Proyecto SICA Banco Mundial

 

 

 

Cultivo del maíz

 

 

 

Situación actual y perspectivas

 

El maíz es uno de los productos agrícolas más importantes de la economía nacional, tanto por su elevada incidencia social, ya que casi las tres cuartas partes de la producción total proviene de unidades familiares campesinas, la mayoría de ellas de economías de subsistencia, como también por constituir la principal materia prima para la elaboración de alimentos concentrados (balanceados) destinados a la industria animal, muy en particular, a la avicultura comercial, que es una de las actividades más dinámicas del sector agropecuario.

 

En efecto, la producción de maíz duro está destinada en su mayoría (70%) a la industria de alimentos de uso animal; el segundo destino lo representan las exportaciones (22%) y la diferencia la comparten el consumo humano y la producción de semillas.

 

 

La avicultura comprende una cadena agroproductiva que se inicia precisamente en la producción de maíz duro, continua con la fase de su transformación (elaboración de balanceados) y abastecimiento a las industrias avícolas (crianza de pollos y gallinas) y concluye con la comercialización de los productos terminados.

 

Área de cultivo

 

Históricamente en el país se ha manejado la cifra de 250.000 hectáreas, aproximadamente. El año pasado se reportaron 214.000 hectáreas sembradas; lamentablemente el hectareaje tiene tendencia a la baja y se estima que en este año tendremos 153.000 hectáreas, de las cuales el 50% se ubica en la provincia de Los Ríos, 40% en Manabí y el resto en Guayas. El 90% de la siembra de maíz tiene lugar en invierno. En la época de verano se sembraron 16.000 hectáreas con un promedio más bajo de lo normal, que llegó a 1.82 toneladas por hectárea. En 1998, por causa del fenómeno de El Niño las hectáreas sembradas rebajaron a 56.000, y desde esa época lentamente se han ido recuperando.

 

Variedades

 

No se puede mencionar la variedad más difundida o el híbrido mas utilizado, este factor es de relativa importancia ya que el uso de estos depende de algunos aspectos: la zona, el método del cultivo, el manejo y las labores, el tipo de inversión y el tipo de agricultor que vaya a sembrar. Se puede, sin embargo, hablar de características generales y cualidades que se deben buscar. Lo primero es contar con variedades que tengan un alto nivel de producción, por sobre las 5 toneladas métricas por hectárea. El promedio de las variedades lanzadas por INIAP está entre 5 y 7 toneladas. Llegar a tener variedades con este potencial genético, que estén adaptadas a las condiciones edafoclimáticas, que sean resistentes a las plagas y enfermedades a lo largo del ciclo de cultivo, es la meta que todo agricultor debe perseguir.

 

En países como Estados Unidos y México el uso de semilla certificada alcanza al 100% de las siembras. En otros países como Venezuela, más o menos el 95% de la semilla que se utiliza es certificada; en nuestro país, a pesar de que se ha incrementado el uso de semilla certificada, se estima que solo en un 50% de la superficie sembrada de maíz se emplea semilla certificada. En algunas zonas productoras, como las de la provincia de Los Rios se usa más semilla certificada que en ninguna otra localidad. Desgraciadamente, debido a la falta de crédito y a la situación financiera, muchos agricultores han recurrido a la semilla almacenada. Si se compara maíz con arroz, el panorama del uso de semilla certificada en maíz es mucho mejor que en el arroz, donde se utiliza solamente alrededor del 10 al 15%. La mayoría emplea semilla reciclada y por este motivo los promedios de producción de arroz son mucho más bajos. En maíz hay empresas dedicadas solamente a producir semilla certificada.

 

La máxima producción que se ha dado en nuestro país fue en l997 cuando se cosecharon 600.000 toneladas métricas; en el 2.000, se produjeron 500.000 toneladas métricas y el año pasado, aproximadamente 400.000 toneladas. Durante este año se pronostica cosechar al rededor de 400.000 toneladas. El problema radica no solamente en el área de siembra sino en las plagas que pueden presentarse porque las lluvias llegaron un mes más tarde. Otro problema es que la producción en nuestro país ha sido secuencial con la de Colombia, que se inicia dos o tres meses más tarde que la nuestra, pero como este año las siembras empezaron un mes más tarde, puede ocurrir que haya problemas con la exportación.

 

FUENTE: CULTIVOS CONTROLADOS