Redacciones Quevedo y Guayaquil
Los bananeros nacionales están tumbando sus plantaciones
para reemplazarlas por variedades más productivas. Los cultivos tradicionales
quedan atrás mientras ganan terreno las plantas desarrolladas en laboratorios.
El sistema se ha aplicado en haciendas de los grupos Noboa,
Wong y de la multinacional Dole. Esta última
ha cambiado 5 000 hectáreas -un tercio de sus propiedades productoras-
por plantas meristemáticas de la variedad que se conoce como ´enano
ecuatoriano´ o ´gran enano´.
"El meristemo es el término que se usa para denominar a
una planta desarrollada en un laboratorio", explica Danilo Román, director
de producción de Dole. Éstas se
obtienen a partir de células extraídas del tejido central de plantas previamente seleccionadas. En el
laboratorio se induce la división celular de la cual se puede obtener un nuevo
individuo vegetal. Eso es lo que ocurre con el banano.
Para tomar los cortes se identifican en las fincas plantas
con alta productividad y resistencia a las plagas y de ellas se extrae la cepa
-o el corazón de la planta- para seccionarlo y tratarlo en un laboratorio. Cada
una de las divisiones es potencialmente una nueva planta que heredará los
valores productivos de su matriz.
En el caso de Dole, las cepas son trasladadas a Honduras,
donde están ubicados sus laboratorios. Allí reciben todo este tratamiento en
ambientes climatizados y controlados.
Luego regresan a Ecuador, para ser
trasplantadas en viveros. "Las plántulas se desarrollan durante ocho o
diez semanas en los invernaderos y luego son sembradas en las
plantaciones", explica Román.
Sin embargo, no se trata de un nuevo tipo de banano. El ´gran enano´ es de la misma familia de la
variedad ´Cavendish gigante´ que es la
que exporta el Ecuador.
Con el banano de meristemo, la productividad se estabiliza
en la tercera cosecha, según dice Luis Alberto Calderón, administrador de la
Hacienda Zamorano. En este predio, situado en el km 4,5 de la vía
Ventanas-Quevedo, se tumbaron 30 hectáreas de banano tradicional para
reemplazarlas con la variedad ´gran enano´.
Es la segunda renovación
en esta hacienda de 90 hectáreas. Hace año y medio sembraron 31
hectáreas de la misma variedad. Éstas se hallan ahora en plena producción. Planean reemplazar el resto en el 2005.
La hacienda es uno de los cuatro predios agrícolas del Grupo
Maspons, donde se han sembrado aproximadamente 500 hectáreas de esa variedad. Tres propiedades están en
Los Ríos y la otra en Guayas.
´Gran enano´ se adapta bien al clima de la región, no
presenta problemas con la ´sigatoka´ y otras plagas porque permite un control
preventivo. Al año se hacen entre 15 y 16 fumigaciones con fungicidas, refiere
Nino Zambrano fitopatólogo de la hacienda.
El objetivo de alcanzar mayor productividad no solo se logra
con las plantas meristemáticas. Para
lograr una producción promedio de 2 500 cajas por hectárea -el doble que el
promedio nacional- es necesario un conjunto de acciones. Luego de tumbar la
plantación, el siguiente paso es la preparación del terreno con la
incorporación de materias orgánicas, un proceso que toma de nueve meses a un
año.
La siguiente fase consiste en sembrar las plantas para luego
hacerlas producir a través de un tratamiento que toma otros nueve meses.
"Es un proceso lento en el que se invierten entre 5 000 y 7 000 dólares
por hectárea", señala Román. Las
plántulas cuestan un dólar por cada unidad y se plantan en promedio 1 500 por
hectárea.
Mejora la calidad
Los resultados
El retorno de la inversión no es menor al 15 por ciento en
un período entre 10 y 15 años, según las hectáreas renovadas.
Industria nacional
Merisistema tiene su laboratorio en Quito y vende por año
dos millones de plántulas de la
variedad Williams. Hace tres años instaló un invernadero y un vivero en Ventanas (Los Ríos) donde aclimata las
plantas antes de la siembra.
Tecnología
La empresa brinda asistencia desde la presiembra hasta la primera cosecha. Durante tres años
han vendido en promedio 600 000 plantas
al Grupo Wong (400 hectáreas) y otras 200 000 al Grupo Noboa (133 hectáreas).
Fuente. Diario el Comercio – 4 junio 2.004