La semilla del Cardo simbolizando la siembra de cultura

Bibliotecas Rurales Argentinas

 

 


¿Una neurosis demoníaca?
Jorge Bafico

Introducción

Cuando la locura se presenta no claramente certificada del lado
de la psicosis, sino en los casos de neurosis y perversión (a),
producen por lo general en quien lee esta manifestación un efecto
de confusión, provocando muchas veces una suerte de embrollo en
los diferentes discursos que abordan tal cuestión. La psiquiatría
actual ha resuelto el problema haciendo desaparecer, en el caso
de la neurosis, a la histeria y la obsesión como entidades
nosográficas autónomas por un conjunto de síntomas unificados
bajo la nominación de trastornos somatomorfos en el caso de la
histeria y trastornos de ansiedad en el caso de la neurosis
obsesiva.

Algunas corrientes psicoanalíticas han tomado también una
posición al respecto, abordando el objeto desde una clínica de lo
imaginario, quedando atrapados en la "psicotización" del
paciente. Hoy, exceptuando la enseñanza de Lacan, nos encontramos
con una cantidad de términos que quieren dar cuenta de tal
confusión: borderlines, fronterizos, esquizofrenia
pseudoneurótica, trastornos de personalidad, etc. Esta lectura
basada en la noción post-freudiana de núcleo psicótico hace que
la cuestión del diagnóstico pase a un lugar secundario ya que un
neurótico puede convertirse en psicótico y viceversa, implicando
una serie continua de psicosis a neurosis sin ninguna clase de
frontera.

El caso …

Laura, en ese tiempo una adolescente de dieciocho años, me llama
una mañana para pedir una consulta, mi nombre le había sido dado
por un colega que le manifestó que yo me podría hacer cargo de lo
que le pasaba (este "hacerse cargo" no quedará por fuera de la
posibilidad de tratamiento y será abordado más adelante).

Luego de algunos formalismos me comunica por teléfono que tiene
"visiones" que la persiguen desde hace ya cinco años, de las
cuales no puede escapar.

Laura había tenido varias internaciones psiquiátricas y había
estado medicada durante años con diferentes antipsicóticos:
nueurolépticos muy potentes como el haloperidol y antipsicóticos
atípicos como la clozapina, los cuales no habían tenido
aparentemente ningún efecto, además de hipnóticos para conciliar
el sueño, ya que había períodos en los que casi no dormía, pero
al igual que los antes mencionados tampoco tuvieron los
resultados esperados.

Nerviosa y preocupada, Laura llega al consultorio para su primera
entrevista.

Cuenta que sus problemas comenzaron en el tiempo de la muerte de
su abuela, en ese entonces contaba ya con trece años, a partir de
esa época comenzó a experimentar situaciones extrañas que ya no
pudo controlar. Cuando llegaba la noche y apagaba la luz,
empezaba el terror: una silueta se dibujaba en la penumbra sin
que ella pudiera reconocerla, cuando encendía la luz la figura se
desvanecía por completo. En ese lapso ella atribuye esta cuestión
al producto de su imaginación.

Después de un tiempo, aproximadamente dos meses, las apariciones
tomaron fuerza, la silueta que desaparecía con la luz ya no
necesitaba de la oscuridad. Permanecía aún con la luz encendida.
La figura comenzaba a resultarle familiar, al punto de
transformarse de silueta informe en el contorno exacto de un
hombre con capucha y no sólo visual: el hombre hablaba... le
decía que ella le pertenecía, que había matado a su abuela y que
podía matar a otros integrantes de su familia en la medida que
ella no se sometiera a sus pretensiones.

Primer tiempo de explicación de la muerte de su abuela, este ser
la habría matado y ya planteaba quien era... Lucifer.

Laura me cuenta que al cabo de dos años de esta relación, (¿por
qué no llamarla relación?), el "hombre encapuchado", Lucifer,
comenzó a violarla. Todas y cada una de las noches él llegaba y
abusaba de ella. Las violaciones siempre se producen de la misma
manera, él la ataca cuando ella está durmiendo y la obliga bajo
la amenaza de que si no accede matará a su padre, hombre ya
bastante mayor, el cual sufre de problemas cardíacos bastantes
serios (fue operado del corazón en dos oportunidades).

Laura piensa que Lucifer puede matar a su padre, por lo que ella
siempre accede a sus demandas, no solamente de carácter sexual,
sino que tienen que ver con diversos pedidos como por ejemplo:
que no saliera de la casa, que no escuchara música, etc.

A medida que va historiando su dolor, es que le pregunto que
posibilidades hay de que yo pueda hablar con " Lucifer ". Laura,
entre lágrimas, me dice que eso no es posible, que él siempre
aparece cuando está ella sola, y sabe por lo que los demás le han
dicho, que cuando llora, él se apropia de su cuerpo y que incluso
pierde la noción de lo que está ocurriendo. Después de esta
intervención se produce un silencio, se tapa la cara y su llanto
se vuelve más potente, incluso cambia. Es difícil determinar en
qué sentido, pero varía.

Cuando saca las manos de su cara su expresión es otra. Me mira y
me dice que es el Diablo y que deje ir a Laura. Se levanta y
camina por todo el consultorio, como poseída. Los minutos pasan y
comienza a tranquilizarse hasta salir de ese estado y no recordar
lo ocurrido.

Se sienta y continúa hablando...

Después de un tiempo rompe otra vez a llorar. Nuevamente aparece
la transformación, se pone en pie y camina como buscando algo.
Está nerviosa, fuera de sí. Entonces ve un paraguas en la
biblioteca. Me mira de una forma penetrante. Va hasta el paraguas
y lo oprime con todas sus fuerzas. Con las mismas fuerzas con las
que arremete contra mí...

Algunas cuestiones diagnósticas...

Son varias las interrogantes que surgen con respecto al abordaje
terapéutico, y por lo tanto a la dirección de la cura a seguir,
¿Podemos hablar en este caso de una estructura psicótica o
neurótica?.

De acuerdo a una lectura psiquiátrica son varias las
manifestaciones clínicas que harían pensar en una psicosis
alucinatoria crónica con la posibilidad de una evolución
esquizofrénica. Es clara la importancia de los fenómenos
psicosensoriales: triple automatismo mental en los registros
ideo-verbal, motor, sensitivo y sensorial, alucinaciones, además
de fenómenos de despersonalización, dificultad de conciliar el
sueño, etc.

Sin embargo podemos hacer una lectura diferente, las
alucinaciones psicosensoriales y no exclusivamente auditivas, el
delirio más vivido que pensado y hablado, la ausencia de
desorientación temporospacial, las transformaciones, la
teatralidad de la escena, me hacen pensar en un primer momento, y
sin poder fundamentarlo demasiado, en una histeria delirante.

El diagnóstico diferencial que plantamos como una histeria y no
una psicosis gira en torno a tres grandes ejes que son
características singulares de un tipo específico de histeria que
algunos psicoanalistas llaman Locura Histérica o histeria
crepuscular, la culpabilidad masiva, el drama de lo imaginario y
la importancia de la novela familiar.

La culpa masiva en la locura histérica

Como planteamos anteriormente las crisis de Laura comienzan en el
tiempo posterior a la muerte de su abuela, la única solución que
encontró su familia para abordar esta cuestión era llevarla a ser
"exorcizada", dirían a "sacar sus malos espíritus". Esta practica
tenía un doble efecto: por un lado producía inmediatamente al
ingresar al lugar la transformación de Laura: gritos, insultos,
conversiones, llegando incluso en una ocasión a salir corriendo,
arrojándose debajo de un vehículo. Por otra parte estas crisis
remitían rápidamente, cuando el ejecutor del "exorcismo"
terminaba el mismo la transformación desaparecía.

Llama la atención la brevedad en la duración del delirio,
pudiendo entrar y salir tan prontamente del mismo sin tener
registro. Ha medida que los exorcismos continúan la autonomía de
Lucifer como personalidad independiente aumenta.

Freud plantea que cuando el doble es proyectado fuera del yo,
produciendo un grado extraordinario de extrañamiento inquietante
(b), surgiendo temáticas que se repiten en este tipo particular
de delirio: El diablo, los espectros, los espíritus, los
extraterrestres.

Laura a partir de las siguientes entrevistas ya no delira,
reserva sus crisis exclusivamente al ámbito familiar, la
derivación: "se puede hacer cargo de lo que te pasa" tuvo como
primer efecto que ella realizara lo mismo que hacía en los
templos, su cuerpo se pone al servicio del Otro, explota y se
fragmenta.

El modelo que me propone Laura es el ya explorado por ella: la
eficacia de la sugestión, durante un buen tiempo convive con esta
explicación de estar poseída, los diferentes exorcismos habían
contribuido a enriquecer el delirio, le habían dado vida y cuerpo
a Lucifer.

La relación que se establecía entre Laura y quien ejecutaba los
exorcismos no era muy diferente a cualquier relación donde se
establece un sujeto supuesto al saber (c), J.J. Krees describe a
la eficacia de la técnica de la hipnosis en los casos que ninguna
otra terapia funcionaba, como un "despliegue alrededor del cuerpo
del histérico una palabra que lo rodea, lo guía, lo sostiene
integrando los términos que designan indirectamente su trastorno"
(1)

Indudablemente la eficacia terapéutica de este ritual del
exorcismo es innegable, como ya dijimos la madre era quien la
llevaba, así frente a un público ávido de tal espectáculo la
poseída desplegaba siempre el mismo acto: catarsis, insultos,
bailes y una confrontación con quien dirige el exorcismo,
llegando a la confesión final de los pecados cometidos. El
ejecutor del exorcismo, una vez que la mojaba con "agua bendita",
lograba dirigir su palabra al demonio, liberando a Laura de éste.

Con la confesión y el posterior castigo moral posibilitaba la
desaparición de Lucifer durante un tiempo.

El mecanismo siempre es el mismo: confesión que desemboca en un
castigo y supresión de los síntomas, este ritual tiene la
posibilidad para Laura de articular dialécticamente el deseo del
sujeto con el del Otro.

Laura se encuentra al acecho de manifestaciones del deseo del
Otro que pudiera filtrarse como demandas y lista para satisfacer
tales demandas, para sacrificarse incluso hasta la expiación,
esta es una característica singular de la histeria.

Maleval plantea que la culpabilidad masiva (d) que se observa en
este tipo de histeria, que él denomina histeria crepuscular(2)
surge cuando el juego de la dialéctica del deseo está trabado,
constituyendo uno de los efectos de la vacilación de la
castración simbólica.

Otto Rank fue el primero en esbozar el tema, descubriendo un
fuerte sentimiento de culpabilidad en el origen de la enfermedad,
" impulsando al héroe a no asumir la responsabilidad de ciertas
acciones de su Yo, sino a cargárselas a otro Yo, un doble." (3)

Jaques Lacan también se interroga en este punto " El hombre
encuentra su hogar en un punto situado sobre el Otro, más allá de
la imagen de la que estamos hechos y ese lugar representa la
ausencia en la que somos. Suponiendo que ella se revela por lo
que es, ella es entonces la reina del juego. Se apodera de la
imagen que la soporta y la imagen especular se convierte en la
imagen del doble, con lo que esta implica de extrañamiento
radical."(4)

El drama de lo imaginario

Partiendo de la hipótesis que el delirio histérico esta
conformado por la proyección en la realidad de elementos
reprimidos y por lo tanto en relación al ideal del yo y no
forcluidos o precluídos (e) como en el caso de las psicosis, nos
pone en el centro de la cuestión la aparente doble personalidad
de Laura. Es muy claro que no recuerda lo que sucede cuando
Lucifer aparece en escena.

"En la histeria se trata de un trastorno de la primera
identificación; la imagen especular no pudo funcionar como Yo
Ideal, que va a ser la base del significante del Yo. Trastorno
que consiste en la dificultad para el histérico, de asumir su
propia imagen." (5)

Maleval plantea que a diferencia del discurso psicótico, el
discurso histérico se inscribe en la diacronía, por lo tanto algo
de la o las generaciones anteriores vuelve a ponerse en juego en
la sintomatología de estos pacientes. "En el delirio del
psicótico, el déficit de la dimensión simbólica se revela en una
desestructuración de la cadena significante que puede
manifestarse en palabras cortadas, asociaciones por asonancias,
términos que faltan en la frase, giros o ritmos semánticos
particulares, etc."(6) En cambio en el delirio de Laura que
planteamos como histérico se asiste a una exuberancia de lo
imaginario que no atenta contra los fundamentos simbólicos del
ser hablante. Las sintaxis se encuentra en lo central respetada y
las palabras no se disgregan.

El delirio, que planteamos como histérico, en Laura no tiene el
mismo entramado que el de las psicosis, al no ser el significante
el que habla sino una entidad construida con significantes de la
novela familiar.

En el delirio de Laura se reconocen los mecanismos propios del
sueño, el desplazamiento (la metonimia) y sobre todo la
condensación (la metáfora), estando presente el significante
fálico, que justamente es lo que no ocurre en las psicosis.

El discurso de nuestra paciente a diferencia del discurso del
psicótico, y es en ese punto donde planteamos la neurosis, se
inscribe como ya dijimos anteriormente en la diacronía, algo de
la fantasmática de esta paciente se pone en juego en relación a
la generación anterior.

Laura plantea a partir de las primeras entrevistas una infancia
vivida como miserable, "mi madre me usó toda la vida", nos
presenta a su madre como Lacan llama "El capricho del Otro y su
pisoteo de elefante", relación marcada por la hiperexigencia, el
menosprecio y el abandono real. Por otro lado su padre aparece
como un "inválido" incapaz de oponerse a la palabra materna.

Su familia, especialmente su madre, tiene un lazo religioso muy
fuerte, pertenecen a una secta religiosa dedicada a "liberar a
las almas del poder de Satanás".

"El infans al volverse hacia la madre, ese primer otro, marcado
por el orden simbólico –que es quien le enseña el espejo- para
recibir de ella su aprobación. Allí hay una defección de la
madre, que es lo que va a tornar para el sujeto, imposible asumir
su imagen." (7)

Historias de duelo y locura... ¿ Un delirio compartido ?

En todos los trabajos que hemos leído sobre locuras histéricas de
diferentes psicoanalistas, Victor Tausk, Otto Rank, Karl Abraham,
Ernest Jones, el mismo Sigmund Freud, Jean Claude Maleval, es
llamativo la poca importancia que se le da al entorno familiar de
estos pacientes (f).

"La sola posibilidad de una transmisión de la locura suscita lo
que bien podemos llamar horror" (8), ya que implica la
eventualidad de que el "loco" no se baste a sí mismo y por lo
tanto su delirio no solamente tenga que ver con él, sino
fundamentalmente con su entorno.

El nacimiento de Laura está marcado por el rechazo explícito de
su madre que plantea no poder hacerse cargo de la niña, el padre
(en ese tiempo ya enfermo) entrega a la pequeña beba a su madre,
siendo ésta la que emprende tal tarea.

La madre de Laura, a quien llamaremos María, tendrá varias
internaciones psiquiátricas durante el primer año del nacimiento,
sobre las cuales reina un profundo secreto familiar. La primera
internación había sido después del nacimiento de Laura en donde
María decía que ese bebe era hija del ...diablo. Luego del
nacimiento María pasa cerca de cuatro meses sin ver a su hija,
siendo su madre como ya dijimos quien se hace cargo del cuidado
de la misma.

Las ideas delirantes de María fueron paulatinamente disminuyendo
hasta la muerte de la abuela de Laura, que se produce cuando
Laura tiene trece años, muerte que afectó de una forma muy
profunda a estas dos mujeres.

Laura vivirá sola con su abuela los cuatro primeros años de vida.
En ese tiempo se mudan a la casa de sus padres, pasando a vivir
todos juntos. Es importante señalar que el hecho de que Laura y
María vivieran por primera vez juntas no fue por un pedido de
esta última, sino a raíz de problemas económicos; la abuela
siguió siendo quien se ocupaba de la nieta y además quien
organiza las cuestiones domésticas.

Los recuerdos de Laura en esa época con su madre son muy pocos,
plantea que cualquier cosa que hiciera mal, su madre le decía que
su padre iba a morir, lo cual condicionaba a la niña a hacer
algunas cosas sí y otras no, esto será retomado más adelante en
su delirio..

Las ideas delirantes de Laura se sitúan a partir de ese
acontecimiento real que fue la muerte de su abuela, muerte que es
subjetivada para la nieta como un crimen en el que Lucifer se
convierte en el asesino. En cambio María está convencida en que
Dios le predijo de la muerte de su madre. Este hecho inicia la
serie de contactos con Dios, a partir de los mismos María cree
poder predecir el futuro de la gente, convirtiendo esta
experiencia en el centro de su vida, dedicándose a diferentes
practicas parapsicológicas, las cuales rápidamente se transforman
en el principal ingreso de dinero a la familia.

En el tiempo inmediatamente posterior a la muerte de la abuela,
María hizo "una cantidad de trabajos" a Laura para que los malos
espíritus no le hicieran nada malo, estaba convencida que Laura
era poseída por un demonio, es allí donde comienza el peregrinaje
de ambas por diferentes templos.

En este primer tiempo de la muerte de la abuela aparecerían dos
delirios, no es un co-delirio en el sentido de un delirio
simultaneo entre madre e hija (Foliè à deux), sino que se
presentan como dos delirios engarzados, en una suerte de
contrapunto:


El nacimiento de Laura desata el delirio de María, "Cuando una
locura maternal atraviesa a una mujer, ésta se ve amenazada no en
ella sino en su hijo" (9).

María es perseguida en su hija, justamente porque no ha tramitado
como plantea Lacan el estrago de la relación con su propia madre,
si una hija está retenida como hija no puede ocupar el lugar de
madre, produciéndose allí esta locura maternal.

Marta Olivera de Mattoni plantea que hay por lo menos dos
referencias de Lacan a este estrago, una en 1973: "… el estrago
que es para la mujer, para la mayoría, la relación con su madre,
de donde ella parece esperar más subsistencia que de su padre, lo
que no va con él al ser segundo en ese estrago" (10)

La otra de 1975: "Tengo bastante experiencia analítica para saber
hasta que punto la relación madre-hija puede ser devastadora. Si
Freud eligió acentuar esto, edificar toda una construcción
alrededor de esto, es por algo." (11)

Para María no hay tratamiento de ese estrago en la relación con
su madre. El delirio se desata con el nacimiento pero se exacerba
con la muerte de su madre, poniendo la nominación de madre
nuevamente en primer lugar y poniendo en su lugar la locura,
quizás la única forma de cercar lo imposible de la maternidad.

Notas a pie de página

(a) Lacan llama a la neurosis, la psicosis y la perversión "en el
Seminario sobre la IDENTIFICACION los "tres modelos de la
normalidad".

(b) Esto es lo que define como la sensación de lo siniestro
(Unheimliche).

(c) Esto planteado no es incompatible con la forma de abordaje de
algunas prácticas psicoterapéuticas.

(d) El tema de la culpabilidad masiva aparece en todos los casos
de Locura Histèrica conocidos, para el que quiera ampliar el
tema: Sybil, F:R. Schreiber, ED, Albin Michel, 1974. Una pasión
de transferencia, Marion Milner y el caso Susana, Ed. Manatial,
1991. El delirio histérico no es un delirio disociado, J.C.
Maleval, Ed. Paidós, 1991. Para una rehabilitación de la locura
histérica, , J.C. Maleval, Ed. Paidós, 1991.Escritos
psicoanalìticos, Victor Tausk, Ed. Gedisa, 1994. Un viaje a
través de la Locura, Mary Barnes, Ed. Martinez Roca, 1985.

(e) Es Ricardo Landeira quien ha marcado esta diferencia ya que
plantea que el termino forclusión es tomado de la Jurisprudencia
Francesa correspondiendo para la nuestra el término Preclusión
que es su equivalente en la Jurisprudencia Uruguaya

(f) Para muestra un botón, leer el trabajo "El delirio histérico
no es un delirio disociado" de J.C. Maleval, Locuras histéricas y
psicosis disociativas, Ed. Paidos, Buenos Aires, 1991

Notas

1. J.J. Kress, Hypmose et hystèrie, Perspectives
psychiatriques, Internet .
2. Jean Claude Maleval, Las histerias crepusculares, publicado
en "Vicisitudes de la Histeria", Ed. Manantial, Bs. As.
1989, pag 20.
3. Otto Rank, El doble, Ed. Agalma. Bs. As, 1995
4. Jaques Lacan, Seminario La Angustia, inédito, sesión del 23
de enero de 1963.
5. Edgar Cabral y Lía Quijano, Reflexiones sobre la
diferenciación entre locura histérica y psicosis
disociativa, publicado en Histeria y Obsesión, Ed.
Manantial, Bs. As. 1990, pag. 125.
6. Jean Claude Maleval, Locuras histéricas y psicosis
disociativas, Ed. Paidos Bs. As. 1991, pag 94
7. Edgar Cabral y Lía Quijano, Reflexiones sobre la
diferenciación entre locura histérica y psicosis
disociativa, publicado en Histeria y Obsesión, Ed.
Manantial, Bs. As. 1990, pag. 125.
8. Jean Allouch, Littoral 9, Tres faciunt insaniam, Las
psicosis, Ed. La torre abolida, Córdoba 1993, pag 141.
9. Marta Olivera de Mattoni, Objeción a una locura maternal,
Litoral 15, El saber de la Locura, Ed. Edelp, córdoba, 1993,
pag. 45
10. Jaques Lacan, L´etourdit, Scilicet 4, París, Seuil, 1973,
pag. 104.
11. Jaques Lacan, Conferèrences et entretients, Silicet 6/7.
Paris, Ed. Seuil, 1975 pag. 14


http://www.acheronta.org
[Revista Acheronta]
Número 9 - Julio 1999

 

 

 

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