La semilla del Cardo simbolizando la siembra de cultura

Bibliotecas Rurales Argentinas

 

 


Del síntoma al sinthome:
El nudo borromeo
Margarita Mosquera Zapata

¿La repetición es una escritura de lo real del goce en lo
simbólico del síntoma o, visceversa, de lo simbólico del síntoma
en lo real del cuerpo?.

El síntoma es lo que se repite.

En sus tres tiempos, lo que se repite a través del síntoma, marca
una trayectoria, quizá el bordear de un vacío.

El síntoma tiene un trayecto y otro más:

1. Goce. Vacío puro. Mundo del caos
2. Repetición. Un trazo
3. Sentido. El cero, un nombrar.
4. Articulación al A. Otro del deseo, Otro del sexo, Otro de la
cultura., ingreso en la cadena significante.

Pero creo que aquí este trayecto se continúa como en espiral,
atravesado por la lógica del trabajo de lo inconsciente.

1. Tiempo del Intuir, tiempo de la mirada.
2. Tiempo del Comprender
3. Tiempo del Concluir.

Los primeros cuatro, serían los tiempos de la constitución del
sujeto y, ¿por qué no de la cultura humana, misma?.

¿Síntoma es distinto de Goce?. Pareciera que sí y a la vez que
no. En el síntoma hay del goce. El goce en el síntoma es lo real
del síntoma, tal que: GOCE, SÍNTOMA, PRODUCIDO, serían los
tiempos de un trayecto.

Pero el Goce se distingue del síntoma en que está separado del
Otro: Otro del sexo, Otro de la cultura, Otro del deseo.

Quizá el núcleo gozón del síntoma es lo que impone a la
repetición. Hay de la repetición en el síntoma porque en el
síntoma hay del goce, hay del Uno y a la vez del falso Uno
(parodiando "il y a de l´un" et "y a de l´un".).

Si vamos a Freud en su conferencia 32 de introducción al
psicoanálisis, encontramos que a la compulsión de repetición
subyace la pulsión de muerte. Pulsión que intenta conservar un
estado previamente alcanzado en el momento mismo en que el estado
es perturbado en su avance. Tal movimiento, dice Freud, se basa
en el imperio de lo inorgánico. El nuevo estado, vital, perturba
el estado de reposo propio de lo inorgánico, y hace nacer de este
último una pulsión de conservación.

Pero la pulsión de conservación, no solo participa de la muerte,
del estado de reposo, sino que también eros se sirve de ella.

Hay que ir entonces a las mezclas y desmezclas pulsionales, al
cómo en cada sujeto unas y otras se anudan, organizan e
instituyen determinando el destino.

El goce obstaculiza que del síntoma en su trayecto, el sujeto se
constituya, poniéndolo a repetir. El goce impide que del síntoma
el sujeto vaya hacia el "hay del A", Hay del Uno. El goce al
estar separado del Otro, hace un mensaje falso "y a de l´un".

¿Será que es este núcleo del goce en el síntoma o en el delirio,
a lo que apunta la frase "equívoco del nudo" y allí mismo en ese
núcleo se instaure un sinthome luego del pasaje por los avatares
del acto analítico?

¿Lo propio de la clínica sería apuntar a lo que hay del goce en
el síntoma entonces, y a convencer al sujeto de que ese goce del
síntoma tiene algo que decir, que tiene un sentido, esto es
propiamente hablando, hacer de un síntoma, un síntoma analítico,
un síntoma analizable?. Ese sentido otro, esa manera otra de
amarrar los significantes, propia del acto analítico, es lo que
entra en calidad de Sujeto supuesto Saber cuando al sujeto no le
queda otra salida que la de su entrada.

El síntoma pues, queda dicho entre líneas, es una manera de
amarrar los significantes que constituyen al sujeto (cuatro
primeros tiempos nombrados al inicio de este texto). Una manera
de anudar los tres registros: lo simbólico, lo imaginario y lo
real (tres segundos tiempos nombrados al inicio de este texto).
Quizá a esto apunta la expresión "el equívoco del nudo".

¿El goce acaso entonces tiene sus significantes?. No y sí. No,
porque si los tuviera ya no sería goce, y sí pues bordea, bordea
siempre lo mismo, el objeto a nunca rehallar, sea que el trabajo
de lo inconsciente, logre fantasmatizarlo o no, es decir que ese
goce adquiera un nuevo estatuto bajo la égida del fantasma,
manera única posible para que el yo lo soporte. El fantasma es el
soporte del deseo. Y ¿qué relación hay entonces entre deseo y
goce?, ¿Es que el fantasma anuda deseo y goce?

Habría pues que descifrar, leer, eso que el goce bordea,
reconocer sus puntos de marca del trayecto. ¿Cómo? Habría una
pregunta. ¿Qué es lo que el síntoma repite?.

Quizá el goce es lo que permite que el síntoma en tanto que tal,
bordee el vacío. El bordear el vacío permite a su vez marcar un
posible anudamiento: a. El síntoma entonces es la manera de este
anudamiento. a marca el circuito de la pulsión y la articulación
del Sujeto al Otro del sexo. Para que haya síntoma entonces es
preciso que en tal articulación haya algo del equívoco. Un
equívoco que marca la relación del sujeto con su deseo. La
relación del sujeto con el A.

Lo real sería entonces, aquello que aún no está articulado al A,
y que repite gozonamente bordeando un vacío: el circuito de la
pulsión. Lo real es lo que imposibilita el amor, es decir, al
síntoma del partenaire, pues si del goce articulado al Otro de la
demanda produce síntoma, del goce articulado al Otro del sexo,
también, pero obviamente en otro nivel del discurso, en el nivel
de lo simbólico.

Con lo que tendríamos que decir, en el orden ideal, por lo lineal
de una serie con la que se inició esta elaboración que, del deseo
al Sinthome hay todo un mundo. Se pasa por el síntoma hecho de
las identificaciones especulares al Sinthome borromeano, hecho
quiza de retazos de palabras arrancadas a la historia del
abecedario particular.

Durante el tiempo del estadio del espejo, hay de la repetición en
las identificaciones. Yo-ideal-yo, algo se repite. Eso que dice
del cómo está estructurada la satisfacción del deseo y por ende
el deseo mismo. En este tiempo el deseo trata de una satisfacción
pulsional. El sujeto en el lugar del objeto, goza. Esta última
frase me pregunta, pues.... ¿cuál es el goce del analista si su
lugar es el de semblante del objeto a?

Un síntoma analítico es la posibilidad de que ESO pase por el
tamiz de la palabra, tal que, de la actuación sintomática pasando
por el Acto de la palabra, se alcance un nuevo y variado sentido
de lo mismo.

El cernir por el tamiz de la palabra lo que hay del goce
posibilita el saber sobre el goce. De este saber siempre queda un
resto, y curiosamente, a la vez un sujeto; pues hay una
desmezcla, una separación de dos órdenes diversos: desmezcla
pulsional. El resto finalmente es un vacío que en tanto que tal
es estructurante. Del cernir queda, entonces, un a, y un "S". S,
que representa la inscripción de un real en la cadena. Es lo que
se denomina Articulación Significante. Un S que ha sido inscrito
por la repetición (goce) y escrito por el tamizado de la palabra,
en una cadena articulada a la cultura. Y un a causa del deseo. El
sujeto igual, lo mismo queda en el lugar de un vacío. Un vacío al
que podremos llamar en tanto que estructurante, objeto a, u
objeto causa.

El objeto a, ese resto a elaborar, es causa. Causa del deseo.
¿Sinthome?

El trabajo analítico se constituye, desde la a-puesta al trabajo
en la a-puesta por la palabra, en la manifestación, en la
emergencia de la relación de un sujeto ya no al objeto sino y
desde allí al Otro del significante, y su producto es el paso de
una a otra posición subjetiva.

Esta es la vuelta de tuerca, no es que lo real no siga bordeando
el vacío, es que el vacío ahora es imposible de ser colmado con
objeto alguno. El vacío en tanto tal es objeto causa. El producto
es simple, pero no está por demás. Varía el sentido. El cambio
del sentido de ese síntoma primero, no es un variar simple y
llano, sino y tal como cuando en el chiste escucho otra cosa a mi
pesar, el cambio en la posición subjetiva posibilita escuchar y
relacionarse con la vida de muy otra manera. El sujeto con su
deseo es palabra y ya no goza, aunque goza por supuesto.

El es el rey y su mujer la reina, es la frase del cuento "la
bella durmiente del bosque", pasar de uno a otro sentido es la
tarea del principe y la princesa.

El vacío es rey y su bordear objeto causa, reina.

El falo en tanto que simbólico es el significante que nombra ese
vacío: Es decir, la falta.

La falta precisamente es lo que repite y determina que esta es
otra manera de gozar.

El síntoma es entonces el equívoco del nudo y el sinthome su
suplencia, para todos, sea cual sea la estructura. Ahora bien,
¿acaso este Sínthome es posible en todos los casos? ¿Cómo en caso
de que así sea?.

La pregunta que preside a este texto no ha sido respondida, quizá
el paso por lo imaginario y el fantasma es preciso para acercarse
a alguna posibilidad de respuesta. Entre líneas otra pregunta es
por el término "equivoco del nudo". Me parece que si bien el
síntoma es parte del equívoco del nudo, en el síntoma hay del
goce y esto del goce es parte del equívoco en la psicosis. El
equívoco del nudo, como "il y a de l´Un" et "y a de l´un" dice
tanto del síntoma neurótico como de la psicosis. La posibilidad
de acercamiento a la posibilidad de una respuesta sobre la
significación de este término tiene que pasar por el trabajo
sobre la psicosis.

El avance que me permito tras este texto es que tanto el síntoma
como el Sínthome, anudan.

Por lo que respecta a la pregunta inicial, Lacan lo dice
claramente en Sínthoma, lo simbólico atraviesa lo real, la
repetición por lo tanto es la manera.


http://www.acheronta.org
[Revista Acheronta]
Número 9 - Julio 1999

 

 

 

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