Juan de Timoneda

 

Autos sacramentales


La oveja perdida

Personas

SAN PEDRO, pastor.
CRISTO, pastor.
ÁNGEL MIGUEL, pastor.
ÁNGEL CUSTODIO, pastor.
EL APETITO, pastor.

Introito

Al ilustrísimo y reverendísimo señor don Joan de Ribera, Patriarca de Antioquía y
Arzobispo de Valencia.
Ilustrísimo señor,
vaso de gran elocuencia,
celebérrimo doctor,
cuidadoso y buen pastor,
guía y norte de Valencia,
de la fe aposentador:
ante vos sé que el callar
es de mayor excelencia,
porque quereros loar
es en el puño encerrar
toda la circunferencia
de los cielos, tierra y mar.
Por do veo que si alabo
al que es sin par este día
a mí mismo desalabo;
y así, no empiezo ni acabo,
porque cortedad sería
dar principio do no hay cabo.
Y pues que nadie ha llegado
a loaros, ni es posible,
mi saber queda excusado,
su estado más alabado,
su poder más invencible,
su valor más encumbrado.
Será sola suficiente
voluntad que se convida
a serle muy obediente,
con la cual traigo un presente,
que es de la oveja perdida,
el pecador penitente.
Esta representación
será aquí representada,
puesta con humillación
a su sabia corrección;
y con esto, mi embajada
espera y pide perdón.

Introito para el pueblo
Cumbre de la clerecía,
refugio santo de nos,
luceros de nuestra vía,
pilotos por quien se guía
aquesta nave de Dios;
será aquí representada
parábola de verdad,
salida y moralizada
de aquella boca sagrada,
fuente de suma bondad
de la cual hace memoria
Lucas, con santos deseos,
a los quince de su historia.
Predicóla el Rey de Gloria
a escribas y fariseos,
diciendo que de su grado,
quien cien ovejas tuviere,
cuando alguna se le fuere,
que deje todo el ganado
por buscar la que perdiere.
Esta tal moralidad
tiene diversos sentidos:
primero, la humanidad;
después, la gentilidad,
que andaban todos perdidos.
Mas, porque el hombre recuerde
(éstos dejados ahora),
diremos, porque concuerde,
que la oveja que se pierde
es el alma pecadora.
Por lo cual aquí han de ver
que Custodio no se tarda,
pastor que con gran placer
saca la oveja a pacer,
que es el ángel que lo guarda.
Andando regocijado
este Custodio bendito,
otro pastor ha llegado
que la oveja ha sosacado,
que es el carnal Apetito.
Siendo la oveja perdida,
Miguel entra a demandar
cómo y por dónde se es ida.
Custodio y él, de corrida,
acuerdan de irla a buscar.
Pues, sucediendo esto tal,
otro pastor será visto,
dicho Cristóbal Pascual,
que so el grosero sayal
viste persona de Cristo;
el cual, como buen pastor
que su ganado mejora,
busca movido de amor
a su oveja con sudor,
por el bien que le atesora.
Como pastor figurado,
yendo la oveja buscando,
topa con Pedro Preciado,
y dale de su ganado
del corral llaves y mando.
Después de dadas por él
gracias del bien recibido,
vuelve el Custodio y Miguel
buscando por buen nivel
la oveja que se ha perdido.
Así que, en irla buscando
los tres con el mayoral,
óyenla que está balando,
atada, y se revolcando
en un sucio cenagal.
Esto es cuando el pecador
reconoce sin discordia
la culpa de su error,
y pide a Nuestro Señor
ayuda y misericordia.
Lava Pedro su ponzoña
con santos alumbramientos,
penitencia, sanctimoña;
úntale luego la roña
con unción de sacramentos.
Esto, pues, todo ya visto,
veréis al fin de las fiestas
cómo, con gozo muy listo,
tomará la oveja Cristo,
por volverla al hato a cuestas.
Acoged en vuestros senos
atención, hermanos míos;
que si della estáis ajenos,
de ignorancia os iréis llenos,
y de ciencia muy vacíos.
Pradera rodeada de montes, bosques y barrancos.
(Comienza la obra, y entra el CUSTODIO con una oveja, cantando.)
CUSTODIO Paced a vuestro solaz
la mi ovejica,
pues sois bonica.
Paced a vuestro solaz
en la majada;
cantad que no comaz
cosa vedada,
cosa no usada,
grande ni chica,
pues sois bonica.
Mucho se huelga, a mi ver,
en oírme mi borrega,
y cuido que mi pracer
le da gana de comer.
Quiero tornar. ¡A Dios prega!
Esta ha de ser correndera
para dar buenos corcovos:
ahotas, que la primera
algo más mansita era;
ésta no es para entre escobos.
¡Juri a mí, que no me agrada!
No pasce como solié,
ahotas, que está alterada:
no se asienta en la majada,
ni se llotra de buen pie.
Toda anda caxquillosa,
oteando al derredor:
o siente lobo o raposa,
o alguna yerba gustosa
que le da mejor sabor.
(Sale el APETITO de quedo, sosacando la oveja con pan.)
APETITO ¡Rita, rita! ¡Urricá!
¿A dó vas? ¡Oye, perdida!
¡Vuelve, soncas! ¿Vaste, ya?
No te arriedres más allá;
haz hacia mí tu manida.
CUSTODIO ¿Sacáis la oveja del hato,
hideputa, sosacón?
Yo lo barruntaba ha rato.
¡Juri a mí, si os arrebato,
que os la frita, don ladrón!
Deja la oveja, zagal;
tú de ella no tengas cura,
que es de Cristóbal Pascual,
el hi del gran mayoral,
que mora allá en el altura.
APETITO No me pongas en afán,
Custodio, con tus razones,
pues sabes soy rabadán
del huerte Nabuzardán,
mayoral de los cabrones;
el cual me tiene mandado
que, a huer de mi natural,
apasciente yo el ganado
que pasciere en este prado,
o oveja, como esta tal.
CUSTODIO No cures de porhidiar,
que Cristóbal la compró
y a mí la mandó guardar.
No pienses de la hurtar,
que bien cara le costó.
APETITO Déjate desa conseja,
Custodio; habremos en al,
porque bien, si te semeja,
tengo yo, con esta oveja,
gran amorío carnal.
También sabes que aquel día
que a ti te hicieron pastor,
la tomé yo en guarda mía,
y que siempre le di guía,
tan bien como tú, y mejor.
CUSTODIO ¿Cómo lo podrás probar?
APETITO Sé que el punto que nasció,
¿quién la avisó de hallar
las tetas para mamar?
¡Soncas! Aviséla yo.
¿Quién le mostró que pasciese
la yerba de cerro en cerro,
ahotas, si hambre hubiese,
y que del lobo huyese,
y no huyese del perro?
CUSTODIO No te doy culpa, zagal,
si en lo bueno la has guiado;
mas, por endilgalla mal
y meterla en el corral,
la metes por lo vedado.
APETITO Custodio, tú no iguales
conmigo en guardar ganado;
pues tú por los pedregales,
por espinas y zarzales
lo traes siempre apartado.
No percatas el tempero,
ni el invierno te da afán,
ni te pones en hebrero
siete capas y un sombrero
como lo dice el refrán.
Por jamás tuviste aprisco
ni majada en la solana,
mas en las cuestas y risco,
donde el hato da abarrisco
contino, o deja la lana.
Yo, soncas, muy por lo llano
lo traigo y por sus anchuras:
no echa menos el verano,
porque el pasto le dó ufano
entre las verdes frescuras.
CUSTODIO Cristóbal nos ha mandado,
soncas, que es pastor maduro,
que no entre su ganado
en dehesa, ni en vedado,
y ahotas, que es más seguro;
porque la oveja criada
en vicio desde chiquita,
aunque más esté atestada,
a la hora es desmayada
que el regalo se le quita.
Luego se pone marrida
si en dehesa no se aprisca;
que esté preñada o parida,
tan presto va de caída
como le da la ventisca.
A ti te mandó al revés
tu amo Nabuzardán,
que a su hato vicio des,
porque él entiende después
tras el placer dalle afán.
APETITO Ella sabe quién la trata
muy mejor y a su pracer.
¿A nosotros quién nos mata?
La oveja mude la pata
tras quien fuere su querer.
CUSTODIO Bien sé que cuando me dio
Cristóbal aquesta res,
ahotas, que no la ató,
antes vi que la dejó
suelta de manos y pies.
Así que estará en su mano
ir tras quien quisiere luego;
mas yo le aviso temprano
que escoja lo que es más sano,
no por temor ni por ruego;
pero sepa que en la altura
le darán pasto sabroso
que no le marre hartura,
y a dó estará más segura,
sin temer lobo rabioso.
APETITO Yo luego le doy que coma.
Toma del pan: ¡re, re, re!
Que lo futuro no asoma,
y al fin, fin, más vale un toma
que después dos te daré.
(Aquí se va la oveja con el APETITO.)
CUSTODIO ¡Ah, Fortilla! ¡Vente, vente!
¡Ah, Temora, Temperada!
¡To, to, to, perra prudente!
¡Aballaos muy prestamente,
que anda el lobo en la majada!
Ninguna ha mostrado el trato
de ladrar en derredor.
Mía fe, si bien percato,
las perras dejan el hato
cuando las deja el pastor.
(Entra SAN MIGUEL como pastor.)
MIGUEL ¡Ah, Custodio, zagalejo!
¿Qué es de la oveja?
CUSTODIO Perdida.
No me muestres sobrecejo,
que, dándole buen consejo,
no sé por dónde se es ida.
MIGUEL No digas eso, zagal,
que no es ésa buena cuenta
para Cristóbal Pascual.
CUSTODIO Harto la aparté del mal,
no una vez, sino cincuenta.
MIGUEL ¿Quién te la llevó, Custodio?
CUSTODIO ¡Diz que quién! ¡Nabuzardán!
MIGUEL Soncas, que nos tiene odio,
porque por el monipodio
le dimos muy huerte afán.
¿No te miembras de aquel día
que tuve con él quistión,
porque en la lobriz decía
que en lo alto se pornía
en laderas de Aquilón?
¿No me entrujas cómo hué,
y le armé la zancadilla
cuando yo con él luché,
y, allá en lo bajo lo eche
a vueltas de su cuadrilla?
CUSTODIO Gran pracer era de verte
con el huerco envedijado,
y en cuido por esa suerte
te llamaron Miguel huerte
y te pintan todo armado.
MIGUEL A la hé, sabé zagal
que no le pude sufrir
porque quiso aquel bestial
a par del gran mayoral
en las alturas subir.
CUSTODIO Desde allí tiene reyerta
muy huerte con el ganado,
pues sabe por cosa cierta
que al hato se abrió la puerta,
y para él se hubo cerrado.
MIGUEL Diérasle tú pescozada
en aquella pestoreja,
buen garrotazo o puñada,
pues que se entró en tu majada
a sosacarte la oveja.
CUSTODIO Mía fe, carillo Miguel,
no he miedo a Nabuzardán,
por más y más que es cruel,
sino a esotro.
MIGUEL ¿Quién es él?
CUSTODIO Apetito el rabadán,
porque si el huerco cerquita
se muestra, llotrado en luz,
di, Miguel, y ¿quién me quita
de echalle el agua bendita
y espantalle con la cruz?
Mas el traidor de Apetito
no se espanta, compañero,
de signo sancto bendito
ni de agua sancta un poquito,
aunque le echen un caldero.
Aunque no muy adversario
me sea el huerco a la rasa
tengo por mayor contrario
Apetito, el gran falsario,
porque es un ladrón de casa.
MIGUEL Di, zagal, ¿por dó has andado
a buscar aquesta res?
¿Buscástela en lo vedado?
CUSTODIO Pienso que allá se habrá entrado.
MIGUEL Movamos presto los pies.
(Pónense a buscar por los alrededores.)
Mirarás bien la batuda
que la res habrá dejado
pasciendo con hambre cruda,
y verás cómo se muda,
ahotas, de prado en prado.
CUSTODIO Primo el Monte Altivo es
do ha pisado y hecho daño.
MIGUEL Míralo, Custodio, pues,
que en él se perdió la res
primera, si no me engaño.
CUSTODIO Miguel, no hay más que entender.
¿Ves el rastro y el camino?
Que en este monte, a mi ver,
se comenzó de perder,
pasciendo sin ningún tino.
MIGUEL Pues mira toste, priado
(¡a Custodio créeme tú!),
llotro cobdicioso prado
que está de espinas sembrado,
venidas del gran Perú.
CUSTODIO Aquí dejó la patada
harto hecha, juri a san,
y de aquí salió espinada
de abrojos, zarzas cargada,
que encojado me la habrán.
MIGUEL Mira el vedado ticero,
cercado en color muy hondo,
que llaman del Carnicero,
de regostado el cordero
se pierde, y el más sabihondo.
CUSTODIO Todo el suelo está pascido,
no veo yerba por pisar,
por aquí muchos han ido;
donde tantos se han perdido
es difícil el ganar.
MIGUEL Este es el Ejido Airado:
mira bien con tus miradas.
CUSTODIO Miro que también l'ha hollado.
¿No ves por dónde ha pasado?
Testigo dan sus pisadas.
MIGUEL El quinto prado verás,
llamado de la Golosa;
mira adelante y atrás,
porque su rastro hallarás
entre la yerba sabrosa.
CUSTODIO ¡Oh, no prega! ¡Y qué recientes
están aquí los bocados!
Ven, carillo, y para mientes
que las quijadas y dientes
se dejó aquí señalados.
MIGUEL Mira si han entrado en la suerte
que es pesar del bien ajeno,
que por allá entró la muerte
en el mundo.
CUSTODIO ¡Oh, cuán huerte
rastro deja en este cieno!
MIGUEL En fin, todo va de roto,
y Apetito es el alférez:
ni dejó prado ni coto,
finalmente mira el soto
que llaman de Menga Pérez.
CUSTODIO ¡Sus, sus! Dejemos el ceño
en buscar la res perdida.
MIGUEL Vaya, arriedro todo el sueño
antes, carillo, que el dueño
por cuenta no te la pida.
CUSTODIO Tira por esa cañada,
so por este quebrajal:
y, hallada o no hallada,
acude en esta majada.
MIGUEL Muy, bien has dicho, zagal.
(Vanse los dos. Entra CRISTO, dicho CRISTÓBAL, en figura de pastor.)
CRISTÓBAL En verdad que estoy grumado
de andar hoy tras esta oveja,
que rato no m'he asentado,
ahotas, que me ha sudado
muy huerte la pestoreja.
Vuelve, oveja, ya: ¿qué esperas?
No tengas vueltas esquivas,
porque te digo de veras
que yo no quiero que mueras,
sino que vuelvas y vivas.
¿No te miembras que sudé
sangre, soncas, por haberte?
Pues tanto por ti pasé
cuando tu vida compré,
¿cómo te daré la muerte?
Trenta años, por te ganar,
y aun más, anduve a soldada,
sin abarcas me calzar,
con sed y hambre pasar,
rodeando la majada.
Pasé fríos muy extraños,
morando en la serranía:
duélete ya de mis daños,
pues lo que gané en trenta años
quieres perder en un día.
Yo juré de castigarte
si traspasabas la raya;
mas, si vuelves a mi parte,
yo juro de perdonarte:
¡jura mala en piedra caya!
Solía poner pavor
a la res que se perdía,
siendo luego vengador;
mas ahora ven sin temor,
que ya pasó l'anconía.
Vente, vente para mí,
sin volver la cara atrás;
que jamás miraré en ti
lo mal hecho hasta aquí,
sino al bien que siempre harás.
Deja la yerba viciosa,
cata que te puede her mal,
que, aunque paresce sabrosa,
en ella no engorda cosa.
Vente, vente, y dart'he sal.
¡Andará descarriada
mi oveja por los jarales,
fraca, magra, trasijada,
y en quizás que abarrancada
por algunos peñazcales!
Mejor se estaba en el hato,
dando saltos y concorvos,
bien quitada de rebato,
con perros para los lobos,
que ladran de rato en rato.
¡Aun si mi oveja balase,
yo os seguro que la oyese,
y luego la perdonase,
y an acuestas la llevase,
de gran pracer que sintiese!
(Entra SANT PEDRO en figura de pastor.)
PEDRO ¿Dó va el mayoral garrido,
que de cansado volteja?
CRISTÓBAL Voy angustiado, transido
en búsqueda de una oveja,
que, ahotas, se me ha perdido.
PEDRO Según llevas el color,
ya finado me semejas.
CRISTÓBAL Sábete que el buen pastor
ha de poner, sin temor,
la vida por sus ovejas.
De cien ovejas que tengo
por duro amor que me mueve,
dejo las noventa y nueve,
y por una sola vengo,
hasta que al hato la lleve.
PEDRO De ti me estoy espantado
que no percato lo que es.
¿Cómo te vas descuidado?
Que por buscar una res,
desamparas el ganado.
CRISTÓBAL El ganado bien está;
no busco son lo perdido,
que el físico a ver no va
al que enfermado no ha,
sino al que está adolescido.
Tú sabrás que en la vegada
que mi hato se compró,
no fue menos apreciada
la oveja más desechada
que el rebaño se apreció.
Tanto me sudó la greña,
en pago de mi soldada,
por la oveja desechada,
por la roñosa y pequeña,
como por la más preciada.
PEDRO Muy huerte es el amorío
que tienes a tu ganado,
pues lo precias con tal brío,
dime ahora sin desvarío,
¿tiéneslo a media tomado?
CRISTÓBAL Mas antes en casamiento
me lo dieron en mis bodas,
y estímolas en tal cuento,
que a cualquiera de las ciento
quiero tanto como a todas.
Y por la res más transida
di tanto precio y soldada
como por la regordida:
tanto costó la ganada
como costó la perdida.
Hue querencia tan entera
la que tuve en aquel rato,
que, si una sola tuviera,
tanto por esta res diera
como di por todo el hato.
PEDRO Bien, mas desto estó erizado,
de verte tan amarillo.
Cuido que no has merendado:
siéntate en aqueste prado,
desataré el zurroncillo.
Comerás, si te praciere,
de un pedazo de tasajo;
darte he vino si tuviere;
cuando otra cosa no hubiere,
habrá cebolla y un ajo.
CRISTÓBAL No hay cosa que me consuele
deste cansancio que tengo,
sino la que siempre suele,
que es la oveja que me duele,
pues sólo a buscarla vengo.
PEDRO ¡Oh, cuerpo de mi poder,
cuán poco estimas tu vida!
Come, ¿y haste de poner
a vida y cuerpo perder
por una oveja perdida?
CRISTÓBAL A la he, sabe, carillo,
que el que es pastor verdadero
olvida su caramillo,
y el comer no quiere oíllo,
por buscar sólo un cordero;
pero aquel que es mercenario,
como vive de alquiler,
si alguna res va a perder,
no pierde su necesario,
que es bien comer y beber.
Mas yo soy pastor tan bueno;
que mis reses me conocen,
y conózcolas de lleno,
y les doy pan de mi seno,
por que con amor retocen.
PEDRO ¿Por qué quesiste de grado,
siendo zagal de saber,
cuando compraste el ganado,
dar precio demasïado,
pudiendo a menos lo haber?
Porque sin otras consejas,
de la bolsa de tu lado,
por tus queridas ovejas
dieras tres doblas bermejas,
y aún dabas demasiado.
Mas diste tanto dinero,
que no se puede contar;
y aun heciste a tu esquero
un muy valiente agujero
por del todo le vaciar.
CRISTÓBAL Tú sabrás que mi ganado,
al tiempo que se crió,
pasció de un pasto vedado,
do quedando regostado
nunca el regosto perdió.
Viendo su deuda y el mal
que hizo, por ser picaño,
siendo yo tan liberal,
fue mi paga sin igual
muy más cumplida que el daño.
Que si el justo precio diera,
y de más no diera nada,
mía fe, todo se perdiera:
ya ninguna oveja hubiera
que no estuviera prendada.
PEDRO Deso que m'has percontado
no tengo duda ninguna,
pues oveja no ha quedado
sin pascer en lo vedado,
si no hue tan sola una;
y veo que, haciendo daño,
no habiendo de qué pagar,
el huerco, si no me engaño,
pudiera bien tu rebaño
Por suyo le enalmagrar
Mas yo preguntarte quiero
me digas por otro tal,
¿quién es ese tesorero
a quien diste tu dinero?
CRISTÓBAL Es mi padre el mayoral.
PEDRO Juri a mí, que- he cobdiciado,
por cariño que te tengo,
ser pastor de tu ganado;
porque en cuanto voy y vengo,
siempre justo te he hallado.
CRISTÓBAL ¿Tiénesme huerte querencia,
dime, Pedro, por entero?
PEDRO Sí la tengo, en mi conciencia.
CRISTÓBAL ¿Amasme con gran hemencia?
PEDRO Tú lo sabes si te quiero.
CRISTÓBAL ¿Escuchas, di, mis consejas
con algún cacho de amor?
PEDRO Mucho huelgan mis orejas.
CRISTÓBAL Pues Pedro, sé mi pastor
y apascienta mis ovejas.
PEDRO Quisiera, buen Mayoral,
saberte honrar muy decoro.
CRISTÓBAL Ten las llaves del corral,
y mi zurrón pastoral,
do va todo mi tesoro.
PEDRO Hiciérate revellada,
nostramo, si la supiera;
pero dime, en la majada,
¿cuál oveja terná entrada,
o cuál res echaré fuera?
CRISTÓBAL La oveja que tú metieres
la daré yo por metida,
pues te he dado los poderes;
la que echar fuera quisieres,
yo la doy por despedida.
PEDRO Yo juro a la condición,
nostramo, que eres sesudo;
mas yo sepa esta razón:
¿qué llevo en este zurrón?
Dímelo por muy menudo.
CRISTÓBAL Llevas agua verdadera
para el rebaño lavar;
llevas un cuerno con miera;
llevas pan de vida entera
para más vida le dar.
Llevas miera para untalle
la roña, sin tener ceño;
llevas más, para almagralle,
sangre que quise prestalle;
mas la cruz, marca del dueño.
PEDRO Nostramo, en tomar tal cargo,
ahotas, que me deporto;
mas cree, muy sin embargo,
que en gastar seré muy largo,
pues tú en darme no eres corto.
CRISTÓBAL Por lo que agora dijiste,
te quiero, Pedro, avisar
que este don, si comprendiste,
de balde lo recibiste,
y de balde lo has de dar.
PEDRO Muy huertes gracias te debo
por poder tan quillotrado
como de tu mano llevo;
mas saber quiero de nuevo
cómo regiré el ganado.
CRISTÓBAL Lo que más has de mirar,
ha de ser, con gran cuidado,
que el hato que has de guardar
no le dejes, Pedro, entrar
ni pascer en lo vedado;
quiero yo que mis pastores
anden con tino en el hato,
requiriendo cada rato
los chivaticos menores,
quitándolos de rebato.
Quiero más, que mis corderos
no vayan desperdiciados
por valles y por oteros,
pues no costaron dineros,
sino sangrientos cuidados.
No los metas en honduras
do algunos pastos están
entre las frescas pasturas,
do por caso atollarán
en huertes desaventuras.
El pasto más encumbrado
sube tú, Pedro, a segar,
y darás a tu ganado,
no todo lo que has segado,
mas lo que puede rumiar.
En la fuente manantial
que está a la mano derecha,
do mana el río caudal,
báñese allí el recental
que fuere de tu cosecha.
Guárdate de las consejas,
si son de falsos pastores;
que aunque parezcan ser viejas,
debajo tales pellejas
salen lobos robadores.
Si vieras abarrancado
algún rebaño cabruno,
por ti, con huerte cuidado,
sin grima será guiado,
viendo que es de mal chotuno.
PEDRO ¡Oh, cuán huerte es tu querer!
¡Oh, cuán grande que es tu amor
por tu hato mantener!
CRISTÓBAL Sábete que así ha de ser
el verdadero pastor.
Sabrás que algunos pastores
mejor saben trasquilar
que no, soncas, apriscar,
ni de lobos robadores
a sus ovejas librar.
Su saber es el cuidado
si las reses se acrescientan,
y es lo peor, ¡mal pecado!,
que no dan pasto al ganado,
y a sí mismos apascientan.
Van a ver la regordida
a la noche y la mañana;
no curan de la transida,
fraca, magra, desmagrida,
pues no da queso ni lana.
PEDRO ¿Qué soldada les darán
a ésos con tal recuesta?
CRISTÓBAL La llevada pagarán,
y a la fin cuenta darán
el día de la gran mesta.
PEDRO Querría tener sabido,
nostramo, deste ganado,
si alguna vez se ha esparcido,
¿cómo, di, lo has recogido?
¿Búscasle, o él te ha buscado?
CRISTÓBAL Una vez que me prendieron
por cierta fruta vedada
y daño que otros hicieron,
como en el pastor hirieron,
desparcióse la majada.
Por ser todos mis corderos
chicos y no madrigados,
viéndose entre carniceros,
por valles y por oteros
andaban descarrïados.
Mas todos los allegue,
que ninguno se perdió,
sino tan sólo uno hue,
que de rabia que tenié,
con un ranzal se ahorcó.
PEDRO ¿Cuántas veces buscaré
la oveja que se perdiere?
CRISTÓBAL Eso yo te lo diré,
y es, Pedro, que por tu fe,
las busques cuantas se fuere.
PEDRO Hasta siete perdonalla
me parece por entero;
si se va después, buscalla,
y al cabo, al cabo, entregalla,
o vendella al carnicero.
No queriendo andar conmigo,
¡mia fee, ande el gañivete!
CRISTÓBAL Que la perdones te digo,
si quisieres ser mi amigo,
las setenta veces siete.
¡Oh, si tú, Pedro, oteases
cuánto la oveja costó,
soncas, que tal no hablases;
antes tú la perdonases,
como la perdono yo!
No seas desamorado
con las ovejas malinas,
pues, por quitar su cuidado,
me entré por zarzas y espinas,
do salí bien rascuñado.
Mira, Pedro, las señales.
(Muestra Cristo las llagas y arrodíllase San Pedro.)
PEDRO ¡Cuán vivas están y finas!
¡Oh, qué rascuños mortales!
¡Oh, qué crüeles zarzales!
¡Qué penetrantes espinas!
CRISTÓBAL Por eso t'he encomendado
que mi hato ames, carillo,
pues que ves lo que ha costado;
que al pastor cumple el cayado
y al carnicero el cuchillo.
El cayado del pastor
ha de tener garabato,
por que pueda con amor,
sin ira, odio y rancor,
la oveja volvella al hato.
PEDRO ¡Oh, qué lición tan chapada
es la que dado me has
para guardar tu manada!
Mas, por esto, ¿qué soldada,
nostramo, tú me darás?
Todo por ti lo dejé,
y lo que me mandas hago;
pues razón será, a la he,
que, pues yo el trabajo sé,
que sepa también el pago.
CRISTÓBAL Darte he, Pedro, de verdad,
a ti y todos mis pastores,
para la otra Navidad,
que en mesta de Josafad
seáis alcaldes mayores.
PEDRO ¡Ah, nostramo! Ruégote
que no me hagas alcalde,
que de pleitos nada sé;
antes determinaré
de servirte muy de balde.
CRISTÓBAL No cures de porfiar,
mostrando tu insuficiencia;
que yo sólo he de juzgar,
y tú asentado has de estar
para aprobar mi sentencia.
PEDRO Aquesto haré muy de grado,
nostramo, yo juri a mí;
que pues justo te he hallado
cuanto contigo he tratado,
también lo serás allí.
(Entra SAN MIGUEL.)
MIGUEL Nostramo, estéis norabuena
vos y toda la compaña.
PEDRO Tapa, Miguel, la melena.
¿De dó bueno?
MIGUEL No sin pena,
d'ensomo de la cabaña.
Vengo, soncas, de otear
la oveja que se ha perdido.
CRISTÓBAL ¿Que no la has podido hallar?
MIGUEL En no sonar el balido,
se ha debido abarrancar.
CRISTÓBAL Por mal guiado se da
cuando el cordero es ingrato.
¿Quién quita que no dirá?
¿Quién me aportó por acá?
Mejor me estaba en mi hato.
Pues, ¡si se para a pensar
lo que pierde por perderme,
o en qué parte podrá hallar
un pastor tan singular,
que en velarlas nunca duerme!...
Yo la busco en los estíos,
cuando hierven las calores,
los lugares más sombríos;
para los tiempos de fríos,
los abrigaños mejores.
MIGUEL Dichosas pueden llamarse
las reses de tus manadas,
pues que siempre están usadas
de en huertes prados gozarse,
temidas y regaladas.
PEDRO Nunca yo tal vi en mi vida,
ni aun lo verán mis mayores;
andar con ansia crescida,
buscando una res perdida,
un dueño con dos pastores.
CRISTÓBAL Vámosla a buscar, zagales,
sin demostrar ningún odio.
PEDRO Vamos, vamos, ¡pesi a males!
¿Quién canta por los jarales?
MIGUEL Mi carillo es, el Custodio.
(Aquí canta el ÁNGEL CUSTODIO allá dentro.)
CUSTODIO Las ovejas hacen daño,
yo cüitado mirando.
La oveja que yo guardaba,
por bien que la amonestaba,
tan huerte se enquillotraba,
que nunca temía su daño:
yo cüitado mirando.
(Entra CUSTODIO.)
MIGUEL ¡Ah, Custodio, carillejo!
¿Has, di, la oveja topado
de nuestro mayoral vicio?
CUSTODIO Dejadme, ¡pese a mal grado!
No he visto oveja ni ovejo.
Mia fee, harto he perllotrado
por apartalla del mal.
¡Dom'a Dios, si me ha bastado!
MIGUEL Si pasció cualque vedado,
llevaríanla a corral.
PEDRO Ahotas, estando atada
la oveja, no es de culpar.
CRISTÓBAL Sé que bien puede balar:
la boca no está cerrada,
ni el querer de se quejar.
Ausadas si ella quisiese,
que aunque atada balaría;
y si balase o gimiese,
que yo me la conociese
y en libertad la pornía;
que, si ponen en prisión
el cuerpo sin libertad,
no por aquesa razón
se prende la voluntad,
la lengua y el corazón.
CUSTODIO Luego ¿excusado es buscalla,
pues que jamás ha balado?
CRISTÓBAL No por eso he de dejalla,
sino atendella y gritalla.
PEDRO ¡Oh, que huerte es tu cuidado!
¡Dichosos son tus corderos,
dichosas son tus ovejas,
tus chivatos y carneros!
¡Dichosas son tus consejas
y tus nobres ganaderos!
Que aunque un carnero se vaya
sin pastor, de valle en valle,
con levantarse, si caya,
no por eso te desmaya
la gana de aprovechalle.
CRISTÓBAL Aguza, aguza la oreja
do suenan unos balidos.
Según a mí me semeja,
la que bala es la oveja
tras quien andamos perdidos.
MIGUEL Yo la oigo desde aquí.
PEDRO Y aun yo también, por mi vida.
CRISTÓBAL Id, buscadla por ahí.
(Parten en diversas direcciones.)
CUSTODIO ¡Oh, mi oveja! ¿Qué es de ti?
¡Veisla aquí, do está metida!
PEDRO ¡Oh, qué huerte cenagal!
Sácala, Custudio, fuera.
CUSTODIO Llegue Cristóbal Pascual,
que, según tiene de mal,
su potencia es valedera.
CRISTÓBAL Mira, Pedro, que está atada:
desata esas ataduras.
PEDRO (Hácelo) La soga veisla cortada:
yo la doy por desatada.
mia fee, ¡ande a sus anchuras!
CRISTÓBAL Saca, Pedro, del zurrón
agua del don manifiesto
que salió del corazón,
y por ti sin dilación
mi oveja se lave presto.
PEDRO (Obedece.) Nostramo, mira la oveja,
cuán de presto la he lavado.
Mia fee, ya otra semeja.
CRISTÓBAL Utale bien la pelleja,
que de roña se ha cargado.
PEDRO Sus, nostramo, ya la he untada,
muy de presto y sin afán.
Dime ahora si te grada.
CRISTÓBAL Porque está algo desmayada,
dale, Pedro, de mi pan.
PEDRO Que me prace, por mi fee;
por que de hambre no se muera,
ahítas, pan le daré.
¡Rita, rita, re, re, re!
¡Toma pan de vida entera!
CUSTODIO Juri a mí, que la enconía
que tenía de buscalla
se me ha vuelto en alegría.
¡Oh, bendito sea este día,
y quien me quiso entregalla!
CRISTÓBAL ¡Oh, mi oveja relavada,
pues agora estáis sin roña,
vos seáis muy bien hallada!
Dad al huerco la ponzoña
que os ha tenido burlada.
A cuestas quiero tomalla,
de gran placer, a mi oveja,
y sobilla y ensalzalla,
y so mis hombros llevalla
hasta la majada vieja.
PEDRO Nostramo, suplícote
que me la dejes llevar.
CRISTÓBAL Yo, Pedro, la llevaré
y al corral la tornaré
do solía antes estar.
(Tómala a cuestas.)
¡Hola, carillos! ¿Qué digo?
Comenzad ya de holgaros.
Gócese agora conmigo
quien me tiene por amigo:
¡sus, sus, a regocijaros!
PEDRO Hora, sus, no hay más que her.
Tú, Custodio, has de cantar,
pues tienes tipre a mi ver.
Tomemos todos pracer;
vaya el cantar y bailar.
Canción.
CUSTODIO Que debajo del sayal pascual,
que debajo del sayal hay al.
Hay zagales, si habéis mientes,
bajo destos accidentes,
el viático de gentes
y la gloria celestial.
Que debajo de sayal pascual,
que debajo del sayal hay al.
Hay el que siempre convida,
y él mesmo se da en comida,
por darnos, de muerte, vida
en su reino celestial.
Que debajo de sayal pascual,
que debajo del sayal hay al.

Autos sacramentales
Juan de Timoneda

Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander Central Hispano 1999-2000

Autos sacramentales
Juan de Timoneda

La fuente de los siete sacramentos

En loor del Santísimo Sacramento y verdadero cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo
Mejorado y representado delante del ilustrísimo y reverendísimo Sr. D. Joan de
Ribera, Patriarca de Antioquía y Arzobispo de Valencia, por Joan Timoneda: y llevó la
joya de cuatro varas de terciopelo carmesín.

Personas

EL SOSIEGO, anciano.
SAN JOAN, pastor.
ENTENDIMIENTO, gentilhombre, y
UN ÁNGEL.

Introito y argumento que hace el autor.

AUTOR Cristianísimo colegio
junto por gracia divina,
a donde el saber se afina;
norte, luz y previlegio
de la fe santa y benina;
si atención prestan, señores,
silencio y favor nos dan,
como en espejo verán
los más inmensos favores
del celestial Vino y Pan.
Será la causa evidente
esta fuente manantial,
de cuatro arroyos corriente,
y llamarse ha aquesta fuente
la Fuente sacramental.
Con siete caños desentos
se os presenta delante;
figura, sin argumentos,
de los siete sacramentos
de la Iglesia militante,
los cuales a los mortales
tiene Dios aparejados
para limpiar los pecados,
y de sus vicios y males
hacerlos purificados.
Pues sé que no es menester
convidar aquí a reír,
sino contemplar saber
cómo Dios se da a comer
para a su gloria subir.
Subamos el pensamiento
en esta contemplación,
no en risadas, porque es viento:
baste que el placer contento
esté en nuestro corazón.
Voyme, porque aquesto sobra
para el que fuere gustoso
de servir a Dios, celoso
de cualquiera santa obra.
Y nos dé el sumo reposo.
Campo con una fuente, y a su lado una choza.
(Comienza la obra, y sale SAN JOAN, como pastor, y una palma en la mano.)
JOAN Pueblo cristiano, bienquisto
en todo lo comarcano;
holgaos, pues el Soberano,
so especie de pan, es visto
que se os da de vuestra mano.
Convite de gloria y vida
se nos da hoy entre nos,
pues es Cristo el que convida;
el manjar, el mesmo Dios,
que se nos da por comida.
Hoy nos da el panal de miel,
el que Jonatás tocó
con su vara y le gustó,
y alumbrado quedó dél
al tiempo que le comió.
Pues se da nuestro Mesía
en manjar de salvación,
pueblo santo y clerecía,
no perdáis tal devoción
de festejar este día.
Mirad con cuánto contento
David, gran rey y monarca,
con alegre pensamiento,
bailó delante del arca,
figura del Sacramento.
Viendo que un rey ha bailado
delante de la figura,
no parescerá locura
festejar lo figurado,
que es Dios que las almas cura,
yo en figura de San Joan
festejaré aqueste día,
lleno de inmensa alegría,
en honra de aqueste Pan,
que es del cielo puerta y guía.
Mandadme licencia dar,
porque voy a proveer
que ninguno ose llegar
a esta fuente a beber,
si no está como ha de estar.
(Entra UN ÁNGEL.)
ÁNGEL ¡Ah, rabadán excelente!
JOAN ¿Qué quiés, Ángel del Señor?
ÁNGEL Saber, siendo embajador,
de qué tan extensamente
es tu gozo exterior.
JOAN Estoy, Ángel, tan contento
cuando me paro a pensar
en esta fiesta sin par,
que nunca tal pensamiento
querría de mí apartar.
ÁNGEL Tal os hizo y tal sois vos,
que podistes ser llamado
aquel discípulo amado,
a quien tanto quiso Dios,
que siempre os tuvo a su lado.
JOAN Decid, Ángel, el mandado
de mi Dios omnipotente.
ÁNGEL Manda Dios que desta fuente
tengáis especial cuidado,
como varón diligente.
Toda aquesta agua sin par
manda Dios que la guardéis,
y que a nadie della deis
sin primero se limpiar,
como vos muy bien sabéis.
JOAN Con voluntad muy cumplida
su palabra cumpliré,
que a ninguno dejaré
llegar al agua de vida,
si no es con pura fe.
ÁNGEL Así cumple de lo hacer,
y en esto, Joan, se trabaje,
por que el humano linaje
no se acabe de perder.
JOAN Yo cumpliré tu mensaje.
ÁNGEL Queda en paz, que yo me vó
al cielo, que es mi morada,
y esta fuente tan preciada
mirad quién os la entregó.
JOAN Ella será bien guardada.
Ningún humano se atreva,
sabio, loco, ni prudente,
de llegarse a esta fuente,
ni del agua della beba.
¡Suso! ¡Fuera, humana gente!
Allí en mi choza estaré
guardando con muy buen tiento
la Fuente del Sacramento,
do el sin obras y sin fe
se podrá volver sediento.
(Retírase a un lado. Entra EL SOSIEGO y EL ENTENDIMIENTO.)
SOSIEGO Salí, hermano Entendimiento.
ENTENDIMIENTO Sosiego, ¿qué es tu opinión?
SOSIEGO ¿Qué? Buscar declaración
cómo a este Sacramento
se ha de llegar el varón;
porque muchos se han perdido
con no saberse entender:
no curan sino comer,
sin advertir el sentido
de lo que se debe hacer.
ENTENDIMIENTO Digo que muy bien me place
tu parescer, y este día
iré yo en tu compañía,
por que alguno desenlace
tu opinión como la mía.
SOSIEGO Tened: veis allí una fuente.
ENTENDIMIENTO Y con ella está un pastor.
SOSIEGO Bien será ser sabidor,
desta agua tan excelente,
si es la guarda, o si es señor.
¡Ah, pastor! Que os guarde Dios.
JOAN ¿Decís a mí? ¿Qué mandáis?
SOSIEGO Desta fuente que guardáis,
¿sois, por dicha, dueño vos?
JOAN ¿Quién sois que lo preguntáis?
Dad presto declaración,
hermanos, con brevedad.
SOSIEGO El Sosiego soy, garzón.
JOAN Vuestro rostro y condición
muestra ser de autoridad.
Decid con lengua sabrosa,
¿qué vida habéis o costumbre?
SOSIEGO Una vida cuidadosa,
la cual huye de hacer cosa
que a nadie dé pesadumbre,
Es también mi calidad
huir siempre los extremos:
amigo de la verdad,
de quietud, amor, bondad,
que son divinales remos.
Y muy pocas veces creo
cualquier cosa, si la tal
por los ojos no la veo;
y conténtase el deseo
con ejemplo natural.
JOAN Satisfecho estó y contento
ya de vuestra narración.
¿Quién sois vos? Decid, varón.
ENTENDIMIENTO ¿Quién soy? El Entendimiento,
guiado por la razón.
Propongo mil argumentos,
corro leguas a millares,
combátenme pensamientos,
Paso, más recio que vientos,
nubes, cielos, tierras, mares.
SOSIEGO Pues ya, zagal excelente,
supiste deste y de mí
nuestros nombres, al presente,
qué es lo que sois desta fuente,
O cómo os llamáis decí.
JOAN Yo soy Joan, guarda, entendé.
¿Queréis saber cúya sea?
Es de Dios, que hoy la festea,
y la discanta la fe.
«Tota pulchra, amica mea».
SOSIEGO Mucho la habéis ensalzado.
JOAN Mayor loor le conviene.
Siete caños de agua tiene,
diferentes en dictado,
con que el mundo se mantiene.
Llámase de propio nombre
la Fuente Sacramental;
hízola un oficial
que es Dios y quiso ser hombre
en el vientre virginal.
ENTENDIMIENTO Ya yo, pastor, he oído
los más epítetos della,
y conozco que sin ella
el mundo fuera perdido
y que es ganado por ella.
Mas, pues, vuestros fundamentos
son de tanta gracia llenos,
¿por qué Dios, si son tan buenos,
hizo siete sacramentos,
y no hizo más ni menos?
JOAN Estos siete solamente
para nuestro bien formó,
por siete llagas que halló,
que enferman la humana gente,
y así los instituyó.
SOSIEGO Pues ¿Cómo no corren nada
estos tres caños? ¿Quién son?
JOAN Bautismo y Confirmación,
Ordenes. He aquí acabada
vuestra pregunta o cuestión.
Mirá, el agua es diferente,
y es figura singular,
que estos tres no se han de dar
sino una vez solamente,
sin poderse reiterar.
Y es de tan alto metal
el licor con que se enxalma
la cerviz, y frente y palma,
que aquí os hacen la señal,
y Dios la imprime en el alma.
Penitencia con Unción
manan, y por testimonio
se dan sin limitación,
y también la Comunión
con el santo Matrimonio.
ENTENDIMIENTO Destos siete sacramentos
decidme, sabio pastor,
¿a cuál tenéis por mejor?
JOAN Por todos entendimientos
la Comunión es mayor.
SOSIEGO Pues todos siete son fe,
¿por qué éste más se engrandesce?
JOAN Porque muy más resplandesce,
Y es justo que se le dé
más honra, pues más meresce...
ENTENDIMIENTO Dad razón y fundamento
de le dar tanta excelencia.
Porque Dios está en presencia
en tan alto Sacramento,
por más alta preeminencia.
Está Dios omnipotente,
Hombre y Dios, en este tal:
está rëal y esencial,
y en los otros diferente,
que es por gracia habitüal.
Y mira bien, y está atento,
porque te quiero decir
cómo se ha de recibir
este santo Sacramento,
para que puedas vivir.
Tres cosas que aquí diré
son menester.
SOSIEGO ¿Cuáles son?
JOAN Una vera contrición,
y muy católica fe,
y entera disposición.
ENTENDIMIENTO ¿Y después de rescebido
qué se hace? ¿A dónde va?
JOAN En las especies se está,
hasta que se han digerido.
SOSIEGO ¿Y después?
JOAN Eso notá.
Si le rescibe el varón
como debe y con buen celo,
déjale mi Dios un velo
de gracia en el corazón,
para poder ir al cielo.
Pero si con mente lacia
este tal le rescibió,
luego que se degerió
la especie, sin darle gracia,
Dios de estar en él dejó.
Aquel maná, si entendistes,
sabed que nos figuró
aqueste Pan que dejó
para los hambrientos tristes
que con su sangre compró.
Y los divinos favores
que el maná veis que traía
figuraba a estos mejores,
pues los tristes pecadores
lo resciben cada día.
Dio en la cena deseada
Dios a sus doce allegados,
teniéndolos convidados,
su cuerpo, bajo la oblada,
como hijos regalados.
ENTENDIMIENTO ¿Qué hizo Dios en la cena
cuando este Pan consagraba
y su cuerpo allí dejaba,
y con voz de gracia llena
a los suyos predicaba?
JOAN ¿Qué hizo? Mostró el Señor,
dándose en el Pan de vida,
que en cualquier otro labor
tuvo su cuenta y medida,
sino en tenernos amor.
En darse como se dio
nos concedió el paraíso;
pues, hombres que Él redimió,
¿queréis ver lo que nos quiso?
Mirad bien qué nos dejó.
Y más, como Dios mostrarse
su cuerpo glorificado,
y le diese y regustase,
quiso qu'el descomulgado
Judas también comulgase.
No quiso qu'el descreído
después quejarse pudiese;
y aunque malo y fementido,
quiso Dios que se le diese
lo que él ya tenía vendido.
SOSIEGO Pues la razón se destierra
deste misterio excelente,
decidme: ¿Cómo se siente
que el que rige cielo y tierra
esté so el blanco accidente?
JOAN Eso yo lo probaré:
oídme, tené atención,
que yo lo declararé;
conque calle la razón
y quede viva la fe;
que querer escudriñar
los secretos de la altura,
sabed que es muy gran locura,
queriendo razón buscar
del que formó la natura.
La fee, hermano, sola es llave
de aquello que no se vee,
y el que sabe y quien no sabe
abrácese con la fe,
que es segurísima nave;
y con ella navegar
por este mísero suelo
podrá, sin ningún recelo,
hasta poder allegar
a desembarcar al cielo.
SOSIEGO Ya sé que el flaco poder
de nuestra naturaleza
no puede bien comprender
de qué modo pudo ser
misterio de tanta alteza.
JOAN Si no alcanza juicio humano
por qué razón una flor
nasce, distincta en color,
de una tierra y sólo un grano,
y de tan süave olor;
pues si aquestas cosas tales
no hay razón que las entienda,
decid, hombres terrenales,
¿cómo queréis que comprenda
los misterios celestiales?
ENTENDIMIENTO Claro está que es imperfecto
el hombre y de saber falto,
y por este tal defecto,
sé que se le va por alto
lo que es tan alto y perfecto.
SOSIEGO Muy bien entiendo, zagal,
que no es posible entender
el terreno al celestial,
y el tan falto al tan cabal,
y el ciego tan alto ver.
JOAN Escuchadme hora los dos:
valga esta razón aquí.
No sería quien es Dios,
si de un hombre como vos
se entendiese luego así.
Entended, oídme acá,
que cuando el ánima esté
sin el cuerpo a Dios verá
tan claro, que entenderá
los misterios de la fe.
ENTENDIMIENTO En fin, los dos rëalmente
venimos a confesar
ser razón ésa excelente,
y que Dios omnipotente
es del ánima manjar.
SOSIEGO Pero con breves razones
en honra del Sacramento,
con su claro entendimiento
me glose cinco ringlones.
JOAN Decid, que soy muy contento.
SOSIEGO ¿Qué manjar blanco es aquel
tan divino y tan süave?
La Virgen le guisó a él,
de la pechuga del AVE
que le trajo Gabriel.
JOAN Los versos son excelentes.
Atención os pido, amigo,
y asimismo a los oyentes,
que la glosa, si habéis mientes,
es aquesta que prosigo.
Iréisme vos preguntando
glosa de cada ringlón,
por que los vaya glosando,
y así con justa razón
la glosa se irá acabando.
(Glosa.)
Dio el artífice perfeto,
en su convite apacible,
a nuestra hambre y defeto
manjar sin gusto sensible
y blancura sin subjeto.
Y pues por la fee ha de ser
más sabroso que la miel,
humano gustar ni ver
no se cure de saber
qué manjar blanco es aquél.
En este gran Sacramento
la sustancia de Dios vivo
da de la gloria argumento:
l'alma rescata el cautivo,
y el cuerpo harta el hambriento.
La preciosa sangre es buena
para que el sucio se lave.
¡Oh dichosa y alta cena,
donde guisado se ordena
tan divino y tan süave!
Aquí está aquel Dios eterno
que, reinando con su Padre,
por despojar el infierno
se vistió de Virgen Madre
y nasció pobre en invierno;
que el gusto de hombre tomó
de María Emmanüel,
porque así Dios lo ordenó;
que si Él a todos crió,
la Virgen le guisó a él.
Del pelícano se cuenta
que con sangre de su pecho
sus tiernos hijos sustenta,
el cual nombre muy de hecho
en Cristo vemos que asienta;
porque él su pecho ha sufrido
romperse con pena grave,
y los hijos han bebido
de la sangre que ha salido
de la pechuga del AVE.
Sobrepuja humano seso
que se nos haya entregado
aquel que, antes de ser preso,
se dio en manjar al malvado
que, por darle, le dio un beso.
No haya, pues, razón ni prueba:
coma y crea todo fiel;
pues por bendita se prueba
la que creyó l'alta nueva
que le trajo Gabrïel.
SOSIEGO Ella es extremada glosa:
Dios se lo pague, señor.
JOAN Pues vuestra alma está gozosa,
advertid, pues, por mi amor,
si dudáis alguna cosa.
ENTENDIMIENTO Digo que no hay que dudar,
Sino creer firmemente,
y con la fee confesar
que está allí Dios rëalmente,
puesto encima del altar.
JOAN Bien hacéis, lindos varones,
si ver a Dios deseáis,
porque si en dudas andáis
siguiendo humanas razones,
sabed que más os cegáis.
Y con esta condición
llegá y bebé de la fuente.
SOSIEGO ¡Oh, qué agua tan excelente!
ENTENDIMIENTO ¡Qué dulce recreación
para el alma penitente!
JOAN Con muy alegre contento,
para que el alma contente,
amigos, con fee y aliento,
en honra del Sacramento
diga más quien más bien siente.
SOSIEGO Lo que siento es qu'el maná
que llovía en el desierto
muy bien figura, por cierto,
este Pan que Dios nos da
por tan divino concierto.
ENTENDIMIENTO Y aquel Cordero pascual
por quien Dios libró a Israel
de Faräón, rey crüel,
fue figura principal
deste Pan, panal de miel.
JOAN Y el pan que el ángel llevó
al sancto profeta Elías
aqueste Pan figuró,
que nuestro Dios y Mesías
en su Iglesia nos dejó.
SOSIEGO Aquel banquete copioso,
que Asuero rey celebró,
sé que también figuró
este convite precioso
que Dios hoy al hombre dio.
ENTENDIMIENTO También el dulce panal
que en la boca del león
halló el valiente Sansón,
a este Pan celestial
figuró y con gran razón.
JOAN Y aquel pan tan excelente
que Sarra quiso amasar,
para haber de convidar
aquella angelical gente,
este Pan fue a figurar.
SOSIEGO ¡Oh Pan, que del cielo vino!
ENTENDIMIENTO ¡Pan eterno y Pan loable!
JOAN ¡Pan vivo, Pan saludable!
SOSIEGO ¡Pan vivífico y divino!
ENTENDIMIENTO ¡Pan de vida perdurable!
JOAN ¡Pan donde Cristo se espacia!
SOSIEGO ¡Pan que nos da luz de vida!
ENTENDIMIENTO ¡Pan de angélica comida!
JOAN ¡Pan que conserva la gracia!
SOSIEGO ¡Pan que gana la perdida!
ENTENDIMIENTO ¡Pan muy caro y muy barato!
JOAN ¡Pan que harta y da deseo!
SOSIEGO ¡Pan que ya no es lo que veo!
ENTENDIMIENTO ¡Pan de aquel celestial trato!
JOAN ¡Pan en quien espero y creo!
SOSIEGO ¡Pan de divino contento!
ENTENDIMIENTO ¡Pan que el hambre nos destierra!
JOAN ¡Pan que dio paz a la guerra!
SOSIEGO ¡Pan de sin medida y cuento!
ENTENDIMIENTO ¡Pan de los cielos y tierra!
JOAN Y pues ya estáis instruidos,
hermanos, en bien obrar,
comenzá a perseverar:
seréis de los escogidos
que Dios tiene que llamar.
SOSIEGO ¡Plegue a Él que lo seamos
por su infinito poder,
y nos dé tal merescer
que en el cielo merezcamos
faz a faz poderle ver!
JOAN Ya despedirnos conviene,
no de voluntad, que sobra;
y es bien, pues ya se previene
para dar fin a la obra,
que la música resuene.
(Cantan SOSIEGO y ENTENDIMIENTO.)
VILLANCICO
-¡Ah, Sosiego, qué desmayo!
-¿De qué? Di.
-De ver lo que he visto aquí.
-Dime presto, ¿qué has visto?
No desmaye tu memoria.
-Qu'en manjar se nos da Cristo,
para subir a su gloria.
En fin, pretendo victoria.
-¿De qué? Di.
-De ver lo que he visto aquí.

Autos sacramentales
Juan de Timoneda

Copyright (c) Universidad de Alicante, Banco Santander Central Hispano 1999-2000

Autos sacramentales
Juan de Timoneda

Auto de la fe

Personas

LA FE, como doncella.
EL MUNDO, como panadero.
EL HOMBRE, como simple.
LA JUSTICIA, doncella.
LA RAZÓN, como doncella.

PAJE que hace el Introito, al ilustrísimo y reverendísimo señor don Joan de Ribera,
Patriarca de Antioquía y Arzobispo de Valencia, etcétera.
Norte y luz resplandeciente
que da lumbre a los mortales,
pilar de fe permanente,
espillera transparente
de los rayos celestiales;
claro espejo cristalino
do se mira muy quïeto
nuestro pueblo valentino,
de aqueste manjar divino
enamorado perfeto;
en tan felice jornada,
con püeril ademán
ante vos representada
será una obra que es llamada
la Pragmática del Pan.
Y si la menoridad
causare daño a la obra,
del autor con humildad
suplirá la voluntad,
que de servirle le sobra,
Mercado de un lugar. -Se ve el Santísimo Sacramento.
Comienza la obra y entra LA FE cantando este
VILLANCICO
Vinid, convidados,
linaje de Adán;
tomad de mi pan.
Tomadlo en la boca
y no con las manos,
que a gran bien provoca;
comedlo, cristianos,
pues éste es, hermanos,
remedio de Adán.
Tomad de mi pan.
LOA AL SACRAMENTO
¡Alto, sus, gente nacida!
A todos notorio sea
la pragmática venida
y cada cual se provea
deste pan, que es Pan de vida:
que Dios todopoderoso,
con su clemencia y amor
viene ya en vuestro favor,
viendo tan menesteroso
al triste del pecador;
y una pragmática ha hecho
para la falta del pan,
de tanto bien y provecho,
que el granero de Satán
quedará agora deshecho.
Esta pragmática nueva
no es de tasa ni medida,
ni para hacer la prueba,
que es pragmática de vida
que al mismo cielo nos lleva
El falso revendedor
Lucifer, que encastillado
tenía señoreado
todo el mundo alrededor,
la flegma le han abajado;
que su pan bien se vendía:
aunque con precio dañoso,
mil compradores tenía;
mas el falso y cauteloso
bien ha temido este día.
Dios inmenso y eternal
hoy su cuerpo nos ha dado,
so especie de pan sagrado,
por que el linaje humanal
pueda salir del pecado.
Y más, que el que recibiere
aqueste Pan consagrado,
como Dios lo manda y quiere,
será puesto y colocado
en gloria, mientras viviere;
qu'este Pan de quien os cuento,
de tan alta estimación,
es el Santo Sacramento;
que por la consagración
tiene el pan este talento.
¡Alimpiad, hijos de Adán,
el ánima de pecado,
y cada cual humillado
venga y compre deste Pan,
y llevará buen recado!
(Entra EL MUNDO cantando.)
MUNDO ¿Quién compra del pan
que a venderse viene?
Que precio no tiene,
de balde lo dan.
¿Quién compra del pan hermoso,
que a cualquier hombre humanal
le parecerá sabroso?
¿Quién compra el, pan sensüal,
dulce, blanco y deleitoso?
Es pan hueco y esponjado;
llegad, humanos, a vello,
que es tan agradable y bello,
tan süave y delicado,
que nadie se harta d'ello.
FE Mundo, miembro de Satán,
¿quién te ha inducido y te ceba
que con pragmática nueva
osas tú vender tu pan?
¿Hay quien como tú se atreva,
viendo que Dios ha enviado
pragmática general,
con que todo hombre criado
goce del Pan celestial,
si saliere de pecado?
Ese pan que tú has traído,
como el demonio lo amasa,
basta, que bien se ha vendido;
pero ya te han puesto tasa
por do lo tienes perdido.
Ya no lo puedes vender,
que el precio que tienes hecho,
aunque es bueno al parecer,
hace después mal provecho,
acabado de comer.
MUNDO Mira, Fe, vende tu pan.
Déjame vender aquí,
pues yo no te estorbo a ti;
que yo sé que comprarán
muchas personas de mí.
Y si quieres tú vender
de tu pan a quien viniere,
véndeselo a tu placer,
y venda el que más pudiere,
y déjame a mí hacer.
FE No puedes, que ya es vedado
ese pan perjudicial,
que el proveedor celestial
a dar pan es obligado
para el linaje humanal:
por manera que tu pan
y tu precio caro y malo
velo a vender a Satán,
que ese pan y ese regalo
no es regalo, sino afán.
(Entra EL HOMBRE, como simple.)
HOMBRE ¡Doy al luego el regimiento
y el gobierno de la plaza,
que voy desde ayer hambriento
y no hallo una hogaza
para mi mantenimiento!
¡Qué donoso proveer
de un ayuntamiento honrado,
que anda el hombre avezado
a cada paso comer,
y no hallar pan un bocado!
Ya que lo hallan pasajeros,
de agua es lleno a la contina.
Ce, ¿qué digo, panaderos?
Ya que lleváis los dineros,
atestadlo bien de harina.
Yo os prometo que si fuera
amotacén o portero,
que sobre esto estrago hiciera
en el primer panadero,
que quizá que le escociera.
FE Ya vienen los compradores
que compran, Mundo, de ti.
MUNDO Vengan, yo lo quiero así:
gozarán de los sabores
que esperan todos de mí.
FE Los favores de tu mano
son mil vicios y pecados,
que te siguen los cuitados
por un apetito vano,
y después quedan burlados.
MUNDO (Al hombre.) ¿A quién buscas, compañero,
con tal fatiga y afán?
HOMBRE No busco a nadie, ni quiero;
son vengo a buscar mi pan,
si hubiese algún panadero.
MUNDO Ven, que yo te lo daré:
a muy buen tiempo has llegado.
FE Para morir despeñado
es bueno.
MUNDO Déjame, Fe:
calla, que eso es mal hablado.
HOMBRE Calle, señora doncella,
deje que nos den el pan;
son, pardiez, que le dirán
que cure en buen hora della,
pues que bueno mos le dan.
FE Mira, hombre torpe y ciego,
que el pan que el Mundo te da
es pan de desasosiego,
y aqueste gozo de acá
te ha de ser eterno fuego.
MUNDO No escuches, hombre, bravezas;
compra tú mi pan, si quieres;
que mientras dello tuvieres,
no te faltarán riquezas,
galas, deleites, placeres.
HOMBRE Pues, pese a quien me parió,
¿qué es lo que yo ando a buscar?
Señor, mandádmelo dar,
que de ese pan quiero yo,
que es pan de vicio y holgar.
FE Loco, perdido, ignorante,
del enemigo cautivo,
¿no ves que tienes delante
en la hostia, allí, Dios vivo,
la consagración mediante?
So especie de pan está
el inmenso Soberano,
cuando el sacerdote acá
lo consagra con su mano
y a los cristianos lo da.
Pues luego, torpe y grosero,
el pan que has de procurar
es aquel donde has de hallar
a Dios vivo, verdadero,
que te tiene de salvar.
HOMBRE Bueno es, a mi parecer,
ese pan que me alabáis;
pero querría saber
de qué süerte saciáis
a quien lo dais a comer.
FE Pues preguntas, oye acá.
El que entera fe tuviere
y en gracia el Pan recibiere,
nunca hambre sentirá,
todo el tiempo que viviere.
Porque el Santo Sacramento,
que es este Pan consagrado,
es gloria y mantenimiento
para limpiar de pecado
al más pecador hambriento.
Y entiendan los que aquí están
que, aunque digo pan formado,
no es pan, si está consagrado;
sino, so especie de pan,
está allí Dios ocultado.
Y por más declaración,
de ser pan entiende y siente
que fue pan notoriamente,
pero en la consagración
ya no hay pan, sino accidente.
Sepas que en la hostia está
el que principio no tiene,
tan grande acá como allá,
y es Pan de vida, y se da
al que preparado viene.
HOMBRE Pues decidme agora vos,
pues sois tan rostrisabida;
si este pan es Pan de Dios,
¿a qué precio, o qué medida
le habemos de comprar nos?
FE No es pan que a peso se vende,
qu'es tan alto y soberano
que ningún jüicio humano
no lo alcanza, ni comprende,
a ponderar sólo un grano;
que éste es Pan que nos ahorra,
Pan sin peso, ni sin cuento,
Pan de tan alto talento,
que quien dello no se aforra
de continuo vive hambriento.
Es Pan que no sufre venta;
que una vez que se vendió,
el comprador se engañó,
y fue venta tan sin cuenta
que el que lo vendió perdió.
HOMBRE Pues ¿a qué precio lo dan?
FE A precio de contrición,
y limpieza y confesión:
quien así compra este Pan
terná gloria y perfección.
HOMBRE Y vos, señor panadero,
¿a que precio habéis de dar?
MUNDO Yo ningún precio no quiero,
sino placer y holgar
y dar con mi pan dinero;
que aqueste es pan de riqueza,
de holgar y de placer:
pruébalo, hombre, a comer,
que su dulzura y terneza
te dará contento y ser.
HOMBRE Yo, pardiez, sí comeré,
que ha que no como gran rato;
y pues le dais tan barato,
Señor, téngoosle a mercé.
MUNDO Tomá, y perdonad el plato.
(Dale pan.)
HOMBRE Sus manos beso a placer.
¡Oh, qué buen sabor que tiene!
¡Cómo se deja comer!
Este es el pan que conviene
y lo que yo he menester.
FE Hombre, delinquido has,
como mal aconsejado;
y pues que ya has quebrantado
la pragmática, de hoy más
serás mal atormentado.
Así, por tanta malicia
que tú y el Mundo tenéis,
y el gran mal que merecéis,
a mi Dios pido justicia,
por que el mal hecho paguéis.
(Entra LA JUSTICIA con una espada, y LA RAZÓN con un peso.)
JUSTICIA Razón, que vienes conmigo
por mandamiento de Dios,
llega y cumple lo que digo,
y en estos perversos dos
ejecuta un gran castigo.
Pesa al Mundo el pan que tiene,
y al Hombre, que le ha comprado,
es justa cosa y conviene.
Que, por haber quebrantado
la pragmática, que pene.
HOMBRE Muy recia viene, señora.
¿De qué está encorajinada?
Debe de ser regidora,
alcaldesa, o la jurada,
o fiela, o ejecutora.
¡Pardiez que es atrevimiento
que vos el pan le toméis,
no mostrando mandamiento
firmado de ayuntamiento,
de cómo hacello podéis!
RAZÓN Mira, Hombre sin sentido,
ésta es Justicia de Dios,
que a castigar ha venido
con rigor a ambos a dos,
por lo que habéis cometido;
y según que ya se ordena
vuestra punición agora,
tendréis gran tormento y pena.
HOMBRE Deje hable la señora,
y calle la motacena.
RAZÓN (Pesando el pan del MUNDO.)
¡Oh, qué falto está este pan!
No llega el peso al nivel:
pena tiene el dueño dél.
HOMBRE Alce, que no es azafrán.
¡Pardiez, que sois muy crüel!
JUSTICIA Toma tu peso, Razón,
y no hables con tal gente.
Vayan ambos a prisión.
RAZÓN Y si el Hombre se arrepiente,
alcance de ti perdón.
HOMBRE Alcáncele yo, señora,
así Dios le dé contento;
que desde aquí me arrepiento,
y renuncio desde agora
al mundo falso y hambriento,
y su pan, que es de perrunas,
para perros del ganado,
pan de afrecho y de salvado;
y aunque yo me esté en ayunas,
no comeré ya bocado.
Sé que Dios ha prometido
que cualquiera que pecare,
cada vez que se enmendare
en gracia será admitido,
como a pecar no tornare.
Pues en Dios adoro y creo
y en servirle es ya mi intento,
y aquel Santo Sacramento
es el Pan que yo deseo
para mi sustentamiento,
y a vos, Mundo, engañabobos,
saco lleno de trapazas,
yo ya entiendo en vuestros robos;
este pan, que es de zarazas,
guardadlo para los lobos.
JUSTICIA Hombre, pues eres venido
en perfecta contrición,
queda que en la confesión
vomites el pan comido
para entera perfeción.
Y estando purificado
del torpe mantenimiento
que hasta aquí habías gustado,
aquel Santo Sacramento
por tu bien te será dado.
HOMBRE Yo pido la confesión
y aquí prometo la enmienda
con devoto corazón,
señora, y luego se entienda
en mi bien y salvación.
JUSTICIA Visto por mí, la justicia,
el pesar de tu pecado,
declaro que ya has purgado
la culpa de tu malicia
y debes ser comulgado.
Y al Mundo que vende el pan,
siéndole por Dios vedado,
declaro sea atormentado
con su aparcero Satán,
y en fuego eterno abrasado.
HOMBRE A vos, Justicia y Razón,
págueos Dios tan gran mercé;
y a ella, señora Fe,
yo le demando perdón,
si denantes la enoje.
Y pues fuisteis en librar
mi alma de tal tormento,
cantemos algún cantar
en loor del Sacramento,
que al Mundo haga rabiar.
(Cantan.)
CANCIÓN
¡Vaya preso el Mundo malo!
¡Echen grillos al traidor!
Váyase a vender su pan
allá, a casa de Satán,
que allá se lo comprarán,
que les da gusto y sabor.
¡Vaya preso el Mundo malo!
¡Echen grillos al traidor!

Autos sacramentales
Juan de Timoneda