LA DOCUMENTACION DEL PIE

No sería exagerado afirmar que a la documentación que puede identificar a una persona, como por ejemplo las huellas digitales o el historial del dentista, también podría añadírsele el historial elaborado por el zapatero y la huella del pie, puesto que dichos datos son tan característicos e individuales como lo son las curvaturas de las líneas de los dedos.

Al tomar las medidas, la hoja utilizada para anotarse se va llevando cada vez con más información sobre el pie derecho y el pie izquierdo. Cuando se tiene el contorno del pie, se le añaden los volúmenes, las particularidades y los puntos críticos que le diferencian de un pie medio. Además, el zapatero incluye en el resumen información adicional procedente de la conversación que ha tenido con el cliente, de la palpación que ha realizado del pie y de lo que ha observado a partir de la forma que tiene el cliente de caminar, así como de los zapatos que éste ha utilizado. En el caso de que el cliente lleva plantillas para reforzar el puente del pie, el zapatero mide su rigidez, longitud y altura y registra todos estos valores en la medición, puesto que, dependiendo de esos datos, el zapato deberá ser más ancho y el lateral más alto. Es muy conveniente que el zapatero sea informado también de las posibles molestias internas que se puedan tener, como, por ejemplo, trastornos de circulación, dolencias reumáticas o diabetes. En tales casos, son recomendables los modelos más informales con cordones para evitar que surjan daños adicionales, como por ejemplo el pie de diabético o puntos de presión irritables.

Teniendo en cuenta las particularidades mencionadas anteriormente, se elige el modelo, la piel para la parte superior y el color y se registran sobre la hoja de medición. La hoja, la huella del pie, los dibujos y la horma con las marcas serán la base sobre la cual construirá la horma a medida. Dado que el volumen del pie no cambia a lo largo de los años -salvo en circunstancias excepcionales, como el aumento drástico de peso-, la horma puede utilizarse durante varios años sin que sea necesario tomar medidas de nuevo. No obstante, es recomendable revisar el volumen de la horma cada dos o tres años.

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