Germán Roja

 

 

Los desafíos del cambio climático global:

protocolo de kyoto

 

 

EL PROTOCOLO DE KYOTO Y SU MECANISMO DE DESARROLLO LIMPIO (MDL) OFRECE NUEVAS POSIBILIDADES DE DESARROLLO PARA EL SECTOR FORESTAL DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

 

La problemática medioambiental es un tema que ha cruzado transversalmente las preocupaciones de la humanidad a lo largo del siglo XX. Muchas veces, en nombre de un indefinido e irracional progreso del mundo, se han cometido innumerables abusos contra nuestro hábitat natural, lo que ha redundado en un importante detrimento de los recursos naturales en su conjunto, expresado muy especialmente en un muy mal manejo de los bosques del mundo.

 

PROTOCOLO DE ESTOCOLMO

 

Sin embargo, esta problemática se ha hecho mucho más manifiesta durante las últimas dos décadas del siglo que termina. Durante este tiempo han quedado a la vista los enormes perjuicios producidos por el mal manejo de los recursos naturales, lo que, a su vez, ha provocado que surja con fuerza un gran interés por organizarse mejor para buscar soluciones a este desafío. Un hito muy importante de esta toma de conciencia mundial sobre la problemática medio ambiental tuvo lugar en 1972, ocasión en la que una Conferencia internacional convocada por las Naciones Unidas aprobó el llamado Protocolo de Estocolmo.

 

Este documento, por primera vez, colocó las cuestiones ambientales en la agenda internacional y enfatizó el vínculo que existe entre el crecimiento económico, la contaminación de los bienes comunes de la humanidad y el bienestar de los pueblos. Veinte años más tarde, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, realizada en Río de Janeiro en 1992, retomó con fuerza estos principios, aunque enfrentada a una realidad mucho más dramática debido al serio agravamiento de la situación ambiental.

 

CONFERENCIA DE RÍO DE JANEIRO

 

Durante la mencionada Conferencia de Río, se aprobó la Declaración de Principios sobre los Bosques, la que se centró en torno al derecho de los países a disponer de sus propios recursos naturales. Los bosques, que son importantes consumidores de dióxido de carbono - el gas termoactivo de mayor concentración en la atmósfera - están seriamente afectados a nivel mundial, debido a la expansión de las poblaciones humanas y a la necesidad de utilizar cada vez más tierra para la agricultura, así como al lucro obtenido con el comercio de bosques tropicales. Para muchos países en desarrollo que están dotados de riquezas forestales, éstas representan una fuente importante de divisas, lo que, sin duda, hace más difícil establecer un marco preciso y coherente de acción medioambiental. Esta situación ha llevado a la necesidad de encontrar un equilibrio mayor entre la preservación del medio ambiente y la explotación de las múltiples posibilidades económicas de desarrollo que presenta el uso sustentable de los recursos forestales.

 

PROTOCOLO DE KYOTO

 

Es así como en diciembre de 1997 nació el llamado Protocolo de Kyoto, aprobado en una iniciativa realizada como actividad de seguimiento a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, y cuyo objetivo es lograr para el quinquenio 2008-2012 la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero en un 5% con respecto a 1990. Esta reducción debería redundar finalmente en una mitigación del actual calentamiento de la tierra que está provocando un cambio climático global.

 

Para lograr esta meta, el Protocolo de Kyoto contempla un Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), cuya misión primordial es apoyar el desarrollo sustentable en los países del Tercer Mundo y contribuir al cumplimiento de los principales objetivos de la antes mencionada Convención Marco sobre Cambio Climático que fue aprobada en la Conferencia de Río. El Mecanismo de Desarrollo Limpio fue creado por el artículo 12 del Protocolo de Kyoto y es el canal de implementación de las actividades que serán desarrolladas por dicho Protocolo.

 

COMPROMISOS

 

La tendencia es a comprometer un esfuerzo conjunto y concreto de la comunidad internacional, para lograr una reducción significativa de la emisión de gases dañinos para la atmósfera en los próximos 20 años. Sin embargo, el MDL no sólo compromete la acción de los Estados para el cumplimiento de esta meta, sino que también toma en consideración las opiniones e intereses de un amplio espectro de instituciones, ONGs y el sector privado de los distintos países.

 

Si bien es cierto la intención es comprometer la participación de todos los países en este proyecto, existen diferencias de acercamiento y enfoques para entender el Mecanismo de Desarrollo Limpio. Por una parte, los países industrializados ven el MDL como una forma de cumplir sus compromisos de reducción de emisiones, en tanto que los países en desarrollo lo ven como un instrumento para la transferencia de tecnologías y financiación de iniciativas que impulsen su desarrollo sustentable. Sin embargo, estos enfoques no son contradictorios entre sí, ya que es posible coordinarlos y armonizarlos a la hora de dar cumplimiento a los compromisos cuantificados de limitación y reducción de las emisiones que se han contraído.

 

Finalmente, y en consonancia con la consecución de todo lo anteriormente señalado, el manejo mejorado de los bosques y la creación de fuentes de absorción de carbono mediante nuevas plantaciones deberían constituir un conjunto posible de actividades a ser desarrolladas bajo el esquema del MDL.

 

ESTRATEGIAS DE MITIGACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL.

 

Como se ha visto, el sector forestal puede dar una importante contribución a la mitigación del cambio climático global. Sin embargo, para que esto sea realmente efectivo, es necesario formular un conjunto coherente de estrategias de mitigación que tenga en cuenta aspectos técnicos, económicos y político-institucionales.

 

Aspectos Técnicos: Se deben analizar no sólo las alternativas disponibles en cada región, sino que también hay que tomar en cuenta las limitaciones físicas y de tecnología que se presenten. Del mismo modo, debemos incorporar al análisis la capacidad profesional e institucional, según se requiera en cada caso.

 

Así, el sector forestal presenta un variado potencial de alternativas técnicas tendientes a la mitigación de la acumulación de gases con efecto invernadero en la atmósfera. Las estrategias disponibles incluyen la reducción de las fuentes emisoras de estos gases, la rehabilitación y conservación de los recursos forestales existentes y la creación de nuevos sumideros.

 

Para lograr lo primero, los cursos de acción deben evitar la deforestación, mejorar la eficiencia de utilización de combustibles, mejorar los métodos de tala o apeo de árboles, etc. En cuanto a lo segundo, entre otras medidas, se debe mejorar el manejo de los bosques, establecer reservas y áreas protegidas, replantear los usos del bosque, reducir la necesidad de tala de los árboles, etc. Finalmente, para lograr el establecimiento de los sumideros de gases con efecto invernadero, hay que abocarse a la forestación, la reforestación, la agrosilvicultura y el arbolado urbano.

 

FACTORES LIMITANTES

 

Cada una de estas alternativas es válida para conseguir el objetivo propuesto. Sin embargo, ellas deben analizarse frente a los limitantes físicos de cada región (disponibilidad y características de las tierras) y la posibilidad de contar con capacidad profesional e institucional para implementar dichas alternativas.

 

Aspectos Económicos: No se puede dejar pasar la dimensión económica al establecer la elaboración de estrategias de mitigación de cambio climático, sobre todo si se toma en cuenta el modelo de desarrollo imperante. Por lo mismo, la consideración de este aspecto nos debe llevar a analizar los costos comparativos, los mecanismos de financiación y la participación del sector privado.

 

En cuanto a lo primero, el incentivo que dio origen a la idea de establecer mecanismos de mitigación de carácter internacional entre países industrializados y países en desarrollo, fue la ventaja relativa de estos últimos en los costos de reducción de emisiones. Es, entonces, esta ventaja comparativa la que ofrece a la comunidad internacional la oportunidad de reducir los costos globales de la mitigación.

 

Por otra parte, nos encontramos con que los mecanismos de financiación basados en la cooperación internacional para la mitigación del cambio climático, pueden otorgar muchas ventajas a los países en desarrollo, tales como un creciente flujo de inversión extranjera y la introducción de nuevas y mejores tecnologías. Del mismo modo, los proyectos de captación o sustitución de carbono en el sector silvicultura pueden proporcionar también numerosos beneficios al país anfitrión de tales proyectos: reducción de la erosión del suelo, protección de cuencas hídricas, mejora en la calidad del aire y del agua, conservación de la biodiversidad, etc.

 

INVERSIONES FORESTALES

 

Sin embargo, debemos incorporar un tercer elemento al debate, ya que las empresas generadoras de electricidad, petroleras y otras han producido una creciente cantidad de inversión en proyectos forestales en todo el mundo (por ejemplo, Peugeot plantará 10 millones de árboles en tres años, en el Mato Grosso en Brasil). Pero, pese a lo anterior, se deben seguir creando las condiciones para que los inversionistas se sientan más comprometidos en su participación en esta tarea.

 

Aspectos Políticos-Institucionales: Dada la importancia de los aspectos políticos e institucionales, se debe tomar en consideración la formulación de estrategias nacionales y regionales de desarrollo que permitan la fijación de un marco institucional y normativo claro y coherente que, entre otras cosas, fortalezca la capacitación de profesionales, de modo de generar las condiciones precisas que permitan lograr los objetivos propuestos de la mejor manera posible.

 

Finalmente, las estrategias también deberían potenciar los compromisos y mecanismos internacionales de las tres Convenciones existentes , ya que los objetivos de ellas son convergentes, y comprometen a la comunidad internacional a mejorar los métodos de manejo del suelo y los recursos naturales. Debería utilizarse, por lo tanto, la sinergia entre las tres Convenciones para promover el desarrollo sutentable de los bosques mediante acciones de mitigación del cambio climático global.

 

CONCLUSIONES

A modo conclusivo se puede decir que:

 

 Durante años el uso de los recursos medioambientales - y, en especial, los recursos forestales - se ha realizado de una manera desordenada y poco sustentable, lo cual nos ha hecho presenciar desde la segunda mitad de este siglo un deterioro constante y alarmante de los mismos, lo que puede conducir al mundo a una serie de situaciones potencialmente catastróficas. 

 Con el Protocolo de Estocolmo (1972) y la Conferencia de Río (1992) se genera un nuevo marco donde la problemática medioambiental (en especial aquella que dice relación con los recursos forestales) es parte medular del debate internacional. 

 Los cambios climáticos globales- uno de los grandes problemas ambientales actuales- han puesto aún más énfasis en lo delicado de la situación, generando una mayor participación de la comunidad internacional. De esta manera, nació el Protocolo de Kyoto, reafirmando los valores de los textos aprobados en Estocolmo y Río, pero realizando un llamado aún más dramático y urgente, debido a las crecientes dificultades medioambientales por las cuales atraviesa el planeta. 

 El sector forestal presenta un variado potencial de alternativas tendientes a la mitigación del cambio climático global, por lo que existe un auspicioso campo para la planificación de actividades ligadas al sector forestal que contribuyan a dicha mitigación. 

 El sector privado, a través de empresas preocupadas por el ambiente, ha comenzado a invertir en proyectos forestales de mitigación del cambio climático en todo el mundo. 

 El impulso de estas acciones puede encararse mediante la formulación de estrategias de mitigación, que promuevan a la vez el desarrollo sustentable de los bosques. Cada país debería formular su propia estrategia nacional de desarrollo sustentable, de manera de promover las acciones de mitigación que se ajusten a sus propios intereses. 

 Estas estrategias deben contemplar fundamentalmente la capacitación de los profesionales locales y el intercambio de experiencias. 

 

Finalmente, la comunidad internacional se ha impuesto un plazo de dos años, que se cumplen en el 2001, para concretar los mecanismos del Protocolo de Kyoto. En este marco, resulta de la mayor importancia el que se involucren todos los países de la región de América Latina y el Caribe en este proceso, de manera de ganar experiencia y hacer valer de mejor manera sus intereses y necesidades. Asimismo, se le atribuye gran importancia a la necesidad de avanzar en el proceso que tiene que conducir a establecer- ya sea en cada país o en el ámbito regional - un marco institucional y técnico que impulse y dé apoyo a los mecanismos que contempla el Protocolo de Kyoto.

 

 

 

Fuente: FAO

 

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