Enrique de Aragón (Marqués de Villena)

 

Tratado de la lepra


Durmiendo en alegre sueño, veyéndome en deleitoso vergel por alcançar de un
fermoso fructo -tengo que fuese spiritual-, teniendo con la una mano la rama baxada a
mí, queriendo ya tomar con la otra, el cual sueño entiendo de cabo demandar, fui yo
despertado a desora, ca sentí entrar una vieja tosiendo e muy de vieja hedat, la cual
en el tosido se me recordó que en la mi niñez la avía conosçido. E, dormitando, yo
dixe:

-¿Quién anda aí?

Respondió:

-Yo, la que te avía tan olvidado como tú a mí. Embíame tu señor don Enrique, al
cual tú amas servir; toma la letra e responde.

Yo dixe:

-Luego, luego.

E a tiento tomé la péñola e escreví, por lo cual tengo que converná a la vuestra
alta sçiençia muchas emiendas fazer a los errores que así se escriven.

Tratado de la lepra
Enrique de Aragón (Marqués de Villena)

Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander Central Hispano 1999-2000

Tratado de la lepra
Enrique de Aragón (Marqués de Villena)

Señor muy noble, algunas vezes se detovo mi imaginativa en aquel testo de la
lepra del vestido e de la pared; non fallo escripta bastante razón a ello, pero,
señor, considerando aquello posible de considerar de la muy alta alteza del Embiador
del çielo la ley e la grant dignidat del mediante dador Moisén e la grant ignorançia
de los reçeptores, podemos fallar alguna paresçençia de razones. E si yo non soy
engañado, paresçen en tres razones, que la una d'ellas dizen los del Talmud.

Primera, qu'el maior fundamiento que esa ley quiso fundar fue creençia de las
cosas sobre natura, las cuales llamamos o son contra natura o contra la costumbre de
la natura. E seguramente e con grant audaçia lo pudo fazer la ley, mayormente a los
que aún tenían las manos lodosas del barro de servidumbre de fazer adobes, en que se
criaran, que non entendían de la natura intrínseca de las cosas, menos que supieron
argüir nin demandar nin responder desque oyeron fablar a Dios con ellos. E para les
bien asentar el dicho fundamiento, examinólos si creerían lo que es imposible al
absoluto poder de Dios. De onde, cuando tractó Moisén de la mundificaçión de las
lepras e de las cosas inmundas, puso ende una imposibilidat, de cómo les convenía
fazer si contesçiese que la lepra estudiese en el paño o en la pared, ca non da
testimonio qué contesçió de fecho, mas dize si tal cosa fuese, conviene así
mundificar; e es a saber que, si non fuere nin pudiere ser, quito es el argumento. E
pues ellos esto non fallavan si era contra natura o non, bien fincava que todo lo ál
que paresçe imposible que lo creerían sin dubdar.

Imagino que pasará por razón fasta aver otra mejor. E con esto concuerdan en
alguna manera los judíos del Talmud, que dizen así: «¿Qué cuidado tovo Dios porque
degollemos por el garguero más que por el colodrillo? Mas podemos dezir que non
fueron estos preçeptos salvo para provar e examinar a los omes si los obedesçerían,
que así dize David: 'La palabra de Dios es examinada'». Fasta aquí es su dicho; esto
es en el salmo Diligam te, Domine, que dize: «Deus meus, impoluta via eius: eloquia
Domini igne examinata: protector est omnium sperancium in se».

Segunda razón, que si en singular supiésemos las cosas que en aquel viejo tiempo
concurrían, podía ser que supiésemos alguna cabsa d'esto, como sea verdat que en el
muy antiguo tiempo muchas de sus cosas non concordaron con estas presentes, por lo
cual avemos muchas por imposibles que non fueron entonçe así avidas por tales. E de
presente avemos algunas en acto que en ese antiguo tiempo las pudieran aver por
imposibles de contesçer. De onde se sigue ser verdat que por muchas cosas fueron e
son e serán ocultas al entendimiento de la humanal natura.

La terçera razón, que dizen los del Talmud que esta lepra avía de ser en pena
del murmurar e dezir mal unos de otros; e que ello que avía de començar en las casas.
Si se repentiese de su pecado, que esto era propósito que estonçe non se estendería
la lepra. E si perseverase en el pecado, que se faría la lepra en el su lecho e en
sus vestagas; e si mas perseverase, que se apegaría en sus vestidos e después en su
cuerpo. E aquella gente tenían resçebida por çierta esta opinión, como sea opinión
credulidat de alguna cosa dubdosa. E eso mesmo tenían de aquella agua que davan a la
muger que la çelava su marido de adulterio, que tenían que, beviéndola, se le avía de
caer el anca e avía de finchar el vientre. E estas tales credulidades traían
provechos çiertos que todo sabio entiende. E apusieron a esta dicha lepra pegarse en
tantas guisas, fundando sobre algúnt verdadero fundamiento, ca es enfermedat
contagiosa e abominable, pero non en tanto grado segúnt natura.

Tratado de la lepra
Enrique de Aragón (Marqués de Villena)

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Tratado de la lepra
Enrique de Aragón (Marqués de Villena)

Maestre Alfonso, vi un escripto por Johán Ferrandes de Valera, menor de días, a
mí embiado, que paresçía ordenado por vos, responsivo a la cuistión que, mediante el
susodicho, vos pregunté de la lepra por la ley de Escriptura expresada que en las
paredes e preseas de las casas contesçe por maliçia contagiosa, onde declarastes
vuestro paresçer çerca d'ello, poniendo methaforado sueño. Por el cual entendí reposo
de vuestro entendimiento, que se falló en el vergel del saber. E ya passado por
muchas esperiençias, querés el fructo coger del conosçimiento de la verdat e de
buenas costumbres. E ya tenés baxada la rama corporal, aviendo domado los sensuales
apetitos, queda baxés la otra mental de las cogitaçiones, que nunca se doblega fasta
el postrimero de la temporal vida instante, e en aquél se alcança la feliçidat, la
cual Dios vos otorgue en aquella ora.

Por la vieja que vino a vos entiendo la ley musaica, siquiere de Escriptura, que
por su antigüedat e nombre femenino por vieja la significastes, usando de la figura
prosopeya. E díxovos en spiritual locuçión que la yo a vos embiava, significando que
remitía a vos la declaraçión de su testo. Aquélla en vuestra niñez conosçistes por
prática, e agora la conosçedes por theórica; estonçes en figura, agora en virtud e
verdat; e lo que sembrastes en tiempo de Escriptura, cogés al presente en tiempo de
Graçia; olvidástesla cuanto a la observançia, mas non cuanto al fin; ella vos olvidó
cuanto a la subjugaçión e todavía de vos se recuerda cuanto a la libertad. Ella vos
despertó suçitando vuestro entendimiento e claro ingenio a la declaraçión de lo en la
cuestión demandado.

Tomastes la péñola de la investigativa a tiento çerca d'este passo, por ser cosa
que non paresçe mucho nesçesaria saber, ca en otras cosas muy presta la falláredes e
bien temprada. Con ella escrivistes artíchicamente en el liso papel de vuestra
inventiva, cuyo traslado es lo qu'el dicho Johán Ferrandes embió a mí, en el cual
paresçen tres razones. Las dos que de los actores del Talmud emprestadas tomastes e
la una por vos añadida, a reparaçión e complimiento de aquéllos, cuya substançia
muestra que la dicha lepra por curso de natura naturada non podría estar en pared nin
preseas, segúnt la legal letra ya dicha afirma. E aunque posibilidat de los presentes
ignorada lo otorgase, pónese en dubda si en algún tiempo contesçiese en acto,
teniendo que fuesen dezires temptativos por explorar la creençia del judaico pueblo.

E pienso que así como con alegre talante la vuestra quesistes comunicar opinión,
non con menos deseo esperaes saber la mía, maguer a vos alguna non faga mengua. Por
ende, queriéndovos complazer, expressaré lo que a mi rudo entender siento que se
podría dezir, salvando todavía las determinaçiones que la santa Iglesia católica ha
fecho o fiziere de aquí adelante, e salvo la declaraçión que los santos doctores
d'este e sobre este passo fizieron, e salvo el mejor juizio de los maestros e
graduados, siquiere estudiantes en la sagrada theología, a quien esta materia es
propia por ser testo legal de ley divina; e salvo el más conosçimiento que los
naturales han de lo que en esta razón natural menear puede, ca yo, non informado
plenariamente de las sobredichas cosas, podría fáçilmente ir contra la verdat d'estos
secretos non deliberadamente. Onde, si algo dixier contra ello, helo por non dicho,
adiriendo e afirmando a las e las opiniones cathólicas.

E bien conosco ser en mí presunçión osar poner la mano apesgada en temporales
negoçios en el velo alçando del templo e cuidar mostrar los entalles de la çítara
cubierta de oro e con los pies calçados de mundanos embolvimientos pisar el suelo
santo. Mas la benigna suportaçión que en vos de mis errores e pequeños dezires
todavía fallé da a mí algúnd osar diga qué siente mi ignorançia en este paso, non
determinando nin eligiendo opinión, mas queriendo sobre ello oír e entender mejor
doctrina, así de vos como de otros a notiçia de quien viniese, en la siguiente
manera.

Siempre oí a valientes maestros devían ser las declaraçiones e entendimientos de
las palabras de la ley conservantes el mesmo testo e non desviantes e menos
contradizientes del e al entendimiento literal. E así paresçe lo tenga Nicolao de
Lira en el prinçipio de su declaraçión sobre el testo bíblico, tanto que reprehende a
sant Agustín, reverençia propuesta, porque dixo Super Genesi que Dios fiziera todas
las cosas en un instante, derrogando el testo que puso la criaçión en e por
departidos días. E si las razones que los del Talmud han puesto militasen, serié
falso el testo de las antepuestas leyes, lo uno que non contendría verdad nin
posibilidat; e lo ál que firmaría Dios oviese menester para saber la creençia del
pueblo medianería de temptaçiones e espiriençias, que es absurdo de afirmar. Esto
mesmo el Pugión, fablando sobre los hegados del Talmud, tiene, que cuanto pudiere el
declarador buenamente deve el testual seso conservar. E rabí Moisén de Egipto en los
Pacuquim que fizo en los catorze libros así lo conseja, que se tengan al testo e lo
defiendan cuanto razón sofrir pudiere, todavía guardándose de obstenida porfía e seca
credulidat, por non seguir la torpe manera de los carraim, que comen puerca cuidando
líçito sea, pues en la ley que defendió el puerco non lo vieda nin nombra
expressamente.

Otrosí, dévese conosçer que las observançias de la ley antiguadas en plática de
los omnes non avían de ser del todo lexos de la razón humana. E esto conosçiendo,
algunos ebraiquistas letrados se trabajaron a dar razón a los seisçientos e treze
mandamientos que Dios a Moisen departió, en los cuales las memoradas leyes se
contienen, así como Aben Hasdra en el Çefer atuamin. E porque toviesen fixo en la
memoria este cuento, puso en los diez mandamientos de las tablas seisçientas e treze
letras, a significar que en los diez los seisçientos e treze implíçitamente eran
contenidos. Esso mesmo, aquel número en el nombre de çeçid e fechura era conservado,
segúnd la valía del cuento de sus letras e número de filos. E por eso lo traían
vestido blanco, significando mundiçia, e de aquél colgados los ocho filos a cada
ángulo, teñidos con sangre de hilazón e añudados con los çinco ñudos, e agora
cárdenos a memoria de aquella tintura.

Pues, viniendo al propósito, paresçe por conservaçión del testo mejor dezir que
fue e es posible contesçer lepra en la pared e preseas de la casa, maguer fasta essa
ora que lo Dios mandó a los omnes non fuese revelado. E non es contra razón natural,
ca, bien considerada la difiniçión de la lepra, en todo compuesto e elementado
corporal materialmente e actual acaesçer puede. Es su difiniçión, segúnt concordança
de los filósofos e médicos, tal: lepra es dolençia mala que viene de esparzimiento de
la cólera negra en todo el cuerpo, corrompiendo la complisión de los miembros e
figura de aquéllos. Así lo ha dicho Gilalberto en el Compendio de medeçina, que fue
singular prático e non menos theórico. E tomada la concordia de todos los passados,
deduzc esta materia de lepra en el seteno libro en el capítulo de la lepra
copiosamente, onde adelante dize que esta cólera adusta e negra viene en podrimiento
por causar la dicha dolençia. E dando comparaçión cuál es aquel podrimiento, añade
que es menguamiento de la calor natural e de la humidat radical, así como en los
cuerpos secos e en los estiércoles. Donde se entiende que la sequedat de cualquier
cuerpo elementado e complisionado, animado o non animado, que con menguamiento de la
calor natural altera la complisión e muda la figura, es dicha lepra. E por esta
manera la tierra e polvo e pajas e vassuras, cuando se convierten en estiércol,
puédese dezir que son leprosos. E por esso el actor nombrado fizo comparaçión de los
cuerpos secos e del estiércol, aviéndolos por leprosos.

Cuanto más esta dolençia, por ser universal en todo el compuesto, es más común a
todos los compuestos que las dolençias particulares que acaesçen en los miembros, las
cuales non contesçen si non en los cuerpos distinguidos por miembros, nin los
açidentes del ánima que non acaesçen si non en los animales, empero la lepra a todas
las naturas, animal, vegetal e mineral es, como en cada una d'ellas acaesçe.

Que sea en los animales razonables manifiesto es e cada día visto e en los
libros de mediçina asaz departido. Que sea en los animales non razonables, asaz lo
testigua Pedro Helías en su libro De menascalía, en el capítulo de la lepra de los
cavallos, onde afirma que así acaesçe a las otras bestias. E ya d'esto avía fablado
Aristótil en el Libro de los animales en diversos lugares, cuando tracta qué
dolençias acaesçen a las bestias.

E que sea en la natura vegetal asaz se muestra en la Filahanaptia, que quiere
dezir Agricultura caldea, en la cual Abenohaxia dixo en la lavor de la olivera cómo
acaesçen algunas dolençias, e nombró entre ellas la hitiriçia, cuando se tornan las
fojas amarillas por sequedat. E añade que, si non es curada segúnd él allí muestra,
que viénense a torçer sus fojas e encañutarse e faze el fructo menudo e muy amargo e
el cuexco grande e nunca bien madura e nasçen torondos en sus ramas e non salen
derechas e descortézanse. E aquello tal dizen que es lepra. De los robres pone que la
mofa que se faze en su tronco, a que dizen en latín usnea, de la cual el Zaharahui
tanta mençión fizo en el tractado que partió por treinta macalas, es lepra del roble
e apégase por contagión a los robles que están de çerca. E así de otros vegetales
trae cómo les acaesçe esta enfermedat.

E que sea en la natura mineral, afírmalo Ageber en la Suma mayor, en el capítulo
del plomo, do dize que en su compusiçión fue oro e por lepra que le acaesçió quedó
así obscuro e inmundo. E Rozimus dixo en el libro De turba philosophorum que el orín
que viene en el fierro e en el arambre es lepra de aquellos cuerpos. E así de los
otros en su manera e segúnt puede resçebir su compusiçión.

Así que de todo esto era ya fablado e en uso de las gentes. Non quedava si non
fablar cómo esta lepra en las casas e preseas d'ella acaesçer podría. E quísolo
revelar Dios a Moisén, por guardar el su pueblo, que en ellos avía de morar, por
conservarlo en sanidat, así que mejor pudiesen complir las çerimonias e ordenaçiones
de su ley santa, que en dolençia sólo por voluntad obedençial e deseo se complir
pueden. Ca el sordo la palabra de Dios e predicaçión oír non puede; e el mudo non
puede mostrar su doctrina, nin el çiego non puede leer en su ley, nin el tollido ir
al templo sin grant afán e ayuda, nin el maníaco ha temor d'Él. E así de los otros
por dolençias detenidos particulares. Cuanto más el que de tal dolençia como es la
lepra fuere cruçiado, que es dolençia de dolençias e mal en que concurren muchos
males.

El que lo ha pierde la boz e non puede fablar; duélenle las coyunturas más que
si fuese artético; láxansele los nervios más que de parlático; calor estraña nunca se
d'él parte; tuérçensele los miembros más que al tollido; cánçer universal al cuero
comprehende; soluçión de continuidat dentro e de fuera del cuerpo le acaesçe; la
sangre podresçida rompe las venas e se embalsa en la carne, fistulándola; por todo
postemaçiones e finchaduras, postillas, sanies e anguxidades en él son falladas;
dolor de tripas, constipaçión de vientre, passión de estómago, perdimiento del
apetito, tremor en el coraçón e tristeza, turbaçión de cabeça e gravidat, escotomía
en los ojos, tiñítico en las orejas, caimiento de los cabellos. ¿Qué diré? Cuántas
dolençias particulares por la mayor parte que a los miembros acaesçen vienen juntas e
acompañan a ésta, como el mesmo Gilalberto dize en el libro allegado e signos de la
lepra en sus espeçies, do cuenta sus açidentes, en tanto que en el capítulo «De
elefançia», interpretando este nombre, dixo que, así como el elefante preçede en
magnitud corporal a las otras bestias, así esta dolençia preçede a las otras
dolençias.

Por eso mayor embargo faría al cumplimiento de las çirimonias de la ley e justo
era a esto fuese proveído. E aun algunos quieren dezir que por eso les fue defendido
el puerco, porque en él acaesçe más esta dolençia que en algunos de los animales,
tanto que menos se fallan en el mundo d'ellos sanos que de leprosos. E contésçese en
esto que, si le catan deyuso de la lengua, fallarle an granos como granos de trigo e
duros como ternilla, e en la carne, cuando es muerto, aparesçen granos como de
lantejas grandulosas entre lo grueso e lo magro. E cuando más es el daño, por todo e
en su grossura paresçen colores verdes. E los canes non lo quieren comer cuando ge lo
lançan. Por eso se embuelve en los çenagares rallos con la sequedat e dañamiento que
siente de dentro.

E fue menester fablar de la lepra que venía en las casas por cuanto la tierra de
Canaán, adonde avían de morar, era toda contaminada por la maliçia de los que en ella
moravan de antes, tanto que non solamente las casas eran leprosas, mas aun la tierra
era por sequedat e contagión de los abitantes tornada salada e infecunda. D'esto dixo
David en el salmo çentéssimo sexto: «Terra fructifera in salsugine a maliçia
abitancium in ea». E por esso en aquella ley dize del Levítico e capítulo XIIII: «Cum
ingressi fueritis terram Canaan, quam ego dabo vobis in possessione, si fuerit plaga
lepre in hedibus, etc.». E non lo dixo nin mandó guardar antes cuando estavan en los
tabernáculos en el desierto.

Aquí paresçe que la mundiçia del pueblo judaico fue tanta en el desierto, que
non engendró lepra en sus tabernáculos por causa estrínsica, como engendraron los
cananeos en sus casas biviendo viçiosamente e pecadriz, mayormente en las culpas de
la luxuria e de la gula, comiendo viandas muchas e curiosas, cuales non podía el
estómago digirir, por cuya indigistión se causava fetor en los sudores de aquéllos e
en su resollo, corrompiendo e podreçiendo el aire de sus moradas, el cual dessecava
la humidat de las paredes radical e engendrava en ellas semejante infecçión de la
suya, corrompiendo la complisión de la materia de la pared. E cuando era en cuerpo
radicada avía maior fuerça, faziéndole perder su forma por finchadura e
descortezamiento, fendeduras e molimientos; e tal mesmo en las vastagas o preseas de
la casa de lana o lino o cuero e en los semejables. Non menos d'esto causava la
luxuria por ellos desmesuradamente usada, mayormente con los vientres llenos de
viandas, las cuales por aquel acto podreçían e corrompían e tal substançia infecta
resçebían los miembros, por do mudavan sus complisiones innatas e perfundían en el
aire el fétido vapor, alterándolo, e, por él mediante, las cosas a quien llegava. Con
todo esso, algunas vezes acaesçió e acaesçe oy día por causa intrínsica nasçer la
lepra en la pared e preseas por el antigüedat e consumçión del húmedo radical, la
calor natural diminuida, por do la complisión se varía e sequedat con putrefacçión se
intreduze, causante lepra.

E maguer non se lea cuando contesçiese en acto para que se fiziese la
mundificaçión mandada, non es de poner dubda que contesçió, pues que se mandó. En
otra guisa fuera el mandado infructuoso. E apruévalo que contesçió, por cuanto oy
contesçe, segúnt las señales que aquellas leyes dan que d'esto fablan. Primeramente,
en los vestidos e preseas, por sequedat que en ellos viene con putrefacçión
corrompiente la complisión, sale en su sobrefaz esa humidat que dentro así a su
conservaçión tenía reclusa e incorporada por cogimiento e complixión de las partes. E
esta como grossura, a la cual se apega el polvo sotil e cargando, muéstrase mancha
blanca e çenizienta, así como si azeite allí oviese caído. E otras vegadas, por mucho
cargamiento e inmundiçia que se allega, declínase a bermejura poco paresçiente,
porque escureçe, e esto tal es lepra manifiesta. E por eso en el trezeno capítulo del
dicho Levítico dize: «Si alba vel rufa macula fuerit, infecta lepra reputabitunr».

E para examinar si aquello viene de causa intrínsica o extrínsica, mandó allí
ençerrasen aquella tal ropa do esto acaesçiese por siete días. Por esso dixo:
«Ostendetur quod sacerdoti que considerata recludet septem diebus», por apartarla del
uso de los omnes cuya era. E así apartada, si sin el partiçipamiento d'ellos cresçía,
mostrava que de causa intrínsica avía prinçipio; e si non cresçía o se amenguava,
paresçié que de los omnes o otras cosas infectas resçebía aquel daño. Por eso dixo
adelante: «Rusus aspiciens si deprehenderit crevise, lepra perseverans erit». E tal
como ésta, ya avía fuerça de traspassar su infecçión en otra cosa. Por esto mandó que
fuese quemada tal ropa e lo que çerca d'ella estuviese o en que estuviese, así como
arca o almario. Por eso dixo: «Polutum iudicabit vestimentum et omne in quo fuerit
inventa idcirco comburentur flamis». E si viniese por causa extrínsica, mandávale
fazer mundificaçión de lavamiento, después de que, si aquella mácula más escura
paresçiese de lo otro, manda que sea rompido aquel pedaço. Por eso dixo: «Si autem
obscurior fuerit locus lepre postquam vestis es lota, aprumpet eam et a solido
dividet».

Aquel poluçión e inmundiçia que allí carga corta el pelo e queda raso,
paresçientes los filos de la texedura nudos e secos esblanquesçidos. Estonçe la gente
de agora dízele tiña e llaman aquel paño tiñado. E cuando lo dexan así, corrómpese en
aquel lugar la texedura de los filos e forádase e dízenle esa ora, quasi polluta,
polilla. Algunas vezes se fazen ende pequeñuelos gusanos; e esto muestra acabada
corrupçión, ca la fin de corrupçión es prinçipio de generaçión, como el Aristótil
dize in libro De generaçione et corrupçione.

D'esta tal lepra dixo el testo «lepra volatilis et vaga», a la cual non ay
remedio si non arder aquello en que fuer en llamas de fuego. Por eso dixo: «Debet
igne comburi». E viene más en la lana por aver seído de cosa biva e allega más a la
egualdat de la complecçión que las cosas vegetales. E non solamente en la lana
texida, mas aun en la filada e por labrar, este dañamiento viene. E dízenle los de
agora que se taja o corta por estar mucho por texer. E resçibe aína aquella impresión
por la oquedat suya que tira mucho cualesquier humidades vezinas, como paresçe en la
casa regada, cuando la lana tira, maguer esté apartada, de lo regado. E paresçe aun
de la infecçión que resçibe del ressollo del lobo, de que Aristótil dixo en el seteno
libro De los animales qu'el paño fecho de tal lana cría muchos piojos allí: «Et lana
ovium quas comedit lupus, post comestione panni illius rescipiunt plus pediculos».

E así como es dicho en el vestido de la lana, así contesçe en su manera segúnt
el subjecto en el lino e estambre e cueros e pieles e coberturas e semejables cosas.
E por eso concluyó aquel capítulo nombrando estas cosas e diziendo: «Ista est lex
lepre: vestimentum lanei et linei staminis atque sub tegiminis omnisque suplectile
pelicie». E segúnt que de los omnes infectos en los vestidos lepra acaesçe, así de la
ropa leprosa la complisión de los que la usan se corrompe e daña.

Pues visto cómo la lepra en las vestagas acaesçe, queda veer cómo esté en la
pared de la casa, siquier sea intrínsica o de causa extrínsica. Cuando aquella mala
complisión se entreduze en la materia de la pared, corrómpese la primera que la
conservava e desécale la humidat a ella radical que detiene las partes secas e las
continúa en solididat. E fázese cavernosa, resçibiendo en aquellas cavernosidades la
humidat estraña o del aire infecto, o de sí o de la mala complixión engendrado. E
éste faze dilatar la corteza o enlozidura, alçándose torondos en la pared e
apartándose de lo firme d'ella. E cuando omne tañe en aquellas gibas, feriendo, suena
hueco; e, continuándose el dapñamiento, con pequeño golpe se quiebran e caen aquellas
cortezas e en su caer fazen son más sordo que otra corteza non así infecta. E sale de
aquella oquedat olor malo del aire féctido o infecto que estava allí recluso, así
como de tierra seca mojada con poca lluvia. E queda en lo descortezado polvo terroso
e en algunas partes como tela de araña. Esto es el prinçipio de la lepra que en ella
viene. Por esto dixo Ledan, ya aviendo algúnd sentimiento d'esta lepra, en el libro
que fizo De jaçinto, fablando de la mundificaçión de las cosas do avían de fazer las
obras del sol e sus altiçames: «Domus munda est que stopis mundata in parietibus
rimulas seu scorataciones lepre infectas non habeat».

E dende síguese o de aquel daño provienen otros, así como sallir en la
superfiçia de la pared una terrosidat blanca, e carga así como si sal mojada
estoviese pegada en aquel logar. E cuando omne lo toma con los dedos, desfázese como
farina impalpable; e en el gusto es agudo como salitre e rasca la lengua. Pero si lo
lançan en el fuego, non arde como salvitre; antes está como tierra muerta e huele mal
su socarradura. Esto muestra que la complixión de las partes áridas lançan fuera su
humidat e la agena, generando en la sobrefaz aquella salsedumbre previniente de
indigestión, ca las cosas digestas dulçes son, como testigua Aristótil en el libro De
los animales seteno, allí: «Quod est digestum in omnibus rebus est dulcius». E porque
descontinúa las partes, es dicho llaga, como llaga sea soluçión de continuidat. E por
esto el testo de aquel libro e capítulo XIII dize: «Si fuerit plaga lepre in edibus».

E cuando fabló de la lepra del paño en el capítulo de antes, dixo macula, a
mostrar que en el paño, maguer se raya e caiga el polvo del lugar infecto del paño,
non solvía la continuidat de su texedura fasta que era confirmada e lepra volátil.

Viene aun llaga en la pared, sumiéndose en alguna parte por contracçión de la
sequedat de sus partes con figura deforme sin regla, non seyendo bien çircular nin
angulada, e por escuresçimientos infecta de amarellura o rubifacçión poco
paresçiente, como dize el testo adelante: «Et cum viderit in parietibus illius quasi
valiculas palore super robore deformes et humiliores superficie reliqua, etc.»
Estonçes mandava que sacasen todas las cosas que en la casa eran muebles en que se
pudiesen pegar o quien pudiese resçebir infecçión e çerrarla por siete días. E si
después cresçiese, mostrava que era de causa intrínsica. Por eso mandava sacasen las
piedras en que fuese o partes e lo lançasen fuera de la çibdat en lugar apartado e
non de provecho. Por esso dixo: «Invenerit crevise lepram, jubebit lapides quibus
lepra est et proiciet eos extra civitatem in loco inmundo». E agora dizen a esto que
es salvitre que sale en las paredes, ignorando esta lepra.

E más adelante mandó, porque alguna infecçión non quedase, que rayesen las
paredes de la tal casa por de dentro en derredor e el polvo de la rasura fuese
lançado fuera de la poblaçión en logar inmundo, e de otras piedras e enlozidura nueva
fuese la casa reparada, do dize: «Domum autem ipsam radi intrinsicus per circuitum et
spargi pulverem rasure inmundo lapidesque alios reponi pro hiis qui ablati fuerant et
loco alio liniri domum». E si, así esto fecho, otra vez paresçiesen más en aquella
pared llagas de máculas resparzidas, dize que por lepra perseverante sea avida, que
quiere dezir incurable. Essa ora manda sea la casa derribada e sus piedras e madera e
polvo sea de la villa lançado en logar inmundo, como dixo: «Ingresus sacerdos viderit
reversam lepram, et parietes respersos maculis, lepra est perseverans, et inmunda
domus, quam statim destruant et lapides eius ac ligna atque universum pulverem
proiicient extra opidum in loco inmundo». Esta postrimera espeçia es cuando aquellas
llagas o tales susodichas de un color primero escuresçidas se desvarían en colores o
escuresçimientos, que son dichas máculas, e por apartar d'ellos aquellos viçios por
que el aire se corrompía e la lepra material se engendrava.

E maguer una de las razones que se podrían asignar porque lo Dios mandó e reveló
es por conservar la salud corporal del pueblo e dar lugar mejor su ley mejor complir
pudiesen, otras spirituales se dan, como adelante porné. E lo que dixeron los del
Talmud que esta lepra era pena del murmurar, significa por la magnitud del dapño la
magnitud de la culpa de la murmuraçión, que es comienço de muchos males e barajas,
como dixo Aristótil en el quinto libro De los animales: «Susurracio est principium
pugne». E queriéndola vitar, allegaron esto.

Otras razones más altas se pueden asignar, así como entender que aquélla era
figura e sombra de misterios venideros esa ora en la ley de graçia. E todas aquellas
çerimonias antiguas fueron figura e enxemplar de las ordenanças de la ley de graçia,
en do ovieron complimiento, declaraçión e reposo. Por esto dixo Sant Pablo, Ad
ebreos, octavo: «Qui oferunt secundum legem munera que exemplari et umbre
deserviunt». Así que en estas leyes de la lepra fue figurado el sacramento de la
confisión, imposiçión de las penitençias e remissión de las culpas. En esta guisa dio
complimiento a la ley nuestro Salvador Ihesucristo; por eso dixo: «Non veni solvere
legem sed adimplere» (Matei quinto).

Lepra es en el ánima la culpa mortal. E cuando es en el propósito o voluntad,
está en la pared de la casa de nuestro cuerpo, la cual acaesçe í por sequedat de
buenos pensamientos e por ocçiosidat podrida. Cuando es en los primeros movimientos,
muestra finchadura de propia confidençia, faziendo oquedat de vano detenimiento. Esa
ora, si non es desechado del humano pensamiento, fázese la llaga en el
consentimiento, que conviene luego mostrarla al saçerdote por confisión; que, si lo
non faze, salta en los vestidos e preseas, que son la guarnisçión de las costumbres e
ábitos virtuosos, tiñándolos e rayéndolos por uso e continuaçión de aquellos
pensamientos fasta lo fablar por la boca e atrevidamente consejar e deliberar en
ello, corrompiendo la complixión de las buenas costumbres, como dixo sant Pablo:
«Corrumpunt enim bonos mores coloquia mala» (prima Ad Corintios quindécimo). E si
esto por el ministerio saçerdotal non es mundado, pégase en la carne, que se entiende
ponerse en obra, el temor de Dios pospuesto, fasta que meresçen de lo poblado ser
apartados, es a saber echados de la comunión de los fieles e del gremio de la Iglesia
cathólica.

E por aquellos tres grados de la pared, del vestido e de la carne, se entienden
los tres grados de culpa, cogitaçión, locuçión e obra. E estas tres significaron los
pohetas por las tres furias infernales, Alleto, Megera e Thesifone, de las cuales el
Ebreardo fizo mençión en el capítulo «De filiis Saturni», allí: «Eumenides 3,
Thesiphone Allectoque Megera». E sobre ello la glosa allega aquel verso magistral:

«Cum mens lectatur, tunc Alecto vocatur;
et cum mente ferat, despumat in ore Megera;
tunc est Thesifone cum produc nunc iurgia, etc.»

Por ende, se cometen todos los yerros. Por eso dixo sant Gerónimo: «Primum
pecatum esse cogitare que mala sunt; secundum cogitacionibus atque vise perversis;
tercium quod mente degeneret opere complire» (originaliter Super Amos, et transuntive
in canone «De penedi», 1º. capitulo, «Super tribus»).

E si bien consideráredes los misterios e secretos que la umana flaqueza alcança
de aquellas maravillosas leyes de la lepra, fallaredes correspondençias en la
materia, distinçión, diferençia e gravidat de las culpas que quitan el ánima de su
devida salud e le non dexan complir el obsequio divinal. Eso mesmo, reluze la
mundificaçión, restituçión, remissión e absoluçión por los saçerdotes ministrada.

Cuánto se podría desto dezir e a ello aplicar vós lo entendés e cuán fermosas
espusiçiones dar e correspondençias fallar por lo que es asomado en mi rudo dezir e
inculto fablar como sope, non como devía, seguiendo el de Séneca consejo in libro De
quatuor virtutibus, las útiles más que fermosas usar palabras loando allí: «Sermones
utiles magis quam facetos ama».

Ministré la materia; a vos es dado vestir la forma, corregendo, declarando,
añadiendo, emendando, detrayendo e interpretando sobre lo que puse, que d'estas
alcançaes más cosas e avés el entendimiento más reposado e libre de las ocupaçiones
que destorvan a mí e fazen menos eso poco que alcanço.

Empero non deven en este tiempo de graçia alguna usar de aquellas leyes, nin
temer la lepra de la casa o curar de la mundificaçión d'ella. Bástale a cada uno
curar de guardar su ánima de spiritual lepra. E si le acaesçiere, a la purgaçión de
la confesión recorra, segúnt santa Iglesia ha ordenado, e así complirá la voluntad
divina, segúnt quiso esta ley fuese complida, ca de otra guisa sería judeizar e temer
más el corporal dapño que la spiritual culpa e de Dios manifiesta ofensa. E el sabio
entenderá por estos dezires qué deve fazer; e conosçerá qué se podría esplicar por lo
implíçito e aquí contado.

El poderoso Dios, que vos guardó de la lepra de las malas costumbres, vos dé
graçia por vuestra dotrina mundifiquedes los leprosos moralmente con moral
mundificaçión.