EL CALZADOR

Si se introduce el pie en el zapato sin calzador, el contrafuerte del talón acaba aplastándose, ensanchándose y resquebrajándose fácilmente. Al elegir el calzador (independientemente de que sea de metal, madera o asta) debe tenerse en cuenta que tenga una superficie completamente lisa y que no se rompa con la presión.

Al introducirlo en el zapato, el calzador forma una especie de guía que cubre y proporciona rigidez al contrafuerte del talón mientras el pie se desliza hacia el interior. Cuando el zapato es nuevo, puede ocurrir que la pala ceda poco y que resulte difícil calzarlo incluso con el calzador. En tal caso, el propietario del zapato debe introducir el pie con pequeños movimientos, trocito a trocito y con mucho precaución.

Incluso los calzadores más sencillos de metal cumplen con su objetivo.

Los calzadores de asta son especialmente flexibles y confortables.

Un diseño particularmente atractivo de metal, muestra una convexidad que sigue la curvatura del talón.

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