Una técnica de agricultura de conservación ayuda a los
productores de trigo del Asia meridional a incrementar su productividad y
conservar a la vez sus recursos naturales, con menor inversión de tiempo en la
preparación de las tierras
Las planicies indogangéticas del Asia Meridional -superficie
de 120 mil kilómetros cuadrados que se extiende desde Pakistán, pasando por
Nepal y la India hasta Bangladesh- fueron cuna de la revolución verde. Con
variedades mejoradas de trigo y arroz, riego y grandes dosis de fertilizantes,
los agricultores lograron duplicar la producción de arroz e incrementar aceleradamente
la producción de trigo casi cinco veces en apenas tres decenios. El resultado
fue un incremento constante del ingreso y el empleo rurales, y un extendido
aumento de la seguridad alimentaria en la región.
Pero hoy esos mismos agricultores, y la población en aumento
del Asia Meridional, afrontan la incertidumbre. La superficie en que se
cultivan el arroz y el trigo se ha estabilizado, no es probable que siga
aumentando. Al mismo tiempo, está documentada la desaceleración de la
producción de cereales en muchas zonas de gran potencial agrícola, posiblemente
debido a la explotación de los nutrientes de los suelos, a la disminución de la
materia orgánica, el incremento de la salinidad, la disminución de las reservas
de agua subterránea y el incremento de maleza, así como de patógenos y plagas.
El reto que afronta esta región, por lo tanto, consiste en incrementar todavía
más la productividad y hacer, a la vez, más eficiente la agricultura, sin dañar
el medio ambiente y en forma sostenible.
La solución no será incrementar el riego ni el uso de
fertilizantes químicos. Más bien, según indica la investigación reciente, los
agricultores podrían producir más y, a la vez, conservar sus recursos
naturales, abandonando las prácticas actuales de labranza y rastreo a favor de
la "labranza cero", esa sencilla técnica de introducir las semillas
en el suelo sin preparación previa de las tierras, o con poca labranza.
MAYOR RENDIMIENTO, MENOS GASTOS
La FAO dice que la
labranza convencional, con tractores y arado, es una de las principales causas
de la grave pérdida de suelos en muchos países en desarrollo. "Con la
difusión del uso del tractor, los campesinos comenzaron a creer que mientras
más se labraran los suelos, mayores rendimientos se obtendrían -explica José
Benitez, del Servicio de Gestión de las Tierras y Nutrición de las Plantas de
la FAO-. La verdad es que a mayor labranza, más erosión y degradación de los
suelos, en especial en las zonas más cálidas, donde la capa superior de los
suelos es más fina. En efecto, los suelos de los países tropicales en general
no necesitan ararse. La forma más conveniente de labranza es dejar en la
superficie una capa protectora de hojas, tallos y varas de la cosecha anterior.
Los sistemas de labranza cero proporcionan cosechas más nutridas, economizan
combustible y disminuyen el desgaste de los tractores".
AGRICULTURA DE CONSERVACIÓN
La labranza cero es un conjunto de técnicas utilizadas en la
agricultura de conservación, con el fin de mejorar y hacer sostenible la
producción agrícola mediante la conservación y mejora de los suelos, el agua y
los recursos biológicos. Básicamente consiste en mantener una cubierta orgánica
permanente o semipermanente del suelo (por ejemplo, un cultivo en crecimiento o
una capa de rastrojo) para protegerlo del sol, la lluvia y el viento, y
permitir que los microorganismos y la fauna del suelo se ocupen de "arar"
y mantengan el equilibrio de los elementos nutritivos, procesos naturales que
el arado mecánico perjudica. Aparte de la labranza cero, otros elementos
importantes de la agricultura de conservación son la siembra directa, así como
una rotación de cultivos diversos para evitar enfermedades y plagas. Si desea
conocer más detalles, visite el sitio en Web de Agricultura de la conservación
En las planicies indogangéticas, afirman los agrónomos, los
sistemas de menor labranza y labranza cero también podrían contribuir a superar
una importante causa de escaso rendimiento del trigo: la siembra tardía de la
semilla de este cereal. Si bien la tardanza se debe en parte a la demora en la
cosecha de los cultivos precedentes de arroz, el tiempo que invierten los
agricultores en preparar las tierras tras recoger el arroz a menudo retrasa la
siembra de trigo mucho tiempo después de la fecha idónea, que es el 20 de
noviembre. "Con los arados tirados por animales, los agricultores repasan
de seis a diez veces las tierras para preparar el suelo para recibir el trigo
-explica un informe reciente del Consorcio del Arroz y el Trigo para las
Planicies Indogangéticas, programa conjunto en el que participan Bangladesh, la
India, Nepal y Pakistán, así como centros de investigación agrícola
internacionales-. Aunque los tractores permiten preparar más rápidamente las
tierras para sembrar trigo después del arroz, suele pasarse el arado de seis a
ocho veces".
El informe cita los resultados de experimentos en el terreno
que demuestran que la labranza cero suele producir cosechas de trigo más
abundantes, o por lo menos equivalentes a las recogidas con las prácticas
convencionales. La técnica más sencilla es sembrar en la superficie, ya difundida
en algunas partes del oriente de la India y Bangladesh, donde los agricultores
volean las semillas de trigo antes de cosechar el arroz. Los experimentos
realizados en Nepal han demostrado que, siempre que haya suficiente humedad en
el suelo, esta técnica produce rendimientos considerablemente más abundantes
que la labranza común, en parte porque permite a los campesinos sembrar 15 días
antes de lo acostumbrado. Y como el costo de preparación de tierras es nulo,
también genera ingresos netos mayores.
Otra práctica que ha dado buenos resultados, procedente de
China, es la disminución de la labranza con tractores de dos ruedas que
utilizan un rotovator que lleva detrás una máquina sembradora de seis hileras
para preparar las tierras y sembrar las semillas en una sola operación. En la
India, una variedad con cuatro ruedas economiza tiempo al labrar sólo la franja
de tierra donde se siembra, en vez de toda la superficie. En el noroeste de la
India y Pakistán, donde las tierras agrícolas son más productivas y están más
mecanizadas -dice el informe- una sembradora y aplicador de fertilizantes
tirado por un tractor ha permitido a los agricultores colocar directamente las
semillas en el rastrojo del arroz sin arar. Este enfoque ha reducido los
problemas de maleza, porque sin labranza los suelos sufren menos, hay menos
semillas expuestas de maleza y, en consecuencia, germinan menos.
Siembra en almácigas. Por último, el consorcio está
investigando la utilidad de los sistemas de siembra en almácigas: entre surcos,
en fajas o sobre montículos encespedados, técnica hoy muy difundida en México
para incrementar la eficiencia de la irrigación y los fertilizantes, y reducir
la necesidad de aplicar herbicidas. "Una de las ventajas de plantar en
almácigas se demuestra en que éstas se mantienen a mediano plazo, sin
desbaratarse ni tener que formarlas de nuevo a cada cultivo -dice el informe-.
Con este sistema, se cosecha el trigo y se deja la paja o se quema, y las
almácigas se forman de nuevo con una pala. Entonces puede sembrarse el
siguiente cultivo (soja, maíz, girasol, algodón) en el rastrojo en la misma
almáciga".
El consorcio advierte que la labranza cero o reducida
requieren hacer ajustes a las prácticas de gestión de los cultivos. Por
ejemplo, la labranza cero exige aplicar oportunamente el fertilizante al trigo
sembrado en la superficie, y hacen falta estudios que determinen los efectos de
los residuos que quedan en la superficie en el carbono orgánico del suelo y el
total del nitrógeno de los sistemas de arroz y trigo. Además, algunas
variedades de trigo prosperan más sin labranza que otras. El informe concluye:
"Hace falta elaborar prácticas suplementarias para todas las opciones de
labranza. Ha llegado el momento de reforzar la investigación de estas tecnologías,
con el fin de adaptarlas y promoverlas entre los agricultores. Los potenciales
beneficios para el agricultor y la economía del país rebasan con creces toda
posible desventaja". FUENTE: FAO