Proyecto SICA Banco Mundial

 

 

 

Lecheros rentables:

es lo que hace la diferencia

 

 

 

Análisis comprobó que por sobre el uso de uno u otro sistema productivo, es la gestión la variable más determinante en el éxito de una explotación.

 

 

La capacidad de gestión marcaría la diferencia en rentabilidad entre los productores con buenos y malos resultados económicos, tanto nacionales como extranjeros, según el análisis Economía y Gestión de la Producción Lechera del Programa de Gestión Agropecuaria, a cargo de la Fundación Chile.

 

 

 

ADMINISTACION  PRODUCTIVA

 

 

 

Contra los análisis tradicionales del rubro, que a menudo explican el éxito de un determinado proyecto en variables relacionadas directamente con el manejo de los recursos productivos (economías de escala, integración vertical, etc.), el citado estudio encontró en la administración productiva, financiera, de recursos humanos y tecnológica la clave del éxito. También sería fundamental, según el estudio, la aplicación de una estrategia clara respecto del futuro de la empresa, adecuada a las condiciones de ésta; es decir, realista.

 

 

 

La afirmación se basa en los análisis comparativos entre lecheros con buenos y malos resultados económicos de los centros de gestión Todoagro, de Valdivia; de Economía Rural, de Los Lagos y de Los Angeles, en Chile, y los de Wisconsin, en EE.UU., y de Australia.

 

 

 

Al momento de dar una receta sobre cómo mejorar los resultados económicos en una explotación lechera, las opiniones generalmente apuntan hacia cinco variables: aumentar el tamaño de la producción, mejorar su estacionalidad, integrarse verticalmente y sumar valor agregado, incorporar tecnología de punta y aumentar la producción por hectárea o por vaca.

 

 

 

 

 

LA EVIDENCIA

 

 

 

Todas las alternativas anteriores fueron analizadas por el estudio de la Fundación Chile, mediante el análisis de diferentes experiencias, tanto nacionales como extranjeras. En concreto, lo que se buscó fue saber en qué prácticas se diferenciaban los productores exitosos del resto.

 

Revisados uno a uno, economías de escala, estacionalidad, etc., ninguno de los diferentes sistemas productivos fue capaz de explicar por sí solo y cabalmente las diferencias de rentabilidad entre los distintos productores. Descartado el sistema productivo, la diferencia se buscó en el uso de algún insumo o factor productivo (alimentación, mano de obra, etc). Los resultados fueron los mismos. En general, los productores con buenos resultados eran más eficientes en el uso de todos estos ítems, sin que uno explicara las diferencias.

 

 

 

La evidencia, por tanto, apuntaba a un elemento que permitía que algunos productores fueran más eficientes en todos los factores en comparación con los otros. Es decir, aquellos con buenos resultados pueden tener los mismos sistemas de producción y pueden gastar la misma proporción en mano de obra, alimentación o sanidad. La diferencia, por tanto, pareciera estar en la eficiencia general con que se maneja la empresa; esto es, la capacidad de gestión. La conclusión descartó, por tanto, una serie de mitos sobre sistemas productivos y tecnologías más rentables.

 

Para dar con la variable buscada fue necesario rastrear otros factores entre los productores analizados. De especial interés fue un estudio australiano que dio con diferencias en elementos hasta entonces ignorados: eran determinantes la actitud y creencias de empresarios y administradores. Los productores exitosos consideran que los eventos y logros son resultado de sus propias habilidades, esfuerzos, acciones e ideas, en comparación con los de bajas rentabilidades que tienden a "echarle la culpa al empedrado". Determinante era, por tanto, la confianza en sí mismos. Esta se traduciría en estilos diferentes de administración, en aspectos como planificación y toma de decisiones, consultas a expertos, visión estratégica, flexibilidad frente al cambio y apertura a nuevas ideas.

 

 

 

En Chile, en tanto, otro estudio ratificó las conclusiones australianas. Los productores más exitosos se caracterizaban por realizar planificación productiva y financiera, compromiso y comunicación con el personal, búsqueda de nuevos conocimientos y tecnologías, entre otros.

 

LA RECETA

 

 

 

A partir de los estudios descritos se arribó a una serie de conclusiones sobre las pautas de acción que acompañaban a los productores exitosos.

 

 

 

En primer término, se constató que éstos poseen una estrategia clara respecto del futuro de su empresa, en cuanto a inversiones que esperan realizar y las metas que quieren conseguir. Dichas estrategias, además, son realistas; es decir, coherentes con la realidad de la empresa y el mercado.

 

Otro aspecto vital encontrado fue la gestión productiva; esto es, cómo los empresarios analizan su situación y toman decisiones productivas, planifican, organizan y controlan dichas actividades. Se constató que el éxito se liga a planes anuales de trabajo, constantemente revisados, que también sirven para organizar las actividades semanales y diarias, minimizando con ello la improvisación.

 

La gestión financiera sería otra de las claves; o sea, el análisis, decisiones, implementación y control del dinero que mueve la empresa. Se comprobó que las gestiones exitosas, debido a la gran proporción de inversiones en activos inmovilizables (tierra), y a las fluctuaciones que año tras año se dan en el agro, generalmente presentan un nivel de endeudamiento más apropiado, que no superaba el 25% o 30% del total de activos. El capital propio era la fuente más importante.

 

Otra pauta básica hallada fue la coincidencia entre plazo de financiamiento y plazo de inversiones. Es decir, aquellas que se pagan a largo plazo deben financiarse con capital propio o con deudas de largo plazo. La regla es no generar cruces; esto es, pagar una inversión de largo plazo con un crédito a corto o viceversa. En general, las empresas exitosas tienden a tener un bajo endeudamiento y generalmente de largo plazo.

 

 

 

Otro ítem importante es la gestión en recursos humanos. En los casos más exitosos se comprobó un alto compromiso del personal con la empresa, lo que se veía facilitado por la comunicación entre trabajadores y ejecutivos, en un clima de confianza que permite a los primeros expresar sugerencias y actitudes.

 

 

 

En cuanto a tecnología, se verificó que los productores de buenos resultados generalmente están mejor informados respecto de las opciones tecnológicas, adaptan nuevas tecnologías con anticipación al promedio, y al seleccionar una extreman los cuidados en que ésta realmente convenga (costo-beneficio). Se informan más, acuden a asesorías especializadas, leen prensa especializada, conocen experiencias extranjeras, se involucran más en asociaciones, etc.

 

Un último aspecto revisado fue el control de gestión; es decir, la verificación de la ejecución de las acciones planificadas. Aquí se comprobó que los de buenos índices llevan un sistema de control sistemático (actividades y labores productivas, costos de producción, inversiones, rendimientos, etc.), ya sea manual o computacional. Ello permite al empresario ser ordenado e incluso intransigente en la oportunidad en que se deben hacer las cosas.