CUERO LIMPIO

La preparación de la piel para un curtido sigue basándose en la experiencia de tiempos remotos, tanto en los pequeños talleres que siguen trabajando artesanalmente como en las grandes fábricas. Las fases del trabajo son básicamente las mismas.

La dermis, es decir, la capa que constituirá la piel, está compuesta por una red de tejidos, algunos más finos y otros más gruesos. Si practicamos una sección transversal, pueden distinguirse a simple vista las dos capas: la capa superior es la capa papilar, atravesada por orificios capilares y salidas de las excreciones producidas por las glándulas sebáceas y sudoríparas. Cada piel posee un dibujo granular distinto, que le confiere su atractivo particular. Bajo la capa papilar se encuentra la capa reticular, compuesta principalmente por un gran número de filamentos cruzados, responsables de la resistencia y la solidez de la piel. En la piel bobina encontramos que la relación entre la capa papilar y reticular es de 1 a 3,5; es decir, se trata de una piel muy sólida utilizada mayoritariamente para los zapatos de uso diario.

La dermis contiene un 90% de proteínas, en su mayor parte colágeno. Al preparar la piel, se tienen en cuenta las propiedades de las moléculas de colágeno. Absorben fácilmente el agua y ligan las distintas sustancias del tratamiento.

El primer paso consiste en ablandar las pieles en grandes cubas o piletas de agua. Las impurezas y los conservantes (como por ejemplo la sal) quedan eliminados y la piel recupera su antiguo contenido en líquidos.

En la Antigüedad y durante la Edad Media, las pieles sin tratar se almacenaban en lugares cálidos y húmedos para facilitar la eliminación del pelo. El método actual también cuenta con una larga tradición: las pieles descansan entre 20 y 24 horas en cubas, piletas o tambores con una solución de cal. De este modo se ablandan las dos capas superfluas.

Seguidamente se descarna la piel. Hoy en día, este proceso, antiguamente muy fatigoso, se realiza mecánicamente. Se retira la piel ablandada de la solución de cal y se empieza eliminando los filamentos del subcutis para que aparezca el lado de la carne de la dermis. A continuación, con unas láminas provistas de cuchillas  se retira la epidermis o capa superior, para así descubrir el lado flor de la dermis.

Para lograr la mayor pureza posible en ambas superficies, los procesos de la limpieza mecánicos previos se repiten a mano. Para ello, el curtidor utiliza un cuchillo curvado con dos empuñaduras: el hierro de descarnar. Hace siglos se utiliza en este oficio y se asemeja a la herramienta que da forma a las hormas.

Finalmente, el cuero limpio se examina minuciosamente y se clasifica, puesto que hasta este momento no podía determinarse la calidad real de la piel. Sólo las piezas perfectas seguirán adelante en el proceso

Las capas de la piel que deben eliminarse son ablandadas con una solución de cal en grandes recipientes

Varias láminas con cuchillas afiladas retiran las capas ablandadas

La superficie se limpia con el hierro de descarnar

Una vista de la piel limpia.

Una vez limpia, la piel se somete a estrictas pruebas de calidad.

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