LA INDUSTRIA DEL CALZADO URUGUAYA
EN EL PEOR AÑO DE SU HISTORIA

Las empresas del sector reclaman rapidez en instrumentación del decreto de “defensa”. Firmas locales reciben tentadoras ofertas para trasladarse a producir a Brasil.
La Cámara de Industrias del Calzado de Uruguay (CICU) pronostica que ésta va a ser “la peor de todas las temporadas” para su sector debido a los perjuicios ocasionados por la recesión nacional y la crisis argentina, y porque hace años “que vienen peleando sin resultados” contra el contrabando técnico y la subfacturación en productos importados. Sin embargo, considera que todavía hay fabricantes que quieren seguir trabajando en el sector y que no se han “tentado” con un traslado ventajoso a Brasil. Los industriales exigen que el respaldo del gobierno se traduzca en rapidez en la implementación de las medidas de “defensa” decretadas hace poco más de un mes. “Si no se apuran no van a encontrar a nadie a quien defender”, advirtió el secretario de la CICU, Daniel Tournier.
Esta industria empleaba hace diez años a cerca de 10.000 personas, mientras en la actualidad apenas se llega a las 1.000. Los industriales explican gran parte del “desastre” por la “invasión” de calzado importado a precios cada vez más bajos.
En 1994 el precio promedio de cada par que entraba a Uruguay era de US$ 4,95, en 2000 llegó a US$ 3,52 y en 2001 bajó a US$ 3,32.
En lo que va de 2002 el promedio es de US$ 3,12 por par. “Uruguay tiene el precio promedio de ingreso más bajo de América del Sur. El que nos sigue es Chile y es de US$ 6,80”, se quejó Tournier.
Los industriales explican que esto se debe a maniobras de “contrabando técnico”, es decir que los componentes del zapato que ingresa valen más que el calzado entero, por lo que se desprende que está subvencionado en origen o se produce una subfacturación.
La gremial reclamó el año pasado participar en los controles de Aduana a través de una mesa de valoración, pero esto no se concretó. Los mecanismos de los que se dispone, como el trámite de licencia previa y la posibilidad de depósitos en garantía ante irregularidades, no conforman a los fabricantes. “Sabemos de la buena voluntad del nuevo director de Aduanas, Víctor Lissidini, pero el gobierno tiene que darle las armas para que pueda defendernos”, indicó Tournier. El representante empresarial, que se definió como “un fanático de la industria nacional”, insistió en que no se trata de realizar una acusación indiscriminada contra todos los importadores: “Queremos que los importadores que hacen las cosas dentro de la ley estén tranquilos y los que no lo hacen sean sancionados”.

La mayor parte de los zapatos importados es china. “China nos mata con los precios muy bajos porque allá la mano de obra prácticamente no existe como costo”, dijo el dirigente. A pesar de su ingreso a la Organización Mundial del Comercio el año pasado, China es blanco de repetidas acusaciones por trabajo esclavo e infantil. Los fabricantes uruguayos hacen hincapié en que son muchos los países que traban los calzados chinos por haber comprobado dumping. México, que impone un arancel de hasta 323% en zapatos chinos de cuero, o los miembros de la Unión Europea, que hacen cumplir una cuotificación. “Parece que somos los únicos que no defendemos lo nuestro”, afirmó Tournier. El secretario de la CICU subrayó que se trata de una defensa y no de protección.

Los fabricantes están decepcionados porque a más de un mes de decretadas medidas de “defensa” de la producción nacional que regirán hasta diciembre, todavía no están definidos los elementos para su implementación. Advierten que cuanto mayor sea la demora mayor el perjuicio en el sector. “Los productos de la temporada de invierno ya entraron. Si esto no se define antes de setiembre, ya se va a haber producido la invasión de los de la temporada de verano”, explicó Tournier, al destacar el hecho de que para implementar impuestos sí haya mucha rapidez. Tournier relató que el mismo día en que salió el decreto se recibieron en la cámara llamados de ex fabricantes interesados en volver al sector si esto implicaba una mejora de condiciones, pero no se les pudo dar certezas al respecto.

“Estamos como en un barco sin rumbo. Tal vez lo mejor sea que las autoridades digan públicamente que la industria uruguaya del calzado no tiene que existir y nos vamos todos a Brasil”, opinó. Los industriales recibieron ofertas de estados brasileños para traslados de fábricas uruguayas con grandes beneficios porque consideran que sus productos son de gran calidad. “Te dan un galpón gratis durante cinco años, te consiguen crédito bancario y hasta te ayudan con la mudanza”, resumió. Sin embargo, Tournier reconoció que todavía hay gente que quiere trabajar en Uruguay y empujar la industria nacional y no sucumbe aun a la tentación brasileña. Por ello se reunieron hace 10 días con sus colegas del Mercosur para acordar acciones comunes frente a los respectivos gobiernos.

Fuente: Diario "El Observador"

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