MEJOR ORDENACIÓN DE LOS BOSQUES
La certificación es uno de los varios instrumentos basados
en el mercado que pueden contribuir a mejorar la ordenación de los bosques y a
un mejor desarrollo del sector forestal. La finalidad es vincular el comercio
de productos forestales a la ordenación sostenible del recurso forestal,
proporcionando a los compradores información sobre normas de ordenación de los
bosques de los que se obtiene la madera. Como instrumento, tiene ventajas e
inconvenientes que varían según las circunstancias específicas de cada país, la
propiedad de los bosques, el entorno social y, en último lugar, pero
ciertamente no menos importante, los mercados a que se sirve.
CRITERIOS E INDICADORES
Los criterios e indicadores ofrecen medios para medir,
evaluar, seguir y demostrar los progresos hacia la sostenibilidad de la
ordenación forestal en un determinado país o en una zona forestal específica,
durante un período de tiempo. En cambio, la certificación es un medio para
certificar el logro de algunas normas mínimas de ordenación forestal, definidas
previamente, en una zona forestal determinada, en un momento determinado, de
mutuo acuerdo entre los productores y consumidores.
INSTRUMENTOS NEUTRALES
Como los criterios e indicadores, tanto a nivel nacional
como de unidad de ordenación forestal, son instrumentos neutrales de evaluación
para el seguimiento de las tendencias, no se pueden utilizar como sustitutivos
de las normas mínimas acordadas de ordenación forestal en que se basa la
certificación. Por otra parte, los criterios e indicadores al nivel de unidad
de ordenación forestal pueden utilizarse para guiar la elaboración de normas
mínimas de rendimiento al nivel de unidad de ordenación, con lo que se vinculan
indirectamente los criterios e indicadores a este nivel con la certificación de
los productos forestales.
EVALUACIÓN
En contraposición a
los resultados de la evaluación a partir de la labor sobre criterios e
indicadores, que no pueden compararse entre países, las normas especificadas de
rendimiento utilizadas para fines de certificación pueden ser comparables por
definición. Los procesos de certificación deben estar estrechamente vinculados
con los criterios e indicadores de nivel nacional y de unidad de ordenación
forestal porque varios criterios de macronivel para la certificación, tales
como los marcos jurídicos y de política, deben basarse en datos de nivel
nacional obtenidos dentro de los procesos de criterios e indicadores nacionales.
Sin embargo, no existe una dependencia semejante de los criterios e indicadores
a nivel nacional con respecto a la certificación. En otras palabras, la
certificación, aunque es útil, no es una condición necesaria para alcanzar la
ordenación forestal sostenible.
ORDENACIÓN FORESTAL
El interés principal de la certificación es su utilización
como instrumento para la promoción del mercado en contraposición a los
criterios e indicadores de nivel nacional, que se han elaborado primordialmente
para apoyar y vigilar los esfuerzos encaminados a la ordenación sostenible de
los bosques. En principio, ambas cosas deben contribuir a la ordenación
forestal sostenible, pero en la práctica pueden desviarse ya que los objetivos
finales son diferentes. Esta dicotomía no existe en los procesos de nivel
nacional desarrollados expresamente para satisfacer las necesidades de la
certificación. Asimismo, las diferencias son menores en procesos de criterios e
indicadores nacionales, como los de la OIMT, que desde el principio ha
elaborado también criterios e indicadores para el nivel de unidades de
ordenación forestal.
CRITERIOS INDICADORES
Muchos países que se
hallan empeñados en la elaboración, ensayo y aplicación de criterios e
indicadores están tratando también de llegar a proporcionar productos
forestales certificados. Algunos países han afrontado paralelamente las dos
cuestiones: la de los indicadores de la sostenibilidad y la de las normas
mínimas comunes de calidad para la certificación, y han centrado la atención en
la mejor forma de conseguir el reconocimiento o compatibilidad con otros
enfoques de certificación, tales como el del Consejo de Administración de
Bosques (FSC). Todos ellos incluyen una amplia intervención de partes
interesadas, si bien varían la participación y la influencia de los distintos
grupos.
Muchos países han utilizado los criterios e indicadores
internacionales como base o punto de partida para sus actividades de
certificación. Por ejemplo, varios países productores que son miembros de la
OIMT han utilizado las Directrices de la OIMT para la ordenación sostenible de
los bosques tropicales naturales; otros países han utilizado los procesos
Paneuropeo o de Montreal, mientras que otros han utilizado las normas de la
ISO. Casi todos han tomado nota de los principios y criterios del FSC y se han
esforzado por garantizar un grado de compatibilidad. De esta forma, ha habido
en gran medida un enriquecimiento mutuo.
PROGRESOS
La mayoría de los
países en desarrollo, aunque han realizado progresos en la elaboración de
criterios e indicadores para la ordenación forestal sostenible, han avanzado
más lentamente en materia de certificación ya que, en ellos, en comparación con
la mayoría de los países desarrollados, la situación actual de gran parte de la
ordenación forestal se halla más lejos de la aplicación de los criterios
definidos para la ordenación forestal sostenible y, por lo tanto, de las normas
de certificación. Además, los conocimientos técnicos, los recursos, las
instituciones y, en cierta medida, el empeño de los gobiernos se hallan peor
desarrollados, mientras que, en muchos casos, no se sabe todavía con certeza si
la certificación es necesaria o incluso conveniente. Por último, es necesario
demostrar los beneficios que se obtendrán de la certificación.
CERTIFICACIÓN Y COMERCIO
La relación entre certificación y comercio incluye la
cuestión de si la certificación es necesaria o conveniente por razones de
ordenación forestal y, por lo tanto, la necesidad de afrontar una cuestión
mucho más compleja. Las opiniones sobre la conveniencia de emprender la
certificación, quién deberá realizarla y cómo, y si compete al gobierno o al
sector privado, varían entre los países. Se está fomentando la certificación
por varias razones que van desde el mercadeo hasta la ordenación forestal y,
aunque no es probable que por sí misma asegure la ordenación forestal sostenible,
tiene el potencial de estimular los esfuerzos hacia prácticas sostenibles.
Existen varios beneficios potenciales y algunas desventajas, pero la principal
motivación de quienes emprenden la certificación actualmente son más las
razones de mercadeo que las de ordenación forestal, por ejemplo, para conseguir
una ventaja sobre otros suministradores en mercados sensibles a la ecología y/o
por razones de acceso a los mercados.
La necesidad más importante es la de centrar la atención en
la mejora y sostenibilidad de la ordenación de los bosques que actualmente se
hallan amenazados. El interés en la certificación como instrumento de
comercialización es importante sólo si puede desempeñar una función fundamental
para alcanzar el objetivo citado. Si no puede hacerlo, la certificación es un
instrumento que debería dejarse en manos de los intereses privados para que lo
utilicen si lo consideran útil y lo abandonen en caso contrario. El objetivo es
garantizar que todos los bosques tengan una ordenación mejor, no asegurar que
se reconozca sólo a quienes pueden cumplir las normas de certificación.
Existen todavía varias cuestiones e incertidumbres a las que
no se ha dado respuesta ni solución en lo que respecta a la certificación, a
saber:
¿Cuál es el mercado para los productos certificados? No
queda claro si habrá una demanda de madera certificada o si hay probabilidad de
un precio mejor. Ciertamente hay una demanda creciente en algunos países,
impulsada en gran medida por la cadena de distribución más que por los
consumidores finales, pero hay pocas pruebas de precios más altos.
¿Cómo contribuirá la certificación a mejorar la ordenación
forestal en los lugares donde mayor es la deforestación, es decir, en los
países en desarrollo?
¿Qué sistema de certificación es más apropiado? En muchos
países es una de las principales cuestiones en debate.
¿Cómo estimular el reconocimiento mutuo de los distintos
sistemas de certificación? Se necesita un grado de consenso internacional,
tanto debido a la preocupación por las distintas actividades que se están
realizando, como por la falta de un acuerdo que pueda derivarse de distintos
planes, cuya aceptación y eficacia son limitadas.
CRITERIOS E INDICADORES Y CERTIFICACIÓN: LA RELACIÓN
La finalidad de los criterios e indicadores para la
ordenación forestal sostenible es mejorar las prácticas de ordenación forestal.
La certificación es un medio de certificar la aplicación de normas mínimas de
ordenación forestal definidas previamente en una determinada zona forestal y en
un determinado momento, de mutuo acuerdo entre los productores y consumidores.
La ordenación forestal sostenible es posible sin la
certificación, pero no es posible lo contrario. No se puede certificar los
productos a menos que no existan bosques ordenados de forma buena y sostenible
y si no hay un modo de determinar esto objetivamente. Es decir, la
certificación, aunque sea útil, no es una condición necesaria para alcanzar la
ordenación forestal sostenible. La certificación no ejercerá un impacto directo
en el logro de la ordenación sostenible, pero puede ejercer un valioso efecto
indirecto.
Los criterios e indicadores de nivel nacional y de unidad de
ordenación forestal son una parte útil, pero no esencial, de la certificación.
Los procesos de criterios e indicadores de nivel nacional son esenciales para
los procesos subnacionales al nivel de unidad de ordenación forestal. Varios
indicadores de macronivel que son importantes en la certificación, como los
relacionados con el marco jurídico y de políticas, pueden basarse en los datos
obtenidos en los procesos de criterios e indicadores. En este caso, la
certificación deberá utilizar plenamente los programas de nivel nacional o bien
directamente, o bien indirectamente por medio de los correspondientes programas
de criterios e indicadores al nivel de unidad de ordenación forestal.
Como se ha señalado ya, la finalidad de los procesos de
criterios e indicadores es mejorar gradualmente la ordenación forestal al cabo
del tiempo, mientras que la justificación de un empeño importante en la
certificación se basa también en este presupuesto. Por ello, los esfuerzos de
certificación deberán utilizar, en la mayor medida posible, los programas de
nivel nacional, directamente o por medio de los correspondientes criterios e
indicadores al nivel de unidad de ordenación forestal, en lugar de considerarlos
como competitivos. Una cuestión importante es la forma de desarrollar un mayor
grado de reconocimiento mutuo.
A su vez, los distintos esfuerzos nacionales, siempre que
sea posible, deberán intentar por todos los medios asegurar que las actividades
relacionadas con la aplicación de criterios e indicadores sean compatibles con
las de certificación. Es necesario afrontar cuestiones como: ¿son los procesos
equivalentes a los requisitos de certificación o suficientes para ellos?
¿Pueden servir y sirven como base para los esfuerzos de certificación? Si son
insuficientes o incompatibles con los requisitos de certificación, ¿pueden
modificarse, ajustarse o desarrollarse ulteriormente para cumplir más
directamente dichos requisitos (y es importante hacerlo)?
LECCIONES APRENDIDAS
Los criterios e indicadores para la ordenación forestal
sostenible examinados y elaborados en el ámbito de iniciativas internacionales
constituyen un marco general, que proporciona los elementos que los países
deberán ensayar y examinar a nivel nacional con vistas a identificar
indicadores de prioridad aplicables a las propias condiciones económicas,
ambientales, sociales, institucionales y económicas.
Hay acuerdo general en que, 1) todos los indicadores
identificados internacionalmente no pueden utilizarse ni aplicarse con efecto
inmediato, sino que el examen para su inclusión progresiva en la evaluación y
seguimiento, según proceda, debe hacerse por etapas; 2) la periodicidad o el
período que transcurra entre las evaluaciones nacionales periódicas estarán
determinados por las posibilidades institucionales y económicas de cada país;
3) tanto los países desarrollados como en desarrollo se hallan en las primeras
etapas de la aplicación y evaluación sobre el terreno de los indicadores, lo
que pone de relieve la necesidad de colaboración e intercambio de información
entre las iniciativas y entre los países; 4) deberá prestarse atención a la
coordinación de la medición y recolección de los datos relacionados con los
distintos compromisos internacionales de los países, tales como los convenios
internacionales sobre la diversidad biológica, cambio climático y lucha contra
la desertificación, y al suministro, coordinado por la FAO, de la información
en la que habrán de basarse las evaluaciones periódicas de los recursos
forestales mundiales.
ARMONIZAR
Es necesario continuar los esfuerzos hacia la armonización y
compatibilidad de los conceptos y terminología en la evaluación de los recursos
forestales, la ordenación forestal sostenible y otras actividades relacionadas
con los bosques, todo lo cual servirá de base para la comprensión y
reconocimiento mutuos.
Es necesario seguir
obteniendo financiación y aumentando los recursos a nivel nacional e
internacional, y realizar esfuerzos vigorosos para crear capacidad en los
países a fin de sostener los esfuerzos encaminados a una ordenación forestal
mejor y sostenible.
Existe la necesidad
continua de fomentar la sensibilización en todos los niveles, sobre los
problemas, alternativas para la acción y probables consecuencias de la falta de
acción.
Fuente: FAO - 2.001