La semilla del Cardo simbolizando la siembra de cultura

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De la "locura razonante"
al "trastorno delirante"
Notas sobre la historia de la Paranoia
Gerardo Raúl Herreros

Sumario

Introducción
Historia del término Paranoia
Paranoia, delimitación del concepto

Psiquiatría Alemana
La paranoia en Kraepelin
Psiquiatría Francesa (hasta Kraepelin)
Los delirios
Las constituciones

Después de Kraepelin

¿El gran mito Kraepeliniano ?
Las clasificaciones internacionales

Conclusiones
Bibliografía

------------------------------------------------------------

Introducción

Desde Pinel a las actuales clasificaciones, se describe un cuadro
clínico caracterizado por un sistema delirante más o menos
sistematizado y lógico, de evolución crónica, pocas alucinaciones
y sin evolución deteriorante, que Kraepelin ha estructurado con
fuerza bajo el nombre de Paranoia.

Si bien el término fue utilizado desde la antigüedad,
el concepto de Paranoia, tal como lo conocemos ahora,
fue delimitado entre el último cuarto del siglo XIX y el primero
del actual.

En el siglo XIII, los árabes ya mencionaban un cuadro clínico
similar a la Paranoia sin llamarla de este modo, pero el
paradigma lo constituían personajes de la literatura e
históricos; así se dice que eran paranoicos Otelo y Don Quijote,
como también Schumann, Rousseau y Mozart, de quien se dice que
escribió su "réquiem" pensando en un complot para matarlo.

En este trabajo, abordaremos lo imprescindible de la
psicopatología y centraremos la atención en el desarrollo
descriptivo del concepto en dos escuelas: la alemana y la
francesa; dejando un poco de lado los importantes aportes de la
escuela italiana y la anglosajona, hasta llegar apenas a la
psiquiatría moderna con sus clasificaciones internacionales.

Por otro lado, excede los alcances de este escrito, el desarrollo
de la Paranoia en el campo analítico, que pensamos avanzó por el
lado psicopatológico, entre otros, allí donde la psiquiatría
había hecho tope. A partir de Freud y fundamentalmente con el
psicoanalista francés J. Lacan, se dará nuevo impulso a esta
estructura.

En el cuadro adjunto (cuadro 1) se resume por escuelas, la
evolución del concepto y los cambios de nombres de entidades
aparentemente afines a la Paranoia kraepeliniana, sin llegar,
como siempre, a haber una exacta analogía y debiendo tener en
cuenta toda la discusión "delimitatoria" posterior.

Historia del término paranoia

Proviene del griego n o e v , pensar, comprender y p a r a ,
término polisémico que significa "al lado" o "a lo largo de...".
Se lo utilizaba como sinónimo de locura. Su uso se remonta a
Hipócrates, pero correspondía más al habla cotidiana que al
lenguaje técnico.

El idioma alemán es el primero que lo toma, ya Vogel lo utiliza
en 1772, pero se le atribuye a Heinroth, en 1818, la adopción del
significante, haciéndolo sinónimo de varios vocablos alemanes que
luego tomaremos, pero conservará el matiz de "locura" en su
sentido más general.

El concepto o cuadro psicopatológico se va desarrollando en las
distintas escuelas con otros nombres, siendo recién en 1863
cuando Kahlbaum retoma el término griego, ubicándolo en su
nosografía. Se dice que antes de él, Griesinger lo utilizaba pero
varios historiadores difieren.

En 1879, Kraft-Ebing trata de especificarlo: es una alienación
mental que concierne sobre todo al juicio y razonamiento (esto
dará importantes controversias en oposición a la alteración de la
afectividad) y puede cobrar forma de narración.

Entre 1881 y 1883, Mendel contrapuso dos locuciones: la "Paranoia
combinatoria" y la "Paranoia alucinatoria". La primera designaba
a los delirios crónicos muy sistematizados, desprovistos de
evolución demencial y alucinaciones.

Es así que el término Paranoia comienza a funcionar como
significante cuyo campo semántico empieza a cubrir algunos
elementos durables: falta de fenómenos psicosensoriales,
evolución fuera de la demencia, integridad intelectual,
funcionamiento parcial de la crítica y la posibilidad de contarse
como historia; es decir, sin desencadenamiento asociativo.

Finalmente es Kraepelin quien, en 1899, le da el significado
clásico que conocemos.

Vemos como pasa del griego al alemán, y de éste al francés como
paranoia. Seglás amplió, desde 1895, el término para calificar
diversas formas de "locuras sistemáticas". En 1909, Sérieux y
Capgras, lo utilizaron como sinónimo de "Delirio Crónico".

Sin embargo en Francia, "Paranoia" no tendrá el éxito que tuvo en
Alemania. Aunque estarán muy influenciados por Kraepelin, los
franceses escribirán más paranoico (adjetivación), que Paranoia
(sustantivación).

En 1926, Genil-Perrin lo utiliza como sinónimo de organizaciones
de la personalidad más que un tipo de delirio. Así los autores de
lengua francesa prefirieron la locución "Delirio de
Interpretación" (de Sérieux y Capgras) para la Paranoia
kraepeliniana y destacaron con ese nombre más las
caracteropatías. Por otro lado, distinguieron "paranoico"
(perteneciente a la Paranoia) y "paranoide" (delirio más o menos
sistematizado con alucinaciones) .

Los ingleses y norteamericanos toman el término importado de
Alemania, pero al no lograr la coherencia conceptual de los
germanos, se fue abandonando como entidad clínica. A. Mayer habla
"paranoiac conditions" y "paranoid personality".

En el campo psicoanalítico también se retoma el término
y se lo utiliza, intentando más explicar los mecanismos
que delimitar el concepto. Freud habla de "Paranoia" y "Dementia
paranoide". M. Klein y varios posfreudianos utilizan "posición
paranoide", "posición esquizoparanoide", pero el uso de estos
últimos siguiendo a los psiquiatras anglosajones, tiene sobre
todo el carácter de adjetivación. Finalmente con Lacan, el
concepto se estructura y adopta definitivamente en el campo
analítico. Esto es contrario a lo que aun muchos psicoanalistas
sostienen, como Laplanche y Pontalis que dicen: "parece que el
psicoanálisis no ha ejercido una influencia directa en la
evolución del concepto".

Ya en las clasificaciones modernas de la psiquiatría, tal como la
Clasificación Internacional de Enfermedades de la O.M.S., en su
novena revisión (OMS CIE-9), dentro de las Psicosis y también en
los Trastornos de la Personalidad, se usan nombres como
"Paranoia", "Estado paranoide simple", "Reacción paranoide
aguda"", "Psicosis paranoide psicógena", "Trastorno paranoide de
la personalidad", etc.

Una forma análoga de tratamiento del término lo encontramos en el
Tercer Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM-III) de la Asociación Americana de Psiquiatría
(APA). Pero ya en la edición revisada (DSM-III-R) de 1987,
desaparece el vocablo, y queda cubierto por "Trastorno Delirante
(paranoide)" donde sólo el "paranoide", entre paréntesis, será el
último vestigio de este significante para la psiquiatría; que
también se leerá en "Trastornos de la Personalidad". Pero en
inglés tiene el sentido amplio de "suspicacia".

Es decir, la psiquiatría, también siguiendo la corriente
anglosajona, va utilizando cada vez más "paranoide" en desmedro
de "paranoico" o "Paranoia". Por ejemplo, en la cuarta edición
del Tratado de Alonso-Fernández, aparece aproximadamente 12 veces
la palabra Paranoia, contra 132 de "paranoide".

Cuadro1 : Historia terminológica de la paranoia

ALEMANIA FRANCIA ITALIA ANGLOSAJONES
-Heinroth -Ph. Pinel (1809) -Tanzi y Riva -Mayer (1931)
(1818) (1894)
"Locura razonante o manía "Paranoiac
"Paranoia" razonante" "Constitución conditions y
Paranoica" Paranoid
Personality
-Griesinger -Esquirol (1820) Otros:
(1862)
"Monomanías" "Paranoid
"Verrücktheit" state,
(secundaria) Involutional
paranoid
state.
-Kahlbaum -Lasègue (1852) Persecutory
(1863) paranoid
"Delirio de las developement
"Paranoia" persecuciones" Psychotic
paranoid
reactions"
-Snell (1865) -Morel (1860)

"Primäre "Segunda clase de las
Wahnsinn" locuras hereditarias"
-Griesinger -Jules Falret (1872)
(1867)
"Primäre "Delirio de
Verrücktheit" perseguidos-perseguidores"
-Sander (1868) -Delasiauve (1877)

"Originäre "Delirio sistematizado
Verrücktheit perceptivo"
(pseudomonomanía)
-Westphall -Magnan (1890)
(1876)
"Delirio crónico a
"Verrücktheit" evolución sistemática"
(primaria, (locura hereditaria de los
aguda y degenerados)
abortiva)
-Kraft-Ebing -Seglás (1895)
(1879)
"Delirio de persecución con
"Paranoia y interpretaciones delirantes
Wahnsinn" (Paranoia)
-Cramer -Serieux y Capgras (1909)
(1893/94)
"Delirio Crónico" ("Delirio
"Verrücktheit de interpretación")
+ Wahnsinn +
Amentia"
-Kraepelin
(1899)

"Paranoia"
-Kretchmer
(1918)

"Delirio de
relación de
los
sensitivos"
"Paranoia de
deseo"

Cuadro 2: Clasificaciones internacionales contemporáneas

OMS CIE-9 (1975) DSM III (1978) DSM III-R (1987)
* "Paranoia" * "Paranoia" * "Trastorno
delirante
* "Estado * "Trastorno (paranoide)"
paranoide por paranoide
alcohol" compartido" * "Trastorno
paranoide de la
* "Estado * "Trastorno personalidad"
paranoide paranoide agudo"
simple"
* "Trastorno
* "Trastorno paranoide
paranoide de la atípico"
personalidad"
* "Trastorno
* "Reacción paranoide de la
paranoide aguda" personalidad"

* "Psicosis
paranoide
psicógena"

* "Trastorno
paranoide
compartido"

* "Otros
trastornos
paranoides"

La paranoia, delimitación del concepto

Psiquiatría alemana

Para realizar un recorrido histórico del cuadro que la nosografía
ha designado como "Paranoia", recortando de las psicosis
determinadas características que Kraepelin agrupó bajo ese nombre
en su edición de 1899, tendremos que retroceder en Alemania hasta
fines del siglo XVIII.

Se comenzará a diferenciar cuadros dentro del grupo de lo que se
había identificado como delirante. Si bien se considera a
Alemania antes de Griesinger como prepineleana, la psiquiatría
romántica planteó un principio discriminatorio oponiendo los
trastornos de la afectividad y los de la inteligencia.

A comienzos del siglo XIX, a los trastornos de la inteligencia se
los llamará Paranoia, término que como vimos es rescatado por
Heinroth.

Es así que la Paranoia no se inscribirá como un debilitamiento de
la inteligencia, no corresponderá al más o menos de una función,
sino que, siguiendo su etimología caerá bajo el campo del "otro
modo...". Esta idea puede buscarse en Hume, quien realiza un
corte de gran porvenir: las locuras referidas al humor o
sensiblería y las locuras del entendimiento.

Con Griesinger, tal vez el padre de la psiquiatría germana, se
dividirán los trastornos en formas primarias y secundarias. Las
primarias son poco lesionales pero deficitarias, donde lo
primariamente afectado será la afectividad: Manía y Melancolía.

Wahnsinn corresponderá a la monomanía exaltada, y englobará a
todas las monomanías de Esquirol que se presentan en forma aguda;
el resto serán formas secundarias a este trastorno primario, y
dentro de ellas, aparecerá el vocablo Verrücktheit utilizado por
vez primera en 1845 por Ellinger y que Griesinger retoma
haciéndolo sinónimo de Delirio Sistematizado.

De este modo, Verrücktheit es:

* a) Un delirio progresivo.
* b) Secundario a un trastorno afectivo.
* c) Podría o no coincidir con alucinaciones.
* d) Evoluciona hacia la demencia.

Esta secundariedad, si bien preserva el cuadro de ser
constitucionalmente deficitario según la opinión de la época,
representa una imperfección que Griesinger no tardará en
modificar.

Los autores difieren en si efectivamente Griesinger utilizó o no
por primera vez el término Paranoia, dirán algunos
(Pichon-Rivière, Miller) que él hará sinónimo de Verrücktheit a
la Paranoia. Otros en cambio (Quètel y Postel, Alonso-Fernández,
Lacan, Bercherie) postulan que a la Verrücktheit secundaria de
Griesinger, en 1863 Kahlbaum le opondrá un delirio sistematizado
primitivo que no se acompaña de disociación de las funciones
mentales a la que llama Paranoia "retomando un término caído en
desuso". Y dentro del marco kantiano que diferenciaba los
trastornos de la afectividad, de la voluntad y del entendimiento
y juicio, la Paranoia es ubicada en este tercer apartado.

Entre 1863-1865 (no coinciden los autores), Snell describe una
forma primitiva que lejos de venir luego de una manía o
melancolía, comenzaba por sí misma con un delirio inicial, la
llamó Primäre Wahnsinn; cursaba con alucinaciones y raramente y
en forma tardía se demenciaba.

De este modo, en 1867, Griesinger admite la descripción de Snell
y nombra al cuadro como Primäre Verrücktheit, e inspirará a
Sander quien en 1868, bajo el rótulo de Originäre Verrücktheit,
describe una locura sistematizada primitiva originada en
anomalías degenerativas de la inteligencia y del carácter:
"emotividad, desconfianza, misantropía, tendencia al subjetivismo
mórbido (¿delirio de significación personal?)...". Podía comenzar
en la infancia (probablemente la hebefrenia de Kahlbaum) y
conducir a la demencia o en la adultez, llevando a un delirio de
persecución con poca tendencia al deterioro.

Comienza, de este modo, a plantarse el germen de delimitación
entre la demencia precoz y la paranoia, la discusión acerca de la
evolución demencial y el origen primariamente afectivo o
intelectual del delirio, que marcará todo el último cuarto del
siglo XIX y el primero del siguiente.

A partir de 1876 y tal vez con Westphall, se inicia un período de
confusión en la delimitación de la entidad. Este autor tornará
vaga e imprecisa a la Paranoia, haciéndola sinónimo no sólo de
delirio sino de trastorno intelectual de cualquier tipo. Bajo el
rótulo de Paranoia engloba:

1. Verrücktheit primaria.
2. Verwirrung.
3. Verrücktheit aguda.
4. Verrücktheit abortiva.

Donde se incluyen casos de confusión mental, psicosis tóxicas y
otros delirios (V. aguda), delirios de clara naturaleza
obsesional (V. abortiva) y eso que no se incluye la V. secundaria
de Griesinger ni el Wahnsinn.

La Paranoia abortiva tendrá poco éxito aun, pero la Paranoia
aguda será la que generará más problemas. Siguiendo a algunos
psiquiatras, la paranoia aguda (descrita por Kahlbaum y luego por
Westphall), no será aceptada por la escuela vienesa. No será más
que una forma de confusión alucinatoria, donde los trastornos
perceptivos son profusos. Kraft-Ebing prefiere llamarla Wahnsinn
y Meynert denominará Amentia a la forma aguda.

En el tratado de Kraft-Ebing de 1879, se encuentra resumido como
se conceptualizaba la Paranoia:

"Enfermedad psíquica crónica que aparece exclusivamente en los
tarados, que se desarrolla en medio o a expensas de neurosis
constitucionales y cuyo síntoma principal es la existencia de
ideas delirantes. Estas ideas son primitivas, sistemáticas,
formadas por operaciones de conclusión y de juicio y que de esta
forma construyen un verdadero edificio de ilusiones".

El mecanismo, puede ser primariamente ideativo pero también
alucinatorio. El factor constitucional es bien claro habiendo dos
variedades: la "Paranoia originaria" donde las tendencias se
manifiestan desde la infancia y las "Paranoias tardías" que se
desarrollan luego de la pubertad o en la edad adulta.

Apoyándose en los trabajos prekraepelinianos, se hará hincapié en
varios aspectos. Wernicke, en el delirio de referencia en donde
todo concierne al paciente; Friedman, en las evoluciones benignas
y Gaupp también más tarde (es discípulo de Kraepelin), en las
relaciones con la neurosis obsesiva. Dentro de esta corriente se
situará, aunque no cronológicamente, la obra de Kretchmer. Este
describirá el temperamento sensitivo, que en ocasiones y
relacionado con acontecimientos vitales, desarrollará una
"Paranoia sensitiva" o "Delirio de relación de los sensitivos",
que a la manera de episodios, podían curar.

Entre 1881 y 1883, Mendel opuso dos locuciones, "Paranoia
Combinatoria" (que será sinónimo de Verrücktheit) y "Paranoia
Alucinatoria" (sinónimo de Wahnsinn). Paranoia es entonces una
organización delirante crónica, sin debilitamiento intelectual.
Queda en suspenso si la presencia de alucinaciones pronostica una
evolución demencial.

El acmé del período de confusión, además de los trabajos de
Westphall, es posible situarlo en el informe de Cramer a la
Sociedad de Berlín en 1884, donde bajo el nombre de Paranoia, se
engloba: Verrücktheit, Wahnsinn y Amentia.

En toda esta discusión, se va cristalizando la idea de trastornos
delirantes concernientes a representaciones coherentes, pero lo
problemático se centra en si el delirio es:

1. Primario o secundario.
2. De inicio en la infancia o en la adultez.
3. Si es con o sin alucinaciones.
4. Si tiene o no evolución demencial.

Paralelamente a esta Babel intelectual, aparece la obra de
Kraepelin. Este evocará con ironía, que en esa época se
diagnosticaba como Paranoia entre el 70 al 80% de los casos de
asilo. Sin embargo, no será sino hasta 1899 cuando defina su
concepto clásico de Paranoia.

La Paranoia en Kraepelin:

Emil Kraepelin, "se opondrá al estado de cosas precedente,
diciendo que la confusión había nacido por no haber hecho
intervenir el criterio evolutivo". "Con el desplazamiento del
punto de partida, que solamente apuntaba a estados crónicos no
curables, la concepción puramente sintomática del cuadro mórbido
toma predominio excesivo. Ya que la evolución de la enfermedad no
servía de criterio, el trastorno de la inteligencia, la oposición
de ideas delirantes o trastornos psicosensoriales quedaban como
los únicos signos palpables de la Paranoia". Una serie de cuadros
clínicos tales como la confusión mental, el delirio alcohólico y
numerosos hechos clínicos pertenecientes a la demencia precoz y a
las psicosis maniaco-depresivas, fueron confundidos o
conceptualizados como Paranoia. Esta diacronía de las ideas de la
época, también puede seguirse en la obra de Kraepelin

En la primera edición de su Lehrbuch de 1883, sólo se mencionarán
el "Delirio sistematizado primitivo", bajo el rótulo de
Verrücktheit y el "Delirio de querulancia" que se halla
totalmente separado del anterior. En la segunda de 1887,
Verrücktheit es entonces "delirio sistematizado", y dentro de
este las formas clínicas son:

a)Formas depresivas

* Delirio de persecución alucinatorio
* Delirio de persecución combinatorio
* Delirio hipocondriaco
* Delirio de querulancia

b)Formas expansivas

* Delirio de grandeza alucinatorio
* Delirio de grandeza combinatorio
* Verrücktheit originaria

En esta edición, influido por Kraft-Ebing, separa las formas
agudas (Wahnsinn) de las crónicas (Verrücktheit).

La tercera edición, tiene pocos cambios con respecto a la
segunda; pero la cuarta de 1893 marca un hito fundamental, ya que
entre Verrücktheit y las Neurosis Generales, intercala los
"procesos psíquicos degenerativos" y dentro de ellos aparece la
Dementia praecox, la Catatonía y la Dementia Paranoïdes. Si bien
aun no definida, en su sentido clásico, Kraepelin adopta ya el
término Paranoia para la Verrücktheit.

Ya en la edición de 1896, la quinta, Kraepelin incluye la
división de la Paranoia en Formas Combinatorias (interpretativa)
y Formas Fantásticas (alucinatoria), que a pesar de haberlo
mencionado en 1887 siguiendo a Mendel (ver supra), hasta el
momento estaba muy influenciado por Kraft-Ebing.

Así llegamos, en este apretado recorrido, a la clásica edición de
1899, donde Paranoia sólo comprenderá los delirios sistematizados
combinatorios. El resto, muy abarcativo, representa las
enfermedades paranoides que: "Hasta mayor información, creo deber
incluirlos como formas paranoides de la demencia precoz", dirá
Kraepelin.

En esta edición, aparecerá la definición clásica de Paranoia, que
es de la que parte este trabajo: "Desarrollo insidioso bajo la
dependencia de causas internas y según una evolución continua, de
un sistema delirante duradero e imposible de sacudir, y que se
instaura con una conservación completa de la claridad y del orden
en el pensamiento, el querer y la acción". Este último carácter
es lo que lo lleva a separar de la Paranoia, las formas que
conducen a un debilitamiento intelectual (Verblödung). "Nada en
ésta, debe revelar ulteriormente alguna causa orgánica
subyacente, lo cual excluye la evolución demencial. Por otra
parte, mediante la exclusión de las paranoias agudas, a las
cuales niega Kraepelin toda existencia autónoma, que dan
eliminadas (en esta edición) todas las formas cuya evolución se
demostrara como curable, abortiva o remitente".

También dirá Kraepelin: "El delirio es elaborado
intelectualmente, coherente en una unidad, sin groseras
contradicciones internas". Es decir que, la caracterización de la
Paranoia kraepeliniana en el Lehrbuch de 1899 es:

* a) Endógena-constitucional
* b) Sin causa orgánica
* c) Sin evolución demencial
* d) No aguda
* e) Incurable
* f) Con delirio coherente

En cuanto al cuadro psicopatológico, se apoya en dos órdenes de
fenómenos:

* · Trastornos elementales
* · Delirio

Dentro de los Trastornos elementales, en primer lugar se halla el
"delirio de referencia" o "delirio de relación" o "delirio de
significación personal". Que son subversiones múltiples aportadas
por el paciente en la significación de los gestos, las palabras,
los hechos sin importancia de la vida cotidiana, etc. Dice Lacan,
que describe con menos finura que Serieux y Capgras, el síntoma
"interpretación".

Otros de los síntomas serán las "experiencias visionarias",
análogas a las ideas de influencia y a las inspiraciones e
intuiciones delirantes. Esto estará vinculado con un problema no
del todo resuelto, las alucinaciones; que aunque Kraepelin
señalará la ausencia o el carácter episódico de estas, nunca fue
concluyente a este respecto.

También serán trastornos elementales, las "ilusiones de la
memoria" (confabulaciones) que Kraepelin subraya como importantes
en la construcción del delirio. Por otra parte agrega las
"imaginaciones mórbidas", sirviéndole esto para negar la
existencia autónoma del "Delirio de imaginación" de Dupré y
Logre.

En referencia al delirio, este se elabora siguiendo "dos
direcciones opuestas que a menudo se combinan una con la otra",
dirá Kraepelin. Por un lado, el "delirio de prejuicio" que
engloba al de persecución, el de celos y el de hipocondría. Por
el otro, el "delirio de grandeza", que abarca el de los
inventores, los místicos y el de los erotómanos. Entre ambos se
encuentran formas mixtas o bipolares de delirio.

Además, como vimos, el delirio es:

* -Elaborado intelectualmente -De lenta invasión
* -Coherente -Imposible de sacudir
* -Asimilado a la personalidad -Duradero
* -De aparición progresiva -"Con conservación completa de la
claridad y del orden en el pensamiento, el querer y la
acción".

En la séptima edición de su tratado de 1904, Kraepelin repite
prácticamente la sexta, al menos en relación a la Paranoia, pero
agregará las "Neurosis Psicógenas". Y en la Octava y última
edición, que se desarrolla entre 1909 y 1913 que además duplica
en páginas a la anterior, el "Delirio de querulancia" se separará
del grupo de la Paranoia y será puesto en el floreciente apartado
de las "Psicosis psicógenas" (no olvidemos que para el tiempo de
la octava edición, ha aparecido la obra de Bleuler, el trabajo de
Serieux y Capgras que luego comentaremos, y el psicoanálisis ya
había dado algunos trabajos de suma importancia -Freud escribe en
1911 "El caso Schreber", entre otros- que influenciaron a Bleuler
y a Kraepelin a través suyo. Además esta edición, también es
contemporánea de la "Psicopatología" de Jaspers).

Con respecto al "Delirio de querulancia" como psicógeno,
Kraepelin dirá que se parece mucho a la Paranoia:

"La distinción no tiene ninguna importancia real, pues la
Paranoia también es de causa psicógena, pero la diferencia
consiste en que, en la Paranoia, las fuerzas que actúan realmente
en la elaboración mórbida de los acontecimientos vitales son
puramente endógenas al enfermo, mientras que, en los diversos
querulantes, la ocasión exterior da el sustrato decisivo para la
aparición del cuadro mórbido".

Sin embargo, en todos los casos se tratará de una predisposición
(este tema será muy tratado en la tesis de Lacan).

Otra de las novedades y también creemos debida a lo anteriormente
considerado, es la aceptación de paranoias benignas o abortivas.
Una serie continua de hechos clínicos enlaza los grandes
desarrollos paranoicos con las formas frustras de las
personalidades paranoides. Esto lo toma de los franceses y la
aceptación de estas formas, producirá un quiebre y giro en la
concepción de la Paranoia, que luego retomaremos.

Por último, aunque de gran importancia para esta edición, aparece
reduciendo la Demencia Precoz y la Paranoia, el gran grupo de las
"Parafrenias"; con su cuatro formas, confabulatoria, sistemática,
fantástica y expansiva, cuyo desarrollo excede las posibilidades
de este trabajo.(en el cuadro 2, se sintetiza la nosografía
kraepeliniana vinculada con la Paranoia).

Cuadro 3 : La paranoia en Kraepelin
(modificado de Bercherie)

1* Edición 2* y 3* 4* y 5* 6* y 7* Edición 8* Edición
1883 Edición Edición 1899-1904 1909-1913
1887-1889 1893-1896
DELIRIO
SISTEMATIZADO

Delirio de Formas
Querulancia Depresivas

Persec. PARANOIA
Alucinat
Formas
Persec. Combinatorias
Combinat.
Incluye el
Hipocondríaco Delirio de Delirio de
Querulancia)
Querulancia
Querulancia PARANOIA
Formas
PARANOIA
DELIRIO Formas Fantásticas
SISTEMATIZADO Expansivas
PRIMITIVO (incluye el
Grandeza Delirio
(Verrücktheit) Crónico a
Grandeza evolución
Alucinat. sistemática)

Combinatorio

Verrücktheit
orig.
DEMENCIA PRECOZ
Formas
Parnoides de la
Demencia Precoz PARAFRENIAS*

Delirios Expansiva
sistematizados
fantásticos Confabulante

Demencia Sistemática
Paranoide
Fantástica
Hebefrenia

Demencia Simple
W A H N S I N N

Demencia DEMENCIA*
ESTADOS DE DEBILIDAD PSIQUICA Paranoide PRECOZ
SECUNDARIA
Catatonía (TODAS SUS
(Verrücktheit y Blödsinn FORMAS)
secundarias) Demencia
Precoz

Psiquiatría francesa (hasta kraepelin)

En Francia, la historia de la paranoia kraepeliniana puede
decirse que comienza con Seglás, pero ya antes, y aun de
Kraepelin, se habían percatado del cuadro. Está claramente
definido en la descripción de Lasègue de 1852, con su "Delirio de
las persecuciones", que Kraepelin elogia; lo que ocurre es que la
historia se inscribe, para los franceses, en el gran capítulo de
los Delirios y por otro lado, tendrá más que ver con la patología
del carácter.

Los Delirios:

Phillipe Pinel había opuesto, como sabemos, los delirios
parciales (Melancolía) y los generales (Manía), dentro de su
coherente nosografía. Sin embargo, no estará conforme con la
unidad de la Melancolía o delirio exclusivo, dirá: "Nada es más
inexplicable y sin embargo nada es mejor comprobado que las dos
formas opuestas que puede tomar la melancolía. Es a veces un
orgullo excesivo y la idea quimérica de poseer riquezas inmensas
o un poder sin límites, es otras el abatimiento más pusilánime,
una consternación profunda hasta la desesperación".

Distinguió también una subvariedad dentro de la manía a la que
llamará "Manía razonante" o "Locura razonante", o "Manía sin
delirio", donde las funciones intelectuales estarán intactas. El
trastorno será primariamente afectivo.

Unos años más tarde Esquirol dividirá la melancolía en
"Lipemanía" y "Monomanías"; en principio no aceptará la manía
razonante. Las monomanías expansivas, en las que se encuentra una
lesión parcial de la inteligencia, de los afectos y de la
voluntad las divide en tres grupos: la "Instintiva", que podría
englobar desde las futuras obsesiones hasta los impulsos
epilépticos; la "Afectiva o razonante", también vinculada con la
"locura de duda" (según J. P. Falret) y la "Monomanía
intelectual", donde las enfermos deducen consecuencias legítimas
de un principio falso, condicionando esto su conducta.

Probablemente, esta última forma sea el antecedente de
los delirios crónicos sistematizados; más tarde
incluirá aquí la erotomanía. Además, en estas monomanías se
excluía la evolución deficitaria.

La noción de delirio parcial y monomanía no será aceptada por
todos. Bajo el Segundo Imperio y los comienzos de la Tercera
República, será defendida por Delasiauve y Baillarger; pero en
general se tratará más bien de delimitar un grupo de delirios
crónicos, solidarios de trastornos generales y evolutivos de la
personalidad, inscribiéndose en esta línea las obras de Lasègue,
los Falret, Foville, Legrand du Saulle, Morel y Magnan.

Genil Perrín señalaba que faltaban delimitar dos aspectos: por un
lado, aislar los delirios sintomáticos de otras afecciones, de
aquellos autónomos y por el otro, distinguir las formas en que la
alucinación o la interpretación intervienen. Por otra parte,
hasta mediados del siglo XIX, la oposición agudo Vs. crónico no
tuvo cabida.

Lasègue, en 1852 aísla su "Delirio de las persecuciones" de las
monomanías, poniendo de relieve el síntoma "idea de persecución";
pero esto es separado en un corte sincrónico y sin tener en
cuenta la evolución.

J. P. Falret, siguiendo a su padre, en 1872 describe las fases
del delirio sistematizado de persecución:

1. Período de interpretaciones delirantes
2. Período de estado (aparecen alucinaciones auditivas)
3. Período de desarrollo de trastornos de la sensibilidad
general
4. Período de delirio estereotipado donde la enfermedad se
cristaliza, sin evolucionar a la demencia.

A este delirio, le da el nombre de "Delirio de Perseguidos y
Perseguidores". Con esta brillante descripción, se realiza la
síntesis de la sintomatología, faltará la etiología.

Morel habla de ciertos delirantes hereditarios que se presentan
como perseguidos razonantes, es decir, con "trastornos en la
interpretación"; pero será Magnan quien dará el toque final a
esta concepción.

Señalará, en 1890, la oposición entre delirios crónicos a
evolución sistemática y los delirios de los degenerados; donde
sistemático aludirá a desarrollo sucesivo en etapas y no a
sistematización del delirio. La oposición se marca en el
siguiente cuadro

CUADRO 4

DELIRIO CRÓNICO A EVOLUCIÓN
SISTEMÁTICA DELIRIO DE LOS DEGENERADOS
Sujetos normales sin carga
hereditaria (es "accidental") Fuerte herencia psicopática
Edad adulta Cualquier edad
Evolución lenta, progresiva,
regular Evolución rápida o lenta
Cuatro fases:

a) Inquietud e interpretación
Sin períodos regulares,
b) Persecución y alucinación polimorfos o sistemáticos, no
alucinatorios
c) Megalomanía o ambición

d) Demencia
Individuos con:

a) Signos de desequilibrio
(degenerados superiores

b) Signos de debilidad
(degenerados inferiores)

Los delirios de los degenerados incluirán el "Delirio de
perseguidos-perseguidores" (futuro delirio de reivindicación) y
el "Delirio de interpretación" (futuro "Delirio de
Interpretación" de Serieux y Capgras).

Hacia fines del siglo XIX, la psiquiatría francesa aisló en las
manifestaciones delirantes crónicas, un dominio importante
marcado por las ideas de persecución y la falta de evolución
demencial, pero en el que constituye un problema las
alucinaciones.

Seglás ya toma el término Paranoia de Kraepelin, para hacerlo
sinónimo del "Delirio de persecución con interpretaciones
delirantes" o locura sistematizada primitiva, a la que define
como un

"estado psicopático funcional caracterizado por una desviación
particular de las funciones intelectuales más elevadas, que no
implica ni una decadencia profunda ni un desorden general,
acompañándose casi siempre con ideas delirantes más o menos
sistematizadas y permanentes con alucinaciones frecuentes...
independiente de toda causa ocasional..., tiene su origen en la
intimidad del carácter individual, de la personalidad..., en las
anomalías de la constitución psíquica entre las cuales predominan
la exageración del sentimiento de la personalidad, la autofilia".

Este autor hablará de Paranoia aguda y Paranoia Secundaria. Podía
o no haber alucinaciones y recordaremos que ya en 1877 Delasiauve
describía el "Delirio sistematizado perceptivo", basado en
ilusiones sensoriales; y en 1896 Regis, menciona el "Delirio
razonante de persecución". Estas formas probablemente sean el
antecedente de los delirios crónicos sistematizados, donde aun no
se ha aislado la "Psicosis Alucinatoria Crónica" de Ballet.

Vemos así que para los autores franceses, las alucinaciones son
excluidas en provecho de los mecanismos interpretativos y otras
veces admitidas a causa de los hechos clínicos y las relaciones
complejas con los trastornos del humor. Al estudiar en su unidad
este agrupamiento, se le llama grupo de los "Delirios
Sistematizados Crónicos" y cuando se considera heterogéneo, se
llega al segundo clasicismo de la psiquiatría francesa.

Este comienza en 1902 con el artículo de P. Serieux y J. Capgras,
sobre las "Psicosis basadas en interpretaciones delirantes" y que
adquiere su forma completa, con su libro de 1909 "Locuras
razonantes y el Delirio de Interpretación" -ya siendo lectores de
Kraepelin, e influenciándose recíprocamente-, donde
contrariamente a los delirios crónicos alucinatorios que afectan
a sujetos sanos, pero que evolucionan a la demencia, describen
utilizando el término Paranoïa para denominarlo Delirio Crónico,
un cuadro que ataca a los predispuestos.

Dentro de este delirio, se encuentra el Delirio de
Interpretación, que evoluciona poco a poco, con una organización
muy prolongada de interpretaciones más congruentes, no alterando
grandes porciones de la inteligencia; se sistematiza poco a poco,
agregando unas interpretaciones a otras, para eliminar toda
contingencia. De este delirio se separan:

1. Las interpretaciones episódicas
2. Las formas interpretativas de las psicosis agudas
3. Las interpretaciones ocasionales de los delirios
alucinatorios
4. El Delirio de Reivindicación (Deliro de Querulancia de
Kraepelin) donde existe un estado pasional obsesivo, los
datos iniciales son reales y hay un número reducido de ideas
prevalentes.

Así los delirios sistematizados crónicos quedan divididos en:

DELIRIO CRONICO:

A.- NO ALUCINATORIOS, CONSTITUCIONALES

1. Delirio de Interpretación
2. Delirio de Reivindicación
3. Delirio de Imaginación (Dupré y Logre)

B.- ALUCINATORIOS

El Delirio crónico a evolución sistemática de Magnan pasa a ser
sólo una forma clínica del delirio alucinatorio. En todos estos
delirios se excluye la evolución demencial, pero sin embargo, se
puede notar cierto deterioro. Por otra parte, el Delirio Crónico
responde a una constitución paranoica y es psicógeno.

Los autores señalan que podrían haber transiciones entre los
delirios sistematizados y la Demencia Precoz, sobre todo se la
vinculará con la Psicosis Alucinatoria Crónica. Pero la
caracterización del Delirio de Interpretación realizada por
Serieux y Capgras en 1921, se opone claramente a la Demencia
precoz

CUADRO 5

DELIRIO DE INTERPRETACION (modificado de Bercherie)
I Interpretaciones delirantes,
fabulaciones, paramnesias, falsos
reconocimientos

II Verosimilitud relativa y
sistematización de ideas delirantes
diversas (persecución, grandeza,
SINTOMAS celos, erotismo, misticismo,
hipocondría o autoacusación).

III Conservación de la actividad
mental -propensión al razonamiento
silogístico o a las deducciones-.
Reacciones volitivas variables
relacionadas con el carácter y
proporcionadas a su móvil.
Inicio insidioso a menudo
confundidos con manifestaciones de
EVOLUCION un carácter paranoico. Fijeza de
ideas directrices. Organización de
delirio retrospectivo. Extensión
progresiva.

PATOGENIA Constitucional. Exageración de un
carácter anormal.

Vemos que este tipo de delirio se acerca mucho a la Paranoia
kraepeliniana (en el cuadro 6 se compara la nosografía de Serieux
y Capgras con la de Kraepelin); se apoya en un "carácter
paranoico" y es constitucional, lo que nos introduce en el campo
de las constituciones tan desarrollado en la psiquiatría
francesa.

CUADRO 6
( De Frey, según Pichon-Rivière )

SERIEUX Y CAPGRAS 1921 KRAEPELIN 1913
Delirios D. de
sistematizados. Reivindicación. Delirio de los Querulantes (psicogenético)

Crónicos no DELIRIO DE PARANOIA (constitucional-psicogenética)
alucinatorios INTERPRETACIÓN.
D. de
(Constitucionales) Imaginación Parafrenia Confabulatoria

Delirios D. Crónico de
sistematizados. Magnan Parafrenia Sistemática

Crónicos
alucinatorios. Forma Fantástica PARAFRENIA
de la Psicosis
Parafrenia Fantástica
(accidentales en Alucinatoria
predispuestos) Crónica
Sin equivalente Parafrenia Expansiva
Benigna Demencia
Grave Paranoide

Demencia Precoz Demencia Precoz Catatónica DEMENCIA
kraepeliniana PRECOZ
-Hebefrénica
-Simple

Las Constituciones:

Desde fines del siglo XVIII, la clínica mencionaba la existencia
de anomalías del carácter, del humor y de la conducta,
consideradas congénitas y casi siempre hereditarias, que se
manifestaban tempranamente y duraban toda la vida. Sin pretender
ser minuciosos, mencionaremos la Locura Razonante de Ph. Pinel;
la Monomanía afectiva e instintiva, de Esquirol; Moral Insanity,
de Pritchard; Locura lúcida, de Trelat; Deliro de los actos, de
Brière de Boismont; Manía del carácter, de S. Pinel; Locura
instintiva, de Morel; Manía razonante, de Campagne;
Seudomonomanía, de Delasiauve; Locura hereditaria de los
degenerados, de Magnan; Locura del carácter, de Charpentier,
etc., todas ellas congénitas y vinculadas con nuestro tema.

Magnan primero y luego Tanzy y Riva en Italia, descubrieron una
constitución patológica original: "La constitución paranoica".

Como vimos, Serieux y Capgras, contribuyeron a fijar sus
características, la referencia a la degeneración y al
desequilibrio se esfumaba, insistiéndose más en los aspectos
innatos y definitivos de los rasgos señalados. Si bien la
herencia primaba, sus lazos parecían ser menos decisivos. Dirán:

"En el delirio de interpretación la importancia de esta
constitución paranoica es capital, puesto que al contrario de lo
que sucede en las psicosis demenciales, no hay, según nos consta,
ni modificación radical, ni disolución del carácter, sino un
desarrollo hipertrofiado y unilateral de ciertas tendencias
preexistentes.

No se produce ruptura alguna entre la personalidad anterior del
sujeto y la personalidad del interpretador. Esta no es más que la
expansión de la primera, que, persistiendo con sus tendencias, su
carácter y sus modos de reacción acostumbrados, influye en la
elaboración del delirio, en la elección de las concepciones y en
la actividad toda del sujeto. Así, pues, lo que importa
investigar es cuáles son los elementos esenciales de esa
constitución".

Y más adelante "... el delirio de interpretación es, en resumen,
una psicosis constitucional que se desarrolla gracias a una
anomalía de la personalidad caracterizada por la hipertrofia o
hiperestesia del yo y por la falla circunscrita de la
autocrítica. Bajo la influencia de conflictos sociales
determinados por la inadaptabilidad al medio, esta constitución
psíquica anormal provoca el predominio de un complejo
ideo-afectivo, así como su persistencia e irradiación".

Genil Perrín, en 1926, en su "Les paranoïaques", reagrupa seis
constantes de la constitución paranoica: orgullo, desconfianza,
falsedad del juicio e inadaptación social, hipertrofia del yo,
rigidez y susceptibilidad.

Se trata en todos los casos de una organización durable de la
existencia que puede permanecer en este estado o constituir el
campo propicio para la descompensación. Sin embargo, el valor
constitucional, no puede establecerse más que sobre la
regularidad clínica de su correlación. Esto se demuestra
discutible al intentar aplicar esta noción en el estudio de los
niños.

El aspecto constitucional y su relación con la personalidad, en
relación a la Paranoia, será como mencionamos al comienzo, en lo
que se pondrá más énfasis para la psiquiatría francesa,
resaltando la autonomía nosográfica de los Delirios. Como dice
Ey: "Los Delirios Crónicos son en ese sentido enfermedades de la
personalidad", pero también "abarca modalidades estructurales de
especies diferentes".

Como corolario de estas tesis, transcribimos un texto de Seglás
que nos parece paradigmático:

"... Sin embargo, tan importante como puede ser el delirio
paranoico, sólo es una fase, el punto culminante de la afección.
Esta tiene como base necesaria una desviación particular de las
funciones psíquicas más elevadas, una constitución psíquica
especial que se encuentra en los pródromos, en el delirio, en las
fases de remisión, y a veces constituye por si sola toda la
enfermedad (paranoia llamada indiferente, indeterminada, sin
delirio). Ella consiste sobre todo en anomalías de la
inteligencia (asociación de ideas insólitas, paradojas, juicios
absurdos, ilógicos) y del carácter... El deliro no es allí más
que un síntoma y de ninguna manera es autónomo. Muy por el
contrario, tiene su origen en la intimidad misma de la
personalidad individual, cuyos rasgos anormales destaca en primer
plano, y se desarrolla a título primitivo".

Para finalizar con este apartado, no queremos dejar de mencionar,
que esto no significa que los alemanes no hayan puesto atención
en las relaciones entre personalidad y Paranoia, sino que al
comienzo no fue vista la articulación de manera precisa. Un
antecedente lo tenemos en Kraft-Ebing quien en 1888 señala que la
Verrücktheit primaria es una "hipertrofia del carácter anormal",
posteriormente todas las explicaciones de Kraepelin sobre la
endogenicidad o psicogenicidad de la Paranoia y la relación de
esta con la personalidad previa, que culminó con Jaspers con sus
tesis sobre "Proceso y Desarrollo", en 1913. Por otro lado,
Bleuler encuentra la explicación del delirio no por el lado de la
constitución, sino en las reacciones del sujeto a situaciones
vitales; pero conserva ciertos rasgos emparentados con esta
doctrina constitucional.

Después de kraepelin

Si bien ya hemos mencionado que, en las últimas ediciones,
Kraepelin absorbe el tema, la discusión que situamos como
poskraepeliniana, se centra, en principio, fundamentalmente en el
par de opuestos "psicogénesis vs. organogénesis" de la Paranoia.

Esta discusión nace con la llamada corriente psicodinámica
alemana y se refuerza a partir de una inflexión histórica
fundamental que personifica Sigmund Freud; quien dio origen al
psicoanálisis, influyendo este en todo el pensamiento
psiquiátrico y psicológico posterior. Como dijimos, la obra de
Bleuler, y también la de Jung (el grupo de Zurich), está
atravesada, aunque en forma digerible, por las ideas freudianas.

A partir del psicoanálisis, para nosotros la segunda revolución
psiquiátrica (la primera la situamos en Pinel y la tercera en el
nacimiento de los psicofármacos), la historia de la Paranoia se
bifurca.

En un polo, con la misma metodología psiquiátrica, aun
que enriquecida por los aportes jasperianos, que no
pudo dar algunas respuestas, se intenta dar cuenta de la
Paranoia; apareciendo un hiato cada vez más pronunciado entre una
clínica que cada vez se empobrece más y una neurobiología en
pañales, que le gana terreno, lo que conducirá a la "demolición
conceptual de la Paranoia kraepeliniana", como dice
Alonso-Fernández.

En el otro polo, el psicoanálisis que, valiéndose y apoyándose en
las descripciones clásicas, le agrega a la mirada psiquiátrica,
la escucha, que pondrá en primer plano: el inconsciente, las
relaciones fundantes del sujeto y el valor del lenguaje, es
decir, del orden simbólico como del lado de la causa, en
principio.

Una muestra ejemplar de este punto de bifurcación que ya había
anticipado Freud con los trabajos sobre las neuropsicosis de
defensa, el caso Schreber y el narcisismo, podemos leerlo en la
magistral Tesis de Lacan (1932), "De la psicosis paranoica en su
relación con la personalidad", que él mismo sitúa como en su
período psiquiátrico y donde se ponen al día las ideas de la
época anterior, pero ya con el psicoanálisis en su seno por un
lado, pero también marcado por la obra de Jaspers. Continuando
con la coherencia del trabajo, avanzaremos por el lado
psiquiátrico.

¿El gran mito kraepeliniano?:

Con esta frase de Alonso-Fernández, pero sin los signos de
pregunta, se nombra a la Paranoia, cuya consistencia psiquiátrica
comienza a perder coherencia. El inicio de la llamada "demolición
conceptual", lo podemos situar con algunos trabajos que ya hemos
mencionado.

En 1905, Friedman publica casos ligeros y curables de Paranoia, a
las que llama "Paranoia atenuada" y Gaupp (1910, 1920, 1942), con
sus célebres trabajos, describe la "Paranoia abortiva". Con
estos, se intenta introducir el concepto de "reacción vital" al
que luego se le agregará "paranoide", en el que tanto se apoyó
Bleuler y que vuelve a poner en el tapete el origen intelectual o
afectivo.

Kraepelin, al aceptar (aunque en forma superficial) estas formas
frustras en la octava y ultima edición, hace que comience a
tambalear el concepto de "entidad natural" y los criterios
fundamentales de su Paranoia, es decir, la cronicidad e
incurabilidad de la misma.

Estos trabajos de la corriente psicodinámica alemana, son
coronados por la obra de Kretchmer. La respuesta que se da es,
más o menos la de, perturbaciones reactivas, con bases
degenerativas; a pesar de que Kretchmer hable de disposición
adquirida a lo largo de la evolución, en la que tienen papel
fundamental los traumas afectivos. Con sus escritos a partir de
1918 y los de Bleuler, se afianza la psicogenia de la Paranoia,
cuyos puntos salientes ahora son

1. BASE CARACTEROLOGICA tendencia kretchmeriana a integrar lo
constitucional a lo reactivo: "Disposición caracterológica
sensitiva" (esto es para su delirio de relación)
2. FACTOR FAVORECEDOR MEDIO AMBIENTAL. Desencadenamiento
catatímico.
3. Pueden ser REACCIONES PARANOICAS ("Delirio de relación de
los sensitivos") o DESARROLLOS DE LA PERSONALIDAD
("Paranoias de deseo").
4. En todos los casos, es una alteración PSICOGENICA.
5. EVOLUCIÓN BENIGNA y resolutiva en muchos casos.

Es de destacar que, toda la discusión poskraepeliniana, tiene
como base subyacente, sin lugar a dudas, el pensamiento de
Jaspers, quien entre 1910 y 1913 concluye su "Allgemeine
Psychopathologie".

El trabajo de este autor, tal vez el último gran aporte a la
psiquiatría clínica, XX excede los propósitos de este trabajo. A
pesar de ello, no podemos dejar de mencionar, al menos
brevemente, que en referencia a la Paranoia los autores
influenciados por él, deben tener en cuenta las

* Relaciones de comprensión: representación intuitiva del
observador de lo vivido por el paciente.
* Relaciones causales: invocación a la que se hace referencia
cuando la comprensión se topa con lo incomprensible (a
partir de aquí, la explicación).

Esto desemboca en el par de opuestos clásicos:

* Proceso (orgánico o psíquico)
* Desarrollo

El proceso del lado de la explicación, de lo incomprensible y el
desarrollo, que se comprende. Esto en términos muy generales, ya
que estas concepciones se verán enriquecidas y modificadas por
otros autores (K. Schneider) y por el mismo Jaspers (a partir de
1942).

Lo cierto es, que se introduce fuertemente en la psiquiatría las
dualidades o dilemas que Alonso-Fernández define como:

* a) Dilema Psicopatológico: Alteración de la forma en tanto
función vital extra psíquica o alteración del contenido
intrapsíquico.
* b) Dilema Metodológico: Comprensión o explicación.
* c) Dilema Nosográfico: Malformación psicológica en tanto
variante extrema del modo de ser normal (desarrollo anómalo)
o enfermedad psíquica en tanto epifenómeno de una alteración
estructural del organismo conocido (pro ceso orgánico) o
supuesto (proceso psíquico).
* d) Dilema Terapéutico: Psicoterapia o somatoterapia.

Jaspers, con su método, opone las auténticas vivencias paranoicas
al carácter sistematizado y concéntrico de las ideas de
sobrestimación y de las ideas erróneas; señala la necesidad de
diferenciar entre el "proceso paranoide", de naturaleza
somatopsíquica y cuyos síntomas (delusiones) son
"incomprensibles" psicológicamente y el "desarrollo paranoide"
producto de una interacción "comprensible" entre el individuo y
el medio ambiente.

Cómo es posible entonces situar a la Paranoia, ya que al menos,
por lo que tenemos recorrido, podemos señalar dos tipos
diferenciados de delirios "con base interpretativa".

Primero, los delirios de "génesis afectiva y determinismo
psicológico"; que ejemplifica muy bien Clérambault en 1921,
cuando agrupa los delirios pasionales: el de reivindicación (de
Serieux y Capgras), la erotomanía y el delirio de celos (nosotros
podríamos incluir además, el deliro de relación de Kretchmer). En
estos, la base afectiva ("postulado ideo-afectivo" de
Clérambault), permite comprender el desarrollo del delirio y las
ideas parecen verosímiles y se pueden penetrar intuitivamente.

Segundo, los delirios interpretativos, donde si bien la
estructura del delirio responde al tipo silogístico, nace, dice
Clérambault, de un estado de duda y perplejidad y se sistematizan
posteriormente. Aquí se torna sumamente dificultoso comprender,
por lo que los autores tienden más a ubicarlos del lado
esquizofrénico.

Cabe la pregunta, ¿en qué lugar ubicar la Paranoia?, o para ser
precisos, ¿dónde ha quedado la Paranoia kraepeliniana?. Las
respuestas alternan desde las concepciones restringidas, hasta
las más amplias. Demos ejemplos.

Specht (1901,1905,1908), pretende incluir la Paranoia en el
"círculo de las psicosis maniaco-depresivas". No olvidemos, que
el origen afectivo propuesto por muchos, podría dar pie a este
tipo de articulación.

Lange (1925, 1927) dirá, por el lado de las constituciones, "Sin
la disposición a la Paranoia, no podría caer en ella el carácter
más complicado bajo el destino más embrollado".

Algunos autores conservan la "Paranoia legítima" y lo reactivo se
nombra como paranoide y a la inversa otros (Keyserlingk en 1964),
proponen reservar el término Paranoia para las reacciones y a los
desarrollos los llaman paranoides.

Por el lado de la esquizofrenia, Kahn (1923) dice que la Paranoia
de Kraepelin se monta sobre un estado esquizofrénico residual. Y
en el mismo sentido, el propio Bleuler dirá en 1942, "Un ligero
proceso esquizofrénico que no llegue a producir síntomas
esquizofrénicos permanentes y específicos, y, sobre todo, ninguna
clase de trastornos lógicos, es, pues, una buena base para una
futura Paranoia".

También Kolle (1931, 1957), dirá que las paranoias de Kraepelin
eran esquizofrenias y Leonhard (1945, 1957, 1964, 1966), ubica a
la Paranoia kraepeliniana del lado de la "Parafrenia Afectiva".
Recordemos que ésta más la Catatonía periódica y la esquizofasia,
es para él una "Esquizofrenia no sistematizada" y tiene una base
fuertemente orgánica.

La asimilación de la Paranoia al grupo de las Esquizofrenias,
dominará gran parte del pensamiento psiquiátrico posterior. Así
el término vuelve a tornarse impreciso, y los autores comienzan a
hablar de una particularidad sindrómica más que un grupo
nosológico determinado. los opuestos serán entonces Paranoico o
Paranoide, Delirante o Deliroide.

Llegamos, de este modo, nuevamente a las discusiones que podemos
llamar prekraepelinianas, sobre el origen orgánico o psíquico,
primario o secundario, el comienzo en la infancia o adultez, la
presencia o no de alucinaciones, el inicio agudo o crónico, la
evolución demencial o curable, lo que nos conduce de lleno al
capítulo siguiente

Las Clasificaciones Internacionales:

Teniendo como guía un trabajo nuestro sobre las clasificaciones
(en este mismo volumen), diremos que los últimos avances por el
lado de la neurobiología, la neuroquímica y la psicofarmacología,
crea una hiancia cada vez más pronunciada entre los datos de
laboratorio y la clínica. De esto tampoco está exenta la
Paranoia.

Ante las discusiones que puntuamos anteriormente y la
neuropsiquiatría en avance, la postura adoptada, se puede resumir
en:

1. Dogmática: Que aferrándose a una "hipoteca nosológica",
continúa sosteniendo la "entidad natural" Paranoia, a partir
de hipótesis en constante revisión.
2. Ecléctica: Que haciendo uso de "Todos" los datos, logra que
se borre toda diferencia. Esta tendencia, creemos, es la que
tiende a la psicosis única, que muy recientemente está
volviendo a tomar nuevo impulso.
3. Empírica: Que es la de los últimos años, y que ante la
complejidad de las discusiones que resumimos sobre la
Paranoia, deja de lado toda consideración causal y habla de
síndromes.

Esta última postura es la que se desarrolla con más fuerza a
partir de la década de los '50, con las clasificaciones, llamadas
de compromiso, en donde el empirismo define y clasifica
"Trastornos" de acuerdo a los resultados terapéuticos. "La
solución aportada, deja el problema intacto".

La adopción de la categoría de "Síndrome" hace que la nosografía
psiquiátrica prolifere de manera notable (en 1967, se
contabilizan más de 300 clasificaciones psiquiátricas). Pero,
¿qué es lo que ocurrió con la Paranoia?.

Vimos al comienzo, que luego de ocho, en 1975 la OMS larga su
novena edición de la clasificación de enfermedades con cerca de
200 apartados psiquiátricos diferentes. En ésta, se conserva la
Paranoia kraepeliniana como "Paranoia"; pero bajo el rótulo de
"paranoide", se clasifican desde un tipo esquizofrénico, un
estado paranoide simple, un trastorno paranoide compartido, una
reacción paranoide aguda, un trastorno de personalidad paranoide,
hasta Otros trastornos paranoides. Aquí la encendida discusión de
los clásicos sobre la Paranoia, queda atomizada en múltiples
apartados que corresponden a categorías lógicas diferentes, ya
que formalmente no es lo mismo hablar de la Paranoia como
"enfermedad" o "entidad natural" que de una "reacción" o un
"estado" y , por otra parte, la heterogeneidad, en esta
clasificación, es puesta en el mismo plano.

El DSM-III norteamericano (1978-1980), con una difusión
internacional sin precedentes, por la semejanza numérica con la
CIE-9 y por la colonización cultural, pareciera que tuviera un
tratamiento análogo de los delirios interpretativos, ya que
conserva la Paranoia, pero se comienza a borrar las diferencias
entre reacción, tipo o estado, y ya todos son "trastornos".

Finalmente, en 1987, con el DSM-III-R, ni el vocablo Paranoia
queda. Sólo lo paranoide, ampliamente reducido a un trastorno de
personalidad y puesto entre paréntesis en el "Trastorno
delirante", es la respuesta de esta clasificación.

Sin embargo, si se lee con detenimiento las descripciones de este
manual que prolifera en ejes diagnósticos, leeremos que los
problemas psiquiátricos de los que hemos estado yendo y viniendo
en este trabajo, permanecen intactos. Como solución, se ofrece
hacer desaparecer el nombre de Paranoia.

Conclusiones

En este recorrido sobre la "Paranoia", que ha sido definida como
la más discutida de la psiquiatría, hemos realizado una
puntuación sobre aspectos por un lado históricos, y por otro, un
recorrido acerca del agrupamiento sintomatológico descriptivo,
cubierto por el vocablo Paranoia.

Creemos que, es justamente por este lado por donde la psiquiatría
ha llegado a agotarla hasta el punto de prácticamente hacerla
desaparecer. Ya que la psiquiatría, queriendo estructurar
"entidades naturales" (enfermedades con carácter sustancial),
erige categorías descriptivas (elementos de una clasificación del
dato fenomenológico), y los transforma en esencias autónomas con
su orden propio de coherencia y racionalidad. De allí "la
oscilación entre una fragmentación nosológica indefinida que
erige la rareza en modelo típico, forma pura (tendencia francesa)
y la constitución de conglomerados patológicos, cuyo vínculo con
la realidad clínica se diluye en favor de una imposición de
hipótesis doctrinales siempre sujetas a revisión (tendencia
alemana)".

Si hubiéramos realizado una lectura estructural acerca de los
mecanismos de la Paranoia, así como de la génesis de la Psicosis,
sin caer en la lesión orgánica puesta en el lugar del ideal, ni
el la hipotética constitución congénita de la personalidad,
adentrándonos en la singularidad de los casos, creemos que
hubiéramos dado un poco de luz al problema.

Dos han sido las causas, en principio, de esta omisión. Primero,
que consideramos necesario como primer paso para enfocar el tema,
la diacronía descriptiva de lo que se ha llamado Paranoia.
Segundo, que debiéramos haber tomado un atajo ideológico,
profundizando en el salto epistémico dado por el psicoanálisis en
cuanto a una teoría, una práctica y una clínica diferente, y
además considerando las cambiantes consideraciones neuroquímicas
y psicofarmacológicas actuales, y esto excedería los objetivos de
este trabajo.

Pensamos que este es un paso inicial revisionista, el segundo lo
debemos.

Bibliografía

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Ed. Paz Montalvo, Madrid. 1987

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http://www.acheronta.org

[Revista Acheronta]
Número 2 - Diciembre 1995

 

 

 

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