La semilla del Cardo simbolizando la siembra de cultura

Bibliotecas Rurales Argentinas

 

 


La dirección de la cura
en la anorexia
Conferencia dictada el 30 de octubre 1998 en el Centro DOS, Buenos
Aires, Argentina
Silvia Fendrik

Voy a intentar responder a algunas de las preguntas sobre el
tratamiento y la dirección de la cura en la anorexia que
surgieron a partir de la publicación de mi libro Santa Anorexia,
viaje al pais del nuncacomer. Si bien en el libro yo no había
hablado explicitamente de clinica ni de cuál era mi propuesta
para abordar un posible tratamiento de la anorexia, obviamente
ésta existía, y en ella se sostenían las críticas tanto a los
enfoques conductistas como al enfoque psicoanalitico basado en el
famoso "deseo de nada", caballito de batalla en la orientacion
"lacaniana" del tratamiento psicoanalítico de la anorexia.

Veamos ante todo algunas cuestiones preliminares retomando
brevemente algunas de las ideas mas generalizadas acerca de la
anorexia y de su tratamiento analitico en el terreno de la alarma
que atraviesa al llamado psicoánalisis del fin de milenio.

1) La convicción de que no es una "simple" histeria. Se
justifican así la existencia de nuevas patologías, o de
patologías de borde. Sólo que al decir que no es una
simple histeria se produce un malentendido que no deja
de tener consecuencias. Ante todo de diagnostico, ¿qué
se entiende por simple histeria?, y por lo tanto de
tratamiento – qué se entiende por transferencia- En el
malentendido diagnostico se justifican las nuevas
patologias y en el malentendido sobre qué es un
dispositivo analitico entran las llamadas
intervenciones en lo real, reales en lo imaginario,
imaginarias en lo real, o toda suerte de inventos sin
una seria fundamentación clínica ni teórica que tampoco
dejan de tener consecuencias.

2) La convicción de que es necesario un equipo
interdisciplinario dado que se trata de síntomas muy
alarmantes que pueden conducir al paciente a la muerte.
Convicción justificada en las estadisticas, en la
alarma mediatica, en una obviedad del sentido común
–"hace falta comer para vivir" en donde el
psicoanalisis encontraria un obvio límite al tiempo de
comprender necesario para escuchar la verdad del sujeto
atrincherada en el sintoma.

3) Constatamos tambien que la pregunta por la
causalidad inconsciente (o sea por la sexualidad) ya no
orienta casi nunca la escucha analítica, porque se
sabría de entrada, gracias al shibbolet "deseo de
nada", que se trata del rechazo a una demanda materna
devoradora que redujo (y sigue haciéndolo) el deseo a
la necesidad. Los síntomas anoréxicos serían la
solución (defensiva) del sujeto para recuperar o
alcanzar la vía del deseo (de nada)

Voy a intentar desarrollar un poco mas estos tres puntos.

Ante todo veamos la histeria. Creo que es un error difundido
pensar con nostalgia que histericas eran las de antes, como si
las hubieramos conocido personalmente y podamos afirmar entonces
que "esas" ya no existen. La histéricas no son las pacientes
ideales descubiertas y -domesticadas- por el psicoanálisis, que
pagan religiosamente sus sesiones y languidecen sobre el diván
repitiendo incansablemente sus penas de amor o sus dolores de
cabeza o de ovarios.. No lo fueron en la época de Freud , Anna O,
Emmy von N, Dora, y no lo son hoy. Creer que la histérica sólo
busca la falta en el Otro a través de su síntoma para alojarse
allí,es solo un aspecto un tanto ingenuo que olvida esa otra cara
de la histeria en donde se trata a todo costo de no dejar de
"ver" la falta para dejar al Otro en falta, gozar de su falta, no
dejar de ver la falla.. Las histéricas, y en consecuencia el
discurso histérico formalizado por Lacan como partenaire por
excelencia del psicoanálisis, por estructura desafiará todo saber
que funcione como objeto, sea una maravillosa interpretación o un
exquisito alimento. Las histéricas por estructura rechazan todo
saber o toda comida que pretenda calmarlas, domesticarlas. Y lo
harán sin ninguna piedad . Estamos aquí frente a la impotencia, a
la desesperación, a la falta de recursos.. Justamente los
síntomas anoréxicos no producen deseo en el Otro, sino demandas,
imperativos, control, desesperación, impotencia, agotamiento,
como ocurre con la mayoría de los síntomas veramente histéricos.
Nos revelan a un sujeto y un Otro presos en el circuito maldito
de la demanda. El tema del mal, no en términos de enfermedad como
puede considerarlo la medicina, ni de opuesto al "bien" como lo
hace la moral, no ha encontrado aún un espacio claramente
definible en la teoría y en la clínica psicoanalítica. No estamos
en el terreno de la perversión fetichista, llámese zapatito o
brillo en la nariz. Entre otras cosas para eso me sirvió el
libro, para encontrar una continuidad de estructura entre santas,
brujas, e histericas. Pero estamos muy lejos aún de poder
plantear la cuestion del mal en terminos teoricos o
metapsicologicos y no médicos, metafísicos, morales, o
religiosos. Por eso considero imprescindible profundizar mucho
más la investigación que en el libro me llevó a proponer una
continuidad de estructura entre santas, brujas, e histéricas
finiseculares, y a sostener que la anorexia sería una especie de
nexo, de eslabón imprescindible para abordar esas figuras
femeninas del "mal".

Respecto al tema de la transferencia, tengamos sólo en cuenta en
el marco limitado de esta conferencia que es muy llamativo cómo
actualmente se la confunde con la empatia, la simpatia, , la
disposicion a hablar, la "buena onda" Uds. Saben la importancia
de las entrevistas preliminares en la practica lacaniana. Pero
mas aun, Lacan no se ha privado de decirle a más de un paciente
que llevaba diez años en el divan, "recien ahora empieza su
análisis". Fíjense si será complicado el tema! Entre otras cosas
porque no es nada fácil llegar a entender que es el sujeto
supuesto saber y su corolario, el semblant de "a" por fuera de un
dispositivo analítico que lo ponga en acto. Ejemplo: Si una veta
deseante se atrinchera en el síntoma anorexico, el paciente debe
"poner a prueba al analista" ¿Cómo puede saber de entrada que
éste no es un representante de quienes quieren que coma? Sobre
todo si su discurso toma la forma de una denegacion, acompañada
casi siempre por la delegación de esta función en un Otro que
sabe de eso, habitualmente llamado el Nutricionista.

Efectivamente, el trabajo en equipo para que el paciente coma,
dividiendo funciones, y poniendo en acto la antigua dicotomía
mente-cuerpo es inconciliable con una dirección de la cura basada
en la idea de que el sujeto en tanto significante es una unidad.
No es el individuo al que se lo puede fragmentar y abordar desde
distintas especialidades medicas o desde distintos angulos,
físico,, psicologico, social, economico, cultural,etc. Piensen si
no en el tipico caso del niño que llega a un analista como
complemento o descarte, con multiples diagnosticos y presiones,
donde justamente los analistas cuentan con una experiencia que
indica los impasses a los que conduce el trabajo en equipo.

Respecto al deseo de nada, es necesario volver a las fuentes
lacanianas para las que les doy las referencias:

1. En el seminario 2: a nivel del inconsciente no hay un objeto
que especifique el deseo como complemento. Se remite a la
Tramdeutung. El deseo inconsciente que el sueño revelará,
nota Lacan, no se formula como deseo de un objeto nombrable.
Nada aparece allí como imposibilidad de nombrar el
complemento.
2. En la Etica. La función de lo bello como indicador y velo
del lugar del deseo en tanto deseo de nada. También comer
‘el Libro’ como incorporación del significante, no del
objeto. ( clase 22)
3. En " Las relaciones de objeto" nombrará el comer "nada" como
específico de la anorexia mental.

Dejando de lado la dificultad que muestran estas citas de
diferenciar el deseo de nada del deseo a secas, o si se quiere
del deseo de deseo del Otro, nos encontramos con el hecho de que
la fórmula "deseo de nada" se ha transformado en embolsante de la
anorexia, y de alli la imposibilidad de situar la diferencia
conceptual y por lo tanto clínica entre las anorexias donde
predomina el goce y en consecuencia la invitación a un ejercicio
sádico del poder del Amo estilo Aluba y los síntomas en donde
tenemos que extraer la veta del deseo , donde hay una verdad del
sujeto acorralada , arrinconada, que se expresa a través del
síntoma como llamado al Otro en tanto sujeto supuesto saber..

.Para trabajar estas diferencias es imprescindible volver a la
época del retorno a Freud de Lacan, a esos primeros seminarios
donde Lacan repiensa la dirección de la cura a partir de la
interrogacion de los textos freudianos para extraer de alli el
fundamento edipico de la cura freudiana de las neurosis, , y de
los textos posfreudianos, centrados en la relacion de objeto. Es
a partir de la interrogación minuciosa y respetuosa de Freud y de
los pos-freudianos, no lo olvidemos, que Lacan irá construyendo
su grafo del deseo. Ese retorno a Lacan y a su método de lectura
es imprescindible, hoy mas que nunca cuando el bosque y sus
árboles se han vuelto selva, y por ende terreno propicio para
todo tipo de salvajismos en nombre del psicoánálisis..

Resumiendo:

Nada tiene como principal fundamento la relectura de la
Traumdeutung, donde Freud sostiene que el sueño es una
realización de deseos, y donde Lacan demuestra que el rasgo que
especifica la nocion de deseo en Freud es que no tiene un objeto
predeterminado, y esto se ve a nivel del lenguaje, es un deseo
sin complemento de objeto directo. El deseo como revelador de una
posición subjetiva en donde el sujeto está determinado por el
significante y no por el objeto. El objeto es lo que se va
desplazando permanentemente en la cadena significante. Siempre es
deseo de otra cosa. Por eso nada jamás puede ser un punto de
partida para resolver ningún enigma..

Nada también tiene una formulación más precisa, en esta misma
dirección. Es la incorporación del significante como tal, es el
acceso del sujeto a lo simbólico, es lo que permite al sujeto un
más allá de la demanda materna. Es la manifestación del sujeto de
su pertenencia al mundo del significante. Nada es el significante
de la falta en ser del sujeto, de su humanización, de su entrada
en el registro simbólico, del ser en tanto falta-en-ser. Es la
marca de la importancia del simbolo, de la palabra, del
significante, en contra de la prefiguración o la
complementariedad del objeto, es por lo tanto una apuesta al
significante.

Posteriormente, a partir del seminario sobre la angustia, "a" no
es equivalente a nada, "a" es el modo privativo de la falta en
ser propia del objeto, no del sujeto. Nada sigue concerniendo por
lo tanto al significante, no al objeto. Es la posibilidad de
desear, es la positivización del deseo. Nada no es una
prefiguración del objeto "a". "No quiero nada" dice Lacan en el
seminario lV y se corrige inmediatamente,"como nada".

Nada sería entonces el paradigma de la entrada del sujeto en el
deseo, del desafiar la necesidad que establece que es necesario
comer para vivir. De ahí saldrá el comer, la necesidad más básica
como deseo. ¿Quiere decir esto que el sujeto abandona su
naturaleza animal y entra acaso en el mundo del puro_espíritu_?
Si así fuera existiría una teoria lacaniana de la anorexia muy
similar a la que sostenían las santas. Seria una mistica del
deseo puro, más allá de los bienes materiales y morales, como
muchos pensaron que se deducía de Antígona Un más allá del bien y
del mal, una caída en el vacío, una apología del vacío, de la
tragedia, del héroe, del suicidio.

Pero que Lacan, mucho más radicalmente que Freud haya establecido
una separación del cuerpo biológico del cuerpo significante, no
quiere decir que fuera un apóstol, un místico. Sin embargo,
alrededor del "deseo de nada" puede constatarse una cierta
mística, que lleva a identificar a las anorexicas como heroínas,
huelguistas de la posmodernidad, militantes del deseo puro. No
para Lacan. Vale la pena recordar que fue en el caso de un
plagiario que no era tal, el caso de Kris de los sesos frescos,
que Lacan no vaciló en diagnosticar "anorexia mental", alertando
a los analistas que se creen que anoréxicas son sólo las
"vírgenes magras". Vale la pena entonces hacer lo que él hacía
sin imitarlo,o sea interrogar y reflexionar sobre los casos
clínicos, para no caer ni en el estándar ni en la mística, los
dos principales enemigos que acechan desde siempre al
psicoanálisis..

Por ejemplo,si tomamos el caso relatado por Melman en "La
Oralidad", comprobamos que para este consagrado analista
lacaniano, en la anorexia , el falo no es un significante sino un
objeto del que la madre hace o no don a su hija. Por eso se
establecen luchas a muerte, rivales, en el plano de la
femineidad, expresadas en la comida. Y Melman hará de esto un
lugar común generalizable: Son hijas de madres posesivas , donde
se trata de ella o yo, estilo madrastra de Blanca Nieves. Y
continuará su generalización diciendo que no pueden comer sino en
secreto, en ausencia de las madres. Bajo una apariencia
lacaniana, tenemos la dinamica kleiniana de la destrucción de la
madre y su reparación, que conduce al rechazo de la femineidad,
salvo en el plano de la belleza desencarnada, asexual. La
paciente odia a la madre y, por eso los senos se sacrifican. (En
este caso literalmente). Ninguna referencia a la mirada del
padre, y al imaginario que allí se juega para tantas adolescentes
que esconden sus caracteres sexuales secundarios, por
considerarlos precisamente como tales, secundarios.

Melman dirá también, en consecuencia, que la transferencia
analítica es vivida como una traición, por eso abandonan el
tratamiento de golpe. "Ella ( y ellas), las anoréxicas, van a
buscar en el analista, a menudo un hombre, el objeto que desean y
entonces viven esto como una traición a la madre". Evidentemente
aquí la dirección de la cura está centrada en hacerle(s) creer
que el analista tiene el falo, y que ella(s) lo desea(n). Y que
eso puede salvarlas de la Madre. Sin embargo el analista no puede
encontrar ese lugar separador, tercero, porque la paciente
rechaza la explicación del sentido de los síntomas, basada en los
mecanismos de introyección-expulsión..Esto le produce (al
analista) un gran malestar. Finalmente encuentra una solución,la
explicación de la ambigüedad, del equivoco como formando parte de
la palabra misma. Hay que demostrarle a la paciente que tiene
inconsciente.

¿ Qué pasa con la adopción de una técnica cuando no está claro el
deseo del analista? O mejor dicho, cuando está demasiado claro.
Se trata de seducirla con palabras para arrancarla de la madre.
¿A través del objeto o del significante?.

¿Cuál es entonces la propuesta teorica y clinica que Melman
deduce a partir de esto? Pensar la anorexia .como una falla de
estructura en la constitución del sujeto. La cura no podrá
entonces dirigirse a la relación del sujeto con el deseo, porque
se centra en el falo como objeto oral.

El padreanalista , que es de últimas quien verdaderamente cree
tenerlo, tiene que intervenir para romper la estructura dual que
caracteriza a la pareja madre-hija donde el falo es un objeto que
va y viene entre ambas, tanto en el amor como en la guerra. Y el
padreanalista sabe de antemano, y esta vez en nombre de Lacan,
cuál es su misión en ella.

La extrema delgadez de algunas adolescentes y la negativa férrea
a alimentarse "como corresponde" producen una gran angustia entre
quienes comen "normalmente". Lo demuestra la actitud de los
médicos que tratan de sacarse el tema de encima , psicologizando
el problema ‘caprichos, miedo a crecer, enfermedad de moda" , lo
demuestra la difusión en los medios que recurren a las
estadísticas y a los consejos alarmistas. Sin saberlo los médicos
se hacen portadores de la voz materna ancestral " si no comés mi
comida te vas a morir" y recurren al psi de su confianza, más el
especialista en nutrición, más el ginecólogo. Entre la alarma y
el enojo ante esas figuras que parecen desafiar las leyes de la
gravedad, que parecen seres sobrenaturales, o sea que desafían
las leyes de la naturaleza, los médicos no saben bien qué hacer y
lamentablemente delegan su responsabilidad clínica en los
especialistas . Fueron los propios médicos quienes llegaron a
decir, hace no más de un siglo que se podía vivir del aire, o de
la sangre menstrual retenida, y actualmente a estos seres que les
siguen haciendo caer los esquemas ,.los médicos no saben cómo
tratarlos y cómo sacárselos de encima..

Y los medios, multiplicando los dobles mensajes a los que nos
tienen habituados, han logrado por su parte que la anorexia sea
el convidado de piedra amenazador en toda mesa familiar donde una
adolescente se proponga hacer una dieta más o menos estricta para
adelgazar.

Del lado "psi", psiquiatras, psicólogos , psicoanalistas, la
contaminación ambiental y la angustia frente a esos seres
"sobrenaturales"se evidencian en resistencias que precipitan
diagnósticos precipitados y la mayor parte de las veces, también
equivocados.

"Descubierta" por la psiquiatría del siglo pasado, la anorexia
fue asociada a cuadros histéricos graves o considerada un cuadro
en si mismo: anorexia mental, anorexia nerviosa, anorexia
histérica.

También para Freud constituía un síntoma alarmante para el cual
consideraba que el análisis estaba contraindicado. No dejó de
mencionarlo prácticamente en todos los historiales de Estudios
sobre la histeria pero es en una carta a Fliess, el manuscrito G
donde afirma: a) La neurosis alimentaria paralela a la melancolía
es la anorexia. La tan conocida anorexia nerviosa de las
adolescentes me parece representar, tras detenida observación,
una melancolía en presencia de una sexualidad rudimentaria. La
paciente asevera no haber comido simplemente porque no tenía
apetito, y nada más. Pérdida de apetito equivale, en términos
sexuales, a pérdida de la libido. b) Todo está en orden en el
nivel inferior, pero la voluptuosidad no halla acceso al grupo
sexual psíquico debido a sus ligazones en otro sentido (con
repugnancia-defensa); he aquí la anestesia histérica, enteramente
análoga a la anorexia histérica (repugnancia).

En contrapartida en los historiales sólo encontramos en Freud una
actitud conductista o un intento de resolver los síntomas
anoréxicos por el lado de la sugestión hipnótica.

Quisiera insistir a riesgo de ser reiterativa, en estos dos
puntos estrechamente vinculados : por un lado la cuestión
diagnóstica y por otro la dirección de la cura, centrada en el
deseo del analista.

Es necesario reconocer ante todo que cuando se habla de anorexia,
se oscila implícita o explícitamentee neurosis y psicosis y en
esa vacilación se multiplican las confusiones en donde entran las
adicciones, las perversiones,y las nuevas patologías,
psicoculturales, o los ya habituales recursos al borde.

Esto es sin embargo sencillo de explicar: Se olvida que la
histeria tiene muchos bordes, que van desde el síntoma como
llamado al Otro hasta su utilización como escenario de goce donde
todo el mundo se transforma en espectador impotente . Por
supuesto que también podemos aceptar la validez de la nosografía
psiquiatrica de la que aún no hemos terminado de desprendernos
–pero sepamos entonces utilizarla correctamente- y reconocer el
temor al envenamiento que subyace a algunos delirios , o más
comúmente las depresiones con síntomas de abulia y desinterés e
inhibición generalizada, entre los cuales está la pérdida de
apetito, asimilados fácilmente al rubro "trastornos de la
alimentación".

Que la confusión entre lo real y lo simbólico sea la primera
manifestación en el psiquismo de la pulsión oral, debería
alertarnos a los analistas para no hacer diagnósticos anoréxicos
(o bulímicos) sobre la anorexia.

Sabemos que no hay neurosis histérica, por no decir lisa y
llanamente que no hay neurosis que no presente algún tipo de
trastorno "digestivo". El tubo digestivo es una vía regia para la
inscripción del significante en el cuerpo. Pero Freud no se agota
allí . Si lo seguimos rigurosamente recordemos que el dis-gusto
es la manifestación de un típico síntoma histérico. Y no sólo
disgusto alimentario, por sobre todo disgusto sexual, disgusto
con la propia imagen, disgusto con el cuerpo del Otro al que
siempre le sobra o le falta algo en relación al Ideal. A partir
de la enseñanza de Lacan podemos agregar que las histerias que se
manifiestan a través de síntomas orales, muestran que lo esencial
es la significación fálica que ha tomado el objeto oral, en tanto
lo que sale y entra del cuerpo, y no sólo la relación. con un
seno materno omnipresente y devorador Pero tanto para Freud como
para Lacan , la histeria sólo puede escucharse y resolverse por
medio del dispositivo analítico.. Si se responde con el típico
desdoblamiento analista/nutricionista, lo único que se logra es
nutrir , alimentar ,duplicar el síntoma, haciendo obstáculo para
que el deseo atrincherado pueda reconocerse en los significantes
que le abrirán el acceso a otros posibles objetos.

Está demás decir que también debemos aprender a reconocer
aquellos casos en donde el significante fálico no ha operado del
todo como separador entre el cuerpo materno, el Otro primordial,
y el sujeto, donde el ritual alimenticio opera de separador y
recordar que la neurosis obsesiva no es sino uno de los dialectos
que habla la histeria, empobrecida, reducida, muchas veces a la
diet religion .

También las fobias alimenticias en virtud de la significación
fálica que ha tomado el objeto de la fobia en la historia edípica
del sujeto redundan en un empobrecimiento de su universo
simbólico en donde las palabras no encuentran nuevas entradas ni
salidas.

Este breve panorama "diagnóstico"es sólo para advertirnos que lo
que llamamos "nuevas patologías" no son sino un desconocimiento o
un olvido sintomático por parte de muchos analistas, que tal vez
desconfian de las herramientas clinicas y conceptuales del
"viejo" psicoanálisis para conquistar nuevos "mercados".

Intentemos para concluir decir algo más acerca de la dirección de
la cura tomando estas cuestiones preliminares, también como pasos
clínicos preliminares.

Cuando además de la perdida del apetito casi no hay palabras, los
analistas estamos en problemas. Ante todo debemos reconocerlos
para llegar al lugar donde podemos autorizarnos como analistas,
es decir al lugar donde es el discurso del paciente y no el
nuestro el que dice lo que le pasa. ¿Como podemos enfrentar
nuestra angustia para poder escuchar e interpretar la enigmatica
relacion que a traves del sintoma anoréxico el sujeto mantiene
con el Otro y con el objeto? Por empezar reconociendo nuestros
temores y nuestros prejuicios, entre otros los que nos llevan a
decir "no hay transferencia" luego de haber sancionado la alianza
con el nutricionista, o los que nos llevan a asociar libremente
alimento con objeto materno y no con significantes y buscar la
causa en la Madre real.

La experiencia con la que ya contamos y su conceptualización ha
demostrado la fundamental importancia de la ampliacion del
universo simbólico del paciente (y también del nuestro) mediante
un diálogo que incluya historias, testimonios, relatos, cuentos.
Con ellos y a través de ellos le ofrecemos un lugar, un albergue,
más o menos transitorio para alojarse en nuestro deseo de
analistas. En lugar de un silencio o de un activismo por las
dudas, a través de lecturas compartidas nos ponemos a trabajar
las dudas junto con el paciente .

Y también las trabajamos en equipo, pero no al modo de una
supervisión, sino para reflexionar juntos sobre el caso,
construir el caso y ver si es posible darle una direccion
analitica. Para orientarlo y orientarnos. El trabajo con otros
analistas nos sirve para reconocer si las dificultades con las
que nos enfrentamos se deben a la falta de herramientas
conceptuales, al desconocimiento de nuestros propios recursos, a
la insuficiencia de nuestro análisis personal, o a que no es un
analista lo que el paciente está buscando..

Creemos que lo que confunde más que lo que aclara no sirve, por
ejemplo el recurso a las patologías de "borde", y a su corolario,
los equipos interdisciplinarios, dado que siempre trabajamos en
los bordes ,o en las intersecciones de los registros, siempre
estamos "contra las cuerdas", porque como bien sabemos o como
analistas deberíamos saber, nunca estamos totalmente en lo
simbólico, en lo imaginario o en lo real.

Si confiamos en el dispositivo analítico y en su paso a paso,
también podremos reconocer sus límites. Un psicoanalista, nunca
podrá prescindir del tiempo de comprender. Si el paciente o su
familia no aceptan ese tiempo imprescindible para sustraerse al
instante de la mirada mediática e inter o multidisciplinaria
sobre la anorexia, es que el paciente se equivocó de dirección.
Lo importante es que nosotros hagamos lo posible por no
equivocarnos .

Quienes venimos trabajando juntos para orientarnos y para poder
orientar al paciente en la dirección adecuada, -que no
necesariamente es la nuestra- pensamos que no hemos superado a
Freud ni al Lacan de los seminarios en los que interroga a Freud
y a los posfreudianos. La noción de estructura, y de histeria, es
necesaria, puede no ser suficiente, pero es una brújula
necesaria, en sus dos vertientes: lo que no cesa de escribirse,
simbólico, lo que no cesa de no escribirse, real.

Ubicamos el encuentro de un paciente con un analista como la
contingencia que , como en cualquier encuentro amoroso, puede
devenir necesaria. Pero no será la transferencia como empatía,
sino el amor de transferencia, la resistencia, la neurosis de
transferencia, el motor y el obstáculo que harán o no que ese
encuentro sea el único posible para que el paciente cambie su
destino.

La mirada del padre sobre la hija mujer y sus distintas
vicisitudes en la adolescencia, la relación estrecha de la
sexuación femenina con el espejo y la moda/lidad anorexica de la
femineidad, la topología del cuerpo en sus torsiones y
distorsiones, la recuperación textual de la larga historia que
precede la pretendida modernidad de la anorexia de nuestros
tiempos, son algunos de los caminos necesarios que tenemos que
recorrer para que la contingencia del encuentro del psicoanálisis
con la anorexia cese de no escribirse con letras analíticas. Esa
es nuestra apuesta.


http://www.acheronta.org
[Revista Acheronta]
Número 8 - Diciembre 1998

 

 

 

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