WALTER REID Y ESTANISLAO S. CEVALLOS

 

 

 

NOTAS GEOLÓGICAS SOBRE UNA EXCURSIÓN A LAS CERCANÍAS DE LUJÁN

 

 

 

Habiéndose presentado á la “Sociedad Científica Argentina” los señores Breton Hnos., denunciando la existencia en las cercanías de Luján de un depósito de fósiles, en el cual aseguraban existir diez y siete animales de especies diferentes y raras, entre los cuales nombraban el Mega­therium, el León, el Mastodon, el Mylodon, el Perro, el Glyptodon, el Caballo y otros ya estraidos, la Comisión Directiva comisionó á los infrascritos para verificar una excursión al paraje indicado.

 

Hé aquí la presentación:

 

Buenos Aires, Febrero 12 de 1876.

 

Al Sr. Presidente de la “Sociedad Científica Argentina”

 

Los abajo firmados tienen el honor de poner en conocimiento del Sr. Presidente de esa ilustrada Corporación que desde largo tiempo se ocupan en buscar fósiles en esta Provincia, particularmente en el partido de Luján, donde existe un número considerable de estos restos de animales extintos, siendo algunos de ellos completamente desconocidos á la ciencia.

Después de muchas fatigas é investigaciones, hemos conseguido comprobar, en parte, la existencia de las inmensas riquezas casi inapercibidas aun en este territorio.

1º- La zebra fósil, que hemos entregado al múseo público en un estado casi completo de conservacion; el mastodonte, el toxodonte, el megaterio y lo mas notable, hemos hallado en cierto punto cinco animales reunidos, sobrepuestos, siendo el último, que fué hallado á nivel del agua, la cabeza completa del león fósil, perfectamente conservada; los colmillos tienen más de siete pulgadas de longitud, su forma es de media luna y son dentados en su borde interno.

Lo más estraordinario es una punta de lanza ó de flecha que hallamos adaptada á la parte posterior interna de la mandíbula inferior de este león, cerca del oído.

Tenemos que practicar muchas excavaciones aun, pero por falta de recursos nos hemos visto en el caso de paralizar nuestros trabajos y de solicitar la protección de esa Sociedad.

Sería imposible describir la cantidad de fósiles sepultados en aquellos parajes á una profundidad relativamente reducida. Esperamos pues, la protección de esa Sociedad, á la que ofrecemos en cambio  una parte de los infalibles resultados de nuestras pesquisas.

Saludan al Sr. Presidente de la Sociedad Científica con toda consideración.

 

Breton hermanos.

 

 

 

Recibimos las siguientes instrucciones:

 

 

1º- Visitar personalmente los depósitos y constatar la existencia de dichos fósiles.

 

2º- Adelantar una cantidad de dinero para su extracción, en el caso de ser exactos los datos comunicados á la Sociedad.

 

3º- Redactar una memoria sobre la excursión.

 

En cumplimiento de esta comisión, resolvimos salir el día 18 de Marzo. El señor Presidente de la Sociedad obtuvo del señor Ministro de Gobierno de la Provincia una eficaz recomendación para el Dr. Erezcano, Juez de Paz de Luján, la cual nos era indispensable para el mejor éxito de nuestros propósitos.

Llegados á Luján el sábado á la noche, nos presentamos al Dr. Erezcano, quien, informado de nuestra comisión, nos manifestó estar decidido á ayudarnos en todo aquello en que pudiésemos requerir su cooperación, habiendo puesto á nuestra disposición un soldado de confianza y vaqueano de los parajes que debíamos recorrer.

Deseando aprovechar nuestra visita á una persona competente como el Dr. Erezcano y que reside desde largo tiempo en Luján, promovimos una conversación sobre una de las denuncias más interesantes que hacían los Sres. Breton Hnos., á saber:

Que en la parte posterior de la mandíbula inferior del León, habían encontrado clavada una punta de flecha de sílex, la cual nos fué presentada por los denunciantes.

Comenzamos observando que la punta de flecha tenía, á nuestro juicio, un aspecto moderno, pues el silex estaba limpio y diáfano: y que, por otra parte, el trabajo revelaba un estado de progreso artístico muy notable, correspondiente al período neolítico, mucho más moderno que la formación pampeana en que se encuentran los grandes mamíferos.

Agregamos que uno de nosotros había tenido ocasión de examinar, en el museo del Sr. D. Manuel Eguía, otra punta de flecha muy semejante á la presentada por los Sres. Breton Hnos., no solamente por su forma, sino también por el esmero del trabajo. Este ejemplar ha sido dado al señor Eguía como procedente de un pozo de Lobos.

Sin embargo, los datos no eran seguros para admitir la edad que se atribuye á esas puntas de flecha.

Entonces agregamos, que á estas objeciones respondían los Sres Breton Hnos. citando el testimonio del Dr. Erezcano y de otros vecinos que, decían ellos, habían concurrido y firmado un acta en el momento de levantar la flecha del punto en que fué hallada.

El Dr. Erezcano tomó la palabra y nos dijo:

Que hace tiempo él había sido invitado á presenciar aquel acto; pero que cuando él llegó, la flecha estaba descubierta con la cabeza del león, de modo que él no presenció el hallazgo, é ignora si es cierto que efectivamente fué encontrada en la mandíbula á que él la vió adherida más tarde, agregando que en igual caso se encontraban los demás signatarios del acta.

Esta declaración del Dr. Erezcano, que reputamos muy importante, fué confirmada por el Dr. Real, antiguo vecino de Luján, y que formaba parte de la reunión. En seguida el Dr. Erezcano y el Dr. Real nos hicieron varias indicaciones útiles sobre los parajes que debíamos recorrer, aconsejándonos muy especialmente una visita al arroyo Marcos Díaz, afluente del río Luján.

Satisfechos de nuestra visita y agradecidos por las atenciones que recibimos, nos retiramos y formamos nuestro juicio sobre la importancia que debe atribuirse á los descubrimientos de aquellos supuestos vestigios del hombre fósil.

En cuanto al hombre primitivo de Europa, no cabe ya duda que era contemporáneo de los grandes mamíferos estinguidos, como el Elephas Primígenius, el Ursus Spelacus, Felis Spelaea, Rhinoceros Tichorhinus, Cervus Megaceros, etc., como lo prueban los trabajos de Lyell, Lubbock, Boucher de Perthes, Southall y otros.

En Sud América se ha resuelto el problema de la existencia del hombre fósil, habiéndolo encontrado el Dr. Lund en cavernas de las sierras del Brasil.

Juntamente con estos restos han sido hallados huesos de animales correspondientes á la formación cuaternaria, como el caballo fósil.

No puede afirmarse que en nuestras formaciones falte el hombre fósil, porque la naturaleza del terreno llano y generalmente uniforme, no permite con frecuencia el estudio de sus capas inferiores; así como, por otra parte, se conoce la existencia de cavernas con restos humanos, que no han sido exploradas todavía, en varias provincias del Interior y especialmente en San Luis, donde se han hecho descubrimientos de este género en 1875.

Pero, concretando nuestras observaciones al caso de la flecha de los Sres. Breton Hnos., nuestra opinión es decisiva. El trabajo tan artístico de la punta de flecha corresponde, como dijimos, á una civilización ya bastante adelantada.

Es de extrañarse que nunca se hayan encontrado en las numerosas extracciones de fósiles en aquellos parajes otras indicaciones, como restos de alfarería y productos industriales que son tan comunes en los paraderos del hombre prehistórico en este país.

La época paleolítica, es decir, la época de la piedra tallada toscamente, corresponde en Europa á los grandes mamíferos fósiles; y si los señores Breton Hnos. hubieran demostrado que esa punta de flecha es cuaternaria, tendríamos que la época neolítica, ó de la piedra tallada artísticamente, era contemporánea en Sud América de los fósiles cuaternarios, es decir, todo lo contrario de lo que se ha descubierto en las formaciones europeas. Constatada la veracidad de aquella denuncia, las ciencias que estudian al hombre desde su aparición en las capas geológicas, tendrían un gran adelanto con que enriquecer sus anales.

Pero, como las pruebas no satisfacen, pensamos resueltamente que la flecha de los Sres. Breton Hnos. corresponde al hombre fósil.

 

II

 

Al día siguiente, á las cinco de la mañana, nos pusimos en marcha hácia el río de Luján, acompañados por el soldado ya mencionado y por el Sr. Breton. A una legua y media de la villa nos detuvimos para aproximarnos á las barrancas del río, donde el interesado nos anunciaba existir lo que él llama sus canteras fosilíferas. Las barrancas del río Luján en aquel paraje tienen 3 m hasta 5 m de altura sobre el nivel ordinario del agua, que era el estado en que lo vimos. Son generalmente cortadas á pique, y las capas de que se componen presentan un aspecto bastante uniforme.

Cubiertas de vegetación en pequeños trayectos, por lo general, se muestran á la vista completamente desnudas, y permiten apreciar con facilidad la naturaleza especial del terreno y de las capas que, perfectamente definidas, invitan á detenerse á examinarlas.

La capa superior, de un espesor de O m,40 hasta O m,75 , se compone, como en la mayor parte de la Provincia, de una capa de humus, ó tierra vegetal, que contiene una abundante proporción de arena, como todas las capas inferiores que hemos podido estudiar.

La capa subyacente presenta todos los indicios de que se ha formado, depositándose en agua parada.

Contiene numerosos restos de infusorios que no nos ha sido posible clasificar todavía, algunos de los cuales viven ahora en las lagunas.

En la misma capa se encuentran diseminados muchos restos de moluscos, perfectamente conservados en la generalidad. Pertenecen á especies cuya existencia en terrenos semejantes hemos podido constatar personalmente, en varias excursiones que hemos verificado en esta provincia.

En el río de la Matanza se encuentran en la misma formación subsiguiente á la capa de tierra vegetal, corno lo comunicamos á la Sociedad en la Memoria que se ha publicado en la II entrega de los Anales, pág. 89. (Una Excursion orillando el río de La Matanza).

En la Laguna de Chascomús, en el Arroyo de las Conchitas, en el Puente Chico, en San Fernando, en Buenos Aires y en el Río Carcarañal en Santa Fe, existe la misma capa, como lo demuestran los mismos moluscos que allí se encuentran.

Recogimos en el río Luján, numerosos ejemplares de la Ampullaria Canalículata (d'Orb) de diferentes edades, á juzgarlas por el desarrollo de la concha; y muchos ejemplares de Planorbis montanus (d'Orb.) esparcidos en la misma capa, y una especie cuya clasificación no hemos podido hacer todavía. Los moluscos de estas especies viven ahora solamente en aguas tranquilas, y así su presencia en un terreno es indicio de un antiguo arroyo, laguna ó bañado. En algunos parajes esta capa mide desde 0 m,75 hasta l m,25, con la excepción de un punto, del que más abajo nos ocuparemos.

Sigue otra capa de tierra pardo‑amarillosa en unos puntos y parda en otros que eran los últimos que pudimos ver al nivel del agua. La parda difiere solamente de la pardo­ amarillosa en el estado de oxidación del fierro que da á ambos su coloración, debiendo notarse que en las capas que quedan siempre expuestas á la acción de las aguas permanentes se reduce el peróxido de hierro al estado de protóxido por las materias orgánicas que ellas contienen. Este fenómeno se observa al pie de todas las barrancas del río Paraná y de otros puntos que hemos observado, y las obras de salubricación que se practican actualmente en esta ciudad, demuestran que esta acción química no se produce únicamente en la misma orilla de los ríos.

En esta capa se empieza á formar la tosca, que es un producto secundario depositado por infiltraciones de aguas calcáreas.

Una particularidad nos ha llamado la atención por primera vez en estos terrenos.

En la parte superior de la tierra parda, á que nos referimos existen en dos parajes capas delgadas de toscas rodadas, depositadas del mismo modo que los guijarros que arrastran los ríos en la actualidad.

El espesor de estas irregularidades contenidas en la capa principal, varía de 0 m,15 á 0 m,25. El punto en que este fenómeno nos llamó la atención estaba precisamente en la gran cantera fosilífera, en que decía el Sr. Breton haber encontrado tan asombrosa cantidad de restos orgánicos cuaternarios. El aspecto geológico de esta parte de la barranca, cuyo corte adjuntamos, nos indujo á pensar inmediatamente después de examinar con detención las diferentes capas, que allí había sido una depresión del terreno en la época cuaternaria, y que en esta depresión corrían al principio aguas que arrastraron las toscas rodadas.

En épocas más recientes la corriente del agua se ha interrumpido, formándose lagunas, cuyo fondo queda perfectamente señalado por los moluscos que allí hemos recogido.

El terreno cuaternario forma aquí una curva, en cuya sección inferior se encuentra la capa mayor de tosca rodada.

Hemos podido estudiar esta corriente cuaternaria con esmero, porque estaban á la vista dos cortes, á poca distancia el uno del otro, á saber: en el río de Luján y en el arroyo de Marcos Díaz.

Esta circunstancia especial nos ha permitido determinar la dirección de una parte á lo menos del antiguo curso del agua.

Esta dirección es casi recta de Norte á Sud.

El arroyo de Marcos Díaz, al punto en que corta al antiguo alveo, corre del N.‑O. al S.‑E.; y el río de Luján del N.‑E. al S.‑O .

En este mismo arroyo de Marcos Díaz, nos indicaba al Sr. Breton un sitio donde decía haber encontrado restos de Mylodon Robustus.

A pocas cuadras de la desembocadura del arroyo en el Luján, encontramos el paraje indicado.

Emprendimos una excavación bastante extensa y profunda, fiados en la palabra del Sr. Breton, quien aseguraba haber dejado allí mismo los huesos del Mylodon.

Después de dos horas y media de la más prolija investigación, encontramos una vértebra que, suponemos pertenece á la especie Mylodon.

Nada mas fué posible encontrar, á pesar de la extensión del foso que abrimos, resolviéndonos á abandonar nuestras investigaciones en aquel punto, por creerlos del todo inútiles.

Volvimos al río de Luján, y descendiendo á la gran cantera, donde se encuentran las huellas del río cuaternario, invitamos al Sr. Breton á indicar un punto en qué cavar para verificar la exactitud de su denuncia, pues nada veíamos.

Vaciló mucho aquel señor, y al fin indicó un punto en el cual se hizo una regular excavación, que fué suspendida sin haber hallado cosa alguna y por instancias del mismo señor Breton, quien parecía empeñado en que cesaran nuestras pesquisas.

Nuestra opinión sobre este asunto se reduce á lo siguiente:

Los señores Breton Hnos.. han encontrado en aquellos puntos algunos huesos fósiles y suponen que deben existir allí los esqueletos completos; de modo que piden dinero para verificar sus sospechas; y es claro que la Sociedad no debe aventurarse á anticiparles cantidad alguna.

Abandonadas las excavaciones, nos pusimos otra vez en marcha sobre la margen izquierda del arroyo Marcos Díaz, y lo orillamos hasta tres leguas de su desembocadura, donde su anchura se reduce á un metro en el cauce del agua, aunque es mayor de barranca á barranca.

Estas disminuyen en ese paraje y se confunden con la llanura, convirtiéndose también el arroyo en la cañada conocida por de Rocha.

Las barrancas del arroyo Marcos Díaz, son muy parecidas á las del río de Luján.

Donde empieza la cañada de Rocha, la capa superior se compone de una tierra arenosa de formación reciente, pues contiene restos de indios mezclados con huesos diferentes, rotos para extraer la médula. En cuatro puntos diferentes hemos encontrado depósitos bastante considerables de estos huesos rotos; algunos de ellos presentaban indicios de haber sido expuestos á la acción del fuego. Mezclados con los huesos se encontraban fragmentos de alfarería y algunos pedazos de sílex.

En un zanjón formado por las aguas llovedizas y situado á la distancia de tres leguas y media de la embocadura del arroyo Marcos Díaz en el río Luján, hemos hallado en terreno cuaternario, y á una profundidad de dos metros, parte de la mandíbula inferior de un guanaco fósil.

El hueso estaba bastante bien conservado, pero tan blando que hemos tenido bastante dificultad en conservarle entero, sobre todo en las partes envueltas en tosca.

La parte ulterior de la mandíbula falta, y no hemos podido encontrar otros huesos del mismo animal.

Esta mandíbula difiere poco de la del guanaco actual (Auchenia Guanaco), y los dientes son muy parecidos á los que tiene en su museo nuestro consocio el Sr. D. Francisco P. Moreno, y que fueron en­contrados en la orilla de la laguna Vitel, cerca de Chascomús. No conocemos otros restos fósiles del guanaco; no los hay en el museo público de esta ciudad.     

El Dr. Lund, en su descripción de exploraciones hechas en las cavernas del Brasil, habla de restos fósiles de llama y de guanaco, pero no sabemos que partes del esqueleto se han encontrado.

Saludamos al Presidente con toda consideración.

 

Estanislao S. Zeballos – Walter Reid

 

 

 

 

 

 

 

Tomado de: Anales de la Sociedad Científica Argentina, T. 1, Imp. E. Coni, Buenos Aires, 1876.

 

 

 

DONADO POR PROYECTO AMEGHINO