UNA HISTORIA DE LA BOTA VAQUERA
Por D. W. Frommer II

Traducción al Español: Licenciado Richard Danta

"(…) Y los caballeros que permanecen ahora en el lecho de Inglaterra, se considerarán como malditos por no haberse hallado aquí, y tendrán su nobleza en bajo precio cuando escuchen hablar a uno de los que han combatido con nosotros el día de San Crispín." Enrique V, Acto lV, Escena 3 (Traducción de Luis Astrana Marín)

A pesar de que la fabricación de zapatos ha sido un arte establecido por lo menos durante 3.500 años, cualquier recuento de la historia de la bota vaquera debe comenzar en algún lado. Podríamos comenzar en las grandes planicies de Norteamérica, en la segunda parte del siglo XlX, e incluso, de acuerdo a ciertas teorías, podríamos empezar con los Conquistadores en el siglo XVll. Pero en la industria en sí (entre los artesanos fabricantes de botas y zapatos), las leyendas, las tradiciones y la historia comienzan realmente con San Crispín. San Crispín es el santo patrón de los zapateros. Desde el medioevo, el 25 de octubre ha sido celebrado como el día de San Crispín, y por tanto como el día del zapatero. En el pasado, los zapateros y los artesanos productores de botas cerraban sus negocios y talleres en este día, en celebración y conmemoración. Y decimos conmemoración porque hay mucho más en la historia de San Crispín de lo que parece a primera vista.

De hecho, hay dos historias que parecen la misma... una en Inglaterra y la otra en Francia. San Crispín nació en el seno de una familia romana adinerada en el siglo lll D.C. En algún momento, ya tempranamente, se convirtió al Cristianismo. Dado que esto no era muy bien visto para un romano noble, la leyenda dice que fue desheredado. Obligado a valerse por sí mismo, San Crispín se transformó en zapatero. A pesar de que enseñar los Evangelios fue su principal actividad, elaboraba zapatos en su tiempo libre hasta que fue sentenciado a muerte por sus creencias en la ciudad de Soissons, Francia, en 288 D.C. Sabemos un poco más de San Hugo, la contrapartida inglesa de San Crispín. Nacido Hugo, hijo de Arviragus, rey de Powisland (la actual Wales), San Hugo se casó con una princesa cristiana, Winifred de Flintshire. Rápidamente ella lo convirtió al Cristianismo, con los mismos resultados que San Crispín. Habiendo caído en la pobreza, Hugo se volvió zapatero, predicando los Evangelios de día y realizando su artesanato por la noche. Tanto él como Winifred fueron condenados a muerte, por agitadores, más o menos sobre el 300 D.C. La leyenda dice que sus colegas zapateros mantuvieron constantemente vigilia, consolándolo durante su período de encarcelamiento. A su muerte, por colgamiento, sus amigos rescataron su cuerpo de la horca y secaron sus huesos, los cuales fueron usados para elaborar herramientas para hacer zapatos. De hecho, durante mucho tiempo, un kit de herramientas para zapateros fue llamado "Los Huesos de San Hugo". Un lugar común en estas historias y en numerosas otras que se refieren a zapateros, es el tema de la nobleza. De hecho, el tacón en sí es una marca de nobleza. La más antigua información que tenemos del uso del tacón alto para cabalgar, describe a los invasores Mongoles que usaban brillantes tacones rojos de madera. Los Mongoles eran jinetes consumados y sus fáciles victorias dejaron una marca en la sociedad europea. Considerando que poseer y mantener un caballo requería cierta riqueza, sumado al hecho que el andar a caballo coloca al jinete en un lugar físicamente elevado en relación a la persona a pie, los jinetes y consecuentemente, los tacones altos fueron asociados con la nobleza.

Los caballeros Stuardos (hombres del rey todos), que emigraron a América durante el Interregno Cromwelliano trajeron consigo sus botas de montar, altas hasta el muslo... y de tacón alto. Muchos se asentaron en el Sur y de hecho, el grueso de la clase latifundista agrícola sureña era descendiente de estos caballeros. Un hecho que jugó un gran papel en el estallido de la Guerra Civil Americana y la preeminencia de la caballería sureña. Antes y después de la Guerra Civil muchos sureños emigraron a Texas o huyeron al Oeste escapando de la devastación de la guerra. Nuevamente, la asociación entre los tacones altos y la nobleza los acompañó.

Mucha gente ha especulado acerca de los orígenes de la bota vaquera, pero el Museo Northampton en Inglaterra tiene una de las más grandes colecciones históricas de calzado en el mundo y en sus exhibiciones puede encontrarse la verdadera historia de la bota vaquera. En las salas que abarcan los siglos XVll y XVlll se pueden encontrar ejemplos de botas de cabalgar que poseen, al igual que un par hecho aproximadamente en 1630 CIMAS ALTAS (HIGH TOPS), delantera puntiaguda y TACONES ARMADOS (STACKED HEELS) de 2 pulgadas. Durante este período de tiempo, las botas se hacían sobre hormas únicas, que no eran ni izquierdas ni derechas. Hormas para el pie izquierdo y para el derecho eran comunes antes de este período, pero con la moda del tacón alto (algunos hasta de 3 pulgadas) y la dificultad de elaborar pares de hormas para los tacones más altos, la mayoría del calzado se producía en una horma única. Los estilos militares tuvieron una gran influencia en las botas durante este tiempo, a pesar de que debido a razones prácticas, la altura de la botas gradualmente fue reduciéndose en relación a las botas altas de los caballeros.

En 1790 las hormas pares fueron reintroducidas debido a la proliferación de tacones más bajos. Y con el inicio del nuevo siglo, las botas se volvieron moda, incluso para las mujeres. En 1815, Arthur Wellsley, Primer Duque de Wellington, derrotó a Napoleón en Waterloo. Con la victoria y su consecuente popularidad, las botas Wellington se convirtieron en El Estilo por excelencia. La mayor diferencia de estas botas con respecto a estilos anteriores es que los tacones eran bajos y livianos y la cima llegaba sólo a la altura de la pantorrilla. En Northampton hay un par de atavíos wellingtons hechos en 1817. Son una bota a cuatro piezas -EMPEINE (VAMP), contrafuerte, cimas delanteras y traseras - con costuras decoradas a los costados (el mismo dibujo que una bota vaquera moderna).

EL EMPEINE (VAMP) y el contrafuerte eran de charol negro, las cimas castañas con un ribete oliva y un recortado... y poseen una costura decorativa que sigue diseños de fantasía al frente de la pierna. Con tacones de cuero armado de 1 pulgada y ceñidores de lienzo, son muy parecidas a las botas del oeste que después se volverán parte de la historia de la frontera americana. En 1847, S.C. Shive, en América, patentó el modelo y las molduras para lo que él llamó una Full Wellington -una bota a dos piezas que encontró amplia aceptación entre los militares, jinetes y aventureros de aquellos tiempos. Para 1868 las wellington eran un estilo casi exclusivamente americano, no muy frecuente en Europa, donde se prefería la bota Hessin.

Desde los 1850's hasta los 1880's, la full wellington fue la bota proporcionada a los oficiales militares. Y asimismo, aunque por reglamentación, a los soldados a pie y los enlistados sólo se les proporcionaba zapatos (acordonados a la altura del tobillo -antecesores del PACKER), ellos también preferían la full wellington, la cual acompañó al ejército y a la nación al Oeste. Durante la Guerra Civil, la Intendencia del Ejército solicitó suministros de muchos y diversos contratistas civiles. La palabra "shoddy" ("de pacotilla", para referirse a algo de mala calidad) proviene de esta época y refiere a un tipo particular de paño de lana que se usó para elaborar mantas y abrigos y que usualmente se rompía tan pronto como se mojaba. De la misma manera, las órdenes de botas militares eran a menudo cubiertas por contratistas inescrupulosos. Esto es significativo considerando que al final de la guerra el gobierno federal tenía medio millón de pares de botas excedentes -botas con las cuales había que hacer algo. En los años que siguieron, las tropas estacionadas en la frontera repetidamente descubrieron que las botas que les proporcionaban se rompían fácilmente, especialmente en los climas y terrenos severos. Esto los llevó a recurrir a los artesanos civiles cercanos para reemplazar el calzado defectuoso. Esto sería el origen de la industria de la bota vaquera que floreció en los años siguientes. Debe decirse que durante y después de la guerra el Ejército se ocupó intensamente en probar nuevos diseños... desde alturas de pierna, a métodos de pegar suelas, hasta probar cueros de diferente tipo y origen. Muchos avances en la elaboración y en los materiales fueron introducidos por los militares. Merece especial mención el cuero que fue establecido para la elaboración de la parte alta de la bota. Después de mucha experimentación, un cuero español curtido al roble que era encerado densamente sobre el lado de la piel, se transformó en el estándar. Y fue de esta piel encerada que la mayoría de las primeras botas vaqueras fueron elaboradas.

Para 1870 la bota vaquera usada por los jinetes de la frontera era esencialmente, una variación del tipo militar. El patrón Coffeyville, como fue llamado, tenía un tacón cubano alto; y la parte delantera de la bota, a pesar de ser básicamente una full wellington, estaba usualmente incorporada. De hecho, este injerto incorporado de la parte delantera es prácticamente la característica distintiva de muchas de las botas militares. Esto no es sorprendente dado que todas las botas, ya fueran hechas para uso militar o como calzado a medida (a solicitud del cliente), eran hechas por artesanos civiles.

Ya en los 1880´s la bota vaquera, como un estilo propio empezaba a emerger. Entonces se empezaron a ver cimas tubulares, estrellas y herraduras incrustadas, costuras dibujadas y tacones altos. Para 1900 la bota de cuatro piezas se había transformado en la forma dominante -probablemente como respuesta a la dificultad de construcción de la full wellington, al surgimiento de un estándar de entallado que era más preciso que antes, y al hecho que, históricamente, la wellington de cuatro piezas se había venido reservando para clientes adinerados. Los estilos, claro, cambian con los tiempos. Muchos son sólo variaciones de color y decoración. Alturas de tacones y cimas han surgido y desaparecido, y sutiles variaciones regionales también han hecho su aparición, de tal manera que hoy, para un ojo experimentado, hay una marcada diferencia en la bota tejana y la bota norteña y tal vez, incluso con la bota Great Basin. Según aquellos familiarizados con las botas del oeste, hoy hay cuatro grandes variaciones de la histórica bota vaquera. Por un lado, está la cuatro piezas (el atavío wellington), la cual, como hemos visto, evolucionó a partir de la full wellington en los 1880´s. Por otro lado, está la full wellington propiamente dicha, que es elaborada sólo por algunos artesanos, tanto en sus configuraciones históricas como contemporáneas.

Después está la PACKER. Como ya se mencionó, el acordonado era común en la frontera americana. Los hombres que se enlistaban no solían estar dispuestos a una carrera militar y usualmente abandonaban el servicio en el oeste. Existen fotografías históricas de vaqueros sentados en la baranda del corral mirando una jineteada a mano limpia. En no pocas de esas fotos los hombres que usaban acordonados superaban en número a los que usaban las botas vaqueras tradicionales. Hyer Boot Company, en su catálogo de 1926, ofrecía al menos tres páginas de estilos acordonados -para los peones rancheros. El cuarto y último estilo, que es generalmente llamado el estilo Tejas o Hollywood, tiene sus orígenes en el campo militar, al igual que la wellington, pero aparece un poco después en el tiempo. En 1887, los militares empiezan a usar un estilo de bota diferente. Al igual que las botas de cabalgar inglesas, este nuevo estilo tiene una costura que sube por la parte trasera de la bota, en vez de subir por el costado como en la wellington tradicional. De hecho, para 1889, las botas de los oficiales parecían casi idénticas al estilo inglés. Este dibujo permanecerá como estándar hasta que el ejército abandone el caballo y las unidades montadas después de la Primera Guerra Mundial. De todas maneras, este dibujo dio origen a una bota vaquera de tres piezas con una pieza en la cima y una costura subiendo por detrás de la pierna, como en la bota militar. Debido a que la pierna de la bota presenta un amplio lienzo para el trabajo decorativo, algunos de los trabajos más bellos y refinados hechos por los artesanos de botas del oeste fueron realizados en este estilo de bota. A través de los 30 y 40 (la era de Hollywoood) la bota Tejas disfrutó de una gran popularidad. Pero es un estilo de bota difícil de hacer, especialmente si es hecha como una bota y no como una variación del zapato. Esto, combinado con una fluctuación cíclica hacia estilos más conservadores, provocó que la bota Tejas fuera relegada a la casi oscuridad.

A pesar de esto, al igual que THE PACKER, la bota Tejas está disfrutando de cierta resurgencia hoy, a pesar de que en su mayor parte los habilidosos artesanos del pasado ya no están. Y esto es un punto importante, porque la historia de la bota del oeste no sólo es una cronología de eventos ni tampoco una mera investigación académica de la evolución del calzado y la vestimenta; ni siquiera es un estudio de aquellos que usaron las botas. En su aspecto más sobresaliente, es una historia de los creadores; de sus habilidosas manos y de su amor a técnicas refinadas.

En última instancia, la historia de la bota del oeste es la historia del oficio de la elaboración de la bota. Hay un interesante relato en ese sentido que June Swan (curadora asistente en el Museo de Northampton) suele contar. Después de la Guerra Civil muchos de los oficios -trabajos que por siglos habían descansado en artesanos habilidosos y altamente entrenados- empezaron a industrializarse. Naturalmente había una gran resistencia a la idea de la fábrica y sus salarios esclavistas. Los zapateros y los fabricantes de botas estuvieron entre los más vociferantes en esta resistencia y su actividad fue, de hecho, una de las últimas en ser reconvertidas. Durante los últimos 1880, muchos premios y concursos fueron establecidos para demostrar que los obreros de las fábricas no podían competir con la habilidad de los artesanos. Algunos de los trabajos más plenos de fantasía y refinamiento jamás hechos fueron creados para estas exhibiciones y competencias. Ms. Swan cuenta acerca de botas de exhibición hechas en Filadelfia con costuras de 64 puntadas por pulgada. Hoy por hoy, el mejor de los trabajos hecho en cuero con una máquina de coser moderna logra aproximadamente 30 puntadas por pulgada. Más puntadas romperían el cuero. Además sabemos que ese trabajo era hecho a mano. James Devlin dice en su libro "The Guide To The Trade", que este trabajo era hecho con una lezna tan delgada que ante un corte accidental de la mano, la herida ni duele ni sangra, y que un cabello humano era usado como aguja. Y a pesar de que aquellos que trabajan en el oficio -zapateros y creadores de botas- son menos cada año, aquellos que trabajan la cerda y la lezna lo hacen bajo el escrutinio de los fantasmas de los maestros pasados. Son capaces de sentirlos en sus hombros. Y cada destello surgido del cuero pulido lleva consigo los reflejos de una noble tradición; de Gengis Khan y Ulan Bator; de reinos perdidos y Bonnie Prince Charlie; de Nathan Bedford Forrest y Phil Sheridan; de Charles Goodmight y Augustus mcCrea; de William S. Hart y Bob Wills, de Lobb; y Leopold; y Luchesse; del caballo... y la tierra... y el cuero... e incuestionablemente, incluso de nuestro propio reflejo.

Bibliografía:

  • Astrana Marín, Luis. Obras Completas de William Shakespeare; Barcelona; Ed. Vergara; 1966 (3 Vols.)
  • Brinckerhoff, Sidney. Boots and Shoes Of he Frontier Soldier; Arizona Historical Society; 1976.
  • Devlin, James. The Guide To The Trade, The Shoemaker; London; 1839.
  • Dictionary of Leather-Working Tools, c. 1700-1950; R.A.. Salaman; Macmillan Publishing Co; New York, NY.
  • McPherson, James. Battle Cry of Freedom; Oxford University Press; 1988.
  • Swann, June. Shoes; B.T. Batsford Ltd, London, England; s/d.

Gracias a Dan Freeman, Jim Bowman, y la Honourable Cordwainers Company por compartir sus conocimientos.

Y un agradecimiento especial a Dave Viers por el préstamo de parte de su colección.

D.W. Frommer ll es el autor de "Western Bootmaking: An American Tradition", un manual completo sobre la elaboración de la bota vaquera tradicional de cuatro piezas. Es también autor de "Western Packers; An American Hybrid", manual acerca de la elaboración de PACKERS del oeste.

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