba en los misterios del futuro; no era, pues, fruto de improvisadas
charlatanerías.
Completamente
solo, en el silencio de la noche, Nostradamus se acomodaba en el
sillón,
rodeado de los instrumentos que utilizaba y de los textos en los que bebía su
misteriosa
ciencia astronómica.
Se
extendía, ante sus penetrantes ojos, la bóveda celeste que él contemplaba a
través
de
la ventana: aquel firmamento estrellado tenía para él pocos secretos y en
aquellos
innumerables
cuerpos celestes leía como en un inmenso libro abierto. Mas no siempre
es
agradable este privilegio porque ocurre, algunas veces, que aquello que está
escrito
en
las misteriosas páginas de los astros no corresponds a Ios deseos y a los
intereses de
quienes
tienen la llave para interpretar sus signos. De esta forma, Nostradamus leyó en
la
bóveda celeste un futuro doloroso para sí y para sus seres más queridos: la
esposa y
sus
dos hijos serían pronto presas de la muerte y envueltos en las frías tinieblas
de la
tumba.
Y
cuando se cumplió puntualmente aquel trágico vaticinio, Nostradamus, impotente,
se
vio obligado a aceptar la decisión de un destino que se le había dado a conocer,
pero
en
el que no podía intervenir para detenerlo.
Entonces
su vida se vio bruscamente trastornada y el sabio tuvo que pagar un duro y
penoso
tributo a la notoria fama de su nombre. Las crónicas de su vida nos dicen que
viajó
durante mucho tiempo por lejanos países.
En
el año 1556, poco después de la primera edición de las siete primeras Centurias,
Nostradamus
se trasladó a Italia, y en Roma fue recibido por el Santo Padre. Durante
este
viaje se detuvo algún tiempo en Turín.
Después
de sus viajes por el extranjero Nostradamus se instaló de nuevo en Salon y
reanudó
su vida de siempre; sin embargo, su fama había crecido hasta tal punto que
príncipes
y reyes, ricos y poderosos, acudían a él para interrogarle sobre los
acontecimientos
futuros.
Transcurrieron
los años y las profecías de Nostradamus se cumplieron con inexorable
puntualidad:
la conjura de Amboise, el levantamiento de Lyon y la muerte de Francisco
I
son otros acontecimientos vaticinados por el sabio
vidente.
En
el decurso de los años Nostradamus salió con menos frecuencia de Salon, ya que
su
quebrantada salud no le permitía fatigosos desplazamientos. Por esta razón,
quienes
deseaban
consultarle sobre algún tema acudían a él, en Provenza.
El
17 de octubre de 1564, llegó a las puertas de la ciudad donde vivía el mago un
lujoso
cortejo; cuando los prohombres salieron para presentar su homenaje a los
ilustres
visitantes, les salió al encuentro el propio rey Carlos IX en persona, que venía
a
consultar
al eminente doctor.
Nostradamus
murió cristianamente tal como había vivido durante toda su
vida.
Hechos
históricos predichos
y
realizados
En
su obra profética, conocida por todo el mundo con el nombre de Centurias,
Nostradamus
quiso recoger los acontecimientos relacionados con el futuro de la
Humanidad,
desde los días en que él empezó a escribir hasta el fin de los
tiempos.
Qué
son las Centurias puede decirse en pocas palabras. Así como un libro está
dividido
en capítulos y un poema en cantos, de la misma manera las profecías del
vidente
de Salon están divididas en Centurias, cada una de las cuales contiene un
número
variable de cuartetas (originariamente habían de ser cien por Centuria) en las
que
se da siempre una rima, forzada algunas veces, y en las que, en la mayor parte
de
los
casos, no puede decirse que haya un nexo lógico de tiempo y de lugar y, sobre
todo,
una
claridad de interpretación que las haga fácilmente inteligibles y nos dé a
conocer
exactamente
el tiempo en que se realizarán los acontecimientos
vaticinados.
Se
dice hoy que son doce las Centurias, pero sólo las diez primeras son, sin lugar
a
dudas,
de Nostradamus. La primera edición de estas diez Centurias vio la luz en 1555,
por
obra de un editor de Lyon.
Después,
las sucesivas ediciones que han aparecido en diversas épocas han
presentado,
añadidas a las diez Centurias, un cierto número de nuevas cuartetas
proféticas
y, concretamente, cuatro cuartetas añadidas a la Centuria VII, seis a la
Centuria
VIII y una a la Centuria X. Sólo dos cuartetas han formado la Centuria XI y
once
la Centuria XII.
No
se sabe con certeza cuál es el origen de estas cuartetas, posteriormente
insertas en
la
obra profética del mago de Salon.
En
esta cuestión, sólo podemos aventurar hipótesis. Así, algunos investigadores
afirman
que, al morir Nostradamus, se hallaron entre sus papeles un cierto número de
profecías,
escritas ciertámente por él y que, por tanto, podrán añadirse a las suyas
propias.
Otros, por el contrario, las han atribuido a quienes nada tenían que ver con el
vidente
y las consideran, por consiguiente, apócrifas.
Pero
volvamos a los versos con los que comienza el fascinante y cautivador misterio
de
las
predicciones.
La
imagen por ellos evocada es altamente sugestiva, y resulta fácil reconstruír, a
través
de las palabras empleadas por el profeta, la atmósfera tan separada del mundo
en
la que nuestro mago ejercía su facultad adivinatoria.
En
el tranquilo refugio de su morada, donde se agolpaban durante el día ilustres o
modestos
visitantes que acudían para consultar a Nostradamus en su doble calidad de
médico
y de profeta, solía él encerrarse a altas horas de la noche en su propio
estudio.
Según
hemos podido averiguar, era una pieza amplia y separada de las demás
estancias
de la casa, que le servía tanto de retiro como de laboratorio. El sabio
guardaba
aquí, con preciado cuidado, libros y manuscritos valiosos y curiosos objetos
relacionados
con sus exploraciones astrológicas, plantas y hierbas útiles para su labor
de
médico: retortas, alambiques, vasos de cristal en los que destilaba preparados a
infusiones
destinados a sanar el cuerpo y a darle, independientemente de la edad, la
fuerza
y el vigor; astrolabios y espejos mágicos que el sabio utilizaba para explorar
el
porvenir,
habitualmente impenetrable para el común de los mortales. Preciosos
talismanes,
medallas, sellos y sagrados amuletos constituían para él otros tantos
instrumentos
de poder sobre la misteriosa fuerza de lo ultrasensible.
En
las claras noches estrelladas en las que el firmamento de los astros parecía un
inmenso
y maravilloso libro abierto de par en par ante los hombres, mientras el silencio
envolvía
misteriosamente todo -cosas y personas-, Nostradamus se acomodaba en un
asiento
de cobre (o de bronce) y, después de haber cumplido los ritos sagrados que
exigían
el use de una banqueta mágica (la varilla que el vidente menciona en la
cuarteta)
y algunas ceremonias de purificación, veía materializarse ante sus ojos, y bajo
la
forma de una exigua llamita, la evocación iluminadora, gracias a la cual el
Señor
Dios
suscitaba en él la visión profética de los
acontecimientos.
La
minúscula llama danzaba en la oscuridad y brillaba con el resplandor del agua
lustral,
recogida en un barreño de cobre.
El
reverbero de la llama atenazaba los ojos del profeta y su mente caía en un
estado
de
trance por el que no sólo descubría, en el fondo del futuro, un sinfín de hechos
y de
sucesos
lejanos, sino que percibía asimismo sonidos y voces como si fuesen
verdaderamente
reales, hasta tal punto que los personajes, protagonistas de los eventos
que
él preveía, se agitaban vivos ante él y parecían no tener secretos para el gran
vidente.
Y
la voz de Dios, percibida por él con claridad, pero que parecía salir de los
amplios
pliegues
de su manto, le ilustraba los hechos que desfilaban ante sus ojos y a los que él
mismo,
como invitado de honor, asistía, invadido siempre de un cierto reverencial
respeto
y de un santo y tranquilo temor.
Como
sentía un irreprimible deseo de legar a los demás un recuerdo perenne de lo
que
él había conocido sobre el futuro, Nostradamus tomó nota de todo «modelando el
borde
y el pie de lo que no se cree en vano», o dicho en otras palabras: encerrando en
los
versos de sus proféticas cuartetas, lo que su mente había descubierto
escudriñando
en
el porvenir.
Las
exiguas tirillas de papel en las que Nostradamus escribía sus herméticos versos
rimados,
se amontonaban junto a él y abrían simas de interrogantes para quienes,
andando
el tiempo, los examinarían con ojos puramente humanos.
Por
desgracia para nosotros, muy pocas de las cuartetas que compuso el gran vidente
poseen
la relativa claridad de las dos primeras con las que comienza la obra; y de ahí
la
dificultad
de la interpretación.
Fiel
al convencimiento de que el porvenir no había de ser claramente desvelado a la
mayoría
de los hombres y temeroso de que los tesoros de su profecía fuesen
despreciados
y conculcados, como perlas echadas a los puercos, por quienes los
tomasen
en sus manos, Nostradamus compuso una obra asequible sólo a un corto
número
de iniciados.
Todo
lo que de extraordinario y portentoso realizaba Nostradamus en los cuerpos y en
las
almas de cuantos a él acudían, porque le consideraban un eminente sabio y un
gran
profeta,
lo atribuían sus envidiosos y denigrantes adversarios a Satanás y a
inspiraciones
diabólicas; sus propios admiradores sentían un cierto temor reverencial
ante
sus prodigiosas facultades. Que Nostradamus era un hombre recto, honrado y
apreciado
y de extraordinaria caridad, nadie lo ponía en duda; pero de dónde le
provenía
aquel notable poder que le distinguía de cualquier otro ser humano, nadie,
rico
o pobre, sabio o ignorante, había atinado a descifrarlo.
Según
hemos podido observar, Nostradamus nunca dejó de ser hombre de su tiempo
y,
por consiguiente, sabía muy bien que los severos censores ministros de la
Inquisición
habrían
podido averiguar fácilmente sus actos e interpretarlos maliciosamente en caso
de
que los rumores y las veladas insinuaciones hubiesen sido graves a insistentes o
hubiesen
hallado en sus escritos siquiera la más leve sospecha o pruéba de algo que
consideraban
punible.
Existían,
además, otros motivos de justificación de su siempre extremada prudencia:
el
primero y principal era el de aparecer profeta de terribles desventuras. El
hecho de
predecir
los sucesos más trágicos de historia de la Humanidad con palabras fácilmente
comprensibles
habría levantado contra él toda la opinion popular y se hubiese visto
condenado
al extrañamiento, a la cárcel o a la muerte. Los profetas de desventuras,
según
nos enseña la Historia, nunca han sido bien recibidos; y se sabe que la gente
prefiere
precipitarse en el abismo, desconociendo a ignorando lo que les va a suceder,
antes
que conocer la desgracia que les espera. Nostradamus sabía muy bien todo esto y
así
prefirió ocultar sus profecías a la gran masa de los hombres, dejándolas
voluntariamente
enigmáticas y nebulosas y confiando sólo en un reducido número de
iniciados
capaces de comprenderlas y, llegado el caso, de
explicarlas.
Esto
explica el lenguaje hermético y oscuro al tratar del porvenir de Francia, su
querida
Francia, y que no fuera tan impenetrable al hablar de otros pueblos y
naciones.
Para
conseguir el oportuno grado de misterio, el escritor-profeta redactó sus
cuartetas
no
sólo en francés arcaico para aquella época, sino que también lo mezcló con
palabras
alemanas,
españolas, italianas, provenzales, y neologismos que tomaba de raíces
griegas
y latinas, o anagramando los nombres más conocidos de aquella
época.
Así,
Francia se transforma a veces en sus versos en Nercaf o Cerfan, París en Rapis o
Sipar;
Henric se presenta con la grafía Chydren; Mazarin se cambia en Nizaram y
Lorrains
toma la forma de Norlais. Con la grafía «Phi» indica el nombre de Felipe;
Estrage
se convierte en Estrange, es decir extranjera, y designa con este nombre a la
reina
María Antonieta, esposa de Luis XVI, aunque él transforma la palabra en
Ergaste.
El
estudio comparativo y atento de las muchas ediciones de las Centurias, permite
asegurar
que algunas grafías de palabras, consideradas sucesivamente por los
comentaristas
como errores del autor o del editor que las publicó, son, en cambio,
inexactitudes
expresamente queridas por el autor para velar sus
profecías.
Es
razonable que después de hablar con tanto encarecimiento de Nostradamus y de
sus
excepcionales dotes de vidente, sintamos curiosidad y tengamos un vivísimo deseo
de
poder «leer», a través de sus cuartetas, los eventos humanos que él
predijo.
En
diversas épocas, insignes investigadores y oscuros comentaristas han estudiado
las
Centurias, intentando esclarecer por todos los medios a su alcance el sentido
arcano
de
las frases contenidas en aquellos versos. En muchos casos los resultados han
sido
satisfactorios;
en otros, por el contrario, si bien costosos y estimables, a nada
es-
clarecedor
han conducido y las frases han conservado su secreto intacto; sólo
desaparecerá
el enigma cuando un acontecimiento histórico ofrezca a los estudiosos la
clave
que muestre su , mecanismo.
De
entre sus profecías, la primera que maravilló extraordinariamente a sus
contemporáneos
fue la que hizo Nostradamus refiriéndose a su propia muerte. La vida
terrenal
del gran profeta se extinguió en Salon, el día 2 de julio de 1566, un poco antes
de
la aurora, como consecuencia de un ataque de artritis y gota que había
degenerado
en
hidropesía.
Pero
la profecía que le valió, por sí sola, fama y notoriedad mientras aún vivía, fue
la
que
consta en las Centurias y se refiere a Enrique II, Rey de Francia y esposo de
Catalina
de Médicis, en la cuarteta treinta y cinco de la Centuria
I.
Esta
cuarteta consigue dar, con viveza excepcional y concisión admirable, todos los
detalles
de la muerte del Rey; no es de maravillar, pues, el asombro que suscitó al
aparecer
públicamente este vaticinio.
A
simple vista podría parecer incluso absurda, ya que un rey nunca se batía en
duelo;
no
obstante dio mucho que pensar a cuantos estaban junto a Enrique. Los hechos
ocurrieron
de esta manera:
En
junio de 1559 Enrique II se hallaba en París; se acababa de firmar el Tratado de
Chateau-Cambrésis
que ponía fin a las discordias entre España y Francia. Por él el
soberano
francés renunciaba a sus miras sobre Italia y restituía las tierras del Duque
de
Saboya, a quien había concedido, además de consolidar su situación política
fuera
de
sus fronteras, la mano de su hermana Margarita. Y a Felipe II, viudo de María
Tudor,
habíale
prometido por esposa a su jovencísima hija Isabel.
La
Corte francesa festejaba aquellos esponsales y se había organizado, en aquella
ocasión,
un brillante torneo en la plaza que se extendía ante el palacio real, en aquel
entonces
palacio de los Torrejones (Tournelles).
El
30 de junio el Rey bajó al campo vestido con una magnífica armadura, con el
propósito
de batirse en combate individual a caballo contra tres adversarios por lo
menos.
El
primer caballero con quien compitió el Rey fue Manuel Filiberto de Saboya; el
segundo,
el Duque de Guisa, y el tercero era Gabriel Montgomery, joven a impetuoso
combatiente,
comandante de la guardia del Rey. Uno tras otro, los asaltos se
desarrollaron
normalmente y las tres lanzas que el Rey había recibido terminaron rotas
en
el polvo. Un sentimiento de alivio pareció llenar el corazón de la multitud que
había
acudido
a la plaza para presenciar el combate, y los íntimos del Rey se dijeron que el
peligro
estaba ya superado. Se relajó con ello la tensión, pero Enrique, no satisfecho
con
su triple victoria, no se alejaba del circo, dando a entender con sus gestos que
deseaba
repetir el asalto con el último de sus adversarios, el Conde de Montgomery, que
antes
había inferido al Rey un golpe tan fiero que faltó poco para
derribarle.
De
nuevo en el campo, los caballeros se colocaron uno enfrente del otro, preparados
para
una nueva lucha, en medio de un profundo silencio, roto solamente por el furioso
galopar
de los cabellos. Calada la visera de la armadura y dirigida la lanza contra el
adversario,
cargaron impetuosamente el uno contra el otro. En un abrir y cerrar de ojos
se
cruzaron las lanzas y la del joven Montgomery, partida en pedazos por el certero
golpe
del Rey, voló, otra vez, por los aires hasta el polvoriento
suelo.
Nada
trágico había ocurrido y de momento se pudo pensar que era falsa la negra
profecía,
desmentida por la realidad. Sólo faltaba un detalle, un insignificante detalle:
cumplir
la regla que ordenaba que los dos caballeros, echadas las armas, volviesen al
punto
de partida. Pero Montgomery, desarmado, no dejó la esquirla o pedazo que
sostenía
aún en su mano, sino que, al contrario, lo cogió con más fuerza y, al pasar
junto
al Soberano, con aquel tronco muñonero fue a chocar contra la visera del Rey -la
jaula
de oro de la que había hablado Nostradamus-, la levantó en parte y, habiendo
hallado
expedito el camino, fue a clavarse en el ojo saliendo trágicamente por el
oído.
Enrique
permaneció inconsciente durante cuatro días, y al cabo de once murió en
medio
de terribles dolores.
La
profecía de Nostradamus se había cumplido punto por punto y el propio Rey
moribundo
la recordó, añadiendo que nadie podía hurtarse a su propio
estino.
Tras
la muerte de su esposo, Catalina de Médicis vio realizada la segunda profecía
que
Nostradamus le había hecho, cuando su hijo Francisco II ciñó la corona de Rey de
Francia.
El
mago de Salon más de una vez había escrutado los abismos de las estrellas para
sondear
el destino de los hijos de Catalina y responder a los insistentes ruegos de la
ambiciosa
Reina.
Por
lo que cuentan las crónicas de aquella época, la profecía que él hizo a
propósito
del
destino de los príncipes fue una de las más famosas sesiones mágicas que
recuerda
la
historia.
A
altas horas de la noche, en el salón hexagonal de la torre del castillo de
Chaumont,
el
mago de Salon invocó la presencia del Angel de la Muerte.
Acudió
puntualmente el fatal personaje y rompió con su presencia los halos o círculos
que
sucesivamente, por orden de edad, hicieron durante la célebre sesión las sombras
de
los hijos de Catalina, ataviados con las insignias reales.
Cada
halo correspondía a un año de reinado y la marcha espectral se interrumpía en
la
fecha fijada por Anael, el Angel de la Muerte.
El
mago respondió a la Soberana (que le pedía cuentas de lo que él veía) que los
votos
y
deseos de ella serían absolutamente cumplidos, porque todos sus hijos -sus tres
hijos-
ocuparían el trono de Francia.
Lo
que él se calló fue este detalle: que los tres hermanos se sucederían en el
trono en
un
pequeño espacio de tiempo, relativamente breve, y ello porque una temprana
muerte
los
arrebataría en la flor de su edad, uno tras otro, como así
sucedió.
Transcurrido
sólo un año de reinado, Francisco Il murió después de una breve
dolencia,
tal como había vaticinado el vidente en una de sus cuartetas. La Corte
experimentó
un nuevo estremecimiento de horror y se difundió el pánico entre los
dignatarios
que veían en el gran amigo de la Soberana un infalible vaticinador de
desventuras.
Carlos
IX sucedió a su hermano Francisco en el trono de Francia; era aún un niño y
su
madre fue regente hasta la mayoría de edad del Rey; pero habiendo muerto también
el
segundo hijo de Catalina, tal vez de remordimiento por no haber sabido oponerse
a la
terrible
matanza de la noche de San Bartolomé, ocupó el trono su hermano Enrique III,
que
volvió a la patria desde las lejanas tierras de Polonia, donde había aceptado
ceñir la
corona
de Segismundo.
Pero
murió también este Rey, asesinado por un fanático, Jaime Clement, y
Nostradamus
hizo también para él un presagio, el que está señalado con el número 58
y
referido al año 1561, mientras que en realidad el regicidio tuvo lugar en 1589:
«El
rey-rey
no es ya (causa) la perniciosidad del Duce».
Y
un comentarista del vidente destaca que el doble substantivo empleado para
Enrique
III recuerda su doble corona, la de Polonia y la de Francia, y el nombre del
Duce
ha de entenderse como sinónimo del apellido del asesino
Clement.
Desde
la muerte de Nostradamus hasta nuestros días, la historia se ha encargado de
registrar
una serie de hechos importantísimos para todos los países europeos. Si, por
ejemplo,
nos limitamos a las vicisitudes por las que ha pasado Francia, vemos que esta
grande
y poderosa nación, que desde hace muchos siglos ha cumplido la misión de
guía,
no sólo ha marcado con una impronta personalísima todos sus actos civiles,
políticos
o sociales, sino que con dos epopeyas trágicamente señeras ha cambiado,
probablemente,
el curso de la historia imprimiendo primero a Europa y después al
mundo
entero un giro que no dudaríamos en llamar «determinante». Nos referimos a la
Revolución
de 1789 y al advenimiento de Napoleón Bonaparte.
Por
lo que concierne a la Revolución Francesa, lo que de ella dice Nostradamus es
bastante
incompleto, si bien hay algunas cuartetas con claras referencias a la grave
convulsión
social, política y religiosa que en ella tuvo su origen. En pocos versos cita
expresamente
el nombre del lugar, Varennes, donde el Rey Luis XVI fue detenido
cuando
intentaba huir, disfrazado, para eludir la guardia revolucionaria que buscaba
capturarlo.
Es más, el vidente da, con ligerísimas variantes, el nombre de la persona
que
lo reconoció y denunció a los revolucionarios. Y nos parece que estos detalles
no
pueden
atribuirse a puras y simples coincidencias (Centuria IX, cuarteta
XX).
Probablemente
la más grave dificultad que encuentra un observador para descifrar
estos
versos se debe esencialmente a la complejidad del lenguaje utilizado por
Nostradamus
para describir un acontecimiento que debía modificar profundamente el
rostro
de Francia y alterar, con tan graves repercusiones, el orden establecido en todo
el
mundo.
Hombre
de su tiempo, adicto a la Corona y profundamente respetuoso para con la
autoridad
y la persona del Rey (recordemos que fue médico cortesano, consejero y
astrólogo
muy apreciado en la Corte de Francia), Nostradamus no se atrevía a predecir
claramente
a la monarquía (que le distinguía con su benevolencia y que probablemente
estaba
dispuesta a protegerlo contra cualquier eventual acción contra él por el
terrible
Tribunal
de la Inquisición), el trágico acontecimiento después del cual la Corona sería
sustituda
por la República y el propio Rey ignominiosamente
guillotinado.
Cuando
se refiere a Napoleón, por el contrario, Nostradamus es sorprendentemente
claro
y sumamente inteligente; de él predice el lugar del nacimiento, la duración y
los
principales
hechos de su reinado a incluso la naturaleza de su amor por María Luisa
(Centuria
I, cuarteta LX).
El
vidente no habría podido hablar más claro. Ningún otro emperador nació cerca de
Italia;
Napoleón costó muy caro al Imperio erigido por él mismo para su prestigio
personal
y para su propia gloria, la hecatombe de muertos directa o indirectamente
pro-
vocada
por el corso, justifica el título de «carnicero» que Nostradamus le da en sus
cuartetas.
Y es ésta, asimismo, la opinión de muchos.
Aunque
separadas una de otra por un espacio bastante largo que ocupan otras
cuartetas,
las dos citadas están perfectamente encadenadas y se complementan entre sí
de
tal modo que no es posible desconocer el nexo que las une.
La
decimotercera cuarteta de la Centuria VII que, con maravillosa precisión, dice
exactamente
el número de años que Napoleón detentó el poder.
También
aquí es muy fácil interpretar los versos: la ciudad marítima y tributaria es,
evidentemente,
Ajaccio, lugar donde nació Napoleón Bonaparte. La ciudad se levanta
junto
al mar, en el golfo de su nombre, en la isla de Córcega; y podía ser considerada
como
tributaria del gobierno central francés porque recientemente había sido
adquirida
por
la Corona y anexionada a Francia, más o menos cuando nació en ella el joven
jefe.
La
explicación no deja lugar a dudas; y de un cuidadoso examen de todas las
palabras
se desprende la absoluta certeza -sin temor a errar- de que se trata de la
capital
de Córcega.
Por
lo que respecta al segundo verso, puede parecernos un tanto sibilino y
enigmático,
pero basta un momento de reflexión para descartar cualquier clase de
duda.
La testa rapada en Francia, a principios del siglo pasado, fue un exclusivo
atributo
de Napoleón, que nunca quiso llevar peluca, a diferencia hasta aquel entonces
de
los personajes reales, sistemáticamente representados por pintores y retratistas
con
largas
melenas ensortijadas.
Este
particular detalle podría causar alguna extrañeza a los hombres de hoy, pero en
los
días aquellos en los que Napoleón empezó a imponer su autoridad y su prestigio,
causó
un efecto extraordinario entre las tropas y entre la población que le estaba
sujeta.
Sus propios soldados se complacían en llamarle familiarmente le petit tondu,
literalmente
«el pequeño pelón». Esta frase despierta con suma facilidad en nuestra
mente
la característica figura de Napoleón.
El
tercer verso, por el contrario, es muy oscuro y sólo se pueden aventurar, para
intentar
explicarlo, algunas hipótesis, como aquella que dice que cuando accedió
Bonaparte
al poder estaba aún muy fresco el recuerdo de los hombres del Directorio
que
habían aterrorizado a la Francia revolucionaria, comportándose como «sórdidos»
exponentes
de un poder dictatorial que hubo de someterse, de buen o mal talante, al
Primer
Cónsul.
Referente
al último verso, hemos de decir que contiene, al menos, dos datos
incontrovertibles:
el número «catorce» y la palabra «tiranía». La cifra indica con claridad
la
duración del reino, o mejor del poder, que detentó Napoleón: desde el 9 de
noviembre
de
1799 al 23 de junio de 1815. Son exactamente 14 años, siete meses y catorce
días,
que
se reducen a algo menos de catorce años, si restamos de ellos los once meses que
Napoleón
estuvo desterrado en la isla de Elba. La palabra «tiranía» ha sido empleada
por
Nostradamus para destacar el carácter del régimen imperial instaurado por
Napo-
leon,
para quien los parlamentos y las asambeas no tenían absolutamente ningún
valor.
¡Síntesis
admirable de la vida de Napoleón la que nos ofrece Nostradamus en sus
cuartetas!
Y no hay duda de que su vaticinio se cumplió en todos y en cada uno de los
detalles.
Una
minuciosa panorámica
del
siglo XX
Guerra
y paz
Desde
que terminó la primera guerra mundial hasta que estalló la segunda, o sea,
desde
1917-18 hasta 1939, los principales acontecimientos que caracterizan este
período
(período de tanta importancia para nosotros que puede aseverarse que vivimos
todavia
hoy sus consecuencas) fueron descritos por Nostradamus con absoluta
precisión
y, a menudo, con particularidades y detalles que excluyen cualquier
posibilidad
de error en la interpretación de cuanto nos legó el gran
vidente.
Dice
la cuarteta sesenta y tres de la I Centuria:
Los
azotes pasados disminuido el mundo,
Largo
tiempo la paz, tierras deshabitadas,
Hermana
caminará por cielo, tierra, mar y onda,
Después
de nuevo las guerras suscitadas.
Cuando
los azotes de la primera guerra mundial terminen, el número de habitantes
del
mundo habrá disminuido: tal es el significado del primer verso; y reparemos que
el
profeta
habla de azotes en plural, por lo cual podemos pensar que se refiere no sólo a
la
guerra
ue estalló en Europa, sino también a la revolución rusa y a la terrible y
violenta
epidemia
que se declaró en España y se extendió por otras naciones europeas,
causando
entre la población incontables víctimas. En cuanto a las tierras deshabitadas,
no
es preciso esforzarse demasiado para entender que son las tierras que con el
paso de
la
guerra quedaron estériles y desoladas, como fueron, por ejemplo, muchas regiones
de
Franca,
de Rusia y de Polonia, calcinadas por completo.
En
este punto especifica Nostradamus que durante el período de paz que seguirá a
tanta
desventura, una «hermana» irá por el cielo, tierra y onda.
A
quién se refiere el apelativo «hermana» consta claramente en otra cuarteta, la
cuarta
de
la IV Centuria:
El
impotente Principe enojado, lamentos y querellas
De
rapiñas y saqueos por galos y por líbicos:
Grande
es por tierra, en mar infinitas velas.
Hermana
Italia será echando a los célticos.
Se
describe aquí, en una rápida visión, el período de la historia italiana que va
aproximadamente
desde 1860 a 1870, y que culminó con la ocupación de Roma, que
estaba
defendida por los zuavos, franceses o libios. El impotente Príncipe es Francisco
II
de
Borbón, el «Grande» por la tierra es Napoleón III y las infinitas velas son las
flotas
borbónicas,
francesa a inglesa, como asimismo la italiana y la austríaca, que surcaron,
durante
aquellos años, el Mediterráneo. «Hermana Italia» es, pues, la frase escogida
para
indicar que se trata de esta nación; y he aquí ue por aquel entonces Italia irá
or
cielo,
por mar, por tierra y sore la onda, que en este caso es el éter, dominado por la
prodigiosa
invención de la radio.
Y
luego, otra vez, las guerras que vendrán a turbar el equilibrio de Europa tan
difícilmente
conseguido y tan precariamente consolidado. Por otra parte, el Oriente de
Europa
habrá conocido, durante aquellos mismos años, una convulsión
apocalíptica:
Al
gran Imperio llegará otro muy distinto
Bondad
distante más de felicidad:
Regido
por uno salido no lejos de la plebe,
Corromper
reinos gran infelicidad.
(CENTURIA
VI, CUARTETA LXVII)
¿Qué
otra nación fuera de Rusia estaba entonces regida por la forma imperial? Este
gran
imperio estará regido, pues, por un jefe bien distinto, ya por censo, ya por
sangre,
casi
plebeyo que se comportará tan cruelmente como aquel a quien ha derribado y se
seguirá
de ahí una gran tragedia para todas aquellas naciones que, siguiendo las
huellas
de este gran imperio, se corromperán por la nueva
doctrina.
Es
extraordinariamente interesante proseguir el examen de las cuartetas que se
refieren
también a este acontecimiento:
Los
dos malignos de Escorpión conjuntos,
El
gran Señor asesinado dentro de la sala:
Peste
a la Iglesia por el nuevo Rey agregado,
La
Europa baja y la septentrional.
(CENTURIA
I, CUARTETA LII)
Recordemos
la historia: el 15 de marzo de 1917 abdicaba el Zar Nicolás II y luego era
detenido
y deportado con toda su familia a Ekaterinenburg, en Siberia; allí fue
asesinado
el 16 de julio de 1918, en la sala del pabellón, corriendo también la misma
suerte
todos sus allegados.
Ahora
bien, la cuarteta dice que el asesinato se cometerá bajo la enseña de los dos
malignos
unidos por Escorpión, es decir, de Saturno y de Marte, cuyos símbolos son la
hoz
y el martillo, enlazados para formar la figura de Escorpión que, a su vez,
simboliza
el
error que emponzoña a los pueblos con doctrina y métodos insidiosos y
fraudulentos.
La
cuarteta añade, además, que esto acarreará igualmente a la Iglesia grave daño y
en
especial
el nuevo cabecilla que cambiará la faz de Rusia; sus acólitos perseguirán a la
religión
en la Europa meridional y septentrional, como realmente ocurrió en todo el
territorio
ruso, en no pocos países situados al otro lado del telón de acero y, durante el
tiempo
de la guerra civil, en España.
El
cuadro de la revolución rusa se completa con los versos de la cuarteta cincuenta
y
nueve
de la III Centuria, que dice:
Bárbaro
imperio por el tercero usurpado
La
mayor parte de su sangre condenar a muerte,
Por
muerte senil, por él, el cuarto atacado,
Por
temor de que sangre por otra sangre sea muerta.
Si
a primera vista parece algo confuso el sentido, es suficiente etenernos brevemente
en
cada una de las palabras para desentrañar su significado. El gran imperio,
después
de
la usurpación del tercer estado, o sea, la burguesía, es llamado bárbaro,
porque,
efectivamente,
a los dirigentes de la época zarista les sucedió una clase de baja y
mediana
burguesía que dio en seguida pruebas de crueldad y de barbarie, llevando a
cabo
muchas sangrientas depuraciones en el seno de sus propios adeptos; por lo cual,
transponiendo
la frase, conseguiríamos una mayor coherencia de cuanto se dice. La
interpretación
podría ser ésta: el tercer estado condenará a muerte a una buena parte
de
los de su propia sangre; y a muchos de los del cuarto estado, es decir, obreros,
campesinos
y desheredados de la fortuna, serán por él perseguidos y condenados
mediante
muerte senil (que es el hambre), indigencia y trabajos forzados, y ello por
temor
de que la sangre derramada se vuelva contra ellos y provoque otra sangre, o
dicho
con otras palabras más claras, para que no estalle una reacción y una abierta
rebelión
contra los jerifaltes que tanta sangre derramaron ya con el fin de reafirmar el
nuevo
régimen ruso.
Los
principales acontecimientos de nuestro siglo son claramente mencionados en los
versos
del vidente. Veámoslo:
La
cuarteta cincuenta y cuatro de la Centuria dice con claridad que a la plaga de
dos
revoluciones
seguirá la explosión nacional-socialista de la Alemania hitleriana. Leemos
a
este propósito:
Dos
revoluciones hechas por el malvado hocero,
De
reino y siglos hace mutación,
El
móvil signo en su lugar se insiere,
A
los dos iguales y de inclinación.
Cuando
el malvado hocero, es decir Saturno, que es símbolo de la perversidad y se
identifica
con la hoz, habrá llevado a cabo dos revoluciones, la francesa y la rusa,
cambiarán,
como consecuencia, tiempos y naciones. Aparecerá entonces otro partido
revolucionario
cuyo símbolo será la señal movible (la cruz gamada) y, sustituyendo al
comunista,
será semejante a él en sus objetivos y en sus métodos: la opresión y la
muerte
para cuantos a él se opongan.
La
cuarteta cuarenta y siete de la I Centuria se refiere a la Sociedad de las
Naciones.
Dice:
Del
lago Leman los discursos enojarán
Los
días serán reducidos a semanas,
Luego
meses, luego años, luego todos desfallecerán,
Los
Magistrados serán condenados por leyes vanas.
La
cuarteta es un juicio nada halagüeño y más bien severo de la labor llevada a
cabo
por
los ministros reunidos en Ginebra, como representantes de las naciones del
mundo:
los
discursos que se pronunciarán a orillas del lago Leman, dice, cansarán a todos y
serán
causa de desunión y de fastidio; los días serán como semanas, después como
meses,
como años; todos abandonarán la lucha y al final las propias leyes que, por
falta
de
un espíritu superior, se convertirán en letra muerta, condenarán a los mismos
magistrados
que las elaboraron.
La
cuarteta sexta de la V Centuria es una clara referencia a la proclamación de
Víctor
Manuel
III como emperador:
Al
Rey augur la mano imponer sobre el jefe,
Vendrá
a rogar por la paz itálica:
A
la mano izquierda cambiará el cetro,
De
Rey llegará a ser Emperador pacífico.
Es
asimismo muy importante el anuncio en la cuarteta ochenta y nueve de la II
Centuria,
de dos personajes destinados a gobernar Europa totalitariamente. La
transcribimos
para nuestros lectores:
Un
día se repartirán el mundo los dos grandes maestros,
Su
gran poder se verá aumentado:
La
tierra nueva estará en sus poderosas, manos,
Los
días del sanguinario están contados.
Dos
grandes maestros subirán al poder del Estado, es decir, serán coronados de
autoridad,
como se hace con una pieza en el juego de damas; su influencia política
aumentará
considerablemente.
Es
clara la alusión a Hitler y Mussolini, maestros de escuela ambos mientras que la
Tierra
Nueva, América del Norte, alarmada ante el predominio de los dos jefes sobre el
resto
de Europa y de la peligrosa extensión de sus doctrinas, vigilarán el número
siempre
creciente de sus adeptos y seguidores.
Sigamos
viendo el desarrollo de los sucesos bélicos de los años 1941-1945, a través
de
una serie de cuartetas que vaticinan los principales hechos (Centuria III,
cuarteta
LXXI;
Centuria II, cuarteta V; Centuria IV, cuarteta LXVIII).
Algunos
versos no necesitan explicación por su claridad. Cuando los habitantes de las
islas,
después de un largo asedio, hayan recobrado fuerza y vigor, los sitiadores de
fuera
serán derrotados, y sufrirán de nuevo y más que nunca.
En
cuanto a las tentativas de negociar la paz, recordemos que en mayo de 1941
Rudolf
Hess, enviado especial de Hitler, partió en avión para Inglaterra con el encargo
de
entablar negociaciones de Paz y lograr posiblemente una alianza contra la Rusia
Soviética.
Con el mismo fin, parece que también había comunicación apistolar secreta
entre
diplomáticos italianos y japoneses con los aliados; tentativas que no dieron
resultado
positivo, por lo cual, como dice el vidente, «muchos desearán parlamentar con
los
grandes señores que llevaron la guerra a sus hogares, pero nadie absolutamente
querrá
oírlos. ¡Ay, si Dios no envía paz a la Tierra!». En esta exclamación parece
encerrarse
todo el horror de quien, con cuatro siglos de antelación sobre la realidad de
los
hechos, veía la espantosa carnicería que iba a seguir a estos vanos esfuerzos de
paz
entre
los hombres.
El
dolor por las desventuras que van a caer sobre la humanidad es nuevamente
vaticinado
por los versos en los que Nostradamus dice que nunca se vio una tal alianza
y
amistad entre lobos que correrán famélicos a arremeter y despedazar la codiciada
presa.
Y
hace una clara alusión aquí a la guerra que se endurecerá más y más, empleando
armas
especiales y nuevos inventos cada vez más perfectos para lograr la victoria
sobre
Ios
respecuvos adversarios. En pleno siglo XVI era de todo punto imposible imaginar
un
«pez
de hierro»; frase en la que podemos ver una imagen de los submarinos, cuya
torrecilla
se abrey se cierra como se abría en la época de Nostradamus una carta
cerrada
con un sello-lacre.
En
el año en que los habitantes de Saturno (o sea, las naciones más ricas), y los
de
Marte
(que podemos identificar con las naciones belicistas) se habrán enzarzado en una
terrible
guerra y estará el mundo encendido en furia devastadora, el aire estará
entonces
seco (y de hecho el verano de 1944 fue particularmente duro para los pueblos
envueltos
en la contienda) y se emplearán fuegos secretos, es decir, armas
desconocidas,
a propulsión especial, que describirán una larga trayectoria y provocarán
incendios,
especialmente en una gran ciudad. Vemos en todo ello el devastador incendio
de
Londres, provocado por los alemanes con sus famosas V1 y V2, las terribles armas
que
destruyeron la capital inglesa, dando lugar a grandes torbellinos y
desplazamientos
de
aire (viento) a incendios (calor).
Un
año después, en 1945, un año más distante todavía de Venus -que significa más
alejado
del bienestar y del amor entre los pueblos- los dos grandes de África y de Asia
que
no pueden ser otros que Inglaterra (que poseía grandes colonias en África) y
Rusia,
invadirán
todos los territorios comprendidos entre el Rhin y el Danubio, como asimismo
las
tierras comprendidas entre Malta y la Liguria. Las gentes, al principio,
aplaudirán y
enaltecerán
la hazaña, pero luego habrá dolores, lutos y lágrimas, primero en Malta y
después
en toda Italia.
Además,
el jefe supremo de los sitiados (la suerte se ha trocado y la situación, cada
día
peor, ha convertido a los sitiadores en sitiados) es el dictador alemán; y
contra él y
su
loco proyecto de lucha a ultranza se ha tramado una conjuración que, sin llegar
a
conseguir
plenamente su objetivo, ha sembrado el pánico entre los altos mandos
alema-
nes,
fieles al Führer.
Finalmente,
el cuadro conclusivo de la retirada germánica en Francia: las fuerzas
anglo-americanas,
después de haber desembarcado en las costas francesas y de haber
ocupado
la famosa empalizada atlántica y toda la Bretaña, se dividieron en tres
columnas
y se dirigieron hacia el corazón de Francia, hacia las fronteras de Bélgica y de
Alemania
y hacia Italia.
Al
mismo tiempo, otras tropas desembarcaban en Marsella con el claro objetivo de
encerrar
entre dos fuegos a las fuerzas alemanas, completamente dislocadas, y
deshechas
en el Sur de Francia. Los alemanes abandonaron Marsella (y a los soldados
germanos
les sustituyeron inmediatamente los aliados) y se dirigieron a marchas
forzadas,
en precipitada fuga, hacia Lyon, donde se encontraron con los ejércitos que
procedían
del Norte (Bordelés y Alto Garona) .
En
esta trágica retirada, ciudades como Toulouse y Narbona sufrieron gravísimas
pérdidas,
y los mismos alemanes perdieron, entre muertos y prisioneros, casi un millón
de
hombres.
Siguen
otras cuartetas de extraordinaria importancia, porque contienen la descripción
de
los hechos que determinaron la caída del fascismo, la lucha de los partisanos y
los
sucesos
que acontecieron después.
En
esta época a situación de la guerra en Italia era tal como la describe
Nostradamus:
desembarcos
de los aliados en Sicilia que habían determinado la fuga y el abandono de
las
zonas costeras de la isla por parte de la población para dirigirse al interior y
hacia el
continente;
desembarcos en Córcega, Cerdeña, Napoles y Salerno con ocupación de
toda
la Italia meridional, en tanto que la población huía en gran parte hacia el
norte;
gran
carestía de alimentos y hambre en todas estas localidades, agravada por una
epidemia
de tifus (peste) y por las inevitables tragedias ue siguen a una ocupación por
parte
qe una fuerza bárbara (no olvidemos que con los ingleses y americanos había
también
marroquíes y tropas de color), sin olvidar os efectos derivados de la falta de
higiene.
Un
nieto ocupará el trono por la decisión de dos cosas bastardas; será él quien
doble
la
enseña del fascio lictorio a causa de las envenenadas saetas disparadas contra
el
mismo
fascio. Éstos son, en resumen, los acontecimientos que determinaron la caída
del
gobierno de Mussolini el 25 de julio de 1943. En cuanto al nieto, Víctor Manuel
III,
que
subió al trono en 1900 cuando el anarquista Bresci (de origen desconocido) mató
a
Humberto
I, a él, dice Nostradamus, corresponderá la misión de derribar al fascismo.
Seguiría
aquí, seguramente, la cuarteta ochenta y tres de la VII Centuria, de la que
hablan
muchos intérpretes y comentaristas, pero se ha perdido el texto
original.
Decía
que en una noche de aire cálido, en Consejo, sería atacado sin armas; y que
habría,
algún tiempo después, otras lágrimas y otros lamentos, al trocarse el
epitalamio.
Y
pasemos ya a los últimos días de la guerra en Italia.
La
descripción de los hechos empieza en la Centuria VIII, cuarteta sesenta y
cuatro:
En
las islas los niños serán transportados,
Los
dos de siete caerán en desesperación:
Los
del continente serán soportados,
Nombre
de pala, conquistados por las ligas abandonada toda
esperanza.
Se
recordará muy bien que cuando comenzaron sobre Inglaterra los bombardeos
masivos
con las nuevas armas germanas (que tenían como objetivo especial Londres y
las
regiones meridionales de la isla), se deadió poner a salvo al mayor número
posible
de
niños.
Los
dos de los siete no son otros que Alemania y Japón, habida cuenta de que las
naciones
beligerantes en aquel entonces eran exactamente siete: Japón, Alemania,
Inglaterra,
Francia, Estados Unidos, Rusia a Italia. Ésta se había pasado ya de campo y
su
nueva posición no le hacía temer grandes peligros; mientras tanto, sus antiguos
aliados
continuaban sufriendo los asaltos de la coalición. Los del continente son los
alemanes,
mientras que con «nombre de pala» el vidente pretende significar Ancona. La
conquista
de esta ciudad or parte de los anglo-americanos al principio del año 1945
significó
el principio de la derrota germánica, primero en Italia y luego en el resto de
Europa,
sin nin una esperanza de reacción por parte de los alemanes (Centuria VII,
cuarteta
XXVII).
Si
añadimos a esta cuarteta otras dos, tendremos completo el cuadro de la marcha de
las
operaciones aliadas en Italia, durante el período 1944-1945 (Centuria II,
cuarteta
XVI
y Centuria V, cuarteta XCIX).
Mientras
que la ocupación de las islas y de la Italia meridional había tenido lugar con
cierta
facilidad y rapidez, la invasión de las demás regiones de la península había
sido
mucho
más lenta; los aliados emplearon para completarla dieciocho
meses.
Así,
Nostradamus dice que la gran masa de la caballería, es decir, las tropas
acorazadas,
de los auto-vehículos y de las fuerzas aéreas que procedentes de Sicilia
habían
llegado en muy breve tiempo hasta Vasto en los Abruzzos, tendrán que
esforzarse
mucho y fatigarse para alcanzar Ferrara, como si se viesen impedidos or una
enorme
cantidad de bagaje (y por bagaje puede asimismo entenderse, además de los
muchos
obstáculos interpuestos por la metódica y lenta retirada de los alemanes, el
triste
peso de las incontables pérdidas humanas). Pero llegado el ejército
anglo-americano
a las proximidades de Ferrara, desaparecerán los obstáculos y podrán
extenderse
fácilmente por toda la Italia septentrional. Entonces, en aquella coyuntura,
se
celebrarán grandes fiestas en Turín por la inminente llegada de los
libertadores. Y
aquellos
mismos que festejarán el acontecimiento darán caza a sus enemigos (alemanes
y
soldados de la República de Saló) y sacarán de la cárcel de la ciudad a los
rehenes,
que
los mismos habían capturado, para fusilarlos.
Los
ejércitos aliados, de los que formaban parte tropas de diversas nacionalidades,
ocuparán
Italia, y la liberación de este país será acogida con grandes festejos, a pesar
de
la espantosa hecatombe de vidas humanas que habrá costado.
Lombardía,
Piamonte, Véneto, Emilia y Pulla (las ciudades ocupan aquí, en esta
cuarteta,
el lugar de las regiones) se contarán entre las más devastadas y destruidas
por
gentes célticas, es decir, por soldados ingleses y sus aliados de habla inglesa,
y por
una
falange aguilada, es decir, por un ejército que tendrá un águila como especial
símbolo
distintivo (los germánicos tenían precisamente un águila como
distintivo).
Todo
esto acontecerá, dice el vidente, cuando Italia (significada por Roma, su
capital)
esté
bajo la autoridad y el control de un anaano jefe británico, que podemos
identificar
con
el almirante Stone, el cual dominó la situación hasta el final de la ocupación
de
Italia
por los aliados.
Los
hechos, también en este punto, confirman lo que predijo Nostradamus: el Rey de
Italia
perdería, a causa de la guerra, su corona y sus partidarios serían perseguidos y
muertos
cruelmente en los dolorosos sucesos de aquellos trágicos
días.
Por
tanto, los diferentes acontecimientos que jalonaron las dos guerras mundiales
fueron
predichos por Nostradamus con escalofriante exactitud.
La
guerra del Golfo y otros conflictos de Oriente Medio
En
la centuria I, cuarteta LV, Nostradamus ubica en Oriente Medio algunos
movimientos
terroristas que considera sectas, palabra que se adecúa perfectamente a
todas
las milicias y facciones que han ido apareciendo en estos países, como por
ejemplo
Setiembre Negro, la Organización para la Liberación de Palestina, la Djihad
Islámica
o los Revolucionarios de Egipto.
En
esta misma cuarteta se define la guerra entre Irán a Irak, así como la situación
global
en Oriente Medio. «Habrá efusión de sangre de gentes que viven bajo el clima
opuesto
a Irak, hasta el puntp que la tierra, el mar, el aire y el cielo traerán la
oscuridad
cuando, durante el hambre, las facciones, los gobiernos serán responsables
de
pestilencia y de confusión».
Esta
es la acertadísima interpretación que, de esta cuarteta, ha llevado a cabo
Fontbrune
en su libro Los cometas y las profecías. Nostradamus describió en esta
cuarteta,
de una forma clara y precisa, la guerra entre Irán a Irak. Efectivamente, ésta
comenzó
el 1 de Septiémbre de 1980, y produjo más de 500.000 muertos. El presidente
Saddam
Hussein, el día 17 de Septiembre del mismo año, denunciaba unilateralmente
el
acuerdo firmado en Argel, con el sha de Irán, el 6 de Marzo de 1975, mediante el
cual
el
territorio quedaba dividido en dos partes iguales, atribuidas a los dos países
ribereños,
la vía fluvial formada por la reunión del Tigris y el Eufrates, denominada
Chatt
el-Arab.
Desde
1980 la guerra estuvo encallada en las marismas del Chatt el-Arab.
«Pestilencia»
podría hacer referencia a la utilización de los gases por Irak, y nos hace
pensar
en las frecuentes imágenes de soldados iraníes abrasados o ciegos. Desde 1980,
como
todos sabemos por las noticias que de estos países nos llegaron, el Irán
bom-
bardeó
las grandes ciudades de Irak con cohetes.
Una
fiel interpretación de la centuria VIII, cuarteta LXX, nos haría pensar que,
según
Nostradamus,
el vencedor de este conflicto sería Irán. Aunque luego, por la historia
hemos
visto que justamente sucedió lo contrario. «Entrará miserablemente, malvado,
infame,
tiranizando Mesopotamia».
La
interpretación que da Fontbrune de este trozo de la cuarteta es que «el jefe
iraní»
tiranizará
Irak (siempre teniendo en cuenta que anteriormente Irak era Mesopotamia,
entre
el Tigris y el Éufrates).
En
cuanto a la guerra del Golfo Pérsico, existen indicios, frases, que agrupadas
bajo
la
idea del conflicto bélico mundial, fin de siglo, fin de milenio, etc., podrían
tener un
sentido
y hacernos creer que el problema del Golfo estaba ya en la mente del profeta. De
hecho,
la III guerra mundial podría empezar empujada por la acción de los ejércitos
árabes.
No
obstante, la estrofa XCIII de la tercera centuria es clara al respecto, y muy
concretamente
en relación al inicio del conflicto: «Nueva ley, nueva tierra ocupar». En
otras
estrofas se anuncia el final del conflicto: «Después de la victoria (...)
vencedor
sanguinario
del conflicto discurseará, asar la lengua, la carne y los huesos». (Centuria
IV,
estrofa LVI).
Descubrimientos
a inventos
En
las Centurias no sólo encontramos en sus versos la historia de la Humanidad bajo
el
perfil de los acontecimientos históricos que han sucedido o que todavía han de
suceder,
sino que topamos a menudo con anticipaciones sobre descubrimientos a
inventos
absolutamente inimaginables en el tiempo en que fueron escritos aquellos
versos
y, desde luego, mucho más difíciles de prever y de descubrir con la precisión
con
que
lo hace el gran vidente. Lo cual confirma y ratifica, caso de que fuese
necesaria esta
confirrriación,
el carácter de verdadero vidente que hemos de atribuir al mago de Salon,
a
quien algunos detractores negaron veraciáad y profecía entendida ésta en el más
alto
sentido
de la palabra.
Algunos
de los inventos y descubrimientos que él describió en sus profecías, a
menudo
bajo forma de auténticas adivinanzas y siempre con el acostumbrado estilo
alegórico
y hermético, hoy son perfectamente conocidos; otros, en cambio, pertenecen a
un
futuro más o menos próximo, y de ellos esperamos poder tener confrmación en los
años
venideros.
El
cine mudo y el sonoro
En
la cuarteta décima de la Centuria I se dice:
Serpientes
transmitidas en la jaula de hierro,
Donde
los siete hijos del Rey van presos,
Los
ancianos y padres saldrán bajo de la fosa.
Antes
de morir ven su fruto muerto y grita.
Las
«serpientes transmitidas en la jaula de hierro» son las películas
cinematográficas,
enrolladas
como serpientes en sus bobinas de hierro y encerradas en proyectores
metálicos
para ser proyectadas. En estas películas han sido aprisionados los siete
colores
del arco iris (los siete hijos del Rey, es decir, del sol), para formar las
imágenes,
ya
en blanco y negro, ya en color. De esta manera nuestros lejanos antepasados y
nuestros
padres, reproducidos en la cinta cinematográfica, volverán a vivir para gozar y
esparcimiento
nuestro, aunque reducidos a imágenes de muy pequeñas
proporciones.
Antes
de su muerte, los hermanos Lumière, inventores del cine mudo, consiguieron
ver
cómo el producto de su invención (el fruto muerto) hablaba y gritaba, es decir,
cómo
se
convertía en sonoro el cine mudo.
El
aeroplano
La
voz oída del insólito pájaro
Sobre
el canal del respirable plano:
Tan
alto verá del trigo la medida,
Que
el hombre del hombre será antropófago.
(CENTURIA
II, CUARTETA LXXV)
Se
oirá la voz de un insólito y desconocido pájaro sobre el canal del respirable
plano.
Entonces
la medida o precio del trigo será tan alta que el hombre se convertirá en
antropófago
del hombre.
He
aquí nuéstra exégesis: cuando se oiga el característico zumbido del motor de los
aviones
(que el propio Nostradamus, en su carta a Enrique II, describe como un
«huy-huy»
prolongado), comparado a desconocidos pájaros sobre los aleros de las casas,
en
la parte más respirable (o en lo más alto del aire), entonces los precios de
todos los
alimentos
subirán hasta las estrellas y los víveres más indispensables, como el pan,
serán
muy caros.
Telégrafo,
teléfono, electricidad
Cuando
el animal al hombre doméstico,
Después
de grandespenas y saltos venga a hablar,
El
rayo a virgen serátan maléfico,
De
tierra tomado y suspendido en el aire.
(CENTURIA
III, CUARTETA XLIV)
Cuando
el animal venga a hablar al hombre doméstico, después de grandes penas y
saltos,
el rayo, tomado y suspendido en el aire, será muy maléfico a la
virgen.
Es
decir, cuando el hombre primitivo, selvático, pueda comunicar y hablar con su
semejante
civilizado desde las más remotas tierras, primero a través de grandes penas y
saltos
(o sea: mediante el empleo del telégrafo que transmitía rítmicamente líneas y
puntos),
y después también directamente mediante un micrófono, entonces el rayo, es
decir,
la corriente eléctrica (que dañará enormemente a la cera virgen de la que se
fabricaban
las velas) se tomará del suelo con hilos conductores y se suspenderá en el
aire
mediante cables y aisladores que la llevarán a todos los ángulos de la tierra.
Nos
parece
que el significado de las cuartetas es, también aquí, bastante claro y que no
admite
otras interpretaciones.
La
«peste» de nuestro fin de siglo
La
guerra no toma ahora las características descritas al principio de este
capítulo,
sino
otras completamente distintas, a pesar de que el color de los fogonazos no
cambia
de
gama, materializándose en un arma nueva que en vez de destruir espectacularmente
destruye
en silencio. Dice la cuarteta sesenta y cinco de la Centuria
X:
La
vasta Roma se ha convertido en otra capital en el nuevo imperio, la gran
potencia
en
el mundo occidental, los Estados Unidos. En nuestro siglo, la guerra no saldrá
de
sus
muros, es decir, de sus armas bélicas, sino la sangre y el semen. El virus
fatídico se
encuentra
en la sangre, y la transmisión del virus se realiza por vía sanguínea directa.
Las
siglas de la enfermedad fatal son como muescas horribles o signos mortales, las
cuatro
letras del nuevo terror: S.I.D.A. La dolencia se extenderá a todo el mundo.
Nadie
se
verá libre de la posibilidad de contagiarse ni de sus espantosas consecuencias,
pues-
to
que su vía de contagio es tan elemental como la propia sangre que se halla
expuesta
a
la enfermedad a cada momento. El «Hierro afilado metido a todos hasta el mango»
no
puede
ser más explícito en este sentido, una frase que también es posible interpretar
como
una alusión al grupo social que primero se vio afectado por el nuevo morbo: los
homosexuales.
Las
palabras de esta cuarteta hablan claramente de la caída del Imperio. El semen,
con
sus portadores de vida, se hundirá en el vacío y la sangre que da la vida, será
precisamente
portadora de todo lo contrario: la sangre y la sustancia mismas serán
pues
las desencadenantes de la destrucción. Éstas son las armas del nuevo imperio, de
la
nueva Roma que ejerce su influencia por todas partes pero que camina
directamente
hacia
el desastre. En esta cuarteta Nostradamus sentencia nuestro mundo, herido ya
de
muerte.
¿Qué
pasará mañana?
«El
emperador alemán acongojará a la religión y a la Iglesia. Llenará a Italia de
infinitas
amarguras, derribará el castillo de Sant'Angelo y toda la ciudad leonina.
También
Francia sufrirá mucho. El emperador se aliará con los orientales y
septentrionales.
A causa de estas graves tribulaciones morirá el Papa. Vendrá luego el
Pastor
Angelicas y el emperador alemán será derrotado por el Gran
Monarca.»
Esta
última profecía es de Nostradamus y está sacada de sus predicciones en prosa;
en
ella puede añadírsele la contenida en la cuarteta cincuenta y siete de la
Centuria II:
Antes
del conflicto el grande caerá,
El
grande a muerte, may repentina y sentida,
La
Nave imperfecta, la mayor parte
[nadará,
Junto al río la tierra quedará de sangre teñida.
Asesinato
del Papa
Antes
de que estalle la tercera guerra mundial y caiga el telón de acero (tal podría
ser
el
significado de «el gran muro» que traen algunas ediciones) Italia será invadida
y el
Papa
asesinado. De este modo la nave de Pedro, huérfana de guía, quedará a merced de
los
dramáticos acontecimientos que seguirán a esta muerte, no excluida la
posibilidad
de
un cisma; entonces el clero, simbólica tripulación de la simbólica nave, la
abandonará,
echándose al mar como único medio para salvar la vida.
Junto
al río (que podría ser el Tíber, si se toma Roma como sede del papado), la
tierra
se
teñirá de sangre.
Esta
profecía se completaría con la contenida en la cuarteta noventa y nueve, de la
Centuria
VIII:
Por
el poder de los tres Reyes temporales,
A
otro lugar será transferida la Santa Sede,
Donde
la sustancia del espíritu corpóreo,
Sera
repuesta y recibida por verdadera sede.
La
guerra que se desencadenará entre tres grandes potencias afectará igualmente al
jefe
de la cristiandad y el pontífice que habrá sucedido al Papa muerto correrá a su
vez
un
peligro may grave, no sólo en su incolumidad personal, sino también por la
estabili-
dad
de su propio apostolado: la Santa Sede, es decir, la cátedra de San Pedro será
trasladada
a otro lugar y sólo al final del conflicto podrá el Santo Padre volver a Roma,
la
verdadera sede destinada a albergar al representante del Señor en la
Tierra.
Y
la profecía continúa en la cuarteta ochenta y tres de la Centuria
V:
Los
que tengan em resa subvertir,
Inigualable
reino, fúerte a invencible:
Obrarán,
con fraude, noches tres advertir,
Cuando
el mayor en la mesa lea la Biblia.
Quienes
se habían propuesto la obra de subversión y destrucción de la Iglesia
recurrirán
al fraude y al engaño y a cualquier otro medio para poder sorprender al
Papa.
Lo cual sucederá en cierta ocasión estando el Papa sentado en la mesa leyendo la
Biblia.
Tres serán los encargados de capturar al Papa, mediante un
engaño.
Sigue,
a continuación, la Centuria IV, cuarteta treinta y tres, que explica quiénes
serán
los que tiendan la trampa al Papa y por consiguiente a la misma
Iglesia:
Júpiter
unido más a Venus que a la Luna
Apareciendo
de plenitud blanca:
Venus
escondida bajo la blancura de Neptuno,
Por
Marte golpeada con la grande rama.
El
lenguaje es completamente metafórico: Nostradamus dice que cuando Júpiter
aparezca
con plenitud blanca y esté más próximo a Venus que a la Luna, y Venus se
esconda
bajo la blancura de Neptuno, entonces Marte la golpeará con la blanca
rama.
Procuremos
explicar el simbolismo: cuando el pontífice aparezca más indinado o
decidido
a fijar su atención más en las naciones protestantes que en las católicas y se
esfuerce
en poner en práctica el precepto de la caridad, entonces los protestantes serán
maltratados
y perseguidos (juntamente con el pontífice) por una muchedumbre de
enemigos
(que en este caso quizá podemos identificar con los
comunistas).
Dice
la Centuria IX, en la noventa y nueve cuarteta:
Viento
Aquilón hará partir la sede,
Por
muros echar cenizas, cal y polvo:
Por
lluvia luego que les causará más daño,
Último
socorro llegar desde su frontera.
El
viento de Aquilón, es decir, el que obligará al pontífice, inmediatamente
después de
su
elección, a dejar Roma, vendrá del Norte. Los habitantes de Roma defenderán su
ciudad,
echando desde las murallas sustancias agresivas (podría evidentemente
tra-
tarse
de nuevas sustancias químicas, empleadas como armas defensivas), pero de poco
servirán
sus esfuerzos, porque el atacante, a su vez, los acometerá con una verdadera
lluvia
de bombas que les causarán mucho más daño que el anteriormente
experimentado.
Siguen
unas cuartetas que explican y declaran el desconcierto general que se
producirá
según vayan desarrollándose los hechos.
Un
personaje de gran lustre, destinado a ser muy pronto emperador, fingirá
someterse
al pontífice para simular así su apoyo en el cisma que habrá tenido lugar en
el
seno de la Iglesia y ayudar a algunos países del Este en su lucha contra la
opresión
comunista.
Pero luego, la rebelión de este simulador y falsario causará gravísimo daño
a
la Iglesia y provocará enconadas luchas entre sus
seguidores.
Los
rojos, que podemos identificar como fuerzas enemigas del papado y de la
cristiandad,
se echarán sobre Roma so pretexto de que van a restablecer el pontificado
(la
gran Capa), esclavo de la anarquía y sometida al cisma. Entonces el estrago, la
carnicería
y la venganza serán tales que prácticamente no habrá familia que no llore la
muerte
de alguno de sus miembros, y los rojos asesinarán a un purpurado
(probablemente
uno de los papas cismáticos). En esta coyuntura, desde la ciudad de
Roma
se transmitirá un falso mensaje para comunicar otra elección papal, también
falsa.
Los cristianos perderán totalmente la esperanza de ver volver al verdadero Papa
y
aceptarán
como auténtica la versión de quienes dicen que ha muerto; se cometerá un
delito
en una capilla y el anti-papa superviviente triunfará y coronará a su autor como
jefe
supremo.
«La
gran estrella arderá durante siete días»: esta frase puede interpretarse en el
sentido
de que una nueva arma vendrá a sembrar la destrucción y la ruina entre los
hombres;
y de esta nueva tempestad (que bien podría ser una guerra) nacerán dos
nuevos
personajes de gran prestigio.
Y
cuando un gran pontífice logre extender sus dominios sobre nuevos territorios,
entonces
los pueblos del Oriente Medio reaccionarán violentamente.
Después
de la victoria de la predicación de un engañamundos, estallará otra revuelta
en
Alemania; dos ejércitos se unirán en uno solo y el jefe y su hijo serán
asesinados, en
tanto
que sobre algunas regiones italianas se abatirán la violencia y el terror como
re-
presalia.
Holocausto
nuclear
Dicen
las cuartetas sexta y séptima de la Centuria III:
En
el templo cerrado el rayo penetrará,
Los
ciudadanos extenuados en sus fuertes:
Caballos,
bueyes, hombres la onda los, tocará
Con
hambre, sed los más débiles armados.
Sobre
las picas de los fugitivos fuego del cielo,
Conflicto
próximo de los cuervos jugueteando,
Desde
tierra se implora ayuda socorro del cielo,
Cuando
junto a los muros estarán los combatientes.
Creemos
que se trata de un arma tan extraordinariamente mortífera que podría
pulverizar
cualquier edificio por sólido que fuese (hoy construye ya el hombre refugios
antiatómicos
que podrían asegurarle la supervivencia en caso de ataques con armas
nucleares)
y la palabra «templos» puede entenderse en sentido estrictamente religioso, o
en
sentido metafórico. Además, el infernal mecanismo profetizado por Nostradamus
podría
destruir seguramente las armas de los enemigos en fuga; lo cual produciría una
trágica
oleada de muerte, a la que seguiría una igualmente trágica carestía: ésta será,
dice
el profeta, la única miserable arma que va a quedar a los más débiles que
sobre-
vivan.
La
nación de la hoz creerá haber eliminado toda resistencia contra ella, pero en
realidad
la satisfacción por la victoria obtenida contra todo el mundo durará poco.
Precisamente
cuando se crea que todo está perdido, entonces, «in extremis», las
naciones
de Occidente se tomarán el más completo desquite. Un sabio inventor
descubrirá
y pondrá a punto una novísima arma terriblé, cuyos efectos producirán
indefectiblemente
gran consternación y luto entre los hombres. La potencia y el radio de
acción
de este «dardo del cielo» serán tales que abarcarán una vastísima extensión de
nuestro
planeta y, por consiguiente, no habrá para los enemigos ninguna posibilidad de
salvarse.
Estando
reunidos los jefes para hallar un remedio y una solución para prevenir o
alejar
el grave eligro que les amenaza, se abatirá sore ellos la nueva arma y los
destruirá.
En consecuencia, las tropas, sin sus adalides y caudillos, huirán a la
desbandada
y el caos político y militar desbarajustará el orden anterior de la nación de
la
hoz. Será como si se hubiese llevado a cabo una masiva ejecución de los
jerifaltes
enemigos.
En
fin, contra las sectas de los rojos, es decir, contra los varios gobiernos de
régimen
comunista,
se alinearán todas las demás naciones que se esforzarán en devolver la paz
y
la tranquilidad al mundo tan duramente probado a través de tantas y tan
terribles
guerras.
Después de haber barrido el mundo con un huracán de hierro y de fuego, no
habrá
salvación posible para los supervivientes, de forma que muchos morirán por
juicios
sumarísimos y cuantos maquinaron contra la verdadera libertad morirán
despiadadamente,
a excepción de uno -escribe el gran profeta-, que más que cualquier
otro
causará al mundo lutos, desolación y ruinas.
Esta
precisión tiene caracteres de especial importancia, porque permite determinar
una
lógica sucesión cronológica entre las cuartetas que se refieren a futuros
acontecimientos,
estableciendo una fundamental distinción entre las predicciones que
dicen
relación con el próximo conflicto (la tercera guerra mundial, de la que hemos ya
hablado)
y las concretan los sucesos que señalarán el fin de los
tiempos.
Este
temido Anticristo, a quien se cita muchas veces en las cuartetas de
Nostradamus
y asimismo en predicciones de otros varios videntes que vivieron en
distintas
épocas, escapará al merecido castigoy saltará de nuevo a la escena del mundo
sólo
cuando suene la tremenda hora del fin, preludio del segundo advenimiento de
Cristo
sobre la Tierra.
Veamos
ahora los acontecimientos que seguirán a la definitiva derrota de los
«Bárbaros»,
reconstruyéndolos a través de algunas cuartetas que
transcribimos:
Cuanto
más esté el grande en falso sueño
La
inquietud vendrá a tomar reposo:
Levantad
falange de oro, de azul y rojo,
Subyugar
África, roerla hasta los huesos.
(CENTURIA
V, CUARTETA LXIX)
Selín
monarca pacificador Italia,
Reinos
unidos, rey cristiano del mundo,
Muriendo
querrá reposar en Tierra Santa,
Después
de haber barrido del mar a los piratas.
(CENTURIA
IV, CUARTETA LXXVII)
Tiempos
de paz
Europa,
tan duramente probada, podrá, al fin, gozar de un poco de paz. El gran
monarca,
que tan hábil se habrá mostrado para conseguir la victoria sobre los enemigos
de
Occidente, se mostrará también activo y eficaz en la consolación y
robustecimiento
de
esta paz tan difíalmente conseguida; y, gracias a su gestión, el ansia y la
inquietud
que
habían tan vivamente atormentado a los hombres hasta llevarlos al borde de la
más
grave
ruina cesarán y la paz dominará en el mundo. Y añade todavía el profeta que el
advenimiento
de esta esperada y feliz Era no impedirá la explotación de las inmensas
reservas
ocultas en el continente africano que serán aprovechadas y explotadas al
máximo,
para conseguir así que todas las naciones reciban de ello beneficios
comunes.
Nostradamus
escribe aquí un nombre en cuyo esclarecimiento han trabajado afanosa
a
inútilmente muchos sabios comentaristas: Selin Monarca. No sabemos quién pueda
ser
este esclarecido Monarca, y son válidas aquí todas las hipótesis, ya sea que con
este
nombre
haya querido indicar el vidente el lugar de origen del monarca, ya se trate de
un
anagrama
del nombre verdadero. Este gran soberano (y la palabra «soberano» puede
admitir
una más amplia interpretación, sin necesidad de que se tome al pie de la letra,
y
así podría muy bien significar el lefe supremo de una hegemonía, no
necesariamente
monárquica),
conseguida ya la pacificación de Italia y unificados bajo su real mando
todos
los Estados, será el representante cristiano del mundo, y después de haber
limpiado
los mares de los últimos piratas, es decir, de los restos de la flota enemiga,
supervivientes
después de la gran errota, deseará ser enterrado en Tierra Santa, como
homenaje
a la tradición cristiana.
Y
comenzará entonces un nuevo estado de cosas, una nueva ordenación social, como
indican
algunas cuartetas (Centuria III, cuarteta XL y Centuria X, cuarteta
XL).
La
guerra, maldición de los hombres, será finalmente sometida por la feliz unión de
los
Estados; su impotencia para estallar asegurará la paz.
Todas
las naciones caerán
Pero
los dulces y tranquilos años de paz verán pronto su fin, si hemos de dar crédito
a
lo
que se dice en la cuarteta cuarenta y seis de la Centuria
II.
El
primer verso dice con claridad que, después de una gran discordia entre los
hombres,
se aproxima otra mucho mayor todavía. Del cielo caerán bombas tan
abundantes
como gotas de lluvia que esparcirán mucha sangre inocente, y otra vez la
Humanidad
será azotada por crueles desventuras que causarán lutos, dolores y
pestilencias
irreprimibles, incluso por parte de la más avanzada ciencia médica. Esto
acontecerá,
precisa Nostradamus, cuando en el cielo, por enésima vez, aparezcan las
estelas
luminosas de los misiles.
Algunos
comentaristas han interpretado esta cuarteta como si fuese una profecía
cumplida
ya en la Segunda Guerra Mundial, cuando la V 1 y la V2 alemanas surcaron
el
cielo de Europa y sembraron, a su paso, desolación, muerte y ruina. Pero si bien
no
faltaron
durante aquella contienda violentísimos episodios que afectaron a muchos
inocentes
y a muchos pueblos indefensos, es preciso tener en cuenta las palabras que
se
refieren al gran motor que renueva los siglos y la alusión que se hace a la
epidemia,
que
en realidad no se declaró durante el anterior conflicto. La alusión al fin del
mundo,
la
referencia al ciclo histórico en el que actualmente vivimos hace posible afirmar
que
este
martirio de la Humanidad, aún no ha sucedido.
Al
término de la predicción, el mundo, dividido en facciones y lacerado por graves
cismas,
se hallará inmerso en el más negro y trágico caos.
Las
mayores capitales del mundo serán destruidas.
La
ciudad que se indica en la cuarteta ochenta y cuatro de la Centuria III, es,
indudablemente,
París, cuya destrucción ha sido también vaticinada por otros videntes,
entre
los cuales está San Juan Bosco, quien en una carta dirigida al entonces Papa Pío
IX,
dice: «El Creador se dará a conocer y visitará París tres veces con la vara de
su
enojo».
Después de haber exhortado a los parisienses a que no desprecien sus consejos,
concluye
el Santo de esta manera a propósito del destino que les aguarda: «Caerás,
durante
la tercera visita, en manos extranjeras y tus enemigos mirarán desde lejos
cómo
arden tus palacios, reducidas tus moradas a un montón de ruinas y rociadas con
la
sangre de tus prohombres que ya no existen...».
Como
puede verse, concuerdan los vaticinios, puesto que Nostradamus afirma que la
ciudad
de París quedará completamente desolada y sólo podrán habitarla contados
supervivientes.
Se
derrumbarán los edificios y la población será exterminada con hierro y fuego y
nadie
se apiadará de los inermes y de los pequeños; hasta los templos serán violados
por
la furia demoledora que implacablemente se abatirá sobre ellos. Y quienes se
libren
de
las armas, morirán víctimas de la epidemia que caerá sobre la desgraciada
metrópoli.
Por
lo que respecta a Londres, capital de la nación que poseyó en su día el más
vasto
de
los imperios coloniales, Nostradamus predice trescientos años de dominio
absoluto y
de
próspero comercio marítimo que disgustará a los portugueses. Éstos habrán de
ceder
a Albión el predominio y la supremacía de las Indias.
Y
llegamos por fin a la profecía que se refiere, seguramente, a la ciudad de Nueva
York,
la «gran ciudad nueva» que sera atacada por un incendio que podría estar
localizado
en la zona de 40° de latitud. Esta súbita llama envolverá totalmente la ciudad
que
saltará por el aire, hecha añicos; lo cual sucederá cuando se piense someter a
dura
prueba
a la gente del norte de Europa, probablemente los
alemanes.
También
Roma, la ciudad eterna, se incluye entre las ciudades que van a ser
destruidas.
Leemos en la cuarteta cien de la VI Centuria:
Hija
de la Aurora, asilo del malsano,
Donde
hasta el cielo se ve el anfiteatro:
Prodigio
visto, tu mal está muy próximo,
Serás
cautiva y veces más de cuatro.
Esta
profecía, en la que el vidente llama a Roma «hija de la Aurora», ciudad que
levanta
hacia el cielo el anfiteatro del coliseo, aconseja tener en cuenta los próximos
desgraciados
acontecimientos que se avecinan: la ciudad será asediada más de cuatro
veces.
Para
Roma, pues, el destino no es el mismo que el reservado a otras grandes
ciudades:
no los hombres, sino las fuerzas de la Naturaleza, darán cuenta de ella y de
su
perversidad que consistirá muy espeaalmente en haber violado las mismas leyes
naturales.
Desde
Sicilia, es decir, desde aquel mismo lugar donde Jasón hizo construir sus
naves,
vendrá un espantoso y súbito diluvio del que nadie podrá escapar. El terrible
cataclismo
hinchará hasta tal exceso las alborotadas aguas del mar que éstas llegarán a
sumergir
toda la parte meridional de la península italiana y la furia de los desatados
elementos
sólo se detendrá al pie de las colinas donde están los restos del teatro
romano
de Fiesole, en Toscana.
En
este punto, la profecía de Nostradamus sobre el futuro que nos aguarda parece
decir
que el mal triunfará inconteniblemente sobre la tierra; por fortuna no será así
porque
será de escasa duración su apoteosis. Se vislumbra ya la última y definitiva
lucha
entre los hijos de las tinieblas, mandados por el Anticristo y los hijos de la
Luz,
guiados
por el Mesías.
El
triunfo de la Gran Verdad
Dice
Nostradamus que cuando el sol llegue al 20° del Toro, es decir, el día once de
mayo,
la Tierra temblará y tragará a todos los espectadores; mientras tanto el aire se
oscurecerá
y caerán sobre la Tierra las más densas tinieblas y Dios, con sus legiones de
ángeles
y de santos, arrollará y arrumbará totalmente a la demoníaca criatura que
había
querido escalar el cielo. Acometido y atacado por el rayo celeste, el Anticristo
se
desplomará
en la arena a incapaz de llevar a cabo las maravillas de las que había osado
resumir,
se abismará en las entrañas de la tierra, vencido y derrotado. La justicia de
Dios
se abatirá entonces sobre los secuaces de Satanás y causará entre los hombres
una
terrible carnicería. De esta manera el gran nieto, es decir, el Anticristo
des-
cendiente
de Satanás, será constreñido a dejar la Tierra para nunca jamás volver a
ella.
Entonces
triunfará María, Madre de Dios (a la que Nostradamus indica como una
curiosa
perífrasis, siendo «maría» el plural del nombre latino «mare»), de la cual se ha
dicho
que «las puertas del Infierno no prevalecerán contra
ella».
El
Anticristo, descendiente de la tribu (o califato) de Dan y su inspirador,
Satanás,
temblarán
ante el juicio que les espera.
Nostradamus
ratifica y sanciona la fecha dé cuando va a suceder todo esto:
transcurridos
veinte años santos o jubilares, lo cual equivale a decir después de veinte
siglos
de la fundación de la Iglesia (indicada por el vidente, como de costumbre, con
el
nombre
de Luna, ya que Cristo es el verdadero Sol que ilumina con su luz a la Iglesia,
como
el caso de nuestro satélite), o sea en el año siete mil del calendario judío,
calculado
a partir de la expulsión de Adán y Eva del paraíso. Aquel año, otro retendrá la
monarquía;
lo cual significa que el sol dejará de iluminar a la Tierra; mi profecía
entonces
-añade Nostradamus- se habrá cumplido.
En
aquel período próximo al acabamiento del segundo milenio, los muertos que
estarán
en sus tumbas se presentarán de nuevo ante la presencia de Dios y las
espantosas
hecatombes que tanto habrán afligido y atormentado al mundo aparecerán
como
uno de los medios purificadores de los que Dios se ha valido para realizar sus
propios
designios y no ya como una tragedia de la Humanidad, salvada y
redimida.
Un
gran juez juzgará los tiempos pasados, lo mismo que el presente, y pronunciará
su
sentencia
para los vivos y para los muertos, y todos aquellos que no comprendieron la
palabra
de Dios serán por Él repudiados.
Finalmente
Nostradamus, después de precisar que, conscientes de lo que les aguarda,
los
hombres considerarán. el día de su muerte no ya como algo triste, sino como un
momento
de gran regocijo y como un nacimiento a la vida espiritual, concluye diciendo
que
el Espíritu Santo llenará de gozo y de felicidad a aquellas almas que, por la
victoria
tan
meritoriamente alcanzada, tendrán derecho a contemplar en toda su plenitud el
esplendor
del Verbo.
Las
Centurias
CENTURIA
I
IEstando
de noche absorto en mi secreto estudio,
Sentado,
solo, sobre un sillón de cobre:
Pequeña
luz que de las soledades brota,
Hace
decir lo que no se ha esperado en vano.
IIVara
en mano puesta en medio de Branco,
Moja
de la onda el pie y el borde:
Un
temor y una voz se agitan por las mangas:
¡Divino
resplandor!, Dios se asienta al lado.
IIICuando
lá litera del torbellino derramada.
Y
estarán los rostros con sus mantos cubiertos,
La
república por nuevas gentes vejada,
Entonces
juzgarán al revés blancos y rojos.
IVDel
universo será hecho un Monarca,
Que
en paz y vida no será por mucho tiempo:
Entonces
se perderá la pescadora barca,
Será
regida en más grande detrimento.
VCazados
serán para hacer largo combate,
Por
el país serán mayormente afectados:
Burgo
y ciudad tendrán mayor debate,
Carcas.
Narbona tendrán el corazón probado.
VIEl
ojo de Ravena será destituido,
Cuando
a sus pies fallarán las alas:
Los
dos de Bresse habrán constituido,
Turín,
Vercelli que pisotearán los Galos.
VIILlegado
tarde, la ejecución cumplida,
El
viento contrario, cartas en el camino tomadas,
los
conjurados XIIIJ de una secta,
Mediante
Rousseau sanad los proyectos.
VIIICuantas
veces ciudad solar tomada
Serán
tornadizas tus leyes bárbaras y vanas
Tu
mal se acerca. Más veces será tributaria
La
gran Hadria recorrerá tus venas.
IX
Desde Oriente vendrá el corazón Púnico.
A
hostigar a Hadria y a los herederos Romúlos.
Acompañado
de la flota Líbica.
Temblarán
los Malteses y las expoliadas Islas próximas.
X
Serpientes transmitidas en la jaula de hierro,
Donde
los hijos séptimos del Rey van presos,
Los
ancianos y padres saldrán del fondo de su sepultura
Antes
de morir ver su fruto muerto y grita.
XI
El movimiento de los sentidos, corazón, pies y manos
Estarán
de acuerdo Nápoles, Lyon, Sicilia
Espadas,
fuegos, aguas después a los nobles Romanos,
Herid,
matad, muertos por mente débil.
XIIDentro
de poco dirá la hoz potente y frágil,
De
abajo arriba levantada prontamente.
Luego
al instante desleal y lábil.
Quien
de Verona tendrá el gobierno.
XIIILos
exiliados con ira, odio latente,
Harán
contra el Rey gran conjuración:
En
secreto pondrán a los enemigos por el semblante,
Y
sus ancianos contra ellos sedición.
XIVDe
gente esclava canciones, cantos y peticiones,
Cautivos
de Príncipe y Señores en las prisiones:
En
el futuro por idiotas sin cabeza,
Serán
recibidos con divinas oraciones.
XVMarte
nos amenaza con la fuerza bélica,
Setenta
veces hará la sangre derramar:
Auge
y ruina del Eclesiástico,
Y
más quienes de ellos nada querrán escuchar.
XVILa
hoz en el estanque hacia Sagitario,
En
su más alto grado de exaltación,
Peste,
hambre, muerte por mano militar,
El
siglo se áproxima a la renovación.
XVIIDurante
cuarenta años el Arco Iris no aparecerá,
Durante
cuarenta años todos los días se le ha de ver:
La
tierra seca su aridez aumentará,
Y
gran diluvio cuando se logre ver:
XVIIIPor
la discordia negligencia Francesa
Quedará
el paso a Mahomed abierto:
De
sangre empapada la tierra y el mar Senense,
El
puerto Focense de velas y naves cubierto.
XIXCuando
vengan serpientes a circuir el ara,
La
sangre troyana vejada por las Españas:
Por
ellos gran número habrá hecho merma,
Jefe
huye, escondido en las charcas entre las cañas.
XXTours,
Orleans, Blois, Angers, Reims y Nantes
Ciudades
por cambio repentino vejadas,
Por
lenguas extrañas tiendas serán levantadas,
Ríos,
dársenas, Rennes, tierra y mar temblarán.
XXIProfunda
arcilla blanca nutre la roca,
Que
de un abismo saldrá lacticinosa,
En
vano, turbados, osarán tocarla,
Ignorando
que hay en el fondo tierra arcillosa.
XXIILo
que vivirá y no teniendo ningún sentido,
Procurará
dañar a muerte su artificio,
Autun,
Chalons, Langres y los dos Sens,
EI
granizo y el hielo causarán gran maleficio.
XXIIIEn
el mes tercero al levantarse el Sol,
Jabalí
Leopardo, al campo de Marte para combatir,
Leopardo
cansado al Cielo abre su ojo,
Un
águila alrededor del Sol ve volar.
XXIVA
una ciudad nueva, pensativo, para condenar,
EI
pájaro de presa al Cielo viene a ofrecerse:
Después
de la victoria a cautivos perdonar,
Cremona
y Mantua grandes daños habrán sufrido.
XXVPerdido,
hallado, escondido tanto tiempo,
Será
pastor semidiós honrado:
Antes
que la Luna termine su gran ciclo,
Por
otros vientos será deshonrado.
XXVIEl
gran rayo cae durante la hora diurna.
El
mal fue previsto por un portador postulario:
EI
siguiente presagio cae durante la hora nocturna,
Conflictos
Reims, Londres; Etruria apestada.
XXVII
Bajo la sierra Guayana por el Cielo golpeada,
No
lejos de allí está escondido el tesoro,
Que
durante muchos siglos ha permanecido inviolado,
Morirá
quien lo hallare el ojo por el resorte atravesado.
XXVIIILa
torre de Boucq temerá leño Bárbaro,
Un
tiempo, mucho tiempo después barca hespérica,
Ganado,
gentes, muebles, los dos harán gran tara,
Tauro
y Libra, ¿qué mortal lanzada?
XXIXCuando
el pez terrestre y acuático
Por
una fuerza vaga sea arrojado a tierra,
Su
forma extraña suave y horrorífica,
Por
el mar a los muros muy pronto los enemigos.
XXX
La nave extraña por tormenta marina,
Abordará
cerca de un Puerto desconocido:
A
pesar de signos de rama palmerina,
Después
de la muerte recibe buen consejo tarde venido.
XXXITantos
años en Galia las guerras durarán,
Más
allá de la carrera del Castulón Monarca:
Victoria
incierta tres grandes coronarán,
Aguila,
Gallo, Luna, León, Sol en marca.
XXXIIEl
gran Imperio será pronto trasladado
A
lugar pequeño, que bien pronto crecerá,
Lugar
muy ínfimo de exigua comarca,
Donde,
en medio, su cetro establecerá.
XXXIIICerca
de un gran puente de una planicie espaciosa,
El
gran León por fuerzas Imperiales,
Hará
abatir fuera de la ciudad rigurosa,
Por
terror las puertas le serán cerradas.
XXXIVEl
pájaro de presa volando a la ventana,
Antes
del conflicto hace a los Franceses pavurà,
Uno
bueno tomará, el otro ambiguo siniestro:
La
parte débil tendrá por buen presagio.
XXXVEl
joven león dominará al viejo
En
campo bélico, por duelo singular,
En
jaula de oro le saltará los ojos,
Dos
clases una, luego morir con muerte cruel.
XXXVITarde
el Monarca se arrepentirá,
De
no haber dado muerte a su adversario,
Pero
llegará luego a consentir mucho más,
Que
toda su sangre por muerte hará deshacer.
XXXVIIUn
poco antes de que el Sol se esconda
Conflicto
estallado, gran pueblo en duda,
Oíd,
puerto marino no responde,
En
dos extraños lugares, Puente y Sepultura.
XXXVIIIEl
Sol y el Águila al vencedor se aparecerán,
Respuesta
vana al vencido se le asegura,
Los
arneses ni con cuerpos ni con gritos detendrán,
Vindicada
la paz con la muerte se termina a tiempo.
XXXIXDe
noche en la cama al supremo estrangula,
Por
haber permanecido demasiado rubio elegido,
Por
tres el Imperio subrogado exangüe,
A
muerte condenar carta y paquete no leído.
XLLa
falsa tromba, simulando locura,
Hará
Bizancio un cambio de leyes,
Histra
de Egipto que quiere que se desligue,
Edicto
cambiando moneda y quilates.
XLIAsedio
en ciudad es de noche asaltada,
Escapado
por poco, no lejos del mar conflicto,
Mujer
de gozo desvanecida por la vuelta del hijo,
Veneno
y cartas escondidas en la plica.
XLIILa
décima Calenda de Abril del hecho gótico
Resucitado
todavía por gente perversa,
El
fuego extinto, diabólica asamblea,
Buscando
los huesos de Amant y de Pselin.
XLIIIAntes
de que llegue el cambio del Imperio
Sucederá
un caso maravilloso,
El
campamento atónito, el depredador de Porfirio
Enviado,
impuesto sobre el escollo litigioso.
XLIVEn
breve volverán los sacrificios,
Contraventores
sufrirán martirio:
No
existirán más monjes, abades ni novicios,
La
miel será mucho más cara que la cera.
XLVSectario
de sectas gran pena al delator
Bestia
en teatro, dispuesto el aparato escénico,
Del
hecho antiguo ennoblecido el inventor,
Por
sectas mundo confuso y cismático.
XLVIMuy
cerca de Aux, de Lestore y Miranda,
Gran
fuego del cielo en tres noches caerá:
Causa
ocurrirá muy estupenda y Miranda,
Muy
poco después la tierra temblará.
XLVIIDel
lago Leman los discursos enojarán,
Los
días serán reducidos a semanas,
Luego
meses, luego años; luego todos desfallecerán,
Los
Magistrados condenarán sus leyes vanas.
XLVIIIVeinte
años del reino de la Luna transcurridos,
Siete
mil años otro tendrá su Monarquía,
Cuando
el sol tome sus días cansados,
Entonces
cumplida y consumada mi profecía.
XLIXMucho
antes de tales intrigas,
Los
de Oriente por la virtud lunar:
El
año mil setecientos harán grandes cambios,
Subyugando
casi el rincón Aquilonar.
LEn
la acuática triplicidad nacerá,
De
uno que tendrá el jueves por su fiesta:
Su
fama, loor, reino, su poderío crecerá,
Por
tierra y mar tempestad en los Orientes.
LIJefes
de Aries, Júpiter y Saturno,
¿Oh
Dios eterno, qué mutaciones?
Después
por larga duración vuelve su perverso tiempo
Galía
a Italia, ¿qué mutaciones?
LIILos
dos malignos de Escorpión conjuntos,
El
gran señor asesinado dentro de la sala:
Peste
a la Iglesia por el nuevo Rey agregado,
La
Europa baja y la septentrional.
LIII
¡Ay! Cuando se vea a un gran pueblo atormentado,
Y
la ley Santa en total ruina,
Por
otras leyes la Cristiandad toda,
Cuando
de oro y de plata se halle nueva mina.
LIVDos
revoluciones hechas por el malvado hocero,
De
reino y siglos hace mutación:
El
móvil signo en su lugar se insiere,
A
los dos iguales y de inclinación.
LVBajo
el contrario clima babilónico,
Grande
será de sangre la efusión,
Porque
tierra y mar, aire, cielo será inicuo,
Sectas,
hambre, reinos, pestes, confusión.
LVIVeréis
tarde o temprano hacer gran cambio,
Horrores
extremos y vindicaciones:
Que
si la Luna por su ángel conducida,
El
cielo se acerca a las inclinaciones.
LVIIPor
gran discordia la tromba temblará,
Acuerdo
roto levantando la cabeza al Cielo,
Boca
sangrante en la sangre nadará,
Al
suelo el rostro untado de leche y miel
LVIIIAbierto
el vientre nacerá con dos cabezas,
Y
cuatro brazos; ¿cuántos años enteros vivirá?
Día
en que Aquilea celebre sus fiestas,
Fossen,
Turín, jefe Ferrara seguirá.
LIXLos
proscritos deportados a las Islas,
AI
cambiar por un más cruel Monarca,
Serán
ejecutados y quemados en grandes piras,
Los
que al hablar no hayan sido parcos.
LXNacerá
un Emperador cerca de Italia,
Que
al Imperio costará muy caro;
Dirán
con qué gentes él se alía,
Y
lo encontrarán menos príncipe que carnicero.
LXILa
república miserable infeliz
Devastada
será por el nuevo magistrado,
Su
gran montón del exilio maléfico
Hará
Suecia quitar lo contratado.
LXIILa
gran pérdida, ¡ay!, que harán las letras,
Antes
de que el cielo de Latona sea perfecto,
Hubo
gran diluvio más por ignaros cetros,
Que
por largo tiempo no se verá rehecho.
LXIIILos
azotes pasados disminuido el mundo,
Largo
tiempo la paz, tierras deshabitadas,
Hermana
irá por el cielo, tierra, y onda,
Después
de nuevo las guerras suscitadas.
LXIVDe
noche Sol creerán haber visto
Cuando
se vea el cerdo mitad hombre.
Ruido,
canto, batalla, en el cielo batir apercibido,
Y
bestias brutas se oirán hablar.
LXVNiño
sin manos, nunca visto tan gran fulgor,
El
niño real al juego de bolos herido,
En
el pozo rotos, fulgurados yendo a triturar,
Tres
bajo cadenas por la mitad partidos.
LXVIAquel
que entonces llevará las noticias,
Después
del primero él vendrá a respirar,
Viviers,
Tournon, Montferrant y Pradelles,
Tempestad
y granizo le harán suspirar.
LXVIILa
gran hambre que siento acercarse,
Rondará
a menudo y luego será universal
Tan
grande y larga que llegará a arrancarse
Del
bosque la raíz y al niño del pecho.
LXVIII¡Oh
qué horrible a infeliz tormeto!
Tres
inocentes serán condenados,
Veneno
sospechoso traicion mal considerada,
Puestos
en horror por verdugos borrachos.
LXIXEl
gran monte redondo de siete estadios,
Después
de la paz, hambre, inundación,
Rodará
lejos atropellando grandes comarcas,
Aun
antiguas y de gran fundación.
LXXLluvia,
hambre, guerra en Persia no ultimada,
La
fe demasiado grande traicionará al monarca:
Para
la terminación en Galia iniciada,
Secreto
augurio para una existencia parca.
LXXILa
Torre Marina tres veces tomada y reconquistada,
Por
Españoles, Bárbaros, Ligurinos:
Marsella
y Aix, Arles por los de Pisa,
Pillaje,
fuego, hierro, saqueada Aviñón por los Turineses.
LXXII
Completamente Marsella de los habitantes cambiada,
Galopada
y después fuga hasta cerca de Lyón,
Narbona,
Tolosa por Burdens ultrajadas,
Muertos
y prisioneros cerca de un millón.
LXXIIIFrancia
tiene cinco partes por negligencia asediadas,
Túnez,
Argal acometidas por Persas:
León,
Sevilla, Barcelona caída,
No
tendrá la flota por los Venecianos.
LXXIVDespués
de su estancia navegará hacia Epiro,
El
gran socorro vendrá hacia Antíoco:
El
negro pelo rizado tendrá en su mano el Imperio,
Barba
de bronce se asará en el espetón.
LXXVEl
tirano Siena ocupará Savona,
El
vencedor fuerte tendrá flota:
Las
dos armadas de la Marca de Ancona,
Por
miedo el jefe se examina.
LXXVIAlguien
proferirá un nombre temido,
Que
las tres hermanas habrán pronunciado:
Después
un gran pueblo con lengua y hecho dirá,
Más
que otro cualquiera fama y renombre tendrá.
LXXVIIEntre
dos mares levantará un promontorio,
Y
luego por mordedura de caballo morirá:
El
suyo Neptuno negra vela plegará,
Por
Calpre y ejército cerca de Rocheval.
LXXVIIIDe
un jefe viejo nacerá cerebro alelado,
Degenerando
por saber y por armas:
El
jefe de Francia por su hermana temido,
Entregado
a les gendarmes, campo dividido.
LXXIXBazaz,
Lectore, Condon, Ausch, Agine,
Hartos
de leyes, querella y monopolio:
Ya
que Bourd, Tolosa Bay pondrá en ruina,
Queriendo
renovar su tauropolio.
LXXXDe
la sexta claro resplandor celeste,
Vendrá
a tronar muy fuerte en la Borgoña,
Luego
nacerá monstruo de odiosa bestia,
Marzo,
Abril, Mayo, Junio gran esqueleto y roña.
LXXXIDe
la humana grey nueve serán puestos aparte,
Separados
por juicio y por consejo,
Su
fuerza será dividida en partes,
Kappa,
Thita, Lambda muertos confinados dispersos.
LXXXIICuando
las columnas de madera tiemblen fuertemente,
De
austera conducta, cubiertas de adornos,
Entonces
se vaciará para fuera gran asamblea,
Temblar
Viena y el país de Austria.
LXXXIIILa
gente extraña repartirá botines,
Saturno
en Marte mirará furioso,
Horrible
extraño a los Toscanos y Latinos,
Griegos
que estarán deseosos de herir.
LXXXIVLuna
oscurecida en profundas tinieblas,
Su
hermano pasa de color ferruginoso,
El
gran escondido mucho tiempo bajo tinieblas,
Entibiará
hierro en la presa sanguinosa.
LXXXVPor
la respuesta de Dama Rey turbado,
Embajadores
despreciarán su vida,
El
grande imitará a sus hermanos,
Por
dos morirán ira, odio y envidia.
LXXXVILa
gran Reina cuando se vea vencida
Hará
exceso de masculino coraje,
Sobre
caballo, río pasará desnuda,
En
seguida, por hierro, a la fe hará ultraje.
LXXXVIIEn
el fuego del centro de la tierra,
Hará
temblar alrededor de ciudad nueva
Dos
grandes riscos largo tiempo harán la guerra,
Después
Aretusa enrojecerá río nuevo.
XXXVIIIEl divino mal sorprenderá al gran
Príncipe,
Que
un poco antes habrá mujer desposado,
Su
apoyo y crédito de repente será débil,
Consejo
morirá por la cabeza rapada.
LXXXIXTodos
los de Illerda estarán en el Mosela,
Matando
a todos los del Loira y Sena,
El
curso marino vendrá cerca de alta vela,
Cuando
Españoles abrirán toda vena.
XCBurdeos,
Poitiers al son de la batalla,
En
tropel irán hasta el Angón,
Contra
Galos será su tramontana,
Cuando
odioso monstruo nazca cerca de Orgón.
XCILos
Dioses harán a los humanos aparición,
Porque
serán autores de gran conflicto,
Antes
visto el Cielo sereno espada y lanza,
Que
en la mano izquierda será mayor aflicción.
XCIIBajo
uno la paz será por doquier aclamada,
Pero
no por mucho tiempo saqueo y rebelión,
Por
rechazo ciudad, mar y tierra mermadas,
Muertos
y cautivos el tercio de un millón.
XCIIITierra
Itálica junto a montes temblará,
Lyón
y Coq no muy confederados,
En
vez de miedo uno a otro se ayudarán,
Sólo
Catulón y Celtas moderados.
XCIVEn
Puerto Selín el tirano condenado a muerte,
No
por eso la libertad recuperada:
Por
venganza y remordimiento el nuevo Marte,
Dama
a fuerza de espanto honrada.
XCVAnte
Moustier hallado niño gemelo,
De
heroica sangre de monje y vetusto,
Su
clamor por secta, lengua y potente sonido,
Que
se diría el rapaz muy educado.
XCVIAquel
que tendrá a su cargo destruir,
Templos
y sectas cambiados por fantasía:
Más
a las rocas que a los vivientes dañará,
Mediante
lengua adornada con orejas recogidas.
XCVIILo
que hierro, llama no supo acabar,
La
dulce lengua al consejo vendrá a hacer:
Por
esposo, sueño, el Rey hará soñar,
Más
el enemigo en fuego, la sangre militar.
XCVIIIEl
jefe que habrá conducido pueblo infinito
Lejos
de su cielo, de costumbres y lengua extraños,
Cinco
mil en Creta y Tesalia acabados,
El
jefe huyendo en la marina cabaña.
XCIXEl
gran monarca que hará compañía
Con
dos Reyes unidos por amistad:
¡Oh,
qué suspiro dará la gran comarca!
Hijos
Narbon alrededor, ¡qué piedad!
CLargo
tiempo en el cielo pájaro gris sera visto,
Cerca
de Dole y de Toscana tierra,
Llevando
en el pico verdeante rama
Morirá
pronto grande y acabará la guerra.
CENTURIA
II
IHacia
Aquitania por ínsulas Británicas
Y
desde las mismas grandes incursiones:
Lluvias,
gelatinas harán tierras inicuas,
Puerto
Selín hará fuertes invasiones.
IILa
cabeza azul hará la cabeza blanca,
Tanto
mal que Francia ha hecho su bien:
Muerte
en la antena, gran colgado en la rama,
Cuando
presos por los suyos dirá cuántos el Rey.
IIIPor
el calor del sol subido del mar
Los
peces de Negroponte medio cocidos,
Los
habitantes vendrán a comerlos,
Cuando
a Rodi y Gennes les faltará el bizcocho.
IVDesde
Mónaco hasta junto a Sicilia,
Toda
la playa quedará desolada,
No
habrá barrio, ciudad ni villa,
Que
por Bárbaros no sea saqueada y robada.
VCuando
dentro de un pez, hierro y carta cerrada,
Afuera
salga el que luego hará la guerra,
Tendrá
por mar su flota bien bogada,
Apareciendo
cerca de la Latina tierra.
VICerca
de las puertas y dentro dos ciudades
Habrá
dos azotes, nunca se vio tal,
Hambre,
dentro peste, por el hierro fuera gente echada,
Invocar
socorro al gran Dios inmortal.
VIIEntre
varios a las islas deportados,
Uno
nacido con dos dientes en la garganta:
Morirán
de hambre, los árboles agitados,
Para
ellos nuevo Rey nuevo edicto emanará.
VIIITemplos
sacros del antiguo rito romano,
Rechazarán
la sima de los fundamentos,
Tomando
sus leyes primeras y humanas,
Rechazando,
no todo, los cultos de los santos.
IXNueve
años el macilento en paz se mantendrá,
Luego
estallará en una sed muy sanguinaria,
Por
él gran pueblo sin fe ni ley morirá,
Muerto
por otro mucho más clemente.
XMuy
pronto todo será arreglado,
Esperamos
un siglo bien siniestro:
El
estado de las máscaras y de los solitarios bien cambiado;
Pocos
encontrarán que a su rango quieran ser.
XIEl
próximo hijo del mayor llegará,
Tan
alto hasta el reino de los fuertes:
Su
áspera gloria cada uno temerá,
Pero
sus hijos del reino serán echados.
XIIOjos
cerrados, abiertos a la antigua fantasía,
La
costumbre de los solitarios será aniquilada:
El
gran monarca castigará su frenesí,
Robar
de los templos el tesoro antes que nada.
XIIIEl
cuerpo sin alma no es ya en sacrificio,
Día
de la muerte puesto en natividad:
El
espíritu divino hará feliz al alma,
Contemplando
al Verbo en su eternidad.
XIVEn
Tours, Gien, ojearán ojos penetrantes,
Descubrirán
de lejos la gran serena:
Ella
y su séquito entrarán en el puerto,
Combates,
empujad, potencia soberana.
XVUn
poco antes del monarca asesinado,
Cástor
y Pólux en nave, astro con crines:
El
bronce público por tierra y mar vaciado,
Pisa,
Asti, Ferrara, Turín, tierra prohibida.
XVINápoles,
Palermo, Sicilia, Siracusa,
Nuevos
tiranos, fulgurantes fuegos celestes:
Fuerza
de Londres, Gante, Bruselas y Susa,
Gran
hecatombe, triunfo festejar victoria.
XVIIEl
campo del templo de la virgen vestal,
No
lejos de Ethen y los montes Pirineos:
El
gran conducto es ocultado en el aguazal,
Norte
arrojados ríos y viñas cruzadas.
XVIIINueva
Lluvia, súbita, impetuosa,
Impedirá
de súbito a los dos ejércitos:
Piedra,
cielo, fuegos hacer la mar pedregosa,
La
muerte de siete, tierra y mar súbitos.
XIXNuevos
llegados lugar edificado sin defensa,
Ocupar
el lugar hasta entonces inhabitable:
Tomar
a placer prados, casas, campos y ciudades,
Hambre,
peste, guerra, vastas tierras laborables.
XXHermanos
y hermanos en varios lugares cautivos,
Desfilarán
cerca del monarca:
Al
contemplar con atención sus rasgos,
Poco
agradable ver mentón, frente, nariz, las marcas.
XXIEl
embajador enviado con una birreme,
Rechazado
a medio camino por desconocidos:
A
su refuerzo vendrán cuatro trirremes,
En
Negroponte cargados de cuerdas y cadenas.
XXIIEl
campo Ascop de Europa partirá,
Acercándose
a la Isla inundada:
El
ejército de Artón falange doblegará,
Ombligo
del mundo por gran voz subrogada.
XXIII
Palacios, pájaros, por pájaro abatidos,
Inmediatamente
después de haber llegado el Príncipe
Muchas
veces más allá del río enemigo rechazado,
Vuelo
sostenido de pájaro capturado fuera.
XXIVBestias
enfurecidas codiciosas de beber en los ríos,
Gran
parte del campo será frente a Híster,
En
jaula de hierro el jefe se desplazará,
Cuando
nada observe el hijo Germánico.
XXV
La guardia extranjera traicionará fortaleza,
Esperanza
y sombra de más estrecho maridaje:
Guardia
completamente delusa encerrada en la prensa,
Loira,
Saona, Ródano, Gar a muerte ultraje.
XXVIPor
el favor que haga la ciudad,
Al
grande que pronto perderá el campo de batalla,
Huido
de las filas Pau Tesino verterá,
Sangre,
fuego, muertos, ahogados a hachazos.
XXVIIEl
divino verbo será desde el cielo herido,
Y
no podrá proceder más
adelante:
Del
atacado el secreto es fulminado,
Se
le pisoteará por encima y por delante.
XXVIIIEl
penúltimo con el sobrenombre del prófeta,
Tomará
Diana por su día de descanso:
Lejos
vagará por frenética testa,
Y
librando a un gran pueblo de impuestos.
XXIXEl
Oriental saldrá de su sede,
Pasar
los montes Apeninos, ver la Galia:
Traspasará
el cielo, las aguas y la nieve,
Y
a cada uno golpeará con su vara.
XXXUno
que los dioses infernales de Ambal,
Hará
renacer, terror de los humanos:
Nunca
más grande horror se contará,
De
cuanto ocurrirá por Babel a los Romanos.
XXXiEn
Campania el Casilino hará tanto,
Que
no se verá más que campos inundados:
Y
después de la lluvia muy intensa,
Fuera
de los árboles no se verá nada verde.
XXXIILeche
sin ranas escurrirá en Dalmacia,
Conflicto
dado, peste junto a Balennes
Grande
será el grito en toda la Esclavonia,
Cuando
nazca monstruo cerca y dentro Ravena.
XXXIIIPor
el torrente que desciende de Verona,
Por
entonces hasta el Po guiará su entrada:
Un
gran naufragio y no menor en Garona,
Cuando
los de Génova vayan a su encuentro.
XXXIVLa
ira insensata del combate furioso,
Hará
en la mesa de hermanos el hierro brillar:
Los
separará y herido y curioso,
El
fiero duelo vendrá a Francia perjudicar.
XXXVEn
dos mansiones de noche el fuego prenderá,
Muchos
dentro ahogados y quemados:.
Cerca
de dos ríos uno sólo llegará:
Excepto
el Arcq y Caper todos serán amortiguados.
XXXVIDel
gran profeta las cartas serán hurtadas,
Y
entre las manos del tirano caerán,
Traicionar
a su Rey serán sus empresas,
Pero
sus rapiñas muy pronto le dañarán.
XXXVIIDel
gran número que se le va a mandar,
Para
socorrer al fuerte asediado.,
Peste
y hambre a todos han de devorar,
Excepto
setenta que serán salvados.
XXXVIIIHabrá
gran número de condenados,
Cuando
los Monarcas se havan conciliado:
Pero
uno de ellos estará tan disgustado,
Que
casi nunca se verán ya juntos.
XXXIX
Un año antes del conflicto Itálico,
Germanos,
Galos, Españoles por el fuerte,
Será
revuelta la casa de la república,
Donde,
al poco, excluidos, irán sofocados a la muerte.
XLPoco
después, sin excesivo intervalo,
Por
mar y tierra será hecho gran tumulto.
Mucho
mayor será pugna naval,
Fuegos,
animales, que harán mayor insulto.
XLILa
gran estrella durante siete días arderá,
Nublado
hará que dos soles aparezcan,
El
fiero mastín toda la noche aullará,
Cuando
gran Pontífice cambie de territorio.
XLIIGallos,
perros y, gatos de sangre quedarán ahítos,
Y
de la herida del tirano hallado muerto,
En
la cama de otro, piernas y brazos rotos,
Que
no había podido morir de peor muerte.
XLIIIDurante
la visible estrella cabelluda,
Los
tres grandes príncipes se habrán enemistado:
Heridos
por el cielo, paz, tierra temblante,
Pau,
Timbre, diente, serpiente puesta en el borde.
XLIVEl
águila impelida en torno a los pabellones,
Por
otros pájaros de alrededor sera expulsada:
Cuando
ruido de címbalos, flautas y esquilones,
Devuelvan
el sentido a la insensata dama.
XLVDemasiado
el cielo llora a Andrógeno procreado,
Cerca
del cielo sangre humana derramada:
Por
muerte muy tardía gran pueblo recreado,
Tarde
y temprano viene el socorro esperado.
XLVI
Después de gran discordia humana otra mayor se apresta
El
gran motor los siglos renueva:
Lluvia,
sangre, leche, hambre, hierro y peste,
En
el cielo visto fuego, corriendo larga centella.
XLVIIEl
enemigo envejecido doliente muere envenenado,
Los
soberanos por infinitos subyugados:
Piedras
llover escondidas bajo el vello,
Para
matar artículos en vano son alegados.
XLVIIIEl
gran ejército que pasará los montes,
Saturno
en el arco giratorio del pez Marte:
Venenos
escondidos en cabezas de salmones,
Su
jefe suspendido de cuerda colgante.
XLIXLos
consejeros del primer monopolio,
Los
conquistadores seducidos por la Melita:
Rodas,
Bizancio para sus exponentes polos,
Tierra
necesitarán los perseguidores en huida.
LCuando
los de Hainault, de Gante y de Bruselas,
Vendrán
ante el asedio de Langres,
Detrás
de sus flancos habrá guerras crueles,
La
lacra antigua será peor que enemigos.
LILa
sangre del justo en Londres escaseará,
Quemados
por el rayo de veintitrés los seis,
La
antigua dama caerá de su alto puesto,
De
la misma secta muchos serán muertos.
LIIEn
varias noches la tierra temblará,
Hacia
la primavera dos esfuerzos seguidos,
Corinto,
Éfeso en los dos mares nadará,
Guerra
desencadenada por dos valientes corajudos.
LIIILa
gran peste de ciudad marítima,
No
cesará hasta que muerte no sea vengada
Condenada
sin crimen del justo sangre tomada,
De
la gran dama por disimulo no ultrajada.
LIV
Por gente extranjera y lejana de los Romanos,
Su
gran ciudad después de la tempestad gravemente turbada,
Hija
sin excesivo diverso dominio,
Prisionero
el jefe, terror de ser afectado.
LVEn
el conflicto el grande que poco valia,
Al
final hará algo maravilloso,
Mientras
Hadria vea lo que necesitaba,
Durante
el festín apuñala al orgulloso.
LVIQue
peste y espada no ha sabido adivinar
Muerte
en el pozo, bóveda del cielo batida:
El
abate morirá cuando vea que caen en ruina,
Los
del naufragio deseosos de agarrarse al escollo.
LVII
Antes del conflicto el grande caerá,
El
grande a muerte, muerte, muy repentina y sentida,
La
Nave imperfecta, la mayor parte nadará,
Junto
al río la tierra quedará de sangre teñida.
LVIIISin
pie ni mano diente agudo y fuerte,
Por
globo al fuerte de puerto y el mayor nacido,
Junto
al portal desleal se transporta,
Sileno
reluce, pequeño, grande conducido.
LIXFlota
gálica apoyada por gran guardia,
Del
gran Neptuno y sus fuertes tridentes,
Ocupada
Provenza para sostener gran banda,
Y
Marte Narbón con dardos y venablos.
LXLa
fe Púnica en Oriente rota
Gran
Iud y Rosne, Loira y Tag, cambiarán,
Cuando
el hambre del mulo sea saciada,
Ejército
derrotado, sangre y cuerpos nadarán.
LXI
Euge, Támesis, Gironda y la Rochella,
¡Oh,
sangre troyana muerta en el puerto de la flecha!
Tras
el río en el fuerte apoyada la escala,
Dardos,
fuego, gran mortandad en la brecha.
LXIIMabus
entonces muy pronto morirá, vendrá
De
gentes y bestias terrible descalabro,
Luego,
de pronto, se verá la venganza,
Cien,
mano, sed, hambre, cuando corra el cometa.
LXIIIEl
Galo a Asón bien poco subyugará,
Pau,
Marne y Sena se enfurecerán contra Perme,
Quien
el gran muro contra ellos levante,
Del
primero al último el mayor perderá la vida.
LXIVMorir
de hambre, de sed, gente Ginebrina,
Esperanza
próxima vendrá a desfallecer,
Sobre
puente temblante será ley Genovesa,
Flota
en gran puerto no se puede acoger.
LXVEl
parque inclinado gran calamidad,
Por
la Hesperia a Insubria hará,
El
fuego en la nave peste y cautividad,
Mercurio
en el Arco Saturno morirá.
LXVIDe
grandes peligros el cautivo escapado,
En
poco tiempo el grande fortuna ha cambiado:
En
palacio el pueblo es atrapado,
Por
buen augurio la ciudad sitiada.
LXVIIEl
rubio de nariz ganchuda vendrá a ejecutar,
Por
el duelo y expulsará fuera,
Los
desterrados dentro restablecerá,
En
los lugares marinos venciendo los más fuertes.
LXVIIIDel
Aquilón los esfuerzos serán grandes,
Sobre
el Océano estará la puerta abierta:
EI
reino en la Isla será restablecido,
Temblará
Londres por vela descubierta.
LXIXEl
Rey Galo por la Céltica diestra,
Viendo
discordia en la gran Monarquía,
Sobre
las tres partes hará florecer su cetro,
Contra
la capa de la gran Jerarquía.
LXXEl
dardo del cielo se extenderá
Muertos
mientras hablan, gran ejecución,
La
piedra en el árbol la altiva gente se rendirá,
Monstruoso
fragor humano, purga y expiación.
LXXILos
exiliados desembarcarán en Sicilia,
Para
librar del hambre a la gente extranjera,
Al
romper el día Ilegarán los Celtas,
La
vida permanece, el Rey a la razón se rinde.
LXXIIArmada
Céltica en Italia vejada,
De
todas partes conflicto y gran pérdida,
Romanos
vencedores, oh Galia rechazada,
Cerca
de Tesín Rubicón pugna incierta.
LXXIIIEn
el lago Fucín de Benac la orilla,
Apresado
por el Leman en el puerto de Orguión,
Nacido
de tres brazos predice imagen bélica,
Por
tres coronas al gran Endimión.
LXXIVDesde
Sens y Autun llegarán hasta el Ródano,
Para
ir más allá y pasar los Pirineos,
La
gente dejará la comarca de Ancona,
Por
tierra y mar seguirá muy numerosa.
LXXVLa
voz oída del insólito pájaro
Sobre
el canal del respirable plano:
Tan
alta llegará del trigo la medida,
Que
el hombre del hombre será antropófago.
LXXVIRayo
en Borgoña suscitará hecho portentoso.
Y
con ningún medio nunca se podría hacer,
De
su senado sacro un hecho dudoso.
Hará
saber a sus enemigos el quehacer.
LXXVIIPor
arcos fuegos, acá y allá fuegos rechazados,
Gritos,
alaridos a medianoche oídos:
Se
adentran por los muros destruidos,
Por
canículas los traidores seguidos.
LXXVIIIEl
gran Neptuno de lo profundo del mar,
De
gente Púnica y sangre Gala mezclado:
Las
Islas a sangre por el tardo remar,
Más
le dañará que el mal ocultado.
LXXIXLa
barba rizada y negra gracias a su ingenio,
Subyugará
a la gente cruel y fiera:
El
gran Chirén sacará del presidio
A
todos los cautivos por Selín desterrados.
LXXXTras
conflicto del lesionado la elocuencia,
Por
poco tiempo se trama fingido reposo;
En
absoluto se admite la entrega de los grandes,
Enemigos
son remitidos a propósito.
LXXXIPor
fuego del cielo la ciudad casi quemada,
La
urna amenaza aún Deucalión,
Vejada
Cerdeña por la Púnica gente,
Después
de que Libra deje su Phaëtón.
LXXXIIPor
hambre la presa hará lobo prisionero,
Altándola
fuera con extrema habilidad,
El
nacido teniendo delante el último
El
grande no escapa en medio de la prensa.
LXXXIIIEl
mucho tráfico de un gran Lyón cambiado,
La
mayor parte cae en prístinas ruinas,
Presa
a los soldados por saqueo vendimia:
Por
los montes del Jura y Sueve neblina.
LXXXIVEntre
Campania, Siena, Flora, Tustia,
Seis
meses nueve días no lloverá una gota:
La
extraña lengua en tierra de Dalmacia,
Correrá
adelante, devastando la tierra toda.
LXXXVEl
viejo raso barbs bajo el estatuto severo,
En
Lyón sobrevuela el Águila Céltica,
El
pequeño grande persevera a ultranza,
Ruido
de armas en el cielo, mar roe Ligústica.
LXXXVlNaufraga
la flota cerca de onda Adriática,
La
tierra tiembla sacudida por el sire en tierra puesto,
Egipto
tiembla aumento Mahomético,
El
Herault grits con todas sus fuerzas.
LXXXVIIDespués
vendrá de países lejanos,
Principe
Germano en trono dorado:
La
esclavitud y aguas removidas,
La
dams esclava, su tiempo ya no es amado.
LXXXVIIIEl
circuito del grande y ruinoso pacto,
El
séptimo nombre del quinto será:
De
un tercio mayor el extranjero belicoso,
Mouton,
Lutecia, Aix no garantizará.
LXXXIX
Un día se repartirán el mundo los dos grandes maestros,
Su
gran poder se verá aumentado:
La
tierra nueva estará en sus poderosas manos,
Los
días del sanguinario están contados.
XC
Por vida y muerte cambiado reino de Hungría,
La
ley será más áspera que obsequiosa:
Su
gran ciudad de alaridos, quejas y gritos,
Cástor
y Pólux enemigos en la palestra.
XCIAÍ
nacer el sol se verá un gran fuego,
Ruido
y claridad hacia Aquilón tendientes,
Dentro
del círculo se oirán gritos y muerte:
Muerte
que será por guerra, fuego y hambre.
XCIIFuego
calor de oro del cielo en tierra visto,
Herido
del alto nacido, hecho caso maravilloso:
Gran
excidio humano: presa del gran sobrino,
Muertos
de espectáculos, huido el orgulloso.
XCIIIMuy
cerca del Tíber, junto a la Libitina,
Un
poco antes gran inundación:
El
jefe de la nave preso, metido en la sentina,
Castillo,
palacio en conflagración.
XClVGran
Pitu, gran mal por Galos recibirá.
Vano
terror al marítimo Lyón:
Pueblo
infinito por el mar pasará,
Sin
escapar un cuarto de un millón.
XCVLos
lugares poblados serán inhabitables,
Para
los campos habrá gran división:
Los
reinos a prudentes ineptos entregados,
Entonces
los hermanos mayores muerte y disensión.
XCVIAntorcha
ardiente en el cielo, de noche, será vista,
Cerca
del fin y principio del Ródano,
Hambre,
espada, tarde el socorro previsto,
Persia
vuelve a invadir Macedonia.
XCVIIRomano
Pontífice, guárdate de acercarte
A
la ciudad regada por dos ríos:
Tu
sangre vendrá allí cerca a esputar,
Cuando
florezca la rosa, tú y los tuyos.
XCVIIIQuien
de sangre rocía la cara,
De
la víctima próxima al sacrificio,
Teniendo
en Leo augur por presagio,
Será
llevado a muerte por la desposada.
XCIV
Territorio romano que interpretaba agorero,
Por
gente Gala será muy vejado:
Pero
nación Céltica temerá el momento,
Boreas,
ejército demasiado lejos lo habrá empujado.
CEn
las islas tan terrible tumulto,
Pronto
no habrá más que una bélica pugna:
Tan
grande sera de los depredadores el insulto,
Que
habrá que alinearse en la grande liga.
CENTURIA
III
IDespués
del combate y batalla naval,
El
gran Neptuno en su máxima exaltación:
Rojo
adversario palidecerá de miedo
Poniendo
al gran Océano en espanto.
IIEl
Verbo divino dará a la sustancia,
Comprendidos
cielo, tierra, oro oculto a la leche mística
Cuerpo,
alma, espíritu con toda potencia,
Tanto
bajo sus pies como en la sede Céltica.
IIIMarte
y Mercurio y la plata juntos,
Hacia
el Mediodía extrema sequedad:
En
el fondo de Asia se diría tierra temblar,
Corinto,
Éfeso entonces en perplejidad.
IVCuantlo
el defecto de los lunares se aproxime,
Y
haya del uno al otro poca distancia,
Frío,
sequedad, peligros hacia los confines,
En
el propio lugar donde el oráculo tomó inicio.
VEl
defecto más lejano de los dos grandes luminares,
Que
acontecerá entre Abril y Mayo;
¡Oh,
qué precio!, pero dos grandes magnánimos,
Por
tierra y mar ayudando en todas partes.
VIEn
el templo cerrado el rayo penetrará,
Los
ciudadanos extenuados en sus fuertes:
Caballo,
bueyes, hombres la onda los tocará
Con
hambre, sed los más débiles armados.
VIISobre
las picas de los fugitivos fuego del cielo,
Conflicto
próximo de los cuervos jugueteando,
Desde
tierra se implora ayuda socorro del cielo,
Cuando
junto a los muros estarán los contendientes.
VIIILos
Cimbrios junto con sus vecinos,
Vendrán
a despoblar casi la España:
Gentes
amontonadas; Guyena y Lemosinos
Estarán
en liga y les harán campaña.
IXBurdeos,
Rouen y la Rochelle unidos,
Tendrán
alrededor el gran mar Océano,
Ingleses,
Bretones y los Flamencos reunidos,
Los
echarán hasta cerca de Roüane.
XDe
sangre y hambre mayor calamidad,
Siete
veces se acerca a la marina playa:
Mónaco
de hambre, lugar tomado, cautividad,
El
grande esposado golpeará jaula ferrada.
XILas
armas batir en el cielo larga estación,
El
árbol en mitad de la ciudad caído:
Tornado,
roña, espada, enfrente tizón,
Cuando
el Monarca de Hadria sucumbido.
XIIPor
el tumor de Heb, Po, Tag, Tiber y Roma,
Y
por el lago Leman y Aretín:
Los
dos grandes jefes y ciudades del Garona,
Capturados,
muertos, anegados. Partir humano botín.
XIIIPor
rayo en el arco oro y plata fundidos
De
los dos cautivos el uno del otro comerá:
De
la ciudad la mayor extensión,
Cuando
sumergida nade la flota.
XIVPor
la descendencia de un insigne personaje,
De
Francia abatida por un padre desgraciado:
Honores,
riquezas, trabajo en su edad venerando,
Por
haber seguido el consejo de un hombre honrado.
XVCorazón,
vigor, gloria el reino cambiará
De
todas partes teniendo en contra a su adversario:
Entonces
Francia infancia por muerte subyugará,
Un
gran Regente será entonces más contrario.
XVIUn
príncipe Inglés, Marte en su corazón de cielo,
Querrá
proseguir su próspera fortuna:
De
los dos desafíos uno le atravesará la hiel,
¡Ay
de él!, bienamado de su madre.
XVIIMonte
Aventino será visto de noche quemar,
El
cielo oscuro súbitamente en Flandes,
Cuando
el Monarca eche a su sobrino,
Sus
gentes de Iglesia provocarán desórdenes.
XVIIITras
la lluvia caída bastante prolongada,
En
varios lugares de Reims el cielo tocado :
¡Oh,
qué conflicto de sangre junto a ellos se apresta!
Padre
a hijo Reyes no osarán acercarse.
XIXEn
Luca sangre y leche empezará a llover
Un
poco antes cambio de pretor:
Gran
peste y guerra, hambre y sed hará ver,
Lejos
donde morirá el Principe rector.
XPor
las comarcas del gran río Bético,
Lejos
de Iberia, en el reino de Granada:
Cruces
rechazadas por pueblo Mahomético,
Uno
de Córdoba traicionará a la comarca.
XXIEn
el Crustamín por mar Adriática,
Aparecerá
un horrible monstruo marino,
De
rostro humano y la cola acuática,
Que
no se dejará coger por el anzuelo.
XXIIUn
asalto de seis días contra la ciudad dispuesto,
Una
áspera y dura batalla será librada:
Tres
la entregarán y a epos perdonado,
Los
demás a fuego y sangre serán pasados.
XXIIISi
Francia pasa más allá del mar de Liguria,
Te
verás en islas y mares encerrado:
Mahomet
contrario, más el mar Adriático,
De
caballos y asnos roerás los huesos.
XXIVDe
la empresa gran confusión,
Pérdida
de gentes, tesoro innumerable:
Tú
no debes aún provocar una tension,
Francia
a mí decir haz que sea recordable.
XXVQuien
al Navarro Reino llegue,
Cuando
Sicilia y Nápoles se hayan unido:
Bigorra
y Landas por Foix entonces ocupará,
De
uno que de España será muy allegado.
XXVIReyes
y Príncipes elevarán simulacros, Augures creídos como elevados
arúspices;
Cuerno, víctima dorada y azul, de acre, Interpretados serán
los
presagios.
XXVriPríncipe
Libio poderoso en Occidente,
De
Arabia tanto se inflamará el francés,
Sabio
en las letras hará condescendiente,
La
lengua árabe al francés verter.
XXVIIIDe
tierra mísera, y pobre parentela,
Por
voluntad y paz llegará al Imperio:
Largo
tiempo reinará una mujerzuela,
Que
nunca a reino nada peor vino.
XXIXLos
dos sobrinos en lugares diversos instruidos:
Más
horrible monstruo en tierra nunca visto,
Vendrán
muy nobles a insignes guerreros,
A
vengar las injurias y sucumbirán los enemigos.
XXXAquel
que en lucha y hierro al hecho bélico
Haya
traído más grande que él el precio:
De
noche en la cama seis lo atacarán,
Desnudo,
sin arnés, pronto será preso.
XXXIEn
los campos de Media, de Arabia, y de Armenia
Dos
grandes ejércitos tres veces chocarán,
Cerca
del río Araxes la mesnada,
Del
gran Solimán por tierra caerán.
XXXIIEl
gran sepulcro del pueblo de Aquitania
Se
acercará hasta la Toscana:
Cuando
Marte esté junto al suelo Germánico,
Y
a la tierra de la región Mantuana.
XXXIIIEn
la ciudad donde entre el lobo,
Muy
cerca de allí acamparán los enemigos:
Ejército
extranjero un gran país asolará,
Los
amigos pasarán de los Alpes la barrera.
XXXIVCuando
la ausencia del Sol entonces sea,
En
pleno día el monstruo será visto;
De
muy distinto modo se le interpretará,
No
importa la carestía, nadie habrá previsto.
XXXVDe
lo más profundo del Occidente de Europa,
De
pobres gentes un niño nacerá,
Que
con su hablar seducirá a muchos,
Su
fama en el réino de Oriente más crecerá.
XXXVISepultado,
no muerto apoplético,
Será
hallado tener las manos comidas,
Cuando
la ciudad condene al herético,
Que
tenía sus leyes, sus costumbres cambiadas.
XXXVII
Antes del asalto, rezada la oración,
Milán
tomada por el Águila mediante arteras trampas,
Muralla
antigua hundida a cañonazos,
A
sangre y fuego con gracia para pocos.
XXXVIIILa
gente Gálica y la nación extranjera,
Más
allá de los montes, muertos, presos y afligidos,
Al
menos contraria y próxima de vendimia,
Por
los amos en acuerdo firmado.
XXXIXLos
siete por tres meses en concordia,
Para
subyugar los Alpes Apeninos,
Pero
la torments y la Liguria cobarde,
Los
afligen con súbitas ruinas.
XLEl
Gran teatro será de nuevo enderezado,
Los
dados echados y las redes ya tendidas,
Demasiado
el primero aparte fue dejado,
A
causa de arcos postrados, ya rotos desde mucho tiempo.
XLIUn
giboso será elegido por el consejo,
Más
horrible monstruo en tierra nunca visto,
El
golpe, queriendo, reventará el ojo,
El
traidor al Rey como fiel recibido.
XLIIEl
niño nacerá con dos dientes en la gola,
Piedras
en Tuscia por lluvia caerán
Pasados
unos años no habrá ni trigo, ni cebada,
Para
alimentar a quienes de hambre morirán.
XLIIIGentes
de los alrededores de Tarn, Loth y Garona,
Mirad
los montes Apeninos no pasar,
Vuestra
tumba cerca de Roma y de Ancona,
El
pelo negro y crespo hará trofeo levantar.
XLIVCuando
el animal al hombre doméstico,
Después
de grandes penas y saltos venga a hablar,
De
rayo a virgen será tan maléfico,
De
tierra tomada y suspendido en el afire.
XLVLos
cinco extranjeros entrarán en el templo,
Su
sangre llegará a la tierra profana:
Para
los de Tolosa será un muy duro ejemplo,
De
uno que vendrá a sus leyes exterminar.
XLVIEl
cielo (de Planco la ciudad) nos presagia,
Con
señales insignes y con estrellas fijas,
Que
de su cambio súbito se acerca el tiempo,
Ni
por su bien, ni por sus maleficios.
XLVIIEl
viejo Monarca expulsado de su reino,
A
los de Oriente su auxilio irá a pedir:
Por
miedo de las cruces plegará su enseña,
A
Mitilene irá por tierra y mar.
XLVIIISetecientos
cautivos encadenados duramente,
Por
la mitad herir, abandonado el fuerte,
La
próxima esperanza llegará muy rápidamente,
Pero
no tan pronto como una quincena muerte.
XLIXReino
Galo serás muy cambiado,
En
lugar extranjero se ha trasladado el imperio:
En
otras costumbres y leyes serás colocado,
Ruan
y Chartres lo harán mucho peor.
LLa
república de la gran ciudad,
De
ningún modo consentir querrá,
Rey
salir fuera por trompeta ciudad,
La
escalera en el muro, la ciudad se arrepentirá.
LIParís
conjura un gran asesinato cometer,
Blois
lo hará salir en pleno efecto:
Los
de Orleans querrán a su jefe reponer,
Angers,
Troyers, Langres les harán una fechoría.
LIIEn
el campo habrá lluvia abundante,
Y
en la Pulla una muy grande sequedad,
El
Gallo verá al Aguda con su ala mal cumplida,
Por
Lyón será puesta en extremidad.
LIIICuando
el más grande se lleve al prisionero,
De
Nuremberg, de Absburgo y los de Basilea,
Por
Agripina, jefe Frankfurt tornado,
Atravesarán
por Flandes hasta Galia.
LIVUno
de los mayores huirá a España
Que
en profunda llaga después vendrá a sangrar,
Pasando
fuerzas por las altas montañas,
Devastando
todo y luego en Paz reinar.
LVEn
el año en que un tuerto reine en Francia,
La
corte se encontrará en gran perturbación,
El
grande de Blois matará a su amigo,
El
reino puesto en mal y duda doble.
LVIMontauban,
Nîmes, Aviñón y Beziers,
Peste,
truenos y granizo al fin de Marzo,
De
París puente, Lyón muro, Montpellier,
Después
de seisciens y siete veinte, tres partes.
LVIISiete
veces cambiar veréis gente británica,
Tinta
en sangre en doscientos noventa años,
Libre,
no ya por apoyo Germánico,
Aries
duda, su polo es declinante.
LVIIICerca
del Rin de las montañas Nóricas
Nacerá
un grande de gente demasiado tarde venida,
Que
defenderá Sauroma y las Panónicas,
Que
no se sabrá lo que le haya acontecido.
LIXBárbaro
imperio por un tercero usurpado,
La
mayor parte de su sangre condenar a muerte:
Por
muerte senil, por él, el cuarto atacado,
Por
temor de que sangre por otra sangre sea muerta.
LXPor
toda Asia gran proscripción,
Incluso
en Misia, Lisia y Panfilia:
Sangre
derramará por absolución,
De
un joven negro lleno de felonía.
LXILa
gran banda y secta crucífera
Se
levantará en Mesopotamia:
Del
próximo río compañía ligera,
Que
tal ley tendrá por enemiga.
LXIIA
Carcasona dirigirá sus atenciones,
El
Romano poder estará del todo afondado,
Próximo
al duro cuenco del mar Cirene,
Traspasará
los grandes montes Pirineos.
LXIIILa
mano más corta y su herida cerrada,
Su
gran vecino imitará los vestigios:
Ocultos
odios civiles y debates,
Retrasarán
a los bufones sus folías.
LXIVEl
jefe de Persia llenará gran Ólcada,
Flota
Trirreme contra gente Mahometana,
De
Parta y Media y saquear las Cícladas,
Largo
tiempo descanso en el gran puerto Jónico.
LXVCuando
el sepulcro del gran Romano hallado,
Al
día siguiente será elegido Pontífice,
Del
Senado no será aprobado,
Envenenado,
su sangre en la sagrada ropa.
LXVIEl
gran Bailío de Orleans condenado a muerte,
Será
por uno de sangre vindicativa:
Él
merecerá ésta su suerte,
Prisionero,
manos y pies cautivos.
LXVIIUna
nueva secta de filósofos,
Despreciando
muerte, oro, honores y riquezas,
De
los Montes Germanos no serán limítrofes,
Sus
seguidores tendrán honor y prensa.
LXVIIIPueblos
sin jefes de España, de Italia,
Muertos
esparcidos por el Queroneso,
Su
mano traiciona por locura pasajera,
La
sangre por todas partes corre.
LXIXGran
ejército guiado por un joven,
Se
entregará en manos de sus enemigos,
Pero
el viejo mitad puerco nacido,
Hará
que Chalón y Mascón sean amigos.
LXXLa
Gran Bretaña incluida Inglaterra,
Vendrá
por agua tan fuerte a inundar:
La
nueva liga de Ausonia le hará guerra,
Que
contra aquéllos ellos se alinearán.
LXXILos
de dentro las islas por largo tiempo asediados,
Cobrarán
vigor y fuerza contra sus enemigos:
Los
de fuera muertos de hambre derrotados,
Por
más hambre que nunca serán metidos.
LXXIIEl
buen anciano aún vivo sepultado,
Junto
al gran río por falsa sospecha,
El
nuevo viejo de riqueza ennoblecido,
Toma
a la vez todo el oro del rescate.
LXXIIICuando
al reinado llegue el cojo,
Competidor
tendrá próximo bastardo:
Él
y también el reino serán tan roñosos,
Que
antes de que cure su hora habrá sonado.
LXXIVNápoles,
Florencia, Faenza a Imola
Estarán
en términos de tal enojo,
Por
complacer a los desdichados de Nola,
Queja
de haber a su jefe burlado.
LXXVPau,
Verona, Vicenza, Zaragoza,
Espadas
ungidas, terrores húmedos de sangre:
Peste
tan grande vendrá a la gran hoya,
Cercano
socorro y los remedios muy lejos.
LXXVIEn
Germania nacerán varias sectas,
Acercándose
mucho al feliz paganismo,
El
corazón cautivo y pequeños ingresos,
Harán
volver a pagar el verdadero diezmo.
LXXVIIEl
tercer clima bájo Aries comprendido,
El
año mil setecientos veintisiete, en Octubre,
El
Rey de Persia por los de Egipto cogido:
Conflicto,
muerte, pérdida: a la cruz gran oprobio.
LXXVIIIEl
jefe de Escocia, con seis de Alemania,
Por
gentes de mar Orientales cautivo:
Atravesarán
Calpe y la España,
Presente
en Persia al nuevo Rey medroso.
LXXIXEl
orden fatal y eterno encadenado,
Dará
vueltas con orden consiguiente:
Del
puerto Fociano la cadena será rota,
Tomada
la ciudad, el enemigo un poco.
LXXXDel
reino inglés el digno expulsado,
El
consejero por ira condenado a fuego:
Sus
partidarios irán a rastrear tan bajo,
Que
el bastardo será casi aclamado.
LXXXIEl
gran vociferante audaz desvergonzado,
Será
elegido gobernador de la armada:
La
intrepidez de su comportamiento,
El
puente roto, ciudad de miedo pasmada.
LXXXIIFreins,
Antibor, ciudades junto a Niza,
Serán
muy devastadas por mar y por tierra:
Las
langostas, tierra y mar viento propicio,
Cogidos,
muertos, despedazados, robados, sin ley de guerra.
LXXXIIILos
largos cabellos de la Galia Céltica,
Acompañados
de extrañas naciones,
Harán
cautiva a la gente Aquitánica,
Para
sucumbir a sus intenciones.
LXXXIVLa
gran ciudad quedará bien desolada,
De
sus habitantes uno solo podrá en ella morar:
Muralla,
sexo, templo y virgen violada,
Por
hierro, fuego, peste, cañón el pueblo morirá.
LXXXVPor
ciudad tomada por engaño y fraude
Por
medio de un bello joven capturado,
Asalto
dado a Raubine cerca de Laude,
El
y todos muertos por haber bien engañado.
LXXXVIUn
jefe de Ausonia a las Españas irá,
Por
mar se detendrá en Marsella,
Antes
de su muerte por mucho tiempo languidecerá,
Después
de su muerte se verá gran maravilla.
LXXXVIIFlota
Gálica no lo acerques a Córcega,
Ni
a Cerdeña tú de ello te arrepentirás:
Pronto
moriréis todos privados de la ayuda deseada,
Sangre
nadará, no habrá ningún cautivo.
LXXXVIIIDe
Barcelona por mar una poderosa armada,
Marsella
entera de miedo temblará:
Islas
ocupadas de mar ayuda cerrada,
Tu
traidor en tierra nadará.
LXXXIXEn
aquel tiempo Chipre estará privada
De
su auxilio de aquellos del mar Egeo:
Viejo
trucidado, pero con mezclas y músicas,
Seducido
su Rey, Reina más ultrajada.
XCEl
gran Sátiro y Tigre de Hircania,
Don
presentado a aquellos del Oceán:
Un
jefe de flota saldrá de Carmania,
Y
tomará tierra en el Tirreno Foceán.
XCIEl
árbol que estuvo tanto tiempo muerto secado,
En
una noche volverá a reverdecer:
Cron
Rey enfermo, Príncipe pie cojo,
Gritando
a los enemigos hará vela extender.
XCIIEl
mundo próximo al último período,
Saturno
todavía tarde estará de vuelta:
Transferido
imperio hacia naciones Brodde,
El
ojo arrancado a Narbona alrededor.
XCIIIEn
Aviñón el gran jefe del Imperio,
Se
detendrá por París desolado:
Tricastro
sostendrá la Anibálica ira,
Lyón
por engaño será mal consolada.
XCIVDe
quinientos años en mayor estima te tendrá,
Al
que fue ornato de su tiempo,
Luego,
de pronto, gran claridad dará,
Que
en este siglo les dará gran contento.
XCVLa
ley Morisca se verá desfallecer,
Después
de otra mucho más seductora:
Boristeno
primero vendrá a caer,
Por
dones y una lengua más encantadora.
XCVIJefe
de Fosán tendrá cuello cortado,
Por
el ductor del sabueso y del lebrel:
El
hecho perpetrado por los del monte Tarpeyo
Saturno
en Leo 13 de Febrero.
XCVIINueva
ley nueva tierra ocupar,
Hacia
Siria, Judea y Palestina:
El
gran imperio bárbaro alterar
Antes
de que Febea su siglo determine.
XCVIIIDos
hermanos reales guerrearán tan fuertemente,
Que
entre ellos la guerra será mortal:
Cada
uno ocupará las plazas fuertes,
De
reino y vida será su gran querella.
XCIXEn
los campos herbosos de Alein y del Varneigne,
Del
monte Lebrón cercano a la Durance,
Campamentos
de las dos partes, conflicto será tan agrio,
Mesopotamia
desfallecerá en Francia.
CEntre
Galos el último honrado,
De
hombre enemigo sera victorioso:
Fuerza
y terror en momento explorado,
De
un venablo morirá el envidioso.
CENTURIA
IV
IPor
lo que quede de sangre no derramada,
Venecia
pide que socorro le sea dado,
Después
de haber mucho tiempo esperado,
Ciudad
entregada al primer cuerno sonado.
IIPor
muerte Francia efectuará un viaje,
Flota
por mar, atravesar los montes Pirineos,
España
perturbada, gente militar moverse:
Algunas
de las más grandes damas a Francia llevadas.
IIIDe
Arras y Burges, de Brodes grandes banderas,
Un
mayor número de Gascones a pie derrotar,
Los
de lo largo del Ródano desangrarán las Españas:
Cerca
del monte donde Sagunto está.
IV
El impotente Príncipe enojado, lamentos y querellas,
De
rapiñas y saqueos por galos y por líbicos:
Grande
es por tierra, en mar infinitas velas,
Hermana
Italia será echando a los célticos.
VCruz
paz, bajo el Verbo divino cumplido,
España
y Francia permanecerán unidas juntas:
Gran
guerra próxima y combate muy duro,
Corazón
valiente no habrá quien no tiemble.
VIDe
costumbres nuevas después de la tregua,
Malicia,
insidia y maquinación:
Primero
morirá quien haga la prueba,
Color
Venecia conspiración.
VIIEl
hijo menor del grande y odiado Príncipe,
De
lepra a los veinte años una gran mancha tendrá,
De
pena morirá su madre, bien triste y endeble,
Y
él donde caen los cobardes morirá.
VIIILa
gran ciudad por asalto pronto y repentino,
Sorprendida
de noche, guardias cogidos:
Las
excubias y vigilias San Quintín,
Asesinados
guardias y los portones destruidos.
IXEl
jefe del campo en medio del combate,
Será
herido en el muslo de un flechazo,
Cuando
Ginebra afligida y preocupada,
Por
Lausana y Suizos será traicionada.
XEl
joven Príncipe acusado falsamente,
Pondrá
en tumulto al campo y en querellas:
Contusionado
el jefe por defenderlo,
El
cetro apaciguar, aplacar luego pendencias.
XIAquel
que estará cubierto con una capa,
Será
inducido a algún caso examinar:
Los
doce rojos vendrán a manchar los manteles
Con
un homicidio, homicidio que se va a perpetrar.
XIIEl
campo mayor de la ruta puesto en fuga,
Nn
más allá será acosado:
Acampado
nuevamente y legión reducida,
Después
será de las Galias completamente echado.
XIIIDe
una mayor pérdida noticias reportadas,
Hecho
el informe el campamento se aturdirá:
Bandas
unidas contra las sublevadas,
Doble
falange, a grande abandonará.
XIVLa
muerte súbita del principal personaje,
Habrá
cambiado y puesto a otro en el reino:
Pronto,
llegado tarde a edad tan avanzada y tierna,
Que
en tierra y mar será preciso que se le tema.
XVDe
donde se crea hacer venir el hambre,
De
allá vendrá la hartura:
El
ojo de la mar por avariento canino,
A
uno y a otro dará aceite y trigo.
XVILa
ciudad franca de la libertad hecha sierva,
De
fugitivos y soñadores hace Asilo:
El
Rey cambiado por ellos no se obstina,
De
cien se convertirán en más de mil.
XVIICambiar
a Beaune, Nuy, Chalons y Dijon,
El
Duque queriendo corregir la Barrée
Caminando
cerca del río, pez, pico de buceador,
Verá
la cola: la puerta será cerrada.
XVIIILos
más letrados en los hechos celestes
Serán
por Príncipes ignorantes reprobados:
Castigados
por Edicto, expulsados, como infames,
Y
muertos dondequiera sean hallados.
XIXAnte
Rouen por los Insubrios puesto asedio,
Por
tierra y mar cerrados los caminos:
De
Haynaut y Flandes, de Gante y los de Lieja,
Con
lanchas desembarcación en la orilla.
XXPaz,
prosperidad por mucho tiempo lugar alabará,
En
todo su reino desierto la flor de lis:
Cuerpos
muertos de agua, tierra, allí se los llevará,
Esperando
en vano la hora de ser allá enterrados.
XXILa
mutación será muy difícil,
Ciudad,
provincia con el cambio ganancia sacará:
Corazón
noble, prudente depuesto, echado el que era hábil,
Mar,
tierra, pueblo su estado cambiará.
XXILa
gran abundancia que será desechada
En
un momento dado será necesaria al Rey,
La
fe prometida de lejos será profanada,
Desnudo
se verá en mísera ruina.
XXIIILa
legión en la flota marinera,
Cal,
grandes solfataras y brea abrasarán:
El
largo descanso del puesto asegurado,
Puerto
Selín, Hércules el fuego los consumirá.
XXIVOído
bajo tierra santa dama, voz santa,
Humana
llama por Divina ver lucir:
Hará
de los solitarios de su sangre teñida,
Y
los impuros los santos templos destruir.
XXVCuerpos
sublimes, sin fin, al ojo visibles:
Vendrán
a cegar por estas razones:
Cuerpos,
mentes incluso, sin jefe a invisibles,
Disminuyendo
las sagradas oraciones.
XXVIEl
gran enjambre se elevará de abejas,
Que
no se sabrá de dónde han venido:
Donde
el bosque lo esconde bajo el emparrado.
Ciutard
traído por cinco ligas no nudas.
XXVIISalon,
Manfol, Tarascon de Sex, el arco,
Donde
está en pie todavía la pirámide:
Vendrá
a liberar al Príncipe de Dinamarca,
Rescate
odioso en el templo de Artemisa.
XXVIIICuando
Venus esté cubierta por el Sol,
Bajo
el esplendor habrá una forma oculta:
Mercurio
al fuego los habrá descubierto,
Por
rumor bélico será puesto al insulto.
XXIXEl
Sol escondido, eclipsado por Mercurio,
Sólo
estará en el cielo segundo:
De
Vulcano-Hermes será hecho pasto,
Sol
será visto puro, rutilante y rubio.
XXXMás
once veces Luna Sol no querrá,
Todos
aumentados y rebajados de grado:
Y
tan bajo puesto que poco entonces se creerá,
Después
hambre y peste, el secreto revelado.
XXXILa
Luna en el plano de noche sobre el alto monte,
El
nuevo sabio con un solo cerebro la ha visto:
Por
sus discípulos ser inmortal se monda,
Ojos
a mediodía, en el sensible, manos, cuerpos a foco.
XXXII
En lugares y tiempos carne al pez dará lugar,
La
ley común será hecha al contrario:
Viejo
se mantendrá firme, después impedido por el medio,
La
Planta Koiná Filón quedará muy atrás
XXXIIIJúpiter
unido más a Venus que a la Luna,
Apareciendo
de plenitud Blanca:
Venus
escondida bajo la blancura de Neptuno,
Por
Marte golpeada con la grande rama.
XXXIVEl
grande llevado cautivo a extraña tierra,
De
oro encadenado al Rey Chirén ofrecido:
Después
de que en Ausonia Milán pierda la guerra,
Y
todo su ejército derrotado.
XXXVEl
fuego apagado, las vírgenes traicionarán
La
mayor parte del bando nuevo:
Rayo
de hierro, lanza solos los Reyes guardarán
Etruria
y Córcega de noche gola iluminada.
XXXVILos
juegos nuevos en Galia organizados, Después de la victoria de la
Insubria
campaña: Montes de Epiro, los grandes atados, depredados, De
pavura
temblar la Romaña y España.
XXXVIIGalo
a saltos, montes vendrá a penetrar,
Ocupará
el gran lugar del Insubre,
Hasta
lo más profundo su hueste hará entrar,
Génova,
Mónaco empujarán ejército rubro.
XXXVIIIMientras
que Duque, Rey, Reina ocupará,
Jefe
Bizancio del cautivo en Samotracia,
Antes
del asalto uno al otro comerá,
Contrapelo
apretado seguirá de la sangre la huella.
XXXIXLos
Rodianos pedirán socorro,
Por
la negligencia de sus aliados abandonada,
El
imperio Árabe reemprenderá su curso,
Por
Hesperia la causa enderezada.
XL
Las fortalezas de los sitiados rodeadas,
Por
polvo de fuego precipitados en el abismo,
Los
traidores serán todos vivos apresados,
Nunca
entre los rapavelas se vio tan deplorable cisma.
XLIGímnica
sexo prisionera en rehén,
Vendrá
de noche a sorprender a los guardas,
El
jefe del campo engañado por su lenguaje,
Abandonará
a la gente, verlo dará lástima.
XLIIGinebra
y Langres por los de Chartres y Dole.
Y
por Grenoble cautivo en Montlimard,
Seysset,
Lausana por fraudulento engaño,
Los
traicionarán por sesenta marcos de oro.
XLIIISe
oirán en el cielo las armas batir:
También
aquel año los divinos enemigos,
Querrán
leyes santas injustamente discutir,
Por
rayo y guerra los muy creyentes muertos.
XLIVDos
principales de Mende y de Roudés y Milhau,
Cahours,
Limoges, Chartres, semana infeliz,
De
noche la entrada, de Bourdeaux un guijarro,
Por
Perígort al toque de la campana.
XLVPor
un conflicto, el Rey abandonará el trono,
El
mayor de los jefes faltará a su cometido,
Herido
de muerte no se librará,
Todos
asesinados, uno será testigo.
XLVIEl
hecho por excelencia bien defendido,
Guárdate
Tours de tu próxima ruina,
Londres
y Nantes por Reims harán defensa,
No
sigas adelante al tiempo de la escarcha.
XLVIIEl
negro cruel cuando haya probado
Su
mano sanguinaria con fuego, hierro, arcos tensos,
Todo
cuanto el pueblo quede aterrorizado,
Ver
a los más grandes por cuello y pies colgados.
XLVIIILlanura
de Ausona, fértil, espaciosa,
Producirá
talares colmadísimos de langostas,
Claridad
solar quedará anublada,
Roerlo
todo, gran peste provenir de ellas.
XLIXAnte
el pueblo sangre será derramada,
Que
de lo alto del cielo no vendrá alejar,
Pero
por largo tiempo no será oída,
El
espíritu de uno solo vendrá a testimoniar.
LLibra
reinará sobre las Hespérides,
De
cielo y tierra mantendrá la Monarquía,
De
Asia fuerzas nadie verá perecer,
Que
siete no tengan por rango la jerarquía.
LIUn
Duque ansioso a su enemigo seguirá,
Dentro
entrará impidiendo la falange,
Acosados
a pie tan cerca perseguirán,
Que
la jornada conflicto cerca del Ganges.
LIIEn
la ciudad vejada a los muros hombres y mujeres,
Enemigos
fuera del jefe prontos a rendirse:
El
viento soplará fuerte ante los gendarmes,
Echados
serán por cal, polvo y ceniza.
LIIILos
enemigos ahuyentados y vencidos,
Padres
a hijo mayor adornando los altos pozos,
El
cruel padre ahogará a los suyos,
Su
hijo pésimo sumergido en el pozo.
LIVDel
nombre que nunca tuvo el Rey Galo,
Jamás
hubo un rayo tan temido,
Temblando
Italia, España y los Ingleses,
De
mujer extranjera locamente enamorado.
LVCuando
la corneja en torre de apretado ladrillo,
Durante
siete horas no haga más que chillar:
Muerte
presagiada por sangre estatua teñida,
Tirano
abatido, a los dioses pueblo rogar.
LVIDespues
de victoria de rabiosa lengua,
El
espíritu vigorizado por tranquilidad y descanso,
Vencedor
sanguinario del conflicto discurseará,
Asar
la lengua, la carne y los huesos.
LVIIUna
cuestión molesta al gran Rey presentada,
Él
propondrá defender los escritos:
Su
mujer no mujer por otro tentada,
Más
doble dos no grita fuerte.
LVIIISol
ardiente en la garganta abrasada,
De
sangre humana empapar la tierra Etrusca:
Jefe
recoge agua, lleva a su hijo largarse,
Cautiva
dama conducida a tierra Turca.
LIXDos
sitiados en ardiente fervor,
Apagada
la sed con dos llenas tazas,
El
fuerte raso y un anciano soñador,
A
los Genoveses de Nira muestran traza.
LXLos
siete niños en rehén dejados,
El
tercero a su niño matará,
Dos
serán traspasados por su hijo,
Génova
y Florencia de acuerdo se pondrán.
LXIEl
viejo burlado y expulsado de su lugar,
Por
el extranjero que lo sobornará,
Algunos
de sus hijos comidos ante él,
El
hermano en Chartres, Orl. Ruán traicionará.
LXIIUn
coronel lleno de ambición,
Se
apoderará de la mayor armada,
Contra
su Príncipe se levantará,
Y
será descubierto bajo la enramada.
LXIIILa
armada céltica contra los montañeses,
Que
serán descubiertos y cogidos en la trampa:
Campesinos
jóvenes y empujarán feroces,
Precipitados
todos al filo de la espada.
LXIVEl
achicado en ropas de burgués,
Vendrá
el Rey a intentar su ofensa:
Quince
soldados rehenes la mayor parte,
Vida
última y jefe de su hacienda.
LXV
Al desertor de la gran fortaleza
Después
de haber abandonado su plaza,
Su
enemigo obtendrá un éxito notorio,
Poco
después de muerto el Emperador será condenado.
LXVIBajo
color fingido de siete cabezas rapadas,
Serán
sembrados diversos exploradores,
Pozos
y fontanas de venenos rociados,
En
el fuerte de Génova humanos devoradores.
LXVIICuando
Saturno y Marte ardan iguales,
El
aire muy seco, larga trayectoria,
Con
fuegos secretos de ardor gran lugar adusto,
Escasa
lluvia, viento cálido, guerras, incursión.
LXVIIIEn
lugar muy próximo no lejos de Venus,
Los
dos más grandes de Asia y de África,
Del
Rin y Danubio se dirán venidos,
Gritos,
llantos en Malta y en la costa Ligústica.
LXIXLos
desterrados defenderán la gran ciudad,
Los
ciudadanos muertos, heridos y expulsados,
Los
de Aqùilea a Parma prometerán,
Iridicar
la entrada por lugares no trazados.
LXXMuy
cerca de los grandes montes Pirineos,
Uno
contra el Águila gran ejército dirigirá,
Venas
abiertas, fuerzas exterminadas,
Que
hasta Pau el jefe perseguirá.
LXXILas
hijas trucidadas en lugar de la esposa,
Un
homicidio no tendrá gran culpa,
Dentro
de los pozos vestidos inundados,
La
esposa muerta muy cerca de Aconil.
LXXIILos
Artómicos por Agen y Lestore,
En
Saint-Felix tendrán su parlamento:
Los
de Basas vendrán en mala hora,
Tomar
Condon y Marsan prontamente.
LXXIIIEl
sobrino mayor por fuerza probará
El
pacto hecho con corazón pusilánime,
A
Ferrara y Asti el duque atormentará,
Cuando
una noche se represente la pantomima.
LXXIVDel
lago Leman y los Brannonices
Todos
juntos contra los de Aquitania:
Germanos
muchos, pero más Suizos,
Serán
derrotados con los de Humania.
LXXVPresto
a combatir hará defección,
Jefe
adversario obtendrá la victoria:
La
retaguardia hará defensión,
Los
desfallecientes muertos en el blanco territorio.
LXXVILos
Nictóbriges por los de Perigord
Serán
vejados, luchando hasta el Ródano,
El
asociado de Gascones y Bigorne,
Traicionar
el templo, el preste predicando.
LXXVIISelín,
monarca pacificador de Italia,
Reinos
unidos, Rey Cristiano del mundo,
Muriendo
querrá reposar en Tierra Santa,
Después
de haber barrido del mar a los piratas.
LXXVIIIEl
gran ejército de la pugna civil,
Y
de noche troquel por el extranjero hallado,
Setenta
y nueve muertos en la ciudad,
Todos
los extranjeros pasados a cuchillo.
LXXIXSangre
real huyó, Monhurt, Mas Eguillon,
Los
Bordeleses ocuparon las Landas,
Navarra,
Bigorre lanzas y picas,
Extenuados
de hambre devorar bellotas de Lieja.
LXXXCerca
del gran río, gran fosa, tierra agreste,
En
quince partes será el agua dividida:
La
ciudad tomada, fuego, sangre, gritos, guerra,
Y
la mayor parte concierne al coliseo.
LXXXIPuente
se hará prontamente de barcas,
Pasar
el ejército del gran Príncipe de Bélgica:
Caerán
dentro y no lejos de Bruselas,
Llegarán,
separar siete de espadas.
LXXXIITropel
se acerca viniendo de Eslavonia,
El
viejo Destructor arruinará al Estado
Muy
asolada verá a Rumania,
Después
no podrá apagar la gran llama.
LXXXIIICombate
nocturno el valiente capitán,
Vencido
huirá seguido de algunos:
Su
pueblo emocionado, sedición no vana,
Su
propio hijo lo tendrá asediado.
LXXXIV
Un grande de Auxerre morirá muy miserable,
Expulsado
de los que bajo él han estado,
Apretado
por cadenas, también de un rudo cable,
El
año en que Marte, Venus y el Sol puestos en verano.
LXXXVEl
carbón blanco por el negro será calentado,
Hecho
prisionero y llevado al chirrión:
Moro
camello sobre los pies entrelazados,
Entonces
el recién nacido el eje surcará.
LXXXVIEl
año en que Saturno en agua sea unido,
Y
con el Sol, el Rey fuerte y poderoso,
En
Reims y Air será recibido y ungido,
Después
de conquistas martirizará inocentes.
LXXXVIIUn
hijo del Rey muchas lenguas aprendidas,
De
su predecesor en el reino diferente:
Su
suegro por su hijo mayor comprendido,
Hará
morir a su principal adherente.
LXXXVIIIEl
Gran Antonio de nombre realmente sórdido,
De
Ftiriosia a su último roído:
Uno
que de plomo querrá ser ávido,
Pasando
el Puerto elegido será sumergido.
LXXXIXTreinta
de Londres en secreto conjurarán,
Contra
su rey, sobre el puente la empresa:
Para
él fatalidades la muerte degustarán,
Un
Rey elegido rubio, nativo de Frisia.
XCLos
dos ejércitos no podrán llegar a los muros
En
aquel momento temblar Milán, Ticino:
Hambre,
sed, duda tan fuertemente los cogerá
Carne,
pan y víveres no tendrán ni un bocado.
XCIAl
duque Galo obligado a batirse en duelo,
La
nave Mellele a Mónaco no se acercará,
Sin
razón acusado, prisión perpetua,
Su
hijo reinar antes de la muerte intentará.
XCIICabeza
cortada del valiente capitán,
Será
echada delante de su adversario:
Su
cuerpo colgado por la multitud al palo,
Confundido
huirá por remos en viento contrario.
XCIIIUna
serpiente vista junto a la cama Real,
Será
por dá ma de noche y los perros no ladrarán:
Entonces
nacerá en Francia un Príncipe tan Real,
Del
cielo venido todos los Príncipes lo verán.
XCIVDos
grandes hermanos serán de España echados,
El
mayor vencido en los montes Pirineos:
Enrojecerse
el mar, Ródano, sangre Leman de Alemania
Nabón,
Bliterre, de Agath, contaminadas.
XCVEl
reino a dos dejado bien porn sostendrán,
Tres
años siete meses pasados harán guerra
Contra
las dos vestales se rebelarán,
Victoriosa
siempre en Arménica tierra.
XCVILa
hermana de la Isla Británica,
Nacerá
quince años antes que su hermano:
Por
su prometido mediante verífica,
Sucederá
al reino de balanza.
XCVII
El año en que Mercurio, Marte, Venus retrocederán,
La
línea del gran Moncarca quiebra no hará:
Elegido
por el pueblo el que está en use junto a Gádola,
Que
en paz y reino largamente envejecerá.
XCVIII
Los Albaneses entrarán en Roma,
Mediante
Langres será repoblada,
Marqués
y Duque no perdonan al hombre,
Fuego,
sangre, mortandad, sin agua, marchitos los trigales.
XCIXEl
valiente primogénito de la hija del Rey,
Rechazará
muy lejos a los Célticos,
Como
si les enviara el rayo semejante desconcierto
Poco
y lejos, luego profundo de las Hesperias.
CDel
fuego celeste en el Real edificio,
Cuando
desmaye la luz de Marte,
Siete
meses gran guerra, muerte gente de maleficio,
Ruán,
Evreux al Rey no fallará.
CENTURIA
V
IAntes
de la venida de la ruina céltica,
Dentro
del templo dos parlamentarán,
Puñal
corazón, de un caballero en corcel y lama,
Sin
hacer ruido al grande enterrarán.
IISiete
conjurados en el banquete ostentarán,
Contra
los tres el hierro fuera del navío:
Uno
las dos tropas al grande hará llevar,
Cuando
con el mazo. Último a la frente le tira.
IIIEl
sucesor del Ducado llegará
Mucho
más allá que el mar de Toscana:
Florencia
tendrá una Rama Gálica,
De
acuerdo en su girón náutica Rana.
IVEl
fuerte mastín de la ciudad expulsado,
Será
contrariado por la extranjera alianza,
Después
de haber echado el ciervo en los campos,
El
lobo y el oso se darán desconfianza.
VBajo
sombra fingida de quitar servidumbre,
Pueblo
y ciudad la usurpará por sí mismo:
Peor
hará por fraude de joven putaña,
Entregado
al campo leyendo el falso proemio.
VIAl
Rey el augur la mano imponer sobre el jefe,
Vendrá
a rogar por la paz itálica:
A
la mano izqu:erdá cambiará el cetro,
De
Rey llegará a ser Emperador pacífico.
VIIDel
Triunviro serán hallados los huesos,
Buscando
profundo tesoro enigmático,
Los
de alrededor no estarán en reposo,
Este
ahondar mármol y plomo metálico.
VIIISerá
dejado fuego vivo, muerto escondido,
Dentro
de los globos horribles espantosos,
De
noche sobre naval ciudad en polvo convertida,
La
ciudad al fuego, el enemigo favorecido.
IX
Hasta el fondo el gran arco destruido,
Por
un jefe cautivo al amigo anticipado:
Nacerá
de dama frente, rostro melenudo,
Cuando
por astucia Duque a muerte llevado.
XUn
jefe Céltico en el conflicto herido,
Cerca
de una cueva viendo a los suyos caer muertos:
De
sangre y heridas y de enemigos cercado,
Y
socorrido por cuatro desconocidos.
XIEl
mar no pasará por los umbrales solares,
Los
de Venus dominarán toda el África:
Saturno
no ocupará ya más su reino,
Y
cambiará la parte Asiática.
XIIJunto
al lago Leman será conducida,
Por
jovencita extranjera ciudad queriendo traicionar:
Antes
de su homicidio en Habsburgo la gran fuga,
Y
los del Rin vendrán a arrebatarla.
XIIICon
gran furor el Rey Romano Belga,
Devastar
querrá a la bárbara falange:
Furor
rechinando expulsará a la gente líbica,
Desde
Pannonia hasta el ara de Hércules.
XIVSaturno
y Marte en Leo, España cautiva,
Por
jefe Líbico en conflicto atrapado,
Cerca
de Malta, Heredde tomada viva,
Y
Romano cetro será por Gallo golpeado.
XVNavegando
cautivo tomado gran Pontífice,
Gran
apresto fallido, los clérigos tumultuosos:
Segundo
electo ausente su bien distribuido,
Su
favorito bastardo a muerte condenado.
XVIA
su alto precio más la lerma sabea,
De
humana carne por muerte en ceniza poner,
A
la Isla de Paros por Cruzados perturbada,
Cuando
en Rodas duro espectro aparecer.
XVIIDe
noche pasando el Rey junto a una Andronne,
Aquel
de Chipre y principal acecha:
Engañado
el Rey, la mano fue a lo largo el Ródano,
Los
conjurados irán a darle muerte.
XVIIIEl
infeliz perseguido morirá de pena,
Su
vencedor celebrará la hecatombe:
Prístina
ley, franco edicto extendido_
El
muro y el Principe al septimo día cae.
XIXEl
gran Real de oro, de bronce enriquecido,
Rota
la paz, por un joven declarada la guerra:
Pueblo
afligido por un jefe quejumbroso,
De
sangre bárbara quedará cubierta la tierra.
XXUn
gran ejército los Alpes atravesará,
Un
poco antes nacerá el terrible monstruo:
Prodigiosa
y súbitamente volverá,
El
Gran Toscano a su lugar más próximo.
XXIPor
la muerte del Monarca Latino,
Los
que habrá por reino socorrido:
El
fuego lucirá, el botín dividido.
La
muerte pública a los valientes incursos.
XXllAntes
que en Roma el grande haya rendido el alma,
Gran
espanto en el ejército extranjero:
Por
escuadrones la trampa cerca de Parma,
Después
los dos rojos juntos correrán francachela.
XXIIILos
dos, contentos, estarán unidos juntos,
Cuando
la mayoría a Marte estén conjuntados;
El
grande de África con temblor y espanto,
Por
el ejército Duunvirato derrotado.
XXIVEl
reino y la ley bajo Venus edificados,
Saturno
tendrá sobre Júpiter imperio:
La
ley y reiuo por el sol levantados,
Sufrirán
lo peor por Saturninos.
XXVEl
Príncipe Árabe Marte, Sol, Venus, León,
Reino
de Iglesia por mar sucumbirá:
Hacia
Persia muy cerca de un millón,
Bizancio,
Egipto, ver. sepr. invadirá.
XXVILa
gente esclava y a la vez marcial,
Será
en alto grado tan elevada:
Cambiarán
Príncipe, nacerá un Provincial,
Pasará
el mar flota en los montes reclutada.
XXVIIPor
fuego y armas no lejos del mar Negro,
Vendrá
de Persia a ocupar Trebisonda:
Temblar
Fato, Metelín, Sol alegre,
De
sangre Árabe de Hadria cubierta ola.
XXVIIIEl
brazo colgando a la pierna atado,
Semblante
pálido, en el seno un puñal escondido
Presa
que será herida en la reyerta,
AI
grande de Génova será el hierro dejado.
XXlXLa
libertad no será recobrada,
La
conseguirá un negro fiero, inicuo, villano,
Cuando
la materia del puente sea abierta,
De
Híster, Venecia la república alterada.
XXXTodo
alrededor de la gran ciudad,
Serán
soldados alojados por campos y pueblo:
Dar
el asalto a París, Roma incitada,
Sobre
el puente será hecho gran saqueo.
XXXIDesde
la Antigua tierra de la sapiencia jete,
Que
actualmente es la rosa del mundo:
Puente
arruinado, y su gran preeminencia
Será
súbdita y náufraga de las ondas.
XXXIIDonde
está todo lo bueno, todo el bien Sol y Luna,
Es
abundante, se acerca su ruina:
Del
cielo se avanza aventar tu fortuna,
En
el mismo estado que la séptima roca.
XXXIIIAlgunos
principales de la ciudad rebelde,
Que
se esforzarán mucho por recuperar la libertad:
Despedazar
machos, infeliz contienda,
Gritos,
baladros en Nantes lástima ver.
XXXIVDe
lo más profúndo del Occidente Inglés,
Donde
está el jefe de la Isla Británica:
Entrará
una flota en la Gironda por Blois,
Con
vino y sal, fuegos encerrados en las barricas.
XXXVPor
ciudad franca de la gran mar Selina,
Que
lleva todavía en el estómago la piedra,
Inglesa
armada vendrá bajo la niebla
A
tomar un ramo de la gran abierta guerra.
XXXVIDe
monja el hermano por improvisa fántasía
Mezclará
rociada al mineral:
En
la placenta da a vieja tardía,
Secado
el goteante será simple y rural.
XXXVIITrescientos
serán de una voluntad y acuerdo,
Sólo
para llegar al cabo de su espera.
Veinte
meses después todos otra vez de acuerdo,
Su
rey traicionado simulando odio fingido.
XXXVIIIEste
gran Monarca sucederá al muerto,
Dará
vida ilícita y lúbrica,
Por
indolencia a todos concederá,
Que
al fin resucite la Ley Sálica.
XXXIXDe
la verdadera rama de flor de lis salido,
Puesto
y alojado heredero de Etruria:
Su
sangre antigua de larga mano tejida,
Hará
Florencia florecer en los blasones.
XLLa
sangre Real será tan mezclada,
Forzados
serán Galos de la Hesperia:
Se
esperará que el término haya pasado,
Y
sea muerta de la voz la memoria.
XLINacido
bajo las sombras del día nocturno,
Será
en reino y bondad soberana:
Hará
renacer su sangre de los lejanos ancestros,
En
siglo de oro el de bronce transformando.
XLIIMarte
elevado a su más alto apogeo,
Obligará
a los Alóbroges a retirarse de Francia:
La
gente Lombarda causará gran pavura,
A
los del Águila comprendidos bajo la Balanza.
XLIIILa
gran ruiná de los secretos no se aleja,
Provenza,
Nápoles, Sicilia, Seez y Ponza,
En
Germania, en el Rin y Colonia,
Heridos
de muerte por todos los de Maguncia.
XLIVPor
mar el rojo será preso por piratas,
La
paz será turbada por su causa:
La
ira y el avaro cometerán por santo acto,
Al
gran Pontífice será doblada la armada.
XLVEl
Gran Imperio quedará pronto desolado,
Y
trasladado cerca de escabrosa silueta:
Los
dos bastardos por el mayor degollados,
Y
reinará Enobardo, nariz desmesurada.
XLVIPor
capelos rojos querellas y nuevos cismas,
Cuando
hayan elegido al Sabinés:
Se
producirán contra él grandes sofismas,
Y
será Roma dañada por Albanés.
XLVIIEl
gran Árabe avanzará muy adelante,
Traicionado
será por los Bizantinos:
La
antigua Rodas se le pondrá delante,
Y
mucho mayor mal por otros Panonios.
XLVIIIDespués
de la gran aflicción del cetro,
Dos
enemigos por ellos serán derrotados:
Escuadra
de África hacia los Panones irá a nacer
Por
mar y tierra cumplirán horribles hechos.
XLIXNadie
de España, sino de la antigua Francia
Será
elegido para la navecilla temblante,
Al
enemigo se le otorga fianza,
Quien
en su reino será peste cruel.
LEl
año en que los hermanos del Lys estén en edad,
Uno
de ellos reinará sobre la gran Romania:
Temblarán
los montes cuando se abra paso Latino,
Después
hará campaña contra el fuerte de Armenia.
LILa
gente de Dacia, de Inglaterra y Polonia,
Y
de Bohemia harán nueva liga:
Para
ir más allá de Hércules la columna,
Bárcinos,
Tirrenos levantarán cruel intriga.
LIIUn
Rey se comportará de un modo contrario,
Levantará
hasta el reino a los exiliados:
En
sangre nadar la gente casta Hipólita,
Y
florecerá por mucho tiempo bajo tal enseña.
LIIILa
ley contenida de Sol y Venus
Apropiándose
el espíritu de profecía,
Ni
uno ni otro serán oídos,
Por
Sol tendrá la ley del gran Mesías.
LIVDel
puente Euxino y la gran Tartaria,
Un
Rey habrá que vendrá a ver la Galia,
Atravesará
Alana y Armenia,
Y
en Bizancio dejará sangrante Galia.
LVDe
la comarca de la Arabia Feliz,
Nacerá
un poderoso de la ley Mahomética,
Vejar
España, conquistar Granada,
Y
luego por mar a la gente Ligústica.
LVIPor
la muerte de un muy viejo Pontífice,
Será
elegido Romano de madura edad,
De
quien se dirá que la Sede desfigura,
Y
aguantará largamente y obrará con claridad.
LVIIIstra
del Gaulsier y Aventino,
Quien
por el boquete advertirá al ejército,
Entre
dos peñascos será cogido el botín,
De
Sext Mansol perder la fama.
LVIIIDel
acueducto de Uticense y del Garda,
Por
la floresta y monte inaccesible,
El
enemigo del puente será ligado al puño
E
incluso el jefe que será tan terrible.
LIXPara
el jefe Inglés en Nimes demasiado miedo,
Hacia
España en auxilio de Aenobarba,
Muchos
morirán por Marte abierto aquel día,
Cuando
en Artois caiga estrella con barba.
LXPor
cabeza rapada será difícil elegir,
Cuanto
más lleve su carga pasará:
Tan
gran furor y rabia hará decir,
Que
a sangre y fuego todo sexo destrozará.
LXIEl
hijo del grande no siendo por su nacimiento,
Subyugará
los altos montes Apeninos:
Hará
temblar a todos los de la balanza,
Y
en los montes fuego hasta Mont-Cenis.
LXIISobre
las rocas se verá llover sangre,
Sol
Oriente, Saturno Occidental:
Cerca
de Orgon guerra, en Roma gran mal ver,
Naves
hundidas, y capturado el Tridental.
LXIII
El honor indebidamente llorado de una empresa vana,
Galeotes
errantes por latinos, frío, hambre, olas,
No
lejos del Tíber de sangre la tierra teñida,
Y
sobre los mortales caerán diversas plagas.
LXIVLos
reunidos por descanso de gran número,
Por
tierra y mar consejo transmitido:
Hacia
el Otoño Génova, Niza de la sombra,
Por
campos y ciudades el jefe contrabandado.
LXVEl
miedo súbitamente venido será grande,
Algunos
principales del asunto se esconderán:
Y
dama en ascuas no será más vista
Y
poco a poco los grandes se enojarán.
LXVIBajo
los antiguos edificios vestales,
No
alejados del acueducto arruinado:
De
Sol y Luna son los relucientes metales,
Ardiente
lámpara Trián de oro parpadea.
LXVIICuando
el jefe Perusa no se despoje de su túnica,
Sentidos
cubiertos totalmente desnudos expoliar,
Serán
tomados siete hecho aristocrático,
Padre
a hijos muertos heridos en la garganta.
LXVIIIEn
el Danubio y del Rin vendrá a beber,
El
gran Camello, de ello no se arrepentirá:
Temblar
del Ródano y más fuerte los del Loira,
Y
junto a los Alpes el Gallo lo vencerá.
LXIXCuanto
más esté el grande en falso sueño,
La
inquietud vendrá a tomar reposo:
Levantad
falange de oro, azul y rojo,
Subyugar
África, roerla hasta los huesos.
LXXRegiones
sujetas a la Balanza
Harán
temblar los montes con gran guerra,
Cautivos
todo entrambo sexo y toda Bizancio,
Que
se gritará al alba tierra a tierra.
LXXIPor
el furor de uno que esperará el agua,
Por
la gran rabia todo el ejército turbado:
Cargadas
de nobles diecisiete naves,
A
lo largo del Ródano un mensajero tarde llegado.
LXXIIPor
el placer de edicto voluptuoso,
Se
mezclará el veneno en la fe:
Venus
tendrá un curso tan virtuoso,
Que
ofuscará del Sol toda ley.
LXXIIIPerseguida
por Dios será la Iglesia,
Y
los santos Templos serán expoliados,
El
hijo pondrá a su madre desnuda en camisa,
Serán
los Árabes a los Polones unidos.
LXXIVDe
sangre Troyana nacerá corazón Germánico
Que
se convertirá en una gran potencia:
Afuera
expulsará gente extraña Arábiga,
Volviendo
la Iglesia a su antigua preeminencia.
LXXVSubirá
alto sobre el bien más a la diestra,
Permanecerá
sentado sobre la piedra cuadrada,
Hacia
el Mediodía puesto a la ventana,
Bastón
torcido en mano, boca férrea.
LXXVIEn
un lugar libre izará su estandarte,
Y
no querrá en ciudad tener asiento:
Aix,
Carpen, la Isla Volce, Monte Cavaillón,
En
todos estos lugares abolirá su huella.
LXXVIITodos
los grados de honor Eclesiástico,
Serán
cambiados en día quirinal:
En
Marcial el quirinal flamínico,
Luego
un Rey de Francia lo hará vulcanal.
LXXVIIILos
dos unidos lo serán por poco tiempo,
Y
al cabo de trece años al Bárbaro Sátrapa,
Por
los dos lados harán tal perdimiento,
Que
uno bendecirá la Barca y su capa.
LXXIXPor
sagrada pompa abajará las alas,
Por
la venida del gran legislador:
Al
humilde levantará, vejará a los rebeldes,
No
nacerá en la tierra ningún emulador.
LXXXEl
Ogmión gran Bizancio se acercará,
Expulsada
será la Barbárica Liga:
De
las dos leyes una la esténica abandonará,
Bárbara
y Franca en perpetua intriga.
LXXXIEl
pájaro Real sobre la ciudad solar,
Antes
de siete meses hará nocturno augurio:
Muro
de Oriente caerán rayos y truenos,
Siete
días a las puertas los enemigos alerta.
LXXXIILa
paz se concluirá fuera de la fortaleza,
Saldrá
de ella el que está desesperado:
Cuando
los de Arbois, de Langres, junto a Bresse,
Tendrán
el monte Dolle, emboscada de enemigos.
LXXXIIILos
que tengan empresa subvertir,
Inigualable
reino, fuerte a invencible:
Obrarán
-con fraude, noches tres advertir,
Cuando
el mayor en la mesa lea la Biblia.
LXXXIVNacerá
del abismo y ciudad desmesurada,
Nacida
de padres oscuros y tenebrosos:
Que
la potencia del gran Rey reverenciada,
Querrá
destruir por Rouen y Evreux.
LXXXVPor
los Suevos y lugares circunvecinos,
Estarán
en guerra a causa de muchedumbres:
Cámbaros
marinos, langostas y mosquitos,
Del
Leman yerros serán bien encuerados.
LXXXVIPor
las dos cabezas y tres brazos separados,
La
ciudad grande por aguas será vejada:
Grandes
de entre ellos por exilio perdidos,
Por
una cabeza Persa Bizancio muy presionada.
LXXXVIIEl
año en que Saturno fuera de servidumbre,
En
los francos terrenos será de agua inundado.
De
sangre Troyana será su matrimonio,
Y
será hermana de Españoles circundada.
LXXXVIIEn
el arsenal, por odioso diluvio,
De
los otros mares encontrado monstruo marino:
Próximo
al lugar será hecho un refugio,
Manteniendo
Savona de Turín esclava.
LXXXIXDentro
de Hungría por Bohemia, Navarra,
Y
por bandera santas sediciones:
Por
flores de lis llevando la barra,
Contra
Orleans provocará emociones.
XCEn
las Cícladas, en Perinto y Larisa,
En
Esparta y en todo el Peloponeso:
Gran
carestía, peste por falsa reconocida,
Nueve
meses resistirá y todo el Quersoneso.
XCIEn
el gran mercado que se llama de los embusteros,
De
todo Torrente y campo Ateniense:
Serán
sorprendidos por los jinetes
Por
Marte Albanés, Leo, Sat, Acuario.
XCIIDespués
mantenida la sede diecisiete años,
Cinco
cambiarán en tan cumplido término:
Luego
será elegido al mismo tiempo,
Quien
no se adaptará al gusto de los Romanos.
XCIIIBajo
el territorio del redondo globo lunar,
Cuando
sea dominador Mercurio:
La
Isla de Escocia hará un luminar,
Que
a los Ingleses llevará a la ruina.
XCIVTrasladará
a la gran Germania,
Brabante
y Flandes, Gante, Brujas y Bolonia
La
tregua santa, el gran Duque de Armenia,
Asaltará
Viena y Colonia.
XCVNáutico
remo invitará a los Umbríos,
Del
gran Imperio entonces vendrá a concitar:
El
mar Egeo de las líneas los estorbos,
Impidiendo
a la onda Tirrena volver a flotar.
XCVIEn
medio del gran mundo la rosa,
Por
nuevos hechos sangre pública derramada:
A
decir verdad se tendrá boca cerrada,
Entonces
según la necesidad llegará tarde el esperado.
XCVIIEl
nacido deformado por horror sofocado,
En
lä ciudad del gran Rey habitable:
El
edicto severo de los cautivos revocado
Granizo
y truenos, Condonación inestimable.
XCVIIIA
cuarenta y ocho grados climáticos,
AI
fin de Cáncer tan gran sequía:
Peces
en mar, ríos, lago desecado,
Bearne,
Bigorre por fuego cielo en angustia.
XCIXMilán,
Ferrara, Turín y Aquilea,
Capua,
Brindis vejadas por gente Céltica:
Por
el León y falange aquilea
Cuando
Roma tenga al viejo jefe británico.
CEl
botafuego por su fuego engañado,
De
fuego del cielo a Carcas y Cominge,
Foix,
Aux, Mazere, insigne anciano fugado,
Por
los de Essen, de Sajonia y Turingia.
CENTURIA
VI
IAlrededór
de los montes Pirineos un tropel
De
gente extranjera socorrer al nuevo Rey,
Junto
al Garona del gran templo de Mas,
Un
jefe Romano la temerá en el agua.
IIEn
el año quinientos ochenta más o menos,
Se
llegará a un siglo muy extraño:
En
el año setecientos, y tres cielos por testigos,
Que
varios reinos de uno a cinco harán cambios.
IIIRío
que agita al recién nacido Céltico,
Será
del Imperio en gran discordia:
El
joven Príncipe por gente Eclesiástica,
Desviará
el cetro coronal de concordia.
IVEl
río Céltico cambiará de ribera,
No
resistirá más la ciudad de Agripina,
Todo
mudará a excepción del viejo lenguaje,
Saturno,
Leo, Marte, Cáneer en rapiña.
VSi
gran carestía por ola pestífera,
Por
abundante lluvia a lo largo del polo ártico,
Samatobryn
cien leguas del hemisferio,
Vivirán
sin ley, exentos de política.
VIAparecerá
hacia el Septentrión,
No
lejos de Cáncer la estrella cabelluda,
Susa,
Siena, Boecia, Eretrión,
Un
grande de Roma morirá, la noche desaparecida.
VIINoruega
y Dacia y la Isla Británica
Por
los hermanos unidos serán vejadas,
El
jefe Romano nacido de sangre Gálica
Y
las tropas en las florestas rechazadas.
VIIILos
que estaban en el reino para saber,
En
el cambio Real serán empobrecidos:
Un
desterrado sin apoyo no tendrá oro,
Letrados
y letras no serán muy apréciados.
IXEn
los sagrados templos habrá escándalos,
Contados
serán por honores y alabanzas,
De
uno se grabará de plata y oro las medallas,
El
fin será en tormentos muy extraños.
XPor
poco tiempo los templos de colores,
De
blanco y negro los dos entremezclados:
Rojos
y amarillos les parecerán adictos,
Sangre,
tierra, peste, fuego de agua enloquecida.
XIDe
siete retoños a tres quedarán reducidos,
Los
mayores serán sorprendidos por la muerte,
Dos
de ellos serán tentados por fratricidio,
Los
conjurados durmiendo serán muertos.
XIILevantar
un ejército para llegar al Imperio,
Del
Vaticano la sangre Real resistirá:
Flamencos,
Ingleses, España con Aspirio,
Contra
Italia y Francia contenderá.
XIIIUn
dudoso no vendrá lejos del reino,
La
mayor parte lo querrá sostener,
Un
capitolino no querrá que él reine,
Su
gran carga no podrá mantener.
XIVLejos
de su tierra el Rey perderá la batalla,
A
punto de escapar acosado por los seguidores preso,
Ignaro
preso bajo la malla dorada,
Bajo
un fingido hábito y sorprendido el enemigo.
XVEn
la tumba será hallado el Príncipe,
Que
tendrá el premio por encima de Nuremberg,
El
Español Rey en sutil capricornio,
Engañado
y traicionado por el Gran Gutrenberg.
XVIEl
que será raptado por el joven Milvio,
Por
los Normandos de Francia y Picardía,
Los
negros del templo del lugar de Negrisilve,
Harán
albergue y fuego de Lombardía.
XVIIDespués
de las limas quemadas los burreros,
Obligados
estarán a cambiar hábitos varios,
Los
Saturninos quemados por los molineros,
Aparte
muchos que no estarán cubiertos.
XVIIIPor
los Físicos el gran Rey abandonado,
Por
suerte, no arte, del Ebrien está en vida,
Él
y su yerno al alto reino empujado,
Gracia
dada a la gente que a Cristo envidia.
XIXLa
verdadera llama engullirá a la dama,
Que
querrá arrojar los Inocentes al fuego,
Al
llegar al asalto el ejército se inflama,
Cuando
en Sevilla monstruoso buey sea visto.
XXLa
unión fingida durará poco,
Unos
habrán cambiado, la mayoría reformados,
En
los barcos habrá gente endurecida,
Roma
tendrá entonces un nuevo leopardo.
XXICuando
los del polo ártico estén unidos.
En
Oriente gran espanto y temor,
Nuevo
elegido, el grande sostenido tiembla,
Rodas,
Bizancio con sangre Bárbara teñida.
XXIIDentro
de la tierra del gran templo Céltico,
Sobrino
en Londres por Paz fingida lastimado,
La
barca entonces se hará cismática,
Libertad
proclamada será a cuerno y grito.
XXIIIEl
espíritu del reino será duramente impugnado,
Y
se levantarán pueblos contra su Rey,
Renovada
la paz, las leyes santas empeoradas,
Después
de ser raptado y puesto en gran temor.
XXIVMarte
y el cetro estarán unidos,
Bajo
Cáncer calamitosa guerra,
Poco
después nuevo Rey será ungido,
Quien
por largo tiempo pacificará la tierra.
XXVPor
Marte contrariada será la monarquía,
Del
gran pescador en turbación ruinosa,
Joven
negro rojo tomará la jerarquía,
Los
traidores llegarán en día de llovizna.
XXV7Cuatro
años la sede más o menos aguantará
Uno
sobrevendrá libidinoso de vida,
Rávena
y Pisa, Verona sostendrán,
Para
quitar la cruz del Papa envidia.
XXVIIEn
las Islas de cinco ríos a uno,
Por
eI creciente del gran Chirén Selín,
Por
las lloviznas del aire, furor de uno,
Seis
escapados escondidos fardos de lino.
XXVIIIEl
gran Céltico entrará en Roma,
Conduciendo
legiones de desterrados y proscritos:
El
gran pastor condenará a muerte a todos,
Los
que por el gallo estuviesen a los Alpes unidos.
XXIXLa
viuda santa oyendo las noticias,
Por
sus ramas puesta en perplejidad y turbación:
Quien
será llevado a apaciguar las querellas,
Por
su perseguimiento de las razas quedará colmado.
XXXPor
la apariencia de Santa santidad,
Será
traicionada a los enemigos la sede:
Noche
que se pensaba dormir en seguridad,
Cerca
de Brabante irán los de Lieja.
XXXIEl
Rey hallará lo que deseaba tanto,
Cuando
el Prelado sea censurado sin culpa:
Respuesta
al Duque le hará mal contento,
Que
en Milán llevará a varios a la muerte.
XXXmPor
traición a vergajazos a muerte batido,
Superado
luego será por su desorden,
Consejo
frívolo por el gran prisionero oído,
Barba
enfurecida cuando Berich venga a morder.
XXXIIISu
última mano por Alus sanguinaria,
No
se podrá por mar garantizar:
Entre
dos ríos temerá militar mano,
El
negro airado arrepentirse le hará.
XXXmDe
fuego volante la maquinación,
Vendrá
a turbar al Gran jefe asediado:
Dentro
habrá tal sedición,
Que
en desesperación estarán los derrotados.
XXXVCerca
de Rion y junto o la blanca lava,
Aries,
Tauro, Cáncer, Leo, Virgo,
Marte,
Júpiter, el Sol quemará gran llanura,
Bosques
y ciudades, letras escondidas en el cirio.
XXXVINi
bien ni mal por bátalla terrestre,
Llegará
a los confines de Perusa:
Rebelde
Pisa, ver malestar en Florencia,
Rey
herido de noche sobre mulo en negra gualdrapa.
XXXVIILa
obra antigua se terminará,
Del
techo caerá sobre el grande mal ruina:
Se
acusará un inocente condenado a muerte.
Nocente
escondido, tallares bajo la neblina.
XXXVIIIA
los deseosos de paz los enemigos,
Después
de haber a Italia superado,
Negro
sanguinario, rojo será comisionado,
Fuego,
sangre derramar, agua de sangre coloreada.
XXXIXEl
hijo del Reino por paternal rescate,
Expoliado
será por liberar:
Junto
al lago Trasimeno el azul cogido,
La
tropa en rehén por excesivo beber.
XLGrande
de Maguncia para extinguir gran sed,
De
su gran dignidad sera privado:
Los
de Colonia se lamentarán tan vivamente,
Que
el grande de espaldas al Rin sera echado.
XLIIEl
segundo jefe del Reino de Dinamarca,
Por
los de Frisia y la Isla Británica,
Hará
gastar más de cien mil marcos,
Para
explotar en vano un viaje a Italia.
XLIIA
Logmión sera dejado el reino,
Del
gran Selín que realizará otro hecho:
Por
las Italias extenderá su enseña,
Regido
será por prudente contrahecho.
XLIIIPor
mucho tiempo quedará sin ser habitada,
Donde
el Sena y Marne riegan los contornos:
Del
Támesis y marciales tentada,
Decepcionados
los guardias creyendo rechazar.
XLIVDe
noche por Nantes el Iris aparecerá,
Artificios
marinos provocarán la lluvia:
En
el abismo arábigo gran flota se hundirá,
Un
monstruo en Sajonía nacerá de oso y cerda.
XLVEl
gobernador del Reino muy discreto,
No
queriendo consentir a la propuesta Real,
Maltesa
flota por el contrario viento,
Lo
entregará a su más desleal.
XLVIUn
justo será al destierro enviado,
Por
pestilencia a los confines de Nonseggle,
Respuesta
al rojo lo hará descarriado,
Rey
retirando al Águila y a la Rana.
XI.VIIEntre
dos montañas los dos grandes reunidos
Abandonarán
su fingimiento secreto,
Bruselas
y Dolle por Langres agobiados,
Para
Malinas ejecutar su peste.
XLVIIILa
santidad en exceso fingida y seductora,
Acompañada
de un hablar discreto:
La
ciudad vieja y Parma por demás apresurada,
Florencia
y Siena dejarán más desiertas.
XLIXDe
la parte de Mammer gran Pontífice,
Subyugará
los confines del Danubio:
Arrojar
las cruces, por hierro y por pillaje,
Cautivos,
oro, anillos más de cien mil rublos.
LDentro
del pozo serán hallados los huesos,
Será
el incesto cometido por la madrastra:
El
Estado cambiado, se querrá ruido y escándalo,
Y
habrá Marte esperando por su astro.
LIPueblo
reunido ver nuevo espectáculo,
Príncipes
y Reyes entre muchos asistentes,
Pilares
hundirse, muros, pero como milagro
El
Rey salvado y treinta de lós presentes.
LII
En vez del grande que será condenado,
Fuera
de prisión, su amigo en su lugar:
La
esperanza troyana en seis meses juntos nacida muerta,
El
Sol en la urna, serán pintados ríos en glaciar.
LIIIEl
gran Prelado Céltico al Rey sospechoso,
De
noche por curso saldrá fuera del reino:
Por
Duque fértil a su gran Rey Bretaña,
Bizancio
a Chipre y Túnez insospechoso.
LIVA
punta del día, al segundo canto del gallo,
Los
de Túnez de Fez y de Begía,
Por
los Árabes cautivo el Rey de Marruecos,
El
año mil seiscientos y siete de Liturgia.
LVAl
chiflado Duque, ocupando el espacio,
Vela
Arabesca ver, súbitamente descubierto:
Trípoli,
Chio y los de Trapesonce,
Duque
preso, Marnegro y la ciudad desierta.
LVILa
temida armada del enemigo Narbón,
Amedrentará
muy mucho a las Respéricas:
Perpiñán
vaciado por el ciego Darbón,
Entonces
Barcelona por mar dará las picas.
LVIIAquel
que está mucho antes en el Reino,
Teniendo
jefe rojo próximo a la Jerarquía,
Aspero
y cruel y se hará tanto temer,
Sucederá
a sagrada monarquía.
LVIIIEntre
los dos monarcas alejados,
Cuando
el Sol por Selín claro perdido,
Gran
simultaneidad entre dos indignados,
Que
a las Islas y Siena la libertad devuelta.
LIXDama
en furor por rabia de adulterio,
Urdirá
a su Príncipe conjuras a más no poder:
Pero
en breve será cortado el vituperio,
Que
diecisiete serán enviados al martirio.
LXEl
Príncipe fuera de su territorio Céltico,
Será
traicionado, engañado por intérprete:
Rouen,
Rochelle por los de la Armórica
En
el puesto dè Blaue engañados por clérigos y monjes.
LXIEl
gran tapiz enrollado no mostrará,
Más
que a medias la mayor parte de la historia:
Arrojado
del Reino lejos áspero aparecerá,
Que
en el hecho bélico cada uno querrá creerlo.
LXII
Demasiado tarde los dos las flores se habrán perdido,
Contra
la ley serpiente no querrá hacer:
De
las fuerzas Lígures con una cofradía,
Savona,
Albenga, por un monje gran martirio.
LXIIISólo
la dama quedará en el reino,
El
único siendo primero en el lecho de honor,
Siete
años será de dolor atormentada,
Luego
larga vida en el Reino por gran felicidad.
LXIVNo
se llegará a ningún acuerdo de paz,
Todos
los interesados obrarán por engaño,
De
paz y tregua tierra y mar protestado,
Por
Barcelona asaltada con habilidad la flota.
LXVGris
y despacho semiabierta guerra,
De
noche serán asaltados y pillados,
Despacho
tomado pasará por la furia,
Su
templo abierto, dos en la parrilla asados.
LXVIEn
el fundamento de la nueva secta,
Serán
los huesos del gran Romano hallados,
Sepulcro
de mármol aparecerá cubierto,
La
tierra temblará en Abril, mal enterrados.
LXVIIAl
gran Imperio sucederá otro muy distinto
Bondad
distante más de felicidad:
Regido
por uno salido no lejos de la plebe,
Corromper
reinos gran infelicidad.
LXVIIICuando
los soldados furor sedicioso,
Contra
su jefe hagan de noche hierro lucir:
Enemigo
de Alba sea por mano furiosa,
Entonces
vejar Roma y principales seducir.
LXIXLa
piedad llegará sin tardar mucho,
Quienes
daban se verán constreñidos a tomar:
Desnudos,
muertos de frío, sed, malheridos,
Pasarán
los montes suscitando gran clamor.
LXXComo
jefe del mundo el gran Chirén será,
Ningún
otro después amado, temido, respetado:
Su
fama y alabanzas los cielos sobrepasará,
Y
del solo título de victorioso muy contentado.
LXXICuando
se quiera al gran Rey emparentar
Antes
que haya del todo el alma rendida:
Aquel
que menos vendrá a compadecerle,
Por
Leones, de Águilas, cruz, corona vendida.
LXXIIPor
arrebato fingido de emoción divina,
Será
la mujer del gran fuerte violada:
Jueces
queriendo condenar esta doctrina,
Víctima
al pueblo ignorante inmolada.
LXXIIIEn
una gran ciudad un monje y artesano,
Junto
a la puerta alojado y en las murallas,
Contra
Módena secreto, caúto al hablar,
Traicionar
so color de esponsales.
LXXIvLa
desechada al reino volverá,
Sus
enemigos hallados de los conjurados:
Más
que nunca su tiempo triunfará,
Tres
y setenta a muerte muy asegurados.
LXXVEl
gran piloto por el Rey será convocado,
Dejar
la armada para un más alto puesto ocupar:
Siete
años después será contrabandeado,
Bárbaro
ejército hará a Venecia temblar.
LXXVILa
ciudad antigua de antenorada forja,
No
pudiendo ya más al tirano soportar:
El
mango disimulado en el templo cortar cuello,
Los
suyos el pueblo a muerte vendrá a condenar.
LXXVIIPor
la victoria del burlado fraudulento,
Dos
ejércitos uno, la revuelta Germana,
El
jefe asesinado y su hijo en la tienda,
Florencia,
Ímola perseguidas en Romaña.
LXXVIIIProclamar
victoria del gran Selín creciente,
El
Águila será aclamada por los Romanos,
Ticino,
Milán y Génova en ello asienten,
Después
por ellos mismos Basil gran reclamado.
LXXIX
Junto a Tesín los habitantes de Loira,
Garona
y Saona, Sena, Tain, y Gironda,
Más
allá de los montes levantarán un promontorio,
Conflicto
dado, surcado el Po, onda sumergida.
LXXXDe
Fez el reino llegará a los de Europa,
Fuego
su ciudad y espada cortará:
El
grande de Asia tierra y mar con gran tropa,
Azules,
persas, cruz, a muerte conducirá.
LXXXILlantos,
gritos y lamentos, alaridos, espanto,
Corazón
inhumano, cruel, negro y despavorido:
Leman,
las Islas, de Génova los mayores,
Sangre
derramada, frïo, hambre, a nadie gracia.
LXXXIIPor
los desiertos del lugar, libre y arisco,
Vendrá
a errar sobrino del gran Pontífice:
Muerto
a palos por siete con pesado tronco,
Por
los que después ocuparán Cife.
LXXXIIIEl
que tanto honor y caricias habrá tenido.
A
su entrada de la Galia Belga,
Un
tiempo después hará tantas rudezas,
Y
estará contra la flor tan bélica.
LXXXIVEl
que en Esparta Claudio no puede reinar,
Hará
tanto por vía seductiva:
Que
de un corto largo lo hará arañar,
Y
contra el Rey hará su perspectiva.
LXXXVLa
gran ciudad de Tarso por los Galos
Será
destruida, cautivos todos a Turbán:
Socorro
por mar del gran Portugalés,
Primero
de verano, el día de San Urbán.
LXXXVIEl
gran Prelado, un día, según un sueño
Interpretado
contra su sentido,
De
Gascuña le llegará un monje
Que
hará elegir de Sens al gran Prelado.
LXXXVIiLa
elección hecha en Frankfurt,
No
tendrá cuenta, Milán se opondrá:
Su
más próximo parecerá tan fuerte,
Que
más allá del Rin a los moros echará.
LXXXVIIIUn
gran reino quedará desolado,
Cerca
del Hebrón se habrán juntado:
Montes
Pirineos le habrán consolado,
Cuando
en mayo las tierras hayan temblado.
LXXXIXEntre
dos cepos, pies y manos atados,
De
miel rostro untado y de leche sustentado:
Avispas
y moscas fétidas, amor disgustado,
Previsiones
falseadas, Cife tentada.
XCEl
deshonor hediondo y abominable,
Después
del hecho será felicitado:
El
gran excusado, para no ser favorable,
Que
a la paz Neptuno no será incitadò.
XCIDel
conductor de la guerra naval,
Rojo
desenfrenado, severo, horrible peste,
Cautivo
del mayor escapado en la basta:
Cuando
nazca del grande un hijo Agripa.
XCIIPríncipe
de belleza tan venerada,
Conducido
al jefe, el segundo hecho traicionado:
La
ciudad con la espada de polvo faz adusta,
Por
muy grande homicidio el jefe por el Rey odiado.
XCIIIUn
prelado avaro engañado por la ambición,
Nada
demasiado grande que él no pueda pedir:
Sus
mensajeros y él bien chasqueado,
Ver
quién al revés el tronco cortaría.
XCIV
Un Rey airado se habrá contra los perjuros,
Cuando
arneses de guerra seán prohibidos:
El
veneno teñido en azúcar por las fresas,
Por
las aguas batidos, muertos diciendo ¡hiere!, ¡hiere!
XCVPor
un detractor calumniado apenas nacido,
Cuando
sean hechos enormes a imponentes:
La
mínima parte al mayor dudosa,
Y
pronto el reino será dividido.
XCVIGran
ciudad a los soldados abandonada,
Nunca
vio mortal tumulto tan próximo:
¡Oh,
qué horrible mortandad se acerca!
Ni
una sola ofensa será perdonada.
XCVIICinco
y cuarenta grados el cielo quemará,
Fuego
se aproxima a la gran ciudad nueva,
Al
instante gran llama dispersa saltará,
Cuando
se quiera de los Normandos hacer prueba.
XCVIIIArruinada
en los Volsgos de miedo tan terrible,
Su
gran ciudad manchada, hecha pestilente,
Saquear
Sol, Luna y violar sus templos:
Y
los dos ríos enrojecer de sangre fluyente.
XCIXEl
enemigo docto se volverá confuso,
Gran
campo enfermo y de hecho por celadas:
Montes
Pirineos y Poeno le habrán hecho renuncio
Cerca
del río descubriendo antiguas bases.
CHija
de la Aurora, asilo del malsano,
Donde
hasta el cielo se ve el anfiteatro:
Prodigio
visto, tu mal está muy próximo,
Serás
cautiva y veces más de cuatro.
CENTURIA
VII
IEl
arco del tesoro de Aquiles engañado,
A
los procreados comunicada la cuadrangular:
El
cemento será conocido al hècho Real,
Un
cuerpo visto colgado según la voluntad popular.
IIPor
Marte abierto Arlés le dará guerra
De
noche serán atemorizados los soldados:
Negro,
blanco a la India en tierra disimulado,
Veréis
y oiréis bajo la fingida sombra a los traidores.
IIIDespués
de Francia la victoria naval,
Los
Barquinones, Salinones, los Focenos,
Hiedra
dorada, yunque con la bala empotrada,
Los
de Tolón consentirán en el engaño.
IVEl
Duque de Langres sitiado en Dolle,
Acompañado
de Autun y Lioneses:
Ginebra,
Habsburgo unidos a los de Mírandola,
Atravesarán
los montes contra los Anconetanos.
VVino
sobre la mesa será derramado,
El
tercero no alcanzará la que pretendía,
Dos
veces en el negro de Parma hundida,
Perusa
hará lo que Pisa deseaba.
VINápoles,
Palermo y toda la Sicilia,
Por
mano bárbara quedarán deshabitadas,
Córcega,
Salerno y de Cerdeña la Isla,
Hambre,
peste, guerra, fin de los males intentado.
VIIEn
el combate de los grandes caballos ligeros,
Se
gritará el gran creciente confuso:
De
noche matar en los montes, moradas pastoriles,
Rojos
abismos en la profunda fosa.
VIIIFlora,
huye, huye que se acerca el Romano,
En
el Fesulán será conflicto dädo:
Sangre
derramada, los mayores capturados a mano,
Ni
templo ni sexo serán perdonados.
IXDama
en ausencia de su gran capitán,
Será
requerida de amores por el Virrey,
Fingida
promesa, desdichado regalo,
Entre
las manos del Gran Príncipe Barés.
XPor
el gran Príncipe vecino de Le Mans,
Bizarro
y valeroso jefe del gran ejército:
Por
mar y tierra de Galos y Normandos,
Ultrapasar
Barcelona a Isla saqueada.
XIEl
Infante Real despreciará a su madre,
Ojo,
pies heridos, rudo desobediente,
Noticia
a dama extraña y muy amarga,
Más
de quinientos de los suyos serán muertos.
XriEl
gran posnacido pondrá fin a la guerra,
Ante
los dioses reunidos serán excusados:
Cahors,
Moissac irán lejos de la barricada,
Lestore
rechazado, Angers arrasada.
XIIIDe
la ciudad marina y tributaria
La
cabeza rapada tomará la satrapía:
Expulsar
sórdido que será luego contrario,
Por
catorce años detentará la tiranía.
XIV
Que era falso dirá topografía,
Los
interiores de los monumentos serán profanados:
Pulular
de sectas, Santa filosofía,
Por
blancas, negras y por antiguas verdes.
XVAnte
una ciudad de la comarca Insubria,
Que
habrá sido sítiada siete años:
El
muy gran Rey hará en eila su entrada,
Ciudad
más fibre fuera de sus enemigos.
XVIIngreso
solemne por la gran Reina hecho
Hará
el lugar fuerte a inaccesible:
El
ejército de los tres leones será deshecho,
Provocando
dentro un caso horroroso y terrible.
XVIIEl
Principe raro de piedad y clemencia
Vendrá
a cambiar por rnuerte gran conocimiento
Por
gran reposo el reino trabajado,
Cuando
el grande vaya pronto a ser castigado.
XVIIILos
sitíados disimularán sus armas,
Siete
días después harán cruel salida,
Serán
rechazados, fuego sangre. Siete muertos a hachazos,
Dama
que había tejido la paz hecha cautiva.
XIXEl
fuerte Nicene será combatido,
Vencido
será por rutilante metal,
El
hecho será por mucho tiempo debatido,
Para
los ciudadanos e traño espantajo.
XXEmbajadores
de la Toscana lengua,
Abril
y Mayo Alpes y mar cruzados,
Aquél
de novillo expondrá la arenga,
Vida
Gálica viniendo a cancelar.
XXIPor
la creciente enemistad de los Volsgos,
Disimulada
echará al tirano,
Sobre
el puente de Sorgues se hará el tráfico,
De
condenar a muerte él y su adherente.
XXIILos
ciudadanos de Mesopotamia
Irán
al encuentro de los amigos de Tarragona,
Juegos,
ritos, banquetes, mucha gente adormecida,
Vicario
en el Ródano, tomada ciudad, aquellos de Ausonia.
XXIII
El Cetro Real estará obligado a tomar
Lo
que sus predecesores habían solicitado,
Pues
que el anillo se hará sentir malamente,
Cuando
se venga el palacio a saquear.
XXIVEl
sepultado saldrá de la tumba,
Hará
con cadenas atar al fuerte del puente,
Envenenado
con huevos de Barbio,
Grande
de Lorena por el Marqués del Puente.
XXVPor
guerra larga todo el tesoro agotado,
Y
para soldados no habrá dinero,
En
lugar de oro, de plata, cuero será usado,
Bronce
galo, señal creciente de Luna.
XXVIFustas
y galeras en torno a siete navíos,
Será
librada una mortal guerra,
AI
jefe de Madrid le sentarán las costuras,
Dos
escapados, y cinco llevados a tierra.
XXVIIJunto
a Vasto la gran caballería,
Cerca
de Ferrara impedida por el bagaje,
Dispuestos
en Turín harán tal cacería,
Que
robarán en el fuerte a sus rehenes.
XXVIIIEl
capitán conducirá gran presa
Sobre
la montaña de los enemigos más cercana:
Rodeado,
por fuego hará tal camino
Todos
huidos, menos treinta asados.
XXIXEl
gran Duque de Alba se rebelará,
Y
hará traición a sus grandes pares:
El
grande de Guisa vendrá a debelarlo,
Cautivo
llevado y monumento levantado.
XXX
El saqueo se acerca, fuego, mucha sangre derramada,
Po,
grandes ríos, de los boyeros la empresa
De
Génova, Niza tanto tiempo esperada,
Fossar,
Turín, en Savillán la presa.
XXXIDel
Languedoc y Guyena más de diez
Mil
querrán los Alpes de nuevo pasar:
Grande
Alóbroges ir contra Brundis,
Aquin
y Bresse les volverán a hacer frente.
XXXIIDel
Monte real nacerá de una prosapia,
Quien
vendrá a infundir pavura y tiranizar,
Realzar
gestas de la marcha Millane,
Faenza,
Florencia dorada y gentes enervar.
XXXIIIPor
fraude reina, fuerzas expoliadas,
La
flota obsesa, pasaje a la espía,
Dos
fingidos amigos vendrán, a aliársete,
Despertar
odio largo tiempo adormecido.
XXXIVEn
gran pesar estará la gente Gala,
Corazón
vano, ligero creerá temeridad:
Pan,
sal, ni vino, agua, veneno ni cerveza,
Mayor
cautivo, hambre, frío, necesidad.
XXXVLa
gran lonja se lamentará, llorará,
De
haber elegido, habrá errado en la edad:
Caudillo
con ellos no querrá morar,
Defraudado
será por los de su propia lengua.
XXXVIDios,
el cielo, todo el verbo Divino en la onda,
Llevado
por siete ruines rojos a Bizancio,
Contra
los ungidos trescientos de Trebisonda
Dos
leyes darán horror, después creencia.
XXXVIIDiez
enviados, jefe de nave meter a muerte,
Por
uno advertido, en el ejército guerra abierta
Confusión
jefe, uno se pincha y muerde,
Lerin,
stecadas naves, jefe en la nerte.
XXXVIIIEl
primogénito Real sobre corcel volteando,
Acabará
excitado de tan duro correr,
Boca,
labios belfos, pie del estribo colgando
Arrastrado,
tirado, horriblemente morir.
XXXIXEl
conductor del ejército Francés,
Deseando
perder la principal falange,
Por
encima del solado de roca y pizarra,
Afondará
por Génova gente extranjera.
XLDentro
de toneles por fuera untados de aceite y grasa
Serán
veintiuno ante el puerto cerrado,
A
la segunda ronda por muerte harán proeza,
Ganadas
las puertas, y los de la ronda muertos.
XLILos
huesos de los pies y de las manos apretados, Por ruido mucho
tiempo
casa deshabitada, Serán por sueños hurgando desenterrados,
Casa
salubre y sin ruido habitada.
XLIIDos
de los peces capturados por los recién venidos,
En
la cocina del gran Principe entregar,
Por
el tiznado los dos al hecho conocidos,
Preso
quien deseaba al primogénito matar.
CENTURIA
VIII
IPo,
nacido, Loron más fuego que a sangre será,
El
Aude nadar, escapar el grande a los seguidores:
Los
hostigará y rechazará su ingreso,
Pamplona,
Duranza los tendrá presos.
IIPerdón
y aguas y autor de Miranda
Yo
veo del cielo fuego que los envuelve:
Sol
Marte unido al León, después Marmanda
Rayo,
gran pedrisco, muro cae en el Garona.
IIIEn
el castillo fortificado de Vigilance y Resviers
Será
encerrado de Nancy el neonacido:
Dentro
de Turín serán quemados los primeros
Cuando
de luto Lyón sea transido.
IVDentro
de Monech el Gallo será recibido,
El
Cardenal de Francia aparecerá
Por
la legación Romana sera engañado
Debilidad
al Águila y fuerza al Gallo nacerá.
VAparecerá
templo reluciente adornado,
La
lámpara y el cirio en Borne y Breteuil,
Por
Lucerna el cantón desviado,
Cuando
el gran Gallo en el féretro se vea.
VIClaridad
fulgurante en Lyón compareciente,
Brillante,
Malta ocupada, improvisamente sera apagada:
Sardos,
Moriscos tratará burlándolos,
Ginebra
a Londres a Gallo traición fingida.
VIIVercelli,
Milán dará inteligencia
Dentro
de Tycin, será hecho el daño.
Correr
por el Sena agua, sangre, fuego por Florencia,
Única
opción de arriba abajo haciendo fuelle.
VIIICerca
de Linterna, en toneles cerrados,
Chivaz
hará por el Águila la intriga,
El
elegido quebrantado, él, sus gentes encerradas,
Dentro
de Turín rapto esposa llevada.
IXMientras
el Águila y el Gallo en Savona
Estén
unidos, Mar, Levante y Hungría,
El
ejército en Nápoles, Palermo, Marca de Ancona,
Roma,
Venecia, por Barba horrible grita.
XHedor
grande emanará de Lausana,
Que
no se sabrá el origen del hecho:
Se
echará fuera la gente lejana,
Fuego
visto :en el cielo, derrotado pueblo extranjero.
XIPueblo
infinito aparecerá en Vicenza,
Sin
fuerza, fuego quemar la basílica:
Cerca
de Lunage derrotado grande de Valence,
Cuando
Venecia por muerte tome pica.
XIIAparecerá
cerca de Buffalore
El
alto y prócer que entró en Milán,
El
abate de Foix con los de San Morre,
Harán
bribonadas vestidos de truhán.
XIIIEl
cruzado hermano por amor desenfrenado
Hará
por Preto a Bellerofón morir,
Mesnadas
de mil años la mujer furiosa
Bebe
el brebaje, los dos luego perecer.
XIVEl
gran crédito de oro y de plata en abundancia
Ofuscará
por libido el honor;
Será
conocida de adulterio la ofensa,
Que
llevará a su gran dehonor.
XV
Hacia Aquilón grandes esfuerzos por masas de hombres
Casi
Europa y el universo vejar,
Las
dos Iglesias pondrán en tal aprieto,
Y
a los Panonios vida y muerte reforzar.
XVIEn
el lugar en que Hierón hizo su nave fabricar,
Tan
gran diluvio habrá y tan súbito,
Que
no habrá lugar ni tierras refugiarse,
La
onda llegará hasta el Fesulano Olímpico.
XVIILos
acaudalados pronto serán desposeídos,
Por
los tres hermanos el mundo será turbado:
Los
enemigos apresarán ciudad marina,
Hambre,
fuego, sangre, peste y el doble de todos los males.
XVIIINacido
de Flora de su muerte será causa,
Algún
tiempo antes por joven y vieja boyera,
Con
los tres lises le harán tal pausa,
Por
su fruto silvestre como carne cruda y madura.
XIXPara
sostener la gran capa empañada,
Para
aclararla los rojos se acudirán,
La
familia, de muerte será casi oprimida,
Los
rojos al rojo matarán.
XXEl
falso mensaje por la elección fingida
Correr
por la ciudad destrozada, esperanza perdida.
Voces
aceptadas, de sangre capilla teñida,
Y
a otro el imperio entregado.
XXIEn
el puerto de Agde tres fustas entrarán
Llevando
infección, no fe, y pestilencia,
Pasando
el puente mil millares temblarán,
Y
el puente romper a tercera resistencia.
XXIIGorsan,
Narbona, por la sal advertir
Tuchan,
la gracia Perpignan traicionada,
La
ciudad roja no querrá consentir,
Por
gran hurto paño gris vida frustrada.
XXIIICartas
halladás en los cofres de la Reina,
Nada
de firma ni ningún nombre de autor:
Por
la policía serán escondidos los regalos,
y
no se sabrá quién sea el amador.
XXlvEl
lugarteniente en la entrada del portal,
Atacará
al grande de Perpignan,
E
intentando salvarse en Montpertuis,
Será
burlado el bastardo de Losignan.
XXVCorazón
del amante abierto de encendido amor
En
el arroyo embelesará a la Dama:
El
medio mal falseará cansada,
El
padre a los dos privará cuerpos del alma.
XXVIDe
Catón es hallado en Barcelona,
Puesto
en abierto lugar, pedroso y alejado,
El
grande que tiene y no tiene querrá Pamplona,
Por
el abadiato de Montferrat neblina.
XXVIILa
senda por la que el uno sobre el otro carnalmente peca
Echado
fuera del más desierto atrevido y agallado:
El
escrito del Emperador de Fénix
Uru
a quien nada es para ninguno.
XXVIIILos
simulacros de oro y de plata inflad,
Que
tras el rapto al fuego fueron arrojados,
Al
descubierto todos extintos y enturbiados,
En
el mármol inscrito, prescripto interponed.
XXIXEn
la cuarta columna se consagra a Saturno,
Por
tierra temblante y diluvio partido
Bajo
el edificio Saturnino encontrada urna,
De
oro Capion contento y luego rendido.
XXXDentro
de Toulouse, no lejos de Beluzer,
Abriendo
un pozo lejos, palacio de espectáculo,
Tesoro
hallado, cada uno irá a contrariar,
Y
en dos lugares muy cerca del templo.
XXXIPrimer
gran fruto el Príncipe de Persquiere,
Pero
luego vendrá un muy cruel maligno,
En
Venecia perderá su ufana gloria,
Y
malquistado por el más alegre Celino.
XXXIIGuárdate,
Rey Galo, de tu sobrino,
Que
hará tanto que tu único hijo
Sea
maltratado a Venus voto haciendo,
Acompañado
de noche que tres y seis.
XXXIIIEl
grande nacerá de Verona y de Vicenza,
Que
llevará un sobrenombre muy indigno:
Quien
en Venecia quiera tomar venganza,
El
mismo tomado hombre de acecho y signo.
XXXIVDespués
de la victoria del León sobre Lyón,
En
la montaña de Ivra Secatumba,
Delves
y Brodes séptimo millón,
Lyón,
Ulme en Mansol muerte y tumba.
XXXVEn
la entrada del Garona y del Bayse,
Y
la floresta no lejos de Damazán,
Campos
helados, después granizo y viento frío
Hielo
en la Dordonia por error de Mezán.
XXXVISerá
encargado Conde ungir proclamado
De
Saulne y Santalbino y Bel la obra
Pavimentar
mármol de torres mira a lo lejos,
No
podrán resistir y obra maestra.
XXXVIILa
fortaleza cerca del Tamise
Caerá
por aquel entonces, el Rey allí encerrado,
Junto
al puente se le verá en camisa
Uno
delante muerto, después dentro del fuerte atrincherado.
XXXVIII
El Rey de Blois en Aviñón reinará,
Otra
vez el pueblo en monopolio,
En
el Ródano por mar hará bañar
Hasta
cinco, el último cerca de Nolle.
XXXIXEl
que haya estado por Príncipe Bizantino,
Será
echado por Príncipe de Toulouse:
La
fe de Foix por el jefe Tolentino
Le
fallará, no rehusando la esposa.
XLLa
sangre del justo por Taurer la dorada,
Para
vengarse de los Saturninos
En
el nuevo lago sumergirán la mesnada,
Luego
irán contra los Albaninos.
XLIElegido
será Renard sin decir palabra,
Haciendo
pública penitencia, viviendo de pan de cebada,
Tiranizará
duramente casi como un gallo,
Poniendo
el pie en la garganta de los más grandes.
XLII
Por avaricia, por fuerza y víolencia
Vejará
a los suyos el jefe de Orleans,
En
San Memir rialto y resistencia,
Muerto
en su tienda que en ella duerme diván.
XLIIIPor
la decisión de dos cosas bastardas,
Nieto
de sangre ocupará el reino,
Dentro
del lictorio serán los golpes de los dardos,
Nieto
con llanto arriará la enseña.
XLIVEl
procreado natural de Ogmión,
De
siete a nueve del camino desviado
A
rey de mucho y amy aumy hom,
Debe
a Navarra fuerte de Pau prosternar.
XLVLa
mano escarpiada y la pierna vendada,
Lejos
después cerca de Calais llevará,
A
la consigna de orden la muerte será aplazada,
Después
en el templo por Pascua sangrará.
XLVI
Pol Mensole morirá a tres leguas del Ródano,
Huye
las dos próximas tarascas destruidas:
Porque
Marte hará el más horrible trono,
De
gallo y de águila de Grancia tres hermanos.
XLVIIEl
lago Trasimeno dará testimonio,
Algunos
conjurados estarán en Perusa,
Uno
de ellos se fingirá juicioso,
Y
matará al Tedesco golpeando el esternón y el rostro.
XLVIIISaturno
en Cáncer, Júpiter con Marte,
Dentro
de Febrero Caldondon salvatierra:
Asaltado
Castulón atacado por tres partes,
Cerca
de Verbiesque conflicto mortal guérra.
XLIX
Saturno en buey juega en el agua, Marte en flecha,
Seis
de Febrero mortandad traerá,
Los
de Cerdeña en Brujas tan gran brecha
Que
en Ponteroso jefe Barbarino morirá.
L
La pestilencia alrededor de Capadil,
Otra
hambre cerca de Sagón se apresta:
El
caballero bastardo de buen anciano,
Al
grande de Túnez hará cortar la testa.
LIEl
Bizantino haciendo oblación,
Después
de haber vuelto a tomar para sí Córdoba:
Su
camino largo descanso tomado,
Mar
pasando proa por Golongna ocupada.
LIIEl
Rey de Bloys en Aviñón reinará,
De
Amboise y semilla vendrá a lo largo del Indre
Uña
en Poitiers, santas alas arruinadas
Delante
de Boni... (verso incompleto).
LIIIEn
Bolonia querrá lavar sus yerros,
No
podrá en el templo del sol,
Volará
haciendo cosas tan altas,
En
jerarquía no hubo otro igual.
LIVBajo
el color del pacto matrimonio,
Hecho
magnánimo por el gran Chirén Selín,
Quintín,
Arras recobrado en el viaje
De
españoles hecha segunda gran matanza.
LVEntre
dos ríos se verá encerrado,
Toneles
y barricas unidos para más allá pasar,
Ocho
puentes rotos, jefe tan endurecido,
Niños
perfectos son degollados con cuchillo.
LVIEl
bando débil la tierra ocupará
Los
del alto lugar proferirán horribles gritos,
El
gran rebaño de seres a un lado estorbará,
Tumba
cerca de D. nebro descubiertos los escritos.
LVIIDe
simple soldado llegará al imperio,
De
vestido corto llegará al largo,
Valiente
en la guerra, muy malo con la Iglesia,
Estrujar
a los sacerdotes como con el agua hace la esponja.
LVIIIReino
en querella a los hermanos dividido,
Tomar
las armas y el nombre Británico,
Título
Anglicano será tarde colacionado,
Sorprendido
de noche conducir al aire Galo.
LIX
Por dos veces arriba, por dos veces abajo
El
oriente, y también el occidente, desfallecerá
Y
cada adversario después de varios combates,
Por
mar barrido de necesidad fallecerá.
LXPrimero
en Galia, primero en Romania,
Por
mar y tierra a los Anglos y París
Maravillosos
hechos por esta gran mesnada
Violando
tierras perderá el Norlaris.
LXINunca
por el descubrimiento del día
Llegará
al signo cetrífero
Que
todas sus sedes no sean estadía
Llevando
al gallo don del Tao armífero.
LXIICuando
se vea el templo santo expoliar,
Más
grande que el Ródano sus sagrados profanar
Por
ellos nacerá pestilencia tan ancha,
Rey
huido, injusto, no hará condenar.
LXIII
Cuando el adúltero improvisadamente abandonado habrá
Heridos
la esposa y el hijo por despecho,
Mujer
desmayada al niño estrangulará:
Ocho
caútivos hechos, degollarse sin respiro.
LXIVA
las islas los niños serán transportados,
Los
dos de siete estarán desesperados,
Los
de la campiña serán soportados,
Nombre,
piel, presos de las ligas, desvanecida la esperanza.
LXVEl
viejo frustrado en su principal esperanza,
Llegará
a jefe de su imperio:
Veinte
meses tendrá el reino en gran poder,
Tirano,
cruel que dejará otro peor:
LXVICuando
la escritura D.M. sea hallada,
Y
una caverna descubierta a la luz de una lámpara,
Ley,
Rey y Príncipe Ulpián testificados,
Pabellón
Reino y Duque bajo cubierta.
LXVIIPar.
Car. Nersaf, hay ruina y gran discordia,
Ni
uno ni otro tendrá elección,
Nersaf
del pueblo tendrá ámor y concordia,
Ferrara,
Colonia gran protección.
LXVIIIViejo
Cardenal por el joven engañado,
Fuera
de su cargo se verá desarmado,
Arlés
no muestras, doble sea apercibido.
Y
el licueducto y el Príncipe embalsamado.
LXIXCerca
del joven el viejo ángel bajar,
Y
le vendrá a coronar al fin:
Diez
años iguales al más viejo rebajar,
De
tres, dos, uno, octavo serafín.
LXXEntrará
villano, mezquino, infame
Tiranizando
la Mesopotamia
Todos
amigos hecho de adulterina dama,
Tierra
horrible negro de fisonomía.
LXXICrecerá
el número tan grande de astrónomos,
Expulsados,
proscritos y libros censurados,
El
año mil seiscientos siete con una consagración
Que
nadie en lo sagrado estará asegurado.
LXXIICam
Perusino, ¡Oh, la tremenda derrota!
Y
el conflicto muy cerca de Ravena,
Paso
sagrado cuando tenga lugar la fiesta.
Vencedor
vencido, caballo comer la avena.
LXXIIISoldado
Bárbaro el gran Rey golpeará,
Injustamente
no lejano de la muerte
La
madre avara del hecho será causa
Conjurador
y reino en gran remordimiento.
LXXivEn
tierra extraño mucho antes que el Rey entrado,
En
tanto, que súbditos lo acogerán,
Su
perfidia a un cierto habrá encontradó,
Que
lugar de fiesta y recogimiento para la ciudad.
LXXVEl
padre y el hijo serán muertos a la vez
El
perseguidor dentro de su pabellón.
La
madre en Tours del hijo vientre tendrá hinchado,
Esconde
verdura de hojas mariposa.
LXXVI
Más Carnicero que rey en Inglaterra,
Lugar
oscuro nacido con la fuerza tendrá el imperio:
Cobarde
sin fe ni ley desangrará la tierra,
Su
tiempo está tan cerca que yo suspiro.
LXXVII
El Anticristo tres bien pronto aniquilado,
Veintisiete
años sangre durará su guerra,
Los
heréticos muertos, cautivos exiliados,
Sangre,
cuerpos humanos, agua enrojecida, salpicada tierra.
LXXVIIIUn
Braganas con la lengua torcida
Vendrá
de los dioses el santuario,
A
los heréticos abrirá la puerta
Suscitando
la iglesia militar.
LXXIX
Quien a hierro padre perderá nacido de Nonagenario,
Sobre
la de Gordón será sangre manante
En
tierra extraña hará que todo calle,
Y
se quemará a sí mismo y a su hijo.
LXXXDe
los inocentes la sangre de viuda y virgen,
Tantos
males hechos por medio del gran Rojo,
Santos
simulacros templados en ardiente cirio,
De
horror, miedo, no verá a nadie que se mueva.
LXXXIEl
nuevo imperio en desolación,
Será
trocado del polo aquilonario,
De
Sicilia vendrá la emoción
Turbar
la empresa a Felipe, tributario.
LXXXIILarga
roedura, seco, haciendo buen criado,
Al
fin le habrán despedido,
Mortal
veneno y cartas en el cuello
Será
cogido escapado al peligro.
LXXXIIILa
mayor vela fuera del puerto de Zara,
Cerca
de Bizancio hará su empresa,
Del
enemigo pérdida y no será el amigo
El
tercero a dos hará gran pillaje y presa.
LXXXIVSe
oirán los gritos de la Sicilia paterna,
Todos
los preparativos del abismo de Trieste,
Resonarán
hasta la Trinacria,
De
tantas velas huye, huye la terrible peste.
LXXXVEntre
Bayona y San Juan de Luz
Será
puesto de Marte el promontorio
A
los Hanix de Aquilón Nanar quitará luz,
Luego
sofocado en la cama sin auditorio.
LXXXVIPor
Hernani, Toulouse y Villafranca,
Banda
infinita por el monte Adrián,
Pasa
el río, Hutín por puente el escondrijo
Bayona
entre todos Bichoro gritando.
LXXXVIIMuerte
conspirada vendrá en pleno efecto,
Carga
conferida y viaje de muerte
Electa,
creada, plenamente por los suyos recibida,
Sangre
de inocencia ante la fe por remordimiento.
LXXXVIIIA
Cerdeña un noble Rey llegará,
Que
sólo tendrá el Reino por tres años,
Muchos
colores consigo reunirá,
El
mismo diligenciero habiendo perdido el sueño.
LXXXIXPor
no caer en manos de su tío,
Que
para reinar asesinó a sus hijos,
Rogando
al pueblo, puso el pie sobre Pelúnculo,
Muerto
y arrastrado entre caballos bardados.
XC
Cuando uno de los cruzados se halla con el sentido turbado
En
lugar sagrado se verá un buey cornudo
Por
virgen cerdo su lugar, después, será colmado,
Ninguna
orden del Rey ya no será cumplida.
XCISe
agitan los campos de las regiones del Ródano
Donde
los cruzados serán casi unidos,
Los
dos ejércitos se encontrarán,
Y
un gran número por el diluvio serán castigados.
XCIILejos
fuera del reino en viaje peligroso
Un
grande para sí lo ocupará,
El
Rey tendrá como rehén a uno de los suyos,
Y
cuando vuelva todo el país saqueará.
XCIIISiete
meses y no más durará su prelatura
Por
su muerte gran cisma hará nacer:
Siete
meses tendrá otro el sacerdocio,
Cerca
de Venecia paz unión renacer.
XCIVAnte
el lago donde el más caro fue echado
De
siete meses, y su huésped derrotado
Serán
los llispanos vencidos por los Albaneses,
A
causa de traición en el conflicto.
XCVEl
seductor será puesto en la fosa,
Y
atado durante cierto tiempo,
El
clero unido, el jefe con su báculo
Picante
diestra acogerá a los contentos.
XCVILa
Sinagoga estéril sin ningún fruto
Será
recibida aún entre los infieles
De
Babilonia la hija del perseguido
Mísera
y triste le cortará las alas.
XCVIIEn
la desembocadura del Var cambiar el Pempotam,
Cerca
de la orilla los tres bellos niños recién nacidos,
Ruina
al pueblo por edad competente
Reino
en el país cambiar, luego verlo crecido.
XCVIIISangre
de la gente de Iglesia será derramada,
Como
agua en extraordinaria abundancia
Y
por largo tiempo no será restañada
Se
verá la ruina y el dolor del clero.
XCIXPor
el poder de los tres Reyes temporales,
A
otro lugar será transferida la Santa sede:
Donde
la substancia del espíritu corpóreo,
Será
repuesta y y recibida por verdadera sede.
CPor
la abundancia de las armas propagadas
De
arriba abajo, por lo bajo arriba,
Demasiada
gran fe por juego de vida perdida,
Morir
de sed por abundante defecto.
CENTURIA
IX
I
En la casa del traductor de Bourc
Serán
encontradas las cartas sobre la mesa,
Tuerto,
pelirrojo, blanco, canoso, el curso aguantará,
Quien
cambiará al nuevo Condestable.
IIDesde
lo alto del monte Aventino voz oída,
¡Fuera!
¡Marcharos! por entrambas partes,
De
la sangre de los rojos la ira será saciada,
De
Rimini Prato, Columna socavada.
IIILa
vaca magna en Ravena, gran turbación,
Conducidos
por quince encerrados en Fornase:
En
Roma dos monstruos de doble cabeza nacerán
Sangre,
fuego, diluvio, los más grandes en el espacio.
IVAl
año siguiente descubiertos por diluvio,
Dos
jefes elegidos, el primero no resistirá
De
huir sombra para uno de ellos el refugio,
Saquear
casilla el que más aguantará.
VTercer
dedo del pie al primero parecerá
A
un nuevo Monarca de bajo alto,
Que
Pisa y Lucca Tirano ocupará
Del
precedente corregir el defecto.
VIPor
la Guyena infinidad de Ingleses
Ocuparán
en nombre de Angloaquitania,
De
Languedoc Ispalme Bordelais,
Que
ellos llamarán después Barboxitania.
VIIQuien
abra el monumento hallado,
Y
no venga a cogerlo pronto,
Mal
le irá y no podrá probar
Si
mejor debe ser Rey Bretón o Normando.
VIIIHijo
del Rey causará la muerte de su padre,
Después
d.el conflicto, de muerte muy fraudulenta:
Escrito
hallado, sospecha dará remordimiento,
Cuando
se ponga a dormir el lobo expulsado.
IXCuando
lámpara ardiente de fuego inextinguible
Sea
encontrada en el templo de las Vestales,
Niño
hallado fuego, agua pasando por criba:
Perecer
agua Nimes, Toulouse trastornar los mercados.
X
Monje monja de niño muerto expuesto,
Nutrir
por una osa, y robado por el porquero,
Por
Foix y Pamies el campo será puesto
Contra
Toulouse Carcasona preparar trincheras.
XIAl
justo injustamente llevarán a morir
Públicamente,
y del medio extinguido:
Tan
gran peste en el lugar vendrá a nacer,
Que
los jueces se verán obligados a huir.
XIIEl
rico tesoro de Diana y Mercurio,
Los
simulacros en el lago serán hallados:
El
alfarero buscando arcilla fresca
Él
y los suyos de oro serán colmados.
XIIILos
exiliados alrededor de Solonia
Conducidos
de noche para ir a Lauxois,
Dos
de Módena truculento de Bolonia,
Puestos
al descubierto por fuego de Burançois.
XIVPuesto
en llanura calderos de los infectores,
Vino,
miel y aceite, y construidos sobre hornillos,
Serán
inmersos sin maldecir malhechores,
Sept.
fum. apagado con el cañón de los borneros.
XVCerca
de Parpán los rojos detenidos,
Los
del medio hundidos y llevados lejos:
Tres
despedazados y cinco mal sostenidos,
Por
el Señor y Prelado de Borgoña.
XVIDe
castillo Franco saldrá la asamblea,
El
embajador no grato hará cisma:
Los
de Ribiera entrarán en la pelea,
Y
del gran abismo negarán la entrada.
XVIIEl
tercero empezará peor que Nerón hizo,
Será
sólo valiente en sangre humana derramar:
Reediñcar
hará la obra en vacío,
Siglo
de oro muerto, nuevo Rey mucho alborotar.
XVIIIEl
lis del Delfín llegará hasta Nancy
Y
hasta Flandes el elector del Iinperio,
Nueva
celada al gran Montmorency,
Fuera
de lugares intentad librar a clere peine.
XIXEn
medio de la floresta de Mayena,
El
Sol en Leo el rayo caerá,
El
gran bastardo nacido del grande del Maine,
Aquel
día Fougeres puma en sangre entrará.
XX
Vendrá de noche por el bosque de Refines
Dos
partes criado Herne la piedra Blanca,
El
monje negro en gris dentro de Varennes
Elegido
cap, causa tempestad, fuego, sangre, degüella.
XXIEn
el alto templo de Blois sagrado Salonne,
Noche
puente del Loira, Prelado, Rey pernicante,
Deseoso
de victoria en los aguazales del Saona
De
donde prelatura de blancos esquivando.
XXIIEl
Rey y su corte en lugar de gran morada,
Dentro
del templo frente al palacio
En
el jardín el Duque de Mantua y el Alba,
Alba
y Mantor puñal lengua y palacio.
XXIIIEl
joven hijo jugando al fresco bajo la glorieta,
Lo
alto del techo en mitad de la cabeza,
El
padre Rey en el templo Saint Solonne,
Sacrificando
consagrará humo de fiesta.
XXIVEn
el palacio en las jambas de las ventanas
Serán
raptados los dos pequeños príncipes,
Los
llevarán a Lutecia, claustros de Denis,
Las
monjas les darán a comer nueces verdes.
XXVAtravesando
los puentes llegar a los rosales,
Tarde
llevado más que él cuidará,
Vendrán
los amigos Españoles a Beziers,
Y
en esta caza la empresa fallará.
XXVINiza
salida sobre el nombre de las cartas ásperas,
La
gran capa hará un obsequio no suyo:
Cerca
de Voltri en los muros de verdes alcaparras,
Después
de Plombin el viento en popa.
XXVIIDel
bosque la guardia, viento cerrado redondo puente será,
Alto
el recibido golpeará al Delfín,
El
viejo salmón bosques unidos pasará,
Pasando
más allá del Conductor el derecho confín.
XXVIIIVela
Simacle puerto Masiólico,
En
el puerto de Venecia avanzar hacia Panonia:
Partir
del golfo y Seno Ilírico,
Asolación
en Sicilía, Lígures disparos de cañón.
XXIXCuando
aquel que a nadie concede tregua,
Abandonar
quiera lugar tornado-no-tornado:
Fuego
nave por sangres, yermo en Charlieu,
Serán
Quintín y Balez de nuevo ocupados.
XXXEn
el puerto de Pola y de San Nicolás,
Peligro
Normando en el golfo Fanático,
Cap.
de Bizancio rutas, ¡ay!, gritar,
Socorros
de Gaddes y del gran filípico.
XXXIEl
temblor de tierra en Mortara,
Cassich
San Jorge medio derruido:
Paz
amodorrada, despertará la guerra,
Dentro
del templo en Pascua abismos hundidos.
XXXIIDe
fino pórfido profundo filón hallado,
Bajo
la lastra escritos capitolinos:
Huesos
pelos arrancados Romano fuerza probada,
Flota
agitar en el puerto de Metelino.
XXXIIIHércules
Rey de Roma y Dinamarca,
De
Galia tres Guión cognominado,
Temblar
Italia y la ola de San Marcos,
Primero
sobre todos monarca rénombrado.
XXXIVSólo
el par marido será mitrado,
Retorno
conflicto pasará por la teja:
Por
quinientos un traidor será titulado,
Narbón
y Saulce por cuartillos tenemos aceite.
XXXVLa
Ferdinand rubia será escoltada,
Dejar
la flor, sordidez el Macedón:
En
la gran necesidad errará el camino,
E
irá contra el Mirmidón.
XXXVI
Un gran Rey cogido entre las manos de un Ioyne,
No
lejos de Pascua confusión cuchillada:
Prisioneros
perpetuos tiempo que rayo en la inquina,
Cuando
tres hermanos se hieran y homicidio.
XXXVIIPuente
y molinos en Diciembre derribados,
Tan
alto subirá el Garona:
Muros,
edificio, Toulouse abatidos,
Que
nadie encontrará su lugar ni la matrona.
XXXVIIILa
entrada de Blaye por Rochela y el Inglés,
Pasará
más allá el gran Emaciano,
No
lejos de Agen esperará el Galés
Socorro
Narbona defraudada por el coloquio.
XXXIXEn
Arbissel a Veront y Carcari,
De
noche llevado por Savona capturar,
El
avispado Gascón Turby, y la Scerry
Detrás
del muro viejo y nuevo palacio afectar.
XLCerca
de Quintín, en el bosque espeso,
En
la Abadía estarán Flamencos atrincherados:
Los
dos hermanos menores, de golpes medio aturdidos,
En
seguida oprimidos y guardias todos comprados.
XLIEl
gran Chirén se apoderará de Aviñón,
De
Roma cartas en miel mezcladas de amargura,
Carta
embajada partir de Chaniñón,
Carpentras
tornado por duque negro de roja pluma.
XLIIDe
Barcelona, de Génova y Venecia,
De
la Sicilia peste Monet unidos:
Contra
la Bárbara armada apuntará,
Bárbaro
empujado muy lejos hasta Túnez.
XLIIIPróximo
a descender el ejército Crucífero
Será
acechado por los Ismaelitas,
Por
todas partes batidos por nave Raviera,
Pronto
por diez galeras selectas asaltados.
XLIVMigrad,
migrad de Ginebra todos,
Saturno
de oro en hierro se trocará,
Él
contra Raypoz exterminará a todos,
Antes,del
acontecer el cielo signos hará.
XLVNo
se cansará nunca de pedir,
Gran
Mendosus obtendrá su imperio
Lejos
de la corte exigirá,
Piamonte,
Picardía, París, Tirón el peor.
XLVIAbandonad,
huid de Toulouse los rojos,
Del
sacrificio haced reparación,
El
caudillo del mar a la sombra de las calabaceras,
Muerto
estrangulado, carne abominación.
XLVIILos
subscritos de indigna liberación,
Y
de la multa serán contraavisados:
Cambio
monarca puesto en serio peligro,
Encerrado
en jaula se verán cara a cara.
XLVIII
La gran ciudad de Océano marítimo
Rodeada
de almenas de cristal:
En
el solsticio de invierno y primavera,
Será
tentada de viento aterrador.
XLIXGante
y Bruselas marcharán contra Amberes
Senado
de Londres condenarán a muerte a su Rey,
La
sal y el vino le serán al revés,
Para
tener ellos el reino en desorden.
LMendosus
pronto vendrá a su alto reino,
Dejando
un poco atrás a los Norlaris:
El
rojo palidece, el varón en el interregno,
El
joven teme y espanto en Barbaris.
LIContra
los rojos sectas se alinearán,
Fuego,
agua, hierro soga para la paz se consumirá,
AI
punto de morir quienes hayan maquinado,
Menos
uno que más que todo al mundo arruinará.
LIILa
paz se acerca por un lado, y la guerra
Nunca
fue la persecución tan grande,
Gemir,
hombre, mujer, sangre inocente por tierra,
Y
esto será de Francia por doquier.
LIIIEl
joven Nerón en las tres chimeneas
Hará
lazos vivos por Gala echar,
Feliz
quien lejos esté de semejantes intrigas,
Tres
de su sangre le harán de muerte acechar.
LIVLlegará
al puerto de Corsibona,
Cerca
de Ravena, que saqueará la dama,
En
mar profundo legado de la Ulisbona
Bajo
piedra escondida raptarán setenta almas.
LV¡La
espantosa guerra que en Occidente se apresta!
Al
año siguiente vendrá la pestilencia,
Tan
fuerte y horrible que ni jóvenes, ni viejos, ni bestias,
Sangre,
fuego, Mercurio, Marte, Júpiter en Francia.
LVICampo
junto a Noudam pasará Goussan ciudad,
Y
en Malotes dejará su enseña,
Convertirá
al instante a más de mil,
Buscando
poner a las dos en argolla y cadena.
LVIIEn
lugar de Drux un rey reposará,
Y
buscará ley cambiando de anatema,
Mientras
el cielo con tal fuerza tronará,
Nueva
pérdida el rey se matará a sí mismo.
LVIIIPor
el lado izquierdo hacia Vitry
Serán
acechados los tres rojos de Francia,
Rojos
todos muertos, pero el negro no,
Por
los bretones puesto a salvaguardia.
LIXA
la Ferté la Vidame tomará
Nicol
teñido de rojo que había producido la vida,
El
gran Layla que tendrá renombre nacerá,
Dando
Borgoña a los Bretones por hastío.
LXConflicto
Bárbaro en la Corneta negra,
Sangre
derramada, temblar Dalmacia,
Gran
Ismael pondrá su promontorio,
Ranes
temblar, socorro desde Lusitania.
LXIPillaje
hecho en la costa marina,
Incita
atado y padres llevados,
Muchos
de Malta por el hecho de Mesina,
Estrechos
cerrados serán mal custodiados.
LXIIEn
la de Cheramón gran ágora
Estarán
los cruzados en fila todos atados,
El
portero Opi y Mandrágora,
Rojizo
de Octubre al tercero harán soltar.
LXIIIQuejidos
y llantos, gritos y grandes alaridos,
Cerca
de Narbona, en Bayona y en Foix,
¡Oh,
qué horribles y calamitosos cambios
Antes
de que Marte complete algunas veces!
LXIVEl
Emaciano pasará montes Pirineos,
En
Marte Narbón no hará resistencia,
Por
mar y tierra hará grandes avances,
Jefe
sin tierra segura para permanencia.
LXVEn
el rincón de la Luna vendrá a posarse
Donde
será tomado y puesto en tierra extraña,
Los
frutos inmaduros darán gran alboroto,
Gran
vituperio, a uno gran alabanza.
LXVIPaz,
unión habrá y cambio,
Estados,
ministerios, bajo alto y alto muy bajo,
Preparar
viaje, el fruto primer tormento,
No
más guerras, procesos civiles, debates.
LXVIIDesde
lo alto de los montes alrededor de Lizere
Puerto
en la roca Valent cien reunidos
De
Chasteauneuf Pedro junto con una doncella,
Contra
el Crest Romans hace asamblea.
LXVIIIDel
monte Aymar habrá noble obscurecimiento,
El
mal vendrá en la confluencia del Saona y Ródano,
En
los bosques escondidos soldados día de Lucía,
Y
nunca hubo un trono tan horrible.
LXIX
Sobre el monte de Baylly y la Bresle
Esrarán
escondidos los valientes de Grenoble,
Más
allá de Lyón, Viena, por ellos tan denso pedrisco,
Sólo
un tercio de las gotas permanecerá en tierra.
LXXInstrumentos
cortantes escondidos en las teas
En
Lyón el día del Sacramento,
Los
de Viena serán muy pronto muertos
Por
los cantones Latinos, Mascon no miente.
LXXI
En los lugares sagrados muchos animales se han visto,
Con
el que de día no se atreve,
En
Carcasona por desgracia afortunada
Será
puesto para una más amplia morada.
LXXIITodavía
serán los santos templos profanados,
Y
saqueados por el Senado Tolosino,
Saturno
dos tres ciclos cumplidos,
En
Abril, Mayo, gente de nueva levadura.
LXXIIIEn
Foix entrado Rey llamado Turbán,
Y
reinará menos evolución Saturno,
Rey
Turbán blanco en Bizancio cantará victoria,
Sol,
Marte, Mercurio junto a la urna.
LXXIVEn
la ciudad de Fertsod homicidio,
Hecho
y hecho muchos bueyes antes de matar,
Retorno
todavía a los hombres de Artémida,
Y
a Vulcano cuerpos muertos sepulturar:
LXXVDe
la Ambracia y del país de Tracia
Pueblo
marinero, mal y socorro Gálico,
Una
Tracia perpetua en Provenza,
Con
vestigios de sus costumbres y sus leyes.
LXXVICon
el negro Rapaz y sanguinario,
Salido
del lecho del inhumano Nerón,
Entre
dos ríos mano izquierda militar,
Será
herido por el calvo Ione.
LXXVIITomado
el reino el Rey invitará
La
dama capturada a muerte jurados a suerte,
La
vida del hijo de la Reina se negará,
Y
la pelliza al fuerte del conhorte.
LXXVIIILa
dama griega de encantadora belleza,
Feliz
dotada de virtudes innumerables,
Trasladada
fuera al reino Hispánico,
Hecha
prisionera morirá de muerte miserable.
LXXIX
El jefe de la flota por estratagema fraudulento,
Hará
tímido salir de sus galeras,
Salidos
muertos jefe violentamente renegado,
Después
pagarán por la doblez con la misma moneda.
LXXX
El Duque querrá a los suyos exterminar,
Enviar
los más fuertes a lugares extraños,
Por
tiranía Bize y Luc arruinar,
Luego
los Bárbaros sin vino harán vendimias.
LXXXIEl
taimado Rey preparará sus artimañas
Por
tres lados diversos al enemigo atacar,
Un
número extraño lágrimas de espasmos
Vendrá
Lemprin de al traductor atacar.
LXXXIIPor
el diluvio y fuerte pestilencia,
La
ciudad grande por mucho tiempo sitiada,
El
centinela y guardia de mano muerta,
Súbitamente
preso, pero en nada ultrajado.
LXXXIIIDía
veinte de Tauro la tierra tan fuerte temblará,
El
gran teatro atestado se hundirá,
El
aire, cielo y tierra oscurecerse y temblar,
Entonces
Dios con sus santos al infiel arrollará.
LXXXIVRey
expuesto rematará la hecatombe,
Después
de haber hallado su origen,
Torrente
abrir de mármol y plomo la tumba,
De
un gran Romano de Medusina insignia.
LXXXV
Pasar Guinea, Languedoc y el Ródano,
De
Agen los dueños, de Marmanda y la Roole,
De
abrir con fuego la pared, Foceo conservará su trono,
Conflicto
cerca de Saint Pol de Manseole.
LXXXVIDel
burgo Lareyne llegarán directo a Chartres
Y
harán junto al puente Anthoni pausa,
Siete
por la paz cautelosos como Martres,
Harán
entrada de ejército en París clausurado.
LXXXVIIPor
la selva de Toufon desbrozada,
Por
la ermita será puesto el templo,
El
Duque de Estempes por su astucia inventada,
Del
monte Lehori prelado dará ejemplo.
LXXXVIIICalais,
Arras, socorro a Theroanne,
Paz
y fingimiento simulará la escucha,
Tropa
de Alóbroges descenderá por Roane,
Evitar
el pueblo que deshará la ruta.
LXXXIXSiete
años será Felipe próspera fortuna,
Abatirá
de los Árabes el esfuerzo,
Luego
su gloria perpleja, asunto complicado,
Joven
Ogmión doblegará su fuerza.
XCUn
capitán de la gran Germania
Vendrá
a rendirse por sünulado auxilio
Al
Rey de los Reyes ayuda de Pannonia,
Y
su revuelta hará de sangre gran curso.
XCILa
horrible peste Perinto y Nicópolis,
El
Queroneso resistirá a Marcelonia,
Tesalia
devastará a Anfípolis,
Mal
desconocido, y el rechazo de Antonio.
XCIIEl
Rey querrá en ciudad nueva entrar,
Por
los enemigos expugnar se llegará
Cautivo
liberado falso decir y perpetrar,
Rey
fuera estar, lejos de enemigos resistirá.
XCIIILos
enemigos del fuerte muy alejados,
Por
carreteras conducido el bastión,
Por
sobre los muros de Bourges fortificados,
Cuando
Hércules derrote al Emación.
XCIVDébiles
galeras estarán unidas juntas,
Enemigos
falsos el más fuerte al bastión:
Débiles
arremetidas, tiembla Bratislavia
Lubec
y Misia parte bárbara tendrán.
XCVEl
nuevo hecho dirigirá, el ejército,
Próximo
abatido hasta cerca de la orilla,
Esperando
auxilio del Milanés potaje selecto,
Duc
falto de ojos en Milán hierro de jaula.
XCVIEn
ciudad entrar ejército rechazado,
Duc
entrará por persuasión,
Ante
débiles puertas clamores ejército llevado,
Entregarán
a fuego, muerte, de sangre efusión.
XCVIIDe
mar las armadas en tres partes divididas,
A
la segunda los víveres faltarán,
Desesperados
buscando campos Elíseos,
Primeros
por brecha eptrados victoria tendrán.
XCVIIILos
afligidos por falta de un solo envite,
Contraguiando
a la parte opuesta,
A
los Lygoneses ordenará que forzados
Habrán
de rendirse al gran jefe de Molita.
XCIXViento
Aquilón hará partir la sede,
Por
muros echar cenizas, cal y polvo:
Por
lluvia luego que les causará más daño,
Último
socorro llegar desde su frontera.
CPugna
naval noche será superada,
El
fuego en las naves en el Occidente ruina
Rúbrica
nueva, la gran nave colorada,
Ira
para el vencido y victoriosa en neblina.
CENTURIA
X
IAl
enemigo, el enemigo fe prometida,
No
se guardará, los cautivos retenidos,
Presos,
urge la muerte y el resto en camisa,
Condenado
el resto para ser sostenidos.
IIVela
de galera vela de nave esconderá,
La
gran flota hará salir a la pequeña,
Diez
naves próximas la envolverán empujar,
Gran
derrota unidas a se reunir.
IIIY
luego sacará afuera cinco rebaños,
Un
fugitivo por Penelón dejará,
Falso
murmurar, socorro venir de ellos,
El
jefe entonces el asedio abandonará.
IVHacia
medianoche conductor de la armada,
Se
salvará súbitamente desvanecido,
Siete
años después el hambre no reprochada
A
su regreso nunca dirá que sí.
VAlbi
y Castres constituirán nueva liga,
Nuevos
Arrianos Lisboa y Portugueses,
Carcas,
Toulouse consumirán sus lizas,
Cuando
jefe nuevo monstruo de Lauragues.
VISardón,
Nemans tan alto desbordarán
Que
se deseará Deucalión renacer,
En
el coloso la mayor parte huirá
Vestal
sepulcro fuego apagado resurgir.
VII
El gran conflicto que se prepara en Nancy,
El
Emaciano dirá yo someto todo,
La
isla Británica por vino, sal en abundancia,
Hem.
mi. dos Phi. por largo tiempo no ocupará Mets.
VIII
Indice y pulgar recorrerán la frente
De
Senegalia el Conde a su propio hijo,
La
Myrnamea por varios de señalada frente,
Tres
en siete días heridos de muerte.
IXLas
higueras de Castillón día de niebla,
De
mujer infame nacerá soberano príncipe
Sobrenombre
de calzado para sí mismo póstumo,
Nunca
hubo un peor Rey en su provincia.
XObra
de muerte, enormes adulterios,
Gran
enemigo de todo el género humano,
Que
será peor que sus abuelos, tíos ni padres,
En
hierro, fuego, agua, sanguinario a inhumano.
XIDebajo
de lonchere del paso peligroso
Hará
pasar el póstumo su tropa,
Los
montes Pirineos pasar fuera su bagaje,
De
Perpignan correrá el Duque a Tende.
XIIElegido
Papa, de elegido será burlado,
Súbito
de pronto emocionado dispuesto y tímido,
Por
demasiada dulzura a morir provocado,
No
más temor la noche de su muerte guía.
XIIIEn
los pastos de animales rumiantes
Por
ellos conducido al vientre helbipólico,
Soldados
escondidos, las armas ruido haciendo,
No
lejos tentado de la ciudad Antipólica.
XIVUrnel
Vaucile sin consejo de sí mismo
Osado
tímido, por miedo preso, vencido,
Acompañado
de algunas rameras lívidas,
En
Barcelona a los cartujos convencido.
XVPadre
duque viejo de años y de sed cargado,
El
último día el hijo rechazando el vaso
Dentro
del pozo vivo muerto será inmerso,
Senado
al hijo la muerte lenta y ligera.
XVIFelices
en el reino de Francia felices de vida,
Ignorando
sangre, muerte, furor y rapiña,
De
no aduladores serán puesto en envidia,
Rey
ocultado, demasiado hígado en la cocina.
XVIILa
Reina Ergaste viendo a su hija pálida,
Por
un remordimiento en sus íntimas entrañas,
Lanza
gritos lastimeros de auxilio a Angoulême,
Y
al germánico matrimonio excluido.
XVIIIEl
rango Lorenés cederá lugar a Vendosme,
Lo
de arriba y abajo, y lo de abajo arríba,
El
hijo de Hamón será elegido en Roma,
Y
los dos grandes habrán fracasado.
XIXDía
en que será por Reina saludada,
El
día después la salvación, la plegaria:
La
cuenta hecha razón y balbuceada,
Por
antes humilde nunca se sintió tan ufana.
XXTodos
los amigos que hayan tomado partido,
Por
rudo en cartas muerto y saqueado,
Bienes
olvidados por fijo gran fianza,
Nunca
romano pueblo fue tan ultrajado.
XXIPor
el despecho del Rey sosteniendo lo liviano,
Será
herido presentándole los anillos;
El
padre al hijo queriendo inspirar nobleza
Hecho,
como en Persia antes los Magos hicieron.
XXIIPor
no querer consentir al divorcio,
Que
luego se ha reconocido indigno,
El
Rey de las Islas, será expulsado a la fuerza,
Puesto
en su lugar quien de rey no tendrá signo.
XXIIIÁl
pueblo ingrato hechas las reprensiones,
Entonces
la armada se apoderará de Antibes,
En
el arco Monech harán las reclamaciones
Y
en Frejus uno y otro tomará Ribe.
XXIVEl
cautivo príncipe en las Italias vencido
Pasará
Génova por mar hasta Marsella,
Por
gran esfuerzo de los extraños sobrevencido,
Salvo
un disparo a un barril licor de abejas.
XXVPor
Nebro abrir de Brisanne pasaje,
Bien
alejados el rago hará muestra,
En
Pelligouse se cometerá el ultraje
De
la gran dama sentada en la orquesta.
XXVIEl
sucesor vengará a su cuñado,
Ocupar
reino con pretexto de venganza,
Abatido
obstáculo su sangre muerte vitupera,
Largo
tiempo Bretaña se alineará con Francia.
XXVIIPor
el quinto y uno gran Hércules
Vendrán
a abrir el templo con mano bélica,
Un
Clemente, Julio y Ascans retrocede,
La
espada, llave, águila, no tuvieron tanta lucha.
XXVIIISegundo
y tercero que hacen la primera música
Serán
sublimados en honor por el Rey,
Por
pingüe y magra y casi media ética
Informe
de Venus falso volverá deprimido.
XXIXDe
Pol Mansol en caverna de cabras
Escondido
y apresado sacado fuera por la barba,
Cautivo
conducido como bestia fiera
Por
Begourdans llevado cerca de Tarbes.
XXX
Sobrino y sangre del santo recién llegado,
Con
el sobrenombre sostienen arcos y cubierto
Serán
arrojados y condenados a muerte arrojados desnudos,
En
rojo y negro convertirán su verde.
XXXIEl
sacro imperio vendrá a Germania,
Ismaelitas
hallarán lugares abiertos,
Asnos
querrán también la Carmania,
Los
fundamentos de tierra bien cubiertos.
XXXIIEl
gran imperio cada uno lo va a desear,
Uno
sobre los demás lo llegará a obtener,
Pero
polo tiempo durará su reino y ser,
Dos
años apenas se podrá aguantar.
XXXIIILa
facción cruel en vestido talar,
Vendrá
a esconder debajo añlados puñales:
Tomar
Florencia el duque y el lugar diflongo,
Su
descubrimiento por inmaduros y desleales.
XXXIVGalo
que imperio por guerra ocupará,
Por
su cuñado menor será traicionado,
Por
caballo rudo volteado arrastrado,
Por
ello el hermano por mucho tiempo odiado será.
XXXVHijo
menor del Rey encendido de ardiente lujuria,
Para
gozar de su prima hermana:
Vestido
de mujer en el templo de Artemis:
Viandante
herido por un desconocido del Maine.
XXXVIDespués
del Rey del Soucq hablando de guerras,
La
isla Harmótica lo despreciará:
Durante
bastantes años royendo él y robando,
Por
tiranía el ser de la Isla cambiará.
XXXVIIGran
motín junto al lago de Borget,
Se
reunirán cerca de Montmelián:
Siguiendo
más allá pensadores harán proyectos,
Chambery
Moriane combate San Julián.
XXXVIIIAmor
alegre no lejos establece la sede,
Por
el santo Bárbaro estarán las guarniciones:
Ursinos
Hadria por Galos pondrán trampa,
Por
miedo rendidos del ejército a los Grisones.
XXXIXPrimer
hijo de la viuda desgraciado matrimonio,
Sin
hijo alguno dos Islas en discordia,
Antes
de dieciocho años edad incompetente,
Cerca
del otro más difícil el acuerdo.
XLEl
joven nacido en el reino Británico,
Que
el padre agonizante habrá recomendado,
Aquél
muerto Lonole. dará tópico,
Y
dará a su hijo el reino demandado.
XLIEn
la frontera de Caussade y Charlus,
No
muy lejos del fondo del valle,
De
Ciudad Franca música a sones de laúd,
Combouls
y gran entorno rodeado.
XLIIEl
reino humano de Ánglica progenie
Hará
a su reino paz y union tener:
Cautiva
guerra mitad de su clausura,
Largo
tiempo la paz les hará mantener.
XLIII
El tiempo demasiado bueno, demasiada bondad real,
Hace
y deshace pronto improvisada negligencia:
Creerá
ligero fallo de esposa leal,
El
condenado a muerte por su benevolencia.
XLIVCuando
un Rey marche contra los suyos,
Nativo
de Blois, subyugará a los Lígures,
Mammel,
Córdoba y los Dálmatas,
De
siete luego la sombra al Rey dádivas y los muros.
XLVLa
sombra del reino de Navarra no verdadero,
Hará
el camino del trono ilegítimo:
De
Cambrai el incierto consentimiento prometido,
Rey
Orleans dará muro legítimo.
XLVIVida,
suerte, muerte del oro, villana indigna,
Será
de Saxonia no nuevo elector:
De
Brunswick mandará de amor un signo,
Haciéndolo
falso al pueblo seductor.
XLVIIDe
Bourze a la Dama Guyrlande,
Por
la traición hecha se le ensalzará
El
gran Prelado de Leon por Formande,
Falsos
peregrinos y ruina del raptor.
XLVIIIEn
lo más hondo de España enseña,
Saliendo
del término y de los confines de Europa,
Tumultos
pasando junto al puerto de Laigne,
Su
ejército por banda será derrotado.
XLIXJardín
del mundo junto a ciudad nueva,
En
el camino de las montañas socavadas:
Será
asido y sumergido en la cuba,
Bebiendo
a la fuerza aguas sulfurosas envenenadas.
LEl
Mosa al día, tierra de Luxemburgo,
Descubrirá
Saturno y tres en la urna,
Montaña
y llano, villa, ciudad y pueblo,
Lorena
diluvió, consumar gran traición.
LIDe
los lugares planos y bajos del país de Lorena,
Serán
las bajas Alemanias unidas:
Por
los del cerco, Picardos, Normandos, del Maine
Y
a los cantones se habrán reunido.
LIIDonde
Laye y Escalda se casan,
Serán
las bodas largo tiempo preparadas:
En
el lugar de Amberes donde las aguas corren,
Joven
ancianidad consorte inficionado.
LIIILos
tres pellejeros de lejos se batirán,
El
mayor por poco quedará a la escucha:
El
gran Selín no sera ya más jefe,
Lo
nombrará fuego peltre, blanca ruta.
LIVNacida
en este mundo de fugaz concubina,
A
dos puesta en alto por las tristes noticias,
Entre
enemigos será hecha cautiva,
Conducida
a Malinas y Bruselas.
LVLas
desgraciadas bodas se celebrarán
Con
gran alegría: pero el fin desgraciado,
Marido
y madre nuera desdeñarán,
El
Fibe muerto y nuera más lastimosa.
LVIPrelado
real estará muy debilitado,
Gran
flujo de sangre saldrá por su boca,
El
reino Ánglico por reino respirado,
Largo
tiempo muerto vivó en Tunis como cepa.
LVIIEl
sobrevenido no conocerá su cetro,
Los
hijos jóvenes de los mayores odiará:
Y
nunca existió un ser más cruel,
Para
sus esposas a muerte el negro expulsará.
LVIIIEn
tiempo de luto cuando el felino monarca,
Guerree
contra el joven Emaciano:
Galia
sacudir, hundir la barca,
Intentar
Focen a la Poniente empresa.
LIXEn
Lyón veinticinco de un hálito,
Cinco
ciudadanos Germanos, Brescianos, Latinos:
A
escondidas del noble conducirán larga cola
Y
descubiertos por ladridos de mastines.
LXLloró
por Niza, Manego, Pisa, Génova,
Savona,
Siena, Capua, Módena, Malta:
Por
encima sangre y puñal por aguinaldo,
Fuego,
temblor de tierra, agua, desdichada cuenta.
LXIBelta,
Viena, Emorre, Sacarbance,
Querrán
entregar a los Bárbaros Pononia:
De
fuego y sangre en ciudad de Bizancio,
Los
conjurados descubiertos por matrona.
LXIICerca
de Sorbin para atacar Hungría,
El
heraldo de Brudes los vendrá a advertir:
Jefe
Bizantino, Sallón de Esclavonia,
A
la ley de Árabes los vendrá-a convertir.
LXIIICidrón,
Ragusa, la ciudad de San Hierón,
Reivindicará
el mendicante socorro:
Muerto
hijo del Rey por muerte de dos airones,
El
Árabe y Hungría seguirán un mismo curso.
LXIVLlora
Milán, llora Luca, Florencia,
Que
tu gran Duque al carro subirá,
Cambiar
la sede junto a Venecia se avanza,
Cuando
Colonia cambie a Roma.
LXV¡Oh,
vasta Roma!, tu ruina se acerca,
No
de tus muros, de tu sangre y substancia:
El
aspro con letras hará muy horribles muescas,
Hierro
afilado metido a todos hasta el mango.
LXVIEl
jefe de Londres por reino la América,
La
isla de Escocia empeorará por la helada:
Rey
Reb tendrán un tal falso Anticristo,
Que
les obligará a todos a entrar en la pelea.
LXVIIEl
temblor muy fuerte en el mes de mayo,
Saturno,
Capricornio, Jupiter, Mercurio en Tauro:
Venus,
también Cáncer, Marte en Nonnay,
Caerá
pedrisco más grueso que un huevo.
LXVIIILa
armada del mar ante ciudad se situará,
Luego
sin ir muy lejos partirá:
Ciudadanos
gran presa en tierra tomarán,
Volver
escuadra cobrará de nuevo gran empuje.
LXIXEl
hierro luciendo como nuevo, aun siendo viejo,
Serán
tan grandes por mediodía Aquilón:
De
su propia hermana grandes alas alzadas,
Huyendo
herido al zarzal de Ambellón.
LXXEl
ojo por objeto hará tal excrecencia,
Tanta
y tan ardiente que caerá la nieve.
Campo
irrigado irá en decadencia,
Que
el primado sucumbirá en Rege.
LXXILa
tierra y el aire se helarán tanto,
Cuando
se vaya en jueves a venerar
Lo
que nunca será ni fue tan bello,
De
las cuatro partes te vendrán a honrar.
LXXII
El año mil novecientos noventa y nueve, siete meses,
Vendrá
del Cielo un gran Rey de horror:
Resucitar
al gran Rey de Angolmois,
Antes,
después, Marte reinará por buena dicha.
LXXIIIEl
tiempo presente junto con el pasado,
Será
juzgado por el gran Jovialista:
El
mundo tarde le habrá cansado,
Y
desleal por la clerecía jurista.
LXXIVAl,
término del Gran número séptimo,
Aparecerán
en el tiempo juegos de Hecatombe,
No
lejos de la gran edad milésima,
Que
los entrados saldrán de sus tumbas.
LXXVTan
esperado no volverá jamás,
Dentro
de Europa, en Asia aparecerá,
Uno
de la liga salido del gran Hermes,
Y
sobre todos los Reyes de Oriente crecerá.
LXXVlEl
gran Senado otorgará la pompa,
A
uno que después será vencido expulsado,
Sus
partidarios serán a son de trompa
Bienes
subastados, enemigos desterrados.
LXXVIITreinta
partidarios del orden de los quírites,
Proscritos,
sus bienes entregados a sus adversarios,
Todos
sus servicios tenidos por deméritos,
Flota
dispersa entregada a los corsarios.
LXXVIII
Súbita alegría en súbita tristeza,
Será
en Roma en gracias abarcadas,
Luto,
gritos, llantos, lágrimas sangre excelente regocijo
Contrarias
bandas sorprendidas y deshechas.
LXXIXLos
viejos caminos serán todos embellecidos,
Se
pasará a Menfis a legiones,
Tan
gran Mercurio de Hércules flor de lis,
Haciendo
temblar la tierra, mares y regiones.
LXXX
En el Reino grande del gran reino reinante,
Con
la fuerza de las armas las grandes puertas de bronce
Hará
abrir, el Rey y Duque llegado,
Puerto
demolido, nave hundida, día sereno.
LXXXlPuesto
tesoro templo ciudadanos Hespérides,
En
aquel retirado y secreto lugar:
El
templo abrir los lazos famélicos,
Recobrado,
arrebatado, presa horrible en la mitad.
LXXXII
Gritos, llantos, lágrimas vendrán con cuchillos,
Simulando
huir darán el último asalto:
En
los parques de los alrededores plantar profundos bancales,
Vivos
y rechazados y heridos en el asalto.
LXXXIIIDe
luchar será dado el signo,
Del
parque se verán constreñidos a salir fuera:
La
enseña de Gante en los alrededores será vista,
El
que obligará a todos los suyos a morir.
LXXIVLo
natural a tan alto no baja,
Volver
tarde hará maridos contentos:
El
Recloing no quedará sin debates,
Empleando
y perdiendo todo su tiempo.
LXXXVEl
viejo tribuno al borde de la angustia,
Será
apresado, cautivo no liberar,
El
viejo no viejo, el mal hablando tímido,
Por
legítimo a sus amigos entregado.
LXXXVIComo
un grifo vendrá el Rey de Europa,
Acompañado
por los de Aquilón,
De
rojos y blancos conducirá gran tropa,
Y
contra el Rey de Babilonia irán.
LXXVIIUn
gran Rey ocupará el Puerto junto a Niza,
Y
hará de él el gran Imperio de la muerte
En
los Antípodas pondrá su novilla,
Por
mar la Pille todo desaparecerá.
UXXVIIIPies
y Caballo en la segunda vigilia
Harán
un magnífico ingreso todo por el mar:
Dentro
de la felpa entrará de Marsella,
Llanto,
gritos y sangre, jamás ningún tiempo tan amargo.
LXXXIXDe
ladrillo en mármol serán los muros reducidos,
Siete
y cincuenta años pacíficos:
Alegría
para los humanos, renovado el acueducto,
Salud,
grandes frutos, alegría y tiempos maléficos.
XCCien
veces morirá el tirano inhumano,
Puesto
en su lugar un sabio y bonachón,
Todo
el Senado estará bajo su mano,
Provocado
será por un astuto temerario.
XCIClero
Romano, el año mil seiscientos y nueve,
En
el primer día del año habrá elección:
De
uno gris y negro de la Compañía salido,
Nadie
nunca fue astuto como él.
XCIIAnte
el padre el hijo será muerto,
El
padre después entre cuerdas de junco,
Pueblo
Genovés será esforzado,
Yaciendo
el jefe en medio como un tronco.
XCIIILa
barca nueva recibirá los viajes,
Allí
y luego transferirán el Imperio:
Beaucaire,
Arlés los rehenes retendrán,
Cerca
de dos columnas halladas de Porfirio.
XCIVDe
Nimes, de Arlés, y Viena despreciar,
No
obedece todo al edicto de Hespérida:
A
los trabajos por el grande condenar,
Seis
escapados en hábito seráfico.
XCVA
las Españas llegará un Rey muy poderoso,
Por
mar y tierra subyugado nuestro Mediodía:
Este
mal hará, rebajando a la Media Luna,
Bajar
las alas a los del Viernes.
XCVIReligión
del nombre de los mares vencerá,
Contra
la secta del hijo Adaluncatif,
Secta
obstinada deplorada temerá,
De
los dos heridos por Alef y Alef.
XcvitTrirremes
llenos de cautivos de toda edad,
Tiempo
bueno va a malo, lo dulce por amargura:
Botín
para los Bárbaros muy pronto cogerán las armas,
Con
el deseo de ver lamentarse al viento la pluma.
XCVIIIEl
claro esplendor a doncella gozosa
No
lucirá más, mucho tiempo estará sin sal
Con
mercaderes, rufianes, lobos, odiosa,
Todos
mezclados, monstruo universal.
XCIXEl
fin; el lobo, el león, el buey y el asno,
Tímida
dama estarán con mastines:
No
caerá ya más para ellos el dulce maná,
Mayor
vigilancia y custodia a los mastines.
CEl
gran Imperio será para Inglaterra,
El
Pempotam de años más de trescientos,
Grandes
tropas pasarán por mar y tierra,
Los
Lusitanos no estarán de ello muy contentos.
FIN
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