Federico García Lorca

 

Segunda Selección de Poesía



Asesinato

(Dos voces de madrugada en River Side Drive)

¿Cómo fué?
-Una grieta en la mejilla.
¡Eso es todo!
Una uña que aprieta el tallo.
Un alfiler que bucea
hasta encontrar las raicillas del grito.
Y el mar deja de moverse.
-¿Cómo, cómo fué?
-Así
-¡Déjame! ¿De esa manera?
-Sí.
El corazón salió solo.
-¡Ay, ay de mí!

La aurora

La aurora de Nueva York
tiene cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Omega

(Poema para muertos)

Las hierbas.
Yo me cortaré la mano derecha.
Espera.
Las hierbas.
Tengo un guante de mercurio y otro de seda.
Espera.
¡ Las hierbas !
No solloces. Silencio, que no nos sientan.
Espera.
¡ Las hierbas !
Se cayeron las estatuas
al abrirse la gran puerta.
¡¡ Las hierbaaas !!


FIN