ARTHUR SCHOPENHAUER
ANTOLOGÍA( FRAGMENTOS )
ò
SCHOPENHAUER, Arthur: El Amor, las mujeres y la muerte,
s/trad., Bs. As., Malinca Pocket, 1964,
fragmentos.
ò
SCHOPENHAUER, Arthur: La cuádruple raíz del principio de Razón
suficiente (1813), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El Ateneo,
s/f, fragmentos.
ò
SCHOPENHAUER, Arthur: Edudemonología, s/d,
fragmentos.
ò
SCHOPENHAUER, Arthur: El Mundo como
Voluntad y Representación (1819), Madrid, Orbis Hyspamérica, 1985, vol. I,
fragmentos.
ò
SCHOPENHAUER, Arthur: El Mundo como
Voluntad y Representación (1844), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs.
As., El Ateneo, 1950, vol. II,
fragmentos.
ò
SCHOPENHAUER, Arthur: Sobre la voluntad en la naturaleza
(1836), Bs. As., Siglo XX, s/f, fragmentos.
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ÍNDICE
EL
AMOR
LAS
MUJERES
LA
MUERTE
DOLORES
DEL MUNDO
Cap.
I
Cap. II
EL
ARTE
LA
MORAL
Cap. I
El egoísmo
Cap. II
La conmiseración
Cap. III
Resignación, renunciamiento ascetismo y liberación
LA
RELIGIÓN
LA
POLÍTICA
EL
HOMBRE Y LA SOCIEDAD
CARÁTER
DE DIFERENTES PUEBLOS
EL
AMOR
"No espero aprobación ni elogio por parte de los enamorados, que,
naturalmente, propenden a expresar con las imágenes más sublimes y más etéreas
la intensidad de sus sentimientos. A los tales, mi punto de vista les parecerá
demasiado físico, harto material, por metafísico y trascendente que sea en el
fondo. Antes de juzgarme, que se den cuenta que el objeto de su amor, o sea la
mujer, a la cual exaltan hoy madrigales y sonetos, apenas hubiera obtenido de
ellos una mirada si hubiese nacido dieciocho años antes." (p.
11)
"[...] se observa el papel importante que representa el amor en todos los
grados y en todos sus matices, no sólo en las comedias y novelas, sino también
en el mundo real, donde, junto con el amor a la vida, es el más poderoso y el
más activo de todos los resortes; [...]." (p. 11)
"[El amor] que es el fin último de casi todo esfuerzo humano; [...] que
interrumpe a todas horas las ocupaciones más serias; que a veces hace cometer
tonterías a los más grandes ingenios; [...] que rompe las relaciones más
preciosas,[...] que hace del hombre honrado un hombre sin honor, [...] y que
parece ser así un demonio que se esfuerza en trastornarlo todo [...]. Pues no se
trata más de una cosa muy sencilla: sólo se trata de que cada macho se ayunte
con su hembra. [...] en efecto, se trata nada menos que de la «combinación de la
generación última». [...]" (pp. 11-13)
"[...] el individuo es a la especie lo que la superficie de los cuerpos a
los cuerpos mismos. [...]" (p. 14)
"[...] Cuando se especializa en un individuo determinado el instinto del
amor, esto no es en el fondo más que una misma voluntad que aspira a vivir en un
ser nuevo [...]." (p. 14)
"[...] el instinto del amor subjetivo ilusiona por completo a la
conciencia y sabe muy bien ponerse
el antifaz de una admiración objetiva. La Naturaleza necesita esa estratagema
para lograr sus fines. Por desinteresada e ideal que pueda parecer la admiración
por una persona amada, el objetivo final es en realidad la creación de un ser
nuevo, determinado en su naturaleza; y lo que lo prueba así es que el amor no se
contenta con un sentimiento recíproco, sino que exige la posesión misma, lo
esencial, es decir, el goce físico. [...]" (p. 14)
"[...] El que cierto hijo sea engendrado: ése es el fin único y verdadero
de toda novela de amor, aunque los enamorados no lo sospechen. La intriga que
conduce al desenlace es cosa accesoria." (p. 15)
"[...] En el entrecruzamiento de sus miradas, preñadas de deseos,
enciéndese ya una vida nueva, se anuncia un ser futuro; creación completa y
armoniosa. Aspiran a una unión verdadera, a la fusión en un solo ser. Este ser
que van a engendrar será como la propagación de la propia existencia y la
plenitud de ella; en él continúan viviendo reunidas y fusionadas las cualidades
hereditarias de los padres. [...]" (p. 16)
"[El hijo tendrá] del padre la voluntad o el carácter, de la madre la
inteligencia, de ambos la constitución física. [...]" (p.
16)
"[...]
del encuentro y adhesión de sus ardientes miradas nace el primer germen del
nuevo ser, germen frágil, pronto a desaparecer como todos los gérmenes. Este
nuevo individuo es, en cierto modo, una idea platónica; y como todas las ideas
hacen un esfuerzo violento para conseguir manifestarse en el mundo de los
fenómenos, ávidas de apoderarse de la materia favorable que la ley de causalidad
les entrega como patrimonio, así también esta idea particular de una
individualidad humana tiende, con violencia y ardor extremados, a realizarse en
un fenómeno. [...]" (p. 17)
"El amor, por su esencia y su primer impulso, se mueve hacia la salud, la
fuerza y la belleza; hacia la juventud, que es la expresión de ellas, porque la
voluntad desea ante todo crear seres capaces de vivir con el carácter integral
de la especie humana. [...]" (pp. 17-18)
"[...]
como no hay dos seres semejantes en absoluto, cada hombre debe buscar en cierta
mujer las cualidades que mejor corresponden a sus cualidades propias, siempre
desde el punto de vista de los hijos por nacer. Cuanto más raro es este
hallazgo, más raro es también el amor verdaderamente apasionado. [...]" (p.
18)
"El egoísmo tiene en cada hombre raíces tan hondas, que los motivos
egoístas son los únicos con que puede contarse de seguro para excitar la
actividad de un ser individual. [...]" (p. 19)
"[...] Para alcanzar su fin es preciso, pues, que la Naturaleza embauque
al individuo con alguna añagaza, en virtud de la cual vea, como un iluso, su
propia ventura en lo que en realidad sólo es el bien de la especie. [...]" (p.
19)
"Si el placer de los sentidos no ocultase más que la satisfacción de una
necesidad imperiosa, sería indiferente la hermosura o la fealdad del otro
individuo. La apasionada rebusca de la belleza, el precio que se le concede, la
selección que en ello se pone, no conciernen, pues, al interés personal de quien
elige, aun cuando así se lo figure él, sino evidentemente al interés del ser
futuro, en el que importa mantener, lo más posible íntegro y puro, el tipo de la
especie." (p. 20)
"[El hombre] buscará sobre todo las cualidades que le faltan, o a veces
las imperfecciones opuestas a las suyas propias, y que le parecerán bellas." (p.
21)
"[...] Así, en este instinto, como en todos los demás, la verdad se
disfraza de ilusión para influir en la voluntad. [...]" (p.
22)
"Una vez satisfecha la pasión, todo amante experimenta un especial
desengaño: se asombra de que el objeto de tantos deseos apasionados no le
proporcione más que un placer efímero, seguido de un rápido desencanto. [...]
Por eso todo amante, una vez realizada la grande obra de la Naturaleza, se llama
a engaño; porque la ilusión que le hacía víctima de la especie se ha
desvanecido. [...]" (pp. 23-24)
"[...] Lo que dirige a todos los [animales] es evidentemente una ilusión
que pone al servicio de la especie el antifaz de un interés egoísta. [...] Pero
al ver las cosas desde fuera, advertimos en los animales más esclavos del
instinto —sobre todo en los insectos— un predominio del sistema ganglionar, es
decir, del sistema nervioso subjetivo, sobre el sistema cerebral u objetivo,
[...]." (p. 24)
"[...] También hay en esto una ilusión. Parece, pues, que la mujer tiene
un instinto más que en el hombre; también está más desarrollado en ella el
sistema ganglionar. [...]" (p. 25)
"El amor tiene, pues, por fundamento un instinto dirigido a la
reproducción de la especie. [...]" (p. 25)
"Ante todo, preciso es considerar que el hombre propende por naturaleza a
la inconstancia en el amor, y la mujer a la fidelidad. El amor del hombre
disminuye de una manera perceptible a partir del instante en que ha obtenido
satisfacción. Parece que cualquier otra mujer tiene más atractivo que la que
posee; aspira al cambio. Por el contrario, el amor de la mujer crece a partir de
ese instante. Esto es una consecuencia del objetivo de la Naturaleza, que se
encamina al sostén, y por tanto, al crecimiento más considerable posible de la
especie. En efecto, el hombre, con facilidad, puede engendrar más de cien hijos
en un año, si tiene otras tantas mujeres a su disposición; la mujer, por el
contrario, aunque tuviese otros tantos varones a su disposición, no podrá dar a
luz más que un hijo al año, salvo los gemelos. Por eso anda el hombre siempre en
busca de otras mujeres, al paso que la mujer permanece fiel a un solo hombre,
porque la Naturaleza impele, por instinto y sin reflexión, a conservar junto a
ella a quien debe alimentar y proteger a la futura familia menuda. De aquí
resulta que la fidelidad en el matrimonio es artificial para el hombre y natural
en la mujer, y por consiguiente (a causa de sus consecuencias y por ser
contrario a la Naturaleza), el adulterio de la mujer es mucho menos perdonable
que el del hombre." (p. 26)
"[...] el gusto por las mujeres, no es, sin embargo, más que un instinto
disfrazado, [...]." (p. 27)
"[...] Debemos investigar más de cerca y examinar más especialmente las
consideraciones que nos dirigen a perseguir ese placer, [...]. Estas
consideraciones se dividen como sigue: en primer término, las que conciernen
directamente al tipo de la especie, es decir, la belleza; las que atienden a las
cualidades psíquicas; y por último, las consideraciones puramente relativas, la
necesidad de corregir unas por otras las disposiciones particulares y anormales
de los dos individuos procreadores. [...]" (p. 27)
Shopenhauer distingue las consideraciones como:
1º
relacionadas a la especie (belleza racial)
2º
relacionadas a las cualidades psíquicas
3º
relacionadas a la complementación (edad, salud, esqueleto y plenitud de
carnes)
"[...] La juventud sin belleza tiene siempre atractivo, pero ya no lo
tiene tanto la hermosura sin juventud." (p. 27)
"[...] En general, la mujer que elegimos se encuentra en los años
comprendidos entre el final y el comienzo del flujo menstrual; por tanto, damos
decisiva preferencia al período que media entre las edades de quince a
veintiocho años. [...]" (p. 27)
"[...] la salud: las enfermedades agudas no turban nuestras inclinaciones
sino de un modo transitorio; por el contrario, las enfermedades crónicas, las
caquexias, asustan o apartan, porque se transmiten a los hijos." (p.
28)
"[...] ni aun el rostro más hermoso podría indemnizarnos de una espalda
encorvada; por el contrario, siempre será preferido un rostro feo sobre un torso
recto. Un defecto del esqueleto es siempre lo que nos choca más; [...]." (p.
28)
"La [...] plenitud de carnes, es decir, el predominio de la facultad
vegetativa, de la plasticidad, porque ésta promete al feto un alimento rico; por
eso una mujer alta y flaca es repulsiva de un modo sorprendente. Los pechos bien
redondos y de buena forma ejercen una notable fascinación sobre los hombres,
porque [...] prometen rico alimento al recién nacido. Por el contrario, mujeres
gordas con exceso excitan repugnancia en nosotros, porque ese estado morboso es
un signo de atrofia del útero, y por consiguiente, una señal de esterilidad.
[...]" (p. 29)
"[...] Las mujeres prefieren en el hombre, a cualquier otra edad, la de
treinta a treinta y cinco años, aun por encima de los hombres jóvenes, que, sin
embargo, presentan la flor de la belleza masculina. La causa de eso es que se
guían, no por el gusto, sino por el instinto, que reconoce en esos años el
apogeo de la potencia genésica. En general, hacen muy poco caso de la hermosura,
sobre todo la del rostro, como si ellas solas se encargasen de transmitirla al
hijo. La fuerza y la valentía del hombre son, sobre todo, las que conquistan su
corazón, porque esas cualidades prometen una generación de robustos hijos y
parecen asegurarles para lo venidero un protector animoso. [...]" (p.
30)
"[Las mujeres se fijarán en las cualidades que] la madre no puede dar al
hijo; por ejemplo, la estructura masculina del esqueleto, [...] fuerza muscular,
valentía, barbas, etc. De aquí procede que a menudo amen las mujeres a hombres
feísimos, pero nunca a hombres afeminados, porque no pueden ellas neutralizar
semejante defecto." (pp. 30-31)
"[...] las cualidades [psíquicas] del corazón o del carácter en el hombre
son las que atraen a la mujer, porque el hijo recibe esas cualidades de su
padre. [...] Por el contrario, las cualidades intelectuales no ejercen sobre
ella ninguna acción directa e instintiva, precisamente porque el padre no la
transmite a sus hijos. La necedad no perjudica para con las mujeres. Con
frecuencia causa un efecto desfavorable por su desproporción un talento superior
o el genio mismo. Así se ve a menudo un hombre feo, necio y grosero suplantar
cerca de las mujeres a un hombre bien formado, ingenioso y amable. [...]" (p.
31)
"La razón de esto [disparidad de personalidades en las parejas] es que
las consideraciones predominantes en el amor no tienen nada de intelectual y se
refieren al instinto. Lo que se tiene en cuenta para el matrimonio no es una
conversación llena de gracia, sino la procreación de hijos; [...]." (pp.
31-32)
"[...] Que una mujer inteligente e instruida aprecie la inteligencia y el
talento de un hombre, que un hombre razonable y reflexivo pruebe el carácter de
su prometida y lo tenga en cuenta, eso nada hace para el asunto de que aquí
tratamos. Así procede la razón en el matrimonio cuando es ella quien elige, pero
no el amor apasionado, único, que nos ocupa." (pp. 32-33)
"Cada cual ama precisamente lo que le falta. [...]" (p.
33)
"[...] Los dos sexos pueden llegar al hermafroditismo completo, y estos
individuos, que constituyen el justo medio entre los dos sexos y no forman parte
de ninguno, son incapaces de reproducirse. [...]" (p. 34)
"[...] Para la neutralización de dos individualidades una por otra, es
preciso que el determinado grado de sexualidad en cierto hombre corresponda
exactamente al grado de sexualidad en cierta mujer, a fin de que esas dos
disposiciones parciales se compensen la una a la otra con exactitud. Así es que
el hombre más viril buscará la mujer más femenina, y viceversa. [...] Por eso,
cuando los enamorados hablan con tono patético de la armonía de sus almas, casi
siempre debe sobreentenderse la armonía de las cualidades físicas propias de
cada sexo, [...]." (p. 34)
"Si una mocetona elige por marido a un mocetón, entre otros móviles, por
hacer mejor figura en la sociedad, sus descendientes expiarán esta locura.
[...]" (p. 35)
"Lo mismo sucede con el temperamento: cada cual prefiere el opuesto al
suyo, y su preferencia es proporcional siempre a la energía de su propio
temperamento. [...] (p. 36)
"[...] Y no es que una persona perfecta en alguna de sus partes ame las
imperfecciones contrarias, sino que las soporta con más facilidad que otras las
soportarían. [...]" (p. 36)
"[...] la existencia de ese ser es lo que tiene aquí por punto de mira el
genio de la especie, por razones ocultas en la cosa en sí y que no son
accesibles para nosotros. [...]" (pp. 38-39)
"En el fondo no es más que una ilusión, que impulsa a un enamorado a
sacrificar todos los bienes de la tierra por unirse a esa mujer, y sin embargo,
ella no puede darle ninguna cosa más que otra mujer. Tal es el único fin que se
persigue, y prueba de ello es que esta pasión se extingue con el goce, lo mismo
que las demás, con gran asombro de los interesados." (p.
39)
"[...] Ese precio infinito que los amantes se conceden uno a otro no
puede fundarse en raras cualidades intelectuales o en cualidades objetivas o
reales, sencillamente porque los
enamorados no se conocen uno a otro con bastante exactitud [...]." (pp.
40-41)
"[...] El espíritu de la especie es el único que de una sola mirada puede
ver qué valor tienen los amantes para él y cómo le pueden servir para sus fines.
Por eso las grandes pasiones suelen nacer a la primera mirada." (p.
41)
"Si la pérdida de la mujer amada, sea por obra de un rival o por la de la
muerte, causa al amante apasionado un dolor que excede a todos los demás, es
precisamente porque este dolor es de una naturaleza trascendente, y no le hiere
sólo como individuo, sino en la vida de la especie, de la que estaba encargado
de realizar la voluntad especial. De aquí proviene que los celos estén llenos de
tormentos y sean tan feroces, y que el más grande de todos los sacrificios sea
el de renunciar a la persona amada." (p. 41)
"[...] el asunto fundamental de casi todas las comedias es la entrada en
escena del genio de la especie, con sus aspiraciones y sus proyectos, amenazando
los intereses de los demás personajes de la obra y tratando de sepultar la
felicidad de éstos." (p. 43)
"[...] el hombre ha entrado en el torbellino de la voluntad de la
especie, [...] que si el amante no puede obrar en representación de esta
voluntad de la especie, renuncia a obrar en nombre de la suya propia." (p.
45)
"Pero no sólo es la pasión la que a veces tiene un desenlace trágico. El
amor satisfecho conduce también más a menudo a la desdicha que a la felicidad.
Porque las exigencias del amor, en conflicto con el bienestar personal del
amante, son tan incompatibles con las otras circunstancias de la vida y sus
planes cerca de lo venidero, que minan todo el edificio de sus proyectos, de sus
esperanzas y de sus ensueños." (p. 46)
"[El hombre y la mujer] en el fondo no persigue su propio interés, aun
cuando se lo imagine, sino el de un tercer individuo que debe nacer de ese amor.
[...]" (p. 47)
"[...] Así lo presintieron los antiguos, cuando personificaron al genio
de la especie en Cupido, dios hostil, dios cruel, a pesar de su aire de niño,
dios justamente difamado, demonio caprichoso, despótico, y sin embargo, dueño de
los dioses y de los hombres. Flechas mortíferas, venda y alas son sus atributos.
Las alas indican la inconstancia, séquito habitual de la desilusión que acompaña
el deseo satisfecho. [...]" (pp. 48-49)
"[...] El genio de la especie, que había tomado posesión del individuo,
le abandona de nuevo a su libertad. Desamparado por él, cae en los estrechos
límites de su pobreza, y se asombra al ver que, después de tantos esfuerzos
sublimes, heroicos, e infinitos, no le queda más que una vulgar satisfacción de
los sentidos. Advierte que ha sido víctima de los engaños de la voluntad de la
especie. [...]" (p. 49)
"Los matrimonios por amor se conciertan en interés de la especie y no en
provecho del individuo. [... Por] lo regular son bastante desgraciados los
matrimonios por amor, porque aseguran la felicidad de la generación venidera a
expensas de la generación actual. «Quien se casa por amores ha de vivir con
dolores», dice el proverbio español. Lo contrario sucede en los matrimonios de
conveniencia, concertados la mayor parte de las veces según elección de los
padres. Las consideraciones que determinan esta clase de enlaces, cualquiera que
pueda ser la naturaleza de ellos, a lo menos tienen alguna realidad, y no pueden
desaparecer por sí mismas. [...]" (p. 50)
"[...] tan raro es ver las conveniencias y la pasión ir juntas de la
mano." (p. 51)
"[...] el ser en sí reside en la especie, más que en el individuo. [...]
¿Por qué está dispuesto a sacrificarlo todo por ella? Porque la parte inmortal
de su ser es lo que por ella suspira, [...]." (p. 53)
"[...] Puede, [el ser humano] libertarse de los sufrimientos y de la
muerte por la negación de la voluntad de vivir, que tiene por efecto desprender
la voluntad del individuo de la rama de la especie y suprimir la existencia en
la especie. [...]" (p. 54)
"Y he aquí, que, en plena confusión de la lucha, vemos dos amantes cuyas
miradas se cruzan llenas de deseos. Pero, ¿por qué tanto misterio? ¿Por qué esos
pasos temerosos y disimulados? Porque esos amantes son unos traidores que
trabajan en secreto para perpetuar toda la miseria y todos los tormentos, que
sin ellos tendrían un fin próximo, fin que pretenden hacer vano, cual vano lo
hicieron otros antes que ellos." (p. 55)
LAS
MUJERES
"Sólo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los
grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales. [...]"
(p. 59)
"Lo que hace a las mujeres particularmente aptas para cuidarnos y
educarnos en la primera infancia, es que ellas mismas continúan siendo pueriles,
fútiles y limitadas de inteligencia. Durante toda su vida son niños grandes, una
especie de intermedio entre el niño y el hombre. [...]" (p.
59)
"En las jóvenes solteras la Naturaleza parece haber querido hacer lo que
en estilo dramático se llama un efecto teatral. Durante algunos años las
engalana con una belleza, una gracia y una perfección extraordinarias, a
expensas de todo el resto de su vida, a fin de que, durante esos rápidos años de
esplendor, puedan apoderarse fuertemente de la imaginación de un hombre y
arrastrarle a cargar legalmente con ellas de cualquier modo. La pura reflexión y
la razón no daban suficiente
garantía para triunfar en esta
empresa. Por eso la Naturaleza ha dotado a la mujer, como a cualquier otra
criatura, de las armas y los instrumentos necesarios para asegurar su
existencia, y sólo durante el tiempo preciso, porque en esto la Naturaleza obra
con su habitual economía. Así como la hormiga hembra, después de unirse con el
macho, pierde las alas, que le serían inútiles y hasta peligrosas para el
período de la incubación, así también, la mayoría de las veces, después de dos o
tres partos, la mujer pierde su belleza." (pp. 59-60)
"No ven más que lo que tienen delante de los ojos, se fijan sólo en el
presente, toman las apariencias por la realidad y prefieren las fruslerías a las
cosas más importantes. [...]" (p. 61)
"[La mujer padece] miopía intelectual, que, por una especie de intuición,
le permite ver de un modo penetrante las cosas próximas; pero su horizonte es
muy pequeño y se le escapan las cosas lejanas. De ahí viene el que todo cuanto
no es inmediato, o sea lo pasado y lo venidero, obre más débilmente sobre la
mujer que sobre nosotros. [...]" (p. 61)
"En el fondo de su corazón, las mujeres imaginan que los hombres han
venido al mundo para ganar dinero y las mujeres para gastarlo. [...]" (p.
61)
"[Las mujeres] tienen una manera de concebir las cosas enteramente
diferente de la nuestra. Van derechas al fin por el camino más corto, porque, en
general, sus miradas se detienen en lo que está a su alcance. [...]" (p.
62)
"[...] las mujeres tienen positivamente un juicio más aplomado, y no ven
en las cosas nada más que lo que hay en ellas en realidad, al paso que nosotros,
por influjo de nuestras pasiones excitadas, amplificamos los objetos y nos
fingimos quimeras." (p. 62)
"[...] Tienen las primeras y principales cualidades de la virtud, pero
les faltan las secundarias y accesorias... Por eso la injusticia es el defecto
capital de las naturalezas femeninas. [...]" (p. 63)
"[...] al negarles la fuerza, la Naturaleza les ha dado como patrimonio
la astucia para proteger su debilidad, y de ahí su falacia habitual y su
invencible tendencia al embuste. El león tiene dientes y garras, el elefante y
el jabalí colmillos de defensa, cuernos el toro, la jibia tiene su tinta con que
enturbiar el agua en torno a sí; la naturaleza no ha dado a la mujer más que el
disimulo para defenderse y protegerse. Esta facultad suple a la fuerza que el
hombre toma del vigor de sus miembros y de su razón. El disimulo es innato en la
mujer, lo mismo en la más aguda que en la más porte. [... Esto es lo que] hace
que sea casi imposible encontrar una mujer absolutamente verídica y sincera. Por
eso precisamente es por lo que con tanta facilidad comprenden el disimulo ajeno,
y por lo que no es fácil usarlo con ella." (p. 63)
"[...] Las mujeres perjuran ante los tribunales con mucha más frecuencia
que los hombres, y sería cuestión de saber si debe admitírselas a prestar
juramento. [...]" (p. 64)
"La moral secreta, inconfesa y hasta inconsciente, pero innata, de las
mujeres consiste en esto: «Tenemos fundado derecho a engañar a quienes se
imaginan que, proveyendo económicamente a nuestra subsistencia, pueden confiscar
en provecho suyo los derechos de la especie. A nosotras es a quienes se nos han
confiado; en nosotras descansa la constitución y salud de la especie, la
creación de la generación futura; a nosotras nos incumbe trabajar para ello con
toda conciencia.»" (p. 64)
"[...] en el fondo más oscuro de su corazón sienten vagamente que, al
hacer traición a sus deberes para con el individuo, los llenan tanto mejor para
con la especie, que tiene derechos infinitamente superiores." (p.
65)
"Como las mujeres únicamente han sido creadas para la propagación de la
especie, y toda su vocación se concentra en ese punto, viven más para la especie
que para los individuos, y toman más a pecho los intereses de la especie que los
intereses de los individuos. Esto es lo que da a todo su ser y a su conducta
cierta ligereza y miras opuestas a las del hombre. [...]" (p.
65)
"Los hombres son naturalmente indiferentes entre sí; las mujeres son
enemigas por naturaleza. [...]" (p. 65)
"Adviértase además que, en general, el hombre habla con algunas
atenciones y cierta humanidad a sus
subordinados, hasta a los más ínfimos; pero es insoportable ver con qué
altanería se dirige una mujer de sociedad a una mujer de clase inferior cuando
no está a su servicio. [...]" (pp. 65-66)
"La posición social que ocupa un hombre depende de mil consideraciones;
para las mujeres, una sola circunstancia decide su posición: el hombre a quien
han sabido agradar. [...]" (p. 66)
"[...] Toda su belleza reside en el instinto del amor que nos empuja a
ellas. [...]" (p. 66)
"Las mujeres no tienen el sentimiento ni la inteligencia de la música,
así como tampoco de la poesía y las artes plásticas. En ellas todo es pura
imitación, puro pretexto, pura afectación explotada por su deseo de agradar. Son
incapaces de tomar parte con desinterés en nada, sea lo que fuere, [... El]
interés que parecen tomarse por las cosas exteriores siempre es un fingimiento,
un rodeo, es decir, pura coquetería y pura monada." (pp.
66-67)
"Pero, ¿qué puede esperarse de las mujeres, si se reflexiona que en el
mundo entero no ha podido producir este sexo un solo genio verdaderamente
grande, ni una obra completa y original en las bellas artes, ni un solo trabajo
de valor duradero, sea lo que fuere? (p. 67)
"[...] No pueden salir de sí mismas. [...]" (p. 67)
"Gracias a nuestra organización social, absurda en el mayor grado, que
les hace participar del título y la situación del hombre, [...]." (p.
68)
"Esto es lo que han pensado en todo tiempo los antiguos y los pueblos de
Oriente, que se daban mejor cuenta del papel que conviene a las mujeres que
nosotros con nuestra galantería a la antigua moda francesa y nuestra estúpida
veneración, que es el despliegue más completo de la necedad germanocristiana.
Esto no ha servido más que para hacerlas tan arrogantes y tan impertinentes.
[...]" (p. 69)
"La mujer de Occidente, lo que se llama la «señora», se encuentra en una
posición enteramente falsa. [...]" (p. 69)
"En nuestro hemisferio monógamo, casarse es perder la mitad de los
derechos y duplicar sus deberes. [...]" (pp. 70-71)
"Es inútil disputar acerca de la poligamia, puesto que de hecho existe en
todas partes y sólo se trata de organizarla." (p. 73)
"Si todo hombre tiene necesidad de varias mujeres, justo es que sea libre
y hasta que se le obligue a cargar con varias mujeres. Estas quedarán de ese
modo reducidas a su verdadero papel, que es el de un ser subordinado, y se verá
desaparecer de este modo la «dama», ese monstruo de la civilización europea y de
la estolidez germanocristiana, con sus ridículas pretensiones al respeto y al
honor. [...]" (p. 73)
"Es evidente que, por naturaleza, la mujer está destinada a obedecer, y
prueba de ello es que la que está colocada en ese estado de independencia
absoluta, contrario a su naturaleza, se enreda en seguida, no importa con qué
hombre, por quien se deja dirigir y dominar, porque necesita un amo. Si es
joven, toma un amante; si es vieja, un confesor." (p. 74)
"[...] En la vida de las mujeres, las relaciones sexuales son el gran
negocio. El honor consiste para una joven soltera en la confianza que inspire su
inocencia, y para una mujer casada, en la fidelidad que tenga a su marido." (p.
74)
"Por eso marchan como una sola mujer, en apretadas filas, al encuentro
del ejército de los hombres, quienes, gracias al predominio físico e
intelectual, poseen todos los bienes terrenales. El hombre: he ahí el enemigo
común que se trata de vencer y conquistar, a fin de llegar con esta victoria a
poseer los bienes de la tierra." (p. 75)
"Una joven soltera que ha caído, se ha hecho culpable de traición hacia
todo su sexo, porque si ese acto se generalizase, quedaría comprometido el
interés común. La expulsan de la comunidad, se la cubre de vergüenza, y de ese
modo se entera de que ha perdido su honor. Toda mujer debe huir de ella como de
una apestada. La misma suerte espera a la mujer adúltera, porque ha faltado a
una de las cláusulas de la capitulación consentida por el marido. Su ejemplo es
de tal naturaleza, que retraería a los hombres de firmar semejante tratado, y de
éste depende la salud de todas las mujeres." (pp. 75-76)
"Viendo con claridad las cosas, reconócese, pues, que el principio del
honor de las mujeres es un «espíritu de cuerpo» útil, indispensable, pero bien
calculado y fundado en el interés. [...]" (p. 76)
LA
MUERTE
"[...] El amor es la compensación de la muerte, su correlativo esencial;
se neutralizan, se suprimen el uno al otro. [...]" (p. 78)
"[...] A la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar
la duración." (p. 79)
"Si le concediesen al hombre una vida eterna, la rigidez inmutable de su
carácter y los estrechos límites de su inteligencia le parecerían a la larga tan
monótonos y le inspirarían un disgusto tan grande, que para verse libres de
ellos concluiría por preferir la nada." (p. 79)
"[...] Así, pues, para conducir al hombre a un estado mejor, no bastaría
en ponerle en un mundo mejor, sino que sería preciso de toda necesidad
transformarle totalmente, hacer de modo que no sea lo que es y que llegara a ser
lo que no es. [...]" (p. 80)
"Parece que la conclusión de toda actividad vital es un maravilloso
alivio para la fuerza que la mantiene. [...]" (p. 81)
"Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos y se ve que
uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño del invierno, que
otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida y renacer un
día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección, y en fin, que la
mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos de la muerte, se
contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en lugar favorable para
renacer un día rejuvenecidos en un nuevo ser, ¿qué otra cosa es esto sino la
doctrina de la inmortalidad enseñada por la Naturaleza? Esto quiere darnos a
entender que entre el sueño y la muerte no hay diferencias radicales, que ni el
uno ni la otra ponen en peligro la existencia. El cuidado con que el insecto
prepara su celdilla, su agujero, su nido, así como el alimento para la larva que
ha de nacer en la primavera próxima, y hecho esto muere tranquilo, seméjase en
todo al cuidado con que un hombre coloca en orden por la noche sus vestidos y
dispone su desayuno para la mañana siguiente, y luego se duerme en paz. Esto no
podría suceder si el insecto que ha de morir en otoño, considerado en sí mismo y en
su verdadera esencia, no fuese idéntico al que ha de desarrollarse en primavera,
lo mismo que el hombre que se acuesta es el que después se levanta." (pp.
81-82)
"Mirad vuestro perro, ¡qué tranquilo y contento está! Millares de peros
han muerto antes de que éste viniese a la vida. Pero la desaparición de todos
aquéllos no ha tocado para nada la idea de perro. [...] ¿Qué es, pues, lo que la
muerte ha destruido a través de millares de años? No es el perro; ahí está
delante de vosotros, sin haber sufrido detrimento alguno. Sólo su sombra, su
figura, es lo que la debilidad de nuestro conocimiento no puede percibir sino en
el tiempo." (pp. 82-83)
"[...] ¿Dónde se halla el amplio seno de la nada, preñado del mundo, que
aún guarda las generaciones venideras? [...] No puede estar sino donde toda
realidad ha sido y será, en el presente y en lo que contiene." (p.
85)
DOLORES
DEL MUNDO
Cap.
I
"[...] Cierto es que cada desdicha particular parece una excepción, pero
la desdicha general es la regla." (p. 87)
"No conozco nada más absurdo que la mayoría de los sistemas metafísicos,
que explican el mal como algo negativo. Por el contrario, sólo el mal es
positivo, puesto que hace sentir... Todo bien, toda felicidad, toda
satisfacción, son cosas negativas, porque no hacen más que suprimir un deseo y
terminar una pena." (p. 88)
"Si queréis en un abrir y cerrar de ojos ilustraros acerca de este asunto
y saber si el placer puede más que la pena, o solamente si son iguales, comparad
la impresión del animal que devora a otro con la impresión del que es devorado."
(p. 88)
"El consuelo más eficaz en toda desgracia, en todo sufrimiento, es volver
los ojos hacia los que son más desventurados que nosotros. Este remedio está al
alcance de cada uno. [...]" (p. 89)
"[...] así como nuestro cuerpo estallaría si se le sustrajese de la
presión de la atmósfera, así también, si se quitase a la vida el peso de la
miseria, de la pena, de los reveses y de los vanos esfuerzos, sería tan
desmedido en el hombre el exceso de su arrogancia, que le destrozaría, o, por lo
menos, le impelería a la insensatez más desordenada y hasta la locura furiosa."
(p. 90)
"[...] Sea como fuere, todo hombre para quien apenas es soportable la
existencia, a medida que avanza en edad tiene una conciencia cada vez más clara
de que la vida es en todas las cosas una gran mistificación, por no decir un
engaño..." (p. 92)
"Imaginad por un instante que el acto genésico no fuese una necesidad ni
una voluptuosidad, sino un asunto de reflexión pura y de razón. ¿Podría
subsistir aún la humanidad? [...]" (p. 93)
"Me dirán una vez más que mi filosofía no tiene consuelo, y sencillamente
porque digo la verdad, mientras que las gentes prefieren oír decir: «Dios
Nuestro Señor ha hecho bien todo lo que ha hecho. [...].» [...]." (p.
93)
"Pero un dios como Jehová, que por su capricho y «con ánimo alegre»
produce este mundo de miseria y de lamentaciones, y que aun se felicita y
aplaude por ello, ¡esto es demasiado! [...]" (p. 94)
"La miseria que llena este mundo protesta a gritos contra la hipótesis de
una obra perfecta debida a un ser infinitamente sabio, bueno y poderoso. [...]"
(p. 95)
"[...] la historia del pecado original me reconcilia con el Antiguo
Testamento; a mis ojos es la única verdad metafísica de todo mi libro, aun
cuando se presente allí bajo el velo de la alegoría. Porque nuestra existencia a
nada se parece tanto como a la consecuencia de una falta y de un deseo
culpable." (pp. 95-96)
"[...] Un alma grande, un genio, experimenta en el mundo los mismos
sentimientos de un noble prisionero por razones de Estado que se viera en
presidio con vulgares malhechores en torno así. A semejanza de éste, hay que
aislarse. [...]" (p 97)
Cap.
II
"Al paso que la primera mitad de la vida no es más que una infatigable
aspiración hacia la felicidad, la segunda mitad, por el contrario, está dominada
por un doloroso sentimiento de temor, porque entonces se acaba por darse cuenta
más o menos clara de que toda felicidad no es más que una quimera, y sólo el
sufrimiento es real. Por eso los espíritus sensatos, más que a los vivos goces,
aspiran a una ausencia de penas, a un estado invulnerable en cierto modo. [...]"
(p. 98)
"En la vejez extínguense las pasiones y los deseos, unos tras otros.
[...]" (p. 98)
"[...] Es raro que un hombre, al final de su vida, si es a la vez sincero
y reflexivo, desee volver a comenzar el camino y no prefiera infinitamente más
la nada absoluta." (p. 100)
"[...] La felicidad está siempre en lo futuro o en lo pasado, y lo
presente es tal cual una nubecilla oscura que el viento pasea sobre un llano
alumbrado por el sol. [...]" (p. 101)
"La vida no se presenta en manera alguna como un regalo que debemos
disfrutar, sino como un deber, una tarea que tenemos que cumplir a fuerza de
trabajo. [...]" (p. 102)
"Los esfuerzos sin tregua para desterrar el sufrimiento no dan más
resultado que cambiar su figura. [...]" (p. 103)
"Lo que ocupa a todos los vivos y los tiene sin aliento es la necesidad
de asegurar la existencia. Una vez hecho esto, ya no se sabe qué hacer." (p.
103)
"Sentimos el dolor, pero no la ausencia de dolor; [...]." (p.
106)
"[...] Las horas transcurren tanto más veloces cuanto más agradables son,
tanto más lentas cuanto más tristes, porque no es el goce lo positivo, sino el
dolor, [...]." (pp. 106-107)
"El aburrimiento nos da la noción del tiempo y la distracción nos la
quita. Esto prueba que nuestra existencia es tanto más feliz cuanto menos la
sentimos, de donde se deduce que mejor valdría verse libre de ella." (p.
107)
"La vida de cada hombre, vista de lejos y desde arriba, en su conjunto y
en sus rasgos más salientes, nos presenta siempre un espectáculo trágico; pero
si se recorre en detalle, tiene el carácter de una comedia. [...]" (pp.
107-108)
"[...] las cuatro edades de la vida, [...]." (p.
108)
"Los hombres se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda
y andan sin saber por qué. [...]" (p. 109)
"¿Adónde hubiera ido el Dante a buscar el modelo y el asunto de su Infierno sino en nuestro mundo real?
[...]" (p. 109)
"[...] Y hasta el simpático y alegre Voltaire no puede menos que decir:
«Gusta la vida, pero la nada no deja de tener algo bueno»; y añade: «No sé qué
es la vida eterna, pero esta vida es una broma pesada.»" (p.
113)
"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por
esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... [...]." (pp.
113-114)
EL
ARTE
"Las cosas no tienen atractivo sino en tanto que nos atañen. La vida
nunca es bella. [...]" (p. 118)
"Es un hecho notabilísimo y muy digno de atención que el objetivo de toda
alta poesía sea la representación del lado horrible de la naturaleza humana,
[...]." (p. 119)
"Por supuesto, hay que dejar que caiga el telón enseguida del desenlace
feliz, a fin de que no veamos lo que viene después; mientras que, en general,
acaba la tragedia de tal suerte que ya no puede ocurrir más, pues todos mueren."
(p. 121)
"[...] La importancia interna es la única que vale para el arte y la
importancia externa para la Historia." (p. 122)
"La música no expresa nunca el fenómeno, sino únicamente la esencia
íntima, el «en sí» de todo fenómeno; en una palabra, la voluntad misma. [...]"
(p 123)
"[...] El compositor revela la esencia más íntima del mundo y expresa la
sabiduría más profunda en cada lengua que su razón no comprende, [...]." (p.
124)
"[...] Pero en verdad, ¿no es extraordinario que haya un signo para
expresar el dolor, sin ser doloroso físicamente, ni siquiera por convicción, y
sin embargo tan expresivo que nadie puede equivocarse, el bemol? [...]" (p.
125)
"Una sinfonía de Beethoven nos descubre un orden maravilloso bajo un
desorden aparente. [...]" (p. 126)
LA
MORAL
"No hay más que tres resortes fundamentales de las acciones humanas, [el
egoísmo, la perversidad y la conmiseración]." (p. 128)
Cap.
I El
egoísmo
"Inspira tal horror el egoísmo, que hemos inventado la urbanidad para
ocultarlo como una parte vergonzosa. [...]" (p. 129)
"[...] Pero que se encuentre, como algunas veces ocurre, eludido o
paralizado el poder protector del Estado, y se verán estallar a la luz del día
los apetitos insaciables, la sórdida avaricia, la falsedad secreta, la
perversidad, la perfidia de los hombres. [...]" (p. 131)
"¿Tiene su origen la conciencia en la naturaleza? Puede dudarse de ello.
[...]" (p. 132)
"La angustia y el arrepentimiento causados por nuestros actos no son a
menudo más querer el temor a las consecuencias. [...]" (p.
132)
"Pudiera imaginarse un Estado perfecto, o tal vez hasta un dogma que
inspirase una fe absoluta en premios y castigos después de la muerte, que
consiguiera impedir todo delito; políticamente esto sería mucho, pero moralmente
no sería nada, puesto que sólo quedarían encadenados los actos y no la voluntad.
[...]" (p. 135)
Cap.
II
La conmiseración
"Envidia y lástima; cada cual lleva dentro de sí esos dos sentimientos
diametralmente opuestos. [...]" (p. 137)
"[...] Lo que la lluvia es para el fuego, eso es la lástima para la ira.
[...]" (p. 138)
"La lástima, principio de toda moralidad, [...]." (p.
139)
"Es preciso recordarles a los menospreciadores de los brutos, a esos
occidentales judaizantes, que lo mismo que ellos han sido amamantados por sus
madres, también el perro lo ha sido por la suya." (pp.
139-140)
"La conmiseración con los animales está íntimamente unida a la bondad de
carácter, de tal suerte, que se puede afirmar de seguro que quien es cruel con
los animales no puede ser buena persona." (p. 140)
Cap.
III
Resignación, renunciamiento ascetismo y
liberación
"[...] velo de Maya —la ilusión de la vida individual— [...]." (p.
141)
"Con tal conocimiento del mundo, ¿cómo podría con incesantes deseos
afirmar su voluntad de vivir, adherirse más y más a la vida y abrazarla cada vez
más estrechamente? El hombre seducido por la ilusión de la vida individual,
esclavo del egoísmo, no ve en las cosas sino lo que atañe a su persona, y toma
de ellas motivos siempre renovados para desear y querer. Por el contrario, el
que penetra la esencia de las cosas en sí, el que domina el conjunto, llega al
descanso de todo deseo. Desde ese momento, la voluntad se aparta de la vida,
rechaza con espanto los goces que la perpetúan. [...]" (p.
142)
"[...] Cuando, tras rudos combates contra su propia naturaleza, ha
concluido ese hombre por triunfar del todo, no existe sino en ese estado de ser
puramente intelectual, como un espejo del mundo que nada enturbia. [...]" (p.
144)
"Si se considera cuán necesarios son para liberarnos la mayor parte de
las veces la miseria y los infortunios, se confesará que antes debiéramos
envidiar la desventura ajena que su dicha. [...]" (p. 145)
"Todo el que se mata quiere la vida; sólo se queja de las condiciones en
que se le ofrece. No renuncia, pues, a la voluntad de vivir, sino únicamente a
la vida, de la cual destruye en su persona uno de los fenómenos transitorios...
Precisamente cesa de vivir porque no puede cesar de querer, y suprimiendo en él
el fenómeno de la vida es como afirma su deseo de vivir. [...]" (p.
145)
"[...] De la purificadora llama del dolor brotas repentinamente, cual
pálida luz, la negación de la voluntad de vivir, o sea la libertad de este
mundo." (p. 147)
"En verdad que no es el judaísmo, sino el brahmanismo y el budismo
quienes, por su espíritu y tendencia moral, se aproximan al cristianismo. El
espíritu y la tendencia moral son la esencia de una religión, y no los mitos con
que los resuelve." (p. 151)
"Esto podrá ser de seguro una buena religión para pastores protestantes,
con todas las comodidades materiales, casados e ilustrados, pero eso no es
cristianismo. El cristianismo es la doctrina que afirma que el hombre es
profundamente culpable sólo por el hecho de nacer, y al mismo tiempo enseña que
el corazón debe aspirar a desligarse del mundo, lo cual no se puede conseguir
sino a costa sino a costa de los más penosos sacrificios, por la dejación
voluntaria, por el anonadamiento de sí mismo; es decir, por una total
transformación de la naturaleza humana." (p. 153)
"El optimismo [no] sólo es una doctrina falsa; es una doctrina
corruptora, porque nos presenta la vida como un estado apetecible y da como
objetivo de la vida la felicidad del hombre. [...]" (p.
153)
"Es mucho más justo considerar el trabajo, las privaciones, la miseria y
el sufrimiento coronado por la muerte como fines de nuestra vida —así lo hacen
el brahmanismo, el budismo y también el verdadero cristianismo—, porque todos
esos males conducen a la negación de la voluntad de vivir. [...]" (pp.
153-154)
"En nuestros días, el cristianismo ha olvidado su verdadera
significación, para degenerar en un chabacano optimismo." (p.
154)
LA
RELIGIÓN
"[Respecto del Corán, tal] vez haya perdido mucho en las traducciones,
pero no he podido descubrir en él ni una sola idea de algún valor; [...]." (p.
160)
"[...] la acción de todas las religiones sobre la moralidad es realmente
muy débil. De segura que le falta estriba en lo flojo de la fe. [...]" (p.
162)
"[...] los hechos son la dura piedra de toque de todas nuestras
convicciones. [...]" (p.162)
"[...] Cuando un hombre medita seriamente un delito, abre ya una brecha
en la moralidad pura. La primera consideración que luego le detiene es la de la
justicia y la policía. Si pasa adelante, esperando sustraerse de ellas, el
segundo obstáculo que se presenta entonces es la cuestión de honor. Si se
franquea, puede apostarse casi sobre seguro que, después de haber triunfado de
estas dos poderosas resistencias, un dogma religioso cualquiera no tendrá fuerza
suficiente para impedirle obrar. Porque si un peligro próximo y seguro no
espanta, ¿cómo se dejará refrenar por un riesgo remoto y que sólo se funda en la
fe?" (p. 162)
"[...] Entre los mahometanos, los guebros, los indostánicos y los
budistas se encuentra por lo menos tanta honradez, fidelidad, tolerancia,
dulzura, beneficencia, generosidad y abnegación como entre los pueblos
cristianos. [...]" (p. 163)
"[Existen] hechos poco favorables, que dejan en la incertidumbre acerca
de la superioridad del cristianismo." (p. 163)
"La religión católica es una institución para mendigar el cielo, que
sería incómodo merecer. Los clérigos son los intermediarios de esa mendicidad."
(p. 164)
LA
POLÍTICA
"El Estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo
a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el aspecto de un
herbívoro." (p. 166)
"La organización de la sociedad humana oscila como un péndulo entre dos
extremos, dos polos, dos males opuestos: el despotismo y la anarquía. Cuanto más
se aleja de uno, más se aproxima al otro. Entonces se nos ocurre que el justo
medio sería el punto conveniente. ¡Qué error! Estos dos males no son igualmente
malos y peligrosos. [...]" (p. 167)
"La especie humana está siempre y por naturaleza condenada al sufrimiento
y a la ruina. [...]" (p. 167)
"Propiamente hablando, Bonaparte no es más malvado que muchos, por no
decir que la mayoría de los hombres. [...]" (p. 168)
"Si gustáis de los planes utópicos, os diré que la única solución del
problema político y social sería el despotismo de los sabios y de los justos, de
una aristocracia pura y verdadera, obtenida mediante la generación por la unión
de los hombres de sentimientos más generosos con las mujeres más inteligentes y
agudas. Esta proposición es mi utopía y mi República de Platón." (p.
168)
EL
HOMBRE Y LA SOCIEDAD
"[...] la única clase honrada es la de los comerciantes, únicos que se
presentan como son y andan a cara descubierta. [...]" (p.
170)
"[...] una sola acción característica de un hombre puede permitir llegar
al conocimiento exacto de su carácter, [...]." (p. 171)
"Dejar aparecer la ira o el odio en la palabra o en el rostro es inútil,
peligroso, imprudente, ridículo, ordinario. No se debe manifestar la cólera o el
odio más que por los actos. Los animales de sangre fría son los únicos que
contienen veneno." (p. 172)
"Los amigos se dicen sinceros; ¡los enemigos sí que lo son! Por eso
debiera tomarse la crítica de éstos como una medicina amarga, y aprender por
ellos a conocerse uno mejor." (p. 175)
"La diferencia entre la verdad y el orgullo está en que el orgullo es un
convencimiento absoluto de nuestra superioridad en todas las cosas. Por el
contrario, la vanidad es el deseo de despertar en los demás esta persuasión,
[...]." (p. 175)
"[...] La vanidad hace parlanchín; el orgullo hace silencioso." (p.
176)
"El hombre debiera saber que la elevada opinión de los demás, objeto de
sus esfuerzos, se obtiene mucho más fácilmente con un silencio continuo que con
la palabra, aun cuando se tuvieran las más cosas bellas que decir." (p.
176)
"[...] Solo el convencimiento firme, profundo, inquebrantable que se
tiene de poseer cualidades superiores y excepcionales es lo que hace realmente
orgulloso. [...]" (p. 176)
"Muchas gentes vituperan y critican el orgullo; sin duda no tienen en sí
nada que pueda enorgullecerlas." (p. 177)
"En la aristocracia de la Naturaleza, como en las otras aristocracias,
hay diez mil plebeyos por un noble y millones por un príncipe. La gran multitud
es el montón, el populacho. Por eso, dicho sea de paso, los patricios y los
nobles de la Naturaleza debieran mezclarse tan poco con el populacho como los de
los Estados, y vivir tanto más separados e inabordables cuanto más altos." (p.
177)
"La tolerancia que se advierte y elogia a menudo en los grandes hombres
no es siempre más que el resultado del más profundo desprecio por el resto de
los humanos. [...]" (p. 177)
"La maldición del hombre de genio
es que, en la misma medida en que él permanece grande y admirable a los
demás, éstos le parecen a él a su vez pequeños y lastimosos. [...]2 (p.
178)
CARÁTER
DE DIFERENTES PUEBLOS
"Los judíos son, según dicen ellos, el pueblo elegido de Dios. Es muy
posible; pero difieren los gustos, pues no son mi pueblo elegido." (p.
181)
"Las otras partes del mundo tienen monos. Europa tiene franceses. Esto
nos compensa." (p. 182)
"En previsión de mi muerte, hago esta confesión: Desprecio a la nación
alemana a causa de su necedad infinita, y me avergüenzo de pertenecer a ella."
(p. 184)
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SCHOPENHAUER,
Arthur: La cuádruple raíz del principio
de Razón suficiente (1813), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El
Ateneo, s/f, fragmentos.
Compendia:
Eugenio Tait
De
Ferrater Mora:
"El principio de «razón suficiente» metafísico de Leibniz establece que
nada acontece en el mundo sin que precisamente para ese acontecer exista una
razón suficiente. Mientras que los juicios lógicos están sujetos al principio de
contradicción de Aristóteles, las afirmaciones metafísicas obedecen al principio
de razón suficiente de Leibniz. Físicamente necesarias son las leyes naturales,
y metafísicamente necesario es aquello cuyo contrario provoca una contradicción
(v.g.: moralmente necesario es aquello que Dios prefirió por razones de utilidad
a su imaginable contrario, es decir, que existe lo malo para poder darse cuenta
de lo bueno, de Dios."
ÍNDICE
Cap.
I
INTRODUCCIÓN
§
1 El
método
§
2 Su
empleo en el presente caso
§
3
Utilidad de esta investigación
§
4
Importancia del principio de razón suficiente
§
5 El
principio
Cap.
II
RESUMEN DE LAS PRINCIPALES VICISITUDES DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
HASTA NUESTROS DÍAS
§
6
Primera fórmula del principio y separación de dos de sus distintos
significados
§
7
Descartes
§
8
Spinoza
§
9
Leibniz
§
10
Wolf
§
11 Filósofos desde
Kant a Wolf
§
12
Hume
§
13 Kant y su
escuela
§
14 Sobre las
demostraciones del principio
Cap.
III
INSUFICIENCIA DE LA FÓRMULA EMPLEADA HASTA AQUÍ, Y BOSQUEJO DE UNA
NUEVA
§
15 Casos que no
están comprendidos en las significaciones del principio expuestas hasta
aquí
§
16 La raíz del
principio de razón suficiente
Cap.
IV
PRIMERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FOREMA EN QUE SE PRESENTA EN
ELLOS EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
17 Explicación
general de esta clase de objetos
§
18 Bosquejo de un
análisis trascendental de la realidad empírica
§
19 Presencia
inmediata de las representaciones
§
20 Principio de
razón suficiente del devenir
§
21 Aprioridad del
concepto de causalidad; intelectualidad del conocimiento
empírico; la inteligencia
§
22 Del objeto
inmediato
§
23 Refutación de
la demostración de aprioridad del concepto de causalidad dada por Kant
§
24 Del abuso de la
ley de causalidad
§
25 El tiempo del
cambio
Cap.
V
DE LA SEGUNDA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FORMA CORRESPONDIENTE
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
26 Explicación de
esta clase de objetos
§
27 Utilidad de los
conceptos
§
28 Representantes
de los conceptos; los juicios
§
29 Principio de
razón suficiente del conocer
§
30 Verdad
lógica
§
31 Verdad
empírica
§
32 Verdad
trascendental
§
33 Verdad
metalógica
§
34 La
razón
Cap.
VI
DE LA TERCERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y LA CORRESPONDIENTE FORMA
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
35 Explicación de
esta clase de objetos
§
36 Principio de
razón del ser
§
37 Razón de ser en
el espacio
§
38 Razón de ser
del tiempo. Aritmética
§
39
Geometría
Cap.
VII
DE LA CUARTA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO Y LA CORRESPONDIENTE FORMA
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
40 Explicación
general
§
41 Sujeto del
conocer y objeto
§
42 Sujeto de la
volición
§
43 El querer; ley
de la motivación
§
44 Influjo de la
voluntad sobre el conocimiento
§
45 La
memoria
Cap.
VIII
CONSIDERACIONES Y RESULTADOS GENERALES
§
46 Orden
sistemático
§
47 Relación de
tiempo entre el principio y la consecuencia
§
48 Reciprocidad de
los principios
§
49 La
necesidad
§
50 Series de
principios y de consecuencias
§
51 (Sin
título)
§
52 Dos resultados
principales
"En efecto: hay gran diferencia
entre el tono dulce y modesto del joven, que expone confiadamente sus ideas,
siendo aún lo bastante cándido para creer seriamente que todos los que se ocupan
en filosofía no persiguen otra cosa que la verdad y que, por consiguiente, aquel
que se la presenta es bienvenido entre ellos; y la voz firme, pero también un
poco ruda, del viejo, que sabe al dedillo, entre qué gente, en qué noble
cofradía de caballeros de industria y de serviles cortesanos ha caído, y qué es
lo que les preocupa ante todo y sobre todo. [...]" (p.
26)
Cap.
I
INTRODUCCIÓN
§
1 El
método
"El divino Platón y el asombroso Kant unen su poderosa voz para
preconizar la necesidad de una regla para el método de todas las filosofías, y
aun de todas las ciencias en general. Dos leyes, dicen, la de la homogeneidad y
la de la especificación, [...]." (p. 27)
§
2 Su
empleo en el presente caso
§
3
Utilidad de esta investigación
"En general, el filósofo digno de tal nombre, debe buscar y procurar en
todos sus escritos estas dos cualidades mencionadas: claridad y precisión, y
esforzarse siempre en parecerse, no a un revuelto e impestuoso torrente, sino
más bien a un lago de Suiza, que por su sosiego aparece más claro cuanto más
profundo, dejando ver su fondo desde el primer momento. [...]" (p.
29)
§
4
Importancia del principio de razón suficiente
§
5 El
principio
"[...] el principio de razón suficiente es una expresión común a varios
conocimientos dados a priori. [...]"
(p. 30)
Cap.
II
RESUMEN DE LAS PRINCIPALES VICISITUDES DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
HASTA NUESTROS DÍAS
§
6
Primera fórmula del principio y separación de dos de sus distintos
significados
"Sexto Empírico [dijo:] «El que afirma que no hay ninguna causa, o no
tiene ninguna causa para afirmarlo, o tiene alguna. [...]»" (p.
33)
§
7
Descartes
"[...] Hubiera debido decir [Descartes]: la infinitud de Dios es un
principio de conocimiento del cual se sigue que Dios no necesita causa. [...]"
(p. 34)
"[...] la existencia no forma parte de la esencia: el ser de las cosas no
pertenece a su existir)." (p. 36)
§
8
Spinoza
"[Spinoza dijo que:] «en Dios no está Dios mismo, sino su causa, esto es,
una causa primera, o por mejor decir, una no-causa». [...]" (p.
40)
§
9
Leibniz
"Leibniz fue el primero que formuló el principio de razón suficiente como
un principio fundamental de todos los conocimientos y ciencias. [...]" (p.
41)
§
10
Wolf
"[Wolf dio a entender] que las variaciones son posibles como efectos de
una causa, es decir, que un estado puede seguir a otro, si éste contiene en sí
las condiciones de aquél; [...]." (p. 43)
§
11 Filósofos desde
Kant a Wolf
§
12
Hume
"[Para Hume se dará que] el principio de razón suficiente, o sea el
principio de causalidad. [...]" (p. 44)
§
13 Kant y su
escuela
"[En cuanto a Kant del principio de razón suficiente es su] demostración
de la aprioridad, y, por tanto, de la trascendencia de la ley de causalidad,
[...]." (p. 45)
§
14 Sobre las
demostraciones del principio
"Buscar una demostración especial para el principio de razón suficiente,
es un absurdo que acusa falta de reflexión. [...] Así, pues, cae en este
círculo: que se necesita una demostración del derecho a exigir una
demostración." (p. 47)
Cap.
III
INSUFICIENCIA DE LA FÓRMULA EMPLEADA HASTA AQUÍ, Y BOSQUEJO DE UNA
NUEVA
§
15 Casos que no
están comprendidos en las significaciones del principio expuestas hasta
aquí
"De lo expuesto en los anteriores capítulos, dedúcese, como resultado
general, que se han hecho dos aplicaciones distintas del principio de razón
suficiente, si bien esto se haya efectuado paulatina y gradualmente, y no sin
haber incurrido muchas veces en confusiones y errores: la una, relativa al
juicio, que para ser verdadero necesita siempre una razón, y la otra, respecto
de los cambios de los objetos reales, que deben tener siempre una causa. Vemos
que, en ambos casos, el principio de razón suficiente responde a la pregunta por qué, siendo ésta esencial en él.
[...]" (p. 49)
§
16 La raíz del
principio de razón suficiente
"Nuestra facultad cognoscitiva, manifestándose como sensibilidad exterior
e interior (receptividad), inteligencia y razón, se descompone en sujeto y
objeto, y nada hay fuera de esto. [...]" (p. 51)
"[...] todas nuestras representaciones, en su forma ordinaria, se nos
hacen perceptibles relacionadas unas con otras, y que se pueden determinar a priori en lo que se refiere a la
forma, según lo cual nada se nos presenta independiente y con existencia propia,
aislado o separado. Esta conexión es lo que expresa el principio de razón
suficiente en su generalidad. [...] Las relaciones que sirven de fundamento al
mismo, y que luego expondremos mejor, son las que yo denomino raíces del
principio de razón suficiente. Estas se pueden luego dividir, conforme a las
consideraciones que haremos con arreglo a los principios de homogeneidad y de
especificación, en grupos bien deslindados y completamente distintos unos de
otros, cuyo número cabe reducir a cuatro, que son las cuatro formas en que todo
lo que puede ser objeto de nuestro conocimiento se divide. [...]" (p.
51)
Cap.
IV
PRIMERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FOREMA EN QUE SE PRESENTA EN
ELLOS EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
17 Explicación
general de esta clase de objetos
"La primera clase de objetos que pueden caer bajo la acción de nuestras
facultades cognoscitivas, la constituyen las representaciones intuitivas,
totales, empíricas. Son intuitivas, considerándolas en oposición a lo meramente
pensado, es decir, a los conceptos abstractos; totales, en cuanto, según la
división de Kant, no sólo contienen lo formal, sino también lo material del
fenómeno; empíricas, en parte porque no brotan de puras relaciones de
pensamientos, sino que tienen su origen en una impresión de nuestra
sensibilidad, y porque nuestros sentidos constituyen siempre el testimonio de su
existencia; en parte porque, conforme a las leyes del tiempo, del espacio y de
la causalidad, juntamente forman aquel complejo, sin principio ni fin, que
constituye nuestra realidad empírica. [...]" (p. 53)
§
18 Bosquejo de un
análisis trascendental de la realidad empírica
"[...] la permanencia de un objeto sólo lo conocemos por la noción
contraria, o sea por el cambio de los demás objetos que le rodean. [...]" (p.
54)
"[...] la simultaneidad no se da en el tiempo; la sucesión no se da en el
espacio. [...] Lo que esta unión crea es la inteligencia, que, por medio de su
función característica, relaciona aquellas formas heterogéneas de la percepción
sensible, [...]." (p. 54)
§
19 Presencia
inmediata de las representaciones
"[...] Leibniz, que comprendió perfectamente cómo el objeto está
condicionado por el sujeto, [...]." (p. 57)
§
20 Principio de
razón suficiente del devenir
"[...] la ley de causalidad se halla en exclusiva relación con los
cambios, y sólo se refiere a éstos. [...]" (p. 59)
"[...] no tiene sentido alguno decir que un objeto es causa de otro: en
primer lugar, porque los objetos no sólo contienen la forma y la cualidad, sino
también la materia, la cual ni se crea ni se destruye, y luego porque la ley de
causalidad se refiere exclusivamente a los cambios., [...]." (p.
60)
"[...] en la causalidad sólo se trata de cambios de la materia, que, por
su naturaleza, es sin principio e indestructible, y tomar existencia, esto es,
pasar a ser lo que no ha existido, es imposible. [...]" (p.
61)
"[...] una causa primera es tan imposible de imaginar como un límite al
espacio o un principio al tiempo, pues toda causa es un cambio en el cual hay
que preguntar por un cambio anterior del cual proviene, y así in infinitum, in infinitum! [...]" (p.
62)
"[...] la ley de causalidad nos es conocida a priori, por lo que tiene un carácter
trascendental, [...]." (p. 65)
"[...] la ley de causalidad hace posibles los juicios hipotéticos, y se
nos presenta siempre como una forma del principio de razón suficiente. [...]"
(p. 65)
"De la ley de causalidad se deducen dos importantes corolarios, los
cuales, consiguientemente, se nos presentan como evidentes a priori, por encima de toda duda, e
incapaces de excepción, a saber: la ley de inercia y la ley de la permanencia de
la sustancia. [...]" (p. 66)
"[...] sustancia es un mero sinónimo de materia, porque el concepto de
sustancia sólo se puede realizar en el de materia, [...]." (p.
67)
"[...] La confusión de la fuerza natural con la causa, es tan frecuente
como perniciosa para la claridad de los conceptos. [...] Toda fuerza natural,
entre las cuales debe contarse toda cualidad química fundamental, es,
esencialmente, qualitas occulta, es
decir, no susceptible de explicación física, sino sólo de una explicación
metafísica, esto es, ultrafenomenal. [...]" (p. 69)
"Ahora bien: la causalidad, ese guía de todos los cambios, aparece en la
naturaleza bajo tres formas diferentes: como causa, en el más estricto sentido;
como excitación o estímulo, y como motivo. [...] La causa, en su más estricto
significado, es la que produce exclusivamente las variaciones en el reino
inorgánico; [...]. La segunda forma de la causalidad es la excitación. Rige la
vida en cuanto tal, es decir, las plantas, los vegetales y aun la parte
inconsciente de la vida animal, que es realmente una vida vegetativa. [...] La
tercera forma de la causalidad es el motivo: rige la vida animal propiamente
dicha, es decir, la actividad, las acciones conscientes de toda criatura animal.
[...]" (pp. 69-70)
"[...] podemos definir al animal diciendo que es «lo que conoce»; [...]."
(p. 70)
"[...] La diferencia entre causa, excitación y motivo, estriba sólo en
los grados de sensibilidad del sujeto; cuanto mayor sea ésta, más fácil será la
acción de aquélla; la piedra necesita un choque; al hombre le basta una mirada.
[...]" (pp. 70-71)
§
21 Aprioridad del
concepto de causalidad; intelectualidad del conocimiento empírico; la
inteligencia
"[...]
Maquiavelo tiene razón cuando —como ya antes de él Hesíodo— dice: «Hay tres
clases de cerebros: primero, aquellos que por sí mismos obtienen de las cosas,
opiniones y raciocinios; luego, los que conocen la verdad cuando otros se la
enseñan, y, por último, aquellos que ni por sí mismos, ni por medio de los
demás, son capaces de conocerla» [...]." (p. 74)
"[...] la sensación, cualquiera sea, es y sigue siendo un proceso de
nuestro mismo organismo, [...]." (p. 74)
"[...] la misión de la inteligencia es crear ese mundo objetivo; pero no
quiere decir esto que le encuentre ya fabricado y le haga entrar en el cerebro
por la sensibilidad de sus órganos. En efecto: los sentidos no suministran más
que la primera materia, que después la razón, por medio de sus formas
características, espacio, tiempo y causalidad, transforma en la concepción
objetiva de un mundo regido por leyes propias. [...]" (p.
76)
"[...] la vista y el tacto no suministran el conocimiento, sino la
primera materia del mismo, [...]. Pero en todos estos datos no hay la más mínima
cantidad de conocimiento, el cual es obra exclusiva de la inteligencia. [...] Si
hace correr una soga por dentro de su puño cerrado, reconstruirá, por la
sensación de frotamiento y por su duración, un cuerpo largo cilíndrico que se
mueve en una dirección uniforme; pero no podrá nacer en su mente por esta mera
sensación de su mano, la idea del movimiento, esto es, la transformación del
lugar en espacio por medio del tiempo, pues la sensación no puede contener ni
producir por sí sola una cosa semejante. [...]" (pp.
77-78)
"[...] el intelecto posee de antemano la noción del espacio, como forma
del cambio de lugar, y la ley de causalidad, como reguladora del proceso del
cambio de las cosas. [...] Sólo así se explica que muchos ciegos de nacimiento
tengan idea tan cabal de la medida del espacio, [...]." (p.
79)
"[...]
tiempo, espacio y causalidad no se forman por la vista ni por el tacto, ni
proceden en modo alguno del exterior, sino que, por el contrario, tienen un
origen interior, intelectual y no empírico: de lo que se sigue que la intuición
del mundo corpóreo es esencialmente un proceso intelectual, obra de la
inteligencia, en el cual las sensaciones de los sentidos sólo proporcionan la
ocasión y los datos para la determinación de los casos particulares." (p.
79)
"[...] la mera sensibilidad, pues ésta es la materia prima de la cual la
inteligencia forja luego sus percepciones." (p. 80)
"[Al ver la inteligencia realiza distintas operaciones: lo] primero que
hace es establecer en su posición normal la impresión de los objetos que hiere
la retina en forma invertida, [...]. La segunda operación que realiza la
inteligencia sobre la sensación, es simplificar la imagen que recibe [...]. La
tercera operación de la inteligencia es la que añade la tercera dimensión, pues
los datos de los sentidos sólo proporcionan superficies, mientras que la
inteligencia, por un procedimiento causal, traza la extensión de los cuerpos en
el espacio conocido a priori [...]."
(pp. 80-81 y 86)
"[...] Por tanto, si la visión consistiera en una mera sensación,
percibiríamos los objetos invertidos, porque así los recibimos; pero los
percibiríamos entonces como algo que está en el interior del ojo, porque no
pasaríamos más allá de la sensación. Pero, por el contrario, lo que sucede es
que aparece la inteligencia, con su ley de causalidad; refiere la impresión
recibida a una causa determinada; [... Así,] todo se ha invertido, menos la
inteligencia." (p. 81)
"[...] Pero la inteligencia, que, como tal, sólo busca la causa,
comprende al punto que si bien la imagen es doble [una para cada ojo], parte de
un único objeto exterior, por lo tanto, que sólo tiene una causa como objeto y
como objeto único. Pues todo lo que nosotros conocemos lo conocemos como causa,
y como causa de efecto percibido; por lo tanto, lo conocemos en la inteligencia.
[...] De aquí se deduce que el ver sencillos los objetos con los dos ojos es un
fenómeno parecido al del tacto, [...]. Sólo así se comprende que un ciego pueda
ser escultor, [...]." (pp. 82-83)
"[...] el conocimiento no depende en modo alguno de la impresión de los
sentidos, sino que se opera por un acto de la inteligencia. [...]" (p.
85)
"[...] Únanse dos cañas de unas 8 pulgadas de largo y de una pulgada y
media de diámetro, completamente paralelas, a modo de anteojos, y sujétese a
cada una de las extremidades una moneda. Si se aplican luego los ojos a las
otras extremidades, sólo se verá una sola moneda rodeada de una sola caña. Pues
por las cañas, que han de estar necesariamente en posición paralela, irán a
herir las monedas en puntos correspondientes simétricamente de la retina, y
entonces la inteligencia, presuponiendo la situación del ángulo visual, como en
los objetos próximos, percibirá un solo objeto como causa de los rayos que
vienen a herir la retina, esto es, verá un solo objeto; tan inmediata es la
aprehensión de la inteligencia." (p. 85)
"[...] La tercera operación de la inteligencia es la que añade la tercera
dimensión, pues los datos de los sentidos sólo proporcionan superficies,
mientras que la inteligencia, por un procedimiento causal, traza la extensión de
los cuerpos en el espacio conocido a
priori [...]. Por eso es tan difícil el dibujo en perspectiva, [...]. Un
dibujo de esta naturaleza es como un escrito que, cual un impreso, todos saben
leer, pero son pocos los que saben escribirlo, porque la inteligencia intuitiva
sólo percibe el efecto, para deducir de él la causa, dejando de tener en cuenta
aquél cuando ha conseguido ésta. [...]" (p. 86)
"[...] El arte del pintor consiste, pues, en esto: en guardar en la
memoria los datos de la impresión de los sentidos según existen antes de esta
tercera operación de la inteligencia [actúe], [...]." (p.
87)
"[...] por el mero ángulo visual no podemos [reconocer una distancia],
sino que la inteligencia tiene que llamar en su auxilio otros datos, los cuales
sirven, por decirlo así, como comentario del ángulo visual, indicando la parte
que la distancia desempeña en este ángulo. Tales datos son principalmente
cuatro, [... En] primer término, las mutationes oculi internae, en virtud de
las cuales el ojo acomoda su aparato refractor, [...]. El segundo dato, [...]
mediante el paralaje de los ojos, [... El tercero] la perspectiva del aire, que,
por degradación de todos los colores, toma el aspecto del azul físico ante los
objetos oscuros [...], y, por la esfumación de los contornos, delata una gran
distancia. [...] Finalmente, nos queda la apreciación de la distancia por medio
del tamaño de los objetos interpuestos, como campos y ríos, percibido
intuitivamente. Tal apreciación sólo puede tener lugar en relaciones
ininterrumpidas de objetos; por tanto, sólo en tierra, y no con respecto a
cuerpos celestes. [...]" (pp. 88-91)
"[...] una esfera, colocada sobre una torre de 200 pies de altura, nos
parezca mucho más pequeña que si la colocásemos en el suelo, a 200 pies de
distancia, porque en este caso apreciamos la distancia con más seguridad,
siempre que veamos [?], de modo que lo que entre ellas y nosotros está situado
se nos oculte en gran parte, nos parecerán extraordinariamente pequeñas. [...]"
(p. 91)
"[...] hay que atribuir que nuestra inteligencia intuitiva, en la
dirección horizontal, suponga los objetos más alejados, y, por tanto, más
grandes que en posición vertical. De aquí proviene que la luna nos parezca más
grande en el horizonte que en su punto de culminación, [...] como también que la
bóveda celeste nos parezca achatada, esto es, más extensa en sentido horizontal
que en el vertical. Los dos fenómenos son puramente intelectuales o cerebrales,
no ópticos o sensitivos. [...]" (p. 91)
"[...] El telescopio realmente aumenta los objetos, [...]. La lupa, por
el contrario, no aumenta los objetos, sino que nos hace posible verlos más cerca
[...]. El tamaño correspondiente a tal proximidad lo traduce nuestra
inteligencia [...]." (p. 92)
"[...] todo cambio lo concibe la inteligencia como efecto y lo relaciona
con una causa, reconstruye el fenómeno cerebral del mundo objetivo, basándose en
la intuición apriorística del tiempo y del espacio, para lo cual los sentidos no
le proporcionan más que meros datos. [...]" (p. 92)
"[...] la reflexión, esto es, [el] conocimiento abstracto, adquirido por
medio de conceptos y voces, que son el material de los conocimientos
secundarios, [...]." (p. 92)
"[...] la razón puede apreciar rectamente los hechos en abstracto, pero
no puede subsanar el error de la inteligencia; [...]." (p.
93)
"[...] la razón rectifica los hechos por los demás medios de que dispone,
pero no puede hacer nada para ir en auxilio de la inteligencia intuitiva,
inaccesible a sus enseñanzas, porque en su proceso es anterior a la razón;
[...]." (p. 93)
"Lo que la inteligencia conoce rectamente es la realidad; lo que la razón
conoce rectamente es la verdad, esto es, un juicio que tiene un fundamento: lo
contrario a la realidad es la falsa apariencia (ilusión), y lo contrario a la
verdad es el error (pensamiento falso)." (p. 93)
"Si bien la parte puramente formal de la percepción empírica, o sea la
ley de causalidad, con el espacio y el tiempo, reside a priori en el intelecto, sin embargo,
no se da juntamente su aplicación a los datos empíricos, sino que la obtiene
sólo por el ejercicio de la experiencia. [...]" (p. 93)
"[...] Cuando Chesselden [ciego de nacimiento y luego operado] vió por
primera vez su cuarto, con los objetos que en él había, no distinguía unos de
otros, sino que sólo tenía una impresión total, como de un todo formado de una
sola superficie multicolor. No percibía la distancia de los objetos. No veía las
cosas aisladas. En estos casos, el tacto, que ya conoce las cosas, tiene que
hacérselas conocer a la vista, presentárselas y guiarla. [...]" (p.
94)
"[...] El percibir, y no el sentir, es, pues, el primer elemento de la
inteligencia. [...]" (pp. 96-97)
"[...] Todos los animales, hasta el más vil, tienen inteligencia, esto
es, conocimiento de la ley de causalidad, si bien en distinto grado de finura y
claridad; [...]." (p. 97)
"[...] Toda comprensión es una concepción inmediata de la relación de
causalidad, si bien luego se resuelve en conceptos para concretarse. [...]" (p.
98)
"[...] si los estímulos son los que estudia la inteligencia, por medio de
ellos formaremos la fisiología de las plantas y de los animales, la terapéutica
y la toxicología. Cuando, por fin, la inteligencia se lanza a la motivación, no
sólo la utilizará teóricamente para la Moral, el Derecho, la Historia, la
Política y para la Poesía dramática y épica, sino también será un instrumento
práctico para domesticar a los animales y hasta a los hombres. [...]" (p.
99)
"[...] el conocimiento empírico es esencialmente obra de la inteligencia,
a la cual los sentidos sólo suministran la escasa contribución de sus
sensaciones. [...]" (p. 100)
"[El procedimiento de la inteligencia] no consiste en otra cosa que un
pasar de los efectos a las causas, [...]." (p. 100)
"[Para Kant] los elementos de la percepción empírica están en nosotros, y
nada encontramos en ella que indique algo diferente de nosotros, [...]." (p.
103)
§
22 Del objeto
inmediato
§
23 Refutación de
la demostración de aprioridad del concepto de causalidad dada por
Kant
"[...] la ley de causalidad, [dice] que todo estado es efecto de otro
estado anterior, [...]." (p. 108)
"[...] Y aun en el sueño, mientras no es interrumpido, la ley de
causalidad ejerce su imperio; sólo que lo suele ejercer a menudo en un asunto
inverosímil. [...]" (p. 109)
"[...] La única demostración verdadera de la aprioridad de la ley de
causalidad la he dado yo en el párrafo 21. [...]" (p. 110)
§
24 Del abuso de la
ley de causalidad
"[...] si bien la ley de causalidad es una representación que nosotros
aportamos al mundo y que nos hace posible la percepción de las cosas, no
procedemos acertadamente aplicando tal principio, nacido de nuestras facultades
cognoscitivas, al orden eterno del mundo, que subsiste por sí y que es
independiente de nuestro intelecto." (p. 114)
§
25 El tiempo del
cambio
"[Platón afirmó] que el cambio tiene lugar repentinamente, y no
interviene tiempo alguno. [... Para Aristóteles en oposición] todo cambio no se
realiza repentinamente, sino progresivamente, [...]. Aristóteles deduce, muy
acertadamente, de la infinita divisibilidad del tiempo, que todo lo que en el
tiempo está, y, por consiguiente, todo cambio, esto es, el paso de un estado a
otro, puede ser dividido también infinitamente, y que, por tanto, todo lo que
nace, realmente procede de infinitas partes; por lo que nacerá progresivamente,
no repentinamente. [...]" (pp. 114-115)
Cap.
V
DE LA SEGUNDA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FORMA CORRESPONDIENTE
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
26 Explicación de
esta clase de objetos
"La diferencia esencial entre el hombre y los demás animales —la razón,
facultad exclusiva de aquél— tiene su fundamento en que el hombre es capaz de
una clase de representaciones de que no participa el animal irracional. Esta
clase la componen los conceptos, o sea las ideas abstractas, en contraposición
de las meras percepciones, de las cuales, sin embargo, proceden aquéllos. La
inmediata consecuencia de ello es que el animal ni habla ni ríe; [...]." (p.
117)
"[...] La formación de un concepto se realiza, en general, separando
muchas de las propiedades de una percepción dada, para, de este modo, poder
conocer las demás; así será algo menos lo pensado que lo percibido. [...]" (p.
118)
"[...] Los más elevados, esto es, los conceptos universales, son los más
aislados y empobrecidos. [...]" (p. 119)
"[...] Por el estudio del lenguaje se adquiere el conocimiento del
mecanismo de la razón, es decir, la esencia de la lógica. [...]" (p.
120)
"[...] La referida escuela lógica por medio del lenguaje no puede
practicarla el sordomudo; por esto será casi tan irracional como los animales,
[...]." (p. 120)
§
27 Utilidad de los
conceptos
"[...] el animal está ligado y limitado, en cada momento, al presente.
[...]" (p. 121)
§
28 Representantes
de los conceptos; los juicios
"[...] El juicio es, según esto [Kant] el mediador entre el conocimiento
intuitivo y el conocimiento abstracto, o sea entre inteligencia y razón. [...]"
(p. 123)
§
29 Principio de
razón suficiente del conocer
"[...] La verdad es, pues, la relación de un juicio con algo diferente de
él, que se llama su razón, y que, como veremos, es susceptible de una
considerable variedad de formas; [...]." (p. 125)
§
30 Verdad
lógica
"Un juicio puede tener por fundamento otro juicio. Entonces su verdad
será lógica o formal. [...]" (p. 126)
"[...] Toda verdad es la relación de un juicio con algo que está fuera de
él, y la verdad intrínseca, es un contrasentido." (p. 127)
§
31 Verdad
empírica
"[...] en tanto que el juicio se apoya inmediatamente en la experiencia,
será una verdad empírica." (p. 127)
§
32 Verdad
trascendental
"[...] juicio sintético a
priori; pero como un juicio de esta clase tendrá verdad material, será un
juicio de verdad trascendental, porque descansará no sólo en la experiencia,
sino también en las condiciones subjetivas que lo hacen posible, pues será
determinado, por lo mismo que determina la experiencia, a saber: o por las
formas a priori del tiempo y del
espacio, o por la ley de causalidad, [...]." (p. 128)
§
33 Verdad
metalógica
"[...] las condiciones formales de todo pensar residentes en la razón,
pueden ser el fundamento de un juicio, cuya verdad será de tal naturaleza que el
mejor modo para designarla creo que es llamada verdad metalógica, [...]." (p.
128)
"[...] En general, se puede señalar, entre la verdad trascendental y
metalógica, una gran semejanza y relación que indica una comunidad de raíz.
[...]" (p. 129)
§
34 La
razón
"[...] todos los pueblos y todos los filósofos han dado a esta facultad
[el pensar], y han dejado de llamarla razón pura, contra todo el uso del
lenguaje y del sentido común, llamarla inteligencia, y a todo lo que es
consecuencia de ello, intelectual, en vez de racional, lo que suena tan
desacorde como un sonido musical desafinado, [... Así,] intelectual y racional
son conceptos totalmente diferentes y que indican facultades espirituales
distintas. [...]" (p. 131)
"[...] llevamos en nosotros las formas de las percepciones exteriores,
objetivas, como el tiempo y el espacio, y como la ley de causalidad, meras
formas de la inteligencia por medio de las cuales ésta reconstruye el mundo
objetivo, y, por último, también la parte formal de los conocimientos
abstractos, lo cual se expone en la lógica, llamada, a causa de esto, por
nuestros antepasados, la teoría de la razón. [...]" (p.
134)
"[...] La razón, pues, no tiene un contenido material, sino sólo un
contenido formal, y esto es el objeto de la lógica, que, por tanto, sólo
contiene formas y reglas para las operaciones del pensamiento. El contenido
material de sus pensamientos debe tomarlo la razón de fuera, de las
representaciones intuitivas que la inteligencia crea. [...]" (p.
135)
"[La razón] no suministra nunca la materia `por sus propios medios; no
contiene más que formas; es femenina; sólo concibe, no crea. [El] intelecto es
masculino." (p. 135)
"[...] la lógica es un sistema de reglas consecuencia de la función
natural de la razón; [...]." (p. 135)
Cap.
VI
DE LA TERCERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y LA CORRESPONDIENTE FORMA
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
35 Explicación de
esta clase de objetos
"La tercera clase de objetos para la facultad representativa, la
constituye la parte formal de la representación total, es decir, las intuiciones
a priori de las formas de la
sensibilidad interior y exterior, el tiempo y el espacio. [...] Que esta clase
de representaciones, en las que tiempo y espacio son percibidos intuitivamente,
difiere de la primera clase en que son percibidas empíricamente y en conjunto.
[...]" (p. 147)
§
36 Principio de
razón del ser
"La naturaleza del tiempo y del espacio implica que cada una de las
partes está en relación con la otra, de modo que cada una de ellas está
determinada y condicionada por otra. En el espacio, esta relación se llama lugar, y en el tiempo, sucesión. Estas relaciones son
características, distintas esencialmente de todas las demás relaciones posibles
de nuestras representaciones, por lo que ni la razón ni la inteligencia pueden
percibirlas por medio de meros conceptos: única y solamente la pura intuición a priori nos las hace inteligibles,
[...]." (p. 148)
§
37 Razón de ser en
el espacio
"[...] por la reunión del espacio con el tiempo, para formar el complejo
de la experiencia, surge la idea de simultaneidad. [...]" (p.
149)
§
38 Razón de ser
del tiempo. Aritmética
§
39
Geometría
"[...] razón de ser y su diferencia de la razón o principio de
conocimiento, puesto que éste sólo proporciona la convictio [—convicción—], que es otra
cosa muy distinta de la evidencia que proporciona la razón de ser
[—comprensión]." (pp. 152 y 156)
Cap.
VII
DE LA CUARTA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO Y LA CORRESPONDIENTE FORMA
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§
40 Explicación
general
"Nos queda por examinar la última clase de objetos de la representación.
Es de una naturaleza completamente especial, pero muy importante, y no comprende
más que un solo objeto para cada individuo, a saber: el objeto inmediato de la
sensibilidad interior, el sujeto de la volición, que para el sujeto cognoscente
es objeto, y que, por cierto, sólo se da en la sensibilidad interior; de donde
sólo en el tiempo, no en el espacio, aparece, y también, como veremos, con una
importante limitación." (p. 157)
§
41 Sujeto del
conocer y objeto
"[...] no hay un conocimiento del conocer, porque para esto sería preciso
que el sujeto pudiera separarse del conocimiento y conocerlo, lo que es
imposible. [...] «Yo sé que conozco», no quiere decir otra cosa sino: «Yo
conozco», y esto, así, sin más determinación, sólo quiere decir «Yo». [...]" (p.
158)
"[...] el sujeto está ligado con el objeto (pues si no la palabra no
tendría significación) [...]." (p. 159)
§
42 Sujeto de la
volición
"[...] todo conocimiento, con arreglo a su esencia supone un conocido y
un cognoscente, así lo conocido en nosotros no será el cognoscente, sino el
volente, el sujeto del querer, la voluntad. [...]" (p.
160)
"Así como la facultad subjetiva, correlativa de la primera clase de las
representaciones, es la inteligencia; de la segunda, la razón, y de la tercera,
la pura sensibilidad, así vemos que la de esta cuarta clase es el sentido
interior, o la conciencia de sí mismo, en general." (pp.
160-61)
§
43 El querer; ley
de la motivación
"Precisamente porque el sujeto del querer se da en la conciencia
inmediatamente, no se puede definir ni describir lo que es el querer [...]. El
interior de dicho proceso queda para nosotros en secreto, pues estamos siempre
fuera de él. [...]" (p. 161)
"[...] sabemos, por la experiencia hecha en nuestro interior, que dicho
proceso el querer] es un acto de voluntad, el cual se produce por el motivo, que
consiste en una mera idea. [...]" (p. 162)
§
44 Influjo de la
voluntad sobre el conocimiento
§
45 La
memoria
"[...] la descripción o explicación que de ella [la memoria] se suele
hacer dicen o que es un depósito en el cual tenemos guardadas una serie de
representaciones de las cuales no tenemos conciencia, es completamente falsa. La
voluntaria reproducción de anteriores representaciones se hace tan fácil con el
uso, que tan pronto aparece un miembro de la serie, al punto los demás fluyen,
[...]." (p. 164)
"[...] De ningún modo es, como se suele decir, el recuerdo la misma
representación [...]." (p. 164)
"[...] Puede decirse, por lo tanto, que la memoria está entre dos
influjos antagónicos: por un lado, la energía de las facultades representativas,
y por otro, el número de estas representaciones. Cuanto más pequeño es el primer
factor, más pequeño debe ser también el otro para suministrar una buena memoria;
y cuanto más grande el segundo, más grande debe ser también el otro. [...]" (p.
165)
Cap.
VIII
CONSIDERACIONES Y RESULTADOS GENERALES
§
46 Orden
sistemático
§
47 Relación de
tiempo entre el principio y la consecuencia
"[...]
el principio de razón suficiente del conocer no implica ninguna relación de
tiempo, sino sólo una relación para la razón; por lo cual, las palabras antes y después no tienen aquí sentido." (p.
169)
§
48 Reciprocidad de
los principios
"La ley de causalidad no admite reciprocidad, no pudiendo ser nunca el
efecto causa de su causa, [...]." (p. 170)
§
49 La
necesidad
§
50 Series de
principios y de consecuencias
"[...] cuando una serie de juicios descansa en un principio de verdad
trascendental o metalógica y se sigue preguntando «por qué», entonces no se
podrá dar ninguna contestación, porque la pregunta carece de todo sentido,
[...]." (pp. 172-173)
"[...] no hay ningún principio para explicar el principio de razón
[...]." (p. 173)
§
51 (Sin título)
"[...] la pregunta «por qué» exige una razón suficiente, [...]." (p.
173)
§
52 Dos resultados
principales
"[...] el principio de razón suficiente es un principio sintético a priori) [...]." (p.
174)
"[...] Así, el principio de razón tiene, en todas sus formas, su raíz en
nuestro intelecto, es a priori; de
aquí que no se pueda aplicar a todas las cosas existentes, esto es, al mundo,
con inclusión de este intelecto en el cual reside este mundo, pues dicho mundo,
que sólo se puede representar mediante tales apriorísticas formas, es, por esto
mismo, una mera apariencia. [...]" (p. 175)
"[...] característica interior de nuestras facultades cognoscitivas,
manifestadas en la triple forma de sensibilidad, inteligencia y razón, [...]."
(p.
176)
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SCHOPENHAUER,
Arthur: Edudemonología, s/d,
fragmentos.
Compendia:
Eugenio Tait
ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN
723
Cap.
I
División fundamental
725
Cap.
II
De lo que uno es
734
Cap.
III
De lo que uno tiene
760
Cap.
IV
De lo que uno representa
768
Cap.
V
Parénesis y máximas
826
A)
Generales
826
B)
Concernientes a nuestra conducta para con nosotros
mismos
836
C)
Concernientes a nuestra conducta para con los demás 871
D) Concernientes a
nuestra conducta frente a la marcha
del
mundo y frente al destino
897
Cap.
VI
De la diferencia de las edades de la vida
908
INTRODUCCIÓN
723
Cap.
I
División fundamental
725
"[...] lo que diferencia la suerte de los mortales puede reducirse a tres
condiciones fundamentales. Son éstas: 1a lo que uno es [...]. 2a Lo que uno tiene [...]. 3a Lo que representa [...]." (cap.
I, p. 725)
"[...]
todos nuestros esfuerzos por hacer la felicidad de un animal que amamos deben
mantenerse forzosamente en límites muy restringidos, precisamente a causa de
esos límites de su ser y de su conciencia; de igual modo, la individualidad del
hombre ha establecido de antemano la medida de su felicidad posible. [...] Así,
pues, lo esencial para la felicidad de la vida es lo que uno tiene en sí mismo. [...]"
(cap. I, pp. 728 y 732)
"[...]
Un hombre de talento, en la soledad más absoluta, encuentra en sus propios
pensamientos y en su propia imaginación con qué divertirse agradablemente,
mientras el ser limitado, por más que varíe de fiestas, de espectáculos, de
paseos y de diversiones, no llegará a sofocar el tedio que le atormenta.
[...]"
(cap. I, p. 729)
"[...]
Sócrates decía, viendo algunos objetos de lujo expuestos para la venta:
«¡Cuántas cosas hay que yo no necesito!»" (cap.
I, p. 729)
"[...]
en esto hay que huir, principalmente en la juventud, del escollo de la
presunción y no atribuirse fuerzas que no se tienen." (cap.
I, p. 731)
"[...]
es más cuerdo trabajar por conservar la salud y por desarrollar las facultades
que por adquirir riquezas; [...]." (cap.
I, p. 731)
"[...]
Su vacío interior, la insipidez de su inteligencia, la pobreza de su espíritu,
les inducen a buscar la compañía de otros, pero la compañía de otros iguales a
ellos, porque similis simili gaudet.
Entonces comienza en común la caza del pasatiempo y de la diversión, que buscan
primero en los goces sensuales, luego en los placeres de todas clases y, por
último, en el desenfreno. [...] Un joven así lanzado al mundo, rico en el
exterior y pobre por dentro, inútilmente se esfuerza en reemplazar la riqueza
interior por la exterior; quiere recibirlo todo de fuera, [...]." (cap.
I, p. 732)
Cap.
II
De lo que uno es
734
"[...] soportamos con más resignación una desgracia, cuya causa es
puramente exterior, que aquella que somos culpables nosotros mismos; porque el
destino puede variar, pero nuestro propio carácter es inmutable. [...]" (cap.
II, p. 735)
"Pero lo que más que nada contribuye directamente a nuestra felicidad, es
un humor jovial, porque esta buena cualidad encuentra inmediatamente su
recompensa en sí misma. [...]" (cap. II, p. 735)
"[...] Es cierto que nada contribuye menos a la alegría que la riqueza, y
nada contribuye más que la salud; en las clases inferiores, entre los
trabajadores, y particularmente entre los trabajadores de la tierra, se observan
los rostros alegres y contentos; en los ricos y los grandes dominan las figuras
melancólicas. [...]" (cap. II, p. 736)
"[...] Por eso, sabido es que deben evitarse todos los excesos y
desenfrenos, toda emoción violenta o penosa, así como toda satisfacción excesiva
o muy prolongada; hay que tener cada día dos horas, por lo menos, de ejercicio
rápido al aire libre, darse baños frecuentes de agua fría y otras medidas
dietéticas del mismo género. No hay salud si no se hace todos los días
suficiente movimiento; todas las funciones de la vida, para efectuarse
adecuadamente, exigen el movimiento de los órganos en los cuales se verifican y
del cuerpo en conjunto. Por eso ha dicho Aristóteles, con razón: La vida está en movimiento. La vida
consiste en movimiento y en él tiene su esencia. En el interior de todo
organismo reina un movimiento incesante y rápido [...]." (cap. II, p.
736)
"[...] Un movimiento, cuando más acelerado, tanto más movimiento es."
(cap. II, N. del T. del original en latín, p. 737)
"[...] Conmueven a los hombres no las cosas, sino las apreciaciones sobre
las cosas. [...]" (cap. II, N. del T. del original en latín, p.
737)
"[...] es la más grave locura sacrificar la salud a cualquier cosa:
riqueza, estudios, gloria y, especialmente, a la voluptuosidad y a los goces
fugitivos; por el contrario, todo debe cederle el puesto." (cap. II, p.
738)
"[...] Aristóteles ha observado rectamente que todos los hombres ilustres
y eminentes son melancólicos. [...]" (cap. II, p. 738)
"[...] Pero no es fácil encontrar un mal sin compensación alguna; así
ocurre que los humor difícil, es
decir, los caracteres sombríos e inquietos, tendrán que soportar más desgracias
y sufrimientos imaginarios, [...]." (cap. II, p. 739)
"[...] dos enemigos de la felicidad humana: son el dolor y el tedio.
Además, podemos observar que, a medida que conseguimos alejarnos del uno, nos
acercamos al otro, y recíprocamente; de manera que nuestra vida representa, en
realidad, una oscilación más o menos fuerte entre ambos. [...] En efecto,
exteriormente la necesidad y la privación engendran el dolor; en cambio, el
bienestar y la abundancia hacen brotar el tedio. [...]" (cap. II, pp.
740-741)
"[...] una inteligencia superior tiene por condición inmediata una
sensibilidad más viva, y por causa una impetuosidad mayor de la voluntad y, en
consecuencia, de la pasión; [...]." (cap. II, p. 742)
"[...] El hombre inteligente aspira, ante todo, a evitar cualquier dolor,
cualquier molestia y a encontrar el reposo y el ocio; buscará, pues, una vida
tranquila, modesta, defendida de los importunos; después de haber mantenido
durante algún tiempo relaciones con lo que se llama los hombres, preferirá una
existencia retirada, y, si es un espíritu muy superior, escogerá la soledad.
Porque cuanto más posee en sí mismo un hombre, menos necesidad tiene del mundo
exterior y menos útiles le pueden ser los demás. Así, pues, la superioridad de
la inteligencia conduce a la insociabilidad. [...]" (cap. II, p.
742)
"[...] cien necios puestos en un montón no producen un hombre de talento.
[...]" (cap. II, p. 742)
"[...] Por consiguiente, vemos, en resumen, que todo individuo es tanto
más sociable cuanto más pobre de espíritu, y, en general, cuanto más vulgar es.
[...]" (cap. II, p. 743)
"[...] El hombre vulgar sólo se preocupa de pasar el tiempo, el hombre de talento,
de aprovecharlo. [...]" (cap. II, p.
743)
"[...] La razón de que los espíritus limitados están tan expuestos al
tedio, es que su inteligencia no es absolutamente otra cosa que el intermediario de los motivos para su
voluntad. [...] Para combatirlo se insinúan socarronamente a la voluntad motivos
insignificantes, provisionales, escogidos indiferentemente, a fin de estimularla
y de poner con eso igualmente en actividad a la inteligencia que debe
percibirlos: esos motivos son, pues, con relación a los motivos reales y
naturales, lo que el papel moneda es con respecto al dinero, puesto que su valor
es puramente convencional. Tales motivos son los juegos de naipes u otros, inventados
precisamente con el fin que acabamos de indicar. [...] No teniendo ideas que
cambiar, se cambian cartas [...]." (cap. II, pp. 743-744)
"[El juego de cartas] puede decirse que es una preparación para la vida
del mundo y de los negocios, en cuanto que se aprende a aprovecharse con
prudencia de las circunstancias invariables establecidas por el azar (las
cartas) para sacar de ellas todo el partido posible; con este fin, se habitúa
uno a conservar el buen porte poniendo buena cara al mal juego. [...]" (cap. II,
p. 744)
"[...] Porque no debemos esperar gran cosa de otro y del exterior en
general. Lo que un individuo puede ser para otro, es cosa muy estrictamente
limitada; cada cual acaba por quedar solo [...]." (cap. II, p.
745)
"[...] con la edad, casi todas [las cosas] se agotan fatalmente, porque
entonces amor, holgorio, goce de los viajes y de la equitación, aptitud para
figurar en el mundo, todo eso nos abandona; la muerte nos quita hasta los amigos
y parientes. En este momento es más importante que nunca saber lo que se posee
en sí mismo. En efecto, sólo eso resistirá más tiempo. [...]" (cap. II, pp.
745-746)
"[Para] el hombre dotado de facultades intelectuales preponderantes [el]
impulso exterior le viene de las obras de la naturaleza y del aspecto de la
actividad humana, y además de las producciones tan variadas de los espíritus
eminentes de todos los tiempos y de todos los países, producciones que sólo él
puede disfrutar por completo, porque solo él es capaz de comprenderlas y de
sentirlas plenamente. Por consiguiente, para él es, en realidad, para quien han
vivido; a él se han dirigido en verdad; mientras que los demás, como oyentes de
ocasión, no comprenden más que a medias. [...]" (cap. II, p.
751)
"No hay verdaderos placeres sino con verdaderas necesidades." (cap. II,
p. 751, Nota al pie de página)
"Nuestra vida práctica, real, cuando las pasiones no la agitan, es
aburrida y monótona; por eso sólo son felices aquellos que han recibido en
patrimonio una suma de inteligencia que excede la medida que reclama el servicio
de su voluntad. [...]" (cap. II, p. 752)
"El hombre normal, al contrario, está limitado, para los placeres de la
vida, a cosas exteriores, tales como
la riqueza, la posición, la familia, los amigos, la sociedad, etcétera; en eso
se funda la felicidad de su vida; así que esta felicidad se desmorona cuando
pierde esas cosas o experimenta decepciones. Para caracterizar este estado del
individuo [común], podemos decir que su centro de gravedad está fuera de él. [...]" (cap. II, p.
753)
"[...] Existe, pues, en ellos [los hombres extremadamente egoístas] un
elemento aislativo, cuya acción es tanto más enérgica cuanto que los demás
hombres no pueden satisfacerles plenamente; así, pues, no pueden ver en esos
otros a sus iguales, y aun sintiendo constantemente la desemejanza de su
naturaleza en todo y por todo, se habitúan insensiblemente a vagar entre los
demás hombres como seres de especie distinta, y a servirse, cuando sus
meditaciones se fijan en ellos, de la tercera y no de la primera persona del
plural." (cap. II, p. 754)
"[...] ¿No se ha supuesto muy a menudo, y con alguna apariencia de razón,
que en el fondo el hombre más limitado de espíritu era el más feliz? Sea como
quiera, nadie le envidiará esta felicidad. [...]" (cap. II, p.
756)
Cap.
III
De lo que uno tiene
760
"[...] para el hombre nacido con una fortuna patrimonial, la riqueza
parece algo indispensable, como el elemento de la única existencia posible, lo
mismo que el aire; así, cuidará de ella como de su propia vida, y será,
generalmente, ordenado, previsor y económico. Por el contrario, para el que
desde su nacimiento ha vivido en pobreza, ésta le parecerá la condición natural;
la riqueza que por cualquier camino pueda tocarle en suerte más tarde, le
parecerá una cosa superflua, buena solamente para disfrutar de ella y
despilfarrarla; se dice asimismo que, cuando la haya perdido, sabrá salir del
apuro sin ella lo mismo que antes, y que además se descargará de un peso. [...]"
(cap. III, pp. 763-764)
"[...] yo aconsejaría a quien se casa con una muchacha pobre, que legase,
no un capital, sino una simple renta y, sobre todo, que velase por que la
fortuna de los hijos no cayera en sus manos." (cap. III, p. 765)
"[...] Porque lo que cada cual busca y ama ante todo, tanto en la simple
conversación como forzosamente en el servicio público, es la inferioridad del
otro. [...]" (cap. III, p. 766)
"Entre las cosas que uno posee
no he contado mujer o hijos, porque más bien es uno poseído por ellos. Con
más razón se podría incluir a los amigos; pero también aquí el propietario debe
ser del mismo modo propiedad del otro." (cap. III, p. 767)
Cap.
IV
De lo que uno representa
768
"[...] Tan infaliblemente como el gato se pone a maullar cuando se le
acaricia el lomo, así se ve reflejarse un dulce éxtasis en el semblante del
hombre a quien se elogia, especialmente cuando el elogio cae en el dominio de
sus pretensiones y aun cuando sea una mentira palpable. [...]" (cap. IV, p.
768)
"[...] una justa apreciación del valor de lo que un es en y por sí mismo, comparado con lo que uno
es a los ojos de otro, contribuirá mucho a nuestra
felicidad. [...]" (cap. IV, p. 769)
"[...] el lugar de todo lo que
somos para los demás es la conciencia
de otro; [...]." (cap. IV, p. 769)
"[...] Nuestra felicidad está completamente fuera de nosotros; su lugar
es el cerebro de los demás." (cap. IV, p. 769, Nota al pie de
página)
"[...] atribuir mucho valor a la opinión de los hombres es hacerles
demasiado honor." (cap. IV, p. 770)
"[...] Será, pues, muy útil para nuestra felicidad conocer a tiempo este
hecho tan sencillo: que cada cual vive principal y efectivamente en su propio
pellejo, y no en la opinión de los demás, [...]." (cap. IV, p.
770)
"[...] Gritar con énfasis: «El honor es antes es antes que la vida», es
decir en realidad: «La vida y la salud no son nada; lo que los demás piensan de
nosotros, ésa es la cuestión». [...]" (cap. IV, p. 770)
"[...] cuando se ve que el resultado definitivo que se trata de conseguir
es obtener más respeto de los demás, todo eso después trae la enormidad de la
tontería humana. Conceder demasiado valor a la opinión es una superstición
universalmente dominante; [...]." (cap. IV, p. 771)
"[...] si la imagen de su ser en el cerebro de los demás les satisface
más que su ser mismo; esta apreciación directa de lo que no existe directamente
para nadie, constituye esa locura a la cual se ha dado el nombre de vanidad, «vanitas», para indicar con esto lo vacío
y lo quimérico de esta tendencia. [...]" (cap. IV, pp.
772)
"[...] En todo lo que hacemos, como en todo lo que nos abstenemos de
hacer, consideramos la opinión de los demás casi superior a todo, y de estas
preocupación veremos nacer, después de un profundo examen, casi la mitad de los
tormentos y de las angustias que hemos sentido. [...]" (cap. IV, p.
772)
"[...] no hay nadie que no se pusiese enfermo de cólera, si oyese en qué
tono se habla y todo lo que se dice de él; [...]." (cap. IV, p.
774)
"[...] el orgullo es ya la
convicción firmemente adquirida de nuestro gran valor propio bajo todos los
respectos; la vanidad, por el contrario, es el deseo de hacer nacer esta
convicción en los demás, y, por lo general, con la secreta esperanza de poder
más tarde apropiárnosla también. Así, pues, el orgullo es la elevada estima de
sí mismo, procedente del interior, y,
por consiguiente, directa; la vanidad, por el contrario, es la tendencia a
adquirirla del exterior, y, por lo
tanto, indirectamente. [...]" (cap. IV, p. 775)
"[...] Vista la impudencia y la estúpida arrogancia de la mayoría de los
hombres, todo ser que posee algunos méritos hará muy bien en ostentarlos, a fin
d e no dejarlos caer en un olvido completo; porque el que benévolamente no trata
de prevalecerse de ellos y se porta con las personas como si fuese en todo su
semejante, no tardará en ser considerado con toda sinceridad como uno de sus
iguales. [...]" (cap. IV, pp. 775-776)
"[...] La modestia es una virtud inventada principalmente para uso de los
pícaros, porque exige que cada cual hable de sí como si fuese uno; esto
establece una igualdad de nivel admirable y produce la misma apariencia que si
no hubiese, en general, más que pícaros." (cap. IV, p.
776)
"[...] Honradamente nunca se podrá decir gran bien de un carácter
nacional, ya que «nacional» quiere decir que pertenece a la multitud. [...]"
(cap. IV, p. 777)
"[...] Cada nación se burla de la otra, y todas tienen razón." (cap. IV,
p. 777)
"[...] Las condecoraciones son letras de cambio giradas sobre la opinión
pública; su valor se funda en el crédito del girador. [...]" (cap. IV, p.
777)
"[...] Es evidente que el que injuria no tiene nada real ni verdadero que
producir contra el otro, sin lo cual, lo enunciaría en forma de premisas y
abandonaría tranquilamente a los que le escuchan el cuidado de sacar la
conclusión, [...]." (cap. IV, p. 780)
"El honor tiene, en cierto
sentido, un carácter negativo por
oposición a la gloria, cuyo carácter es positivo, [...]. La gloria debe, pues,
adquirirse: el honor, por el contrario, sólo necesita no perderse. Por
consiguiente, ausencia de gloria es oscuridad, algo negativo; ausencia de honor, es
vergüenza, algo positivo. [...]"
(cap. IV, p. 780)
"[...] De fuera no hay ataque posible contra el honor más que por la
calumnia; el único medio de defensa es una refutación acompañada de la
publicidad necesaria para desenmascarar al calumniador." (cap. IV, p.
781)
"[...] Es notable, sin embargo, que haya en el hombre cierto respeto
innato, realmente instintivo, por los cabellos blancos. Las arrugas, signo mucho
más infalible de la vejez, no inspiran ese respeto. [...]" (cap. IV, p.
781)
"[...] El sexo femenino lo reclama y espera absolutamente todo del
masculino, todo lo que desea y todo lo que le es necesario; el sexo masculino no
exige al otro, ante todo y directamente, más que una sola cosa. Ha habido, pues,
que arreglarse de tal manera que el sexo masculino no pudiese obtener esta única
cosa sino con la condición de cuidarse de todo, y más que nada de los hijos que
han de nacer; en este arreglo se basa el bienestar de todo el sexo femenino.
Para que el arreglo pueda llevarse a cabo, es necesario que todas las mujeres se
mantengan firmes y demuestren espirit de
corps. Se presentan entonces como un todo, en filas compactas, ante la masa
entera del sexo masculino como ante un enemigo común que, estando por naturaleza
y en virtud de la preponderancia de sus fuerzas físicas e intelectuales, en
posesión de todos los bienes terrestres, debe ser vencido y conquistado, a fin
de llegar, por su posesión, a poseer al mismo tiempo todos los bienes
terrestres. Con este fin, la máxima de honor de todo el sexo femenino es que
toda cohabitación fuera del matrimonio será prohibida en absoluto a los hombres,
a fin de que cada uno de ellos se vea forzado a tomar matrimonio como a una
especie de capitulación, y así sean mantenidas todas las mujeres. Este resultado
sólo puede conseguirse plenamente por la observación rigurosa de la máxima
susodicha; así, pues, todo el sexo femenino vela con verdadero espirit de corps para que todos sus
miembros la cumplan fielmente. En consecuencia, toda muchacha que, por el
concubinato, se hace culpable de traición hacia su sexo, es rechazada por el
gremio entero y marcada con estigma de infamia, porque el bienestar de la
sociedad peligraría si el procedimiento se generalizase. Entonces es cuando se
dice: ha perdido su honor. Ninguna mujer debe tratarla; se le evita como a una
atacada de peste. La misma suerte espera a la mujer adúltera, porque ha violado
la capitulación consentida por el marido, y porque ese ejemplo disuade a los
hombres de celebrar contratos, de los cuales depende la salvación de todas las
mujeres. Pero, además, como una acción así implica un engaño y una grosera falta
a la palabra, la mujer adúltera pierde, no sólo el honor sexual, sino también el
honor burgués. Por eso se puede decir: «una joven caída»; pero nunca se dirá:
«una mujer caída»; el seductor puede rehabilitar a la primera por el matrimonio,
pero nunca el adúltero a su cómplice, después del divorcio. [...]" (cap. IV, pp.
783-784)
"[...] el honor femenino no tiene un origen puramente natural; [...]."
(cap. IV, p. 786)
"[...] las relaciones sexuales son un asunto secundario para el hombre,
dada la multiplicidad y la importancia de las demás relaciones. [...]" (cap. IV,
p. 786)
"1º El honor no consiste en la opinión de otros sobre nuestro mérito,
sino únicamente en las manifestaciones de esta opinión; poco
importa que la opinión manifestada exista o no, y menos que sea o no fundada.
[...] 2º El honor de un hombre no depende de lo que hace, sino de lo que se le hace, de lo que sucede. [...]
3º El honor no se preocupa de lo que puede ser el hombre en sí y por sí, ni la
cuestión de saber si la condición moral de un ser no puede modificarse algún día
y otras pedanterías parecidas de escuela. [...] 4º Del mismo modo que ser
insultado es una vergüenza, así también insultar es un honor. [...] 5º El
tribunal supremo de justicia, de aquella ante la cual, en todas las diferencias
tocante al honor, se puede apelar a cualquier otro ejemplo, es la fuerza física,
es decir, la animalidad. [...]" (cap. IV, pp. 787-792)
"Todo espíritu de buena fe reconocerá a primera vista que ese código
extraño, bárbaro y ridículo del honor [caballeresco] no puede tener su origen en
la esencia d e la naturaleza humana o en una manera sensata de examinar las
relaciones de los hombres entre sí. Esto es lo que confirma también el dominio
muy limitado de su autoridad; [...]." (cap. IV, p. 793)
"[...] Todos los pueblos no conocen más que lo que hemos llamado honor
burgués. Entre ellos, el hombre no tiene otro valor que el que le da su conducta
íntegra, y no el que le da lo que agrada a una mala lengua decir por su cuenta.
Entre todos estos pueblos, lo que dice o hace un individuo puede aniquilar su propio honor, pero nunca el de otro. Un
golpe, en todos estos pueblos, no es otra cosa que un golpe, tan como puede
darlo cualquier caballo o cualquier asno, y más peligroso aún; un golpe podrá,
en ocasiones, despertar la cólera o inclinar a vengarse inmediatamente; pero no
tiene nada de común con el honor. [...]" (cap. IV, pp.
793-794)
"[...] Con la introducción del cristianismo, los juegos de gladiadores
fueron abolidos, pero en su lugar, y en pleno cristianismo, se ha iniciado el
duelo por intermedio del Juicio de Dios. [...]" (cap. IV, p.
794)
"[...] Sócrates, a consecuencia de sus numerosas disputas, estuvo muchas
veces expuesto a recibir golpes, que soportaba con tranquilidad; un día recibió
una patada, la aceptó sin incomodarse, y dijo a uno que se extrañaba de eso: «Si
un asno me hubiese pegado, ¿iría yo a pedirle satisfacciones?». Otra vez, como
alguien le dijese: «Ese os combate; ¿no os injuria?», le respondió: «No, porque
lo que dice no se aplica a mí». [...]" (cap. IV, pp.
795-796)
"De todo lo que precede, resultan pruebas suficientes de que el principio
del honor caballeresco no es un principio primitivo, basado en la naturaleza
propia del hombre; es artificial, y su origen es fácil de descubrir. [...]
Examinándolo más de cerca, he aquí el principio: del mismo modo que el honor
burgués, que tiene por objeto las relaciones pacíficas de los hombres entre sí,
consiste en la opinión de que merecemos plena confianza, porque respetamos
escrupulosamente los derechos de cada cual, así también el honor caballeresco
consiste en la opinión de que somos de
temer, pues estamos decididos a defender a ultranza nuestros propios
derechos. La máxima de que vale más inspirar el temor que la confianza, no sería
tan falsa, en vista del poco caso que se puede hacer de la justicia de los
hombres, si viviésemos en el estado natural en que cada cual debe por sí mismo
defender su persona y sus derechos. Pero no tiene aplicación en nuestra época de
civilización, en que el Estado toma a su cargo la protección de la persona y de
la propiedad; [...]." (cap. IV, pp. 797 y 799)
"[...] Es muy cierto que una acusación no ofende sino en cuanto que
hiere; lo que lo demuestra es que la menor alusión, apuntando al blanco, hiere
mucho más profundamente que la acusación más grave cuando no es fundada. Por
consiguiente, todo el que tiene la conciencia segura de no haber merecido una
acusación puede desdeñarla, y la desdeñará. El principio del honor le exige, por
el contrario, que revele una susceptibilidad que no siente y que vengue con la
sangre ofensas que no le hieren en manera alguna. [...]" (cap. IV, p.
802)
"[...] Un golpe no es, y no será nunca, más que un mal físico
insignificante, que cualquier hombre puede ocasionar a otro, sin demostrar nada
con eso, sino que es más fuerte o más mañoso, o que el otro no estaba en
guardia. [...]" (cap. IV, p. 804)
"[...] Hay, seguramente, amplia materia para reír al ver el porte pedante
con que se verifican todas estas locuras [se refiere a los duelos
caballerescos]. [...]" (cap. IV, pp. 806-807)
"[...] Todo lo que es falso y absurdo se revela finalmente, porque,
llegado a su desarrollo perfecto, da como flor una contradicción; [...]." (cap.
IV, p. 807)
"[...] Admitamos ahora que estos motivos existan [los de un duelo] y sean
suficientes: entonces no hay razón alguna para preocuparse de quién de nosotros
dos maneja mejor la pistola o la espada, entonces es indiferente que yo le mate
de ésta o de la otra manera, por delante o por detrás. Porque, moralmente
hablando, el derecho del más fuerte no tiene más peso que el derecho del más
astuto, y este último es el que se empleo cuando se mata en una riña; aquí el
derecho del puño vale exactamente lo que el derecho del cerebro. [...]" (cap.
IV, p. 808)
"[...] el honor sólo se refiere a méritos que cada cual puede atribuirse
públicamente; la gloria a méritos que nadie puede atribuirse a sí mismo. [...]"
(cap. IV, p. 811)
"[...] Cada uno puede aspirar al honor; a la gloria, sólo las
excepciones, porque no se adquiere sino por medio de las producciones
excepcionales. Esas producciones pueden ser actos u obras: de ahí dos caminos para ir a la
gloria. Un alma grande nos abre el camino de los actos; un gran talento nos hace
capaces de seguir el de sus obras. Cada uno de los dos tiene sus ventajas y sus
inconvenientes propios. La diferencia capital es que las acciones pasan y las
obras permanecen. [...]" (cap. IV, p. 812)
"[...] Las obras son, por su esencia, de una naturaleza superior. Un acto
nunca es más que una acción basada en un motivo; por consiguiente, algo aislado,
transitorio, y perteneciente a ese elemento general y primitivo del mundo, a la
voluntad. Una obra grande y bella es
una cosa durable, porque su importancia es universal y porque procede de la
inteligencia, de esa inteligencia inocente, pura, que se eleva como un perfume
sobre ese mundo mezquino de la voluntad. [...]" (cap. IV, p. 812, Nota al pie de
página)
"[...] Se necesita un concurso de circunstancias exteriores y una
casualidad para que el autor llegue en vida a la gloria; el caso será tanto más
raro, cuanto más elevado y difícil sea el género de las obras. [...]" (cap. IV,
p. 814)
"[...] Ya el viejo Epicarmo, el poeta fabuloso, cantaba así: «[...] nada parece al perro más hermoso que el
perro, al buey que el buey, al asno que el asno y al cerdo que el cerdo.»"
(cap. IV, p. 815)
"[Dijo Gellert que «los necios] juzgan por la vista, no por la razón.
[...]»" (cap. IV, p. 816, N. del T. al pie de la página)
"[...] En cuanto sale a la luz una obra superior en cualquier género,
todas las numerosas medianías se ligan y se conjuran para impedir que se dé a
conocer y para ahogarla si es posible. [...]" (cap. IV, p.
817)
"[...] la dificultad de llegar a la gloria por medio de las obras está en
razón inversa del número de individuos de que se compone el público de esas
obras [...]." (cap. IV, p. 817)
"[...] el trabajo es mayor para con las obras cuyo fin es instruir que
para con las que sólo se proponen entretener. [...]" (cap. IV, p.
817)
"Tan difícil como es conseguir la gloria es fácil conservarla. En eso
está también en oposición con el honor. [...]" (cap. IV, p.
818)
"Como nuestro mayor placer consiste en que se nos admire, pero como los
demás solo muy difícilmente, resulta que el más feliz es aquel que de cualquier
manera ha llegado a admirarse sinceramente a sí mismo. [...]" (cap. IV, p. 820,
nota al pie de página)
"[...] los hombres carecen, por lo general, de juicio propio, y, sobre
todo, no tienen las facultades requeridas para apreciar las producciones de
orden elevado y difícil; así que siguen siempre, en estas materias, la autoridad
de otro [...]. Por eso, la aprobación de los contemporáneos, por numerosos que
sean sus votos, tiene poca importancia para el pensador; [...]." (cap. IV, p.
822)
"[...] elevar un monumento en vida a un hombre es declarar que, por lo
que a él atañe, no se fía uno de su posteridad. [...]" (cap. IV, p.
822)
"[...] Tener gloria y juventud a la vez, es demasiado para un mortal.
Nuestra existencia es tan pobre, que sus bienes deben repartirse con más
economía. [...]" (cap. IV, p. 823)
"[...] los que saben que están dotados de una razón sólida y de un juicio
recto, sin tener el sentimiento de poseer una inteligencia superior, no deben
retroceder ante los largos estudios y las investigaciones laboriosas; [...]."
(cap. IV, p. 824)
"[...] al hombre dotado de altas facultades intelectuales, el único que
puede abordar la solución de esos grandes y difíciles problemas que tratan de
las cosas generales y universales, [...]." (cap. IV, p.
825)
Cap.
V
Parénesis y máximas
826
A)
Generales
826
"[...] los pensadores de todos los tiempos, desde Theognis y el pseudo
Salomón hasta la Rochefoucauld; [...]." (cap.
V, § A, p. 826)
"[...]
proposición anunciada por Aristóteles [que] puede traducirse de la manera
siguiente: «No el placer, sino la ausencia del dolor, es lo que persigue el
sabio.» [...]"
(cap. V, § A, p. 826)
"[...]
Así, pues, cuando se quiere hacer el balance de la vida desde el punto de vista
eudemonológico, no hay que hacer la cuenta de los placeres que se han saboreado,
sino de los males que se han evitado. [...]"
(cap. V, § A, p. 827)
"[...]
la eudemonología, es decir, un tratado de la vida feliz, debe comenzar por
enseñarnos que su mismo nombre es un eufemismo, y que por «vivir feliz» debe
entenderse solamente «menos desgraciado»; [...]." (cap.
V, § A, p. 827)
"[...]
en realidad, la vida no es para que se disfrute de ella, sino para que se
desatienda uno de ella lo antes posible; [...]. El hombre más feliz es, pues, el
que pasa la vida sin grandes dolores, tanto en lo moral como en lo físico, y no
el que tiene de su parte las alegrías más vivas o los goces más intensos. [...]
Síguese de ahí que nunca hay que comparar placeres a costa de dolores, ni aun
con su sola amenaza, puesto que eso sería pagar algo negativo y quimérico con algo positivo y real. En cambio, hay beneficio en
sacrificar placeres para evitar dolores. [...]"
(cap. V, § A, p. 828)
"[...]
En efecto; en los momentos en que estamos libres de dolores, deseos inquietos de
hacer brillar a nuestra vista las quimeras de una felicidad que no tiene
existencia real y nos inducen a perseguirlas; con eso atraemos el dolor, que es
indiscutiblemente real. Entonces nos lamentamos de ese estado exento de dolores
que hemos malogrado y que ahora se encuentra detrás de nosotros como un paraíso
que hemos perdido por capricho, y quisiéramos en vano que no haya pasado lo que
ha pasado. [...]"
(cap. V, § A, p. 829)
"[...]
E joven se imagina que ese mundo que un no ha visto está allí para que se
disfrute de él, que es la morada de una felicidad positiva, que sólo huye de los
que no tienen habilidad para apoderarse de ella. Está fortificado en su creencia
por las novelas y las poesías, y por esa hipocresía que ostenta el mundo
dondequiera y siempre por las apariencias exteriores. [... Empero,] dolores,
sufrimientos, enfermedades, pérdidas, cuidados, pobreza, deshonra y otras mil
calamidades; ésas son las formas en que se presenta el resultado. El hastío
llega demasiado tarde. [...]"
(cap. V, § A, p. 829)
"[...]
por regla general, llega al punto el destino que nos agarra bruscamente y nos
enseña que nada es nuestro, sino suyo, puesto que tiene un derecho
indiscutible, no sólo sobre todo lo que poseemos y adquirimos, sobre mujer e
hijos, sino hasta sobre nuestros brazos y nuestras piernas, nuestros oídos y
nuestros ojos, y hasta sobre la nariz que llevamos en medio del rostro. En todo
caso, no pasa mucho tiempo sin que la experiencia llegue ha hacernos comprender
que la felicidad y el placer son un [espejismo], [...]." (cap.
V, § A, p. 830)
"Todo
el que, habiéndose penetrado de las enseñanzas de mi filosofía, sabe que toda
nuestra existencia es una cosa que mejor fuera que no existiese y que la suprema
sabiduría consiste en negarla y rechazarla, éste no fundará grandes esperanzas
sobre ninguna situación, no perseguirá con empeño nada en el mundo y no elevará
grandes quejas a propósito de ninguna decepción, [...]." (cap.
V, § A, p. 831)
"Lo
que aumenta particularmente la dificultad de penetrarse de miras tan elevadas es
la hipocresía del mundo de que he hablado más arriba, y nada sería tan útil como
desenmascararla al punto a la juventud. Las magnificencias son, en su mayoría,
puras apariencias, como decoraciones de teatro, y falta de esencia de la cosa.
[...]"
(cap. V, § A, p. 832)
"[...]
Cuando se quiere apreciar la condición de un hombre desde el punto de vista de
su felicidad, no se debe enterar uno de lo que le divierte, sino de lo que le
entristece; porque cuanto más insignificante sea en sí lo que le aflige, más
feliz será el hombre; se necesita encontrarse en cierto estado de bienestar para
ser sensible a bagatelas [...]." (cap.
V, § A, p. 833)
"[...]
Hay que guardarse de fundar la felicidad de su vida en una base ancha, elevando numerosas
pretensiones a la felicidad; establecida sobre tal fundamento, se desmorona más
fácilmente, [y] entonces da origen infaliblemente a más desastres. [...]"
(cap. V, § A, p. 833)
"[...]
Finalmente, aun cuando se hubiese conseguido lograrlo todo, se observa que se ha
desdeñado tener en cuenta modificaciones que el tiempo produce en nosotros mismos; no se ha reflexionado
que, para crear como para gozar, nuestras facultades no permanecen invariables
en la vida eterna. Resulta de ahí que trabajamos a menudo por adquirir cosas
que, una vez obtenidas, no están a nuestra altura; [...]." (cap.
V, § A, p. 834)
"Pero
nos ocurre, por lo general, en la vida, lo que le sucede al viajero: a medida
que avanza, los objetos toman formas distintas de las que ostentaban de lejos, y
se modifican, por decirlo así, a medida que uno se aproxima a ellos. Ocurre así
principalmente con nuestros deseos. [...]"
(cap. V, § A, p. 835)
B)
Concernientes a nuestra conducta para con
nosotros
mismos
836
"[...] Un punto importante para la sabiduría en la vida es la proporción,
en la cual consagramos una parte de nuestra atención al presente y otra al
porvenir, a fin de que uno no nos eche a perder el otro. [...]"
(cap. V, § B, p. 837)
"[...]
debiéramos siempre igualmente recordar que el día de hoy no viene más que una sola vez y
nunca más. Pero nos imaginamos que volverá mañana; sin embargo, mañana es otro día que tampoco llega más
que una sola vez. [...]"
(cap. V, § B, p. 839)
"[...]
vivimos nuestros hermosos días sin prestarles atención, y sólo cuando los malos
llegan, quisiéramos recordar los otros. [...]"
(cap. V, § B, p. 839)
"[...]
Toda restricción hace feliz. —Cuanto
más reducido es nuestro círculo de visión, de acción y de contacto, más felices
somos; cuanto más vasto es, más atormentados o inquietos nos sentimos. Porque,
al mismo tiempo que él, se agrandan y se multiplican los dolores, los deseos y
las alarmas. Por este motivo, los ciegos no son tan desgraciados como pudiésemos
creer a priori; se puede juzgar por
la clama dulce, casi jovial, de sus facciones. Esta regla nos explica también en
parte por qué la segunda mitad de nuestra vida es más triste que la primera.
[...]"
(cap. V, § B, pp. 839-840)
"[...]
encontramos felicidad en la mayor sencillez posible de nuestras relaciones
y hasta en la uniformidad del género
de vida, mientras que esta uniformidad no engendre el tedio; [...]."
(cap.
V, § B, p. 840)
"[...]
Lo que importa, en último resultado, para nuestra felicidad o para nuestra
desgracia, es lo que ocupa la conciencia. [...]"
(cap. V, § B, p. 840)
"[...]
Para vivir con prudencia perfecta y
para sacar de la propia experiencia todas las enseñanzas que encierra, es
necesario volver muchas veces hacia atrás por medio del pensamiento y
recapitular lo que se ha visto, hecho, aprendido y sentido al mismo tiempo en la
vida; [...]." (cap.
V, § B, p. 841)
"[...]
es muy útil escribir un diario." (cap.
V, § B, p. 842)
"[...]
la máxima de Aristóteles: «La felicidad
es de los que se bastan a sí mismos.» [...]"
(cap. V, § B, p. 842)
"No
hay camino que nos aleje más de la felicidad que la gran vida, la vida de
fiestas y de banquetes, [...]." (cap.
V, § B, p. 842)
"[...]
No se puede ser verdaderamente uno
mismo sino mientras está uno solo: por consiguiente, quien no ama la
soledad, no ama la libertad, porque no es uno libre sino estando solo.
[...]"
(cap. V, § B, p. 842)
"Así
como nuestro cuerpo está envuelto en sus ropas, así nuestro espíritu está
revestido de mentiras. Nuestras palabras, nuestras aciones, todo nuestro ser es
mentiroso y sólo a través de esa envoltura se puede adivinar a veces nuestro
pensamiento verdadero, como a través del traje las formas del cuerpo." (cap. V,
§ B, p. 842, Nota al pie de página)
"[...] un hombre es tanto más esencial y necesariamente aislado, cuanto
ocupa una posición más elevada en la jerarquía de la naturaleza. [...]"
(cap. V, § B, p. 843)
"[...]
Discursos ingeniosos o buenas salidas no son de uso más que en una sociedad
ingeniosa; en la sociedad vulgar, son detestados por completo; porque para
agrandar en ésta hay que ser absolutamente insípido y limitado. [...]"
(cap. V, § B, pp. 843-844)
"En
general, no se puede estar al unísono
perfecto más que con uno mismo; no se puede estar con el amigo, no se puede
estarlo con la mujer amada, [...]." (cap.
V, § B, p. 844)
"[...]
cuanto más tiene en sí el hombre, menos pueden servirle de algo a los demás.
[...]"
(cap. V, § B, p. 845)
"[...]
Es el sentimiento opuesto [a la abnegación de sí mismo] lo que hace a los
hombres vulgares tan sociables y tan acomodaticios; en efecto, les es más fácil
resistir a los demás que a sí mismos. [...]"
(cap. V, § B, p. 845)
"[...]
Notemos también que lo que tiene un valor real no es apreciado en el mundo, y
que lo que se aprecia no tiene valor. [...]"
(cap. V, § B, p. 845)
"Lo
que por otra parte hace a los hombres sociables, es que son incapaces de
resistir la soledad y de resistirse a sí mismos cuando están solos. [...]"
(cap. V, § B, p. 845)
"[...]
Así como el amor a la vida no es, en el fondo, más que el miedo a la muerte, así
también el instinto social de los
hombres no es un sentimiento directo, es decir, no se funda en el amor de la sociedad, sino en el temor de la soledad, [...]." (cap. V, §
B, p. 846, Nota al pie de página)
"[La mayoría de los hombres son] tan fastidiosos y tan sociables, por lo
cual van como un rebaño: [«El instinto borreguil del género humano»]. Es la
monotonía de su propio ser, lo insoportable a cada uno de ellos: [«Toda tontería
sufre con el fastidio de sí mismo»]. Sólo reunidos y por su reunión son algo,
como esos tocadores de trompetas. El hombre inteligente, por el contrario, es
compatible a un virtuoso que ejecuta
su concierto por sí solo [...]."
(cap.
V, § B, p. 847)
"[...]
la sociabilidad de cada cual está en razón inversa de su valor intelectual;
[...]." (cap.
V, § B, p. 848)
"La
soledad ofrece al hombre intelectualmente colocado en posición superior, una
doble ventaja: la primera ser consigo mismo, y la segunda no ser con los demás.
[...]"
(cap. V, § B, p. 848)
"[...]
el amor de la soledad no puede existir como inclinación primitiva, debe nacer
como un resultado de la experiencia y reflexión, y producirse siempre en
relación con el desarrollo de la fuerza intelectual propia y en proporción de
los progresos de la edad; de donde se sigue que, en resumen, el instinto social
de cada individuo está en relación inversa de su edad. [...]"
(cap. V, § B, p. 849)
"«La
dieta de los alimentos nos devuelve la salud del cuerpo, y la de los hombres la
tranquilidad del alma.»" (cap. V, § B, p. 849, N. del T. al pie de
página)
"[...] haberse convencido de la miserable condición moral e intelectual
de la mayoría de los hombres, [...]." (cap.
V, § B, p. 850)
"[...]
por lo que atañe a los espíritus ilustrados, [...] nacidos para guiar a los
demás hombres hacia la verdad en el océano de sus errores, para sacarles del
abismo de su grosería y vulgaridad, para elevarlos hacia la luz de la
civilización y del perfeccionamiento, deben vivir entre ellos, verdad es, pero
sin pertenecerles realmente; se siente, por consiguiente, desde su juventud,
criaturas sensiblemente distintas; pero la convicción, muy nítida a este
respecto, les llega insensiblemente, a medida que avanzan en edad; [...]."
(cap.
V, § B, p. 852)
"La
soledad es el patrimonio de todos los espíritus superiores; a veces, les
ocurrirá que se entristezcan, pero la escogerán siempre como el menor de los
males. [...]"
(cap. V, § B, p. 853)
"[En
la vejez] la generación a la cual se pertenece realmente no existe; rodeado de
una raza extraña, se encuentra uno ya objetiva y esencialmente aislado. [...] Se
ve claro en muchas cosas que antaño estaban como envueltas en una niebla;
[...]." (cap.
V, § B, p. 853)
"[...]
Sólo las naturalezas más pobres y más vulgares serán en la vejez tan vulgares
como antes; entonces están en pugna con esa sociedad, con la cual no encajan;
[...]." (cap.
V, § B, p. 854)
"[...]
así como a fuerza de vivir constantemente encerrado en una habitación, nuestro
cuerpo se hace tan sensible a toda impresión exterior, que el menor airecillo le
afecta enfermizamente, así también nuestro carácter se hace tan susceptible con
la soledad y aislamiento prolongados, que nos sentimos inquietos, afligidos o
molestados por los acontecimientos más insignificantes, [...]." (cap.
V, § B, p. 855)
"Puede
encontrarse un hombre que, principalmente en su juventud, por más que su justa
aversión a sus semejantes le haya hecho huir muchas veces a la soledad, no pueda
sufrir el vacío; yo le aconsejo que se habitúe a llevar consigo a la sociedad
una parte de su soledad; que aprenda a estar solo, hasta cierto punto, aun en el
mundo; por consiguiente, que no comunique en seguida a los demás lo que piensa;
por otra parte, que no atribuya valor demasiado a lo que dicen, sino más bien
que no espere gran cosa de ellos, en lo moral como en lo intelectual, y por
consiguiente, que fortifique en sí esa indiferencia respecto de sus opiniones,
que es el medio más seguro de practicar constantemente una loable tolerancia.
[...]"
(cap. V, § B, p. 855)
"[...]
Cuando nos hieran desgracias reales, el consuelo más eficaz, aunque derivado del
mismo origen que la envidia, será la contemplación de sufrimientos mayores que
los nuestros, y además de eso, el trato con personas que se encuentran en
nuestro caso, [...]." (cap.
V, § B, p. 856)
"La
envidia de los hombres demuestra cómo
se sienten desgraciados; su constante atención a todo lo que hacen o no hacen
los demás, demuestra cómo se aburren." (cap.
V, § B, p. 856)
"[...]
conviene no hacer castillos en el aire; nos cuestan muy caros, porque
inmediatamente después tenemos que demolerlos con muchos suspiros. Pero debemos
procurar aún más no atormentar el corazón con angustias representándonos
vivamente desgracias que son puramente posibles. [...]"
(cap. V, § B, p. 859)
"[...]
hay que reflexionar primero seca y fríamente; después obrar puramente con
nociones e in abstracto. La
imaginación debe quedar sin ejercicio, porque no sabe juzgar; [...]. Pero la
noche es cuando debiera observarse más estrictamente esta regla. [...] Pero
desde que comienza la noche, tan pronto como la bujía está encendida, la razón,
lo mismo que el ojo, ve menos claro que durante el día; así, que este momento no
es favorable a las meditaciones sobre asuntos serios, y principalmente sobre
asuntos desagradables. La mañana es la hora favorable para lo contrario, como en
general, para cualquier trabajo, sin excepción; trabajo intelectual o físico.
[...]"
(cap. V, § B, p. 860)
"[...]
Porque la mañana es la juventud del día; todo es alegre, fresco y fácil; nos
sentimos vigorosos y disponemos de todas nuestras facultades. No hay que
abreviarla levantándose tarde, ni gastarla en desocupaciones o en conversaciones
vulgares; por el contrario, hay que considerarla como la esencia de la vida, y,
por decirlo así, como algo sagrado. En cambio, la tarde es la vejez del día;
estamos abatidos, habladores y aturdidos. [...]"
(cap. V, § B, pp. 860-861)
"A
la vista de bienes que no poseemos, decimos espontáneamente: «¡Ah, si eso fuese
mío!», y este pensamiento no nos hace penosa la privación. En lugar de eso,
debiéramos preguntarnos muy a menudo: ¿Qué ocurriría si eso no fuese mío? Con esto quiero
decir que debiéramos, a veces, esforzarnos por representarnos los bienes que
poseemos como nos parecerían después de haberlos perdido; y hablo aquí de los
bienes de todas clases [...]." (cap.
V, § B, p. 862)
"[«La vida está en el movimiento»], ha
dicho Aristóteles con razón: del mismo modo que nuestra vida física consiste
únicamente en un movimiento incesante, así también nuestra vida interior e
intelectual exige una ocupación constante, [...]." (cap.
V, § B, p. 864)
"[...]
Vencer obstáculos es la plenitud del goce d e la existencia humana, [...] la
lucha y la victoria hacen al hombre feliz. Si la ocasión le falta, se la crea
como puede; según su individualidad le impulse, cazará o jugará a los bolos, o,
arrastrado por la inclinación inconsciente de su naturaleza, urdirá intrigas,
maquinará engaños o cualquier otra villanía, nada más que para poner término al
estado de inmovilidad que no puede
soportar. [...]"
(cap. V, § B, p. 866)
"[...]
siendo lo que se ve lo inmediato,
obra más inmediatamente sobre nuestra voluntad que la noción, el pensamiento
abstracto que sólo da lo general sin
lo particular; [...]." (cap.
V, § B, p. 867)
"[...]
Hay que aprender a considerar las fuerzas intelectuales como si fuesen en
absoluto funciones fisiológicas, [...]." (cap.
V, § B, p. 870)
"[...]
El sueño pide prestado a la muerte para conservar la vida. [...]" (cap. V, § B,
p. 870, Nota al pie de página)
C)Concernientes
a nuestra conducta para con los demás
871
"[...] cuando s e quiere vivir entre los hombres, hay que dejar a cada
uno existir y aceptarlo con la individualidad que se le ha concedido, cualquiera
que ella sea; [... Por ello,] es tan insensato indignarse de su conducta como de
una piedra que viene a rodar a nuestros pies. Respecto de muchos individuos, lo
más prudente es decirse: «No lo cambiaré; quiero utilizarlo.»" (cap. V, § C, pp.
871-872)
"[...] Nadie puede ver por encima
de sí mismo. Quiero decir con eso, que no se puede ver en otro más de loo
que es uno mismo, porque cada cual no puede comprender a otro sino en la medida
de su propia inteligencia. [...]" (cap. V, § C, p. 874)
"[...] Si, pues, se reflexiona cómo la mayoría de los hombres tienen
sentimientos y facultades de ínfima categoría, cuán vulgares son al hablar, se
observará que es imposible hablar con ellos sin hacerse uno mismo vulgar durante
ese intervalo [...]." (cap. V, § C, p. 875)
"[...] en presencia de imbéciles e insensatos, no hay más que una manera
de demostrar que se tiene razón: no hablar con ellos. [...]" (cap. V, § C, p.
875)
"[...] La Rochefoucauld ha observado muy exactamente que es difícil
estimar a un hombre y amarle mucho a la vez. Hay que escoger, pues, entre
mendigar el amor o el aprecio de las personas. Su amor es siempre interesado,
aunque por diversos motivos. [...]" (cap. V, § C, p. 875)
"[...] La mayoría de los hombres son tan personales, que en el fondo nada
tiene interés a sus ojos más que ellos mismos exactamente. [...]" (cap. V, § C,
p. 876)
"[En los hombres vulgares] la voluntad excede mucho a la inteligencia y
de que su débil entendimiento está completamente sometido al servicio de la
voluntad, de la cual no puede librarse un solo momento." (cap. V, § C, p.
877)
"[...] No hay que desesperar a cada absurdo que se dice en público o en
la sociedad, que se imprime en los libros y que se acoge bien, o al menos no se
refuta; no hay que creer tampoco que quedará eternamente consolidado. [...]"
(cap. V, § C, p. 877)
"[...] Los hombres se parecen a los niños que toman malas costumbres
cuando se les mima; así, que no hay que ser muy indulgente ni muy amable para con nadie. [...]"
(cap. V, § C, p. 878)
"[...] Lo que no pueden sufrir los hombres, sobre todo, es la idea de que
uno necesite de ellos; va siempre seguida, inevitablemente, de arrogancia y de
presunción. [...] No tener nunca y de ninguna manera necesidad de los otros, y
hacérselo comprender; ésa es la única manera de conservar nuestra superioridad
entre los conocidos; en consecuencia, es prudente hacerles sentir a todos,
hombre y mujer, que se puede muy bien prescindir de ellos; eso fortifica la
amistad; es muy útil dejar que se introduzca a veces, en nuestra actitud para
con la mayoría de ellos, una partícula de desdén; con eso concederán más valor a
nuestra amistad. [...]" (cap. V, § C, p. 878)
"[...] hay que privarse de cualquier familiaridad con naturalezas
inferiores. [...]" (cap. V, § C, p. 878)
"[...] Si, por desgracia, un individuo de esta clase [vulgar] se imagina
que yo tengo mucha más necesidad de él de lo que él tiene necesidad de mí,
entonces experimentará súbitamente un sentimiento como si yo le hubiese robado
algo; tratará de vengarse y hacerlo propiedad suya. [...]" (cap. V, § C, p.
878)
"[...] Las personas de especie más noble y dotadas de facultades más
eminentes revelan, principalmente en su juventud, una falta sorprendente de
conocimiento de los hombres y del
arte de vivir; así se dejan fácilmente engañar o extraviar; al paso que las
naturalezas inferiores saben mucho mejor, y más pronto, salir del apuro en el
mundo; eso proviene de que, a falta de experiencia, se debe juzgar a priori y de que, en general, ninguna
experiencia vale lo que el a priori.
En las personas de complexión vulgar, este a priori les es proporcionado por su
propio yo, en tanto que no lo es en las de naturaleza noble y distinguida,
porque en esto precisamente se distinguen éstas de aquéllas. Calculando, pues,
los pensamientos y los actos de los
hombres vulgares con arreglo a los suyos propios, el cálculo resulta falso."
(cap. V, § C, p. 879)
"[...] El que cree que en el mundo los diablos nunca andan sin cuernos y
los locos sin cascabeles, será siempre víctima o juguete de ellos. [...]" (cap.
V, § C, p. 880)
"[Las personas diablas y locas] en sus relaciones, las personas hacen lo
que la luna y los jorobados, es decir, que no nos enseñan nunca más que una
cara; tienen un talento innato para transformar su rostro, por medio de una
mímica hábil, con un disfraz que representa muy exactamente lo que debieran ser en realidad; ese
disfraz, cortado a la medida de su individualidad, se adapta y se ajusta tan
bien, que la ilusión es completa. [...]" (cap. V, § C, p.
880)
"Preservémonos, en todo caso, de formarnos una opinión muy favorable de
un hombre a quien acabamos de conocer; [...]." (cap. V, § C, p.
880)
"[...] Otra observación digna de notarse: precisamente en las cosas
pequeñas, en que no se piensa en preocuparse del gesto, revela el hombre su
carácter; [...]." (cap. V, § C, p. 880)
"Si en los hombres, tales como son en su mayoría, lo bueno aventajase a
lo malo, sería más cuerdo fiarse de su justicia, de su equidad, de su fidelidad,
de su afecto o de su caridad que de su temor; pero, como sucede lo contrario, lo
contrario es lo más cuerdo." (cap. V, § C, p. 881, Nota al pie de
página)
"...] Quien critica a los demás, trabaja en su propia enmienda. [...]"
(cap. V, § C, p. 885)
"[...] El hombre eminente, durante su juventud, cree que las relaciones
esenciales y decisivas, las que crean los verdaderos lazos entre los hombres,
son de naturaleza ideal, es decir,
están fundadas en la conformidad de
carácter, de inclinación, de espíritu, de gusto, de inteligencia, etc.; pero más
tarde nota que son las reales, es
decir, las que se fundan en algún interés material. [...]" (cap. V, § C, p.
886)
"[...] Del mismo modo que el papel moneda circula en vez de la plata, así
también, en lugar del aprecio y de la amistad verdaderos, sus demostraciones y
sus apariencias, imitadas lo más naturalmente posible, son las que tienen curso
en el mundo. [...]" (cap. V, § C, p. 886)
"Además de los casos en que se necesitan socorros serios y sacrificios
considerables, la mejor ocasión para probar la sinceridad de un amigo es el
momento en que le anunciáis una desgracia que acaba d e ocurrirnos. [...]" (cap.
V, § C, p. 887)
"[...] Hay pocas cosas que ponen a las personas tan de buen humor como el
relato de alguna calamidad que a uno le ha sobrevenido poco ha, [...]." (cap. V,
§ C, p. 887)
"El alejamiento y la larga ausencia perjudican cualquier amistad, [...]."
(cap. V, § C, p. 888)
"Los amigos se dicen sinceros; los sinceros son los enemigos; así que,
para aprender a conocerse a sí mismos, se debiera tomar su censura como se
tomaría una medicina amarga." (cap. V, § C, p. 888)
"[...] ¡Cómo hay que ser novicio para creer que revelar ingenio y razón
es un medio de hacerse acoger bien en la sociedad! Muy al contrario; eso
despierta, en la mayoría de las personas, un sentimiento de odio y de rencor,
[...]. Así, Gracián dijo con razón: Para
ser bien quisto, el único medio es vestirse la piel del más simple de los
brutos. Revelar talento y juicio, ¿no es una manera desfigurada de acusar a
los otros de su incapacidad y de su necedad? [...] Es, pues, la mayor temeridad
mostrarles una superioridad intelectual marcada, sobre todo ante testigos. Eso
provoca su venganza, y, por lo general, tratarán de ejercerla por medio de
injurias, porque así pasan del dominio de la inteligencia al de la voluntad, en
el cual todos somos iguales. [...] Por el contrario, la inferioridad intelectual equivale a una
carta de recomendación. [...]" (cap. V, § C, pp. 888-889)
"Para abrirse camino en el
mundo, amistades y compañerismo, son el medio más decisivo. Ahora bien: las grandes capacidades dan altanería, y
no está uno acostumbrado a adular a los que no las tienen, [...]. Esto no se
aplica solamente a los cargos del Estado, sino también a los empleos
honoríficos, a las dignidades, y hasta a la gloria en el mundo de las ciencias;
así, por ejemplo, en las academias, la medianía bonachona e inofensiva ocupa
siempre el alto puesto, y la s personas de mérito entran más tarde o no entran;
lo mismo ocurre en todas las cosas." (cap. V, § C, p. 890, Nota al pie de
página)
"[...]
La cortesía se funda en una convención tácita de no notar unos en otros la
miseria moral e intelectual de la condición humana y para no echársela en cara
mutuamente; de donde resulta, en beneficio de ambas partes, que se revela con
menor facilidad." (cap. V, § C, p. 891)
"[...] la cortesía es al hombre lo que el calor a la cera." (cap. V, § C,
p. 892)
"[...] Más nos valdría recordar siempre que la cortesía no es más que un
disfraz burlón; [...]." (cap. V, § C, p. 892)
"[...] Nunca hay que tomar como modelo a otro para lo que se quiere hacer
o no hacer, porque las situaciones, las circunstancias y las relaciones no son
siempre idénticas, y porque la diferencia de carácter da también un tono muy
distinto de la acción [...]." (cap. V, § C, p. 892)
"[...] No combatáis la opinión de nadie; pena que si se quisiese disuadir
a las personas de todos los absurdos en que creen, no se habría acabado aun
cuando se llegase a la edad de Matusalem." (cap. V, § C, pp.
892-893)
"Abstengámonos también de la conversación, de cualquier observación
crítica, aunque se hiciese con la mejor intención, porque herir a las personas
es fácil; corregirlas, difícil, sino imposible." (cap. V, § C, p.
893)
"[...] El que quiere que su opinión tenga crédito, debe enunciarla
fríamente y sin pasión. [...]" (cap. V, § C, p. 893)
"[...] No hay que elogiarse a sí mismo, aunque se tenga derecho. Porque
la vanidad es cosa tan común, y el mérito, por el contrario, es cosa tan rara,
que siempre que parece que nos alabamos, por indirectamente que sea, todos
apostará ciento contra uno a que lo que ha hablado por nuestra boca es vanidad,
[...]." (cap. V, § C, p. 893)
"[...] Cuando sospecháis que alguien miente, fingid la credulidad;
entonces se hace desvergonzado, miente más gravemente, y se le descubre. Si
notáis, por el contrario, que una verdad que quisiera disimular se le sustrae en
parte, haceos el incrédulo, a fin de que, provocado por la distracción, agregue
todas sus reservas." (cap. V, § C, p. 894)
"[...] a medida que los hombres tienen poca aptitud y curiosidad para les
verdades generales, están ávidos de
verdades individuales." (cap. V, § C, p. 896)
"[...] «Lo que tu enemigo no debe saber, no lo digas a tu amigo»; [...]."
(cap. V, § C, p. 896)
"[...] no hay dinero mejor colocado que aquel que nos hemos dejado robar,
porque nos ha servido inmediatamente para comprar prudencia." (cap. V, § C, p.
896)
"«Ni amar ni odiar»; esta regla encierra la mitad de toda sabiduría; «no
decir nada y no creer nada»: he ahí la otra mitad. [...]" (cap. V, § C, p.
896)
D) Concernientes a
nuestra conducta frente a la
marcha
del mundo y frente al destino
897
"[«Hablar sin pasión»]; esta antigua regla de las personas del mundo
enseña que debe dejarse a la inteligencia de los demás el cuidado de descifrar
lo que habéis dicho; [...]." (cap. V, § D, p. 897)
"[...] Cualquier forma que revista la existencia humana, sus elementos
siempre son semejantes; [...]. Los acontecimientos de nuestra vida se asemejan
también a las imágenes del caleidoscopio: a cada vuelta, las vemos distintas,
siendo así que en realidad es siempre lo mismo lo que tenemos delante de los
ojos." (cap. V, § D, p. 897)
"[...] Tres fuerzas dominan el mundo, ha dicho muy exactamente un
antiguo: prudencia, fuerza y fortuna. Esta última es, a mi juicio, la más
influyente. [...]" (cap. V, § D, p. 897)
"[...] el azar es una potencia maligna, en la cual hay que fiarse lo
menos posible. [...]" (cap. V, § D, p. 898)
"[...] la marcha de nuestra existencia no es, únicamente, obra propia: es
el producto de dos factores, a saber: la serie de acontecimientos y la serie de
nuestras decisiones, que sin cesar se cruzan y se modifican recíprocamente.
[...]" (cap. V, § D, p. 898)
"[...] Nunca se debiera perder de vista la acción que ejerce el tiempo ni
la movilidad de las cosas; por consiguiente, en todo lo que ocurre actualmente,
habría que evocar en seguida la imagen de lo contrario; [...]." (cap. V, § D, p.
900)
"[En las situaciones d e la vida] nada conserva ese derecho de actualidad
y sólo el cambio es la cosa inmutable. ...]" (cap. V, § D, p.
901)
"[...] Lo que hace que los hombres consideren generalmente el estado
precario de las cosas o la dirección de su curso, como si nunca debiera cambiar,
es que, teniendo los efectos a la vista, no comprenden las causas; [...]." (cap.
V, § D, p. 901)
"[En el comportamiento humano] el error proviene siempre de una
conclusión de efecto a causa." (cap. V, § D, p. 901)
"[...] no hay que usurpar el porvenir, exigiendo antes de tiempo lo que sólo puede venir
con el tiempo. Todo el que trate de
hacerlo sentirá que no hay usurero peor y más intratable que el tiempo, y que,
cuando se pide adelantado, exige más enormes intereses que cualquier judío.
[...]" (cap. V, § D, p. 901)
"[...] con nuestras medidas, no debemos penetrar demasiado en el
porvenir; hay que contar también con el azar y afrontar audazmente más de un
peligro, [...]." (cap. V, § D, p. 901, Nota al pie de
página)
"[...] Hay enfermedades que no se pueden curar conveniente y radicalmente
sino dejándoles seguir su curso natural; entonces desaparecen por sí mismas sin
dejar rastro. Pero si trata uno de reponerse inmediatamente, en seguida,
entonces el tiempo tendría que hacer el pago adelantado; la enfermedad se
retirará, pero el interés estará representado por un gran debilitamiento y por
males crónicos para toda la vida. [...] Aquí el interés será el desorden,
[...]." (cap. V, § D, p. 902)
"[...] Entre los cerebros vulgares y sensatos hay una diferencia
característica que se señala a menudo en la vida ordinaria: es que los primeros,
cuando reflexionan en un principio posible cuya magnitud quieren apreciar, no
buscan y no consideran sino lo que puede
haber sucedido ya semejante, en tanto que los segundos piensan por sí mismos
en lo que pudiera suceder; [...]."
(cap. V, § D, p. 902)
"[...] Ningún acontecimiento debe provocar en nosotros grandes
explosiones de júbilo ni muchas quejas, en parte, a causa de la versatilidad de
todas las cosas, que puede en cualquier momento modificar la situación, y en
parte, a causa de la facilidad de nuestro juicio en engañarnos sobre lo que nos
es saludable o perjudicial; [...]." (cap. V, § D, p. 903)
"La razón por la cual un acontecimiento desgraciado es menos duro de
soportar cuando lo hemos considerado de antemano como posible y hemos tomado
nuestra determinación, como se suele decir, debe ser la siguiente: cuando
pensamos con calma una desgracia antes de que se produzca, como en una simple
posibilidad, distinguimos claramente y por todas partes su magnitud, y tenemos
entonces la noción como de algo acabado y fácil de abarcar de una mirada; de
manera que, cuando llega efectivamente, no puede obrar con un más peso del que
tiene en realidad. Si, por el contrario, no hemos tomado esas precauciones, si
nos coge sin preparación, el espíritu, atemorizado, no puede, a primera vista,
medir exactamente su extensión y, no pudiendo verla de una sola mirada, se
inclina a considerarlo como inconmensurable, o, al menos, como mucho mayor de lo
que es verdaderamente. Así, la oscuridad y al incertidumbre agrandan cualquier
peligro. [...]" (cap. V, § D, p. 904)
"Podemos considerar los accidentes nimios que vienen a molestarnos a cada
momento, como destinados a tenernos sobresaltados, a fin de que la fuerza
necesaria para resistir las grandes desgracias no se relaje en los días felices.
[...]" (cap. V, § D, p. 905)
"[...] Voltaire dice con razón: [«Sólo con la punta de la espada se
triunfa en este mundo; se muere con las armas en la mano.»]." (cap. V, § D, p.
906)
"[Bacon de Veruliano dijo: «La naturaleza puso en todas las cosas
vivientes el miedo y el temor, que conservan la vida y su esencia y evitan y
alejan los malos incidentes. Sin embargo, esta misma naturaleza no sabe guardar
la mensura [...]»]." (cap. V, § D, p. 907)
Cap.
VI
De la diferencia de las edades de la vida
908
"Voltaire ha dicho admirablemente: [«Quien no tiene el espíritu de su
edad, tiene todos sus defectos.»]" (cap.
VI, p. 908)
"[...]
en la infancia nos inclinamos mucho
más al conocimiento que a la voluntad. [...]"
(cap. VI, p. 908)
"[...]
la esencia de la poesía, como la de todas las artes, consiste en percibir en
cada cosa aislada la idea platónica, es decir, lo esencial y lo que es común a
la especie en general; [...]."
(cap.
VI, p. 909)
"[...]
Cuanto más jóvenes somos, más cada cosa aisladamente representa para nosotros el
género entero. [...]"
(cap. VI, p. 909)
"[...]
la existencia objetiva de todas las
cosas, es decir, la representación pura, es siempre agradable, mientras que su
existencia subjetiva, que está en el
querer, en la volición [...] está
mezclada de dolor y de pena, [...]." (cap.
VI, p. 910)
"[...]
durante la infancia, los objetos nos son conocidos mucho más por el lado de la
vista, es decir, de la
representación, de la objetividad, que por el del ser, que es al mismo tiempo el de la
voluntad. Como el primero es el lado alegre de las cosas y su lado subjetivo y
horrible nos es aún desconocido, el entendimiento joven toma las imágenes que la
realidad y el arte le presentan por otros tantos seres felices; se imagina que
tan bellas como son en el ver, tanto
y más lo son en el ser. Así que la
vida le parece un edén; ésa es la Arcadia [alusión a una frase de Schiller]
donde todos hemos nacido. Resulta de aquí, algo más tarde, la sed de la vida
real, la necesidad impulsiva de obrar y de sufrir, arrastrándose
irresistiblemente en el tumulto del mundo. Aquí aprendemos a conocer la otra faz
de las cosas, la del ser, es decir,
de la voluntad, [...]." (cap.
VI, p. 911)
"Lo
que molesta, lo que hace desgraciados los años de juventud, el resto de esa
primera mitad de la vida tan preferible a la segunda, es la persecución de la
felicidad emprendida con la firme suposición de que puede encontrarse en la
existencia. [...]"
(cap. VI, p. 911)
"[...]
Se ganaría mucho con destruir en edad temprana, por medio de enseñanzas
adecuadas, esa ilusión propia de la juventud [...]." (cap.
VI, p. 912)
"[...]
el carácter de la primera mitad de la vida es una aspiración inagotable a la
felicidad, el de la segunda mitad es la aprensión de la desgracia. [...[]
Cuando, en mis años de juventud, oía yo llamar a mi puerta, me ponía muy alegre
porque me decía: «¡Ah! Por fin.» Más tarde, en la misma situación, mi impresión
era más próxima al terror, porque pensaba: «¡Ah! Ya.» [...]"
(cap. VI, p. 912)
"En
la edad madura sabe uno precaverse mejor contra la desgracia; en la juventud,
soportarla." (cap. VI, p. 912, Nota al pie de página)
"[...] La primera tarea que la experiencia tiene que llevar a cabo es
despojarnos de las quimeras y de las nociones falsas acumuladas durante la
juventud; garantir contra ella a los jóvenes sería, indudablemente, la mejor
educación que se les pudiera dar, [...]." (cap.
VI, p. 913)
"La
mayor superioridad intelectual no hace valer plenamente su autoridad en la
conversación sino después de los cuarenta años. [...]"
(cap. VI, p. 914)
"Es
un mal síntoma, en lo moral como en lo intelectual, para un joven, encontrarse
fácilmente en medio de las monsergas humanas, estar allí a gusto y penetrar como
preparado de antemano; eso anuncia vulgaridad. Por el contrario, una actitud
descontenta, vacilante, torpe y forzada es, en tales circunstancias, el indicio
de una naturaleza de noble especie." (cap. VI, pp.
914-915)
"[...] Hay que haber envejecido, es decir, haber vivido mucho, para
reconocer cuán corta es la vida. [...]"
(cap. VI, p. 915)
"[...]
El tiempo mismo, durante la juventud, marcha a paso lento; así que la primera
cuarta parte de nuestra vida no sólo es la más feliz, sino también la más larga;
deja, pues, muchos más recuerdos, [...]." (cap.
VI, p. 915)
"¡Por
qué en la vejez, la vida que uno tiene detrás de sí parece tan breve? Porque la
tenemos por tan corta como el recuerdo que conservamos de ella. [...]"
(cap. VI, p. 915)
"[...]
las cosas insignificantes se hacen cada vez más numerosas porque muchos hechos,
que a primera vista nos parecen importantes, pierden todo interés a medida que
se repiten; las repeticiones son frecuentes al principio, pero en lo sucesivo se
hacen innumerables. Así que recordamos mejor nuestros años de juventud que los
que han seguido. [...]"
(cap. VI, p. 916)
"[...]
En definitiva, todos esos fenómenos interiores [se refiere al proceso del fluir
e la vida] están fundados en que no es nuestro ser por sí mismo, sino sólo su
imagen visible lo que existe bajo la forma del tiempo y en que el presente es el
punto de contacto entre el mundo exterior y nosotros, entre el objeto y el
sujeto. [...]"
(cap. VI, p. 917)
"Parécenos,
a veces, que deseamos ardientemente encontrarnos en un lugar distante, siendo
así que en realidad no sentimos más que el tiempo que hemos pasado allí cuando
éramos más jóvenes y más frescos. Y he aquí cómo el tiempo nos engaña bajo el disfraz del espacio. Vamos al sitio tan deseado y
nos damos cuenta d e la ilusión." (cap.
VI, p. 917)
"Bajo
el aspecto de la fuerza vital podemos comparar, hasta los treinta y seis años, a
los que viven a los intereses de un capital; lo que se gasta hoy se reemplaza
mañana. A partir de esa época, somos semejantes a un rentista que comienza a
gastar su capital [yo le agregaría: y a pagar los intereses que él denominó como
desorden biológico]." (cap.
VI, p. 918)
"[...]
El caos más triste es aquel en que ambas cosas, fuerza vital y fortuna [...],
están en camino de fundirse simultáneamente; así, el amor de la riqueza aumenta
con la edad. [...]"
(cap. VI, p. 918)
"[...]
Aristóteles observa que, entre los vencedores de los juegos olímpicos, no se han
encontrado más que dos o tres que, vencedores una primera vez como jóvenes,
hayan triunfado como hombres hechos, porque los esfuerzos prematuros que exigen
los ejercicios preparatorios agotan de tal manera las fuerzas, que faltan más
tarde, en la edad viril. Lo que es cierto de la fuerza muscular lo es aún más de
la fuerza nerviosa, cuyas producciones intelectuales no son más que las
manifestaciones; por eso los ingenia
praecocia, los niños prodigios, esos frutos de una educación de invernadero,
que asombran en su edad temprana, llegan a ser más tarde cerebros perfectamente
vulgares. [...]"
(cap. VI, p. 918)
"Así
como en un buque no nos damos cuenta de su marcha sino porque vemos los objetos
situados en la ribera alejarse hacia atrás, y por consiguiente hacerse más
pequeños, así nos damos cuenta de que nos vamos haciendo viejos y cada vez más
viejos en que personas, de una edad más avanzada nos parecen jóvenes."
(cap.
VI, p. 919)
"[...]
Mientras la vida se hace cada vez más inconsciente, mientras marcha a grandes
pasos hacia la inconsciencia completa [la muerte], la huida del tiempo se acerca
por lo mismo. [... Las] horas del niño son más largas que los días del anciano.
Vemos, pues, que el tiempo de la vida tiene un movimiento acelerado. [...] La
aceleración en la marcha del tiempo suprime, pues, las más de las veces, el
tedio de una edad más avanzada; [...]." (cap. VI, pp.
919-920)
"[...] las verdades profundas no se adquieren sino por la intuición y no
por la especulación, [...]." (cap.
VI, p. 921)
"En
la juventud domina la contemplación; en la edad madura, la reflexión; por eso la
primera es la época de la poesía; la segunda, la de la filosofía. [...]"
(cap. VI, p. 921)
"[...]
Sólo el hombre llegado a una edad muy avanzada tendrá una idea completa y exacta
de la vida, porque la abarca con la mirada en su conjunto y en su curso natural,
y sobre todo porque no la ve como los demás, únicamente del lado de la entrada,
sino también del lado de la salida; [...]." (cap.
VI, p. 922)
"[...]
Pero así como cada época, aun la más lastimosa, se cree más sabia que todas las
que le han precedido, de igual manera a cada edad el hombre se cree superior a
lo que era antes; ambas cosas inducen a error muchas veces. [...]"
(cap. VI, p. 922)
"Particularmente,
al término de la vida hay algo que recuerda el final de un baile de máscaras,
cuando los enmascarados se retiran. En ese momento se ve cuáles eran aquellos
con quienes se ha estado en contacto durante su vida. En efecto, los caracteres
han salido a la luz, las acciones han dado sus frutos, las obras han encontrado
su exacta apreciación y todas las fantasmagorías se han desvanecido. Porque para
eso se ha necesitado tiempo. Pero lo más extraño es que uno no se conoce y se
comprende bien a sí mismo, [...]." (cap.
VI, p. 923)
"[...]
todo goce no es más que la satisfacción de una necesidad, y no es uno
desgraciado por perder el goce al mismo tiempo que la necesidad, [...]."
(cap.
VI, p. 924)
"[...]
una vez extinguida la inclinación sexual, se ha consumido el verdadero hueso de
la vida y no queda más que la cáscara, [...]." (cap.
VI, p. 925)
"[...]
El rasgo fundamental y característico de la vejez, es el desengaño; [...]."
(cap.
VI, p. 926)
"[...]
Sólo a los sesenta años se comprende bien el primer versículo del Eclesiastés.
[...]"
(cap. VI, p. 926)
"[...]
La `pobreza durante la vejez es una desgracia. Si se le ha evitado y si se ha
conservado la salud, la vejez puede ser una parte muy soportable de la vida. La
comodidad y la seguridad son sus principales necesidades; por eso se ama más que
nunca el dinero, porque suple las fuerzas que faltan. [...]"
(cap. VI, p. 927)
"[...]
La necesidad de ver [en la vejez], de viajar, de aprender, está reemplazada por
la de enseñar y hablar. [...]"
(cap. VI, p. 927)
"[...]
Lo que el hombre «tiene por sí mismo», nunca le aprovecha más que en la vejez.
Verdad es que la mayoría de los individuos, habiendo sido en todo tiempo obtusos
de entendimiento, se hacen cada vez más autómatas a medida que avanzan en la
vida; piensa, dicen, hacen siempre lo mismo, y ninguna impresión exterior puede
cambiar el curso de sus ideas [...]." (cap.
VI, p. 927)
"El
debilitamiento de todas las fuerzas de la vejez progresivamente, y cada vez más
es, en verdad, una triste cosa; pero es necesaria, y hasta bienhechora; de lo
contrario, la muerte, de la cual es preludio, se haría demasiado penosa.
[...]"
(cap. VI, p. 928)
"La
diferencia fundamental entre la juventud y la vejez será siempre ésta: que la
primera tiene la vida en perspectiva, y la segunda, la muerte; que, por
consiguiente, un a posee un pasado corto con un largo porvenir, y otra, lo
contrario. [...]"
(cap. VI, p. 928)
"[...]
la eutanasia, es decir, la muerte sin
enfermedad, sin apoplejía, sin convulsión, sin estertor, hasta sin palidecer,
las más de las veces sentados, principalmente después de la comida; sería más
exacto decir que no mueren, sino que cesan de vivir. [...]" (cap. VI, p. 928,
Nota al pie de página)
"[...] Sólo entre los noventa y cien años se hace normal morir de vejez,
sin enfermedad, sin lucha, sin convulsiones, [...]. Así que en esto tiene razón
el Oupanischad cuando señala en cien
años la duración natural de la vida." (cap. VI, p. 929, Nota al pie de
página)
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SCHOPENHAUER,
Arthur: El Mundo como Voluntad y
Representación (1819), Madrid, Orbis Hyspamérica, 1985, vol. I,
fragmentos.
Compendia:
Eugenio Tait
ÍNDICE
VOLUMEN
I
PRÓLOGO
DE LA PRIMERA EDICIÓN
LIBRO
PRIMERO: El mundo como
representación
Primera
consideración: La representación sometida
al principio de razón: el objeto de la experiencia y de la
ciencia
LIBRO
SEGUNDO: El mundo como
voluntad
Primera
consideración: La objetivación de la
voluntad
VOLUMEN
II
LIBRO
TERCERO: El mundo como
representación
Segunda
consideración: La representación
independiente del principio de razón: La Idea platónica: el objeto del
Arte
LIBRO
CUARTO: El mundo como
voluntad
Segunda
consideración: Afirmación y negación del
deseo de vivir por la voluntad, llegada a la conciencia de sí
misma
VOLUMEN
I
PRÓLOGO
DE LA PRIMERA EDICIÓN
"Está [el libro] destinado a una corta minoría de personas; tranquilo y
modesto, esperará hasta encontrar esos contados individuos a quienes una
tendencia del espíritu, que no es la ordinaria, hará capaces de apreciarle.
[...]" (Prólogo, p. 12)
"[...] ¿qué momento hay bastante serio para no consentir un instante de
buen humor? [...]." (Prólogo, p. 12)
LIBRO
PRIMERO: El mundo como
representación
Primera
consideración: La representación sometida
al principio de razón: el objeto de la experiencia y de la
ciencia
"[...] cualquier hombre: a saber, que al mismo tiempo dice: «El mundo es
mi representación», puede y debe decir: «El mundo es mi voluntad»." (§ 1, p.
18)
"El mundo como representación, [...] tiene dos mitades esenciales,
necesarias e inseparables. Una es el objeto. sus formas son el espacio y el
tiempo, de donde viene la pluralidad. La otra mitad es el sujeto, y no se
encuentra colocada en el tiempo ni en el espacio, pues existe entera e indivisa
en todo ser que percibe; [...]." (§ 2, p. 19)
"La diferencia principal entre todas nuestras representaciones es la de
lo intuitivo y lo abstracto. Lo abstracto no constituye más que una sola clase
de representaciones: los conceptos, que son en este mundo propiedad exclusiva
del hombre. La facultad que tiene de formarse nociones abstractas, facultad que
le distingue de los demás animales, ha sido denominada en todos los tiempos razón. [...]" (§ 3, p.
20)
"[...] el tiempo y el espacio, no sólo puede ser pensado in abstracto, sino también percibido
directamente por sí y con separación de su contenido. [...]" (§ 3, p.
20)
"[...] principio del ser. Éste
constituye en el tiempo la sucesión de sus momentos, y en el espacio la posición
de sus partes, determinándose una a otra hasta lo infinito." (§ 3, p.
21)
"El tiempo y el espacio, cada uno separadamente, son intuitivamente
perceptibles, aun sin materia, más ésta no lo es sin ellos. [...]" (§ 4, p.
22)
"[...] la causalidad es la esencia propia de la materia; desde el momento
que no hubiese causalidad no habría materia." (§ 4, p. 22)
"[...] Lo que determina la ley de causalidad no es, pues, la sucesión de
los estados en el tiempo puro, sino en el tiempo con relación a un espacio dado,
como no es tampoco la existencia de los estados en un lugar cualquiera, sino su
existencia en este lugar en un momento determinado. [...] Por lo tanto, la
causalidad relaciona el tiempo con el espacio." (§ 4, p.
23)
"[...] La materia, como existe en la reunión del tiempo y del espacio,
lleva siempre la marca de ambos." (§ 4, p. 23)
"[...] Lo que en el sujeto guarda correlación con la materia o la
causalidad (ambas son una misma cosa) es el entendimiento, y éste no es nada más
allá de esa esfera. Conocer la causalidad es su única función, [...]." (§ 4, p.
24)
"[...] Lo que experimenta el ojo, el oído, la mano, no constituye la
intuición, se reduce simplemente a datos. Sólo por la acción del entendimiento,
que pasa del efecto a la causa, aparece el mundo, extenso como intuición [...]."
(§ 4, p. 25)
"[...] El realismo coloca la causa en el objeto y el efecto en el sujeto.
El idealismo de Fichte considera al objeto como un efecto del sujeto. [...]" (§
5, p. 26)
"[...] entre el sujeto y el objeto no existe relación basada sobre el
principio de razón, [...]." (§ 5, p. 26)
"[...] sólo los objetos pueden ser causa y sus efectos son siempre otros
objetos." (§ 5, p. 28)
"[Kant dice:] «El encadenamiento de las representaciones entre sí con
arreglo de la ley e causalidad es lo que distingue a la vida del ensueño.»
[...]" (§ 5, p. 29)
"[...] La vida y los ensueños son páginas de un mismo libro. La lectura
seguida es lo que llamamos la vida real. Pero cuando termina la hora habitual de
la lectura (el día) y llega el momento del descanso, continuamos a veces
hojeando distraídamente el libro y recorriendo todavía algunas páginas aquí y
allá, sin orden de continuidad; [...]."
(§ 5, p. 30)
"[...] el moverse por motivos sacados del conocimiento, es el verdadero
carácter de la animalidad, [y] el
moverse por virtud de excitaciones es el carácter de la planta. [...]" (§ 6, p.
32)
"La falta de entendimiento se denomina imbecilidad, es decir, torpeza en la
aplicación de la ley de causalidad; [...]. El hombre imbécil no ve el enlace de
los fenómenos físicos; [...] por esto cree fácilmente en brujerías y milagros.
[...]" (§ 6, p. 34)
"[...] el entendimiento y la razón se sostienen mutuamente. [...]" (§ 6,
p. 35)
"[...] El hecho de que los animales posean a priori el conocimiento de la relación
de causa a efecto, como forma general de entendimiento, es indudable, por ser
para ellos, como para nosotros, la condición previa de todo conocimiento
intuitivo del mundo exterior. [...] Con todo, en la apreciación del
entendimiento de los animales, debemos evitar el atribuirle aquello que es
manifestación del instinto. [...]" (§ 6, p. 35)
"Hemos visto que la falta de entendimiento se llama imbecilidad; veremos luego que la falta
de razón en su aplicación práctica es la necedad; y la falta de juicio la simpleza o bobería; por último, la
ausencia parcial o total de la memoria es la locura. [...]" (§ 6, p.
35)
"Lo que la razón reconoce exactamente se llama verdad; es un juicio abstracto con razón
suficiente [...]; lo que el entendimiento reconoce correctamente se llama realidad, o sea, el justo paso del
efecto producido sobre el objeto inmediato a la causa. Lo opuesto a la verdad es el error, que es una decepción de la razón,
y lo opuesto a la realidad la ilusión, que es una decepción del
entendimiento. [...]" (§ 6, p. 35)
"[...] Todo lo que puede la razón es saber; el percibir intuitivamente pertenece sólo
al entendimiento y está fuera de la influencia de la razón." (§ 6, p.
36)
"[...] el tiempo, el espacio y la causalidad [...] pertenecen únicamente
al objeto, [y] pueden ser conocidas a
priori, [...]. (§ 7, p. 37)
"[...] La intuición no da la opinión, da la cosa misma. [...]" (§ 8, p.
45)
"El lenguaje es la primera producción y el instrumento indispensable de
la razón; por este motivo se designa en griego y en italiano con el mismo nombre
[...]." (§ 8, p. 47)
"Así como el entendimiento no tiene más que una función: conocer
directamente la relación de causa a efecto, [...] de igual manera la razón no
tiene tampoco más que una función:
crear conceptos, [...]." (§ 8, p. 48)
"[...] la lógica no tiene más que un interés teórico, sin utilidad
práctica para la filosofía. [...]" (§ 9, p. 53)
"La razón es de naturaleza femenina: no puede producir sino después de
haber concebido. En sí misma no contiene nada, a no ser los procedimientos del
raciocinio, sin sustancia alguna. No hay otro conocimiento de razón pura que los
cuatro principios a los cuales he reconocido una verdad metalógica, a saber: el
principio de identidad, el de contradicción, el de tertium non datur [tercero excluido] y
el de causa suficiente de conocimiento, [...]." (§ 10, p.
60)
"[...] Saber es, pues, conocer
abstractamente, poseer fijamente en conceptos de razón lo que de una manera
general se conocía ya por otro camino." (§ 10, p. 61)
"[...] la razón no nos da a conocer jamás sino lo que recibe de otra
parte, no amplía, en verdad, el campo de nuestros conocimientos y solamente les
da otra forma. [...]" (§ 12, p. 63)
"[...] El cálculo diferencial no aumenta la suma de nuestros
conocimientos relativos a las curvas; no contiene nada más que lo que ya
contenía la pura y simple intuición, pero modifica la naturaleza del
conocimiento; de intuitivo lo convierte en abstracto, haciéndole producir de
este modo las consecuencias más fecundas en aplicaciones." (§ 12, p.
63)
"Cuando se quiere tener un conocimiento abstracto de las relaciones del
espacio, es preciso que previamente sean reducidas a relaciones de tiempo, es
decir, a números. [...] Lo que hace a las matemáticas tan difíciles, es
precisamente esa necesidad de traducir el espacio con sus tres dimensiones en
noción de tiempo, que no tiene más que una, siempre que se quiere adquirir un
conocimiento abstracto (es decir, saber, y no percibir intuitivamente).
[...]" (§ 12, p. 64)
"[...] la intuición percibe de un solo golpe, [...]." (§ 12, p.
64)
"Observemos de pasada que hay espíritus que sólo encuentran plena
satisfacción en lo que conocen intuitivamente. [... Otros,] por el contrario, no
piden más que nociones abstractas, que son las únicas que pueden emplearse y
transmitirse; [...]." (§ 12, p. 65)
"[...] saber o conocimiento abstracto [...]." (§ 12, p.
65)
"[en los actos] mediante los cuales ejecuta un hombre alguna cosa por sí
solo y con un trabajo sin interrupciones, el saber, el empleo de la razón o la
reflexión le sería perjudicial las más de las veces, como, por ejemplo, en el
juego de billar, en la esgrima, al afinar un piano, en el canto, etc.; en todas
estas circunstancias, el conocimiento intuitivo debe guiar directamente a la
actividad; [...]." (§ 12, p. 65)
"[...] el verdadero arte procede siempre de la intuición y nunca de los
conceptos. [...]" (§ 12, pp. 66-67)
"[...] la conducta como la palabra viene del sentimiento, lo que equivale a decir que
no procede de conceptos, [...]. Con todo, no trato de negar que el uso de la
razón sea útil para la virtud; quiero decir tan sólo que no es la fuente de
ésta. [...]" (§ 12, p. 67)
"[...] el saber abstracto [...] es el reflejo de la representación
intuitiva y está fundado en ella, [...]." (§ 13, p. 68)
"[...] La risa proviene
siempre y depende tan sólo de que observemos súbitamente la disparidad entre un
concepto y el objeto real que relacionamos con él en nuestro pensamiento,
[...]." (§ 13, p. 68)
"[...] lo risible es una idea ingeniosa o una acción extravagante, según
que se pase de la discordancia de los objetos a la unidad del concepto, o
viceversa. [...]" (§ 13, p. 69)
"[...] salvo los principios de la lógica pura, el saber, en general, no
tiene su fuente en la razón misma,
sino que, tomado de otra parte bajo la forma de conocimiento intuitivo, es
depositado en la facultad de reflexión, donde toma la forma, completamente
diversa, de conocimiento abstracto. [...]" (§ 14, p. 71)
"[...] lo que hay de general en [la historia] consiste en el estudio de
períodos principales, de los que no pueden deducirse los hechos particulares.
Éstos no están subordinados más que en lo tocante a su sucesión, pero en cuanto
a su contenido están coordenados; de ahí resulta que, rigurosamente hablando, la
historia no es una ciencia, sino un saber." (§ 14, p. 72)
"[...] la cualidad científica no radica en la certeza, sino en el método
sistemático del conocimiento, que desciende gradualmente de lo general a lo
particular." (§ 14, p. 72)
"[...] La intuición, ya sea puramente a priori, como la que forma la base de
las matemáticas, ya empíricamente a
posteriori, como la de las demás ciencias, es la fuente de toda verdad y la
base de toda ciencia. (Hay que exceptuar a la lógica, que se funda en el
conocimiento no intuitivo, pero sin embargo, inmediato, que la razón adquiere de
sus propias leyes.) [...]" (§ 14, p. 73)
"[...] No hay ciencia alguna que sea absolutamente demostrable, como
edificio alguno puede estar construido en el aire; todas sus pruebas deben
conducirnos a algo intuitivo, que no es posible probar. El mundo total de la
reflexión tiene su base y sus raíces en el mundo de la intuición. [...]" (§ 14,
p. 74)
"[...] nuestra intuición pura del tiempo y del espacio nos da a conocer
la posibilidad del movimiento; el entendimiento nos hace conocer, por la ley de
causalidad, la posibilidad del cambio en las formas y cualidades, [...]." (§ 14,
p. 75)
"[...] Los eleáticos fueron los primeros que conocieron la diferencia y
hasta el antagonismo (a veces) que media entre el objeto percibido fainomenon
(fenómeno), y el objeto pensado, noumenon (nóumeno) [...]." (§ 15, p.
78)
"Para corregir el método en las matemáticas es necesario ante todo
rechazar ese prejuicio de que la verdad demostrada aventaja en algo a la verdad
adquirida intuitivamente, [...]." (§ 15, p. 81)
"[...] todo error es una
conclusión de la causa por el efecto; [...]." (§ 15, p.
85)
"La filosofía tiene de peculiar y propio el que no admite nada como
conocido de antemano; todo le es igualmente desconocido, todo es problema para
ella [...]." (§ 15, p. 88)
"[...] la falta de razón reduce a los animales a no tener más que
percepciones intuitivas, actualmente presentes en el tiempo, es decir, a no
conocer más que los objetos reales. Nosotros, por el contrario, en virtud del
conocimiento abstracto, además de la estrecha actualidad real, abarcamos el
conjunto de lo pasado y de lo por venir, y el inmenso campo de la posibilidad,
[...]." (§ 15, p.
90)
LIBRO
SEGUNDO: El mundo como
voluntad
Primera
consideración: La objetivación de la
voluntad
"Esta sola palabra [voluntad]
le da la clave [al sujeto] para conocerse a sí mismo como fenómeno; es lo que le
revela su significación y le descubre el mecanismo íntimo de su ser, de sus
acciones, de sus movimientos. [...]." (§ 18, p. 101)
"[...] Todo acto real de [la] voluntad es al mismo tiempo e
infaliblemente un movimiento [del] cuerpo; [...]. El acto de volición y la
acción del cuerpo no son dos estados diferentes, conocidos objetivamente y
enlazados por el principio de causalidad; no están entre sí en la relación de
causa a efecto; son una misma cosa, [...]." (§ 18, p. 101)
"La acción del cuerpo no es más que el acto de la voluntad objetivado, es
decir, el acto en forma perceptible para la intuición. [...]" (§ 18, p.
101)
"Puede decirse en cierto sentido que la voluntad es el conocimiento a priori del cuerpo, y el cuerpo el
conocimiento a posteriori de la
voluntad. [...]" (§ 18, p. 102)
"[...] Todo acto verdadero, efectivo, inmediato de la voluntad, es
manifestado al mismo tiempo e inmediatamente por una acción del cuerpo, y de
igual manera todo lo que impresiona al cuerpo impresiona al mismo tiempo y
directamente a la voluntad; a este título la impresión se llama dolor cuando es
opuesta a la voluntad, y bienestar o placer cuando es conforme con ella." (§ 18,
p. 102)
"[...] Fuera de la voluntad y de la representación, no conocemos nada, ni
podemos conocer nada." (§ 19, p.
106)
"[...] la voluntad, que no se halla fundada sobre razón alguna, [...]."
(§ 20, p. 107)
"[...] Las partes del cuerpo [biológico] deben corresponder exactamente,
por lo tanto, a las principales tendencias por las cuales se manifiesta la
voluntad y deben ser su expresión visible: los dientes, el esófago y el canal
intestinal son hambre objetivada; [...]." (§ 20, p. 109)
"Y no sólo en los fenómenos, semejantes en todo al suyo, de los demás
hombres y animales, descubrirá esa misma voluntad; [...]. La verá en la fuerza
que hace crecer y vegetar a la planta, y cristalizarse al mineral, que dirige
hacia el Norte a la aguja imantada; [...]." (§ 21, p. 109)
"[...] Fenómeno significa representación, y nada más; toda
representación, todo objeto, es
fenómeno. La cosa en sí es la
voluntad únicamente; a este título no es en manera alguna representación, y
se diferencia de la toto genere. La
representación, el objeto, es el fenómeno, la visibilidad, la objetivación de la voluntad. [...]" (§
21, p. 110)
"[...] Hasta el presente se reducía el concepto de voluntad al de fuerza; yo, por el contrario, incluyo el
concepto de fuerza en el de voluntad. [...]" (§ 22, p.
111)
"[...] el concepto de voluntad es el único, entre todos los posibles, que
no tiene origen en el fenómeno, en la pura representación intuitiva, sino en
nosotros mismos, [...]." (§ 22, p. 111)
"[La voluntad] no tiene razón alguna, [...] está emancipada de toda
pluralidad, [...]." (§ 23, p. 112)
"[La voluntad] se olvida que el individuo, la persona, no es voluntad
como cosa en sí, sino fenómeno de la voluntad, y que como tal está ya
determinado y sometido a la forma del fenómeno, que es el principio de razón.
[...]" (§ 23, p. 112)
"[...] la manifestación de la voluntad (aunque ésta en sí no tenga causa) se halla sometida, como fenómeno,
a la ley de necesidad, al principio de razón. [...]" (§ 23, p.
113)
"[...] el instinto y la industria de los animales nos prueba que la
voluntad sabe obrar aun allí mismo donde no está dirigida por el conocimiento.
[...] En el hombre esta misma voluntad trabaja también ciegamente en todas las
funciones del cuerpo que no están gobernadas por la conciencia, [...]." (§ 23,
p. 113)
"Llamo causa, en la acepción más restringida de la palabra, a aquel
estado de la materia que después de haber producido necesariamente otro estado,
experimenta un cambio igual al que acaba de determinar, esto es lo que expresa
la regla: «la acción y la reacción son iguales entre sí». [...]" (§ 23, p.
114)
"[...] llamo excitación a una
causa tal que la reacción que ella misma experimenta no es proporcional a su
acción, [...]." (§ 23, p. 114)
"[...] la voluntad como cosa en sí y su fenómeno; o, en otros términos,
entre el mundo como voluntad y el mundo como representación; [...]." (§ 23, p.
117)
"Sabemos, gracias al gran filósofo Kant, que el tiempo y el espacio y la
causalidad [...] se les puede conocer partiendo del sujeto, como partiendo del
objeto, [...]." (§ 24, p. 117)
"Sea lo que sea la cosa en sí, Kant dedujo con exactitud que no tenía por
condiciones el tiempo, el espacio,
ni la causalidad [...]." (§ 24, p. 118)
"[...] lo que en la representación no está determinado por el tiempo, el
espacio y la causalidad, lo que no puede reducirse a estas formas ni ser
explicado por ellas, es precisamente lo que se manifiesta a nosotros, de una
manera directa, como la esencia de lo representado, es decir, como la cosa en
sí. [...]" (§ 24, p. 118)
"[...] Así pues, la única cosa de que podemos adquirir un conocimiento
sin reservas, de una claridad perfecta y que no deje residuo alguno inexplicado
es únicamente aquello que depende sólo de la facultad de intuición. [...]" (§
24, p. 118)
"En su origen, la forma le es ajena, y la cosa en sí jamás puede
identificarse completamente con ella; no puede ser reducida nunca a la forma
pura, y como esta forma es el principio e razón, la cosa en sí no podrá ser explicada por tal principio en la
ciencia pura. [...]" (§ 24, p. 119)
"[...] queda siempre algo a que no llega explicación alguna y que la
misma explicación tiene que admitir como supuesto; este algo son las fuerzas
naturales, el modo d e acción de los objetos, el carácter de todo fenómeno lo
que no tiene causa, lo que no depende de la forma del fenómeno, del principio de
razón, que lo ignora, [...]." (§ 24, p. 119)
"[...] el materialismo, ese sistema brutal, restaurado de nuevo a
mediados del siglo XIX y que creyéndose original por ignorancia, quiere negar
estúpidamente la fuerza vital y explicar los fenómenos de la vida por fuerzas
químicas y físicas, [...]. Si la cosa fuera realmente factible, entonces todo
estaría explicado y conocido; [...]." (§ 24, pp. 120-121)
"[...] En todo objeto de la naturaleza hay algo cuya razón no puede
darse, algo cuya explicación y causa se busca en vano; este algo es precisamente
el modo específico de acción, es decir, la existencia del objeto, su esencia."
(§ 24, p. 121)
"[...] Lo que para el hombre es el carácter, que permanece inexplicable,
aunque es la condición que explica todos los actos individuales procedentes de
motivos, lo es para un cuerpo inorgánico su cualidad esencial, su modo de
acción, cuyas manifestaciones son provocadas desde fuera, pero que en sí mismo
no está determinado por cosa alguna exterior y permanece inexplicable. sus
fenómenos aislados, por los cuales se hace perceptible, están sometidos al
principio de razón, pero él no lo está. [...]" (§ 24, p.
122)
"Dice Spinoza (Epist. 62) que si la piedra estuviera dotada de
conciencia, cuando un choque la hace volar a través del espacio, creería volar
por su propia voluntad. Por mi parte, añado que la piedra tendría razón. El
choque es respecto de ella lo que el motivo para nosotros, y lo que en la piedra
se manifiesta como cohesión, como pesantez, como perseverancia en el movimiento
adquirido es idéntico en su esencia a lo que yo reconozco en mí como voluntad y
a lo que ella reconocería también como voluntad, si adquiriese la facultad de
conocimiento. [...]" (§ 24, p. 123)
"[...] Ángel Silesio [dijo]: «Sé que sin mí Dios no puede vivir un solo
instante; Si soy aniquilado, se extingue necesariamente.»" (§ 25, p.
125)
"[...] entiendo por Idea todo
grado determinado y constante de
objetivación de la voluntad, [...].Estos grados son, en relación a los objetos,
considerados aisladamente, como formas eternas o tipos. [...]" (§ 25, p.
126)
"Las fuerzas más generales de la Naturaleza son las que hallamos en el
grado más inferior de objetivación de la voluntad. [...]" (§ 26, p.
126)
"[...] (las fuerzas) no pueden ser denominadas efectos ni causas, pues
son las condiciones preexistentes [...]. Preguntar la causa de la gravedad o de
la electricidad es plantear una cuestión que carece de sentido [...]." (§ 26, p.
127)
"[...] la fuerza es ajena al tiempo. [...]" (§ 26, p.
127)
"En el grado más alto de objetivación de la voluntad, la individualidad
se acentúa enérgicamente, [...]" (§ 26, p. 127)
"Todos los fenómenos inorgánicos son manifestaciones de fuerzas generales
de la Naturaleza, es decir, de esos grados de objetivación de la voluntad que no
se manifiestan del todo (como sucede en el mundo orgánico), [...]." (§ 26, p.
128)
"Toda fuerza, primitiva y
general de la Naturaleza, no es, pues, en esencia, más que una objetivación de
la voluntad, [...]." (§ 26, p. 130)
"El tiempo es la mera posibilidad de determinaciones opuestas para la
misma materia, y el espacio es la mera posibilidad de permanencia para la misma
materia bajo determinaciones opuestas. Por esto hemos afirmado en el libro
anterior que la materia es combinación del tiempo y del espacio; esta reunión se
manifiesta bajo la forma de vanación de los accidentes en la permanencia de la
sustancia, lo que sólo es posible por la causalidad o el devenir. [...]" (§ 26, pp.
130-131)
"[...] La fuerza misma es fenómeno de la voluntad, y como tal no está
sometida al principio de razón; no tiene causa. Se halla situada fuera del
tiempo, [...]. El tiempo no existe más que para su fenómeno, para ella carece de
sentido: las fuerzas químicas duermen millares de años en el seno de una
materia, hasta que su contacto con los reactivos correspondientes viene a
ponerlas en libertad. Entonces aparecen, pero el tiempo no llega más que para su
manifestación y no para ellas mismas. Durante miles de años el galvanismo
dormirá en el cobre y en el cinc, [...]. Hasta en el mismo reino orgánico vemos
a una semilla seca conservar durante 3.000 años la fuerza que radica en ella,
[...]." (§ 26, p. 132)
"El 16 de setiembre de 1840, en el Instituto literario y científico de
London City, con ocasión de una conferencia sobre las antigüedades egipcias, M.
Pettigren mostró granos de trigo que sir G. Wilkinson había encontrado en Tebas
en una tumba, en la cual debieron de permanecer por espacio de treinta siglos.
Estaban contenidos en un vaso herméticamente cerrado. Sembró doce y obtuvo una
planta que llegó a la altura de cinco pies, y cuya semilla se hallaba en aquel
momento perfectamente madura. (The
Times del 21 de setiembre de 1840.) Asimismo, Mr. Haulton presentó a la
Sociedad médico-botánica de Londres, en 1830, una raíz bulbosa, encontrada en la
mano de una momia egipcia (probablemente era alguna ofrenda), y que debía por
consiguiente tener por lo menos 2.000 años. La plantó en un tiesto, arraigó y se
veía ya entonces el tallo verde. [...] Hasta se han encontrado sapos vivos
aprisionados en piedras calcáreas; lo cual permite suponer que también la vida
animal es susceptible de una suspensión semejante por espacio de siglos, cuando
ha comenzado por la hibernación y ha sido conservada por circunstancias
particulares." (§ 26, Nota al pie de página, p. 132)
"[...] La aparición, la visibilidad [de la objetivación biológica] en un
lugar y en un momento determinado es lo único que produce la causa y lo único
que depende de ella; el conjunto del fenómeno, su naturaleza íntima, es
independiente; es la voluntad misma, a la cual no es aplicable el principio de
razón, y que por tanto no tiene causa. [...]" (§ 26, p.
133)
"[...] Los motivos no determinan el carácter del hombre, sino sus
manifestaciones, es decir, los actos, [...]." (§ 26, p.
134)
"[...] el carácter humano se mostrará siempre, en todas las
circunstancias, semejante a sí mismo; sólo los fenómenos serán tales como las
circunstancias los hayan hecho." (§ 26, p. 134)
"[Se debe] distinguir cuidadosamente si una diferencia en el fenómeno
resulta de una diferencia en la fuerza, o solamente de una modificación de las
circunstancias en las cuales se manifiesta esta última. [...]" (§ 27, p.
135)
"Cuando la filosofía estudia el mundo, haciendo abstracción de la
voluntad, afirma que no es más que representación del sujeto. [...]" (§ 27, p.
136)
"[...] la fuerza vital emplea y utiliza indudablemente las fuerzas de la
Naturaleza inorgánica, pero no se compone de ellas, [...]." (§ 27, p.
137)
"[...] La forma substancialis
de Aristóteles designa exactamente lo que yo llamo el grado de objetivación de
la voluntad de una cosa." (§ 27, p. 138)
"[...] todas las cosas de este mundo son la objetivación de una misma
voluntad, y son por consiguiente idénticas en su esencia íntima, [...]." (§ 27,
p. 138)
"[...] Ideas u objetivaciones de la voluntad [...]." (§ 27, p.
140)
"[...] en el organismo se encuentran ciertamente muchas de las acciones
físicas y químicas, pero que no se le puede explicar por ellas, puesto que no es
un fenómeno producido por el trabajo combinado de esas fuerzas, y que aparezca
accidentalmente, [...]." (§ 27, p. 140)
"[...] el peso de la vida física, la necesidad del sueño y al cabo la de
la muerte, pues esas fuerzas naturales subyugadas, favorecidas finalmente por
las circunstancias, arrancan al organismo, gastado por sus perpetuas victorias,
la materia que él les quitó, y llegan a manifestar, sin obstáculos, su propia
naturaleza." (§ 27, p. 141)
"[...] la Idea más elevada, o la objetivación superior de la voluntad, no
puede manifestarse sino echando a tierra las Ideas inferiores, se resiente sin
embargo de la resistencia de estas últimas, que, aunque reducidas a servidumbre,
aspiran de continuo a poder manifestar libremente y por completo su propia
esencia. [...] Puede decirse que cada organismo no representa la Idea cuya
imagen es, sino después de deducida aquella porción de su actividad que tiene
que emplear en someter a las Ideas inferiores que le disputan la materia. [...]"
(§ 27, pp. 140-141)
"He aquí cómo en la Naturaleza hallamos por todas partes conflictos,
combates y alternativas de victoria. Esto nos ayudará más adelante a comprender
con claridad el discernimiento esencial de la voluntad consigo misma. Cada grado
de objetivación de la voluntad disputa a otro la materia, el espacio y el
tiempo. La materia permanente debe cambiar perpetuamente de forma, porque los
fenómenos mecánicos, físicos, químicos y orgánicos dirigidos por la causalidad e
impacientes por manifestarse, se la disputan ávidamente, queriendo cada uno de
ellos expresar su Idea. La existencia de esta lucha puede observarse en toda la
Naturaleza, que, a su vez, sólo por semejante lucha existe. [...]" (§ 27, p.
141)
"[...] cada animal debe ceder la materia en la cual se presentaba su Idea
para que otra pueda manifestarse, pues una criatura viviente no puede conservar
su vida más que a expensas de otra, de tal modo que la voluntad de vivir se
nutre constantemente de su propia substancia, [...]." (§ 27, p.
141)
"El mismo fenómeno se presenta en el reino inorgánico, cuando los
cristales nacientes tropiezan, se cruzan y se estorban mutuamente, hasta el
punto de no poder mostrar la forma pura de su cristalización; casi todas las
incrustaciones son la imagen de esa lucha de voluntad, en un grado tan bajo de
objetivación. Otros ejemplos de esto son el imán cuando impone sus propiedades
magnéticas al hierro, a fin de manifestar en él su Idea, o el galvanismo cuando
triunfa de las afinidades químicas, [...]." (§ 27, p. 142)
"[...] el espacio finito y el tiempo infinito deben constituir las formas
más generales del fenómeno total de la voluntad, [...]." (§ 27, p.
143)
"[...] si, con el pensamiento, nos remontamos [...] hasta aquel punto en
que no existían aún diferencia química alguna, no quedará más que la materia
pura, más que el mundo aglomerado en forma de esfera, cuya existencia, o sea la
objetivación de la voluntad, consiste en el conflicto entre la atracción y la
repulsión; la primera, bajo la forma de gravedad, tendiendo en todas partes
hacia el centro; la segunda, bajo la forma de impenetrabilidad, resistiendo a la
otra por la rigidez o la elasticidad. [...]" (§ 27, p.
143)
"El conocimiento en general, racional o puramente intuitivo, tiene, pues,
su fuente en la voluntad, pertenece esencialmente a los grados superiores de su
objetivación, como una simple mhcanh, como un medio de conservación del
individuo y de la especie, de manera que cualquier órgano del cuerpo. [...]" (§
27, p. 146)
"[...] la voluntad tiene que alimentarse de su propia sustancia, puesto
que fuera de ella no existe nada y es una voluntad hambrienta. De ahí esa
persecución del objetivo, esa angustia y ese dolor universales." (§ 28, p.
147)
"Esta adaptación al fin es de dos géneros: en parte es interior, es decir, consiste en una
disposición tan armónica de todos los elementos componentes de un organismo
único, que resulten de ella la conservación del organismo y la de su especie,
presentándose a nosotros como el fin de aquella disposición. Por otra parte, la
finalidad es exterior, es decir,
consiste en una relación entre la Naturaleza inorgánica y la Naturaleza orgánica
en general, [...]." (§ 28, p. 148)
"Un acto o Idea, en los grados más bajos de la objetivación de la
voluntad, conserva su unidad hasta en el fenómeno, mientras que, en los grados
superiores, necesita, para manifestarse, de toda una serie de estados que se
desenvuelven sucesivamente, los cuales, considerados en conjunto, son la
expresión de su esencia." (§ 28, p. 148)
"[...] El animal es tan superior al hombre en candidez, como la planta lo
es al animal." (§ 28, p. 149)
"[...] los órganos genitales, que en el animal ocupan la parte más
oculta, [...]." (§ 28, pp. 149-150)
"[...] la teoría de Kant de que la finalidad del mundo orgánico, así como
la regularidad del reino inorgánico, son introducidas en la Naturaleza por
nuestro entendimiento, y pertenecen en consecuencia, al fenómeno y no a la cosa
en sí. [...]" (§ 28, p. 151)
"Hemos expuesto aquí la finalidad interior. Por lo que toca a la
finalidad exterior, que no resulta de la economía interna de los organismos,
sino del apoyo y auxilio exteriores que encuentran en la Naturaleza inorgánica,
o que se presentan entre sí, tiene también su explicación general en las mismas
razones, puesto que el conjunto del mundo, con todos sus fenómenos, es la
objetivación de una misma voluntad; puesto que es también una Idea, que guarda
con las demás la relación que existe entre la armonía y las voces aisladas.
[...]" (§ 28, p. 151)
"[...] no sólo cada especie se ha acomodado a los medios preexistentes,
sino que estos medios preexistentes se acomodaron también a los seres futuros;
pues debemos recordar que una misma voluntad es la que se ha objetivado en
todos, y esta voluntad ignora el tiempo, [...]." (§ 28, p.
152)
"[...] Todas las partes de la Naturaleza están encaminadas unas hacia
otras, porque una misma voluntad es la que aparece en todas, [...]." (§ 28, p.
153)
"Hoy que las especies no tienen ya que nacer, sino que conservarse, vemos
todavía aquí y allá ejemplos de esa previsión de la Naturaleza [...]." (§ 28, p.
153)
"[La] lucha general en la Naturaleza y que pertenece a la esencia de la
voluntad. Aquella armonía no se extiende más que a lo indispensable para la
existencia duradera del mundo y de sus criaturas, que sin ella habrían perecido
hace mucho tiempo. Por esto se limita a asegurar la conservación de la especie y
de las condiciones generales de existencia y no al de sus individuos. [...]" (§
28, p. 154)
"[...] Cada voluntad es voluntad de alguna cosa; tiene un objeto, un fin
de su querer. ¿qué quiere, pues, en último término, o a qué aspira esa voluntad
que se nos presenta como la esencia en sí del mundo? Esta pregunta procede, como
tantas otras, de que se confunde la cosa en sí con el fenómeno. A éste y no
aquélla se refiere únicamente el principio de razón, uno de cuyos modos es la
ley de motivación. Sólo se puede dar la razón de los fenómenos, como tales, de
las cosas consideradas aisladamente, pero no de la Voluntad, ni de la Idea, que
es su objetivación adecuada. [...]" (§ 28, p. 155)
"Todo hombre tiene constantemente un fin y motivos, con arreglo a los
cuales regula su conducta, y sabe darse cuenta de sus acciones en cualquier
momento; pero si se le preguntase por qué quiere en general, o por qué quiere
existir, no encontraría respuesta, y hasta le parecería absurda la pregunta.
[...]" (§ 28, p. 155)
"La carencia de fin la falta de todo límite, es lo esencialmente propio
de la voluntad en sí, que es una aspiración sin término. [...]" (§ 28, p.
156)
"El esfuerzo de la materia puede ser siempre contrarrestado, pero nunca
se ve cumplido y satisfecho. Lo mismo pasa absolutamente con las aspiraciones,
en los fenómenos de la voluntad. Todo fin alcanzado es el punto de partida para
un nuevo esfuerza, y así se continúa indefinidamente. [...] Lo mismo ocurre en
la vida de los animales; su punto culminante es la procreación; conseguido este
fin, la vida del individuo declina más o menos rápidamente, mientras que un
nuevo individuo garantiza a la Naturaleza la conservación de la especie y repite
el mismo fenómeno. [...]" (§ 28, p. 156)
"[...] La consecuencia de todo lo dicho es que la voluntad sabe siempre,
cuando el conocimiento la ilumina, lo que quiere en tal momento y en tal lugar,
pero jamás sabe lo que quiere en general. [...]" (§ 28, p.
156)
VOLUMEN
II
LIBRO
TERCERO: El mundo como
representación
Segunda
consideración: La representación
independiente del principio de razón: La Idea platónica: el objeto del
Arte
"[...] La Idea no está sometida a este principio, así que no conoce ni la
pluralidad ni el cambio. Los individuos en los cuales se manifiesta son
innumerables, nacen y perecen continuamente, mas ella permanece siempre la
misma, invariable, y el principio de razón no tiene sentido respecto de ella.
[...]" (§ 30, p. 10)
"[...] la Idea de Platón, que a sus ojos es lo único «outwz ou», y la
cosa en sí de Kant, si bien no son idénticas, están muy estrechamente enlazadas
y no se diferencian más que en un solo aspecto. [...]" (§ 31, p.
10)
"Lo que dice Kant es, en sustancia, lo siguiente: «El tiempo, el espacio
y la causalidad no son propiedades de la cosa en sí, ni pertenecen más que a su
fenómeno, puesto que son meramente las formas de nuestro conocimiento. Y como
toda pluralidad, todo principio y todo fin sólo son posibles en virtud del
tiempo, del espacio y de la causalidad, síguese que pertenecen igualmente al
fenómeno y no a la cosa en sí. Pero estando nuestro conocimiento condicionado
por estas formas, el conjunto de la experiencia no puede ser más que el
conocimiento de los fenómenos y no el de la cosa en sí, a la cual no pueden
aplicarse las leyes experimentales. Todo esto reza también con nuestro propio yo, pues le conocemos en cuanto fenómeno
y no en lo que es en sí.» [...]" (§ 31, pp. 10-11)
"Platón, por su parte, dice: «Las cosas de este mundo que perciben
nuestros sentidos no tienen existencia real; devienen siempre y no son nunca; su
existencia es sólo relativa; no existen más que en su relación mutua y para
ella; su existencia podría llamarse lo mismo no existencia. De ahí se infiere que no
pueden ser objeto de un conocimiento propiamente dicho (episthmh); pues no
podemos conocer realmente más que aquello que existe en sí, por sí y siempre de
la misma manera, y las cosas no son más que la consecuencia de una suposición
que nos sugieren las sensaciones (doxa meu aisqhsewz alogon). Mientras no
poseemos más que la percepción de las cosas parecemos a hombres que se hallan en
una caverna oscura, atados de manera que no pueden volver la cabeza, ni ver,
sobre la pared que está enfrente de ellos y a la luz de una hoguera que arde a
su espalda, más que las sombras de las cosas reales que se agitan en el espacio
comprendidos entre ellos y el fuego; de suerte que no ven ni a sus compañeros ni
a su mismo cuerpo más que como siluetas proyectadas sobre el muro. Todo el
conjunto de su conocimiento se limita a poder percibir, en virtud de la
experiencia adquirida, el orden por el cual se suceden las sombras. [...]" (§
31, p. 11)
"[...] Supongamos que está delante de nosotros un animal en plena
actividad vital. Platón dirá: «Este animal no existe realmente; no tiene más que
una existencia aparente, un perpetuo devenir, una existencia relativa que lo
mismo puede llamarse no existencia que existencia. Lo único existente es la Idea
que se dibujas en ese animal, el animal en sí y por sí (anto to qhrion) que no
depende de nada, que existe en sí (caqeanto aei wz eantoz), que no deviene, ni acaba, sino que siempre es
lo mismo (aei on cai mhdepote onte gighnomenon, onte allonmenpon). En cuanto
reconocemos en ese animal su Idea, es indiferente y carece de significación que
le tengamos a él delante o tengamos a uno de sus antepasados que vivía hace mil
años; que se encuentre en este lugar o en un país remoto, que se presente de
ésta o de la otra manera, en tal postura, en tal condición de actividad, y, en
fin, que sea ese mismo individuo u otro cualquiera de su especie; todo esto es
indiferente y no afecta más que al fenómeno. Sólo la Idea del animal tiene
existencia real, y sólo ella puede formar el objeto de un verdadero
conocimiento». Esto por lo que toca a Platón. Kant diría, sobre poco más o menos
lo siguiente: «Este animal es un fenómeno en el tiempo, en el espacio y en la
causalidad, que son las condiciones a
priori y existentes exclusivamente en nuestro conocimiento por las cuales se
hace posible la experiencia, y no propiedades de la cosa en sí. Así pues, este
animal, tal como le percibimos ahora en el lugar que ocupa, como individuo que
forma parte de la serie de la experiencia, es decir, de la cadena de las causas
y de los efectos, y, por consiguiente, como cosa que necesariamente debe acabar,
no es una cosa en sí, sino meramente un fenómeno que no tiene realidad más que
en la relación con nuestro conocimiento. Para que podamos conocerle tal como es
en sí, es decir, independientemente de las propiedades que existen en el tiempo,
el espacio y la causalidad, necesitaríamos poseer una facultad de conocimiento
distinta de aquella que se ejercita por medio de los sentidos y del
entendimiento, la cual es la única que tenemos a nuestra disposición.» Para
aproximar más todavía la exposición de Kant a la de Platón, se podría decir lo
siguiente: el tiempo, el espacio y la causalidad constituyen esa disposición
especial de nuestra inteligencia, [...]." (§ 31, p. 12)
"[...] Platón con Leibniz, a quien jamás inspiró el pensamiento del
primero, [...]." (§ 31, p. 13)
"[...] El tiempo no es más que la apercepción, dividida y diseminada, que
el individuo tiene de las Ideas, las cuales están fuera del tiempo, son eternas. [...]" (§ 32, p.
15)
"Puesto que como individuos no tenemos otro conocimiento que el sometido
al principio de razón, y puesto que esta forma excluye el conocimiento de las
Ideas, resulta de ahí que, si existe para nosotros la posibilidad de elevarnos
del conocimiento de las cosas particulares, al de las Ideas, sólo podrá ser esto
si se opera en el sujeto una modificación correspondiente y análoga a la que se
ha producido en la naturaleza del objeto; una modificación en virtud de la cual
el sujeto, cuando conozca una Idea, deje de ser individuo." (§ 33, p. 15)
"Como el principio de razón es lo que crea estas relaciones de los
objetos con el cuerpo y, por medio de él, con la voluntad, resulta que el
conocimiento, siervo de ésta, no trata de buscar en los objetos más que esas
mismas relaciones establecidas por el principio de razón, o sea las de espacio,
tiempo y causalidad. [...]" (§ 33, p. 15)
"[...] Lo que distingue a las ciencias del conocimiento vulgar es la
forma, la disposición sistemática, la manera de facilitar y de completar el
conocimiento, incluyendo lo particular en lo general por medio de la
subordinación de las nociones. [...]" (§ 33, p. 16)
"[...] la existencia en el tiempo es también una no-existencia, puesto
que el tiempo no es más que aquello que permite al mismo objeto poseer
cualidades opuestas. Por esto, todo fenómeno en el tiempo acaba por dejar de
ser, pues lo que separa su comienzo de su fin es precisamente el tiempo, [...]."
(§ 33, p. 16)
"Por regla general, el conocimiento está siempre ocupado en servir a la
voluntad, ha nacido para este servicio y en cierta manera ha salido de la
voluntad como la cabeza del tronco. En los animales esta servidumbre no puede
ser suprimida nunca. En el hombre puede quedar suspendida por excepción, como
veremos más detalladamente en lo que sigue. Esta diferencia entre el animal y el
hombre se manifiesta al exterior en la diferencia de relación entre la cabeza y
el tronco en uno y otro. En los animales inferiores ambas partes están soldadas
muy de cerca; en todos, la cabeza se dirige hacia la tierra, donde se hallan los
objetos de la voluntad; hasta en los mismos animales superiores, la cabeza y el
tronco son mucho más solidarios entre sí que en el hombre, cuya cabeza está
colocada libremente sobre el cuerpo y no se halla subordinada al tronco, sino
que éste la lleva. [...]" (§ 33, p. 16)
"El puro sujeto conociente y su término correlativo, la Idea, están
emancipados de todas las formas del principio de razón. Para ellos no tienen
significación alguna el tiempo, el lugar, el individuo que conoce ni el objeto
individual conocido. [...]" (§ 34, p. 18)
"[...] La Idea encierra en sí, por el mismo título, el sujeto y el
objeto, que constituyen su forma única; [...]." (§ 34, p.
18)
"Así como sin un objeto, sin una representación, no soy sujeto
conociente, sino simple voluntad ciega; sin mí, sujeto conociente, la cosa
conocida no es objeto, sino pura voluntad, mero impulso ciego. [...]" (§ 34, pp.
18-19)
"El que se ha engolfado y se ha absorbido así en la contemplación de la
Naturaleza, hasta el punto de no ser ya más que puro sujeto conociente, sentirá
por esto de un modo inmediato que es la condición, el sostén del mundo y de toda
existencia objetiva, puesto que ésta depende de la existencia del sujeto. [...]"
(§ 34, p. 19)
"[...] El arte concibe y reproduce por medio de la contemplación pura las
Ideas eternas, lo que hay de esencial en todos los fenómenos de este mundo;
[...]." (§ 36, p. 22)
"Podemos, pues, definir el arte, diciendo que es la contemplación de las cosas
independientemente del principio de razón, en oposición a aquella otra
contemplación que se halla sometida a dicho principio y que es la de la
experiencia y la de las ciencias. [...]" (§ 36, p. 22)
"[...] El genio consiste, pues, en la facultad de mantenerse en la región
de la intuición pura, de absorberse en ella y de separar el conocimiento de la
voluntad, al servicio de la cual está puesto aquél desde su origen. En otros
términos, es necesario olvidar el interés propio, el querer, las intenciones;
[...]." (§ 36, p. 23)
"[...] ese deseo, rara vez satisfecho, de encontrar seres parecidos,
seres que estén a su altura, con los cuales pueda el genio desahogarse; mientras
que, por el contrario, el hombre vulgar, lleno del presente, se contenta con él
y a él se entrega sin reserva y encontrándose en todas partes rodeado por seres
que le son semejantes, experimenta en la vida ordinaria una sensación especial
de bienestar negada al genio." (§ 36, p. 23)
"[...] un extraordinario poder de imaginación suele ser el compañero y la
condición obligada del genio. Pero en sí mismo no es una buena prueba de genio,
y puede hallarse en personas de inteligencia común, [...]." (§ 36, p.
24)
"El hombre vulgar, ese producto de fabricación al por mayor de la
Naturaleza, que le crea por millares todos los días, [...]." (§ 36, p.
24)
"[...] procura recibir la Idea de cada cosa y no tan sólo sus relaciones
con los demás objetos. Con esta preocupación, descuida muchas veces el atender a
su propio camino en la vida, de donde con frecuencia resulta que marcha con paso
torpe. Mientras que para el hombre vulgar el conocimiento es la linterna que
alumbra su camino, para el genio es el sol que ilumina el mundo y se lo
descubre. Estas dos maneras tan diferentes de considerar la vida no tardan en
manifestarse en el aspecto exterior. La mirada del hombre en quien reside y se
agita el genio permite fácilmente distinguirle, pues viva y firme a la vez,
lleva el sello de la contemplación, como podemos verlo en los retratos de los
raros genio que la Naturaleza ha producido de vez en cuando entre innumerables
millones de seres humanos; por el contrario, en los ojos de los demás, cuando no
aparecen, como sucede con frecuencia, sin expresión o indiferentes, se descubre
con facilidad lo opuesto a la mirada contemplativa; a saber, la mirada que espía
curiosamente en torno suyo. [...]" (§ 36, p. 25)
"[...] el conocimiento propio del genio, o conocimiento de las Ideas, no
obedece al principio de razón, [...]." (§ 36, p. 25)
"La repugnancia de los genios a fijar su atención sobre el contenido del
principio de razón se manifiesta primeramente, respecto del principio del ser,
en la aversión a las matemáticas. [...] Además, lo que en las matemáticas
repugnan al genio es ese método lógico, que no puede satisfacerle, pues estorba
toda concepción propiamente intuitiva. [...] La experiencia ha comprobado, en
efecto, que los grandes artistas carecen de aptitud para las matemáticas;
todavía no ha existido hombre alguno que se distinga en ambas esferas a la vez.
[...] Por la misma razón se explica el hecho, no menos conocido, de que los
grandes matemáticos tienen poca aptitud para apreciar las producciones de las
Bellas Artes [...]." (§ 36, p. 26)
"Como lo que constituye propiamente la prudencia es también la
comprensión exacta de las relaciones basadas sobre la ley de causalidad y sobre
los motivos, y como el conocimiento del genio no se ocupa en estas relaciones,
resulta que el prudente, mientras lo es, no será genial, y que el genio,
mientras es genial no será prudente. [...] Por esto es raro que se encuentre
mucho genio unido a mucha razón: al contrario, un espíritu genial está sometido
muchas veces a afecciones violentas y a pasiones poco razonables." (§ 36, p.
27)
"[...] en general, su conocimiento se ha separado en parte del servicio
de la voluntad, [...]." (§ 36, p. 27)
"[...] porque, en general, su conocimiento se ha separado en parte del
servicio de la voluntad, estos hombres atienden menos en la conversación a la
persona a quien se dirigen que a la cosa de que hablan, la cual preocupa
vivamente su espíritu. Desde el punto de vista de sus intereses, suelen ser
demasiado objetivos en sus juicios y no guardan silencio sobre lo que conviene
callar, etc. Por último, son dados al monólogo y pueden mostrar debilidades
rayanas con la locura. [...]" (§ 36, p. 27)
"[...] he visitado muchos manicomios y he encontrado en ellos algunos
hombres dotados sin duda alguna de elevadas facultades; el genio se traslucía
visiblemente a través de la locura, mas ésta había quedado dueña del campo.
[...]" (§ 36, p. 28)
"Debo añadir también que he conocido personas dotadas de una superioridad
intelectual, si no suprema, al menos muy marcada, y que al propio tiempo
presentaban algunos signos de locura. [...]" (§ 36, p. 28)
"[...] la naturaleza propia del genio; es decir, de aquella facultad del
espíritu que da aptitud para crear verdaderas obras de arte. [...]" (§ 36, p.
28)
"No se ha llegado todavía, que yo sepa, a un conocimiento claro y
completo de la naturaleza de la locura, ni a una noción exacta y satisfactoria
de lo que distingue al loco del cuerdo. [...]" (§ 36, p.
28)
"[...] Las más de las veces los locos no se engañan en el conocimiento de
lo que está inmediatamente presente,
sus divagaciones se refieren a lo ausente y a lo pasado, y sólo por ello a su relación
con lo presente. Esto me inclina a creer que su enfermedad afecta principalmente
a la memoria, no porque carezca de
ella en absoluto, pues son numerosos los que saben muchas cosas de memoria y
hasta reconocen a personas a quienes no han visto en largo tiempo, sino en el
sentido de que el hilo de su memoria está roto, la continuidad del
encadenamiento suprimida, y no pueden acordarse de lo pasado de una manera
regular y continuada. [...] La verdad y la ficción van confundiéndose cada vez
más en su memoria. Conoce con exactitud el presente inmediato, pero lo falsea
estableciendo relaciones ficticias con un pasado imaginario." (§ 36, pp.
28-29)
"Si estas ficciones son siempre las mismas y pasan al estado de ideas
fijas, constituyen la monomanía o melancolía; si varían sin cesar formando ideas
fugitivas, del momento, denuncian la demencia o fatuitas. [...]" (§ 36, p.
29)
"[...] el animal, hablando con propiedad, no tiene representación alguna
del pasado como pasado, aunque éste pueda obrar sobre él por medio del hábito;
[...]." (§ 36, p. 29)
"[...] cuando el dolor causado por aquel pensamiento o aquel acuerdo es
intenso hasta el punto de hacerse absolutamente insoportable, y de que el
individuo deba sucumbir a él, entonces la Naturaleza, cuya ansiedad ha
despertado, recurre a la locura como el
último recurso que le queda para salvar la vida; el espíritu atormentado
rompe, por decirlo así, el hilo de sus recuerdos, llena las lagunas con
ficciones y encuentra en la locura un abrigo contra los sufrimientos morales
superiores a sus fuerzas [...]." (§ 36, p. 29)
"[...] el genio consiste en la facultad de conocer las Ideas, [...]." (§
37, p. 30)
"[...] Pero la Idea no experimenta modificación; de ahí que el placer
estético sea el mismo cuando es provocado por una obra de arte que cuando lo ha
sido directamente por la contemplación de la Naturaleza y de la vida. La obra de
arte no es más que un medio de facilitar el conocimiento en que consiste dicho
placer. [...]" (§ 37, p. 31)
"[...] El artista nos hace contemplar el mundo por sus ojos. [...]" (§
37, p. 31)
"Todo querer tiene su fuente
en una necesidad, es decir, un dolor, a que su satisfacción pone término. Mas
por un deseo que se satisfaga hay diez por lo menos que no pueden ser
satisfechos. Además, el deseo es largo y las exigencias innumerables, mientras
que la satisfacción es breve y estrictamente tasada. Este mismo contento es, en
definitiva, aparente; el deseo cumplido deja lugar para un nuevo deseo; el
primero es una decepción reconocida, el segundo una decepción que se repara.
Ninguna de las aspiraciones que realizamos nos produce una alegría prolongada y
duradera. Es como una limosna que se da a un mendigo, que le salva la vida para
prolongar su miseria hasta el día siguiente. Por eso no hay felicidad ni reposo
duraderos mientras la voluntad llena nuestra conciencia, [...]." (§ 38, p.
32)
"[...] cuando el espíritu no pone ya su atención en los motivos de la
voluntad, sino que concibe las cosas despojadas de su relación con el querer sin
consideración interesada, sin subjetividad; cuando se entrega a su contemplación
en cuanto representaciones y no en cuanto motivos, entonces se produce la calma
de un golpe y por sí misma, esa calma que buscábamos vanamente en la
satisfacción de la voluntad [...]." (§ 38, p. 32)
"[...] lo lindo. Entiendo por tal aquello que estimula la voluntad
presentándola directamente lo que puede halagarla y satisfacerla. [...]" (§ 40,
p. 41)
"[...] el sentimiento de lo sublime nace de que una cosa francamente
contraria a la voluntad se hace objeto de una contemplación pura en que no
podemos mantenernos sino permaneciendo lejos de la voluntad y elevados por
encima de sus intereses. [...]" (§ 40, p. 41)
"[...] lo bello y lo sublime no son esencialmente distintos, pues en
ambos casos el objeto de contemplación estética no es la cosa individual, sino
la Idea que se descubre en ella, es decir, la objetividad adecuada de la
voluntad en cierto grado determinado. [...]" (§ 41, p. 43)
"[...] cuando concibo no es el árbol sino su Idea, es indiferente que se
trate de aquel mismo árbol o de un antepasado suyo [...]." (§ 41, p.
43)
""Los productos artificiales expresan también Ideas; no la del producto
mismo, sino de la materia a la cual se ha dado forma artificial que aquél
presenta. Esto puede expresarse muy fácilmente con dos palabras, diciendo que,
en el producto artificial, lo que se manifiesta es la idea de su forma substantialis, no la de su forma accidentalis; esta última no
conduce a una Idea, sino a la noción humana de la cual ha salido. [...] Resulta
de mi teoría, que no puedo estar conforme con Platón cuando sostiene (De rep. X y Parm.) «que una mesa y una silla
expresan las Ideas de la mesa y la silla»; yo opino que semejantes objetos
expresan las Ideas que se habían manifestado ya en los materiales de que se
componen. [...]" (§ 41, p. 44-45)
"La materia, como materia, no puede ser la representación de una Idea,
pues como hemos visto en el primer libro, no es más que causalidad, su ser es el
obrar, y la causalidad es una de las formas del principio de razón, mientras que
el conocimiento de la Idea excluye esencialmente el contenido de ese principio.
Vimos también en el segundo libro que la materia era el substratum común de todos los fenómenos
particulares de las Ideas, por consiguiente, forma el lazo de unión entre la
Idea y el fenómeno o cosa individual. Por estas dos razones la materia no puede
representar por sí misma una Idea. Esto se comprueba a posteriori por el hecho de que no
podemos representarnos la materia intuitivamente. [...]" (§ 43, p.
46)
"[...] parta comprender y apreciar la belleza de una obra arquitectónica,
es indispensable que la intuición nos dé directamente el conocimiento de los
materiales empleados, en lo tocante a su rigidez y cohesión. [...]. Todo estro
prueba que las obras arquitectónicas no obran sólo matemáticamente, sino también
dinámicamente, y que lo que en ellas habla a nuestro espíritu no son sólo su
forma y el estilo, sino más bien las fuerzas elementales de la Naturaleza, las
Ideas primitivas, los grados inferiores de objetivación de la voluntad. [...]"
(§ 43, p. 48)
"[...] la noción de lo bello no puede adquirirse únicamente a posteriori y por la mera experiencia;
es, al menos en parte, una noción a
priori, pero de otro género que los diferentes modos del principio de razón
que también nos son conocidos a
priori. [...]" (§ 45, p. 53)
"He definido antes la belleza humana como la objetivación perfecta de la
voluntad en su grado supremo de perceptibilidad. [...]" (§ 45, p.
55)
"[...] La belleza consiste, por consiguiente, en la representación fiel y
exacta de la voluntad en general, con ayuda de su fenómeno en el espacio solo,
mientras que la gracia consiste en la representación adecuada de la voluntad con
ayuda de su fenómeno en el tiempo., es decir, en la expresión exacta y propia de
cada acto voluntario, por medio del movimiento y de la actitud que sirven para
ejecutarle. [...]" (§ 45, p. 55)
"[...] Resulta de ahí, naturalmente, que se puede atribuir belleza a las
plantas, pero no gracia, a menos que se use esta palabra en sentido figurado.
Los animales y los hombres pueden poseer, a la vez, belleza y gracia. [...]" (§
45, p. 55)
"[...] la gracia no es posible sin cierto grado de belleza física. [...]"
(§ 45, p. 56)
"El principio sobre el cual descansan todas las consideraciones que vengo
exponiendo acerca del arte es que el objeto de éste, aquello cuya representación
es el fin del artista, y cuyo conocimiento debe, por lo tanto, preceder a su
obra y formar como el germen y el origen de ella, no es jamás otra cosa que una
Idea, en la acepción platónica. [...]" (§ 49, p. 63)
"La noción es abstracta, discursiva, indeterminada en su comprensión,
pero perfectamente limitada en cuanto a su extensión; para ser percibida no
necesita más que la razón: las palabras bastan para comunicarla sin otro
intermediario, y su definición agota por completo todo su contenido. Por el
contrario, la Idea, que se podría definir en rigor como el representante
adecuado de la noción, es esencialmente intuitiva, y aunque ocupe el lugar de
una infinidad de cosas individuales, es absolutamente determinada; [...]." (§
49, p. 64)
"[...] Pues ¿qué es la modestia sino una humildad fingida con la cual, en
este bajo mundo, que rebosa en la envidia más detestable, se mendiga el perdón
de las cualidades o de los méritos que se poseen, a las personas que carecen de
ellos? El no atribuirse cualidades ni méritos que efectivamente no se poseen no
es ser modesto, es ser sincero." (§ 49, pp. 64-65)
"[...] Como la Idea es y permanece siempre intuitiva, el artista no tiene
conciencia, en abstracto, de la intención y fin de su obra, lo que tiene delante
no es una noción, sino una Idea. [...] Por el contrario, los imitadores, los que
copian una manera, imitadores, servum
pecus, parten de una noción [y son como] las plantas parásitas, extraen su
alimento de trabajos ajenos; y como el pólipo, toman el color de sus alimentos.
[...]" (§ 49, p. 65)
"El fin a que el artista tiende en sus obras es, como hemos dicho, el de
comunicar a los demás una idea que su espíritu ha concebido; [...]." (§ 50, p.
66)
"[...] la alegoría es ya una tendencia mala y ajena a los verdaderos
fines del arte, [...]." (§ 50, p. 68)
"[...] La escultura griega se dirige a la intuición: por esto es estética. La escultura india se dirige a
la noción, por esto es simbólica." (§
50, p. 69)
"[...] En poesía, como en química, la superioridad consiste en obtener en
cada caso el precipitado que se desea. [...]" (§ 51, p.
72)
"[...] la Música, que existe enteramente aislada de las demás artes. No
encontramos ya en ella la reproducción, o repetición, de alguna Idea de los
seres de este mundo, [...]." (§ 52, p. 83)
"[...] debemos atribuir a la Música un sentido más serio y más profundo
relacionado con la esencia íntima del mundo y con la nuestra, y respecto del
cual las proporciones numéricas a que puede ser reducido este arte no son más
que una indicación y no la cosa indicada." (§ 52, p. 83)
"[La naturaleza de la Música] no puede ser jamás objeto de una
representación [...]." (§ 52, p. 84)
Schopenhauer habla de la Música como fenómeno sin espacio, y, por lo
tanto, casi fidedigna de la voluntad.
"[...] La Música es una objetivación tan inmediata de toda voluntad, como el
mundo, como las Ideas mismas, cuyo fenómeno múltiple constituye el mundo de los
objetos individuales. No es como las demás artes una reproducción de las Ideas,
sino una reproducción de esa misma voluntad, de que las Ideas son también
objetivaciones; he aquí por qué la influencia de la Música es más poderosa y
penetrante que las otras artes; éstas no expresan más que la sombra, aquélla
habla de la realidad [...]." (§ 52, p. 84)
"En los sonidos más graves de la armonía, en el bajo fundamental,
reconozco los escalones inferiores de la objetivación de la voluntad; a saber,
la naturaleza inorgánica, la masa de los planetas. Los sonidos superiores, más
móviles y fugitivos, nacen todos de las vibraciones concomitantes del sonido
fundamental y resuenan débilmente cada vez que se produce éste, hasta es regla
en armonía no hacer coincidir con una nota baja más que sus sonidos armónicos,
es decir, aquellos que resuenan por sí mismos al propio tiempo que la nota baja
en virtud de vibraciones concomitantes." (§ 52, pp. 84-85)
"[...] en el conjunto de voces que componen la armonía, desde el bajo
hasta la parte alta que dirige el canto y ejecuta la melodía, descubro toda la
serie gradual de las Ideas en que se objetiva la voluntad. [...]" (§ 52, p.
85)
"[...] la Música es el idioma del sentimiento y de las pasiones, como las
palabras son el lenguaje de la razón. [...]" (§ 52, p. 86)
"Así como la rápida transición del deseo a su satisfacción y de ésta a un
nuevo deseo hace feliz al hombre, una melodía de movimientos rápidos y sin
grandes disgresiones expresa el gozo. Por el contrario, una melodía lenta que
pasa por disonancias dolorosas y no vuelve al tono fundamental sino después de
muchos compases, será triste y expresará el retardo o el estorbo de la
satisfacción de los deseos. El retardo en la aparición de algún nuevo movimiento
de voluntad, retardo que trae aparejado el aburrimiento, no puede tener en la
melodía otra semejanza que la continuación prolongada de la nota fundamental y
en un grado más débil, pero análogo todavía, un canto monótono e insignificante.
[...]" (§ 52, p. 87)
"Al exponer estas analogías, debo recordar que la Música no tiene nunca
en ellas más que una relación enteramente inmediata, pues jamás expresa el
fenómeno, sino la esencia íntima, la raíz en sí del fenómeno, la voluntad misma.
No expresa tal o cual placer, tal o cual aflicción, dolor, esfuerzo, júbilo,
alegría o tranquilidad de espíritu; pinta el placer mismo, la aflicción misma y
todos esos otros sentimientos, en abstracto, por decirlo así; nos da su esencia,
sin nada accesorio, [...]." (§ 52, p. 87)
"[...] para la Música el tratar de adaptarse demasiado a las palabras y
de acomodarse a los acontecimientos es querer hablar un idioma que no es el
suyo. [...]" (§ 52, p. 88)
"Todas las aspiraciones de la voluntad, todas sus excitaciones, todas sus
manifestaciones posibles, cuanto se agita en el corazón y cuanto la razón
entiende por el vasto concepto negativo de sentimiento, todo esto puede ser
expresado por las innumerables melodías posibles, pero siempre y únicamente con
la generalidad de la forma pura, sin el fondo, siempre en cuanto a la cosa en
sí, no en cuanto al fenómeno; dando, en cierta manera, el alma sin el cuerpo.
[...]" (§ 52, p. 88)
"[...] admitiendo la posibilidad de llegar a explicar la Música de una
manera exacta, en conjunto y en sus detalles, o sea de enunciar y de desenvolver
en nociones generales lo que ella expresa a su manera, tendríamos a la vez una
explicación razonada y un cuadro fiel del mundo, o algo equivalente. [...]" (§
52, p. 90)
"Podría añadir aún muchas cosas sobre la manera como es percibida la
Música; podría mostrar que esta percepción se efectúa únicamente en el tiempo y
por el tiempo, con exclusión total del espacio y sin el auxilio de la
causalidad, ni, por lo tanto, del entendimiento, [...]." (§ 52, p.
92)
LIBRO
CUARTO: El mundo como
voluntad
Segunda
consideración: Afirmación y negación del
deseo de vivir por la voluntad, llegada a la conciencia de sí
misma
"[...] La virtud no se enseña, como no se enseña el genio; [...]." (§ 53,
p. 95)
"La voluntad, considerada puramente en sí misma, es inconsciente. [...]"
(§ 54, p. 98)
"[...] lo que quiere siempre la voluntad es la vida, [... Es] indiferente
y hasta un puro pleonasmo decir la voluntad de vivir, en vez de la voluntad,
lisa y llanamente. [...] Donde quiera que hay voluntad existirá también la vida,
el mundo. [...]" (§ 54, pp. 98-99)
"[...] Nacer y morir son cosas que pertenecen al fenómeno de la voluntad
y por consiguiente a la vida, cuyo atributo esencial es aparecer en criaturas
individuales, manifestando fugitivamente y en el tiempo lo que en sí no conoce
tiempo y debe precisamente manifestarse bajo esta forma a fin de poder objetivar
su verdadera naturaleza. [...]" (§ 54, p. 99)
"La forma de este fenómeno [la vida] la constituyen el tiempo, el tiempo
y la causalidad, y por lo tanto, la individuación, cuya consecuencia es que el
individuo deba nacer y morir; pero a la voluntad de vivir, de la que el
individuo no es, por decirlo así, más que un ejemplar o un caso singular de
manifestación, no le afecta la muerte de un ser individual, como no altera
tampoco el conjunto de la Naturaleza. No es el individuo, sino sólo la especie
lo que le importa a la Naturaleza y aquello cuya conservación procura
seriamente, rodeándolo de verdadero lujo de precauciones con la extraordinaria
superabundancia de gérmenes y con el poder inmenso del instinto de reproducción.
[...]" (§ 54, pp. 99-100)
"[...] La Naturaleza está siempre dispuesta a abandonar al individuo, que
no sólo se halla en peligro de perecer de mil maneras y por mil causas
insignificantes, sino que de antemano está condenado a la desaparición, y la
Naturaleza misma le empuja a ella desde el instante en que ha cumplido su
misión, que es conservar la especie. La Naturaleza expresa de este modo
francamente esa gran verdad de que sólo las Ideas y no los individuos tienen
realidad verdadera, es decir, son la objetivación perfecta de la voluntad.
[...]" (§ 54, p. 100)
"[...] La nutrición y la renovación incesantes no se diferencian de la
generación, ni la excreción de la muerte, más que en el grado. El reino vegetal
nos presenta el primer caso bajo una forma fácil de comprender. [...]" (§ 54, p.
100)
"[...] La voluptuosidad durante la cópula es el bienestar que resulta del
sentimiento de la vida, aumentado. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] Y así como estamos perfectamente satisfechos con conservar nuestra
forma y no sentimos perder la materia excretada, la misma actitud conviene
conservar cuando la muerte viene a cumplir en gran escala y en mayor medida, lo
que sucede en cada día y en cada hora con la excreción; así como permanecemos
indiferentes en el primer caso, deberíamos no espantarnos tampoco en el segundo.
[...]" (§ 54, p. 101)
"[...] es tan absurdo embalsamar los cadáveres como lo sería conservar
cuidadosamente nuestras deyecciones. [...]" (§ 54, p. 101)
"[...] La muerte es un sueño en que se olvida de despertar al durmiente,
pero todo lo demás despierta, o mejor dicho, permanece despierto." (§ 54, p.
101)
"[...] lo presente sólo es la
forma propia de toda vida, [...]." (§ 54, p. 101)
"[...] por qué este presente, el presente suyo, existe precisamente en el
momento actual y no ha existido ya desde hace mucho tiempo. Al hacerse esta rara
pregunta, consideraría su existencia y su tiempo como independiente el uno de la
otra, y a la primera como colocada en el segundo; admitiría, en verdad, dos
presentes, uno perteneciente al objeto y otro al sujeto, y se asombraría del
azar venturoso que los ha hecho coincidir. Pero en realidad (como lo he
demostrado en mi Disertación sobre el
principio de razón) lo que constituye el presente no es más que el punto de
contacto entre el objeto, cuya forma es el tiempo, y el sujeto, que no tiene por
forma ninguno de los modos del principio de razón. [...]" (§ 54, p.
102)
"[...] el sujeto, que no tiene forma, pues es la condición de cuanto
puede conocerse sin poder ser conocido él mismo, [...]." (§ 54, p.
103)
"[...] lo presente es la única
forma bajo la cual la voluntad se parece a sí misma, [...]." (§ 54, p.
103)
"[...] ningún hombre tiene la convicción arraigada y viva de que es
necesario que muera, [...]." (§ 54, p. 104)
"[...] la Naturaleza no miente ni se engaña nunca, sino que muestra
franca e ingenuamente cuanto es y cuanto hace, siendo nosotros los que velamos
todo esto con nuestras ilusiones, a fin de interpretarlo en el sentido que mejor
conviene a los limitados horizontes de nuestro espíritu." (§ 54, p.
105)
"[...] La voluntad considerada como cosa en sí y el puro sujeto
conociente, ese ojo eterno del mundo, existen ambos fuera del tiempo y no
conocen la permanencia ni la destrucción, que son condiciones temporales. [...]"
(§ 54, p. 105)
"[...] Lo que tememos en la muerte es la destrucción del individuo, pues
bajo esta forma es como se nos presenta, [...]." (§ 54, p.
106)
"[...] la negación de la voluntad
de vivir, ocurre cuando el conocimiento aniquila su querer. Los fenómenos
aislados que percibe no obran ya sobre la voluntad como motivos para estimularla; [...]." (§ 54,
p. 107)
"[...] la libertad, es decir, la cualidad de no depender del principio de
razón, cualidad que no pertenece más
que a la cosa en sí y que está en contradicción con el fenómeno, [...]."
(§ 55, p. 110)
"[...] la inteligencia no se halla informada de las decisiones de la
voluntad más que a posteriori y
empíricamente. [...]" (§ 55, p. 112)
"[...] La voluntad es lo primordial, lo primitivo. La inteligencia ha
venido luego a unirse a ella; es un mero instrumento, perteneciente al fenómeno
de la voluntad. [...]" (§ 55, p. 114)
"[La voluntad] es su propia obra antes de todo conocimiento, y que éste
viene a unirse meramente a él [cuerpo humano] para alumbrarle. De ahí que no
puede decidir tener este carácter o el otro, ni cambiar el que tiene; lo que es,
lo es de una vez para siempre y lo va conociendo por grados. Según el otro
sistema, el hombre quiere lo que
conoce; según el mío, conoce lo que
quiere." (§ 55, p. 114)
"Los motivos, que son lo que determina la manifestación del carácter, la
conducta, obran por medio del conocimiento; éste es mudable, oscila
frecuentemente entre el error y la verdad, y por lo general, va corrigiéndose
cada vez más en el curso de la vida, pero en grados muy diversos; de ahí se
deduce que la conducta de un hombre puede cambiar notablemente sin que de la
mudanza deba inferirse que ha habido una modificación en su carácter. [...] Los
motivos sólo pueden obrar exteriormente sobre la voluntad, mas no pueden
cambiarla, [...]." (§ 55, p. 115)
"[...] Cuando un hombre ha llegado a convencerse, por ejemplo, de que
todo acto de beneficencia le será pagado con el céntuplo en la vida futura, esta
convicción tendrá para él el valor y el efecto de una letra de cambio,
perfectamente segura, a largo plazo, y este hombre podrá dar entonces, por
egoísmo, como por egoísmo tomaría, si tuviese una convicción diferente. Él mismo
no ha cambiado: Velle non discutir."
(§ 55, p. 116)
"El arrepentimiento no hace
jamás de que la voluntad se haya modificado (cosa imposible), sino de una
modificación del conocimiento. [...] Por esto no puedo arrepentirme nunca de lo
que he querido, sino de lo que he hecho, si, guiado por nociones falsas, he
obrado de una manera distinta a la que se hallaba conforme con mi voluntad.
[...]" (§ 55, p. 116)
"[...] Puedo, por ejemplo, haberme conducido de una manera más egoísta
que la propia de mi carácter, a causa de haber sido inducido por error por una
idea exagerada de la necesidad en que me hallaba, [...] dejándome llevar, no de
motivos claramente conocidos, sino de motivos de mera intuicidad, de las
impresiones del momento, [...] que en realidad me ha privado del uso de la
razón. [...]" (§ 55, pp. 116-117)
"[...] El remordimiento de un acto no es manera alguna arrepentimiento;
es el dolor que hace experimentar el conocimiento de sí mismo como voluntad, y
descansa precisamente sobre la convicción adquirida de que la voluntad permanece
idéntica. [...]" (§ 55, p. 117)
"[...] El animal no tiene más que representaciones intuitivas; el hombre,
por virtud de la razón, posee además representaciones abstractas o nociones.
[...] El animal es movido siempre por alguna representación intuitiva; el hombre
se esfuerza de continuo, por el contrario, en desechar enteramente este modo de
motivación y en no dejarse determinar más que por representaciones abstractas;
así es como saca el mejor partido posible de su privilegio de la razón. [...]"
(§ 55, pp. 117 y 119)
"[...] La causa de nuestros dolores y de nuestras alegrías no reside de
ordinario en la realidad presente; sino en pensamientos abstractos. [...] Así se
ve al hombre dominado por algún violento dolor moral arrancarse los cabellos,
golpearse el pecho, desgarrarse el rostro, tirarse por tierra; todos estos actos
no son más que medios violentos para distraerse de un pensamiento que ha llegado
a ser insoportable. [...]" (§ 55, p. 119)
"[...] los dolores morales nos hacen insensibles a los dolores físicos
[y] es por lo que el suicidio resulta tan fácil para el hombre desesperado o
para quien corroe una tristeza morbosa, cuando antes, hallándose en estado de
calma física y moral, la sola idea de un acto semejante le hacía estremecerse.
[...]" (§ 55, p. 119)
"[...] es frecuente que cuando un niño se hace daño no llore hasta que
advierte que le compadecen; el pensamiento del dolor que se ha despertado en él
es lo que lo hace llorar." (§ 55, p. 119)
"[...] en el animal, el acto no tiene otra condición que la existencia o
no existencia de cierta impresión, suponiendo, naturalmente, que ésta constituya
en general un motivo para la especie. [...]" (§ 55, p.
120)
"[...] cuando el espíritu no está enfermo, sólo los actos, y no los
deseos ni los pensamientos, pesan sobre la conciencia, pues aquéllos son los que
nos presentan el espejo donde se refleja nuestra voluntad. [...]" (§ 55, p.
120)
"[...] En ningún caso puede hallarse decretado que un efecto nazca sin
una causa. [... La] suerte no decide sólo el resultado, sino las circunstancias
de que debe resultar. Por consiguiente, si los medios no se producen, el
resultado no se producirá tampoco [...]." (§ 55, p. 122)
"[...] todo acontecimiento se efectúa por virtud de la suerte, es decir,
del encadenamiento sin fin de las causas, [...]." (§ 55, p.
122)
"[...] la satisfacción o la angustia del alma, con que remontamos el
curso de nuestra vida pasada: ambos sentimientos no nacen de que los actos
pasados subsistan aún; pasaron, fueron y ya no son; pero lo que les da a
nuestros ojos importancia tan grande es su significación, es que son la efigie
del carácter, el espejo de la voluntad, [...]." (§ 55, p.
122)
"Junto al carácter inteligible y al carácter empírico hay un tercero,
diferente de ambos, de que debemos hablar aquí: el carácter adquirido, que se obtiene en el
curso de la vida por el comercio con el mundo; de éste se quiere hablar cuando
se alaba a un hombre por tener carácter o se le censura por carecer de él.
[...]" (§ 55, p. 122)
"[...] El carácter empírico, mero instinto natural está desprovisto de
razón, y hasta sus manifestaciones son por la razón estorbadas, tanto más cuanto
mayor reflexión y mayor fuerza intelectual posee el hombre, pues estas
facultades le presentan sin cesar lo que pertenece al hombre en general, como carácter de la
especie, [...]" (§ 55, p. 123)
"Pues así como nuestro camino material sobre la tierra no es una
superficie, sino una línea, así también en la vida, cuando queremos apoderarnos
de una cosa y conservarla, tenemos que resignarnos a abandonar multitud de otras
a derecha e izquierda. No poder resolverse, tender la mano hacia todo lo que nos
tienta en nuestro camino, como los niños en feria, es una conducta absurda.
Correríamos así en zigzag, errando de aquí para allá, como un fuego fatuo, y
esto no nos conduciría finalmente a cosa alguna." (§ 55, p.
123)
"[...] el mero querer y el poder no bastan por sí mismos; el hombre
necesita, además, saber lo que quiere
y saber de qué es capaz; sólo así
puede dar pruebas de carácter y sólo así hará bien lo que haga. [...]" (§ 55, p.
123)
"[...] Nada nos reconcilia mejor con la necesidad interior, así como la
exterior, que el reconocerla claramente. [...]" (§ 55, p.
126)
"[...] la voluntad, en todos los grados de su fenómeno, desde los más
altos a los más elevados, carece de mira final; que aspira siempre, porque su esencia es una
aspiración perpetua a la cual no puede poner término fin alguno que consiga;
que, por tanto, no puede ser finalmente saciada, y que sólo los obstáculos
pueden suspenderla, mas en sí se prolonga hasta el infinito. [...]" (§ 56, p.
127)
"[...] Cuando un obstáculo viene a elevarse sobre ella [la voluntad] y su
fin actual, denominamos a este impedimento dolor; la consecuencia de este fin es lo
que llamaremos satisfacción, bienestar, felicidad. [...]" (§ 56, p.
128)
"[...] Pues a medida que el fenómeno de la voluntad se hace más perfecto,
el dolor se hace también más evidente. En la planta no hay todavía sensibilidad,
ni por consiguiente dolor (en sentido estricto). Los animales inferiores,
infusorios y radiolarios, no son capaces más que de un grado mínimo de dolor;
hasta en los insectos, la facultad de sentir y de padecer es todavía muy
limitada. Con el perfecto sistema nervioso de los vertebrados llega a gran
altura y se eleva en la proporción en que se desenvuelve la inteligencia. A
medida que el conocimiento se hace más claro y que la conciencia crece, el dolor
aumenta y llega a su grado supremo en el hombre. En él es tanto más violento
cuanto más lucidez de conocimiento y más elevada inteligencia posea. El genio es
quien más padece. [...]" (§ 56, p. 128)
"[...] en esencia, vivir es
padecer." (§ 56, p. 129)
"[...] Si la consideramos [a la voluntad] bajo su aspecto físico, es
evidente que así como en realidad la marcha no es más que una sucesión de caídas
evitadas, nuestra vida corporal no es más que una muerte incesantemente
impedida, una destrucción, retardada siempre, de nuestro cuerpo. La actividad de
nuestro espíritu no es asimismo más que un esfuerzo constante para desechar el
hastío. Cada soplo de nuestra respiración rechaza la muerte que nos acomete;
luchamos, pues, contra ella a cada segundo y también la combatimos a intervalos
más largos, cada vez que comemos, que dormimos, que nos calentamos, etc. Pero la
muerte está llamada a vencer finalmente, pues le pertenecemos por el hecho mismo
de haber nacido, y no hace más que jugar un instante con su presa antes de
devorarla. [...]" (§ 57, p. 129)
"[...] La vida oscila, como un péndulo, entre el dolor y el hastío, que
son, en verdad, sus elementos constitutivos. Se ha expresado este hecho de una
manera bien extraña; después de haber puesto en el infierno todos los dolores y
todos los suplicios, el hombre no ha encontrado nada que colocar en el cielo más
que el aburrimiento." (§ 57, p. 130)
"La vida de la mayor parte de los hombres no es más que una lucha por la
existencia, con la certidumbre de sucumbir al fin. Mas lo que les hace
perseverar en tan penoso combate no es tanto el amor a la vida como el temor a
la muerte, [...]." (§ 57, p. 130)
"[...] Lo que ocupa y trae agitados a todos los vivos es el deseo de
vivir. Pero una vez asegurada la vida, no saben qué hacer de ella. [...]" (§ 57,
p. 131)
"La vida humana se pasa, pues, queriendo y adquiriendo. El deseo es, por
naturaleza, dolor: su cumplimiento trae en seguida la saciedad; el fin no era
más que un espejismo, y la posesión le arrebata todo su encanto. [...]" (§ 57,
p. 131)
"[...] Cuando la satisfacción sigue al deseo a intervalos ni muy próximos
ni muy distantes, entonces el dolor es menos y la existencia la más feliz.
[...]" (§ 57, p. 131)
"[...] Los goces puramente intelectuales son inaccesibles para la mayoría
de los hombres, que siendo incapaces de apreciar el placer que da el
conocimiento puro, se hallan reducidos únicamente al querer." (§ 57, p.
132)
"[...] Nuestra rebelión contra la desgracia viene en gran parte de que
vemos que es accidental, es decir, traída por un encadenamiento de causas que
con facilidad hubiera podido ser diferente. De ordinario, los males
absolutamente inevitables y generales, como la necesidad de la vejez, de la
muerte y muchas otras miserias de todos los momentos, no nos afligen casi.
[...]" (§ 57, p. 133)
"[...] el sentimiento del dolor o del bienestar está en gran parte, como
el conocimiento, determinado subjetivamente y a priori, [...]." (§ 57, p.
134)
"[...] cuando el desenlace de cualquier negocio nos libra de una gran
inquietud que nos atormentaba, ésta es sustituida inmediatamente por otra, cuya
sustancia existía ya en nosotros, pero no podía penetrar en nuestra conciencia,
[...]." (§ 57, p. 134)
"Un individuo capaz de una alegría excesiva sentirá también el dolor con
exceso, pues son condiciones recíprocas [...]." (§ 57, p.
135)
"[...] el dolor o el gozo excesivos descansan siempre sobre un error o
una ilusión, y que la inteligencia debe de poder evitar esta exageración del
sentimiento. [...] Cada ilusión de este género nos es arrebatada infaliblemente
luego, y entonces nos causa su pérdida tanto dolor amargo como alegría nos
produjo su aparición. [...]" (§ 57, p. 135)
"Toda satisfacción, lo que se denomina vulgarmente felicidad, es siempre
de naturaleza negativa y en modo alguno positiva. [...] Mas con la satisfacción
cesa el deseo, y por consiguiente, el placer. La satisfacción o felicidad no
puede ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad, [...]." (§
58, p. 136)
"No hay nada directo más que la necesidad, es decir, el dolor. [...]" (§
58, p. 136)
"[...] De ahí viene el que no sintamos ni apreciemos bastante los bienes
y ventajas que poseemos; nos parece
que son cosa natural, pues no nos hacen felices más que negativamente, apartando
de nosotros el dolor. No comprendemos su valor mas que cuando los perdemos, pues
la necesidad, la privación, el dolor, son lo único positivo y lo único que se
hace sentir directamente. [...]" (§ 58, p. 136)
"[...] del egoísmo, que es la forma del deseo de vivir, [...]." (§ 58, p.
137)
"[...] Una obra épica o dramática no puede tener, en efecto, otro asunto
que las luchas, los esfuerzos, los combates para conseguir la felicidad y no la
misma dicha duradera y perfecta. Conduce a la meta a su héroe a través de mil
dificultades y peligros, y tan pronto como aquél ha alcanzado la victoria, hace
caer el telón, pues lo único que podía ya mostrar es que ese fin glorioso en que
el héroe pensaba hallar la dicha, le ha engañado, y que después de llegar a él
se encuentra lo mismo que antes. Como la felicidad verdadera y durable es cosa
imposible, no puede ser objeto del arte. [...]" (§ 58, p.
137)
"En teoría pueden admitirse tres extremos de la vida humana, que son como
los elementos de la vida real del hombre. En primer lugar, una volición
enérgica, grandes pasiones (Radscha
Guna), [...]. En segundo lugar, el
conocimiento puro, la concepción de las Ideas, [...]; ésta es la vida del hombre
de genio (Satwa Guna). Y, por último,
en tercer lugar, el letargo extremado de la voluntad, y a consecuencia de él,
[...] el aburrimiento que paraliza (Tama
Guna). La vida individual, lejos de mantenerse en uno de esos extremos, rara
vez llega a ellos; [...]." (§ 58, p. 138)
"La vida de cada individuo, considerada en conjunto y en su generalidad,
sin fijarse más que en los rasgos principales, es siempre una tragedia; pero
examinada en sus pormenores se convierte en comedia, pues el sesgo y tormentos
de cada día, [...] son verdaderas escenas de comedia. [...]" (§ 58, p.
139)
"[...] todo hombre desengañado de los sueños de su primera juventud, que
tenga en cuenta su experiencia propia y la ajena, que esté avezado en la vida,
que conozca la historia de los siglos pasados y la de su tiempo, así como las
obras de los grandes poetas, a menos que un prejuicio muy arraigado no extravíe
su pensamiento, llegará infaliblemente a la conclusión de que este mundo es el
reino del azar y del error, que le gobiernan sin piedad, en las cosas pequeñas
como en las grandes, y junto a las cuales la necedad y la maldad blanden también
su férula. Bajo semejante régimen, lo bueno se abre paso con trabajo; lo noble y
lo sabio rara vez puede mostrares, [...]." (§ 59, p. 140)
"[...] cuando se produce una obra duradera, ésta, después de haber
sobrevivido a la animosidad de los contemporáneos, permanece aislada, se la
conserva como se conserva un meteorito, nacido de un orden de cosas diferente
del que reina en este mundo." (§ 59, p. 140)
"[...] quizá no hay hombre que al final de su vida, si conserva toda su
razón y es al mismo tiempo sincero, desea comenzarla otra vez [...]." (§ 59, p.
141)
"Si a cada uno le pusieran delante de los ojos los dolores y los
tormentos espantosos a que está expuesta constantemente su vida, se llenaría de
terror. El optimista más endurecido, si se le hiciera visitar los hospitales,
lazaretos y salas de operaciones quirúrgicas, las cárceles, las cámaras de
tormento y los ergástulos de los esclavos; si se le condujera a los campos de
batalla y a los lugares donde se alza el patíbulo; si se le hiciera penetrar en
los obscuros rincones donde va a esconderse la miseria, para huir de las miradas
de la fría curiosidad; si, en fin, se le hiciera echar una ojeada a la torre de
Ugolino, hambriento, es seguro que acabaría por comprender de qué naturaleza es
el «mejor de los mundos posibles». ¿De dónde tomó Dante los materiales para su
Infierno, sino de nuestro mundo real?
Y sin embargo, pintó un infierno en toda regla. Por el contrario, cuando quiso
describir el cielo con sus beatitudes, tropezó con dificultades insuperables, en
razón de que nuestra tierra no suministra elementos para nada parecido. [...]"
(§ 59, p. 141)
"[...] Lo que se sufre se oculta siempre, y por el contrario, cada cual
hace ostentación del fausto y del esplendor que ha podido adquirir, y cuanto más
carece de satisfacción interior, más desea pasar por dichoso a los ojos de los
demás. [...]" (§ 59, p. 141)
"[...] la palabra vanidad, vanitas, cuyo primitivo sentido es
vacuidad, nada." (§ 59, p. 141)
"[...] En vano se crea dioses para obtener de ellos, con súplicas o
adulaciones, lo que únicamente puede darle su propia volición. [...]" (§ 59, p.
142)
"[...] Sí he de declarar que el optimismo, cuando no es un mero dicho
irreflexivo de personas, cuyo obtuso cerebro no alberga más que palabras, me
parece una opinión no sólo absurda, sino verdaderamente impía, pues es una
irrisión amarga de los dolores inauditos de la humanidad. [...]" (§ 59, p.
142)
"La afirmación de la voluntad
es ese querer perpetuo, no contenido por la inteligencia y que llena la vida
humana en general. [...]" (§ 60, p. 142)
"[...] el ser procreado es diferente del procreador; pero en sí, desde el
punto de vista de la Idea, es idéntico a él. [...]" (§ 60, p.
144)
"[...] Respecto del procreador, la procreación no es más que la expresión
y el signo por medio del cual afirma enérgicamente su voluntad de vivir;
respecto del procreado, no es la razón de que la voluntad aparezca en él, pues
la voluntad no tiene causa ni efecto, sino la causa ocasional que hace que la
voluntad aparezca en tal momento y en tal lugar. [...]" (§ 60, p.
144)
"[...] Esta afirmación [la procreación], que excede del propio cuerpo del
individuo y llega hasta la procreación de un nuevo organismo, afirma a la vez el
dolor y la muerte, partes integrantes del fenómeno de vida, [...]. Por esta
razón profunda el acto sexual es considerado como vergonzoso." (§ 60, p.
144)
"[...] La Naturaleza, cuya esencia íntima es la voluntad de vivir,
impulsa con todas sus fuerzas al hombre, como al animal, a la reproducción. Y
luego, cuando ha obtenido ya del individuo el resultado que esperaba, se vuelve
indiferente en absoluto a su destrucción, pues como voluntad de vivir, no se
interesa más que por la conservación de la especie y en modo alguno por el
individuo. [...]" (§ 60, p. 145)
"Las partes genitales, más que otras cualesquiera del cuerpo, están
sometidas exclusivamente a la voluntad, y no lo están en modo alguno a la
inteligencia. [...]" (§ 60, p. 145)
"[...] la voluntad de vivir, que se afirma, con la muerte. Vimos que esta
última no la afecta, porque la muerte está contenido de suyo en la vida, de la
cual forma parte, y se halla plenamente compensada por la generación, que
asegura y afianza sin cesar la vida a la voluntad de vivir, no obstante la
muerte del individuo. [...]" (§ 60, p. 146)
"[...] el espacio y el tiempo constituyen el principio de individuación,
porque sólo en ellos y por ellos es posible la multiplicidad de lo idéntico.
[...]" (§ 61, p. 146)
"[...] La voluntad existe entera, indivisa en cada una de sus
manifestaciones, y ve en torno suyo la imagen repetida hasta lo infinito de su
propio ser. [...]" (§ 61, p. 147)
"[...] Cuanto a este ser [la voluntad], que es la verdadera realidad, no
lo encuentra más que en sí misma. De ahí que cada uno lo quiera todo para sí,
quiera poseerlo todo, o al menos subyugarlo todo, y desee aniquilar lo que le
opone resistencia. [...]" (§ 61, p. 147)
"[...]
toda renuncia espontánea [fuera del
tiempo-espacio], que no se funde en algún motivo [dentro del tiempo-espacio], a la
satisfacción de ese instinto [corporal, como el sexo], es ya negación de la
voluntad de vivir, [...]." (§ 62, p. 148)
"Esta usurpación, que invade los límites de la afirmación de la voluntad
ajena, ha sido conocida en todos los tiempos y su noción abstracta tiene el
nombre de injusticia. [...]" (§ 62,
p. 149)
"En efecto, según el sentido de nuestra explicación de la injusticia, la
única propiedad [derecho de Locke del synolon] que no se puede arrebatar a un
hombre sin incurrir en la injusticia, es el fruto del empleo de sus fuerzas
[synolon]. Si se le desposee de él, se priva a la voluntad de las fuerzas del
cuerpo en la cual está objetivada para hacerlas servir a otra objetivación de la
voluntad en un cuerpo distinto. [...]" (§ 62, p. 150)
"La simple negativa a decir una verdad, o sea, hablando en general, a
enunciar un hecho, no es una injusticia; pero lo es el hacer creer una cosa
falsa. El que se niega a indicar a un caminante la dirección que debe seguir, no
es injusto; pero lo será si le extravía con una indicación engañosa." (§ 62, p.
152)
"[...] no se hubiera hablado jamás de justicia si no existiera la
injusticia. [...]" (§ 62, p. 153)
"[...] Si un jugador juega el dinero que me ha robado, tengo el derecho
de jugar contra él con dados falsos, pues todo lo que le gane me pertenecía ya.
[...]" (§ 62, p. 154)
"[...] Las repúblicas se inclinan a la anarquía y las monarquías al
despotismo [...]." (§ 62, p. 157)
"[...] el Estado no se preocupa en manera alguna de la voluntad ni de la
intención por sí mismas, sino sólo del acto [...]." (§ 62, p.
157)
"Kant pretende erróneamente que, fuera del Estado, no existe el derecho
absoluto de propiedad. [... También,] la teoría de Kant, que pretende que la
pena se establece únicamente para castigar, es irracional y no tiene fundamento
sólido. [...]" (§ 62, pp. 160-161)
"[...] la justicia temporal
que reside en el Estado y cuya misión consiste en premiar y castigar: hemos
visto que no es justicia más que en cuanto mira lo porvenir, sin lo cual todo
castigo de un delito sería injustificable y se reduciría a agregar, sin razón ni
sentido, un segundo mal al primero. [...]" (§ 63, p. 163)
"El mundo, con toda la multiplicidad de sus partes y sus figuras, es el
fenómeno, la objetivación de la voluntad de vivir única. La existencia misma y
sus modos, así en conjunto como en cada una de sus partes, vienen únicamente de
la voluntad. [...]" (§ 63, p. 163)
"[...] La vista grosera del individuo está turbada por lo que los indios
llaman el velo de Maya; en lugar de la cosa en sí no ve más que el fenómeno en
el tiempo y en el espacio, en el principio de individuación y en las demás
formas del principio de razón. [...] Le parece entonces que el placer y el dolor
son cosas completamente diferentes; tal hombre es a sus ojos verdugo
sanguinario, y tal otro víctima y mártir; [...]. Ve el dolor en el mundo y ve
también la maldad; pero lejos de comprender que no son más que aspectos diversos
del fenómeno de la misma voluntad de vivir, le parece que se diferencian mucho
entre sí y que son cosas opuestas, [...]." (§ 63, p. 164)
"[...] Paras aquel cuya inteligencia va más allá del principio de
individuación, la felicidad temporal, regalo del azar, o resultado arrancado por
la prudencia de manos del destino, en medio del dolor, no es más que el ensueño
del mendigo, durante el cual se figura ser rey, pero del que despertará, para
reconocer entonces que una pasajera ilusión le había elevado por encima de las
miserias de su existencia." (§ 63, p. 165)
"[...] Sólo ve y comprende la justicia eterna [Schopenhauer la diferencia
de la que llama temporal del Estado,
en § 63] el que sabe elevarse sobre el conocimiento que procede según el
principio de razón y se limita a las cosas particulares; el que sabe concebir
las Ideas, ver más allá del principio de individuación y reconocer que las
formas del fenómeno no convienen a la cosa en sí. [...]" (§ 63, p.
166)
"[...] siendo la voluntad el principio de todo fenómeno, [...] el mal y
el dolor, hieren siempre a un mismo ser, aunque los fenómenos en los cuales
aparezcan el mal y el dolor se muestran en forma de individuos diferentes
separados por tiempos por espacios distantes. Comprenderá que la distinción
entre el que causa el dolor y el que lo padece no es más que fenómeno y no
alcanza a la cosa en sí, a la voluntad, que vive de ambos, [...] y buscando un
aumento de bienestar para uno de sus fenómenos, produce en otro un exceso de
dolor. Arrastrada por su vehemencia, desgarra con sus dientes su propia carne,
ignorando que es a sí misma a quien hiere, [...]." (§ 63, p.
166)
"[...] los Vedas, producto de la más elevada inteligencia y de la suprema
sabiduría humanas. Los Upanishadas, llegados al fin a nosotros como el don más
precioso que debemos al presente siglo, [...]" (§ 63, p.
167)
"[...] el fin de toda doctrina religiosa, puesto que todas no son más que
parábolas que revisten con sus velos la verdad, a la cual no puede elevarse la
inteligencia grosera del hombre. [...]" (§ 63, p. 167)
"[...] fin sobre el cual se funda el derecho penal, [...] un sentimiento
de satisfacción al ver al que ha hecho el mal experimentarle, a su vez, en igual
medida. A su juicio, lo que este sentimiento expresa es precisamente la
conciencia de la justicia eterna, pero mal entendida e inmediatamente falseada,
pues el espíritu, obscurecido aún por la influencia del principio de
individuación, incurre en una anfibología de nociones, pidiendo al fenómeno lo
que pertenece a la cosa en sí; lejos de concebir que, en el fondo, ofensor y
ofendido son un mismo ser, [...]." (§ 64, p. 168-169)
"[...] Este concepto [el de lo bueno] es esencialmente relativo y
expresa la conveniencia de un objeto con
alguna tendencia determinada de la voluntad. [...] La noción de lo bueno se
divide en dos subespecies, a saber: la que se refiere a la satisfacción
inmediata de la voluntad actual y la que concierne a su satisfacción mediata,
colocada en lo porvenir; [...]." (§ 65, p. 171)
"[Lo malo es] designado todo
aquello que no encaja en la tendencia presente de la voluntad. [...]" (§ 65, p.
171)
"[...] la esencia de la virtud es una aspiración enteramente opuesta a la
tendencia que busca la felicidad, es decir, el bienestar y la vida." (§ 65, p. 172)
"[...] Todo dolor es una volición no satisfecha y contrariada; [...]" (§
65, pp. 173-174)
"[...] el hombre es la manifestación de la voluntad alumbrada por una
inteligencia superior, [...]." (§ 65, p. 174)
"[...] No hay principio ni fin más que para el individuo, por medio del
tiempo que es la forma de su fenómeno, para la representación. Fuera del tiempo
no hay más que la voluntad: la cosa en sí de Kant y su objetivación adecuada, la
Idea platónica." (§ 65, p. 176)
"[El] conocimiento abstracto [...] puede comunicarse por medio de
palabras. [...]" (§ 66, p. 177)
"[...] sobre la virtud, es decir, sobre la bondad del alma; [...]." (§
66, p. 178)
"[...] el insecto padece menos con la muerte que el hombre con la mera
picadura de aquél. [...]" (Nota al pie de página, § 66, p.
182)
"[...] los deseos nacen sin excepción de una necesidad, de la falta de
algo, de un dolor; que toda satisfacción no es más que la supresión de un dolor,
no una felicidad positiva adquirida; [...]." (§ 67, p.
184)
"[...] Las lágrimas no son en manera alguna la expresión directa del
dolor, pues son raros los dolores que hacen llorar. A mi juicio, no se llora
jamás por el dolor inmediatamente sentido, sino cuando su imagen vuelve a
nuestro espíritu. Se pasa, en efecto, del dolor sentido, aunque sea corporal, a
su mera representación, [...]." (§ 67, p. 185)
"Llorar, es, pues, tener piedad de sí mismo, es la piedad
volviendo a su punto de partida. Para poder llorar se necesita ser capaz de amor
y de piedad y estar dotado de imaginación; por eso el hombre que no tiene ni
imaginación ni corazón difícilmente llora; las lágrimas se consideran también
como signo de cierto grado de bondad de carácter y desarman la ira, pues se
comprende que quien es capaz de llorar es capaz de amor, es decir, de piedad
hacia los demás, precisamente porque la piedad, como acabo de mostrar, se
resuelve finalmente en lágrimas. [...] Cuando lo que nos hace llorar no es
nuestro dolor sino el ajeno, depende esto de que con la imaginación nos ponemos
en lugar del que padece o percibimos en su suerte el destino d e toda la
humanidad, y por consiguiente el nuestro; volvemos, pues, siempre, mediante un
largo rodeo, a llorar por nosotros mismos, y de nosotros es de quien retenemos
piedad. [...]" (§ 67, p. 185)
"[Cuando] la voluntad se aparta d e la existencia, cuyos goces le causan
horror, pues ve en ellos la afirmación de la vida. El hombre llega entonces a un
estado de renuncia voluntaria de sí mismo, de resignación, de quietud perfecta y
de desasimiento absoluto de todo querer. [...] El fenómeno que anuncia esta
transformación es el paso de la virtud al ascetismo." (§ 68, p. 187)
"Como reniega del querer personificado en él [el asceta], no se opondrá a
que otro haga lo mismo, es decir, a que le causa algún daño; todo dolor que
venga a afligirle, producido por el azar o por la maldad de otro, toda
ignominia, toda ofensa, todo perjuicio, será para él bien venido, lo aceptará
todo con gozo, como ocasión de asegurarse de que no afirma ya la voluntad y de
que toma valerosamente partido por todo enemigo de su fenómeno, es decir, de su
persona. [...]" (§ 68, p. 189)
"[...] Cuando la muerte venga [para el asceta], por último, a aniquilar
el fenómeno de esta voluntad, cuya existencia había cesado hacía mucho tiempo
por la libre negación de sí mismo, salvo en aquél débil residuo que animaba el
cuerpo, es saludada con júbilo y aceptada con corazón satisfecho, como una
liberación ardientemente deseada. [...]" (§ 68, p. 189)
"[...] Entre la intuición y la razón existe un abismo inmenso, [...]." (§
68, p. 190)
"[...] A decir verdad, cada hombre posee intuitivamente y en concreto todas las verdades
filosóficas; recogerlas en el saber abstracto, en la reflexión [razón], es la
misión del filósofo, que no tiene el derecho mi de poder ir más allá." (§ 68, p.
190)
"[...] Es tan poco necesario para un santo ser filósofo, como para un
filósofo ser santo, [...]." (§ 68, p. 191)
"[...] como el conocimiento que conduce a la negación de la voluntad de vivir es
intuitivo y no abstracto, no se puede expresar por completo con nociones
abstractas sino únicamente con actos, con la conducta. [...]" (§ 68, p.
191)
"La historia no hablará jamás, ni puede hacerlo, de esos hombres cuya
vida es la interpretación más fiel y la única satisfactoria de este punto tan
importante de nuestras investigaciones [del asceta]. No sólo es su objeto
diferente del nuestro, sino que es diametralmente contrario: no trata ella de la
negación y del abandono de la voluntad de vivir, sino al revés, de su afirmación
y su manifestación en una infinidad de individuos, donde su conflicto consigo
misma, en la objetivación suprema de esa voluntad, resalta con claridad perfecta
y atestigua la vanidad de toda aspiración de este mundo, [...]" (§ 68, p.
192)
"[...] el fenómeno más sublime, más importante y significativo que puede
producir la tierra no es el vencedor del mundo, sino el del vencedor de sí mismo
[...]." (§ 68, p. 193)
"Si la vida ascética es para el hombre que ha llegado a negar su voluntad
el medio de mantenerse en ese estado, existe una segunda vía (denteroz plonz),
que conduce al mismo resultado: es el dolor en general, tal como nos lo depara
por la suerte; puede decirse que la mayor parte de los hombres no llegan a la
salvación más que por este camino. Los dolores padecidos por uno mismo y no los
que contemplamos en los demás son los que nos conducen a la resignación
absoluta, sobre todo a las puertas de la muerte. Son muy raras las personas a
quienes basta su inteligencia para negar la voluntad, merced a ese conocimiento
que, después de traspasar el principio de individuación, comienza por darles la
bondad perfecta y el amor a la humanidad y acaba por hacerlos reconocer como
propios los dolores del mundo entero. [...]" (§ 68, p.
198)
"Hemos expuesto hasta aquí, dentro de los límites propios de nuestras
consideraciones, esa negación de la voluntad de vivir, que es el único acto de
libre albedrío que se produce en el fenómeno humano y que constituye lo que
Asmus llama la metamorfosis
trascendental. Bien diferente de este aniquilamiento de la voluntad es el
aniquilamiento de su fenómeno, del individuo, o sea el suicidio. Lejos de negar la voluntad, la
afirma enérgicamente. La negación no consiste en detestar los males, sino los
goces de la vida." (§ 69, p. 203)
"[...] Al matar el cuerpo [el suicida] no renuncia a la voluntad de
vivir, sino a vivir. Desea la vida, aceptaría la existencia y la afirmación de
su cuerpo si fuesen fáciles, [...]." (§ 69, p. 204)
"La relación entre el suicidio y la negación de la voluntad es la misma
que existe entre la cosa particular y la Idea; el suicida niega el individuo,
pero no niega la especie. Como la voluntad de vivir —lo repito— tiene asegurada
una vida eterna, y la esencia de la vida es el dolor, suicidarse es un acto
inútil e insensato; [...]." (§ 69, p. 204)
"Puesto que acabamos de ver que la renuncia espontánea a la voluntad
viene del conocimiento, y que el conocimiento en sí es independiente del querer
consciente, se infiere de lo dicho que esta supresión de la voluntad, esta
liberación, no puede adquirirse por fuerza y deliberadamente. Nace de una
relación íntima entre la inteligencia y la voluntad humanas, surge de repente, y
como un choque venido de fuera. Por esto la llama la Iglesia un efecto de gracia, [...]." (§ 70, p.
209)
"La
doctrina cristiana simboliza la
Naturaleza, la afirmación d e la voluntad de vivir, en Adán, no desde el
punto de vista de los individuos, es decir, partiendo del principio de razón,
sino desde el punto de vista de la Idea humana en su unidad. Lo que le ha
entregado el mundo al dolor y la muerte es el pecado original que llega hasta
nosotros; en otros términos, es nuestra identidad, en la Idea humana, con Adán,
identidad que se manifiesta en el tiempo por el lazo de la generación. Por el
contrario, simboliza la gracia, la
negación de la voluntad, la salvación en el Dios hecho hombre, el cual, puro
de todo pecado, o sea de toda voluntad de vivir, no puede haber salido de la más
enérgica afirmación de la voluntad, ni tener un cuerpo semejante al nuestro, que
no es más que voluntad concreta, más que fenómeno de la voluntad, sino que nace
de una virgen inmaculada [concebida sin placer], y sólo tiene un simulacro de
cuerpo. [...]" (§ 70, p. 209)
"[...] el dogma del pecado original (afirmación de la voluntad) y el de
la redención (negación de la voluntad) [...]." (§ 70, p. 210)
"[...] No tenemos por qué tratar aquí del hecho de que el Cristianismo,
perdiendo en nuestros días su significación verdadera, haya degenerado en un
vulgar optimismo." (§ 70, p. 210)
"[...] La nada no se percibe como nada más que en su relación con alguna
otra cosa; supone siempre la existencia de esta relación, y por lo tanto, la de
esta cosa. La misma contradicción lógica no es más que una nada relativa. Aunque
no puede ser pensada por la razón, no es por esto una nada absoluta. [...]" (§
71, p. 213)
"[...] axioma de Empédocles: «Lo semejante no es conocido más que por lo
semejante» [...]." (§ 71, p. 213)
"[...] Sin voluntad no hay representación, ni universo. Entonces,
indudablemente, no queda ante nosotros más que la nada. Mas no olvidemos que lo
que se rebela en nosotros contra semejante aniquilamiento es la Naturaleza, que
no es otra cosa que la voluntad de vivir, esencia del hombre y del universo.
Este horror de la nada no es más que una manera diferente de expresar que
queremos con ardor la vida, que no somos ni conocemos más que la voluntad de
vivir. [...]" (§ 71, p. 214)
"Sí, lo reconocemos abiertamente; lo que queda después de la supresión
total de la voluntad para aquellos a quienes la voluntad anima todavía no es más
que la nada efectivamente. Pero, a la inversa, para aquellos en quienes la
voluntad se ha suprimido y convertido, este mundo tan real, con todos sus soles
y sus vías lácteas, es verdaderamente la Nada." (§ 71, p. 215)
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SCHOPENHAUER,
Arthur: El Mundo como Voluntad y
Representación (1844), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El
Ateneo, 1950, vol. II, fragmentos.
Compendia:
Eugenio Tait
ÍNDICE
Título
Pág.
Libro
I
I
El punto de vista idealista
7
II
Doctrina del conocimiento intuitivo, o del entendimiento
25
III De
los sentidos
33
IV Del
conocimiento " a priori"
39
V
Del intelecto desprovisto de razón
69
VI Del
conocimiento abstracto o racional
74
VII De la
relación entre el conocimiento intuitivo y el abstracto
83
VIII Teoría de la
risa
104
IX De la
lógica en general
115
X
Sobre la silogística
120
XI De la
retórica
132
XII Doctrina de
la ciencia
134
XIII Del método en las
matemáticas
145
XIV De la asociación de
ideas
148
XV De las
imperfecciones esenciales de nuestro entendimiento
153
XVI Del uso práctico de la
razón y del estoicismo
165
XVII De la necesidad metafísica en
el hombre
176
Libro
II
XVIII De la posibilidad de conocer la
cosa en sí
209
XIX Del primado de la
voluntad en la autoconciencia
219
XX
Objetivación de la voluntad en el organismo animal
267
XXI Ojeada retrospectiva y
conclusión general
292
XXII Consideración objetiva de la
inteligencia
296
XXIII (§ 23 del Volumen I)
318
XXIV De la materia
332
XXV De la voluntad de la cosa en
sí
345
XXVI Sobre la teleología
355
XXVII Del instinto y del instinto de industria
371
XXVIII
Caracteres de la voluntad de vivir
378
Libro
III
XXIX Del conocimiento de las ideas
393
XXX Del sujeto puro del
conocimiento
397
XXXI Del genio
408
XXXII De la locura
435
XXXIII
Observaciones sueltas sobre lo bello en la naturaleza
440
XXXIV
De la esencia íntima del arte
443
XXXV
De la estética en la arquitectura
449
XXXVI
Observaciones sueltas acerca de lo bello en las
artes
plásticas
459
XXXVII
De la estética de la poesía
465
XXXVIII
De la historia
483
XXXIX
De la metafísica de la música
493
Libro
IV
XL
Introducción
509
XLI De la muerte y de
sus relaciones con la indestructibilidad de
nuestro ser en sí
511
XLII La vida de la
especie
566
XLIII Herencia de las cualidades
574
XLIV Metafísica del amor
589
XLV De la afirmación de la
voluntad de vivir
631
XLVI De la nada y de los dolores de la
vida
637
XLVII De la moral
654
XLVIII Teoría de la negación de la voluntad de
vivir
671
XLIX El camino de salvación
706
L
Epifilosofía
713
Libro
I
I
El punto de vista idealista
7
"[...] lo real y lo ideal, es decir, entre el mundo como fenómeno
cerebral y el mundo que existe fuera del cerebro, [...]." (Libro I, cap. I, p.
8)
"[...] Berkeley, [...] llegó al idealismo propiamente dicho, reconociendo
que lo extenso, es decir, el mundo objetivo o material, no existe en cuanto más
que en nuestra representación, siendo falso y absurdo atribuirle existencia
fuera de la percepción e independientemente fuera del sujeto que percibe y, por
consiguiente, admitir la existencia en sí, y de una manera absoluta, de la
materia. Esta concepción tan verdadera y profunda constituye toda la filosofía
de Berkeley: en ella se vertió todo entero." (Libro I, cap. I, pp.
8-9)
"El realismo, que por sus apariencias positivas tiene fácil arraigo en
los espíritus incultos, parte, por el contrario, de una hipótesis arbitraria y
es un edificio sin cimientos pues olvida o niega un hecho primordial, a saber:
que todo lo que conocemos es un fenómeno de conciencia. [...]" (Libro I, cap. I,
p. 9)
"[...] Objeto, no quiere decir otra cosa que «representación de un
sujeto»; [...]." (Libro I, cap. I, p. 9)
"Que el mundo objetivo pueda existir sin que haya un ser que lo conozca,
parece cierto a primera vista, porque puede ser pensado en abstracto, sin que
aparezca la contradicción que implica. Pero si intentamos dar realidad a
semejante abstracción, es decir, si queremos convertirla en percepciones
intuitivas, únicas que pueden darle contenido y verdad (como todas las
abstracciones); cuando se trata de imaginar un mundo objetivo sin un sujeto que
lo conozca, se ve que lo que se imagina es lo contrario de lo que se pretende,
es decir, no es otra cosa que el acto de una inteligencia que percibe
intuitivamente el mundo objetivo, que era lo que se quería excluir. Siendo,
evidentemente, el mundo intuitivo un fenómeno cerebral, hay contradicción en
suponer que como mundo subjetivo pueda existir con independencia de todo
cerebro." (Libro I, cap. I, pp. 9-10)
"A esta idealidad necesaria y esencial de las cosas puede oponerse una
objeción que cada uno de nosotros entrevé en su espíritu, más o menos
distintamente, y es ésta: mi cuerpo es también objeto para un individuo, es
también representación, y, sin embargo, yo no puedo dudar de que yo seguiría
existiendo aunque ese individuo no existiese. Y como esta misma relación entre
mi persona y la inteligencia de otro existe también entre esa existencia y todos
los demás objetos, éstos seguirían existiendo aún cuando ningún ser los
percibiese. La consideración es ésta: ese otro, cuyo objeto es mi persona, no es
un sujeto absoluto, sino un individuo que conoce. De aquí que, cuando no
existiera, es más, aunque no hubiera otro ser que conociese más que yo, no por
ello quedaría suprimido el sujeto, en cuya representación existen solamente
todos los objetos. Pues este sujeto soy yo mismo, como cualquier ser que
conozca; por consiguiente, en el caso supuesto, mi persona seguiría existiendo
realmente, pero como representación, es decir, en mi conciencia. Yo mismo, en
efecto, no la conozco más que de un modo mediato y nunca inmediato, porque toda
percepción es mediata. [...]" (Libro I, cap. I, p. 10)
"[...] mi entendimiento intuitivo realiza la función de ir del efecto a
la causa, [...]". (Libro I, cap. I, p. 10)
"[...] Todo lo que de este modo existe podrá tener, por otra parte, una
existencia en sí, para lo cual no necesita de sujeto alguno. Pero esta
existencia en sí no puede consistir en extensión y actividad (que, reunidas,
constituyen la figura en el espacio). Forzosamente ha de ser de distinta
naturaleza; será una existencia de cosa
en sí, que, como tal, nunca puede ser objeto. [...]" (Libro I, cap. I, p.
11)
"[...] el mundo objetivo no existe más que en la representación, o sea
para el sujeto. [...]" (Libro I, cap. I, p. 11)
"[...] Nótese también que Kant, bajo su cosa en sí, no pensó nunca un objeto, al
menos mientras fue consecuente consigo mismo. Y esto se deducía ya de su prueba
de que el espacio y el tiempo no son más que formas de la intuición y, por
consiguiente, no pertenecen a las cosas en sí, y como lo que no está en el
espacio ni en el tiempo no es objeto, es claro que la existencia de las cosas en
sí no `puede ser objetiva, sino que ha de ser de otra naturaleza, es decir,
metafísica. Por tanto, la proposición de Kant implica esta otra: el mundo
objetivo no existe más que como representación." (Libro I, cap. I, pp.
11-12)
"Nada ha sido tan injustamente tratado en todos los tiempos como el
idealismo, en cuanto se le ha culpado de negar la realidad empírica del mundo
exterior. [...]" (Libro I, cap. I, p. 12)
"El verdadero idealismo, por el contrario, no es empírico, sino
trascendental. Éste deja intacta la realidad empírica del mundo, pero hace
hincapié en que todo objeto, es decir, toda realidad empírica en general, está
doblemente condicionada por el sujeto: primeramente de un modo material, o sea
como objeto en general, porque una existencia objetiva sólo se concibe en
relación con un sujeto y como representación de éste; y luego, en cuanto a la
forma, porque el modo de existir un objeto, es decir, de ser representado
(espacio, tiempo y causalidad) se deriva del sujeto y en él está predeterminada.
El idealismo de Kant, referido en particular al modo de la existencia del
objeto, se enlaza con el de Berkeley, que se refiere, en general, al objeto."
(Libro I, cap. I, pp. 12-13)
"Kant demuestra que el conjunto del mundo material, con sus cuerpos
extensos en el espacio y enlazados entre sí por el tiempo mediante la ley de
causalidad con todas sus consecuencias, no existe independiente de nosotros,
sino que depende, como de un supuesto fundamental, de las funciones del cerebro,
por medio de las cuales e solamente posible la ordenación objetiva de las cosas,
ya que tiempo, espacio y causalidad, en los cuales se basan todos los procesos
reales y objetivos, no son otra cosa que funciones del cerebro, t que, por lo
mismo, el orden invariable de las cosas que forman el criterio y la guía de la
realidad empírica de las cosas, procede asimismo del cerebro, que es lo único
que da testimonio de él. Esto es lo que Kant demostró a fondo y detalladamente;
sólo que él no dice cerebro, sino «facultad de conocimiento». Y hasta intentó
probar que, bien considerado, ese orden objetivo en el tiempo, el espacio y la
causalidad, la materia, etcétera, sobre el cual se basasen último término, todos
los hechos del mundo real, no puede ser pensado como existente por sí mismo, es
decir, como un orden de cosas en sí, con realidad y existencia absolutas. [...]"
(Libro I, cap. I, p. 13)
"[...] cuán absurdo es admitir que las cosas, como tales, puedan existir
fuera e independientemente de nuestra conciencia. [...]" (Libro I, cap. I, p.
13)
"[...] Esto [el idealismo] no se explicaría si nuestro intelecto y las
cosas, no formasen un todo; pero sólo se explica porque ambos son lo mismo; el
intelecto crea ese orden y no existe más que para las cosas, como éstas no
existen más que para el intelecto." (Libro I, cap. I, pp.
13-14)
"El realismo pretende que el mundo, tal como lo conocemos, es
independiente del conocimiento. [...]"(Libro I, cap. I, p.
14)
"[...] el mundo, tal como le conocemos, no existe más que para el
conocimiento, no existe más que en la representación, sin que tenga fuera de
ella un duplicado." (Libro I, cap. I, p. 14)
"[...] la cosa en sí, o sea lo que existe fuera de nuestro conocimiento y
de todo conocimiento en general, ha de ser considerada como algo completamente distinto de la
representación y de todos sus atributos, y por tanto, de la objetividad. [...]"
(Libro I, cap. I, p. 15)
"[...] existe en el espacio un mundo objetivo y otro subjetivo, y la
imposibilidad de establecer una transición del uno al otro, [...]." (Libro I,
cap. I, p. 15)
"Lo subjetivo y lo objetivo no forman un continuum. Lo conocido inmediatamente
(lo subjetivo) termina en la superficie de nuestra piel, o más bien en las
extremidades de los nervios que parten del sistema cerebral. Más allá existe un
mundo, del que no tenemos noticia si no es por las imágenes de nuestro cerebro.
Y la cuestión es saber si a estas imágenes corresponde, y en qué proporción
corresponde, un mundo fuera de nosotros. La ley de causalidad es la única que
podría determinar la relación entre ambos términos, por ser la única que conduce
de una cosa dada a otra que difiere esencialmente de ella. Pero esta misma ley
necesita una demostración previa de su validez. No puede ser más que de origen
objetivo o de origen subjetivo, pero que en muchos casos se queda en una u otra
orilla y no puede servir de puente. Si, como pensaban Locke y Hume, es a posteriori, es decir, una ley deducida
de la experiencia, pertenecerá al mundo exterior, puesto en tela de juicio, y no
podrá garantizar su realidad, pues en tal caso conforme a Locke, la ley de
causalidad se comprobaría por la experiencia y la realidad. Si, por el
contrario, como Kant enseña, la ley de causalidad es a priori, su origen es subjetivo y no
puede sacarnos de lo subjetivo. Esto es evidente. [...]" (Libro I, cap. I, p.
15)
"Sin embargo, el materialismo está en parte justificado. En efecto, tan
verdad es que el sujeto que conoce es un producto de la materia, como que la
materia es una mera representación de aquél. Pero estas dos afirmaciones son
incompletas, unilaterales. Pues el materialismo es la filosofía del sujeto que
se olvida a sí mismo. [...]" (Libro I, cap. I, p. 18)
"El realismo conduce necesariamente, como hemos dicho, al materialismo.
[... Cuando] el realismo se hallaba en boga, se inventó el espiritualismo, que consistía en admitir
fuera de la materia y al lado de ella otra sustancia, la sustancia espiritual.
[...] El espiritualismo no es, pues, más que un remedio aparente y falso contra
el materialismo, cuyo único remedio eficaz es el idealismo.. [...] El idealismo
afirma que la materia depende del sujeto, mientras que el espiritualismo
afirmaba que el sujeto es independiente de la materia. [...]" (Libro I, cap. I,
pp. 18-19)
"[...] el objeto está condicionado por el sujeto, [y] el sujeto en cuanto
tal está condicionado a su vez por el objeto. [...]" (Libro I, cap. I, p.
20)
"[...] Una conciencia sin objeto no es conciencia. [...]" (Libro I, cap.
I, p. 20)
"El error capital de todos los sistemas es el desconocimiento de esta
verdad: que el intelecto y la materia son correlativos, es decir, que cada uno
de ellos existe por el otro, que nacen y mueren juntos, que uno es sólo el
reflejo del otro y ambos una misma cosa mirada por la faz opuesta; [...]."
(Libro I, cap. I, p. 21)
"[...] el entendimiento se resiste porque no es capaz de comprender una
creación de la nada ni un aniquilamiento de la materia, sino sólo variaciones o
modificaciones de ésta; [...]." (Libro I, cap. I, pp.
21-22)
"[...] La materia es la representación del intelecto, y éste aquello en
lo cual existe solamente la materia. Ambos reunidos, forman el mundo como
representación, que es precisamente el fenómeno de Kant, [...]." (Libro I, cap.
I, p. 22)
II
Doctrina del conocimiento intuitivo, o del entendimiento
25
"[...] Es verdad que el espacio no existe más que en mi cabeza, pero
empíricamente mi cabeza ocupa un espacio. [...]" (Libro I, cap. II, p.
25)
"[...] la ley de causalidad no relaciona más que fenómenos, [...] o,
mejor dicho, de las representaciones. [...]" (Libro I, cap. II, p.
25)
"[...] La cosa en sí es inextensa, amorfa, incorporal. [...]" (Libro I,
cap. II, p. 26)
"[...] los nervios de los órganos sensibles prestan a los objetos el
color, el sonido, el gusto, la temperatura, etcétera, el cerebro les da la
extensión, la figura, la solidez, el movimiento y, en suma, todo aquello que se
percibe en virtud del tiempo, del espacio y de la causalidad." (Libro I, cap.
II, p. 26)
"[Tomás Reid, que desconoció a Kant, afirma correctamente que] ninguna
sensación tiene la menor semejanza con el mundo intuitivamente conocido, y sobre
todo, que las cinco cualidades primarias de Locke (extensión, figura, solidez,
movimiento y número) no pueden ser suministradas por la sensación y en su
consecuencia abandona como indescifrable el problema del origen y del modo de
producirse la intuición. [...]" (Libro I, cap. II, p. 27)
"[...] Los objetos no están en el espacio, y por consiguiente fuera de nosotros, sino en cuanto nos
los representamos. [...]" (Libro I, cap. II, p. 29)
"[...] las cosas bellas, por ejemplo, de un hermoso panorama, es también
un fenómeno cerebral. Su perfección no depende sólo del objeto, sino de la
constitución del cerebro, es decir, de su forma, de su tamaño, de la cavidad de
su contextura y de la excitación de su actividad por la pulsación de las
arterias cerebrales. [...]" (Libro I, cap. II, p. 31)
"[...] Del mismo modo que creemos ver las cosas situadas allí donde se
encuentran, cuando en realidad las sentimos en el cerebro, también creemos
experimentar el dolor en el miembro enfermo, cuando en realidad lo sentimos en
el cerebro, adonde es provocado por el nervio de la parte enferma. Por esto no
sentimos más que los dolores de aquellas partes cuyos nervios van al cerebro y
no los de las partes cuyos nervios pertenecen al sistema ganglionar, a no ser
que por una excitación muy violenta de estos últimos la sensación llegue por
rodeos hasta el cerebro, donde se manifiesta como un malestar sordo y sin
indicación precisa de su situación. Por lo mismo las lesiones de un miembro cuyo
paquete nervioso ha sido cortado o ligado, no se sienten; como también se debe a
esta misma causa que el hombre, a quien se le ha amputado un miembro, crea
sentir, a veces, dolores en la pierna o brazo amputados, porque los nervios que
se dirigían al cerebro están intactos. En los dos fenómenos descritos percibimos
como situado al exterior lo que sucede en el cerebro; en la intuición, por la
intervención del entendimiento, que palpa el mundo exterior por medio de sus
tentáculos; en la sensación de los miembros, por conducto de los nervios."
(Libro I, cap. II, pp. 31-32)
III De
los sentidos
33
"[...] entre las sensaciones las hay que no son ni agradables ni
desagradables, es decir, que no afectan a la voluntad, porque están destinadas
principalmente a la comprensión objetiva del mundo exterior. Si esto no
sucediese nos detendríamos en la sensación sin pasar a su causa, que es lo que en último término
se persigue, [...]. La razón psicológica está en que los sentidos nobles (la
vista, el oído) tienen nervios destinados a recibir las impresiones específicas
de lo exterior que no nos son susceptibles de sensaciones dolorosas. [...]"
(Libro I, cap. III, p. 33)
"[...] el poder de transportarnos fácilmente a la pura contemplación
objetiva sin mezcla de voluntad, que, como en el libro tercero queda demostrado,
constituye el fondo del sentimiento estético. [...]" (Libro I, cap. III, p.
34)
"[...] Los dos sentidos inferiores, el olfato y el gusto, no son extraños
ya a la excitación inmediata de la voluntad, lo cual quiere decir que siempre
nos impresionan agradable o desagradablemente, siendo subjetivos más que
objetivos." (Libro I, cap. III, pp. 34-35)
"[...] los sonidos perturben y obren hostilmente sobre nuestro espíritu
[...]; dispersan los pensamientos [...]. En cambio, no se produce una
perturbación análoga por la vista. [...]" (Libro I, cap. III, p.
35)
"[...] a pesar de tener dos oídos de sensibilidad diferente, jamás oímos
un sonido doble, mientras que con los ojos vemos, a veces, imágenes dobles,
llegaremos a la conclusión de que la sensación auditiva no se produce en el
laberinto, o en el caracol, sino en un lugar del cerebro en que los dos nervios
se juntan, y que allí es donde la sensación se unifica. [...]" (Libro I, cap.
III, p. 36)
"[...] los pensadores y, en general, las personas muy inteligentes, no
pueden soportar los alborotos, que estorba el incesante curso de sus
pensamientos e interrumpe y paraliza su meditación, [...]." (Libro I, cap. III,
p.36)
IV Del
conocimiento " a priori"
39
"[...] En general, nunca se puede determinar si el juicio es analítico o
sintético, más que según sea más o menos completa la noción correspondiente en
el espíritu del que enuncia el juicio. Para Cuvier, el concepto de gato era cien veces más comprensivo que
para su criado; de modo que los juicios sintéticos del uno serían analíticos
para el otro. Pero si se consideran las nociones objetivamente y se quiere
averiguar si un juicio es analítico o sintético, debemos sustituir al atributo
su término contradictorio y agregarlo, sin cópula, al sujeto: si resulta una contradictio in adjecto, el juicio será
analítico; en caso contrario, sintético." (Libro I, cap. IV, p.
41)
Sintético
Un cuerpo es pesado.
Prueba
Un cuerpo liviano. (como no es contradictoria, la anterior es sintética
efectivamente)
Analítica
Un cuerpo es extenso.
Prueba
Un cuerpo no-extenso. (como es contradictoria, la anterior es analítica
efectivamente)
"Tanto la Aritmética como la Geometría están basadas en la intuición
pura; pero no es igual la evidencia en una que en otra. Sin embargo, puede
hacerse la demostración que sigue: toda numeración consiste en enunciar y
repetir constantemente la unidad y sólo empleamos nombres diferentes [...]. Pero
la repetición es una operación sucesiva que se funda directamente en la
intuición del tiempo, que es lo que le da sentido; luego, la numeración es
posible merced al tiempo. Esto se demuestra también porque en todas las lenguas
la multiplicación se indica por la palabra veces, que es un concepto de tiempo;
[...]. Sin esta base de la intuición pura del tiempo, la aritmética no sería una
ciencia a priori, ni sus principios
tendrían certeza infalible." (Libro I, cap. IV, p. 42)
"[...] De ningún modo consideramos nosotros que el verdadero acto
inmediato de la voluntad sea distinto de la acción del cuerpo y que ambas cosas
sean términos de una relación causal, sino que, al contrario, ambas son una
misma cosa indivisible. no hay sucesión entre una y otra, son simultáneas;
[...]." (Libro I, cap. IV, p. 43)
"[...] el mover nuestros cuerpos por una orden de la voluntad es una cosa
oscura para nosotros, un milagro en que apenas reparamos, [...]." (Libro I, cap.
IV, p. 44)
"[...] para percibir objetivamente en el espacio los objetos, incluido
nuestro propio cuerpo, necesitamos conocer ya la causalidad, [...]." (Libro I,
cap. IV, p. 45)
"Asimismo, la teoría de Hume, según la cual el concepto de causalidad
nace de la costumbre de ver dos estados sucederse constantemente el uno al otro,
queda refutada por la sucesión más antigua, a saber: la del día y la noche, que
a nadie se le ha ocurrido considerar como sucesión causal. Y precisamente esta
sucesión refuta también la falsa suposición kantiana de que la realidad objetiva
de una sucesión sólo es reconocida cuando es concebida como relación de causa y
efecto. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 46)
"[...] Por otra parte, la absurda teoría de algunos profesores modernos
de que la causa y el efecto son simultáneos, [... Si] suponemos simultáneos la
causa y el efecto, todo el curso del universo se reduciría a un instante. [...]"
(Libro I, cap. IV, pp. 46-47)
"El verdadero enunciado de la ley de causalidad es el siguiente: Todo cambio tiene su causa en otro cambio
que le precede inmediatamente. [...]" (Libro I, cap. IV, p.
50)
"[...] una causa primera es tan absurda como un comienzo en el tiempo o
un límite en el espacio. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 50)
"[...] Hemos dicho que se trata de cosas, es decir, de estados de la
materia, pues sólo a éstos se refieren los cambios y la causalidad. Dichos
estados son los que en la acepción más general de la palabra denominamos forma, y sólo la forma cambia, mientras
que la materia permanece. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 50)
"De tomar el concepto en abstracto con demasiada extensión, proviene el
abuso de extender la causalidad a la cosa considerada en absoluto, [...]. Así
nació la prueba cosmológica. En efecto, parte ésta de la suposición gratuita de
que de la existencia del mundo se puede inferir su no existencia anterior, y por
último, cae en la inconsecuencia, verdaderamente monstruosa, de suprimir esa ley
de causalidad, de donde arranca toda su fuerza demostrativa, [...]." (Libro I,
cap. IV, p. 51)
"La ley de causalidad se aplica a todo lo que pasa en el mundo, pero no
al mundo mismo, porque es una ley inmanente y no trascendente; con ella nos es
dado el mundo y con ella desaparece. [...]" (Libro I, cap. IV, p.
51)
"También la causa ha sido confundida con la fuerza, en virtud de un
exceso de extensión. La fuerza, aunque distinta en absoluta de la causa, es lo
que comunica a ésta su causalidad o posibilidad de obrar; [...]." (Libro I, cap.
IV, p. 52)
"[...] Las únicas entidades que en la naturaleza no dependen de la cadena
causal, infinita en las dos direcciones, son la materia y las fuerzas naturales.
[... Las] fuerzas naturales no son otra cosa que la voluntad y que la materia no
es más que voluntad manifestada; de
modo que en cierto sentido voluntad y materia son también una misma cosa. [...]"
(Libro I, cap. IV, p. 53)
"[...] la materia (como causalidad) (Libro I, cap. IV, párr. 4º de la
1a parte) debe ser considerada como la unión , o si se quiere la
fusión del tiempo y el espacio. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 54)
"[...] es obligado suponer que Laplace conocía la teoría de Kant. [...]"
(Libro I, cap. IV, p. 62)
V
Del intelecto desprovisto de razón
69
"Las bestias tienen entendimiento, pero carecen de razón. Poseen, por
consiguiente, el conocimiento intuitivo, pero no el abstracto; [...]." (Libro I,
cap. V, p. 69)
"[...] el animal no piensa, en
el sentido propio de la palabra, porque carece de conceptos, o sea de representaciones
abstractas." (Libro I, cap. V, p. 69)
"[...] los animales [sufren] menos que nosotros, pues no conocen otros
males que los inmediatos. [...]" (Libro I, cap. V, p. 71)
"[...] el hombre poco inteligente se parece mucho a la bestia. [...]"
(Libro I, cap. V, p. 71)
"[...] En realidad, los animales no sienten la muerte, pues no la conocen
hasta el momento que llega y entonces ya no existen. La vida del animal es un
presente perpetuo; vive sin reflexionar y limitado al momento actual. Verdad es
que a la mayor parte de los hombres les sucede lo mismo." (Libro I, cap. V, p.
71)
VI Del
conocimiento abstracto o racional
74
"Un instrumento de la inteligencia tan importante como lo es el concepto, no puede manifiestamente ser
idéntico a la palabra, que no es más
que un sonido, el cual, como sensación, desaparece con las ondas sonoras: y como
imagen acústica se desvanece con el tiempo." (Libro I, cap. VI, p.
74)
"[...] como toda abstracción consiste en el mero eliminar notas del
concepto, cuanto más avanza aquélla menos queda en éste. [...]" (Libro I, cap.
VI, p. 76)
"[...] Todo nuestro conocimiento, con su percepción interior y exterior,
tiene por forma constante el tiempo. En cambio, los conceptos, como
representaciones nacidas de la abstracción, por ser completamente generales y
distintos de las cosas individuales, gozan de una cierta existencia objetiva que
no forma parte de ninguna serie temporal. [...]" (Libro I, cap. VI, p.
77)
"El estudio de varios idiomas puede apalear en parte este inconveniente,
pues en virtud de este estudio el pensamiento, al pasar de un molde a otro, se
modifica un tanto en cada nueva operación, perdiendo cada vez más su forma y su
vestidura, apareciendo su esencia más clara a la conciencia y recobrando su
variabilidad originaria. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 78)
"[...] Como todos poseen razón, aunque muy pocos tienen juicio, resulta
que el hombre está muy expuesto al error, y es fácil presa de todas las quimeras
imaginables que se le presentan. [...]" (Libro I, cap. VI, p.
80)
VII De la relación
entre el conocimiento intuitivo y el abstracto
83
"[...] los conceptos tomas su materia del conocimiento intuitivo [...].
Lo cual implica que la intuición es un medio de comprobar ejemplarmente la
legitimidad de los conceptos." (Libro I, cap. VII, p. 83)
"[...] el razonamiento no nos proporciona conocimientos nuevos, sino que
únicamente nos pone de manifiesto lo que se contiene en los conocimientos ya
adquiridos y lo que es aplicable en cada caso dado. [...]" (Libro I, cap. VII,
p. 84)
"La esencia de todo conocimiento verdadero y útil es una intuición y toda
verdad nueva procede de este origen. [...]" (Libro I, cap. VII, p.
84)
"Con la mayoría de los
libros, aparte los que son completamente malos, sucede que cuando no
tratan de materias empíricas por completo, el autor ha pensado, pero no ha visto; ha escrito guiado por la
reflexión, no por la intuición, y esto es lo que les hace medianos y tediosos.
Lo que piensa el autor también pudiera haberlo pensado el lector con un poco de
trabajo, [...]." (Libro I, cap. VII, pp. 84-85)
"[...] los grandes ingenios, cuando piensan, siempre tienen una imagen
ante los ojos y no los apartan de ellos durante el trabajo del pensamiento.
[...]" (Libro I, cap. VII, p. 85)
"[...] el pensamiento, o sea la combinación de nociones abstractas,
[...]." (Libro I, cap. VII, p. 86)
"[...] El saber no puede sustituir al genio, porque la instrucción no da
más que conceptos, mientras que el conocimiento genial consiste en la concepción
de la Idea (Libro I, cap. VII, platónica), siendo, por tanto, intuitivo. [...]"
(Libro I, cap. VII, p. 87)
"Sabiduría y genio; [esta] diferencia es tan grande que el sabio vive en
otro mundo que el necio, y el genio vive el mundo de otro modo que el hombre
vulgar." (Libro I, cap. VII, p. 87)
"El conocimiento intuitivo puede regir en la práctica nuestros actos y
nuestra conducta, mientras que el abstracto de la razón no puede hacerlo sino
con ayuda de la memoria. De aquí una ventaja para el conocimiento intuitivo en
todas las ocasiones que no dan tiempo a reflexionar, es decir, en las relaciones
diarias de la vida, y por eso las mujeres se distinguen en ellas. [...]" (Libro
I, cap. VII, p. 88)
"La intuición es, no sólo la fuente de todo conocimiento, sino también el
conocimiento kat exochn, el conocimiento verdadero, el único que se merece en
realidad el nombre de conocimiento; [...]." (Libro I, cap. VII, p.
89)
"[...] la superioridad en el conocimiento intuitivo es la única que
imprime su sello en el semblante, siendo impotente el conocimiento abstracto
para producir este resultado." (Libro I, cap. VII, p. 90)
"[...] En la mayor parte de los que están reputados por sabios, el afán
de la lectura es una especie de fuga
vacui u horror al vacío, debida a la falta de ideas propias. Para llenar
este vacío se ven obligados a recurrir a los pensamientos ajenos; necesitan leer
para tener pensamientos, [...]. Convencidos de que su misión es leer, se
atiborran de lectura hasta indigestarse, y al cabo, la lectura no se contenta
con preceder al pensamiento, sino que le sustituye por completo: no piensan sino
cuando leen y piensan con la cabeza de otro. Pero una vez abandonado el libro su
atención es embargada por muy diferentes objetos, como son los negocios
personales, los espectáculos, los juegos de naipes o de otra clase, o por las
noticias y el chismorroteo del día. Pero el pensador que se interesa en los
problemas de la ciencia o del arte es ajeno a todo esto y se entrega a sus
meditaciones sin necesidad de libros; disposición de ánimo que es imposible
adquirir cuando no se posee espontáneamente. Por eso el pensamiento habla de lo
que ha pensado, mientras que los otros hablan de lo que han leído. [...]" (Libro
I, cap. VII, pp. 91-92)
"[...] Toda filosofía que en vez de partir de aquí [lo realmente dado por
la intuición empírica] tome su `punto de partida de nociones abstractas, tales
como lo absoluto, la sustancia absoluta, Dios, lo infinito, la identidad
absoluta, el ser, la esencia, etc., será una construcción sobre arena y no podrá
conducir a ningún resultado real. [...]" (Libro I, cap. VII, p.
96)
"[...] La filosofía no debe operar sobre conceptos, sino con conceptos, [...]." (Libro I, cap.
VII, p. 96)
"[...] las nociones abstractas no comprobadas por ninguna intuición nos
conducen por caminos extraviados [...]." (Libro I, cap. VII, p.
101)
"[...] El eslabón intermedio que relaciona estos dos modos de
conocimiento [el intuitivo y el abstracto o reflexivo] es, como dije en el
párrafo 14 del libro primero, el juicio. [...]" (Libro I, cap. VII, p.
101)
"[...] Sacar consecuencias es fácil, juzgar es difícil. [...]" (Libro I,
cap. VII, p. 102)
"La gran dificultad del juicio consiste en que en la mayoría de los casos
tenemos que pasar del efecto a la
causa, con lo cual nos exponemos a graves errores. [...]" (Libro I, cap. VII, p.
102)
"Cualidades como el ingenio y la perspicacia son también manifestaciones
de la facultad de juzgar: en el primer caso, del juicio reflexivo, y en el
segundo, del intuitivo. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 103)
"[...] En cierto modo es irónico extender a todos los hombres esta
facultad [el juicio] que sólo se debe atribuir a los que realmente la poseen. En
los asuntos más insignificantes de la vida, las gentes vulgares demuestran que
tienen poca confianza en su propio juicio, pues la experiencia les ha enseñado
que no deben confiar en él. Generalmente lo sustituyen con prejuicios y con
opiniones ajenas, lo cual los coloca en una especie de minoridad de la que pocos
pueden salir. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 103)
VIII Teoría de la risa
104
"[...] la risa indica que de repente se advierte la incongruencia entre
dicho concepto y la cosa pensada, es decir, entre la abstracción y la intuición.
Cuanto mayor sea esa incompatibilidad y más inesperada en la concepción del que
ríe, tanto más violenta será la risa. Por consiguiente, para producir la risa se
necesita siempre un concepto [...]." (Libro I, cap. VIII, p.
104)
"Muchas de las aventuras de Don Quijote son de este género. [...] En
todas ellas el hecho está tramado siempre de modo que parezca posible a priori; pero cuando se llega a la
intuición del hecho particular, a
posteriori, se advierte la imposibilidad del caso, provocando entonces la
risa la incongruencia entre el pensamiento y la realidad. [...]" (Libro I, cap.
VIII, p. 110)
"[...] Los niños y las personas ignorantes se ríen de todo, [...]."
(Libro I, cap. VIII, p. 110)
"[...] en la contienda entre la intuición y el pensamiento [refiriéndose
a la risa], aquélla permanece siempre vencedora porque no está sujeta al error,
ni tiene necesidad de que algo extraño a ella la justifique porque ella aboga
por sí misma. Si profundizamos en este análisis, veremos que el conflicto
procede de que el pensamiento no puede abarcar todos los infinitos matices de la realidad.
[...]" (Libro I, cap. VIII, p. 111)
"Lo contrario de la risa y de la broma es lo serio. Consiste en la
conciencia de la conformidad entre el pensamiento y la realidad. [...]" (Libro
I, cap. VIII, p. 111)
"[...] cuanto más serio es un hombre, tanto más cordialmente es capaz de
reír. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Las personas mediocres, intelectual y moralmente hablando, suelen
tener una risa forzada y falsa. [...]" (Libro I, cap. VIII, p.
112)
"[...] Podríamos decir en general que la manera como ríe una persona y
las cosas que le hacen reír son indicios seguros de su carácter. [...]" (Libro
I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Las relaciones entre uno y otro sexo ofrecen tema tan a propósito
para bromas, que poco ingenio basta para forjar un cuento obsceno, y no habría
tantos si el fondo de la cuestión no fuese cosa tan seria." (Libro I, cap. VIII,
p. 112)
"Cuando hablamos en serio, nos ofende que los demás se rían, porque la
risa significa que encuentran una gran incongruencia entre nuestro pensamiento y
la realidad. Por eso el adjetivo ridículo es ofensivo. [...]" (Libro I,
cap. VIII, p. 112)
"[...] Cuando la broma se oculta tras lo serio nace la ironía, [...]. Lo
contrario a la ironía es lo serio oculto tras la broma, y a esto llaman los
ingleses humor y nosotros humorismo. [...] La ironía comienza seriamente y acaba
riendo. El humorismo sigue el proceso contrario. [...]" (Libro I, cap. VIII, pp.
112-113)
"[...] El humorismo es siempre la expresión poética o artística de algún
hecho cómico o grotesco cuando lo que se oculta, dejándolo entrever, solamente
es un pensamiento grave. [...]" (Libro I, cap. VIII, p.
113)
IX De la
lógica en general
115
"La teoría de las leyes del pensamiento se podría simplificar, a mi
juicio, reduciéndolas a dos: la de la exclusión del tercer término y la de la
razón suficiente. La primera puede formularse de este modo: todo atributo ha de
poder ser ya afirmado o ya negado respecto de un sujeto. [...] La segunda ley
del pensamiento, o sea el principio de razón suficiente, significa que tal
afirmación o negación, es decir, el juicio, debe ser determinado por algo
distinto del juicio mismo, y que puede ser o una intuición (Libro I, cap. IX,
pura o empírica) u otro juicio. [...]" (Libro I, cap. IX, p.
116)
X
Sobre la silogística
120
"Frecuentemente se pregunta si la proposición que resulta de las dos que
se comparan en el silogismo enseña algo que no se supiera ya. No puede decirse
que sí hablando en sentido estricto, pero en cierto modo enseña algo nuevo.
[...]" (Libro I, cap. X, p. 120)
"Lo esencial del silogismo es que reconocemos claramente haber pensado el
contenido de la conclusión al pensar las premisas. [...]" (Libro I, cap. X, p.
121)
"[...] en nuestro cerebro pueden existir aisladas dos premisas durante
mucho tiempo, hasta que la ocasión las aproxima surgiendo la conclusión como una
chispa. [...]"
"[A menudo las premisas] las comparamos con nuestros otros conocimientos
muchas veces de una manera inconsciente [...]." (Libro I, cap. X, p.
121)
"[...] El juicio, que es la operación elemental y más importante del
pensamiento, no es otra cosa que la comparación de dos conceptos; el silogismo
es la comparación de dos juicios. [...]" (Libro I, cap. X, pp.
122-123)
XI De la
retórica
132
XII Doctrina de la
ciencia
134
"De lo expuesto en los capítulos anteriores acerca de las funciones de la
inteligencia se deduce que para emplearlas acertadamente son de observar las
siguientes reglas: 1) Una percepción intuitiva exacta del objeto que examinamos
con todas sus propiedades esenciales y todas sus relaciones, es decir, todos los
datos. 2) Formar con ellas conceptos claros y precisos, es decir, reunir sus
propiedades en abstracciones exactas que se conviertan en seguida en materiales
del pensamiento. 3) Comparar dichos conceptos, ya con los objetos de la
intuición, ya unos con otros hasta formar juicios exactos que abarquen y agoten
la materia; en resumen, juzgar bien el asunto. 4) Reunir y combinar estos
juicios para formar premisas de silogismos; [...]." (Libro I, cap. XII, p.
134)
"[...] El análisis parte de los hechos, de lo particular, para caminar
hacia los principios, hacia lo general, es decir, va de los efectos a las
causas; las síntesis es la operación inversa. Más exacto sería llamar a estas
dos operaciones método inductivo y método deductivo, [...]." (Libro I, cap.
XII, p. 136)
"Si un filósofo empezase por crear un método para filosofar, se parecería
al poeta que comenzase por escribir una estética, para escribir después sus
poemas. [...]" (Libro I, cap. XII, p. 136)
"[...] el filósofo debe abarcar los dominios de todas las ciencias y
estar familiarizado con ellas; [...]." (Libro I, cap. XII, p.
143)
XIII Del método en las
matemáticas
145
"[...] la utilidad de las matemáticas es indirecta, puesto que no
consiste más que en su aplicación a fines que sólo por ella son accesibles.
[...]" (Libro I, cap. XIII, p. 147)
XIV De la asociación de
ideas
148
"[...] es imposible que un pensamiento surja en nosotros sin razón
suficiente, por muchos esfuerzos que haga la voluntad para evocarle, [...]."
(Libro I, cap. XIV, p. 148)
"[...] en el fondo oscuro de la conciencia es donde se opera por los
elementos tomados del exterior esta digestión que los transforma en
pensamientos, como el estómago transforma los alimentos en jugos y sangre de
nuestro cuerpo. De aquí que muchas veces no nos demos cuenta de cómo nacen
nuestros más profundos pensamientos, surgidos de lo más hondo de nuestro ser.
Los juicios, los pensamientos repentinos, las resoluciones ascienden
inopinadamente de esas profundidades, sorprendiéndonos a nosotros mismos. [...]"
(Libro I, cap. XIV, p. 151)
XV De las
imperfecciones esenciales de nuestro entendimiento
153
"La conciencia tiene por forma, no el espacio, sino simplemente el
tiempo. Por eso el pensamiento no camina, como la intuición, según las tres
dimensiones, sino en una sola. [...]" (Libro I, cap. XV, p.
153)
"[...] En efecto, de aquí resulta [debido a que la conciencia es
únicamente temporal y no espacial] que no podemos conocer más que una sola cosa
cada vez y no tenemos conciencia de ella, sino a condición de olvidar por el
momento todas las demás, de las cuales dejamos de tener conciencia, lo que
equivale a decir que en aquel instante dejan de existir para nosotros. [...]"
(Libro I, cap. XV, p. 153)
"En la conciencia, lo que hay de constante e invariable es la voluntad.
[...]" (Libro I, cap. XV, p. 156)
"[...] la memoria no es un almacén, sino sencillamente la facultad,
adquirida con el ejercicio, de reproducir las representaciones cuando es
menester, [...]." (Libro I, cap. XV, p. 157)
"Si reparamos en el origen y destino de la inteligencia no nos
sorprenderá que sea tan deficiente su naturaleza. La inteligencia ha sido creada
paras el servicio de una voluntad individual; por consiguiente, está destinada a
conocer los objetos sólo en cuanto suministran motivos para esa voluntad, y a no
profundizar en dichos objetos ni a descubrir su íntima esencia. [...]" (Libro I,
cap. XV, p. 158)
"El estado primitivo y natural de todos los seres es la inconsciencia y
ella es también la raíz de donde nace como suprema floración la conciencia, que
no puede renegar jamás de su origen. La mayoría de los seres son inconscientes y
obran según las leyes de la naturaleza, o sea de su voluntad. [...]" (Libro I,
cap. XV, p. 158)
"Estas diferencias en los talentos se dan también en la rapidez del
pensamiento. [...] La extensión en que una inteligencia conoce los efectos
y las causas, parece estar en
relación con esta rapidez, pues la tensión de las facultades intelectuales no
puede tener más que una corta duración, y en ese breve momento es cuando puede
ser meditado en su totalidad un pensamiento. [...]" (Libro I, cap. XV, p.
159)
"Pero los malos cerebros son regla, y los buenos la excepción, los
eminentes una cosa rara y el genio un prodigio. No siendo así, ¿cómo se
explicaría que al cabo de seis mil años la humanidad, que se compone de cerca de
800 millones de seres, ignorase tantas cosas? La inteligencia está hecha
únicamente para la conservación del individuo, y de ordinario apenas sabe llenar
esta misión. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 162)
"[...] En la vida práctica, el genio es de la misma utilidad que un
telescopio en un teatro." (Libro I, cap. XV, p. 162)
"[...] Si las gentes los comprendieran no perderían el tiempo leyendo las
obras de los cerebros vulgares, como son las producciones insignificantes y
mediocres que tanto en poesía como en filosofía nos van inundando; [...]."
(Libro I, cap. XV, pp. 163-164)
XVI Del uso práctico de la
razón y del estoicismo
165
"[...] un motivo pequeño que obra muy de cerca se sobrepondrá a un motivo
mucho mayor que obre de lejos. [...]" (Libro I, cap. XVI, p.
166)
"[...] Ninguna desdicha, ninguna contrariedad podrían alterarnos ni
conmovernos si la razón tuviera siempre ante sí la idea de que el hombre es un
ser miserable, [...]." (Libro I, cap. XVI, p. 166)
"[...] la vida más sencilla y más llena de privaciones, a pesar de los
inconvenientes de que la Naturaleza la ha rodeado, es la más soportable y la que
más conviene que sigamos, pues todo medio empleado para hacerla más grata, toda
comodidad, toda diversión y todo placer no hacen sino atraernos nuevos tormentos
y mayores dolores que los naturales a la vida. [...]" (Libro I, cap. XVI, p.
170)
"[...] todo hábito se convierte en una necesidad y que, por consiguiente,
ni puede ser abandonado sin dolor; [...]." (Libro I, cap. XVI, p.
172)
"[...] Está probado que todos los bienes de la vida dependen de la
fortuna, y que si el destino, usando de sus derechos, nos los niega, seremos
desgraciados si en ellos basamos nuestra dicha. Sólo nos puede librar de esta
mísera condición el empleo juicioso de la razón, que nos hará pensar que dichos
bienes no nos pertenecen y que lo que hace la fortuna es prestárnoslo por un
tiempo determinado; así nunca podríamos perderlos. [...]" (Libro I, cap. XVI, p.
173)
XVII De la necesidad metafísica en
el hombre
176
"Excepto el hombre, ningún ser se sorprende de su propia existencia; para
todos los demás animales, ésta es una cosa que se comprende por sí misma, y que
no les asombra. En el reposo de la mirada de los animales se refleja la
sabiduría misma de la Naturaleza, pues en ellos la voluntad y la inteligencia no
están todavía lo suficientemente separadas para que al verse juntas se extrañen
mutuamente. [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 176)
"Su asombro es tanto mayor [en el hombre], cuanto que por primera vez se
encuentra ante la idea de la muerte, [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
176)
"[...] Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático le
parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica
por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión primitiva de
servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos. Por lo tanto, la
inteligencia está aún estrechamente unida, como parte integrante, al modo y a la
Naturaleza, y no puede arrancarse, por decirlo así, del conjunto de las cosas,
para afrontar al mundo como algo distinto de él, a fin de contemplarle desde un
punto de vista puramente objetivo [con conciencia]. [...]" (Libro I, cap. XVII,
p. 177)
"[...] Si nuestra vida estuviera exenta de dolores y no tuviera límite,
es lo probable que a nadie se le ocurriera preguntarse por qué existe el mundo,
y por qué es tal como es; todo esto se explicaría por sí solo. Conforme a esto,
vemos que el interés que despiertan los sistemas filosóficos, y aun los
religiosos tienen su más sólido fundamento en un dogma que nos prometa la
continuación de la vida después de la muerte, [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
177)
"En general, la filosofía universitaria es una farsa, cuyo verdadero fin
es imprimir en lo más profundo del pensamiento de los estudiantes la dirección
de espíritu que más conviene a las miras del magisterio dispensador de las
cátedras. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 180)
"Por metafísica entiendo todo supuesto modo de conocer que va más allá de
las posibilidades de la experiencia, es decir, de la Naturaleza o de los
fenómenos de las cosas, para dar una solución, cualquiera que sea su sentido, a
los problemas de esa naturaleza, o en términos más vulgares, trata de descubrir
qué es lo que hay detrás de la Naturaleza y qué es lo que la hace posible.
[...]" (Libro I, cap. XVII, pp. 180-181)
"[...] en los pueblos civilizados vemos constantemente dos clases de
metafísica, que se distinguen en que una toma su autoridad de sí misma y la otra
de fuera de ella. [...] Los sistemas de la primera clase exigen, para su
crédito, reflexión, ilustración, tiempo y razonamientos, por lo que sólo están
al alcance de muy pocos hombres [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
181)
"[...] la mayor parte de los humanos, para los que sólo son capaces de
creer y no de pensar, y qué no son accesibles a la argumentación, sino sólo a la
autoridad, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 181)
"[También vemos otras] dos clases de metafísica, cuya diferencia puede
anunciarse más compendiosamente llamándolas doctrinas de persuasión y doctrinas
de fe, tienen de común que cada sistema especial se encuentra en relaciones
hostiles con todos los demás de la misma especie. Los primeros hacen su campaña
por medio de la palabra y de la pluma; los segundos emplean además el hierro y
el fuego, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 182)
"Por otra parte ¿qué necesidad tiene una religión del apoyo de la
filosofía? ¿No lo tiene todo [...]?" (Libro I, cap. XVII, p.
182)
"Lo mejor, para ambas [filosofía y religión], sería que permaneciesen
aislada la una de la otra, ocupando cada cual su terreno propio, a fin de poder
desarrollarse sin estorbos, según su naturaleza. [Actualmente se] ha creado un
extraño híbrido a manera de centauro, [...] bajo el nombre filosofía de la
religión [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 185)
"Las religiones son necesarias para el pueblo y constituyen para éste un
beneficio inestimable. Hay que tratarlas con todo el miramiento posible, aunque
se opongan al progreso de la humanidad en el conocimiento de la verdad. [...]"
(Libro I, cap. XVII, p. 185)
"[...] Pero como de la nada no procede nada, el mal y el dolor deben
tener su origen en la Naturaleza misma del mundo." (Libro I, cap. XVII, p.
189)
"[...] La física no puede sostenerse sobre sus propios pies; necesita una
metafísica en que apoyarse, [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
190)
"[...] El primer paso que hay que dar es darse cuenta de la diferencia
que existe entre Física y Metafísica. Esta diferencia se basa a su vez en la que
estableció Kant entre fenómeno y la cosa en sí. Pero como el mismo filósofo
enseña que jamás podemos conocer la cosa en sí, no existe, según él, Metafísica,
sino sólo un conocimiento inmanente (es decir, la Física), y junto a éste una
crítica de la razón que aspira a la Metafísica. [...]" (Libro I, cap. XVII, pp.
190-191)
"[...] Tan misteriosas como la vida de un ser animado son las propiedades
de un cuerpo inorgánico, porque la explicación física viene a chocar siempre con
un obstáculo metafísico, ante el cual se estrella, es decir, ante el cual deja
de ser explicación." (Libro I, cap. XVII, p. 192)
"[...] es importantísimo y necesario convencerse de la imposibilidad de
una Física absoluta [sin Metafísica], [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
193)
"[...] Pero en rigor, para suplir la falta de filosofía propia [en la
Física] se puede aceptar cualquier teoría filosófica o cualquier doctrina
religiosa en tanto conserve su eficacia." (Libro I, cap. XVII, p.
193)
"[...] el destino inmediato de la inteligencia no es ilustrarnos sobre la
naturaleza de las cosas, sino absolutamente sobre sus relaciones con la
voluntad. Como veremos en el segundo libro, la inteligencia es simplemente el médium de los motivos. El mundo, pues,
se refleja en ella de modo diferente por completo al que constituye el orden
real y absoluto de las cosas, porque la inteligencia no nos muestra la esencia
del mundo, sino su envoltura. Pero es una circunstancia accidental y que no debe
ser imputada a la inteligencia, que encuentra en sí misma medios de rectificar
el error, porque le es dable conocer la diferencia entre fenómeno y la cosa en sí. [...]" (Libro I, cap. XVII,
p. 193)
"[...] en el fondo del orden físico existe otro orden de naturaleza
diferente, que es lo que Kant llamó orden de las cosas en sí y el que constituye
el objeto de la metafísica." (Libro I, cap. XVII, p. 194)
"[...] todo objeto, lo mismo que en cuanto a su existencia objetiva, está
condicionado siempre por el sujeto que le conoce, y que, por tanto, es fenómeno,
y no cosa en sí. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 194)
"Con el naturalismo, o sea con la Física pura, nunca se conseguirá nada;
es comparable a un problema de aritmética cuya solución dejara siempre un
residuo. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 195)
"[...] por grandes que sean los progresos que la Física (entendida en el
amplio sentido de los antiguos) pueda realizar, jamás nos hará adelantar un paso
hacia la metafísica, del mismo modo que una superficie, por mucho que crezca en
extensión, nunca ganará en profundidad. Los progresos de este género no
perfeccionan otro conocimiento que el de los fenómenos, mientras que la
metafísica, va más allá del fenómeno y busca lo que hay detrás de éste. [...]"
(Libro I, cap. XVII, p. 195)
"En cuanto a la fuente o al fundamento del conocimiento metafísico, ya he
dicho que es falsa la suposición, admitida por el mismo Kant, de que debe
hallarse en los conceptos. Éstos no pueden ser la base de ninguna ciencia, pues
siempre proceden de alguna intuición. [...]" (Libro I, cap. XVII, p.
197)
"[...] la causalidad, que no nace de la experiencia, pero que se hace
consciente en virtud de la experiencia [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
198)
"Siendo la metafísica la ciencia que menos puede contenerse en estos
límites, debe tener también fuentes empíricas de conocimiento, de donde resulta
que la hipótesis preconcebida de una metafísica que se pudiera crear puramente
a priori, es necesariamente vana.
[...]" (Libro I, cap. XVII, p. 198)
"[...] Cuando el conocimiento va acompañado de la conciencia de su
aprioridad, Kant le llama trascendental, distinguiéndole del trascendente, o sea del que «excede toda
posibilidad de experiencia», y cuyo contrario es lo inmanente, es decir, lo que permanece
dentro de los límites de esa posibilidad. Me complazco en recordar el sentido
primitivo de estos términos, introducidos por Kant, [...]." (Libro I, cap. XVII,
p. 199)
"[...] Y si bien nadie puede conocer la cosa en sí a través del velo de
las formas de la intuición, cada uno la lleva en sí mismo, es él mismo; por eso
puede encontrarla en el fondo de su conciencia, aunque sea de un modo
condicionado. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 200)
"[...] la metafísica va más allá del fenómeno, esto es, de la Naturaleza,
y avanza hasta lo que se oculta en ella o tras ella (to meta to fnsikon); pero
siempre como lo que aparece en ella, no independientemente de ésta; por lo
tanto, es siempre algo inmanente y no trascendente. [...]" (Libro I, cap. XVII,
p. 201)
"[...] mi sistema no va nunca más allá de la experiencia; se contenta con
desarrollar la verdadera explicación del mundo experimental. [...]" (Libro I,
cap. XVII, p. 201)
"[...] el optimismo de Leibniz está en contradicción con las miserias
reales de la existencia; [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
202)
"[...]
la doctrina de Spinoza, de que el mundo es la única sustancia posible y
absolutamente necesaria, es incompatible con el asombro que nos causan su
existencia y su condición; [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
202)
"[...] mi doctrina establece la armonía entre los opuestos fenómenos del
mundo y suprime las innumerables contradicciones que se presentan cuando lo
consideramos desde cualquier otro punto de vista; en tal sentido, es como una
operación aritmética que no dejara residuo alguno; lo cual no quiere decir que
mi doctrina lo resuelva todo. Sostener esto sería negar los límites del
conocimiento humano en general. Cualquiera que sea la luz que nos alumbre,
siempre estará nuestro horizonte cercado de profundas tinieblas, pues la
solución última del enigma del mundo debería necesariamente referirse a la cosa
en sí y no al fenómeno. [...]" (Libro I, cap. XVII, p.
203)
"[...] un conocimiento abstracto se comunica por nociones y palabras;
cuando es intuitivo, por las creaciones del arte." (Libro I, cap. XVII, p.
204)
"[...] los antiguos nos sacaron ventaja, [...] pues no se enseñaba a los
niños las religiones ni se las tomaba tan en serio. Por eso los antiguos son
todavía nuestros maestros en metafísica." (Libro I, cap. XVII, p.
205)
Libro
II
XVIII De la posibilidad de conocer la cosa en
sí
209
"¿Qué es conocimiento? —Ante
todo y esencialmente representación.
—Y ¿qué es representación? —Un proceso fisiológico muy complicado que se opera
en el cerebro de un animal y cuyo resultado es la conciencia de una imagen en el cerebro. [...]" (Libro II,
cap. XVIII, pp. 209-210)
"El cerebro, por operaciones ulteriores, abstrae de las intuiciones o
imágenes que en él se han formado conceptos universales (Universalia), para servirse de ellos a
fin de crear combinaciones nuevas que den al conocimiento el carácter racional y
constituyan lo que llamamos pensar;
[...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 210)
"[...] Pensar no tiene
relación directa más que con el intuir, pero el intuir tiene una relación con el
ser en sí de lo intuido, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p.
210)
"[...] los conceptos, es decir, la materia inmediata del pensamiento, son
evidentemente abstraídos de la intuición, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p.
210)
"[...] La materia no es más que una mera abstracción, como substratum del objeto percibido. [...]"
(Libro II, cap. XVIII, p. 211)
"[...] la inexplicable naturaleza de estas propiedades [incógnitas de los
objetos inanimados a las cuales deben sus propiedades] nos indica la existencia
de algo que no cae en la esfera del conocimiento, [y] no pueden darnos más que
fenómenos y no la esencia inmanente de las cosas. Así se explica que en todo
cuanto conocemos quede siempre algo oculto [...]." (Libro II, cap. XVIII, pp.
212-213)
"[...] La dificultad no está en la falta de conocimiento sino en la
naturaleza misma de éste. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p.
213)
"[...] no somos sujetos del conocer, sino también objetos, cosas en sí, y que, en consecuencia,
para penetrar en la esencia propia e inmanente de las cosas, a la cual no
podemos llegar desde fuera, se abre una vía que parte de lo interior, [...]."
(Libro II, cap. XVIII, p. 213)
"[Kant observó que «la] intuición no nos proporciona más que fenómenos y
no cosas en sí; luego no tenemos
ningún conocimiento de las cosas en
sí.» Esto es verdad de todo conocimiento, menos del que tenemos de nuestro
propio querer: éste no es intuitivo
(toda intuición tiene por condición el espacio) ni vacío; por el contrario, es
más real que cualquier otro. Tampoco es a
priori como el conocimiento formal, sino enteramente a posteriori; por lo cual no podemos
anticiparle en los casos particulares y muchas veces nos equivocamos sobre
nosotros mismos. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[...] debemos concebir la Naturaleza partiendo de nosotros y no, a la
inversa, tratar de conocernos a nosotros partiendo de la Naturaleza. [...]"
(Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[¿Creer que comprenderemos] mejor, acaso, el movimiento de una bola
provocado por un choque, que nuestro propio movimiento provocado por un motivo?
Otros pueden que lo crean, yo no. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p.
214)
"[...] en este conocimiento interior, la cosa en sí, aunque se despoja en
parte de sus velos, no se nos presenta todavía desnuda. En virtud de la forma
del tiempo, el individuo no reconoce su voluntad más que en sus actos sucesivos
y aislados, pero no en el conjunto y en sí; ninguno de nosotros conocemos a priori nuestro carácter, sino por la
experiencia, y aun así imperfectamente. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p.
215)
"[...] El acto voluntario no es, en verdad, más que la manifestación más
inmediata y visible de la cosa en sí; [...]. En este punto he modificado la
doctrina de Kant, que sostiene la imposibilidad de conocer la cosa en sí, pues
yo pretendo que si bien no puede ser conocida de una manera absoluta y radical,
es sustituida para nosotros por el más inmediato de los fenómenos, que difiere
esencialmente de todos los demás pro esta su manifestación inmediata. [...] Si
la voluntad fuese entera y absolutamente la cosa en sí, [...]." (Libro II, cap.
XVIII, pp. 215-216)
"[...] el concepto de un alma no sólo, como demostró la Crítica de la Razón pura, es inadmisible
como hipótesis trascendente, sino que se convierte en fuente de errores
irreparables, por cuanto con esa sustancia simple se establece una visible
unidad entre el conocimiento y la voluntad, siendo así que su separación es el
camino que conduce a la verdad. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p.
217)
"[...] La voluntad es a la conciencia, es decir, al conocimiento, lo que
la sustancia al accidente, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p.
218)
"[...] Y así comprendidas las cosas, llegaremos a la convicción de que
esta médula [la voluntad del individuo], esta sustancia íntima, e s
indestructible, a pesar del aniquilamiento cierto de la conciencia con la muerte
y a pesar de su no existencia antes del nacimiento. [...]" (Libro II, cap.
XVIII, p. 218)
XIX Del primado de la
voluntad en la autoconciencia
219
"La voluntad, como la cosa en
sí, constituye la esencia interior, verdadera e indestructible, del hombre;
en sí misma es, sin embargo, inconsciente. Pues la conciencia está condicionada
por el intelecto, y éste es un mero accidente de nuestro ser, mera función del
cerebro, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 219)
"[El cerebro] es el parásito del organismo en el sentido de que no toma
parte en su trabajo interior, de un modo directo, [...]." (Libro II, cap. XIX,
p. 219)
"[...] La voluntad es metafísica; el intelecto, físico. [...]" (Libro II,
cap. XIX, p. 219)
"[...] la conciencia consiste en conocer, y para conocer hace falta un
sujeto y un objeto; luego no podría darse conciencia si frente al que conoce no
hubiera algo distinto que fuese conocido. De aquí que una conciencia que fuera
inteligencia pura, es una cosa imposible. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
220)
"[...] Y ahora pregunto yo: Si la voluntad proviniese del conocimiento,
¿cómo es que los animales, aun los más inferiores, muestran una voluntad a veces
indomable, siendo así que poseen
tan escasa porción de conciencia? Este error fundamental, que condujo a
los filósofos a poner el accidente en el lugar de la sustancia, digámoslo así,
les ha llevado a un laberinto sin salida." (Libro II, cap. XIX, p.
224)
"[...] La voluntad es la única que subsiste siempre la misma. Su función
es de las más simples; consiste en querer o no querer, lo cual se cumple con la
mayor facilidad y no exige esfuerzo ni ejercicio alguno. [...] Cuando el
intelecto presenta a la voluntad un objeto, ésta pronuncia su fallo en estos
términos: agradable o desagradable. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
225)
"[...] Se ve, pues, que el intelecto es la música conforme a la cual la voluntad baila. La
inteligencia trata a la voluntad como a un niño, al cual su nodriza relata
sucesivamente cuentos alegres o tristes que ponen, alternativamente, al pequeño
en los estados de ánimo correspondientes. Y esto proviene de que la voluntad,
por sí misma, carece de conocimiento, mientras que su compañero, el intelecto,
carece por su parte de voluntad [...]." (Libro II, cap. XIX, p.
227)
"Con todo, aunque la voluntad se convierta en juguete de la inteligencia
desde que a ella se abandona, pronto recobrará su supremacía cuando llegue la
ocasión de hacer sentir su autoridad. entonces prohibirá a la inteligencia
ciertas representaciones; no le consentirá evocar esta aquella serie de
pensamientos, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 227)
"La relación entre la voluntad y el intelecto se puede reconocer además
en que el segundo es de ordinario completamente ajeno a las decisiones de la
primera. La inteligencia suministra los motivos; pero sólo después, muy a posteriori, es cuando descubre cómo ha
obrado, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 228)
"[...] la gran diferencia entre intelecto y voluntad, la supremacía de
ésta y la subordinación de aquélla." (Libro II, cap. XIX, p.
230)
"[...] La inteligencia se fatiga, mientras que la voluntad es
infatigable. [Sólo ella] trabaja automáticamente, a veces con extraordinaria
fuerza y presteza, sin conocer la fatiga. El niño de pecho, que apenas posee un
vislumbre de inteligencia, posee ya voluntad propia; [...] quiere sin saber lo
que quiere. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 230)
"[...] la inteligencia se desarrolla con lentitud, a compás del
crecimiento del cerebro y la madurez del organismo entero, que son sus
condiciones, puesto que aquélla no es más que una función orgánica. el cerebro
acaba su desenvolvimiento a los siete años, y a partir de esa edad es cuando los
niños adquieren tan sorprendente inteligencia y s e hacen tan ganosos de
aprender y tan razonables. Viene después la pubertad, que presta al cerebro
nuevo apoyo y en cierta manera le da el fondo de resonancia y eleva de un golpe
la inteligencia a un grado más alto, una octava, por decirlo así, paralelamente
al cambio de la voz, que en la misma proporción se hace más grave. Pero al mismo
tiempo despiértanse las pasiones y los apetitos carnales, viniendo a turbar el
estado de serenidad anterior, y este nuevo estado va agravándose en lo
sucesivo." (Libro II, cap. XIX, p. 231)
"De diez casos, nueve no llegarían a producirnos irritación si nos
diésemos cuenta de las causas que los producen, convenciéndonos así de su
necesidad y de su verdadera naturaleza; por eso deberíamos reflexionar más antes
de entregarnos a la cólera o a la tristeza." (Libro II, cap. XIX, p.
232)
"La inteligencia es para la voluntad en el hombre lo que la brida para un
caballo demasiado fogoso; debe dirigirla por medio de la instrucción, de los
consejos, de la educación, etc., pues por sí misma la voluntad es tan salvaje y
tan impetuosa como un torrente, [...]. En los excesos de cólera, en la
embriaguez y en la desesperación, la voluntad se desboca, se precipita y sigue
su naturaleza primitiva. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 232)
"En los excesos de cólera, en la embriaguez y en la desesperación, la
voluntad se desboca, se precipita y sigue su naturaleza primitiva. En la mania sine delirio, se desprende de la
brida y el bocado, y descubre su esencia elemental, y entonces podemos
cerciorarnos de que es tan extraña a la inteligencia como el bocado al caballo.
[...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 232-233)
"[...] la inteligencia descansa cuando la voluntad se lo permite. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 233)
"Así es que la inteligencia descansa cuando la voluntad se lo permite.
Por sí, se muestra inerte y poco dispuesta al trabajo, una aplicación constante
la fatiga hasta embotarla por completo y se agota como una pila eléctrica al
cabo de muchas descargas. Por eso todo trabajo intelectual largo exige pausas y
descansos, sin los cuales sobrevendrían el entorpecimiento y la impotencia. Este
estado es al principio pasajero; mas si de una manera constante se priva a la
inteligencia de reposo, manteniéndola en una tensión exagerada y constante,
caerá en un estado permanente de agotamiento, degenerando en incapacidad
absoluta, en imbecilidad o en hipertensión tiránica del intelecto o del cerebro,
cuando este mal se da en los últimos años de la vida. Así se explica que Swift
se volviera loco, que Kant volviese a la infancia, que Walter Scott, Wordsworth,
Southey y otros minorum gentium, se
volvieran idiotas o incapaces. Goethe conservó hasta el momento de su muerte
toda la lucidez, fuerza y actividad de sus facultades mentales, porque, como
hombre de mundo y cortesano, jamás se violentó para proseguir sus trabajos
intelectuales. Lo mismo les sucedió a Wieland, a Knebel el centenario y a
Voltaire." (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"[...] el intelecto es una cosa secundaria, un mero instrumento [de la
voluntad]. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"[...] Con la edad, la inteligencia se debilita y se gasta lo mismo que
el cerebro. La voluntad, como cosa en sí, jamás está ociosa, jamás se fatiga.
[...] No desaparece con la edad, continúa queriendo lo que ha querido; incluso
se hace más firme e inflexible cuando la inteligencia se debilita; [...]."
(Libro II, cap. XIX, pp. 233-234)
"[...] La debilidad e imperfección de la inteligencia de que son
testimonio la falta de juicio, la estrechez de espíritu, la necedad y la locura
de la mayor parte de los hombres, serían completamente inexplicables si la
inteligencia, en vez de ser mero instrumento secundario y accesorio [de la
voluntad], fuese lo que supusieron los filósofos, es decir, la esencia íntima y
primitiva de lo que llamamos alma, del hombre interior. Pues, ¿cómo la
naturaleza primitiva, en su función inmediata y propia, podría cometer tantas
faltas y errores?" (Libro II, cap. XIX, p. 234)
"[...] Todo ser quiere constantemente, enérgica y decididamente. Sería
erróneo considerar la inmoralidad como una imperfección de la voluntad.
Ciertamente, la moralidad tiene una fuente que está más allá de la Naturaleza,
por lo que generalmente está en contradicción con aquélla. [...]" (Libro II,
cap. XIX, p. 234)
"[...] Otra prueba de que la voluntad es lo que hay de real y de esencial
en el hombre y la inteligencia lo secundario, y que está condicionada y formada
accesoriamente, es que la última no puede desempeñar sus funciones con claridad
y exactitud más que en tanto que la voluntad permanece muda y tranquila; toda
agitación sensible de ésta perturba el funcionamiento intelectual y con su
intromisión falsea los resultados. La intervención de la inteligencia, por el
contrario, no dificulta la acción de la voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX,
pp. 234-235)
"[...] la sangre fría y la presencia de ánimo sean el don más esencial
para librarse de un peligro repentino y para luchar contra enemigos. Las sangre
fría consiste en que calla la voluntad para que el intelecto pueda obrar; la
presencia de ánimo, en que la actividad de la inteligencia no se turba, a pesar
de la presión que sobre la voluntad ejercen los acontecimientos. [...]" (Libro
II, cap. XIX, p. 235)
"[...] el intelecto no es más que una función del cerebro, al cual
sostiene y alimenta el organismo como un parásito; de aquí que toda perturbación
de la voluntad, y, por consiguiente, del organismo, altere o polarice esa
función cerebral, que existe separada y no conoce otras necesidades que las del
reposo y la nutrición." (Libro II, cap. XIX, p. 236)
"[...] La esperanza consiste esencialmente en que la voluntad obliga a su
sierva la inteligencia, cuando ésta no ha conseguido procurarle el objeto
deseado, a presentarle al menos su imagen, desempeñando el papel de consolador,
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 236)
"Amor y odio falsean totalmente nuestros juicios; en nuestros enemigos no
vemos más que los defectos; en los que amamos, grandes excelencias, pues en
ellos hasta los defectos nos parecen amables. Un influjo semejante ejerce
también sobre nuestro juicio nuestro interés, de cualquier clase que éste sea;
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 237)
"[...] Errores hay que persisten toda nuestra vida y que nos guardamos de
escudriñar jamás, porque tememos, a pesar de nuestra creencia en ellos, que sean
mentira." (Libro II, cap. XIX, p. 238)
"La única dificultad o perturbación posible a que se halla expuesta la
voluntad por parte del entendimiento, es la que excepcionalmente resulta de un
predominio anormal en el desarrollo de la inteligencia, o sea de ese don supremo
que llamamos genio. Tal don es una traba incuestionable para la energía del
carácter y, por consiguiente, para la acción. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
240)
"[...] la presión de la voluntad refuerza la memoria. [...]" (Libro II,
cap. XIX, p. 242)
"[...] una inteligencia pura, un ser puramente pensante y despojado de
voluntad, no tendría memoria. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
243)
"El intelecto obedece a menudo a la voluntad: por ejemplo, cuando
queremos acordarnos de alguna cosa lo conseguimos mediante algún esfuerzo,
[...]. En cambio, la voluntad no obedece, realmente hablando, a la inteligencia
nunca [...]. Por eso no hay ética alguna que pueda formar ni corregir la
voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 243)
"[...] las modificaciones debidas a la facultad de gozar los placeres
físicos, que dependen de las edades." (Libro II, cap. XIX, p.
245)
"[...] Si, como es creencia generalizada, la voluntad se derivase del
conocimiento, como resultado y producto suyo, sería forzoso que una gran
voluntad fuese siempre acompañada de un gran entendimiento. [...] Los animales,
con mucho menos inteligencia que el hombre, poseen una voluntad fuerte y tenaz.
[...] Si la voluntad brotase solamente del conocimiento, nuestra cólera debería
ser exactamente proporcionada a su motivo [...]." (Libro II, cap. XIX, p.
245)
"[...] Las plantas no tienen más que voluntad sin conocimiento." (Libro
II, cap. XIX, p. 245)
"[...] No esperemos que los hombres reconozcan las más altas verdades ni
que aprecien las obras de más raro mérito cuando tienen interés en no hacerlo,
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 247)
"Lo contrario a todo esto sucede cuando tratamos de convencer a una
persona cuya voluntad tenemos ganada de antemano. En este caso, la persuasión es
fácil, todos los argumentos son decisivos y la cuestión es tan clara como el
día. Esto lo saben los oradores populares. En ambos casos, la voluntad es una
fuerza inmensa, contra la que no puede luchar la inteligencia." (Libro II, cap.
XIX, p. 247)
"[...] Fácilmente se comprende que una gran superioridad intelectual no
vaya unida a un gran carácter, por la sencilla razón de que cualquiera de esas
dos cualidades es muy rara, mientras que los defectos contrarios son abundantes
y se encuentran fácilmente reunidos. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp.
247-248)
"[...] es posible que algunos hombres ineptos se hagan malos por la misma
causa que lo son a veces los jorobados, a saber, por el sentimiento de amargura
que les produce la humillación que les ha impuesto la naturaleza y porque acaso
creen poder suplir eventualmente el ingenio que les falta con la perfidia, la
cual les repara algún triunfo pasajero. Esto también nos explica por qué
cualquiera se vuelve fácilmente malo para con una personalidad superior." (Libro
II, cap. XIX, p. 248)
"[...] Todo hombre, por secreto instinto, elige preferentemente para su
trato a algún individuo al cual supera en ingenio; con él se sentirá a sus
anchas, [...]. Por la misma razón, cada cual evita la intimidad de quien le es
superior, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 248)
"[...] dice Helvétius: «Nada
exaspera tanto a la mayoría de las personas como ver a un hombre desplegar un
talento superior en la conversación. Aparentan complacencia por el momento, pero
la envidia hace que le maldigan en su corazón.» [...]." (Libro II, cap. XIX,
pp. 248-249)
"[...] toda gran superioridad intelectual aísla más que cualquier cosa y
expone al odio, por lo menos al odio disimulado. Por la razón contraria son
amados tantos necios, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 249)
"[...] Junto a la más alta superioridad intelectual puede existir una
extremada perversidad moral." (Libro II, cap. XIX, p. 249)
"[...] cuando uno ha cometido una mala acción vemos que sus afectos y aun
él mismo tratan de imputar a la inteligencia el pecado de la voluntad, [...]."
(Libro II, cap. XIX, p. 250)
"[...] Ante el tribunal moral, la acusación de falta de inteligencia no
constituye delito; más bien es origen de excenciones. [...]" (Libro II, cap.
XIX, p. 250)
"[...] todas las religiones prometen recompensas eternas, en la otra
vida, a las cualidades de la voluntad o del corazón, pero no a las del cerebro o
de la inteligencia. La virtud espera el premio en el otro mundo; la ciencia, en
éste; el genio, ni el uno ni en el otro; él mismo es su recompensa. Por
consiguiente, la voluntad es la parte inmortal; la inteligencia, la parte
temporal." (Libro II, cap. XIX, pp. 251-252)
"La sociedad o comercio entre los hombres se establece mediante reglas
concernientes a la voluntad, pero rara ves sobre las relaciones tocantes a la
inteligencia. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 252)
"Los mismos vicios y las mismas virtudes, las mismas ambiciones y las
mismas pasiones, coexisten con los más diferentes estados de instrucción,
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 252)
"Las grandes facultades del ingenio despiertan admiración, pero no
excitan la simpatía, reservada para las cualidades morales, para las condiciones
del carácter. Elegiremos mejor por amigo a un hombre honrado y benévolo,
conciliador o indulgente, que a otro que sólo se distinga por su inteligencia.
Hasta preferimos al hombre simpático. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
253)
"[...] El recién nacido no hace uso de su entendimiento; pero desde los
primeros tiempos lo ejercita dentro de la intuición y de la aprehensión de las
cosas exteriores. [...] Este primer paso va seguido de otro mucho más lento, por
lo general, a los tres años, a saber: el desarrollo de la razón por medio del
lenguaje, que condiciona el pensamiento. Pero, no obstante, el desarrollo de la
inteligencia es muy limitado, ante todo porque el cerebro no ha adquirido aún su
perfección física, pues tanto por lo que se refiere al volumen como al
desarrollo de los tejidos, no se logra hasta los siete años. Pero el intelecto,
para entrar enérgicamente en actividad, necesita del antagonismo del sistema
genital, por lo que dicha actividad no comienza hasta la pubertad. [...]" (Libro
II, cap. XIX, p. 255)
"[...] el hombre no alcanza su madurez hasta los cuarenta años, si bien
se le considera mayor de edad a los veinte." (Libro II, cap. XIX, p.
255)
"[...] la decadencia va avanzando, hasta llegar en la ancianidad a la
chochez, a la pérdida de la memoria, a una semiinconsciencia y al retorno a la
infancia." (Libro II, cap. XIX, p. 256)
"[...] El recién nacido gesticula violentamente, se agita y grita;
quiere, aunque no sabe lo que quiere, pues el medium de los motivos, la inteligencia,
carece de desarrollo. La voluntad, ignorando el mundo exterior, donde se
encuentran sus objetos, se agita en las tinieblas como un prisionero entre los
muros y rejas de su cárcel. [...]"
"[...] Los ingenia praecocia,
los niños precoces, suelen resultar, por lo general, hombres vulgares; el genio,
en cambio, parece torpe de niño, quizá porque percibe profundamente las cosas.
[...]" (Libro II, cap. XIX, p. 256)
"[...] jamás un hombre prudente descubriría una mala acción, algún rasgo
de malignidad o de perfidia en su juventud, pues comprende que sería un
testimonio poco favorable para su carácter actual. [...]" (Libro II, cap. XIX,
p. 257)
"El carácter permanece invariable hasta la edad más avanzada. Los
achaques de la edad, que minan profundamente las facultades intelectuales, dejan
intactas las morales. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 257)
"[...] Mientras todas las fuerzas orgánicas, la muscular, los
sentimientos, la memoria, el ingenio, la inteligencia, el genio, se gastan y
embotan con la edad, la voluntad permanece intacta e inalterable. [...] Pero en
sí misma surge completa y permanece invariable, independiente de las leyes del
tiempo y de las condiciones temporales de crecimiento y decadencia. Pero esto es
una prueba de que es de naturaleza metafísica y no pertenece al mundo de los
fenómenos." (Libro II, cap. XIX, p. 258)
"[...] la voluntad [puede ser] excitada por nuevos motivos; [...]."
(Libro II, cap. XIX, p. 258)
"Lo que permanece idéntico, lo que no envejece en nosotros es la esencia
misma de nuestro ser, que se halla colocada fuera del tiempo. [...]" (Libro II,
cap. XIX, p. 260)
"[...] También ella [la identidad personal que descansa en la identidad
de la voluntad] es la que da a la mirada su expresión habitual. [...]" (Libro
II, cap. XIX, p. 260)
"[...] Nuestro verdadero yo, el núcleo de nuestro ser, es lo que está
oculto [la voluntad] y que no sabe más que querer y no querer, estar satisfecho
o descontento, con todas las modificaciones designadas con las palabras sensaciones, emociones, pasiones. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
261)
"[...] Ese querer vivir somos nosotros mismos [...]. Pero por ser el amor
a una vida, que tan poco valor tiene, un hecho a priori y no a posteriori, es por lo que se explica
ese temor desmesurado a la muerte, propio de todo ser humano, [...]." (Libro II,
cap. XIX, p. 261)
"[...] En el sueño profundo cesa todo conocimiento y toda representación.
[...] Pero en el sueño profundo el cerebro, y con él el conocimiento, se sumen
en una completa inactividad, pues aquél es el ministerio de lo exterior, como el
sistema ganglionar el ministerio de lo interior." (Libro II, cap. XIX, pp.
262-263)
"[...] las funciones orgánicas como su primun mobile, no pueden entregarse al
descanso sin que cese la vida, ni tiene tampoco necesidad de reposo, por su
índole metafísica y por tanto incorpórea. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
262)
"[...] las enseñanzas de Kant consiguieron desterrar la noción de alma."
(Libro II, cap. XIX, p. 262)
"El cerebro, con su función cognoscitiva, es un centinela que la voluntad
ha establecido en lo alto, en la cabeza, para regular sus relaciones exteriores
a fin de espiar, por las ventanas de los sentidos, la amenaza de un peligro o la
posibilidad de un socorro, para que, una vez enterado, le informe y ella pueda
decidirse. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] El sueño se encarga de darle [al cerebro vigía] por relevado y de
aquí proviene la sensación de placer con que le acogemos. También proviene de
aquí la sensación desagradable que sentimos cuando nos despiertan, lo que
equivale a llamar al centinela para que ocupe su puesto; [...]." (Libro II, cap.
XIX, p. 263)
"[...] En el sueño, durante el cual sólo funciona la vida vegetativa, la
voluntad está sola y trabaja sin estorbos exteriores y sin perder fuerzas por la
actividad del cerebro y el conocimiento, que es la función orgánica más
laboriosa, aunque no sea más que un medio y no un fin para el organismo. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] La nutrición del cerebro, o esa renovación de su sustancia por la
sangre, no puede efectuarse, según esta hipótesis, durante la vigilia, porque la
función orgánica superior sería alterada o entorpecida por la función inferior y
material de la nutrición. Esto hace que el sueño, aun siendo una función
negativa, tenga, sin embargo, un carácter positivo, el cual aparece ya en el
hecho de que la diferencia entre
sueño y vigilia no es sólo de grado, sino que hay una separación bien
marcada que se anuncia, hallándonos dormidos, por ensueños cuyos objetos son
totalmente extraños a los pensamientos que momentos antes nos ocupaban. Otra
prueba de ello es que en las pesadillas nos esforzamos en vano por gritar o
rechazar un peligro imaginario. Podría creerse que la comunicación entre el
cerebro y los nervios motores, o entre cerebro y cerebelo (coordinación de los
movimientos), se halla interrumpida, [...]. Así se explica también que para que
llegue el sueño es preciso que la obra de la nutrición haya comenzado. El
cerebro necesita haber sido cebado, por decirlo así. [...]" (Libro II, cap. XIX,
p. 264)
"[...] La meditación prolongada y el trabajo intelectual fatigoso
aumentan la necesidad del sueño. El esfuerzo muscular predispone también al
sueño, [...] la fatiga de los brazos o de las piernas tiene su asiento real en
el cerebro, de igual modo que el dolor de los miembros, que reside en realidad
en el cerebro; la condición es idéntica para los nervios motores que para los
sensitivos. Los músculos que no sean movidos por el cerebro, por ejemplo, los
del corazón, no se fatigan jamás. Por eso es imposible pensar con claridad
mientras se están haciendo esfuerzos musculares ni inmediatamente después.
[...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 265-266)
"[...] el sueño demuestra plenamente que la conciencia, la percepción, el
conocimiento, el pensamiento, en general, no son lo esencial, sino lo secundario
y condicionado. Son un lujo, el lujo supremos d e la naturaleza, y cuanto más
ostentosamente se adorna con él, menos puede sostenerlo sin interrupción. Son el
producto, la floración del sistema nervioso cerebral, alimentado como un
parásito, por el resto del organismo. Esto está en relación con lo que dije en
el tercer libro, a saber: que la conciencia será tanto más límpida y perfecta
cuanto más se despoja de la voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
266)
"[...] En el sonambulismo magnético, la conciencia se desdoble; dos seres
de conocimientos perfectamente encadenados, pero distintos; la conciencia
despierta no sabe del conocimiento sonambulesco. Pero la voluntad conserva su
carácter y permanece idéntica en ambos estados, manifestando las mismas
inclinaciones y repulsiones. Y es que la función puede desdoblarse, pero la
esencia en sí, no." (Libro II, cap. XIX, p. 266)
XX
Objetivación de la voluntad en el organismo animal
267
"[...] Las lesiones del cráneo con pérdida de la sustancia gris ejercen
casi siempre una perniciosa influencia sobre el intelecto; [...]." (Libro II,
cap. XX, p. 268)
"[...] nunca se ha visto que a causa de un accidente de este género
[lesiones en el cráneo] pierda o gane un hombre en moralidad, deje de tener tal
o cual pasión o adquiera otras nuevas, pues la voluntad no reside en el cerebro,
[...]." (Libro II, cap. XX, p. 268)
"Conforme a una experiencia de Spallanzani, repetida luego por Voltaire,
un caracol al cual se corta la cabeza continúa viviendo, y al cabo de algunas
semanas echa otra nueva con sus cuernos correspondientes, recobrando al mismo
tiempo la conciencia y la percepción, pues hasta entonces el animal, por sus
movimientos desordenados, daba pruebas de una voluntad ciega. Esto demuestra que
la voluntad es lo permanente [...]." (Libro II, cap. XX, p.
268)
"Tiedemann fue el primero, si no me equivoco, que comparó el sistema
nervioso cerebral a un parásito. La comparación no puede ser más exacta. En
cuanto al cerebro con sus accesorios, médula espinal y nervios, está como
injerto en el organismo y alimentado por éste, sin contribuir directamente al mantenimiento de su
economía, como se ha visto en los monstruos acéfalos o en las tortugas, que
viven tres semanas después de haber sido decapitadas, siempre que no se lesione
la médula oblonga, que es el órgano rector de la respiración. Una gallina a la
que Flourens quitó la parte anterior del cerebro pudo vivir diez meses y medrar.
Por lo que se refiere al hombre, si la destrucción del cerebro le produce la
muerte, es indirectamente, a causa de la parálisis de los pulmones, seguida de
la del corazón. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 269)
"[...] la cosa en sí, base de todo fenómeno y, por tanto, del nuestro, se
halla, en la conciencia interna, privada de una de sus formas fenomenales, a
saber: la del espacio, y no conserva más que la otra, la del tiempo, [...]."
(Libro II, cap. XX, p. 269)
"[...] en la conciencia de sí no será percibida la voluntad como el substratum durable de sus
manifestaciones, como sustancia permanente; sólo sus actos serán reconocidos
mientras duren y en el orden de su sucesión, directa, pero no intuitivamente. El
conocimiento de la voluntad por la conciencia íntima no es, pues, una intuición
de la voluntad, sino una percepción inmediata de sus movimientos sucesivos. En
cambio, la conciencia externa es función del entendimiento por medio de los
sentidos; a más de la forma del tiempo, posee la del espacio, y la unión íntima
de ambas, operada por la causalidad, función del entendimiento, es precisamente
lo que constituye una percepción sensible, una intuición. [...]" (Libro II, cap.
XX, p. 270)
"[...] El conocimiento de la voluntad por la conciencia íntima no es,
pues, una intuición de la voluntad, sino una percepción inmediata de sus
movimientos sucesivos. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] la conciencia externa es función del entendimiento por medio de
los sentidos; a más de la forma del tiempo, posee la del espacio, [...]." (Libro
II, cap. XX, p. 270)
"[...] lo que en nuestra conciencia interior reconocemos como un acto
inmediato y efectivo de la voluntad, lo vemos proyectado al exterior como
movimiento del cuerpo, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] no existe relación alguna de causalidad entre una decisión de la
voluntad y un acto del cuerpo, puesto que ambos son idénticos. [...]" (Libro II,
cap. XX, p. 270)
"[...] la voluntad interviene como último anillo d e una cadena. Es el substratum metafísico de la
irritabilidad muscular; [...]." (Libro II, cap. XX, p. 271)
"[...] donde la voluntad se objetiva de una manera inmediata es, pues, en
la irritabilidad y no en la sensibilidad." (Libro II, cap. XX, p.
272)
"[...] los músculos son el producto y la concentración de la sangre; que
en cierto modo no son más que sangre solidificada, coagulada o cristalizada,
tomando ella su fibrina y su materia colorante casi inalteradas (Burdach,
Fisiología, tomo V, página 686). [...]" (Libro II, cap. XX, p.
275)
"[...] el substratum
metafísico de la fuerza que mueve al músculo, de la irritabilidad, es la
voluntad, ésta debe ser también el substratum de la fuerza que produce el
movimiento de la sangre y la formación de sus vasos, porque es la sangre quien
crea el músculo. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 277)
"[...] la voluntad se objetiva más inmediatamente en la sangre, que es el
origen de nuestro organismo, lo que le da su forma,, lo perfecciona con el
crecimiento y lo conserva después de una manera constante, ya por la renovación
regular de todas sus partes, ya por la regeneración extraordinaria de alguna
parte lesionada. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 278)
"[...] ¿Cómo se forma el pollo en el huevo? ¿Acaso por una fuerza
exterior que penetra a través del cascarón? [...]" (Libro II, cap. XX, p. 281)
"[...] Por grande que sea la diferencia de querer y conocer, su substratum es el mismo: la voluntad,
como cosa en sí de todo fenómeno. [...]" (Libro II, cap. XX, p.
282)
"[...] la inmutabilidad del carácter moral por el hecho de que la vida
animal y, por tanto, las enfermedades del cerebro, son las únicas sometidas a la
influencia de la educación, del ejercicio, de la instrucción y del hábito,
mientras que el carácter moral pertenece a la vida orgánica; es decir, a la de
todas las demás partes fuera del cerebro, y las condiciones exteriores no pueden
modificarle. [...]" (Libro II, cap. XX, pp. 286-287)
"Una prueba especial de que el organismo es el fenómeno visible de la
voluntad, es que la mordedura de los perros, gatos, gallos y quizá de otros
animales en estado de furiosa cólera, produce fácilmente heridas mortales; el
perro, aunque no esté rabioso o rabie después de la mordedura, puede ocasionar a
la persona mordida la hidrofobia. La ira extremada, ¿qué es sino la más decidida
y fuerte voluntad de aniquilar el objeto al que se dirige?, lo cual se corrobora
por el hecho de que la saliva adquiere inmediatamente un carácter maléfico, un
poder en cierto modo mágico, que demuestra que la voluntad y el organismo son
una misma cosa. Igualmente se observa que una gran contrariedad puede dar
repentinamente a la leche de una nodriza propiedades tan tóxicas que produzcan
al niño la muerte entre convulsiones. [...]" (Libro II, cap. XX, p.
288)
"[...] Claro que Descartes fue un grande hombre, pero lo fue tan sólo por
haber abierto una vía; en toda su doctrina no hay una palabra de verdad, y
apelar hoy a él como una autoridad, es sencillamente ridículo. [...]" (Libro II,
cap. XX, p. 289)
XXI Ojeada retrospectiva y
conclusión general
292
"[...] Toda Físico-Teología
[...] es un impedimento absoluto para el estudio profundo de la naturaleza."
(Libro II, cap. XXI, p. 293)
XXII Consideración objetiva de la
inteligencia
296
"De dos maneras, radicalmente distintas, se puede considerar la
inteligencia, [...]. La una es la manera subjetiva, que, partiendo de lo
interior y tomando por dato la conciencia, nos muestra el mecanismo por el cual
pasa el mundo al conocimiento y cómo se ajusta éste con ayuda de los materiales
proporcionados por la sensibilidad y el entendimiento. Locke fundó esta teoría y
Kant la llevó a una perfección infinitamente superior. [...] El sistema
contrario es la manera objetiva de considerar el intelecto, que parte de lo
exterior y cuyo dato no es la conciencia de nosotros mismos, sino los demás
seres conscientes de sí mismos y del mundo, [...]." (Libro II, cap. XXII, p.
296)
"[...] como querer, es decir,
como voluntad." (Libro II, cap. XXII, p. 298)
"[...] sería más correcto decir: «Sólo lo diferente puede conocer lo
diferente», que decir, como decía Empédocles: «Sólo lo semejante conoce lo
semejante», [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 299)
"[...] más allá del fenómeno, en la esencia en sí de las cosas, que
ignora el tiempo y el espacio, así como la multiplicidad, [...]." (Libro II,
cap. XXII, p. 299)
"[...] más allá del fenómeno, en la esencia en sí de las cosas, que
ignora el tiempo y el espacio, así como la multiplicidad, de que ambos son
condición, no puede existir conocimiento. El budismo expresa este pensamiento
con la expresión Pratschna Paramita,
que quiere decir: «más allá de todo conocimiento». [...]." (Libro II, cap. XXII,
p. 299)
"[...] El punto donde el entendimiento efectúa la transición de la
impresión producida en la retina, [...] puede ser considerado como el límite
entre el mundo como voluntad y el mundo como representación, [...]." (Libro II,
cap. XXII, p. 300)
"[...] todo cuanto puede ser objeto de conocimiento no es más que
objetivación de la voluntad." (Libro II, cap. XXII, p.
301)
"[...] Este foco, colector de la actividad cerebral, es lo que Kant llama
«la unidad sintética de la apercepción» (V. 234). Por él la voluntad consigue
conocerse a sí misma; dicho foco de la actividad cerebral o cognoscitiva,
percibe su identidad con la base de la cual nace, es decir, con la voluntad,
produciéndose de este modo el yo. [...]" (Libro II, cap. XXII, p.
302)
"[...] Dicho foco de actividad cerebral (sujeto que conoce) es simple,
como indivisible que es, pero no por ello es sustancia (alma), sino estado.
Aquello de que es un estado, no puede conocerlo más que mediata y reflexivamente
y la cesación del estado no implica, en modo alguno, la destrucción de la cosa
cuyo estado es. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 302)
"[...] la naturaleza (o sea la voluntad objetivada) [...]." (Libro II,
cap. XXII, p. 303)
"[...] la naturaleza, siguiendo su ley de parsimonia, puede hacer frente,
con su sola inteligencia, a todas las exigencias de sus necesidades; por eso ha
dejado al hombre en su desnudez, privado de armas naturales para el ataque y la
defensa, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 304)
"[...] la voluntad y la inteligencia se ayudan mutuamente. En efecto; la
vivacidad del carácter va unida a una mayor energía del corazón y de la
circulación, los cuales refuerzan a la vez la actividad cerebral. [...]" (Libro
II, cap. XXII, p. 305)
"[...] el hombre está expuesto a mayores sufrimientos que los demás
animales, pero también disfruta de mayores placeres. [...]" (Libro II, cap.
XXII, p. 305)
"[...] El grado de conciencia es determinado por el modo de existencia de
un ser, [...]. A mayor elevación de conciencia, corresponde un más exacto
encadenamiento entre las ideas, una mayor claridad en las percepciones y una
mayor energía en los sentimientos. Yodo gana en profundidad, en ternura, en
tristeza, en alegría, en dolor. [...]" (Libro II, cap. XXII, p.
306)
"[...] El genio se caracteriza por un temperamento apasionado; no puede
concebirse flemático; [...]." (Libro II, cap. XXII, p.
307)
"[...] ese temperamento apasionado característico del genio y su viva
percepción de las cosas, provoca en la práctica, en concurso con la voluntad,
tal sobreexcitación de afectos, que la inteligencia se turba y extravía,
mientras que el flemático conserva el pleno uso de sus facultades, aunque sean
inferiores, alcanzando por esto resultados superiores a los que alcanzaría el
genio. Por tanto, si el temperamento ardiente es favorable a la calidad de la
inteligencia, el frío favorece su empleo. Por esto el verdadero genio no es
capaz más que de producciones teóricas, [...]." (Libro II, cap. XXII, p.
307)
"[...] El genio, en la vida práctica, es torpe, inútil y casi siempre
desgraciado. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"Conforme a la ley antes citada de economía de la naturaleza, ésta no
otorga la superioridad intelectual sino a muy pocos individuos, haciendo del
genio la más rara de las anomalías y reservando a la gran muchedumbre humana la
dosis de la inteligencia estrictamente necesaria para la conservación del
individuo y de la especie. Las grandes y numerosas necesidades de la humanidad,
que van aumentando a medida que se satisfacen , exigen indispensablemente que la
inmensa mayoría de los hombres pasen su vida ocupados en trabajos manuales y
groseros, puramente mecánicos; ¿por qué habían de tener ingenio vivo, ardiente
fantasía, entendimiento sutil y honda perspicacia? No les serviría más que para
hacerlos desgraciados e incapaces en sus trabajos. [...]" (Libro II, cap. XXII,
p. 308)
"[...] un andar torpe causa lentitud en la marcha del pensamiento y se lo
mira con razón, lo mismo que la flacidez en las facciones y la expresión
adormecida de la mirada, como indicio de falta de inteligencia, lo mismo en un
individuo particular que en un tipo nacional. [...]" (Libro II, cap. XXII, p.
309)
"[...] se observa en muchos individuos, a saber: que cuando hablan
mientras van andando se ven obligados a pararse si la conversación se hace más
intensa; lo cual obedece a que su cerebro, cuando tiene que encadenar algunos
pensamientos, carece de fuerza requerida para atender al movimiento de las
piernas; [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 309)
"[...] Tal facultad [la inteligencia], exclusivamente propia para
resultados prácticos, no podrá nunca, por su misma naturaleza, comprender más
que las relaciones mutuas de las cosas y no la esencia de éstas, lo que son en
sí. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 310)
"[...] todo lo que se hace posible por la percepción intuitiva, a saber,
el tiempo, el espacio y la causalidad, no es más que una función cerebral,
[...]." (Libro II, cap. XXII, p. 310)
"[...] los fenómenos son los
motivos para uso de la voluntad individual, tales como se representan en la
inteligencia (que aparece objetivamente bajo la forma de cerebro), creada a este
fin por la voluntad: estos motivos forman con la totalidad de sus relaciones el
mundo objetivo existente en el espacio y en el tiempo y que yo llamo el mundo
como representación. [...]" (Libro II, cap. XXII, pp.
310-311)
XXIII (§ 23 del Volumen I)
318
"[...] la voluntad [actúa en nosotros] desempeñando tanto las funciones
conscientes como las inconscientes. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p.
318)
"[...] la voluntad existe en el fondo de todas las fuerzas de la
naturaleza inorgánica [...]." (Libro II, cap. XXIII, p.
318)
"[...] Lo que es esencial y duradero en el cuerpo inorgánico y
constituye, por tanto, su identidad e integridad, es el fondo, es decir, la
materia; lo contingente y variable es la forma. En los seres organizados sucede
todo lo contrario; su vida consiste en el cambio incesante del fondo y en la
permanencia de la forma; [...]." (Libro II, cap. XXIII, p.
321)
"[...] Lo esencial en el ser inorgánico es el reposo y la exclusión de
toda impresión del exterior, esto es lo que lo conserva, y en tal estado, cuando
es perfecto, la duración del cuerpo es indefinida. En cambio, lo orgánico
subsiste en virtud de un movimiento incesante y de la posibilidad de recibir
impresiones exteriores. Al desaparecer la sensibilidad o detenerse el movimiento
sobreviene la muerte; [...]." (Libro II, cap. XXIII, pp.
321-322)
"[...] la tendencia principal en todo individuo es su propia conservación
[...]. Esas mismas formas las hallamos en los grados más bajos de la naturaleza,
[...] allí donde los cuerpos obran sólo como cuerpos en general, y, por
consiguiente, son objeto de la mecánica [...]. Aquí la tendencia a buscarse se
manifiesta como gravitación; el huir, como recepción de movimiento; la movilidad de los cuerpos, a consecuencia
de la presión o del choque, objeto fundamental de la mecánica, no es otra cosa
que la manera con que los cuerpos expresan su tendencia a la conservación. [...]
Los cuerpos elásticos son en este sentido los más valerosos, puesto que tratan
de rechazar al enemigo o al menos de contenerlo. [...]" (Libro II, cap. XXIII,
p. 324)
"[...] la voluntad se manifiesta tan directamente en la caída de una
piedra como en el acto de un hombre; la diferencia está en que su manifestación
especial es producida en los actos humanos por un motivo y en la caída de la
piedra por una causa mecánica; [...]." (Libro II, cap. XXIII, p.
325)
"[...] las fuerzas naturales no forman parte de la cadena de las causas,
porque son independientes del tiempo y del espacio. [...]" (Libro II, cap.
XXIII, p. 326)
"[...] Si, por ejemplo, un planeta es puesto en movimiento giratorio por
cualquier causa exterior, este movimiento duraría eternamente si no encontrase
ninguna causa que le anulara, lo cual no podría suceder si el tiempo fuese algo
por sí mismo, si tuviera una existencia objetiva real, pues en este caso tendría
también una acción propia. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p.
327)
"[...] Mi convicción es que la luz no es una emanación ni una vibración,
pues estas explicaciones se parecen a la de la transparencia por la porosidad y
se destruyen observando que la luz no está sometida a leyes mecánicas. Para
convencerse de ello no hay más que contemplar los efectos de una violenta
tempestad que doble, deriva y dispersa cuanto encuentra en su camino, mientras
que el rayo de luz que aparece al aclararse las nubes permanece inmóvil e
imperturbable y prueba que pertenece a un orden distinto del mecánico. [...]"
(Libro II, cap. XXIII, p. 328)
XXIV De la materia
332
"[...] la materia ocupa el lugar de la causalidad. [...] Por eso la materia,
como pura materia, no puede ser objeto de la intuición sino únicamente del
pensamiento; es, pues, una simple abstracción. En la intuición se nos presenta
unida a la forma y a la cualidad,
como un cuerpo, o sea como un modo determinado de actividad. Para poder concebir
la materia como tal, despojada de forma y cualidad, necesitamos hacer
abstracción de toda determinación especial; por consiguiente, entendemos por
materia el obrar en general. [...]
entendida así la materia, no es propiamente hablando, el objeto sino la
condición de la experiencia, como el mismo entendimiento puro, del cual es
función en este sentido. [...]" (Libro II, cap. XXIV, pp.
332-333)
"[...] la materia es el substratum permanente y necesariamente
dado en las formas representativas de nuestra inteligencia, [...]. Mas por este
mismo carácter [...] es por completo indiferente respecto de todos los
fenómenos, [...] tiene que ser concebida como la absolutamente permanente en
medio de todo lo cambiante, como cosa que no tiene principio ni fin en el
tiempo. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 333)
"La materia, que no es más que un objeto a priori del pensamiento, se distingue
de lo que es objeto a priori de la
intuición en que podemos hacer completa abstracción de ella y, en cambio, no
podemos hacer abstracción del tiempo y del espacio, lo cual no significa otra
cosa sino que no podremos concebir a éstos aparte y separados de la materia,
[...]." (Libro II, cap. XXIV, pp. 333-334)
"[...] el tenerla que concebir [a la materia] como previamente dada
indica que no pertenece a la parte formal del conocimiento tan completa y
absolutamente como el tiempo y el espacio, sino que contiene, además, un
elemento a posteriori. Forma, en
efecto, el nexo entre la parte empírica y la parte a priori del conocimiento, constituyendo
así la piedra angular de la experiencia." (Libro II, cap. XXIV, p.
334)
"[...] Todo lo que nosotros percibimos es la materia, obrando de una
manera determinada. Lo que da origen a los modos especiales de actividad de los
cuerpos son las propiedades interiores e inexplicadas de la materia; pero la
materia misma no es objeto de percepción; [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 334)
"[...] Es [la materia], pues, la visibilidad de la voluntad, o sea el
lazo que une el mundo como voluntad al mundo como representación. [...] si fuera
posible despojar a una materia determinada de todas las propiedades que le
pertenecen a priori, es decir, de
todas las formas de percepción, quedaría la cosa en sí, desaparecería la parte
empírica de la materia, no apareciendo ésta dotada de extensión y de actividad;
[...]" (Libro II, cap. XXIV, pp. 334-335)
"[...] Lo que da extensión a la materia es el espacio, forma de la
intuición, y la corporeidad consiste en el obrar, que se basa en la causalidad,
la cual es también una forma de conocimiento. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p.
335)
""[...] la gravedad, grado ínfimo de la objetivación de la voluntad,
existe en toda materia y es inseparable de ella. Pero como es ya manifestación
de la voluntad, forma parte del conocimiento a posteriori y no del conocimiento a priori. De aquí se sigue que en rigor
podríamos conocer una materia sin pesantez, mientras que no podríamos
representárnosla sin extensión, sin fuerza repulsiva y sin permanencia, pues no
tendría impenetrabilidad ni podría llenar un lugar en el espacio; en otros
términos, no tendría actividad, y como la esencia de la materia está en el
obrar, o sea en la causalidad, y ésta descansa en la forma a priori de nuestro entendimiento, éste
no puede hacer abstracción de ella." (Libro II, cap. XXIV, p.
335)
"La materia es, según esto, la voluntad; pero no la voluntad en sí, sino
la voluntad en cuanto es percibida, esto es, en cuanto ha tomado la forma de
representación objetiva. Lo que considerado objetivamente es materia,
subjetivamente es voluntad. Con esto concuerda lo dicho antes: que nuestro
cuerpo es nuestra voluntad hecha visible, objetivada, y que de igual modo todo
cuerpo es también voluntad objetivada en algún grado." (Libro II, cap. XXIV, p.
335)
"[...] Podemos representarnos la forma sin la materia, pero no a la
inversa, la materia sin la forma, porque privada de la forma la materia sería la
voluntad misma, y ésta, al hacerse objeto, tiene que someterse al modo de
percepción de la inteligencia y, por consiguiente, se ajusta a la forma. [...]"
(Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] La materia es, pues, la voluntad en general, pasada al estado
visible, mientras que la forma y la calidad expresan el carácter de ser
fenómenos particulares. Lo que en el fenómeno es materia, en sí es voluntad,
[...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] Y así como la voluntad es la esencia de todo lo que existe en el
mundo, la materia es la sustancia que queda en las cosas, una vez eliminados
todos los accidentes. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] El que la materia en sí, es decir, separada de toda forma, no
pueda ser intuida o representada, es porque por sí misma y como sustancia pura
de los cuerpos es la voluntad, que no puede ser vista ni percibida objetivamente
por sí misma, sino sólo como fenómeno, y como tal aparece como cuerpo, o sea
como materia, con forma y cualidad propias. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p.
336)
"Siendo la materia la voluntad visible y toda fuerza en sí voluntad,
ninguna fuerza podrá manifestarse sin un substratum material, y a la inversa, no
podrá haber cuerpo sin fuerzas que le sean inherentes y que constituyan
precisamente sus cualidades. Por esto, la reunión de la materia y de la fuerza
se llama cuerpo. Fuerza y materia son inseparables, porque, en el fondo, son una
misma cosa, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 337)
"[...] Muchas veces, a causa de ciertas enfermedades crónicas o
caquexias, se dan las condiciones necesarias para la existencia de los
espizoarios, viéndose nacer espontáneamente, según los diferentes casos, el pediculus capitis, o pubis o corporis, sin la presencia de un huevo ,
[...Tendríamos] que suponer que los huevos de los espizoarios flotan en el seno
de la atmósfera, lo cual es horrible de pensar. [...] Así, después del incendio
de un bosque virgen en el Brasil, y cuando las cenizas se enfriaron, Augusto
Saint-Hilaire vio nacer una multitud de plantas que no se encontraban por los
alrededores en una distancia inmensa. [...] La hipótesis de una generación
espontánea es menos violenta que la que supone que los esporos y los huevos de
esas especies están en el aire, esperando la ocasión de desarrollarse. Por la
putrefacción, los cuerpos orgánicos se descomponen primeramente en sus elementos
químicos más inmediatos; como éstos son, sobre poco más o menos, los mismos en
todos los cuerpos vivos, la voluntad de vivir, presente siempre, puede
apoderarse de ellos en ese momento para formar, según las circunstancias, seres
nuevos, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 338)
"[...] En una sesión de la Academia Francesa, Pouchet ha demostrado
recientemente (1859), con gran descontento de los demás colegas, que la
generación espontánea es una verdad y que, por el contrario, es falso que el
aire contenga toda clase de gérmenes." (Libro II, cap. XXIV, p.
339)
"[...] Lo cierto es que en la materia no debe buscarse la explicación
definitiva y última de las cosas, sino solamente el origen temporal de las
formas inorgánicas y de los seres organizados. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p.
339)
"[...] las tres grandes razas, caucásica, mongólica y etiópica,
igualmente primitivas, como nos demuestra la lingüística, [...]." (Libro II,
cap. XXIV, p. 340)
"El defecto inevitable del materialismo consiste, ante todo, [...] de que
parte, a saber: que la materia es una cosa dada absolutamente y sin condiciones,
esto es, que existe fuera del conocimiento del sujeto; en suma, que es una cosa en sí. [...]" (Libro II, cap. XXIV,
p. 341)
"[El materialismo] se refiere a una materia que no se encuentra in rerum natuira, a un puro concepto, a
una materia que no tendría otras propiedades que las mecánicas que, a excepción
de la gravedad, pueden ser más o menos reconstruidas a priori, pues se basan en las formas
del espacio, del tiempo y de la causalidad, propias del intelecto. Estos son los
escasos materiales con que ha de contentarse el materialismo para fabricar sus
castillos de aire." (Libro II, cap. XXIV, p. 342)
"[...] En verdad, la naturaleza de la luz es para nosotros un misterio,
pero es más sencillo condensarlo que cerrar el camino a la verdad futura con
falsas teorías. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 342)
XXV De la voluntad de la cosa en
sí
345
"En resumen, el determinismo tiene razón; [...] el mundo se convierte en
un teatro de marionetas movidas por alambres (motivos), sin que podamos
comprender siquiera a quién divierte este espectáculo; [se debe] admitir que la
existencia y la esencia de una cosa son manifestaciones de una voluntad libre
que no se conoce a sí misma más que allí; [...]." (Libro II, cap. XXV, p.
348)
"[...] la necesidad sólo pertenece al fenómeno y no a la cosa en sí,
[...]." (Libro II, cap. XXV, p. 348)
"[...] En resumen, en todo esto [la armonía cosmológica] se descubre una
perfección y una finalidad tales como las hubiera podido realizar la voluntad
más libre regida por la inteligencia más profunda y por el cálculo más sutil.
[...]" (Libro II, cap. XXV, p. 351)
"[...] Así, pues, ya aparece la voluntad en las fuerzas que hallamos en
los grados ínfimos de la serie de los efectos naturales, voluntad que más tarde,
en los seres dotados de inteligencia, se asombra de su propia actividad, [...]."
(Libro II, cap. XXV, p. 352)
"[...] el cerebro con su conciencia es lo que aísla a los individuos de
la especie humana, mientras que la vida común a todos es la parte consciente, la
vida vegetativa, [...]. Esta comunidad de existencia incluso puede dar
excepcionalmente a los individuos un medio de comunicación, como sucede cuando
un ensueño se transmite de un individuo a otro en el hipnotismo o en general en
la influencia mágica, ejercida voluntariamente. [...]" (Libro II, cap. XXV, pp.
353-354)
XXVI Sobre la teleología
355
"[...] nos figuramos que la finalidad de las obras de la naturaleza ha
sido introducida en ella por la misma vía que se nos muestra. [...]" (Libro II,
cap. XXVI, p. 356)
"[...] En cierto sentido, lo que hace nuestra inteligencia es admirar su
propia obra. Si al admirar el arte maravilloso que implica el insecto más
insignificante, recordamos que la inteligencia entrega a la destrucción sin
duelo estos organismos tan ingeniosos en su complicación, nos llenamos de
espanto y de estupefacción. Pero tal sentimiento nace de una confusión de
nociones; porque lo que hacemos es pensar en las obras del hombre, [...]."
(Libro II, cap. XXVI, p. 356)
"[...] Suponemos en los organismos una finalidad lo mismo que suponemos
la causa física, y a pesar de los fracasos anteriores persistimos en buscarla.
[...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 358)
"Aristóteles estableció puntualmente la diferencia entre la causa
eficiente y la final [...]. La primera es aquella por la cual una cosa es; la segunda es
aquella para la cual una cosa es;
desde el punto de vista del tiempo, el fenómeno que se trate de explicar tiene a
la primera detrás de sí, y a la segunda delante de sí. Únicamente en las
acciones voluntarias de los animales coinciden ambas causas, pues la final
aparece como motivo y éste es siempre la verdadera causa de la acción; [...]."
(Libro II, cap. XXVI, p. 359)
"[...] al menos en la naturaleza orgánica, para cuyo estudio la causa
final es un guía, la voluntad es quien crea. En efecto, no podemos concebir la
causa final de otro modo que como un fin querido, como motivo. [...] Por eso, al
estudiar la naturaleza orgánica, no nos preocupamos ni buscamos más que las
causas finales, que nos lo explican todo; las eficientes, por el contrario,
desempeñan aquí un papel secundario, siendo como meros instrumentos de las otras
y más bien las suponemos que las probamos, [...]. Explicar la flor mostrando que
todas sus partes tienen la misma forma que la hoja me parece lo mismo que querer
explicar una casa por el hecho de que todas sus partes, tabiques, pisos y
paredes se componen de ladrillos y representan esta unidad. [...]" (Libro II,
cap. XXVI, p. 360)
"[...] La naturaleza, convencida del homo hominis lupus, ha provisto al
hombre de barba; en cambio la mujer no la necesita, pues en ella el disimulo es
innato. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 364)
"[...] Sin embargo, si consideramos la naturaleza inorgánica, la causa
final es siempre equívoca y nos deja, sobre todo cuando conocemos la causa
eficiente, en la duda de si aquélla, o sea la final, será debida a una mera
apreciación subjetiva, a nuestro modo particular de ver las cosas. [...]" (Libro
II, cap. XXVI, p. 364)
"[...] en la naturaleza inorgánica las causas finales ocupen el segundo
lugar, de manera que no basten por sí solas para explicar los fenómenos, siendo
preciso averiguar las causas eficientes, [...]." (Libro II, cap. XXVI, p.
365)
"[...] Burdach en su gran tratado de fisiología, volumen primero, párrafo
263, en donde encontramos después estas elocuentes palabras: «no es éste un
expediente mecánico, un recurso forzado, como si la naturaleza, habiendo creado
ayer las plantas, hubiera cometido antes un error que tratase luego de corregir
por medio del insecto; es más bien una profunda simpatía que une al mundo animal
con el mundo vegetal. La identidad de ambos se revela así: son dos hijos de una
misma madre que están llamados a existir el uno para el otro.» Y más adelante:
«una misma simpatía enlaza lo orgánico con lo inorgánico». [...]" (Libro II,
cap. XXVI, p. 366)
XXVII Del instinto y del instinto de industria
371
"[...] la voluntad de los seres animados se pone en acción de dos maneras
distintas: por la motivación o por el instinto, o sea, desde fuera o desde
dentro, [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 371)
"[...] una cierta cantidad de voluntad [...]." (Libro II, cap. XXVII, p.
372)
"[...] la diferencia que se debe apreciar entre el instinto y el carácter
será que el primero es una disposición que sólo puede ser actuada por un motivo
especial y completamente determinado, en virtud del cual la acción que resulta
será siempre idéntica, mientras que el carácter es igualmente una voluntad de la
naturaleza permanente e invariable, pero que puede ser motivada por motivos muy
diversos, a los cuales se adapta,, por lo que la acción que de aquí se engendra
puede ser muy diferente en sus cualidades materiales, pero lleva siempre el
sello del mismo carácter, y lo expresará y revelará cada vez; [...]." (Libro II,
cap. XXVII, p. 372)
"[...] el sistema ganglionar [en los animales inferiores, como los
insectos,] está desarrollado en ellos más que en otro alguno. [...] Dado que los
actos instintivos y los trabajos industriosos de los insectos son dirigidos por
el sistema ganglionar, es evidente que llegaríamos al absurdo si quisiéramos
explicarlos como derivados del cerebro, pues sería una falsa interpretación.
Este origen de su actividad le da una gran semejanza con la de los sonámbulos,
que se explica igualmente porque en éstos el gran simpático ha reemplazado
provisionalmente al cerebro en la dirección de los actos exteriores: los
insectos son, pues, en cierto modo, sonámbulos naturales. Estas cosas, no
susceptibles de un estudio directo, sólo pueden explicarse por analogía; la que
hemos señalado es muy propia para la explicación que buscamos, si recordamos que
Kieser, en su Tellurismus (vol. 2, p.
250), refiere un caso «en que habiendo ordenado el magnetizador a la sonámbula
ejecutar cierto acto cuando se despertara, ésta no dejó de ejecutarlo tan pronto
como estuvo despierta, pero sin recordar claramente la orden establecida».
Tenía, pues, el sentimiento del deber de realizar un acto, pero sin saber por
qué. En esto hay evidentemente una gran analogía con lo que ocurre en la
industria de los insectos; la araña joven siente que debe hilar su tela, pero
sin saber por qué. [...]" (Libro II, cap. XXVII, pp.
373-374)
"[...] A veces ocurre que alguna persona que había sacado su billete para
hacer un viaje a bordo de un buque, en el momento de partir no ha querido
embarcarse, sin motivo alguno determinado, acaeciendo luego el naufragio del
buque. Otra persona que se paseaba con algunos amigos por los alrededores de un
polvorín, al llegar a cierta distancia negóse a avanzar y desanduvo rápidamente
lo andado, poseído de un terror repentino, sin explicarse el porqué; a poco voló
el polvorín. Otro, viajando por mar, se sintió inclinado, sin motivo alguno, a
no desnudarse una noche; acostóse vestido y calzado, sin quitarse ni aun los
anteojos; durante la noche se produjo un incendio en el buque y el pasajero en
cuestión fue de los pocos que pudieron salvarse en los botes. [...]" (Libro II,
cap. XXVII, p. 374)
"[...] Así como el hígado no quiere otra cosa que segregar la bilis que
ha de servir para la digestión y sólo para este fin quiere existir, y así como
otra cualquier parte del cuerpo no quiere vivir más que para su misión, de igual
manera la abeja no quiere más que fabricar miel, [...]. La única diferencia está
en que en el organismo la voluntad obra ciegamente en todo su carácter
originario, mientras que en las sociedades de insectos el conocimiento tiene ya
alguna parte, [...]. Pero los insectos quieren el fin en su conjunto, sin
conocerlo, como la naturaleza orgánica no conoce las causas finales por virtud
de las cuales funciona. [...] Esto basta, sin embargo, para quitar a su trabajo
el carácter mecánico, y puede adquirirse la evidencia de ello oponiendo
obstáculos a la actividad de los insectos. [...] Esto nos admira porque supone
el conocimiento; pero ya hemos concedido a estos seres el don de la previsión
para la generación futura y aun para un porvenir lejano, aunque esto no proceda
del conocimiento, que exigiría una actividad cerebral equivalente a la razón.
[...]" (Libro II, cap. XXVII, pp. 375-376)
"En los organismos, la fuerza curativa de la naturaleza equivale a esta
función del instinto. [...] Y cuando el mal carece de remedio acelera la muerte,
que sobreviene con tanta mayor rapidez cuanto más sensible es el organismo,
[...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 376)
"Todas estas anticipaciones que se manifiestan en el instinto como en la
organización animal, podrían ser agrupadas bajo el conocimiento a priori, si realmente se fundasen en el
conocimiento. Pero no es así; su fuente es la voluntad y por esto es
independiente de las formas del
conocimiento; para ella, el tiempo no tiene significación alguna y, por lo
tanto, no distingue entre lo presente y lo futuro." (Libro II, cap. XXVII, p.
377)
XXVIII
Caracteres de la voluntad de vivir
378
"[...] voluntad, que, según hemos reconocido, es la esencia del universo.
[...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 378)
"[...] Todo corre, todo se precipita hacia la existencia, y si es
posible, hacia la existencia orgánica, es decir, hacia la vida en sus grados más
altos. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 379)
"[...] a partir del grado en que la vida orgánica comienza, aquélla no
manifiesta otro fin que la conservación de las especies. Para conseguir este
resultado emplea todos los medios [...]." (Libro II, cap. XXVIII, p.
380)
"[...] el individuo no tiene para la Naturaleza más que un valor
relativo, que es, a saber, el de propagador de la especie. Fuera de esto, su
existencia le es indiferente, y ella misma se encarga de destruirle cuando deja
de tener aptitud para servir a sus designios. Sabemos exactamente el porqué de
la existencia individual; pero la pregunta ¿por qué existe la especie?, la
Naturaleza objetivamente considerada no sabe darnos respuesta. [...]" (Libro II,
cap. XXVIII, p. 381)
"Concibiendo la cosa objetivamente y desde un punto de vista aislado,
parece como si la Naturaleza sólo se preocupase de no dejar que se pierda
ninguna de sus ideas (en el sentido platónico); es decir, ninguna de sus formas
permanentes. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 381)
"[...] ¿A qué viene una vida que requiere tanto esfuerzo? A estas
preguntas no hallaremos otras respuestas, como no sea la satisfacción del hambre
y del instinto de reproducción y, a lo sumo, algún breve momento de placer, que
todo ser encuentra aquí y allá en medio de su miseria y sus dolores sin cuento.
[...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 383)
"[...] la voluntad de vivir, impulso reflexivo que no tiene razón
suficiente en el mundo exterior. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p.
387)
"[...] Toda manifestación de una fuerza natural tiene alguna causa, pero
la fuerza misma no la tiene; igualmente todo acto aislado d e la voluntad tiene
un motivo, pero la voluntad carece de él; en el fondo, ambas cosas son una y la
misma. La voluntad es, en las cosas, el límite metafísico de toda observación en
las cosas, más allá del cual no es posible ir. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p.
388)
Libro
III
XXIX Del conocimiento de las ideas
393
"[...] el espacio es tan ajeno a la Idea como el tiempo. [...]" (Libro
III, cap. XXIX, p. 394)
"[...] la Idea platónica, considerado empíricamente y en el tiempo
constituye la especie o género; [...]. La Idea es especie (species), pero no es género (genus); las especies están establecidas
por la Naturaleza y los géneros son obra del hombre, esto es, son más que puros
conceptos. [...]" (Libro III, cap. XXIX, p. 395)
XXX Del sujeto puro del
conocimiento
397
"Si queremos adueñarnos de una idea y albergarla en nuestra conciencia,
necesitamos producir en nosotros un cambio que puede considerarse como un acto
de renuncia a nosotros mismos, ya que su efecto es apartar absolutamente, por un
instante, el conocimiento de la voluntad; perder de vista totalmente el precioso
depósito que le está confiado, para considerar las cosas como si fueran tales,
que no pudiesen interesar nunca a nuestra volición; [...]." (Libro III, cap.
XXX, p. 397)
"[...] nuestra conciencia tiene dos caras; una, la conciencia de sí, o sea de la voluntad;
otra, la conciencia de las demás
cosas, constituyendo bajo tal concepto la conciencia intuitiva del mundo
exterior, la percepción de los objetos. En tanto que uno de estos dos aspectos
de la conciencia se acentúa, el otro disminuye. [...]" (Libro III, cap. XXX, p.
397)
"[...] la conciencia estética, es decir, del conocimiento de las Ideas."
(Libro III, cap. XXX, p. 400)
"[...] la concepción de las ideas, que constituye el placer estético,
[...]." (Libro III, cap. XXX, p. 400)
"[...] se puede atribuir a cada hombre dos existencias. Como voluntad y,
por lo tanto, [...] suficiente para darse a sí mismo más trabajo y más dolor del
que puede soportar, [y otro como] sujeto del conocimiento, [...]." (Libro III,
cap. XXX, p. 402)
"[...] La vida jamás es bella: sólo sus imágenes lo son, [...]. ¿A qué es
debido que el espectáculo de la luna llena ejerza sobre nosotros acción benéfica
y sedante? ¿Por qué nos deja una impresión tan sublime? Porque la luna es objeto
para la contemplación, no para la voluntad. [...]" (Libro III, cap. XXX, p.
406)
XXXI Del genio
408
"[...] Teniendo por objeto ese conocimiento las ideas platónicas y no
pudiendo ser éstas percibidas en abstracto, dedúcese que el genio consiste
esencialmente en la perfección y energía del conocimiento intuitivo; [...]."
(Libro III, cap. XXXI, p. 408)
"[...] podemos diferenciar el genio del talento; éste consiste más bien
en una ductilidad y penetración superiores del conocimiento discursivo, que no
en el conocimiento intuitivo; el hombre de talento piensa con mayor rapidez y
mayor exactitud que los demás; el genio ve un mundo diferente del que ven los
otros hombres, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 408)
"[...] el nombre de genio, nombre que indica que el principio de que se
trata es algo ajeno a la voluntad, al propio yo; algo como un genio procedente
de fuera de nosotros." (Libro III, cap. XXXI, p. 409)
"Es, por lo tanto, el genio un exceso anormal de la inteligencia, [...]."
(Libro III, cap. XXXI, p. 409)
"En donde se nos revela primeramente la verdadera naturaleza de las cosas
es en la intuición, si bien todavía de una manera condicionada. Cualquier noción
general o pensamiento no es, en efecto, más que una abstracción y, en
consecuencia, parcial representación de la intuición [...]." (Libro III, cap.
XXXI, p. 411)
"[...] Los conceptos no producen más que las obras de talento. [...]"
(Libro III, cap. XXXI, p. 411)
"[...] La característica del genio es ver siempre lo general en lo
particular, en tanto que el hombre común no ve en lo particular más que lo
particular, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 412)
"La manera de conocer en el genio se halla libre de la voluntad y de todo
lo relativo a ella, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 413)
"[...] todo dolor proviene de la voluntad, [...]." (Libro III, cap. XXXI,
p. 413)
"[...] Los hombres vulgares ven lo que hay en el mundo, pero no ven el
mundo; ven sus propios dolores, pero no se ven a sí mismos; tienen una
conciencia, si no idéntica, parecida a la del animal, [...]." (Libro III, cap.
XXXI, p. 415)
"La mediocridad consiste, substancialmente, en que la inteligencia,
todavía muy ligada a la voluntad, no trabaja más que a instigación de ésta,
estando por lo tanto enteramente a su servicio. Las medianías no tienen otras
miras que las personales, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p.
417)
"[...] Lo que hace grandes a los hombres es no atender jamás a su
persona, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 419)
"[...] lo bello y lo útil rara vez aparecen juntos. [...]" (Libro III,
cap. XXXI, p. 423)
"[...] Pretender que los genios son iguales a los hombres útiles, es lo
mismo que comparar los diamantes con la grava." (Libro III, cap. XXXI, p.
423)
"[...] un hombre moderado nunca será un genio." (Libro III, cap. XXXI, p.
424)
"[...] el genio pasa por su tiempo [generación], como un cometa cruza la
órbita de los planetas; [...]." (Libro III, cap. XXXI, p.
426)
"[...] la infancia es la edad de la inocencia y de la dicha, el paraíso
de la vida, aquél perdido Edén hacia el cual volvemos los ojos con melancolía
durante el resto de nuestros días. Esa felicidad depende de que durante la
infancia nuestra existencia consiste más en el conocer que en el querer, [...]."
(Libro III, cap. XXXI, p. 430)
"[...] de Goethe: «Los niños no llegan a ser nunca lo que prometen; los
jóvenes, rara vez, y cuando cumplen lo que prometían, el mundo es el que falta a
sus promesas»." (Libro III, cap. XXXI, p. 432)
XXXII De la locura
435
"La verdadera salud del espíritu no es otra cosa que la memoria perfecta
de lo pasado. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 435)
"[...] el camino recorrido en la vida se confunde en el tiempo, como el
camino recorrido por el viajero se confunde en el espacio, [...]." (Libro III,
cap. XXXII, p. 435)
"[...] Mi propia actitud de dudar sobre si un acontecimiento que recuerdo
ocurrió en realidad me expone a que sospechen que estoy loco, a no ser que mi
duda se deba a que no tengo seguridad sobre si he soñado o no. [...]." (Libro
III, cap. XXXII, p. 436)
"[...] Un loco puede producir pensamientos ingeniosos y a veces sensatos,
y aun juicios precisos; pero lo que nunca logrará es que a su testimonio sobre
lo pasado se le conceda valor alguno. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p.
436)
"Por tanto, la locura podemos considerar que procede de haber arrancado
algo con violencia al espíritu, lo que sólo puede ocurrir poniendo en su lugar
alguna otra cosa. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 437)
"[...] Ocurre con la locura lo mismo que con el suicidio; casi nunca es
producido exclusivamente por un motivo exterior. En el fondo hay siempre un
malestar físico, [...]." (Libro III, cap. XXXII, p. 438)
XXXIII
Observaciones sueltas sobre lo bello en la naturaleza
440
XXXIV
De la esencia íntima del arte
443
"Muchas veces me he preguntado por qué, siendo la luz más favorable para
la figura humana y para sus formas la que ilumina desde lo alto, y la que viene
de abajo la más desfavorable, sucede precisamente lo contrario cuando de
paisajes se trata." (Libro III, cap. XXXIV, p. 441)
"[...] las artes no conocen más que el idioma cándido e infantil de la
intuición, ignorando el lenguaje abstracto y serio de la reflexión, [...]."
(Libro III, cap. XXXIV, p. 443)
"[...] El fin propio de toda obra de arte es, por lo tanto, mostrarnos la
vida y las cosas tales como son; [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p.
444)
"Como sabemos, las producciones escultóricas, pictóricas y en general de
las artes plásticas encierran tesoros de honda sabiduría, porque precisamente la
sabiduría de la naturaleza de las cosas habla por órgano de ellas y lo que ellas
hacen no es más que traducir ese lenguaje, reproduciéndole en términos más puros
y más precisos. [...]" (Libro III, cap. XXXIV, p. 444)
"[...] Un cuadro hay que contemplarlo al modo como cuando nos acercamos a
un soberano, esperar el momento en que tenga a bien hablarnos y el tema de
conversación que quiera elegir; en uno u otro caso no debemos ser los primeros
en dirigir la palabra, pues si así hiciésemos correríamos riesgo de no oír más
que nuestra propia voz." (Libro III, cap. XXXIV, p. 444)
"[...] el fin del arte es facilitar la inteligencia de las Ideas del
universo (tomando esta palabra en la acepción platónica, única en que uso la
palabra idea). [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] Todo hombre penetrado en la concepción de una Idea y que desea
comunicarla tiene, por lo tanto, el derecho de recurrir al arte." (Libro III,
cap. XXXIV, p. 446)
"[...] inútil querer expresar una noción por medio del lenguaje del arte,
[...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] Para conocer que la concepción de una obra de arte ha tenido ese
origen híbrido, esto es, que ha nacido de meras nociones, basta saber que el
autor, antes de ponerse a realizar su obra, puede expresar con exactitud, por
medio de la palabra, el objeto que tiene intención de representar, pues en tal
caso bastaría para conseguir su fin con que articulase las palabras necesarias
para la explicación. [...]" (Libro III, cap. XXXIV, p.
447)
"La necesidad ha dado origen a las artes útiles; el lujo, a las bellas
artes. La inteligencia desarrolla y perfecciona las primeras; las segundas son
fruto del genio, que es también un lujo, puesto que consiste en una riqueza de
las facultades intelectuales que excede de la medida necesaria para las
necesidades de la voluntad." (Libro III, cap. XXXIV, p.
448)
XXXV De la estética en la arquitectura
449
"[...] la arquitectura. Por lo tanto, sostén y carga son los objetos únicos y
constantes que forman su tema, y su ley fundamental es que no puede existir
carga alguna sin un soporte suficiente, ni sostén alguno sin la carga requerida;
[...]. Todo muro encierra ya el sostén y la carga, sólo que están confundidos;
[...]. La proporción en que deben estar el sostén y la carga debe ser tal, que
no sólo pueda soportarla estrictamente, sino que pueda hacerlo tan fácil y
cómodamente que desde el primer momento estemos tranquilos sobre este punto. Sin
embargo, el exceso de sostén no debe traspasar cierto límite; pues si lo
traspasa nos producirá la impresión de un sostén sin carga, que es contrario al
efecto estético. [...]" (Libro III, cap. XXXV, pp.
449-450)
"[...] Ni la arquitectura ni la música son artes imitativas, [...]."
(Libro III, cap. XXXV, p. 453)
"[...] el placer estético en todas las artes descansa sobre la concepción
de una idea (Libro III, cap. XXXV, platónica). En la arquitectura, considerada
como arte, el tema propio lo forman las ideas de los grados inferiores de la
naturaleza, como son: la gravedad, la rigidez y la cohesión, y no la regularidad
de las formas, las proporciones y la simetría, según la creencia hasta ahora
admitida. Estas condiciones, que son de naturaleza esencialmente geométrica,
constituyen propiedades del espacio, pero no ideas, sin que, por lo tanto,
puedan ser objeto de un arte. [...]" (Libro III, cap. XXXV, p.
453)
XXXVI
Observaciones sueltas acerca de lo bello en las
459
artes
plásticas
"[...] la escultura parece más apropiada para la afirmación y la pintura
para la negación de la voluntad de
vivir, [...]." (Libro III, cap. XXXVI, p. 459)
XXXVII
De la estética de la poesía
465
"No encuentro otra definición de la poesía más sencilla y exacta que la
siguiente: el arte de poner en juego la imaginación por medio de palabras.
[...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 465)
"[A diferencia de lo que ocurre con la imaginación de la poesía] en las
artes plásticas no sucede igual, puesto que en ellas una misma imagen, una misma
figura, tiene que bastar para todos, y esta imagen o figura llevará siempre en
algún punto el sello individual del artista o de su modelo, [...]." (Libro III,
cap. XXXVII, p. 465)
"[...] es tan imposible a un hombre que tiene méritos y que comprende el
verdadero valor de éstos, no hacer caso de ellos, como imposible le sería a un
gigante no advertir que su estatura domina a la de los demás hombres. [...]"
(Libro III, cap. XXXVII, p. 467)
"Todo el que tiene mérito propio reconoce voluntariamente y deja que
valga el de los demás, siempre que sea efectivo y de buena ley. Por el
contrario, el hombre desprovisto de todo talento y de todo mérito quisiera que
no hubiera talento ni mérito en el mundo. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p.
468)
"[...] la poesía representa el carácter de la juventud y la filosofía el
de la edad madura. El don poético sólo florece realmente en la mocedad, cuando
la facultad de ser impresionado por la poesía llega hasta la pasión; [...]."
(Libro III, cap. XXXVII, p. 469)
"[...] El sentimiento de la realidad se corrompe fácilmente con la tendencia
poética de la juventud. La poesía se distingue de la realidad en que en aquélla
la vida presenta un desarrollo interesante y, a la vez, excento de dolor,
mientras que, por el contrario, en la realidad, la existencia carece de interés
mientras está excenta de dolor; y desde que empieza a hacerse interesante, el
dolor aparece en ella. La juventud, iniciada en la poesía antes de serlo en
realidad, pide a ésta lo que sólo aquélla puede dar; esta es la causa principal
de la inquietud que suele observarse en los jóvenes, hasta en los de mejores
cualidades." (Libro III, cap. XXXVII, p. 469)
"Si pudiéramos sorprender el laboratorio secreto de los poetas, veríamos
que buscan con mucha más frecuencia un pensamiento para una rima que una rima
para un pensamiento, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p.
470)
"[...] Nada hay tan bello como lo verdadero, y la verdad prefiere la
desnudez a cualquier adorno, de donde se sigue que un pensamiento que nos parece
grande y bello expresado en prosa, tendrá más valor que otro que nos produzca la
misma impresión expresado en verso." (Libro III, cap. XXXVII, p.
471)
"]...] la poesía clásica y la romántica, [...]. A esta categoría [la
romántica] pertenecen los móviles derivados del mito cristiano, los que proceden
del principio extravagante y fantasmagórico del honor caballeresco y, además,
los móviles dominantes, principalmente, en los pueblos germano-cristianos, que
se fundan en el culto necio y ridículo de la mujer, así como también los sacados
de las divagaciones lunáticas de un amor metafísico. [...]" (Libro III, cap.
XXXVII, p. 473)
"[...] la finalidad del drama es mostrarnos en un ejemplo la esencia y la
existencia del hombre, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p.
475)
"El placer que la tragedia nos proporciona no pertenece al sentimiento de
lo bello, sino al de lo sublime, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p.
476)
"Pasando a la comedia, que es el género opuesto a la tragedia y
conociendo, como conocemos ya, que la tendencia e intención final de la tragedia
es llevarnos a la negación de la voluntad de vivir, fácil nos será reconocer que
la comedia tiende a disponernos para que persistamos en la afirmación de esa
voluntad. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 481)
"[...] El propósito de la comedia es, por lo tanto, que la vida es buena
y sobre todo divertida, y por eso debe apresurarse a bajar el telón en el
momento en que todo el mundo es feliz, a fin de que no podamos ver lo que ocurre
después, mientras que el desenlace de la tragedia es tal de ordinario que tras
de él no puede haber continuación alguna." (Libro III, cap. XXXVII, p.
482)
XXXVIII
De la historia
483
"[...] La historia, por lo tanto, carece de sistema, como lo hay en
cualquiera de las ciencias. Es un saber, no una ciencia, pues nunca conoce lo
particular por lo general, [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p.
484)
"[A la historia,] de concederle carácter científico, sería una ciencia de
individuos, lo que implica contradicciones, y por otra parte, todas las
ciencias, sin excepción, hablan de lo que existe siempre, mientras que la
historia habla de lo que ha existido sólo una vez y no volverá a existir jamás.
[...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] El pretendido elemento general de la historia sólo es general
subjetivamente, es decir, que su generalidad descansa sólo sobre el insuficiente
conocimiento individual de los objetos; no es una generalidad objetiva, [...]."
(Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] Lo más general que hay en la historia es siempre individual,
[...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] sólo puede decirse que es general [la historia] en el sentido de
que es superficial. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
485)
"[...] Especializar la historia es hacerla más interesante; mas lo que
gana en la particularización lo pierde en veracidad, acercándose más a la
novela. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 485)
"Siendo el objetivo propio de la historia lo particular, el hecho
individual, que es su única realidad, es por ende la historia lo contrario de la
filosofía, que considera las cosas
desde el punto de vista más general y cuyo asunto es ese elemento general
que hallamos siempre idéntico en todas las cosas particulares, [...]" (Libro
III, cap. XXXVIII, p. 486)
"[...] en esto se da precisamente el contraste entre historiadores y
filósofos; éstos quieren sondear, aquéllos enumerar hasta lo último." (Libro
III, cap. XXXVIII, p. 486)
"La pseudo filosofía hegeliana, propia solamente para corromper y
embrutecer a los espíritus, ha iniciado principalmente esos ensayos de exponer
la historia universal como un conjunto metódico o, como ellos dicen, de
«construirla orgánicamente»; ensayos que encierran en el fondo un grosero y
brutal realismo, que toma al fenómeno del mundo por la cosa en sí [...]." (Libro
III, cap. XXXVIII, p. 487)
"[...] En todo el microcosmos está comprendido el macrocosmos entero y
nada contiene éste que no se contenga en aquél. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII,
p. 488)
"Los discípulos de Hegel, convirtiendo la historia en el asunto principal
de la filosofía, deberían tener presente las enseñanzas de Platón, que tanto
insiste en que el asunto de la filosofía es lo eterno y lo invariable y no
aquello que hoy es de un modo y mañana de otro. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII,
p. 488)
"[...] la esencia y el verdadero espíritu del cristianismo, como el del
brahmanismo y el budhismo no es otra que reconocer la inanidad de los bienes
terrestres, despreciarlos y volver los ojos hacia otra existencia completamente
contraria a la de este mundo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
489)
"La verdadera filosofía de la historia consiste en comprender que en
medio de esa confusión de cambios infinitos no hay otra cosa que el mismo ser
invariable, siempre semejante a sí mismo, que obra hoy como obró ayer y como
obrará en todos los tiempos. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
489)
"La historia es para la especie humana [es decir, para un pueblo,] lo que
la razón para el individuo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
490)
"El animal, no dotado de razón como el hombre, conoce las cosas sólo
mediante la intuición, conocimiento limitado, por lo tanto, a lo presente; aun
reducido a la domesticidad, vaga entre los hombres, indiferente, torpe, triste,
ignorante y colocado en una situación de dependencia. De esta manera, un pueblo
ignorante de su historia está limitado a lo que le ofrecen las generaciones que
viven en la actualidad, sin comprender ni su carácter ni su propia existencia,
porque no puede referirlas a un pasado que las explique ni tampoco calcular lo
porvenir. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 490)
"[...] toda laguna en la historia [de un pueblo] es como una laguna en la
memoria del hombre. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
491)
"Y así como el individuo necesita del lenguaje como condición
indispensable para servirse de su razón, la especie [pueblo] necesita de la
escritura, con lo que empieza a existir realmente la razón de la humanidad, como
nace con la palabra la razón del individuo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
491)
XXXIX
De la metafísica de la música
493
"Las cuatro voces de la armonía, esto es, el bajo, el tenor, en contralto
y el soprano, o sea el tono fundamental, tercia, quinta y octava, corresponden a
los cuatro grados de la escala de los seres, o sea a los reinos mineral,
vegetal, animal y humano. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p.
493)
"[El arte musical] nos dará a conocer el alma misma de las situaciones y
los acontecimientos, [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p.
495)
"[...] La parte musical, la partitura de una ópera, existe por sí,
enteramente independiente, separada y, por decirlo así, abstracta; nada tiene de
común con la acción y los personajes del libreto; se produce según sus reglas
especiales e invariables, y causa todo su efecto, aun prescindiendo de la letra.
[...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 495)
"Para la música no existen más que lo pasional y lo emocional, y como
Dios, no ve más que los corazones. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p.
496)
"[...] Una sinfonía expresa al mismo tiempo todas las pasiones y todas
las emociones del corazón humano; la alegría, la melancolía, el amor, el odio,
el espanto, la esperanza, etc., con sus innumerables matices; pero las expresa
siempre de cierta manera, en abstracto y sin especificación; [...]." (Libro III,
cap. XXXIX, p. 496)
"[...] La unión entre la significación metafísica de la música y esta
base física y aritmética se basa en que aquello que contraría nuestra
aprehensión, aquella relación irracional, aquella disonancia, viene a ser la
imagen natural de lo que contraría nuestra voluntad, mientras que la
consonancia, lo racional, que se presta con facilidad a nuestra percepción, es
imagen de la voluntad satisfecha. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p.
497)
"Compónese la melodía de dos elementos: el rítmico y el armónico, que se
pueden también denominar el elemento cuantitativo y el elemento cualitativo, ya
que el primero se refiere a la duración de los sonidos y el segundo a su altura
y a su gravedad. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 499)
"Podemos afirmar que el ritmo es en el tiempo lo que la simetría en el
espacio [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 500)
"[...] la arquitectura aparece en el espacio sin guardar relación con el
tiempo y la música no existe más que en el tiempo, sin relación alguna con el
espacio." (Libro III, cap. XXXIX, p. 500)
"En resumen, la marcha de la armonía consiste en una metódica sucesión
alterna de disonancias y consonancias. Una mera serie de acordes consonantes
sería fastidiosa, pesada y vacía, como el languor, que trae consigo el
cumplimiento de todos los deseos. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p.
504)
"Tal vez se escandalice algún lector viendo que la música, que a veces
eleva tan alto nuestro espíritu, que parece hablarnos de otros mundos mejores al
nuestro, no hace más, según la teoría metafísica que acabamos de exponer, que
halagar nuestra voluntad de vivir, [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p.
505)
Libro
IV
XL
Introducción
509
"[...] En general, todo el que quiera familiarizarse con mi filosofía
debe leer línea por línea todas mis obras, ya que no soy ningún escritorzuelo,
fabricante de manuales abreviados, ni pescador de honorarios; mis escritos no
van tras la aprobación de un ministro, ni mi pluma se guía por miras personales;
no aspiro más que a la verdad y escribo cual lo hacían los antiguos, con el
único fin de asegurar a mis pensamientos una existencia duradera, para que algún
día puedan ser útiles a los que sepan apreciarlos y hallar en ellos materia de
meditación. Por eso he escrito poco, pero lo poco que he escrito ha sido después
de madura reflexión y a largos intervalos, reduciendo a la más estricta medida
las repeticiones a veces indispensables para el encadenamiento, y de las cuales
no puede prescindir ningún filósofo en sus escritos; por eso la mayor parte de
mis pensamientos no están anunciados más que una sola vez. [...]" (Libro IV,
cap. XL, p. 509)
XLI De la muerte y de sus
relaciones con la indestructibilidad de
nuestro ser en sí
511
"El animal vive sin conocer propiamente la muerte, pudiendo decirse que
el individuo goza indirectamente la inmortalidad de la especie, en el sentido de
que se considera eterno. En el hombre, la razón le da la espantosa certeza de la
muerte. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 511)
"[...] puede deducirse que la muerte es, efectivamente, cosa grave, del
hecho de que la vida , por su parte, no es una broma. [...]" (Libro IV, cap.
XLI, p. 513)
"[...] el temor a la destrucción es innato en todos los animales, como el
cuidado de la conservación, y ese temor y no el deseo de huir del dolor [...]."
(Libro IV, cap. XLI, p. 523)
"Llamemos a la puerta de los sepulcros; preguntemos a los muertos si
querrían resucitar; seguramente contestarán que no. Esta es la opinión de
Sócrates en la Apología de Platón; [...]." (Libro IV, cap. XLI, p.
514)
"Admitiendo que el terror a la muerte fuera debido a la idea que tenemos
del no ser, igual terror debería dominarnos al pensar en la época en que aún no
existíamos, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 515)
"[...] Esta ansia de vivir, ¿puede provenir de que habiendo gustado de la
vida la hallamos amable? Indudablemente no, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p.
515)
"[...] A la ilusión que abrigamos acerca de la inmortalidad del alma, se
une siempre la de un mundo mejor, lo
cual demuestra claramente que el nuestro vale bien poco." (Libro IV, cap. XLI,
p. 515)
"[...] Para el conocimiento no hay razón alguna para temer la muerte, y
como en el conocimiento es donde reside la conciencia, para ésta la muerte no es
un mal. No es la parte conocedora del yo
la que teme a la muerte; la fuga
mortis procede sólo de la ciega voluntad de que está lleno todo ser
viviente. Como ya queda dicho, el temor de morir es inseparable de esa voluntad,
porque ésta es voluntad de vivir, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p.
517)
"[...] En cierta medida, todos podemos darnos cuenta de ese estado
durante el cual la conciencia desaparece, recordando el momento en que el sueño
nos vence, [... La] sensación, hasta donde podemos comprobarla, no es
desagradable, hasta el punto de que podemos decir que [...] el sueño es hermano
de la muerte, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 518)
"La muerte, aun cuando ocurra violentamente, no puede ser dolorosa, pues
por lo general no se siente inmediatamente una herida grave; [...]." (Libro IV,
cap. XLI, p. 518)
"[...] la paralización total del proceso de la vida debe procurar un gran
descanso a la fuerza motriz, quizá este descanso contribuye a la expresión de
dulce tranquilidad que se dibuja en la faz de la mayoría de los muertos. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 519)
"[...] la muerte no puede ser un mal, a pesar del temor que nos inspira;
en ocasiones es, por el contrario, un bien que deseamos, una amiga compasiva y
bien venida. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 519)
"Tampoco nos es lícito deducir que por haber cesado la vida orgánica, la
fuerza que había mantenido hasta entonces quedó igualmente aniquilada, [...]."
(Libro IV, cap. XLI, pp. 520-521)
"[...] no tenemos derecho a tomar la cesación de la vida por destrucción
absoluta del principio vital, ni la muerte por la ruina total del hombre. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 521)
"[...] Es mucho más lógico admitir que la fuerza que animó en lo pasado
una vida muy extinguida es la misma que anima la vida hoy existente; esta
conclusión es inevitable." (Libro IV, cap. XLI, p. 521)
"[...] el principio más íntimo de nuestra existencia no puede ser
alcanzado por aquella destrucción la muerte]. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
522)
"[...] la criatura viviente no está condenada por la muerte a una total
destrucción , sino que continúa existiendo con el conjunto de la naturaleza y
dentro de este mismo conjunto." (Libro IV, cap. XLI, p.
523)
"[...] Krischna en el Bahagavat
Gita. Su pensamiento es que la muerte y la vida del individuo no tienen
importancia alguna, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 524)
"Estos organismos [los animales] tan maravillosamente ingeniosos,
entregados por la naturaleza, no sólo a la capacidad del más fuerte, sino al más
ciego azar, al capricho de un aturdido o a la travesura de un niño, ofrecen el
elocuente espectáculo de la indiferencia con que la naturaleza mira su
aniquilamiento; nada pierde ésta con su muerte, bien claro manifiesta que no le
va nada en ello, y que, en todos los casos, el efecto, como la causa, carecen de
importancia. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 524)
"Si nos fijamos en que lo más imperfecto, lo situado en lo inferior de la
escala, en una palabra, el reino inorgánico, permanece intacto, mientras que los
seres más perfectos, las criaturas que viven, con organismos de complicación
infinita y maravillosamente ingeniosos, tienen que renovarse continuamente y
caer, tras corto intervalo de tiempo, en la nada, para dejar paso a otros seres
semejantes que saldrán de la nada para entrar en la existencia; si nos fijamos
en este hecho, veremos que es tan absurdo que no puede admitirse que sea el
verdadero ser y estado de las cosas. No puede ser más que una apariencia
exterior que nos oculta el orden real del mundo; o hablando con mayor precisión,
no es más que un fenómeno condicionado por la constitución especial de nuestra
inteligencia. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 525)
"[...] Platón fundaba acertadamente toda su filosofía en el conocimiento
de las Ideas, esto es, en la facultad de descubrir lo general dentro de lo
particular. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 526)
"[...] nuestra inteligencia, en la que se representa el mundo fenomenal,
tan agitado y mudable, no concibe la verdadera esencia, el último principio de
las cosas, sino únicamente su apariencia [fenómeno] exterior, a la cual yo
agrego que la inteligencia no puede hacer más que esto, porque, en principio,
está destinada a proporcionar motivos a la voluntad, es decir, a servirla en
persecución de sus fines mezquinos." (Libro IV, cap. XLI, p.
527)
"[...] la muerte es para la especie lo que el sueño para el individuo,
[...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 527)
"[...] El cuidado con que el insecto prepara su célula, su agujero o su
nido, y deposita su huevo con provisiones para las larvas que saldrán en
primavera, tras lo cual muere tranquilamente, es idéntico al cuidado con que el
hombre prepara por la noche su ropa y su desayuno para el día siguiente por la
mañana y se va luego tranquilamente a dormir. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
528)
"La mosca que zumba en este momento alrededor de mi, si se duerme por la
noche para comenzar de nuevo su zumbido, o si muere esta noche, y a la primavera
otra mosca salida de algún huevo de la primera se pone a zumbar, todo es en sí
la misma cosa. De ahí que un conocimiento que no considere esto como la misma
cosa, sino como cosas distintas, no es un conocimiento absoluto, sino relativo,
fruto de una inteligencia que no sabe ver más que el fenómeno, pero no la cosa
en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 529)
"[...] la naturaleza no creó la inteligencia para comprender la esencia
de las cosas, sino sólo los motivos, y que su destino es el servicio de un
fenómeno individual y temporal de la voluntad." (Libro IV, cap. XLI, pp.
531-532)
"No hay más que un solo presente, y éste dura eternamente, pues es, la
única forma de la existencia real. [...]" (Nota al pie, p.
532)
"[...] ¡Es preciso ser valientes! ¡Vayamos a buscar la verdad sin
dejarnos influir por prejuicios quiméricos y tomemos la naturaleza por guía!
[...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 534)
"[...] Y donde la voluntad de vivir tiene sus verdaderas raíces y se
manifiesta es en la Idea, en la especie; por eso, sólo la conservación de la
especie importa realmente. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
535)
"[...] La esencia íntima de todo animal, como la del mismo hombre, está
en la especie, y en ésta es donde tiene sus raíces la voluntad de vivir, tan
poderosa y tan activa. En cambio, la conciencia directa existe solamente en el
individuo; por eso le parece ser diferente de la especie, por eso teme la
muerte." (Libro IV, cap. XLI, p. 537)
"[...] Esta misma tendencia de la naturaleza, se manifiesta en el hecho
de que la vis natura medicatrix es
más activa en el individuo cuando la edad le hace más apto para la reproducción;
[...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 538)
"[...] la esencia del mundo es nuestra voluntad; su fenómeno, nuestra
representación. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 539)
"[...] Tratemos de representarnos lo más vivamente posible el tiempo, que
nunca podrá ser muy lejano, en que habremos ya muerto. Nos suprimimos a nosotros
mismos con el pensamiento, dejando subsistir el mundo exterior, y nos
sorprenderemos al descubrir que haciendo esto no cesamos, a pesar de ello, de
estar presentes. Hemos querido representarnos el mundo separado de nuestro
propio individuo, pero el yo es en la
conciencia el elemento inmediato para el cual y por el cual únicamente existe el
mundo. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 539)
"[...] el tiempo en que yo no existiré ya, llegará objetivamente, pero
subjetivamente no puede llegar. Por lo tanto, nadie puede negarnos el derecho a
preguntarnos hasta qué punto cada hombre, desde el fondo de su corazón, cree
sinceramente en una cosa que ni siquiera puede concebir. [...]" (Libro IV, cap.
XLI, p. 540)
"El presentimiento que tenemos de nuestra naturaleza eterna y la
convicción profunda que albergamos todos en nuestro corazón de ser
indestructibles por la muerte, y de la cual dan testimonio las angustias de
conciencia que sobrevienen infaliblemente a la aproximación de nuestro fin,
están íntimamente ligados. Spinoza expresa este concepto en los siguientes
términos: «sentimus, experimurque, nos
œternos esse.» El hombre que reflexiona sólo puede creerse indestructible,
admitiendo que su ser no ha tenido principio, que es eterno, o, mejor dicho, que
no está sujeto al tiempo. Por el contrario, todo aquel que crea que ha sido
creado de la nada, tiene que admitir también que se volverá a la nada, [...]." (Libro
IV, cap. XLI, p. 540)
"[...] La hipótesis de que el hombre ha sido creado de la nada conduce fatalmente a la de su
fin absoluto. En esto el Antiguo Testamento se produce con lógica perfecta, pues
la doctrina de la inmortalidad no encaja con la de la creación de la nada. Si el
Nuevo Testamento enseña la inmortalidad es porque su espíritu y muy
probablemente también su origen vienen de la India, a través de Egipto. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 541)
"[...] Del hecho de que existimos se sigue que debemos existir siempre.
Somos nosotros mismos el ser que el tiempo ha recogido en su seno para llenar el
vacío, y así llenamos la totalidad del tiempo, sin distinción de pasado, de
presente o de porvenir, y nos es tan imposible salir de la existencia como del
espacio. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 542)
"[...] aquello que objetivamente constituye una serie infinita de
tiempos, subjetivamente no es más que un punto, un presente indivisible y
siempre actual; ¿pero quién se da cuenta de esto? En sus lecciones inmortales,
Kant lo expuso con más claridad que nadie, demostrando en ellas que el tiempo es
ideal y que sólo es real la cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
543)
"Al hombre no debería decírsele: «A partir de tu nacimiento empiezas a
existir, pero eres inmortal»; lo que se le debería decir es: «No eres una nada»,
[...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 543)
"[...] ¿Qué razones puedes tener para pensar que las vías secretas que
estuvieron abiertas para conducirte al presente actual no continuarán libres,
abriéndose paso a otro presente, hoy futuro?" (Libro IV, cap. XLI, p.
453)
"[...] el Yo es el gran equívoco de la conciencia, como el punto de
inserción del nervio óptico es el punto ciego de la retina, como la sustancia
del cerebro es insensible, como el cuerpo del sol es oscuro, como el ojo que lo
ve todo no se ve a sí mismo. Nuestra facultad de conocimiento está dirigida
enteramente hacia lo exterior, cosa lógica, siendo, como es, el producto de una
función cerebral, creada únicamente con la mira de la conservación del individuo
[...]." (Libro IV, cap. XLI, pp. 544-545)
"[...] Desear la inmortalidad para el individuo es querer eternizar un
error, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 545)
"[...] la muerte extingue definitivamente la conciencia individual,
[...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 546)
"[...] Para una conciencia cognoscitiva, cualquiera que sea su
naturaleza, no pueden existir más que fenómenos. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
548)
"[...] la conciencia existe en la inteligencia, y he demostrado que ésta
pertenece a la actividad cerebral; es una función orgánica que forma parte del
fenómeno, por consiguiente, y desaparece con él. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
549)
"[...] Todos los filósofos se han equivocado colocando el elemento
metafísico, imperecedero, eterno, del hombre, en la inteligencia, cuando se
encuentra en la voluntad, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p.
550)
"[...] Si el hombre fuese, por el contrario, una inteligencia pura, la
muerte no sólo le sería indiferente, sino apetecible." (Libro IV, cap. XLI, p.
552)
"[...] los filósofos han demostrado en todos los tiempos, y con
excelentes razones desde el punto de vista intelectual, que la muerte no es un
mal; y, sin embargo, no se ha conseguido terminar con el terror que inspira: y
la causa de ello precisamente está en que ese terror no viene de la
inteligencia, sino de la volición. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
553)
"[...] La volición, que constituye nuestro ser, es simple por naturaleza;
quiere únicamente, pero no puede conocer. El sujeto conocedor, por el contrario,
es un fenómeno secundario, que debe su nacimiento a la objetivación de la
voluntad, [...]. Así como la voluntad no conoce, la inteligencia o sujeto
conocedor no sabe más que conocer, pero no querer. [...]" (Libro IV, cap. XLI,
pp. 553-554)
"[...] Lo que es el sueño para el individuo, lo es la muerte para la
voluntad como cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
556)
"[...] Por eso nos vemos forzosamente conducidos a una especie de
metempsicosis, mas con la importante diferencia de que no abarca una fnch
entera, es decir, que no concierne a la inteligencia, sino sólo a la voluntad,
lo cual descarta los propósitos con que se acompaña la doctrina de la
transmigración de las almas. [... La] inteligencia, que es la única dotada de
memoria, es la parte perecedera. El nombre de palingenesia es más exacto que el
de metempsicosis para designar esta doctrina. [...]" (Libro IV, cap. XLI, pp.
557-558)
"[...] Está probado que existe cierta relación entre los nacimientos y
las defunciones, que se manifiesta en la gran fecundidad humana que viene en pos
de alguna epidemia diezmadora. En el siglo XIV, la peste negra despobló gran
parte del antiguo continente; mas después sobrevino una fecundidad
extraordinaria en el género humano y los partos dobles fueron muy frecuentes,
aunque con una extraña circunstancia, que fue que ninguno de los niños nacidos
en aquella época llegó a tener todos los dientes; se conoce que la naturaleza,
obligada a una producción extraordinaria, economizaba en los detalles. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 558)
"[...] En el fondo somos algo que no debiera existir; por eso cesamos de
existir. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 563)
"[...] cuanto mejor es el hombre, menos diferencia establece entre sí
mismo y los demás, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 563)
"[...] Si el hombre fuese eterno, ese carácter invariable le haría
conducirse, siempre de la misma manera. Es preciso que deje de ser él; para que
el germen de su ser pueda salir renovado y transformado. Con este fin rompe la
muerte los lazos de la vida; la voluntad vuelve a ser libre, [...]." (Libro IV,
cap. XLI, p. 564)
"[...] El budhismo la llama Nirvana, que quiere decir extinción [entre
otras]." (Libro IV, cap. XLI, p. 564)
XLII La vida de la especie
566
"[...] la mayor vitalidad del cerebro es siempre simultánea y conexa con
la de las partes genitales e igualmente su decrepitud. [...]" (Libro IV, cap.
XLII, p. 567)
"Castrar a un individuo es separarle del árbol de la especie sobre el
cual crecía, para dejarle secarse aislado, porque tal mutilación trae consigo la
decadencia de las fuerzas físicas e intelectuales. [...]" (Libro IV, cap. XLII,
p. 567)
"[...] el ejercicio abusivo de esta función [la genitalidad] abrevia la
vida de todas las edades, y que, por el contrario, la continencia aumenta las
fuerzas, [...]." (Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"Para mayor claridad de la cuestión consideremos un animal en celo y
durante la cópula. Le veremos desplegar un ardor que antes no mostraba. ¿Qué
pasa en él? ¿Sabe que debe morir y que del acto que realiza en aquel momento va
a nacer un nuevo individuo semejante en todo a él y que ha de reemplazarle?
Ignora todo esto, puesto que no raciocina; pero trabaja con tanto celo por la
perpetuación de su especie como si lo supiera. Sabe que quiere vivir, existir y
expresa el grado máximo de esta volición en el acto genésico; [...]." (Libro IV,
cap. XLII, p. 568)
XLIII Herencia de las cualidades
574
"[...] Estudiando el problema a la luz de nuestra verdad, recordando que
la voluntad es la esencia íntima, la sustancia y la raíz del hombre, y la
inteligencia sólo un elemento secundario, adventicio y contingente, nos será
preciso, aun antes de recurrir a la experiencia, admitir al menos como verosímil
que en la procreación, el padre, como sexo fuerte y principio creador, es quien
da la base, el elemento radical de nuestra vida, y que la madre, como el sexo
más débil y como principio simplemente receptivo, transmite lo que es
secundario, la inteligencia. [...] Esta hipótesis está, efectivamente,
confirmada por la experiencia; pero la comprobación no se hace, como es en la
Física, por procedimientos de laboratorio, sino que resulta, en parte, de
observaciones cuidadosamente llevadas a cabo, y en parte de datos históricos."
(Libro IV, cap. XLIII, pp. 574-575)
"[...] Cuanto más heterogéneas y contradictorias hayan sido las
inclinaciones de los padres, más notorio será en el hijo el antagonismo
interior. [...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 584)
"[...] Si se pudiera castrar a todos los bribones, enclaustrar a todos
los necios, proveer de un harén a todos los hombres de carácter elevado y
proporcionar maridos que fuesen hombres en toda la extensión de la palabra a
todas las solteras inteligentes e ingeniosas, se vería bien pronto surgir una
generación que enclipsaría los tiempos del siglo de Pericles." (Libro IV, cap.
XLIII, p. 585)
"La ley de la naturaleza que exige dos sexos para la propagación,
resultando de ello las alianzas, siempre variadas, de una voluntad con una
inteligencia, pone de esta manera las bases de una vida de salvación. [...]"
(Libro IV, cap. XLIII, p. 587)
"[...] todos los pueblos (con pocas excepciones y estas mismas muy
inciertas) repugan y prohiben el matrimonio entre hermana y hermano; [...]. En
efecto: de una unión entre hermano y hermana tendría que nacer la misma voluntad
con la misma inteligencia, tales como estaban asociadas ya en los padres; sería,
pues, la repetición de un fenómeno existente, sin esperanza de verle
modificarse." (Libro IV, cap. XLIII, p. 587)
"[...] la voluntad, únicamente como cosa en sí; pero en cuanto cosa en sí
no tiene razón; es decir, no admite por
qué. [...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 588)
XLIV Metafísica del amor
589
"Un sentimiento sin arraigo en la naturaleza humana o en contradicción
con ella, un cuento de hadas caprichosamente inventado, no hubiera podido formar
en todos los tiempos un tema inagotable para el genio poético, ni ser aceptado
por la humanidad entera con interés invariable, pues sin la verdad no hay
belleza artística." (Libro IV, cap. XLIV, p. 590)
"[...] ¿serían capaces de negar las personas a quienes me refiero, que si
la mujer que les inspira al presente madrigales y sonetos hubiera venido al
mundo dieciocho años antes la mirarían con indiferencia? (Libro IV, cap. XLIV,
p. 591)
"[...] el instinto sexual, que es una necesidad subjetiva, sabe ponerse
la careta de la admiración objetiva para engañar a la conciencia, pues la
naturaleza se aprovecha de esta estratagema para seguir sus fines. Y aunque esta
adoración tome apariencias ideales y se revista de la forma de una tendencia
objetiva, el designio del amor no es otro que la procreación de un ser
determinado, como lo prueba el que lo esencial para el amante no es el ser
correspondido, sino la posesión, el deleite físico. [...]" (Libro IV, cap. XLIV,
pp. 593-594)
"[...] La generación futura, con entera determinación de todos sus
individuos, es quien está empujando para entrar en la vida, en todas esas
agitaciones y maniobras. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p.
594)
"[...] la mutua repulsión, perseverante y acentuada, entre un hombre y
una mujer, indica que el fruto de su unión sería un ser mal organizado,
desacorde consigo mismo y desdichado. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p.
595)
"[...] En el rostro [el hijo] se parecerá más, por lo general, al padre y
en la estatura a la madre, por virtud de la ley que rige la hibridez en la
descendencia de los animales, y según la cual la talla del feto se regula por
las dimensiones del útero." (Libro IV, cap. XLIV, p. 595)
"[...] De las miradas lánguidas que se cruzan entre los amantes surgen el
germen primero del nuevo ser, que, como todos los gérmenes, queda muchas veces
ahogado antes de desarrollarse. Este nuevo individuo es, en cierto sentido, una
nueva idea platónica. De igual modo que todas las ideas aspiran con vehemencia a
manifestarse, y se apoderan ávidamente de la materia que la ley de causalidad
reparte entre ellas para dicho efecto, esta idea particular de un individuo
humano procura con igual vehemencia y avidez penetrar en la realidad exterior.
[...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 595)
"[...] Las cualidades preferidas [en la elección de una pareja] en primer
término son la salud, la fuerza, la belleza; en una palabra, la juventud, [...].
En esto consiste el espíritu de las grandes pasiones. Cuanto más perfecta sea
esta armonía entre dos seres, bajo todos los aspectos, mayor será su pasión
mutua. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 596)
"[...] Es el egoísmo propiedad tan hondamente arraigada en el individuo,
que los fines egoístas son los únicos con los cuales puede contarse,
seguramente, para estimular la actividad de la criatura individual. [...]"
(Libro IV, cap. XLIV, p. 597)
"[...] la naturaleza sólo cuenta para realizar sus fines [en este caso la
elección de pareja] con el medio de infundir al individuo una ilusión que le haga considerar como su
propio interés el de la especie, de modo que ponga al servicio de ésta la
actividad que cree emplear para la consecución de su propio bien. [...] Una
ilusión es, en efecto, el espejismo de la voluptuosidad, que hace creer al
hombre que la mujer cuya belleza le seduce podrá proporcionarle un deleite mayor
que otra alguna, [...]. Consumado la gran empresa que perseguía [aparearse],
todo amante queda defraudado, porque desaparece entonces la ilusión con que la
especie engañaba al individuo. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, pp. 597 y
599-600)
"[...] El preocuparnos tanto en las cualidades físicas y la escrupulosa
elección [al formarse una pareja] de las mismas no puede ser mera cuestión de
gusto, como cree el individuo, sino que dependen del verdadero fin, del hijo que
ha de engendrarse y en el cual se trata de conservar el tipo de la especie lo
más puro posible. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 598)
"[...] El norte del individuo en este negocio [al elegir pareja] es
positivamente un instinto que trabaja en interés de la especie, mientras el
hombre se figura que persigue la satisfacción del supremo goce individual."
(Libro IV, cap. XLIV, p. 598)
"[...] La naturaleza crea el instinto allí donde el individuo llamado a
obrar no sería capaz de comprender el fin de la acción o no querría trabajar en
pro de ese fin; [...]." (Libro IV, cap. XLIV, p. 599)
"[El] amor, que éste no es más que un instinto, sin otra mira que el hijo
que ha de engendrarse. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p.
601)
"[...] El amor del varón disminuye notablemente con la satisfacción; la
variedad le atrae y casi todas las mujeres le parecen más codiciables que
aquella que ya ha conocido. Por el contrario, el amor en la mujer crece desde
que se entrega, dependiendo esto de los fines de la naturaleza encaminados a la
conservación y, por lo tanto, a la mayor multiplicación posible de la especie.
[...] Consecuencia de esto es que la felicidad conyugal es artificial en el
hombre y natural en la mujer, por lo cual tanto de este punto de vista objetivo,
o sea en razón de las consecuencias, como desde el punto de vista subjetivo, o
sea como cosa contraria a la naturaleza, el adulterio de la mujer es mucho más
imperdonable que el del marido." (Libro IV, cap. XLIV, pp.
601-602)
"[...] Las consideraciones a que adulo [en la elección de la formación de
parejas] son de diversas clases; las hay relativas al tipo específico, a la
belleza; otras tienen por mira las cualidades psíquicas y, por último, las hay
meramente relativas, que tienden a corregir o a neutralizar recíprocamente
alguna imperfección o anomalía en los individuos que han de enlazarse. [...]"
(Libro IV, cap. XLIV, p. 602)
"[...] Lo que los amantes suelen llamar patéticamente la armonía de sus
almas, no es, por lo general, más que esa conveniencia recíproca, relativa a la
formación perfecta de la prole. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p.
607)
"[...] Si venciendo este sentimiento íntimo se contrae un matrimonio de
esta clase para no ofrecer en sociedad el espectáculo de una pareja
desproporcionada, los hijos expiarán este error." (Libro IV, cap. XLIV, p.
608)
"[...] Por eso el genio de la raza, estimulado por la conciencia de que
administra intereses de índole infinitamente más elevada que los que afectan a
la suerte adversa o próspera de los individuos, prosigue su obra con ecuanimidad
sublime en medio del estruendo de la guerra, del tumulto de los negocios, de las
calamidades de la peste y hasta en la soledad del claustro." (Libro IV, cap.
XLIV, p. 610)
"[...] estas grandes pasiones, como todas las demás, no tardan en
extinguirse después de la posesión, con no poco desencanto de los amantes.
También se extinguen por otras razones, entre ellas la esterilidad de la mujer
[...], pues entonces la realización del fin metafísico se hace imposible. [...]"
(Libro IV, cap. XLIV, pp. 611-612)
"[...] ese valor exagerado que se atribuye a la persona amada no puede
fundarse no puede fundarse sobre ningún mérito intelectual ni sobre ninguna
cualidad objetiva y real , puesto que ni siquiera suelen conocerse bien los
amantes, como ocurría en el caso del Petrarca. Sólo el genio de la especie puede
apreciar de una ojeada el valor que tienen un hombre o una mujer para la
realización de sus fines. Por eso las grandes pasiones suelen nacer de repente,
a primera vista." (Libro IV, cap. XLIV, p. 613)
"[...] Las únicas quejas que no avergüenzan a un héroe son las que lanza
por virtud del amor, pues en esas lamentaciones no es él quien se lamenta, sino
la especie. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 613)
"Y no es únicamente la pasión no satisfecha la que puede acarrear un fin
trágico, sino que también el amor satisfecho conduce con mayor frecuencia a la
desgracia que a la felicidad, pues las exigencias de la pasión, satisfecha o no
satisfecha, suelen hallarse en oposición con el bienestar personal del
enamorado, minan su dicha, y no pudiendo conciliarse con todas las demás
relaciones de la vida, destruyen el plan de existencia basado en esas
relaciones. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 616)
"[...] Los antiguos, presintiendo vagamente esta verdad, personificaban
el genio de la especie con Cupido, a quien, a pesar de su aspecto infantil,
describen como un dios enemigo, cruel, de mala fama, como un demonio caprichoso
y déspota que domina a los hombres y a los mismos inmortales. [...] Flechas
mortíferas, ceguera y alas son sus atributos. Las alas simbolizan la
inconstancia, que nace de ordinario al mismo tiempo que la desilusión,
consecuencia de la pasión satisfecha." (Libro IV, cap. XLIV, p.
618)
"[...] Contra lo que esperaba [aquél que ya apareó], no se siente más
dichoso que antes y advierte que ha sido engañado por la voluntad de la especie.
Por eso, todo Teseo satisfecho suele abandonar a su Adriana. [...]" (Libro IV,
cap. XLIV, p. 619)
"Los matrimonios por amor se hacen en interés de la especie, no en
interés de los individuos. [...] Por consiguiente, los matrimonios por amor
suelen ser desgraciados y sirven a la generación futura a costa de la presente.
«Quien se casa por amores, ha de vivir con dolores» dice un refrán español. En
los matrimonios de conveniencia, concertados casi siempre por los padres, suele
ocurrir lo contrario. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 619)
"[...] Pero si en tanto, en medio de ese tumulto, vemos las miradas de
dos amantes que se cruzan, llenas de deseos, ¿a qué esos pasos tan temerosos y
disimulados? ¿a qué tanto misterio? Es que esos amantes son unos traidores, que
están tramando el secreto designio de perpetuar todo aquel conjunto de miserias
y tribulaciones, que sin ellos terminarían y cuya terminación impiden, como
hicieron sus antecesores." (Libro IV, cap. XLIV, p. 622)
"[...] la sodomía, y la caractericé diciendo que era un instinto
extraviado. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 623)
"[...] El que un hecho [la sodomía] radicalmente contrario a la
naturaleza, más aún, un hecho que contraría a la naturaleza en sus miras más
importantes y mas caras para ella, tenga su fuente en la misma naturaleza, es
una paradoja tan sorprendente, que su explicación parece que ha de ser problema
de los más difíciles. Sin embargo, me creo capaz de resolverlo describiendo el
misterio natural en que se funda." (Libro IV, cap. XLIV, p.
625)
"[...] La naturaleza no conoce más que lo físico; no conoce los
principios morales, [...]." (Libro IV, cap. XLIV, p. 627)
"[...] no olvidemos que entre la inclinación naciente y el vicio mismo
hay gran diferencia. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 627)
"[...] a medida que las fuerzas genitales decrecen, están más expuestas a
esta aberración [la sodomía] contra la naturaleza. [...]" (Libro IV, cap. XLIV,
p. 628)
XLV De la afirmación de la
voluntad de vivir
631
"[...] El acto genésico va seguido de una turbación y de un
arrepentimiento particular, sobre todo cuando se consuma por la primera vez; y
ese sentimiento será, por lo general, tanto más pronunciado cuanto más noble sea
el carácter. [...]" (Libro IV, cap. XLV, p. 633)
"Consignaré aquí una observación que afecta a la base misma de mi
doctrina, y es que la vergüenza que inspira el acto genésico se extiende a sus
órganos, aunque los hayamos recibido al nacer como todos los demás. Esta es una
nueva y concluyente prueba de que la voluntad no se manifiesta sólo en forma de
actos, sino que también se manifiesta o se objetiva en el cuerpo humano, el cual
no es otra cosa que su obra, pues ¿cómo podría avergonzarse el hombre de una
cosa que existiera sin su voluntad?" (Libro IV, cap. XLV, pp.
633-634)
"La vida de todas las especies animales, con todos los millares de años
de su existencia, es, hasta cierto punto, un solo instante, pues se compone
únicamente de la conciencia de lo presente, sin la del pasado ni la del
porvenir, ni, por lo tanto, la de la muerte. [...]" (Libro IV, cap. XLV, p.
635)
XLVI De la nada y de los dolores de la
vida
637
"[...] La vida nos engaña continuamente, así en los pormenores como en el
conjunto. No cumple lo que promete, salvo en el caso en que quiere mostrar cuán
poco deseable es lo que deseamos. No da más que para quitar lo que da. El
espejismo de lo lejano nos hace entrever paraísos, que se desvanecen como
ilusiones de óptica, cuando, dejándonos seducir por ellos, corremos en su
persecución. La felicidad se nos aparece colocada en lo porvenir o en lo pasado,
[...]." (Libro IV, cap. XLVI, pp. 637-638)
"[...] la vida es un negocio que no cubre gastos, [...]." (Libro IV, cap.
XLVI, p. 638)
"Sentimos el dolor, la inquietud, el miedo; pero no sentimos la ausencia
de dolor, la tranquilidad. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 639)
"[...] lo que se hace habitual deja de ser goce; pero con el mismo crece
nuestra sensibilidad para el dolor, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 640)
"Cuando empleamos nuestras horas agradablemente, transcurren más de
prisa; pero cuando esas horas son tristes se deslizan con más lentitud, porque
no es la dicha sino el dolor el elemento positivo que se deja sentir, y de la
misma manera perdemos la noción del tiempo transcurrido cuando nos aburrimos y
no mientras estamos divertidos. Ambos hechos demuestran que nuestra existencia
es más dichosa cuando menos la sentimos, de donde se infiere que sería mejor
para nosotros no poseerla. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p.
640)
"[...] Todo es imperfecto y engañoso, todo placer tiene un fondo de
sufrimiento, todo goce es goce a medias, toda alegría lleva en sí algo que la
altera, todo descanso trae nuevas fatigas; los remedios para nuestras miserias
cotidianas y de todas las horas faltan a lo mejor o no están a nuestro alcance;
se hunde bajo nuestros pies el terreno que pisamos; los males grandes y pequeños
constituyen la trama de nuestra vida, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p.
642)
"Por lo general, la norma de las relaciones de los hombres entre sí
consiste en la injusticia, la iniquidad extremada, la dureza de corazón y la
crueldad; lo contrario es la excepción. En esto se funda la necesidad del Estado
y de las leyes, y no en las tonterías que sobre el particular suelen decirse.
[...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 643)
"[...] Por mucho que se pretenda demostrar en contra, el momento más
feliz de la vida de un hombre dichoso es aquel en que se duerme, como el
instante de despertar es el más desgraciado en la vida del hombre feliz. [...]"
(Libro IV, cap. XLVI, p. 643)
"Mi teoría explica esto, mostrando que el principio de la existencia del
mundo carece de razón, es decir, que es una voluntad de vivir ciega, que, como
cosa en sí, no se encuentra sometida al principio de razón, el cual es
exclusivamente la forma del fenómeno y lo único que nos autoriza para plantear
la cuestión del por qué." (Libro IV,
cap. XLVI, p. 644)
"[...] Y si se añade que el hombre tendrá que dar cuenta algún día de
cada momento de su vida, se podrá contestar que él es quien tendría derecho a
pedir cuenta de los motivos por virtud de los cuales se le ha arrancado del
reposo, para colocarle en una posición tan desagradable, tan amarga, tan llena
de tinieblas y tribulaciones. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p.
645)
"[...] el cristianismo del Nuevo Testamento, cuya moral es la del
brahmanismo y del budhismo, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p.
646)
"[...] este mundo es el que se quiere explicar por medio del optimismo,
presentándolo como el mejor de los mundos posibles. El absurdo es evidente.
[...Este] mundo está construido de tal manera, que sólo puede existir con gran
trabajo, y si estuviera un poco peor organizado, no podría mantenerse. Por lo
tanto, un mundo peor, como no podría subsistir, no es posible; luego éste es el
peor de los mundos posibles. [...] Por lo tanto, para un mundo que
necesariamente había de poder existir, éste es todo lo malo que podría ser.
[...]" (Libro IV, cap. XLVI, pp. 646 y 649-650)
"[...] el verdadero Creador del mundo, la voluntad de vivir, [...]."
(Libro IV, cap. XLVI, p. 650)
"[Voltaire correctamente llega a las siguientes tres conclusiones:] 1ª,
el predominio del mal y de la miseria en la vida, predominio del cual estaba
persuadido; 2ª, la necesidad rigurosa de los actos de la voluntad; y 3ª, la
verdad de la máxima de Locke, según la cual la sustancia pensante podría muy
bien ser material. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 651)
XLVII De la moral
654
"[...] la facultad de llorar,
de la cual dije que tenía su origen en un sentimiento de compasión hacia sí
mismo. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 658)
"[...] La pena de muerte es indispensable para asegurar la vida de los
ciudadanos. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 665)
"[...] todo individuo, hasta el más humilde, cada yo, visto por dentro,
desde lo interior, es el todo de todas las cosas; visto por fuera desde lo
exterior, no es nada o casi nada. En esto se funda la gran diferencia entre lo
que somos necesariamente para nosotros mismos y lo que somos para los demás. En
otros términos, este es el origen del egoísmo que cada uno de los hombres
censura en los demás." (Libro IV, cap. XLVII, p. 668)
"[...] el sueño magnético [entiendo por ello al hipnotismo]; cuando llega
a un grado elevado diversos síntomas muestran que existimos fuera de nuestra
persona en otros seres; entre estos síntomas, el más notable es la aparición del
pensamiento de otra persona; a veces el sujeto adquiere la facultad de conocer
lo que está ausente o lejano y hasta lo porvenir; ese estado parece una especie
de ubicuidad." (Libro IV, cap. XLVII, p. 670)
"[...] la magia, en que se
comprenden el magnetismo animal y las curas simpáticas. [...]" (Libro IV, cap.
XLVII, p. 670)
XLVIII
Teoría de la negación de la voluntad de vivir
671
"[...] para obrar como deberíamos sería preciso que fuéramos también como
deberíamos ser. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 672)
"[...] A decir verdad, nuestro único pecado verdadero es el pecado
original. El mito cristiano lo coloca después de la aparición del hombre y
atribuye a éste, además, la ficción de la voluntad libre, cosa imposible; pero
sólo lo hace por vía de alegoría. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p.
672)
"[...] Mientras nuestra voluntad siga siendo la misma, el mundo no podrá
cambiar. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 673)
"El único fin que podemos señalar a la existencia es el de convencernos
de que valdría más no existir. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p.
674)
"[...] el carácter es individual; pero éste desaparece al par que se
produce la negación del querer. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p.
678)
"[...] el estado de negación de la voluntad (Nirvana); pues la afirmación
(Sansara) tiene por forma de manifestación la multiplicidad de los fenómenos.
[...]" (Libro IV, cap. XLVIII, pp. 678-679)
"[...] no existe razón alguna para admitir la existencia de inteligencias
más perfectas que la del hombre, pues vemos que ésta basta para suministrar a la
voluntad aquel conocimiento que la lleva a negarse y anularse, [...]." (Libro
IV, cap. XLVIII, p. 679)
"El místico, a la inversa del filósofo, procede de dentro afuera. Toma
como punto de partida su experiencia interior positiva e individual, en la que
se ve eterno, único, etc.; pero no puede dar parte de todo esto a los demás,
sino por medio de simples afirmaciones, a las cuales hay que dar fe bajo su
palabra; no puede, por tanto, convencer. Por el contrario, el filósofo parte de
lo que es común a todos, del fenómeno objetivo, visible para todo el mundo, y de
los fenómenos de la conciencia interior, tales como se producen en cada
individuo. Su método consiste en meditar y en combinar los datos hallados por
él; puede convencer, por consiguiente. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, pp.
680-681)
"El protestantismo, al rechazar el ascetismo, y su punto principal, la
eficacia del celibato, ha descartado la esencia del cristianismo, y en este
sentido no conserva más que su corteza. [...] Esta puede ser una excelente
religión para los pastores protestantes, hombres acomodados, casados y de luces;
pero no es el cristianismo. El dogma cristiano enseña que los hombres son una
raza culpable por el mero hecho de existir, y cuyo corazón debe suspirar por
redimirse de la existencia; liberación que sólo puede ser conquistada a costa de
los más duros sacrificios y de la renuncia de sí mismo, o se a por una
conservación total de la naturaleza humana. Lutero pudo tener perfectamente
razón desde el punto de vista práctico, es decir, en lo concerniente a los
horrores de que quería purgar a la Iglesia; pero no la tenía desde el punto de
vista teórico. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 695)
"[...] Cuanto más elevada es una doctrina [religiosa], más se presta a
los abusos de la naturaleza humana, inclinada siempre a tendencias bajas y
malas; [...]." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 695)
"[...] En resumen, el catolicismo es, a mi juicio, un cristianismo del
que se ha abusado aborreciblemente; pero el protestantismo es un cristianismo
degenerado. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 696)
"[...] El Espíritu Santo es la negación decidida de la voluntad de vivir;
el hombre, en quien se manifiesta in
concreto, es el Hijo, el cual es idéntico con la voluntad que afirma la vida
y produce el fenómeno del mundo visible, es decir, con el Padre, en el sentido
de que la afirmación y la negación, aunque contradictorias, emanan de una misma
voluntad, igualmente apta para negar o para afirmar, lo cual constituye el único
libre albedrío verdadero. Pero entiéndase bien que no digo esto más que como un
lusus ingenii." (Libro IV, cap.
XLVIII, p. 700)
XLIX El camino de salvación
706
"El único error innato que albergamos, es el de creer que hemos venido al
mundo para ser felices. [...]" (Libro IV, cap. XLVIX, p.
706)
"[...] sería más exacto considerar como fin de la vida el dolor en vez de
la felicidad." (Libro IV, cap. XLVIX, p. 707)
"[...] El Eclesiastés, judío
aún, pero filosófico, dice ya muy exactamente: «La tristeza vale más que la
risa, pues la tristeza corrige el corazón» (VII, 4). [...]" (Libro IV, cap.
XLVIX, p. 708)
"[...] el hombre es, en realidad, el único ser que apura el cáliz de la
muerte, [...]." (Libro IV, cap. XLVIX, p. 710)
L
Epifilosofía
713
"[...] Y como todo nuestro conocimiento, toda nuestra facultad de
concebir las cosas está sujeta a las formas de la inteligencia, tenemos que
deducir que no podemos aprehender nada, sino dentro de las categorías de tiempo,
de antes o después, de alto o bajo, de todo o parte. [...]" (Libro IV, cap. L,
p. 714)
"Podemos comprender el mundo como tal mundo; es un fenómeno, y por lo que
pasa en nosotros, [...] podemos descubrir lo que se manifiesta en el fondo de
este fenómeno, tras lo cual, poseyendo esta clave de la esencia del mundo,
podemos irlo descifrando en totalidad, [...]." (Libro IV, cap. L, p.
715)
"Podemos comprender el mundo como tal mundo; es un fenómeno, y por lo que
pasa en nosotros, [...]. De ahí viene la imposibilidad de concebir la
existencia, la naturaleza y origen del mundo e una manera completa, radical y
enteramente satisfactoria. De esto dependen los límites de mi filosofía como los
de todo sistema filosófico." (Libro IV, cap. L, pp.
715-716)
"[...] En mi filosofía, el mundo no excluye la posibilidad de otra
existencia; [...]." (Libro IV, cap. L, p. 717)
"[...] tanto en mi filosofía como en la de Spinoza, el mundo existe por
sí mismo en virtud de una fuerza intrínseca. [...]" (Libro IV, cap. L, p.
718)
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SCHOPENHAUER,
Arthur: Sobre la voluntad en la
naturaleza (1836), Bs. As., Siglo XX, s/f,
fragmentos.
Compendia:
Eugenio Tait
ÍNDICE
Prólogo
Introducción
Fisiología
y patología
Anatomía
comparada
Fisiología
vegetal
Astronomía
física
Lingüística
Magnetismo
animal y magia
Sinología
Remisión
a la ética
Conclusión
Prólogo
"[...] de las ciencias naturales, que cultivadas en gran parte por gentes
que fuera de ellas nada ha aprendido, amenaza llevarnos a un grosero y torpe
materialismo, [...]." (Prólogo, p. 8)
"A tal punto ha llegado la locura [de la postura materialista[, que se
cree seriamente haber hallado la clave del misterio de la esencia y de la
existencia de este mundo., admirable y misterioso en las mezquinas afinidades químicas. La verdad es que,
comparada con la insania de nuestros químicos fisiólogos, era bien poco la locura de
los alquimistas, que buscaban la piedra filosofal, esperando hacer oro."
(Prólogo, prólogo, Nota al pie de página, p. 8)
"[...] Han comprendido muy bien esos señores que el único medio contra
mis escritos era mantenerlos en secreto para el público, mediante un profundo
silencio y en medio de la gritería que arman, [...]." (Prólogo, p.
11)
"Dos son las razones por las que han odiado tanto mi filosofía los
señores «filósofos de oficio», nombre que ellos mismos se dan ingenuamente. Es
la primera de estas razones la de que mis obras echan a perder el gusto del
público por las frases huecas; [...]. La segunda razón es que los señores
filósofos de oficio no pueden aprovecharse por completo de mi filosofía,
utilizándola en pro del oficio; [...]. Lo que por encima de todo lo
celestial y terreno apetecen son
sus empleos, [...]." (Prólogo, pp. 11-12)
"[...] ¿no es natural que los filósofos de oficio se pongan del humor de
que se pondrían los caballeros de teatro, armados con armaduras de cartón, si se
presentase de repente entre ellos uno armado de verdad y bajo cuyos pasos
temblaran las tablas de la escena? [...]" (Prólogo, p. 13)
"[...] El tiempo, es la condición de la posibilidad de ser una cosa antes que
otra, de tal modo, que sin él, ni se verifica esto, ni lo entenderíamos, ni
podríamos expresarlo con palabras. Y de igual manera la condición de la posibilidad de ser una cosa junto a otra
es el espacio, siendo la estética trascendental la mostración de que estas
condiciones están en nuestra misma constitución mental." (Prólogo, p.
16)
"[...] Tráiganme un aldeano que acabe de dejar el arado, y al momento
dirá que si desapareciesen las cosas todas del cielo y la tierra, quedaría aún
el espacio, y que si todos los cambios cesasen, continuaría aún el tiempo.
[...]" (Prólogo, p. 17)
"[...] ¿Quién no ve que la filosofía universitaria es la antagonista de
aquella otra que se concibe en serio, estando obligada aquélla a detener los
progresos de ésta? [...]" (Prólogo, p. 22)
"[...] A los filósofos se aprende a conocerlos en sus obras y no por
trasuntos y retazos de sus doctrinas, [...]." (Prólogo, p.
24)
Introducción
"[...] no he tenido por qué desanimarme por la falta de adhesión de mis
contemporáneos, ya que sé a dónde se dirige. [...] Mi doctrina no pretende ser
lo que llaman «filosofía de la época presente», [...]." (Introducción, p.
32)
"[...] La verdad, en cambio, puede esperar, porque tiene ante sí larga
vida. Lo pensado en serio y lo de buena ley siguen su curso continuo y lento, y
alcanzan su fin al cabo, como por milagro. [... Sus autores, pocos,] han de ser
tenidos en consideración y estima , ya que en consideración y estima tienen
ellos la verdad. Son los que se comunican unos con otros, mano a mano, por sobre
las cabezas de los ineptos y a través de los siglos. ¡Tan costosa es la
existencia del mejor legado de la Humanidad! [...]" (Introducción, pp.
34-35)
Fisiología
y patología
"El rasgo fundamental de mi doctrina, lo que la coloca en contraposición
con todas las que han existido, es la total separación que establece entre la
voluntad y la inteligencia, [...]." (cap. Fisiología y patología, p.
49)
"[...] En mi doctrina, lo eterno e indestructible en el hombre, lo que
forma en él el principio de vida, no es el alma, sino que es, sirviéndonos de
una expresión química, el radical del alma, la voluntad. La llamada alma, es ya
compuesta; es la combinación de la voluntad con el nouz, el intelecto. Este
intelecto es lo secundario, el posterius
del organismo, por éste condicionado, como función que es del cerebro. La
voluntad, por el contrario, es lo primario, el prius del organismo, aquello por lo que
éste se condiciona. [...]" (cap. Fisiología y patología, p.
50)
"[...] Por dondequiera que llega a su fin la explicación de lo físico
choca con algo metafísico, y dondequiera que esté esto metafísico al alcance de
un conocimiento inmediato, nos dará, como aquí, a la voluntad. [...]" (cap.
Fisiología y patología, p. 60)
Anatomía
comparada
"[el] mismo cuerpo orgánico no es otra cosa que la voluntad dentro de la
representación, la voluntad misma intuida en la forma intelectual de espacio.
[...]" (cap. Anatomía comparada, p. 67)
"[...] la figura (idea platónica) del animal [...]. La evidente
adaptación de cada animal a su género de vida, adaptación que se extiende hasta
el individuo y a los medios exteriores de su conservación, [... Cada] parte del
animal responde tanto a cada una de las partes como a su género de vida, [...]."
(cap. Anatomía comparada, pp. 70 y 74)
"[...] el mundo no se ha hecho con ayuda de la inteligencia, y, por lo
tanto, no desde fuera, sino desde dentro; [...]. No un intelecto, sino la
naturaleza del intelecto es lo que ha producido la Naturaleza. [...]" (cap.
Anatomía comparada, p. 73)
"[...] la cosa [es decir, el organismo viviente como tal,] ha sucedido
como si hubiese precedido a la estructura un conocimiento del género de vida y
de sus condiciones externas, habiendo, en consecuencia, escogido cada animal su
instrumento antes de encarnarse; [...]." (cap. Anatomía comparada, p.
76)
"[...] Así es que [en el animal] su modo de defensa no se dirige según las armas que posee,
sino a la inversa. Esto lo notó ya Galeno (De usu partium anim. I. 1) y antes de él
Lucrecio (V. 1.032-39), [de donde] sino que lo primero y originario es el
esfuerzo por vivir de esa manera, por luchar de tal modo y no de otro, [...]. Ya
Aristóteles expresó esto al decir de los insectos armados de aguijón que «tienen
arma porque tienen ira» (de part.
animal, IV, 6), y en otro pasaje: «la Naturaleza hace los órganos para el
oficio y no éste para aquéllos». El resultado final es que todo animal se ha
hecho su estructura conforme a su voluntad." (cap. Anatomía comparada, p.
77)
"[...] las armas peculiares y los órganos de toda clase que obran hacia
afuera en cada especie animal, no existían en el origen de la especie, sino que
han nacido a consecuencia de los
esfuerzos voluntarios del animal, provocados por la constitución de su ambiente,
por sus propios esfuerzos repetidos, y los hábitos que de ellos brotan, y que
han nacido en el curso del tiempo y gracias a la generación. [...]" (cap.
Anatomía comparada, p. 78)
"[...] Y de aquí el que no pudiera concebir Lamarck la constitución de
los seres de otro modo que en el tiempo por sucesión. [...]" (cap. Anatomía
comparada, p. 79)
"[...] Mas la verdad es que tal animal primitivo es la voluntad de vivir, siendo como tal
algo metafísico y no físico. Cada especie [Idea platónica] ha determinado su
forma y organización por su voluntad propia y a medida de las circunstancias en
que quería vivir, mas no cual algo físico en el tiempo, sino como algo
metafísico fuera del tiempo. [...]" (cap. Anatomía comparada, p.
80)
"[...] es la voluntad lo primario, la esencia en sí, y el animal su
manifestación (mera representación en el intelecto consciente y en sus formas el
tiempo y el espacio) [...]." (cap. Anatomía comparada, p.
80)
"[...] Donde alienta un viviente hay otro para devorarlo, [...]." (cap.
Anatomía comparada, p. 82)
"Así como sendos órganos y armas, ya defensivas ya ofensivas, así también
ha provisto la voluntad a cada forma animal con un intelecto, como medio para la
conservación del individuo y de la especie, [...]." (cap. Anatomía comparada, p.
84)
"[...] el cuerpo animal no es más que su voluntad misma, considerada como
representación, [...]." (cap. Anatomía comparada, p. 91)
"[...] El material de la obra de arte, es, por el contrario, la materia
empírica, informada ya. [...]" (cap. Anatomía comparada, p.
93)
"[...] Este es el sentido de la gran doctrina de Kant, de que la
finalidad fue primeramente traída a la Naturaleza por el entendimiento, que se
asombra luego como de una maravilla de lo que él mismo ha creado. [...]" (cap.
Anatomía comparada, p. 95)
Fisiología
vegetal
"[...] Tengo que hacer notar aquí que lo que entendemos por el concepto
de espontaneidad, si se examina de
cerca, surge siempre de manifestación de la voluntad, de la que no es, por lo
demás, más que un sinónimo. La única diferencia estriba en que el concepto de
espontaneidad se saca de la intuición externa, y el de la voluntad de nuestra
propia conciencia. [...]" (cap. Fisiología vegetal, p. 99)
"[...] El Sr. Dutrochet ha colocado granos de semilla en agujeros que se
habían abierto en el suelo de una vasija cubierta de tierra húmeda, colgando
ésta de la viga de un cuarto. Creíase que había de salir el tallo hacia abajo;
pero no sucedió así, sino que bajaron las raíces al aire y el tallo se alargó a
través de la tierra húmeda hasta que hubo atravesado su superficie superior.
Según el Sr. Dutrochet, toman las plantas su dirección en virtud de un principio
interno y de ninguna manera por atracción de los cuerpos hacia que se dirigen.
[...]" (cap. Fisiología vegetal, p. 100)
"[...] C. H. Schultz en su trabajo, premiado por la Academia de Ciencias
en 1839, sobre la circulación de las plantas, dice que ha hecho germinar
semillas en una caja oscura con agujeros abajo y que mediante un espejo que
reflejaba la luz del sol , hizo que las plantas brotaran en dirección inversa,
el tallo hacia abajo y las raíces hacia arriba." (cap. Fisiología vegetal, p.
100)
"[...] Muy especial para el asunto que tratamos es la siguiente
observación comunicada en el Farmer´s
Magazine y reproducida bajo el título de Vegetable instinct en el Times del 13 de julio de 1848: «Si se
coloca una vasija con agua dentro de la distancia de seis pulgadas a un lado
cualquiera de una calabaza joven o del gran guisante de jardín, el tallo de
estas plantas se irá acercando durante la noche a la vasija hallándose a la
mañana con una de sus hojas sumergida en el agua. [...]" (cap. Fisiología
vegetal, p. 104)
"No quiero dejar pasar inadvertido, por último, que ya Platón atribuyó a
las plantas deseos, epiqumiaz, es decir, voluntad. [...]" (cap. Fisiología
vegetal, p. 107)
"[...] la voluntad no cobra conciencia de sí hasta que aparece la
inteligencia, que es el cuerpo de resonancia de la voluntad, y a la vez el tono
de la conciencia que de ella nace. [...]" (cap. Fisiología vegetal, p.
108)
"[...] a lo que, como la planta, no posee facultad alguna de
representación, lo llamamos inconsciente, [...]." (cap. Fisiología vegetal, p.
109)
"[...] el mundo como
representación, es decir, todo este mundo corporal extendido en espacio y
tiempo, que no puede existir, como
tal, en otra parte más que en un cerebro, [...]." (cap. Fisiología vegetal,
p. 112)
"[...] La completa redención y separación del intelecto de la servidumbre
en que se mantiene bajo la voluntad, es privilegio del genio, [...]." (cap.
Fisiología vegetal, p. 117)
"[...] ¿Por qué un pintor ordinario representa tan mal un paisaje, a
pesar de sus esfuerzos? Porque no lo ve más bello. Y ¿por qué no lo ve más
bello? Porque no está su intelecto lo suficientemente separado de su voluntad.
El grado de esta separación establece grandes diferencias intelectuales entre
los hombres; pues el conocer es tanto más objetivo y exacto cuanto más se ha
desligado de la voluntad; como es mejor el fruto que no sabe al suelo en que ha
nacido." (cap. Fisiología vegetal, pp. 117-118)
"[...] tanto más puramente objetiva se representa el mundo exterior,
hasta que alcanza, por fin en el genio la perfecta objetividad, merced a la cual
surgen de las cosas individuales sus ideas platónicas, [...]." (cap. Fisiología
vegetal, p. 119)
"Otra consecuencia ulterior, empero, de la neta separación una vez ya
establecida en el hombre entre el intelecto y la voluntad y consiguientemente
entre el motivo y la acción, es la engañosa apariencia de una voluntad en cada
uno de los actos. [...]" (cap. Fisiología vegetal, p. 120)
Astronomía
física
"[...] la naturaleza inorgánica [contiene] la verdad fundamental de que
la cosa en sí de Kant es la voluntad, [...]." (cap. Astronomía física, p.
123)
"[...] he sentado yo que se atribuya voluntad a lo no vivo, a lo inorgánico,
pues para mi no es, como hasta aquí ha sido la opinión corriente, la voluntad un
accidente del conocer, y por lo tanto, de la vida, sino que la vida misma es
manifestación de la voluntad, y la perceptibilidad de las manifestaciones de
ésta y no otra cosa la materia misma. Así que hay que reconocer un querer en todo esfuerzo que se saque de
la Naturaleza un ser material y que forme propiamente esa naturaleza o se
manifieste apareciendo en ella. no dándose, por lo tanto, materia alguna sin
manifestación de voluntad. [...]" (cap. Astronomía física, p.
127)
"[...] la más universal de las manifestaciones volitivas, es la gravedad
o peso, [...]." (cap. Astronomía física, p. 127)
"En la manera ordinaria de considerar la Naturaleza, supónese que hay dos
principios, radicalmente diversos, del movimiento, que el de un cuerpo puede
tener doble origen o que surge de
dentro, atribuyéndolo a la voluntad,
o de fuera, naciendo por causa. [...]
Mas yo he de decir aquí [...] que no hay dos orígenes fundamentalmente diversos
del movimiento; [...] sino que ambas cosas son inseparables, [...]. Todo aquello
que en las cosas no se conoce más que empíricamente a posteriori, es en sí voluntad; por el contrario, en cuanto a
las cosas son determinadas a priori,
pertenecen tan sólo a la representación, a la mera fenomenalidad.
[...]" (cap. Astronomía física, pp. 127-128)
"[...]
Así, pues, cuanto más inteligible es una relación, tanto más se mantiene en la
mera fenomenalidad, sin referirse al ser en sí. [...]" (cap. Astronomía física,
p. 130)
"[La voluntad es] lo apriorístico, el ser en sí, lo libre, lo que no
tiene fundamento. [...]" (cap. Astronomía física, p. 130)
"[...] reconocemos esto como causa y como efecto aquello; pero sin saber
nada del modo y manera de cumplirse la causalidad. [...]" (cap. Astronomía
física, p. 133)
Lingüística
Magnetismo
animal y magia
"Cuando apareció en 1818 mi obra capital, hacía poco aún que apareciera
el magnetismo animal. [...]" (cap. Magnetismo animal y magia, p.
145)
"[...] aquel agente tan profundo que, partiendo del magnetizador, provoca
afectos al parecer tan opuestos al curso regular de la Naturaleza que es el de
disculpar lo mucho que se ha dudado de ellos, con terca incredulidad, [... Y]
resulta que tal agente, merced a la gran maestra experiencia, no es otra cosa
que la voluntad del magnetizador.
[...]" (cap. Magnetismo animal y magia, pp. 145-146)
"[...] La verdadera razón de todo esto es que aquí es la voluntad eficaz,
en su originalidad, en cuanto cosa en sí, lo que exige que se excluya lo más
posible de la representación, como campo distinto de aquélla, como algo
secundario. [...]" (cap. Magnetismo animal y magia, p.
148)
"[...] lo propiamente operativo en el magnetizador es la voluntad, no
siendo todo acto externo nada más que un vehículo, [...]." (cap. Magnetismo
animal y magia, p. 148)
"En 1854 he tenido el gusto de ver aquí las extraordinarias ejecuciones
de este género [hipnosis] llevadas a cabo por el Sr. Regazzoni de Bérgamo,
ejecuciones en que era innegable el mágico poder de su voluntad sobre otros, y
cuya autenticidad no puede ser para nadie dudosa, [...]. Según mi observación, cabe explicar casi
todos sus experimentos porque aisla el
cerebro de la médula espinal, o por completo, con lo cual se paralizan todos
los nervios sensibles y motores, produciéndose la catalepsia completa, o
alcanzando la parálisis no más que a los nervios motores, con lo que queda la
sensibilidad y conserva la cabeza su conciencia en un cuerpo muerto. [...]"
(Nota al pie de página, p. 149)
"En el libro precitado [Dresde, Augusta K.: Comunicaciones acerca de la sonámbula
Augusta K. de Dresde, 1843], páginas 115, 116 y 318, se narra, citando
testigos, que esa sonámbula separó la aguja de la brújula una vez 7 grados y
otra 4, repitiendo cuatro veces el experimento, y que la separó sin servirse en
nada de las manos, por su mera voluntad, fijando la mirada sobre la aguja. En la
Revista inglesa Britannia Galignani´s
Messenger del 23 de octubre de 1851, se cuenta que la sonámbula Prudencia
Bernard, de París, en una sesión pública verificada en Londres, obligó a una
aguja de brújula, con meros movimientos de cabeza, a que siguiese a éstos.
Hicieron de jurado (acted as jurors) el
señor Brewster, el hijo del físico, y dos otros señores del público." (cap.
Magnetismo animal y magia, p. 150)
"[...] Una rama de la antigua hay que se ha mantenido patente en el
pueblo, en el ejercicio diario, merced a su beneficioso intento, y es el de las
curas por simpatía, de cuya realidad no cabe dudar. Una de las más comunes es la
cura simpática de las verrugas, [...]. Tenemos, además, que es tan frecuente, y
con éxito, la conjura de la eripsela, que nada cuesta convencerse de ello, así
como la fiebre y otras. [... Aquí] el agente propiamente tal no son las palabras
y ceremonias sin sentido, sino la voluntad del que hace la cura, como en el
magnetizador. Ejemplos de curas por simpatía se hallan en el Archivo de magnetismo animal, de Kieser.
[...]" (cap. Magnetismo animal y magia, p. 153)
"Para poder sonreírse de anticipado al oír hablar de simpatía secreta o
de acción mágica, es preciso hallar al mundo por completo comprensible, cosa que
no cabe le suceda más que aquel que lo mira con superficial mirada, sin
sospechar siquiera que estamos sumidos en un mar de enigmas y de
incomprensibilidades, y que no conocemos inmediatamente a fondo las cosas ni a
nosotros mismos. [...]" (cap. Magnetismo animal y magia, p.
156)
"[...] todas las representaciones que nos ocurren sin nuestra voluntad
(como la de los sentidos) no nos dan a conocer los objetos más que como nos
afectan, quedándosenos desconocido lo que pueden ser en sí, [...]." (cap.
Magnetismo animal y magia, p. 157)
"[...] en todo acto mágico, curta simpática o lo que fuese, la acción
externa (el medio unitivo), es precisamente lo que en el magnetizador son los
pases, no lo esencial, sino el vehículo, aquello por lo cual la voluntad, que es
el único agente propiamente tal, recibe su dirección y fijación en el mundo
corpóreo y entra en la realidad, [...]." (cap. Magnetismo animal y magia, p.
161)
"[...] Pero en la monarquía divina, en que obedece la Naturaleza toda a
uno solo, habría sido idea demasiado osada la de entrar en comercio privado con
él, o la de querer ejercer sobre él señorío alguno. De aquí el que donde
dominaron el judaísmo, el cristianismo o el islam, salió al paso de esa
interpretación la omnipotencia del Dios único, con lo que no podía atreverse el
mágico. No le quedó, pues, más recurso que refugiarse en el diablo, [...]."
(cap. Magnetismo animal y magia, p. 162)
"[...] mi doctrina [dice] de que lo metafísico en general, lo único
existente fuera de la representación, la cosa en sí del mundo, no es más que lo
que conocemos en nosotros con el nombre de voluntad." (cap. Magnetismo animal y
magia, p. 164)
"Ya Roger Bacon, en el siglo XIII, dice: «... Porque, además, si algún
alma maligna piensa fuertemente en la infección de otra, y la desea con ahínco,
tendiendo a ella segura de su éxito, y considerando con vehemencia que puede
dañar, no hay duda de que la naturaleza obedezca a los pensamientos del alma».
(S.
Rogeri Bacon. Opus Mains. Londini,
1733, pág. 25 [ó 254]). [...]"
(cap. Magnetismo animal y magia, pp. 165-166)
"[...] la ley de causalidad
no es más que el lazo de los fenómenos, quedando independientemente de él la
esencia en sí de las cosas, [...]." (cap. Magnetismo animal y magia, p.
176)
"[...] El 4 de agosto de 1856 dirigió la Inquisición romana una circular
a todos los obispos, recomendándoles, en nombre de la Iglesia, que trabajen en
contra del ejercicio del magnetismo animal. [...]" (cap. Magnetismo animal y
magia, p. 177)
Sinología
Remisión
a la ética
Conclusión
"[...] a la filosofía seriamente cultivada le vienen muy estrechas las
Universidades, como todo aquello en que las ciencias estén bajo tutela del
Estado. [...]" (Conclusión, p. 201)
SCHOPENHAUER,
Arthur: El Amor, las mujeres y la muerte,
s/trad., Bs. As., Malinca Pocket, 1964,
fragmentos.
Compendia:
Eugenio Tait
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