Aumento imparable de la fabricación asiática

Estadísticas recientes publicadas por el Centro Tecnológico SATRA de Gran Bretaña demuestran que el desempeño de China, como el fabricante de calzado más grande del planeta, sigue en alza en el mercado global. Este país fabrica no solamente más que la mitad del calzado del mundo, sino también ha logrado incrementar sus exportaciones sustancialmente. Dichos incrementos han alcanzado un 3%, un 11% y hasta un 13% en años consecutivos y en el año 2000 se exportaron casi 3,5 mil millones de pares de zapatos.

Es un desempeño impresionante impulsado por una demanda creciente de los países occidentales, combinado con costos bajos de fabricación en China, que le ha permitido aprovechar plenamente las economías de escala inherentes en una base de producción tan vasta. Ya que este país es miembro de pleno derecho de la OMC, se puede apostar con seguridad que la actividad exportadora siga creciendo. Otros miembros de la OMC no podrán restringir importaciones empleando cuotas o aranceles ilegales. El nivel de producción y ritmo de exportaciones parece seguro por los próximos años.

Esto es un cuento que se aplica a muchas industrias y a muchos países asiáticos. La región se ha convertido en una fábrica mundial que suministra a los mercados occidentales con productos que no se pueden fabricar localmente por razones de costos elevados. Tampoco hay razones que indiquen que cambiará pronto esta situación fundamental. La fabricación se ubica históricamente en regiones de bajo costo, siempre y cuando otras consideraciones sean favorables. Significa calidad de producto, entrega a tiempo y respuestas rápidas.

La explosión del sector manufacturero en los últimos veinte años ha atraído muchos proveedores occidentales al mercado asiático, sobre todo a las curtiembres cuyos cueros de alta calidad elaborados con la más alta tecnología, son idóneos para la fabricación del calzado, la marroquinería y la vestimenta. Este intercambio era la razón principal por el éxito de la Asia Pacific Leather Fair y este evento continúa desempeñando su papel como puente entre el oriente y el occidente.

No obstante, curtiembres de las Américas, Europa y Oceanía han invertido su capital y experticia en los países asiáticos para ubicarse directamente en el mercado de sus clientes. En otros renglones de la proveeduría industrial, de hilos a textiles avanzados, o de agujas a plantillas, las empresas occidentales han implementado la misma estrategia y han fundado sucursales o alianzas estratégicas para poder suministrar insumos directamente al mercado local. China, la India y Tailandia y muchos otros países de la región han aprovechado de esta transferencia tecnológica y capacidad de producción.

Y no son únicamente las empresas occidentales que han contribuido al aumento imparable de la fabricación asiática, sino también otros países de la región tales como Japón, Corea y Taiwán. Dichos países han exportado y consolidado una base importante de manufacturación, y siguen lanzando novedades tecnológicas. Hace pocos meses, por ejemplo, la empresa Kuraray de Japón introdujo un nuevo producto denominado Parcassio que es un cuero sintético que no daña al medio ambiente. Pesa 30% menos que el cuero natural pero es más uniforme y posee más fuerza y una consistencia superior en cuanto a la estabilidad dimensional. Si este producto se

comprueba exitosamente, debe contribuir a más manufacturación y mejores zapatos en Asia.

La pregunta en la boca de todo el mundo es: "¿Cuáles serán los efectos económicos de los atentados del 11 de septiembre?" Es un punto apropiado teniendo en cuenta el descrecimiento de la economía global y sin duda alguna fue un golpe duro para la confianza - pero no era un nocaut y está claro que las lesiones recibidas no son fatales. De hecho, el ataque ha brindado la oportunidad para construir una economía más fuerte y segura.

Es evidente es que la economía global es resistente y tiende a recuperarse rápidamente de los golpes que recibe. Hace apenas una década, los países de Europa Oriental estaban en un periodo de reajuste y seis años más tarde en el 1997, las economías asiáticas pasaron por muchas dificultades y tuvieron que luchar para recuperarse del desplomo de los mercados financieros. La crisis rusa en el 1998 desató conflictos económicos entre sus socios comerciales como Turquía, pero en todos los casos arriba citados, la economía global se ha recuperado rápidamente y sigue avanzando.

No hay ninguna razón para pensar que la economía no se vaya a recuperar. Hoy en día, existe un número creciente de consumidores imparables de Asia que complementan la demanda occidental. Aún si haya altibajos a nivel mundial, la fabricación asiática seguirá aumentando y por eso, ofrece oportunidades excelentes de negocios para empresas orientales como occidentales, que deben satisfacer la demanda regional para nuevos productos y servicios.

Para mayor información, acude a la página Web www.aplf.com



 


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