ANÓNIMO

 


EL ANTICRISTO



Personas que hablan en ella:
El ANTICRISTO
ELÍAS FALSO, viejo
Tres JUDÍOS
BALÁN, judío pastor, gracioso
El PATRIARCA, judío viejo
Un MORO
Un GENTIL
Dos CRISTIANOS
Un HERMANO de Sofía, cristiano
Un CAMINANTE, judío
ELÍAS, profeta verdadero, viejo
ELIAZAR, judío viejo
SOFÍA, dama cristiana
La MADRE del Antícrísto
Una EGITANA, dama
Una LÍBICA, dama
Una ETIOPISA, dama
Una JUDÍA
Un ÁNGEL
GENTE
MÚSICA
ACTO PRIMERO

Tocan cajas, y salen ELÍAS FALSO, viejo, y JUDÍOS 1, y
y otros, soldados y bandoleros

JUDÍO 1: Capitán, ¿dónde nos llevas
por estos campos desiertos?
Siendo robar nuestro oficio,
¿qué pretendes en un yermo,
de peñas fuerte provincia,
de fieras fecundo reino,
tanto de tesoros pobre,
cuanto avaro de sustento?
ELÍAS FALSO: Misterios son celestiales,
valerosos galileos,
los que mis plantas conducen
por estos incultos cerros.
Esta noche, cuando al alba
el matutino lucero
anunciaba, cuando son
más verdaderos los sueños,
Fobétor, pálido hermano
de Fantases y Morfeo,
de córnea puerta a mis ojos
visión, que es cierta, ha propuesto.
Vi salir del mar hinchado
una bestia, cuyo aspecto
daba terror a la tierra,
guerra amenazaba al cielo.
Era admirable, de horrible,
sin semejanza ni ejemplo
en cuantas fieras y monstruos
han dado nombre a los tiempos.
Corvas uñas le formaba
y agudos dientes el hierro,
con que deshace coronas,
pisa y despedaza centros.
Su portentosa cabeza
era armada de diez cuernos,
cuyas puntas amenazan
diez diferentes imperios.
A la Asiría Babilonia
llegó el Decacornu horrendo,
y allí en medio de los diez
otro germinó pequeño.
Éste ilustraban dos ojos
como de hombre, y en acento
humano hablaba una boca
en él horribles misterios.
Luego le vi, transformado
en un bello infante tierno,
al terrenal paraíso
trasladarse con secreto.
Allí de espíritus puros
fue educado, y le dio el leño
de la vida inmortal vida,
y profundas ciencias ellos.
Súbitamente creció
a hermoso y fuerte mancebo,
y a su rostro, de los diez
se ocultaron los tres cuernos,
y los siete que restaban,
a su grandeza sujetos,
se humillaron a su nombre
y a su voz se estremecieron.
Postréme a la majestad
de su venerable aspecto,
y él, admitiéndome humano,
así me dijo severo,
"Yo soy el rey, yo el mesias
prometido a los hebreos;
reinaré en Jerusalén,
reedificaré su templo;
Betzaida y Corozaín,
ciudades bellas un tiempo,
y agora apenas humildes
reliquias de lo que fueron,
en sus desiertos me albergan.
Elías, búscame en ellos
al instante que a la vida
te restituyas del sueño;
y para que se acredite
esta visión en tu pecho,
te imprimo mi caracter
en la diestra con mi sello."
Dijo, y en obscura sombra
se resolvió; y yo al momento
desperté, y en esta palma
hallé el caracter impreso.
Miralde y veréis en él

Muestra en la palma de la mano derecha esta señal, "P"

de tan notables portentos
las infalibles señales,
los indicios verdaderos.
Marchemos, pues, presurosos
adonde ha querido el cielo
dar efeto a sus promesas
y cumplir sus juramentos,
dando al suelo su mesías,
libertad a los hebreos,
su rey a Jerusalén,
y redentor a su pueblo.
JUDÍO 1: Capitán famoso, guía;
no busques a esos portentos
más crédito del que tú
les has dado con creerlos.
ELÍAS FALSO: Vamos, pues.
JUDÍO 2: Allí un pastor
de ovejas guarda un apero.
ELÍAS FALSO: Será estrella que nos guíe
en el mar de estos desiertos.

Tocando cajas se van. Salen el ANTICRISTO,
vestído de yerba, y su MADRE, de pieles

MADRE: Hijo de maldición, ya, ¿qué afrentoso
título habrá que a tu maldad no cuadre?
¿No te bastó ser parto incestuoso
del que, siendo tu abuelo, fue tu padre,
sin que lascivo agora, en amoroso
lazo te unieses a tu misma madre?
Mas al tribu de Dan, que Dios maldijo,
y a padre tal, correspondió tal hijo.
ANTICRISTO: ¿Qué dices, madre? Vuelve a pronunciallo.
¿Yo del tribu de Dan? ¿Yo de mi abuelo
hijo soy?
MADRE: ¿Qué te admiras de escuchallo?
Tu inclinación, opuesta al mismo cielo,
¿no te declara bien, si yo lo callo,
que dio nefanda unión tal monstruo al suelo?
Mas tu origen escucha, pues me obliga
tu delito y mi pena a que lo diga.
Manzer hebreo, dogmatista injusto
en Babilonia, obscuro decendiente
de Dan, movido de venéreo gusto
en su hermana Sabá, de Horeb ausente
virgen esposa, con rigor robusto
logró violento su apetito ardiente,
cometiendo en un acto deshonesto
fuerza, adulterio, estupro y torpe incesto.
Yo, desdichada, de este grave exceso
concepto fui. ¡Pluguiera al cielo santo
que el informe embrión fatal suceso
al reino trasladara del espanto,
antes que organizado el mortal peso,
del alma se informara para tanto
escándalo del mundo, pues naciendo
di ocasión a delito más horrendo!
Crecí, y el lustro apenas vio tercero
la verde primavera de mis años,
cuando el mismo Manzer, sensual y fiero,
posponiendo los suyos y mis daños,
en mi amor abrasado, contra el fuero
de padre natural fabrica engaños,
con que no pueda justa resistencia
librarme de su bárbara violencia.
Solo se encierra el agresor lascivo
y dogmatista infiel conmigo un día;
y cuando justamente yo concibo
que a religiosa acción me prevenía,
el que debiera serme ejemplo vivo
de pura honestidad, la hipocresía
desnudó, y las divinas leyes, junto
con mi virginidad, violó en un punto.
Tú fuiste de tu abuelo, padre y tío,
abominable incestüoso efeto;
en mi vientre creció el agravio mío
a publicar por fuerza mi secreto;
y en el parto infeliz el hecho impío
le confesé a mi madre, a quien Aleto,
Tisífone y Megera, ardientes furias,
a vengar provocaron sus injurias.
Del execrando insulto dio noticia
tu abuela y tía al patriarca hebreo;
admirase el delito, y la malicia
misma se ofende de un error tan feo,
no alcanza en sus arbitrios la justicia
igual castigo a tan nefando reo,
y queda al fin, muriendo apedreado,
sediento de más pena su pecado.
Yo, que en el parto peligroso y fuerte
tuve opuesta a Lucina, previniendo
por dicha, sabia astróloga, la suerte
que daba a luz un monstruo tan horrendo,
el golpe evité apenas de la muerte,
del trance apenas escapé tremendo,
cuando rendida al sueño, ¡que pluguiera
al cielo santo que el eterno fuera!
Soñé que en cambio de pequeño infante,
breve centella al mundo producía,
que dilatada en término distante,
voraz incendio al cielo se atrevía;
y en veloz precipicio, en un instante,
Faetón segundo, al suelo decendía,
llenando, si de llamas, de escarmientos
cuanta ocupan región los elementos.
Sacra deidad en esto me aparece,
oculta en su luz misma, y "crece," dijo,
"prodigioso, feliz infante, crece
a dilatar al término prolijo
del Aquilón el cetro que te ofrece,
y tú, dichosa madre de tal hijo,
de Babilonia sal, y en Galilea
asilo de los dos el yermo sea."
Aquí cesó, y la noche en su confuso
silencio la escondió; y restituyendo
a mis sentidos la razón el uso,
escuché de mi padre el fin horrendo.
Y así, obediente ya a lo que dispuso
la deidad, de mi patria vine huyendo
aquí, donde Betzaida un tiempo ha sido,
donde Corozaín tuvo su nido.
Aquí empecé a educarte, y aquí el hado
te anticipó en un término sucinto
en estación pueril cuerpo esforzado,
y en tierna infancia racional instinto;
pues apenas hubiste saludado
en el trópico al sol el curso quinto,
cuando tu brazo persiguió las fieras,
cuando voló tu ingenio a las esferas.
Yo, que advertí, curiosa a tus intentos,
perversa inclinación en tus acciones,
por excitarte honrosos pensamientos
y por templarte locas presunciones,
te propuse en historias escarmientos,
te previne en engaños persuasiones,
mintiéndote que clara decendía
del tribu de Judá la sangre mía.
Mas pues fue mi cuidado tan perdido
en tu proterva y dura resistencia,
que habiéndote en mil ciencias instruído
no sé cuál soberana inteligencia,
no sólo no te enmiendas, pero ha sido
para que con más furia y más violencia
corras a los delitos más atroces,
y en torpe incesto de tu madre goces.
¡Plega al Dios de Israel, vestiglo fiero,
que en tu ciega maldad te precipites,
y dando efeto a mi soñado agüero,
tanto los cielos en tu daño irrites,
que pues soberbio imitas al lucero,
despeñado Luzbel, también lo imites,
dando en abismos de tormento eterno
compasión y terror al mismo infierno!
ANTICRISTO: Di más, repite, multiplica, aumenta
odios, injurias, iras, maldiciones;
que deleitosamente se apacienta
mi obstinación en tus execraciones.
Lo justo sólo aflige y atormenta
mis pensamientos, mis inclinaciones;
porque no sólo de pecar me agrado,
mas me agrado también de haber pecado,
Si tan malo nací, si tan nocivo
genio asistió a mi concepción primera,
a ti te culpa, culpa al hado esquivo,
que me informó de condición tan fiera.
De ti nací, por culpa tuya vivo.
Acusa a tu descuido, que debiera
a un hijo de tan torpe ayuntamiento
fabricar en la cuna el monumento.
Mas ya que la malicia de la suerte
e indignación del cielo me ha estorbado
para nefanda vida justa muerte,
librando tu suplicio en mi pecado,
la información postrera intento hacerte
de la dura ocasión que me ha obligado
al execrando exceso en que contigo
ejecuté mi gusto y tu castigo.
Esa oculta, divina inteligencia,
que de mi infausto nacimiento el día
te presentó en fantástica apariencia
centella en mí que incendios producía,
esa misma que en una y otra ciencia
ha informado de suerte el alma mia,
que excediendo los límites humanos,
me atrevo a los secretos soberanos;
ésa misma me ha dado tanto imperio
en cuanto el padre de Faetón circunda
del más alto de luces hemisferio,
a la región de sombras más profunda,
que, del poder de Dios en vituperio,
produce Telus y Neptuno inunda,
Vulcano da calor y aliento Eolo
al albedrío de mi gusto solo.
Lucifer o Plutón el cetro horrible
ha renunciado en mí del hondo infierno,
tanto que no hay espíritu invisible
que al suyo no anteponga mi gobierno.
No hay cosa a mis intentos imposible;
émulo soy de aquel poder eterno
que a conocer me obliga la justicia,
si no a reconocerle la malicia.
Con este, pues, de fuerzas más que humanas,
y más que humanas ciencias fundamento,
a obscurecer verdades soberanas
se eleva mi obstinado pensamiento.
En falsas leyes y opiniones vanas
anegaré la tierra, el mar y el viento,
intimando que yo soy el mesías
que prometeron tantas profecías.
Bien sé que no lo soy; bien que lo ha sido
Jesús, que es hombre y Dios; mas yo, que al suelo
por tipo, cifra, epílogo he nacido
de la maldad mayor que ofendió al cielo,
para serlo es forzoso haber sabido
esta verdad pues si el confuso velo
de la ignorancia me opusiese a ella,
fuera yo menos malo en ofendella.
Pues como a ejecutar tan alto intento,
acreditar me importa que me ha dado
de Judá el tribu claro nacimiento,
según fue por Jacob profetizado,
quiero matar contigo el argumento
de la sangre de Dan que en ti he heredado,
porque no deje mi rigor prescrito
de cometer también este delito.
Resuelto al parricidio detestable,
por ser a Jesucristo en todo opuesto,
te quise hacer del todo abominable,
cometiendo contigo torpe incesto;
que fue su madre virgen inviolable
después y antes del parto, y yo con esto
incestuosa madre vine a hacerte
en la cuna, en el parto y en la muerte.
Éste es mi fin, éste mi intento ha sido;
y Elías ya, caudillo galileo,
de soñadas visiones conducido,
se acerca a dar principio a mi deseo;
porque a su lengua por mi imperio asido
un espíritu impuro del Leteo,
dará a entender que es el profeta Elías,
precursor destinado del Mesías.
Y para acreditar que es mi venida
del paraíso, en que mi engaño fundo,
cual ves, de hierba me adorné tejida;
que así al principio me ha de ver el mundo.
La línea ya a tu edad estatuída
llegó; parte a las ondas del profundo,
de mis crueldades víctima primera.
Quien tal hijo parió, a sus manos muera.

Mátala y échala en una sima

MADRE: ¡Ay de mí y ay de ti!
ANTICRISTO: Tú, sima obscura,
en quien este cadáver deposito,
guarda en tu investigable sepultura
mi origen siempre oculto y mi delito;
que simulada luz de virtud pura
desde este punto ostento y acredito,
porque dé la engañosa hipocresía
principio a mi tirana monarquía.

Vase el ANTICRISTO. Salen ELÍAS FALSO y los
demás JUDÍOS, y BALÁN

BALÁN: Ésta es, conforme las señas
que me dais, la tierra, hebreos,
que buscan vuestros deseos.
Término son estas peñas
que con el cielo compiten,
de las dos ciudades bellas,
a quien del tiempo las huellas
aun reliquias no permiten.
Esas aguas cristalinas
que veis de la sierra al fin,
bañan de Corozaín
las ya invisibles ruínas;
y ésas, que muestra el bermejo
terreno hacia el Aquilón,
llanto de Betzaida son,
si otra edad fueron espejo.
ELÍAS FALSO: Ésta es la misma región,
éste el valle, el monte, el prado,
que en el sueño me ha enseñado

Parece el ANTICRISTO en lo alto, los ojos en el
cielo, y una bandera roja en la mano, con esta señal negra
en ella, "P"

la soberana visión.
Aquí el sagrado mesías
ha de estar... Mas, galileos,
ya el cielo a nuestros deseos
les cumplió las profecías.
Veis allí suspenso al viento
el redentor prometido,
el mismo joven que ha sido
previsto en mi pensamiento.
JUDÍO 1: Las mismas señales muestra
de tu soñada visión.
JUDÍO 2: Y el carácter que el guión
enseña en la mano diestra,
es el que en la tuya vemos.
JUDÍO 3: El aire pisa eminente.
Con milagro tan patente,
¿qué más probanza queremos?

Arrodíllanse

ELÍAS FALSO: ¡Salve, Josué divino,
que del Jordán las aguas divididas
das seguro camino
a tantas libertades oprimidas!
JUDÍO 1: ¡Salve, nuevo Josef...
JUDÍO 2: Isac..
JUDÍO 3: Elías!
ELÍAS FALSO: ¡Salve, David...
JUDÍO 1: Profeta...
JUDÍO 2: Rey...
JUDÍO 3: Mesías!

Baja por tramoya

ANTICRISTO: Vuestras voces, que volaron,
hebreos, a mis oídos,
a revocar mis sentidos
del seno de Dios bastaron.
Absorto miraba en él
los archivos del misterio
con que por mí al cautiverio
quiere dar fin de Israel.
Yo soy la misma visión
que dio a tu vista y oído
libre y despierto sentido
en somnolenta prisión.
¡Oh, capitán valeroso!
Yo el mismo que te mandé
buscarme; yo el que estampé
el carácter misterioso,
que en este guión demuestro,
en tu mano; que has de ser
de mi venida y poder
voz, precursor y maestro.
Tu nombre lo significa,
que desde tu concepción
la divina prevención
a esta empresa te dedica.
Parte a Babilonia, pues,
y en ella intrépidamente
publica de gente en gente
estas verdades que ves;
que allí le dispone el cielo
la infancia a mi monarquía.
De allí la potencia mía,
propagada a todo el suelo,
vencerá cuantos estima
soberbios reyes el mundo,
desde el centro más profundo
al más elevado clima;
que la bestia que has soñado
que salió del hondo abismo,
es símbolo, es iconismo
de este siglo y de este estado.
De miembros la variedad
figura diversas leyes,
y los diez cuernos, diez reyes
que imperan en esta edad;
y el que empezando a nacer
tres de ellos aniquiló,
soy yo, que a tres reyes yo
he de quitar el poder
siendo mi fama veloz
tan espantosa a los siete,
que a mi imperio los sujete
sólo el eco de mi voz.
ELÍAS FALSO: De maravilla tan alta
soy testigo, y valor tengo
con que a morir me prevengo;
pero, ¿cómo, si me falta
fuerza para defendella,
ciencia para acreditarla,
me envías a predicarla
por precursor tuyo y della?
ANTICRISTO: No temas, en mí confía;
que para tan justa hazaña
espíritu te acompaña,
sabio paredro te guía,
que de infusa enciclopedia
te dotará, y elocuentes
tus labios, los diferentes
idiomas de Asiría y Media
sabrán, y cuantos Babel
vio en su ciega confusión.

Dale la bandera

Lleva este santo pendón,
y a cuantos debajo de él
se alisten, selle la diestra
esta cifrada señal,
que mi blasón celestial,
que es Cristo, en sus notas muestra.
Parte ya, sonante trompa
de mi verdad y mi voz,
y en virtud mía, veloz
tu cuerpo los aires rompa.
ELÍAS FALSO: Ya crecen las fuerzas mías,
y ya en divinos alientos
mi voz sonará en los vientos:

Baja una nube de campana, y cógelo dentro, y
llévale a lo alto

hombres, ya vino el mesías.

Vase ELÍAS FALSO

BALÁN: ¿Quién hay que no se alborote
con lo que está sucediendo?
¡Voto a mí, que va rompiendo
el aire como un virote!
JUDÍO 1: ¡Gracias a Dios, que este día
vio ya el pueblo de Israel!
BALÁN: Señor, en efeto, ¿es él
el verdadero Mejía?
ANTICRISTO: Sí, Balán.
BALÁN: ¿Mi nombre sabe?
El demonio se lo dijo.
ANTICRISTO: ¿Dúdaslo?
BALÁN: Ya lo colijo
que en quien tanto poder cabe
que endivina el pensamiento,
y sin conocerme, el nombre
me sabe, y arroja un hombre
como bala por el viento,
es el divino Mejía
prometido al pueblo hebreo.
ANTICRISTO: ¿Créeslo así?
BALÁN: Asi lo creo.
ANTICRISTO: Pues con esta empresa mía
que en la mano te retrato,
quedas por mío.

Pega la palma de la mano derecha con la de BALÁN, y él muestra
en ella esta señal, "P"

BALÁN: ¿Qué es esto?
¡Voto a Moisén, que me ha puesto
en la mano un garabato
que borrarlo es por demás!
ANTICRISTO: Pues tan constante ha de ser,
como en ella el caracter,
en ti la fe que me das.
Parte, y entre los pastores
de tu comarca pregona
lo que has visto en mi persona;
y si gozar mis favores
pretendieres, me hallarás
en Babilonia.
BALÁN: ¿Un pastor
haces tú predicador?
Pero dime, ¿cómo estás,
si de lejía te dan
el nombre, de árbol vestido?
Que a mí más me has parecido
un figurón de arrayán
de algún jardin.
ANTICRISTO: Hasta aquí
en el paraíso he estado,
y el mismo traje he tomado
del lugar en que viví.
Vosotros, venid conmigo,
y ya desde hoy renunciad
el delito y la impiedad.
Seguid la senda que sigo
de lo justo, porque aquí
para dar colmado empleo
a cuanto os pida el deseo,
os basta seguirme a mí.
Daré al lascivo bellezas,
manjares daré al glotón,
al ambicioso, opinión,
al cudicioso, riquezas.
justicia haré al ofendido,
al triste consolaré,
al doliente sanaré,
levantaré al abatido;
que yo vengo a hacer dichosa
la familia de Israel,
y el cautiverio crüel
en libertad deliciosa
le cambiaré de tal suerte,
que vuelto ya en cielo el suelo,
sólo dé ventaja al cielo
en la excepción de la muerte.

Vase el ANTICRISTO

BALÁN: ¿Manjares daré al glotón?
Esta partida me toca.
¡Albricias!, tripas y boca;
no me ha de quedar capón,
si no canta, que el profundo
no emboque por la garganta;
porque un capón que no canta,
¿de qué sirve en este mundo?

Vase BALÁN. Sale SOFÍA, con manto, y
su HERMANO

HERMANO: De prodigiosos portentos
está turbada la tierra
de Asiría, y agora al fin
ese crinado cometa
que acompañando al lucero
en el oriente se muestra,
y en su elevación mayor
discurriendo las esferas,
mira en opuesto cenit
la Babilonia caldea,
denota horribles sucesos.
SOFÍA: Y es lo bueno que hacen fiesta
de salir a verle al campo.
HERMANO: No es costumbre al mundo nueva.
Por esta puerta que al alba
mira derramando perlas,
a verle sale la gente;
ya su concurso comienza.
Alégrate, hermana mía,
pues sólo porque diviertas
tus tristezas te he traído;
y el Éufrates en sus hierbas
te ofrece alfombras, Sofía,
porque descanses en ellas.
SOFÍA: ¿Cómo podré descansar
en medio de tantas penas,
cuando tan graves prodigios
amenazan a la iglesia?
Poderoso sois, mi Dios;
volved por vos; que la tierra
otra vez os crucifica
y os previene injurias nuevas.

Salen dos JUDÍOS

JUDÍO 1: Los astrólogos, ¿qué han dicho,
Tobías, de este cometa?
JUDÍO 2: Mudanzas de monarquías
por él y por las estrellas
pronostican; mas yo pienso
que la venida nos muestra
del mesías.

Sale un MORO

MORO: Enojado
sin duda está con la tierra
Mahoma, pues con portentos
nos aflige y amedrenta.

Sale un GENTIL

GENTIL: ¡Ah, Júpiter soberano!
Si te ofenden los que niegan
tu deidad, en ellos solos
muestren tus rayos sus fuerzas.

Alborótase SOFÍA

SOFÍA: ¡Ay de mí!
HERMANO: ¿Qué es esto, hermana?
SOFÍA: ¿No miráis una culebra
en el camino? ¿No veis
una ceraste en la senda,
que el pie le muerde a un caballo,
que un hombre en su espalda lleva,
a quien ciñe una corona
de diez puntas la cabeza?
HERMANO: (Sin duda ha perdido el seso.) Aparte
SOFÍA: Hombre, rey, monarca, césar,
tente bien.
HERMANO: ¡Qué gran desdicha!
SOFÍA: ¡Qué miserable tragedia!
Por las ancas del caballo
de espaldas ha dado en tierra.

Sale ELÍAS FALSO en el aire, con el
guíón en la mano

ELÍAS FALSO: Babilonia, Babilonia,
cumplió el cielo sus promesas.
Ya el soberano Mesías
pisa la dichosa tierra.
Ya del tribu del Judá
la sagrada decendencia
dio monarca redentor
a la oprimida Judea.
Ese que al oriente nace
radiante y claro cometa,
estrella pronosticada
por la sibila Cumea,
dice en su luz su verdad,
y en sus rayos, que a diversas
regiones del orbe miran,
testifica su potencia.
Yo soy el profeta Elías,
que para lucero de ella
en el paraíso ha tanto
que Dios de morir reserva.
Yo le vi con estos ojos,
yo con estas manos mesmas
le toqué; yo precursor
de su inefable grandeza,
de sus milagros os hago
testimonio, pues no llega
mi mayor admiración
a su menor excelencia.
Hombres, hombres, ¿qué aguardáis?
Prevenid, que ya se acerca
sobre las nubes del cielo
el mesías a la tierra,
los oídos a su voz,
los pechos a su obediencia,
los caminos a sus pies,
la corona a su cabeza.

Desparece por el aire

SOFÍA: Mientes, infernal serpiente.
JUDÍO 1: Divino aliento, profeta
soberano, ¿adónde vas?

Vase

MORO: ¿Por qué huyes? ¡Vuelve, espera!

Vase

JUDÍO 2: Todo es horrores el cielo.

Vase

GENTIL: Toda es asombros la tierra.

Vase

SOFÍA: ¡Aguarda, espíritu falso,
que del imperio de penas
vienes a turbar el mundo
con tan espantosas nuevas!
¡No huyas! ¡Vuelve, cobarde!
¡Ven; que una mujer te espera
para probarte que mientes,
y miente esa horrible bestia
que del abismo profundo
sale a contrastar la Iglesia!
Mas yo, que soy el soldado
más humilde que en defensa
del crucífero estandarte
ofrece el pecho a la guerra,
he de vencerle y poner
el pie sobre su cabeza.
HERMANO: (Sagrado aliento la inspira, Aparte
y mi fe con tales muestras,
la que por loca lloraba,
por profetisa venera.)

Vanse. Salen el PATRIARCA judío, viejo, y
tres JUDÍOS

PATRIARCA: ¿Cómo es posible, si está
escrito en las profecías
que ha de venir el mesías
de los reyes de Judá;
y en Babilonia poseo
yo, por derecho heredado
de este tribu, el principado
del pueblo de Dios hebreo;
y hasta agora no he tenido
más de una hija, que en flor
fue despojo del rigor
de la muerte, haber venido
el prometido mesías?
Ilusión ha sido, hebreos;
que acreditan los deseos
engañosas fantasías.

Sale ELÍAS FALSO

ELÍAS FALSO: Patriarca babilonio,
¿Por qué con dudas ofendes
los misterios que no entiendes,
si el más claro testimonio
de la verdad que sustento
es no ser comprehendida
su soberana venida
del humano entendimiento?
¿Ha de nacer el mesías
según orden natural?
Del redentor celestial,
del hijo de Dios, ¿querías
que los misterios arcanos
que muestran su potestad,
la corta capacidad
de los discursos humanos
comprehenda? Siendo todo
milagro de su poder,
pues lo es tan grande el nacer,
¿por qué no ha de serlo el modo?
Si lo impugnas, porque en él
ha de trasladar tu muerte
el cetro judaico, advierte
que en vano al Dios de Israel
te opones... Mas ya los vientos
en veloz cándida nube
leve surca y fácil sube,
y acordes los elementos,
rompen las regiones mudas
con sonorosas corcheas,
porque en su obediencia veas
lo que en tu ignorancia dudas.

Sale el ANTICRISTO. Baja en nube por tramoya el ANTICRISTO
vestido como primero, y entre tanto cantan esta copla

MÚSICA: "¡Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz y amor,
pues hoy desciende el Criador
a redemír las criaturas!"

Sale de la nube y arrodillase delante del
PATRIARCA

ANTICRISTO: ¡Salve, oh, tú, de Jesé estirpe dichosa,
de cuya fértil generosa vara
nació purpúrea flor, cándida rosa!
¡Salve, salve otra vez, progenie clara
de Judá, que león produce al suelo
a conquistar del orbe la tïara!
¡Salve mil veces, venturoso abuelo
de este, si humilde, celestial mesías,
de este, si hijo de Dios, en mortal velo!
Conoce efetos ya las profecías,
celebra ya mercedes las promesas
que el cielo cumple en tus felices días.
Dame la mano.
PATRIARCA: ¿Mano mortal besas
tú, de Dios hijo, y redentor del mundo?
Negando estás lo mismo que confiesas.
ANTICRISTO: En justa ley esta obediencia fundo;
que eres mi abuelo, y rey del pueblo hebreo;
y en tanto que mis sienes no circundo
de la corona que en las tuyas veo,
yo así, pues vengo a ser obedecido,
lo mismo dogmatizo que deseo.
Y porque ya tu edad del concedido
término toca el límite postrero,
aplica a mis acentos el oído,
que el gran misterio declararte quiero,
Joás, con que de Dios omnipotente,
soy hijo, y por abuelo te venero.
Tu hija Ester, que en lustro floreciente
al túmulo lloraste trasladada,
fue del que miras sol, cándido oriente.
No muerta, no, mas viva transportada
fue por mi padre a aquel fecundo suelo,
habitación de Adán mal conservada.
Allí, en admiración de tierra y cielo,
sin obra de varón, le dio al mesias
su claustro virginal humano velo,
según por inspiradas profecías
la sibila Sambete lo predijo,
según los vaticinios de Isaías.
"Concebirá una virgen clausa un hijo,"
cantó el profeta; que la mente hebrea
inclusa en la dicción "clausura" dijo.
¿Quién, pues, será tan ciego que no vea
la verdad del pronóstico en su efeto,
que el pueblo de Israel tanto desea,
pues a tu hija virgen el secreto
sepulcro fue clausura, porque fuera,
oculto en ella, yo de Dios conecto?
Si no te vences, contumaz, pondera,
que afirma lo que niegas, obediente
solio a mis plantas, la más alta esfera;
o pida tu protervia resistente
el cuerpo de tu hija, que dormido
diste a la tumba, que le llora ausente;
y verás, Patriarca, convertido
el precioso tesoro en sombra vana,
y en cenotafio el que sepulcro ha sido;
que ya dichosa Ester, en soberana
mansión, por digna madre del mesías,
al alma junta la porción humana.
Mas ya el último instante de tus días,
de mí preconocido, es testimonio
que te acredita las verdades mías.
PATRIARCA: Yo muero. Éste es--¡oh, pueblo babilonio!--
el triunfante David que ya venero,
rey desde el indio suelo al macedonio.
Éste es de Dios el hijo verdadero,
por quien dan a Israel las profecías
el libre estado que gozó primero.
Agora ya, Señor, tu siervo envías
en paz, conforme a la palabra tuya,
pues que vieron mis ojos al Mesías.

Cae muerto

ELÍAS FALSO: Murió: ¿quién hay que tu poder no arguya?
JUDÍO 1: ¡Viva el rey de Israel, y al pueblo hebreo
la libertad preciosa restituya!
ANTICRISTO: Hoy su línea tocó vuestro deseo,
hoy pondrá en la cerviz más impaciente
la vencedora planta el galileo;
que hoy en solío real y en eminente
trono ocupando el cetro y la corona,
mi nombre volará de gente en gente.
ELÍAS FALSO: El cielo mismo tu poder pregona.

Sale SOFÍA

SOFÍA: Torrente de Flegetón,
que en llamas abrasadoras,
opuesto al cielo, pretendes
inundar las cinco zonas;
símbolo de la maldad,
en quien cifra y epiloga
todo su imperio el infierno,
Lucifer sus fuerzas todas,
¿qué nueva torre fabricas,
qué nueva máquina formas
contra el poder de los cielos
en la región babilonia?
¿Con qué engaños te acreditas?,
¿Piensas tú que el mundo ignora
que eres aquel Belial,
que en proféticas historias
con soberanos impulsos
anunciaron tantas bocas
de santos vaticinantes
y de sibilas hariolas?
¿Piensas tú que ha de ocultarse
que tus artes engañosas
por nigrománticos pactos
tan raros portentos obran?
Y si la vecina muerte
de tu Patriarca agora
anunciaste, fue dictando
el pronóstico a tu boca
el demonio, cuya ciencia
angélica es poderosa
a colegir de la vida
por los humores las horas.
Pues apercibe tus fuerzas,
y en tus conjuros invoca
cuantos espíritus fueron
ya luces, y ya son sombras.
Cuantos ya precipitados,
por soberbios, de la gloria,
niegan arrepentimientos
cuando escarmientos informan;
que esta mujer flaca, humilde,
a quien la verdad exhorta,
contra ti publica guerras,
y enemistades pregona.
ELÍAS FALSO: ¡Loca mujer!
ANTICRISTO: ¡Deteneos!
¡No la ofendáis, si está loca...
(Aunque la defiendo más Aparte
que por loca, por hermosa.
Ya mis lascivos deseos
ciegamente me provocan
a gozar de su belleza;
mas acreditarme importa
con simulada piedad
y mansedumbre engañosa
hasta confirmar mi imperio;
que después las riendas todas
soltaré a mis apetitos.)
Mujer, mi piedad perdona
injurias a tu ignorancia.
Vete en paz, que en breves horas
darán luz a tus tinieblas
mis hazañas milagrosas,
pues de mi ciencia y poder
no habrá centro que te esconda.
JUDÍO 1: ¡Qué piedad!
JUDIO 2: ¡Qué mansedumbre!
ELÍAS FALSO: Bien en su misericordia
se ve que es hijo de Dios.
SOFÍA: En vano a la paz me exhortas,
cuando el cielo me destina
para oponerme a tu gloria.
ANTICRISTO: En vano tú a mi poder,
como al fuego árida estopa,
como frágil barca al mar,
como tierna flor al Bóreas,
oposición solicitas.
SOFIÁ: El cielo dará a mi boca
tanta fuerza en las palabras,
que me admires vencedora.
ANTICRISTO: Quitaré a tu lengua yo,
dándote pena piadosa,
las articuladas voces,
porque mi deidad conozcas,
y porque desdigas muda
lo que parlera pregonas.
Desde aquí a tu entendimiento
niegue obediencia la boca,
hasta que rendida ofrezcas
holocaustos a mi gloria.

Quiere SOFÍA responder, y hace señas
de muda

ELÍAS FALSO: Su lengua has encarcelado.
¿Cómo agora no blasonas?

Hace SOFÍA la cruz con los dedos y
pónesela en la boca, y vase

JUDÍO 1: Con la cruz sella los labios,
y de vencida, furiosa
se parte de tu presencia.
JUDÍO 2: Testimonio dan tus obras
de tu poder soberano.
ANTICRISTO: (Si no me venciese hermosa Aparte
o la que poderoso venzo.)

Tocan cajas

TODOS: ¡Viva el rey de Babilonia!

FIN DEL PRIMER ACTO

ACTO SEGUNDO

Salen el ANTICRISTO, vestido de rey judío, y ELÍAS FALSO,
y acompañamiento de JUDÍOS, con MÚSICA

ELÍAS FALSO: Ya de Babilonia tienes
el cetro; ya la corona,
de ese cielo breve zona,
ciñe tus heroicas sienes.
Manda, ordena, y tus deseos
tengan el colmo debido,
pues tienen ya conocido
tu gran poder los hebreos,
y pues te dan los paganos,
dejando sus ritos viles,
la obediencia, y los gentiles
desprecian sus dioses vanos.
El cristiano solamente
te resiste pertinaz;
mas, pues no estima la paz,
pruebe tu brazo valiente.
ANTICRISTO: Con su injusta sangre, Elías,
vertida en furiosa guerra,
se esculpirán en la tierra
las ciertas verdades mías.
Mi capitán general
te nombro. Ejércitos mueve
que al mundo en término breve
den terror universal.
Lo primero que has de hacer
es que se publique un bando
en que determimo y mando
que a cuantos mi caracter
en la diestra o en la frente
no trajeren, desde luego
se prohibe el agua y fuego
y el comercio de la gente.
Tras esto a Egipto camina
con numeroso escuadrón,
y al rey de aquella región
a sangre y fuego arruïna.
Al de Libia y Etiopia
sujeta, destruye y mata;
que de gente, de oro y plata
y de naves tanta copia
te daré, que al duro encuentro
de tus armas tiemble el mundo;
pues ya del mar el profundo,
y ya de la tierra el centro,
me rinden cuanto en sus venas
tesoro el sol ha engendrado,
y cuanto han depositado
naufragios en sus arenas.
ELÍAS FALSO: Voy a obedecerte.
ANTICRISTO: Parte
poderoso en nombre mío.
ELÍAS FALSO: Pues en tu poder confío,
las armas llevo de Marte.

Vase

ANTICRISTO: Agora que mis portentos,
por la fama dilatados,
aseguran mis cuidados
y acreditan mis intentos,
comiencen mis apetitos
y acabe mi hipocresía.
Tú serás, bella Sofía,
la primera en mis delitos;
que la beldad peregrina
de tu rostro soberano
me dice que soy humano,
pues me vences por divina.

Sale un JUDÍO alborotado

JUDÍO: Santo y celestial mesías,
¿cómo tu poder consiente
que en Babilonia...?
ANTICRISTO: Detente.
Ya sé que de un falso Elías,
que contra mí se levanta,
las nuevas a darme vienes.
JUDÍO: Si tan alta ciencia tienes,
y si tienes fuerza tanta,
que entiendes los pensamientos,
¿por qué tu deidad permite
que un hombre desacredite
libremente tus intentos?
ANTICRISTO: (Contra éste, que a mi poder, Aparte
como está profetizado,
hace el cielo reservado,
engaños me han de valer.)

Amados vasallos mios,
y mis aseclas leales,
no os perturbe esta tormenta,
que es permisión de mi padre.
Como sin virtud no hay premio,
y no hay virtud sin contrastes,
pues el lustre a la vitoria
de la resistencia nace,
la Providencia divina
ordena que se levante
este vil pseudoprofeta
a desmentir mis verdades,
porque así los que me crean,
vitorioso premio alcancen;
que no merece la fe
donde la duda no cabe.
Contra el verdadero Elías,
mi precursor, éste al aire,
falso y engañoso, tiende
belicosos estandartes;
con diabólicos prestigios
acredita falsedades,
y a mi poder soberano
opone mágicas artes.
Armaos, pues, de fortaleza;
y pues con avisos tales
os hago ya prevenidos,
no os perturbe ni os engañe.
Resista a sus persuasiones
quien tenga valor constante;
cierre a su voz los oídos
quien se conociere frágil,
que yo en esta guerra quiero
vencerle, mas no estorbarle;
antes a mis gentes mando
que ni le prendan ni maten,
tanto porque el resistirle
os dé méritos más grandes,
cuanto por obedecer
la voluntad de mi padre.
JUDÍO 1: ¿Qué persuasiones, qué engaños,
qué nieblas, qué obscuridades
opondrán horrible noche
al sol que en tu oriente nace?
JUDÍO 2: Ya el hipócrita fingido
ante tus ojos reales
se presenta.
ANTICRISTO: Tanto emprenden
ambiciosas falsedades.
JUDÍO 1: Todo el pueblo le acompaña.
ANTICRISTO: (Mi crédito en este trance Aparte
corre gran riesgo. Valedme,
espíritus infernales.)

Salen ELÍAS, con saco y barba larga, y GENTE

ELÍAS: No vengo a disuadirte, monstruo horrendo,
tu nefanda intención, tu enorme empresa,
pues para emporio del mayor delito
desde tu concepción estás precito;
si bien al peso igual de tu malicia,
porque de Dios conozcas la justicia,
te ha dado entendimiento y ciencia tales,
que en discernir los bienes de los males
ninguno te aventaja, y aunque en vano,
un custodio te inspira soberano.
No vengo, no, a intimar a tus mentiras
la guerra que les mueven mis verdades;
pues fuera de que a ti no son secretas
las voces de sibilas y profetas,
la impura inteligencia te lo ha dicho,
que al oído te dicta los ausentes
casos, como futuros contingentes,
falsa ocasión que contra la infinita
verdad te ensoberbece y acredita.
Mas véngote a probar, en la presencia
del pueblo que me escucha, la evidencia
de que fue Jesucristo, Dios y hombre
el verdadero celestial mesías;
y eres tú la ceraste, la culebra,
el Belial, la bestia Decacornu,
en que los santos padres han previsto
al hijo del pecado, al Anticristo,
que el contrario de Cristo significa,
según el griego idioma lo publica;
porque no excuse la ignorancia al mundo
en aquel grande y espantoso día,
universal de fuego cataclismo,
cercano ya, en que el hijo de Dios mismo
a dar eternos premios y escarmientos
descenderá en los hombros de los vientos.
ANTICRISTO: Hipócrita engañoso, aunque podía
castigar con tu muerte tu osadía,
te permito que vivas, y permito,
porque me dé más glorias, tu delito.
ELÍAS: Bien sabes tú que soy el mismo Elías
que, en el carro de fuego arrebatado
por Dios, y al paraíso trasladado
con el profeta Enoch, que en el oriente
evangeliza ya de gente en gente,
destinado he vivido tantos años
para propugnador de tus engaños.
Y sabes tú que exentos de tu furia
hemos de predicar Enoch y Elías
mil y docientos y setenta dias,
veinte menos de aquellos que tu mano,
según Daniel, gozará el cetro humano.
Y así te has prevenido, como adviertes
la fuerza de tan claras profecías,
haciendo precursor a un falso Elías,
a quien, siendo un ladrón de Galilea,
un diabólico espíritu infundiste,
que le ministra, siendo poco sabio,
ciencias al pecho y sílabas al labio.
Y por la misma causa has simulado,
viendo que el ofenderme es imposible
hasta al plazo por Dios estatuído,
que la vida me das, y cauteloso
finges que es permisión lo que es forzoso.
ANTICRISTO: "Enviaré," dice Dios por Malaquías,
"a vosotros mi gran profeta Elías
antes del día grande y espantoso
del Señor." ¿Negarás que en mi se cumple
a la letra este oráculo divino,
pues a Asiría llegó el tesbite Elías
por precursor de las grandezas mías,
y luego vine yo a imperar al suelo,
dando horror mi venida a tierra y cielo?
ELÍAS: El grande y espantoso día es sólo
el que, abrasado el uno y otro polo,
dará el Señor en el postrer jüicio
su premio a la virtud, su pena al vicio.
Explicado lo ves por Sofonías,
que apellida de Dios el dia grande
y horrible, al mismo en que dará a la tierra
en diluvios de fuego, mortal guerra.
Si de ti lo interpretas, y el mesías
te nombras, ¿cómo pudo Malaquías
llamar horrible al día venturoso
cuya venida la nación hebrea
para su redención tanto desea?
"Por quien nació la luz," dijo Isaías.
Y el mismo, "Veis aqui el niño pequeño
que por persona no será tenido;
no clamará, de nadie será oído,
y ni triste será ni turbulento.
Tu manso rey vendrá sobre un jumento
a ti, Sïón, y en la presencia suya
te alegrarás, porque será un cordero
que de misericordia tendrá el solio.
Por él verán los ciegos, y los mudos
hablarán, limpiaránse los leprosos,"
y dirá hablando a los fascinorosos
misericordia sí, no sacrificio
quiero, conforme lo predijo Hoseas.
Y si más clara impugnación deseas,
¿por él no dijo el santo Jererías,
"De mí aprended, que soy humilde y manso,
y en las almas tendréis paz y descanso"?
¿Cómo concuerdas, pues, los atributos
de humilde y manso, de cordero y niño,
que da salud y libertad y vida,
con ser horrible al mundo su venida?

ANTICRISTO: El día grande y horrible
al de mi feliz venida
llamó el profeta; y ser yo
el deseado mesías
no implica, pues he de ser
cordero con quien me siga,
y león con quien me ofenda,
como Jacob lo adivina;
y esta misma distinción
responde a las profecías,
que niño manso y humilde
y piadoso me apellidan.
Isaías, ¿no lo prueba,
pues tras las palabras mismas
que dicen, "Ni clamará
ni será su voz oída",
dice luego, amenazando
las gentes mis enemigas,
"Saldrá cual fuerte guerrero,
y clamando en voces vivas,
sus contrarios vencerá"?
Y Jacob, ¿no lo confirma,
pues con la presa y despojo
de la guerra me convida?
Y para que te convenzas,
escucha las profecías
que alegar puedes por ti,
en mi favor construídas.
"No faltará en Judá el cetro,"
dice Jacob, "hasta el día
que venga el que ha de enviarse";
y ves que fue poseída
por trece lustros y un año
la corona en Palestina
del efraimita Josué,
y Moisén, que fue levita;
y estuvo en quince jüeces
después su aristocracía
tres siglos, sin que entre tantos
fuesen de judaica línea
más que Abesán y Otoniel,
hasta Saúl benjamita,
antes que viniese al mundo
el que tú llamas mesías.
Luego en él no se cumplió
lo que Jacob profetiza.
Que será la expectación
de las gentes vaticina
Jacob. Luego mi grandeza
y majestad significa.
"Nacerá de madre virgen,"
a Acaz le dijo Isaías,
y Ester virgen fue mi madre,
por más engaños que finjas.
"Los reyes de Arabia y Tarsis
y Sabá," dice el psalmista,
"le ofrecerán dones." Presto
cumplirán lo que publica,
ofreciéndome sus cetros
Etiopía, Egipto y Libia.
Donde dice, "Fue mi precio
treinta argentos," Zacarías,
habla de Josef, en ellos
vendido a los madianitas;
que de Jesús no se puede
entender la profecía,
pues por ellos su persona
fue presa, mas no cautiva.
"Mis pies y manos rompieron,
y sobre las ropas mías
echaron suertes." Aquí
bien se ve que habla el psalmista
de los tormentos que dio
rabioso a los israelitas
Faraón, cuando en tirano
imperio los oprimía.
Las hebdómadas setenta
dirás que fueron cumplidas,
dando a cada una siete años,
en el que llamas mesías;
mas también verás que han sido
cumplidas en mí, si aplicas
a cada una siete tiempos;
pues no hay razón más precisa,
si hebdómada dice siete
tiempos, de ser entendída
de siete años, que de siete
siglos, lustros, meses, días.
Prometió Dios restaurar
el templo, y que triunfaría
por siempre Jerusalén;
y esto los tuyos lo explican
en el mistico sentido;
pero si con mi venida
el literal se ejecuta,
¿no es vana la alegoría?
No respondo a las expresas
respuestas de las sibilas,
porque se sabe que son
apócrifas y fingidas.
Pues la ceraste de Dan
falsamente se me aplica,
si yo de Judá desciendo,
aunque pese a tus mentiras.
Siendo así, ¿con qué invenciones
tus engaños acreditas,
buscando a expresos sentidos
místicas alegorías?

ELÍAS: ¿Con sofísticas nieblas imaginas
verdades, falso, obscurecer divinas,
cuando lo vemos todo ejecutado
a la letra en Jesús crucificado?
"No faltará," dice Jacob, "el cetro
en la gente judaica, hasta que venga
el que se ha de enviar." Y él nació el día
que en Herodes gentil pasado había
el cetro; y si otras veces, como alegas,
faltó del tribu de Judá, a lo menos
siempre lo tuvo la nación judía;
que de ella habló en común la profecía.
La sibila Cumea le predijo
dos letras consonantes, y vocales
cuatro a su nombre, cuya suma haría
ochocientos y ochenta y ocho, y todo
en Jesús se cumplió del mismo modo,
pues le llama "Iesous" el griego idioma;
y hablando de él la misma expresamente
por las primeras letras de sus versos,
dice así, "Jesucristo, Dios y hombre,
Salvador, Cruz," pronóstico sagrado
que nuestra redención ha epilogado.
"Dones le ofrecerán, dice el Psalmista,
de Arabia y Tarsis y Sabá los Reyes."
Los tres lo hicieron; y si en ti lo entiendes
por el de Libia, Egipto y Etïopia,
das a la letra explicación impropia.
"Sanará los dolientes, los demonios
expelerá, sosegará los mares,
y en desierto lugar cinco millares
de personas tendrán, por obra suya,
con solos cinco panes y dos peces
manjar bastante," dijo la Erictrea.
"En el Jordán recebirá el bautismo,"
escribió la de Cumas; y bien sabes
que mil antiguos testimonios graves
aprueban las sibilas. "Fue mi precio
treinta dineros," dijo Zacarías;
esto no habla en Josef, que fue vendido
en veinte; y por dejarte concluído,
el campo de Isaías anunciado,
¿no fue en los treinta de jesús comprado?
Y si Cristo no fue vendido en ellos,
el Profeta los llama precio, y fueron
precio, pues su persona fue entregada,
y fue su entrega en ellos apreciada.
"No le conocerán." dice Isaías,
"Oiránle, y no le oirán; y aunque le vean,
no le verán los mismos que desean
oírle y verle; humilde y despreciado
padecerá por el común pecado;
y en medio de tormentos y de agravios,
cual mansa oveja, no abrirá los labios,
y al patíbulo irá como el cordero."
Y la sibila, "Feliz el madero
en que Dios mismo se verá pendiente."
Pues en ti, falso, ¿cómo verificas
este silencio, cuando notificas
al mundo a voces tu tirano imperio?
¿Qué es del suplicio? ¿Dónde está el madero
en que pendiente estás, manso cordero?
"Mis pies y manos taladraron," dice
el Psalmista, "y mis ropas dividieron,
y echaron suertes por mis vestiduras."
¿Y adulteras tan claras escrituras?
¿Cuándo en ellas se ve que al pueblo hebreo
diese estas penas el egipcio imperio,
si bien los oprimió su cautiverio?
La inmolación de Cristo prometida
a Daniel en la hebdómada setenta,
¿no fue en la muerte de Jesús cumplida,
pues dando a cada hebdómada siete años,
son cuatrocientos y setenta y ocho
los que distó de la promesa el día
de la pasión del Hijo de María?
Pues, ¿cómo quieres que por siete lustros
o siglos cada hebdómada se cuente,
si una hebdómada dice siete tiempos,
y es el tiempo del sol una medida;
y así es fuerza que hebdómada interprete
siete cursos del sol; y así, o de siete
años se ha de entender, o siete días,
que son las dos medidas naturales
que terminan sus giros celestiales?
¿Por qué, pues, gente adúltera y malvada,
cumpliéndose en Jesús las profecías,
contumaces negáis que es el mesías?
Si porque eternidad prometió al templo
y que a Jerusalén triunfante haría
por largos siglos, y la veis opresa,
y el templo desde entonces destruído,
no lo entendéis; que en místico sentido
habló, no literal, llamando templo
a la iglesia, y la patria soberana
Jerusalén de la nación cristiana.
Y si de esto dudáis, bien lo ha probado
su imperio al mundo en siglos dilatado;
bien claramente lo mostró Isaías
cuando a Sïón le dijo del mesías,
"A ti vino la luz, y cuando al mundo
tiniebla cubrirá caliginosa
tú sola en su esplendor serás hermosa."
No habló el profeta, pues, con frases tales,
de luces y tinieblas materiales.
Si prometió en el Génesis al mundo
Dios el mesías, que al dragón profundo
hiciese guerra, y al divino imperio
restituyese a Adán del cautiverio
a que le sujetó el primer pecado,
¿no está con esto sin cuestión probado
que hablando del imperio del mesías,
no hablan del temporal las profecías?
Pues siendo así, progenie miserable,
¿por qué le aborrecéis? ¿Porque es amable?
¡Trocad la mansedumbre de un cordero
a la crueldad de un lobo carnicero!
Pues éste, no os engañe, incestüoso
hijo fue de Manzer, que apedreado,
en castigo murió de su pecado.
Éste a su madre Abá, a quien torpemente
gozó, vil matricida, en una obscura
sima le dio en Betzaida sepultura.
Éste, de Dan estirpe, falsamente,
de Judá se publica descendiente.
Pero cuando lo fuera, ¿por ventura
ignoran vuestros locos desvaríos
cuanto há que falta rey a los judíos?
¿Por ventura ignoráis que el patriarcato
que su mentido abuelo poseía,
por cumplir de Jacob la profecía,
es oficio comprado al rey persiano,
y que estando sujetos a su mano
maquináis trazas de vcrdad ajenas,
y rey fingís al que es virrey apenas?
¿No está profetizado que vendría
este monstruo, en estando el Evangelio
en todo el universo predicado?
Pues veislo aquí a la letra ejecutado.
Ciegos, ¿no veis cumplir a Enoch y a Elías,
contra su falsedad, las profecías?
El imperio romano dividido
en diez coronas, ¿no lo veis cumplido?
La torre de Nembroth y su soberbia
contra el cielo atrevida, ¿no es figura
de que en esta ciudad su monarquía,
como lo veis cumplido, empezaría?
"Hablará y obrará cosas terribles
contra el Excelso." ¿Quién habrá que crea
que el Excelso llamó a quien no lo sea
en la verdad, Daniel? ¿No dice luego,
"Contra el Dios de los dioses grandes cosas
hablará el mismo?" Pues, ¿qué loco engaño
ciegos os lleva a vuestro proprio daño?
Al que se opone a Dios--¡oh, pueblo hebreo!--
¿queréis tener por sumo corifeo?
Volved, abrid los ojos. Dios me envía
a ser de tanta noche claro día.
En tiempo estáis; mirad que se avecina
del universo la fatal rüina,
pues después de la muerte de este fiero
Anticristo, cuarenta y cinco días,
según las soberanas profecías,
justiciero y terrible, no clemente,
no ya cordero, mas león rugiente,
dará por siglo en duración eterno
de Dios el Hijo el cielo o el infierno.

JUDÍO 1: Calla.
JUDÍO 2: Señor, ¿por qué escuchas
argumentos de un sofista?
Permite que con su muerte
castiguemos su osadía.
ANTICRISTO: Dejalde; que ya os he dicho
que es importante su vida,
porque den a mis verdades
más resplandor sus mentiras.

Vase

JUDÍO 1: Tu piadoso sufrimiento
en permitirle que viva
te acredita vencedor.

Vase. Tocan chirímias

TODOS: ¡Viva el rey, viva el mesías!

Vanse

ELÍAS: Generación depravada,
rebelde y adulterina,
pues no merecéis piedad,
sentiréis de Dios la ira.
El austro os niegue sus lluvias,
y en las regiones de Asiría
no fructifiquen los campos;
el sol, con llamas estivas,
os dé abrasados alientos;
el mar y las fuentes frías
sangre os ofrezcan por agua,
y escojáis en las fatigas
de pestilentes contagios
la muerte por medicina,
hasta cuando, arrepentidos
de tan loca apostasía,
la penitencia merezca
lo que pierde la malicia.

Vase. Salen BALÁN y un CAMINANTE
judío, por lo alto de un monte

CAMINANTE: Ya de Babilonía veo
los muros; ésta es aquella
ciudad más grande y más bella,
gloria del poder caldeo.
BALÁN: El que a su refugio viene
del mundo estará seguro.
CAMINANTE: Veinte leguas tiene el muro
de circunferencia, y tiene
de altura cincuenta estados,
y doce de latitud;
tanto, que en la planitud
de su cumbre emparejados
van seis carros, y de Belo,
que ésta es mayor maravilla,
la torre tiene una milla
desde el chapitel al suelo.
BALÁN: Aquí reina ya el mesías,
según publica la fama;
mas del sol la ardiente llama
en las regiones más frías
nos da fuego en vez de aliento,
y ya la sed y la hambre
rompen el delgado estambre
de mi vida. No me siento
con fuerzas para poder
llegar a pie a la ciudad.
CAMINANTE: Pues en esta soledad,
¿qué remedio puede haber?
Que yo también desmayado
apenas muevo los pies.
BALÁN: En esta señal que ves,

Muéstrale la palma de la mano

el poder tengo cifrado
del mesías, para hacer
milagros a imitación
de los suyos. La ocasión
llegó en que me ha de valer.
Volando iré por el viento;
ven, llevaréte conmigo.
CAMINANTE: Vuela tú; que ya te sigo.
BALÁN: ¿Tú tienes por fingimiento
estos milagros que intento?
Presto verás tu castigo.
................... [ -igo]
................... [ -ento]
CAMINANTE: Válgate el cielo.

Arrójase BALÁN de la sierra al teatro
como para volar

BALÁN: ¡Ay de mi!
El mesías no es mesías;
decidlo vos, piernas mias,
pues por creerle os perdí.
CAMINANTE: ¿Estás vivo?
BALÁN: Vivo estoy
desde la cintura arriba.
CAMINANTE: Si me da esta sierra esquiva
senda, a socorrerte voy.

Vase por arriba

BALÁN: ¿Qué demonio me ha engañado
para fïarme de ti?
Tener alas entendí,
y sin piernas he quedado.

Salen SOFÍA, con saco y una cruz y un libro,
y su HERMANO y otro CRISTIANO

HERMANO: ¡Gracias a Dios que este suelo
en su inculta soledad
nos libra de la crueldad
de ese enemigo del cielo!
CRISTIANO: Ponderando voy confuso
de esta bestia los portentos;
porque impedir los acentos,
quitar de la lengua el uso,
como veis, a vuestra hermana
solamente con querer,
muestra divino poder,
fuerza arguye soberana.

Muéstrale SOFÍA el libro abierto

HERMANO: Ella la dificultad
ha entendido, y vuestra duda
disuelve, por estar muda,
con escrita autoridad.

Lee

CRISTIANO: "Tratado del juicio final, por el
maestro fray Nicolás Díaz, de la Orden
de Predicadores."

Abre otra parte

"Dice San Pablo que la venida del
Anticristo ha de ser según la obra de
Satanás, porque los demonios le
ayudarán, y mediante su ministerio
hará muchas cosas que parecerán
milagros."

Parecerán, dice. Infiero
de aquí, que no lo han de ser.
Pues si ha hecho su poder
milagro tan verdadero
en vuestra hermana, a quien muda
vemos, sobrenatural
fuerza, arguye efeto igual.
HERMANO: Ya responde a vuestra duda.

Ella abre el libro por otra parte, y lee el CRISTIANO

CRISTIANO: "Santo Tomás dice que son milagros
los que se hacen fuera de la orden de
la naturaleza criada; y cuando vemos
alguna cosa que no conocemos, lo
tenemos por milagro, y no lo es; y
así serán los que hará el Anticristo
con poder del demonio."

HERMANO: De modo que puede hacer
cuanto los demonios pueden;
y aunque sus obras exceden
nuestro modo de entender,
no son milagros, pues son
hechos por virtud criada;
y así, puede estar ligada
por oculta aplicación
de algún demonio, la lengua
de mi hermana.
CRISTIANO: ¿Es de creer
que le dé tanto poder
Dios al demonio en su mengua,
y más contra los cristianos?
HERMANO: Si, porque en esta ocasión,
para su persecución,
le ha desatado las manos.

Ella abre por otra parte el libro, y lee el CRISTIANO

CRISTIANO: "Dice San Juan, 'Le desatará al fin
del mundo, y por todo él ha de ir a
engañar.'"

Si los prodigios son tales
que engañan nuestros sentidos,
¿en qué han de ser conocidos
por efetos naturales?
HERMANO: En que está profetizado
que han de serlo; y así, quiso
hacer Dios con este aviso
que no tuviese el pecado
de creerle, justa excusa
en la ignorancia.
CRISTIANO: Mi pecho
del todo habéis satisfecho.
Huyó la noche confusa.
BALÁN: Ya el cielo se ha lastimado
de mi mal. ¡Ah, pasajeros!
Si a piedad puede moveros
un pobre perniquebrado,
socorred las ansias mías.
HERMANO: ¿Qué caso te ha sucedido?
BALÁN: De Galilea he venido
en demanda del Mesías
y en su virtud intenté
ser ave que el viento nada,
y de tal pajarotada
cual un corchete ladé.

Hácele señas SOFÍA apuntando
al cielo

HERMANO: Lo que vais buscando vos,
venimos los tres huyendo.

Dice SOFÍA por señas que "no," y pone
la cruz en la boca

BALÁN: ¿Que haga pinos? No te entiendo.
¿Qué eres alguacil de Dios?
¿Que calle o que me darás
con la cruz?
HERMANO: Su intento ignoras.
Lo que dice es que si adoras
la cruz, luego sanarás.
BALÁN: Déme primero salud,
y luego la adoraré.
HERMANO: En faltándote la fe,
no obrará en ti su virtud.
BALÁN: Yo lo he de hacer, pues porfías.
Por ventura esa señal
me librará de este mal
que me dio la del mesías.
Yo la adoro y la venero.

Besa la cruz, y levántase dando saltos

¡Cielo santo! Bueno y sano
estoy! Vuélvome cristiano,
y abrenuncio el embustero
por quien me vi en tal trabajo.

Disparan dentro truenos

Mas, ¡qué fiera tempestad!
CRISTIANO: ¡Qué truenos!

Vase como a ciegas

HERMANO: ¡Qué obscuridad!

Vase como a ciegas

BALÁN: El cielo se viene abajo.

Anda como a ciegas

De una en otra peña doy;
todo me aflige y espanta.
¡Valedme vos, mujer santa,
pues por vos cristiano soy
y al Anticristo he negado!

Sale El ANTICRISTO

ANTICRISTO: ¡Ah, traidor!
BALÁN: ¿Quién es?
ANTICRISTO: Infiel,
quien castigará crüel
lo que blásfemo has pecado.
¿No sabes tú que por mío
mi caracter te imprimí?
BALÁN: Ya te conozco. ¡Ay de mi!
ANTICRISTO: Pues, ¿cómo, infame judío,
tan fácil y desleal
me has quebrantado la fe?
BALÁN: Porque con la cruz cobré
lo que no con tu señal.
ANTICRISTO: Todas fueron trazas mías
por probar tu pecho impío.
BALÁN: Pues vuélvome a ser judío,
y adórote por Mesías.
ANTICRISTO: Y ya con eso perdona
tu delito mi piedad.
Parte luego a la ciudad
y lo que has visto pregona.
BALÁN: Voy; mas prueba, si te agrada,
los tuyos más blandamente
que perniquebrar la gente
es tentación muy pesada.
ANTICRISTO: (Ésta es, Amor, la ocasión; Aparte
que a solas quise intentar
gozarla, por no arriesgar,
si no venzo, mi opinión.)
Hermosa enemiga mía,
en cuyo claro arrebol
miro al alba, admiro al sol,
siendo yo quien le da al día.

Enamorado y atento
a tu honesta presunción,
por conservar tu opinión
quité la luz, turbé el viento.
Verte sola fue el intento
de tan tenebroso horror;
porque si a mi ciego ardor
no fuere tu pecho ingrato,
no me quite tu recato
lo que me diere tu amor.
Ningún testigo tendrás
del bien, si llego a alcanzarlo,
sino a mi, que he de estimarlo
como a quien vida le das.
Mi esposa y reina serás
si das premio a fe tan pura.
Goza pues de la ventura
que te consagra mi amor,
y no pierda tu rigor
lo que gana tu hermosura.
Bien lo puede el amor mío
por humilde merecer,
pues renuncio mi poder
en manos de tu albedrío.
Encender tu pecho frío,
no forzarlo, es mi intención;
muerte me dé tu afición,
y no tu ofensa trofeo;
que corre con mi deseo
parejas tu estimación.
¿Dónde, pues, ibas, señora,
dando a tan áspero clima
los tiernos pies que lastima,
que tierno mi pecho adora?
No hay del ocaso a la aurora
de mi poder donde huyas;
y de esto quiero que arguyas
cuán en vano te condenas
a solicitar mis penas
tan a costa de las tuyas.
A glorias trueca tormentos,
tanto mal a tanto bien,
y serás reina de quien
es rey de los elementos.
Rompe los mudos acentos;
que si, por mostrarte allí
mi poder, les impedí
a tus órganos la acción,
por mostrarte mi afición
se la restituyo aquí.
¿No respondes? ¿Tu rigor
sella tus hermosos labios,
y castigas los agravios
de mi poder en mi amor?
Mira, mi bien, que el favor
pido que puedo tomar.
Resuélvete, pues, a dar
lo que no tomo pudiendo,
y obligarás concediendo
lo que no puedes negar.
SOFÍA: Callaba por no ejercer
facultad que tú me das;
hablo porque pensarás
que callar es conceder.
Ni tu amor ni tu poder,
bárbaro, torpe, blasfemo,
me obligan; que en el supremo
Dios confïada y constante,
que es más fuerte y más amante,
ni uno estimo ni otro temo.
ANTICRISTO: ¡Qué ciega estás! ¿Defenderte
piensas de mí, cuando ves
que el mundo tiembla a mis pies,
sirve a mis manos la muerte?
SOFÍA: Más invencible y más fuerte
que entrambos es mi albedrío.
ANTICRISTO: ¿No has visto ya el poder mío?
SOFÍA: Su fuerza conmigo es vana.
ANTICRISTO: ¿No eres mujer?
SOFÍA: Soy cristiana.
ANTICRISTO: ¿No eres flaca?
SOFÍA: En Dios confío.
ANTICRISTO: Válgate ese Dios conmigo,
en que tu ignorancia fía.

Quíere abrazarla, y aparece ELÍAS por tramoya, y arrebata
a SOFÍA y llévala

SOFÍA: ¡Valedme, Jesús!
ELÍAS: Sofía,
no temas; Dios es contigo.
Huye este monstruo enemigo;
parte a Sión, que ha de ser
campo donde has de vencer
mayor guerra.

Vanse

ANTICRISTO: ¡Ardientes furias!
vengad estas injurias,
o miente vuestro poder.

FIN DEL SEGUNDO ACTO

ACTO TERCERO

Salen al son de chirímias, el ANTICRISTO, vestido majestuosamente
de rey; ELIAZAR saca unas llaves doradas en una fuente, y preséntaselas de rodillas al ANTICRISTO.
Acompañamiento de JUDÍOS, ELÍAS FALSO y BALÁN

ELIAZAR: Éstas gran monarca, son
las llaves de la ciudad,
que os da, de la libertad
que os debe, la posesión.
Alegre ya en vuestro imperio,
celebra Jerusalén
el principio de su bien
y el fin de su cautiverio.
Libia, Etïopia y Egito
de vuestro poder vencidas,
han pagado con las vidas
de su protervia el delito;
y así, más manso y piadoso
Jerusalén os merece,
pues voluntaria os ofrece
lo que pedís riguroso.
ANTICRISTO: Más son vuestras mis vitorias
--¡oh, palestinos!--que mías,
pues en mí viene el Mesías
a restaurar vuestras glorias.
De presidente el oficio
en Jerusalén te doy.
ELIAZAR: Los pies te beso.
ANTICRISTO: Desde hoy
da principio al edificio
del templo, con prevención
de que en grandeza, hermosura,
riqueza y arquitectura
exceda al de Salomón.
ELIAZAR: A servirte me consagro,
tanto, que el templo ha de ser
milagro de tu poder,
siendo tu poder milagro.

Vase. El ANTICRISTO habla aparte a ELÍAS FALSO

ANTICRISTO: Tú, capitán, parte al monte
Hermón y Tabor, y en él
hallarás a la crüel
Sofía, que a su horizonte
da luz, habitando oculta
sus cuevas con mil cristianos.
Tiemble al rigor de tus manos
la aspereza más inculta.
Prende, martiriza y mata
los rebeldes en mi injuria;
sólo reserve tu furia
a aquella enemiga ingrata,
cuyos divinos despojos
me dan tormentos injustos;
y de regalos y gustos
venga obligada a mis ojos.
ELÍAS FALSO: Parto a servirte.
ANTICRISTO: En los llanos
hallarás de Magedón,
para la persecución
y muerte de los cristianos,
los ejércitos valientes
de Gog y Magog, sujetos
a ejecutar mis precetos
con inumerables gentes.
Si perdonas una vida,
mi rigor has de probar.
ELÍAS FALSO: De sangre ha de ser un mar
la gruta más escondida.

Vase

ANTICRISTO: (Ya que el mar, la tierra y viento Aparte
me obedecen, y a los reyes
del universo mis leyes
son preciso mandamiento,
vuele mi soberbia al cielo,
usurpar su gloria intente,
y por dios omnipotente
en templos me adore el suelo.
El dios Maozín ha de ser
mi nombre, cuya grandeza
significa fortaleza,
majestad, gloria y poder.
Mi estatua el sagrado asiento
ocupará en el altar
que un tiempo se vio ocupar
del arca del Testamento.
Mas--¡ay de mí, cuánto es vana
mi soberbia majestad,
pues vence a mi potestad
el valor de una cristiana!
Pues, ministros del infierno,
hoy me la habéis de entregar,
o tengo de confesar
a Jesús por Dios eterno.
Cumplidme este deseo,
o con feroz precipicio
arruinaré el edificio
que en mí ha fundado el Leteo.
Quiero divertir en tanto
con mis concubinas bellas
mis pesares; quizá en ellas
tendrán engañoso encanto
las ardientes ansias mías.)
Balán...
BALÁN: Señor...
ANTICRISTO: Mis mujeres
llama.
BALÁN: Con tales placeres
gentil plaza es ser mesías.

Vase

ANTICRISTO: (¿Posible es, cuando me veo Aparte
señor de toda la tierra,
que me den tan mortal guerra
una mujer y un deseo?)

Salen LÍBICA, ETIOPISA y EGITANA muy galanas, cada una en su
traje, y BALÁN, ojeándolas

BALÁN: ¡Ox!
ANTICRISTO: ¿Qué es eso?
BALÁN: Penetrallo
pudieras, pues adivinas;
pues ojeo estas gallinas
al lugar donde está el gallo.
Goza las glorias de Egito,
las de Libia y Etïopia,
si no es que la misma copia
te empobrece el apetito;
aunque yo, a decir verdad, de
los humanos placeres
en nada más que en mujeres
apetezco variedad.
ANTICRISTO: Sentaos, hacedme regalos,
decidme amores.

Asiéntanse, y el ANTICRISTO se recuesta en sus faldas

BALÁN: (¡Qué vicio! Aparte
A las damas da el oficio
de los galanes. ¡Qué palos!
A un mancebo muy lascivo
otro dio en aconsejar
que se casase, por dar
remedio a un ardor tan vivo;
que casándose se impiden
las furias que el amor cría;
y él respondió, "Yo lo haría;
mas, amigo, no me piden.")

A la EGITANA

ANTICRISTO: ¡Qué bellas manos!
EGITANA: Si en ellas
solas pusieras tu amor,
las hiciera ese favor
tan dichosas como bellas.
BALÁN: (¿Celos? Advertiros quiero, Aparte
pues tan cercano se ve
de damas, que nunca fue
comedor el cocinero;
y a quien abunda de amores
lo mismo ha de suceder;
que sin llegar a comer,
se sustenta de favores.)
ANTICRISTO: Líbica hermosa, ¿por qué
no me regalan tus manos?
LÍBICA: Tus méritos soberanos
hacen cobarde mi fe.
ANTICRISTO: Amor olvida el respeto;
atrévete; que aunque soy
Dios omnipotente, estoy
en humanado sujeto.
Cuando de carne vestí
mi impasible majestad
trasladó la humanidad
sus condiciones en mí,
y así goce tu belleza
el favor que te asegura;
pues me abato a tu hermosura,
levántate a mi grandeza.
BALÁN: (¿Dios omnipotente dijo? Aparte
Blasfema o desvaría;
que hasta agora no decía
sino que era de Dios hijo.
Él se debe de entender;
Balán, no más argumentos,
que entiende los pensamientos,
y conocéis su poder.)
ANTICRISTO: ¿Por qué, Etiopisa gentil,
callas tanto?
ETIOPISA: Está corrido,
opuesto y obscurecido
el ébano entre el marfil.
ANTICRISTO: También el amor emplea
sus glorias en tu color.
BALÁN: (También apetece amor Aparte
engendros de taracea.)
ANTICRISTO: (¡Oh, cuán en vano, Sofía, Aparte
engañó mi pensamiento!
Cuanto divertirme intento,
crece más la pena mía.)
Balán, los músicos llama.
BALÁN: (Eso sí; no haya sentido Aparte
ocioso... Aunque haber pedido
músicos tu gusto infama,
cuando entre damas te miro;
pues da en sus bocas hermosas
consonancias más gustosas
una palabra, un suspiro,
que conformes y acordados,
aunque suspendan los vientos,
los más süaves acentos
de cien músicos barbados.)

Vase BALÁN

EGITANA: ¿Qué melancólicas penas
afligen tu corazón?
ANTICRISTO: Misterios divinos son.

Salen BALÁN y MÚSICOS

BALÁN: Tus barbudas Filomenas
están aquí.
ANTICRISTO: Celebrad
mi majestad y grandeza.
EGITANA: Dar alivio a tu tristeza
queremos todas. Cantad
al mesías alabanzas,
y seguirán de las tres
vuestros acentos los pies
en consonantes mudanzas.
ANTICRISTO: Mi nombre es el dios Maozín;
su gloria habéis de cantar.
BALÁN: Yo ayudaré, por no estar
de mirón en el festín.

Bailan las tres mujeres y BALÁN

MÚSICA: Todo el suelo es paraíso,
el tiempo todo es abril,
el aire todo es aromas,
toda la suerte feliz.
La naturaleza humana
se atreve ya a presumir
de inmortal y de divina,
pues que mira unido a sí
al dios Maozín.
Ya los hííos de Judá,
de Rubén y Benjamín,
libertad eterna gozan
en su nativo país.
Del cielo cesó la ira,
y el cautiverio dio fin,
dando efeto a las promesas
del rey profeta David
el dios Maozín.

ANTICRISTO: Bueno está.
BALÁN: Pues si está bueno,
no te muestres tan feroz,
porque de Dios una voz
es para la tierra un trueno.
ANTICRISTO: (¿Nada me remedia? ¡Nada Aparte
tiempla mis ardientes males!
Pues, ministros infernales,
vuestra fuerza es limitada,
pues no se extiende a vencer
la frágil naturaleza
de una femenil flaqueza,
vuestro engañoso poder
renunciaré; yo confieso...

Aquí sale SOFÍA muy adornada, que es
el DEMONIO en su figura

ANTICRISTO: Mas, ¡qué miro! ¿No es Sofía?
Adorada gloria mía,
humilde la tierra beso
que en cielo vuelven tus plantas.
¡Oh, espíritus invisibles,
pues que vencéis imposibles,
a vuestras deidades santas
doy holocaustos, y adoro
vuestro poder por inmenso,
y en humo líquido encienso
os daré en altares de oro.
SOFÍA: (Con ese fin he tomado Aparte
fantástica semejanza
de Sofía. Tu esperanza
lograrás, aunque engañado,
para que las fuerzas mías
acredite en ti el engaño,
pues así reparo el daño
que despechado emprendías.)
Gran monarca soberano
de cuanto visita el sol,
desde el oriente español
hasta el antípoda indiano,
vencido me han tus hazañas,
pues si das de tu verdad
dudas con la novedad,
con el poder desengañas.
Tuya soy, perdón te pido,
y debe ser perdonado
el que, si ofendió engañado,
satisface arrepentido.
ANTICRISTO: Basta, señora, no más;
no disculpes tu rigor,
pues cuanto ha sido mayor,
tanta más gloria me das.
EGITANA: (¿Hay tal rabia?) Aparte
LÍBICA: (¿Hay tales celos?) Aparte
ETIOPISA: (¿Hay tal furia?) Aparte
ANTICRISTO: ¿A qué aguardáis?
Dejadnos solos.

Sale ELÍAS

ELÍAS: No os vais;
que no permiten los cielos
que ni un mentiroso daño
sufra en su opinión Sofía,
dado que tan presto había
de llegar el desengaño.
Vestiglo vil del infierno
ese simulado bulto,
es el mismo a quien das culto,
espíritu del Averno.
De tu amenaza oprimido,
de tu reducción medroso,
cuerpo te rinde engañoso,
rostro te ofrece mentido;
porque habiendo satisfecho
en él tu ardiente afición,
su nefanda obstinación
prosiga tu iniusto pecho;
que en áspera soledad
entre el Hermón y el Tabor,
huye Sofía tu amor,
no su muerte o tu crueldad.

ACTO TERCERO

SOFÍA: Mientes, profeta engañoso.
ANTICRISTO: Y, ¿qué importa que no mienta?
Con lo que impedir intenta
mi pensamiento amoroso,
aumenta más mi apetito;
que si lo que dice creo,
tanto es mayor mi deseo
cuanto es más grave el delito.
Y tú, porque no pretendas
más a mi gusto oponerte,
hoy quiero hacer que en tu muerte
mi poder inmenso entiendas.
¡Ah, de mi guarda! Prended
este profeta fingido,
y en cárcel dura oprimido
con cuidado le poned,
de donde afrentosamente
salga a morir.
ELÍAS: El decreto
con que a morir me sujeto
es de Dios omnipotente;
que del martirio el laurel
me destina por tu mano;
y ya tu pueblo tirano
ha puesto en prisión crüel
a Enoch, porque a nuestras almas
les des tú, que nos condenas,
si en la vida iguales penas,
en la muerte iguales palmas;
mas advierte bien, precito,
que dentro de veinte días
en las regiones impias
pagarás tanto delito.
ANTICRISTO: ¡Llevadle ya! Si tan fuerte

Llévanle JUDÍOS

es ese Dios que acreditas,
¿por qué en su virtud no evitas ya
mi imperio y ya tu muerte?
¿Qué importan tus prevenciones,
o qué confïanzas cobras,
cuando desmienten tus obras
lo que mienten tus razones?
Nada temo; yo soy Dios,
y mi poder me asegura.
Tú, mi adorada hermosura,
ven, y daremos los dos
envidias al mismo amor.
SOFÍA: ¿Dudas ya que soy Sofía?
ANTICRISTO: No puede ser mi alegría
si eres Sofía, mayor.
Y si demonio encarnado,
tampoco puedo tener
más gloria que cometer
tan detestable pecado.

Vase el ANTICRISTO y SOFÍA

BALÁN: ¿Hay más temerario hecho?
LÍBICA: ¡Qué gran confusión!

Vase

EGITANA: ¡Qué horror!

Vase

ETIOPISA: Temblando está de temor
el corazón en el pecho.

Vase

BALÁN: ¡Que oyendo que el diablo es,
tan atrevido le embista,
sin remitirlo a la vista,
de las uñas de los pies!
De temor pierdo el sentido.
Si es demonio que ha tomado
cuerpo de viento formado,
¿cómo no lo ha conocido
con su poder el mesías?
¿Si dice que es dios Maozín?
Y si es Sofía, ¿a qué fin
hizo esta invención Elías?
Extraña es la confusión
y el peligro en que me hallo,
pues no va en averiguallo
menos que la salvación.
Iréme al monte Tabor,
y si en él hallo a Sofía,
de la profesión judía
dejaré el perdido error
con tan claro testimonio,
y de este lascivo huiré;
que seguro no estaré
de quien no lo está un demonio.

Vase. Tocan cajas a batalla; SOFÍA, con
espada desnuda y un saco

SOFÍA: Ea, cristianos valientes,
mostrad esfuerzo y valor,
pues el cielo os da favor
contra estas pérfidas gentes.
Los campos de Magedón
cubren sin número armados
de Gog y Magog soldados;
no temáis; que pocos son
a la espada de dos filos
que profetizó San Juan;
que la orilla del Jordán
dará sagrados asilos
contra la tirana furia
al pueblo de Dios amado.
Hoy de su intento obstinado
tendrá castigo la injuria;
hoy les darán monumento
de ese río las riberas;
pasto serán de las fieras,
y de las aves sustento.

Salen un soldado CRISTIANO, acuchíllando a ELÍAS FALSO, y al lado
del CRISTIANO un ÁNGEL con túnica blanca manchada
de sangre, y una espada desnuda levantada en alto

CRISTIANO: No huyas, falso Profeta.
ELÍAS FALSO: ¡No huyo, viles cristianos,
de vuestras cobardes manos!
Divina virtud secreta
de esa visión celestial
que en vuestro favor asiste,
y blanca túnica viste
esparcida de coral,
con espada refulgente,
destruye las fuerzas mías.
¿Dónde está, santo mesias,
tu poder omnipotente?
Si has de ayudarme, ¿qué esperas?

Sale el ANTICRISTO por tramoya

ANTICRISTO: Aquí estoy; pierde el temor;
que para darte favor
vengo penetrando esferas
de Jerusalén aquí.
SOFÍA: Abominable Anticristo,
hoy el laurel que conquisto
tengo de alcanzar de ti.
ANTICRISTO: ¡Ah, Sofía! ¡Ah, injusto infierno!
¡Que de sujeto fingido
gocé al fin, y fue vencido
de una mujer el Averno!
ELÍAS FALSO: No hay humana resistencia;
vencido soy.

Vanse el ELÍAS FALSO y el CRISTIANO. Pónese el ÁNGEL al lado de
SOFÍA

SOFÍA: ¡Enemigo,
prueba tus fuerzas conmigo!
ANTICRISTO: ¿Qué divina inteligencia
te acompaña, fiera ingrata,
que librando rayo ardiente
en la espada, solamente
con la amenaza me mata?
SOFÍA: Aquí de mi religión
conocerás la verdad.

Cae el ANTICRISTO, y SOFÍA le pone el píe en la cabeza

ANTICRISTO: ¿Qué mágica potestad
tienes, horrible visión,
que así de temor helada
muere en mí la sangre mia?
SOFÍA: Mira aquí la profecía
de San Juan ejecutada,
para pena y confusión
de tus intentos tiranos.
VOCES: ¡Vitoria por los cristianos! Dentro
SOFÍA: De tu loca obstinación
conoce el yerro infeliz,
vencido de una mujer
que te ha podido poner
el pie sobre la cerviz.
ANTICRISTO: ¡Ah, infierno! ¿Injuria tan fuerte
sufrís?
SOFÍA: No tiene el infierno
fuerzas contra Dios eterno.
ANTICRISTO: Dame, cristiana, la muerte
para más afrenta suya.

BALÁN saca un sombrero y un bonete, y cuando dice que se vuelve
judío se pone el bonete, y cuando crístiano, el sombrero

BALÁN: (¿Qué es lo que miro? Ni vos Aparte
sois mesías ni sois Dios.
Cristiano soy.
SOFÍA: Que yo huya
la palma que me ha de dar
el martirio de tu mano,
no es bien. Levanta, inhumano,
que yo no te he de matar,
sino el aliento sagrado
del Señor, siendo al castigo
de tus blasfemias testigo
el pueblo que has engañado.
ANTICRISTO: Hechizos cristianos son
los que turbarme han podido;
pero ya que de mi ha huído
esa encantada visión,
conocerás la verdad
de mi infinito poder.
SOFÍA: Quien te ha podido vencer
me rinde a tu potestad
para mi mayor vitoria.
ANTICRISTO: A Jerusalén irás
conmigo, y allí darás
fin a tu vida o mi gloria.

Cógela el ANTICRISTO por tramoya, y vuelan ambos

BALÁN: ¡Ay, que la lleva! Del viento
es lisonja, si no azote,
el Géminis pajarote,
signo ya del firmamento.
Vencióla al fin: desvarío
será dejar de creer
en quien tiene tal poder
Pues vuélvome a ser judío.

Pónese el bonete

Por entrambas partes veo
milagros, y siendo así,
en la ley en que naci
con más disculpa me empleo.

Sale un soldado CRISTIANO, a lo gracioso, con la
espada desnuda

CRISTIANO: ¡Ah, judío! ¿Aquí estáis vos?
BALÁN: Si en estar aquí te ofendo,
ni estoy aquí ni pretendo
estarlo. ¡Tente, por Dios!
Que si tu valiente mano
muestra tan airado brío
contra mí por ser judío,
vesme aquí vuelto cristiano.

Pónese el sombrero

CRISTIANO: No está el serlo en el vestido.
BALÁN: Yo vine de la ciudad
sólo a saber la verdad
para quedar reducido.
Admite este buen deseo.
CRISTIANO: Pues ya no lo dejarás
por eso; que viendo estás
el vitorioso trofeo
que dio a tan pocos cristianos
el cielo contra el rey Gog,
que de gentes de Magog
cubrió estos montes y llanos.
Demás que la inmensidad
de santos cristianos puede
hacer que probado quede
tu engaño y nuestra verdad.
BALÁN: También hay santos judíos.
CRISTIANO: Son muy pocos.
BALÁN: Pues hagamos
una apuesta. Refiramos
tú los tuyos, Yo los míos,
y por cada santo quite
un pelo al otro, y con esto
se convenza el que más presto
quede pelado.
CRISTIANO: Ya admite
la apuesta mi confïanza;
que según los santos son
sin cuenta en mi religión,
de vencer tengo esperanza.

A cada santo que nombra cada uno, arranca un pelo
de la cabeza al otro

BALÁN: Vaya. Moisén.
CRISTIANO: San Gonzalo.
BALÁN: Quedo; que quitaste dos,
según me ha dolido. Amós.
CRISTIANO: Los doce apóstoles.
BALÁN: ¡Malo!
¿Doce? Josüé.
CRISTIANO: San Gil.
BALÁN: Jacob y sus hijos son,
trece.
CRISTIANO: San Millán.
BALÁN: Aarón
y Josef.
CRISTIANO: Las once mil
vírgenes.

Aquí le arranca a BALÁN una cabellera
que ha de traer, y queda con un casco de calabaza, como pelado

BALÁN: ¡Triste de mi
¡Que de una vez me has pelado!
Vencido y calvo he quedado.
CRISTIANO: Conviértete, pues vencí.
BALÁN: ¿Puede un calvo ser cristiano?
CRISTIANO: Sí.
BALÁN: Pues quien a serlo empieza,
¿no recibe en la cabeza
el bautismo?
CRISTIANO: Caso es llano.
BALÁN: Luego en un calvo no hay traza
de bautizarse.
CRISTIANO: ¿Por qué?
BALÁN: Porque lo que en él se ve,
no es cabeza, es calabaza.
CRISTIANO: ¿Dilatas tu muerte así?
Cumple lo que has prometido
o te mato.
BALÁN: Fui vencido,
haré lo que prometi.
CRISTIANO: Ven, y el agua del Bautista,
del Jordán recebirás.
BALÁN: De una vez hecho me has
ser cristiano y calvinista.

Vanse. Salen ELÍAS FALSO y ELIAZAR

ELÍAS FALSO: El caso fue más tremendo
que refiere humana historia.
¡Perder tan cierta vitoria!
ELIAZAR: ¿Y cómo escapaste?
ELÍAS FALSO: Huyendo.
Nuestro mesías y yo
escapamos solamente
de tan infinita gente
como el cristiano mató.
ELIAZAR: No son indicios, Elías;
probanzas son infalibles
las que muestran imposibles
los intentos del mesías.
No puedes negar que están
a la letra ejecutadas
las cosas profetizadas
por aquel cristiano Juan
en su Apocalipsi; y sabes
que desde los mismos días
que el que llamáis falso Elías
con maldiciones tan graves
amenazó a los judíos,
la tierra negó el tributo
y espinas rindió por fruto,
sangre por agua los ríos.
Vi que por el mandamiento
del rey, muerto Enoch y Elías,
habiendo estado tres días
para público escarmiento
sus cadáveres helados
en la plaza, resurgieron
y gloriosos ascendieron
a los asientos sagrados.
Veo que la fuerte mano
del rey, que ser Dios blasona,
libró apenas su persona
del breve campo cristiano.
Pues siendo así, ¿no es locura
pensar que tiene poder
de Dios, y pudo vencer
a su Creador la creatura?
ELÍAS FALSO: Cierra los labios, blasfemo.

Salen el ANTICRISTO y JUDÍOS

ANTICRISTO: ¿Cómo, Eliazar? ¿Tú me afrentas,
y apóstata ciego intentas
negar mi poder supremo?
ELIAZAR: Pues, ¿cómo cuatro cristianos,
si tanto poder alcanzas,
vencen nuestras esperanzas
y hacen tus intentos vanos?
Si eterna tranquilidad
a los tuyos prometiste,
y del cielo descendiste,
si es lo que dices verdad,
a hacer dichosa a Israel;
o mentiste, o no has cumplido
lo que nos has prometido;
pues permitiste, crüel,
que en tantas gentes, los dos
solos hayáis escapado.
Luego nos has engañado
y si engañas, no eres Dios.

ACTO TERCERO

ANTICRISTO: ¿Penetras tú los secretos
jüicios que me han movido
a que no hayan conseguido
mis promesas sus efetos?
¿Es nuevo en Dios prometer
según las cosas presentes,
y por nuevos accidentes
los efetos suspender?
Cuando de aquella penosa
prisión de Egipto sacó
su pueblo, ¿no prometió
darle la tierra dichosa;
y después, por incurrir
en necia desconfïanza,
la promesa y la esperanza
se resolvió a no cumplir?
Pues, ¿qué sabes tú si aquí
cuanto pueblo fue vencido,
fue por haber incurrido
en delitos contra mí?
ELIAZAR: Pública fue allí la ofensa
que esa pena mereció;
y aquí tu pueblo murió
peleando en tu defensa.
ANTICRISTO: Calla, no me arguyas más.
Llevadle y dadle la muerte;
apóstata, de esta suerte
mi poder conocerás.
ELIAZAR: En mi sangre bautizado,
a Jesús confesaré,
y dichoso moriré,
ya que viví desdichado.

Llévanle

ANTICRISTO: Parte a ejecutar, Elías
en él y en cuantos cristianos
me ofenden, los más tiranos
tormentos, las más impías
penas que inventó el romano,
el scita y el macedón;
a Fálaris, a Nerón,
a Decio y a Diocleciano
pide cuantos instrumentos
fabrican dolor tan fuerte,
que aun más allá de la muerte
puedan pasar los tormentos.
ELÍAS FALSO: Voy a vengar tus enojos.
ANTICRISTO: Si es que mis pesares sientes,
de suplicios diferentes
forma un jardín a mis ojos.

Vase ELÍAS. Sale SOFÍA, con una
corona en la cabeza, como loca

SOFÍA: ¡Qué buena cosa es reinar!
¡Hola! ¡Postraos! ¿No me veis
coronada? Pues, ¿qué hacéis,
que no llegáis a besar
a vuestra reina la mano?
ANTICRISTO (Sin duda ha perdido el seso.) Aparte
¿Eres reina?
SOFÍA: ¡Bueno es eso!
La esposa vuestra, ¿no es llano
que es reina?
ANTICRISTO: Si a ti te agrada,
seré tu esposo.
SOFÍA: Pues, ¿quién
no querrá en Jerusalén
ser del mundo respetada?
Dadme la mano.
ANTICRISTO: Y la vida.
SOFÍA: ¡Ah, falso! ¡Ah, vil Anticristo!

Arroja la corona

Si eres Dios, ¿cómo no has visto
que es mi locura fingida?
Si los pensamientos ves,
¿cómo te he engañado en esto,
pues tu corona me he puesto
para arrojarla a mis pies?
No han sido, no, dudas mias
las que en esto he averiguado,
porque yo, nunca he dudado
tus falsas hipocresías;
mostrarles quise a tus gentes
que eres ceraste infernal,
diabólico Belïal,
y que en cuanto dices, mientes.
JUDÍO 1: ¡Que esto sufra!
JUDÍO 2: Muchos son
los desengaños que veo.
JUDÍO 3: Todo el reino galileo
duda ya de su opinión.
ANTICRISTO: (Corrido estoy: ¿qué he de hacer? Aparte
Que a gozarla con violencia
no se atreve mi impaciencia,
con tenerla en mi poder,
temiendo que en su favor
obre otro milagro el cielo
con que me quite en el suelo
el crédito y el honor.)
Por lo que adoro tus prendas,
sufro, mi bien, tus agravios,
y a trueco de ver tus labios,
no me ofende que me ofendas.
Mas si has llegado a creer
que me engañaste, es error;
lisonja fue de mi amor,
no falta de mi poder.
Como Dios, vi que intentabas
engañarme, y que tendrías
gran contento, si creías,
mi gloria, que me engañabas;
y así lo fingí por darte
ese gusto, aunque engañado;
y agora que lo has gozado,
he vuelto a desengañarte.
SOFÍA: ¡Qué falsa sofisteria!
ANTICRISTO: Deberás a mi afición
el arriesgar mi opinión
por no arriesgar tu alegría.
SOFÍA: ¿Por qué me obligas en vano,
cuando es el mortal suplicio
el único beneficio
que espero yo de tu mano?
Si obligarme es tu intención
dame ya el martirio; advierte
que se apresura tu muerte
y perderás la ocasión.

Sale el JUDÍO 4

JUDÍO 4: Ya Eliazar perdió la vida
invocando a Jesucristo.
ANTICRISTO: Y ya en el infierno ha visto
su ignorancia desmentida.
SOFÍA: ¡Oh, mil veces venturoso
tú, que a gloria celestial
trocaste vida mortal!
ANTICRISTO: ¿Quieres ver qué tan dichoso?
Traed aquí la cabeza
de ese caduco liviano.

Vanse el JUDÍO y otros

SOFÍA: Remedios pruebas en vano
en cristiana fortaleza.
Si derribas las estrellas,
si haces que cuantos montes
ven terrestres horizontes
truequen asientos con ellas;
si al sol das obscuro velo,
si del impíreo al profundo
la ley alteras del mundo;
si aniquilas tierra y cielo,
siempre me verás más fuerte,
más invencible y constante;
que no hay portento que espante
a quien no espanta la muerte.
ANTICRISTO: Sin tantos prodigios, presto
he de verte arrepentida.

Sacan JUDÍOS a BALÁN con astíllas entre los dedos

BALÁN: ¿Qué importa perder la vida,
perros judíos?
ANTICRISTO: ¿Qué es esto?
Balán, ¿así prevaricas?
JUDÍO 1: En el cristiano delito
incurrió, contra el edito
de las leyes que publicas;
y cercano ya al instante
de su muerte, dio en decir
que importaba descubrir
cierto secreto importante
a tu persona, y así
le he traído a tu presencia.
BALÁN: Tú sin duda mi sentencia
pronunciaste, porque en mí
se venga a verificar
lo que los niños decían
y por consejo tenían;
que habías de atormentar,
dividiendo de este modo
las uñas sutiles puntas.
Mas si los tormentos juntas
que ha inventado el mundo todo,
bien lo fundó el que afirmaba
que éste no perdonarías;
y presumo que sabías
el contento que me daba
el rascarme, y has querido
darme en el mismo instrumento
de mi contento el tormento.
Y agora se ve cumplido
lo que un discreto decía;
y era que estaba admirado
de que no fuese pecado
cosa que tanto sabía.
ANTICRISTO: Acaba, llégate y di
el secreto entre los dos.
BALÁN: Pues, ¿cómo, si tú eres Dios,
hay secreto para ti?
Mamola. Éste es el secreto
que descubrir he intentado
a tanto pueblo engañado.
ANTICRISTO: (¿Ya me pierden el respeto Aparte
hasta los rudos villanos?)
¡Muera ese vil!
BALÁN: Mis deseos
cumples asi.
ANTICRISTO: ¡Deteneos!
Que de sus yerros cristianos,
antes que llegue a la muerte,
le quiero desengañar.

Parece la cabeza de ELIAZAR sobre un bufete, y debajo de él
ha de hablar ELIAZAR

JUDÍO 1: La cabeza de Eliazar
es ésta.
ANTICRISTO: ¡Oh, tú, cuya suerte
es ya de engaños ajena,
y aunque en ciega obscuridad
sin velo ves la verdad
bien comprobada en tu pena!
Rompe las horribles bocas
del infierno en virtud mía,
e inspira en tu lengua fría
los desengaños que tocas.
SOFÍA: ¿Qué importará que en virtud
del pacto por ti asentado
con el príncipe dañado
de la infernal multitud
preste voz a esta cabeza
algún espíritu impuro
forzado de tu conjuro,
para que mi fortaleza
venzas?
ANTICRISTO: Si en tu Dios confías,
muestre su poder en ti,
y haz que esta cabeza aquí
niegue que soy el mesías.
SOFÍA: Yo no he menester señales,
ni a mi Dios quiero tentar.
Dios es Dios, y puede obrar
lo que importa en casos tales.
ANTICRISTO: ¿Ves cómo tu falsedad
tu recelo testifica?
Habla ya, Eliazar, publica
el engaño o la verdad.

Habla la cabeza

ELIAZAR: Jesucristo es Dios eterno,
hijo de Santa María.
ANTICRISTO: (Esto merece quien fía Aparte
en promesas del infierno.
¿Al mejor tiempo me falta
su favor?)
BALÁN: Rabia, Anticristo;
que tus engaños se han visto.
SOFÍA: ¡Gracias por merced tan alta
os doy, mi Dios!
JUDÍO 1: ¿Que consientas
que te venza una mujer?
JUDÍO 2: Mucho dudo tu poder,
pues sufres tales afrentas.
ANTICRISTO: Perros, ¿vosotros también
blasfemáis las glorias mías?
JUDÍO 3: Si eres rey, dios y mesías,
remedia en Jerusalén
plaga tan universal;
que la tierra niega el fruto,
las fuentes dan por tributo
púrpura en vez de cristal.
ANTICRISTO: ( Mucho mengua mi opinión.) Aparte

Sale el JUDÍO 4

JUDÍO 4: Si eres Dios, ¿cómo has sufrido,
de dos cristianos vencido,
la rüina y perdición
de tus gentes? En la guerra
de Gog tres hijos perdi.
La vida les vuelve aquí;
diré a voces que yerra
quien piensa que no le engañas.

Sale una MUJER judía

MUJER: No eres Dios; tu lengua miente,
pues permites que a tu gente
le penetre las entrañas
la lepra. Dame salud,
o adoro el nombre cristiano.
ANTICRISTO: Dejadme, pueblo liviano.
¡Qué presto vuestra virtud,
que probar he pretendido
con estos golpes, mostró
en el oro que ostentó,
el plomo vil escondido!

Sale ELÍAS FALSO

ELÍAS FALSO: Señor, ¿qué haces? ¿Qué esperas,
que a yerros tan excesivos,
de tus rayos vengativos
no pueblas ya las esferas?
Ejecutando tu imperio
con tormentos inhumanos
en los rebeldes cristianos,
llenaron el hemisferio
que los cerca, sus encantos
de música y resplandor;
y con esto el ciego error
del pueblo los llama santos
a voces; y sin que tema
el castigo de tu ira,
todo a ser cristiano aspira,
todo tu deidad blasfema,
negando que eres mesías;
convencidos de que vieron
que a los cielos ascendieron
gloriosos Enoch y Elías.
ANTICRISTO: (Ya se declara mi daño, Aparte
ya acabó mi monarquía;
mas no acabará en un día.
Con el imperio el engaño
fingir quiero que, ofendido
de la tierra, subo al cielo,
y en otra región del suelo
viviré desconocido.)
Ya de los hombres, Elías,
llegó la pena postrera.
TODOS: ¡Muera el Anticristo! ¡Muera! Dentro
¡Muera el fingido mesías!
ANTICRISTO: Pueblo protervo y maldito,
¿puede morir mi deidad?
Declárese mi crueldad,
pues se declara el delito.
Adúltera y depravada
generación, pues el suelo
no me merece, del cielo
parto a la eterna morada
de donde mi ardiente furia
hará que el rebelde y ciego
mundo a diluvios de fuego
pague en cenizas mi injuria.
Tú, profeta precursor,
con mi poder en la tierra
prosigue mi justa guerra
en defensa de mi honor;
y ofrece aquí a mi partida
sacrificios soberanos,
quitando a esos dos cristianos
la infame incrédula vida.
ELÍAS FALSO: En tu presencia muriendo
pagarán su loco error.
SOFÍA: En vuestras manos, Señor,
el espíritu encomiendo.
Con fortaleza recibe
la muerte, Balán.
BALÁN: La puerta
de los cielos miro abierta.
No muere quien a Dios vive.

Mata ELÍAS FALSO a SOFÍA y a BALÁN. El ANTICRISTO sube por
tramoya, y en lo alto parece un ÁNGEL con espada desnuda,
y dale un golpe, y cae el ANTICRISTO; ábrese un escotillón
del teatro, y por él entran el ANTICRISTO y ELÍAS FALSO,
y salen llamas

ÁNGEL: Bárbaro, ¿quién como Dios?

Dale el golpe

JUDÍO 1: ¡Ay de mí! De las Olivas
el monte se abrió, y en vivas
llamas sepultó a los dos.
TODOS: Dios eterno es Jesucristo.
JUDÍO 1: Todo el mundo adorará
su nombre. Y ésta será
la historia del Anticristo,
según la interpretación
que a los profetas han dado
los dotores. Al senado
pide el poeta perdón,
pues en materias tan altas
y que están por suceder,
ni en él es mucho caer,
ni en vos perdonar sus faltas.

FIN